Trabajo práctico Pedagogía
Tema: Pedagogía de las diferencias Profesora: Casanova Déborah Estudiante: Mardones Solange Institución: Instituto Universitario Patagónico de las Artes (IUPA)
Fecha de entrega: 21/11/2018
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2. Skliar analiza a lo largo del material “Poner en juicio la normalidad, no la anormalidad”, las estructuras que forman el elemento discursivo en cuestión, en este caso las “diferencias” dentro de la educación, desde disímiles puntos analíticos. Skliar dice que la expresión “argumento/s de la educación” es problemática y considera tres tipos de argumentos: Argumento de completud en la educación; Argumento de futuro en la educación; y Argumento de una lógica en la educación.
Argumento de completud en la educación: En este punto, Skliar habla de que la escuela sirve para completar al/lo otro y que esta está allí por algo y debe, puede y merece ser completado; habla también de un doble movimiento, el de pensar al otro como incompleto y el movimiento del completamiento. Se percibe al otro como un igual incompleto en el que se evidencian sus ausencias y que estas deben ser completadas.
Argumento de futuro en la educación: cito textual: “…poder pensar en cómo se prefabrica el futuro, cómo se inventa un tiempo que no está ni aquí ni ahora y que, tal vez, nunca reaparezca en la vida del otro en cuanto fabricación hecha desde fuera, en cuanto modelaje improbable e imposible.” 1
Argumento de una lógica de explicación y de comprensión: La explicación es un constante proceso de empequeñecimiento del otro ya que esta es la invención y la construcción constitutiva de la capacidad del otro. Por este motivo, son los alumnos los sometidos a la explicación de los maestros. Esto constituye a un binomio entre el explicador y el incapaz, haciendo hincapié en que el maestro no existe sin un alumno incapaz previamente construido. Skliar trata la “Cuestión del Otro” como un tema que debería ser de gran
preocupación dentro de la educación y no una obsesión como se es visible en las escuelas. Ya que el pedagogo, según el autor, banaliza las diferencias del otro al señalarlos como diferentes.
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Carlos Skliar, Voces en el silencio, página 3.
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El autor habla de una frontera que separa la normalidad de la anormalidad, debiéndose considerar a la primera como la que es problemática y no al revés. ¿Qué es ser normal o anormal?, realmente, ¿Es correcto asignar estas palabras a un sujeto? Me pregunto. Se originó una obsesión por el otro dice Skliar, una obsesión por los diferentes. Diferencias. “Se establece un “proceso de diferencialismo” que consiste en separar, en distinguir de la diferencia algunas marcas “diferentes” y de hacerlo siempre a partir de una connotación peyorativa”. 2 Skliar desarrolla varios ejemplos donde demuestra esta connotación negativa, por ejemplo, que la mujer sea el problema en la diferencia de género, que el joven sea el problema en la diferencia de generación, que el sordo sea el problema en la diferencia de lengua, y agrego, que el deficiente sea el problema en la diferencia de integración. Entonces a partir de esto se debería de anular ese proceso de diferencialismo, ya que es un proceso que separa y disminuye al otro. Un proceso que excluye. Para terminar la idea, las diferencias en educación deben ser entendidas como algo que nos constituye como humanos; que estamos hechos de diferencias y que no dependemos de una aceptación por el otro. Somos los que estamos siendo.
3. Como introducción a este punto, cabe la necesidad de una breve explicación sobre cada pedagogía -crítica y emancipadora-. La primera es una pedagogía en la que los sujetos están en una posición de no libertad, ya que estos están subyugados al universo social. Son “esclavos” de un mundo repleto de contradicciones y asimetrías de poder. “Para las pedagogías críticas, el conocimiento es una producción/construcción social por lo que adquiere relevancia simbólica la interacción con los otros dentro de un contexto cultural que lo enmarca”.3
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Carlos Skliar, Voces en el silencio, página 5. Daniel G. Del Torto, Pedagogía y discapacidad, puentes para una Educación Especial, página 23.
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Por otro lado, la pedagogía emancipadora,- fundada por Paulo Freire – es una educación que practica la libertad y lo hace a través de una relación humana de horizontalidad a través del método dialógico, creando el espacio para la concientización, la reflexión y la creatividad de un sujeto que se transforma y goza la posibilidad de transformar al mundo que lo rodea. Del Torto trata de indagar conexiones posibles entre la educación especial y estos enfoques. En otras palabras, “crear un puente” entre la pedagogía y la discapacidad. Ligar estos terrenos, como dice el autor, es contraer un riesgo de que el sujeto con discapacidad sea sumiso a la educación, sea un “inaceptado” por poseer características particulares, como por ejemplo, no poder caminar, no poder ver u oír, etc. Por estas razones, hay que tratar con mucha cautela la cuestión de la pedagogía y la discapacidad: la educación especial. Cuando se habla de discapacidad, la co-vivencia va de la mano; el poder compartir la vivencia del otro, ser parte del desarrollo de su vida. Esto es posible si se preocupa y ocupa junto al otro, de situaciones de derechos, deberes, deseos, etc. La empatía, juega un papel importante dentro de la co-vivencia. Estar y conocer al otro; Freire hace mención a esto, como la realidad de cada sujeto, como fuente del conocimiento. A partir de ello, resulta fructífero un dinamismo dialéctico, donde la conversación genera enseñanza y aprendizaje entre sujetos. Esto conlleva a la construcción de una educación especial crítica, aunque se la persista como un proceso extraescolar. “Tal vez el diálogo y la concientización requieran, para un sujeto con discapacidad, la presencia de un “otro”. Otro educador, otro familia, otro político, muchos otros…que resguarden y custodien que esa situación de discapacidad no se transforme en opresión, en silencio, en justicia, en exacerbada desigualdad…, que termine enajenando al sujeto por portar en sí mismo, desde una visible diferencia, los crueles y falaces argumentos de la normalidad y por ende, de la exclusión”.4 La educación especial crítica debe desarrollarse como un proceso pedagógico especializado, desplegando una compresión al otro a través del
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Daniel G. Del Torto, Pedagogía y discapacidad, puentes para una Educación Especial, página 78.
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conocimiento y del respeto, acompañando a un alumno con discapacidad en su tiempo de aprendizaje.
4. Skliar plantea una serie de preguntas de las cuales resalto dos a continuación: “¿Constituyen los argumentos de la diferencia, de la preocupación con el otro, del respeto, de la aceptación y la tolerancia hacia los demás, en verdad, un nuevo argumento educativo?, ¿Es la integración educativa un argumento que derrumba otros argumentos, o viene simplemente a sostenerlos aún más?”5. El autor destaca una oposición binaria entre inclusión y exclusión. Skliar dice que los procesos de exclusión e inclusión son muy parecidos entre sí, ya que la inclusión termina siendo el sustituto de la exclusión. Es decir, se crea un espacio inclusivo y allí mismo se ejerce la expulsión del otro, el otro “anormal”. Por eso se habla de una inclusión excluyente. Del Torto también trata esta relación, aunque no lo especifique en término de “inclusión excluyente” como lo hace Skliar. Del Torto menciona a la educación como una pedagogización en la que el sujeto con discapacidad es educado con la “insignia” de que es “especial”, quedando así, excluido sin poder liberarse de esa discapacidad que la sociedad, la cultura, la política, la educación le adosan.
5. Antes de comenzar un análisis a la imagen superior, es necesario decir que el sistema de educación en Argentina promete una equidad, como por ejemplo a través del programa de Conectar Igualdad, que fue fundado en 2010 con el fin de que el otro (todos somos otro), logre su incorporación en los procesos de enseñanza y aprendizaje. Sabemos que el sistema educativo es diverso frente a la misma trayectoria pensada para todos y al mismo tiempo, es igual para todos. Es decir, todos tenemos las mismas oportunidades. Cada uno de nosotros tenemos una experiencia que nos hace únicos y que nos distinguen del otro.
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Carlos Skliar, Voces en el silencio, página 4.
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Ahora bien, en la imagen se observan siete animales distintos. Cada uno de ellos con características propias que los distinguen uno del otro, – como mencione antes al igual que con los humanos - una identidad. Se les pide que, para un examen equitativo todos deben trepar el árbol, pero no se les da herramientas para quienes carecen de habilidad. Entonces, ¿Qué hace el sistema con los que “no pueden trepar el árbol”?. En este caso, el sistema educativo está desarrollando la oposición binaria: la inclusión y la exclusión. Algo así como el sistema educativo diciendo, “vamos a dar el mismo examen para todos, para ser equitativos e incluir a todos” pero allí el sistema no se percata de que todos tienen cualidades que los hacen diferentes y que no todos pueden hacer sin un respaldo o acompañamiento por parte del educador.
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