La Psicoterapia En La Antigüedad Texto-1.doc

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LA PSICOTERAPIA EN LA ANTIGÜEDAD Javier Montaño Ulloa. La relación entre el cuerpo y la mente y la explicación de su funcionamiento han recorrido un complejo y controvertido recorrido desde la prehistoria de la Humanidad En los tiempos más remotos, la veneración a las manifestaciones de la naturaleza y el temor a las fuerzas sobrenaturales, sobre todo aquellas consideradas malignas o demoníacas, han marchado a la par en la racionalización y la práctica para justificar y corregir los desequilibrios emocionales de los individuos. La mayoría de los pueblos primitivos veían en esas fuerzas naturales la expresión de espíritus benéficos y malignos que traían salud o desgracias a las personas, determinando el funcionamiento de su cuerpo y en ocasiones provocando enfermedades. La idea de espíritus perversos que dominan a las personas se perfila desde las ceremonias totémicas para invocar la protección de las fuerzas naturales ante supuestas energías maléficas que invaden las fronteras del mundo natural. Probablemente este culto refleje ritos aún más antiguos dedicados a dioses de supuestos mundos inferiores. Paralelamente, en la historia del hombre siempre ha estado presente la veneración y el temor a esas fuerzas oscuras. Para conjurar dichas energías y alcanzar un estado de equilibrio y de fusión con tales fuerzas naturales, los primitivos seres humanos recurrían a rituales y conjuros de sus hechiceros y más tarde a las incipientes prácticas religiosas de sus primeros sacerdotes. Así, desde la prehistoria, magia y religión se entrelazaron para explicar el desarrollo y corregir las perturbaciones de la personalidad. Desde entonces la “curación del alma” ha transitado por un camino sinuoso a través de los mitos, la magia, la religión, el arte, la literatura, la arquitectura y la ciencia. En diversas épocas, la ética, la filosofía y la medicina también han tratado de definir, explicar y contribuir a transformar los procesos cognitivos y emocionales de las personas. Este ensayo recoge ideas y textos de muy diversas fuentes y es apenas una propuesta introductoria a este apasionante tema, que requiere un magno esfuerzo de especialistas en diversas áreas del conocimiento: antropólogos, arqueólogos, historiadores, filósofos, teólogos, médicos, psicólogos, artistas y científicos de todas las ramas del conocimiento.

Lo ofrecemos a los lectores como una invitación a seguir explorando esta veta. Prehistoria Excavaciones arqueológicas en Europa, Perú, Bolivia y México han logrado rescatar vestigios de algunos cráneos trepanados 8,000 años antes de nuestra era. Tales hallazgos permiten suponer que en el Neolítico se realizaban intervenciones primitivas para restaurar las funciones del cerebro y modificar las perturbaciones de la personalidad. Aunque en las comunidades primitivas se conocía el uso de extractos de plantas con propiedades narcóticas y estimulantes, al parecer, realizaban esta operación sin anestesia, como un remedio para la locura, la epilepsia y el dolor de cabeza. Por un agujero abierto en el cráneo, se pretendía extraer el espíritu ajeno, los demonios, una piedra o un gusano en el cuerpo del paciente, que supuestamente ocasionaban tales trastornos de la salud. Pinturas rupestres y grabados en piedra registran actos colectivos en los cuales se pretendía expulsar a las entidades demoníacas también a través de danzas, exorcismos, talismanes y varias otras medidas mágico-religiosas. Existía la creencia de que el espíritu ajeno invasor se podía alejar con brebajes que provocaban un vómito violento. En algunos casos, por medio de palizas, torturas y dejando hambriento al paciente, suponían hacer inhabitable su cuerpo para los demonios. Antigüedad Para Eduardo Schuré , la antigua teosofía practicada en la India, Egipto y Grecia, unía la ciencia, la religión y el arte y se agrupaba en cuatro categorías: 1) La Teogonía: las matemáticas sagradas o ciencia de los principios absolutos; 2) la Cosmogonía: realización de los principios eternos en el espacio y el tiempo, o involución del espíritu en la materia; 3) la Física: ciencia de los reinos de la naturaleza terrestre y 4) la Psicología, el estudio de la constitución del hombre y la evolución del alma, a través de la cadena de existencias. A cada una de estas categorías, correspondía un arte: la Medicina, la Genetliaca, las Artes Psicúrgicas y la Teurgia, estas dos últimas relacionadas con el alma, la magia y la adivinación; no obstante, todas estaban ligadas y armonizadas. Más tarde, las primeras civilizaciones asumen distintas posiciones hacia quienes padecían disturbios emocionales. Sin embargo, en la mayoría de ellas se creía que una persona podía enfermar y “perder el alma” por miedo súbito, un susto o accidente imprevisto.

Las más de las veces, esos desequilibrios eran considerados como un castigo divino o la consecuencia de infringir las normas morales de la colectividad. Si bien en las primeras civilizaciones el concepto de psique o “alma” tuvo un desarrollo desigual, en todas ellas se realizaban prácticas que, con cierta reserva, podemos identificar como los primeros intentos de psicoterapia. En efecto, en casi todos los primeros grupos civilizados se realizaban actividades individuales o colectivas para modificar el comportamiento de aquellas personas que no correspondían con la “forma de ser” de la mayoría de la población, a quienes se identificaba como “trastornados“ , “poseídos” o “locos”. En varias de esas antiguas civilizaciones se creía que la única forma de sanar la locura consistía en expulsar los demonios del cuerpo de aquellos que evidenciaban trastornos de personalidad, quienes muchas veces eran sometidos a estigmatización, escarnio y encarcelamiento. En otros casos se acudía a un trato más suave, al uso de invocaciones, rituales y prácticas religiosas o filosóficas de los médicos-sacerdotes, con el propósito de auxiliar a la víctima para recuperar el equilibrio perdido en su estado de ánimo. Aparentemente, el poder curativo de los primeros médicos radicaba en su capacidad para manipular la fuerza psíquica del individuo afectado activando, con sus ritos y la influencia de su magia, los recursos psiconeuroinmunológicos del paciente. Chamanismo El chamanismo fue una práctica común en los tiempos prehistóricos, que, al igual que en el Norte de Europa, India y Asia, se utilizó entre casi todas las tribus indias americanas, tanto en el norte como en el sur del Continente. En esas sociedades, los médicos brujos, hombres o mujeres de quienes se creía mantenían contacto directo con fuerzas sobrenaturales, eran considerados – con distintos nombres-- chamanes o curanderos, pues se aseguraba que tenían acceso a un mundo oculto y reservado para solucionar problemas como las enfermedades mentales y de todo tipo, por lo que eran respetados por la mayoría de los integrantes de su comunidad. Al considerar que el chamán era intermediario entre los miembros de la tribu y las fuerzas del mundo sobrenatural, debido a que poseía poderes especiales y que recibía este poder de espíritus venerados o temidos por los miembros de su pueblo, el chamán frecuentemente era el único individuo que desempeñaba una función mágico-religiosa especializada. Los chamanes, al contrario de los brujos y brujas malignas de otras culturas, combatían las fuerzas del mal: además del poder para curar las enfermedades, practicaban exorcismos para expulsar a los demonios que poseía

alguno de los integrantes de su comunidad o aplacaban a los que podrían volverse agresivos; además de que extirpaban el mal, denunciaban a los delincuentes y trataban de destruirlos. En muchas colectividades se consideraba que las enfermedades, especialmente las mentales, eran el resultado de un proceso espiritual. Las enfermedades más delicadas serían las que tomaron el alma de la persona, la que debía ser rescatada por el chaman y restaurarla al cuerpo. En Latinoamérica, en muchas comunidades indígenas de la región continental y en ritos como el vudú de Haití, Cuba o Brasil, los chamanes todavía están presentes, practican ritos mágicos y la brujería, y utilizan plantas y drogas para establecer contacto con el mundo espiritual y curar a los enfermos. China En diversos textos se menciona a Huang Ti, el Emperador Amarillo (26972597 a.C.) como el fundador del Taoísmo, un complejo sistema de cosmogonía, filosofía, yoga, misticismo, meditación, poesía, acupuntura, ciencias ocultas y folcklore, que ha estado presente en la vida del pueblo chino durante milenios. Este camino de conocimientos ancestrales recurre frecuentemente a la ironía y la jocosidad así como a metáforas, relatos pintorescos y alegorías, que hacen difícil la comprensión del Taoísmo para los profanos. La síntesis que se comenta aquí solo refleja, en un mínimo, la sabiduría que se ha trasmitido durante milenios a través del Taoísmo y que muchas veces, de manera inocente, fue distorsionada por la religión popular. La práctica del Tao (Camino) es un sendero que han seguido millones de personas para alcanzar una forma armónica de estar en el mundo. Si bien es un recorrido que se realizaba de manera individual, su aprendizaje siempre ha sido colectivo y la mayoría de las veces a través de la enseñanza oral y directa de un maestro versado en sus mensajes. Los chinos antiguos sincretizaron la religión popular y el Taoísmo y a pesar de que no representaban el propósito ni la base fundamental de esta filosofía, veneraban a un conjunto de divinidades y demonios que a su parecer auxiliaban a los individuos en su vida cotidiana Así, la organización social china era una réplica del orden divino: la jurisdicción celestial suprema estaba en manos de Yu Huang Shang Ti, El Señor en el Cielo o El Emperador de Jade. La mayoría de los chinos, sin embargo, preferían venerar a sus antepasados así como a una diversidad de deidades inferiores, que formaban una compleja corte celestial.

En Asia oriental, la noción de un Dios como Ser Supremo es ocupada por la noción de un Estado Supremo de Ser. El Tao es algo más que una divinidad; es extenso, eterno, incognocible. Es la nada, es el ser, el vacío infinito. Como objetivo existencial es el camino del Cielo, de la Tierra y del Hombre. No tiene límites y está presente en la más minúscula semilla. El Tao es el Uno, una entidad de la cual “derivan su ser todos los objetos sin fin, cuyas ilusorias distinciones son elaboradas por la acción recíproca del Yin y el Yang.” El I Ching, el Libro de las mutaciones, una de las primeras obras escritas de la Humanidad, siglos antes de la fundación del taoísmo, refiere que el yin es el principio negativo, femenino, pasivo; el yang es el principio positivo, masculino, activo. Ambos se complementan de una manera muy compleja que actualmente sólo se puede comprender acudiendo directamente a fuentes escritas originales y a la guía de un maestro. Sin el ánimo de simplificar sus elevados propósitos, podemos sintetizar que la relación dialéctica de estos principios se expresa en la fuente de los “tres tesoros”: el Ching (esencia), el Chí (vitalidad) y el Shen (espíritu), que para el taoísmo son elementos activos en todos los niveles del ser, desde el más simple organismo hasta el macrocosmos; ya que para los taoístas, a partir de estos elementos nacieron las miriadas de objetos que pueblan el Universo. Los dos objetivos centrales del Taoísmo podrían ser: vivir en armonía con la naturaleza, disfrutando de felicidad aquí y ahora y liberar la conciencia, que se expande para contener el universo. El núcleo esencial del Taoísmo es la refinación y trasmutación de los “tres tesoros” para purificar el espíritu, alcanzar mayor vigor e incrementar el tiempo de vida de las personas. Al parecer, la teoría del yin y el yang dio origen, siglos más tarde, a la doctrina del Wu Hsing "la ciencia de los cinco elementos" (madera, fuego, metal, agua y tierra) que son, más que elementos, los principios que para el Taoísmo gobiernan y aseguran la armonía del cosmos. A estos cinco elementos se relacionaban fuerzas naturales que pueden ayudarse, impedirse o estorbarse entre ellas, en una compleja interrelación con el individuo, que incluye puntos cardinales, colores, números, clima, planetas, sonidos, virtudes, horas del día, animales, plantas y signos zodiacales. Existía la creencia entre los taoístas de que el individuo participa indisociablemente en la armonía del universo. Su íntimo conocimiento de la naturaleza y en particular de los astros, les llevó a clasificar el carácter de las personas de acuerdo a la relación que guardaba

el momento exacto de su nacimiento con una de las doce secciones identificadas en un cinturón imaginario de la trayectoria aparente del Sol en la esfera celeste (constelaciones) y cuyas características se identifican con doce animales, cada uno de los cuales corresponde a un diferente grupo de años en los que nace cada persona. Los astrólogos chinos consideraban que los movimientos posteriores de los astros determinaban los cambios en la personalidad de los individuos. Cuando alguna persona experimentaba desequilibrios en su vida o en su salud física o emocional, podía recurrir a uno de los diversos caminos que señala el Tao para recuperar la armonía: desde la meditación, el ejercicio psicofísico en distintas modalidades como el Tai Ch'i Ch’uan, el Kung Fu, el Judo, el Kendo o el “cultivo dual”, hasta el uso de acupuntura, moxibustión, drogas medicinales, conjuros o hechizos. Algunos sacerdotes taoístas utilizaban estados de trance, fórmulas y ritos esotéricos para inducir el equilibrio físico y emocional y recuperar el camino de la salud de los individuos quienes los consultaban. En casos extremos de cuadros aparentemente psicóticos, que ellos consideraban como “posesiones demoníacas”, aplicaban un procedimiento hasta ahora desconocido, por medio del cual lograban restablecer el equilibrio emocional del “poseído”. Así, los exorcismos que presentaban mayor dificultad, como sacar los demonios que “poseían” a los locos, eran realizados en secreto por los sacerdotes taoístas. En efecto, algunas ceremonias importantes eran celebradas por sacerdotes taoístas; cantantes especialistas locales o los fang shih (magos o curadores), y se requería la presencia de todos ellos para practicar exorcismos y curaciones. En su caso, los fang shih trabajaban con mediums, que actuaban como receptáculos de dioses o espíritus de antepasados, cuyas palabras y actos eran interpretados por él. El interesado en entender y superar las situaciones existenciales o las enfermedades también podía acudir con los fang shih, quienes poseían el secreto para conservar el vigor juvenil y vivir largos años. El hsien jen (inmortal) era el maestro que ha consumado el sentido taoista y lo trasmite al adepto. Una de sus primeras enseñanzas es la comprensión de que cuando el individuo vive de manera tranquila, casi sin esfuerzo, en armonía con la naturaleza, la serenidad se apodera de él y encuentra el Wu wei (no acción fuera de las leyes de la naturaleza), uno de los factores que explican el éxito de los taoistas para conservar sus facultades corporales y mentales hasta una edad avanzada.

Lao Tsé (VII-VI a.C.) “el venerable señor” compiló magistralmente la filosofía taoísta en el Tao Te Ching, La Escritura del Tao y su virtud. Sus enseñanzas fueron la fuente en donde habría de nutrir sus conocimientos Chuang Tse (siglo V a.C.) El desarrollo del pensamiento taoísta ha sido identificado erróneamente como la filosofía Lao-Chuang; lo cierto es que ambos “inmortales” fueron dos entre cientos de sabios que dieron unidad teórica a estas prácticas taoístas. En una compleja evolución, el taoísmo se dividió en dos escuelas: la del norte o de La Perfecta Realización, fundada por Wang Chung-Yan y la del sur, que recibió distintos nombres y tuvo como principal maestro a a Lio Hai-Ch’an. Después de casi 5000 años de vigencia, el taoismo gradualmente se dispersó, dejando como principal representante a la Secta del Maestro Celestial, cuya doctrina se acerca más a una religión popular que a las enseñanzas de Huang Ti, Lao Tsé y Chuang Tse. Estas escuelas fueron raíz de diversas sectas, también causa indirecta del confucionismo. Confucio (551-479 a.C.) desarrolló las bases de un sistema filosófico conservador opuesto al taoísmo y una moral colectiva que posibilitó el mantenimiento del orden social, la unidad política del país y un inmovilismo científico y cultural que se prolongarían hasta el siglo XX. Las sentencias y proverbios que compartía a sus discípulos proponían que nada tiene objeto si no se supedita a un principio superior, por lo cual la auténtica sabiduría consistía en adecuarse a ese principio que se conocía por que la tradición lo enseña, desde el lugar que a cada uno corresponde. La ética confuciana proponía alcanzar una virtud suprema: el jen (intuición humana, amor, bondad y humanidad). Para el confucionismo, en las relaciones entre una persona y otra, el jen se manifiesta como chung, (fidelidad a uno mismo y a los demás) y shu (altruismo) traducidos en la regla de oro del confucionismo: "No hagas a los otros lo que no quieras que te hagan a ti mismo". Su énfasis en las virtudes y los valores lo llevan a exaltar la justicia. El respeto, la sabiduría, la prudencia y la rectitud. Otros valores importantes que enaltecía el confucionismo eran la honradez, la decencia, la integridad y la devoción filial, ya que quien poseía todas esas virtudes era considerado un chüntzu (caballero perfecto). El confucionismo contribuye al equilibrio emocional de las personas como una filosofía práctica, como un sistema de pensamiento orientado hacia la vida y destinado al perfeccionamiento de uno mismo. El objetivo, en último término, no es la "salvación", sino la sabiduría y el autoconocimiento. Confucio enfatizaba el camino recto o norma de conducta moral, la cual debemos buscar en nuestro interior. Para él, no es verdadera norma de conducta

la que se descubre fuera del hombre, es decir, la que no deriva directamente de la propia naturaleza humana. De acuerdo con el Confucionismo, cuando el centro y la armonía han alcanzado su máximo grado de perfección, la paz y el orden reinan en el cielo y en la tierra, y todos los seres alcanzan su total desarrollo. El medio más eficaz para combatir nuestros vicios y malas inclinaciones consiste en no combatir los vicios y malas inclinaciones de los demás antes de haber eliminado los propios. Con sus seguidores, recogió y sistematizó los cinco grandes textos de la tradición china, entre ellos, el célebre Yi-King o Libro de las Mutaciones. El Budismo, por su parte, se introdujo a China alrededor del siglo III d.C. como una doctrina denominada Ch'an, que recogió las enseñanzas de Buda y las adaptó a la idiosincracia del pueblo Chino. Este cuerpo doctrinal propone diversos postulados filosóficos y psicológicos para conservar la armonía de la personalidad y se identificaría siglos más tarde en Japón como origen del Budismo Zen, cuyos principios y ritos abrevaron en el Taoísmo y en la religión y el budismo hindúes Sin duda, una de las más significativas influencias del Taoísmo fueron los conocimientos alquímicos, que se también se retomarían durante la Edad Media con tanto fervor por los ocultistas. Entender las aportaciones de estas milenarias tradiciones chinas a la salud mental y a la armonía emocional es motivo para minuciosos estudios y profundas reflexiones. Egipto Existen evidencias de que en el antiguo Egipto también se aplicaba una forma de trepanación, ya que “los discos de hueso procedentes de las trepanaciones se tallaban y se utilizaban como amuletos religiosos”. Aunque en su extenso recorrido histórico desde 3,200 a.C. hasta 323 d.C. la antigua cultura egipcia no consolidó una fe consistente, el pueblo egipcio en sus distintas épocas veneró a una diversidad de deidades principales entre las que destacan Amón-Ra, Isis y Osiris y Atón. El sol fue siempre el centro del complicado culto egipcio. También se acostumbraba deificar a los dirigentes o personajes destacados de la sociedad. Las castas sacerdotales se organizaban en torno a la figura de estas deidades, a quienes veneraron durante varios milenios.

Al parecer, 2850 años antes de Cristo, durante la II Dinastía, en Egipto surgió el médico escribano como una forma primitiva de científico, distinto del druida o del sacerdote. En el Templo de Imohtep (uno de los primeros médicos egipcios que fue adorado después de su muerte como Dios de la Medicina) se aplicaba una forma de psicoterapia denominada incubación, consistente en una práctica colectiva en la cual los consultantes dormían en el piso del Templo cubierto de pétalos de flores, en un rito especial, hasta que obtenían el sueño en el cual su Dios establecía el procedimiento para su curación. El tratamiento incluía la realización de previas excursiones, conciertos, danzas, pinturas y dibujos. Entre los egipcios se creía que la danza y la vibración de las ondas sonoras de la música despertaban las fuerzas dormidas de la naturaleza y activaban los principios vitales de la regeneración. La letanía de la victoria, de El Libro de los Muertos, invocada por un sacerdote iunmutef se utilizaba para pedir la victoria de una persona viva sobre sus enemigos y era considerada como fórmula para estar libre de daño, escapar a todo fuego y no ser alcanzado por ningún mal. Para protegerse de los maleficios, los hombres, las mujeres y los niños egipcios portaban un amuleto o talismán por lo cual fueron considerados como un pueblo de brujos, magos y hechiceros, Sin embargo, en Egipto la hechicería era considerada una operación mágica criminal; para contrarrestarla se acudía a distintos dioses: por ejemplo, en Hermópolis se invocaba a Toth (Dios de la luna, la magia y la justicia) para conjurar los efectos del veneno y de la enfermedad. Se creía que esta deidad preparaba las recetas mágicas y medicinales con las que los hombres curaban sus males. En algunas ciudades egipcias se veneraba a Sekhmet (Deidad de la guerra y de las luchas) como Diosa de la medicina y se le representaba como una leona o una mujer con cabeza de leona. En los misterios osiriacos celebrados al inicio del invierno, se repetían fórmulas para proporcionar a los hombres, en vida, la certeza de felicidad para lo que ellos consideraban la vida después de la muerte. Los egipcios heredaron el interés del pueblo babilónico para acercarse al conocimiento esotérico y oculto del Universo y sus fuerzas misteriosas, así como para percibir situaciones y objetos más allá del alcance de los sentidos. Para explicar los diferentes tipos de personalidad utilizaron las divisiones del zodíaco y aplicaron el Tarot como método de autoconocimiento y desarrollo personal.

Existen indicios, como el Papiro descubierto por Georg Moritz Ebers en 1873, que refiere remedios mágicos y rituales que se utilizaban en Egipto 1550 años a. C. para curar diferentes enfermedades; en el Papiro descubierto por Edward Smith, de la misma antigüedad, se reconoce que el cerebro es el centro de las funciones mentales. Los egipcios fueron los primeros en describir el trastorno emocional denominado como "histeria" por los griegos, el cual atribuían a una malposición del útero. Para corregirlo, como tratamiento, fumigaban la vagina de la afectada, con el propósito de devolver el útero a su posición original. En 392 a.C. Alejandría, el mayor puerto de Egipto, se convirtió también en la mayor ciudad griega del mundo antiguo y un poco después sustituyó a Tebas como capital de Egipto. Era la ciudad de la ciencia y el espíritu. En su época helenística, la ciudad de Alejandría se identificó como sede de la medicina griega. Ahí profundizaron en la vivisección, se interesaban en los venenos y sus antídotos y en el estudio del uso de las drogas. Las recetas de aquella época recomendaba el opio para combatir el insomnio, los cólicos y la hidrofobía. Mesopotamia Marduk era el dios Nacional que inspiraba al Soberano mesopotámico. Esta antigua religión representaba la veneración del pueblo a las fuerzas de la naturaleza: Asmas era Dios del Sol; Nanna, diosa de la Luna; Henill, Dios del Viento; Ea, Dios del Mar; Isthar, Diosa del Amor era la gran madre, la Diosa de la Fertilidad y la reina del firmamento. En Mesopotamia, las afecciones de la personalidad eran atendidas por los sacerdotes de Assipu, quienes aplicaban métodos mágico-religiosos para combatir lo que también ellos consideraban posesiones demoníacas. Los poderes curativos de la Diosa Isthar eran reconocidos incluso en Egipto, lo cual en el II y III milenio a.C. convirtió a Nínive en principal centro médico-religioso, debido a que en dicha ciudad se veneraba a esta Deidad. La cultura de la antigua Mesopotamia y Babilonia fue asimilada integramente por los asirios. Las creencias religiosas asirias eran idénticas; inclusive, Assur, el dios nacional asirio, fue sustituido por el dios babilónico Marduk. Para los Asirio-mesopotámicos, la enfermedad mental era consecuencia de la cólera y el castigo de los dioses. El tratamiento se basaba en el diagnóstico y en un pronostico obtenidos en un interrogatorio ritual complementado con la astrología, la quiromancia y la hepatoscopía, ya que el hígado se consideraba el asiento del alma.

También se estudiaban los sueños, pretendiendo así descifrar las intenciones de los dioses. Para los asirio-babilónios la enfermedad era producto del pecado; el producto de una transgresión física y moral, de la cual el enfermo podía ser o no consciente. La palabra “sbêrtu” significa, al mismo tiempo, pecado, cólera de Dios, castigo y enfermedad. La clase sacerdotal estaba a cargo del diagnóstico, el pronóstico y el tratamiento. La terapéutica estaba sustentada en la oración, los sacrificios y la magia, practicados por el âshipu y que iban encaminados a contentar a los dioses para lograr su vuelta al cuerpo enfermo. De esta manera, los ritos y hechizos practicados por los sacerdotes babilónicos representaban una forma primitiva de psicoterapia. Fenicia La intensa actividad comercial que desarrollaron los fenicios en el Viejo Mundo les permitió también asimilar los rasgos culturales de sus vecinos. Los fenicios desarrollaron una religión panteísta. Así, cada ciudad tenía su deidad específica, generalmente identificada como Baal, (Señor); el templo era el centro de la vida cívica en todas las ciudades. Ashtoreth, suprema divinidad femenina de los fenicios, Diosa del Amor y la fertilidad, es equivalente de Astarté, diosa griega y romana de los mismos atributos. Esmún fue el nombre de otra divinidad que representaba la función terapéutica, y que al parecer representa el culto a Imohtep y Esculapio entre los fenicios. La adoración a Esmún refleja la veneración de los fenicios a los muertos ilustres y a los genios mágicos y benéficos que se encuentran en la literatura poética del segundo milenio antes del nacimiento de Cristo. India La religión ha sido la base de la cultura en India. Desde tiempos inmemorables, la organización social, económica y política indostaní ha estado sustentada en sus creencias religiosas. En este sistema complejo, la principal idea divina es Brahma, quien encarna al Supremo Brahman y se identifica como el primer Dios de la trinidad hindú. En la cosmología hindú, Brahma renace continuamente en un loto que crece en el ombligo de Vishnú, segundo Dios de la trinidad. La antigua religión de la India asegura que Brahma creó el Universo al abrir sus ojos y al final de cada eón, el Universo muere porque Brahma cierra los ojos y

el loto se repliega dentro de Vishnú. En el siguiente eón surge un nuevo mundo al nacer un nuevo loto del ombligo de Vishnú y otro Brahma. La imagen de Brama se representa con cuatro cabezas. La tradición afirma que Shiva, el aniquilador y tercer dios de la trinidad, destruyó su quinta cabeza. Rudra (rugidor) es el segundo Dios de la trinidad hindú, encarnación de los aspectos destructivos y creadores del Supremo Brahmán, mezcla de características antagónicas, es a la vez destructor y reintegrador, gran asceta y símbolo de sensualidad, custodio de la humanidad y su vengador iracundo. Dios védico sanador de carácter maléfico y caritativo, más adelante se convertirá en Shiva, el gran dios moderno del hinduismo, el "primer médico divino” “curador y médico de médicos”. Generalmente se representa portando un collar de calaveras y un símbolo fálico “El supremo Gran Señor de los Señores. La suprema deidad de las deidades. El supremo amo de los amos. Más allá....El Dios único escondido en todos los seres, el que penetra en todo, el alma interior de todos los seres. El supervisor de las acciones, el que reside en todos los seres, el testigo, el consciente, el aislado y sin cualidades...El crea el universo, él conoce el universo, él nace de sí mismo y es el conocedor, el creador del tiempo, el poseedor de cualidades, el que sabe todo.” Shiva es conocido además con otros nombres, como Nataraja (Señor de la Danza), Mahadeva (Gran Dios), Baraiva (el Terrible), Sundaresvara (el Señor Hermoso), nombres que reflejan la diversidad de sus manifestaciones en la Cosmovisión hindú. Otros dioses curadores importantes son los gemelos Ashvin, especie de Dióscuros con cabeza de caballo; a estos “caballeros gemelos de la aurora” el Rigveda los invoca como los "médicos de los dioses", los "médicos divinos". Los Vedas, textos sagrados védicos y brahmánicos escritos hacia 1,500 a.C. contienen un conjunto de conceptos terapéuticos sustentados en la magia y la religión, que a su vez sirvieron de soporte a una incipiente ciencia médica. En los textos védicos, la palabra "felicidad", sukha, se deriva del prefijo su (bueno) y del sustantivo kha (los sentidos); así, para los hindúes, la felicidad consiste, en el equilibrio de los sentidos, y se logra a través del control de éstos, así como del desprendimiento y la disciplina de los deseos. Los postulados básicos de la Medicina Vedántica se encuentran detallados en dos obras: el Charaka, tratado médico conocido como el Charakasamhita, el

cual toma su presentación actual hacia del siglo I d..C.; y el Susruta, o Susrutasamhita, reescrito y que adquirió su forma presente en el siglo VII d. C. El Ayurveda enfatiza la estrecha relación existente entre el espíritu y los sentidos y destaca la disciplina mental y psíquica en relación con el eficaz funcionamiento mecánico del cuerpo. Así, lo que somos o lo que decidimos ser es, al mismo tiempo, lo que sentimos, pensamos y creemos. Por ello, es necesario favorecer el equilibrio entre la mente, el cuerpo y el espíritu. La salud se inicia cuando tomamos conciencia del flujo inteligente que gobierna nuestro cuerpo físico y el mundo que vivimos. Para esta doctrina, está en nuestra naturaleza buscar el gozo y evitar el dolor. El cumplimiento de los deberes ciudadanos, la expansión psíquica de la personalidad, la alegría, las actitudes altruistas, el apaciguamiento mental que sigue a la meditación y todas las acciones que favorecen el equilibrio emocional, tienen efectos directos y profundos sobre el estado saludable del cuerpo físico. El Ayurveda coincide con la Teoría de campo al considerar que la totalidad de la creación es una red interconectada de energía e información en constante transformación, en la cual cada elemento se interrelaciona con todos los demás y hasta los fenómenos más simples influyen sobre la totalidad. En la medicina aryuvédica de la India se considera que la enfermedad es producto del desequilibrio ético y moral en la relación del individuo con su entorno, incluyendo su forma de alimentación, clima del lugar y forma de vida del individuo, así como de su vínculo con la voluntad divina o con espíritus malignos. Para el Ayurveda, las semejanzas y las diferencias entre las personas son la expresión de tres tipos físicos de metabolismo conocidos como doshas: vatta, pitta y kapha. La diversidad en la proporción de estas fuerzas presentes en cada individuo en el momento de su nacimiento, determinan su relación con el universo y su estado general de salud física y emocional. En nuestro desarrollo, alteramos la proporción y el equilibrio del dosha original, introduciendo desequilibrios físicos y emocionales en el organismo. Para vivir en equilibrio es necesario comprender la influencia de los doshas, tanto en lo físico como en lo emocional. En particular, el Aryuveda considera que el estrés es una experiencia de desequilibrio, ya que cuando existe un alto nivel de tensión de manera prolongada, nuestras células interrumpen su proceso de renovación. La función del terapeuta es la de ayudar a restablecer la reconstrucción del orden físico, espiritual y moral y el equilibrio vital de sus pacientes. Son conocidos los ritos colectivos de purificación corporal con agua, el ayuno, las dietas y las purgas que se siguen en la India para el tratamiento de las enfermedades.

La toma de conciencia es uno de los principales caminos hacia la curación. El Ayurveda enfatiza en la conveniencia de vivir en el momento actual; alejando las lamentaciones por las cosas que nos ocurrieron en el pasado y sin preocuparnos por las posibles circunstancias del futuro. El Ayurveda propone diversos métodos para crear y recuperar la salud, entre los más importantes están: la meditación, el ejercicio (especialmente el hata yoga), la respiración, el masaje y la alimentación. Los médicos ayurvédicos consideran que la meditación permite participar en todos los planos del ser y trascender las distinciones entre mente, cuerpo y espíritu. Cualquier forma de ejercicio permite establecer comunicación con nuestro cuerpo. El yoga tiene como propósito fundamental unir la mente y el cuerpo y es un camino hacia la experiencia espiritual. La práctica individual y colectiva del yoga se utiliza en India desde el periodo de los Upanishad. En el siglo II a.C. el sabio indio Patanjali, fundador del yoga Sûtra, tomó su doctrina del Sâmkhya, el más antiguo de los sistemas de la filosofía hindú. Desde entonces, el hata yoga ejerció una poderosa atracción sobre los hindúes a causa de los beneficios para la salud que se le atribuyen y porque ha sido el sustento de la vida estricta a las que muchos hindúes están atraídos. Con diversas variantes, la práctica del yoga se extendió y ganó muchos adeptos en Occidente. Los ejercicios de yoga se han caracterizado como un medio para tonificar el sistema nervioso y los músculos y, en general, para mejorar la salud y prolongar la vida. El yoga ha proyectado una gran influencia en otras religiones, como puede advertirse en el budismo y sus diversas escuelas, en las que ha permeado por su austeridad, por sus efectos espirituales y por los estados trascendentes que propicia. No obstante, el Ayurveda acude a diversos ejercicios físicos específicos para equilibrar la fisiología particular. El Pranayama es la ciencia de la respiración que permite activar y dirigir conscientemente la energía vital que nos anima a todos los seres vivos. Una respiración equilibrada alivia la tensión y restaura el equilibrio fisiológico. El masaje y cualquier tipo de contacto terapéutico producen en el organismo la producción de antidepresivos, hormonas y potentes sustancias antioxidantes; el contacto de una mano en la piel favorece la generación de neuroquímicos, fortalece el sistema inmunológico, alimenta las emociones, calma la mente, disminuye la ansiedad y la ira y mejora la fisiología en general.

El Ayurveda enfatiza la importancia de comer a conciencia, con una dieta que satisfaga las necesidades de nuestro dosha dominante, o que equilibre el dosha alterado. Para ello es necesario elegir alimentos que satisfagan las necesidades físicas y emocionales. Como complemento, los hindúes practican profusamente la herbolaria. Una antigua droga hindú derivada de la raíz de una planta india, la Rauwolfia, es la fuente del primer tranquilizante moderno. En conjunto la medicina tradicional de la India es colectiva y abiertamente comunicativa entre el terapeuta y el paciente. La terapéutica hindú pretende ayudar a la reconstrucción del orden físico, espiritual y moral, individual y colectivo, alterado por la enfermedad. Una rama de medicina tradicional con menor importancia en el subcontinente Indio y común a las áreas musulmanas es el denominado Yunani o Unani, que pone énfasis en la medicina interna y, en menor grado, en la psiquiatría. Budismo Para la religión de India Vishnu ha encarnado en nueve avatares, de los cuales Krisna es el avatar supremo, algo más que una encarnación de Vishnú, se revela como dios mismo y un poderoso guía espiritual, destructor de monstruos y demonio Otro Avatar que ha sido asimilado en la religión tradicional de India, es Siddattha Gautama, Buda o El Iluminado (485-405 a.C.), quien desarrollo un sistema de creencias con enorme trascendencia religiosa en India, aún cuando no aceptaba a Los Vedas como fuente de revelación divina . A pesar de que tampoco concede importancia a las deidades, para el Budismo temprano el Dios principal es Brahma; el Budismo tardío concede a los Budas o a los Bodhisattva (budas futuros) la categoría de grandes dioses. Los textos canónicos del budismo reflejan los discursos expresados por Buda durante su vida. Estos textos se organizan en tres apartados, uno de los cuales, el Abhidanma Pitaka, contiene varias obras técnicas sobre metafísica y psicología. Las doctrinas fundamentales del Budismo son:  las cuatro verdades nobles y el camino noble de las ocho etapas.  la no existencia de un alma, asociada a la aceptación de la idea de un karma.  el ciclo de la originación independiente. La primera verdad es que el síntoma básico del ser humano es el dolor en un sentido amplio y existencial. La segunda es que el dolor tiene una causa: la sed

de placer, la sed por la vida y la sed de poder. La tercera es que ese dolor tiene remedio; la extirpación de esa sed . La cuarta es que existe una receta para extirpar esa sed, o sea el camino noble de las ocho etapas: la opinión recta, la resolución recta, el discurso recto, la conducta recta, la subsistencia recta, el esfuerzo recto, el pensamiento recto y la meditación recta. Naturalmente una vida en esas circunstancias disminuye las posibilidades de enfrentar desequilibrios emocionales. Además, para el Budismo, siguiendo este tratamiento, cualquier individuo puede alcanzar la iluminación, que produce el fin del dolor y la liberación del ciclo de transmigración. Para esta doctrina, los individuos no tenemos una alma, esencia o identidad permanente; somos una cadena continua de cinco elementos psicosomáticos: cuerpo, sentimientos, percepciones, estados mentales y conciencia. El ciclo de originación dependiente sostiene que los individuos somos el resultado de doce eslabones que se crean y suceden unos a otros: la ignorancia, las formaciones mentales, la conciencia, el nombre y la forma, los seis órganos de los sentidos, el objeto de los mismos, las sensaciones, la sed y el apego, la existencia, el nacimiento, la vejez y la muerte. Al romper cualquiera de ellos, escapamos del ciclo y alcanzamos la iluminación. Hasta la fecha, para muchos hindúes, la meditación budista es considerada como un instrumento eficaz para enfrentar los conflictos emocionales y los trastornos de la vida diaria. De hecho, en muchos países se ha recurrido a la meditación budista como una forma colectiva de psicoterapia. Una de las mayores aportaciones del budismo a la salud emocional es la supresión del interés hacia el mundo externo y su orientación hacia el interior del individuo. Lamentablemente el Budismo prohibió el estudio de la anatomía; lo cual, sumado a las severas prohibiciones de la conquista musulmana, provocó que la medicina hindú se estancara y declinara. En la India, algunas tribus o miembros de las castas más bajas todavía acuden a consultar a sus brujos para combatir las enfermedades. Los hindúes de las castas más altas recurren a los hechiceros, principalmente en tiempos de sequía o hambruna. En muchas regiones asiáticas los chamanes constituyen una parte importante de la vida cotidiana. Persia Los persas sintetizaron las tradiciones culturales de Mesopotamia y Egipto. Aceptaron a otras religiones vecinas y consiguieron el respeto de los judíos, a quienes permitieron completar la reconstrucción del Templo de Jerusalén en el 516 a.C.; consultaban a los sumos sacerdote de los egipcios y los oráculos de los griegos de Asia Menor.

El mazdeísmo fue la religión oficial del Imperio Persa y estaba basada en las doctrinas de Zaratustra (Zoroastro), un profeta del siglo VII a,C. que afirmaba recibír las revelaciones de Ahura Mazda, el Señor de la Sabiduría. Zaratustra promovía el monoteísmo y la conducta moral de los hombres y prohibió el sacrificio a Ahriman y su séquito, divinidades subordinadas en el panteón persa, a las que Zoroastro convirtió en los principios del mal de su nuevo credo, y rechazó los ritos orgiásticos que acompañaban en los sacrificios a los antiguos dioses persas. El Venidad, ( ley contra los demonios) es uno de los volúmenes del Zendavesta, fuente original de la filosofía persa de Zaratustra. El Venidad contiene varios capítulos dedicados a la medicina, en los cuales refiere que existen 99,999 enfermedades, todas ellas causadas por demonios. Entre los antiguos Persas existían los “médicos de la palabra”, que podrían ser uno de los antecedentes más remotos de los psicoterapeutas. Aún más, cuando su labor fracasaba, el paciente acudía al “curador del alma”, quien era considerado el curador de curadores, el que curaba con la palabra sagrada. Israel Los médicos de Israel tenían restringido atender a las perturbaciones emocionales, ya que los religiosos las consideraban como una consecuencia de la influencia de espíritus malignos enviados por Dios. La enfermedad mental, al igual que todas las demás, se consideraba siempre como un castigo de Yahvé a un pecador. Para ellos, el único médico, el único sanador, era Dios; los sanadores judíos se conocían como “ayudantes del Señor” y sólo a los extranjeros se les otorgaba el rango de médico, pero siempre con ciertas reticencias. El Antiguo Testamento también contiene algunas referencias al poder de la sanación, como es el caso de algunos patriarcas que utilizaron la oración y algunas técnicas milagrosas para despojar a los enfermos de sus dolencias. Quizá la contribución israelita más importante a la salud mental fue el conjunto de preceptos morales que introdujeron en la sociedad. Según antiguas tradiciones recogidas por autores clásicos como Pico della Mirandola, Johannes Reuchlin y Wilhelm Schickard, “la cábala no sería sino un saber de carácter esotérico que Dios habría revelado primero a Adán, después a Abraham y luego a Moisés en el monte Sinaí, al tiempo que le hacía entrega de las Tablas de la Ley, que los judíos situaban alrededor del siglo XIII a. C. También se pretende que Dios enseñó sus verdades y misterios a través del ángel Raziel tras la caída del primer hombre”.

Para los cabalistas, “la Cábala precede a cualquier religión o teología y fue dada a la humanidad por el mismísimo Dios, sin pre-requisitos ni pre-condiciones. Según las enseñanzas cabalísticas, el universo funciona de acuerdo a ciertos principios supremamente poderosos. Al entender estos principios y al aprender a actuar de acuerdo con ellos, la vida mejora enormemente en lo inmediato, y se logra a mediano y largo plazo la verdadera plenitud, para uno mismo y para toda la humanidad”. “Así, de la misma manera en que las leyes físicas básicas, tales como la gravedad y el magnetismo existen independientemente de nuestra voluntad y de nuestra conciencia, las leyes espirituales del Universo influyen en nuestras vidas cada día y a cada momento. La Cábala brinda el poder de entender y vivir en armonía con estas leyes, y además, de usarlas para beneficiarnos a nosotros mismos y al mundo”. “La Cábala es mucho más que un sistema filosófico intelectualmente convincente. Es una descripción precisa de la naturaleza entrelazada entre la realidad espiritual y la física; y es un compendio total de métodos poderosos, a la vez que prácticos, para lograr objetivos dignos dentro de esas realidades. Dicho de manera simple, la Cábala da las herramientas que se necesitan para obtener felicidad, plenitud y para llevar la Luz del Creador a la vida propia. Es la manera de alcanzar la paz y la alegría que todo ser humano desea y merece, en la más profunda esencia de su ser”. “La Cábala práctica, refieren investigadores, persigue fines como la curación de un enfermo, la expulsión de un demonio, mediante la invocación o escritura del tetragramático nombre (Adonay) o ciertos pasajes o palabras de la Biblia, en tablillas colgándolas del cuello del paciente”. Grecia En los templos griegos se veneraba a Apolo como Dios del Oráculo y la Medicina, quien más tarde fue sustituido por su hijo Asclepio, bajo cuya protección los sacerdotes practicaban el arte de curar en los templos construidos en su honor. Los integrantes de una secta semisacerdotal, denominada Asclepíades, se consideraban descendientes del Dios de la Medicina y practicaban la incubación en los Templos, que eran visitado por los enfermos para ofrecer sacrificios y elevar plegarias al Dios Asclepio quien, aseguraban, se aparecía en sueños a los enfermos y les entregaba remedios para sanar su enfermedad. El rito de incubación también se realizaba entre los romanos desde el siglo VIII a. C., en el Templo de Esculapio, nombre que adoptaron para representar al Dios de la Medicina y que era simbolizado con su emblema, un bastón en torno al cual se enrosca una serpiente, que más tarde se convirtió en el caduceo de la clase médica. Los enfermos debían pasar una noche en su templo, acostados

sobre la tierra, para recibir en sueños las prescripciones terapéuticas correspondientes. En Epidauro, ciudad cercana de Atenas, existió un santuario muy importante en el cual un médico que asumió el nombre de Esculapio asistía a miles de enfermos que acudían de todo el litoral del Mediterráneo. Según la tradición que trasmitían los sacerdotes de Epidauro, mientras los pacientes soñaban en el Templo, las serpientes de Esculapio chupaban sus heridas y se conseguían curas milagrosas. Este Santuario de Esculapio contaba con uno de los mayores teatros del mundo antiguo; allí muchos de los enfermos encontraban alivio a sus perturbaciones mentales. En la Grecia antigua, además del teatro se emplearon también como prácticas terapéuticas , la música, la danza y los sonidos dedicados a expulsar los agentes causales de los desequilibrios físicos y emocionales. El culto a Esculapio se extendió por todo el mundo griego y romano; se erigieron templos en Atenas, Delfi, Trikkala, Cnidus, Cos, Pergamo y en muchas otras ciudades. Si bien en la antigua Grecia se consideraba que los sueños eran mensajes de los dioses y del mundo espiritual, científicos como Alcmeón (600 a.C) se propusieron investigar el funcionamiento del cerebro y los órganos sensoriales. Pitágoras (582-500 a. C.) aconsejaba el silencio y el hábito del autoanálisis. Fue Pitagórica la idea griega del justo medio, del metron, (la medida equilibrada de las cosas), así como la perfecta relación del ejercicio y del reposo, el sueño y la vigilia, el alimento y la abstinencia, cólera y burla, el control del vino y los placeres del amor y el equilibrio en todas las situaciones de la vida. La terapia pitagórica se basaba en la higiene, ejercicios corporales y el empleo de la música. La dieta tenía como objeto mantener la armonía de cuerpo y alma. Pitágoras proponía la terapia por la música para restablecer la armonía natural entre el cuerpo y el alma. Consideraba a la lira el más útil de los instrumentos musicales para reencontrar el equilibrio y prefería a este instrumento acompañado del cántico, para sanar la cólera y la melancolía. Heráclito (480 a.C.) aseguraba que los sueños sólo tenían el significado que le otorgan los pensamientos de los propios individuos. Para Sócrates (470-399), la filosofía era la “Cura del alma”. El creador de la Mayéutica (arte de alumbrar a los espíritus) pensaba que toda persona tiene conocimiento pleno de la verdad última contenida dentro del alma y sólo necesita

ser estimulada por reflejos conscientes para darse cuenta de ella. En sus diálogos persuadía, principalmente a grupos de jóvenes seguidores, a realizar un examen de conciencia y a ocuparse más del alma. Hipócrates (460-377 a.C) en su Corpus Hipocráticos afirmaba que “El cerebro es el órgano más poderoso del cuerpo humano: ojos, oidos, lengua, manos y pies actúan de acuerdo con su discernimiento...es el intérprete de la conciencia”. Al Padre de la Medicina se deben las primeras clasificaciones de los temperamentos: colérico, sanguíneo, melancólico y flemático, así como las primeras categorías del trastorno mental: manía, melancolía y frenitis. La medicina hipocrática propone como terapia el empleo de la influencia psíquica y de medios dietéticos como régimen de vida. Para la cura de los padecimientos mentales, la escuela hipocrática empleó diversos tratamientos somáticos y aplicaba tres tratamientos psicoterapéuticos: la inducción del sueño, la interpretación de los sueños (que realizaban los sacerdotes) y el diálogo con el paciente. Para Hipócrates era importante escuchar, tomar en cuenta lo subjetivo, lo sentido por él paciente. Además, eran necesarios los ejercicios corporales, el masaje y los baños, principalmente en el mar, así como estudiar las relaciones que establecía el paciente con los demás, los cuales podían ser auxiliares en la curación Platón (427-347 a.C.) uno de los principales alumnos de Sócrates, clasificó a la locura en cuatro tipos: profética, ritual, poética y erótica y consideró que los trastornos mentales eran en parte orgánicos, en parte éticos y en parte divinos. Como tratamiento, Platón postuló la dialéctica verbal entre paciente y médico, un diálogo destinado a la curación mediante el conocimiento filosófico. Aristóteles (384-322 a.C.) discípulo de Platón, atribuyó el origen de las enfermedades mentales a cambios en la temperatura, la bilis negra y las emociones; daba especial importancia a las enfermedades psicosomáticas al afirmar que el alma y el cuerpo se enferman juntos; para Aristóteles no hay dicotomía, el alma y el cuerpo sufren uno con el otro y para curarlos utilizaba una psicoterapia basada en la catarsis verbal enérgica. Alrededor de 330 a.C. Alejandría se convierte en la sede de la ciencia médica griega y de la Escuela de Medicina. Ahí se atendían a los individuos con trastornos de la personalidad de una manera muy particular: se les cuidaba en sanatorios especializados, con un tratamiento que incluía fiestas, ejercicio, relajación, hidroterapia, música y paseos.

En esta ciudad se cultivaron los mejores especialistas médicos de la Antigüedad: la primera clasificación de los nervios en sensitivos (receptores de las sensaciones) y motores (estimuladores del movimiento) se debe a la disección de cadáveres humanos que ahí realizó Herófilo (335-280 a. C.) quien con Erasistroto (350-204 a.C.), explicaban la inteligencia superior de los seres humanos en función del mayor número de circunvoluciones que tiene su cerebro. Los antiguos egipcios creían que para garantizar la vida después de la muerte era necesario conservar intacto el cuerpo del difunto, por lo cual prohibieron las disecciones de cuerpos humanos que se realizaban en Alejandría, e interrumpieron dichos estudios, situación que por cuestiones éticas y religiosas se generalizó en el mundo occidental y se prolongó durante toda la Edad Media. El trabajo en grupos fue una técnica frecuente entre los griegos para trasmitir los conocimientos. Fue también una práctica reiterada para favorecer el equilibrio emocional, el desarrollo de la conciencia y promover la salud a través de la Filosofía. Estudiantes de ambos sexos de toda Grecia y Asia Menor acudían para incorporarse a la escuela de Epicuro (341-270 a.C.), quien sostenía que el placer constituye el bien supremo y la meta más importante de la vida. Aseguraba que eran preferibles los placeres intelectuales que los sensuales, ya que estos últimos tienden a perturbar la paz del espíritu. El fin último de la especulación epicúrea era alcanzar la serenidad y eliminar los temores a los dioses, a la muerte y a la vida futura, en lo que cifraba la verdadera felicidad. Para los antiguos griegos fue muy importante la catarsis o ceremonia lustral (repetida cada cinco años), que consistía en eliminar del cuerpo del enfermo las manchas que daban testimonio de su impureza y producían la enfermedad, para lo cual se empleaban agua, fuego y fumigaciones. La escuela de Cos estudiaba las enfermedades desde un punto de vista centrado en la interpretación de sus manifestaciones en relación con el ambiente en el que vivían los enfermos. Roma Muchos médicos y filósofos romanos siguieron las escuelas griegas estoica y epicúrea, que postulaban que las pasiones y los deseos insatisfechos actúan sobre el alma, produciendo las enfermedades mentales, y sostenían que tales padecimientos pueden controlarse alcanzando la ataraxia, un estado mental sin perturbaciones.

En los primeros años del siglo III a. C. la veneración de Esculapio se extendió por todo el Imperio Romano. Las fiestas que realizaban en su honor eran conocidas como Esculapias. En el siglo II a.C. en el territorio etrusco existían importantes fuentes y edificios termales, utilizados en hidroterapia y balneoterapia las cuales, posteriormente, fueron convertidas por los romanos en lujosas termas, templos y piscinas. Los seguidores de la escuela Ecléctica ocupaban mucho la hidroterapia; Aulio Cornelo Celso (primera mitad del siglo I) aconsejaba el ejercicio constante y era partidario de la esgrima, del juego con balón, de los paseos y del correr. En la terapéutica ecléctica se recomendaba que después del ejercicio, se aplicara un baño con agua tibia, así como unciones de aceite. También se recomendaba la aplicación de agua fría, con la que pretendían curar casi todas las enfermedades. Celso clasificó a las enfermedades en locales y generales, y dentro de últimos padecimientos incluyó las enfermedades mentales; las que a su vez dividió en febriles (delirios) y no febriles (locura). Celso consideraba necesario el confinamiento y los procedimientos restrictivos, como el hambre, las cadenas y los grilletes para el control de la violencia, y recomendaba los sustos súbitos como tratamiento para los enfermos mentales. Muchos médicos griegos se trasladaron a vivir a Roma. Un médico que se hacía llamar Asclepiades (124 a.C.) ciudadano romano y nativo de la antigua Bitria, Grecia, sugiere por primera vez en la Historia, la influencia del ambiente en el comportamiento patológico de algunos individuos; distingue entre alucinaciones, ilusiones y delirios; propone una división entre males mentales crónicos y agudos. Se pronuncia en contra de la reclusión y el trato inhumano que en Roma se daba a los enfermos mentales y propugna, como curación, los baños, la dieta, el ejercicio y el masaje. En el Imperio Romano también proliferó el culto a Dionisio, Dios del vino, que era bueno y amable con quienes lo honraban, pero que llevaba a la locura y a la destrucción a todos aquellos que lo despreciaban o que denostaban las orgías rituales de su culto, en las cuales los participantes lograban un estado transitorio de trance y muchas veces de delirio a través de la embriaguez y la danza a un ritmo frenético. De manera colectiva se alcanzaba un éxtasis que, interpretado como unión con el Dios, sanaba las enfermedades. La leyenda de Orfeo dio lugar a la teología órfica, que suponía que después de viajar al inframundo en busca de su amada, Orfeo había desvelado la manera de llegar a la tierra de los Bienaventurados, evadiendo los obstáculos con los que se encuentran las almas tras la muerte. El orfismo llegó a ser un modo de vivir,

caracterizado por ritos de purificación, utilización de pócimas mágicas y múltiples prohibiciones. De acuerdo con esta leyenda, la teología órfica ofrece una explicación de los orígenes de la vida, de los orígenes del hombre y de su destino. El pensamiento griego estuvo muy influenciado por esta teoría, pues respondía a unas necesidades espirituales que religiones tradicionales no satisfacían. Más tarde, Séneca , como representante máximo de la escuela Estoica, condenaba el lujo y la falta de moral de esa época, y también estaba a favor de una vida frugal, sencilla, mesurada y de fortalecimiento físico y emocional. La escuela Metódica dio gran importancia a la terapéutica colectiva: introdujo las grandes instalaciones termales y la aplicación del agua fría; sus seguidores afirmaban que la salud se recupera mediante masajes, irrigaciones, gimnasia, paseos, equitación, juegos de balón, y diversas actividades grupales. La escuela Pneumática, que se introdujo en Roma a mediados de siglo I d. C. y cuyos principales seguidores fueron Posidonio de Apoema y Atanco de Atala, también recomendaban los baños y la hidroterapia, debido a una supuesta relación múltiple con los elementos constitutivos del organismo. En su obra De causis et signis morborum, Areteo de Capadocia (50-130 d.C.) estableció descripciones clínicas de diversas enfermedades. Se opuso a la idea de "locura divina" de Platón, a las medidas coercitivas sugeridas por Celso y se preocupó por el bienestar de los pacientes. La medicina grecorromana se consolidó con las aportaciones de Claudio Galeno de Pérgamo (130-200 d.C.) quién describió el funcionamiento del sistema nervioso y realizó una nueva clasificación de los trastornos de la psique, los que identificó como a) orgánicos (debidos a lesiones, exceso de alcohol y cambios menstruales) y b) mentales (ocasionados por miedos, angustias y desengaños). Galeno realiza una síntesis del conocimiento médico y filosófico de los romanos y los griegos. Entre sus múltiples descubrimientos, sostenía que la salud anímica dependía del equilibrio entre las partes emocional, irracional y sensual del alma. Sus teorías prevalecieron en la teoría y la práctica de la medicina durante más de 1400 años . Cristianismo Durante el apostolado de Jesús de Nazareth fue evidente el uso que hizo de facultades extraordinarias para la curación de los enfermos. Desde entonces, la religión católica consideró especialmente a la enfermedad mental como una manifestación de la presencia de espíritus malignos.

Con la divinización del Nazareno, la Iglesia Católica proclamó el poder de Jesús para acabar con las enfermedades, como una demostración evidente de que el Poder de Dios se encontraba en su persona. De acuerdo con el texto de La Biblia, Jesús transmitió a sus discípulos ese poder curativo y la Iglesia se adjudicó y ha ejercido este ministerio curativo durante 2,000 años. Para el apóstol San Pablo, la curación es uno de los dones especiales del Espíritu Santo y existe la posibilidad de que algunas personas posean este don. No obstante, el cristianismo pregona que el verdadero agente de curación es el Espíritu Santo Desde el siglo III d.C. existe la creencia del poder curativo de algunas reliquias y lugares considerados como “santos”, de ahí la práctica de conducir a los enfermos a los santuarios de la Iglesia católica en búsqueda de la salud. La identificación del pecado con la enfermedad en la religión cristiana conlleva a la confesión del pecado como imperativo para la sanación. Así, la confesión precede a la unción de los enfermos, la imposición de manos y las oraciones que se utilizan en la liturgia cristiana para la curación. Los exorcismos eran utilizados frecuentemente para arrojar a los espíritus de los demonios fuera del cuerpo de los “poseídos”. A la caída del Imperio Romano, con la Toma de Constantinopla, en Occidente las enfermedades mentales nuevamente fueron consideradas como posesiones demoníacas. Islam El mundo árabe o islámico, que surge paralelamente al imperio Bizantino en el año 622, incorporó en su acervo médico la sabiduría griega, especialmente los conocimientos de Galeno, Aristóteles y Dioscórides y algunos elementos de la medicina clásica de la India. La traducción al árabe de obras médicas escritas originalmente en griego, consolidó el sistema de la medicina islámica, que estaba íntimamente ligada a la religión y a las costumbres de la sociedad y su cultura. Al inicio de la era islámica, Mahoma propone una nueva religión monoteísta, sustentada en las religiones hebrea y cristiana, que asume a Allah como el Dios único y verdadero al que los fieles debían someterse con humildad, hacer oración todos los dias, practicar la limosna y el ayuno durante el mes de Ramadán, así como la realizar cada año una peregrinación a la Meca y la guerra santa en defensa de su fé.

Los islamitas adoptaron una medicina a la que incorporaron estrictas normas de vida, dietas y reglas de higiene que llegaron a formar parte de su camino de salvación. Algunas de estas normas fueron incluídas por Mahoma en El Corán y luego las agruparon en el Tibb-Al-Nabi, Medicina del profeta, documento en el cual se integra la salud espiritual con la corporal, que había separado teóricamente la medicina hipocrática. Para el Islam, el hakim es el médico filósofo, que busca la sabiduría, guiado por elevadas normas éticas. La patología explica la enfermedad como un desequilibrio en la armonía natural de los hombres. Como factores etiológicos aceptaba las alteraciones en las seis cosas no naturales de Galeno. Otro factor etiológico era el alimento y la bebida, ocupando la dieta una posición importante como causa de enfermedad y como factor terapéutico. En las academias de El Cairo y otras ciudades se enseñaba la medicina según planes de estudio adecuados, con facilidades clínicas en hospitales bien dotados, cocinas orientadas a la preparación de dietas apropiadas, baños, farmacias, jardines botánicos y ricas bibliotecas. Se utilizan algunas formas griegas de terapia, como los masajes, especialmente en los baños o “hamman”, la música y la ocupación. Para conservar la salud se tiene en cuenta una decoración plena de sensualidad. La terapéutica en el mundo árabe, consta de las tres ramas tradicionales; la dietética; la farmacología y una cirugía poco desarrollada. La dietética, entendida como una regulación total de la alimentación y del género de vida, estaba dirigida a evitar la enfermedad mediante reglas muy sencillas para que los pacientes aprendieran a regular aire y ambiente; comida y bebida; sueño y vigilia; trabajo y descanso; ingesta y excreta y estados de ánimo. Eran también importantes la luz, el agua, la situación geográfica y las condiciones climatológicas, así como mantener el ritmo de trabajo y descanso, la higiene, en particular la higiene sexual y el equilibrio en los “afectos del alma”. La dietética era la base del tratamiento, incluso muchas veces era todo el tratamiento si la enfermedad no requería recursos más enérgicos “Ni la cirugía, ni la farmacología estaban autorizadas antes de ensayar todas las posibilidades de la medicina dietética ". Lo que más distingue a la medicina islámica es su enorme sentido ético y su gran sentido de compasión y fraternidad hacia los enfermos. En la mayoría de

los tratados médicos del Islam se refleja una elevada formación ética de los médicos. Los hospitales eran caminos terapéuticos de primer orden; en ellos, además del tratamiento dietético se practicaban actividades terapéuticas como la música, danza, teatro e hidroterapia. El trabajo fue de las actividades terapéuticas de mayor trascendencia que incorporó el Islam al cuidado de la salud. Los médicos árabes se distinguieron por su enorme interés a la psicoterapia y utilizaban una forma de sugestión para atender a los enfermos. El sufrimiento corporal era atendido con la misma diligencia que el dolor espiritual. En la introducción del Maimónides "Tratado del Asma", se reconocía que no se podía realizar la terapia de las enfermedades de manera directa, ya que era es preciso esforzarse antes de nada en conocer el temperamento del enfermo. La curación era, para los médicos islámicos, sinónimo de vuelta a un equilibrio anterior momentáneamente perturbado y para conseguirlo convenía utilizar no solamente capacidades del cuerpo sino también las facultades del espíritu. Diocles de Caristo (300 a.deC.), discípulo de Aristóteles, escribió el primer tratado de “dietética” preventiva. Muchos sabios de su época afirmaban que había igualado a Hipócrates en la práctica médica. Además escribió el primer libro de anatomía y un herbario con las propiedades nutritivas y medicinales de las plantas. Culturas americanas. En el Continente Americano se han encontrado vestigios de piedras talladas con una antigüedad superior a los 25000 años. Desde la llegada de los primeros habitantes a esta región, diversos grupos desarrollaron en grado diferente, una enorme diversidad de manifestaciones culturales. Así, antes de la llegada de los españoles en 1492, en este territorio floreció una enorme diversidad cultural. Quizá las de mayor trascendencia por los avanzados conocimientos religiosos, científicos y técnicos que lograron sintetizar fueron los Incas, los Mayas y los Aztecas. Incas. En Nazca, donde floreciera la cultura de Paracas (1200 a-C.-100 d.C.), se han encontrado cráneos que demuestran el conocimiento que tenían en los Andes con respecto a la trepanación.

Para los incas, el Dios Supremo era Viracocha, creador y señor de todas las cosas vivientes. Se creía que Pachacamac, su hijo, rejuvenecía el mundo creado originalmente por Viracocha y que había enseñado las artes a los seres humanos. Las ceremonias y rituales incas eran numerosos y complejos, frecuentemente relacionados con cuestiones agrícolas y de salud, en especial con la curación de diversas enfermedades y con el cultivo y la recolección de la cosecha Los Incas consideraban que la enfermedad era consecuencia de una transgresión ética, moral o espiritual. En sus tratamientos, los incas utilizaban los números, por ejemplo, establecían un determinado número de días para ingerir un fármaco a los hombres y otro número diferente para las mujeres. Cada año, los Incas veneraban un día de purificación en los ríos, a cuyo cauce acudían los reyes a confesar sus pecados, para que se fueran al mar. El uso de los baños de vapor era muy conocido por los indígenas andinos como parte de un ritual colectivo, religioso e higiénico para la curación de las enfermedades. Mayas Aunque se presume un origen más remoto, los primeros vestigios de la Cultura Maya se remontan al año 600 a.C. En el 300 d.C. se registra el mayor desarrollo cultural de los mayas antiguos. Después de 600 años de un impresionante desarrollo científico, por razones desconocidas, en el año 830 d.C. el pueblo maya abandona ciudades, casas y templos ceremoniales. Hacia 940 d.C. un Rey tolteca llamado Quetzalcoátl “Serpiente Emplumada” huyendo de la invasión bárbara de los chichimecas del norte conduce a su pueblo hacia el sur y llegan a poblar el antiguo territorio maya. La época maya-tolteca perdura desde aproximadamente el año 1000 al 1350 d.C., cuando desaparece lentamente. Cuando llegan los conquistadores (1500 d.C.) la mayoría de las ciudades mayas estaban nuevamente cubiertas por la selva Para los Mayas antiguos, el dios creador se llamaba Hunab Ku. En la cosmogonía maya tiene mayor importancia su hijo, Itzamná, el Dios Sol, Señor del Cielo, Dios de la vida, asociado a la fertilidad. Se le identifica como inventor de la escritura jeroglífica y de los libros de augurios. También era adorado como Dios de la Medicina y se le rendían honores durante el mes maya zip, (septiembre). Los mayas lacandones lo llamaban Chi Chac Chob o Ah Kan Chob. Según la mitología maya, Itzamná, o Zamná, fue el creador de todas las cosas que existen en Yucatán. En algunas leyendas se le identifica como el fundador de Izamal y como un gran cacique y sumo sacerdote, que creó la

organización social y religiosa de los pueblos mayas de Yucatán, Se le considera descubridor de los atributos químicos de las plantas, Se asegura que, en unión de Ixchel y Cit Bolon Tun, fundó la escuela médica en la cual aprendieron su profesión los Ah-menes y curanderos. Su esposa Ixchel, Diosa de la Luna, del Agua y las Iinundaciones; también venerada como Diosa de la Medicina, era protectora de las parturientas. Los mayas lacandones la conocían como Akna. Quienes padecían fuertes dolores y consideraban su mal como incurable, se suicidaban ahorcándose para que la diosa Ixtab los llevara al cielo. Otros dioses de la medicina eran Cit Bolon Tun y Ahau Chamahez. Sacal Puc era el Dios de los yerberos en la región yucateca. Los llamados Bacabs eran otros Dioses menores de la medicina; se representaban como cuatro hermanos que, colocados en cada uno de los puntos cardinales, sostenían el Universo. Uno de los documentos más importante en la literatura médica maya es el Ritual de los Bacabes, que contiene amplios conocimientos en un lenguaje codificado, privativo de la clase sacerdotal, con el que se apelaba a las fuerzas cósmicas, se elegían los días favorables para las curas, ritos y tratamientos, y en el cual se desplegaba un amplio conocimiento de botánica y medicina. En los libros sagrados del Chilam Balam se hacía referencia a las enfermedades y curaciones y se describen muchas plantas curativas. Para la medicina maya, las enfermedades mentales y de todo tipo tenían diversos orígenes. La etiologia divina señalaba que la enfermedad se producía como castigo por haber ofendido directamente a los dioses o desobedecido sus leyes, ya fuera por la violación de diversos tabúes, por desobedecer a los padres, por cometer abusos sexuales con parientes consanguíneos o por practicar la sodomía. Era frecuente que algunos dioses malignos, en particular Ah Puch, el Dios de la Muerte, adoptaran diversas formas semihumanas para provocar daños entre los humanos. También existían enfermedades producidas por la magia negra, como el ah pul yaah o “mal de ojo”, practicado por algún hechicero o chamán maligno. Las causas naturales más comunes de enfermedad incluían el frío y el calor, los alimentos fríos y calientes, el viento,. las plantas tóxicas, venenosas o urticantes y aquellas que habían sido utilizadas por los hechiceros en sus ceremonias de curación y que podían ser pisadas accidentalmente. El Ah-men (profeta y adivino) curaba los males espirituales de sus pacientes, por medio de la inspiración divina que recibia en sus trances con los espíritus y dioses que invocaba. El Ah-men utilizaba el "zaztún" o piedra taumaturga y conocía el secreto de muchas yerbas curativas.

El Pul-yahob (Brujo hechicero) curaba las enfermedades a través de ritos y usaba plantas y animales o figurillas de barro para ahuyentar los malos espíritus. Los Dzac yahes eran curanderos que dominaban el conocimiento medicinal de la herbolaria. Otros curadores mayas eran los Chilames, Ah Kines, Nacomes y Chaques. Al igual que los incas, los mayas veían la enfermedad con una idea de transgresión ética-moral o espiritual. La medicina maya reflejaba una concepción filosófica del hombre, al que veía como producto de la energía cósmica y de su manera de vivir, de acuerdo con leyes y principios de la naturaleza. El conocimiento de la salud fue consecuencia de su avanzado desarrollo cultural. Para hacer el diagnóstico se basaban en el diálogo, el interrogatorio, la observación, la palpación, la reflexión, la percepción, y en algunos casos en la inspiración y el uso de instrumentos. Para alcanzar la salud física y mental, los Mayas hacían un uso de agua, aire, vapores, alimentación, plantas medicinales, hongos, espinas, piedras, masajes, deporte, equilibrio mental y conocimientos astrofísicos y esotéricos. Clasificaban a las personas de acuerdo con algunos comportamientos humanos en relación a la energía solar; conocían técnicas y procedimientos de radiación y radiestesia, vibraciones físicas integrales y comprendían la dinámica energética de los cuatro elementos principales de la Tierra: C, H, O, N Algunos cráneos perforados que han sido encontrados en el suelo maya evidencian que entre sus médicos existían grandes cirujanos que practicaban la trepanación. Una de las grandes incógnitas que plantea esta antigua cultura es el procedimiento y el objeto por el cual muchos individuos se aplanaban el cráneo. Mesoamérica Los Aztecas dominaron casi todo el territorio mesoamericano desde el siglo XIV hasta la llegada de los españoles en 1529. La Conquista española arrasó con todos los vestigios de esta incipiente civilización, que sintetizó el desarrollo científico y cultural de los grupos que poblaron la región. entre ellos, la civilización Olmeca que desde 1500 a.C. marcó patrones de cultura que influyeron en todos los grupos mesoamericanos, por lo cual está considerada como la cultura 'madre' de México Se cree que los aztecas descendían de un grupo chichimeca que habitaba al norte del actual territorio de la República Mexicana.

Una de las principales deidades aztecas Coatlicue, es conocida también como Ometecuhtli - Omecihuatl (Señor y Señora de la dualidad). Sus nombres, de acuerdo con sus raíces se refieren a Ome: dos; tecuhtli: señor serpiente y Ome: dos; y cíhuatl: señora águila. Para el pueblo Azteca, de este principio dual, masculino y femenino, emanó todo el universo. Según los nahuatlacas, este Dios y esta Diosa tuvieron cuatro hijos: los cuatro Tezcatlipocas; Xipetotex -el Colorado-, Tezcatlipoca, el Negro; Quetzalcoatl, el Blanco; y Huitzilopochtli, -el Azul. Así, del Dios binario original, nacieron los cuatro colores de las cuatro razas que actualmente pueblan el mundo. Los aztecas consideraban que las enfermedades eran originadas por los dioses o por hechiceros enemigos. Cualquier padecimiento físico o mental, era considerado como enviado por "acción directa de los Dioses". Los aztecas relacionaban todos los padecimientos con una causa divina, pues creían que hasta en los sitios más elevados de las montañas moraban los chaneques y otros espíritus malignos, expertos en empujones y zancadillas. Entre los aztecas, el recién nacido recibía el nombre del día en que nacía y este horóscopo regía su destino, profesión, enfermedades, salud y la duración de su vida. Asimismo, diagnosticaban empleando el horóscopo y tomaban en cuenta la influencia de los astros en el funcionamiento de los diversos órganos del cuerpo. Varios dioses estaban relacionados con la medicina;, Tláloc, señor de la Lluvia, con enfriamientos y catarros, neumonías y reumatismos; Xochiquetzal, diosa del Amor y de la Fertilidad, con enfermedades venéreas y complicaciones del embarazo y del parto; Tezcatlipoca o Titlahuacán con enfermedades graves o letales; Xipe-Tótec, Nuestro Señor el Desollado, con enfermedades de la piel. Quienes practicaban "el incesto" podían ser castigados por los dioses, con lo que venia a ser una "Muerte de Amor". Las mujeres jóvenes muertas en su primer parto eran adoptadas por Coatlicue, la Diosa de la Tierra y de la Muerte, y convertidas en cihuateteo bajaban a la Tierra, a los cruces de caminos, para asustar a los hombres y producir enfermedades a los niños, como parálisis facial, atrofia de miembros, enfermedades convulsivas y otros padecimientos neurológicos. Uno de los padecimientos que ocasionaban el desequilibrio afectivo y emocional era el Yollopoliuhqui (el que ha perdido el corazón) una especie de cuadro psicótico que solo podía ser atendido por el tonalpouhqui (el intérprete de los destinos), quien con palabras suaves le indicaba el origen de su mal y le indicaba la ofrenda para cambiar la voluntad divina y liberar al paciente de su estado de sufrimiento . La consulta con el médico o tícitl incluía el diagnóstico y el tratamiento de la enfermedad, así como la identificación del dios ofendido, lo cual resultaba muy

importante, porque los distintos dioses tenían ritos, rezos, sacrificios y exorcismos diferentes. El tícil también empleaba medios terapéuticos naturales, como la herbolaria, El Sacerdote-medico utilizaba una diversidad de objetos para crear un clima de sugestión y magia. El Sacerdote-medico, también era conocido como "Tetla-Acuicilique" (El que extrae las piedras), ya que una de sus primeras acciones del SacerdoteMedico era la de reconocer con sus dedos, el cuerpo del paciente, para "localizar" un punto denominado "La Saeta Encantada" un sitio en el que había entrado al cuerpo del enfermo una diminuta "flecha" con el mal. En ocasiones, cuando eran incapaces de determinar el origen exacto de la enfermedad, practicaban al enfermo una serie de masajes, después de suministrar al enfermo un derivado de belladona, con el cual conseguían dormir al paciente y por medio de preguntas, le inquirían como habría contraído "el Mal" para luego encontrar una manera de curarlo. El remedio más eficaz que aplicaban los Brujos-Sanadores era invocar la protección del "Genio del Deseo". Acto seguido practicaban al enfermo a un conjunto de rituales que consistían en una serie de baños de vapor, (temascal) en la que se hacía sudar al enfermo con vapores medicinales y posteriormente le aplicaban baños de agua fría y masajes junto con el rezo de unas misteriosas oraciones. Los aztecas distinguían las propiedades curativas en diversos minerales y plantas. Sabían curar fracturas y mordeduras de serpientes. Vestigios arqueológicos demuestran que sabían realizar intervenciones dentales. Al igual que los mayas, utilizaban también la confesión expiatoria de los pecados del enfermo. El nahual es una figura que compartieron los aztecas con otras culturas de la América precolombina, El Nahual era un ser que asumía forma humana o animal a voluntad; esa representación animal reflejaba un comportamiento humano particular. Estos antecedentes nos señalan inicialmente el tamaño del reto y la conveniencia de continuar investigando los primeros pasos de la psicoterapia en el devenir de la humanidad.

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