Poco Llull Para Tanto Carod

  • Uploaded by: Ramiro Villapadierna
  • 0
  • 0
  • June 2020
  • PDF

This document was uploaded by user and they confirmed that they have the permission to share it. If you are author or own the copyright of this book, please report to us by using this DMCA report form. Report DMCA


Overview

Download & View Poco Llull Para Tanto Carod as PDF for free.

More details

  • Words: 1,850
  • Pages: 3
Registro | Hemeroteca | Sevilla | Boletín | Edición Impresa | Ayuda ACTUALIDAD

OPINIÓN

AL MINUTO

GENTE&OCIO

PARTICIPACIÓN

La cultura catalana en Fráncfort

Poco Llull para tanto Carod por Ramiro Villapadierna desde Berlín

Demasiada politización y aldeanismo, en vez de la proverbial apertura al mundo del patrono cultural catalán Ramon Llull -como recuerda hasta la prensa alemana- empiezan a ensombrecer la envidiada oportunidad de la cultura catalana para presentarse al mundo, como invitada especial en la Feria del Libro de Fráncfort

Rami ro Vill apadierna desde Berlín 71 artículos Ver perfil | Contactar Diván Este-Oeste Blog por Ramiro Villapadierna Ir a l b lo g

Com enta el artículo Le e o tro s c o me n ta ri os y a ña d e tu op in i ón

Artículos anteriores <

oc tu b re d e 2 0 0 7 mi

ju

vi

>

lu

ma



do

1

2

3

4

5

6

7

8

9

10

11

12

13

14

15

16

17

18

19

20

21

22

23

24

25

26

27

28

29

30

31

Otras visiones del mundo Ramiro Villapadierna - Berlín

RAMIRO VILLAPADIERNA – BERLIN

Para los alemanes la cultura suele ser por definición crítica y autocrítica, pero será que en su mayoría apenas sólo recalen en España para bañarse. Un programa autocomplaciente y de “autoafirmación acrítica” es lo que encuentran sorprendidos algunos medios alemanes, una vez que se han estudiado el programa invitado este año a la mayor Feria del Libro del mundo, en Fráncfort. “¿Es el momento de revisar el concepto de invitado especial?” se pregunta el semanario Spiegel, cuestionando si se debe poner la principal palestra cultural alemana al servicio, no tanto de “una pequeña región con una política cultural controvertida”, sino de una “gobernada por uno de los nacionalismos más rampantes en Europa”. La industria editorial de Barcelona, de larga y honorable tradición en Fráncfort, logró hace años lanzar con éxito una candidatura catalana a país invitado de honor, pero miserias políticas intraducibles fuera fueron torciendo el proyecto. Una Feria Internacional de este nivel “¿no debería invitar antes a países o regiones que nos abren horizontes en vez de cerrarse en sí mismos, que ponen en marcha nuevos impulsos en vez de ofrecer enmohecidos nacionalismos?” La sorpresa ha ido de mayúscula a desagradable entre los representantes culturales, según han dicho a este diario, al comprobar que son dos políticos los que están al frente de una embajada cultural de este porte. Y esto sin saber muchos de ellos que esos dos políticos son Josep Bargalló y Carod-Rovira. Sobre este último, comisario ferial, Florian Borchmeyer, que ha elogiado en el Frankfurter Allgemeine los libros de Sánchez-Piñol y ha preparado un reportaje televisado sobre la cultura catalana, parece primero atónito y

EDICIONES

Introduzca texto

nen ABC.es n i j k l m j k l m

luego molesto por lo encontrado en una Barcelona a la que acudía maravillado. En el especial que emite este viernes la ZDF, Carod le explica al parecer que los alemanes no habrían entendido bien el problema de los autores en catalán y en castellano: “Es como si Alemania fuera país invitado y Vds tuvieron que invitar también a los escritores turcos…” El responsable del Instituto Ramón Llull ha llegado a decir a los alemanes que aquí el único problema que hay lo habría montado Carmen Balcells, sugiriendo prevaricación por parte de la conocida agente literaria. Un pobre nivel argumental y la descarnada obsesión por el mensaje político a la galería parece haber empezado a tocar las alarmas alemanas. Catedráticos hispanistas o catalanistas como Dieter Ingenschay, de la universidad Humboldt, o Johannes Kabatek, de Tubinga, éste además presidente de la Asociación Mundial de Catalanistas, están demudados y algunos corresponsales catalanes parecen deprimidos, “menos mal que me lo he quitado de encima, traen gente de allí a cubrirlo”. Las palabras de Eduardo Mendoza a este diario, hace dos años cuando se firmó el contrato entre el Instituto Ramon Llull y la Feria, parecen ahora anticipatorias: “Si lo pueden hacer mal, lo harán mal”. ¿Pueden resultar bananeros los dirigentes de una de las ciudades más avanzadas? ¿Ha dejado de ser la Feria “una plataforma viva para devenir un ejercicio turístico para el ombligo político?”, cuestiona el Spiegel. A los alemanes consultados sorprende en primer lugar “el grado de politización de la cultura” en España y, en segundo, el que puedan darse hoy día “listas de excluídos”, en referencia a los principales autores catalanes conocidos en el mundo. Pero personas involucradas en la organización manifiestan en privado la impresión de que la imponente delegación catalana “no viene en realidad a vender nada aquí, sino allí”, a su electorado en Cataluña. “¿Para quién, si no, repite Bargalló una y otra vez que es la primera vez que una lengua sin estado es la invitada, cuando saben perfectamente que no es así?”, se pregunta una de las personas que estuvo cercana a la negociación del contrato, “tan bien lo saben que es el argumento que emplearon para presentar su candidatura…” Por sus éxitos, los catalanes “tendrían todos los motivos para tener una sana autoestima”, ha escrito Andreas Drouve en “Katalonien”, recopilando admiradores internacionales de Bataille a Noteboom, “pero puede dar a veces muestras de estrechez de miras, como en esta feria”, observa el Frankfurter. Paul Ingendaay lo ha descrito como la “voluntaria autoprovincialización de una gran cultura”. Michi Straussfeld, introductora de Zafón y tantos otros en Alemania, se dice “muy harta” y acaba de explicar en “Barcelona, ein Reisebegleiter” su ambivalente relación con el problema: “Esta es una cultura que se expresa naturalmente y a todos los niveles en dos lenguas”, dice señalando a autores suyos como Mendoza o Jaume Cabré, y considera “el mayor de los ridículos que los que escriben en una vengan a la feria y los otros en las semanas siguientes”. Los alemanes se sorprenden de que el contrato firmado con la feria tuviera que imponer unas condiciones de pluralidad, que luego ni siquiera se han cumplido. El presidente de la Asociación de Editores en Lengua Catalana se preguntaba el año pasado que”¿por qué esa manía de excluir?” y la entonces consejera de Cultura Caterina Mieras aseguraba que “nadie excluirá a nadie de la cultura catalana”. Marifé Boix, que lleva mucho tiempo en la feria y se ocupa de gestionar la invitación catalana, ha podido ir observando la involución, de la solvente posición de integración de Alex Susanna cuando se lanzó la iniciativa -y quien preparó el programa para la Feria de Guadalajara- a la politización del Tripartit ya con la imposición del editor Xabier Folch, y finalmente con el político de tomo y lomo creando listas de ungidos y condenados. El director Jürgen Boos es un gestor al que parece que le pueden contar una cosa y la contraria, y ahora le parecería “injusto” que la lengua catalana sea tan desconocida fuera como lo era para él hasta ahora. Así ha cambiado “despolitizar” por “politizar” la cultura y lo presenta como un “obligado compromiso de la cultura con la polémica”. Cuando le han explicado que no habrá debate alguno con una lista decidida por activistas políticos, Boos se ha llevado las manos a la cabeza. Los alemanes que conocen el tema, apuntan con ironía que ante políticas culturales tercermundistas la feria sólo acepta las listas impuestas a cambio de una cuota de foros con disidentes, pero “¿se le puede pedir esto a una de las regiones más desarrolladas de Europa?”, se preguntaba hace días un observador del Haus der Kulturen der Welt. En el entorno de Boos parecen

moverse ahora urgentes iniciativas para subsanarlo, pero como han dicho unos visiblemente “cansados” Mendoza, Vila-Matas; Nuria Amat o De Hériz, “es demasiado tarde”. Cansados de unos políticos-culturales que no representan a la cultura real.

Un observador frecuentemente perplejo de la cultura en España, Paul Ingendaay lamenta tanto “celebraciones sin contenido como el año del Quijote” como critica en la Generalitat “aislamiento, mirarse el ombligo, discriminación”, o que “madrileños provincianos que estarían perdidos en cualquier otra lengua prediquen la virtud del bilingüísmo”. Aún así fue el primero en advertir que con la lista de exclusiones, a Fráncfort iría “un equipo de segunda”. Como alemana Stephanie Bolzen, se pregunta en Die Welt “cómo una feria del libro puede devenir cuestión política” y se desespera con el larmoyar político-cultural de la región. Michael Ebmeyer, que ha descrito estas actuaciones políticoculturales como “carencia obvia de capacidad de distinción entre la propia percepción y la percepción desde fuera”, ha criticado además que “en la opinión pública catalana (y también en la española) hay una tradición de debates poco objetivos”, una acaloramiento radical que no priva en última instancia de acuerdos pragmáticos, “en una secuencia ritualizada de seny y rauxa” y que la prensa alemana no sería capaz de estimar. Pero una de las cosas que no pasaría en un debate alemán es que la mayor parte de las personas aquí citadas hayan preferido no ser nombradas.

Un ombligo de 16 millones de euros R.V. India, con 1.120 millones de habitantes y una industria cultural excepcional, Rusia con 145 millones, Corea con más de 70 millones y una renta per cápita similar a España, rondaron un presupuesto de 5 millones de euros. Con 16 millones, el Instituto Ramon Llull –nombre que la prensa alemana invoca como ejemplo de apertura al mundo- ha gastado el mayor presupuesto de la historia de la Feria. Más de 300 títulos han sido traducidos del catalán a otras lenguas, 50 de ellos al alemán, vienen 130 autores y cerca de 600 artistas, no sólo a Fráncfort si no también a Berlín y otras ciudades. A parte de “bluffs” como el “Tirant” de Bieito o promesas como el gran aterrizaje del Macba en el Kunstverein, el comentarista Florian Balke se maravilla del nivel literario o la creatividad, de títulos como “Us i abús” de Pere Nogueras a exposiciones como “VisualKultur.cat”. “¿Cómo sería si los 388.486 títulos de la feria estuvieran tan bien diseñados como estos de Miró, Dalí o Tàpies? El catalán de Sánchez-Piñol demuestra para Die Welt, con una gran novela como “Pandora im Congo”, que “pese a la pelea por escribir en catalán, la literatura catalana no tiene ni porqué ocurrir en Cataluña”, sino tan lejos que podría estar en cualquier idioma. Fráncfort y su universidad constituyen además uno de los mayores polos de difusión de la lengua catalana, por mérito del catedrático de románicas Til Stegmann, fundador de la Asociación Germano-Catalana y de la Biblioteca Catalana que es la más importante fuera de España. Pero el Spiegel recuerda que, con todo el dinero que se eche, y por más que uno se intitule singular y univesal, o se aprovecha bien la oportunidad -como hizo la edición holandesa o lituana- o a partir del viernes se estará ya hablando de la feria futura y un peso pesado como Turquía. Al respecto de Fráncfort, el escritor en catalán Valentí Puig comentaba a este diario que los entusiasmos políticos “esperando alcanzar por fin el universo mundial, acabarán aún más frustrados, pues las empresas imposibles generan siempre melancolía”.

Related Documents

Ramon Llull
October 2019 23
Skank - Tanto
June 2020 10
Carod E Ibarreche
April 2020 3
Tugas Tanto
April 2020 4

More Documents from "khairul Amin"