Pobres Que Subsidian Ricos

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SALUD POR LA VIDA ARGENTINA

Pobres que subsidian ricos Cinco ejemplos del país “Hood Robin”, donde los precios planchados de los servicios públicos y el combustible favorecen a los que más tienen. Por JUAN PABLO DE SANTIS

on la recuperación económica, los vendedores de equipos de calefacción para piletas de natación en Capital y el Conurbano están exultantes: con el bajo precio del gas, muchos clientes ABC1 decidieron en los últimos años climatizar sus piscinas. Pero esto es sólo uno de los ejemplos donde el boom del consumo muestra su costado más cuestionable: el estilo de vida de los sectores más ricos termina siendo financiado por los más pobres. “Los pobres subsidian a los ricos”, disparó este fin de semana el vicepresidente, Julio Cobos. Más puntual, Gustavo Grobocopatel, principal referente sojero del país,

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aplicó el mismo concepto a las actuales retenciones agrícolas. Este año, el Estado nacional gastará exactamente $ 44.132 millones para mantener “pisados” los precios de la energía, alimentos y transporte (68% más respecto a 2007). El economista Javier González Fraga asegura que “en este festival de subsidios se asignan $ 16.000 millones que benefician al 40% más rico de la población” mientras que la pobreza medida por la inflación indicaría que cerca del 33% de los argentinos es pobre. “En Barrio Norte se pagan $ 0,042 centavos el kilovatio, $ 1,8 el litro de gasoil y $ 0,9 por un viaje en colec-

TARIFAS: Electricidad y gas, servicios en crisis.

Las empresas proveedoras reclaman aumentos.

tivo. Estos servicios son mucho más caros en el resto del país”, agrega. Es decir que “un 1,5% del PBI es destinado a financiar el consumo de los sectores más pudientes en bienes que comparte con los menos favorecidos”, detalla Osvaldo Cado, analista de Prefinex. A continuación, las desigualdades más notorias en los servicios públicos que impactan en el bolsillo de la gente.

Gas UNA PILETA CLIMATIZADA, $ 90 POR MES Los vendedores de equipos de calefacción para piletas de natación de Capital y el conurbano bonaerense agradecen las actuales tarifas de gas. NEWSWEEK pudo saber que mantener el agua de una piscina estándar de 8 x 4 metros a 28 graFOTOS: ARCHIVO - TELAM

dos entre septiembre y abril, en el partido de San Isidro, cuesta tan sólo $ 90 por mes. Si la pileta es de 12 x 6 metros la cifra llega a $ 6,5 por día, o $ 200 por mes. El latiguillo comercial para quienes pueden pagar $ 10.900 por un calefactor para la pileta más grande es el simbólico precio que todavía se paga por el gas residencial en las zonas más costosas. Incluso, algunos vendedores confeccionaron tablas para mostrar a sus clientes cuánto gastarán. Calefaccionando la pileta de 12 x 6 el usuario debería pagar en gas hasta 7 años de temporadas de pileta para llegar al costo del calefactor. En Capital y Gran Buenos Aires, una factura promedio de gas de red residencial puede oscilar entre $ 20 y 50 bimestrales. En septiembre pasado, el ministro de Planificación, Julio De Vido, anunció aumentos de 10% a 20% para un 48% de los clientes residenciales y, como contrapartida, se impuso una garrafa social a un precio de $ 16 que, claro, no se consigue casi en ninguna parte del país. Más de la mitad del norte argentino, la región con más pobreza y desigualdad del país, no tiene gas de red y se ve obligado a comprar garrafas a $ 32. El Dorado, la tercera ciudad más grande Misiones, vive de la producción de madera. Allí tiene su estación de servicio Faruk Jalaf, presidente de la Cámara de Estacioneros del Noreste (CESANE). “Misiones es una provincia pobre y con gas muy caro. Una garrafa de 10 kilos sale $ 35, venderla a $ 17 es imposible porque a nosotros nos las mandan a $ 28”, dice. Además, una garrafa dura apenas 15 días. En Salta y el Jujuy la situación es similar. En otoño y sin demasiado frío la comparación ya sería obscena. Mientras un vecino del barrio porteño de Palermo con un departamento de 3 ambientes podría gastar poco más $ 50 por 2 meses de gas, una familia doradense por la misma cobertura está obligada a destinar no menos de $ 140 en gas envasado. Casi el triple.

Este año, el Estado nacional gastará $ 44.132 millones para mantener los precios de alimentos, energía y transporte público.

Francisco Mezzadri, consultor energético y economista de la OEA, explica que producir gas demanda inversiones muy altas a largo plazo y no duda de que el costo actual está completamente subsidiado. “La generalización del regalo de precio tiene límites fiscales, porque las provincias pierden por regalías, y descapitaliza la producción, impidiendo su crecimiento”, explica. Mezzadri grafica el ejemplo más pragmático en la tarifa al productor. Mientras el Gobierno fija que al productor de gas local se le pague US$ 1,5 en boca de pozo por millón de BTU (unidad calórica), la estatal ENARSA importa gas boliviano a US$ 9 o gas licuado a US$ 18.

Nafta y diésel SURTIDORES DE RECOLETA, MÁS BARATOS QUE EN SALTA Llenar el tanque del auto en el Noroeste Argentino es considerablemente más caro que en Buenos Aires, la ciudad con mayores niveles de ingresos y movimiento automotor. Para viajar en un auto de Salta a Posadas, por ejemplo, habrá que pagar un precio por litro de nafta súper de unos $ 3. Si el auto es gasolero el desembolso será de entre $ 2,45 y $ 2,6 por litro. En los surtidores de los barrios porteños de Almagro y Recoleta estos combustibles se pueden conseguir a $ 2,57 y $ 1,88. Rosario Sica, presidenta de la Federación de Empresarios del Combustible (FECRA), traduce esta diferencia en números: “En los últimos cuatro años cerraron 3.000 estaciones (de un total de 7.000) porque los costos aumentaron 300% con las tarifas congeladas”, lo que hizo perder 40.000 puestos de trabajo. Los precios del combustible los fijan las petroleras, avaladas por la Secretaría de Energía, y el expendedor cobra una comisión de 7%. El Gobierno no quiere que el precio de la nafta impacte en la inflación. Casualmente el área que el INDEC releva para construir el cuestionado índice de precios al consumidor es la que tiene tarifas congeladas, mayor poder adquisitivo en términos nacionales y más autos. “Se puede elegir hacer un acomodamiento tarifario muy gradual pero, cuanto más se quiera hacer cortoplacismo y populismo con la energía, y sin un plan detrás, más cerca se estará de un tarifazo”, analiza Mezzadri. 15 DE OCTUBRE, 2008

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de la mitad de toda la demanda y se apoya en la generación financiada con impuestos que se pagan en todo el territorio”, explican técnicos de FUNDELEC.

CONSUMO TIPO EN CAPITAL: $ 40. EN SANTA FE, $ 110 Una familia chilena, uruguaya o brasileña estaría feliz de consumir electricidad en la Argentina. En esos países la tarifa promedio es de 3 a 5 veces más cara que nuestra media nacional pero, a nivel local, las mayores diferencias vuelven a surgir puertas adentro. ENARSA compra combustible al exterior a precios internacionales (con recursos provenientes de impuestos de todo el país) y se lo entrega a las generadoras para que produzcan energía eléctrica y abastezcan. Una familia tipo que posee 1 heladera con freezer, 2 televisiones, 1 computadora y electrodomésticos varios gasta cerca de 500 Kw/hora por bimestre. Según un relevamiento de la Fundación para el Desarrollo Eléctrico (FUNDELEC), hay diferencias de precio de hasta 3 veces según la provincia. El ente regulador de cada jurisdicción es el que impone el precio de la electricidad, salvo en Capital Federal, La Plata y sus conurbanos. En estas áreas, donde se concentra entre un 44% y un 48% de la demanda nacional, tiene injerencia el Ente Nacional Regulador del Gas (ENRE), que está bajo la órbita del Gobierno nacional. Para el consumo de tipo familiar mencionado estas áreas tienen una tarifa —sin

Cualquier atraso en el pago de subsidios pone en riesgo todo el sistema de transporte. impuestos ni cargos anexos— de menos de $ 40. Santa Cruz, Misiones, Córdoba, Neuquén y Santa Fe están en el pelotón de provincias que para consumos similares pagan más del doble: un promedio de $ 85. Los santafesinos tienen el récord: pagan unos $ 110. El último incremento nacional para tarifas residenciales sólo alcanzó a 25% del área del ENRE. La zona con mayor concentración de la riqueza nacional “no sólo no discrimina su consumo interno entre los más y menos ricos (no cuenta con tarifa social), sino que tiene el valor más acomodado del país, consume cerca

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Colectivos y trenes SUBSIDIOS AUTOMOTORES: $ 250 MILLONES POR MES El transporte público urbano en Capital y el Conurbano tiene tres alternativas: colectivo, subterráneo y tren. El boleto mínimo de colectivo urbano en Buenos Aires cuesta $ 0,9; en el conurbano bonaerense, $ 0,85; mientras que en las capitales del interior el panorama es de ajuste tarifario casi permanente: Salta, $ 1; Posadas, $ 1,2; San Salvador de Jujuy, $ 1,25; Resistencia, $ 1,5. El transporte urbano de colectivos compra el gasoil a $0,62 (el subsidio es de $1,5 por litro) que se financia con retenciones al petróleo y derivados. Las Compensaciones Tarifarias también son un subsidio directo que compensa el atraso de las tarifas en relación a la evolución de los salarios. Parte del dinero que reciben las líneas de colectivo también proviene de aportes del Tesoro nacional. En el primer semestre de 2008, se destinó al transporte automotor $ 1.509 millones, cerca de $ 250 millones por mes. Gabriel Caamaño, economista jefe de Joaquín Ledesma & Asociados y especialista en transporte, explica que “para la inflación que hace el INDEC se toma el boleto del Conurbano y el atraso sirve para manipular la inflación nacional”. En Capital y el Conurbano los subsidios representan el 60% de los ingresos de las líneas de colectivo, por lo que la rentabilidad depende 100% del Estado. “Con esta situación, el cliente, en lugar del pasajero, es el Estado. Cualquier atraso en el pago de subsidios pone en riesgo todo el sistema”, explica Caamaño, y agrega que el principal problema es la repercusión en la calidad del servicio, ya que no se puede recambiar las unidades. Se pierde interés en el control del pago del boleto (porque no sirve para mantener el coche) y el servicio es depredado. El caso de los trenes es aún mucho más grave: la calidad del servicio, fuertemente cuestionada, depende casi exclusivamente de la asistencia estatal. En los seis primeros meses de 2008 los subsidios al sector fueron de $ 31,5 millones por mes. El dato no menor es que casi el

100% del servicio de trenes urbanos y subterráneos está focalizado entre Capital y La Plata. El servicio ferroviario urbano está al borde del colapso, pero ya se gastaron millones de dólares en estudios de prefactibilidad para el proyecto del tren bala Buenos Aires–Rosario–Córdoba y en el presupuesto para 2009 figuran otros tantos. Así y todo, aún no se sabe si la obra se va a concretar. Resulta paradójico que sólo un 25% de los US$ 3.900 millones con los que se endeudaría Argentina para construir el tren bala alcanzaría para reactivar por completo la línea carguera Belgrano Cargas (que atraviesa 14 provincias con más de 6.000 km de vías). Así se podría abaratar hasta 3 veces los costos de flete de las economías regionales del norte del país. Más aún, sólo US$ 350 millones bastarían para descongestionar el tráfico de Córdoba y convertirla en la segunda ciudad del país con subterráneo.

Impuestos DE CADA $ 10 TRIBUTADOS, $ 3 VUELVEN A LAS PROVINCIAS Cada $ 10 que un argentino paga en impuestos nacionales sólo $ 3,05 vuelven a las provincias, y esa cifra debe dividirse en todo el país. Así lo muestra un estudio de Rogelio Frigerio, titular de la consultora Economía & Regiones, si se excluyen los datos correspondientes a la seguridad social. Si se respeta la cláusula del pacto fiscal entre las provincias y la Nación (ley 23.548), el Interior no puede percibir menos de un 34% del total de la recaudación nacional. “Según la estimación que ya está en el Presupuesto 2009, el año que viene las provincias recibirán $ 10.397 millones menos que los que les corresponden”, destaca Frigerio. El informe explica que en los últimos años la distribución se concentró cada vez más en la Nación: a principios de 1991, el interior recibía un 46% de la recaudación; en 2007, 33% y en 2008 terminará percibiendo 31%. Cuando se eliminan las sumas fijas y se vuelve al pacto fiscal, “entre marzo de 2002 y agosto de 2008, las provincias se resignaron a perder $ 172 millones por mes”, calcula el especialista. Así, los gobernadores cada vez son más dependientes de la caja del Gobierno nacional para cubrir sus ne■ cesidades de financiamiento.

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