PLANES DE MANEJO Y ORDENAMIENTO TERRITORIAL DE LAS COMUNIDADES LOCALES DE LA CUENCA DEL RÍO NANAY Resultado 1.4 Proyecto Nanay
Evaluación del progreso alcanzado por las comunidades del Nanay en el manejo de los recursos naturales y el ordenamiento territorial comunal Introducción Los recursos naturales silvestre (renovables) constituyen el mayor capital de las comunidades locales de la cuenca del Nanay, y la fuente de recursos de subsistencia más importante. Dado que los suelos son muy pobres y en general inapropiados para la agricultura y la ganadería, la extracción de recursos de flora y fauna y su comercialización se constituye en la actividad económica más importante, con diferencia, en la mayor parte de las comunidades de los cursos medio y alto del Nanay, incluida la Zona Reservada Allpahuayo – Mishana. De acuerdo a los estudios del Proyecto y otros investigadores (especialmente la tesista finlandesa Aili Pihala), los ingresos provenientes de la comercialización de productos silvestres (extraídos del bosque o del río y sus cochas) representan alrededor del 70 % del total en la cuenca media del Nanay, y se acercan al 90 % o más en la cuenca alta, donde los productos agrícolas son muy 1
raramente comercializados. El Proyecto Nanay identificó desde un inicio como estratégico el diseño y ejecución de planes de manejo de estos recursos en cada comunidad y al nivel de toda la cuenca, junto con la promoción de alternativas productivas en aquellas comunidades en las que los recursos están demasiado sobre explotados o son muy escasos como para permitir un aprovechamiento sostenible. Por otro lado, la accesibilidad de la cuenca del Nanay y su cercanía a la ciudad de Iquitos ha favorecido desde hace muchos años el ingreso masivo de extractores foráneos de recursos naturales, desde madereros, extractores de la palmera “irapay” o irapayeros, pescadores comerciales y mitayeros (cazadores), hasta extractores de oro en los últimos años. Esta masiva invasión de foráneos, muchos de los cuales son habilitadores e intermediarios de diverso nivel, ha distorsionado profundamente la economía de la cuenca y los patrones tradicionales de uso de los recursos. Por ello, desde un inicio el Proyecto Nanay identificó como una línea estratégica de trabajo el diseño de estrategias para favorecer la recuperación del control sobre los recursos naturales silvestres y del territorio por parte de las comunidades locales. En esta línea de trabajo se enmarca el trabajo de titulación de territorios comunales y el impulso a la implementación de planes de manejo comunal de los recursos naturales y planes de ordenamiento territorial. Una visión rápida y panorámica del apoyo prestado por el Proyecto Nanay a las comunidades en capacitación y acompañamiento, en control del territorio y en la implementación de alternativas productivas, entre las que se incluye el manejo de los recursos naturales, se puede obtener en el Anexo I (Resultado 1). Este consiste en una matriz que ilustra el avance de todas las actividades del Proyecto en la cuenca del Nanay, tanto al nivel de cuenca como en cada una de las comunidades. Esta matriz es utilizada por el personal extensionista del Proyecto para informar a cada una de las comunidades de las actividades impulsadas en toda la cuenca.
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1. Avances en la elaboración de planes de manejo territorial comunal Una de las actividades iniciales del Proyecto fue un diagnóstico participativo en cada comunidad de los recursos más importantes usados en su ámbito, tanto con fines de subsistencia como de comercialización, y la elaboración participativa de “mapas parlantes”, o mapas del territorio comunal en los que se identifica y eventualmente se georeferencia en el territorio los recursos más importantes y los usos que está dándoles la comunidad (ver Anexo 1.4 - I). La elaboración de estos mapas parlantes ha sido sumamente importante para explicitar el conocimiento tradicional de los pobladores sobre sus recursos y territorio e incrementar la conciencia con la mira de lograr el control local sobre los mismos. Un paso más en la búsqueda de estrategias de control comunal del territorio y los recursos naturales locales ha sido la elaboración de mapas con la visión de futuro de cada comunidad sobre lo que aspiran a que sea su territorio en los próximos 10 años. El ejercicio de la elaboración de estos mapas fue realizado durante los talleres locales de consulta de la Propuesta de Macrozonificación de la cuenca del Nanay, que tuvieron lugar a fines del 2002. Estos mapas, una vez revisados y asumidos por la Asamblea de cada comunidad, que eventualmente les otorgará peso de “ley interna”, en cuanto zonifican el uso del territorio comunal, se convertirán en la práctica en planes locales de ordenamiento territorial. De hecho, cada comunidad ha sido incentivada por los técnicos del Proyecto Nanay para implementar la zonificación de sus bosques con miras al aprovechamiento, bien sea de la madera redonda (en el caso de los varillales), de aserrío, y de irapay. El ordenamiento más habitual establecido por las comunidades es el establecimiento de bosques “en descanso” por un tiempo determinado, para permitir su recuperación, que suelen ser años en el caso de varillales y de bosques mixtos para manejo forestal, o meses, de 6 a 12, en el caso de irapayales. Esto se puede comprobar en las copias de actas comunales relativas a manejo de recursos presentadas en los anexos.
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2.- Avances en los planes de manejo de recursos en las comunidades del Nanay Desde el inicio del Proyecto se puso énfasis en el trabajo con las comunidades con la mira puesta en diseñar y poner en ejecución planes de manejo “adaptativo”1 de los diferentes recursos naturales. En el Anexo 1.4. – II se presenta una síntesis de las propuestas de manejo adaptativo implementadas por las comunidades de la cuenca del Nanay con apoyo del Proyecto Nanay. En muchos casos el Proyecto Nanay ha recopilado, validado preliminarmente y difundido técnicas y prácticas de manejo tradicionales de algunos recursos, que algunos comuneros practicaban de forma tradicional desde tiempos pasados. Se supone que estas técnicas de manejo son relicto de las que un día fueron practicadas por los pueblos indígenas originarios. Entre las más destacadas podemos señalar las de irapay, de madera redonda de varillales, de chambira, de tamishi y huambé, y las de cortezas medicinales. Cabe destacar que sobre la cosecha de estas plantas se ha investigado muy poco, y por supuesto no hay nada publicado, ni el INRENA dispone de términos de referencia para los planes de manejo. No existe hasta la fecha, que se sepa, ningún plan de manejo aprobado por el INRENA para estos recursos, excepto para una corteza medicinal, la uña de gato. Es de esperar que las experiencias recogidas en las comunidades del Nanay por el Proyecto sirvan para dictar en el futuro los términos de referencia para los planes de manejo a ser aprobados por la autoridad forestal competente. Sin embargo, el profundo enraizamiento que en la población local tienen el extractivismo irrestricto practicado en los últimos 150 años en la Amazonía peruana y las prácticas tradicionales de habilitación y patronazgo han dificultado significativamente el avance en este sentido. Pese a que en la mayoría de las comunidades existen grupos significativos de pobladores cada vez más involucrados en un proyecto comunitario de uso sostenible de los recursos, 1
Entendemos por “manejo adaptativo” a aquél manejo que, recuperando los conocimientos y prácticas tradicionales de las comunidades rurales, va buscando progresivamente mejorar las técnicas de control y aprovechamiento de los recursos naturales con miras a lograr la sostenibilidad.
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subsisten grupos, cada vez más minoritarios, ciertamente, y personas individuales, que se oponen a cualquier restricción, sea de leyes nacionales o reglamentos internos de las comunidades, que ponga cortapisas a sus actividades extractivas tradicionales. Estos grupos suelen estar constituidos por las personas más vinculadas con madereros, patrones, congeladores y otros foráneos dedicados tradicionalmente a la intermediación en la cadena de extracción-comercialización de productos naturales del Nanay hacia Iquitos. Cuando se trata de personas individuales, habitualmente los más reacios al manejo son aquéllos que no son permanentes en la comunidad, están de paso, o tienen previsto mudarse a otro lugar. En este sentido, la toma de acuerdos en asambleas comunitarias, y el establecimiento de reglamentos internos asentados en actas comunales, son instrumentos muy útiles, aunque no infalibles, para corregir estas distorsiones. En muchos casos subsisten las actividades incontroladas por parte de algunas personas, aún en contra de la voluntad de toda la comunidad y en violación flagrante de los reglamentos internos aprobados por todos. En estos casos, el cumplimiento de las normas internas descansa sobre los hombros de las autoridades comunales, y muchas veces depende de su carisma y liderazgo personal. Para el fortalecimiento de este liderazgo, de acuerdo a la experiencia del Proyecto, resultan sumamente útiles los talleres de capacitación y de planificación al nivel de cuenca y de subcuenca, donde líderes de diferentes comunidades comparten sus experiencias y problemática, y proponen alternativas de solución. Ellos mismos comentan que vuelven a sus comunidades muy fortalecidos en sus convicciones de trabajar por el desarrollo sostenible de la cuenca. En algunas comunidades concretas se produjeron algunos retrocesos y hasta un rechazo al Proyecto por parte de un sector importante de los moradores. Esto ocurrió particularmente en dos comunidades donde habían estado trabajando las dragas extractoras de oro, San Antonio del Pintuyacu y Pucaurco (alto Nanay), ya que las promesas y dádivas en productos y dinero de esta gente distorsionaron la economía local y debilitaron las estructuras organizativas comunales. Unido a esto estuvo la labor de
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difamación y desinformación que el personal de las dragas realizó contra el Proyecto y sus trabajadores. Como consecuencia de esto, se produjo una profunda división en ambas comunidades, con grupos de pobladores a favor y en contra de las dragas, y de rebote, a favor y en contra del Proyecto. Y a su vez, como consecuencia de la división interna, se produjo un retroceso en la aplicación de las medidas de manejo acordadas en sus respectivas asambleas comunales. Esta situación duró aproximadamente un año y medio (desde casi mediados del 2002 hasta los primeros meses del 2004. Una vez alejadas las dragas del Nanay, las aguas volvieron a su curso (en sentido figurado, y en sentido real, pues cesó la contaminación por mercurio en la cuenca), y ambas comunidades se acercaron de nuevo al Proyecto. En la cuenca del Nanay se ha identificado los 15 recursos naturales más destacados en la economía de las comunidades, ya que son los usados actualmente con fines de subsistencia y para comercializar en los mercados de Iquitos (Cuadro 1 A). Cuadro 1 A Recursos naturales más importantes usados por las comunidades de la cuenca del río Nanay
CATEGORÍA
RECURSOS
Irapay Bombonaje Yarina No maderables
Tamshi – huambé Ungurahui Aguaje Cortezas medicinales Fauna silvestre
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Pesca Madera redonda Maderables
Madera de aserrío Pona
Suelos
Suelos agrícolas y para acuicultura
El Proyecto Nanay ha estado monitoreando el avance de las comunidades de la cuenca y media alta con las que trabaja en el tema de la aplicación de planes de manejo para el aprovechamiento de los recursos forestales maderables y no maderables. Para monitorear este avance en cada comunidad, el proyecto ha elaborado una matriz que ilustra el estado en que se encuentra cada comunidad en el tema de manejo de cada recurso, que se evalúa con una escala de 1 a 8. En la matriz presentada en el Anexo 4.1 - I (Resultado 4) se puede observar una entrada con los recursos presentados en el Cuadro 1 A y otra con las comunidades del Nanay con las que actualmente trabaja el Proyecto. Se considera tentativamente ocho escalas de progreso, o estadíos de avance en el manejo de cada recurso natural en cada comunidad. La columna correspondiente a cada comunidad está dividida en varias partes: la primera es una apreciación de la situación del manejo del recurso natural particular al inicio del proyecto (IP), y la de la derecha hay otras columnas que ilustran el avance en cada comunidad en determinados momentos de evaluación, siendo la última la correspondiente al momento actual. La matriz se va enriqueciendo con evaluaciones trimestrales del progreso en este campo. La escala de valores usados para calificar el progreso en el manejo va de “0” hasta “8”. Los estadíos a los que corresponde cada uno de estos valores se indican a continuación: “0”: Falta total de control por parte de la comunidad del recurso en cuestión. Los
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moradores extraen o aprovechan el recurso a su libre albedrío, no hay reglamentos internos que regulen el uso del recurso y no se aplica ningún tipo de plan de manejo. Ingreso irrestricto de extractores foráneos. “1”: Uso o manejo inadecuado del recurso por parte de los miembros de la comunidad. La mayoría de los pobladores extrae el recurso sin control alguno y con técnicas inadecuadas (no se aplican planes de manejo de ningún tipo ni existen acuerdos en la comunidad sobre uso del recurso). Sin embargo, se restringe el acceso al recurso a extractores foráneos. “2”: Manejo mixto: Un sector de la comunidad emplea técnicas adecuadas de aprovechamiento o extracción, pero otro sector no. También puede que se apliquen técnicas de aprovechamiento del recurso incipientes, con componentes todavía destructivos o negativos. No existen acuerdos comunitarios escritos, pero se restringe el acceso al recurso a extractores foráneos. “3”: Manejo adecuado: La mayoría de la población emplea técnicas de manejo o aprovechamiento del recurso adecuadas, aunque no existen reglamentos formales acordados en asamblea. Sigue la restricción de acceso al recurso a extractores foráneos. “4”: Constancia asentada en actas de la existencia de problemas en torno a la sobre explotación del recurso o al uso de técnicas inadecuadas de aprovechamiento. Es el primer paso para la toma de acuerdos para el manejo del recurso. Se restringe acceso al recurso a foráneos. “5”: Iniciativas de control asentadas en actas: Significa un paso más para el diseño y aplicación de planes de manejo del recurso. La comunidad en asamblea acuerda tomar medidas de control sobre el recurso y define castigos específicos para infractores a dichas medidas. Estos acuerdos son asentados en actas, con lo que adquieren el valor de “ley interna”. Se restringe el acceso a extractores foráneos.
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“6”: Desarrollo de reglamentos internos: Estos reglamentos internos de uso del recurso en cuestión significan en la práctica el compromiso de la comunidad, mediante la aprobación de reglamentos internos asentados en actas, de poner en ejecución un plan de manejo adaptativo. Como tal, este plan de manejo es modificable y mejorable en el tiempo, por supuesto. Se sigue restringiendo el acceso al recurso a terceros. “7”: Establecimiento de alianzas estratégicas con instituciones, autoridades del gobierno u ONG´s para hacer efectiva la aplicación de las leyes de uso de los recursos en su jurisdicción. La presencia de una “a” indica que el recurso existe en dicha comunidad y tiene potencial de uso, pero no es usado de forma intensiva o con fines de comercialización.
1.1. Apoyo a comunidades para formalización de planes de manejo forestal Se ha explicado más arriba que el recurso forestal, tanto de recursos maderables como no maderables, es uno de los más importantes en la cuenca del Nanay, pero el acceso al mismo ha estado siempre marcado por la informalidad y la explotación de las poblaciones locales por parte de patrones, madereros de Iquitos y otros intermediarios y “habilitadores”. Los permisos o concesiones forestales requeridos por la legislación vigente para acceder al recurso forestal son tan complejos y onerosos que prácticamente quedan fuera del alcance de las poblaciones locales, que terminan dedicándose de forma ilegal o informal a la extracción de madera y otros recursos del bosque. Como consecuencia, para poder comercializar sus productos en la ciudad, tienen dos alternativas: o bien sobornar a los funcionarios encargados del control de los productos forestales (lo que no siempre funciona, ya que a veces sus recursos son decomisados), o bien hacer un “arreglo” con algún maderero o comerciante que posee un permiso forestal
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vigente, el cual es utilizado, previo pago, para “lavar” el producto extraído ilegalmente. Por otro lado, los madereros y habilitadores suelen estafar a los campesinos de varias formas en sus tratos sobre madera: les engañan en la cubicación (tienen reglas de cubicar falseadas, y miden de forma que siempre sale menos volumen del real), les roban a la hora de sacar las cuentas con la tabla de cubicar, les roban a la hora de establecer los precios por pie tablar de madera (generalmente, en las zonas rurales, el precio por pie tablar es entre 30 y 60 o más bajo que en la ciudad), les roban con el pago, que no suele ser en efectivo, sino en productos (víveres, pertrechos para la caza o pesca, combustible, ropa, jabón) a un precio normalmente doble o triple que en la ciudad, y finalmente les roban porque muchas veces se van a la ciudad con la madera y con el cuento de “parar a su siguiente viaje”, y nunca vuelven. La consecuencia lógica de este estado de cosas ha sido que los madereros, comerciantes o habilitadores, son los que ponen las reglas de juego, incluyendo el precio al producto y, junto con algunos funcionarios corruptos, se llevan la mayor parte de las ganancias. El campesino trabaja en realidad con unas ganancias irrisorias, por lo que para satisfacer las necesidades básicas que motivan su actividad tiene que extraer un volumen de recursos significativamente mayor. Por otro lado, la legislación nacional establece que los recursos forestales son patrimonio de la nación, por lo que en la práctica estos recursos son enajenados del control comunal y administrados de facto por funcionarios, frecuentemente corruptos o incompetentes, con base en las ciudades y con escaso conocimiento o posibilidades de acceso a las zonas rurales. En este escenario, la sobre explotación de los recursos naturales es sólo cuestión de tiempo, y muchos de los recursos más sensibles de hecho ya se encuentran sobre explotados, no sólo en el Nanay sino en toda la Amazonía peruana. Para romper este estado de cosas, tremendamente desfavorable para las comunidades locales, el Proyecto Nanay se propuso facilitar el acceso legal de las comunidades a los recursos naturales, en el marco de la legislación vigente y de la existencia de territorios
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comunales titulados, tanto como comunidades campesinas como indígenas. Respondiendo precisamente al pedido expreso de varias comunidades en las que la madera (de aserrío y redonda o para construcción) y el irapay son la principal fuente de ingresos económicos, y que deseaban regularizar el aprovechamiento de estos recursos, el Proyecto Nanay ha impulsado un programa especial de apoyo para la formulación de planes de manejo forestal orientados a la obtención de los respectivos permisos de extracción forestal en los territorios de varias comunidades. a) Permisos forestales para madera de aserrío y redonda En el caso del permiso forestal para madera de aserrío, se gestionó inicialmente para tres comunidades: una comunidad con tres anexos en el Chambira (Tres Unidos), y otras dos en el alto Nanay (San Juan de Ungurahual, y Salvador Pava), y actualmente se está apoyando la gestión de sus respectivos permisos para las comunidades de Pucaurco y Albarenga, respondiendo a pedidos expresos en este sentido. Para la elaboración de estos planes se requiere la realización de inventarios forestales detallados en el área a ser explotada. En el 2002 y principios del 2003 fueron realizados estos inventarios con el apoyo de los comuneros, y a lo largo del 2003 fueron elaborados los planes de manejo respectivos, que junto con otra documentación, fueron presentados a la oficina local del INRENA para gestionar sendos permisos de extracción forestal en lotes de 500 ha. Se ha decidido gestionar permisos de extracción en lotes de 500 ha porque la legislación actual aparentemente facilita los trámites para unidades de manejo menores a esta extensión, mientras que para extensiones mayores los trámites son más complejos y deben ser realizados en Lima. Actualmente las tres primeras comunidades están trabajando con sus respectivos permisos, aunque la evaluación preliminar de los resultados nos muestra que tampoco la obtención del permiso significa la extirpación de los fenómenos de habilitación y endeudamiento con los madereros profesionales. Algunos moradores, especialmente en la comunidad de Tres Unidos, siguen trabajando con madereros informales, que les
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“habilitan” con productos y a los que venden su madera a precios muy desventajosos, siguiendo el esquema tradicional de habilitación. Las viejas relaciones de dependencia y patronazgo se imponen todavía en algunas personas, y el tránsito hacia una etapa de autonomía requerirá un buen tiempo y mucho acompañamiento. Por otro lado, en la comunidad de Salvador Pava se produjo un retraso en la obtención del permito forestal por la presentación simultánea de un plan de manejo impulsado por un maderero, el Sr. Ranfort Lozano. La comunidad llegó a un acuerdo con este maderero para que extrajese maderas duras del territorio comunal a cambio de un generador de luz. Posteriormente exigieron y obtuvieron del maderero un motor peque peque adicional. El Proyecto Nanay ha asesorado a esta comunidad constantemente, y la ha apoyado en lo que ésta ha requerido, pero su política es no interferir en sus decisiones internas. En cierto momento los dirigentes de la comunidad se acercaron al Proyecto preocupados por el volumen de extracción que estaba haciendo el maderero en su comunidad con un tractor forestal. Los técnicos del Proyecto realizaron los cálculos del volumen de madera aprobado en su permiso forestal y se concluyó que en dinero equivalía a una cantidad aproximada de 490,000 soles en el mercado de Iquitos (el pago que realizó el maderero a cambio de esta madera se calculó en aproximadamente 8,000 soles). La comunidad de Salvador Pava, entonces, discutió en asamblea el asunto y decidieron cancelar el trato con el maderero y solicitar al INRENA la anulación del permiso forestal que éste había obtenido. A principios de diciembre del 2003, el INRENA anuló el permiso de Salvador Pava porque en una inspección se determinó que el maderero estaba extrayendo madera fuera del área de 500 hectáreas especificada en el permiso. Recién entonces el Proyecto Nanay continuó con las gestiones para la obtención del permiso forestal. En el Anexo 1.4 – III se presentan los planes de manejo forestal elaborados para tres comunidades del río Chambira (Comunidad Campesina Tres Unidos, Anexos Buena Vista, Nuevo Porvenir y Villa Flor), y para las comunidades de San Juan de Ungurahual y
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Salvador Pava. Estos planes fueron presentados en su momento al INRENA con apoyo del Proyecto Nanay, y actualmente han sido ya aprobados, y las comunidades cuentan con su respectivo permiso de aprovechamiento forestal. El Proyecto Nanay apoyó también a otras tres comunidades (Albarenga y Pucaurco, en el alto Nanay, y Atalaya, en el Pintuyacu) en la obtención de su permiso forestal, financiando parte de los costos del permiso. Adicionalmente, el proyecto promovió y participó en la elaboración de una propuesta de simplificación de los términos de referencia para la obtención de permisos de extracción en terrenos privados (que incluyen a los terrenos comunales) de hasta 500 ha. La elaboración de la propuesta fue patrocinada por el Gobierno Regional de Loreto y se trabajó con los formatos de una Directiva del INRENA, institución a la que finalmente se presentó el documento (ver Propuesta en Anexo 1.4. XI). Los aspectos más saltantes de esta propuesta son: (i) se aligeran los requerimientos para la elaboración del plan de manejo; (ii) se conforma un comité de administración de bosques de manera altamente participativa, y se norma su estructura y funcionamiento; (iii) se establecen las condiciones para que los comuneros puedan extraer madera y se regulan las cantidades de madera que pueden extraer; (iv) el comité emite las guías de transporte de la madera; (v) los pagos de derechos forestales se realizan después de vendida la madera por la comunidad y no antes; (vi) se aligeran los requisitos para la presentación de la solicitud. La idea de la propuesta fue crear las condiciones para que las comunidades pudieran extraer legalmente la madera de sus territorios, sin caer en manos de habilitadores, comerciantes y madereros mal intencionados. La propuesta fue aprobada mediante Ordenanza Regional Nº 22-CR/GRL del 27 de diciembre de 2003. Varillales El caso de los varillales, o bosques sobre arena blanca, característicos de la cuenca del Nanay (ver línea de base biofísica), es muy particular, en lo que concierne a
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aprovechamiento de madera redonda o de construcción. La madera redonda es aprovechada desde tiempos inmemoriales para construcciones rurales, y desde aproximadamente un siglo para comercialización en Iquitos, para las construcciones rústicas de las zonas urbano-marginales. La venta de madera redonda, especialmente de las especies consideradas “de primera”, como aceite caspi (Caraipa spp.), que es especialista de varillales, es una de las fuentes de ingresos más importantes para comunidades de la cuenca alta del Nanay, especialmente Pucaurco, Diamante Azul, Albarenga, Nuevo Loreto, Pisco y Santa María, y algunas de la cuenca baja, del interior de la RNAM, como “15 de abril”. Las comunidades del Nanay han utilizado tradicionalmente una técnica de extracción de bajo impacto, que los antropólogos llaman “manejo implícito”, que según todos los indicios ha permitido un aprovechamiento aparentemente sostenido de estos frágiles bosques. La técnica es muy simple, y se basa en la cosecha de los árboles juveniles con fuste recto y el respeto a los adultos o árboles semilleros (Ver Propuesta de manejo de varillales, Anexo 1.4 – VI). Hay varillales, especialmente los cercanos a comunidades del bajo Nanay, que han sido explotados desde hace más de medio siglo, de acuerdo a evidencias, y sin embargo siguen produciendo madera de buena calidad, y en buenas cantidades. Algunos extractores, sin embargo, especialmente madereros profesionales foráneos a las comunidades locales, se han dedicado en algunos lugares a talar también los árboles adultos, sea para leña, para extracción de “shungos” (el duramen de los árboles), o tablas, y para elaboración de carbón. Los varillales así aprovechados son irrecuperables, y se convierten en bosques degradados sin ningún posible uso posterior. Los comuneros del Nanay son muy conscientes de este riesgo, y han sido unánimes en proponer medidas muy estrictas de manejo para los varillales, que incluyen especialmente la prohibición de tala de árboles “madres” o semilleros, y regulaciones para la apertura de trochas, soleaderos para los árboles extraídos, volúmenes de extracción por familias,
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zonificación de varillales y otros. Tanto en la Propuesta de Plan Maestro, consultada con las comunidades de la RNAM, como en la Estrategia general de desarrollo y conservación de la cuenca del Nanay, aparecen acuerdos generales de las comunidades para el manejo de los varillales (ver borrador del Plan Maestro, Estrategia de manejo de recursos naturales (Anexo 1.5 – III), y documento de la Estrategia integral de desarrollo y conservación de la cuenca del Nanay, Anexo 1.6 - I) Los avances en la aplicación y respeto a los planes de manejo de recursos en general, y de la madera redonda de los varillales en particular, pueden ser verificados en la Matriz para monitoreo comunitario de los recursos naturales (Anexo 4.1 – V), y en la Matriz de monitoreo de avance en manejo de recursos (Anexo 4.1 – II) Con esta base, el Proyecto Nanay ha hecho una propuesta formal al INRENA (Dirección de Áreas Naturales Protegidas e Intendencia Forestal) para la aprobación de términos de referencia para el aprovechamiento de los varillales que están dentro de la Reserva Nacional Allpahuayo – Mishana (ver Anexo 1. 4 – VI, Propuesta para manejo de varillales). Además, el proyecto Nanay ha proporcionado una amplia información de base, necesaria para la elaboración de una propuesta de norma que regule el aprovechamiento de los varillales en toda la Amazonía. Esta propuesta debió ser preparada a través del proyecto “Apoyo a la Estrategia Nacional de Desarrollo Forestal” (FAO), pero quedó pendiente por problemas presupuestales. Las propuestas básicas de manejo fueron sistematizadas por Proyecto Nanay en el documento presentado en el Anexo 1.4 – II.
Pona La palmera llamada genéricamente “pona” es un recurso importantísimo para la población rural amazónica. De su tronco, abierto a punta de hacha y batido en forma de
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tablas (en este caso, de la huacrapona, Iriartea deltoidea), se elabora el piso de las casas rurales (llamado precisamente “emponado”), así como las paredes de las divisiones internas de la casa, tarimas, bancas, cercos (en este caso de la casha pona, Socratea exorrhiza ) y otras partes de la casa. Los madereros usan el tronco de las huacraponas, que tienen un engrosamiento en el medio que aumenta su flotabilidad, como boyas para armar balsas con maderas que no flotan. En zonas vírgenes o poco intervenidas ambas especies son muy abundantes, sobre todo en las zonas inundables y restingas bajas con fertilidad moderada de las orillas de algunos ríos. Para aprovechar el tronco, obviamente, es necesario talar la palmera. Debido a que nadie reforesta, hoy ha llegado a ser escasa en zonas muy cercanas a la ciudad, o en las zonas más accesibles y cercanas al cauce de los ríos y quebradas. El impacto de la sobre explotación no sólo es económico, sino ecológico: muchas aves, roedores, primates, ungulados y otros animales se alimentan del fruto de estas palmeras, por lo que su extirpación local debe tener un impacto muy fuerte en la fauna silvestre. El Proyecto Nanay ha impulsado iniciativas en algunas comunidades para sembrar almácigos con semillas de ambas especies de palmera, con miras a repoblar las zonas donde han sido extirpadas localmente. b) Planes de manejo de irapay El irapay es quizás el recurso silvestre individual más importante para la cuenca media y alta del Nanay. Las hojas de esta pequeña palmera (Lepidocaryum tenue), que abunda en los suelos pobres no inundable que predominan en la cuenca del Nanay, son usadas para techado de viviendas y otras construcciones rústicas, tanto en las zonas rurales como en Iquitos mismo. Las hojas son tejidas en largos listones o palos (entre 2.5 y 3 m. de largo) formando lo que se llama localmente “crisnejas”, que son colocadas luego sobre el armazón del techo del edificio a modo de tejas. El volumen de crisnejas de irapay prevenientes del Nanay y vendidas en Iquitos anualmente es enorme (943,338 paños o crisnejas de irapay vendidas en los puertos de Iquitos en el 2001, ver Línea de base socioeconómica) y representa un volumen de ingresos de 457,609 soles para los
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pobladores de la cuenca. La extracción de irapay ha sido realizada siempre de forma informal y sin aplicación explícita de planes de manejo. Buena parte de los extractores, sobre todo en años pasados, provenían de Iquitos y poblaciones aledañas, y cosechaban el irapay de una forma destructiva, esto es, cortando todas las hojas de la planta, y provocando su muerte. Este modo de cosecha es fácilmente corregible, pues la muerte de la planta no es algo de lo que se derive un ingreso adicional grande o un ahorro de tiempo significativo, como ocurre con otros tipos de cosecha. Los pobladores locales han aplicado tradicionalmente un método de cosecha mucho más sostenible, que consiste en respetar cuanto menos un tercio de las hojas de cada planta individual de irapay (ver el Anexo 1.4 – II, Propuestas de manejo implementadas en las comunidades). La cosecha de las hojas maduras del irapay tiene una ventaja adicional, además de permitir la regeneración de la planta: las hojas maduras son más grandes y resistentes, y duran mucho más sin deteriorarse en los techos a la intemperie. Esto tiene mucho sentido cuando un poblador extrae para construir el techo de su casa, pero no tanto cuando se trata de elaborar crisnejas para la venta: éstas son pagadas a precios muy bajos, y su calidad mayor o menor no mejora la situación. Como consecuencia de esta cosecha destructiva, grandes extensiones de irapay cercanas a las comunidades y más accesibles por ríos y quebradas han sido diezmadas y hoy el comunero encuentra cada vez más difícil extraer las preciadas hojas. En las comunidades en que la actividad de elaboración de crisnejas es más intensa (Santa María, Diamante Azul, San Antonio, por ejemplo), los irapayales explotables se encuentran a dos horas y más al centro del monte. El campesino normalmente extrae las hojas del bosque en cargas de un millar de “huesos” u hojas de irapay (ver informes en los documentos de línea de base), que debe cortar y acomodar cuidadosamente en un bulto transportable con cierta comodidad por las estrechas trochas abiertas a machete en el monte. Para sacar una carga de mil huesos en
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una comunidad tipo como San Antonio un comunero necesita emplear dos horas de camino de ida, una hora y media o dos como mínimo (a veces más, si el irapayal ya está explotado) para cortar y acomodar su millar de hojas, y otras dos horas para volver. Como máximo, y trabajando duramente, puede extraer dos cargas en un día. El precio de una crisneja en los mercados mayoristas de Iquitos oscila entre 20 y 30 centavos de sol (20 – 30 soles el ciento), pero a veces llegan a pagar tanto poco como 15 soles el ciento. El rematista o mayorista de Iquitos luego vende estas crisnejas al consumidor a 50 – 60 soles el ciento. El comunero debe pagar por transporte de una comunidad tipo en el alto Nanay (digamos Diamante Azul, o San Antonio) entre 8 y 10 soles por el transporte de un ciento de crisnejas a Iquitos, si es que usa los servicios de uno de los botes de comerciantes que son los únicos medios de transporte público en la cuenca. El precio que los habilitadores y comerciantes pagan a los campesinos por su irapay en las mismas comunidades es aún menor: entre 10 y 15 soles el ciento de crisnejas. El hecho de que toda la extracción actual del irapay es informal (no existe en Loreto ningún plan de manejo ni permiso forestal para irapay aprobado) influye para que los comerciantes se aprovechen de los campesinos y consigan comprarles a precios más bajos, bajo la amenaza eventual de denunciarlos a las autoridades, con lo que corren el riesgo de decomiso de sus productos. La ganancia que el campesino obtiene por este trabajo es realmente irrisoria: en cada crisneja “comercial” o simple entran un promedio de 35 a 40 “huesos” u hojas de irapay, por lo que serían 3,500 a 4,000 las hojas necesarias para un ciento de crisnejas. Ahora bien, si como se dijo más arriba necesita dos días en promedio para extraer esos cuatro millares de hojas, y otros dos días en promedio para culminar el proceso de elaboración (incluyendo la extracción y elaboración de las ripas o listones de pona para las crisnejas), tenemos que el promedio de ganancia en cuatro días de duro trabajo de un campesino es de 10 a 15 soles. El Proyecto Nanay ha tratado desde un principio de impulsar la aplicación de planes de manejo de irapay en todas las comunidades que se dedican a esta actividad, que son la
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mayoría de las del curso medio y alto del Nanay (solamente algunas comunidades de la margen izquierda del curso medio del Nanay, desde Samito hasta Libertad, carecen de irapay). Como se explica en el Anexo 1.4.- II, el proceso implica la toma de acuerdos en las asambleas comunales para, por un lado, regular el acceso al recurso (lo que implica prohibir el ingreso a extractores foráneos a las comunidades, la zonificación de los irapayales para la cosecha –irapayales en descanso y en producción-, y el establecimiento de cuotas, principalmente), y por otra, la prohibición de cosechar todas las hojas de cada planta, o el respeto de un tercio de las hojas a la hora de la cosecha. Como se puede apreciar en el Anexo 1.4. – V, la mayoría de las comunidades ya tienen reglamentos internos asentados en sus respectivas Actas de las asambleas comunitarias que establecen los principios de manejo adaptativo más importantes citados más arriba. El respeto a estos reglamentos no es uniforme: en algunas comunidades funciona bastante bien, en otras todavía existen grupos de comuneros reacios a aplicar planes de manejo. Esto queda reflejado también en las evaluaciones participativas que el Proyecto realiza periódicamente en cada comunidad sobre el avance en la aplicación de los planes de manejo, y se puede revisar en la fila correspondiente de la Matriz del Anexo 4.1 – I (presentada en el Resultado 4, de monitoreo), buscando la columna de “irapay” a cada comunidad. Los avances en la aplicación y respeto a los planes de manejo de recursos en general, y de irapay en particular, pueden ser verificados en la Matriz para monitoreo comunitario de los recursos naturales (Anexo 4.1 – V) y en la Matriz de monitoreo de avance en manejo de recursos (Anexo 4.1 – II) En algunas comunidades, como Mishana y Anguilla, el Proyecto ha impulsado una experiencia piloto de repoblamiento de irapay en áreas donde ha sido extirpado localmente. En algunos casos se ha transplantado palmeras juveniles, y en otros se ha sembrado semillas en el mismo suelo del bosque primario (ver archivo de fotos, Anexo 1.4 – X). Los resultados, sin ser concluyentes, son alentadores, en el sentido que sí se puede recuperar el irapay: un porcentaje alto de plantas transplantadas han prendido (a
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pesar de que fueron transplantadas en una época no favorable, la más seca de la región), y se ha conseguido hacer germinar también un buen número de semillas. Actualmente se está haciendo experimentos de germinación y transplante en coordinación con la ONG ACAAM en algunas áreas de la RNAM, para determinar las técnicas más adecuadas tanto de transplante como de siembra de semillas. Con miras a formalizar el aprovechamiento del irapay, impulsar la aplicación de planes de manejo, y mejorar la capacidad de negociación de los comuneros respecto a los comerciantes en la venta de las crisnejas de irapay, el Proyecto Nanay ha impulsado el proceso de obtención de permisos formales del INRENA para el aprovechamiento de irapay en 10 comunidades de la cuenca (comunidades de “Tres Unidos” del Chambira – anexos Villa Flor, Porvenir y Buenavista-, “Seis Hermanos del Pintuyacu” –Anexos S. J. de Raya, Saboya, Esperanza, Bellavista, Montecalvario-, C. N. San Antonio, C. C. Salvador Pava, C. C. Diamante Azul, C. N. Atalaya, C. N. San Juan de Ungurahual, C. C. “Tres Hermanos de la Reserva Allpahuayo – Mishana” (anexos “15 de Abril, Yuto y Porvenir), con énfasis en aquéllas que tienen más problemas de manejo de irapay. Para diseñar los planes de manejo fue necesaria la realización de inventarios de irapay en parcelas representativas en cada comunidad, y asentar en un acta de la comunidad el acuerdo comunitario para el aprovechamiento del recurso bajo planes de manejo. (Ver los inventarios de irapay en Anexo 1.4 – IV) Al momento de escribir el presente informe (julio del 2004) los expedientes estaban completos y los permisos en trámite en el INRENA (Ver muestra de algunos planes de manejo en Anexo 1.4 – IV). De aprobarse en un próximo futuro, como esperamos, estos serán los primeros permisos de aprovechamiento de irapay aprobados en Perú. De hecho, no existen términos de referencia apropiados para los planes de manejo, y ha tenido que adaptarse para el efecto los de otros recursos, como los elaborados para la uña de gato. c) Aprovechamiento de otros recursos forestales no maderables El Proyecto Nanay ha impulsado el aprovechamiento bajo planes de manejo adaptativo de todos los recursos usados por las comunidades, incluyendo otros recursos forestales
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diferentes a la madera, de acuerdos a una visión holística o integral del bosque que tienen los indígenas y todos los habitantes rurales en general en la Amazonía. Los recursos más importantes económica y socialmente en la cuenca del Nanay son enumerados más arriba, en el Cuadro 1 A. En general, las comunidades comienzan tomando acuerdos de los recursos con mayor nivel de presión y por tanto de amenaza (que sufren el riesgo de sobre explotación), que son principalmente la madera redonda y de aserrío, y el irapay, citados más arriba. Subsiguientemente toman acuerdos para el manejo de otros recursos, de acuerdo a las circunstancias de organización interna y de liderazgo de cada comunidad, y de acuerdo a la situación de extracción de los recursos. Además de los recursos citados anteriormente, uno de los más aprovechados y con más riesgo de sobre explotación es el ungurahui. La forma más habitual de cosecha es muy destructiva e implica la tala de la palmera, con el agravante de que de los tres o cuatro racimos de fruta que suele tener en un determinado momento, apenas uno está maduro al momento de la tala. El Proyecto Nanay ha enseñado a todas las comunidades con las que trabaja (25 comunidades) la técnica para escalar la palmera para cosechar el fruto sin necesidad de talarla, y ha proporcionado subidores artesanales para ungurahui y aguaje (mínimo uno por comunidad, en algunos casos más, dependiendo de la demanda en cada lugar). Esta misma técnica sirve para subir aguaje, otra palmera talada habitualmente para cosechar su fruto, y eventualmente pijuayo sin espinas, una palmera cultivada. Mientras el aguaje (Mauritia flexuosa) es una palmera relativamente escasa en el Nanay (sólo algunas comunidades cuentan con aguajales) el ungurahui (Oenocarpus bataua) abunda en la mayoría de los bosques de altura de las comunidades del Nanay, ya que es una palmera asociada con suelos pobres. Es talado para aprovechar su fruto, que es consumido directamente o transformado en una bebida local (chapo), o para elaborar un aceite de excelente calidad, que es usada como base para algunos de los fitomedicamentos elaborados con apoyo del Proyecto Nanay en Mishana, Anguilla y
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Santa María, o para comercialización en Iquitos, para fines medicinales. Las propuestas básicas de manejo de los recursos forestales no maderables más importantes fueron recopiladas en la Propuesta de Plan Maestro de la RNAM (ver Anexo 1.5 – III), y aparecen en síntesis también en la Estrategia integral de desarrollo y conservación de la cuenca del Nanay (ver Anexo 1.6 – I). En el Anexo 1.4 – II se expone las técnicas de manejo de aguaje y ungurahui, y en el Anexo 4.1 – II se puede revisar el avance de cada comunidad en la implementación de medidas de manejo, de acuerdo a la escala expuesta más arriba. Otros recursos con relativa importancia en algunas comunidades son el tamishi y huambé (Desmoncus sp., Heteropsis sp.), dos lianas que son usadas para construcciones rústicas y para elaboración de artesanías utilitarias y decorativas, como canastos, escobas, muebles rústicos, y otros. Ambas son plantas epífitas, que crecen en las ramas más altas de los árboles, de las que se aprovecha las raíces que bajan hasta el suelo. Si se corta todas las raíces de una determinada planta, esta muere, pero si se respeta al menos un tercio de las raíces, la planta sobrevive y en un año aproximadamente regenera las raíces perdidas, por lo que se puede volver a cosechar. Esta técnica de manejo tan simple es la que está tratando de impulsar el Proyecto entre las comunidades. La chambira (Astrocaryum chambira) es una palmera relativamente común en bosques secundarios de la cuenca del Nanay, cuyas hojas inmaduras o yema terminal (llamada localmente “vela”) son aprovechadas para elaborar una fibra muy resistente de múltiples usos, especialmente en artesanía. Los pobladores locales conocen desde antiguo una técnica de cosecha no destructiva, que consiste en extraer la hoja terminal o vela sin talar la palmera, para lo cual suben hasta la copa con un machete por un largo palo apoyado en la palmera, lo que evita que se hieran con las largas espinas del tronco. Sin embargo, hay personas que talan la palmera para cosechar su fruto (que puede ser cosechado también de forma sostenible arrancándolo con un gancho amarrado a un palo largo) o su yema terminal. La mayoría de las comunidades del Nanay tienen hoy en sus reglamentos la prohibición de la tala de la chambira (ver copias de actas de comunidades con acuerdos
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internos para el manejo de recursos en Anexo 1.4 – V). Buena parte de las artesanías que el Proyecto Nanay está ayudando a mejorar son elaboradas con fibra de chambira (ver Resultado 3), por lo que se ha puesto bastante énfasis en el aprovechamiento sostenible de la misma y el redoblamiento de la palmera chambira. d) Aprovechamiento de la fauna silvestre La fauna silvestre (aquí se entiende por fauna terrestre; la acuática se tratará más abajo) es un recurso con importancia especial para la alimentación familiar, y ocasionalmente también para la economía. Aunque ya no tiene la importancia que tuvo en el pasado, todavía representa una importante fuente de proteínas para muchas familias. La causa del descenso de consumo de carne de animales silvestres o “carne de monte” es precisamente la sobre explotación (ver Línea de base socioeconómica, resultados de evaluaciones de fauna silvestre en el Nanay). Es común escuchar en los talleres y conversaciones con los moradores quejas sobre la creciente escasez de animales, y añoranzas de la abundancia del pasado. Esto ha sido una buena motivación para incentivar a las comunidades para tomar medidas incipientes de manejo, o “manejo adaptativo”. Aunque el manejo de la fauna silvestre en selvas tropicales como la amazónica presenta dificultades extraordinarias, las comunidades han propuesto y diseñado, con apoyo del personal técnico del Proyecto, algunas medidas básicas de manejo, como la prohibición de “tramperas” o trampas para animales con escopetas artesanales, que adicionalmente son muy peligrosas para el ser humano2, el control de la caza con fines comerciales, y la caza con jaurías de perros. Estas medidas básicas ven contempladas en las propuestas de manejo del Plan Maestro de la RNAM (Anexo 1.5 - III), y en la Estrategia integral de desarrollo y conservación de la cuenca del Nanay (Anexo 1.6. – I). Las propuestas de manejo de fauna han sido sistematizadas en el documento presentado en el Anexo 1.4 – II. 2
En el mes de junio, un morador de la comunidad de Ayacucho, curso medio del Nanay (margen derecha) sufrió un percance con una de estas tramperas y sufrió como consecuencia la amputación de una de sus piernas. A fines del 2003, un joven biólogo de la Universidad Nacional de la Amazonía Peruana sufrió un percance similar en la Reserva Allpahuayo – Mishana.
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e) Aprovechamiento de la pesca La pesca es sin duda una de las actividades con mayor importancia socioeconómica, y con mayor potencial a futuro en la cuenca del Nanay. El consumo de pescado en las comunidades del Nanay es muy alto (se ha calculado en un promedio de 2.5 kg. diarios por persona). También la pesca de peces ornamentales es muy importante en algunas comunidades (ver Línea de base socioeconómica). Por sus características de las pesquerías amazónicas, la pesca de autoconsumo y para comercialización en pequeña escala es una actividad potencialmente sostenible. Sin embargo, la cercanía del Nanay a la ciudad de Iquitos, unida a su fácil accesibilidad, y la circunstancia de que por tener sus nacientes en el llano amazónico tiene un régimen de creciente a veces diferente a la de los grandes ríos con origen andino, han hecho del Nanay uno de los ríos más sobre explotados en el aspecto pesquero de la Amazonía peruana. Por otro lado, durante los dos primeros años del Proyecto, la actividad de varias dragas que extraían ilegalmente oro en las cabeceras del Nanay y del Chambira estaban poniendo en peligro no sólo la vida humana, por la contaminación grave con mercurio y otros metales pesados, sino la fuente de alimentación principal de los habitantes del Nanay, la fauna acuática. Efectivamente, el descenso dramático de las pesquerías en estos años, y la presencia de peces con deformaciones y órganos reproductivos alterados, provocó la alarma de la población, que se volcó en una lucha frontal para hacer salir a las dragas de la cuenca. El Proyecto apoyó decididamente a la población en esta lucha, que dio sus frutos a principios del 2003, con la emisión de una Ordenanza Regional que declaró la intangibilidad del Nanay para actividades mineras y aquellas otras que pusiesen en peligro la cobertura forestal de la cuenca (ver copia de Ordenanza Nº 0032003, en Anexo 1.4. X.)
Respondiendo en buena medida a las demandas de las comunidades del Nanay, en el
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sentido de regular el tema pesquero, incluyendo el acceso a la cuenca de pescadores comerciales foráneos, el Proyecto Nanay impulsó un agresivo plan para enfrentar el problema. El primer paso fue incentivar a las comunidades para tomar medidas básicas de manejo, orientadas en primer lugar a la extirpación de técnicas de pesca destructivas (comenzando con el uso de tóxicos y explosivos, y de redes arrastradoras y honderas, que no son selectivas), y al control de pescadores foráneos. Posteriormente las comunidades han ido proponiendo medidas cada vez más sofisticadas, como la regulación del tamaño de las mallas de pesca, la zonificación de las cochas (las que cada comunidad propone para vedas temporales o restricciones de artes de pesca), las cuotas de captura y la prohibición de la tala de árboles frutales en las orillas del río y de las cochas, para proteger las fuentes de alimento de los peces frugívoros. Las propuestas básicas de manejo fueron recopiladas en la Propuesta de Plan Maestro de la RNAM (ver Anexo 1.5 – III), y aparecen en síntesis también en la Estrategia integral de desarrollo y conservación de la cuenca del Nanay (ver Anexo 1.6 – I). El Proyecto las sistematizó en el documento presentado en el Anexo 1.4 – II. El segundo paso fue organizar y capacitar a los pescadores artesanales de la cuenca. Con este fin, se apoyó la constitución de la Asociación de Pescadores Artesanales de alto Nanay, que hoy cuenta con unos 120 miembros. Estos pescadores fueron capacitados por personal de la Dirección de la Producción (DIREPRO), antiguo Ministerio de Pesquería, Capitanía de Puertos y personal del Proyecto Nanay, en tres sucesivos cursos realizados entre 2003 y 2004. Esta asociación está actualmente formalizada e inscrita en registros públicos con el nombre de “Lobo Marino”. El Proyecto también apoyó procesos similares en el medio – bajo Nanay (Reserva Nacional Allpahuayo – Mishana y área de influencia), y en Pintuyacu – Chambira, en sendos cursos de capacitación de pescadores artesanales, y con el apoyo a la organización respectiva (ver la relación de actividades de capacitación, con fechas, lugares y número de pescadores capacitados en Anexo I, Resultado 1). Estas dos organizaciones, sin embargo, están en un nivel de capacitación y organización todavía muy incipiente.
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Las gestiones realizadas por los pescadores artesanales organizados y capacitados con ayuda del Proyecto Nanay dieron sus frutos más significativos en el establecimiento de una veda temporal de pesca comercial para la cuenca del Nanay durante la época de desove, de noviembre a abril. Esta veda fue promulgada por ordenanza regional, y en respuesta expresa a las demandas de los pescadores artesanales, presentadas al Gobierno Regional a través de memoriales enviados por los pescadores durante los cursos de capacitación patrocinados por el Proyecto Nanay, y sustentadas durante una reunión especial del Consejo Regional de Loreto por el Presidente de la Coordinadora del Nanay, don Mario Barreto Vargas, y el Coordinador del Proyecto Nanay. De hecho, los “considerandos” o sustentación técnica de dicha veda temporal fueron elaborados por el Proyecto Nanay (ver documento de Sustentación de una veda temporal de pesca para el Nanay, Anexo 1.4 – VII) Una nueva etapa en el camino hacia el logro del manejo de las pesquerías del Nanay lo constituye la Propuesta de manejo pesquero para la cuenca alta del Nanay, elaborada por el Proyecto con insumos de los mismos pescadores artesanales y con apoyo de profesionales de la Dirección de Ecosistemas Acuáticos del IIAP. Esta propuesta ha sido presentada a la DIREPRO para su consideración y, de ser aprobada, sería el primer plan de manejo pesquero aprobado en la Amazonía peruana, de acuerdo a lo contemplado en el Reglamento de Ordenamiento Pesquero de la Amazonía Peruana (ver Propuesta en Anexo 1.4 – VIII).
LISTA DE ANEXOS (Ver carpeta anexa) ANEXO I
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Informe del estado de avance de las actividades del Proyecto Nanay en las comunidades de la cuenca. ANEXO II Informes mensuales del trabajo de campo de los técnicos del Proyecto ANEXO 1.1 Carátula de la línea de base socioeconómica ANEXO 1.2 Carátula de la línea de base biofísica ANEXO 1.3 Carátula de Propuesta de macrozonificación ecológica económica ANEXO 1.4 - I Mapas parlantes de las comunidades de la cuenca del Nanay ¿Mapas con la visión de futuro? ANEXO 1.4 - II Propuestas de manejo de recursos naturales implementadas en las comunidades de la cuenca del Nanay ANEXO 1.4 - III Planes de manejo forestal integral realizados para tres comunidades (Tres Unidos del río Chambira, San Juan de Ungurahual y Salvador Pava) ANEXO 1.4 - IV Inventarios para planes de manejo de irapay en ocho comunidades, y planes de manejo de irapay de algunas comunidades de la cuenca. ANEXOS 1.4 – V Copias de actas de comunidades donde establecen reglamentos internos para manejo de recursos naturales. ANEXO 1.4 – VI Propuesta para manejo de varillales ANEXO 1.4 – VII Sustentación de veda temporal de pesca en el Nanay
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ANEXO 1.4 – VIII Propuesta de manejo pesquero para la cuenca alta del Nanay ANEXO 1.4 – IX Archivo de fotos del Resultado 1 ANEXO 1.4 – X Ordenanza regional contra las dragas ANEXO 1.4. XI Propuesta de simplificación de términos de referencia para obtención de permisos forestales por comunidades. ................................ ANEXO 1.5 - I Validación de propuesta de Reserva Comunal para el alto Nanay (copia de memorial de Anguilla) ANEXO 1.5 – II Copias de actas de talleres y memorias, y fotos de talleres. ANEXO 1.5 - III Borrador del Plan Maestro ................................... ANEXO 1.6 – I Estrategia integral de desarrollo y conservación para la cuenca del Nanay
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