Introducción a la Filosofía
Oscar González, sj
INTRODUCCIÓN A LA FILOSOFÍA TEMA. EXPLICACIÓN DE UN SISTEMA NATURAL Prof.: Lic. Manuel Mosteiro Alumno: Oscar González, sj
El sistema nervioso humano es un sistema natural Hemos compartido en las últimas clases de Introducción a la Filosofía cuál es el concepto de Sistema, por el cual entendemos una realidad que se da cuando dos o más cosas se unen para interactuar intensamente y de un modo específico; o bien, dicho de otro modo, es un objeto complejo que posee una estructura definida. Podríamos citar como ejemplos posibles los átomos, las células, los órganos, las sociedades humanas, etc. Una característica fundamental de todo sistema es que posee propiedades emergentes, es decir, elementos nuevos u originales que “emergen”, “surgen” o aparecen (emergencias). Una emergencia es una propiedad nueva que se da como consecuencia de las interacciones o interrelaciones entre los distintos componentes de un determinado sistema. Después de haber estudiado al Sistema Nervioso en mi tutoría de Psicología General con el Prof. Luis Ayala –aunque de manera muy somera-, había caído en la cuenta de lo compleja que era su estructura y funcionamiento en el cuerpo humano, en el cual tiene una importancia capital para el gobierno de todas sus funciones vitales y, por ende, podemos decir que nuestra existencia vital depende de la buena marcha de todas sus funciones, en condiciones normales e ideales. Los conceptos teóricos o técnicos que empleo en algunas partes de mi trabajo los extraigo de un resumen personal que realicé a partir de un texto de Psicología General, cuyos autores son Gerrig y Zimbardo1, el cual he utilizado durante mis horas de tutoría. Las asociaciones que realizo a partir de ese texto y la filosofía -el enfoque sistémico, específicamente- son un intento personal por comprender ahora filosóficamente el funcionamiento del sistema nervioso humano como ejemplo claro de un sistema natural, en el cual se dan efectivamente todos los componentes de un sistema, propuestos por el enfoque sistémico de la Filosofía. Podemos definir nuestro sistema nervioso como un sistema electroquímico de comunicación celular que nos permite pensar, sentir y actuar. El sistema nervioso humano y el de los animales actúan de manera análoga. Todos los sistemas nerviosos animales están construidos con elementos llamados neuronas o células nerviosas. A partir de aquí podemos describir los componentes (partes) y las estructuras (relaciones entre las distintas partes) dentro del Sistema Nervioso. La neurona es una célula especializada en recibir, procesar o transmitir información a otras células del cuerpo. Las neuronas varían de forma, tamaño, composición química y función, pero todas tienen la misma estructura básica. En el nuestro hay entre 100000 millones a un billón de neuronas.
1
GERRIG, Richard J. y Philip G. Zimbardo “Psicología y vida”. 17ª edición. Editorial Pearson Educación. México. Año 2005. Págs. 54-91.
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Las neuronas reciben la información por un extremo y envían mensajes al otro. La parte de la célula que recoge las señales es un conjunto de fibras ramificadas llamadas dendritas, que se extienden fuera del cuerpo celular. La tarea básica de las dendritas es recibir la estimulación de los receptores sensoriales o de otras neuronas. El cuerpo de la célula, el soma, contiene el núcleo celular y el citoplasma que sustenta su vida. El axón lleva la información a lo largo de su extensión, que en la médula espinal alcanza decenas de centímetros y en el encéfalo, menos de un milímetro. El sistema nervioso presenta una composición bien compleja y asombrosamente organizada. Podemos constatar esto apreciando esta disposición de sus vías nerviosas. La información sensorial viaja por el sistema nervioso a través de tres tipos de neuronas, que la conforman:
Neuronas sensoriales (aferentes). Envían información desde los tejidos y órganos sensoriales del cuerpo hacia el interior, hacia la médula espinal y el cerebro, que procesa dicha información; Neuronas interneuronas. Continúan el procesamiento de las neuronas sensoriales, actuando entre el cerebro y la médula espinal; Neuronas motoras (eferentes). El sistema nervioso central envía instrucciones a los tejidos del cuerpo a través de estas neuronas.
Los procesos que tienen lugar en la relación interneuronal podemos considerarlos como mecanismos dentro de nuestro sistema natural en estudio. Para la transmisión de las informaciones nerviosas, cada neurona recibe un equilibrio de estímulos excitatorios (disparar) e inhibitorios (no disparar). La pauta correcta de estímulos excitatorios en el tiempo o el espacio origina la producción de un potencial de acción: la neurona dispara (envía información). Cuando el potencial de acción completa su viaje a grandes saltos por el axón hasta un botón terminal, debe transmitir información a la siguiente neurona. Pero las neuronas no se tocan: están unidas por medio de una sinapsis, que es un pequeño espacio entre la membrana presináptica y la membrana posináptica. Cuando el potencial de acción llega al botón terminal, pone en movimiento una serie de eventos llamados transmisión sináptica, que es la transmisión de la información de una neurona a otra a través del espacio sináptico. Dentro de cada vesícula se encuentran neurotransmisores, sustancias bioquímicas que estimulan otras neuronas. La integración de estos millares de estímulos excitatorios o inhibitorios que origina los potenciales de acción es la base de todas las experiencias humanas. En términos generales, podemos subdividir el sistema nervioso humano en dos partes fundamentales (los componentes del Sistema, propiamente dicho): Sistema nervioso central (SNC): que está conformado por todas las neuronas del encéfalo y la médula espinal. Su objeto es integrar y coordinar todas las funciones orgánicas, procesar los mensajes de las neuronas y enviar órdenes a las diversas partes del cuerpo; Sistema nervioso periférico (SNP): comprende todas las neuronas que forman las fibras nerviosas que unen al SNC y al cuerpo. Su función es proporcionar al SNC la información de los receptores sensoriales, como los que se encuentran en ojos y oídos, y trasmitir órdenes al del encéfalo a órganos y músculos. El sistema nervioso periférico está compuesto por dos sistemas de células nerviosas:
Sistema nervioso somático: regula la acción de los músculos esqueléticos. Sistema nervioso autónomo: lleva a cabo los procesos vitales básicos. Opera de manera permanente y regula las funciones corporales que no están sujetos a un control consciente: respiración, digestión, etc. Se subdivide en: División simpática: gobierna las respuestas a las situaciones de urgencia; División parasimpática: vigila la operación rutinaria de las funciones internas del cuerpo.
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Estructuras encefálicas y sus funciones
Tallo cerebral, tálamo y cerebelo El tallo cerebral contiene estructuras que en conjunto regulan el estado interno del cuerpo. El bulbo raquídeo, situado en la parte superior de la médula espinal, es el centro para la respiración, tensión arterial y ritmo cardíaco. En el bulbo se cruzan fibras nerviosas que ascienden del cuerpo y otras que descienden del encéfalo (entrecruzamiento). La formación reticular es una densa red de células nerviosas que funge como el centinela del encéfalo. Activa la corteza cerebral para que reciba nueva estimulación y mantiene alerta al encéfalo. El daño generalizado a esta región produce un estado de coma. El tálamo canaliza la información sensorial que llega a la zona apropiada de la corteza cerebral. El cerebelo coordina los movimientos corporales, controla la postura y mantiene el equilibrio.
Sistema límbico Este sistema sirve como intermediario de las conductas motivadas, los estados emocionales y los procesos de la memoria. También regula la temperatura corporal, la tensión arterial y las concentraciones de azúcar en la sangre, y otras actividades de mantenimiento. Este sistema comprende tres estructuras: Hipocampo: la estructura más grande, que cumple una función importante en la adquisición de los recuerdos. Amígdala: tiene una función en el control de las emociones y en la formación de recuerdos de las emociones. Hipotálamo: es una de las estructuras más pequeñas del encéfalo; sin embargo, cumple una función crucial en muchas actividades diarias importantes. Está formado por varios núcleos, grupos pequeños de neuronas que regulan los procesos fisiológicos que participan en la conducta motivada (comer, beber, temperatura y excitación sexual). Mantiene el equilibrio interno del cuerpo: la homeostasis.
Cerebro En los seres humanos el cerebro es mucho mayor que el resto del encéfalo: abarca los dos tercios de la masa total. Regula las funciones cognoscitivas y emocionales superiores del encéfalo. La superficie externa del cerebro, compuesta por miles de millones de células dispuestas en una capa de unos 2,5 mm de espesor, es la corteza cerebral. El cerebro también se divide en dos mitades casi simétricas: los hemisferios cerebrales. Los hemisferios están conectados por medio de una masa gruesa de fibras nerviosas, que en conjunto se denomina cuerpo calloso. Esta vía transmite mensajes entre los hemisferios. Los neurocientíficos han trazado un mapa de ambos hemisferios, con base en dos importantes puntos de referencia. Una hendidura, llamada surco central, que divide cada hemisferio en sentido vertical, en tanto que otra, la fisura lateral, los divide en dirección horizontal. Estas divisiones vertical y horizontal delimitan cuatro zonas, o lóbulos, en cada hemisferio: Lóbulo frontal: se ocupa del control motriz y actividades cognoscitivas (planear, decidir o fijarse metas, etc.). Se encuentra sobre la fisura lateral y frente al surco central. Lóbulo parietal: se encarga de las sensaciones del tacto, dolor y temperatura. Se localiza justo detrás del surco central. Lóbulo occipital: destino último de la información visual. Se encuentra en la parte posterior de la cabeza. Lóbulo temporal: sede de los procesos de audición. Está debajo de la fisura lateral, a los lados de cada hemisferio.
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Los neurocientíficos pueden identificar zonas de los cuatro lóbulos que son necesarias para realizar funciones específicas, como la visión, audición, lenguaje y memoria: Corteza motriz: situada frente al surco central en los lóbulos frontales, controla la acción de los músculos voluntarios, que son más de 600. Corteza somatosensorial: se localiza detrás del surco central en los lóbulos parietales izquierdo y derecho. Esta parte de la corteza procesa información acerca de la temperatura, tacto, posición del cuerpo y dolor. Corteza auditiva: procesa la información del oído y está en los dos lóbulos temporales. Una parte participa en la producción lingüística y otra de la comprensión del lenguaje. Corteza visual: en la parte posterior del encéfalo. Procesa los estímulos de la vista. Corteza de asociación: se cree que aquí ocurren los procesos como planear y decidir.
Además de estas subdivisiones que evidenciamos en el presente trabajo, el sistema nervioso todavía posee miles de especificidades y tantos otros componentes que podríamos seguir describiendo e investigando. En suma, tiene una importancia fundamental para el gobierno de todas nuestras funciones vitales, es decir, dependemos vitalmente del buen funcionamiento de este sistema para realizar todas nuestras actividades cotidianas. Existen muchos problemas de salud y trastornos que podríamos sufrir las personas si sufriésemos algún daño o alteración en algún componente de nuestro sistema nervioso, ya sea a consecuencia de accidentes, golpes, ingesta de sustancias nocivas, mala alimentación, etc. Por esto, también el funcionamiento del sistema nervioso ad intra tiene un efecto o incidencia ad extra, es decir, en la vida de las personas que nos rodean o en el ambiente circundante a uno mismo (entorno). En conclusión, me ha parecido sumamente interesante estudiar el sistema nervioso humano desde una perspectiva filosófica específica (enfoque sistémico). Me ha quedado bien claro cómo este sistema somático actúa efectivamente como “sistema”, dado que existe una perfecta y continua relación entre cada una de sus partes o componentes, que conforman la estructura total, la cual a su vez posibilita una relación sistemática con otras partes o sistemas fuera de sí misma (relaciones de la persona con sus semejantes).