Francisco Gutierrez Sanin- Orangután.docx

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Gabriel Nicolás González Pontificia Universidad Javeriana Procesos políticos colombianos Introducción al libro El Orangután con sacoleva Este escrito tiene como fin reseñar la introducción del libro de Francisco Gutiérrez Sanín El orangután con sacoleva. Este libro se centra en el problema de Colombia al ser un país que ha mantenido las reglas formales de democracia, pero al mismo tiempo ha visto altos niveles de violencia. En la introducción, más allá de presentar la estructura del texto completo, Gutiérrez hace una conceptualización que le permitirá abordar la pregunta central: ¿Por qué hemos sufrido la coexistencia estable entre institucionalidad democrática y represión? (Gutiérrez, 2014, p. 12) La represión en este análisis se entenderá desde la definición Stohl y López (1984), citados por Gutiérrez (2014), ellos entienden como represión “el uso o la amenaza de uso de la fuerza por las autoridades del Estado o quienes las apoyan, contra opositores o potenciales opositores, para impedir, debilitar o prevenir su capacidad de oposición”: (p.13) Luego de esto, citando a Goldstein (1978) se dice que las autoridades incluyen a las fuerzas de seguridad y paramilitares. El caso del paramilitarismo en Colombia está sujeto a muchas discusiones, sin embargo, hay evidencias de que estas fuerzas tuvieron un comportamiento sistemático que significó el apoyo al Estado, por lo que se vuelven en sujetos activos de represión. (Gutiérrez, 2014, p. 13) Gutiérrez se centrará solamente en la represión directamente política, aunque reconoce que es un tema con muchos matices. Esto le permitiría subestimar el caso caso colombiano y demostrar los altos niveles de represión. (Gutiérrez, 2014, p.15) Por otro lado, se caracteriza el régimen político colombiano como democrático por las definiciones de distintos autores que se refieren a los diseños institucionales que permiten la rotación de las élites políticas en el poder. Según este criterio, Colombia calificaría como una democracia. (Gutiérrez, 2014, p.15) Al centrarse en este aspecto, Gutiérrez entra al debate planteado desde la interpretación formalista de la democracia, donde se considera que estas reglas de juego producirían bajos niveles de represión. Una vez hecha la aclaración conceptual en torno a la represión y democracia, Gutiérrez se instala en lo que él considera es la anomalía colombiana. Lo considera así porque, en primer lugar, Colombia es el país de América Latina que ha gozado de mayor estabilidad democrática. Sin embargo, ha tenido largos períodos de violencia que tiende a ser represiva.

En segundo lugar, aun cuando el país ha vivido largos períodos de violencia, también ha experimentado varias variaciones longitudinales y regionales. En tercer lugar, el país ha tenido ciclos de represión exterminadora que ha propiciado la destrucción física de miles de civiles en situaciones que no son de combate. (Gutiérrez, 2014, p. 17) La represión se vuelve exterminadora cuando “repertorio incluye de manera sistemática la destrucción física de seres humanos” y cuando “la frecuencia de los ataques contra la población civil es muy alta”. (Gutiérrez, 2014, p.18) Lo anteriormente descrito sobre el caso colombiano hace que se constituya un desafío a la teoría democrática, de la transición democrática y de la represión. A nivel analítico, esto se puede mirar desde una perspectiva comparada porque con la tercera ola de democratización proliferaron democracias con altos niveles de violencia, casos que están siendo sujetos a estudio. (Gutiérrez, 2014, p. 19) Este tipo de análisis permitiría mirar las experiencias de otros países parecidos al caso colombiano y entrar en un diálogo con la tradición de las ciencias sociales. Para hacer el análisis de la anomalía colombiana, Gutiérrez toma un período largo desde 1910 hasta 2010. Escogió este tiempo porque en 1910 se inicia la política claramente competitiva en Colombia. Termina en 2010 por ser la terminación de la presidencia más popular en nuestra historia. Durante el tiempo escogido, Colombia solo sufrió ocho de dictadura. Pocos países han tenido una trayectoria de ese estilo. Por esta razón, resulta interesante el contraste de la estabilidad de las reglas y una represión que adquirió un matiz exterminador. (Gutiérrez, 2014, p. 21) Gutiérrez propone que la anomalía colombiana se entienda desde tres dimensiones. La primera, por debajo del régimen y del sistema político, la privatización de una parte sustancial de la provisión de la seguridad y del mantenimiento del orden público; por encima del régimen y del sistema político colombiano, inequidad extrema junto con subespecificación de los derechos de propiedad sobre la tierra; y a nivel del régimen y del sistema, un centrismo que da grandes ventajas competitivas a las élites violentas. (Gutiérrez, 2014, pp. 22-23) Una vez aclarado este marco analítico, Gutiérrez aclara conceptos para el caso colombiano. Empieza diciendo que el Estado colombiano es débil, esto se ha dicho desde distintas miradas y las ciencias sociales colombianas se han centrado en la relación entre debilidad del Estado y violencia. Sin embargo, lo que no se ha podido explicar en esta literatura es especificar los mecanismos bajo los cuales la debilidad estatal se traduce en violencia. En este sentido, Gutiérrez propone que la fractura del Estado colombiano se entienda a partir de la

privatización de la provisión de la seguridad y del mantenimiento del orden público. (Gutiérrez, 2014, p. 24) La privatización de la provisión de la seguridad se relaciona con la inestabilidad y pobre especificación de los derechos de la propiedad sobre la tierra, tema tratado ampliamente en la literatura colombiana. En este punto, Gutiérrez sugiere que los derechos de propiedad sobre la tierra son una importante especificidad colombiana. El problema de la tierra se comprende, como lo mencionó alguna vez López Pumarejo, desde dos lados: Su distribución inequitativa y lo mal especificados que están. Gutiérrez analizará cómo esta situación genera dinámicas represivas. (Gutiérrez, 2014, pp. 24-25) En cuanto a nuestro centrismo, Gutiérrez se refiere a “la enorme distancia ideológica y en la relación con las prácticas represivas que el sistema político admite entre miembros de una misma facción.” (Gutiérrez, 2014, p.25) Esto quiere decir que los partidos políticos admiten muchos matices ideológicos o facciones territoriales. En Colombia se puede observar que los partidos políticos fueron capaces de incorporar a actores altamente represivos y criminalizados. (Gutiérrez, 2014, p.25) Esta relación entre el sistema político y los actores violentos le otorga ventajas a estos últimos. En primer lugar, entran al establecimiento con todos los beneficios que trae estar dentro de la legalidad; en segundo lugar, hay puntos de entronque institucionalizados, rutinizados y explicítos con las agencias de seguridad del Estado; en tercer lugar, por su relación con las élites políticas y económicas, los actores violentos tendrán un sesgo a favor a la hora de tramitar sus demandas. (Gutiérrez, 2014, p. 26) En este sentido, lo que busca Gutiérrez Sanín es encontrar las fallas democráticas que han conducido a que Colombia tenga unos niveles de violencia altos, en algunas ocasiones esto se ha convertido en una represión exterminadora. El fin de este texto es que desde este esfuerzo análitico se puedan superar las anomalías del caso colombiano.

La gallera política: el oficialismo y sus mañas

Este texto tiene como propósito reseñar el capítulo La gallerra política: el oficialismo y sus mañas del libro ¿Lo que el viento se llevó? de Francisco Gutiérrez Sanín. Aunque este capítulo toma como ejemplo las cartas enviadas al Directorio Nacional Liberal (DNL), para esta ocasión del contenido de estas cartas, sino de la interpretación que Gutiérrez le ha dado a esos textos. Leer este capítulo plantea ciertos interrogantes sobre el sistema político colombiano sobre la relación de las élites con las bases sociales y el plano de las ideas de los partidos políticos, en este caso en Partido Liberal. En este capítulo Gutiérrez se centra en las relaciones internas y externas del oficialismo liberal. Cómo la democratización anómala afectó al turbayismo en tres formas: La primera, la asimetría entre los escalones superiores y los inferiores de la red política, dando a los últimos mayores herramientas con las cuales presionar; segundo, convirtiéndolo en una máquina electoral más eficiente pero más aislada. Había una intención de despolitizar la política, donde se daba gran importancia a los particularismos; tercero, cambiando la relación con otras fuerzas y creando serios problemas de acción colectiva. (Gutiérrez, 2007, p.171) Una vez hecha esta introducción, Gutiérrez expone cómo el faccionalismo antropofágico le permitió a los escalones más bajos capacidad de amenaza. Para entender esto, se remite al número de facciones que había dentro del Partido Liberal y cómo estas se disputaban el predominio regional. La disputa en las regiones resultaba un panorama complicado para la dirección del partido porque podía tener grandes consecuencias y difícil gestión del liderazgo partidista. (Gutiérrez, 2007, p.173) Sin embargo, así como había susceptibilidades entre los jefes departamentales, los niveles inferiores también prendían las alarmas. Este faccionalismo se salía de control y se empezaban a levantar muchas críticas sobre esto, sobretodo porque se sentía un ambiente egocéntrico que impedía generar acciones colectivas. Las luchas faccionales se daban por dispuestas burocráticas, pero ese mismo botín burocrático segregaba el faccionalismo. Es decir, la cartas que se enviaban al DNL mostraban cierto de pesimismo por la mala repartición de los puestos burocráticos y, al mismo tiempo, algunos alegaban por las tensiones sociales. (Gutiérrez, 2007, pp. 174-175) Como se observó anteriormente, las bases oficialistas no eran del todo pasivas. El oficialismo le le otorgaba importancia a los votos y los líderes empezaban a valer según la cantidad de votos que podían obtener. Las bases empezaron a ver esto como una oportunidad para hacer

sus peticiones y acudían a la amenaza de la abstención si el caso lo ameritaba. (Gutiérrez, 2007, p.178) De esta manera llegaban cartas de líderes locales u organizaciones, en las cuales decían que por el incumplimiento de las peticiones, invitaban a las personas a no votar por candidatos a la presidencia o al congreso. (Gutiérrez, 2007, pp. 178-179) Acá surge una problemática porque la técnica oficialista estaba generando insatisfacción. Esta buscaba hacer una asignación privilegiada de recursos escasos a cambio de votos. Al hablar de recursos escasos, muchas personas se quedaban sin ser atendidas. (Gutiérrez, 2007, p. 180) Esta escasez también se había producido por la alianza antisubversiva que Turbay hizo con los conservadores, por lo que se destinaban repartos burocráticos entre los dos partidos que generaban descontentos en las bases liberales. Las bases alegaban que eran ellos los que ganaban las batallas en las disputos electorales y no se les reconocía este esfuerzo. Además de esto, las disputas faccionales que había de por medio empezaban a mencionar que algunos rivales estaban involucrados en el narcotráfico. La insatisfacción con el partido se unía a la protesta por los privilegios burocráticos que se le estaban dando a los conservadores. Pero a esto se le suma el nivel identitario del partido. (Gutiérrez, 2007, p. 181) Por otro lado, la lucha de facciones en algunas regiones se remite al surgimiento de movimientos cívicos que se convertían como una fuerza amenazante para el futuro. Estos movimientos se utilizaban como mazo para golpear a la facción rival o en el caso de José Pardo Llada en Cali una amenaza alarmante a las fuerzas políticas tradicionales. (Gutiérrez, 2007, p. 184) Las discusiones sobre las facciones, los conservadores y los cívicos resultan interesantes, pero la unidad de análisis simplemente es el individuo. En este aspecto, Gutiérrez menciona que se debe centrar en el individuo por cómo el individuo manipula los hilos de la política local para obtener beneficios inmediatos. Y esta lógica obstaculizaba las perspectivas de acción colectiva del oficialismo, pero, como se mencionó anteriormente, había una segregación por la misma práctica oficialista. (Gutiérrez, 2007, p. 185) Estas peticiones individuales van desde la adjudicación de tierras hasta la petición de justicia. Pero el núcleo grande de estas peticiones se centra en la vida laboral: obtener, cambiar, mejorar o conservar el puesto. Esto hace que el partido se convierta en una instancia de apelación de asuntos laborales. Las peticiones laborales también tenían lugar en las amenazas abstencionistas que se hacían como una forma de poder chantajear a la Dirección. (Gutiérrez, pp. 186)

Una vez hecho el análisis de las peticiones de la asimetría entre los eslabones superiores e inferiores y cómo se despolitizó la política, Gutiérrez destaca tres asuntos. El primero la complejidad del poder en lo regional; segundo, el peso de las tradiciones, tercero, el tono pugnaz de las declaraciones de todos los bandos. (Gutiérrez, 2007, p. 188) Sin embargo, a este análisis erraría al creer que la política oficialista caía en una especie de vacío intelectual e identitario. El turbayismo se había alimentado de densas, ricas y ambiguas tradiciones del partido para construir su propio discurso. La ideología seguí siendo un valor imprescindible así fuera para tratar de construir un particularismo. (Gutiérrez, 2007, pp. 188-189) Esta matriz ideológica se ve reflejada en las críticas que recibió Turbay por el olvido de la matriz popular del partido y la preocupación por la conservatización o militarización del gobierno. Así se pedían derechos a los movimientos campesinos y se criticaba duramente el Estatuto de Seguridad a tal punto de compararlo con el régimen de Miguel Abadía Méndez. (Gutiérrez, 2007, p.189) Además, algunos aludían a figuras históricas del liberalismo como Rafael Uribe Uribe y Jorge Eliécer Gaitán. (Gutiérrez, 2007, p.190) Los anteriores aspectos permiten ver que el Partido Liberal tenía fondo porque contaba con unas referencias históricas, tradiciones discursivas, prácticas recurrentes y una jurisprudencia organizacional. (Gutiérrez, 2007, p.191) Sin embargo, aún con estos componentes, menciona Gutiérrez que los liberales tocaron fondo durante el turbayismo. Las consecuencias organizacionales de la sociotécnica turbayista está asociada a la destrucción de mecanismos que permitían resolver problemas de acción colectiva. Ejemplo de ello son las convenciones, donde en la década del 80 se desprestigiaron de manera generalizada a tal punto de hacer inviable la expresión unitaria del partido. (Gutiérrez, 2007, p.193) En síntesis, esto refleja que la política tradicional siempre ha tenido un componente clientelista, pero ahora se estaba despojando de la trama identitaria e ideológica nacional con la que antes había estado entrelazada. (Gutiérrez, 2007, p.196) Esto trajo consigo que “el aparato se podía conquistar sin otra ideología que la ideología profesional de los políticos” (Gutiérrez, 2007, p. 198); la conquista de los votos no estaba articulada a pactos de desarrollo o proyectos de reforma; los premios a cada red dependían de los votos que se pusieran en elecciones; y el tamaño y naturaleza de los premios crecían cada vez más, lo que explica la entrada del narcotráfico a la política y los casos de corrupción a nivel nacional. (Gutiérrez, 2007, p. 198)

A manera de conclusión, este capítulo de Gutiérrez refleja la búsqueda de intereses en la política, aunque era una práctica que se venía dando casi desde el Frente Nacional, lo que cambia es la pérdida de valores identitarios en los partidos políticos y la preponderancia a fortalecer las máquinas electorales.

Bibliografía:

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Gutiérrez, Francisco (2014): Introducción, El Orangután con Sacoleva. Cien Años de Democracia y Rebelión en Colombia (1910-2010), Penguin Random House Grupo Editorial – IEPRI.

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Gutiérrez, Francisco (2007): “La gallera política: El oficialismo y sus mañas” en ¿Lo que el viento se llevó? Los partidos políticos y la democracia en Colombia (19582002), Editorial Norma.

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