Tecnologías que hicieron posible la conquista de América La enciclopedia de ciencias y tecnologías en Argentina Aunque no fueron los únicos factores en juego, hubo un conjunto de tecnologías que hicieron posible la conquista de América. Fueron unas pocas tecnologías eurasiáticas (ninguna exclusivamente castellana) las que posibilitaron la conquista: las carabelas y carracas catalanas y las técnicas de navegación de ultramar; los cascos, armaduras y cotas de malla de acero que protegían a los conquistadores de las lanzas, flechas y garrotes indígenas, las espadas de acero con los mataban; los caballos. Navegación de ultramar Partes de una carraca de 4 mástiles de fines del siglo XV. La conquista castellana de América requirió el dominio de tecnologías de construcción de barcos con características apropiadas para hacer viajes oceánicos de larga duración, así como de los saberes indispensables para guiarlos a buen destino sin tierras a la vista. Cada una de estas tecnologías estaba basada en un complejo acrecentamiento de otras desarrolladas al menos desde la época de los mercaderes fenicios más de dos mil años antes de la Conquista. Astrolabio. Construcciones de madera resistentes y estancas. Aunque los europeos del Renacimiento sabían construir grandes edificios de madera, la carpintería naval les presentó nuevos desafíos. El primero fue dar a los barcos la resistencia necesaria para soportar las grandes fuerzas destructivas de las olas, fuerzas redobladas durante las frecuentes tormentas atlánticas. Este desafío es similar al de hacer construcciones de madera antisísmicas en zonas de terremotos frecuentes. Esto se logró con el uso de estructuras inspiradas en las cúpulas de las iglesias. El segundo fue la construcción de cascos suficientemente estancos para impedir el excesivo ingreso de agua a través de las juntas. Se usaron para ellos 2 técnicas diferentes de unión de las tablas de madera de roble: las juntas a tope que unían canto con canto; el tingladillo, donde se solapaban como en una cubierta de techo de tejelas. En ambos casos había que aplicar a las maderas sustancias impermeabilizantes (para evitar su podredumbre) y selladores de grietas y juntas (usualmente brea). Así y todo, ya que el sellado no era perfecto, había que instalar sistemas de achique (desagote) constante con bombas manuales. Propulsión y maniobrabilidad. Las velas eran el único sistema de propulsión de barcos conocido en esa época. Las originales velas cuadras (cuadradas) de los barcos del Mediterráneo sólo permitían la navegación a favor del viento (sotavento). Las velas latinas, de forma triangular y sujetas en su parte inferior a parantes móviles (las vergas), en conjunción con una quilla sobresaliente, permitieron el avance de los buques en oposición parcial al viento de proa (barlovento) mediante trayectos zizagueantes denominados bordadas. Capacidad de carga superior a las 100 toneladas. Los buques debían transportar, entre tripulación y soldados, unas dos centenares de personas con sus bagajes personales, así como armas, caballos y alimentos (incluidos animales como cerdos y vacas) y enseres indispensables para los largos
tiempos de navegación (de dos a tres meses para llegar al Río de la Plata, mediando vientos favorables). Esta capacidad de carga fue una consecuencia de las técnicas de construcción y de la dotación de un número suficiente de velas. Determinación de la posición de la nave. La tarea de determinación de la posición del buque, a cargo del piloto, requería importantes saberes matemáticos y el correcto uso de varios instrumentos de medición. La brújula identificaba la dirección y sentido del movimiento del barco. El astrolabio y el cuadrante permitían usar la posición de los cuerpos celestes para determinar la latitud, siempre y cuando el cielo estuviera despejado y se dispusiera de tablas astronómicas apropiadas (conocimiento bien desarrollado en la época). La corredera daba una medida, aunque imperfecta, de la distancia recorrida por el barco, y permitía estimar aproximadamente la longitud. Conocidas la latitud y la longitud se podían usar cartas geográficas de la zona —cuando existían— para conocer la ubicación del barco. El problema de la determinación precisa de la longitud, el más complejo de todos, recién fue resuelto satisfactoriamente, en la primera mitad del siglo XIX, cuando se construyeron relojes capaces de funcionar con gran precisión (menos de 1 segundo de error por día) en lugares sujetos a golpeteos continuos. Armas y armaduras Los españoles habían desarrollado, por métodos empíricos, la tecnología de fabricación de acero de excelente calidad —en la que se destacaba la ciudad de Toledo— que usaban en la fabricación de espadas y alabardas (las principales armas ofensivas de la época) y de los defensivos cascos, armaduras y cotas de malla, todos de gran resistencia, duración y costo. Era agobiante usarlos, pero la experiencia pronto les enseñó que en las regiones hostiles no debían sacarse los cascos y armaduras ni siquiera para do rmir. Los robustos caballos —que trajeron primero de España y luego comenzaron a reproducir en estas tierras— desempeñaron un papel central en la conquista: les sirvieron de medio de transporte aliviando la carga de las armas y armaduras y fueron un arma equivalente a los actuales tanques de guerra (habían compañías Caballos Coraza con animales acorazados). El caballo inspiró inicialmente terror a los aborígenes, que creyeron enfrentarse a centauros acorazados, terror que luego superaron, incorporando al animal a su cultura. Esta incorporación, sin embargo, no fue lo suficientemente rápida ni complementada con las demás tecnologías necesarias para contrarrestar la superioridad guerrera de los conquistadores.
Hemos comentado anteriormente los principales descubrimientos científicos de Cristóbal Colón, además de los geográficos ya conocidos. Es evidente que su personalidad era ilustrada y excepcional para aquella época. En este texto comentaremos alguno de sus errores científicos, fruto de una mala interpretación se sus observaciones náuticas. Colón tenía profundos conocimientos científicos, en relación con otros navegantes de la época. Por ejemplo, en la Carta del Almirante a los Reyes Católicos correspondiente al cuarto viaje, expresa: Lo que yo sé es que el año de noventa y cuatro navegué en veinticuatro grados al Poniente en término de nueve horas, y no pudo haber yerro porque hubo eclipses: el Sol estaba en Libra y la Luna en Ariete. (Colón, Cristóbal: Los cuatro viajes del almirante y su testamento, (Pág.192) Colección Austral. Edición digital basada en la 10ª ed. de Madrid, Espasa-Calpe, 1991. http://www.cervantesvirtual.com/obra/los-cuatro-viajes-del-almirante-y-su-testamento--0/ ) Conocía, pues, la periodicidad de los eclipses, y posiblemente también, su predicción. Julio Rey Pastor añade: El improvisado almirante puede considerarse, en justicia, como hombre de ciencia, dentro del modesto alcance que entonces podía darse a ese término; pues era un curioso del saber, un observador atento, a veces agudo, que desde el primer día anotó cuanto hecho físico pudo observar y buscó su explicación, no siempre atinada, como aquella su curiosa teoría sobre la diversidad de color de los indios y los negros africanos. Globo terráqueo en forma de pera El historiador Muñoz reitera así lo referido por el propio Colón: Yo siempre leí que el mundo, tierra e agua, era esférico, e las autoridades y experiencias que Tolomeo y todos los otros escribieron de este sitio daban e amostraban para ello, así por eclipses de la Luna y otras demostraciones que hacen de Oriente fasta Occidente, como de la elevación del polo de Septentrión en Austro. Agora vi tanta disconformidad, como ya dije, y por esto me puse a tener esto del mundo, y fallé que no era redondo en la forma que escriben; salvo que es de la forma de una pera que sea toda muy redonda, salvo allí donde tiene el pezón, que allí tiene más alto, o como quien tiene una pelota muy redonda y en un lugar de ella fuese como una teta de mujer allí puesta, y que esta parte de este pezón sea la más alta e más propinca al cielo y sea debajo la línea equinocial y en esta mar océana en fin del Oriente. (Muñoz, Historia del Nuevo Mundo. Pág. 343. Ed. viuda de Ibarra, 1793 - 364 páginas
Cristóbal Colon desde sus inicios le llamaba mucho la atención la navegación incurriendo a ella de diversas formas, desde muy joven en su país natal Génova, comenzó como aprendiz haciendo viajes en embarcaciones mercantes, que atreves del tiempo y por perspicacia logro adquirir grandes conocimientos que lo llevaron a ejercer como capitán. Su participación en empresas bélicas fue importante debido a que tenía conocimientos de cartografía, astronomía, cosmografía y geógrafo, además de recurrir a los conocimientos de Marco Polo y otros autores de su época para llegar a su destino por el oeste a las indias. En sus viajes se llegaron a desencadenar enfrentamientos entre los españoles y los nativos, que posiblemente desencadenaron en Colón una tendencia a una ideología militar porque con el armamento que llevaban hicieron honores pero también se vieron en la necesidad de atacar llevando ventajas por el tipo de armas que utilizaban. A lo largo del presente trabajo de investigación, se abordará, si existía alguna ideología militar en Cristóbal Colón, antes y después del descubrimiento del nuevo mundo y cuáles fueron las causas que influyeron para que Colón en sus viajes utilizara estas posibles tendencias.
El Renacimiento inicia con el descubrimiento de América por Cristóbal Colón y se caracteriza principalmente por un nuevo movimiento que surge, llamado Humanismo. Éste se basa en las humanidades, que también habían sido estudiadas en la Grecia y Roma antiguas, y se retoman los textos y estudios de aquella época. En este periodo se empiezan a ilustrar las personas y sus bienes en lugares cotidianos, no en la iglesia o lugares sagrados como era común en la Edad Media. En las pinturas se empiezan a reconocer ciertas características de la riqueza, como los zapatos altos, los tapetes, el encaje, las lámparas, las decoraciones de color rojo, entre otras. En el Renacimiento, lo central es el hombre, por lo que surgió también el Individualismo, que consistía en autoconocerse, autoevaluarse y buscar el conocimiento por los propios medios. Es entonces, cuando se pintan los primeros autorretratos. Fue una época de grandes innovaciones y existieron nuevas formas de expresión: la pintura al óleo, la xilografía, los gravados en cobre, los libros impresos, entre otros, que ilustraban ahora toda clase de temas, como la naturaleza, los retratos, paisajes y esculturas extensas y ecuestres.