Fabián Alejandr o Campagn e
STRIX HISPANI CA 1 1 n ' • • · uernono1o g1a cnst1ana y cultura .to lkl'onca 0
en la España moderna
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meteo) libroo
Campgne, fabián Srix hispánica : demonología crisrbna y cultura folklóriD en la Epaña moderna . - la ed. - Buenos Aires : Promereo Libros. 2009.
387 p.; 21xl5 cm.
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Indice
ISBN 978-987-574-366-3 1. Historiografía. l. Título CDD 907.2
PreL1ci() ..................... ..................... ..................... ... ·................ 9 Primna parte. Historiografía. Demonología uistiana y cultura folklóríca en el contexto europeo Capítulo 1. Un aqucbrre de historiadores. L,.1 mitologí,1 del d1bat en la historiografía de la caza de brujas .................... .................... ....... 17
l . Fl romance de b bruja y d historiador ..................... ... , ... .
.. ... 1"1
2. Occidente desquiciado: las hogueras de la modernidad ................. 26
3. Europa exótica: el descubrimiento del sah·aje interior ................... 37 4. Los padres fundadores: demonios ilustrados, brujas iluministas ........ ,¡ +
5. Racionalistas y románticos: las primeras escaramuzas .................... 53 6. Brujería
y rito: la extrnordinaria fortuna de Margaret Murray .......... 68
7. Brujería y mito: la reYolución historiográfica de Carlo Ginzburg ..... 105
© De esta edición, Prometeo Libros, 2009 Pringles 521 (Cll83,-\EI), Buenos Aires, Argentina
8. La polémica que no cesa: debates)" perspeetirns actuales .............. l 26
Tel.: (54-11) 4862-6794 / Fax: (Y+-11) 4864-3297 \Vw,v. prometeoeditorial.com
Segunda parte. Estudios
Hecho el depósito que marca la Ley 11. 723 Prohibida su reproducción total o parcial Derechos reservados
1. Infanticidio y brujeria en el contexto europeo ..................... ...... 151 2. Anomalías ibéricas: el complejo de la bruja peninsular ................. 158 3. Los alcances geográficos del complejo mítico de la bruja .............. 173
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4. A,·atares del Doble: vampiros, hadas, pesadillas y aparecidos ......... 179
5. La bruja como demonio nocturno en la España de los siglos Xlll a XV ........................................... ........................ 204 6. La bruja como demonio nocturno en la España de los siglos XIX y XX ........................................... ....................... 21 ¡
Prefacio
7. A modo de conclusión: de los Pirineos a los Alpes ...................... 2 ¡ 8 Capítulo 3. Santa Catalina y el saludador. Autopsia de un complejo mítico ibérico . ··········································· ····························· 225 1. Los saludadores: sanadores carismáticos en suelo ibérico .............. 228
¿Hacia donde volaban las brujas de antaño? La respuesta posee la simplicidad del axioma: las brujas volaban al aquelarre. El sabbat, sin embargo, encierra más problemas que los que la fábula sugiere. La sacrílega asamblea configuró durante más de dos siglos un no-lugar ficcional, un espacio ,irtual que legitimó la persecución masiva de un crimen imaginario, una represión judicial que costó la vida de 50.000 personas aproximadamente, acusadas de integrar una inédita, novedosa y fantasmática secta de adoradores del demonio. De hecho, el sabbat configuró una de las más exitosas objetivaciones de la crispada teología tardo-escolástica, un rol de privilegio sólo compartido con el teatro de la posesión diabólica. Factores como el poder de nominación de la ideología demonológica, la aplicación del método inquisitorial a la extirpación de la disidencia ideológica, y la confianza fanática en la capacidad del tormento para dilucidar los crímenes secretos, contribuyeron a otorgar entidad plena al paradigma de la brujería como delito colectivo. La magnitud de la cacería judicial que tuvo lugar -entre los siglos XV y XVII, y el carácter bizarro de los hechos que los magistrados laicos y eclesiásticos atribuyeron a los acusados de adorar al demonio en el sabbat, obsesionó desde siempre a los historiadores de la brujería moderna. Desde las primeras décadas del siglo XIX, investigadores positivistas y románticos plantearon la posibilidad de la existencia de algún fenómeno histórico real detrás de la gran caza de brujas renacentista. De hecho, resultaba difícil admitir que la Europa de Leonardo y Miguel Ángel, Maquiavelo y Montaigne, Copérnico y Galileo, Shakespeare y Cervantes, se hubiera abocado, sin más, a la desquiciada persecución de fantasmas inexistentes, al exterminio de una imaginaria estirpe de demonios con forma humana. Muchas respuestas
2. Saludadores, chamanes y licántropos ...................................... 247 3. Los saludadores y los sistemas arcaicos de posesión .................. : . 260 4. Saludadores y sanpaolari: el sustrato mediterráneo ...................... 272 5. A modo de conclusión: la busqueda del sujeto histórico ............... 276 Capítulo 4. El hálito de fuego. Mitología popular y poder taumatúrgico en el mundo rural ........................................... ....... 283 l. La bruja y la eucaristía ........................................... ............ 285 2. El saludador y la máscara ........................................... ......... 300 3. La captura del símbolo ........................................... ............ 307 4. A modo de balance ........................................... ........_........ 332 Bibliografia ........................................... ................................ 335 Índice analítico ........................................... ............................ 367
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9
se han dado desde: entonces al interrogante sobre los fundarnentos reales
la existencia de un constante intercZrrnhlo ele trazos flntantPsj de una
de la represión judJcial de la brujerl2 ternprano
inocultable circulación de temas:· rnr1ti1;" tcntre b mitologi'a eruclit1 del
El incren 1 ento
del trabajo en arc:hi,·os, la acunn1bción de rnono<Jr-J.fi',t-::; :y
1
aquelarre :· los complejos folkióricos rcralmente exí,tentes en el c1rnpo
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sofisticación de las herran1ientas teóricas al alcance de los estudiosos-del
europeo pre.industrial.
fenón1eno, han perrnitído descart2r rnuchos de los rnoclelos interoreta-
I- os• ensayos que inte·•ran el libro c1ue el lector tiene ahorr1 entre sus e,
ti,·os pretéricos. Ya n,1die acepta la ,-ersión radiczilizada del r2cion;lisrno 1 '¡ ~ l . ' Ql,=,,,_,i ..-ro -L"'" meo, qi,t: coi ,,1deraoa a .a caza de orups como el mero producto 1
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n1anos se pl~ntean con10 objf>tiY<:\ prccisarnente, contribuir
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en un escenario específico -Españzi ;· el rnunclo ibér}co- ;· én un deterrnin,1do: los
al margen de las cre,:ncias pop u lares -
parte ele Srrix Hisponica se dedica ai análisis de
por la población europe~
del periodo. De igual rnanera han caído en el clesc 1~,;,{·,; 1·-Lo s..)
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cris::ti:ina Y cultura fo11.:1orica
las relaciones existentes entre
orquestada desde arriba, sin la participación de las con1uniclacles ele base y
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de la prirner2 rnoclernid::d. Para ello, la prin1era
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de la L:aza
de bruj,:is europea, manteniendo como hilo conductor los debz,tes en
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teonas que 1n1zig1n:io-1n 1a per~1~tencia e.le :itJ\·icos cuitos pa<¿anos, ele 2.nti-
torno a la ri9ulsin1a y con1plf'j:t
quisin1c1s relígiones prehistÓrjC';i.s en la Europ,1
vunda ¡)arte inch1Ye una seriF de cstudi(J.S rlf'. c.:iso ~n tnrno a dos b ,
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cristiana de
del sabbat continental. La sc-
conlienzos de la era 1noderna. Por últin10, rc~ulta en ex~ren10 recluccio
oaracliomáricas del folklorP ibérico 1r;1clicionai: la
nista atribuir toda la responsabilidad por la irn1pcinn del estereotipo del sabbat a la clen1onización de cornplEin., de
'.-\ poc~ <1ue el especialista se aboca al análisis del complejo de la bruja
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' ei:1Dor:1n:i-:: ' ) ) 'hETLH1ne11t:is .. . ' . pone a prue 1:Ja l. a.s n1as tc,nr1cJs ;·
las noches bajo la presidencia de una orninosa fic:ura rectora, aún cua~clo
se sitúe dicho bricoloc92 teológico en el marco
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oeninsular detecta una sunerposición id in~incr&sica ele i i '
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n11toiogL1s:: arczucas ciuc alud1:in a co ectiYos rituzdes <1uc se
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al alcance de los historictdnres de la cultura conten1porá.nens. En eft·_·cto,
del complot,
el problPn1:1 de l:t profunda
del e~trrentjpo de L1
ll"iCrICJ
del sólido p1ncligma.del.encmigo-interior instalado en Occicleme en los siglos finales del ;\feclioe\·o.
no puede abordarse sin recurrir al apmo ele otra, di,ciplina,, lh,nnil.1, a
Cabe reconocer, sin en1bar2:o, que este últüno rnocleln interpretati\·o
osa interpe1ar. El :;:11udJ.clor, por su p:irte, es una de las figuras rnás irre-
ha tenido en las décadas recien;es el mérito de
cubrir las lagunas, los silencios, que la historia acadirnica. no ~
numero~as in;·es-
no
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ductiblemente locales del folklore
. pues re,uln
tigaciones, que permitieron sacar a la luz una cultura europea profunda,
imposible detectar su presencia más allzi del
ignnnda -desechada- durante mucho tiempo por los refo;·em~s instin 1 .
cu~nclo los sa1mbdores no inregraron Je m,rnera permanente el sistc:rn;i 1 1 ' ' 1L1ru_jena ' pnp1n:1r l · ... gran parte d' e l1J. trcl a---1 ,l :\l<-ler¡n de la espJ_n0!?J., curante ,u
cionales de la historiografía académica. Cada. \·e~ más la cultura \·ernácula
iheroZ1rneric1nr 1 .\ún
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la 'nitología :· el fulklore paneuropeos se n1eh·en un objeto de estudi~ recurrente en los departamentos de historia de las universidades europeas y americanas. Esta intensa colaboración que los historiadores de la caza de brujas vienen manteniendo con otras disciplinas del inmenso arco de las humanidades y las ciencias sociales -la crítica literaria, la lingüística, la antropología cultural, el folklore, la mitología comparada, la historia de las religiones- ha contribuido tanto a relativizar la tesis que hacía de la satanización del folklore pre-cristiano la causa excluyente de la emergencia de los constructos demonológicos tardo-medievales, cuanto a demostrar
hicieron de ia. detección de hruj2s )'
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--
una
de sus actividades más representativas y lucrativas, más allá de su convencional virtud para curar la hidrofobia y de su espectacular dominio sobre el fuego, El complejo del saludador constituye un tema particularmente apropiado para encarar el estudio de las interacciones entre demonología cristiana y cultura folklórica, pues sus trazos específicos exigieron hasta sus mismísimos límites a dos de los más pretenciosos dispositivos teológicos diseñados por el pensamiento cristiano tradicional: el modelo de superstición agustiniano y el discernimiento de espíritus.
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STRI:-: HN',-\'!JC.-\. PREF.'.CIO
Esbo zos prel imin ares y vers ione s redu cida s de los capí tulos 2, 3 y 4 del pres ente libro han apar ecid o en revis tas espe ciali zada s edita das por la UniversiclaJ de Salam,mca, la Folklore Socie ry de Lond res, la ,lfo[J)W foJományos Alwdémia de Bud apes t, y la UniYersi< lad Naci onal de San Mar tín, con los sigu iente s títul os: "El sanador., e! párr oco y el inq,1isidor: los salu chJu res y las fron teras de lo sobr enat ural en la España del Barr oco" (St,·dia Historica. Histo rie ,lfoJ ema, 29, 2007 , pp. 3073+ 1); "Cha rism atic Heal ing on lberi an Soil: AnJ \uto psy oí a Ivíythical Com plex in Early Mod ern Spain" (Folklore, 118: l, 2007 , pp. 44-6 4 ); "\Vi tch or Dem ou? fairi es, Y1mpires ancl l'iigh tmare s in Early Mod ern Spain'' (Acta Etlmographico Hung arica , 53:2 , 2008 , pp. 381- 4 ! O); "La másc ara del salud ador . Hist oria de un com bate por lo sobr enat ural en la Esp:iña
Patri cia Lvsaght, del UniFersisv Colle9e Dublin; a José L;ds de las Her~ ,, de la Univer~icl;d Je Salamanca; a Rog er Cha rtíer , de l'Ecole des homes ewde s · · ¡ . G 'b B r 11 ~ cle1 Dcpart111c1d of en sCien ces socw es, a a or a a, • " fahno !o3y and Calw tal :J .fr:thr,p,,h9y de la Unirersity ef Sze[Jecly; )' a Rob erto Dist efan o, de la ~acultacl de Ciencias Sociales de la Univ ersid ad de Buen os Aires. Qme ro finalizar con una men ción espe cial para mi amig a Ycole ga Fernan
Buenos Aires, septiembre de 2009 .
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Primera parte
,
HISTORIOGRAFIA Demonología cristiana y cultura folklórica en el contexto europeo
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I
CAPITULO 1
Un aquelarre de historiadores. La mitología del sabbat en la historiografía de la caza de brujas 1
1. El romance de la bruja y del historiador. A comienzos del siglo XXI, la historiografía de la caza de brujas europea atraviesa por un período de esplendor. Lejos han quedado los tiempos en los cuales la reconstrucción de la represión judicial de la brujería corría por cuenta de eruditos archivistas, que mantenían una relación marginal con los principales centros académicos y que publicaban colectáneas documentales o estudios regionales que priorizaban la descripción fáctica y la reproducción de fuentes por sobre el análisis histórico. Al respecto nos vienen rápidamente a la mente los nombres ilustres del alemán Joseph Hansen, de los estadounidenses Henry Charles Lea, George Lincoln Burr, Wallace Notestein y George Lyman Kittredge, del inglés Cecil L'Estrange Ewen, y de los franceses Etienne Delcambre y Francis Bavoux. 2 El título
7/194 7/72
Dcn1on1
cristi:-111c1
y cultur:i folklóricJ.
en d UJ!1ttxro europeo
La situación cornienza a c.1rrtbic1r tÍn1idan1ente en la siglo XX. Los primeros trabajos de síntesis
a
la Segunda Guerra \ l undi:d a.parecen en torno de! italiano Giuseppe Bonomo; Los Caro Baroja; y Hexen und
rnitJd del
2
L1
En la década , media posterior a 1970 el renacido inte>rés por la caza
firnlinción de
1960: Cdccia
se consol 1
,-1!12
de 10S
del español Julio
,· su
sicas monografías ele A.Jan .\lacfarlane ( 1
del zder:nJn Kurt BJ..sch\,·itz. 3 Pero
el Yerdadero giro copernicmo tiene lugar a rÍnJlcs de la publicacíón de una serie de
por un bclo, con Li irrupción
1
Keith Tlwrnas ( 1971), H. C. Erik .\ íicldfort ( l 972), Paul Bo:,er; Stq1he11
decenio, con
\íonter(l
Nissenbaum(l
auciaces e inno\·acloras a
,A.lfredSoman(1977, 1978),
Roben !\lucliernbled ( 1978, 1 981), Gusta,
cargo ele Ca.rlo Ginzburg ( 1 q66), Hugh TreYor-Roper ( 1967) y Robert \!androu ( 1968) ."
( 1980), ChristinJ
Lamer ( 1981 ), John Putn¿¡m Demos ( 1982) y Emrnmuel Le RO\ Lacluric'
(1983);;, por otro lado, con la
ele
(; pokmicosí
ensayos dedica.dos a rastrear los funrhrne-ntos rneclieYales de la den1ono-
looÍJ radical •y a 1Densar los oríaenes de la represión :::, O ~
te1nnrano-n1oderna -n1e refiero.• 1 de>
ele Li a las con tribu( 1nnes
:\Jorrnan Cohn ( 1975 ), Richard Kieckhcfer
Burton Russell (1
PJ.ul 1 T:rench andTrubner, 1919; Cecil L'Estrange E\\·l:n,l .i
Tudor an3 Sruorr concepr di la SlHcellerie Jons le duché cl2
.1
1970; ).iicl1el ele Certeau} La poss2Ssicn J2 !
f orr:1ine-!\iu,ée Historique Lnrr~ine) 19+3~ 1951; Francis
Ser\·ir, 19-l /; francís
Julliard, l 9í0; KeithThomas,
Honlis2s et
,/
rn
J562-168..f-: Thc Sl)~·il·;J
H.
XIX.
St:rnfnrcl, Stz-mfnrd Uni\·ersit;· Press, 1972; Paul B,J::cr
Las
The BorJcrl.n1J, und Loening, 1 963. \ Volfgang
primera síntesis sobre la
G\Za
ele
Sornan, '·Ic,s proces ele 32: + (l 9íí), pp. í90-S l+; .-\lfreel Sonrn1, .. The Parbment of Paris :rnd tlw Grcat
sin
Witch Hunt (1565-16+01, S'xreenth ger, '"\Vitchcraft St11dies in :\u.~rri2,
and S\\·itzerbnd)', en JonJthan Barry
9:2 (]
pp. 30--H; Rohcrt
l\iuchen1blcd "SorciE:res du C;-in1hré<;;i;:; L'0.ccultur:1.ti0n ch1 m0nde rurJl aux XVlc
1
1
.\íarianne Hester and Gareth Roberts ( eds.), 1Vitchcrcif,: in Ear-!f ,lfodcrn Europe: Studi~s in Culwre and Belief, Cambridge, Cambridge UniYersity Press, 1996, p. 69.
et XV!Ie sii~cles", en AA.VV., Prophetes et sorcicrs dans les Pap-Bas. XV/e-XVII/e siecle, París, Hachette, 1978, pp. 155-261; Robert Muchembled, Les derniers bíichers. Un 1·illage de Flandre et ses sorcicres soux l.ouix XIV, París, Rarnsay, 1981; Gustav Henningsen,
4
Cario Ginzburg, / Benandantí. Stre9oneria e culti a9rari tra cinqucccnto e seicento, Turfo, Einaudi, 1966; Hugh Trevor-Roper, "The European Witch-Craze of the 16th and
The Witches' Adrncate: Basque Witchcrcif,: and the Spanísh lnquisítion, Reno, UniYersity of Nevada Press, 1980 (edición en castellano: El abogado de las brujas. Brnjcrfa ,,asca e Inquisición, Madrid, Alianza, 1983); Christina Larner, Enemies efGod: The!Vitch-hunt in Scotland, Baltimore,The John Hopkins Unh-ersity Press, 1981; John Putnam Demos, Encertaining Satan:Witchcrcif,: andThc Culture Ear!J' New England, Nueva York, Oxford University Press, 1982; Emrnanucl Le Roy Ladurie, La sorciere dejasmin, París, Seuil, 1983 (edición en castellano: La bruja de jasmin, Barcelona, Argos Vergara, 1984).
17th centuries", Encounter, 38:5 (! 967), pp. 3-25 and Encounter, 38:6 (1967), pp. 13-34 (reeditado en H. R. Trevor-Roper, The Crisis eftbe Sei-·enceenrh Cenwry: Religion, the Reformation and Social Chan9e, Nueva York, Harper, 1968, pp. 90-192; y en H. R. Trevor-Roper, The EuropeanWitch-Crazeefthe Sixteenth and Sei-cntcenth Centuríes and other Essays, NueYa York, Harper, 1969, pp. 90-192); Robert Mandrou, Magistrats et sorciers en France au XVIIe siecle. Une ana!J'se de psychologie historique, París, Pion, 1968.
ef
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Historiografía. Demonología cristiana y cultura lolklórica en el contexro europeo
Fabián ,1/ejandro Campa9ne
(1976), Edward Peters (1978) y Franco Cardini (1979). 6 El simple listado de las editoriales universitarias líderes gue por entonces comenzaban a interesarse en la publicación de monografías sobre la brujería europea, basta para demostrar la realidad de la rernlución historiográfica a la que estamos aludiendo.
Robin Briggs y Stuart Clark, entre otros. 8 Finalmente, el comienzo del nuevo milenio asiste a la irrupción de una tercera camada de investigadores integrada por especialistas como Diane Purkiss, Malcolm Gaskill, Marion Gibson, María Tausiet, Armando Maggi, Walter Stephens, Michael Bailey, Alison Rowlands, Gary Waite, Tamar Herzig y Jonathan Durrant, entre otros exponentes de u~ listado que resulta cada vez más abrumador. 9 Cabe
En la década de 1990 el liderazgo del campo historiográfico recayó en una nueva generación de académicos, quienes continuaron revolucionando las ilwestigaciones sobre la caza de bnrjas con la apertura de nuevas especializaciones, relacionadas con los estudios de género, el folklore, el análisis del discurso, el psicoanálisis y la historia del arte. 7 Cab;ía ubicar :n esta cohorte a Wolfgang Behringer, Brian Levack, Gábor Klaniczay, Eva Pócs, BengtAnkarloo, Pierrette Paravv Lvndal Roper James Sharpe .I'
/
'
8 A continuación incluyo solamente el texto más reconocido de cada uno de los historiadores mencionados: Wolfgang Behringer, He.,cni-eifol9un9 in Bayern:Volksma9ic, Glaubense!far und Swatsrason in der Frühen Neuzeit, Munich, R. Oldenbourg Verlag, 1987; Brian Levack, TheH'itcb Hunt in Early J1odern Europe, Londres, Longman, 1987 (edición en castellano: La caza de brujas en la Europa 11Joderna, Madrid,Alianza, 1995); Gábor Klaniczay, The Uses efSupernatural Po,rer: The Traniformation efPopular Religion in ;l/ediernl and Early-.lfodcrn Europe, Princeton, Princeton Unh·ersity Press, 1990; ÉYa Pócs, Fairies and 1Vitches at the· Boundt1ry· ef South-Eascern and Central Europe, Folklore Fellows Communications 243, Helsinski, Akademia Scientiarum Fennica, 1989; Pierrette Paravy, De la Chrétienté romaine a la Riformc en Dauphiné. É,,eques,fideles et dél'iants (rers l 340 - rers 1530), Roma, École fran~aise de Rome, 1993, 2 rnls.; Sophie Houdard, les sciences Ju diable. Qyaue discours sur la sorcellerie, París, Cerf, 1992; Lyndal Roper, Oedipus and tbe Dei·il:1Vitchcreft, Se.rnalitJ and Religion in Early Modern Europe, Londres, Routledge, 1994; James Sharpe, lnstruments efDarkness:IVitchcreft in En9land, 1550-1750, Londres, Hamish Hamilton, 1996; Robín Briggs, IVitches and Nei9hbors. The Social and Cultural Context ef European IVitchcreft, Nueva York, Viking, 1996;. Stuart Clark, Thinkin9 ll'itb Demons: The Idea efJ Vitcbcreft in Early Afodern Europe, Oxford, Clarendon Press, 1997. 9 Diane Purkiss, Thel Vitch in History: Early Modern and7i,·entieth-Century Representations, Londres, Routledge, 1996; Makolm Gaskíll,. "Witchcraft in Early Modern Kent: Stereotypes and the Background toAccusations", en Jonathan Barry, Marianne Hester and Gareth Roberts (eds), op.cit., pp. 257-87; Marion Gibson, Readin91Vitchcreft: Stories ef Early En9lish IVitches, Londres, Routledge, 1999; María Tausiet, Ponzoña en los ojos. Brujería f superstición enAra9ón en el si9lo XVI, Zaragoza, Institución Fernando el Católica/Diputación de Zaragoza, 2000; Armando Maggí, Satan's Rhetoric:A Study ef Renaissance Demonolo8J, Chicago, The Chicago University Press, 2001; Walter Stephens, Demon Lows:ll'itchcr'!Ji, Sex, and tbe Crisis ef Belief, Chicago, The University of Chicago Press, 2002; Michel David Baile y, Battlin9 Demons: Witchcreft, Heresy and Reform in the late MiddleA9es, Filadelfia,The Pennsylvania State University Press, 2003; Alison Rowlands, 1Vitcbcreft Narrati,·cs in Germany: Rotbenbur9, 1561-1652, Manchester, Manchester University Press, 2003; Gary K. Waite, Eradicatin9 tbe Devil's Minions: Anabaptists and TVitches in Reformation Europe, Toronto, University ofToronto Press, 2007; Tamar Herzig, "Witches, Saints, and Heretics: Heinrich Kramer's Ties with
'
6
Jeffrey Burton Russell, IVitchcreft in the 11IiddleA9cs, lthaca, Cornell UniYersity Press, 1972; Norman Cohn, Europe's lnner Demons:An lnquiry lnspircd by tbe GreatlVitch-Hunt, Londres, Chatto and Windus, 1975 (edición en castellano: Los demonios.familiares Je Europa, Madrid, Alianza, 1980); Richard Kicckhefer, European IVitch Trials: Their Foundations in Popular and Lcarned Culture, 1300-1500, Berkeley, Uníversity of California Press, 1976; Ed\\'ard Peters, The 11la9ician, the ll'itch and the Law, Filaldelfia, Unfrersity of Pennsylvania Prcss, 1978; Franco Cardini, 1lfa9ia, stregoneria, superstizioni nell Occidente medierale, Florencia, La Num·a Italia, 1979 (edición en castellano: ilfaoia, brujería .Y mperstición en el Occidente medie.-al, Barcelona, Península, 1982). 7 Las referencias bibliográficas que se incluyen en la presente sección han sido seleccionadas meramente a modo de ejemplo. Para un análisis historiográfico de carácter exhaustfro puede consultarse: Jonathan B_arry and Ü\\'en Davies (eds.), Palorm,e Adrances in 1Vitchcreft Historio9raphy, Basingstoke, Hampshire, Palgrave Macmillan, 2007; Thomas A. Fudge, "Traditions and Trajectories in the Historíography of European Witch-Hunting", History Compass, 4:3 (2006), pp. 488-527; Ronald Hutton, "Anthropological and Historical Approaches to Witchcraft: Potential for a New Collaboration?", Historicaljournal, 4 7:2 (2004), pp. 413-434. Para los aportes anteriores a 1995 puede consultarse: Fabián Alejandro Campagne, "El largo viaje al sabbat: la caza de brujas en la Europa moderna", en Fray Martín de Castañega, Tratado Je las supersticiones)' hechicerías, Buenos Aires, Facultad de Filosofía y Letras/Universidad de Buenos Aires, l 997, pp. ix-cxiii. Para los aportes anteriores a la década de 1970 continúa siendo de utilidad la consulta del clásico artículo de William Monter, "The Historiography of European Witchcraft: Progress and Prospects",Journal efJnterdisciplinary History, 2:4 (l 972), pp. 435-451. 20
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cristiZtnJ y cultur-1 ··-- 1'u :. _ ·
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contcxro europeo
Fabián
rias generales, 13 las nhr0s de
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en lenaua n1oderna debidan1ente anotada lnor editores ~
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de n:J_ne r a not:-1hle el análisis ele la.s representaciones y del aguelarre Pero lJ , ¡ , ,ngente czintic1ctC1 de rnonovrafias c~ar_ cuenta de la sofisticación adguiridzi~por la cie brujas en las últimas décadas • ...__ ¡:n1 la" oc"Llwll( "1; J ] é}( "-·'- c.
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alnmclan L,s histo-
:+ Robert J\luclwmblecl, Une
\'/fe- \'\'e
;) El proyecto rn~;;; r1n1hicins.:n en f'(;te scntidn por Rriln Lene!,·
Breslaw
1999.
Nue,·aYork, Ne\\·York
, C)xforcl,
Press, 2002.
;s Especial reconocin1iento rnerece h n1nnun7f'ntJl sc>riP de \·olúnrenf's
Charles Zika The Ap ºn"· h ,r. . ' pearance C)' rllc cr0r, Londres, Routledge, 2007· Claudia S, . .-lrt, Sc1ence, and Wirchcr'!ft in Earlv Modern Holla J·} d Gh ' 1-an, e b. . -;¡ n. acques e 1:rnf/(1565-16?9) am ndge, Cambndge University Press, 2005· Linda C Huir .,., •¡1· h - ' 5 , 1 ne, uc as kluse·.,Jrr G d d p, . ' • o1Mrer mhEarlybl Modern Europe, 'Filadelfia, University of Pennsylvania P;ess, ' o ert uc em ed, Diable!' París Seuil 2002 O . . ' . 'fi '. ' . tro trabaJo particularmente original, en el cual el análisis i . conogi a ico Juega un papel relevante es una mono rafía lraescb1ern~e que aborda en perspectiva comparada el sari hindú Yla in;ineración rin~I de UJas europeas· Pompa B · B . . anerJee, urnmgWomen:JYidows,1Virchcs, and Earl 'rf d European Travelers in India Nueva York Palgr . , 1 ·¡¡ ~ 1 0 ern ' , · a\e" acm1 an, 2003. 12
a
la reproducción facsimilar de la mayor parte de los documentos editados sobre la brujería inglesa publicados entre 1560 y 1736: James Sharpe (ed. ), English ll'itchcrefr, 1560-1736, Londres, Pickering & Chatto, 2003, 6 vols. Amén de la supervisión general de Sharpe, los distintos YO!Úmenes de la serie fueron editados por Marion Gibson, Malcolm Gaskill y Peter Elmer. Merecen destacarse, también, otros emprendimientos recientes de menor envergadura, como las traducciones al inglés de los tratados clásicos de Johann Weyer, Martín del Río }' Pierre de Lancre: Johann Weyer, Wirches, DeYils and Doctors in rhe Renaissance.Johann W1:_rer, De Praestigiis Daemonum, introduction and notes by George Mora, translated by John Shea, Binghamton, Medieval and Renaissance Texts and Studies, 199 J; Martín del Rfo, lnvestigations into
2~~t;:
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. . ,. cultura folkl, . , cnst1ana Historiografía' . Dei nono ¡og1a I onca en e contcxro europeo •
fobián ,-llejandrü Campa9ne
~
1 l/ JI
Desde hace ,algunos a nos e ,. a eus Maleficarum el texto fer1c h e e1e 1a ' _. I e1emonolo gia po ·r . l suscitac 1 1 o un renovad o interés P s1 1\ a, 1a ~ . or parte e e os
increme nta de manera exponen cial la cantidad de docume ntos originales que pueden consulta rse por Internet . 21 Tocio este fenomen al esfuerzo colectivo ha desembo cado en 2006 en dos logros que coronan cuatro décadas de erudició n y trabajo sistemático. Me refiero, en primer lugar, a la publicación de la monume ntal Encyclopedia efWitchcreft: The Western Tradition, un esfuerzo colectivo que alberga 22 758 artículos , redactad os por 170 expertos de 29 países diferente s; y
en segundo lugar, a la aparición de 1vla9ic, Ritual, andWitchcreft, la primera revista académica que ha hecho de la caza de brujas europea una ele sus especializaciones excluyen tes. 13 Probable mente nada refleje con mayor contund encia la centralid ad que el estudio del fenómen o disfruta actualmente en el seno de la academia occident al, que el hecho de que uno de
. magic, editcd by P. G. Maxwell-Stuart, Manchester, Manchester Unh· . . e1 Sil) Press, D '..,. bl Picrre De L 2000; On che lnconstan9, onl'itcl1es· 11 D ancrc s ,a e,w el'!neo . ':J, 1 nstancc es 1 aill"ais 11"Id S 1 1 ·¡¡·1ams t , nges Et Demons 1612 edited b,·., G er1 b ¡ 1 e 10 z W1 ' ' rans atec y Harriet Stone A . and Gerhild Scholz Williams T, nzona Center of Med·ie,·a¡ an d Renaissance , empe, Studies 2006 Tamb·' ¡ ¡; . . de Johannes Nider está . d b· ien e wm1canus . . ' sien o o 1eto de una . particular atención: Jean Nid er, D es sorCJers . ., et lcurs tromperi .. (L ¡; ª ·ourm,11ere, lirre V), •s · . C, d . textc établi et traduit par J ean ear , mtro
ren , Ounic _ , I _ger, .P.' illalleus ,l!alefirnrum, editcd ami translated b h Chr· .y . istop er S. M~ckay, Cambndg e, Cambridge Unh·ersitv Press ?00 , Latm .I. o!. , 6, ' b'·' bl" de Acaba n Translatio Text, voL II: Enghsh ., pu 1carse tam 1en la pr·imera tra d ucc1on · ~ . . I castellana del texto conlpleto del 1Jf 11cus.. H emnc s acobu Kramer/J 1 ª 5 prenger, Malleus . 1l!aleficarum. El martillos de l b . . 13a1_ce Iona, Red1tar Libros 2006 os Tll_Jos, • 20 . .. d 1 . ' Particularmente valiosa resulta la edició11 bT 1 mgue e os cmco textos más f I an iguos , sa del do en os que se menciona el estereotipo demoniza , bbat, todos ellos redactados d entre finales ele la década de 1420 , _ . . . } comienzos e la decada de 1440· e· Ju sabbat. Edition critique des textes les plus anciens (1430 e 1440 '. ) reum.d·os 1ma91na1re M · -O artm_e , . por 1 ' Tren; storero, Agostino Paravicini Bagliani t Kathrin Utz P, en co aborac1on por · ·t, 1 L Catherine Chene Lausana llni\',. ausanne 1999 La eis1 e ce , ' . . s restantes monografías - . ' sobre brujería publicadas en los C h. 1 ausan1101s son: Pierre-Han Ch ff:at, La Sorceiers a . 1lene comme exutoire. Tensions et e .n- 1 o D º'!J"ls ocaux: ommartin 1574 J578 L ausana, 1989; ' h bb S démons" Martine Ostorero , 'T-olátrcr arce les . a atete asse au.tsorciers al'evey (1448) Lausana 1995· S J . S b" ' ' . ' , an rme tro 1110, Franf·oise saunfe Jes.fiam mes.' Une Val a1san11e ' accusee Je sorcellerie au Xl'e siecle, Lausana 1996 _E , M . ' 'a a1er, Trente ans m·cc le diable. Une nouvelle ' 24
Pfister, chasse aux sorciers sur la Ri.-iera lémaniquc (1477-14 84), Lausana, 1996; Laurence , le Modestin Georg 1997; Lausana, L'eefer sur terre. Sorcellerie a Dommarti11 (1498), Lausana, 1460), (rers Lausanne de diable chez l'éréque. Chasse aux sorciers dans le diocese 1999; Sophie Simon, "Si je le ,·eux, il mourra!".·A!alifices et sorcellerie dans la campa911e y Georg 9e11eroise ( 1497-153 0), Lausaria, 2007; Martine Ostorero , Kathrin Utz Tremp Archfres des 29 Ac re9istre Le Modestin (eds.), lnquisilion et sorcellerie en Suisse romande. ca11to11ales .-audoises (1438-15 28), Lausana, 2007. 21 http://ete xt.virgin ia.edu/ salem/ witchcraft (Salem Witch Trials: Documen tary . Archiv andTranscription Project); http://ww w.arts.ed .ac.uk/w itches/in dex.html / (The Suney ofScottish Witchcraft 1563-1736); http:/ /dlxs2.lib rary.corn ell.edu/w / / http: n); witch/ind ex.html (The Cornell Unh-ersity Library Witchcraft Collectio tory. gallica.bn f.fr/ (Gallica: Bibliotheque nationale de France). http:/ /www.his t witchcraf Lorraine ox.ac.uk / staff/robi nbriggs/ search_trials.html (abstracts of 400
trials eclited by Oxford scholar Robin Briggs). Richard M. Gol
22
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25
Historiografía. De n1 i.\no ¡0_;1.1 , cristi ana)' cultur a folkló rica en el
Fabián
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los dos edito r"'s , .. ben o· era ¡es actua les. de . h, re\·1· ºt~ ~ " J)asL on d p¡.·,en t s Roper , una de bs más rec l . . .. , ea ono<...· 1< as e,pec 1al1stas del. camp o ..hi,Lo ri.
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Para esta discu sión ,·/,as<" Arno Borst , Borba rcn, Ketzer und Arrisrcn.ílcltcn de, .ll mclal ters, M,mi ch, R. Piper, 1938 (rito por la edic'Ón en in;;lés
en»· ¡g .. ,, ªl d e .Post and Presenr con
29
::w~l fgang Behringer, IVitclies andlVirch-H vr;t,·, p. 6:3. Cnan ann ·· liez·, "L a prem1ere ., J 436?)"tal ;\mm chasse L'· . . Doub . aux. sorc1· ers en Valais ( 1, 28 ,. · , en 1mag mmre du sahb1t, P· 69. -r • ·'\Vo!fgang Behringer, IVirchcs andlVitch-H 11nts p 64 2' C l e· ar o mz burg, Storia . d·I · .b m,... Una d~cifia'.-ío~ (cito por la edición en ·a nottli , . t ll . H· . V' • .e.'· .,aba , Tunn , Emau . di, 1986 e , e ano. istona nocturna Un de ·r, . tradu cción de Albe rto Claver' lb'B . scyam 1cn'o del 071:clcrre, ia anez, arcel ona .'\
Hereric,, ::nd :lrtim in die :lliddle ilgcs,
: Hdicr.,!JFo-lc/.c: Barharicins,
tr,n° 1 ' " ' " '
by Eric Hansen, Chicago, The ·uni-
yer,it y of Cbco go Press, 1996 , pp. 109 y ss.); Norm an Cohn , Ellr0pc's fnner Dcmo m, pp. 118-1 43; 181-2 0 \; Chris tophe r S. Mack ay, "Gen eral lntro ducti on", en l-1enric11s Instit nris y J:ic0bus Sprenger, M,1/lc,v ;Ha 1 ifi:arum, vol.! , pp. 49 y ss.; Cario Ginzburg, Hi
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7
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cristi:inJ ;· cultura LJ]klúrica en el contcxro europeo
l 1 ,l ' 1 expLL~JUu ucl territorio alcrnán, el don1inico enYÍa una carta J] · · l ¡ "1 b mun1c1pa, e e 1,urern erg en b que se atribm·e b responsabilidad por b ejecución de al menos 200 sospechosos de br~jería serÍ;1 definiti,-Jn1c1it(·
pirenaicos de I'< a\·arra. 36 Esta prin1era oleaJ;:1 represi,·a española no ha 1 'l e a ra1z • Cie 1 Dodido ser rcco11stru1J.1 en uetal
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flure11cio Ido1te, L.1
uuJ1'-,hluI1::i cic ia
Ol
Diputación Foral
de Navarra / Instituto Príncipe de Viana (CSIC), 1978, pp. 23-59; lñaki Reguera, la Inquisición Española en el País Vasco. El tribunal Je Calahorra, 1513-1570, San Sebastián,
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Txertoa, 1984, pp. 192-21 L Fabián Alejandro Campagne, Homo Catholicus, Homo Supersticiosus. El discurso antimpersticioso en la España de los si9los XV a XVIII, Madrid, Miño y Dávila, 2002, PP· 37
lonia, 11 M~ili~º· 2005, PP: 13-14; Giuseppe Bonomo, Caccia al/e sueghe, pp. 7;_84_ Para un anahs1s del tratan11ento que la cuestión de la brujería recibe en Italia a fines
48) y SS. 38 Dadd D. Bailey, Ma9ic and Supemition in Europe, p. l 52;Wolfgang Behringer, IVitches andlVitch-Hunts, -pp- 79-82. 39 Para una interpretación en este sentido véase André Brulé, Sorcellerie et emprise démoniaque a Metz et au Pays·messin, Xlle-XVllle siecle, París, L'Harmattan, 2006, PP· 77 y SS.
d.el siglo XVI)' c~mienzos del siglo XVII, en tien~pos de las grandes psicosis brujenles que caracterizan a la Europa del Renacimiento tardío, \·éase Giovanni Romeo lnquisitori, esorcisci e scre9he nclf'ltalia della Concror!farma, Milán, Sansoni, 2004(1990)' pp, 3-108, 247-288. '
28
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in 1a~b i11 a:·ios cuJ.ndo los res11)ectiYos ach·ersarios confesionales configuraban
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c¡ue los P'.º~bo~ por brujería, magia ritual :,· hechicería cclcbraclos en Europa con '"¡/,·r,ond;iu '
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¡Dersecuciones 'iudiciales de baja intensidad.
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que i~o "h e1L1 J repetirse en suelo it,ilic1110 ni sic1uiera en tiempo de grandes Dcrsecuciu11t.._~s L·ontinentales posr·e~;o,·t~,,1 -1 1 :::'"";'o 3;..,. b-., , ,¡_,1_, c ,.JJJ. 1an11enen1J. déc.1J,1 J,c. 1 e; 'O1 ¡, -,. - 1,, 1 _ . ___ •. • e ' -- -d ld,-..1 ue DI UJa.::i pencLrJ por pr1111~ra ,-ez en territorio ,bcnro-setrJ'•·1 , ' · · · .• . · j ' ' ,._, · --- ,._ Ld uc iu.s procc00.s 111c0Juos por 1J. _iusticia civil eni10 ° ,-a-¡·'e" 1
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Ír -,,pcrs'iciones I' l ) J~, --i, ..,
. . . . / ílde'bo.,__ri- - 1--,-·c;c".'"lr'-:"'' Reducidos a su n1111i1na exprcs1on, 110s JU1c1os por 'b ru3er12 ,_. lL, con lente de au111ento. 33 No resulta sencillo explicar este capricho de la
;:,23, respecri,·;:imente, han ouecbdo
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Entre las décadas el~ 1520 ). 1570 la intensidad de la caza ele brujas se
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inaxrniuJ monumentos de un aaudo pico de 'eroci"ui,cl · J· ·
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reduce de rnanera drarnática en territorio europeo. Se trata de un curioso
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hechjceri'os del franciscano ?\·lardn de Castzilit~ga, publicado en Logro1l.o en
.\lientrJs el nuc, u p;.irc1d1gm;:i rcpresiYo encontraba una enconada re.
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en Granada en 1526 con el objeto de deternlinar el caracter real o nna-
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documentales ;:iprnpi"J¿¡:;_ La celebérrima junta ele_ te6bgos or~ani;,:ada
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29
Fabián Alejandro Campagne
Historiografía. Demonología cristiana y cultura folklórica en el contexro europeo
De hecho, el índice que mejor señala que e~ las décadas finales del siglo XVI la caza ele brujas ingresaba en una fase de renovada intensida d, es la explosión editorial que por entonces protagoni za el género demonológico. En 1574, un editor veneciano reimprim e el Afalleus Maleficarnm por primera vez desde 1523. Le sigue otra edición veneciana en 1576. En la década de 1580 se reimprim e tres vect'ts en Frankfurt , y una vez más en 1600. En Lyon se publica en 1584 y 159 5, y luego en otras 6 oportunidades durante el siglo XVII (la última edición tiene lugar en 1669).+6
ante~ habían destruid~ los sembradí os locales. -!O Durante el año siguiente el senor local_ord enana otras 43 ejecucion es, convirtie ndo a 'vViesensteig en el escenario de la caza de brujas más intensa hasta entonces conocida en territorio alemán. 41 De todas formas, el suceso que realment e marcó un cambio de tendencia definitivo , abriendo las puertas a las alucinadas dimensio nes que la represión judicial de la brujería adquiriría a comienzo s del siglo XVII, fue. la persecuci ón que estalla en el principad o-arzobis pal d~ Trie~ (Treveris~ en 1585. 42 Se trata de la primera psicosis de grandes d1mens10nes que tiene por escenario uno de los principad os católicos del
El Tractatus de Binsfeld, que para muchos estaba llamado a reempbz ar al Málleus, fue reimpreso en 1591, 1596, 1605 y 1623; en traducció n alemana fue editado en 1590, 1591 y 1592.f? La radical Démonomanie des
oeste de Alemania , llamados a convertir se en poco tiempo en el Iocus de las más feroces cazas de brujas de la historia europea. Particula r impacto
sorciers ele Jean Bodin conoce diez ediciom · entre 1580 y 1600, una traducción latina que aparece en Basilea en 1S '1 y en Frankfurt en 1590, y
produjo en la opinión pública continent al la ejecución del Dr. Dietrich Fladde, abogado, consejero imperial, y uno de los ciudadano s más ricos
una traducció n italiana editada en Venecia en l S'39 y reimpresa en 1592 _+s Por aquellos años aparecen también las restant ts piezas claves del genero
de la ciudad. 43 Tras una década de inclemen te brutalida d judicial, las cifras oficiales señalan la ejecución de 368 personas. 44 En 1589, los sucesos de Trier dieron lugar a la aparición del Tractatus de coefessio~ibu~ malef/cornm et sagarum, del jesuita Peter Binsfeld, el primer tratado demonoló gico de envergad ura desde la publicaci ón del Malleus Afolef/carnm más de cien años atrás. 45
demonoló gico tardo-esco lástico: la Demonolatriae libri tres de Nicobs Rémy
: Sobre la po~i~le relación entre !'os desastres climáticos de la pequeña edad glaciar } l_a persecu_c10n de las brujas_ ,·ease Wolfgang Behringer, "Climatic Change and W1tch-Huntmg: The lmpact of the Little Ice Age on Mentalities", Climatic Chanae, 43:2 (1999), pp. 335-351. 41 Gary K. Waite, Eradicatin9 the Devil's Minions, pp. 3, 144-153; Alison Rowlands IVitchcr'!ft Narratires in Germany, pp. 25-26; H. C. Erik Midelfort, IVitch Hunting ¡~ Southn-estern Germa'!)', pp. 88-90. -1i Johannes Dillinger, "Electorate oITrier", en Richard M. Golden (ed.), Encyclopedia eflVitchcrefc, vol. IV, pp. 1135-1136. · 43 Alan Charles Kors y Eclward Peters (eds.), IVitchcrefc in Europe, 400-1700, . 308-318; Rita Volmer, "Dietrich Fladde (1534-1589", en Richard M. Golden (e:.~, Encyclopedía ojWitchcrefc, vol. II., pp. 378-379; continúa resultando ele utilidad la consulta de uno de los textos clásicos de la historiografía de la caza ele brujas europea: George Lincoln Burr, "The Fate of Dietrich Flade", Papers ef the ;lmerican Historical Associacíon, 5 (1891), pp. 189-243. 44 Wolfgang Bchringer, "Allemagne, 'mere ele tant de sorcieres'", p. 70. 41 Johannes Dillinger, "Peter Binsfelcl (1546-1598)", en Richard M. Golden (ecl.), Encyclopedia eflVitchcrefc, ,·ol. I, pp. 122-124.
mauvais anges et démons de Pierre de Lancre (1612). 49 A partir de 1580 las oleadas represivas de alta intensidad se multiplican en Alemania , Francia, Escocia, Dinamarc a, Suiza y en los Países Bajos españoles . Pero las psicosis brujeriles alcanzan también regiones hasta entonces no afectadas. Inglaterra inicia la represión judicial de la brujería con la sanción del estatuto de 1563. 50 De hecho, en algunos condados del
30
(1595), la Daemonolo9ie de Jacobo VI de Escocia ( 1597), las desmesur adas Disquisitionum magicarum del jesuita Martín del Río (1599-1600), el Discours exécrable des sorciers de Henri Boguet (1602), el Compendium malef/carum de Francesco -Maria Guazzo ( 1608), y el difundido Tablea u de l'inconstance des
Christopher S. Mackay, "General Introcluction", en Henricus Institoris and Jacobus Sprenger, Malleus Maleficarum, vol. 1, pp. 170-171. 47 Johannes Dillinger, "Peter Binsfeld (1546-159 8)", p. 124. +s Robert Muchembled, "Terres de contrastes. France, Pays-Bas, ProvincesUnies", en Robert Muchembled (ed.), Ma9íe et sorcellerie en Europe, pp. 108-109. 49 Wolfgang Behringer, IVitches andlVirch-Hunts, p. 102. so James Sharpe, fnstruments ef Darkness, pp. 89-90. En rigor de verdad, el primer estatuto inglés contra la brujería fue aprobado en 1542; sin embargo, no se ha conservado ningún documento que demuestre la aplicación efectiYa ele la norma (lbid., pp. 28-30).
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Historiografía. Demonología cristiana ). cultura folklórica en el contexro europeo
Fabián Alejandro Campa9m
sudeste del reino (Essex, Kent, Surrey, Sussex, Hertford) las décadas finales ele la era isabelina coincidirá n con la fase de mayor intensidad represiva en la historia del país. 51 También en la España pirenaica los juicios por brujería comienzan una vez más, hasta alcanzar su clíma:.: con el legendari o proceso de las brujas de Zugarram urdí ( 1610-161 4), un episodio cuyo fenomenal potencial para transform arse en una represión de proporcio ~es gigantescas fue neutraliza do finalment e por el Santo Oficio. A pesar del número exiguo de víctimas -doce condenad os a la hoguera, de los cuales cinco fueron relajados en efigie-, el proceso logroñés tuvo un papel clave en el colapso del estereotip o demoniza do el sabbat en España:'1 En los años finales de la década
De todas formas, ninguna región europea igualará en intensida d y violencia a las persecuciones que tendrán lugar én los principados eclesiásticos del oeste alemán durante las primeras décadas del siglo XVII.;~ De hecho, entre 1585 y 1635, los celosos prelados contrarre formistas a cargo de seis diminuto s estados católicos -los electorad os de Trier, Colonia y Mainz; los obispados de Bamberg, Würzbur g y Eichstatt - condenar on a muerte a cerca de ocho mil personas. 55 Esta cifra escalofriante equivale a 18% del total de víctimas provocadas por la caza de brujas entre 1428 y 1782. 56 Una particular ferocidad caracterizó a Ferdinand Yon Bayern, príncipe-arzobispo de Colonia, quien entre 1624 y 1634 envió a la hoguera a 2. 200 condenados por el delito de brujería; estas cifras convierte n al fanático elector de Colonia en el máximo cazador de brujas de la historia europea. 57 A partir de los primeros años de la década de 1630 las persecuci ones masivas adquieren carácter excepcion al en Occident e, y tienden a concentra rse en la periferia de la civilización euro-atlán tica. Dejando de lado los grandes episodios de posesión colectiva que afectaron a diversos convento s femeninos durante las décadas centrales del siglo XVII, 58 las
James Sharpe, lnstruments ef Darkness, pp. 108 y ss. Gustav Henningsen, "The Context", en Gusta,· Henningsen (ed.), The Solazar Documcms: lnquisicor Alonso de Solazar Frías anJ Othcrs on che Basc¡ue Witch Persecution, I,.eiden, Brill, 2004, pp. 1-95; FabiánAlejandro Campagne, "Witchcraft and the Senseof-the-lmpossible in Early Modern Spain: Sorne Reflections Based on the Literature ofSupersti tion (ca. 1500-1800)",HarmrdTbeolo9ical Reriew, 96: l (2003), pp. 57-61; \.Yilliam Monter, Fronticrs efHeresy: Tbe Spanish lnquisitionjrom the Bosque Lands to Sici!J', Cambridge, Cambridge Unh"ersity Press, l 990 (cito por la edición en castellano: La otra Inquisición. L.a Inquisición española en la Corona de Arn9ón, Naraira, el País lasco y Sicilia, traducción de Felipe Alcántara, Barcelona, Crítica, 1992, pp. 318-324); Manuel Fernández Nieto (ed.), Proceso a la brnjería. En torno al Auto de Fe de los brujos Je Zuaarramurdi,l.O[Jroño, 1610, Madri
Lyndal Roper, IVitch Craze: Terror and Fantasy in Baroque Germany, New Hayen, Yale Unh·ersity Press, 2004, pp. 15-29; Robert Walinski-Kiehl, "Prince-Bishopric of Bamberg", en Richard M. Golden (ed.), Encyclopedia ef)Vitchcrefc, ,·ol. I, pp. 87-89; Ludwig Pelizaeus, "Electorate of Mainz", en !bid., vol. III, pp. 708-71 O; H. C. Erik Midelfort, IVitcb Hunlin9 in Soutbn-cstcrn Gcrn101~-, pp. 98-112. 55 Wolfgang Behringer, "Allemagn e, 'mere de tant de sorcieres'", pp. 74-75; Wolfgang Behringer, IVitches andll'itcb-Hunts, p. 109. ; 6 Jonathan Durrant ha sugerido moderar esta cifra, llenndo el número de víctimas pro,·ocadas por estos príncipados eclesiásticos a 6. 500 (Jonathan Durrant, Witcbcrefc, Gender and Sociecy in Early Modern Germany, p. 12, n. 36). 57 El grado de responsabilidad personal que le cabe a Fernando de BaYiera por el estallido de la persecución en el territorio de su principado continúa siendo objeto de debate. Aunque no caben dudas sobre su rígida actitud respecto del crimen de brujería, algunos autores han sugerido que el príncipe-arzobispo no inició la cacería judicial de brujas sino que reaccionó una Yez desatado el fenómeno. Véase Thomas P. Becker, "Ferdinand ofCologne (Wittelsbach, 15Tl-1650 )", en Richard M. Golden (ed.), Enqclopedia efJViccbcrefc, vol. II, pp. 362-363. 58 Moshe Sluhovsky, Belicl'e Not Every Spirit: Possession, AD'sticism, anJ Discernment in Early Modern Catholicism, Chicago, The University of Chicago Press, 2007, pp. 233-264; Sarah Ferber, Demonic Possession and Exorcism in Early Modern France, Londres, Routledge, 2004, pp. 89-112; Carlos Puyo! Buil, lllquisición y polftica en el reinado Je Felipe 54
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principales represiones tardías fueron los procesos ele .\ !atthe\\ Hopkins en East :\nglia ( 16·t-5 y
l 6+7)/ 9 la Gro,Js Háxc~
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1710\1750.
brujJs" del señorío de Prattigau ( 165 2 v 1660;, b c.:in de brujas 1 1 escocesa ( 16;8.- 1 ;6 la gran caza de brujas sueca ( 1668-1676); 82 la persecución de ]zi. hzinda de Zouberer J._1c.kl en
( 1673- 1
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Scace in Ear!r Modern Europe, translated by J. C. Grayson and David Lederer, Cambridge, Cambridge University Press, 1997, pp. 337-344); Robert Po-Chia Hsia, Social Discipline in che Reformacion. Central Europe, 1550-1750, Londres, Routledge, J992, pp. 63 y SS. M La cantidad de estudios sobre los procesos de Salem supera cualquier episodio de la caza de brujas europea. Particular interés revisten Mary Beth Norton, In che Dei·il's Snare: The Salem IVicchcrefc Crisis ef 1692, Nueva York, Vintage Books, 2002; Bernard Rosenthal, Salem Sto,y: Readin9 che Witch Tria Is ef 1692, Cambridge, Cambridge University Press, 1995; Marylinne K. Roach, The SalemlVitch Trials:A Day-by-Day Chronicle ef a Community Under Sie9e, Lanham, TaylorTrade Publishing, 2004 (2002); Frances
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loo y Stuart Clark (eds.), Witchcr.efc and Ma9ic in Europe:The Ei9hreench and Nincteenth Ccntt1ries, Filadelfia, University of Pennsylvania Press, 1999, pp. 74-78, 69 Lyndal Roper, IVitch Craze, pp. 222-246; Wolfgang Behringer, Witchcrefc Persccutions in Bamría, pp. 322-354. Rainer Decker, Wicchcrefc and the Papacy, pp. 194-202; Elisabeth Korrodi-Aebli, "Anna Goldi (1734-1782)", en Richard M. Golden (ed.), Encyclopedia efWítchcrefc, 70
vol. II, pp. 450-451. Wolfgang Behringer, IVitches andlVitch-Hunts, p. 149. Para una aproximación aún más moderada véase Jonathan Durrant, Witchcrefc, Gender and Society in Earljr Modern
71
Germany, pp. 244-245.
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His:toriogrzJía. Den1(!il()logi'J crbti
Fabián ,llcjanJro
ejecuciones LU\ ieron lugar en territorio alcrnlm. Se trata de una cifra, sin embargo, qu,, merece ponderarse . Ya hemos hecho referencia a la fenomenal irh·idc:1kia yue u11 re
norte (2 .500 ejecucione s), los Países Bajos españoles (2 .500 ejecuciones ), Escocia (l .350 ejecucione s) y Dinamarca (1.000 ejecucione s). 77 Aunque larario por sexo de los proces;idos por brujería varía dramáticamente en función ele las distintas regiones europeas (oscilando entre un ínfimo 5 % ele hombres procesados en el obispado de Basilea, entre 1571 :, 1670, y un sorprenden te 92 % de hombres procesados en Islandia, entre 162 5 v 1685), cerca de 80 % ele las víctimas totales fueron mujeres. 78 No obst;inte, los c;isi diez mil hombres ejecutados por el mismo delito expresan
do de Baviera -en sí mismo moc.kraJu en su pulítka de represión ele la brujería~, los restJmtes elcctorJ
una re1Jid,id que no podernos ignorar; parafrasean do la feliz expresión ele Christina Lamer, la caza de brujas fue un fenómeno género-rela cionado
Sin embargo, est,1 cifra también exige una serie Je consideraci ones: más de 3 .000 de estas ,,entencias fueron dictadas por autoridade s ele provincias francófonas que, sin crnbargo, no fueron incorporad as al reino de Francia
antes que género-det erminado. 79
3. Europa exótica: el descubri 1niento del salvaje interior
hasta mucho después de füulizaJa la caza de brujas (el Franco Condado, en 1678; Lorena. en 1766). 71 ,.\ excepción ele estas regiones, la represión judicial de la brujería no tunJ carácter cpiJ(,mico en las pnn incias fr;mcesas; por el contr:;rio, la dinámica endémica parece haber siclo la
Los datos y las cifr:is despkg
norma. Normandía puede tom=irse como ejemplo paradigmá tico. con un centeuar de (jecucionc s sc1nci011,1das por el Parlamento entre 1560 y
"!bid., pp. 130 y 150. Cabe aclarar, sin embargo, <¡uc la se,eridad relativa ele cada
persecución local varía sustancialme nte si se empica como criterio d:Eíficatorio la reiadón existente entre b c;mtidc1
1660. 7 ' Reab:aclc1s esL1s correccion es, el segundo lugar en el listado de víctimJs correspunc le a Suiza, con cerc1 de cuatro mil ejecuciones . 76 Otras regiones f'tiropcas con un ele1.ido 11Úrnno de muertos fueron Italia del
tein--, lo:: ruat.rn prirnrros lugares en lo que a sen·ridad de h represión se r('ficre eotarí11c ocup.dos por el Electu1Jdo cic Colunia, el ducJdo de Luxemburgo , el dü,aclo de I oren.1 )' los cantones suizos (con nlores de 9 .O, 8 .O. 6.6 7 y 4 .O, respectivam ente, suLre u11a ratio l / í UOO). :\lcmani:, en su conjunto aparece alwr.1 en el non·no lugar, mientr,1' que FranciJ-teni cndu en cuenta los límites que la monarquía tenía ,mtes de
Para u1u concct:1 pon,Jc:ración del caráctur gcrmanocén trico de la moderna can de hruj,1s ,·éJse l\lí, liad D. B.iílq, "ThcAgc utl\bgicL1n; : Pc:r iudiz2tion in thc Hist01-v ofEmopean Magic", Riwul, an,lll' l: 1, 2008, pp. 22-23. 73 Wullgang Behringer, , "Allemagne, 'mere de tant ele sorcieres'", pp. 88-91, 9572
l 6SO - se posiciona en la Yig&sima posición, una de las últimas de todo el contexto europeo.\. ease Robín Briggs, The fVitchcs ef L, 1 rain e, p. 5 2. 78 Laura Apps ancl Andrew Gow, 1)/,,le JVirches in Earlj· 11fodcm Europe, Manche,tcr, Mauchester Uni,ersity Press, 2003, pp. 44-45. Christina Larncr, E1k'mies of God) p. 93: ('u-itchcr,~(t iras not sex-spec{/Íc, but ir was sex-
98 '" Robin Bríggs, Tl1elVi1cnes cf Lorr:1ine, Nueva York, Oxford Uni,·ersitY Press, 2007;
relatecf'.
Sonieres, diablcs et bDchers en Frnm:hc-Cw11é oux Xr!c et XVlfe
cjccle,
Eclitions du Cetre, f997, \V1ll1am Monter, !Vitchcreft in France and
Switzerland. 67-87.
\.Villbm Monter, "Toads and Eucharists: The Male \.Vitches of Normandy, 15641660"', Frene/o H1,L,rical Studies. 20:+, 1997, p. 573. 76 \Volfgang Bchringer, !Vit.ehes andlVirch-Hunts, p. l 50. '5
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so Discrepo aqui con las afirmaciones ele hi,toriadore s como Rubín Briggs y Alison füJ\I lands, consideran ,¡ue en función de la cantidad de regiones no afretadas por el fenómeno, la caza de brujas debería cusidcrarse como un Yerdadero fraca-so, como una excepción a b norma. Cfr. ALon Rowlands, íVitchcroft N,urati, in Gcm,an,v, pp. 1-12; Robín Briggs, Witches cmd pp. 397 y ss. En un trabajo posterior, Robin Briggs parece haber descartado el criterio meramente cuantitativo
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sostener que aquella cacería judicial no fue más que la masiva persecución
listas variaron según las épocas: unos pocos defendieron la existencia de verdaderos com·entículos de adoradores del demonio; algunos imaginaron la supervivencia de antiguas religiones paganas; otros señalaron la presencia de complejos folklóricos y mitologías arcaicas en el campo europeo prein-
que parece emerger en los Alpes Occidentales durante el segundo cuarto del siglo XV ¿existía algo más que un simple estereotipo satanizado elaborado por la alta cultura teologal? Aquella inédita secta ele adoradores del demonio, empecinada en arrebatar a la divinidad cristiana el dominio ele la Creación ¿fue tan sólo una ficción, una construcción cliscursiv~ diseñada
dustrial. Sin embargo, todos se han caracterizado por el mismo objetiYo común: demostrar la existencia de un ethnos culturalmente irreductible en el interior mismo de la moderna ch·ilización euro-atlántica. Paradójicamen-
por demonólogos, inquisidores, juristas y magistrados seculares?¿ Resulta posible imaginar que un modelo represirn que costó la vicia de 50.000
te, esta obsesión los acerca a los planteos de los demonólogos renacentistas. En efecto, no fueron los historiadores románticos los primeros en imaginar
personas no tuvo otro fundamento que la febril imaginación de algunos fanáticos agentes de las iglesias y de los estados modernos?
la emergencia de un salvaje dentro de Europa. 83 En uno de los fragmentos más célebres del 1i1bleau de l'inconstance des maurais angcs (1612), el feroz
De hecho, aunque los historiadores de la caza ele brujas han formulado innumerables preguntas durante los más de 150 años .de existencia del
cazador de brujas Pierre ele Lancre afirmaba: Qui me fait croire que la devotion & bonne instrnction de plusieurs bons religieux ayant chassé les Demons & mauvais Anges du pays des Indes, du Iappon & autres lieux, ils se sont iettez afoule en la Chrestienté ( ... ) Et de faict plusieurs Anglois, Escossais & autrcs rnpgeurs venant querir des vins en cette ville de Bordeaulx, nous ont assené auoir veu en leur voyage de grandes troupes de Demons en forme d'hommes cspom·entables passer en France. s-1
campo historiográfico, ningún interrogante dividió tanto las aguas como el referido a la posible existencia de algún fenómeno histórico real detrás de la feroz represión de la supuesta secta de adoradores del demonio. Para plantear el problema en términos de un clásico artículo de M. J. Kephart, a partir del siglo XVIII los especialistas parecen haberse dividido en dos colectivos principales: racionalistas y románticos. 81 Los racionalistas niegan la existencia ele "brujas satánicas" de ninguna especie en la Europa de
Expulsado de su ecosistema exótico, el "mal salvaje"ingresaba en Europa
finales ele la Edad Media. Los románticos, en cambio, consideran probable la existencia ele "brujas" de alguna clase en tiempos de la gran represión
ele la mano de la conspiración organizada por Satán en persona. 85 ¿No eran, véase David Waldron, The Sign if the IVi_tch: Afoderniry and the Pagan Reriral, Durham, Carolina Academic Press, 2008, pp. 41-76. 83 Kathleen Biddick, "The Devil's Anal Eye: Inquisitorial Optics and Ethnographic Authority", en Kathleen Biddick, The Shock ifMediernlísm, Durham, Duke University Press, 1998, pp. 106-107. s-1 Pierre de Lancre, Tablcau de l'ínconstance des maumis an9es et demons, ou il est amplcmcnt traicté des Sorciers, &_dela Sorcelleríe, París, Nicolas Buon, 1613, p. 37: "como la de,·oción e instrucción de muchos buenos religiosos alejó a los demonios y a los malos 5ngeles de las Indias, del Japón y de otros lugares, éstos se lanzan ahora multitudinariamcnte sobre la Cristiandad( ... ). Y de hecho, muchos ingleses, escoceses y otros viajeros que venían a comprar vino a esta ciudad de Burdeos, nos aseguraron haber ,·ísto durante sus travesías grandes bandadas de demonios en forma de hombres espantosos ingresando en el territorio de Francia" (la traducción del francés es mía). 85 Para un interesante análisis de la geopolítica del mal y del copos de la movilidad diabólica véase Jorge Cañizares-Esguerra, Purítan Conquístadors: lberianizin9 the Aclantic, J550-1700, Stanford, Stanford University Press, 2006 (cito por la edición
temprano-moderna, y plausible la presencia de algún fenómeno real que teólogos, inquisidores y jueces laicos pudieron interpretar como "brujería diabólica". 82 Las hipótesis formuladas por este último universo de especiapara la determinación de la tragedia proYocada por la caza de brujas, en beneficio de una aproximación de índole más decididamente cualitatirn; Yéase Robín Briggs, TheWítches if Lorraine, p. 369. 81 M. J. Kephart, "Rationalists vs. Romantic5 among Scholars of\Vitchcraft", en Max Marwick (ed.), IVitchcrefr. and Sorceiy: Selecced Readings, Londres, Penguin, 1990 (1970), p. 326. 82 El reciente ensayo de David Waldron, que pasa revista a las transformaciones sufridas por el estereotipo de la bruja durante los siglos XVIII y XIX-de sírnholo del ridículo a símbolo de rehelión-, fue publicado en el momento mismo en que concluía la redacción del libro que el lector tiene entre sus manos. Por dicho moth·o no me ha resultado posible integrar sus hallazgos y conclusiones en el presente capítulo;
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de vida, son como indios". 90 Ludovico
acaso, la sodomía, el canibalismo y la idolatría, los mismos delitos nefandos que las brujas compartían con los aborígenes americanos? 86 Con menor frenesí que los demonólogos, otros agentes del poder religioso también creyeron detectar la existencia de una etnia parásita alimentándose de la savia de la república cristiana.Abundan las referencias de predicadores populares que durante los siglos XVI y XVII ensayaron la comparación entre el campo europeo y la tierra de misión americana y asiática. 87 En 1568, Don Andrés de Prada, canónigo de la catedral de OYiedo, considera que las aldeas asturianas "son unas indias que tenemos dentro de España, donde se puede hacer un gran servicio de Dios, nuestro señor, porque la mies es aquí mucha y los obreros pocos". El mismo año,
9enerosita del suo zelo perché al certo la Corsica 9li sarebbe India, Molucco e Giappone, dore facendo e patendo; sodiifarebbe pienamente al suo desiderio". 93 Los
prelados franceses pensaban de manera similar. Tras finalizar su primera ·visita diocesana en junio de 1672, Etienne le Camus, obispo de Grenoble, formula la siguiente pregunta a su amigo Sébastien de Pontchateau: "¿puedes creer que existen en esta diócesis aldeas enteras en las cuales muchos no han oído siquiera hablar de Jesucristo?"_ 9+ En otra misiva del 5 de febrero de 1575, Le Camus compara aquella región del Delfinado con el Lejano Oriente: quien quiera misionar en China no tiene más que visitar Grenoble. En una tercera carta, el prelado describe a su obispado como "pays de conquéte."9 5 Algunas décadas antes, el jesuita Julien Manoir, uno de los grandes predicadores populares del siglo XVII, también se encuentra con un panorama desolador en la isla de Ushant, en las costas de Bretaña; tras describir a la región como un fragmento regular del Canadá, confirma que el viaje a la isla es tan peligroso que ninguno de sus habitantes recuerda la visita de un obispo: "apenas pude encontrar una docena de personas que
el licenciado Herrera dirige una carta a un antiguo compañero que reside en Roma, en la cual afirma: "no hay Indias donde vuestras mercedes van por tantos peligros de agua y otras mil miserias, que tengan más necesidad de entender la palabra de Dios que estas Asturias". 88 Hacia 1577, el jesuita Gaspar de la Fuente realiza afirmaciones sugestivamente similares, aunque varía el marco de referencia: "la gente [en Asturias] tiene grande necesidad ele doctrina, por manera que la Compañía estará aquí muy bien empleada como en Indias del Japón". 89 Poco después, un jesuita anónimo repite el . mismo diagnóstico para Andalucía: los habitantes de los pueblos cercanos a Huelva "viven en cuevas, sin sacerdotes ni sacramentos, tan ignorantes que algunos no pueden hacer el signo de la cruz; en sus vestidos y forma en castellano: Católicos y puritanos en la colonización de América, traducción de Pablo Sánchez León, Madrid, Marcial Pons, 2008, pp. 139-143). 86 Un ejemplo clásico de la asimilación entre el sabbat de las brujas y las ceremonias indígenas es la ensayada por Jean de Léry en su Histoire d'un roya9efi1it en la tcrre de Brésil ( 1578); véase Stephen Greenblatt, Jfarrclous Possessions: The mmder ef the New ll'orld, Chicago, The Unh·ersity of Chicago Press, 1992, p. 16. 87 Dominique Julia, "Le réforme posttridcntine en France d'apres les proces-verbaux de visites pastorales: ordre et résistences", en AA. VV., La societa reli9iosa nell' eta moderna: atti de conve9no studi di storia socia/e e reli9iosa, Nápoles, Guida editore, 1973, · p. 388; Peter Burke, Popular Culture in Early Modern Europe, Nueva York, Harper and Row, 1978, p. 208 (edición en castellano: La cultura popular en la Europa moderna, Madrid,Alianza, 1991). Citado por José Luis Gonzáles Novalin, "Historia de la reforma tridentina en la diócesis de Oviedo", Hispania Sacra, 16:32 (1963), p. 325. 89 Ibid., p. 345.
Citado por Henry Kamen, lnquisitioll and Society in Spain, Londres, Weidenfeld and Nicolson, 1985 (cito por la edición en castellano.: La Inquisición española, traducción de Gabriela Zayas, Barcelona, Crítica; 1988, p. 262). 91 Adriano Prosperi, 1i-ibunali della coscienza. lnquisitori, coefessori, missiollari,Turín, Einaudi, 1996, p. 556: "formar en la fe a los indios del Perú que a estos sardos" (la traducción del italiano es mía). 92 Ibid., p. 558. 93 lbid., p. 557:"vaya con toda la generosidad de su celo, porque ciertamente Córcega le parecerá la India, las Molucas o Japón, donde haciendo y padeciendo; satisfacerá plenamente vuestros deseos" (la traducción del italiano es mía). 94 Keith Luria, Territories if Grace: Cultural Chan9e in the Seventeentb-Centuiy Diocese ef Grenoble, Berkeley, University of California Press, 1991, p. 29. 951bid., p. 53. 90
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Historiografía. Demonología cristiana y cultura folklórica en el contexro europeo
si sabía el credo y la sah-e regina, dijo que no, y si sabía el pater noster y el aYe maría, dijo que sí; fuele mandado que lo dijese, dijo el ave maría toda y el pater noster todo lo más pero no hicn sabido ( ... );preguntado si sabía los diez mandamientos y los artículos de la fe y los siete pecados mortales y si sabía los cinco sentidos, dijo que no sabe nada de todo esto ni parte dello; ( ... ) fue preguntado si soberbia o envidia o lujuria o matar algún hombre o decirle palabras injuriosas baldonándole, si es pecado.
conocieran los misterios de la Trinidad o los 10 mandamientos". 96 En las costas del Mediterráneo la situación apenas mejoraba; en 1535, Adrien Bour
A cada cosa della, dijo que no sabe. 100
En muchas ocasiones, el grado de deformidad de las construcciones míticas populares respecto del paradigma cristiano oficial era tan acentuado, que irremediablemente producía el asombro de los más experimentados predicadores populares. Sin llegar necesariamente a los extremos del culto del lebrel San Guinefort, de la micro-sociedad cátara del Montaillou pirenaico, o de la cosmología formulada por el molinero Menocchio Scandella, la cultura campesina provocaba más ele una sorpresa a los agentes de la religión oficial. 101 Mientras predicaba en el área
en 1628, Sir Benjamín Rudyerd sostiene en la Cámara de los Comunes que en el extremo norte del reino, "where the prayers efthe common people are more like spells and charros than devotions", los habitantes no conocen sobre los dogmas centrales del cristianismo mucho más que lo que saben los indios de América del Norte. 98 Resulta tentador atribuir las afirmaciones de aquellos prelados y predicadores contrarreformistas al empleo consciente de la hipérbole como recurso retórico. Sin embargo, otra clase de fuentes confirman muchas de sus percepciones. A partir del análisis ele 458 procesos inquisitoriales con · interrogatorio de doctrina impulsados por el tribunal ele Toledo entre 1540 y 1574, Jean Pierre Dedieu encuentra que 60 % ele los encausados no sabían los diez mandamiento ni eran capaces de recitar las cuatro oraciones de base. 99 El 18 de febrero de 1518,Juan de Rabe, vecino de la Mota, provincia de Cuenca, respondía a los inquisidores de la siguiente manera: preguntado si sabe qué año es el que ahora estamos, dijo que no sabe aunque sabe que es el mes de febrero. Fue preguntado por su re\·erencia
Citado por William Christian Jr., Apparitions in late Mediera/ and Renaissance Spain, Princeton, Princeton University Press, 1981 (cito por la edición en castellano: Apariciones en Castilla y Cataluña (Siglos XIV-XVI), traducción de Eloy Fuente, Madrid, Nerea, 1990, p. 203). 101 Jean Claude Schmitt, Le Saint Léi-rier. Guineforr, gul:risseur d' crifants dcpuis le XI/le siecle, París, Flammarion, 1979 (edición en castellano: La herejía del santo lebrel: Guinefort, · curandero de niños desde el siglo Xlll, Barcelona; Muchnik, 1984); Emmanuel Le Roy Ladurie, Montaillou, village aceitan, de 1294 a 1324, París, Gallimard, 1975 (edición en castellano: Montaillou, aldea occitana de 1294 a 1324, Madrid,Taurus, 1981 ); Cario Ginzburg, Iljormaggio e i 1·ermi. JI cosmo di un mugnaio del '500, Turín, Einaudi, 1976 (edición en castellano: El queso y los gusanos. El cosmos, segiin un molinero del siglo XVJ, Barcelona, Muchnik, 1981). 102 Matthieu-Maxime Gorce, SaintVincent Ferrier, París, Pion, 1924, p. 181. 100
Louis Chatellier, The Religion ef the Poor: Rural Missions in Europc anc/ che Formation ef Afodern Catholicism, c. 1500-c.1800, translated by Brian Pearce, Cambridge, Cambridge University Press, 1997 (1993), pp. 35-36. Véase también Mirades et sabbats:Joumal du Pere Maunoir. Missioncs en Breragne, 1631-1650, presenté par Éric Lebec, París, Le Éditions de Paris, 1997, pp. 31-53. 97 Louis Chatellier, The Religion ef che Poor, p. 34. 98 Citado por Keith Thomas, Religion and che Decline efMagic, p. 84: "donde las oraciones de la gente común se parecen más a conjuros y encantamientos que a de\·ociones" (la traducción del inglés es mía). 99 Jean-Pierre Dedieu, "Christianisation en Nouvelle Castille. Catéchisme, communion, messe et confirmation dans I'archeveché de Tolede, 1540-1650", Mélanges de la Casa deVelazquez, 15 (1979), pp. 261-294. 96
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cuya autoridad se extiende por tocio el universo, a quien adoran recitando el Padre Nuestro y el Angelus siete veces al día"_, 103 En síntesis, la evidencia agrupada en la presente sección parece confirmar la aporía de "el mito de la Edad Media cristiana", formulada por Jean Delumeau a comienzos de la década de 1970. I0-1 Doce siglos después de que la Iglesia romana emergiera de las catacumbas, la cristianización de la Europa cristiana parecía, todavía, una tarea pendiente. No puede sorprender, pues, que muchos historiadores de la brujería moderna creyeran detectar fenómenos históricos realmente existentes detrás de la gran represión de los siglos XV a XVII. Las restantes secciones del presente capítulo estarán dedicadas, por lo tanto, a la presentación y al análisis de los diferentes modelos interpretativos que, desde el siglo XVIII hasta el presente, intentaron discernir las complejas relaciones entre demonología cristiana y cultura folklórica que contribuirían a explicar la súbita generalización de la represión judicial de la brujería en los albóres de los tiempos modernos.
citan como fuente de autoridad indiscutida, los partidarios de este modelo interpretativo creen en la existencia real de Satán y del orden preternatural. Las brujas condenadas por las justicias laica y eclesiástica entre los siglos XV y XVII eran miembros de una poderosa organización secreta, enemiga
4. Los padres fundadores: demonios ilustrados, brujas iluministas
que los asfixiaba. Una tercera teoría sostuvo que los brujos condenados por inquisidores y magistrados civiles eran los seguidores de un atávico culto pre-cristiano, los adeptos a una religión prehistórica que desde tiempo inmemorial había logrado sobrevivir clandestinamente en determinadas regiones del conti-
del estado y de la iglesia de Cristo. Una segunda teoría consideró que el colectivo perseguido por los cazadores de brujas no era otro que el universo de pequeños productores rurales oprimidos por el feudalismo. Desesperados por la intensa explotación a la que los sometían el régimen señorial y el fisco estatal, muchos microfundistas campesinos tomaron la decisión
Si reducimos las discusiones y debates a su mínima expresión, las teorías que sostienen la existencia de fenómenos históricos reales detrás de la feroz represión judicial de la brujería moderna pueden reducirse a cuatro escuelas fundamentales. Una primera tesis sostuvo la realidad efectiva del mal encarnado por la sociedad de las brujas. Durante el Renacimiento europeo el demonio en persona lideró una conspiración de dimensiones inéditas, destinada a subvertir de manera definitiva los fundamentos del ordo christiano. Como los demonólogos de antaño, a quienes a menudo
nente. Este tercer modelo interpretativo comparte con los dos anteriores la creencia en la existencia de comunidades rituales no-cristianas en la Europa del Renacimiento. Pero se diferencia claramente de ellos por el hecho de que la divinidad en cuestión no era el demonio judeo-cristiano sino un numen pagano cuyo origen se perdía en la noche de los tiempos. La feroz represión judicial de la brujería se habría originado en un fenomenal malentendido cultural. Los inquisidores del tardo-medioevo, sorprendidos por el hallazgo de aquellos dinámicos conventículos paganos, confundieron a su dios con el diablo, y les atribuyeron un satanismo que sólo existía en
103 Louis Chatellier atribuye la confusión campesina a una mala interpretación de uno de los artefactos rituales predilectos de la piedad contrarreformada: las gigantescas custodias, plagadas de reminiscencias solares, que se utilizaban para transportar la hostia consagrada durante las procesiones de Corpus Christi (Louis Chatellier, The Religion efthe Poor, pp. 94-95). 104 Jean Delumeau, Le_ catholicisme entre Luther et Voltaire, París, PUF, 1971 (cito por la edición en castellano: El catolicismo de Lutero a Voltaire, traducción de Miguel Cande!, Barcelona, Labor, 1971, p; 190).
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su imaginación. Finalmente, un cuarto modelo analítico defendió la persistencia de complejos folklóricos ai:caicos en el campo europeo tardo-medieval, cuyo origen último remitiría a una hipotética civilización indoeuropea
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ponsable de que las mujeres aleman;is pudienn por Pin envejecer en paz en el territorio del lmperio.'Thom;is ius fue además el primer intekctml en recurrir sistemáticament e a la historia para sustentar sus opinimws sobre el fenómeno de b caza de hruj2s_ :06 Esta :,pelaci,\n a un Tigurnso estudi,J del
primor,licl. A diferencia de los tres modelos interpretativos zmtenorcs, esta tesis no defiende la presencia de rE>ligiones, sectas o comentículos realmente existentes. Los fenómenos culturales rem,nentes con los c¡ue los jueces civiles y eclesdsticos comenzaron a encontrase en los siglos finales de la Edad Media no remitían a la esfera del :iw sino al uniYer-
pasado resultaba todavía inusual en tiempos del lluminisrno temprano. En rigor ele venbd,Thnmasi us se inspira en el rnennonita hohndésAr,:hon ie van Dale ( 1638-1708), "enemigo jurado de toda clase de superstición"
so del mito. Degradados, deformados, dem,,,,i:,:a
al decir de sus contemporáneos . Este médico oriv:cdo de hbarlem había De ('TÍíJin,: er rrogrcssu p11lilicado a finales del siglo XVll De oratulis ( 168 en ]a historia C1iJ esfi_md2rn":nta]PS obr;is (}6Q3\, ccic Stl[''!Stiti et id0Jarric1e
ny
al estereotipo del sahhat sobre el c¡ue se sustentó la gran caza de lirujas de los siglos subsiguientes. Nuestro sentido común historiogrfd'ico -con las sin1plificacioncs extremas en las que siempre incurre todo sentido común- acostumbra identificar estos cuatro modelos Íllterprctativos con los nornlires d,· \lnnta;ue Sum:ners, Jules Michelet, Margaret \1.urray ;· Carlo Gimburg, respecfr.·amente . Sin embargo, todos estos esquemas analíticos tienen una
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en la línea qm: por entonces lrazab;i su cornp;1trioL1 Balth:1s.1r Bekker. 101 Resulta e,idente la iníluc'ncia de V,m ¡ )ale sobreThomasi,.•, ; de hecho, el 1íi-ulo de su m:\.,:imo aporle histori 0 _;ráfico, Dis~2rratio de "'·i_qine ac prc:c;"es.m ¡-•x::s.;v:,: in:1uisitorii contra Sd9os (1712), se inspira claramen1c
ccptÍCÍSrJHl
en el segundo de los lihros del holand&s.Thorn:1sius rennió un, importante selección de do,:11mentos origin:des, y recurrió al análisis histórico para fundan,entar sus hipót,"sis fr::,cbment: les. Fn primer lugar, que la ct1se ele persecución judicial a la c¡ne fueron sometidas bs hn1jas rlurante b primera
larga histori,1, y muchos de sus postulados fueron formubdos ya durante los siglos XVIII y XIX, en tiempos de los padres funci.dores ele la historiografía de la caza de brujas. Resulta difícil fechar con precisión el nacimie:nto de un campo historiográfico profesional dedicado al estudio de la represión judicial de la brujería
modernidad constituia la excepción antes que la norma en la historia de Occidente; y en segundo lugar, que los crímenes c¡ue se les atrib11ían cr:111
en la Europa moderna. :\lgunos se remontan a figuras del iluminismo dieciochesco, corno ChristianThoma sius o Girolarno liirtarotti. Otros remiten a eruditos decirronónicos, corno Georg Horst, Karl Jarcke, Jacob Grimm
una inwnción de quienes las j:1zgab1n. 103 Thornasins no solo parece haber sido el fundador del campo historiogrc\fico dedicado a la caza de brujas europea. Tamhib fue el iniciador de la escuela racionalista, para la cual la represión judicial de la brujería constituía, de hecho, un interminable contimmm de proct>sos-crimin ales-
o \\'ilhelm Soldan. A los efectos del presente ensayo, sin embargo, estos debates sobre los orígenes resultan irrelevantes por cuanto, sin importar el punto de partida seleccionado, las cliscusione:s referidas a la existencia de algún fenómeno real detrás de la caza de brujas ocupan siempre un lugar destacado en los aportes de los padre:s fundadores, más allá ele sus
sin-crirnen. En ambos aspectos, su contirn11dor inmediato fue Ebcrhard 106 Günter JcTouschek, "Chri,tian Tl;nrnasius (_1655-1728)", en Richard M. Gol den l'itchc,:), vol. 1\ p. 1116. (ed.), Encyciopcdio 107 Jonathan Israel, The Dutch Repuhlic. !ts Rise, Grcatncss, and Fa//, 1477-18()6, Oxford, Clarendon Press, 1995, pp. 925-928; Andrc11· Fix, follen ,fo;¡els. Bai,i,.,,ar fü:l·kN, Spirit Belief, and Confessionalism in the Sci·cntccnth Cenwry D11tch Rcpublic, Dordrccht, Kluwer .\caclemic p,,blishC"rs, 1999, p. 9; Stuart Clark, Thid::ing with Dcmons, p.
respectivas raíces iluministas, románticas o positivistas. \\'clfgan; I3ehringer considera que el frn,rlador de los estudios históric"s sobre la brujería europea es Christian Thomasius ( 1655-1728). Según Federico II de Prusia, este jurista protestante de origen sajón era el n;s-
543, n, 6+. ,os Peter Maxwell Stuart, "The contemporary historical debate, 1400-1750", en 0 -reft f-ís-,,riagr,,i'"', jonathan lhrry y 011·en D1,·ies (eck ), Pal¡r,nc 4d,•ac"cs in
'°5'Nolfgang [khringer, "'Witchcraft Studies in Austria, Germany ancl Switzerland", p. 66. Sobre Thomasius ;' la Yertiente moderada del Iluminismo Yéase Jonathan Israel, Radical Erilil''"'ent:Pº''cw phJ c~.i the !!c'ing qF :'-dern':; 1650-J 750, Nuc,aYork, Oxford UniYersity Press, 2001, pp. 9-15.
W,,-
p. 30.
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de las hipótesis que más adelante caracterizarán a la escuela romántica y a su combate contra el cerrado escepticismo del paradigma racionalista. Las principales rnces que participaron en aquellas discusiones pertenecen a algunas de las máximas luminarias de la Ilustración mediterránea: el bibliotecario de la corte ducal de Módena, presbítero LudovicoAntonio Muratori (1672-1750); el aristócrata, anticuario y poeta veronés Scipione Maffei (1675-1755); y el abate de Rovereto GirolamoTartarotti (1706-1761 ). 111 De estos tres iluministas católicos, Tartarotti fue el más relevante en términos historiográficos y el menos osado en materia teológica. 112 Inducido por Muratori, el roveretano redacta en 1748 Del congresso notturno delle lammie, un texto de enorme importancia en la evolución de las investigaciones históricas sobre la caza de brujas europea. Cuestionado inicialmente por
David Hauber (1695-1765), superintendente eclesiástico del pequeño condado calvinista de Schaumburg-Líppe, donde cientos de personas habían sido condenadas a la hoguera por el crimen de brujería durante el siglo XYll. Defensor de una concepción particularmente racional de pietismo protestante, Hauber funda en 17 39 una publicación periódica dedicada a la difusión de fuentes primarias relacionadas con la historia de la brujería. Esta Bibliotheca sfre acta et scripta ma9ica, verdadero equivalente dieciochesco de los Materials Towards a History efWitchcreft de Henry Charles Lea, tenía una periodicidad bimestral, y a lo largo de sus 36 números dio a conocer documentos de extraordinario importancia, como las bulas Super illius specula y Summis desiderantes cdfectibus, el Malleus Maleflcarum, la retractación
la Inquisición veneciana, el libro pudo finalmente publicarse en 1749. En
el estatuto inglés de 1736, y extractos de los juicios que por entonces se estaban desarrollando en Hungría. La publicación llegó a su fin en 1745, a raíz de la designación de Hauber como pastor de la comunidad alemana en Copenhague. Cabe destacar la dimensión política que la difusión de aquellos documentos adquiría en un escenario como el Sacro Imperio, en· el cual los procesos por brujería aún constituían un peligro potencial. Por ello, no caben dudas de que el objetivo principal del editor de la Bibliotheca era influir en la opinión pública protestante alemana. El principal colaborador permanente de Hauber, Johann David Kohler, se desempeñaba como profesor de historia en la Universidad de Gottingen. 109 Muy pronto, sin embargo, la Alemania protestante dejará de ser el centro de los debates sobre el pasado y el presente de la represión de la brujería, y las principales polémicas se trasladarán a territorio católico: los estados alemanes meridionales, los dominios de los Habsburgo, y los principados del norte de Italia. 110 Resulta de particular interés la polémica italiana, pues en ella detectamos por primera vez la irrupción de algunas
Del congresso notturno, Tartarotti confirmaba la opinión que Muratori había
expresado en Dellaforza deÍlafantasia umana ( 1745): las brujas nunca habían existido. La secta de adoradores del demonio había sido una invención de los inquisidores. Para demostrar esta tesis, el primer volumen del libro contenía una historia de la creencia en la brujería desde los tiempos antiguos. En abierto desafío a Martín del Río y a sus Disquisitionum magicarum (1599-1600), opus magnum de la demonología radical que acababa de ser reeditada en Venecia en 1746, Tartarotti negaba que la mera ejecución de las brujas probara la realidad de la conjura. De hecho, la leniencia empleada por los tribunales ibéricos, italianos y franceses había tenido como resultado una dramática disminución en el número de ejecuciones durante el siglo XVII. Sin embargo, como ya ocurriera antes con Johann Weyer, Alonso de Salazar y Frías, Joseph Glanvill y Benito Jerónimo Feijóo, Tartarotti se in Bavaria, pp. 355-387; Brian Levack, "The Decline and End ofWitchcraft Prose-
cutions", pp. 68-73. 111 Para una visión de conjunto de estos tres intelectuales véase Gian Paolo Romagnani,
Wolfgang Behringer, "Ebcrhard David Hauber ( 1695-1765)", en Richard M. Golden (ed.), Encyclopedia eflVitchcreft, vol. II, pp. 476-477. 110 Sobre la influencia recíproca de los debates que tmieron lugar en estos ámbitos geográficos véase H. C. Erik Midelfort, Exorcism and Enliohtment:johann Joseph Gassner and the Demons ef Ei9hteenth-Centur_y German_y, New Haven, Yale University Press, 2005, pp. 32-58; 87-117; Gábor Klaniczay, "The Decline ofWitches and the Rise of Vampires uncler the Eighteenth-Century Habsburg Monarchy", en Gábor Klaniczay, The Uses efSupernatural Poll'er, pp. 168-188; Wolfgang Behringer, IVitchcreft Persecutions 109
"Sotto la bandiera dell'istoria": eruditi e uomini di lettere nell'ltalia del Settecento: Mqffei, Muratori, Tartarotti, Verona, Cierre Eclizioni, 1999. 112 Estudios específicos sobre la figura de Tartarotti pueden hallarse en Sergio Abbiati, "Girolamo Tartarotti ( 1706-1761 )", en Sergio Abbiati, Attilio Agnoletto e Maria Rosario Lazzati (eds. ), La stre9oneria: dia,,oli, stre9he, inquisitori da]Trecento ai Settecento, Milán, Mondadori, 1984, pp. 298-331; Giuseppe Bonomo, Caccia alle streahe, pp.
417-445.
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en el con'exr o c:•iropeo Historio grafía. Demono logía cristiana y cultura folkinrica
zo del preDe los cuatro esquem as interpr cta,iYo s que en el comien histf,ri cos s estndio ele tica rmn.Ín sente apartad o adscrih imos a la escuela tti se Tartaro de sobre la brujerí a europe a, resulta eYiclcnte que la hipóte sh os con la figura adelant a Yarios siglos al modelo que actualm ente asociam so nertwn ,, Cangres el o, emharg el histori ador italiano Cado Ginzbu rg. Sin dente antece un deJJe lammic fue a menud o incorre ctamen te citado como por Marga rct directo de: las polémi ca~)' desacre ditadas tenrfas ;ivanzadas 1 ers, de heSumm Murray en la prime n mitad del siglo XX. Ji; Monta gue n de c.sta cho, fue uno de los princip ales respon sables de la genera lizació 117 Sin ernh,ir_::i;<), to. lectura equivo cada del wp,,laL ro del abate de Rovere de Dim1 se Tartaro tti jamiis afirma que los adhere ntes al antiguo culto celebra dos, e amE'nt efectiv s reunían en asamhle;is o partici paban en rituale ,mticri stimJ ni que la gra11 can de hrujas estab:1 di1·igida cnntra una secta · · 1 l · '• , · 118 nzaque a c.emur o contra un cu l to pagano supers titc; tan snin sugiere imend ón cid ción de determ inadas c-rc1:ncias popula res contrih uyf, a la l de la hruestereo tipo en torno
sin avanzar hacia limitab a a desacr editar el paradig ma del compl ot diabóli co to. 113 Por conjun una crítica más radical del comple jo demon olhgic o en su polémi ca: con esta excesiv a cautela , el abate se vio inmers o en una doble lado, y con los los defrns ores Je la antigua demon ología positiv a. por un pensadorE's ílustrn dos de annzad a, por el otro. J 1+ ma raciona Pero Tartaro tti no es un simple expone nte mas del paradig es tambié n lmn lista en la iínea trazada porTho masius y Haube r. El abate la brujerí a de los iniciad ores de la escuela román tica de estudio s sobre otti sostien e europe a. En efecto, en el Congresso nort11rno ddle /ammie ,Tartar tos folelemen de fusión !a que el estereo i-ipo del sabbat surge a partir de ios de la noche, klórico s derivad os de la creenc ia en los espíritu s y demon en el imagin ario antiquí sima rnitolngfa popula r <1uc había lograd o sobrcv h·ir colectiYO hast,1 muy c·n( rado el segund o miieni o crisfrm o:
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o. Da quanto adunque sin qui dE"ttn due importanti cornllari io raccolg non e II primo eche i1 moderno congresso norturno delle streghe altro
lco e del l\lichaela Va lente, Johann IVicr: Agli alhori della critica mzionale dell'occu
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ft nnd demoniaco, Florenc e, Olschki , 2003; lan Bostrí
y Fernand arotti (1706-1761 )", en Richard M. Golden (ed.), IH DriesVanysacker, "Girola moTart Encyclopcdia ojlVitchcreft., vol. IV, pp. 1107-11 08. ultimo roghi. La fine dellu 115 Citado por Roman o Canosa e lsabella Colonn ello, Gli "De todo lo dicho bsta 48: p. caccia a/le streghe in Italia, Roma, Sapere 2000, 1983, lugar, que el modern o primer En aquí pueden extrarse dos corolari os importa ntes. de la Lilith hebrea, m¡,zcla una c¡uc congres o nocturn o de las brujas no es otra cosa s de los latinos, volática y sag;;, la Lamia y la Gello de los griegos , y las stn:ges, creía, un poco se as Herodí y Diana con la brigada nocturn a que bajo la guía de que todos lugar, o segund En noche. h por todo Europa , salía de recorri da por cosas tales rado conside han siempre s nacione los hombre s sabios de todas las
s ligerm" (la comn produc to de los ernbu,t es y de la imagina ción de los cerebro traducc ión
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1-listoriograffa. Demonología cristiana y cultura folklórica en el contexro europeo
Extraordinary Populur Delusiuns anJ the MaJucss ef Crc,n-ds (Londres, 1841 ). Los aportes de la erudición del primer ochocientos alcanzarán su punto culrnina11te en l S+7, cuundo Johunn GeorgTheodor Grasse (181+-1872), historiador de la literatura medieval y bibliotecario personal de Federico
de los magistrados laicos y eclesiásticos que las condenaban. Lejos estamos aquí de los supuestos de la escuela romántica avanzados por Tartarotti. Particularmente importante resulta el aporte del alemán Georg Conrad Horst ( 1769-1832), que en 1818 publica su Damonomagie en Frankfurt am :\ \ain. 119 El libro de Horst supone un salto cualitativo en relación a los esfuerzos realizados durante el siglo precedente, pues el trabajo de archivo
Augusto II de Sajonia, publique en Leipzig su BibliotLeca magica et pneumatica, la primera bibliografía de carácter científico dedicada a la materia demonolugica tardo-medieval y temprano-mocle rna. 122
y el relevamiento de documentos inéditos tienen un papel central en su monografía. Horst ejercía como ministro protestante en Lindheim, Hesse, por bruJ;ería en una localicLd que fue escenario de tres grandes orocesos l c._;
•
5. Racionalistas y románticos: las primeras escaramuzas
.l
En 1828, diez años después de la publicación de los trabajos de Horst y Garinet, se produce un nuevo hito en la historiografía de la caza de brujas y en la ernlución del paradigma romántico: me refiero a la publicación del célebre artículo del profesor Karl Ernst Jarcke (1801 1852). Hace unos años, Dianc: ?urkiss creyó detectar condicionantes de género en las
1663 y 1664. Su interés por el tema surge cuando d propietario de la torre en la que hdbían sido juzgadas las brujas le encarga un estudio histórico de los procesos. Con espíritu científico se aboca entonces al análisis de una abundante cantidad de fuentes originales. A comienzos del siglo un fenómeno del pasado en Europa, y este XIX la caza ele brujas era clistam:ic1micnto cronológico facilitaba el tipo de abordaje desJpasionado que había resultado tan difícil comeguir durante el siglo XVIII. La Difownomagíe comienza con las persecuciones impulsadas por Inoccncio VIII y
feroces críticas que la inglesa Margarct Murray mereciera de parte de los hi,Loriadorcs acadcmicos durante gran parte del siglo XX: read as grounding myth ofídentity, 1n'. might see thc dismissal ofMurray as the creation of a nanJtive in,, hich thc (rnale) tTuth of empirical history is opposcd to ÜJC ii-r;1tion.1l f.mcies of a\\ ornan \Yho cairnol distan ce hersc lf' frorn the subjc:ct enough. The fact tJiat 1\lurray is a woman explains and pcnnits lier confbtion with witchc;;; she cannot be separated from thcm, cannot acbicn, critic.d distance from thcm. Enlightenmcnt men, howes·cr, can achieYe such distance; thcir sceptical \\·itch-narratives ae<¡uire thc force of a fanL1o;y of masculine completion. 1' 1
culmina con el análisis de los procesos de la torre de Lindheim. Pocos años despué,s Horst haría un segundo aporte deslc1cado a la historiografia de la . caza de brujas: entre 1821 }. 1826 publica en I\1ainz los siete ,olúmenes de su 7,.JUber-/W,liothck, un compendio cJUC incluía la reproducción de preciosos 11 Lmuscr.itos i11[:ditos. l'O TamLiLn en l 8 18 el erudito frJncés Jules Garinet ( 1797-1877) da a conocer en París su propia irn-estigación sobre la repn:sión de los crímenes mf1gicos en Occidente_: la Histv.ire de la mugie en France, depuis le commencement Je la Monarchie jusqu'a nos jours. Se trata
121 Las referencias a Georg Horst y aJc1lc:s Garinet fueron extraídas de ChristaTucza)·, "The NiHcteenth Century: Medie, :1lism and Witcl.craft", en Jonath,H1 Barry y Owen DaYies (eds.), P:1lgral'eAJr:rnces in lhtchcreft Hútotic3mpliy, pp. 52-53. 1' 2 Wolfgang Bchringer, "\\'itchcraft Studies in Austria, Germany and Switzerland", et I'neumatica pp. 65-66. El título completo del libro de Griisse es Bibliotheca
de una densa historia de los procesos franceses, que obtuYo una amplia difusión en el mundo anglosajón gracias al bestseller de Charies Mackay,
119
El título completo dd libro es uamc,11omoq1eodcr Gesd,id,te des G/uubens c1n Zaubcrei
und dawJnische llun,ler: mit besond,:1cr BerücLichtisund eles He.scnprocesses seit den Zeiten Imwccntius dcsAchten; nefot eincr Bcschrcibung eles Hexcut!wrms zu LindheÍ1'1 in derllcacrau, Frankfurt arn Maín, W.ilmans, 18 l 8. El títulu completo de la colección es Zaut,r-Biblictl1ck oder 10n Zaubcrd, Theurgie und 1lfonUk, Zaubcrcrn,
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Hezcn
Mainz.. Flurian Kupferberg, 1821-1826. 52
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der ll"Í,icnschefi!ich georclncte Bibhcsuphic dcr wichtigsten in das Gebiet des Zauber-, Wunllérke (. . .) Abcr9laubens mrzü9lich i:ilterer 7cit der-, Geister- und zusammrnsestelh unel mit cinc:m d,'f,'pclten llc¡ji.,,er ver,dicn ton Dr. Joh~u, Georg Theodor Grasse, Leipzig, Englemann, 1843. 123 Oiane Purkiss, ThclVitch i11 Ilistory, p. 63: "leido como un milo de identidad fundante, la postergaci6n de ;\\urra:· puede Yerse como la creaci6n de un relato en el cual la ,·cnlad (masculina) de la historia empírica aparece enfrentada a las fantasías írracionalc; de una mujer que no supo distanciarse lo suficiente de su tema de estudio. 53
Fal,;án
Hístnriogr¿¡fÍ:t. Demonologfa cristiana y cultura fc,\klórwa en el cnntexro europeo
Resulta evidente: que la tesis de Jarckc suponía la irn1pcifm de un nuevo paradigma histor;, :;ráf:, o. De hech,J, el impac,,, que produjo su novedoso aporte explica la :ip;iríción de nuevas vcrsic,nc's ele la misma teorÍJ, )9 rrnpus, Franz josef \J\onc (1796-1871 l, profesor como b c¡ue en ele historia clf' la Univenicfod de [leidelberg. /vhne, Llmhi/,n porLl\'OZ del
Es probable q11e Purkiss teng;i razón en un aspecto: a pesar de lo que cierto sentido común hi,toriográfíc o pueda sug"'rir, J\\nrray no sólo no fue la prímPL, ac?dPmica que propuso que la caza de brujas tempranomoderna podría explicarse a partir de L1 superviv(•ncia de una antigua religinn pagJn, en b Eurnpa del RenJcimíen,n , sine) qrn, foe pr.ícticament e
1 ,
conservaduri smo ~ntiliher,1l dei prinwr ochocie"cos, corrige los ª·T"Ctos de la tesis origina 1 '1lle Íié"rÍan ];,5 susceptibilid ad,, del {Tecíente nacionalismo germano. tn <"freto, la insistencia de Jarcke en L, degené'rJción ,k la antigua religión de íos l, 1,·barns contndeci:i los pstnen-c)s de recuperación de la cultura ¡,r·iinordi;d aL-rnan,1 impulsados p·,,r [ns progr:ima, polític, ,s
la última en un centinuum de intelectuales \'Jrones que propusieron b rnisnn tesis antes que ella. El primero de estn, est,diosr,s es, ¡,:-ecis;,rnente, Karl Ernst Jarcke, un joven católico converso que enseñaba derecho penal en
b Uni\·crsidacl de Berlín. Ideológicame nte enemigo de las rernlucinnes liberales, J,n-ckc oficiaba como Vllcero y apologista de los intereses de la
de crn10 romántico. Franz Mone continuó acepn,,do b existencia de unzi autigua rcligió11 pre cTistbnc1 en d mundo g1-r1nanc, medie\al, p,-ro nc, la la antlgu1 rnitolngi'a n.1:'"ional sino c0rr:o 1n•2 dedescribe cnmo reL-:20s rivación de i cul''."S m',1éricc"' helénicos Mient,·,:,; ,w'lnzolnn de rn~11 :ra incontenible h.Jc:ia el cxtrcii10 occidentzil de Li península ct1roa,:L\1ica, hs
iglcsicl roni;ma decimonónic a. Fue entonces c¡ue decidió publicar en los .lnnalcn der D,·utschc'n und .1usliindischT Crirpinal-R'C 1,rs-~flege, una revista especialinda en derecho, los éxtr;wtos de 1m j11 i,·io por bruje ria akinán del siglo X\'11. Jarcke ,provecha los comentarin, al texto del docrnllento para
1
dar a conocer su revolucionari a teoría: la hruj,TLi tern11ran,1-modcrna era, en realidad, el remanente degndadc de la antig,1a religión pJg:ma de los gerrnano,; cpe había logrado sobrevivir en el seno de las clases populares. Demonizado por los agentes del cri,tiani.,:n10 Yernácuio, aquel atávico
tribus germ:Í:iica, entr,inm en contYto c,,n poH ,dores de ,:,rigen griego en las rniirgem:s del Mar Negro. Fue entonces qtw los ,:sclaYo:.: helenos difundieron entre los germanos los cultos de Hécate y Dionisos, que fusionado, con hs creencias propi:is de los invasores dieron lugar a una relitón ba,1rla e,· Ía ack ··1cié,n de unJ deidad de aspecto caprino y en h
p:igani<mo 2len1c1n reaccionó ante los ataques de la Iglesia medieval asumiendo de manera explícita la adoración del demonio. Esta transformació n trajo como consecuencia la completa enajenación de la pobbción rural, que desde finales del J'vlediocvo comenzó a denunciar ante las autoridadtcs
1
celehnción de orghs noct1irn1, Una vez ilcanndo el t¡,rrítorio de lo c¡ue luego sería Alemania, el producto de esta sünhiosis cuhiral se m,,rtuY~, durante siglos como un culto subterráneo, prac;,~Jdo por lo, campe,inos de hs region¡,s más apartad:is y por los estratos mcrginales de b poblacilm. La tesis de ~1one siiva¡:1 1 1rdaba. así la pureza de b cultura alernana originaria: la nueva religión del dios caprino fue vista con horror no sólo por
a los practicantes de aquellos antiguos cultos deformados por la presión de la cultura dominante. Con esta teoría, el joven catedrático de derecho conseguía un brillante doble re 0 nltarln: ac<"rtaba 1a tesis racionalista que negaba existencia a la brujería prnpiamE'nte dicha y, simultáneam ente, exoneraba a los inqui.siclnres y magistrados seculares de toda responsahlid ad
los cristianns ~ino también por los gennanns pag1nos. Los brujos y brujas perseguidos clurante la Edad Moderna enm los seguidores de ::iquelh perversa religión híbrida, y el S,,tán que presidía los supuestos aqtwhrres no era más que una versión degracbda del Dionisos clásico. 125 A poco que observarnos las hipótesis de Karl Jarcke y Franz Mone, rápidamente descubrimos los pr;n,eros rif:steJlns ck 1,s mo:lelo:1 interpr> tativos que más adelante quedarán indefectiblE'mente asociados a bs figuras
por el aniquilamien to de un culto antisocial y perverso. 124 El }ie:'ho de que !líurra" sea m11jer explica:· r·ermite su L,,,ón con las hrnjas; no pudo separarse de ellas, no pudo lograr una distancia crítica. Los homhres ilustrados, en cambio, pudieron establecer dicha distancia; sus eccép,' ':Ci nan, 0 •ivas hrujer'!~5 adquieren la fuerza de una fantasía masculina de terminación" (la traducción del
legt"ndari2, de jules \íiche1et y \\argiret r-..brray Sin e,nbargo, aquella
inglés es p. 54; JH Christa Tuczay, "The Nincteenth Century: Medienlisin and Wítchcraft", 136. Ronaid H11tton, TheTri1·c:c,~h ef ,he Moon,
p.
54
12 '
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:\'orman Cohn, Europc's Inner Dem,~·, p. 1+9 55
Fabián Alejandro Campa9ne
Historiografía. Demonología cristiana y cultura folklórica en el contexro europeo
década de 1830 fue también testigo de la irrupción de teorías sobre el origen de la caza de brujas que preanunciaban los dos modelos restantes de la escuela romántica: los habitualm ente asociados con los nombres de Montague Summers y Cario Ginzburg. Más aún que Jarcke y Mone, Johann Joseph von Gorres (1776-18 48) ha sido considerado como uno de los máximos apologetas del catolicismo alemán de la primera mitad del siglo XIX. Los bruscos cambios ideológicos parecen haber sido una de las características principales de su personalidad: racionalista, liberal, republicano y partidario de la Revolución Francesa, en la juventud; exponent e del más cerrado ultramon tanismo, en la madurez. Confirma esta afición a los giros ideológicos su conversión del protestan tismo al catolicismo. Mientras ejercía su cargo de profesor de historia en la Universidad de Munich, para el cual había sido seleccionado por el rey Luis I de Baviera en persona, Gorres publica los cuatro volúmenes de la monumen tal Die christlíche Mystik (1836-18 42), más conocida por su traducción francesa: La íl:!ystique di11íne, naturelle et diabolíque (París, 1854-185 5). 116 Como los demonólogos de los siglos XVI y XVII, como los ilustrados católicos moderado s del siglo XVIII, como Montague Summers en el siglo XX, Gorres defiende la existencia real de Satán y del orden preternat ural. En el tercer y cuarto volúmenes de Die christliche Mystik, ofrece una visión dogmática del fenómeno de la caza de brujas, que por momento s se asemeja a posturas como las de Jean Bodin, Martín del Río o Pierre de Lancre. Gorres interpreta como reales detalles del vuelo de las brujas y del aquelarre , y, al igual que Jarcke y Mone, no expresa ninguna simpatía por las víctimas de la persecución, integrant es de una secta diabólica, impulsoras de un complot de cuya realidad el profesor de Munich no dudaba. De esta manera, se muestra como precurso r del reverendo Montague Summers , quien en 1926 caracterizó a la bruja como "a social pest and parasite; the devotee ef a loathly and obscene creed; an adept at poiso11i119, blackmaíl, and other creepin9 crimes; a member ef a 127 poweiful secret organization inimical to Church and State".
1
Si Jarcke y Mone preanuncian a Michelet y a Murray, si Gorres hace lo propio con Montague Summers , Jacob Grimm (1785-1'863) esboza -corno antesTar tarotti- algunas de las tesis sobre el origen del sabbat que Cario Ginzburg hará propias en las décadas finales del siglo XX. Políglota, lingüista y folklorista de renombre , Grimm es considerado el fundador de la germanística moderna . Para finales ele la década de 181 O, Jacob y su hermano Wilhelm habían concluido ya la celebérri ma recolecci ón de cuentos de hadas con la que habitualm ente se asocian sus nombres. En 1819, Jacob dio a conocer una pionera gramática alemana. Más adelante será designado profesor en la UniYersi
Existe edición moderna de la traducción francesa de Die christliche ,Hystik: Johann Joseph von Gorres, La niystíquc dil'ine, naturclle et diabolique, traduction de Charles Sainte-Foi, preface de Claude Louis-Combet, Grenoble, Jérome Millon, 1992. 127 Montague Summers, The History efWitchcre ft and DemonoloBY, Mineola, Dover Publications, 2007 ( 1926), p. xiv: "una peste social y un parásito; devota de un credo odioso y obsceno; adepta al envenenamiento, al chantaje y a otros crímenes igual116
Demons,
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p. 148. 57
Historiografía. Demonología cristian1 )' cultura :'olklo1· cz, en e! contexru c:urope,,
llenr 1, a la 'l'':ebra 1v r la persistente cens11r,o napc;'°l;nica. 133 l\1ic+elet es un claro ejemplo de ascenso social en base a los p:itrones meritocráticos vigentes en la Francia post-n·1·olu-;·,,·a ria. Escala con rapidez po '1:ones en el sistcrna ed11c,1ti\'O y en la lll!rocracia estaules: rn:wstro en b esn1,.J.1
Portadnras de un sa!·,p,· locJl ciue htmdía sus raíces en la noche de los tiern¡xJs, encarnJban h cult:11":1 y las tradiciones alcm.rnas de antaño, conte<,<:Js pnr 1os age11tes clr,1 estad,_,: de 12., iglesias :11od ··:,;:is,
ele: maleficios.
1
·'
0
Desde est:1 pcrsp1:ctíva, Grírnm h:1 sen·ido de inspiqcion a leorí:1s femini stJs radicales cc:;n,o las de Barh,ra Ebrenreich \ Oeirdre Engiish, quienes
norn1l, jefe ele la sección histórica del .--\rchi,o N1eim1.il, profesor en el c(111II'' de fr r, '"- 13+ r:)c:tensor:: ultr,,, ª de 11 gesta de 1789, \íichc1et hizo de la Iglesia Católica y del estado 1bsolt1tista k,s hhncn'; princi¡)>iles ele su
a cnmienzos de b dt:cacb de 1970 sost\l\ i,Ton que las brujas c-nviadas ;1 lc1 hoguera eran TJyorit::riamen te CO",,dro:v,, nir2·vleras \' herbolri,1.s,
7
7
préclica intelectual. Des¡inulló un amarg,, desprecio haci:i los periodos históricos en los cuales h;il1ían me( lrado dichas ín:<1 itucion,·s: la hhd Muli;i y el .·b:ien R;¿; 's1e. Por el con r,·,1rio, m,rnifest:i bJ una 2clmiración sin resen·as
mujeres cuyo precioso conocimiento del cuer¡,o fen»·nino LT,\ obser\·Jdo con desconfianza y disgus10 por lns reprr'sentan\t', ele b 1i;1cientc corpo ración medica ¡wofesinrd. 131 i\nte e! .1h1YiÓn de teo,-í,•; rom'111\icas s,,l,re el nrigen ele Li caz.1 de bruj:1s v ante el avance de tesis que Pnc;1rnal,r el m;Í, cerrc1ln con,,:n·adt:ris;n o
por las é:¡iocas en Lis cual<·s el catolicismo y el 1holuti·::110 hahLrn ha!L::!o claros !ímité:s al despliegue de su malUica irfhenc',: el Pe,,y·imiicn" , y la RcrniuciiJll Franc,:sa.' 35 Ütc' hecho, se ha atr; 1,:úcb :, .\ 1ichelc:t la in- e:ición rn isma ele Li noci(,n de Rcn1eimi, ·r1 lo com<> espcjn inn·rl ido del ¡\ leelion o,
religioso, sólo qued:iban a los intclcctu;ilc, liber,tl,·s y ,mticlericales dos altern2fr:as posihles:' 3 ' o ace¡,
prc,1;gios:,,,. ente :inificial". 136 La carrera docente de i\
"esa forma de ,. ida bi7lrra,
fendían la existencia real de un colectivo rebelde en la Furopa d,· tina les ele la Erl:1d Meri iJ, pe,o ;nvirticnclo s,,, térmi ,_. ··s, con,,otandu ele n, ,n,era
1" cnstru0-0 1,
0
po,i,iva a hs victimz1,, de h repre,iírn zmti-brujeril para transforrnarias en mártires de la lucha contra la oprcsi/,n fr1l(lal Y el oscuranfomo n:ligioso;
b cnseñauza superior
Michelet inició la redacci6n ele um serie de ensayos difíciles ele cl-1,ificar: m 'IIT C ': .:9), L: ,.. mmc <1%0), b ¡lfer f lnsecte (18:; 3 ¡, L'OiVinl (18 :;6), marco ele esta serie dé' n1onogpf'í:1'< el en Es 868). 1 ( .MC1nt:1gne La y l) ( 186 donde deben::-; ubinr La S.,rcÍere ( 1862), e1 ¡•rinci¡:'11 apo:-tic del\ k- 1.-elet
r.~
la caza de brujas, y considerc,han zil complot diahólico como el producto de las fantasías de los demoné/ogos tc1rdo-eccolás 1 ;r-,,s. Julcs Mkhelet elegirJ la primer;i de estas estrategias; Wilhelm Gottlieh Soldan, opt1rc'1 por
a la historiografí;1 de b caza de hrujJs. En efcch ,, de rn;mera simultánea a la redacción de la, ']bras 01c:nores mtes ," -ncio::yJas, .\Lchelet conti-
la sf'guncb.
Ju les Michelet ( 1798- 1874) mee en el seno de una familia rle h pec¡ueñJ ·
Como resulta de esperar, la bibliografía sobre la Yich y obra de :\1ichelct resulta mu;· exter. ,_. Entre l,.~ tral,,j- ,, más reciente,'" e:recen ff•nsult,rsr Arth"r \1itzi,, "" . .-lhchelet, Hisrorion: Rchirrh and Romanríci,m in Ninctccnrh-Ccnwry Francc, New Ha,·cn, ' 33
bur;~_1esía p:1risinc1 rropiet:1ria ele 1v1 peq1 1Pño ernprend 1:'1~cnto editori1 l i
Yale Uniw,rsity Pi-ess, 1990; Osear A. l-laac,}':b ,J/',/-,,la, B,_,s,'.:·n, T"·,:·::c, 1982; Romar Phílo 1 'y,zfi'.: :e,.lfc- ,~dlfo ... c"Visio Ed,xard K,p 1on, Y . lct's ." Amherst, llniwrsity of \hs,achusctts Prcss, 1977. 13 ª Richard Landes, "Jules \1ichelet (1798-1874)", en Richard :VL Gnlrlen (cd.1, Encyclopedia rjlVirchcraJr, rnl. lll, pp. 758-759. 135 Ronakl H'nton, The Tri<""¡'h ofthc ,]foon, p. 138. 13 ,; Lucien Fd)\Te, "Hc)\v Juks Michclct in,·Pntcd the Renaiss.-:--:-~~", en Pc:ter Burkc (ed.), A New Kind qfHistory: Frorn rhel Vriring, oJ Fcbrrc, Londres, Routleclge, 1973, p. 265.
° ChristaTuczay, "The Nineteenth Century: J\le:.':eya]l:,, 1nd\'''1,hcra''c", p. 54.
13
131
Barbara Ehrenreich and Dein1re English, mrches, :1-li,forc~, all(! .\'urses: ,, r-ÍÍSCOIJ'
cf
Womcn f-Jcalcrs, Londres, \:Vriters an
The Myth of the Midwife-witch", Social /--lisrory of ,1/cdicine, 3: 1 ( 1990), pp. 1-26; Mern- Wies»2r-Hanh, "Mich··',·es", en Richard M. Golc!en (cd.' Ene· 1 ·¡,cdia
JV;,,/-:,efc, rnl. lll, pp. 762-763. 132
58
Ronald Hutton, The Tri11mph
oJ rhc :lfoon, p.
d,: la República . .-\ ?jacl ~=mp~l'.SiY,11nc· ·e de y del acceso a los princip,1les archiYos nzHinn:1ks,
de lealtad al Presidente
o por el contrJ.rio, se 2bocaban a un proftn:do y e"h,1usti,·o trab'.tj,J de archin), para fundamentar con fuentes primari.-,, los postulados racionalistas que negJban b existencia de c,1alqu;pr fen/,,,,eno rcJl detrJs de
137.
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Fabián .l!ejandro Campa911e
Historiografía. Demonología cristiana y cultura folklórica en el contexro europeo nuaba trabajando en su monumental Histoíre de France. Para financiar su tarea como investigador independiente se propuso entonces publicar un texto decididamente sensacivnalista, una obra con ribetes escandalosos pensada para proporcionar a su autor los mayores ingresos con el menor
tras perder un litigio judicial, el iconoclasta historiador se vio obligado a eliminar dos pasajes de las sucesivas ediciones: 143 un largo fragmento de la "Introducción", en el cual considera insípidos a los santos y a los dogmas cristianos; l-14 y un párrafo del capítulo X de la segunda parte, cuyo conte-
esfuerzo. 137 La Sorciere le insumió apenas dos meses de trabajo: la redacción comenzó el 2 de febrero de 1862, y el capítulo final se completó el 31 de marzo del mismo año. Para entonces sólo faltaba escribir la introducción,
nido explícitamente sexual fue objetado por los magistrados. 145 La contribución principal que Michelet realiza a la escuela romántica de estudios sobre la brujería se encuentra en los doce capítulos de la primera parte de La Sorciere, en los cuales construye un relato poético sobre el origen de la caza de brujas. El origen último del aquelarre se
el capítulo IX
remonta a las reuniones nocturnas de los siervos, quienes en los primeros siglos del segundo milenio se congregaban en espacios vírgenes, lejos de
su mínima expresión. De hecho, el género literario al que pertenece La Sorciere resulta elusivo. No se trata, en principio, de un libro de historia. 139 El trabajo oscila entre la ficción literaria -la novela histórica en la que por momentos se convierten los capítulos de la primera parte- y el ensayo
Hl Richard Landes, "Jules Michelet (1798-1874)", p. 759; Rosina Lajo y María Victoria Frígola, "Prefacio", pp. 19-20. i.u Cito por la edición en castellano antes mencionada. Jules Michelet, La Bruja, pp. 37-38: "Por el contrario, la Iglesia ha resultado impotente a la hora de engendrar. ¡Qué pálidos, diáfanos, transparentes, incoloros resultan sus ángeles! ( ... ) Muy diferente es el Satán que surge del seno ardiente de la Bruja, Yi,·o, armado, blandiendo las armas amenazador. Por grande que haya sido el miedo que ha inspirado, hay que confesar que sin él, nos habríamos muerto de pura monotonía. De todas las plagas que azotan a esta época, el aburrimiento es quizás la más pesada. Cuando se intenta hacer hablar a las Tres Personas entre ellas, como turn la mala idea de hacerlo Milton, el aburrimiento se eleva a lo sublime( ... ). Por el contrario, Satán, hijo de la bruja, atreYido, es capaz de ser la réplica de Jesús. Estoy casi seguro de que a Jesucristo debía divertirle, cansado como estaba de la insipidez de sus Santos." m !bid., pp. 293-295: "El extraño relato que sigue está sacado textualmente de las tres declaraciones( ... ). Hubiera deseado abre,·iarlo para que fuera menos penoso pero, abreviado, hubiera perdido importancia y utilidad( ... ). Helo aquí: Girard no tuvo piedad, cuando le dijo:Ya que rehusais ser revestida con los dones de Dios, será necesario que os desnudéis. Deberíais hacerlo públicamente ante la faz de la tierra, pero lo haréis ante vuestro confesor que guardará silencio ( ... ) . Asustada y temblorosa, no discutió, se humilló ( ... ). Entonces el jesuita la azotó con la disciplina. Ya estaba extrañada de que, en medio de tantas amenazas, le colocará un almohadón debajo de cada codo. Pero su sorpresa fue mayúscula cuando el juez, el padre irritado, la besó impúdicamente de forma inesperada. ( ... ). La obligó a bajar del lecho, a postrarse a sus pies y a que se desnudara por completo. Ella se resistía pidiendo a gritos clemencia. Después, embargada por la emoción desfalleció y fue entonces cuando él la tm·o a su
erudito, que se manifiesta en la mayor importancia que la consulta de documentos editados adquiere en la segunda parte. En cualquier caso, y a pesar de las dificultades iniciales para encontrar editor, La Sorciere se transformó en un best-seller, un texto clásico que no ha dejado de reimprimirse hasta el presente en los más diversos idiomas. 1-1-0 En este sentido, el ensayo cumplió con el objetivo que se había fijado su autor: obtener dinero para financiar sus investigaciones eruditas sobre la historia de Francia. Hl Un anticlericalismo sin contemplaciones y un odio exacerbado hacia el cristianismo en general, y hacia el catolicismo en particular, pueden considerarse como los timbres distintivos de La Sorciere. Poco después de la publicación del libro Michelet escribe en su diario: "he asumido una nueYa posición que mis mejores amigos no han adoptado aún con claridad, la de proclamar la muerte provisional del cristianismo". 142 De hecho, Ronakl Hutton, The Triumph ef the 1lloon, p. 140. Rosina Lajo y María Victoria Frígola, "Prefacio", en Jules Míchelet, La Bruja, traducción de R-0sina Lajo YMaría Victoria Frígola, Madrid, Akal, 1987 (1862), p. 18. 139 Recientemente, este libro de Michelet ha sido objeto de una serie de interesan- tes estudios recogidos en Paule Petitier (ed.), 'La sorciere' de Jules Michelet: l'em'ers de l'histoire, París, Honoré Champion, 2004. "º Sobre las dificultades con los editores véase Rosina Lajo y María Victoria Frígola, "Prefacio", pp. 19-20. 141 Ronald Hutton, The Triumph ef the ,110011, p. 140. 142 Citado por Osear A. Haac,Ju/es Michelet, p. 138. La traducción es mía. 137
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Fabián Alejandro Campagne
Historiografía. Demonología cristiana y cultura folklórica en el contexro c·uropeo
sus hijos pequeños. Los aspectos orgiásticos que tradicionalmente se han atribuido al sabbat, sostiene Michelet, fueron producto de desviaciones posteriores en parte proYocadas por el ingreso de nobles en las asambleas, en parte interpoladas por inquisidores y teólogos. 151 Los participantes ele estas bucólicas asambleas campesinas nocturnas, y muy particularmente sus audaces líderes femeninas, fueron las brujas de los demonólogos, las víctimas de la represión judicial temprano-moderna. La simpatía con la que Michelet describe a la bruja resulta coherente con la fuerte empatfo por el género femenino que el historiador había manifestando en muchos escritos anteriores. En 1849 sostuYo que el cristianismo pronto sería desplazado por un~ nueva fe, construida en torno a la noción de maternidad. En 1850 y 1851 afirmó que la mujer era el verdadero corazón del cuerpo social, el agente capaz de salvar al mundo del flagelo del materialismo y del autoritarismo, la sacerdotisa de la reforma social. 151 En La Femmc (1859), incluso, llegó a decir: "no me vengan a hablar de la igualdad de los sexos;
b mirada de sus señores, para honrar los resabios de paganismo que aún sobrevivían. Pero a partir del siglo XIV, cuando las exigencias del sistema feudal se vueh-en desmedidas, cuando los sierYos dejan de ser campesinos miserables para convertirse en rebeldes desesperados, aquellas asambleas nocturnas sufren una transformación cualitativa: la Jacquerie y la Misa Negra derivan ele la misma fuente. 1+7 Como abierto desafío a la Iglesia de sus opresores, los siervos comenzaron a tributar honores divinos al Satán judeocristiano, imaginado, al igual que ellos mismos, como víctima de un señor opresivo e injusto, y simultáneamente, como encarnación de las ·potencias y \·irtucles del mundo natural. 1+s Las mujeres fueron asumiendo un rol cada vez más importante en estas asambleas fraternas. Michelet, al igual que antes Jacob Grimm, las consideraba depositarias ele un saber tradicional, agentes de una medicina empírica basada en un profundo conocimiento del mundo natural. De hecho, fueron las mujeres las que crearon la ritualidad característica del aquelarre brujeril. 1+9 Diseñado como una misa inYerti
1+6 /bid., p. 142: "TodaYÍa hasta el año 1000, mientras el pueblo fabricaba sus santos y sus leyendas, la vida a plena luz tenía algún interés para él. Sus nocturnos aquelarres no son más que un ligero resto de paganismo." 1+7 /bid., p. 14+: "Creo que esto se planteó de golpe: fue la explosión de una furia lo que impulsó la impiedad a la altura de las cóleras populares. Para comprender lo que fueron estas cóleras, hay que recordar que este pueblo( ... ) había esperado y confiado en el milagro que nunca llegó. Lo llamó en vano en el día desesperado de su necesidad suprema. Desde entonces, el cielo le pareció el aliado de sus feroces verdugos, él mismo un verdugo. De aquí surgen la Misa Negra y lajaqucric." t+s /bid., p. 146: "Se había levantado el altar para el gran siervo Rebelde, a Aquel a quien se perjudicó, el viejo proscrito injustamente expulsado del cielo, el Espíritu · que creó la tierra, el Maestro que hizo germinar las plantas." 1• 9 /bid., p. 145: "Creo que el aquelarre, en la forma de entonces, fue obra de la Mujer, de una mujer desesperada, tal como lo era la bruja de aquella época." i;o /bid., p. 149: "Con toda seguridad, todos estaban emocionados, cuando sobre la criatura sacrificada, humillada, que se entregaba, se hacía la plegaria y la ofrenda para la cosecha. Se ofrecía trigo al Espíritu de la tierra, que hace germinar al trigo. Pájaros
la mujer es superior". 153 Pero la invención de una poética de la rebelión campesina no era la Única alternativa con la que contaban los partidarios del anticlericalismo liberal para contrarrestar las teorías reaccionarias de historiadores como Jarcke, Mone y Gorres. Ya hemos visto que una segunda opción consistía en profundizar el trabajo de archivo, con el objeto de fundamentar de manera aún más sólida los postulados ele la escuela racionalista que consideraban que la brujería había sido una invención sin fundamentos, el producto de confesiones inducidas bajo tortura. Es en el marco de esta última estrategia que surge la figura ele Wilhelm Gottlieb Soldan (18031869), en abierto contraste con la metodología y los dispositiYos discursiYos de Jules Michelet. En un clásico artículo de comienzos de la década de 1970, William Monter acuñó el término "Soldan paradigm" para resumir
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liberados (sin duda·s del seno de la Mujer) llevaban al Dios de la libertad, el suspiro y los votos de los siervos. ¿Qué pedían? Que nosotros, sus lejanos descendientes, fuéramos liberados." 151 /bid., p. 154: "La masa venía en familia, con los niños. No se les despedía hasta el primer acto, no para el banquete ni el oficio; y ni siquiera para este tercer acto. Esto prueba que había una cierta decencia." 152 Osear A. Haac,Jules Michclet, pp. 85 y ss. 153 /bid., p. 117.
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entre racioncdi~1no cierllífico en la cu;iÍ se inserta la
trctn::;fur n ¡_,111clo
pruu.::::;os judiciales en Lt Cuente·
\un Ranke <179S-1886J., en zibiert;i
Je: Leche.,'
firr:nen1ente establecidos
b~1.:::...1r~,.: en L1 rcct)11~lruLci~11
ele Lea, es una de 12s caracte-
~-, que
J.
parlir
su
CLHJta
Jj 1Lch
CL1.2i:
LhL·
r~1'-·iunalista de la escuela
el tér111i11u aparece en el título S1.\íc'LT1th _ 1i '
jrlandés \\~illiarn Leck:·, quien en su
La Geschichre de Sol clan fue
· el fin de la persecución de las
thc
Hcppc, quien en 1SSO publica en Berlín Lí ediciz>ll ,.unucicb como Solclan-
En un ensa;·o publicado en 1S6S, el académico de HJn-arcl J;rn1es Russeli Lo11 cll cun,ideraba a b superstición como hija deformada de la
ht~rtJcrus dccin1u1L)l1icus Je \\~ilhcl1n ScJdan fueron tres
Y a ''la
Ü1Lelcctu~1lcs de clin1e11iÍ~n lc;;endJrja: Henry Charles Lea, George Lincoln
Burr, Joseph Hansen. A.] decir de Ecl\\-ard Peters, el máximo estudioso
)
de su figura, Henn Chcirles Lea (1825-1909¡ es proba-
157
Wolfgang Behrínger, "Wilhelm Gottlieb Soldan (1803-1869)", en Richard M. ·
°
Un posible cquh·alente castellano podría ser la expresión "psicosis brujeril". Sobre Hugh TrcYor-Roper véase Raisa Maria Toi\'O, "The Witch-Craze as Holocaust:
thc Rise of Persecuting Societies", en Jonathan Barry y Owen Davies ( eds. ), Pal9mre Adranccs in IVitchcreft Historio9raphy, pp. 90-102. 158 Wolfgang Behringer, "Wilhelm Gottlieb Soldan ( 1803-1869)", p. 1060.
64
T
Lu:i-
fr::.
durante la Edad i\1oderna co1no su
e::,LuJios de Ed\\·ard Peters sobre Henr\" Charles Lea son: "Hcnn
.\leal a
T'
, 1
ne
sitian and che inquisitorial Mind, Nueva York, Columbia UniYersity Press, 1984, pp. 577-608; "Henry Charles Lea (1825-1909)", en Helen Damico y Joseph Zavadil (eds.), Jlcdiercil Scholarship: Biographical SwJies ef the Formation ef a Discipline, NueYa York, Garland. 1995, rnl. I, pp. 89-99; "Henry Charles Lea and the Libraries Within a Library", en VV.AA., The Penn Library Collections at 250: From Franklin to the l·l'E1b, Fila
Golden (e
~
de prc~u11tJ.s
Chade.s Lea and the '.-\LuJc: of ~LJn::,ttTs''', en.
m William Monter, "The Historiography of European Witchcraft", pp. 435 y ss. i;;
.--\s1 con10 Bancroft a.cus2ba a los purita-
los presbiterianos escoceses l1abian tenido similar respons2bilidacl en su
ha continuado edit,índosc
hasta el presente. 1 111:txin1CJ.:-;
in
nos ele :-,.: ue\ a Inglaterra por la tragedia de Salem, Leck:,- consideraba que
Heppe: \" pur el periucli,L.1 :\L1x I3auer. ,1ue u1 1912 dc1.1 conocer en Hanau
Lu::;
thc
::;i se tri.1LJrJ. de unJ. batalla. entre la intolerancia religiosa:· la ciencia
ac:tu . .ili¿,.H.L.1 pesr~m;_ rtL·111 en Jus upurtu11idades: por su ~:erno, Heinrlch
\"CT:,Í~u Suld,m-Hcppc Rrncr, que es la c¡uc
rhe Rise and
(1865) presento la historia de b caza ele brnjas
uuJ Scir..:nri:,.:nLh
1
b
la monumental
de Georgc I3J.11~1·oft, eclirc1cla en diez Yolún1cnes entre 1S 34 al cah-inismo por el estallido ele los célebres procesos ele Salem ele 169 2. · La tesis de Ru,croft inflm ,J claramente en d historiador
de 12 clue proL.--1Llcn1ente sea. L.1 Ltlti111J CC)nlribuLÍ(~jn pura al SolJJn": Tl1c
de responsabilidad por la reprc-
sion ideológica ele los siglos precedentes. De hecho, al mismo tiempo c¡uc
entonces se con\·ertir1a en uno de
Jfic..1 pur tl fundJJJ; dt: li(
del
el 1ibera1is1no estadounidense t.)rnbién a~i al
Soldan trahajaba c:n su reYolucionaria
los prini._:ip,1les 111.11-cJdurc::; cli::::t...:ur:::;i\ ·_ s del
mitad
ochocientos.:\ diferencia de su contraparte gern1an2, que concentraba sus
Sir\ \'Jtc:r Scott, Jac.ub Gr; rnrn :·
en L:1 rnateria cleblan
Y
:-Í:-,Licas cli~linti\·,-1::; Jel liberalisrno nortearncricano de la
de los estudios sobrt'. bru-
\ liLhelet, Suld,111 :::.cL:::lu \ u c1ue L>
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que SuLL1n :· lo:; resla.nt~s J la gran caza de
,1---:i~Jn Jcaden1ica seria sobre LJ histo--
31/194 31/72
Fahián :11.:jandro Campngnc
Historiografía. Demonología cristiana y cultura folklórica en el contexro europeo
biblioteca de su almo mater muchos documentos originales ele extraordinario valor. Entre aquellas fuentes primarias destacaba el manuscrito del célebre proceso del Dr. Dietrich Flade, el alto funcionario del electorado deTrier quemado en la hoguera en 1589. El juicio de Flade era el tema de una disertación doctoral que Burr nunca pudo completar, a raíz del robo de sus papeles privados durante la traYcsía europea. 166 A pesar de ello, el norteamericano dictó clases en la Universidad de Cornell hasta 1922. Sus máximos aportes a la historiografía de la caza de brujas son The Fatc ef Dietrich Flade (1891) -una síntesis de la tesis doctoral nunca concl11ida-y Narratires ef the IYitchcrefr: Cases, 1648-1706 (1914). Por entonces, Burr se vio inmerso en una polémica con George Lyman Kittredge ( 1860-1941 ), catedrático de Harvard, y otro scholar asentado en las liberales unh-ersidades de la costa este de los Estados Unidos. Aún cuando se mantuYo siempre dentro de los parámetros de la tradición racionalista, Kittreclge criticaba la escasa importancia que sus colegas otorgaban a las creencias populares a la hora de explicar el estallido de las psicosis hnijeriles. Como resultado de esta diferencia ele enfoques, el profesor de Harvard se mostraba más dispuesto a reconocer la participación de la población en la dinámica acusatoria a nivel local, mientras que George Lincoln Burr tendía a caracterizar a la represión de la brujería como un fenómeno exclusivamente impuesto desde arriba. 167 Tras la muerte de su amigo Henry Charles Lea, Burr se dedicó a ordenar sus notas y apuntes sobre la historia de la brujería europea, con vistas a una posible publicación; como sabemos, fue finalmente Arthur Howland quien llevó a buen término el emprendimiento. La enorme cantidad de libros y fuentes primarias reunidas por George Lincoln Burr integran actualmente la Cornell Unfrersi9' Library Witchcreft Collection. Los materiales de Henry Charles Lea, por su parte, pueden consultarse en la
peor faceta registrada". 163 En 1896, Andrew Dickson White sostuvo en su J-listory ef Waifare ef Science with ThcoloB.Y in Chrisciondom, que los juicios por brujería habían sido el resultado natural del dogmatismo teológico, y su declinación, una consecuencia directa del desarrollo de la ciencia moderna. Cabe aclarar que White era por entonces presidente del ílamante College fundado en 1865 por Ezra Cornell en el estado de Nueva York, un centro de enseñanza superior no confesional, bajo constante ataque ele fundamentalistas y sectarios a causa del espíritu secular que imperaba en sus claustros. I&+ Es en el marco de este microclima intelectual que Henry Charles Lea y su inmediato sucesor, George Lincoln Burr, realizarán sus aportes a la historiografía ele la caza ele brujas europea. Nacido en Filadelfia en el seno de una familia acomodada, Lea recibió una sólida formación intelectual que más tarde le permitiría leer textos en griego, latín, francés, . . on dL an' ' le Supersrmon ' y holanc1'es. 165 Amene inglés, español, italiano, aleman ele J 866, un novedoso ensayo sobre la ordalía y la tortura bajomeclievales, los principales trabajos que el norteamericano publica en vida fueron dos obras monumentales, que continúan consultándose hasta el presente: A History efthe lnquisition in the Middlc Ages ( 1888) y A History efthe lnquisition in Spain ( 1906-1907). Lea murió sin haber podido completar su proyecto más ambicioso: una gigantesca historia de la represión de la brujería entre los siglos X1II y XVIII. De todos modos, el investigador Arthur C. Howland se encargó de ordenar las notas del gran erudito, para finalmente publicarlas en 1939 en tres volúmenes, con el título ele 1lfoteriols 1oward a History ef Wítchcreft. Los Materials, una colectánea integrada por transcripciones de fuentes primarias (en algunos casos traducidas al inglés), y por las glosas del propio Lea, constituyen uno de los tesoros máximos del campo disciplinar , que estamos describiendo. George Lincoln Burr (1857-1938), por su parte, se graclua en Cornell en 1881 y fue enviado a Europa en misión de estudios por el presidente-de la universidad el mencionado Andrew Dickson White. Allí compró para la
.
'
16l
Citado por Ronald Hutton, The Triumph
ef rhe Moon, p. 133: "rhe early modcrn per-
sewrion ef presumed n-itches as its worst recorded aspect". 164 Leland L. Estes, "Incarnations of Evil: Changing PerspectiYeS on the European Witch Craze (and the Influence ofDogmaticTheology)", Clio, 13:2 (1984), PP·
136-137. ChristaTuczav,, "The Nineteenth Century: Medievalism andWitchcraft", p. 58.
165
66
!
' 1 1. '·
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t
32/194 32/72
biblioteca de la Unil'ersi9' ef Penns_yfronia. El último gran representante decimonónico del "paradigma Soldan" es el alemán Joseph Hansen ( 1862-1943), director del Stadtarchil' Kiiln, el archivo de la ciudad de Colonia. En 1900, Hansen publica en Munich su Zauberwahn, lnquisition, und Hexenprozessen im Mittelalter, un denso estudio 166 Edward Peters, "George Uncoln Burr (1857-1938)", en Richard M. Golden (ed.), Encyclopedia oj1Vitchcrqfi:, Yol. I, p. 154. 167 Ronald Hutton, The Triumph ef the Moon, p. 1 33.
f h:01 iografía. Demonología cristiana
y cultura folklórica en el contexro europeo
sobre la persecución de la brujería entre 1258 y l 526, una11imemcnte consiJe: aclo c:umo el más i1n j">rt.rn te apone en b materia cleslicaJa al aüo siguiente: 0:_iellen uml Untermchu::._:1 zw C,_chic'c:c: les J-Lv ll'ah.,_.. una rcccupila,i~n de ,luc:umcntos en
escuela racionalista. El paradigma hegemónico sostenía c1ue la represión judicial de la brujería había siclo el producto ele una insanfo colecti\a propagada por la teología escolástica; las , íctimas inmoladas en las hogueras no enc:arnab:u, ninguna religión alternativa al crisfrrnismo. Sin embargo, ocasion,1lmente se daban excepciones a la regla. Una de ellas remite a Sigmund Freucl. En enero ele 1897, en una sugestiva carta enviada a su
la líne~ del inacabado proyecto ele Henry Charles Lea. Ambas colecciones docurn,.ntak,, la del c1lcmáll , la del norteJrnericano , couinúan lnsta el presente siendo objeto de fre~uenle consultJ por parte de los especialistas en la historia de la can Je brujas. Harben es c.onside1 "do tarnbicn el u éc1dor de L1 de110111inad,1 noción iicumrilali\·a de brujería, una tcona que sostiene que el milo ,id sabbat se tlc'sarroll:) de manera gradml durante los siglos fln8leo Je! lVkJioevo, a partir d,• la [u,,ión de elementos de origen diferente en un único v no1uJoso estereotipo tarclo-escol/1,tico. El archi1 ista alemán rnantu, () in¡enóOS cv:iL,1cto.c cc:11 lo:; especiali,Las norteamericano ,: aeoyó
amigo Wilhelm Fliess, Freucl se confiesa seducido por la idea de que las perversiones, cuyo negativo era la histeria, no serían más que resabios_de un culto sexual primitirn, que en el Oriente ,unítico emerge transfigurado en las religiones sacrificiales ele Moloc y Astarté. Freud creía acercarse así a los orígenes de una reiigión del diablo extremadament e primitiva, cuyos ritos continuarían celebr·ánclosc secretarnente hasta el presente. Ahora comprendo, sostuvo, la severJ terapia acloptacla por los magistrados c¡ue juzgaban a las brujas. Durante eerca de l O meses Freud continuó afe-
Lis investi¡1aciones de Burr durante su periplo europeo, y en l publicó ,_, . . . . . . .. 1· 1d L una tr,1,lucciun alcm;inJ de l,1 lusto11c1 Je la 1n,¡u1s1uon mee 1e\·a e ca. 169·. Hansen 1'.11Iece en 1943 durante un mi,/ ,1(:reo británico sobre la ciudad de
rrándose a la revulsiva teoría, para terrninar finalmente reconociendo su derrota. Enfrentado a su incapacidad para cenar sus análisis con éxito, se clej/i gamr por el escepticismo: resultaba imposilJte aceptar la realidad de
Colunizi, un Cinal par:iJójic.o para quien en 1933 h.1Lía renunciado a sus c.:irgos públicos como protesta por la llegada de los nazis al poder.
la epidemia de abusos sexuales perversos perpetrados en menores de edad c1ue cabía inferir si las reminiscencias extraídas a sus pacientes remitían a hechos reales. Si en enero de 1897 Freucl había sostenido literalmente qnc sondeando el inconsciente ,e había encontrado con el salibat ele las
1
6. Brujerfa y rito: la extraordinar ia fortuna de 1\brga1-et l\1urray
brujas, para octubre del mismo año reconocía que ya no tmnaba en serio el contenido ele bs reminiscenci;1s de sus pacientes. La renuncia de Freud
.-\ pesar de íos esfuerzos cíe los alemanes Jarcke y .\1one, )' del extraorcliuario (:.ilo edi I uiíal de: /.a Sor,i,'1e de i\ \ichelcr, Lis tcw·Í:1s c¡uv :isimiL,ku1 a las , idima, de la un de brujas con los adherenki" una ,lll Ligua re Lgión
a l:i hipnc,sis v a su teoría de la seducción modificó fundamentalmen te la evolución puslerior del psicoanálisis, En los años siguientes, el austriaco
, iuentc l', l"ana s ' tudada ' ....,
:i cornie11zos
suscribió los postulados ele la escuela racionalista, y para 1923 admitía que las confesiones de las supuestas brujas eran el resultado de un seYero
~
cuadro de neurosis,
163 C,il,c acLu dr que enll e: la ap,11.í,. iÓn ck los libro:; de Solcbll \' Hanscn se pul>licaron eii iJion1c1. 01l·n1án ,:.;:.rus ensa\ us rele\-J.i1Les soL;·c la cazct d'-: bruj
.-\lejacla de las claustros académicos, la escuela romántica de historiJdores de la brujería se refugió en diversos círculos umateurs del <ímbito anglosajón. FuerUl1 estos entusiastas ajenus a las cátedras universitarias los
entre lo, c¡ue ckstaca la ruo;10gralia
J.
171
,011 Riczlcr, Gcschich:.c Jcr fioenpro: G. Cotta, 1896: al respecíu véa;e \\'olfga1tg Behrillger,
JI Hchuo/i Persecutions in Bomrio, p. 3. \\'ul(:2,ang Bchringer, "\Vitchcraft Studics in Austria, Germany and S,, ilzcrbncl",
que comenzaron a formular en la década ele 1890 mud1as de las teorías que
169
65-66.
1'' Sherrill .\iulhern, "SouYenir, de saLbc1ts au XXe siecle", en Nicoie Jacques-Chaquin et Maxirne Préaud (eds.), Le sabbut des sorciers, XVe-XVJlle sii\cfes, Grenoble, Jéróme .\íiilon, 1993, pp. 131-133.
Wolfgang Bchringer, "Jospeh l lansen ( 1862-1943), en Richard M. Golclen ( ecl.),
[ ::yclop,,L efJ,ViL.!ueft, ,ol. II, p. ¡. 11. 68
33/194 33/72
jero consuetvrlinario ,- folklorisra aficinnado, Leland '"' inst;ii;i de manera dchnitiva en ltalia en las últimas d(cadas del siglo XIX. Sus ideas pu líticas siempre habían resuludo excesivam;·ntcc radic:i_les pJra los promedin, europeos. Dm:mte su juventud hab/a participado en Li Re1ulución ele 1848,
luego se atribuirían de manera exclu:-ente a I\brgaret ~íurra\ . .-\Ún cu,mdo Murray se mostró siempre renuente a identificar las principales fuentes ele: su poiémica teoría, las im estigaciones actuales nos permi,en afirmar
c1ue muy pocos de los elementos de su modelo resultan genuin,1mente originales. Sólo una mujer se cuenta entre aquellos precursores de fines (l 8?6-1898), luchadora incansabk del ochocientos: Matilda Joslyn En 1893 ,iparece en las de sociales y por los derechos políticos "iueva York y Chicago su libro ll'oman, Church, and thc Srate. ln,piracla en el activismo político antes que en la investigación erudita, la autor;; fusiona
\' aunque no puede ,1,egurarse que durante 17uellos meses conociera a \iicheler, sus respectin)s habirui hi5toriográficns tenían evidentes punto~ en común; al igual (1ue el francés, Leland aborrecía a la f:dad Media, al focien R,\_;imen ;- al catolicismo romano. 176 Su interés por la hi,tori~ de la cuandn conoce a M;idrlalen;1, brujería europea surge en Florenci,1 en l
b tesis ele Michelet con la teorÍJ, mm· en boga por entonces, clel carKter llllÍ\'CTsalmente lllcllriarcd de la sociedad prehisté,rica. l::n este> liLro, hs brujas devienen sacerdotisas paganas, portadoras de conocimientos ancestrales en el arte de sanar, perseguidas por los liumbrcs de lgksia p,1rc1
f:_. !:'
una campesina \agabunda oriunda de un distrito de la Rorn::iña ubicado entre Rávcna y Forli, a orillas cid Adriátic". El norteamericano halla en \\addalena un rcsenorio in;igotable ele encantamif'ntos, in,.-ocacinnes, leyendas y cuentos ancestrales, que scrvir:m ele base ¡,ara sus lihn,s Frrnsrnn
(1895). Porentono:s, Lela11d Reman R. mains (189)) y l.<.gcnds había llegado a la conclusión de que en muchos de los relatos folkk-ricos de la Italia central dos enticbdes mrrn inos;1s cmergícm siempre como patrn nas de duendes, hruj;is v hadas, Aradii, forma italianizada de la Herodías bíblica, y Diana, la diosa lunar de los rornanos: en otras palabras, las dos
extirpar la antigua religión y complet;,r así la quiebra ele todo espíritu de independencia fernenino. Fn un giro de extrema andaci,.1, Gage se atrcn· a calcular en 9 millones el número total ele \-íctimas cl,c la uz:i_ de brujas.
0
Carente de toda base docurnental, y a una distancia sideral ele las cifras actualmente propuestas p(x los especialistas, el dato fue recuperado por las feministas ele la segunda mitad del siglo XX: lo h,1llamos en un libro
divinichdes fenwninas c¡ue presidían las cabctlgatas en éxtasis descriptas por el Canon Episcopi en el siglo IX y por el penitencial de Burc,irdo de \Vorms en el siglo XL Leland comp;1rda la impresinn de qne la m:ivoría de las creencias folklóricas mr,dernas drscendfan de bs antiguJ.s religiones
de Mary Daly, de finales de la di,cada de 1970/71 y en una placa conmernorati\·a expuesta en el Museum eflrirchcrqft ancl 1lfa:Jic que funciona en la
Isla de Man. 173
paganas; cada vez c¡ue una historia hacía referencia a un espíritu maligno, el norteamericano se esfor;:aba ¡)<X halLr en él ;i] sucesor directo de a huna
El segundo de los precursores de .\1urray fue el periodista norteamericano Charles Godfrey Leland ( 1824-1903). 170 Ronald Hutton ha siclo uno de los primeros especialistas modernos en identificar con precisinn las
"'
ele las deidades del panteón clásico. Pero será en 1899 cuando Lelanci .dtará
muchas semejanzas que existen entre las teorías ele Leland y .\\urray. 17 ;Via-
la fama con al lnnblicac.ión
de Aradia, un trabajo sustancialmente diferente a sus dos libros anteriores. Arodin pretende ser la transcripción exact;i del Vanael, el liho sagr;iclo ele la religión secreta de las brujas. En el apéndice, el autor confiesa que clurante
:\\ary Dah·, G_ynl F: +yJ.Y: Th: 1fecha.-thi:s efR c: 7':al Fe~, 1:' -m, Bo,ton, B~arnn Press, 1990 (1979), p. l 83. Para una discusión sobre el libro de Daly véase Diane Purkíss, Th.·11 itch in Hi•tory, pp.13-20. 173 Jo Pearson, "WritingWitchcr0ft:The Historian's Hhtrw..-, the Proctitiorwrs' Past",, Hisroriogrophy, en _jonathan Barry y Owen Davies (eck ),
172
años había nido rumores sobre la existencb del texto, hasta que fimlmente Marldalena h;illó rnu copi:i en 1897: So long ago as the year 1886 I learned that there was in existence a manuscript setting forth the docrrines of Italian wit,hcraft (. _.). H;i,·ing urged it on Maddalcna, my collector of folk lore, while she was lcacling
p. 229. 17 ' Sobre Leland véase Rosemary Guiley, The Encyclopcdia efWitches and Nue,a York, Checkmark Books, 1999, pp. 199-200. 171 Ronald Hutton, Th2 Stations of the Sun .. 4 History ifthe Rit::a/Year '·" En9la,d, Oxfonl, of rhc Oxford University Press, 1996, pp. 422-425; Ronal
0
Ancie~r Briti,h lsles:Th:;r Narurc ,md Le9.:,y. Oxford, Blacb,-cll, 1991, pp. 301-310. ' 76 Ronald Hutton, The Triumph qf the Moon, p. 142.
34/194 34/72
:n
o cLff(_,reu Dcn1ono1ogía crbti.1na y cultura folk'.órica en el conte.-,i
s feudale s dieron recurr ir para enfren tar la tiranía de los señore
or rcconcr a wan
Iglesia me
afirEl manus crito estaba esuitu con la letra
anLes orales. El misurigina i, o si se lo había dict:ido alguno ele sus inforn, hallazg o .\L1ckLilu1a terio no pudo resolve rse, por e¡ ue poco despué s de! ,ollcck r since the 'Gc spel' ;ias sene to me"; a lo desapa reció:" ! have not seen future rime te be l,e,:er que agrega ba, con cierto desenc anto: "J hope at some gonía, protago niz;iJa iiiforn,ecf'. 178 El lé.1119el cumicm :a con su propia cosmo 17 por h1 triada Diana- l .ucifer- Araclia : º ancl of the Diana greatJ:-' loved her brother I .ucifer, thc god of the Sun an
my
Diana comisi ona a su
0
descub ierto por Leland llegó incluso a sugeri r que el manus critO b veracid ad de traba demos que 1\L,dJ; ilena era el tipo Je eviden cia fáctica diferen cias eYiden tes la teoría de Michd et. 13 ' En cL1a!,1uier caso, existen en que los siervos cnt1·e ambas propue stas. Mientr as que Miche lct insist1a co11siJ eraha c¡ue w reLdd, ,s se reunían para ;,Jorar a S.1tán, el norte.1m eric<11 se ies atribm a !cto brujas siff1plc rncnte \ t'ncralx rn a Diana: el sc1t:rnismo c¡uc cs de Tglesia. bumbr por los era ua agrt·ga do intro
hija para que enseñe a los hombr es al arte de la
ic.o par<1 las brujas. brujerí a. /\radia se convie rte así en un person aje mesi,Ín de la luna en Es elh e¡ tücn les urci,:na celebra r rituale s periód icos a la luz , rransfo 1·rnada en lu h"nor de Diana, su madre. Con el paso del tiempo la brujerí a de, ino una expres ión que Lcland denom ina la , eL,hi<1 s y ciespos eídos pude resiste ncia, una hen cimient a más a la '-j_ll<' rebelJe
of 1hc) lítd,cs, Co,irno , l\:uc,·a York, 2007 177 Ch,,rks Gu..i:,tcncia
72
y ele la
1' 1/bid., p. 65: "el r, ,uhaJu de todo ésto fue un ,asto desarro llo ele rebelde s, margio ,J la hechice-ria nales,· toda da.,,' Je Jesc.un tentos, c¡uiencs a,loptar un a la brujcrfa es secretas reunion hn l\bnten tes. sacerdo om como su religión , va lvs brujvs cvu10 sacenlo tcs los por das maldeci ruims iejas , las en lugares desierto s. en medio
,s, ]bid.' P· 63. 35/194 35/72
73
Historiogrofia. De,w·nolog•:t cristiane ,· rnltun i«iklórico c:n el contexro 2·,_·,·peo
' i l,a;· protegL1 1a 1 l '· ·' cr-1e ce1e:--ira · una re11g1on , n~rtur~ l , en el· seno
Consideraba prnh;ible, incluso, que aún existieran en la Rom;:iña aldeas entei·as habít:idas por paganos. 183 La teoría de Ldand h;, lló tan pocos a¡wyos corno antes había cosechado la tesis de Michdet. Ningún o1ro folklorista halló resto a1gunn del supuesto
riendo mc1yor releY,mciJ, y fu.2 f' 1Ja la c;nc terrnin6 siendo id-cn°ifícad., con el demonio y estigmatizada por im111isid01Ts y te/ilogos tanlo-mcdieYJ\: s. El 1n,1terr/1tíco inglés, sin embargo, se alejaha df' las mirad 1s de Michelet, Gage \ Ldand, cuando 2.firm1!v que la religión de h diosa 1 T1dre l,+ía
fv::cgeli· de las Bn),1s. Resulta dificil acept1r, incluso, que ni las inquisiciones medieval y moderna-entren ach, 1 ara dPtectar la herejía en lo.e; L_;;ares n•'Ís recónditos de! cont incnte~ ni la policía secretad,, los Estados Pontificios de>cimon6nicos -capaz de acornhr a loe carbc1,1rios; demás sociecbcks secretas liberales- jamás pudieran hJllar rastros de la existencia de una
sido un culto primr1ívo, cruel y orgí:1stiu 1 , trazo,; q11e la entroniz;k·ión de su consorte masculino no hahí1 hecho más que exacerbar. h, En síntc,is, Pearson creía que las creencias y prácticas brujLcriles tanlo-medieYal1:s constitni?n rectn, fósiles del m1triarc1rl,_, prehi<órico, ,imihr,", a lo Tle podLrn halla;·se en lo:; fes1 i,:iles y en las cLwzas campesi11 ,s coni,·rnpod
religión pagana en el corazón mismo de la peni,.,ula. La autenticidad cld texto no puede, sostenerse. Nn quedan otra,. :1hernc1 1 Í\ <1s qm: supon,T c¡ue el !ángel fue fraguado por I\1addalena, o bien redan1do px el pn-¡,;n Lehnrl, en el espíritu de las IT
neas. El sabbat :· los baiies folklóricc,, c:ran reliquias del mi,mo p1<1do remoto: las n~primidas por el cri;ti,1nismn se co1winiero11 en la bn,j- rfa de los df'monólogns; las toleradas por el cristia11ismo se transfnrmaron en los fr,rival:cs Pstacinn::les mndernns. 188 Aunr¡ue l\\ichelet había ya hecho :1lgun11s precisinnes al respecto, parece quf' Pearson fue ta1nhén el 0
J1mes Macpberson o,n la segunda rnit,id dd ~iglo XVIII. is; Tras los pasos de los estadounidenses Mari],h Jos1yn Gage ; ChJrks Godfrey Lehnd, pronto aparecerán precursores de Margarct Murriy en el Dropio Reino Unido. En 189 2, Georgc Law,ence Gn.,.,,me, presidente de la folk-Lore Socie1.y -la rni,ma inst ituciim a la ,¡ne pertenecía l.e!and, .. , que i,as sug1no brujas renacentistas integraban una sociedad secreta de iniciados, a través de la cual diversos elementos dé la religi!,n prehi ,,óric1 hbfan sobrevh·ido
que luan;; de Arco habría sido um de las 1 dtimc" de orimero en suoerir b aquclbs sacTrdotis;1s paganas, tesis c¡ue tiempo después se contaría entre hs prop,wstas rnás aud2ces de \ íargaret MurnY 189 Para comienzos del siglo XX, feministas, periodist:1s y folklorista, úÍcionados habían reint,nclucidc- en los rnass 'r'e ;;a la., teorías de la escuda
hasta los tiernpos modernos: "t 10 e wirr·h is the rncce,1or ef thc Druid pritsrcs(, sostuvo. Gomrne no h:1,aba su hip0tesis en ninguna evidencia documental; simplemente remida-incorre ctamente- a Jacob Grimm, a quien asign1ha
romántica c1ue la academia aleman~ y cstailoumdcn,,: lahfon dest<.'rr,do de los claustros uniYersitarios. En l ':l0-1, de hecl1ü, l.u SorcÍé're de ,r-,fo helet se beneficio ccr:: su primera tnducckr ingle<.1 :Hahr{, tom,,b el editor
haber demostrado el carácter esencialmente pagano de la brujería moderna. ;ss Más rofistir·yfa resultaba la teoría del profesor Karl Pearson (18 :Í/ -
britfoico un:i decisión semejante si no hnhicra considerado c¡nf' lo, tif'mpos eran propicins pan hs tenri:i.s que i1 sistfa,, Pn idcndkar a la brnj,,rÍa moderna con los restos de alguna olvidada religión primitiva? La exhirnaciÓ,: de las expresi0 10 es dcrimon! nicas ele la escuela ro mántica ya no nos permitf'n continuar considerando a Margaret Murray
l
~
--~
1 ., ue . , ergo d e ·¡ a pub'º¡¡cac1on .. se nana y cuyo eci1tor
'
l
~·
11ra,+1-,
1
1936), un especialista en estadística y matemática aplicada que enseñaba en el UniversiS! Coll:-i]." de Lcndres, b misn1;i institnción en la que .\\urray desarrollaría su carrera más adelante. Pearson también era un folklorista aficinniido. En calidad de tal fusionó la tesis de Michelet con el m '"h,r-age
1
(1863-1963) como respon,,hle exc:hyenre de la '!7115 bi-zrrn teor!7 sobro la brujería europea jamás formulad;,. Sin emhargn, no cabccn dud,s de qucc
paradigm, la teoría sobre el ubicuo matrian:ildo prehistc',rico: las brujas
medievales eran sacerdotisas de la diosa madre y de su consorte, el dios 183 Ronald Hutton, The Tri11mph rf the :lfo,m, p. 145. is+ !bid, p. 147. 185 /bid .• p. 149: ''la brnja es la sucesora de la sacerdotisa druida"
Carnline Oates anJ juliettc \Vood, .·1 Co1'en uj'Scho:.-,·· Mar9:·_·r M11r Wor~in9 Met 1'o. 1s, ArchiYe Series 1, Londres, FLS Books, í 9°8, p. 1 ~137 Ronald Hutton, TheTriumph rfthc: 1/oon, p. 1S0. 188 C.-,nline O ates and Jdietlé 'Y)od, .1 í·,ven of Scl,olars, 1 20.
186
,raducci/,n. del
0
~1·
,me/ her
189 !bid., p. 21.
inglés es mía).
74
J
36/194 36/72
75
n1Zls con lrC1\ ~:r t icL.1 de to'"1c1s las ofre(_idcts por L·11furecér
la tc:uric1 Lle: p:u te de Li
d
lo:) 11:c 11lo
r
Je
f usiu11a11do en una Única sintesi::-: los a por~
cun c1 uc1:--u del
la segunda caracter1stica se
los
los oficiantes gue lo encarnabJn por rncdio ele disfrzices terion1órficos--con
la teona ele
l
el Satán jucleo-cristiano.
Sin
ele constituir una secta
de adoradores
1Le 1;.1c1rn:ra: las supuestas
era
la Yerda.dcra
a
finales ele la L:cbcl \1eclia el cri,tío.11i,rnu tan sólo era un rótulo oficial en
en Inglaterra~;
en FLtnciJ. -- clu1 ~1r1te
~:;
dores tanlo-meclieYales cunfundíeron a dicha deidad-\' e\·entualmente a
Y t0111andu en consideración el hecho
SUS
o Dianus latino,
ele estos tr:izos
ele aquel clíos curnuJ0
lunJincnse \ se111Li<1 dud'-b sobre el status cientifico
de lus 1nisn1CJ.,; f _;}kluristc1s.' LC,j
aparece en el
1
de nue·as religione"s
cJc.scredíto afectÓ ]a
\ lJlU\ ÍlllÍc'Jl[U.S J.u•p,1gc1nu,.
de L.1
persuadir a gran
e
residual se bJsc1ha en la adoración de unzi diYinidacl
1::sta
con rostro doble\' corna.n1entJ; n1ientras c1ue el
XX. En efectu: durante mas de cincuenta años
el
del continente. El culto a la. fertiliJc1d. e'.)ellci~dL1cntc
muchas
monote1sta, se caracterizaba por
pre::;er\ Jl" con éxiL un ...1.t:1\-iLC culto ..1 L.-1 fcrtilid~h-1 de 1
Djc~llÍL
prehistórico,
,
co1·ens o cOn\-cntículos
cuh.:
bas:i.da en
de trece n1ie1T1bros. de las rná.s diYcrsas clases
incluYcndo,
exlrJ.ÍJus crnL1 r
en
a rnonarcas
los
con10 los fieles del dionisrno
nu1nl11,il;_11e:nte cristianos.
Y
en asarnblcJ.~ rna.siYas o
Tanto
"rhe Generol
, ;· en n::unio11cs de carácter 111!:s restringido o esbars, en las que ~e or
inli<.1biteJ parb uf tL.t..: ,__.uu11t tiln~s~ ~111d ~1p¡;c·d.Lc;
1· ; · .
It can be
resoh·íJn asuntos prosaicos en un
111-1rco
dccidida111ente n1enos ritual.
Le'. tLc anciu1t Bc.rcelona, Labor 1
of \ \' esrcrn
1
"el cuho Jidnico abraza la creencia
Y
los rituales
en el tardo-n1edioen). La
\íurra,· ( l %3. ¡
un J.rticulu
:)LbL.1nciJ.l
en la
, en Richard \l. Golden
rL\
considerarla como b
brif.i.L..lS ~~·bre .su liGru :..1:...u..:; .J.p..1rccicro11 en Ji._L,1 puLli ......1...:.i~n ...;JLu '>it:ran lejos de adherir sin resen·as a su teoría, Por último, la mayoría
antigua religión de Europa Occidental." 193 lbid., p, 11. 194 MargaretAlice Murray, The God efthe!Vitches, n.p., NuVision Publications, 2005 (1933), pp. 21-22 (edición en castellano: El dios de los brujos, México, FCE, 1985). 19 ; Margaret Ali ce Murray, TbeJVicch-Cult in 11-éstern Europe, p. 18, 38, 61, 81; The God
esto último en marcado contraste con el apoyo entusiasta que le dieron académicos
ef the IVitches, pp. 24-25. 196
lnstilllte, ef irhic/1 Murray was a member and re9ular contributor to its journals" (Caroline Oates and Juliettc Wood, A C01·en ef Scholars, p. 7),
Margaret Alice Murray, The God
ef the IVitches, p. 12
Margaret Alice Murray, The IVitch-Cult in Western Europe, pp. 279-280, 198 Margaret Alice Murray, The God ef the IVitches, pp. 127 )' ss. 197
191 MargaretAlice Murray, ThelVitch-Cult inH-éstemEurope, n.p., Filiquarian Publishing, 2007 ( 1921 ), p. 1O ( edición en castellano: El culto de la brujería en Europa occidental,
199 Margaret Alice Murray, The Witch-Cult in Hestern Europe, pp. 137, 160-1, 173: "la reunión general de todos los miembros de la religión."
37/194 37/72
77
f- Iisturi(
El
. que regulaba la celebración de los
c3ltnJarlo
historia. del
cudtro
fr-.;tiYales de 011c>
st" e,tiencle entre
lTLl\"O Y
no\·icrnbrc, una di\·i-
que no coincide ni con ]os solsticios ni con el calenclJ.rio
del culto del
del hernisferio norte, lo que incljc2ría c1ue e1
dios cornudo se rernonta a 1..n-11 anterior al dcscubriinicnto :nisrr10 ' la ' (Je El Dianic cuh ce1ebrz:l):::. cin:ro clases de s0crificios: e1 ofertorio de
lo
J. 10S
el sacrificio de 2nin12les
.
,~-
nconto.s c¡uc- se 1nccn-\·Íctin1~1s corrientes
el sacrificío de seres particulJrn1ente
procesos
de niños
. ' 1n l-irner
ro the
chrjuft1n
el rnás i~1port0nte de 1os rituales el sacrificio del rey-sace::dote, que en tanto di\·inicbd de una encarnación rná.s C'abt: ob.serYar que el modelo interpreta ti Yo de :,iurr2;· ·ubic2 c11fáticarr1ente en el centro de la escena a una deidad n1asculina, en rccrn
fc.:n1cnina -diosa rn2dre o diYinicb.d lunar-
de la r'(1\·orccicla.
por
autores corn.o Gage, Leland ). Pe2rsc,r.:. 2·;s l.)e farnilia escocesa, ?\1argaret ~lurra:,-
en 1a
que su padre se desempeñaba corn.o con 2rci2nte. 7
inn1ediatc cor:10 super\-i\'enci2. Je
de 1891 h1rla clerl\·2r el r(rrnin0
guía del Profesor Sir FlindE'Y" Petrie. !biJ., pp. 1 i, 1_).), lbiJ., p. 221.
!bid., p. 224. Jbid., p. 228: "usualmente un niño pequeño, ya sea un hijo de la bruja o una criatura no bautizada; en otras palabras, alguien que no pertenecía a la comunidad cristiana" (las traducciones del inglés son mías).
202 20 l
!bid., PP· 232 y SS. Diane Purkiss, TheWitch in Hístory, p. 37. 206 Jacqueline Simpson, "Margaret Alice Murray (1863-1963)", p. 796. 207 El primer grado académico formal obtenido por Murray fue un doctorado honoris causa en 1931. Cuando en 1940 el Royal Anthropological lnstiture Archive encaró la tarea de censar a todos los antropólogos británicos, Murray completó la sección 204 205
i;.•:,
í 38/194 38/72
del formulario "Degrees, wirh Dares" ["Grados académicos alcanzados, y fechas] con la frase "Can't remember" ["No recuerdo"] (Caroline Oates and Juliette Wood, A Coi·en efSchalars, p. 91, n. 4). 208 Hutton, TheTri11mph efthe Moon, p. 195. 209 Margaret Alice Murray, ,1'0' First HundrcdYears, Londres, vVilliam Kimber, 1963, p. 104: "cuando súbitamente comprendí que el así llamado Diablo. era simplemente un hombre disfrazado sentí un sobresalto; casi me asusté al ver cómo todos los hechos registrados cobraban sentido, mostrándonos que las brujas eran adherentes a una antigua y primitiYa forma de religión, y que los registros habían sido producirlos por los miembros de una religión nueva y represiva" (la traducción
79
Historiografía. Dcmonolog1a cristi,rna :· cultura folkluica en el contcxro europeo
c,:,rno prueba
la exi,-lt'ncia J: l witch-L ,1lt, y :·c,nsi c¡ue el C.1 oser cra un claro resabio malcría] Je los disfr,1ces utilizados por los líderes
etc.).:'" Una segunda explicacion del exito de ía Wnch-cult theory remite a un hecho fortuito: en 1929, la Encyclopacdia Britannica encargó a Munay !a redacción del artículo "Wirchcreft", oportunidad <¡ue la egiptóloga aprovechó para presentar su propia interpretación del fenómeno como si se
la súbita comprensión de c¡ue el diablo c¡ue participaba en el sabbat no era más que Lll1 hun1bre di,frazado --fonmilaciÓll sobre l,, cual descansa gran parte de su leorÍL1-, no caben dudas de c¡ue la exhumación del Dorset Ooser debió iu;,n- un ¡:,:1pel cLi, e> en b clabor.L.iÓn fin,J de su mcdelo. ,,., El p;ii;1er a\·,mce de la te01ía
tratara de una teoría universalmente aceptacb. No cllben duelas de que el enorme prestigio uniYersal de la enciclopedia en cuestión -en la cual el artículo perduró durante cuarenta años- contribun_i a otorgar al ".lfurray paradigm" el aura de respetabilidad que los circules académicos le negaban. 215 Hubo c¡ue esper;:ir hasta la edición de 1969 par:t c1ue los responsables
::i¡.,ariü~n de L,re\·ísirnus pape: c:ri la S.vttish f-Jj,toric,d ;;erie" ( 19181 \ en Jfun ( 19 ! 8-1919). ' 12 finalmente en 1921,) no sin .1lguna polémica interna
ele la Britannica reconociernn que la síntesis encargada a su compatriota había sicniificado un severo lnaso en falso; el texto de Murrav fue entonces .:::, ,
en el ~u10 del ,..umité cL, c
reemplazado por nue·,as entradas asignadas a E. E. E, ans Pritchard, Keith Thornas y Alan lvlacfarlanc, autores de teorías tan unidireccionales corno la de .\1urray, pero que por entonces gozaban de un prestigio academico dccídidarncnte superior. 21 c'
~entre los que c.ibe ~tií.ilar a lu,, expcrirnenLLlos George Lincoln Durr y Gco1 ge L_\ 111,1n l(i ttre
Una tercera explicación ele la extraordinaria fortuna de la JVirch-cu/t puede residir en el hecho de que b intc1·¡iretación se apoyaba en uno de lus muddos a11tropológicos rná, difuml idos del momento: la teoría sobre el origen de las religiones dcsarrolbla por el antropólogo escocés Sir [arnes Frazer 11 SS,1-1941) en su monumental The (;c!Jrn BvvHl,. ' 11 Para este
que la lle:; ada a c·onvertirse en J., YÍsíi,,1 hegen/Jníca dé la brujería europea durante más de medio si¡,;lo. ¿Cónll) cxplic:,r d ext1 ;iurdü1c1rio suceso de Li interpretación tle lvLirgaret :\1urray' Se c11Scnaron al respecto las m;Ís di\ersas ex¡Jlica1..1ones so,i,,lógic,,,. Se ha :;11gerid,, c¡ue l.1 1,,:ímil.1,·ión de b sockdad de bs bru¡11s
c:atedr,1tico de b Uni,·ersidad de Cambridge, la claYc para la comprensiÓ11 de l.1s religiones arcaicas no se li.ilbbJ en el allírnismo ni en d toternis rno, sino en los cultos a la feníli
a una .;ufisticacL1 v extendida urc;_anizacion secreta congeniabJ con el erhos com¡Jirati I u hercd.ido dt' Li seg11mb n1il11d del , "hocie11 tos; ¡.J1 udin· c1
n:l.Hiona,L1s con h estacionalidad del rnunclo rntural c¡ue resulta posible detectar en los textos clásicos (el retorno de las est:1cioncs, la germina-
detectar por todas partes la cxistenci:i de pequeña, células de cor1:-pirado1cs proCcsiunak;; opercmdo para sub1 otir lu., \·al ores de la sociedad
ci(Jn vegetal periódica y, muy especialmente, la mnertc y resurrección de
organizada (anarquistas. uihili,us, fenic1nos, bolcheYigues, :ciunistas, 2 'J<1c:c¡ueL11c: Simp,u,1, ".MJ1garet Murray: \-\·¡w Bclincd H,-:r, and Why?", Folklure, 105 (l 994-), p. S1 ). J\unc¡ue algunos lccton. 'S pudieron cc¡uíp,u·ar los corens brujeriles
Caroline Oatcs ,md Julictle \V(;c)(I, A C.11 ,:,, ef Sclwlc1rs, pp. 19-20. 211 :,1. A. Niu1 r
cun célula., rc\·oluciuuarias. reJu!ta e, iJentc que este, lectura pulitica de la teori2 de i\lnn :iy se consid,:rablerncntc de la:1 intenciones "ríginales de la egipt,'.Jloga
ingicsa. h
60-62; "\Vítches' Fcrtility Ritcs" ami "Thc Dc,il's Offícers ancl the \Vitches' Cmcns", Mcn. 19(19191,pp. oS-58, !31 140;'"TheDc,·il' of. thBernick",S., :ishHi_,. wriw; Reviell, 1S 213
80
O9 l 8 ), pp.
P·
3 l 0-321.
Caroline Oates and Julicttc \Voud. A Co1·c11
:\orman Cohn, [uicpe's Dem,::,,, p. lo2. Behringer, "\Vitd1cirJft Studics in Austria, Gcrrnany and Switzerland",
116 Wolfgang
67.
Sobre la vida y obra de Frazer ,·éase Robert J\ckerman, Work, CanJgidgc, C11:nbridie Uni\ersity Press, 1987.
117
p. 12,
39/194 39/72
J. G. Frazer: His L.ife and
Den1onología cristiJnJ y cultura f0iklóricc1 en el l'Ontcxru europeo
figuras diYinas o sen1i-diYinas), Frazer dedujo la generalizada existencia de un lHÚ\·erso ritual orienta.do hacia
Li
de 1a fertilidad entre los
n'tulo de un Jrti'culo :-::nhrc
pueblos prinlitiYOS. La tesis ~upnnÍJ. que l:is cu huras n1ás ,1rcaic:s :1cl-:1rab:n1 a núrnenes que representaban al esp1ritu \·iyificante del n1undo Yegetal, ;· que por ello rnorían y renacían en forn1:i cíclica. Estas dcicL1dt>~
diferencias in1pnrtzint1·~ entre :nnbo~ rncck:ln~-;· rnientr:is que el
' se encarnaoan en n-1onarcas
incluía a la resurrección cn'.c-:ticct en.trc lo." :-iYatJrf:-; 1.L, 1J 111riiniriYJ
que cleb1an ser
sacrificados ante.s de que sus facultades físicas)
ele la fertilichcl, h
clispositiYos ritu'1les tenían corno objetiYo ine-li1cliblc
en perrnanente conflicte_) cnn t-,] cristiin1ic:n10. \íurr:i.;· c\·itJbJ. ck: e.st1 n1Jner2
naturales por n1edio de las acciones ele jncli.Yidun.,
En otr;is
las redadas del eY0lucic1ni.;,;n1<1· h ci1,:ilizJ.cit~n eurnpc2 no bJh1'1
;1tr:1_Yf'.'<1clo
palabras, desde una perspecti\·a J.Cf'ndr:1da.rnente
por tres e--:.t:idlns c;uo::sl\·os, puec.:to c-iue pc)r rn!is de un rnil.enio un antiguo
hornbre prin1iti\·o a un proto-racionalista, que careciendo de un adecu:tclo
ritual n1a_gico hctl-n'a cncxiqidn
-
t'1 rnunclo [HLl tal fin.
crin
un.1
re1inio.~:i ~
conocirniento de los u111brales de causc1lichd intentaba contrc)l;ir
te rnás sofisticada.
que lo rodeaba por n1eclio de ritos diseñc1d0s
respecto del tandem Fra?t==T- \inrr:i;·: b, histnri0c.lor:1 de lJ.
111Cllte
~\teo o agnóstico desde su n1isn1a juYentucl -~ien1pre 1110.nifestó hJ.cia ]as
supuso que el antropólngc1
religiones organizados la rnisr11a desconfian?a que luego cZ1racteriz:1ría a
una reseña bihlingr~fica
.\ 1argaret \ 1urray- el escocés llegó incluso a su;erir c;uc la
ele ia
tarnbi~n deriYaba de aquella sofisticada rnitolog1'a prirniti\·a
de Cristo
J.
.:;p
su tenrí:1, :· lo
Th,
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lina cuarta Y ú1tin10 p-..,::rdicación df'l ~ucc_c:.0 loarzicln lnnr el
La prin:t"ra
,
j
::,
edición de The Golden Rnu9h ap:1reció en dos Yolúr11ent:s en 1890; para 1915,
ele \íurra:,- se relaciona con ntro p•JIPmico e influyente intc-lect112l de la
la tercera edición contaba~'ª con 12 \·olúrnenes. En 1922, FrJ.í'.f'r
primera mitad del siglo XX: \lontague Smmner, (18SCl 19+8¡_22.; A. clife-
una cc1rnpilación en un Único ton10, la misn1a que la editori:tl rnexicana
renc1rt ele Fra.zer, en e-ste ca . .~n
fondo de Cultura Econón1icct publicó en c1.~telLn10 en 19++ con el título de
cipa1 con1enzó a aparecer unos años después de la puh1icación del
Lo romo dorada. Caben pocas clucbs de que esta Ycrsión
libro de ).íurra:T- Snnnners er0 11n f'XC~ntricn C'..l.tólicn caracteriz:vlo por
un año después ele la publicación de The /í·'itch-Cuh in ííCsrcrn contribuir en gran medida a incren1entar la aceptación
y respet::i.bi1ichcl
ciencia - comenzaba a considerarse perirnir!o en los círculos
p. 73.
re.surn10n .s11
Juliette \Vood, "The Rcalit;· of\\'itch C'uh~ Rezis5t'Ttec1: Fertiliry :,ind \2t2ni-::n1:'
1
Caroline Oates and Juliette Wood, A Co1'en ef Scholars, p. 16. No existe aún una monografía académica relevante sobre la figura y la obra de Montague Summers. No obstante, para un análisis de su leyenda y mito resulta útil la consulta de Brocard Sewell, Montague Summcrs:A Afemoir, Londres, Cecial & Amelia \Voolf, 1965. Sobre su producci6n véase Timothy D' Arch Smith, Montague S11mmers. A Bibliography, Wellingborough, Aquarian Press, 1983. Por último, también merece ser tenida en consideraci6n la autobiografía del propio Summers, The Gallanty Show: 223
la fortuna editorial de The Golden Bough no hacía más que comenzar: a las
224
cuatro ediciones que habían tenido lugar entre 1890 y 1922, le siguieron otras cincuenta y una entre 1922 y 1955 (de hecho, las ediciones en rústica
°
todavía continúan en catálogo). 22 Cabe aclarar que la antropología religiosa de Frazer produjo un impacto en Murray aún antes de que la inglesa deci-
82
S11s
the 222
220
125
pp.17-23.
csc1uerna frazeriano de los tres e::;tndíos ci1.·i1i?2tnrios -- rnagi:i, religi6n y
218
trat:1 de un escritor cuy:1
un obsesiYo interés por el rnundo ,ol•ren-1tur:il
debió
ele la teoría de I\íurray. En efecto, aunque por entonces el e\·olucionista
219
"f'
ef
Caroline Oates and Juliette Wood, A Coven Scholars, p. 16. Ronald Hutton, The Triumph ef che Moon, p. 114.
An Autobiogroph;', Londres, C. Woolf, 1980. 125 Julian Goodare, "Montague Summers (1880-1948)", en Richard M. Golden (ed.), Encyclopedia ef}Vitchcreft, vol. IV, p. 1090.
Idem., p. 116.
40/194 40/72
Historiografía. Demorwlogfa cri;tiana y cultura folklúri<.:a
<:ll
fobián Alejandro Campa9nc
el contexro europeo
personalidad corno una mezcla
hombre-lobo- 231 su otro gran aporte a la historiografía de la caza de brujas ha sido la publicación de los grandes tratados demonológicos en ediciones modernas (particular importancia revistió la primera traducción inglesa del Malleus Maleficarum, publicada en 1928) 232 ; relativamente eruditas y confiables, las versiones de Summers continuaron siendo objeto de consulta hasta la reciente aparición de ediciones más actualizadas. 233 Pero no es tanto por su erudición cuanto por su peculiar hermenéutica de los textos que Montague Summers se convierte en una figura bizarra
embargo, la curiosidad juvenil cedió paso a una marcada obsesión por la presencia real y amenazante de las fuerzas del mal en el mundo moderno. Summers escribió cuatro libros sobre brujería: The J-listor_y efJVitchcreft and
231
Demonolo9y ( 1926), The Geo9raph)' eflVitchcr'!.fi ( 1927), A Popular J-listory ?f IVitchcreft (1937) y IVitchcreft aniBJack Magic (1946). 230 Amén
Montague Summers, Thel'ampire, bis Kith and Kin, Londres, Kegan Paul, 1928; The
IVere,ro!f, Londres, Kegan Paul, 1933.
m Hcinrich Kramer and Jacob Sprenger, Malleus Maleflcarum, Londres, John Ro
226 Timoth D'Arch Smith, Montague Summcrs:A Talk, E
41/194 41/72
Fabián Alejandro Campa9ne
Historiografía. Demonología cristiana y cultura folklórica en el contexro europeo
en contadas ocasiones. 2-1-0 Con esta estrategia, el inglés conseguía un doble efecto: con aportes del espiritismo moderno contribuía a demostrar la realidad de la antigua demonología, y con aportes de la antigua demonología contribuía a satanizar al espiritismo moderno. En cuanto a la presencia de Satán en los aquelarres, Summers consideraba que muchos de los detalles contenidos en las descripciones de época "no admitían otra solución que la materialización de alguna poderosa inteligencia maléfica". 141 La teoría del ectoplasrna contribuía a explicar la posibilidad de que espíritus desencarnados ¡idquirieran una forma física observable y sensible al tacto. 2+2
oraanization." 236 Ello no significa que tocios los hechos fantásticos atribuidos
a las brujas ocurrieran de la manera en que los describe la demonología tardo-escolástica. La creencia en el vuelo nocturno debió originarse en la exageración de testigos decididos a potenciar el efecto de sus relatos, o bien en el deseo de las propias brujas de alardear de poderes de los que en realidad carecían. 237 Las supuestas metamorfosis animales derivabaq_de los disfraces y máscaras a los que con frecuencia recurrían los miembros de la secta. 238 Los malp.cia brujeriles no eran más que casos de envenenamiento mediante el uso de drogas letales. 239 No obstante, el autor pronto abandona el naturalismo para sostener que, aunque poco frecuentes, las intervenciones del demonio en el mundo de la materia son una realidad que no puede negarse. Según Summers, las modernas sesiones de espiritismo habían puesto de manifiesto la posibilidad real de la levitación, lo que demostraba que el vuelo de las bntjas pudo, efectivamente, tener lugar
!bid., p. 124: "In many ef these instances it is plain that chere is no actualjlight rhro119h the air (. .. ). lt is very pertinenr, holl'erer, ro notice in chis connexion che actual lcl"icarion ef human bein9s, ll'hich is, althou9h perhaps an unusual,yec by no means an unknmrn, phenomenon in the séances ef modern spirirism, ...here both rhe leritacion efpersons (. . .) robles and chairs (. .. ) hare ocwrred a9ain and a9ain 11ndcr condicions which cannot possiblj• admir ef legerdemain, illusion or charlatanry" ("en muchas instancias resulta claro que no existe un vuelo real por los aires ( ... ).Parece pertinente, sin embargo, reparar en un terna conexo, la levitación de seres humanos, un fenómeno que, aunque inusual, no resulta en ningún caso desconocido en las sesiones del espiritismo moderno, donde la levitación tanto de personas como de mesas y sillas ha ocurrido una y otra ,·ez, bajo condiciones que no pueden posiblemente admitir ni juegos de manos, ni ilusionismo HO
como existió en Europa del siglo XI en adelante fue principalmente el producto de la herejía gnóstica"). 236 !bid., p. 26: "la creencia de 1022 y de 1661 es la misma, porque se trata de la misma organización." 237 /bid., 5: "Thro119ho11t the whole records there are veryjell' instanccs when a witness definitel_y asserted that he had seen a witch carried through rhe air mo,mred upon a broom or scick efany kind, and on every occasion there is patent and obvi11os e.rnggcrarion co secure an efJect.
p:
Sometimes che witches themselres boasted ef chis means ef transport to impress their hearers" ("A lo largo de los registros escritos hallamos pocas instancias en las cuales un testigo sostiene, en forma definitiva, haber visto a una bruja volando por el aire montada en
ni charlatanería"). 241 !bid., p. 97: "admits no solution sare by che materializarion ef ei•il intelligenccs ef power" ("no admite otra solución que la materialización de inteligencias de poder malvadas"). 242 !bid., pp. 95-96: "Miss Scatcherd, in a symposium, Surriral, 9il'es certain ef her oirn experíences that 90 far to proveche parcial re-materializacion ef che dead by che utilizarion ef che material subsrance and ectoplasmic emanations ef rhe li>'in9. And iJ disembodied spirits can upon occasion, however rare, thus materialize, why not ei•il intelli9ences whose ,j]orrs at corporeali9' are urgcd and aided by the lon9in9 thoughts and concentrated will power ef chosc who eagerly seek rhem?" ("En un simposio, Miss Scatcherd ofrece algunas experiencias propias que incluso permiten probar la re-materialización parcial de los muertos, a partir de la utilización de la sustancia material y de las emanaciones ectoplásmicas de los vivos. Y si los espíritus desencarnados pueden, en alguna que otra rara ocasión, materializarse de dicha manera, ¿por quié no podrán hacerlo las inteligencias malvadas, cuyos esfuerzos hacia la corporalidad se ven urgidos y ayudados por los pensamientos anhelantes y el poder de voluntad concentrado de aquellas personas que desean ansiosamente contactarlos?").
una escoba o vara de cualquier clase, y en cada una de dichas ocasiones percibimos una patente y obvia exageración destinada a lograr un efecto. En ocasiones las mismas brujas alardeaban de este medio de transporte para impresionar a sus oyentes''). 238 !bid, p. 7: "There is ample proef rhat 'The Devil' ef the Sabbat was i•eryfrequentl_y a human bein9, the Grand Master ef the discrict" ("Existen muchas evidencias de que "el Diablo" del sabbat frecuentemente era un ser humano, el Gran Maestre del distrito''). En este punto, curiosamente, Summers coincide con Margaret Murray. 239 /bid., p. 10: "When sorne person who had in any way annoyed che wirch was to be harmed or killed,it was obviously convenient, n-hen pracricq~(f, rofollo,r up che symbolism efrhc solemn imprecation ( .. .)o/adose ef subly administered poison, which ll'011ld bring abom the desired result" ("Cuando una persona, que de una u otra forma había molestado a una bruja, debía sufrir un daño o la muerte, resultaba obviamente conveniente, cuando ,era practicable, combinar el simbolismo de la maldición solemne( ... ) con una dosis de veneno sutilmente administrada, destinada a producir el efecto deseado").
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Fabián Alejandro Campagnc
También los ataques de íncubos y súcubos, 2+ 3 las marcas diabólicas,2-i-+ y el pacto con el demonio, constituyen fenómenos cuya posibilidad real no debería seriamente cuestionarse:
alejado a la brujería del mundo metafísico para introducirla en un niYel racional debatible por la comunidad científica moderna. 2-16 ; Cuáles son las fallas del método de Murray que han prorncado el generali;ado descrédito en el cual se haya inmersa su teoría en el presente? Por
The existence of evil discamate intcllígcnces having bcen orthodoxly established, a realm which owns onc dúef, and it is reasonablc to suppose, many hierarchies, a kingclom that is at continua! warfare wíth all that is good, e,·cr striving to do eYil an
de pronto, no puede negársele el mérito de haber sido la primera estudiosa en intentar fundamentar por medio de un corpus documental extenso una de las premisas fundamentales de la escuela romántica: la existencia de algún fenómeno real detrás de la caza de brujas temprano-moderna. Sin embargo, a poco que se analiza con atención la metodología utilizada en TheTVitch-Cult in Hhtern Europe, las falencias saltan a la vista. En primer lugar, la autora adopta una técnica hermenéutica particularmente riesgosa, que la polémica con Montague Summers no hizo más que reforzar en publicaciones posteriores. En efecto, Murray descarta de las confesiones de los acusados reproducidas en panfletos_y tratados demonológicos, todos los elementos
Retornando a la identificación
relacionados con la magia operativa y con los fenómenos sobrenaturales, para centrar el análísis de manera excluyente tn los aspectos rituales y en las prácticas cultuales que aparecen siempre en las descripciones del sabbat. Una vez aplicada esta estrategia ele decodificación, el "diablo con pezuñas" descripto por las fuentes judiciales y teológicas emerge, en realidad, como un hombre disfrazado, calzado con zapatos diseñados para resaltar determinados rasgos teriamórficos; las metamorfosis animales se explican por el generalizado empleo de máscaras rituales; la señal con la que el diablo marcaba a las brujas era en realidad un simple tatuaje, utilizado para identificar a los miembros de la antigua religión; el mito del vuelo nocturno se
existencia de un fenómeno real detrás de la masiva represión judicial de la brujería moderna, l\forray se encargaba de subrayar que aquél no había tenido relación alguna con el mundo sobrenatural. A los ojos de muchos lectores contemporáneos, la inglesa tenía el mérito evidente de haber
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originaba en representaciones que actuaban las supuestas travesías aéreas, o en visiones provocadas por ungüentos y plantas alucinógenas. También resulta en extremo discutible la severa descontextualización con la cual Murray analiza materiales derivados de lugares y períodos diferentes -vicio metodológico que se acentúa en sus libros posteriores- y la marcada tendencia a generalizar a partir de e,·idencias documentales insuficientes: los conventículos de 13 miembros y los festivales que coincidían con la celebración de los cuatros sabbats anuales, por ejemplo, sólo son mencio-
!bid., p. 90.
/bid., p. 75. m !bid., pp. 62-63: "Habiendo sido establecida
nados en un único documento. 247 1+6 · 247
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Jacqucline Simpson, "Margaret Murray: Who BelieYed Her, and Why?", p. 90. Jacqueline Simpson, "MargaretAlice Murray (1863-1963)", p. 796.
..,.-Historiografía. Demonología cristion:.1
y
,1:. •.
cultura folklórica en el contexro europeo
Fnbian. llcjandrn
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Pero la más seYera de las falencias metodológica s de Murr~y es, sin de ias duelas, la constante manipuh1ción cie las fuc:ntes. En efecto, en alauna b pf1gínas más célebres de E11rope's lnner Demons, el británico Norrnan Cohn ( 1915-2007) terminó de desacreditar la propuesta de b inglesa recurriendo
a la fer1ilicbd, sistem:Íticam ente califindo corno "thc old rcligion". 15 r, As/, mientras que en el primé'r libro se ;iccptah1 que b ritididad ríe la :,ntigu 231 religión incluía comportamie ntos antinórnicos y dcshorcks sexuales (se trataba de elementos que no guJrclah1n reLición cnn lo ,obren1tun l, )' por
a un sencillo expediente hasta entonces so,byado por los críti,,.5 de h fVitcf 1 . Ccilt theor.v. Me refiero a la contrastaciÓ! l de los documentos reproducidos por la autora con el contenido de la, fuentes originales. Cohn pone especial
lo tanto, según el propio método de h ;111tora, deb/an consídé'rarse- cnmo prácticas reales), en The God ef the I íúch,:, desaparece toda rc:ferenci,1 a las ·¡ · que e ·¡1·b ., · -,,,~ ,u ' · org¡ast1c1s. 1 ro e!·e 11.):n rn,,1 percLJir 1en resu l ta c:•.·1 · I :imb" practicas apnnta de manera rn:\s clinTta ah erncwionéllidad del lectnr, n:curriu11lo
énfasis en la apertura de los eones que i'vlurray seiiala con la intcrpoL-wión de puntos suspensivos, Y así clescuhre que Lis oracione-s descartadas remiten siernpre a episodios fantásticos relatados por los acus;1dos de brujería: Yuelos nocturnos, metamorfosis animales, magia meteorológic a, ap1richn ele espÍrítm fon1ili1res etc. Mecl.i.mte dicho p1·ocedimien to, la ,:gíptól,,g1 lograba crear un efecto redlista que tornaba ¡>Lmsiblc la c1firmaci/,n ck ,pie las brujas tan sólo celebraban inocuos banc¡uetes y festivales clestimdos ;1 honrar ;il dios de la fcrtili(bd; corno la rnenci/m ele aquellas hMañas preternaturales hubiera destruido el espiritu naturJ1ísta que Murray deseaba otorgar a los fragmentos c¡ue citaba, sirnplcrnente los omitía de manera sistemática. '+B Tras la publicación de su prirncr libro Murray retomó sus estudios de egiptología, hasta que en 1933 vohió a sorprender a la opinión pública con la publicación de un segundo ensayo sobre la brujería europea: 1hc God ef the W1tches. 2' 9 Existen algunas marcadas diferencias entre a1nhas monografías. Mientras que el estilo de Thc Witch-Cu!r había sido árido \
u;1
académico, Thc God c!f the Witches fue planeado desde el inicio como libro de difusión. El tono es más abiertamente anti-cristiano , y desde bs primeras páginas se advierte una mayor tendencia a la idealización del culto
248
Norman Cohn, Europe's lnner Demons, pp. 155-159. El análisis de los apuntes
y pJpeles privados d~ .\lurray cnnfirma el prncec!irniento c!etect,:lo pnr Norrnm
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1m tono :ebierele or:Ícter fe.sti,o va de manera constame a cLscrincioncs _, 1
tarnentc celelir.1torio:
the ceremnnies of ,he early reli;;ion there is an air cJ cheerfol h1ppinf',s "hich cn;n the holv horror ,,f thc.; ancl gaity joyous Thn,nghn11t all
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This ,,as unc!nubtedl:'-' the great a¡,peal of the Old Religion; the gud was therc present with thc wonliippns, they rnulcl see hin1, they cou lrl S\S frien el to fri¡,nd, ,, hcreas t he Christian God ,n, unscc,i and for aw,1y in Hcaven, and thc petitiouer rnnld m,,,er hc1 sure Üi;it ]fr: prayer ,,,ould reach tl:c dh ine ear. ,; 4
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Cohn: en sus fichas priYadas la inglesa reproduce los fragmentos documentales sin Oares and -]uliette Wood. d introduce en sus libros :Caroline los cortes c¡ue lue20 . ~ ' Coren ef Scholars, p. 31 ). 249 La recuperación del interés por la historb de la brujería europe2 coincicle cc,n ,u
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jubilación como académica del Unii-ersity College London; en efecto, Murray deja su cargo de .lssÍstanr Prefess,,r ef Egrrology en 19 3 5 (/bid., p.9).
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speak rn him
Por contraste con las audacias en las c¡ue incurre el libro ele 19 33, b monografía de 192 I aparece con'lo un ejemplo ele moclcraci/,n. En The God ef the ffirchcs, la académica inglesa cornpler;i el análisis del dir,s de b fertilidad. Estaríamos en presencia de la cli\"ini(LHl rnasculinzi rn;Ís antigua de la historia europea, cuya presenci;i puede rastrearse desde las pinturas 250
El términn remite, evidenremenk , a la +adiad~ Lelanc!; véa,e Jacq11,cJine Simpson,
"Margaret Alice Murray (1863-1963)", p. 797. 251 Margaret \!ice\ íurray, ThelVirch-Culr idlfa,m, Ecn'i'', pp. 253-271. 252 Jacqueline Simpson, "Margaret Murray: \Vho BclicYcd Her, and Why0", p. 9 3. 253 .\\arg2rct Alice Murny, Thc God .f ihc Tirches, p. 92: ".\ lo largo ele tocL, las ceremonias de la antigua religión existe un aire de gozosa alegría y risnE'ña felicidad, que indusn el samn horror de ins cronistas cri,tianos no puede pnr comp!· w disfrazar." ¡,,;d.,¡, lJ9: "este era sin dudas el gnn atnct ivo de, la Vieja Reli;/•n; el +os e,, ha allí, presente, junto a sus adoradores, quienes podian verlo, hahbr con el de a1nigo a amigo, mientrils que el Dios Cristiano era irn·isiblc v estaba lejns, en el Cielo, ¡;or lo que el peticionante nunca podía estar seguro de c¡ue su oración llegaría a los ofrlns
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dj,inos" (12s traduccion>"s del inglés snn mías).
91
Historiogra!Ia. Demonología cristiana y cultura folklórica en d contexro europeo
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rupestres hasta los festivales folklóricos modernos. Murrav i
religiosos y a un profundo desconocimiento de las fuentes primarias. m Aunque gran parte de su producción relacionada con la historia de la brujería fue elaborada durante los periodos de descanso que le permitía la egiptología, su disciplina de origen, siempre sostuvo que la IVitch-Cu!t theory representaba su principal aporte a la ciencia moderna. 260 Una demostración ele la seriedad con la que tomaba su teoría sobre la brujería -v simultáneamente, otra muestra del carácter poco convencional de su p~rsonalidad- lo hallamos en la fascinación que suscitó en ella uno de los más espectaculares crímenes no resueltos de la historia inglesa contemporánea: el asesinato del granjero Charles vValton, en Mean Hill, Warwickshire, en 1945. Tras una breve incursión detectivesca en el lugar de los hechos, Murray concedió un reportaje al Birmin9ham Post en septiembre de 1950, en el que sostuvo que Walton había sido sacrificado por personas "n-ho
del monarca. Cuando el triunfo del cristianismo tornó imposible la celebración ostentosa de los antiguos rituales, los reyes -aquellos que aceptaban oficiar corno dctima propiciatoria- o sus reemplazantes no tuvieron más alternativa que orquestar sus propios asesinatos o sus propios suplicios. Tal habría sido el caso del rey normando Guillermo JI el Rojo, del arzobispo Thomas Becket, de Juana de Arco, y de su colaborador, Gilles de Rais. 256
still beliere in a reli9íon practised in Britain before Christianity, ¡¡-/iom we call devil worshippers". 261 No caben dudas, pues, del carácter extraordinario de
la personalidad de esta im·estigadora, que luchó ardientemente en favor m Margaret Alicc Murray, 1)f_y First Hundred)'ears, pp. l 03 y ss. ]bid., p. 204. 161 Citado por Ronald Hutton, The Triumph ef the ,1/oon, p. 201: "(personas] que aún creen en una religión practicada en Gran Bretaña desde antes de la llegada
En 19 54, cuando contaba con 91 años de edad, Margaret Murray publica su tercer libro sobre la brujería europea, The Dirine King in England, un texto cuyas evidentes exageraciones terminaron incomodando incluso a sus mayores admiradores. 257 En efecto, la inglesa extiende s~ análisi; hasta incluir a los reyes de la dinastía Estuardo: toda ejecución O muerte Yiolcnta acaecida a un monarca inglés o a algún colaborador cercano entre los siglos XI y XVII, era interpretada como una prueba de la persistencia de la antigua creencia o de alguna de sus variantes modernas. 2ss Durante más de cuatro décadas Murray se negó sistemáticamente a responder a sus adYcrsarios, atribuyendo los críticas que recibía a prejuicios 1
;~ lbid., pp. 17-34. Para una crítica del análisis iconográfico propuesto por Murrav ' ,·case Ronal
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p. 71. 92
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Historiografí a. Demonología cri,;tiona ;· cultur;i folklórico cc el ,·, ntc·;- i el ;-e1eo
del sufragio femenino, c¡ue eligió una díscipiina com,·J la ,rorclo¡:;·· en tiempos en que la misma no era una opción apro11iada pan las c,ujercs, y c¡ue re;1lizó trabajo de campo en suelo egipcio rn la rrntic1 era de l lc>\v;ird Caner v Lord Carnavon. 2 é' Aunque b cutstíón continí12 cleb2rién,L,se, resulta m:is que probable c¡ue la teoría de Murrav sea !a materia prima a
teori1 se hasah~ en '' foc;;,:enL ,orn f·om : l:e b · kgr --nd :_,;' che': ow·- :;ge ,::,d
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diro-cedj,,,,-1 th: ,ai:';1S st::1v cf •heir h ',to"':- ¡/ a--, 'ccdc---:ts"; objetó, ;1sí111 ismo,
la dudo.ca etimol!lgia que <"(Jt1Íperaba ;i Diana con Jam1s, y cuestionó un;, me'ndohgí a que er: oca,ione, leía bs f, nte, Je n:.,ner:, lit'."nl, '_;" en ~ionc, la, ,om, 'Ía a rrof1mda, reint<"rprdJ Ci 1-::es. 26S"fambién reaccion,iro n 0
la ctwl Gcr.1lcl Gardner dio origen al mcAimicnt o \ Vic-ci 2"', Li
las voces prestigiosa' , de los decanos
rama m[1s e,,1 ,·ndicla del neo paganismo moderno, y b mas exitosa ele las nuevas relíL,ioncs funcbchs en el sirio XX. 26 + ?vlaroaret i\íunc1v falleció el ,.,)
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13 de noviembre de 1963, a los cien año.s de edad. A.ún cuando el descrédito del modelo interpretat irn de Murray no se gcnerc1liza de maner,1 clefiriitin hast:1 la d/.cad,1 de l 'J70, sus c,,ncl11jon cs mas auclrces merecieron se\·eras críticas desd,, ei n10m,·nto mismo ele Li
año el historiJ,lor inglé,, Cecil L'E,,ran¡;,, E;, 2n ¡,nblio !Vit·h Hi·~:ing ":'d JV¡,-', Tr':, 1s, una i::':estigJció n que fue percihida por :-nuchns c:c·,10 una
publicación de The Witch-Cvlr in li estem Etm,pe. De hecho, en la recensión dd lihro que la re1ista Fnlkl,r,, publica en 1922, el hi,to1i,1clo1 de Lis
años en archh·us) f1..1Pntes prirnari:is
desafín im¡,lícit1J al modelo de :\1ur1:1y: en eli·do, tras imhg.ir cl1ll',mt 1 • y pr( Cesns inédito,, L'E,tra:,.1ge E\\-1:'~n no halló rastro alguno del snrue,t;_, cdto ;, la fenilícLd s, :übch por la
religiones W. B. l-falliday se encargó de pt1nnnb·:ir c¡uc gran parte de la
egiptóloga, ;\unc¡ue el histnriador inglés ,1pen
Diane Pmkiss, The il'ilch m H!Sf, 'r¡ , p. l 7. Cabe scñabr sín en1b0.rgo, :1l;unc1~ evidentes 1_liferc."ndas t-·ntre lJ. teon'a ck \1urray y el moYimÍ<'nto \Vicca, b mennr de las cuales no resnl.ia ser b pr,pond,-r;inc·i1
de una di,·inidad femenina en el neopaganism o ,·nr1te,r;1or ,-,.,o por oposición a la deidad masudim descripta por· la ingles;, en sus monl)gr:ifí;;,,. Ganlner siempre· negó 0
Mnrray continúo en ascenso hsta 1lcan;:cr si' pico rnáxin10 de PºP'darida d tras Li finalízaciéin de Ia Segunda G11erra ,l\.foncli~l. En los últimos
la influencia de Murray en la fundación de! 1nrwimi<"nto \\'icca; por el c,,ntnrio, afirmaba c¡ue en 1939 él se había incnTorad•:J a t'" co,--.c ::a e:,::tc1~:c, que sesi,,naha
Poco dc-nué·s, la ,'.efo,d U;;é,ers''j Pr,> ccmprn los derechos del lil-ro para puhl,icar en l 9S2 una eclició~ en rústica. Diez iiños m6s tarde lnrÍa lo propio con Thc Witrh-Cidt in Hcstcrn Europc:, c¡ue no se reeditaba desde
1921. M Las cpiniones fovorable, se Fivierc:n ,,,:is frecuentes. En 19+5,
Sirnpson, ''Margaret Alice Murray ( 1863-1963)" , p. 797). 26 " El ,olumcn de hiblingrafo de<Jicdo al ne,T"ga,,i,rn o r'oderno re.,, lta ,·: alv-"m:idor. De todas formas, y amén ele los libros ele Ronald Hutton recurrentem ente ciradns en este cipítuln, pueden consulr:irse bs siguientes m::,:-;_·:gr;J:"z:s: ~Tden :\. Berger, A Communiry efl Vitchcs: Conf '11por--,~:· Neo-Pag::ism , ,d iV'"hcra/' 'n r'- - - Un'', 1
Sir Georoe o Clark ) una respetada figura del eswhlishmcn t uniwrsit:ir io bri0
265 Folk-Lore, 33 (1922), pp. 224-230: "clornmento s :irranc:idos del contexto de su propia época y (ii,·0rci2dos d"'. un ai1álisis serin de sus antecedentes histó,-'cos"
traducción del ii-~:és e, n:fa\. George Lyma: Kittredgc: f!'itchcreft in 0/d and \'m England, Cambridge, Harnrcl University Press, 1929, p. 56~. 267 Folk-lore, 4-3 (1932), p 114-; Folk Lore, 45 (1934), pp. 95-96; Man, 34 (1934), p. 266
0
¡¡·icch-Hunts, pp. 229-2+ l.
rep:1raba en b IVir, h c11 1, de: res,,ñas hihh- 6ráfi,·a~
en las que clec:,ca!H'ic-1ha con d,:ros térrnino:-: hs ,,~ndtFione s y el método ele su co 1e ga . ·>67 Poco JfectJda pc,r bs dehtes 2cad(r:1icn , la fortuna de los libro, ele
1
Srates, Columhia, Uni\·ersity ofSouth Carolina Press, 1998; Sahim 11-bglíocco, IVirc:hing Cdttr.:· 0olk' .,,, an 1 .'1eo-P:c¿;oni:r, in,., ·--cric Filad.e !fia, University of Penr :-h-a:-'· Préss, 2004. Continúa result:mdo ele utilicbd el d:isico clcTanya !\l. Luhrmann, Permasions. o{ rhclVitch's Crc~fi: Rir!1al :lf.-::;ic ~-~3fl'i~-~Lcref in P:·c_,;i.,nt~J:,, En._; 1-nd, Oxforrl, Bhr:sk\\·cl\ 1988. Para una rápida introducción al tema Yéase \Volfgang Behringer, Wirches and
1:
theory, \ hirray reaccioYJn pu1·1ic.nJo una &críe
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63. Norman Cohn, EwTc's h,er D::oons, ¡,. 152; Carolinc Oates 1nd Juliette \Vood, A Caven of Scholars, p. 8; Ronald Hutton, The Triumph ef rhe Moon, p. 200. 268
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Historiograli'a. Demonología cristiana y cultura folklúrica en d conlcxro europeo
fobián Alejandro Cump,19nc
tánico, publicó la segunda edición de un difundido manual uni,nsitario de hi~toria, en la cual el paradigma racionalista sobre el origen de la caza de brujas -incluido en la primera edición- era ahora sustítuido por la teoría de Murray. 269 El mismo año la historiadora Christina Hole publica IVitchrn!ft in England, y aunque considera que en ocasiones la e,·idcncia presentada por Murray resulta insuficiente, acepta que su teoría constituye un aporte relevante al campo historiográfico en cuestión. 270 Durante la década ele 1950, los medios masirns de comunicación coilsi
de la investigadora británica. 276 También por aquellos años prominentes catedráticos ~omenzaron a manifestar públicamente su entusiasmo por la tesis de Murray. En 1962 el erudito Sir SteYen Runcimann, reconocido especialista en,la historia de las cruzadas y del maniqueísmo medieval, aceptó prologar la segunda edición ele The Witch-Cuh in Héstern Europe, n:_saltando el rigor y la importancia de la teoría defendida por la autora. 1 ' 7 Christopher Hill, referente ineludible de la historiografía marxista inglesa, reproduce la teoría de Murray en dos de sus libros más difundidos: Sociery and Puritanism in Pre-Rel"olutionary England ( 1964) y Reformation to Industrial Rerolution (1967). 278 En Les Paysans de Lan9uedoc, de 1966, densa monografía que ejemplifica como pocas las ambiciones de la etapa braudeliana de la escuela de los Annales, Emmanuel Le Roy Ladurie equipara el sabbat de las brujas con las revueltas campesinas, y tras fusionar en un Único modelo las interpretaciones de Michelet y Murray señala: "iljaut restituer ala sorcellerie son caractere ple{n et cru, de se1·e.idéolo9ique authcntiqucment campagnarde, vem1e du jond des á9es et dufonde des ámes.Alors elle n'apparaft plus seulement comme l'expression d'un vide spiritual, mais comme une 11ive réaction de la conscience paysanne". 279 En 1972, Jeffrey Burton Russell aplica una teoría similar a la historia de la brujería tardomedieval; y aunque considera equivocado Norman Cohn, Europe's lnner Demons, p. 153. Norman Cohn, Europe's lnner Demons, p. 152; Caroline Oates and Juliette "\Vood·, A Coren ef Scholars, p. 8; Ronald Hutton, The Triumph ef the tlfoon, p. 276. Ya en el apéndice de su monografía de 1947, dedicada a losmodmientos maniqueos medieYales, Runcimann se había mostrado farnrable a considerar la posibilidad de la persistencia de una tradición secreta opuesta al cristianismo y perseguida por la religión ortodoxa (SteYen Runcimann, The Jllediei-al ,lfanichce: a Swdy ef the Christian Dualist Heresy, 276
277
269 G. N. Clark, The Sercntecnth Cemwy, Oxford, Oxford Uni\·ersity Press, 1945, pp. 245 y SS.
°Christim Hok,
IVicchcrefr in England, Londres, Batsford, 1945, pp. 22 )' ss. Ronal
Cambridge, Cambridge University Press, 1947, appendix). Christopher Hill, Socict:Y and Puritanism in Prc-Re,·olutionary Enaland, Londres, Secker and Warburg, 1964, p. 187; Reformation to Industrial Rerolution, Londres, Weidenfeld,
271
278
1967, pp. 15-18. Emmanuel Le Roy Ladurie, Les Paysans de Lan9uedoc, París, Flammarion, 1969, p. 244. Se trata de una versión abreviada de la tesis doctoral originalmente publicada por S.E.V.P.E.N. en 1966: "es necesario restituir a la brujería su carácter pleno y crudo de sedimento ideológico auténticamente campesino, llegado desde el fondo de los tiempos y desde el fondo de las almas. La brujería, entonces, no se nos aparece meramente como expresión de un vacío espiritual sino como una viYa reacción de la consciencia campesina" (la traducción del francés es mía). 279
Geoffrey Pnrrinder, IVitchcreft: European and 1!.frican, Harmondsworth, Peliln/ Penguin, 1958.
274
275
~6
Penncthorne Hughes, IVitchcreft, Londres, Pelican, 1%5 (1952).
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Historiogr:ifía. Demonología cristiana y cultura folklórica en el contexro europeo
Fabián Alejandro Campagnc
el método y las conclusiones de Murray,2 80 insiste en la existencia real de colectivos rebeldes dedicados a la práctica de la brujería diabólica, excrecencia de la explosión de movimientos heréticos característica del
En 1947, la Acaclerni,1 Finlandesa de Ciencias publica una sofisticada monografía del erudito Arne Runeberg: IVirches, Dcmon:; ancl Fcrrilicy Magic. 183 Aunque terminará proponiendo una hipótesis diferente sobre el origen de la caza de brujas, Runeberg afirma que las e\'idcntes exageraciones que contiene la teoría de Mm-r<1y no deben impedirnos reconocer en ella un núcleo duro de Yerdad. En particular, los ricos dct<1lles c¡ue caracterizan a las reuniones y asambleas festivas descriptas en las fuentes analizadas por la inglesa, configuran un conjunto naturalista que resulta difícil atribuir a meras alucinaciones o a confesiones inducidas. Sin advertir que el efecto realista era provocado por la misma edición de documentos que décadas más tarde re\'elaría Norman Cohn, el imestigador finlandés creyó poder afirmar que la existencia real de dichils asambleas debió configurar la materia prima a partir de la cual se construyó el estereotipo del sabbat. ¿A que realidad remitían aquellas reuniones festivas? Para responder a este interrogante, Runeberg se aparta de la teoría Je Murray y propone una explicación más plausible desde la perspectiva de los procesos históricos reales. Desde los tiempos Je las primeras bandas de cazadores y recolectores surgieron especialistas en la manipulación de los espíritus de la naturaleza, que en tanto custodios de un arte secreto y poderoso tendieron a conformar colectivos organizados. Estas cofradías de magos y hechiceros celebraban rituales específicos al margen de los festivales públicos, y el carácter secreto de muchas de estas actividades acentuó la evidente ambigüedad que rodeaba a sus misteriosos poderes: en efecto, así como podían asegurar la fertilidad del mundo vegetal y animal, también po
período. 281 La bruja era una rebelde contra la Iglesia y la sociedad feudal, en un tiempo en que ambas instancias se superponían por completo; por ello, a la pregunta clave -"did an objective realit.y lie behind the phenomenom
ef beliej?"- Russell respondía: if one defines European witchcraft in a way that ( ... ) embraces ali the supcrnatural elements asignecl to it by the lnquisitors ( ... ), onc is likely to arrive ata negati\·e answer ( ... ). On the other hand if one places witchcraft in the context of the worldwide phenomenom of demon worship and witch belief, one will answer differently. As Arago obserYed, 'Outside ofpure mathematics, anyone who pronounces the word impossible is lacking in prndence. 282 Sin embargo, de todas las teorías sobre el origen de la caza de brujas desplegadas entre la Segunda Guerra Mundial y la irrupción de Cario Ginzburg, dos reclaman una atención particularizada: la del fin bndés Arne Runeberg y la del estadounidense Elliot Rose. Aunque en su momento ambas fueron consideradas como críticas agudas de la Wítch-Cult rhcory, en el presente no podemos menos que considerarlas como expresiones acabadas del paradigma romántico. Se trata, en definitiva, de construcciones hipotéticas tan improbables como las avanzadas por la propia Margaret Murray. 280
Para la crítica al modelo de Murray véase Jeffrey Burton Russell, ll'icchcrefr in rhc
1HiddleA9es, pp. 36-37.
Unos años antes, Chadwick Hansen había sostenido una tesis similar para la Nuen Inglaterra puritana, sugiriendo la posibilidad de que en torno a Salem Village determinados indi,·iduos se dedicaran efectivamente a la práctica de la brujería rlfahólica; véase Chadwick Hansen, IVitchcrefr ac Salem, Nueva York, George Brazilier, 1985 (1969),pp.5, 189-197,226. 182 Jeffrey Burton Russell, Witchcreft in the Jlliddlc A9es, p. 20: "¿existía una realidad objetíYa detrás del fenómeno de creencia?"; "si definimos a la brujería europea de una manera que incluya todos los elementos sobrenaturales que le asignaban los inquisidores, probablemente arribaremos a una respuesta negativa. Por el otro lado, si ubicamos a la brujería en el contexto del extendido fenómeno de la adoración del demonio y de la creencia brujeril, nuestra respuesta será diferente. Como obser-;,aba Arago,, por fuera de las matemáticas puras, cualquiera que pronuncie la palati-a imposible carece de prudencia" (la traducción del inglés es mía). 281
283 Arne Runeberg, IVirches, Demons and Fcrtility ,lfagic: Analysis ef rhcr Si9n!ficance and ilfuwal Relations in ll'csc-European Folk Rdigíon, Hclsingfors, Socictas Scientarium
Fennica, 1947. !bid., pp. 230-31.
284
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J. R. Veenstra, Ma9ic and Dirination at tbe Courts efBur9undy and Trance: Text and Come.u
designar a los nl
ef Laurens Pi9no11's Contre les Devíneurs (1411), Leiden, Brill, 1998, pp. 92-93. 287
289 Elliot Rose, A Razar far a Goat: Problems in the History ef1Vitchcr'!Ji: and Diabolism, Toronto, University ofToronto Press, 2003 ( 1962), p. 14: "existe entre las personas
Gabriel Au
Turín, Albert Meynier, 1989 ( cito por la edición en inglés: Tbe lláldensian Dlsscm: Persecution and Surriral, c.117O-c. l 57O, Cambridge, Cambridge University Press, 1999, pp. 73-78); Richard Kieckhefer, Europcan JVitch Trials, pp. 40-42; Martine Ostore~, 'Folatrer a1·ecles démons', pp. 174-182, 274-275;Arno Borst, Afedieralll0rlds, pp. 115117; Franck Mercier, Lal'c:iuderie d'Arras, pp. 87-90.
cultas la muy extendida impresión
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Fabián ,1/cjandro Campagnc
Historiografía. Demonología cristian~ y cultura folklórica en el contexro europeo
término. El Único dogma al que aquellas mujeres adherían era la comunión con lo absoluto, la experiencia inmediata; el numen al que honraban era una diYinidad inmanente al éxtasis mismo. 19~ Norman Cohn sostiene que la teoría de Rose refleja el Zeitgcist de los años '60 tan bien como la teoría de Murray reflejaba las fascinación con las tesis frazerianas característica de las primeras décadas del siglo XX; en efecto, A Razar far a Goat se publica en una era en la cual las experiencias psicodélicas comenz;ihan a
existencia de algún fenómeno real detrás de la represión judicial de la brujería moderna. De hecho, Rose afirma que está dispuesto a descartar el noventa por ciento del contenido de las confesiones de las brujas-derivado del método inquisitorial y del uso de la tortura- pero no la totalidacl. 191 Por ello, A Razor for a Goat ya no nos parece tanto un ataque a la escuela de Murray cuanto un trabajo reYisionista en el seno de su mismo modelo interpretativo. 291 El canadiense imagina qne la principal diferencia que lo separa ele la egiptóloga es su mayor esfuerzo por historizar el fenómeno real existente detrás de la caza ele brujas. Mientras que Murray defiende la existencia de un culto inmemorial cristalizado, siempre igual a sí mismo, una religión primitiva que llega intacta a la Edad Moderna, Rose concibe a la sociedad de las brujas como el resultado de un continm1m de procesos históricos en el cual las rupturas tienen más relevancia que las continuidades. De allí que el descalificativo "nonscnsc" vuelva a surgir en relación a la tesis que afirmaba que el cristianismo medieval habría sido un mero rótulo oficial superpuesto sobre un uniYerso rural mayoritariamente pagano. Los campesinos del tardo Medioevo podían desconocer muchos aspectos centrales de la religión cristiana, pero más ignorantes eran aún de los ritos y mitos del paganismo clásico; cuando los normandos desembarcaron en Inglaterra en el 1066 hallaron muchos rituales eclesiásticos no autorizados por Roma, pero ningún rastro de la existencia ele un culto pagano organizado. 193 ¿Cuál era, entonces, la realidad que se escondía detrás de la gran represión judicial de los siglos XVI y XVII? Al igual que
popularizarse de manera creciente. 195 Aquellas cormmidades informales de herbolarias y extáticas sufrieron un primer proceso de transformación cuando comenzaron a recibir la influencia de diYersos cultos organizados: el paganismo romano, el cristianismo. Fue entonces que el liderazgo del grupo pasó a manos de witch-doctors, quienes impulsaron un proceso de antropomorfización de la inasible divinidad original; estos chamanes masculinos comenzaron también a personificar a la potencia sagrada wnerada por los herbolarias. 296 Pero la tercera y definitiva etapa en la conformación de la sociedad de las brujas se inicia en el siglo XIII. La responsabilidad le cupo a los goliardos, estudiantes uniYersitarios que a pesar de];¡ formación y de m !bid., pp. 139-146. 295 Las posibles relaciones entre halucinógenos y la cazarle brujas interesaron a Yarios estudiosos del fenómeno. Véase Hans Peter Duerr, Traumzcil: Ober die Grcnzc zwischen IVildnis un Zi,·ilisation, Frankfurt, Syndikat Autoren-und Verbgsgesellschaft, 1978 (cito por la edición en inglés: Dreamtime: Cancerning the B011ndary betn-ecn ll'ildcrness and Civilization, translated by Felicitas Goodman, Oxford, Basil Blackwell, 1985, pp. 1-15); Michael Harner, "The Role ofHallucinogenic Pbnts in Europcan \Vitchcraft", en Michael Harner (ed.), Hallucino9cns and Shamanism, Oxford, Oxford Univcrsitv Press, 1973, pp.125-150; G. R, Quaife, Godlj, Zeal an,l Furiom Ra9e: Thcll'itch in Earlj' Afodern Europe, Beckenham, Croom Helm, 1987 (cito por la edición en castellano: Ma9iay maleficio. Las brujas y eljanarismo religioso, traducción de Jordi Beltrán, Barcelona, Crítica, 1989, pp. 243-246). Cabe recordar que a fines de la década de 1960 vio la luz el polémico ensayo de Carlos Castaneda, The Teachin9s efDon Juan:AX1q11ill'ay ef Knowledge, Berkeley, llnh·ersity of California Press, 1968 (edición en castellano: Las enseñanzas de Don Juan, Una forma yaqui de conoi:imiento, México, FCE, 1972). Para la polémica respecto del papel que el envenamiento con cornuezulo de centeno pudo tener en el episodio de Salem de 1692 véase linda R. Caporael, "Ergotism:Thc Satan loosed in Salem?", Science, 192 (1976), pp. 21-26; N. P. Spanos, "Ergotism and the Salero Víllage witch trials", Science, 194 (1976), pp. 1390-1394; M. K. Matosian, "Ergot and the Salem witchcraft a!Tair", American Scientist, 70 (1982), pp. 355-357. 296 Elliot Rose, ,1 Razor.far a Goat, pp. 146-147.
Arne Runeberg, Rose se remonta a un indefinido pasado prehistórico, en el cual sitúa la emergencia de prácticas mágico-religiosas relacionadas con la manipulación y consumo de plantas alucinógenas. Se trataba de un saber restringido, predominante manipulado por mujeres, que no guardaba relación directa con ninguno de los paganismos formales con los que pudo haber convivido en diferentes épocas. Ligadas por su conocimiento común, estas herbolarias participaban de rituales en los que celebraban la poderosa energía contenida en hierbas como el acónito y la belladona. No se trataba de una experiencia religiosa en el sentido convencional del !bid.' p. 172. Richard Kieckhefer, "Foreword", en !bid., p. 293 Elliot Rose, A Razarfar a Goat, p. 61.
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lbid,, pp. 155-159. La fuente príncipal
el fenómeno de los
sitaban creer que el culto era un culto del diablo, porqu~ no podían creer en ningún otro poder sobrenatural al cual la Iglesia no tuviera un mejor acceso que ellos. Ello nos obliga a asumir, por supuesto, que estos chamanes eran mitad charlatanes, mitad creyentes, víctimas paq::iales de su propio engaño; ésta es, después de todo, una condición mental muy común, En cualquier caso, ya sea que se tomaran a sí mismos en serio o que no lo hicieran, siempre debieron sentirse naturalmente inclinados a creer que las personas engañadas por ellos estaban a
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!bid.' p. 162.
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lbid., pp. 167-168. /bid,, p, 169.
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Fabián Alejandro Campagne
Historiografía. Demonología cristiana y cultura folklórica en el rnntexro europeo
a combattere con lo stri9oni". 304 Dos días antes, la esposa de Gasparutto había
na. Los componentes del complejo mítico en el que creían los hombres y mujeres que se hacían llamar benandanti se desprende rápidamente de los testimonios que los inquisidores franciscanos obtuvieron durante los primeros interrogatorios. El 21 de marzo de 1575, el presbítero Bartolomeo Sgabarizza, primer denunciante de los benandanti, reproduce ante los agentes del Santo Oficio veneciano una conversación que había mantenido poco tiempo atrás con Paolo Gasparutto, un campesino de la comunidad ele Iassico. El labrador había realizado ante el párroco la siguiente confesión:
realizado otro aporte clave a la configuración del complejo mítico: antes de producirse aquellas experiencias ex-somáticas, su marido entraba en un trance muy profundo del cual resultaba imposible despertarlo. En una oportunidad lo sacudió en más de diez ocasiones, sin conseguir resultado alguno. Esa misma noche, cuando despertó del trance, Paolo confirmó ante su esposa el aspecto teriamórfico que el alma exterior adoptaba durante las travesías: cada vez que abandonaba el cuerpo, el espíritu del bcnandantc lo hacía bajo la forma de una pequeña laucha. 305 En el transcurso de otros interrogatorios los procesados admitieron que eran reclutados por un líder ·que se les aparecía en sueños, y que los miembros de la compañía "siamo in gran moltitudine, et a lle ro/te siamo cinque milia et pasano". 306 Aunque las fuentes resultan menos concluyentes al respecto, Ginzburg cree también poder identificar la existencia de una segunda variedad de benandanti; los miembros de este grupo, integrado mayoritariamente por mujeres, no se especializaban en los combates en éxtasis sino en los contactos con el mundo de los muertos: podían ver a los difuntos, dialogar con ellos, transmitir sus mensajes y, eventualmente, participar en espíritu de sus
"11 giovedi di wtte le quattro tempore de anno erano iforcciati a andar insieme con questi stre9oni in piu campagne, come a Cormons, avanti la chiesa di lassico, et insino su la campagna di Verana". Cuándo el sacerdote preguntó qué hacían
Gasparutto y sus amigos en dichos lugares, Paolo respondió: "libramos combates, jugamos y saltamos". 301 Del interrogatorio que el 27 de junio de 1580 sufre Battista Moducco, pronto descubrimos que dichos combates no tenían lugar corporalmente sino en espíritu: "lo sonno benandante perche vo con Ji altri a combattere ( . . .) invisibilmente con lo spirito et resta il carpo". Los benandanti combatían en nombre de Cristo y los brujos en favor del diablo; empleaban como armas ramos de hinojo y tallos de sorgo, respectivamente. Del resultado de la batalla dependía el futuro de las cosechas: "se noi restiamo vincitori, quello anno
procesiones nocturnas. 307 Los inquisidores venecianos detectan el mito agrario por primera vez el en último cuarto del siglo XVI. De allí en adelante, los benandanti padecerán tres oleadas represivas principales: I 575-1581, 1619 y 1634- ¡ 650. A lo largo de aquellos años los magistrados eclesiásticos se esforzaron por descalificar la creencia, asimilando sus principales trazos morfológicos al estereotipo satanizado del sabbat. Para mediados del siglo XVII el hiato estaba colmado, y si bien la asimilación llegó demasiado tarde como para desatar una caza de brujas, los inquisidores consiguieron finalmente que los propios benandanti admitieran el carácter diabólico de sus acciones. Lejos de combatirla, ellos mismos pertenecían a la secta de los brujos: la meta de sus trm-csías nocturnas no era otra que el sabbat. En síntesis, la coacción física y la presión psicológica h,1bían logrado que los acusados
eabondanza, et perdendo ecarestía in que/
/ 1a {'racu 1ta d de separar el alma . teman ¿por que' a1gunos campesinos del cuerpo? ¿Quiénes podían tomar parte en estos eventos marciales? El 3 de octubre de 1580, Paolo Gasparutto responde ambos interrogantes: los destinados a ejercer como benandanti eran los nacidos con la cofia , es decir, envueltos de manera total o parcial en la membrana amniótica, que no terminaba de rasgarse durante el parto. De hecho, la madre de Gasparutto había hecho bautizar la cofia al mismo tiempo que la criatura, y años después se la había entregado con la recomendación de que la conservara hasta alcanzar la vida adulta, cuando "sarei andato con Ji benandanti anno" . 303
302 Cario Ginzburg, / Bcnandanti, pp. 207-208:"los juen~s de todas las cuatro témporas del año eramos obligados a ir junto con estos brujos por muchas campiñas, como Cormons, delante de la iglesia de lassico, y hasta la región de Verona." 303 !bid., p. 217: "soy benandante porque voy con los otros a combatir, invisiblemente, con el espíritu, mientras el cuerpo permanece"; "si nosotros salimos vencedores, aquel año será de abundancia; y si perdemos, será de carestía."
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304
!bid., p. 229: "irás con los benandanri a combatir contra los brujos."
305
!bid., p. 225.
306
/bid., p. 217: "somos una gran multitud, en ocasiones hasta cinco mil o
307
!bid., pp. 53-60.
.
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107
en e1 con~exro europeo
un atJYico rnito agrario apenas cristiani1aclo. El segundo de los rnéritos
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el
del libro ts el de haber presentado una ,wlución relati\·amente consistente
al dílen1a ftu11._L1c.:iu11Jl del par
Í()lkl01·ico~
ron1ántico. unJ. respuesta. sólida al
interrogante sobre la existencia de fenorncnos reales detrás de 13 caza de te111prLuic-n1oderna; el e'.)LLh.liu ele caso perrnit1a clen1ostrar c1uc
el fenómeno con el que algunos cazadores de brujas pudieron h:1berse
c1ue e11 ¡_J friuli L.1 brujc:rÍJ diJLólicz1 :)C Jifundié>
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p{_1rtir de 1a dc:fo11naciL)n
,1g1 _11 iu ..1.ntcric_)r: el aqucL1rre p1 ~ÍLLiC.
de las crf-'.cnciJ.s populares.
1
Jcl X\'I, fi11cJlrntntc L1 11L1110 Je L1 .s;<:.1L..n1ÍL.
en el ultin10 cuJ.rto Je
sociales sino al uni\·erso
encontr,ido no remitía a la esfera ele las
Lull todc)
Por ello, causa particular sorpresa c¡uc en los JI'ios inmediatamente a.
.)U
puLlicación, los pocos acc1clén1ico.s que pudieron acceder
a la lectur;1 del original italiano
aI
como un emer-
reconoce el propio Ginzl;:..1rg, el
al debate acJ.dén1ico "rhis L-,.}~-LiLUijL'
UiJ
n1irren in a
Ginzbut·g e:::bu/.J con10 al pasd1 Ll c1ue Yeint:e
un
. fue el historiador norteamericano E. \\'illiam \íonteL 3
__;~ Jc·::,puC::; ter11 in)rÍJ jcndu la hipl>tesis principal de >,_ inJucL1blc cunc~\.iÚn ¿-ntn~: lu::, Lr:iL1n3onti Y los chan1anes siberianos ('il
en an1l_10:--;
1
,,
tesis de \1urra:·_ 3 i 3 En 19/2~ Jefffe;· Burton Russell rechazaba l:i. tesis que
defendfa la intacta supen·i\·encia de
del prilner libro de Ca.rlo C~inzburg se tions
del prc;Cc:)0 de: cu11:::-trucde lu~ !.:-c..::~ ..::;·..!u;-,·Li, al rnenos, la
,Ll entonces dc~cuiLL1du cL1:::u
lm3
religión prehistórica en pleno
X\ ~I. pero cc.i1i::;iJcraba que J L,enondonti apo;·aba con firr11eza
lugar, su in\ e~ligación puso por
Jcl s0.Lb,1t. En el
obserYaba. que lc1 docurnentación halL1cla por Ginzburg
'
ulterior en lu ciuc re:::-L1 del cnsaYo. ¡ ' 111('.ritus
En
aportaba de rnanera inesperada nue\·a e\·jJencia en faYor ele 1a anti;ué!.
no rec1oe tF1tam1ento
Lus
'
1969 :\luntcr puLlicó un artículo en francés:" una antologlJ de fuentes,;·
rhesis". en particular la continuidad, hasta nnty
entrado el segunJo rnilenio, de creencias ;· práctjcas relacionadas con la
fertilidad; por ello. concluía, "ne
ht
c1·idence has
ffi'T
1:-een
no puede meran1c1nc cunsii.._h_· L1L::-t: con10 el pruJ uc:tu \._le u na. .f1':.:ci~11 cun:::s ~r uilLl por la c·ul Lura teulug~1l. El saGb2t que 5e describe en los pnJ,-..:e::c\s friulc1nos
· Jacquelinc Simp,0n, "\\'itches and \\'itchbustcrs'', Folklore, l 07 ¡_ l 996), p. 1l. Cario Ginzburg, "Preface to the English Edition", en Cario Ginzburg, The Ni9ht Ba1tles:IVitchcr'!ft and A9rarian Cults in the Sixteenth and Sel'enteemh Century, translated from the second Italian edition by John and Anne Te
es un producto eminentemente híbrido, la resultante de un siniestro diálogo entre inquisidores y campesinos: los primeros, publicistas del discurso demonológico tardo-escolástico; los segundos, portadores de 308
311
!bid., pp. 142-203.
!bid., p. xii: "resulta naturalmente imposible extender por simple analogí~ esta conclusión a otras regiones de Europa; aún así, aunque parcial y circunscripta, la misma puede constituir una hipótesis para ulteriores investigaciones". 310 !bid., p. xiii: "el problema de la conexión, indudable, que existe entre los benandanti y los chamanes" (las traducciones del italiano son mías). 309
•08
53/194 53/72
109
rhar
Dos años despu¿_,s, I I. C. Erik \1icielfort pensaba de
exürcl".
n1anera ~in:i1ar: los be;1anJ:Jnri eran el Único culto brujeril cuya existencia
en la prirncra rnoderniJad había pndidc dcrn0.-:tr:1.rse de 1-::1;::nerJ. r-eh.:ci::.:·n-
0!
te. ; \'orm,rn Cohn, por su parte, ,nstmo c¡ue Giil7burg se
concluir c1uc los docun1entos friulanos den1ostrab2n la superYiYc:~nci:1 de un culto a
'--{'l·idc1 dc·.-.;Lripción dl~ un:i fie-:;;r1
la fertilicbcl ancestral en el noreste italiano: no hJ.y nada en el
·ne.:i. pnr Ul1J. n1nJ.
¿Qué factores contribu::eron
:1
h ,l.11\.Y~) -"OCi.O
ct' (:
descartar pnr cnn1p 1eto ]i:1
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-j L..t ·t-·[i,r•, rJ,rl,¡-, G"º ,. t.. '~ ,_,___ i"' re,,,lt, -· "
t---:'.
11 -
•, .,t:1 e1-e f>'(J'-stenc
1 '"
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·'r·-'lY 11 _ u d 1. -''
,nt¡'0\)n' ÜH :S, > et0,-t¡'\"•)l](')lt(O , r._ ,_,_ " - - ,
1i
celebraclu,. pnr Ls corntmichdf', loc:ilc,
- eie , ~\'1urra;·:- i._.on í' , 10 , danti con -los pos tu ¡ados toe'¡ a pro -l-:ia 1:··· 1111c1aci,
:i\.,•"" ''r:1d11ni Ji rir1,,
respons:ihi!idJcl deberl.1 recaer en l:i_-:_ eYidcntc:s
[Yid~ntcrnente, en tien1pos de L1 p11hlil:J.ción de c::u prirner
,.711e
el texto de 1966, la menos importante de ];is cm les no es, precisZlrnentc, br-o.
31 :-
La inclusión de la expresión cuhi
Y
,
en el
1
antiouas. ~
ctur=ciue forn11.,dacla de n1anera acrítica .Y olaaada de aflrn1i1cione.s _._ 1
,..... '
[()>,
1
-....,
, __
Sin en1ba1~go, a la hnra de ~]e2.Jr ~- un subtítuln c1prnpi.1do pJr:_1 el ~
:::,
que consistía este núcleo de Ye;dacP Fl ',)ro¡·)io autor lo aclara en el ,nárrafo siguiente: la tesis ele lJ "
Respecto de 1
arriesaadas, contenía "un noccjo]o di 1·eriu/'. ;En . ._, ,
~
tipo setLJn:..-i, a
estudiosa inolesa sien1pre pareció n1ás sensata. allí donde identific::-ibJ. en e l ' l ' 1 1 l l t'~nrn1:11.1 . . . ·n' n"1t rl -~ l'"l n11tn;::. ~¡'.~ fprti.-_iir_l.,. rl, 1asorg1asce sJDD
cuerpos
1 . Jes Fn sus '!ect10s. )c¡Jr_) n+ - -nrr10 \'ÍlllOS, e} inn10,-i en rnu:-: pn1.·u::. rnu1n1.:·, 1 • ·• · · 1 ' ' ] · · el cultiule, autor juega con ia posIt,I,1c ,1rr ric :i 0 upen·n·cnc1c1, e
-que luego Jdquirirla relatiYa fJ.rna- Ginzburg sostiene que la tesis d~
1
de: cnrnb1te--::
1
una fórn1ula n1ás apropiada? En un fragrncnto del
!
el
tuales ar~aicos en el ce1rn¡,o eurnpen preindu,tri2l. Durante h rniYor p:rrte
si la contra,t:irnos cnn el contenido efecti\CJ del ensa\·o. ¿\'o habrízi sido
•\ í_,.,1 1rra\" , '
319
L1<,
del trabajn 711eda cL1ro q1A1e ln_-::. / fn:1n,_-!:-;nri :1f'irn1cil
-- no puede ' cit:Jar ' . ; prnc..uc1rnos 1 . . cierto . 1 1 - t 0(10 - l 1nonograha C1e asornoro, soare
n1iri
:~nn
Ginzbura no tern1inaba de df'_.:;cc1rr,1r la posil1ilid..1d de b. e,i~tf'n1i:1 ele ri-
cltJ lien la portada n1isn1a dt~ la
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\t[t ... 1rio",
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--"~---'-
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•
nia.nto pn:recr se trat:1
,.(
1
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sectario, que no f"xclu;·cn que ,:rc-t·nci:i t.rJ.dicinn:d, )",l fn YÍJs et_,. di'.'n1n :,j(1rL \"t:Tn.:;irnilrnente en
l1allaban en d sabbat teologal elen1Pnrns de lJ cultura
ri0-::o, de~rn.:1yns''¡; respecto dP 1:--t~
1
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niru de S Jños, ,·éase fl:-,fd .. nn_ 1 SS-
superYiYencizi de la religión prehistórica. defendida por ~Iurrziy; de hecho,
Jj gente :7C"C('n7f:Z¡jTIO[é! J.7 C fn i] c:-:.~rr! realmente questo, o meglio anche queseo. E por quanto non sia possibile r!farire scnz' o/ero, per analogía, tale conclusíone ai benandanri, non Jubbio che essa renda pi1Í phwsibile l'ipotesi che traquesci ultimí si srolgessero raduni di tipo settario, si mili o poco diversi da q11clli descritri" ("disueltos los mitos y los embellecimientos fantásticos de las brujas, descubrimos, casi con desilusión, una realidad mesquina, banal: una reunión de gente acompañada de bailes y promiscuidad sexual. En cualquier caso, el sabbat deb!ó ser realmen~e ésto, o mejor aún, también ésto. Y aunque no nos sea posible aplicar por analogia esta conclusión-a los benandandi, no hay dudas de que la misma torna más plausible la posibilidad de que en su seno se desarrollasen reuniones de tipo sectario, similares o no muy distintas de aquellas descriptas").
Jeffrey Burton Russell, IVitchcreft in che Middie.-iges, pp. +l-+2: "nunca se presentó una evidencia más firme a favor de la existencia de la brujería" (la traducción del inglés es mía). 315 H. C. Erik Midclfort, "Were there really witches?", en R. M. Kingdom (ed.), Transition and Rel'O!ution: Problems and lssues ef European Renaissance and Reformation Histoiy, Minneapolis, Burgess, 1974, pp. 203-204. Citado por Carlo Ginzburg en "Preface to the English Edition", p. 173, n. 5. 316 Norman Cohn, Europe's !nner Demons, p. 283. 317 Carlo Ginzburg, J benandanti, p.xii. 318 Jbid., p. x: "la deformación de un antiguo culto a la fertilidad." 31 "
110
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54/194 54/72
111
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efe e ti\ anh'i 1t\.'. su,,_-;:,___l1u ." 322 Por entonces,
iclenldic2cio11
toda referencia a la
inici~d t_:ntre I no c1bcn d1..h.LL:, dt~ cp.1c serrono
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"noccic•lo d_j 1Erirct
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en 12
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lnne;r
desconocer.
edición. 323 En 197 ~, finJlrnente, la pub1icaci6n ele [)t'Ili,.-1n.)
ferlilidad.
~upu::iu el
De,
de gracia de{initi\·o a la teoría clel cul_to a l:i.
el libro Je ~'
no fueron L1s Única~ Jd'.) C(Jlllu L1s que cs~J.n1us n1c1;c·iun0.11Ju no
rnás extren1istas de la e::.cucL1 JcJinitiYO cld En marco. tocb referencia tiliJ..1d, por l1iz..lirec tc.1 el ue l-Ut:'l"J., por 1-r12Li,,_::J_J;:i que qu~ 1dcnlific,1r.sc (
el retorque negaban
o releqncia en la clinarnica de
la
el liLru ele Cohn intentziba
dt..:1110strJr 1..1ue la~
pJ.1 derrotado. (le un rnodeio
ce:;.jurH:>S 11u(,tu1-r1J.s Y
infanticidas, pro-
L11nbién habían curnplido un
hccli.i.ccr2.s
rvl Jcst(.1CJ.(Jo en la cu11~LruccíG11 del gue el libro lnbÍJ tenido en el mundo para la traduo...:ié)n
C!uc li:1~L1 cntulh.c.-:- habfa. tenido en el seno
üe ucup'-1r l __ l
íJ1.:'. lU:::.
1ent0s
en
Je: T/Je
. En este nueYo prefacio, Ginzburg se
encargc1 de acL1ra.r que la
tesi~ de ~lurr~1\" con::.L.1Ga Je dos seccjones
claran1cnte: difcrenciables: la. prin1erJ., sostenía que la
de hi~LurJJ. uni\·c:r~iL<1rius. Si durante las décadas de
ra.iLeS en u11
cullo a la fertilidad: L1 re1uitL1
J.
hundía sus
que el sabbat descripto
re uniu11cs efecti \ dn 1cn te celebradas.'' Tr-hor mí
i1
or.k
ingresa en la fase de andthe
la
1
Macfarlanc, ll'itchcreft in Tudor anJ Stuart En9lanJ, p. 1O: "she mistook ,rlwt people beliel'eJ to be happcnin9 far ll'hat actually did happcn". El resaltado es de Macfarlane ("ella confundió lo que la gente creía que sucedía con lo que realmente sucedía"; la traducción del inglés es mía). m La segunda edición a la que nos referimos fue publicada en 1969. Ahora Hill cita como príncipal fuente de autoridad a la tesis todaYÍa inédita de Alan Macfarlane, que sería publicada en forma de libro al año siguiente. La edición castellana del libro de Hill sigue los parámetros de la segunda edición re,isada: De la Reforma a la Rel'Olución industrial; 1530-1780, traducción de Jordi Beltrán, Barcelona, Ariel, 1980, pp. 131-134. 324 Norman Cohn, Europe's lnner Demons, capítulo 11.
del campo de estudio y la generalización del trabajo de archivo fueron las principales responsables del derrumbe dcfinith-o de la Witch-Cult theory. No eran ya voces aisladas de académicos marginales las que reaccionaban ante los abusos metodológicos de la investigadora inglesa, sino la comunidad de historiadores profesionales en su conjunto. 320 Las conclusiones de Murray carecen de fundamento alguno, sostiene KeithThomas en su monumental Simpson, "MargaretAlice Murray (1863-1963)", p. 797; Caroline Oates and Juliette Wood, A Coren ef Scholars, pp. 29-30; Ronald Hutton, The Triwnph ef the Moon, p. 362; Diana Purkiss, The Witch in History, p. 62. 310 Jacqueline
112
- p.615.
322 Alan
55/194 55/72
113
cristi,:qJ \
LJ rcducc:ión el ''núcleo ele \·erdJ.d)' de la tesis
lo5 ~ 1urTa\· zJ que
2ludí2 en el l . concnnr con certe12 r¡ue '!os
rr1ento nos
papcr
se reunieran pa.ra celebrar los ritos que Jt'scribí2-n ,3n
en 197G: un
nueYo contexto
italiana Luisa .\iuraro
cio como de su n:sei1ct
, J
rncdiados
de la década de 1
resu1t2
estudiar 12 ccrz0 de
par:i. cornienzos de los años no\·entJ. cleciclirL,rnente en el terreno del nxÍn'J.cron.
la leche ele l.1s \·Jeas, o n1Pt:unorfn;.:p:~r,,"'
·'Preface to the rnente c!ernostrabJ, aungue en forn1a no int(:n( inn0l, CTJ.
resulte1ba (-:,1 hec!:ei de r¡uc chr:antf'
el
mnntadcis v,hrc 2~cc>bc1-:: o o ''ha~ta el
t1;,n
en el libro ele 19/2 no D2rccen ser las rn~1.:i
Ekde
brujería folklórica rumana demostrarían la autenticidad de los escen:irios pre-cristianos basados en viajes oníricos, tr.1Yesías extáticas y combates rituales. 329 Una circunstancia particular contribuye al reforzamiento de
apropiadas para expresarlo. No caben dudas de que hs convicc;ones religiosas del historiador norteamericano han influenciado su visi6n respecto de la caza de brujas temprano-moderna. De hecho, Russell ha manifestado públicamente se creencia en la existencia real del demonio; al respecto véase Jeffrey Burton Russell, Satan: The Earljr Christian Tradirian, Ithaca, Cornell University Press, 1994 [ 1981], p. 12: "/ am scill inclined to beliei'e that the Devil exists and that his works are paiefuJ/_}, manifesr among t1s" ("Todavía me siento inclinado a creer que el Diablo existe y que su obra se manifiesta dolorosamente entre nosotros"; las traducciones del inglés son mías). 327 Christina Larner, Wicchcreft and Religion: Th_e Policics efPopular Belief, Oxford, Basil
328 Mircea Eliade, "Sorne observations on European \Vitchcraft", en Mircea Eliacle, Ocrnlrism, l!'icchcrcifr ami Culmral Fashions. Essays in Compararfrc Rcligions, Chicago, The Unh·ersity of Chicago Press, 1976 (cito por la edición en castellano: "Algunas ohscn-aciones sobre la brujería europea", en Mircea Eliade, Ornltismo, bnjería y modas rnlrt1ralcs, traducción ele Enrique Butelman, Buenos Aires, Marymar, 1977, pp. 123-124). 329 /bid., p. 124.
Blackwell, 1985, pp. 47-48.
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1-listoriogralh. Demonología cristiana y cultura folklórica e,, el contexro europeo
·...,·~-
Fabián Alejandro Campa9nc
esta hipótesis: Rumanía siempre se mantuvo al margen de las persecuciones inc¡uisitoriales, de la caza de bruías o
ínYestigación que se basa en el análisis de una extensa serie de juicios por bruíería desarrollados en el norte de Italia entre los siglos XIV y XVII. En muchos de estos procesos, las confesiones de los inculpados hacen referencia a una elusiva divinidad femenina -la "Señora del juego" que da título al libro-- que presidía los encuentros nocturnos que los inquisidores se encargarían luego de demonizar. Según se desprende de los actos bizarros que los asistentes a las asambleas decían desarrollar en presencia de aquella Domina Ludí, los conventículos no podían tener lugar sino en espíritu. Tal es el caso de los relatos de Sibillia Zanni y Pierina Bugatis, protagonistas de los procesos que abren la serie estudiada por Muraro. En 1390 ambas mujeres fueron enviadas a la hoguera por la inquisición lombarda. Sibillia había enfrentado ya un proceso similar seis años antes, dura~te el cual su extrañísima historia había asombrado al inquisidor dominico Fra Beltramino di Cernuscullo. Por entonces, la Zanni había confesado su participación en la compañía de Madona Oriente, a la que junto con otras personas asistía los jueves por la noche. Oriente, a quien todos saludaban con una respetuosa reverencia, tenía capacidad para predecir el futuro, conocía las virtudes secretas de las hierbas del bosque, y proporcionaba valiosos conocimientos que los miembros de la compañía comunicaban a sus vecinos y familiares. Pero allí no acababan los poderes de la misteriosa figura femenina: cuando los participantes del ágape saciaban su apetito, Madona Oriente tocaba con una vara los restos de los animales sacrificados y los resucitaba de inmediato. 334 Luisa Muraro detecta con sagacidad el sutil corrimiento que se produce entre los procesos de 1384 y 1390. Mientras que en el primero Sibillia fue condenada por creer que asistía a las reuniones presididas por Madona Oriente -es decir, por confundir fantasía y realidad-, en 1390 la pena capital le cupo por haber asistido a la sacrílega asamblea, por haber estado efectivamente allí. En apenas seis años el punto de ,ista de los inquisidores milaneses había mutado de manera radical. Para Muraro, este siniestro salto cualitativo constituye "ilfatto inau9urale delia caccia al/e streshe ." 335 Con esta conclusión la historiadora italiana avanzaba mucho más allá de lo sugerido por J benandanti. Ginzburg había demostrado que, en una
Sobre los calusari véase Gail Kligman, Ciílu~: Spnbolic Traniformation in Romanian Ritual, Chicago, The University of Chicago Press, 1981. 331 Mircea Eliade, "Algunas observaciones sobre la brujería europea", pp. 126-127. 332 !bid., p. 132. m /bid., p. 112.
330
116
ll4 Luisa Muraro, La Si9nora del 9ioco. La caccia alle stre9he interpretata dalle sue rittime, Milán, LaTartaruga, 2006 (1976), pp. 200-207. 335 !bid., p. 192: "el acto inaugural de la caza de brujas" (la traducción del italiano es mía).
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Historiografía. Demonología cristiana y cultura folklórica en el contexro eüropeo
Fabián Alejandro Campagnc
región específica, el sabbat había surgido a partir de la satanización de un complejo folklórico pre-existente; sin embargo, se trataba de un aquelarre muy tardío, que no había terminado de conformarse hasta mediados del siglo XVII. La cronología era el principal obstáculo que impedía extrapolar la teoría para aplicarla al resto del contexto europeo. Pues bien, Luisa Muraro hallaba ahora una serie de juicios con características similares a los descubiertos por Ginzburg, procesos en los cuales la construcción del sabbat había emergido a partir de la demonización de un complejo mítico pre-cristiano, pero que no tuYieron lugar cuando la caza de brujas declinaba sino en los albores mismos de la gran persecución. Las ulceriori ricerche a las que aludía Ginzburg en el prefacio de J benandanti comenzaban a dar sus frutos. La posible incidencia de la demonización de mitos arcaicos en la construcción del estereotipo del sabbat era una hipótesis que parecía consolidarse con el paso del tiempo. Tras la publicación de J benandanti Cario Ginzburg no Yolvió a ocuparse de manera inmediata de la brujería temprano-moderna. Sus cuatro libros posteriores continuaron analizando problemas relacionados con la marginalidad religiosa y la historia de la cultura, pero ninguno de ellos encaró de manera directa la resolución de los interrogantes que había dejado pendiente la monografía de 1966. 336 Finalmente, en 1986 el historiador italiano regresa a las fuentes, y realiza un nuevo y sorprendente aporte a la historiografía de la caza de brujas: Storia notwrna. Una decifrazione del sabba. Existe un evidente hilo conductor entre aquel acotado trabajo de juventud y el abrumador ensayo de finales de los '80. En efecto, uno de los objetivos tácitos de Storia notturna era demostrar que el tipo de complejo
mítico y el tipo de proceso inqui,itorial exhumados veinte años antes no constituían una situación aislada, y que por lo tanto, el caso de los benandanti resultaba en extremo relevante para una mejor comprensión de los orígenes del estereotipo del sabb,1t en el contexto paneuropeo. El resultado de este nuevo esfuerzo intelectual fue uno de los libros de historia mas ambiciosos y desmesurados jamás producidos por nuestra disciplina. 337 ¿Por dónde comenzar la exposición
ll• Los libros de Ginzburg inmediatamente posteriores a / benandanti son: // nícodemismo. Simulazione e dissimulazione reli9iosa nell'Europa del '500, Turín, Einaudi, 1970; Giochi di pazienza. Un seminario sul"Bcnef!cio di Cristo", Turín, Einaudi, 1975, en colaboración con Adriano Prosperi; lljorma99io e i rermi. 1/ cosmo di un mu9naio del '500, Turín, Einaudi, 1976 (edicién en castellano: El queso y los 9usanos. El cosmos, se9<Ín un molinero del si9lo XVI, Barcelona, Muchnik, 1981 ); lndagíni su Piero. Jl Batcesimo, il ciclo di Arezzo,la Fla9ellazione di l!rbino, Turín, Einaudi, 1981 (edición en castellano: Pesquisa sobre Piero. El Bautismo. El ciclo deArezzo. La Fla9elación de Urbino, Barcelona, Muchnik, 1984). A estos cuatros libros se agrega una recopilación de artículos publicados con anterioridad en diferentes reYistas y colcctáneas: lvfiti, emblemi, spie, Turín, Einaudi, 1986 (edición en castellano: Mitos, emblemas, indicios. tlforFolooía e historia Barcelona Gedisa, 1989,pp.138-175). ;; ' '
118
337 Se ha dicho, también, que Storia notwrna fue el máximo intento de poner en acto el "paradigma indiciario", descripto en el célebre artículo "Spie. Radici di un paradigma indiziario" (A Ido Gargani [ed. ], Crisi della Ra9ione,Turín, Einaudi, 1979, pp. 59-106) y ensayado en menor escala en el libro Jnda9ini su Piero, de 1981. 338 Sixteenth Cenwry Journal, 23:2 (1992), p. 355. 339 Cario Ginzburg, Hiscoria nocturna, p. 219.
58/194 58/72
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El
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i-..1 norrurna tiene
como objetini demostrar la filiación charntrniD ele muchos ele los trazos al estefulkluricos cu,a clelllunización habria dado de los
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c1ue Yeinte af1l~h
\....·ilr01nícnto
de bc'i'lc...:nc.Í...11Jti friulanos: en
referencia. ell Occi,l,,n-
c1
fucru11
n1un·1enlc)
n1ientra.s c1ue los Lu1nbres se dedicaban izar-
nck.:Lurnas durante las cu,1le:c; L0n1J.L<..1n contacto con el
se en
de la C1·i:..·ti'"1;Hl.1J. lTn
del análi'.)i~ es la di\-ision del trabajo
li,11JÍa detect)do en el seno de 1a con1unidad
c.Hllcs
rr1unclo de los rnuertus. I\ p
c.1..1\ . C c11 L. c011scliJ~H...:iut1 de 10
L1
e\ idc11Lia folklórica
y etnográfica
que reúne par;1 la redacción ele Srorio nortunw, el italiano descubre que los
Lb ,.1Ltt:::-t..tL'lune::: lJ.nzc1Jt..ts
míticos en torno a batallas, tra\ esías \ cabalgatas en espíritu
agudo ele tensión
de
Sé
tuJus nocturnas
éxtasis
últilllJ
gern1ano. 3..1.;
hacÍdn lo
X\.
: :.~u lerritoriu consLituÍ,.1 una. zonJ de frontera. entre las culturas Y
el ele111t..'nto cla\\~ para carJ.cteristica
complejo
de la
e,Ll\ c1, lo que explicaría la irreducible
del
lucctl, en el c1uc se hJlL1L-1n presentes tanto las batalla~ en espíritu. 3. .:. 6
1
L..lS
r-:10Jcrna. ;..:..:.
con instancias agonales, Enlre lus con1uleios extáticos ' ' escen<.1rios lúdicos Y acti\-ida.dc:- rnasculi11<.b -eufrentJ.r.nientos,
cacerías-, resultan de
interés los táhcsck
balcánicos, los mazzeri corsos, , los n1Lu.. J1os
cc1rJcterizan por su
los krc .5ni .ks
bálticos. F~ Tóclos ellos
rajgos cornunes cun lu.--, L,._,,-1J.nc'c_rnLi, pues L.1111Li-:n .'e 0uüe,.,uc,u
para separar el cuerpo del aln1J. :- por p2r-
ticipar
Poseen también alguna, diferencias respecto de los especialistas friulanos. El táltos, elegido por Dios desde el vientre materno, no nace con la cofia sino con dientes; durante sus experiencias ex-somáticas, su alma por lo general adopta la apariencia de un toro, y entabla combates con otros táltosok -a menudo, jóvenes
R. l. Moore, Tl,e Formation efa Persecutin9 Society: Poll'er al}(/ Dcriance in H~stern Europe, 950-1250, Oxford, Basil Black"·ell, 1987 (edición en castellano: La formación Je una sociedad represora. Poder)' disidencia en la Europa occidental, 9S0-12S0, Barcelona, Crítica, 1989). Cabe aclarar que Robert Moore ubica el surgimiento de la mentalidad persecutoria bajomedicval en el siglo XI, a diferencia de Cario Ginzburg que centra su análisis en las oleadas represivas de los siglos XIV y XV. l++ Para una crítica aguda de la noción de mentalidad persecutoria véase David Niremberg, Communities efViolcnce: Pcrscwtion ef Minoritics in the Jliddle .·!ges, Princeton, Princeton Uni\'ersity Press, 1996 (cito por la edición en castellano: Comunidades de dolencia.La persecuci6n de las minorías en la Edad Media, traducción
120
De
Cario Ginzburg, Historia nocturna, pp. 230-231. lbid., p. 127. m lbid., pp. 121-141. 348 Cesari Bermani, Volare al sabba. Una ricerca su/la stregoneria popo/are, Roma, Deri-
HS
3..,;
veApprodi, 2008, pp. 316-326.
59/194 59/72
121
--,,.-! Historiografía. Demonología cristiana y cultura folklorica en el contexro europeo
1
que se inician en la actividad, o bien representante s de otras regiones o nJcionaliclade s en los cuJles el destino de )Js cosechas n(1 Juega un p,r·el
sin ernhar¡,_o, en h noche del 'l l de julio al 1º de agosto, los mnzzcri de Li.s dikrente,-ald 2 2 s cornbaten t"n éxt3sis 2nrre .si, en rnn lid c11yo trofeo no son las cosecbF ,ino h cantidad de rnnertcs que sufrir.\ cJCb 1ldea rl11nn--
predorninant c. Durante sus tra1esfas en éxt:.sis el uíltos puede llegar hasta la mismísim,, dh-;n;dad, r¡uien ío recibe con honnres y lo em-ia unc1 yez más a
tc el año entrante. 353 Ahora hien, aunc¡uc hs cLf€"rei cia~ e,rf'cífi,·is e,,tre ben,mdanr;, táhoc,,k, r;:'cniks _,. mazz,,,,¡ nn ¡,ued,_T ignnnrse, las sc:neja1P.1S 0
la tierra con la mi,i/m de sanar él sus semej;rntes. H'i ErzsébetTóth , i111a r/i/w•: procesada en] 728 por los tribum les m::¡;;arf'S, hbfo ··iciclo :-res dientes
wn
formales son tales c¡ue l"';mit(·n suponer h exi,1e-nci,1 de ;i]gun;i rn1triz mitic:a ar1terior Ce la c"'.1al ~()dos f·1lns derivar1-1n. En cuanto ah, proc(·,ioncs en espíritu y las travesL1•; al 1mmclo de los muertos, los rastro, ';'le :-etlejan ,u pr;osenc;1 en Lis regir:,nes de prcclo-
dobles, portaba en su cuello ''la lLn·e de Dios" con la que k,bría lns cielc,s, viajaba en espíritu para encontr,irse con la Virgen 1\farL·,, recihh medicinas de manns del Fr:,pio Jesucristo y posefo un espiritu fomilí.v con apariencia de cli-:1gón; a raíz de estas ,,xpericnch, ,,xtr<1nrdir;;i-ias, la nrnjcr poclh c:,mH a los enfermos, identificar a los ladrones, netFnlizar 1,1akf; jos, ercontrar
minin n·lt,1 v gern1an-ícn son :11'm ,l!lteriurcs a In, test.imonir,s rekridos ' J a· ·¡ os cornL')ate-'.) e·n e'xtas1·s , escritos . "e he ho irrllm"'°n en los reuistros :::e •'['Í d, ·l sin]() lX Cll el (l ial S\! eurnpee_,.s con e 1 Celebe' rr;n,o ( "-on e-',, LI · ,., · , ~ ~ · , .• .L..-'
tesoros ocultos, predecir los fa ]],,cimi(·ntos i11mirw11tes y protl'gl'r a ·•1.1 1lck:, de los frecuentes terremotn, 350 Los kresni.~s, por su F2rte, r1c;cen la c0fí1
.,,1
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... , ,
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:matcrnatiza con indign:wión ,.1 las rnujrr,·, c¡1w ,1hn11,1ban ¡1,irnci¡1 1r ele cab:ilgatas en e,;,írit,1 bajo h gufa de m,2 misreriosi r1ei(hd femenina, por
pero adoptan forn1:is 1ním1lcs propi,1s chir·,m-::c stic ''iajes en espíritu; en la Penínsub de lstri1, por ejemplo, d ahn1 cxttT:1a adq,1iere L1 apariencia de una rn0sca. El krc··r;k se engarn en ingubr co,,-:t<:ite con las brujo.s: si s,ile Ycnceclor, el granizo no d:üíará las co, 0,-Thas de su comunidad cl11ran1,,
cntorH·es idcntificvb con las figura; de Di;ma, l lnlda 1 i Her"dbs. •\ ¡1 artir del siglc XI, l?,s referEncí,, ?, la, rroc, -me, n éxtasis .ce ,·uel, cn e.,:,,·esermonario•; y ]il•n)s rL macLnnen\f' frecuentes c:·n colcccioneo de
el
año entrante; tras ser derrotad;;s, hs brujas escr~n tr;insforrnacb s en pañuelos blancos. Sin embargo, el ,1clYers:irio niéÍs frecuentes ele estos
enlretenin:ien re. También"'" mu1ti¡,liccic los rv:-inbres de h' hgun, recrr-ras que pre-sidÍJn hs lravesiJs nocturn;1s: Ahunclia, Satia, Benso'tia, Pcrchta,
agentes benéficos es el kudlck o , :1cko n:e, ur: licár>ropo e¡ lle trrbién ha nacido con Ia cofr1 151 En Eslm·cnia descubrimos otra variante del mito: los
Richelfa l'n1 re otr1s. 3H El pe~o que las experiencias ex-somática, , el bt;isis :: el tn 1,·_,·e tienen en esta larga serie de complejos míticos, fue lo c¡uc llevo a C,m1hmg a sostener que 2] hilo invisiblc qu"' liga ePtre si estas diferentes c:-e,"nci '' no es otro ql;e d chamanisrno siberiano, 355 Al respecto, el historiador it;1,lhno resulta claramente rribut,rio del m 0 delo Mí;';·pa EJi-,de. En etecto,
kr2sniks suelen 1 uchar entre sí. 352 Los mozzeri de Córcega, por {i
son esencialment e cnadnres nr•cturnos y mensajeros ele la muerte: durante sus excursiones en espíritu giran el cuerpo de los animales c¡ue ultiman y
por un instante perciben el rostro de los miembros de la comunidad que fallecerán en el transcurso de los doce meses siguientes; una vez al año, 143
0
1..-
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de/'
desde h pnblic;ición de Le (hamanismc et les Tcchniqncs Archoi,pcs Exra,e • 1 • '' j ~'. en 1951 ,,.J rn,1°''D·" j,np1;,,c, una estrategia CJ,: apr0x1mac,on a ",no' 11 wn o cham~~i~:· ~:~ ·:t;r~!, ·~~rnponente e-xt~ticr; un lugar de- privilt!gío. A
Gábor Klaniczay, "l-Iungary:The Accusations and the Uni,·erse of Popular :\bgic",
Ji
pp. 2+~-246. 330 É,-a Pócs, llcnrccn thc línng ond rhc Dcad:.-1 Perspcctil'C anlVirchcs ancl Secrs in thc Ear0' .ifodern -~Be, Budapest, Central European University Prcss, 1999, pp. 135 y ss.
la hora de d~finir el fenómeno, Eliade sosnwo: ''una primera de-riníciÓ:, ~ ' · ' 1a Dl•ºl\OS - - -,,.·entL,,1~,.,d ~-,r' ·¡:-,• 1-·.7 de tan con,plejn +cnoFwno, Y c¡mz?,º º' a, ,e 1a e,,d. C,1-1
"' Christa Tuczay, ,lfogie 11nd :11agicr im 1lhttelalrer, Munich, DeutscherTasc henbuch Verlag. 2003 (cito por la edición italiana: Esotc,' ·-o e -:¿;ia r 'HedL·:·o. Sr-:~--neri:. esorcismi, sortilegi e incantesimi, traclnzione di Fabio Massimiliano Bondani, Roma, Newton Compton, 2006, p. 220¡. 332 Gábor Klaniczay, ''Shamanistic Elements in Central European \Vitchcraft", en Gábor Klaniczay, Thc Uses ~f Supernarnral P,ll'er, pp. 13+-136. 122
353
Doroth; Carrington, Thc Dream,Hunrers cf Corsico, l .ondres, Pho<"nix, 1 000 ( 1995),
pp. S7-72. i; 4
Carlo Ginzburg, Historia nocturna, pp. 8 3-102.
m ibicl., pp. í61-171.
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123
Fabián ,l/ejanJro Campa9nc
Historiografía. Demonolog ía cristiana y cultura folklódca en el contexro europeo
d • )) 356 1 I • d 1/ • mamsmo es a tecmca e extas1s . Des e esta perspectiv a el chamán es un especialista en una clase particula r de trance, durante el cual su alma abandona el cuerpo para ascender al cielo o descende r al infierno, para entrar en contacto con las grandes di\'inidades cósmicas, con númenes intermed ios o con los espíritus de los muertos. En el transcurs o de sus excursion es los chamanes también podían dedicarse a capturar y devoh·er las almas sustraídas de los cuerpos de los enfermos , a guiar a los muertos hacia su morada definitiva, y a adquirir conocimi entos ocultos que luego Yolcarían al servicio de su comunida d. Para la concreció n de estas traYesías
identificar algunos procesos inquisitoriales similares a los padecidos por los benandanti, es decir, instancias judiciales en las cuales el aquelarre emergió luego de que los compone ntes de un determin ado complejo folklórico fueran efectivam ente reducidos a los esquemas de la grilla demonoló gica. Tal es el caso de la inquisición de Sibillia Zanni y Pierina Bugatis en el Milán de 1390, del proceso que a comienzo s del siglo XVI sufre Zuan delle Piatte en el valle de Fiemme, 359 o del juicio que en 1587 enfrenta Chonrad Stoeckhlin en el arzobispado de Augsburgo 360 ( como contra-ej emplo negativo podríamo s incluir también el encuentro entre Nicolás de Cusa 361 y las ancianas seguidoras de Richella, la Bona Domina) • Sin embargo, esta serie reducida de casos -en los que el análisis de Ginzburg resulta verdadera mente convince nte- no parece justificar la generalización de la hipótesis, hasta el punto de convertir al chamanis mo residual presente en
el alma del chamán asumía con frecuencia características teriomórf icas. La vocación del futuro amo del éxtasis solía declararse por medio de una enfermed ad iniciática, y la primera serie de experienc ias ex-somáticas incluía casi siempre una instancia de desmemb ramiento v resurrecc ión , del cuerpo del aspirante. 357
los complejo s folklóricos europeos en el principal responsable de la emergencia del estereotip o del sabbat, excluyen do otros elemento s, de origen tanto popular como erudito, que parecen haber tenido un peso mayor 362 en el diseño teológico de la brujería como crimen colectivo. En lugar de imaginar que las creencias de las que eran portadore s Sibillia Zanni,
Ahora bien ¿consigue Ginzburg los ambiciosos objetivos que se plantea en Storia nocturna? A pesar de los cuestiona mientos realizados al modelo intf.."rpretath-o de Eliade, la primera de bs hipótesis del libro-la que pretende establece r una relación entre el chamanis mo siberiano y los complejo s arcaicos que sobreviven en el campo europeo preindus trial- logró mayor aceptación que la segunda, la que pretende relaciona r el origen del sabbat con la demoniza ción de dichas creencias folklóricas. Richard Kieckhefer
Review, 97:3 (1992), pp. 837-838. m Giuseppe Bonomo, Caccia alle stre9he, pp. 74-84. 360 Wolfgang Behringer, Chonrad Stoeckhlin und die Nachtschar: Eine Geschichte aus des jrühcll Neuzeit, Munich, R. Piper, 1994 (cito por la edición en inglés: Shaman oJ Obcrstdoif: Chollrad Stoeckhlin and the Phantoms oj the Ni9ht, translated by H. C. Erik Midelfort, Charlottesville, University ofVirginia Press, 1998, passim). 361 Cario Ginzburg, Historia nocturna, pp. 88-89. 361 Al respecto remito aAlain Boureau, Satan hérétique. Histoire de la démonologic (12801330), París, Odile Jacob, 2004, pp. 61-157; Nancy Cacciola, Discerni1J9 Spirits: Dirine and Demonic Possession in the Middle Áges, Ithaca, Cornell University Press, 2003, pp.
fue tal vez el especialista que mejor logró sintetizar la reacción mixta que la impactan te monograf ía del italiano proYocó entre sus colegas de profes_ión. En el libro de Ginzburg, sostiene Kieckhefer, el chamanis mo residual pretende funcionar simultáne amente .como cxplanandum y como explanans, es decir, como objeto de estudio (en este caso, ligado a una supuesta cultura folklórica primordia l aún actiYa en la Europa moderna) y como dispositivo explicatiYo (en este caso, en relación con el complejo problema de los orígenes del sabbat). Es esta segunda estrategia la que el historiado r norteame ricano considera fallida. 358 En efecto, Ginzburg logra
274-319; Jean-Patrice Boudct, Entre science et ni9romance.Astrolo9ic, dil'inatian et ma9ie dans !'Occidente médiérnl, pp. 431-508; Catherine Rider, Ma9ic and lmpotence in the Middle A9es, Oxforcl, Oxford University Press, 2006, pp. 186-207; Maaike van der Lugt, Le rer, le démon et la l'ier9e: Les théorics médiél'ales de la aénération extmordinaire. Une étude sur les rapports entre théolo9ie,p/,j/osophie naturelle et médecine, París, Beller Lettres, 2004, pp. 189-364; Dyan Elliott, Prol'in9110man: Fema/e Spirituality and lnquisitional Culture in the Later MiddleA9es, Princeton, Princeton Unh·ersity Press, pp. 233-296; Patrick S11yder, Représentatian de la jemme et chasse aux sorcieres, XI/e-XV/e siecle: lecture des enjeux théolo9iques et pastoraux, Montreal, Fides, 2001, pp. 43-81.
Mircea Eliade, Le Chamanisme et les Techniques,lrchaique de l'Ex.iase, París, Payot, 1968 (2me. édítion) (cito por la edición en castellano: El chamanismo y las técnicas arcaicas del éxtasis, traducción de Ernestina de Champourcin, México, FCE, 1992, p. 22). · m/bid.,pp .45-129. 356
m Estas opiniones de Kieckhefer. fueron vertidas en una reseña bibliográfica de Ecstasíes, la traducción inglesa de Storia notwrna, publicada en TheAmerican Historica/ 124
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125
caza de
en procesos el rol que los reL1tus de los ben.:_1n1.l.1r,._;
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cult,ira folklórica por mucho
por los historiadores de
1a rncvlernid2cl. El que dicho ~1ccrbo cultural no tuYiera pJr:.1 la construcción del sabbat la relevancia que Ginzburg la atribuye, no reduce el mérito de uno de los libros de historb más deslumbrantes de la segunda mitad del siglo XX.
Ronald Hutton, "Shamanism: Mapping thc Boundaries" (pp. 20~-213); Gabor Kianiczay, "Shamanism andWitchcraft" (pp. 214-221 ); Willíam Monter, "Gendering the Extended Family of Ginzburg's Benandami" (pp. 222-226); Rune Blix Hagcn, "Sami Shamanism:The Artic Dimension" (pp. 227-233); Fumiaki Nakanishi, "Possession: A Form of Shamanism?" (pp. 234-241 ). 36-1 La primera versión inglesa del ensayo de Henningsen fue leida en 1985, en ocasión de un congreso sobre brujería celebrado en Estocolmo. Esta ponencia es la que cita Ginzburg en Storia nott11rna ( Historia nocmrna, p. 262, n. 1). Entre 1984 y 198 5, versiones preliminares de la inwstigación sobre las donne dí fuori fueron publicadas en alemán, danés y húngaro. En 1987 aparece una versión en sueco.
8. La polémica que no cesa: debates y perspectivas actuales El impacto provocado por la publicación de Storia notturna modificó de manera sustancial el campo historiográfico dedicado al estudio de la 126
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Historiografía. Demonología cristiana y cultura folklórica en el contexro europeo
Fabián .-lfcjanJro Camp,'Hnc
una reacción temprana a las hipótesis desplegadas en Storia notturna. M Las donne difuori eran unas peculiares hadas sicilianas, en las cuales ya había reparado el legendario folklorista Giuseppe Pitré a finales del siglo XlX. 366 El trabajo
uniYerso feérico siciliano, v con ello expande los parámetros difusionistas ginzburgianos hasta extre~·10s ingobernables. Ji<> Para el folklorista clina~1arqué; las hadas isleñas configuran una variante local de un extcndi,~lo y anticruo "ilicJiterrancan and east European complex ?fslwmanistíc beli~fs". ' 11 El hist~riador italiano, en can1bio, las incluye entre las anomalías geográficas detectadas durante su exhaustivo rastreo de mitos europeos. 371 Los historiadores húngaros Gábor Klaniczay y Eva Pócs se encuentran también entre los especialistas que más han contribuido a profundizar el conocimiento de las relaciones (1ue existirían entre el complejo chamánico siberiano y los estereotipos brujeriles europeos. 373 Klaniczay ha prestado Ent 1-c estos complejos míticos mediterráneos se encuentran los cxotica heleno~, la J-JamaJslw marroquí, los jinn tunecinos y, e\·cntualmcnt..:, los calusari rum.inos; Yeasc al respecto: Charles Ste,\·art, Dcmons anJ che Devil: illoral lma9inacion in ,lfodcrn Greek Culwre, Princeton, Princeton llnh·ersity Prcss, 1991; Vinccnt Crapanzano, The J-lamaJsha:A Swdy in Jforoccan fahnopsychiacry, Berkeley, llnh·ersity of California Press, 1973; Kacem Ben Hamza, The Ca,·c Dwcllcrs C?fl!atmaca: Ricual anJ Economic Decision11/akinB in a Cha119i119 Community (Ph.D.
que presidía aquellas procesiones nocturnas recibía diferentes nombres: La Matrona, La Maestra, la Señora Griega, Señora Gracia, La Reina de las Hadas, Doña Inguanta, la Sabia Sibila, Doña Zabella, entre otros. 368 Para los inc¡uisidores sicilianos, la confusión entre fantasía y realidad configuraba delito
Cario Ginzhurg, Jfocoria nocturna, pp. 103 y ss. Los siguientes ~on algunos de los aportes realizados por estos especialistas húngaros a la historia de la brujería europea: Gábor Klaniczay, "Shamanistic Elements in <::entra! European \,Vitchcraft"; Gábor Klaniczay, "The Decline ofWitches and the Rise ofVampires uncler the Eighteenth-Century Habsburg i'vlonarchy"; Gábor ~laniczay, "\Vitch-hunting in Hungary: Social or Cultural Tensions?", en Gábor Klamczay, The Uses ef St1pcmatural P,,,rer: Thc Traneformarion ef Popular Religion in Mediera] and E~rtl',l/odcrn Europe, Princeton, Princeton Uni\·ersity Press, 1990, pp. 151-167; Gabor Klaniczav, "Hunoary: The Accusations and the Unh·erse of Popular Magic"; Gábor Klanicza~-: "Buch:,.; tardifs en Europe centrale et orientalc"; Gábor Klaniczay, "Le sahbat r;conté par les témoins
373
36 ; Gustav Hcnningsen," 'The Ladies from Outsi
Un análisis reciente
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Historiografía. Demonología cristi~na y cultura folklórica en el contexro europeo
Fabián :llcjandro Campa_qnc
especial atención a las peculiaridades que caracterizan a los diversos combatientes en éxtasis, lo que le ha permitido concluir que el táltos húngaro es la figura que posee el mayor número de trazos chamfoicos en toda Europa. 37+ Ello no obsta para que los tá!tosok posean también una serie de características que reflejarían ya un avanzado grado de desintegración de la matriz chamánica originaria. Sus trances secretos y sus solitarias travesías nocturnas contrastan con el carácter públi_co y comunitario de las ceremonias siberianas. m Lo mismo ocurre con los mecanismos de selección ele los futuros combatientes húngaros: a diferencia de lo que ocurre con los chamanes asiáticos, la elección por parte de un espíritu o divinidad patrocinadora tiende a perder importancia en beneficio de los signos peculiares de nacimiento, lo que indicaría que el tá!tos se encuentra ya en camino de perder su estatus público de protector y líder espiritual de la comunidad local. 376 Para Klaniczay, en síntesis, mientras que el chamanismo clásico debería considerarse como un complejo religioso característico de comunidades dedicadas a la caza y a la recolección, la brujería supondría un complejo de creencias más próximo a ~ociedades que basan su economía en la domesticación de plantas y animales. A comienzos de la Edad Moderna, la transición entre ambos sistemas todavía no había concluido en Europa oriental, lo que explicaría el hecho de que en los procesos por brujería húngaros de la primera mitad del siglo XVIII, la figura del táltos sufre un proceso de resignificación en función de los estereotipos brujeriles: el chamán se convierte en adversario de la bruja y la bruja adquiere trazos chamánicos. 377 Éva Pócs, por su parte, propuso una fascinante teoría para explicar el origen remoto del mito de los combates en éxtasis. El presunto chamanismo báltico y eslavo puede relacionarse con un mito fundamental de las mitologías indoeuropeas e indoiranias: el combate primordial entre el dios celeste de las tormentas y el infernal monstruo de las aguas. En la
cosmología balto-eslaYa, del lado diYino de esta oposición de base hallamos a un dios-del trueno y la fertilidad: Perkunas/Perun. En el bando opuesto se encuentra Velnias/Veles, la serpiente del caos, que retiene las :igu:is o las libera con violencia: si el dragón es derrotado, las aguas serán liberadas y comenzará a llover. 375 A partir de la evidencia proporcionada por el mito, Púes cree posible deducir la existencia de dos complejos riYales en el seno del mismo sistema ritual: los cha manes blancos, inici:idos del dios de las tormentas, y los chamanes negros, serYidores de su riYal mítica, la serpiente/ dragón. Son los descendientes ele estos defensores del caos los que se convertirán en las brujas y brujos de los combates en éxtasis ·históricamente comprobados; 379 en los ráltosok, en los benandanti o en los kresniks, en cambio, resultaría posible identificar a los herederos de los chamanes blancos, defensores del dios de la lluvia y la fertilidad. Otro especialista que ha realizado un aporte indirecto aunque signifk:itivo al estudio de la relación brujería/ chamanismo es Claude Lecoutcux, durante mucho tiempo profesor de literatura y civilización medieval en la Unircrsité de París IV-Sorbonne. A p:irtir de su profundo conocimiento de las fuentes literarias y de las lenguas germánicas medievales, Lecouteux exhumó la rica mitología del Doble, un unh·erso de creencias que tiene evidentes puntos de contacto con las concepciones chamánicas del alma, pero que también posee características propias que obligan a configurarlo como un complejo mítico diferente. Para el pensamiento arcaico el alma tiene carácter múltiple, pues la potencia que informa a los seres humanos no se reduce a un único pneuma vital. Aunque entre los indonesios o los pueblos nor-asiáticos el hombre podía llegar a tener hasta siete espíritus, el esquema que parece haber primado en muchas culturas siberianas )' europeas es el de las tres almas. 380 La expresión más sofisticada de este modelo tripartito es el que se desprende de las sagas y de las leyendas escandinavas. El noruego antiguo disponía de tres términos para denotar lo que la tradición judea-cristiana designaría como alma: hugr, hamr yjj, lgja. El hu9r es el principio activo universal que se manifiesta en cada hombre, la más impersonal de las alm:is múltiples; es también la fuerza vital que
Éva Pócs (eas.), Comm,micating ,rith che Spirits, Budapest, Central European Unh·ersity Press, 2005, pp. 84-151 . m Gábor Klaniczay, "Shamanistic Elements in Central European \Vitchcraft", p. 144. 375 /bid., p. 145. 376 /bid., p. 140. 377 /bid., pp. 145-146. 130
Éva Pócs, "Le sabbat et les mythologies indo-européennes", pp. 25-26. /bid.' p. 30. 180 Mircea Eliade, El chamanismo y las técnicos arcaicas del éxtasis, p. 180.
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l-Iisloriogral'ía. Demonología crisliall,\, cultur.1 folkl,Jrica en el conlcxru europeo
abandona el cuerpo con b muerte. Lajj (qia es el espíritu familiar que :1comp:.i11a ,11 Lurnbre luJa su 1 :Ja. 'El hamr. pur úlrímo, e" un alma exterior qut.' puede c1bamL111c1r el (udpo) produc.i1 efccos a clb:anci11, • Este último dato nos permite detectar ya una primera cc1racterística distínt.i,a
del complejo 1nitico ,]. l Dob;, 11guelL. alm ..., c-xccd-:r,taria• pudían .1Landonar de manera transitoria el em oltorio cor¡xxal c¡ue las cobijab11 sin pro\·oc:11 por ello la r·1uerte el: 1 indi \ icluo. Situaciones especficas como el suetíu o el trance L1cilitahan b liberación de c,tos espíritus duplicados. También la muc:rrte Lc:'.raba uri ,·fectu cc1uh·"1c11tc. la segw1cla característica central de la rnítolugb del Doble remite a la disolución de la rigida oposición materia/ espíritu c¡lle caracteriza a la n,etafisiu occidental. Para el pens,,1nientu s:1rcaico, Lis alrn,1, externas er:m simultáneament e entes irrn1<1ll:riales y corpóreos. La11z;:icbs sobre el lecho de un a
v
:dguiru:1 un ¡Jc::'O c¡uc ,1cfixi,,ln parc1lí;:aba: ,,l mis1t10 tiempo, sin ernl,argo, podían ingresar en ur1a habitacit'.,n cerr:1dc1 a tra\·és de la mi, pec¡ucib .1bertur.1 u onlkiO. De la mbu1.1 ma11c;ra, la, heridas c¡ue el ,ilma externa n.:ciLía durante lus combJtcs en espíritu se 111a11íC,,staban en el cuerpo de ,u prupidariu. El terLer trazo l/1sico de la rnítulogb del DoLic ,e reLkiona cun bs fonna, animziles que las aln1;1s externas podían aduptar durante las tr,11,·sías, 11 (xtasís, en tau tu c¡ue una cu,irta v {1ltinn c.11 ackrística remite a las 11urcas ,L nacimiento c¡u,1 señaL1b,m a ios indi, iduos ciut,1dos con la
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el libro ~ereció también objeciones y cuestionamiento s. Robert 1\luchern bled, Ronald H utton, \ \'illem ele Blécourt y Frctnco ;-; Jrdon hzm formulado
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gos. A partir ele
la
cr11ubinación
de
estereotipos formulados en
el
¡nsado
para Sl;ste11tar L1 dcrnonización de diferentes minorías rcligins,1s, la
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cultura teologal reYhiÓ un pJrJdigrn:1 c1ue oreda ele sustenco popular. El sabliat era una noción extraña 11 h cultu1·;1 canipesina 1m:-indu,rrial. D,·
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for,.,Hlos
p11r
la tortura judicial. 3'' r\ rnenr,-;
de que pretendan re\-j\·ir L:i ínaceptzible teoria de \largant Murn:,. los historiadores c¡m· sostienen la pcr,istenci:1 ele elementos deriv;Hlos ele 11n,1 en la FcloJ A!edi,1 Historhl del do/.,/c, Palma de Mallorca, Josl- J. de Ob11cta. 1\)99); ,lu-clcl<.1 Ju ;¡;cnti!/cu :. De, cny,mce, lfoJen París, l'rcsscs ele ¡· ¡__ lni,-crsité de PJris-SorLu1011c, 199 ~, pp. S9- í 26; 1-31 -242: i 1.. loire ¡ :,mpil,,. !utops.2 J 'un mp he.
muerte.
París, !mago, 19'.!9, 149-155; e, cohoncs ,le la nwt au París, lm,,,::;, 1999. ¡)p. 12S-l29; 161-162: 200-20+: 215-2161 Elle
,,,:, Régis B, ,_-,·, Le __ ::Je Ju ,7,,uble. L, ,,:.wie c':,z les a,:,,,,,S Sca,,J;;;ares, P:ins, Bcr,,. !(''-,, pp. 3~. 39. 382 lbiJ., pp. 49 54. 38 !iiJ., pp 39-49.
/in(cul. 1:1ntóm,_-_;;, rercnants. nunpiu:s et
2006, pp. 14-22; 201-226. b Claude Lccouteux. Fées, Sorcieres ,-,
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riador francés Robert :\ iuchernbled alJCÓ con el u reza t:mto b 1,ietoLdogía corno las hi¡>Ótesis desplegadas en el libro. Acerc;ínclosc por momentos a los pre,upucstr,s ele la escuela racio11.1lista clccim-,11i,nica. \\uchernblecl sulira_ya que el sJbh:it es sirnplemc11te un Í1ffcnto fabric,Hlo por los tec'>lo
sé,lo lo hacl'n cuando se
los aparecidos, los 1 ,,mpirus y los licántropos, entre otros, no su ian sino cxpresiém --disfraces, diría Lccouteux ele ac¡uclhs :ilrnas 111{1ltiplcs c¡uc :1l:omp,ii"1:m a unct ¡x:r:,u1 u lud,t ~u Yi1L1, tfle son cr1 ;;i11das 1, cumplí r cli,ers;1s
Claude Lecouteux. Fics. SorCÍercs et París, Ima,¿,J, 1992. p¡J. 81-1 tl- (<.:
cr.Íticas p11rlícularmente agudas a las hipótesis a\-anzadas por G1m:burg. Poco tiempo clespub de b publicación del epus 1::,:~1 wm ginzburgiano, el histo-
hecho, recalca \!uchcnil,led, los testigos que deponen contr,1 k)s SllJ)''-cstos brujos y brnja, rn111ca mencion;:11; c·l aqudarre, mientras c¡ue lus pn•ccs,,r!o~
mitulugía del Doble. Las had11s, las ¡i,,,,adilbs,
la
no había sido plenan,ente desarrolL1do en tiempos en que Ginzburg se aprestaba a redactar su monografía sobre el complejo agrario friulano. "' Pero Stori,; :,itturnc1 no sólo generó reaccic)tkS entu.-i::istas. manifestl1Cio-
1
1
misiuncs, u ,¡ue se liberan de m,u1cra dd111ith·a después ele
emergencia de un nueYo lente a tra\es del cual obsen·ar a los bcnoudonti y a lo; restantes combatientes en éxtasis, un clis¡)Osíti\-o refinado que aún
1
1
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Como veremos más adelante, la configuración de un complejo folklórico similar'" al nfr,rno tiempo diferente liel charnc1nisrno siberiano, supu,o la
nes de apoyo, o imestigaciones complementaria s como las ele Henningsen, Klaniczav, Pócs \ Lecouteux. Desde ei 1110mcnto mic1no de '
f
fa, ultad ck líber.ir ,1 Yol11nt.1d esto, alter-esos físicos ¡d,¡uicos. ¡\ partir Je u1u e,tratc,i_1 de a<Jisis e:1 la cual el estudiu filok,c1 ico aclc1uiere un rol .:=, 0 fw1d.1mental, Leloutcux !lega a L1 conclu-;íÓn ,pie much,1s de Li, figuras Je! folklure p:rneuro¡JCo
[ubi.Ín. llc¡JnJw
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65/194 65/72
Una
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,1fr,·cnA_qc.
París, Jos~ CÜrti,
107-! 14.
iss RoLcrt .\luchcmb!ccl, "Salanic i'vh-ths and Cultural Rcalit,·", en lkngt:\nkarloo, Gmta\· Hcli11:ng.se,1 ,cds.), E:iriv Mo,ic, n Etm ! ,,;;, 1Vitckrc1fi, pn. 139-140.
Fabián .llcjandro Campagnc
Historiografía. Demonología cristiana y cultura folklórit-.1 en el contexro europeo
en Occidente dos décadas después, con la publicación del relato de Yiajes del holandés Nicholas Witsen. 390 Por otra parte, la descripción más antigua de un ritual chamánico nor-asiático producida por un testigo presencial europeo remite al relato del inglés Richard Johnson, quien el primero de enero de 1557 asiste a una ceremonia en la costa noroeste de Siheria:
milenaria cultura folklórica no tienen más remedio que remitir a imao-i::. narias orgías atávicas -como Mircea Eliade-, o a inferir la existencia de primitivos complejos míticos a partir de las confesiones contenidas en los expedientes judiciales, como Cario Ginzburg. Aunque erudita y sutil, esta última estrategia depende en exceso de asociaciones arbitrarias, extrapolaciones cronológicas y descontcxtualizaciones extremas. 387 Muchemhled concluye su crítica difuminando las diferencias existentes entre los modelos de Murray y Ginzburg. El sabbat era una versión diabolizada ele prácticas, costumbres y creencias campesims realmente existentes en el mundo rural: no hay necesidad de imaginar vagas estructuras mitológicas o antiguos· substratos folklóricos para explicarlo. Los elementos de la realidad social y de la cultura popular con los cuales la demonología escolástica fabricó el estereotipo del sabbat no guardan relación alguna con supuestos cultos pre-cristianos ni con complejos míticos residuales. 388 Aunque el historiador inglés Ronald Hutton no ha polemizado de manera directa con el italiano, su aproximación nominalista al fenómeno del chamanismo siberiano contribuyó inevitablemente a relativizar algunos de los supuestos en los que se basa el desciframiento de aquelarre ginzburgiano. En efecto, para el historiador británico el chamanisrno es una invención de la academia occidental: es ella la que ha creado el término y el concepto. 389 Hutton ha impulsado la deconstrucción de la noción de chamanismo, contribuyendo a demostrar que la inmensa profundidad temporal que habitualmente se asocia con el término resulta imposible de probar. Cuando Ginzburg sostiene que los intensos contactos que griegos y escitas mantuvieron en las costas del Mar Negro fueron la vía más probable por la cual el complejo siberiano penetró en Europa, está suponiendo que el chamanismo existía en Asia Central en el siglo V a.C. con las mismas características que los etnógrafos modernos le asignan al fenómeno en el siglo XX. Esta tesis, sin embargo, carece de todo fundamento documental. La primera aparición impresa de la palabra de origen tungús "chamán" no se remonta más allá del año 1672, en que fueron editadas las memorias del exiliado clérigo ruso Avvakum. El término comienza a popularizarse
in the cnd he [thc shaman] hcrnmcth as it \1·cre mad, and folling down as
he were dead, ( ... ) lying upon his b;ick I might percciw him to breathe. I asked them why he lay so, and they ::1ns11·ered me, 'Now doth our god tell him what he shall do ... 391 Las célebres descripciones que Marco Polo yWillem yan Ruysbrneck realizan en el siglo XIII, durante sus viajes al Lej;mo Oriente, tampoco permiten comprobar de manera fehaciente la supuesta antigiic(bd del complejo siberiano: la ceremonia presenciada por el italiano no tiene lugar en Mongolia sino en. el sudoeste de China, en tanto que el ritual mongol aludido por el flamenco no fue presenciado de manera dircct:i sino reproducido a partir de informes provistos por terceros. 392 Por último, cabe aclarar que la referencia al chamanisrno euroasiático más antigua que se conoce no se relaciona con ninguna etnia siberiana sino con un pueblo asentado en territorio europeo, los s:imi o bponcs: se trata de un fragmento de la Historia Noffcgiac, un texto latino n·dactado c. 1170-1190, apcn:is un siglo antes del episodio que Yan Ruysbroeck menciona de oídas. 393 En síntesis, desde el estricto punto de vista de las fuentes históricas, el origen del chamanismo siberiano no podría situarse más allá de los comienzos del segundo milenio después de Cristo. A pesar de las opiniones de legendarios clasicistas como Francis Cornford o Eric Dodds, ninguna eYidencia documental permitiría demostrar la presencia de chamanes entre los antiguos escitas ni la existencia de influencias chamánicas en la cultura de Ronald Hutton, Shamans: Siberian Spiríruality and theWcstcrn !magination, Londres, Hamhledon and London, 2001, pp. vií, 32, 47. 391 Citado por !bid., p. 30: "al final, (el chamán] sé comportó como un loco, cayendo a tierra como si estuviera muerto; mientras peía sohre su espalda, pude percibir que respiraha. Les pregunté por qué yacía de dicha manera, y ellos me respondieron, 'ahora nuestro dios le está diciendo lo que debe hacer" (la traducción del inglés es mfo). 392 lbid., p. 29. 393 ]bid., p. 139. 390
/bid., p. 141. lbid., p. 148. 389 Ronald Hutton, "Shamanism: Mapping the Roundaries", Jl!agic, Ritual, and!Virchcreft, 1:2 (2006), p.209. 387
388
1 34
66/194 66/72
135
1li,turiografía. Dcrnunología cristia,u
Y
cultma folklúriG1 en el contcxro europeo
chamanes cumplían en el momento en que comienzan a exis:ir registros escritos de sus actividades eran las ele san11dores y aclí,·inos, aunque en ocd:ioncs tambicn podí11n interceder ante los e,píritus en pos ,Je! bic;h:,tar ele los integrantes del clan; (!V) la mayoría ele estos especialistas eran
la Grecia arcaica.'º+ Rclati I izaJa la profundidad temporal del complejo sil •crian,,, 1-Iuttcm enc1L1 luego un cuidadoso análisis ele las E>trat,···: ,5 LOdoiugicas :, de lo., ,lispo:i • os cli,cursi\üs desplegados. por ~1i·1:·~-a Eliadc en Le Chomaniswc et les fcchni~ucs Arclwic¡ues de!' Extuse. El resultado man,.:i-a c.sta lectura e rltica le ¡krmitc (,.,ncluir ,¡ue el n:111.:i.11,J utilizb sclccti 1a la e1 idencia etnográfica a su alcance, con el objeto Je realzar las
hombres, ;,unque tambi~n existizi una irnpr1rtanle minc,ria de mujeres;¡\·) en muchos, quizás en la totalidad de los casos, sus pcifurmanccs implicaban el ingreso en un estado ele conciencia aiterado, ,1,mque no existe eYidé·,1-
Jcterísticas ele los e1peciali.,,.1s siberianos c1ue conlribuía11 a refo:z:ir Li identificación del clia;nanismo con el éxt:1si; v el ,uelo del alm 11 . 395 -~l JCthidz1.du111inio de, los c:::¡.\íritu> :" las ti ~sías ex-s01T1¿·t~icas n.u eran
' ¡···1 des c¡uc de fin Cm de manera exclu .n:nte a los ch111nanes .: mas l..1 ·' · ex:,,ndid" de su, carí~mas era b funci.'in sanack,ra. 3% La adi, :IL1CIOI1, iguc1lrnente un regi:,Lro, cLri\·idc:c:a y el profcti,-:,10 ocu¡Jan en los destac1du
Y
y Ridizircl rebtus de ap,irecen, de liuho, en '··, . c·a .·· 1 e\·' la Ldón manipu L en 1 se'.~u El mi,1110 1 clllOgrt.d¡C;J n,,LI ___;:,
Juhnson. ll\ anz,1das por Eliade, corno Lis referidas a afcct1 t.11nbit'.:n utns Luros especialistas, al e] esmernLrJmien to fu los ,k L,, métod,,, de Scºl, ,:ció1, <.le'. lus rnu,.:rtos, al rol ele a L1 rcbcii',ll del chtm.'in cun bs
L, :;;ujerc, en el cu:npkjo mágico-religioso , y a L rígicia oposiuon entre Ru11,dd I-lut ton pru¡,one } éxLhis 395 :\ partir ele est11 u• :rne\a ciclini,i:n del cLamani,mo siberiano. en la cual el éxtasis\. el un lu':'.ar menos prominente c¡iie el que tenÍat; en nielo dd alrn:r d mu,klo d, 1 liistori,Hlor rurn,rno: (!) los p111;.;hL, nor-Jsiáticos poscÍJn agentes e,¡.•ccialLc1,.los e,1 b con,unicación con el mundo ele los es¡iíritus, que e11 ,wasi(,11, rca]i;,,.1b,rn t1,1,csÍZh ,_x-som:'iticas al -:cn·icio de teneros:
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1: 1
!bid.. 3~ 1
52.
lbhl., p. SS.
"° !bid .. pp. 55, 6S-67,
3
74, 106.
:, b mitulugía europeas. De hecho. el brit,\nico llama h atención sobre Lis importantes diferencias que separan a los chJm,H1,·s siberi:inos ele firruras como los l·,nandc1nli fi-iubnos, los táftosok húngaros y los magos ele- las q gzis esc;mclinarns. Los rituc1les chJmánicos se celeLrabm en público Y eran partir d<' un estado ele Yigik1 anteri()r. Los tr=mces de los c,,111batientes en espíritu itálicos, magiares y nórdicos, en y secreto, tendían a carnhio, tenia11 un c11r:ícter cniinenll'menlc
Yolrn1Lirianwn1e inducidos
J
y pOI- lo general no comenzaban de manera
Los clus complejos m,ígico-rclígioso s se diferencian Lrnibién por C!Ll o moti\ ,J esencial: los pueblos siberiwos no creían en las bruias; ias
desgracias materiales se atribuían a la ira de los espíritus o a los chamanes de las cumunicLides enemigas. +ot Aunque poseen e\·identes puntos de contacto con el kHÓmeno chamánico, los c(m1 L,1tienLes en éxtasis europeos
1.J ,Flicion,1!111cnlc ª' ignada 1¡[ compkjo l',u a rni.1 dcfui,;,1 ,L L1 pruf!lt ,,licbd "Gli Cinzburg. Car!..\·é,,s~ i.d,O cL;:uniu,i,u sibu e/; trocee. glí sciamani", en Cario Gi1vL11J g, !/ 94-111. ~t,06,
pp. 121
vante c¡ue tcnian en el esquema de Fliacle, la nuen definición ele llutton nos obHga a reflexionar sobre la com·eniencia ele reputar inmecli.\tam(ritc como chamánica cualquier experiencia ext[ltica recogida por el folklore
YoluntJria:11 io
p,
123.
entrar en contacto con el mundo de los espíritus, con la finalidad práctica de obtener resultados concretos en el mundo de la experiencia cotidiana.""' iü privar a los trances :· a las experiencias ex-sumáticas del papel rele-
pruJucirse durante el sueño,
rec¡u~rÍJ.n la celebraci,'m de riL'.talcs cl:·,:nná,icus de ca(H: ,imbo, 'jcti, r;icter ¡,ublicu, a los qu,· asislÍ..ln -y en los c¡uc uc,1si,11H. S participab,rn los restaritc:> mie:u 1 ros de conwrii
"' Ron,dd Huttc,n, Sh,w ... : ,. Sibc!
cia firme c1ue permita confirmar c1ue los trances teman lugar en todas las ceremonias ni que el éxtasis se comideraba una concliciérn necesaria para la obtención de los objetin)s pcr·~eguidos. En síntesis, los cham;incs siberianos eran especialistas mágiu>-religíosu s que tenían la focultad de
1
l
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configur,1rían un complejo mágiu>-religiuso con características propias, 1111 mundo de creencias que parece más cercano a la extendida mito logia del
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!bid., P· 11 o. !bid., p. 145.
,01
lbid., P· 1'1-2.
399
1 37
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Fa/,ián Alejandro Campagnc
Historiografía. Demonología cristiana y cultura folklórica en el contcxro europeo
Un análisis claramente influenciado por la interpretación alternativa de Willem de Blécourt es el que Wolfgang Behringer dedica a Chonrad Stoeckhlin, el pastor y domador de caballos quemado en la hoguera en 1587. Stoeckhlin era un sanador carismático, adivino y detector de brujas que prestaba sus servicios en el pueblo de Oberstdorf, en el principado episcopal de Augsburgo.+06 La circunstancia que sella su destino se relaciona con un relato sobre los orígenes de sus Yirtudes taumatúrgicas y antibrnjcriles. En efecto, como los benandanti, Chonrad afirmaba participar
Doble descripta por Lecouteux, que a las dramáticas actuaciones públicas
protagonizadas por los especialistas siberianos. +oi El historiador y folklorista holandés Willem de Blécourt ha sido otro de los críticos recurrentes de la metodología y de las hipótesis de Cario Ginzburg. En un incisiYo <1rtículo publicado en 1993, de Blécourt cuestiona el tratamiento dado por su colega al mito de los benandanti. A partir de la evidencia aportada por el libro del italiano, considera que los especialistas friulanos eran primordialmente sanadores carismáticos, adivinos y neutralizadores de malefi-cia. La tarea de los benandanti consistía en confirmar o da~ voz a las suspicacias locales sobre el origen preternatural de determinadas dolencias físicas o desgracias materiales; en otras palabras, como muchos detectores de maleficios en el campo europeo preindustrial, no hacían más que nombrar a la persona adecuada, aquella sobre la que ya recaían sospechas de brujería. +o 3 Las narraciones referidas a las travesías y batallas en éxtasis no habrían sido más que una herramienta de legitimación de aquellos servicios más prosaicos que los benandanti prestaban a sus vecinos de comunidad, una estrategia publicitaria dirigida a sus potenciales clientes, un dispositivo destinado a instalar la sensación de que sus virtudes como taumaturgos, clarividentes y detectores de brujas, derivaban del carácter anfibio de sus naturalezas.+o+ En otras palabras, los benandanti deberían considerarse como un emergente regional del cunning-man C?-mpesino, una figura clásica del campo europeo preindustrial que trascendía los poderes limitados del curandero convencional, pues también era adivino, herbolario, exorcista y contrábrujo_+os ..oi Respecto de la necesidad de diferenciar ambos complejos míticos en términos etnográficos véase Pierre Lemonnier, Le sabbat des luciolcs. Sorcellerie, chomanisme et imagínaire cannibale en No11relle-Gvinée, París, Stock, 2006, pp. 366-367. ->OJ Owen Da,·ies, Popular Magic: C,mningfolk in English 1-listor_y, p. 107. ..o+ \Villem de Blécourt, "Spuren einer Volkskultur oder Damonísienmg? Kritische Bemerkungen zu Ginzburgs 'Benandanti'", Kea. Zeitschrifc far Kultunrisscnschefren, 5 (1993), pp. 17-30. • 05 Las críticas de Willem de Blécourt al método y a las hipótesis formuladas por Cario Ginzburg se han ido radicalizando con el transcurso de los años. Al respecto véase Willem de Blécourt, "The return of the sabbat: mental archeologies, conjectural histories or political mythologies?", en Jonathan Barry y Owen Davies (eds.), Palgra"e Admnccs in Witchcrefr 1-listoriograph_y, pp. 125-145; "A Journey to Hell: Reconsidering the Livonian 'Werewolf' ", Magic, Ritual andWitchcrefc, 2: 1 (2007), pp. 49-67. 138
Su caso es mencionado por Cario Ginzburg en / bcnandanti, como ejemplo de aquellos procesos en los cuales la demonizaci6n de complejos folklóricos preexistentes tuvo un rol fundamental en la emergencia del sabbat tic bs brujas (Cario Ginzhurg,
406
l benandantí, pp. 82-84). Wolfgang Behringer, Shaman
• 07
of Oberstdoif, p. 19.
!bid., pp. 22-23. 409 Jbid., pp. 92-93. 408
68/194 68/72
139
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intento ele reYisit)n ele b_.s tesi~ de GinJJurg rnercce uL;icarse
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la par de los cuestíonznníento~ ensa;·0clos por Ronald Hutton. \\-i!lcn1
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Behringer. Se trata del libro que ei hi,toriaclor
italictno Fr,:-incü >
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del Seicentc . .\16s ele treinta años debieron pJ.sar para que un hlstori2clor destinado
se decidiera
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regresar
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los archi\·os friulanos. con el objeto ele consultar
los clocurncnto:s originzdes utilizziclos por C~ Durante
1uILir:--c_· en las ir1,__·u11'.)istencias del relato:
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diferencia de L:is
a fines de los años '60.
tres décadas, Je hecho, el
burgiano no h~tbl,1 sido puesto nunca en discusión,
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J_, uuCLL·,rúcL- que el autor ele El queso por entonces . El prograrna ¡·c\·i:--iuni-"ta ele srou1r;
sustenta
.!.J.!.
: por un lado,
en unJ. Joblc
a 16:;0, m,fforítariarnente descart;idos
cesos .lllO
por el otro, la de el esquemJ explicatÍ\ o.,:' De los 61 procesos contra del Santo Oficio Yeneciano. 23 se incoados por los de los anos
dicho uni\ cr.c:o ele creenci1s cun10 u1u dt.Ti
en
Jdo:; de: lu.s cuntc:_\..tu2>
16.'iO: 38Só ele b muestra estaclístic1. A.l mismo tiempo, sobre un total ele 89 fueron en b 1nitad del siglo XVII: +OSo del total ele Tocla,ia rn 170+-1106 b lnquisici6n local trataba expedientes relaciu1uclus con los friuL.1110::; . . :. 16 lina atenta lectura de la nueYJ. serie de procesos desarroll2nm con posterioridad
ficJción pu1 circun~tJn{
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de los indi\·iduu:-i Y 1J.s co1nunicL1dcs que lo~ con.suinen, c¡uc tor11-1 (_li\(_·u1 iLle rernitir :z...:n~te dichJY 1c\·c, 11 J~is
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ti locales. 417 Estas conclusiones parecían confirmar algunas de las dudas iniciales de Franco Nardon: ¿cómo lograron los inquisidores la extinción total del antiguo complejo agrario en el breYe periodo de tiempo que se extiende de 1634 a 1650? ¿Cómo consiguieron un resultado semejante sin
"'º )bid., pp. 26-38. 411
en
primer lugar, c¡ue el complejo mítico no se extingue con posterioridad a el esc1uc1nJ
411
el análisis de los pro-
!bid., pp. 137-138; 146-151. !bid., p. 138.
Pa, ra una conccpc10n . ' d'111am1ca ' · de 1a cu 1tura campesina temprano-moderna, cuya influencia también se percibe en el análisis que Behringer dedica a Chonrad Stoeckhlin, Yéase David Warren Sabcan, Porrer in che Blood: Popular Culture &..Villase Discourse in Early Modern Germany, Cambridge, Cambridge University Press, 1997 (1984), pp. 61-112. 413
+14 Franco Nardon, Benandanti e inquisitori nel Friuli del Seicento, Trieste, Edizioni
Universita di Trieste, 1999, p. 18. Andrea del Col, "Prcfazione", en !bid., pp. 8, 10. 416 Franco Nardon, Benandanti e inquisitori nel Friuli del Seícento, p. 36. 417 !bid., pp. 31, 36, 40, 83, 147, 160-162. 415
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Historiografía. Demonología cristiana y cultura folklórica en el contcxro europeo
Fabián Alejandro Campagnc
hogueras ni condenas a muerte? ¿Cómo obtuvieron un éxito tan importante con sólo 12 condenas a castigos más o menos se\·eros, sobre un total muy superior de procesados?¿ Y por qué estos resultados no se alcanzan a finales del siglo XVI, cuando comienzan los primeros procesos contra los benandanti? 418 Nardon considera que la respuesta se encuentra en los intereses particulares de los inquisidores involucrados en las diferentes oleadas represivas. El paralelismo entre inquisidores y etnógrafos sugerido por Ginzburg debe rechazarse con énfasis.m Aún cuando aparezcan plagados de re.latos coloridos de clara procedencia folklórica, los procesos jndiciales en general, y los expedientes inquisitoriales en particular, no pueden considerarse como el medio más adecuado para acceder al mundo de creencias campesinas realmente existentes en la Europa preinclustrial. 410 Y ello no sólo por la fenomenal mediación que implica la presencia de un agente represor. Los procesos judiciales son dispositivos artificiales que reflejan de manera sistemática las intenciones, los objetivos, las prioridades de los magistrados involucrados. En ocasiones, incluso, se \·en condicionados por los conflictos o rivalidades entre diferentes fueros o jurisdicciones. Los expedientes recogen una verdad construida que es, además, el relato que al tribunal le interesa establecer, la versión de los hechos que ha elegido demostrar. Por ello, en función del delito que los jueces decidan configurar, las preguntas, los interrogatorios, las estrategias y los procedimientos se orientarán en diferentes sentidos, potenciando determinados indicios, devaluando o ignorando otros. 421 El inquisidor que impulsa los primeros
procesos contra los benandanci en la segunda mitad de la década ele 1570, se haÜaba inmerso en una disputa jurisdiccional con el patriarcado de Aquilea, un enfrentamiento paradigmático entre la justicia eclesiástica ordinaria-el tribunal episcopal-y la justicia eclesiástica extraordinaria: el Santo Oficio. Según el punto de vista defendido por el vicario del patriarca de Aquilea, )os inquisidores venecianos sólo debían entender en asuntos que implicaran claramente delito de herejía. Para poder participar del programa de reforma de la cultura vernácula impulsado por el catolicismo tridentino, el Santo Oficio local debía demostrar el carácter herético de muchas de las creencias locales que pretendía suprimir. 412 Ello explicaría, sostiene Nardon, el interés absorbente que el inquisidor Giulio Columherto d' Assisi dedica a los combates en éxtasis y a las experiencias ex-somáticas en los juicios que se desarrollan entre 1575 y 1580. Así logró establecer el carácter herético de la creencia de los benandanti y triunfar en la disputa que lo enfrentaba con el poder episcopal; pero también así contribuyó a otorgar al complejo agrario una importancia desmesurada en el seno del mito friulano original.m Esta visión de los hechos resulta congruente con la escasa atención que en los primeros juicios reciben los servicios más prosaicos que los benandanti prestaban a sus vecinos de comunidad-la rnra de enfermedades, la neutralización Je maleficios, la detección de hrujas, el descubrimiento de objetos robados o escondi
rn Ibid., p. 30. Para una aguda crítica a esta comparación e_ntre inquisidores, etnógrafos e historiadores, aunque con argumentos diferentes de los ofrecidos por Franco Nardon, véase Kathleen Biddick, "The Devil 's Anal Eye", pp. 105-108; 127-134. También resultan de interés las reflexiones de otros historiadores que, a propósito del método puesto en práctica por Ginzburg en/ benandanri e Storia norrurna, no sólo cuestionan la asimilación entre inquisidores y antropólogos sino que sientan dudas sobre la capacidad misma de la práctica etnográfica para recuperar de manera efectiva la \"OZ de los otros; cfr. Luisa White, Speaking with 1-ámpires: Rumor and Histo9• in Colonial Africa, Berkeley, University of California Press, 2000, pp. 22-25; Florike Egmond and Peter Mason, The Mammoth and che il-!ouse: .lficrohisrory and Morpholosy, Baltimore,The John Hopkins University Press, 1997, pp. 67-82. 41 Franco Nardon, Benandanti e inquisitori ne! Friuli del Seicenco, pp. 36-37, 176. 421 lbid., pp. 39, 65. 419
]bid., p. 174. 413Jbid.,pp.107-IIO. 424 Jbid., pp.113-115; 122-127.
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Abuse ín J-listory, Princeton, Princeton University Press, 2006, pp. 212-22+. m Para un ejemplo al respecto Yéase \·éase Edward BeYer, The Rcalilies ef1 Vitcháeft and
cree que no
Popular Ma9ic in Early tlfodern Europe: Culture, Co9nition, ami freryday L!fe, Basingstoke,
sus ingredientes hostias consagradas o restos humanos, particularmente de niños. El
Hampshire, Pal grave Macmillan, 2008, p. 187: "most n-itch suspects n-ere not shamans,
ef course, bue chere is el-'idence that significant elcments ef shamanism did exist in Europe in che early modern periocl' ("por supuesto, la mayoría de los sospechosos de brujería no eran chaman es, pero la evidencia re\·ela que en la Europa temprano-moderna existían signifkativos elementos de chamanismo";_ la traducción del inglés es mía). Lamentablemente el ensavo de Bever fue publicado una vez finalizada la redacción del libro que el le:tor tien: entre sus manos, y por ello sus conclusiones no han podido ser
la elaboración del estereotipo demonizado del sabbat; véase MiehaclTarnzzi, Renais-
sance Inquisitors, pp. 204-208. Aún cuando la referencia al infanticidio y al empleo de restos de niños en la elaboración de medicainentos remite a las im·estigaciones de Adriano Prosperi, la hipotesis parece tener puntos de contacto con la polémica teoría sobre los homicidios rituales judíos defendida por el historiador italiano Ariel Toaff; cfr. Adriano Prosperi, Dare J'anima. Storia di un iefanticidio, Turín, Einaudi, 1 44
incorporadas plenamente en el presente capítulo.
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145
Fabián :llcjandro Campagne
Historiografía. Demonología cristiana y cultura folklóric-a en el conrexro europeo
diabólicas y creencias arcaicas, detrás ele la violencia desatada contra los perpetradores de un crimen imaginario, se origine en una resistencia inconsciente a reconocer que en tiempos de Leonardo y Miguel Angel, Maquiavelo y Montaigne, Copérnico y Galileo, Shakespeare y Cervantes, la civilización euro-atlántica se embarcó en una -¿inexplicable?- sangrienta cacería de adoradores del demonio. ¿Qué razones continúan motivando el trabajo de los historiadores que rastrean fenómenos reales detrás de la tortura y el suplicio ele decenas ele miles de inocentes? ¿Será tal vez la negativa a reconocer el núcleo duro de violencia que caracteriza a la cultura europea? ¿Será tal vez el temor de que el monstruo dormido despierte, de que la violencia sagrada se apodere una vez más ele Occidente, de qne la caza de brujas reinicie la purga ritual interrumpida en un pasado no
origen.m En un artículo dos años posterior, Wolfgang Behringer aqnza incluso más allá que la propuesta del historiador húngaro, y sostiene que las experiencias extáticas de los dirigentes valdenses tardo-~edieYales poseen "trazos característicos de chamanismo" ("characteristic fearures ef shamanism"); las cualidades chamánicas de aquellos líderes carismáticos pueden funcionar como el tertium comparariónis capaz de explicar la extraña asimilación entre brujas y valdenses que se opera en los valles alpinos durante el segundo cuarto del siglo xv.+io Menos convincente resulta el del ambicioso intento de Ernma WilbvJ de demostrar que la mitoloo-ía ·~ los de deriva inglesa, brujería la de estereotipo el familiar, que impregna espíritus feéricos que los hechiceros benéficos o rnnningjolk empleaban en sus rituales; aún cuando parece descartar toda continuidad histórica directa entre la cultura folklór-ica renacentista y los complejos chamánicos pre-cristianos, sugiere que las similitudes entre aquella y muchas prácticas mágico-religiosas no europeas demostrarían que la creencia en los espíritus familtires hunde sus raíces en el universo animista que primaba_en la isla
demasiado remoto?+H
antes de la irrupción del cristianismo.+lt La vigencia del paradigma romántico en sus sofisticadas expresiones de comienzos del siglo XXI, merecería alguna explicación de orden sociológico, un análisis similar al que ha recibido la fascinación de la cultura norteamericana por los procesos de Salem,m o el atractivo que la figura de la bruja legendaria representa para los modernos movimientos neopaganos. 433 Es probable que los esfuerzos por descubrir rituales pre-cristianos y mitologías atávicas, religiones neolíticas y complejos folklóricos, sectas +l 9 Gábor Klaniczay, "The Process ofTrance, Heavenly and Diaholic Apparitions in Johannes Nider's Formicarius", Discussion Papcr Series 65, Bucbpést, Collegium Bmlapest/Institute for Ach·anced Study, 2003, pp.24-29; 80. 430 Wolfgang Behringer, "How Waldensians Became Witches: Heretics and their Journey to thc Other \Vorld", en Gáhor Klaniczay y Éva Pócs ( eds. ), Comm1micatin9 with the Spiríts, pp. 181-182. También Gary Waite recurre al término shamanism para caracterizar a los líderes carismáticos de los movimientos ,·aldense y anahaptista: Gary K. Waite, Eradicaring the Devil's Minions, pp. 6-7, 12-13, 17, 4 7, 63 y ss., 135, 198. +31 Emma Wilhy, Crmning Folk and Familiar Spirits: Shamaniscic Visiona,:y Traditions in Ear!J' Jfoclern British IVitchcrefc and Magic, Brighton, Sussex Academic Press, 2005,
Al respecto remito a Robert Rapley, IVicch Hunts: From Salero to Güantanamo Bay, Montreal, McGill-Queen's University Press, 2007, pp. 207-273.Véase también el prefacio a la segunda edición del libro
434
pp. 123-127. m Marion Gihson, Wirchcrefc Myths in American Culture, Londres, Routle
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Segunda parte
ESTUDIOS DE CASO Demonología cristiana y cultura folklórica en el mundo ibérico
j ..... ,¡,,
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CAPÍTULO 2
Arqueología de la bruja. Terrores nocturnos y de1nonios infanticidas en la España n1oderna
l. Infanticidio y brujería en el contexto europeo Cuando el especialista se interné\ en el análisis del estereotipo de la bruja Yigente en la España temprano-moderna -tal como se desprende de la literatura antisupersticiosa, de los manuales demonológicos, de los procesos judiciales, de las fuentes literarias-, rápidamente surgen una serie de peculiaricbdes que transforman a la bruja ibérica en un modelo sui-generis en el seno ele la rica mitología pan-europea. Nos referimos a
la inextricable relación que, en la mayoría ele los czisos, la bruja española guarda con figuras míticas como el demonio infanticida, el aparecidovampiro, el cortejo de las hadas y el espíritu de la pesadilla. La bruja española es, en esencia, un agente maléfico especializado en el asesinato de niños recien nacidos. Sin embargo, no reside aquí la originalidad a la que aludirnos. De hecho, entre los actos abominables que se atribuían a las brujas en la Europa moderna, el infanticidio ocupó siempre un lugar preeminente, junto con el sacrilegio, la idolatría, el canibalismo, el incesto, la sodomía y el bestialismo. 1 Algunas excepciones regionales, 1 Véase Richard Kieckhefer, ''A,·enging the Blood of Children: Anxiety 0Yer Child Victims ancl the Origins ofthe European vVitchTrials", en Alberto Ferreiro (ed.), The
De vil, Heresy andlVirchcrcifí in che Afiddle A9es: in Honor efJe[frey B. füme/1, Leiden, Brill, 1998, pp. 9 l -109; María Tausiet, "Witchcraft as Metaphor: lnfanticide ancl lts Translations inAragón in the Sixteenth and Seventeenth Centuries", en Stuart Clark
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Estudios ¡_Je c<-1~0. De11).u11ulogí.1 crbti.1n.1
y cultur.1 fulkll1ril'J. en
d 111undo ibérico
particuLirmente en regiones periféricas, no logran alterar sustancialmente
entre brujería e infanticidio reunía una serie de características que dife-
el ¡>atrón <¡ue describimos. 1 Sin ernb-1rgo, al sur de los Pirineos la relación
rencian claramente a l-1 bruja continent,11 de su ec1ui1aknte cspaíiuLi. De
( cd. ), Lt111yud9es '!fl l'uchch!}l: Su, rutii .:, JJi:vlv¿:JJ (lnJ .1/,::dniniJ in Eurly .lloJcrn Cu/cure,
a los niños, sólo en suelo ibérico parecen haber hecho del puericidio su ocupación casi excluyente.
hecho, aunque en muchas regiones del continente bs brujas asesínab-111 N ue, a York, St. 1vlartin 's Press, 2001, pp. 179- 198. En Din,unMca, por ejemplo, las brujas casi nunca eran rcspons:ihilindas por· b muerte de niños en el Yientrc materno, o de recién nacidos en sus cunas; en Jutlandia, sobre 271 testimonios relacionados con muertes humanas 1ura el período 16091687 sólo 6% guarda relación con el deceso de criaturas (jcns Christian V. Johansc, "Dcn;1urk: The~Sociolugy of 1\ccusations", en Bcngt Anbrloo )" Gusta,· Henn-ingsen [cds.], Early ,1/vJcm Eurvpcunll'it,h,n1ji: Ccmrcs uuJ I'c, iphcrics, Clarendon Press, Oxlord, 1993, p. 356). Una situadón símiL.r se dab.1 en el sur de Suecia (l\:r Siirlin, 'll"ickcd ,la,'; ll"itcl,crcJji un.l .11,,yh Trials in Súml,.:rn S11c,lrn, 1635-17:i../, Leiden, Brill, 1999, p. 128: ':_{¿w childrcn wac d111V11:) che rictims, chere bcing no cqui1 .. il..:nL to thc r.,·uncincnldl
apostasía que se le atribuían -profanación de la hostia consagrada, negación
phcnomcnon i.!f irítchcs whu arcJt..ketl k,bie:i and killed chcm" !"pocos ni1)0.-:; se conL.lban entre
del bautismo cristiano, adoración del demonio- Ivlargretha también fue
2
¿Qué patrón seguía el accionar infanticida de la bruja europea en el estereotipo clásico construido por l.1 práctica jurídica y el discurso demonológico temprano-modernc,s?Veamos algunos ejemplos. El 20 de noviembre de 1626, Margretha Bittelmayr fue decapitada en la ciudad de Eichstatt, en el sur de Alemania. Su cadher fi.ie incinerado de inmediato, pues la mujer había sido condenada por el crimen de brujería; amén de los hechos de
las dctimas, pues no existía un e,¡uinlente del lenórm:no cuntinent,d de las bruj,1,
hallada culpable de una larga serie ele maleficios letales: había cometido el
que atacaban y mataban a lu, infantes]; la traducción del inglés es mía). En la región dd Jura, William Munler descubre otra excepción al patrón general (E. Willi,1111 \lo11tcr, l l 'ic1.:hcru{t in Frnm_-c un~I Su iuctl,. mJ: Th..: BurilcrJ¡_¡nJ; JurúitJ Refu1 m.1Liun, lthaca, 1 Corncll Uni,·er;-ity Prcss, 1976, p. 126: "rn chis mvUJHdim;u:., dair_yin9 re9ion, Julll cm1·s
asesinato de cuatro niños, había causado la muerte de tres \"acas, había proYocado ,·iolentas tormentas locales, había inducido un irremediable estado ele locura en una joYen sirvienta, había untado un maléfico ungüento en las paredes del pueblo, y había ingresado en establos, bodegas y dormitorios con el objetiYo de dañar la propiedad y la íntegri(bd física de sus ,·ecínos
~fi~urc m0 rc prumincnt~r ..i11wn8 mlll~{iciLJ rhun dr.:.Ji.l 1,.,/iildre11" ["en esta región de n1ontaña,
dcdic,1 da a la producción de lácteos, no era el asesinato de niños sino la muerte del ;¿anado l.1 consecuencia más promi11t.:nte de los malclkios]; la traducción del inglés ;s 111 ía). Crísti11<.l Larner se n1ostraha igualtnente sorprcndid:i por el escaso nún1c:ro de infanticidios registrados en las fuentes escocesas (Cbristina Larner, Encmics c,j"GuJ: T!,c 1f '11ch-! 11 rnt in Swtl,""1, Baltimorc, The John Hopkins Uni,·ersit;' Press, 1981, pp. 91, 151) 200: ~'eren II hen u bdb_y m:,1.,: beliercJ w be e:ulc.:JJ it 11t1s nvL Jj>L'Lid10· nwulcrcJJOr rhe
ele 1679 muere en la hocruera Péronne de comunidad. 3 El 29 de rnavo ./ .:::, en Eu,upc, Xl'e-Xl"//Ie ,icclc, Grenul,lc, Jéromc Millon, 1993, p. 156, 1
En las
descripciones del sabbat que se despren
pwpusc. le uus duy up" ["aún cuando se creía que un niño había sido ,le,·orado, nunca
alusión a niños de,·orados (Alfred Sornan, "Les proccs de sorccllcric au P.,rkmcnt
se decía ,¡ue habfa sido asesinado especialmente con dicho propósito, sino que las
de París [ 1565-1640]", Annales, E.S. C., 32:4 !1977], p. 80 l ). En b ciudad de \'c:uecia propiamente dicha, Ruth l'v!artin encuentra sólo dos casos en los que el uso de niños
l,ruj:is habían dcsentarado una criatura ya muerta"\; b traducción del ingli:s es mía).
y escoceses: trH..:ll'.urulógica y
Las brujas de Lorena parecen aun,:ir los rttsgos de sus t..:(}Ui\'~1kntcs suiLos
muertos forma parte signifícati,a de la denuncia (Ruth Martín,
aún cuanien asesindbdn a lus uiiius, la n1agi..1
Inc¡ui,itiu11 in lenice,/ 550-1650,
Guidc> Ruggi<.'.ro, como antes Cai lo Ginzburg, dcinuc:,tra <1u-: en las árc:as rur:ilcs bajo domiHiu de la República la creencia en la brujería infanticida estaba ampliamente
los ataques contra las cosechas constituyen el 1.:kmcnto constante en la región; al mismo tiempo, los dedos de los pequeños muertos sin bautinr e,-an empleados como canddas por Lis bruj,1s ("elles <11-úierll truis chundcllcs [ ... }et que c'estoícnt doi9ts
difundida (Guido Ruggicro, Bin,/iny Passíom: Tales of,lloc9ic, ,llorrw9c, ond Poll"cr (lt che End ofche Renaissance, Nue,-a York, Oxford Uni,-ersity Prcss, !993, pp. 73-7+; 150-
Je petits er!}'unts mornéz er ,wn b.:1ptiscz" [tenían tres candelas, c1ue eran los dedos
155). Para un juicio temprano en c1uc se haya ausente toda referencia a b mt1c,rtc de niños Yéasc René Fílhol, "Proces de sorccllerie Bressuirc (.'\oút-Scptcmbrc 1475)",
niños pequeños rnuertos sin bautizarnJ), aunque la dctin1.1 no era nunca ascsinJ.da
con tal propósito, sino desenterrada de su tumba ('elles jiirenc ,¡uerír /edite crifanc
and The
Oxford, Basil Black\\"cll, 19S9, p. 205); no obstante,
a
en
Ja cymethier¡¿ ele leur eglise'' ["fueron a buscar al 1nenciona
Reme híscori,¡ue de droú}ron~ais e.t émmger, 42 (1964), pp. 75-83.
iglesia"; la traducc'íi,n del fra,1cés es mía]). (Robín Briggs, "Le sabbat des sorcicrs en
3
Lorraine", dans Nicolc Jac<¡ues-]a,¡uiu et Maxime Préaud [dirs.], Le sabbú! Jes sorciers
Leiden, 2007, p. xiii.
75/194
Jonathan Durrant, IVítchcraft, Gender and Socicty in Ear[r :llodcrn
, Brill,
1 53
E::itudiu::i de c,.1so. Ül'tllonologÍJ. crbtiJnJ.
y culturJ
folklórica en
el
mundo ibérico
Guguillon, vecina ele la aldea fbmcnca ele Bou\·ignies, por entonces bajo
Augsburgo durante el siglo XVII, la mayoría de ellas comadronas, también
la suLeranía del rey ele Francia. Decidido a mantener vi\·o el recuerdo ele los crímenes cu111ctidus pur la bruj,1, el tribun::d señorial ordenó exponer
recurrían a pOtajes y bebidas. En ocasiones, el método podía prorncar un cluble asesin,ito: el veneno \·ertido en la sopa de la madre corrompía
públicamente los restos semi-calcinados de la infortunada. Péronne había
también la leche materna, provocando así el deceso del lactante, s Rob in
sido sindicada cuno responsable de la muerte ele varios hombres, niños, C aballos vacas v terneros· los 1·ueces también la conside1·aron partícipe
Briggs extrae de los archivos ele Lorenc1 otro ejemplo paradigmático del modus operandí de las brujas modernas. En 1561, Alison de Monteigneiz,
'
'
j
de un cotnplot "puur nuíre aux graíns ec aucres Jruirs de la cerre, pour Jaire des bruines, des greles, des raminó, des mulots et souris_"+ Corno \·emos, entonces,
Bfoise, emyron a heure de l'éspre, [oú] e/Je trourn ung petic er:féms aa3ez d' emyron
el inLmticidiu era st'.Jlo una más ele las muchas atrocidades que los cazado-
demy ans (. . .); ladíte Alisan print de la pouldre c¡u'elle avoit avec elle et en bouta
res de brujc1s europeos atribuían a mujeres corno Margretlu Bittelmayr
vecina de Badonviller, confesó "que ung Jour elle entra en la maison dudit
y
¿,Jicfr boulyes, puis se recire, et inconli11ent
l' enf{ans moura arnnc qu' il j,.,t jour,
en la Edad Moderna. Péro1me Guuuillun ::,
Eswnt ledit enf[ans enterez, le díable !t~v fist retirer hors de ter re, et J' emporto
Según se desprende de los procesos incoados por los jueces laicos y eclesiásticos, el método favorito al c¡ue las brujas continentales recurrían
ladiceAlison le prochain Jeudy (. . .) au lieu ou elles renoient leurs saba, la ou leclit 9 enf{ansj,.,c routy par elles et le mangcrenr par ensemble". Aparece en este relato
para pro\·ocar la muerte de niños pequeños era el emcncn.nniento. Para
otra característica recurrente del infanticidio brujeril: la exhumación del
ellu utilizaban toda clase ele poh·os, ungüentos y pociones.' En septiembre
cadáver de la pequeña víctima para su posterior utilización en diversos
de 14'77, Antuinette, habitante de la aldea saboyana de Villars-Chabod,
menesteres. Las brujas lorenesas asaban y deYoraban el cuerpo de sus pe-
confesó ante el Vice-lfü1uisidor General que había toe.ido la mano de la hija
queñas víctimas. En otros casos, el cuerpo ele la criatura era utilizado para
de Louis Fabre con un ungüento que le hcibÍa L1cilitado el propio clic1blu:
la confección del ungüento que las nwleficae empleaban para trasladarse por
la niña enfermó súbitam:nte, languideció durante quince días, y luego falleció. 6 En abril de 1611, Barbara Rüfin, una anciana de 70 años, fue
s LynJal Ropcr, "\Vitd1craft ancl f
OeJipus &,._rhe Del'il:ll'i!Chcraft, Se.1Uc1lity ,11,J Rdiyiun in EarlJ' 11/odern Europe, Londres,
arrestada por los funcionarios judiciales de Elhvangen, en el sudoeste de Alemania· la acusab.111 entre otros crímenes, ele haber intentado emponzoñar con 11~ercurío
el
ali 111ento de su propio hijo.
Rubcrt l\lucheinblcd) L.·:- Janicrs bU,:hcrs. Un rillu¿¡e
.+
7
Routleclge, 1997, p. 207. 9 Citado por Robin Bríggs, "Le sabbat des sorders en Lorrainc", p. 164: "un día ella entró en la casa de la mencionada Blaise, aproxill1adarncnte a la hora de las Vísperas, [donde] encontró un niño de cerca de meJio año ele Yida ( ... );la mem:io!l,1da Alison tomó del poh·o que llevaba consigo y le arrojó las partículas, retirándose luego; incontinente, el J1Íl10 murió antes de que se hiciera de día. Luego de que el pequeño hubiera sido enterrado, el diablo hizo que lo retiraran de la tierra, para c1ue la mencionada Alison lo lle,·ara el jue\·es siguiente al sitio en c1ue celebran el sabbat, donde el niño fue asado y dernrado por los a,istcnlés" (la traducción del francés es mía). Sobre el carácter peculiar de esta COllféSiÚn ,·éase Robín Briggs, IVi!Ches an,l Ncijjhboun: The Sv,i,,/ c1nJ Cu!tur<1/ Cvnte.,i o}' Eurupeun \Vitchcraft, N uc1· a York, Penguin Books, 1996, p. 39: "chis i, in Jau a n,u.,¡ ul/u,,ul dement in Louc1ine confassions, Hhich
Las brujas condenadas en
ac Fli.1ulht: et sc5 sorciCres sous I.ouis
aranos \" otros frutos de la tierra, v¡ V' París ' Ramsav1' 1981 ' 1). 25: "para dañar los :::,. .,\ para producir lluvias, granizo, parásitos, ratas y ratones" (la traducción del francés j
es mía). 3 \\'olfg, ng 1
Behringer, }Ít:.\cnrciful¿pwg in BL!j'Cr11:l'ulbmL1¿jic, GJ._rnbc11::,cjf:r unJ SlL.ld~~rÚ:i'ull
in Jer Frii/w, Nem.eii, Munich, R. Olclcnbourg Vcrlag, 1987 (cito por la ed1c1on en inglés: Jl'ilchcrefc PcrSClULivn 1n Bl1ruriu: I'upul1..1r Jt19ic, Rcli::Jivus ZeL1]0LJJ u11J Remvn ef_Srare in EarlJ' ,lloJcrn Europe, translatcd by J. C. Grayson ami DaYid Lcderer, Cambridge,
Camoridge Uni1ersity Press, 1997, p. 167). Robert Rull'Liml, '" Fantastical ami DeYilishe Persons': Euro pean 'vVitch-beliefs in Compar.1tiYe Perspecti,·e", en Bcngt Ankarloo )' Gustav 1-!enningsen (ecls.), Early
normaltv just describe a bul1l-1uet ar ll'hich che mear was unpli:a:,\1nl cmd U1b1..ilttJ. JVhen the small bird/' ('éste es Je hecho un il 11\. JS IlW)l cummun!y said to be thar
6
jlesh 1rns iJc,nified
.lfvJcrn Eurvpew1) l'itchcraft, p. 162. 7 1-!. C. Erik Midclfort,.IVJLd1 Huntin9 in Svutl,wcstern Germany, 1561-1684:The Social aaJ ln!ellectual FounJmions, Stanford, Stanford University Press, 1972, p. 101. 154
76/194
ef
elemento muy inusual en las confesiones lorenesas, que normalmente sólo describen un banquete en el cual la carne resultaba desagradable y sosa. En las ocasiones en que se identiHcaba la carne ingerida, por lo común se decía que pro,·enía de aves de pequeño porte [la traducción del inglés es mía]), 155
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t'
man9iare per wlifaccende."" A su Yez, los clusiHJS integrantes de la mítica sectzi piamontes;:i del barilorro, anatematizados también por San Bernardino
el Jire. En 1587, \V.ilpurg,1 l lausmannin, comadrona de Dillingen, en la di(Jcesis de 1\ugsLurgo, utili,:Ó los c,td:\\en:s ele los+ 1 nit'íos
J
los que había
asesinado sirnult:mcJmente para ,unbus fines: b fabricación de unturas y
en un sermón pronunciado en su ciudad natal, en agosto de 1
la ,rntropof.1gia ritual.'"
caban polYos con los cadheres de los niños ,¡ue rnatab.m con sus propias manos; los poh-o,; eran disueltos en vino y el brebaje resultante, conscn·aclo
r\unc¡ue nunca constittr1·eron el Único ingrediente posible para la conlección del ungüento diabólico, la grasa
y los huesos de niños aparecen
en el célebre barril, impedía gue los miembros de la secta revelaran los
11 mcncio11ados desde el origen mismo del estereotipo del sabbat. El asesi-
nato de niños uo bautizadus ocup,1
ya un
fabri-
rituales que practicaban.
16
Un siglo
y medio
más tarde, Johannes 'vVier
y
Francis Bacon insistían sobre la importancia c¡ue la gras,1 de niño tenía para
papel destacado en los supuestos
prncesos (1ue h.ici;i 1-100 habría presidido Peter YOn Greyerz, juez secular de
la contección ele! empl.isto diab{,lico. 17
la ciud,id de Berna y una de las fuentes principales utilizadas por Johannes 11 Nicler para la redacción del quinto libro del Formicarius ; según relata el propio Nider, JÍiit ins11pafu111c1 CU/ll/l)l/1/ÍS, ,/iuo /hrn iudice mihi referenre, quod
principal ocupación, tampoco mostraba una predilección excluyente por el asesinato ele recién nacidos. Entre sus YÍctirnas podían contarse niños
in 1errt1 IJ¿mensium, XIII in_f.rn1es dernra1i essent ínrra pauca tempora a moleflcis,
mayores, o incluso púberes. En 1662 ,Amy Denny, Yecina ele la parroquia de
13
Finalmente, si la bruja europea no hacía nunca del infanticidio su
De las
Lm\·estoft, en el condado de Suffolk, y una de las últimas mujeres ahorcadas
actas del temprano proceso de Mattcuccia di Francesco, c1uemacla en Todi
en Inglaterra por el crimen de brujería, fue sindicada corno responsable
el 20 ele marzo de 14-28, surge c¡ue la acusada inYOC
de la enfermedad c¡ue por entonces atormentaba a un conjunto de niñas y
14 tarse con grasa de buitre, sangre de murciélago y sangre de niño lactante.
jÓ\·enes, cuyas edades oscilaban entre los 20 meses
Las bruj,1s romanas dc:nunciaclas por Bernardino de Siena, actuaban de la
muerte que se le endilgaba, de hecho, era la ele una niña de 1O años. ,s
quc1mubrem eciam publica iusricia satis dure esarsit in roles porricidas."
misrnzi manera: "Ejime presa unu{i-a /'oltre (. . .) e pit1 onco
y los 18 años. La Única
conjé:;:;o, que ella
ureni nwrto el suo pruprio.figliul,1 (sic), e ul'eiwie jénro polrnre. de la qua/e dora
10
\Valter Stephens, Dcuwn /.u, as: 11 ú,hcraji, Sex anJ che Crisis
of Bc!ief,
15
Chicago, The
llni,crsity of Chicago Prcss, 2002, p. 3. 1
'
CitJ.do por Franco i\lurinando, The PretJ1.J1a~} D,.:wvn::i: Beni..uJinu
Social UnJt..>nrnrlJ ?_{Ecu(r Rcnuh::,unu~ ftutv, Chicago, Th1...~ Unin.:rsity
and che Prcss,
1999, p. 26+: "Y cllln, a,¡uellas mujeres fue pn,sa Ull
Jcffrcy llurton Russdl, ll'ach,r'!Ji in che .JJ¡JJ/c Ages, !thaca, Corncll llni,·ersit;,
d
Prcss, l 9S4 ( 1972), p. 251. 1 ' ~\iclt.1cl D.1,id lbilcy, B.ittlini) Dcm,nb: ll'ir,hrnifi, Hcmy .in,/ R,J,,w in tl,c l.mc ,JJ¡JJ/e .ldc,., Fil.,dclfia, Pcnn,;yh,mi.1 St.itc Unin:rsity Press, 2003, pp. 23, +l y ss., 96.
a::.c~in.:idu a ~u propiu hijito, con
1
lirrel; d1L1pitró 3, -1- a 7), dans L'illld¿jirldilc Ju mbbcn. É:lliriu11 criti(¡uc Ji.:::,' u:.\le::, le::, pfu¿s ancicns ( 1c/30 c.-/ e/e/O c.), reunid u,; por Martinc Ostorero, Agostino Para,·icini Bagliani y Kathrin lltzTremp, Lausana, Uni,ersité de Lausannc, 1999, p. 240.
'
cuc1l confeccionó unos puh os t¡ue luego repartía
cumu alimento durante sus and.rnzas" (b tr,1Juccion del italiano es mía). 16
Fr. loannis Nidcr, Fvrmicciriu, líber V, en Heinrich lnstitoris · Jacob Sprcngcr, ,lla-
Cathcrinc ChC:ne, "Conn11enL.1irc a Jul1¡uu1es Nidcr,
FU111Ji(d1 Ílü
(]JI ri: 1/,
cl1~1JJit12
-t
el
l!c.-s ,J/.,/efium·m, Lugduni, Clanlii lloHgeatr, MDCLXIX, p. 315: "fue un hecho ele
púLlíLu cunocimic:nto, tal como me lu refirió el rnencion,ido juez Pedro, que en un brc,-e lapso de tiempo la, l,ruja,; de la región de Berna dc,·oraron trece nit10s, y por ello la ju,tícia públícc1 cc1,tígó con la debida dureza a tales parricicl.d' (la traducción dd latín es mía). 11 Do1ncnico Al.:in1111oli, Pru(CS,3V td!d strcHd .1fdct.:uu.'i..i jj Froncesco, 20 mdrLtJ 1---128) Res Tudcrtinac 8, lodi, 1969, p¡). 3Q-31; Claudio llondi, Stri:-:. ,1/cJicncsse, srrec9ne efarwcch,crc nc/1'/wlia del /\ind.1cimcn10, Roma, Lucarini, 1989, p. 38.
17
Han.::; Pe ter Duerr, Tii.1w1ueil: Über die Grcnze zwúchcn f l'ildnis un Zi1 i/i:,dtiun, Frankfurt,
Synclibt 1\utorc:n-und Vcerl.ig,;gescllschaft, 1978 ( cito por"b cdici{,n en ingk,: Drca-
rhc BounJdr¡, b.:Lnecn IF,JJane.ss um.l Ciril1zdrion, translatcd by Felicitas Goodman. Oxford, Basil lllackwell, 1937, p. 2). i:;
Gilbert Gcis and h·::in Bunn, A Tri al ?fJVicclies: A S1:1 c11t,:c11th~cent11~\' IFicchcr~i)t Prosc-
wrion, Londres, Routkdge, 1997, pp. 40-42, 55, 71-72.
77/194
157
E::ituJios de caso. Dc111011ologí.1 cri::iti.u1~1 y cultura folklórica en el 111u11du ibérico 20 Martillo ele fechiceras" • En 1538, la Suprema instruía con las siguientes palabras al inquisidor Valdeoli\·as, a cargo de la im·estigación de un nue\·o foco ele brujería en Vizcaya: "estad ach·ert1do ele no creer todo lo que dice el Malleus maleficarum". n El 1vlalleus también aparece citado en el artículo
2. Anomalías ibéricas: el complejo de la bruja peninsular Si comparamos las características descriptas en el apartado anterior, con el estereotipo popular de la bruja existente en la España de los siglos XV a XVIII, r:ipid,unentc detectarnos en suelo ibérico la presencia de una Í]CJura mítica altamente idiosincrásica. Esta cornbinaci6n ele rasgos extre-
c¡ue Sebastián de Covarrubias dedica a la yoz bruja en su Tesoro ele la lengua 22 wstell,:ma o espaiiola (Madrid, 161 1). Por otra parte, las prácticas orgi,Ísticas y la blasfema inversi6n de los rituales sacramentales que caracterizan al sabbat de las brujas, son desarrolladas in exrenso en los primeros once
"' macL1me11te original no parece hallarse presente en 11i11gú11 otro rillc:Ón del continente. Algunos de los trazos distintivos del complejo mítico español pueden rastrearse en otras regiones. Tal es el caso del \·ampirismo infan-
de los Pirineos.
en el mismo orden en que lo hace I-leinrich Kramer. l+ En la confesi6n -a la postre considerada inverosímil-- que la vagabunda Beatriz Fernández
Ello no implica que en España no pueda rastrearse la presencia del estereotipo cbsico del s.ibbat, deri\·.:tdo de la demonología radical tarcloescolástica. Desde comienzos del siglo XVI son comunes las referencias al 1lic1/l,·: ¡)J,,!ejíwrum. En 1515, Pedro Fernánclez ele Vi llegas, arcediano de
realiza en 1611 ante el Santo Oficio de Galicia, aparecen los ingredientes típicos del sabbat continental: misas negras, ritos ele iniciación, acceso 2 carnal, adoraci6n de Satán, daños a las cosechas y muertes de niños. ' El maleficium meteorológico y la muerte de animales domésticos eran cargos
19
t
'º "Memorias del
Doctor don Pedro Fernández de Villegas, arcediano de Burgos", CoJoín XIX, Madrid, 1851, pp. 433.43,._ 21 lñaki Reguera, La ln,¡uí,í,íon esp,H1ula en el País J:,sco (El uíbw1c,l Je CJ/,,J,0, rc1, 1513-
1570), San Sebastián, Editorial T xertoa, 1984, pp. 204-205. " Tesoro de la lenH"" c,mdlunll, o espar1ulc1. Compue,w por el LíccnciaJo Don SebasLi,Ín de Cobarruuias Orozco, edición facsimilar preparada por Martín de Riquer, Barcelona,
V.1n1pirisrno c_lue en ocJ.siones se cu1nbin.1 con caniL...1li.')1110; en Italia, por otra
parte, bs rneomorfosis animales eran predolllinantcmente !dinas; ,·éase Osear Di Sin1plicío, .-lULunno Jdlu scre:¿1onaid. Jlol~ficio e llid!:]id nell'Jw]J(l l/luJana, Bologia, ll Mu lino, 2005, pp. 94-98; Carlo Cinzburg, I benunJ,rnií. Srre8onaiu e rnhi a9rari ira
1943, pp. 238-239. 23
Véase Fray Martín de Castañega, TrdtuJo de las supasLíci<me, l i,ecliicerías, ediciún moderna con estudio preliminar y notas a cargo de Fabi.\n Alejandro Campagl!c, Colección de Libros raros, olvida
cín'-{uccenLO e seícenco, Turín, Einaudi, 1966, pp. 97-99; 120; 142-144; Christa Tuczay, ,líc111íe unJ Magicr ím .líiueluher, Munich, DeutscherTaschenbuch Verbg, 2003 (cito nel JfeJioe1v. Stregoncrio, t.:iurcismi, sortilcgí . por la edición italiana: Esuu:rismv e md. ~ia Bon
I'mxli.:r's Demons, pp. 59 y ss.; Cuido Ruggiero, BínJin¡J füssíuns, pp. 73-74, 150-155. Sin c1nbargo, es en la C\'idcncia etnográfica n1eridional recogida por los especialist:is
contemporáneos donde se perciben las mayores semejanzas entre la bruja itálica y el complejo cié la bruja ibérica temprano-moderno: Yéase Ernesto de lvlartino, Sud e mutiíu, Milán, Faltrinelli, 2003 (1959), pp. 72 y ss.
1
capítulos del Tratado de las supersticionesJ hechicerías de Fray Martín ele Casta23 ñega (Logroño, 1529); de hecho, LuAnn l-lomza demuestra que, aunque Castañega no cita al Malleus Maleficarum, desarrolla los mismos tópicos, y
ticida y ele las metamorfosis animales, presentes en el estereotipo de la bruja italiana. 19 Pero la compleja imbricaci6n de elementos característica de la bruja española solo aflora en plenitud cuando cruzamos la frontera
Bur~os, ciL1 Je rn<111era explícita el clásico tratado, al referirse al enigmático cas; de las brujas ele Amboto: "y desta materia hay un tratado fecho en 1\lcm.11ia ( donde hay muchas des tas tales nrngeres), el cual tratado se llama
1
1
Hopkins University Press, 2000, p. 204. Los títulos del capítulo 5 de Castañega y de la quaestio 6 de la primera parte del ,1/aJJeus, por ejemplo, son virtualmente idénticos. 25 Jaime Contreras, El S,1uco Oficio Je /a ln,¡uisiliÓn de Galícíu (poJ,:r, socicJaJ, cu/cura), Madrid,Akal, 1982, p. 688.
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1:studius de 1..:.1:-:.u. Dc11iunuiu~ÍJ. u i:-,lÍ,111.1 \. cultur,1 l·olk!óri,:,1 en (._,¡ mundo ibéricn
frecuentes que tambi.'.:n se hacían a las lJrujas a1·agonc:sas ,· cata la1ns. '" E11
pueden aprouechar a dañar a las criaturas". iu La relación aparece también
ocasiones, l,u11bién ki!L1mos ejemplos de las formas de inLu,ticidio m;Ís tradiciull,des. En 1525, María, \Tcina ele baldea n,t1·arra de lturen, "clixo
en los procesos penales más antiguos.Ya en la década de 1460 los h<1bitantes de la aldea asturiana de JoYe acus<.1ron a Teresa Prieto porque ''había usado
( ... ) c¡ue (._.)mato u11<1 crea tura de la mujer del zapatero, unt,rndulc en la barriga antes que pariese y que despues pario la dicha creatura muerta. La
del oficio de bruxa"; según los testimonios, Teresa penetraba por las noche en las casas ajenas para hacer daño a los fieles cristianos, "mayormente a las
c¡ual, despues de enterrada la dcscnterro y le saco el coras·on, ¡nra hacer el dicho punto". El célebre reiato incluido por Fray l'rudencio de Sarnlcl\·al en el capítulo XV de su Hisroric1 de fo Vich1 y f-Jcchus del Empcn1,lor Curios I'
criaturas". 31 Cualquier desusada seguidilla ele muertes infantiles daba de inmediato lugar al estallido de psicosis brujeriles, como la c1ue tu\'O lugar
(Valladolid, 1604-1606), también resulta extrem.:idamcnte con,·encioml. ',
en Las· Palmas de Gran Canaria; de hecho, es en estos procesos de 1529
·rampoco podemos obYiar, finalmente, que el descripto durante el célebre proceso de las brujas de Zugarramurdi constituye um de la:; expresiones m~s acabc1das del sabbat de las hrujas en toda su historia. :o Sin embargo, siempre es posible detectar en el ibérico, c1Lm c'11 L,s
que el término bn9a aparece por primera ,·ez en los documentos del Santo
en Cuenca en 1519 32 • El mismo fenómeno se produce diez años después
Oficio local. Los inquisidores canarios establecieron desde entonces una clara distinción entre brujas y hechiceras: a las primeras, les atribuían las muertes de los recién nacidos. 33 Brujería e infa11ticídio aparecen también es-
narraciones\' en los testimonios en los cualc:s los trazos de: b clell!onologi,1 co 1wencion;I se encuentran en un primer plano, el conjunto de ,rnomalias
trechamente ligadas en una carta que en 1528 el lnc¡uisidor General Alonso Manrique dirige al licenciado Sancho de Miranda, inquisidor de NaYarra,
que caracterizan al complejo mítico de L1 brujd penin~ular.
en la que afirma que en el obispado de Burgos la brujería es una plaga y los asesinatos de criaturas frecuentes. H Otra muestra acabada del acotado
"Las brujas solo chupan a los niños". En primer lugar, la bruja ibérica se asocia de manera casi excluyente con el asesinato de criaturas recién nacidas. El título de b decimono,ena
campo semántico que el término brnja abarcaba en la España renacentista puede hallarse en el Libro del parto humano, que el doctor Francisco Núñez
,lubdd dd 'frocrndo de lo dirinanra de Lope ele Barrientos ( c. l ++O) -una de
publica en Alcalá ele Henares en 1580. El capítulo trigésimo primero de
las más antiguas menciones del término bruja de que tu1cmos noticias--así lo atestigua:" ... se dize que ay n1as mugeres que se llaman bruxas ( .. ) que
la segunda parte del tratado, dedicada a "los casos y enfermedades delos
2,e,
30
Lope de Barrientos, "Tractado de la adiYinanqa", en Fernando Alvarez López,
,·lrrt: má9ica y lu:chicerÍa mi:Ji.:r..il. Tró· trar.._¡Jv) JI! mt1¿Jid en la corre de Juan JI, Valladolid,
Vé.1se Ht:nrv Ka111t..::n, Tht! P/w¡;nix. ofül rh.: F!dmL: C~nc1llmid ,.wcl rh.: CounL·1
Nt:\\· Ha, l'll, Y<1lc Uni, ersity Press, 1993, pp. 2+0-2+ 1 ( ,:dici,.Jn .:n castclbno: C1mbiv
Diputación ProYincial de Valladolid, 2000, p. 151. Para otra edición moderna del
culiwal c'll /c1 ,ucic"J,,J Jd Si&lú Je Oro. Caroluííc1 y Ctrnil!u,
mismo texto Yi:ase Paloma Cuenca Muñoz: El Trc1cr,1Jú de lo Di, inon¡-a de Lupe Je Ba-
.\T/.\T//, M:idrid, Siglo
XXI, 1998).
rrí en ros. La magia meJin-ul en la visión de un ubispu de Cuenca, Cuenca, Ayuntamiento
l.
27 flurciil.-iu lcloate, L.1 BrujcrÍJ .::n Su.idrra_y 5tE Ducw11t.:nws, P,11nplon:i, Diput.1ciún forJl
Je Cuenca, 1.994.
lí
de: Na,·arra / Instituto Princípc de \liana (CS!C), 1973, documento 23, p. 26+.
"Citado por Carlos Rico-/n·ello, "La brujeria en Asturias", en Brnjului"- Cunurcsú de
"Fr°'·
San Si:b,.,bti.111. Pom:n'-iu.s y CumunicCJcivncs, tb.Jrid, Sc1nin,1ri0s
Prudcncio de Sandmal, f-físrorid de lc1 l'úlc1 y flc·cl,vs ,Id Lrn·10c1<1<1u1 Cirios I', Bi-
l 27. La re:i fue abuelta por la Chancillerü d-, \lalladulid
blioteca d.: Autores Españoles, i'vbdrid, 1955, tomo LXXX!. pp. 250-252. !'-1 Es de dc::.tacar la influencia t¡ue cu }u::, procesos or Ll edición en castellano: El l/,.; fo~ l,1 uj~E. Bru¡ . ·rÍll .
3
33
Ver al respecto Heliodoro Cordente Martinez, Brujería y hc"chiu:ría en d ubi,p..iJu Je Véase Francisco Fajardo Spinola, "Des Yols et asscmblécs des sorcieres dans les do-
CU!llents del' lnquisition canarienne", dans Nicole Jac,¡ues--Jaquin et Maxime Préaud (dirs.), Le sabbac Jes sorcíers, XVe-XVJ/Je siccles, p. 299.
tradu~LiÜn de i'vbri~J. Rcy~Hcnningscn. 1'bdrid, A_li,:1111:a, 1983,
H
Juan Blázquez !\·ligue!, Eros y Tánacos. Brnjcría, hechicería y supersliciÓn en España,
Tolédo,Arcano, 1989, p. 53.
pp 21-35). 160
y Ediciones, 1975, p.
instancia de apelación.
Cuenrn, Cuenca, Diputación Pro\'incial, 1990, pp. 23 y ss.
1
1\.1sca e fu,¡uhidÚu,
'
ell
79/194
E::.lw.liu::. d1..: caso. Dcinonulug ía cristiJ.na} culturJ. folk!C>rlca en el rnundo ibérico
casas y camas las pellizcan, de manera que reciben mucho daño. Y según 38 las señales que les quedan, son pellizcos de brujas". De todas formas, la especialicLid recurrente de la bruja española no eran los pellizcos ni las laceracion es: en la mayoría de los casos, mataba a los niños succionán doles la sangre. En España, de hecho, la asociación
infantes rezien nascidos", es consagrad o a la descripció n del accionar infanticida de las brujus, con la misma minucio,ic lad empleada en apartados anteriores para describir otras dolencias infantiles comunes: "la fiebre o c1lentura" . el "estreñün iento de vientre", las '\·!ceras en las enzias", "los dolores de tripas". El hecho de que un profesor de la Llniversidacl ele Alcalá
entre brujería y vampirism o era tan estrecha como la relación que ligaba a la brujería con el infanticidi o. Las brujas ridiculizad as por Lope de Barrientos en las décadas centrales del siglo XV, ingresaban en las casas con 39 el objetivo excluyent e de "chupar a los niños". Idéntico modlls operancli caracteriz ará, un siglo más tarde, a los seres nocturnos descriptos por el Doctor Francisco Núñez, quien, a diferencia del obispo Barrientos , creía
dedicara un capítulo entero de un manual de puericultu ra a la descripció n de estos agentes maléficos, es una de las pruebas más concluyen tes de la estrecl1c1 asociación que en la España de la época existía entre el término bnVa y la muerte de los neonatos_ló El esté:i-eotipo infanticida se fortalece con el paso del tiempo. En los Tratados médicos,jís icos J morc1b, que Diego de Torres Villarroel publica en Madrid en 1794, leemos: "las brujas sólo 36 . ·na(1a con l os l10111l )res" . no c¡meren c l1upan a l os nmos, Los procedimi entos a los que las brujas recurrían para provocar la muerte de los recién nacidos eran altamente específicos: solían pellizcar, morder, mutilar o golpear salvajeme nte a los niños de pecho. Daban prueba de ello
firmemen te en su existencia : "ay cierto genero de mugeres malignas, que se dizen bruxas ( ... ) las quales chupan la sangre de los niños, y los matan y ahogan ( ... ) y no es fabuloso auer muerto muchos niños". +o El vampirism o ocupó también un papel destacado en los célebres procesos ele Zugarranr nrdi; en la anónima Relación Je! A lito, que Juan de Mongastó n
sus cadáYeres, cubiertos con hematoma s y cardenales . Durante la psicosis conquense ele 1519, el cai-pintero Sancho de Francos hall¿, muerto a su hijo entre la una y las dos de la madrugad a; el bebé, nacido apenas quince dbs antes, tenía "la boca abierta e la lengua sacada e negra e socarraclc1 como un carbone los labios de la boca denegrido s e los pechos todos acardenala dos y
imprime en Logroño en 161 O, se describe exhaustiv amente el procedimiento: "y a los niños que son pequeños los chupan por el sieso y por la natura; apretando recio con las manos y chupando fuertemen te les sacan y chupan la sangre, y con alfileres y agujas les pican las sienes y en lo alto de la cabeza, y por el espinazo y otras partes y miembros del cuerpo; y por
las espaldas como sy le a\·ieran dado de ac,:otes". n Como una excepción del estereotip o que describirn os, las brujas podían llegar también a molestar a los durmiente s adultos con este procedimi ento: según el artículo sexto de la demanda contra Isabel Caray, de Cosuenda , presentad a en 1591 por el fiscal del arzobispad o de Zaragoza, "en dicho lugar ay muchas personas
allí les van chupando la sangre, diciéndole s el demonio: chupa y traga eso, que es bueno para vosotras" !' En El Buscón de Francisco de Quevedo, los compañer os de escuela del protagonis ta atribuyen idéntica actividad a su madre, a quien toda Segovia tildaba de bruja, hechicera y alcahueta: "cuál decía ( ... )queme quería mal porque mi madre le había chupado dos her-
lisiadas y maltratada s de pellizcos, las quales de noche, estando en sus Francisco N uñcz 1 L1bru intüu],..1Ju Jd purto lwww10, en d l¡uu! se cu11Li,.;nc11 rcm,.:,.]il>J /JH~\ de reiló y rsudlcs p,1r,.1 d punu Jj[flu1ltu:.,u Je lds 11w9cres, con uuus mw.Jws secretos, r\k,:d.1 Carnp,1gnc lnJro Fabi.íuAkj< ,éase muJernd eJiciÚll Ulld llenares, 1580, f. 159 "· Para y Andrea [l.1u (cds. ), Te.110 y Cuncorduncius ,/dTr,au,lu Jcl p,Hto lwmunu dd du,Wr Frnncisco \',úiu, 16'" Century Medica! Textos Series l 2, The Hispanic Seminary of ivledie1.1I
3
;
!S
Zaragoza, lo,tituciún Fernando el Católico, 2000, p. 352. 39 Lope de Barrientos, "Tractado de b adiYinanqa", en FernanJo Álvarez López, .frte mágica y hechicería mediern/, p. 152. 40
Francisco Nuñez, Libro intitulúJJ dél pano humunu, ff. 159v-160r. · "CIta d o por Gusta\' He11n1ngsen , The Sd!dzar Du1..."umi:ws: ln~¡,ii.sitvr Alunsv Je Solazar Frías ond Others on the Bosque IVitch Pcrsecurion, Leiden, Brill, 2004, p. 129; Manuel
Studies, Unin,rsidad de Wisconsin, Madison, 1997 36 Juan Fr,rnciscu Blanco, B1ujc1Í<1 y ot1vs ofi,ius pupuforcs de la magio, V..ilbdolid, Ám-
bito, 1992, p. 32. 37
Citado pur 1-leliodorn Cordente Martíncz, Brujería y hechicería en el ubi,pudu de
Cuenca, p. 27.
María Tausiet, Pu11Lu1l.1 en los ojo5. Brujería y :-upc.:t:,LiciÓn c.:11 Jru9ún en el siglo _\'V!>
80/194
Fernández Nieto (ed. ), Proceso a la brujería. En tomo al Auto ele Fe ele lus brujus de Zuganúmurdi, Luwo,,u, I 61 O, Madrid, Tecnos, 1989, p. 66.
,,,
Estudius de caso. DL:nlu11olugL:i. 1..-rí:-.Lii.1n,1
y ,_tdlur.1
l~>lkl~H ic1 en el rnundo ibérico
manitas pequeñas, de noche".·" Aún los textos más escépticos confirman, por la negativa, la enorme difusión ele la creencia popular; tal es el caso del ritual diocesano publicado en Girona en 1550: "si exiscimm·ic mulieres
destinada a establecer los niveles de supen·iyencia de los niños menores ele cinco años en los países en \"Ías de desarrollo. Entre las enfermedades infantiles "tradicionales", siste1n;Ític.J1nente mcnciun.iclas por Lt publ.1..:ión
cor11 crtíe in gattas, ve/ ali a animalia, ire de nocte rng!:}ere san!:Juine//J puerorum,
local, se encuentra la "dmpadura de brujas", una fólk-iliness cuvos síntomas J remiten a cuadros crónicos ele desnutrición, parasitismo y anemia severa; los habitantes de la colonia leonesa de Santa Cbra b im:i\c'.inab,111 como una e
hui,modi, ,¡uod es impossible (sic) nisi deo, ideo jnuum creciere". +J
Aún en pleno siglo XVlll continuaban existiendo especialistas populares que lucraban sanando a los niños "chupados por las brujas", y no en las
dolencia gra\·e, incurable, ante la cual los mismos cura1;deros resultaban,
recúmlitas aldeas de las provincias periféricas, sino en la misnu Madrid. En la casa de Isabel Poveda, situada en la calle de Cedaceros, era continuo el
a menudo, impotentes. +6
afluir de madres con hijos afectados por dicho mal. El proceso inquisitorial que se le siguió a la cur,mder.i permite conocer en detalle el ritual curatírn: !sctbel tomaba un pichón y lo abría, colocándolo en la boca ele! estómago del
"Y no es fabuloso auer entrado en casas muy cerradas" Otra característica de la bruja peninsular era su inYeteracb capacidad para penetrar en las habitaciones más herméticamente cerradas, empleando
niií.o, recitando "sorguina, muhina, cruz en frente, freno en Yoca, que no pares aquí ni en la Yilla toda"; al día siguiente, la sanadora proclamaba que el cadá\·er del ave estaba lleno ele gusanos, y el niño curado ele brujerías_H
para ello el menor resquicio u orificio en puertas, ventanas y paredes. Dels coefessors la vera guia espiriwal, un manual publicado en Barcelona en 15 35,
confirma -y anatematiza- la creencia: "si crcu dices ,Iones poden entrar dins fas
Entre los términos que el lexicógrafo Esteban ele Terreros y Pando incluye en su célebre Diccionario casteliano con las mees de ciencios y anes (Madrid,
casas essent les portes tanrndes, o pendre, e mator les criawres,
esses nafrades dels propis pares, mares,Jalr e heretic. "+ 7 Sin embargo, el racionalismo
1786-1793), hallarnos la expresión "chupado de brujas": "se dice del que está flaco y descolorido"_+; Resulta evidente (]Lle en las postrimerías del Setecientos la simbiosis entre brujería y vampirismo --sucedáneo folklórico
de los líderes religiosos peninsulares no lograba desterrar la difundida creencia. Las psicosis brujeriles que asolaban los \·alles navarros son un claro ejemplo al respecto. En 1575, Miguel de O lagüe, de diez años de edad, declara ante el vicario de Anocibar c¡ue "la dicha su tia Maria Johan ( ... )
de la muerte por consumición- se mantenía incólume. La profundidad de las huellas que el habiws mítico puede dejar en el lenguaje cotidiano resulta a menudo sorprendente. En 1983 se realiza en la periferia de la ciudad de León, en el estado mexicano de Guanajuato, una encuesta sociológica
se suele entrar en casa alguna vez, de buelo por la ventana, otras veces por los resquicios de las puertas"_+s El doctor Francisco Núñez subrava también esta peculiar cualidad: "ay cierto genero ele mugeres malignas, q~1e se dizen
Francisco Je QucYedo, El Buscón, cJición de Carlos Vaíllo, texto establecido por F. Lázaro Carreter, lhrcdon,1, Bruguera, 1980, libro primero, capitulo 11, p. 15. La nm·ela, cuyo título completo es l li,toria Je lc1 ,·iJ.i Je/ Buscón, /l,11na,lu Don Pablos, ejempl,,
42
Je 1c1¿¡c1munJus y espeju J¿ cc1,c1hus, fue publicada en Zaragoza en 1626, aún cuando su rcd.icción habría tenido lugar antes de 161 O. -1- 3 Citado po:- !v1ard Gebbertó, L.1 ¡xdL1bn.1 lld fHt.:Jii.:dilv1. Cu11ut2n1~rmw _y-supct:-.tú...i.511 en C1wluñc1 (si!:1/us XVII-XVIII), Llc:icla, 1Vlilenio, 2005, p. l 50: "c¡uicn pic11sc que mujeres transformadas en gatas u otros animales, salen por las noches a succionar la sangre de lus niñus, una transfonnaciún c¡ue por su naturaleza sólo resulta posible para Dios, no cree sino insensateces" (la traducción del latÍn es mía). ++ Juan BL\zc¡uez Miguel, Eros y T,Í11c1Ia5, pp. 87-88. --1-; Esteban de Terreros y Pando, Dicdunario castellano con las roces Je ciencias J artes Madrid, Arco Libros, J 987, tomo l, voz "Chupado ele brujas".
bruxas ( ... )y no es fabuloso( ... ) auer entrado en casas muy cerradas". 49 Entre las acusaciones que el Santo Oficio de Galícia recoge contra Inés Vermúdez, se incluye la de entrar por ventanas cerradas para maleHciar a 6
René Jiménez Ornelas, "Marginalidad y mortalidad infantil", Rerisw ,1/exicana de Svciulo!:1Íc1, 50:4(1988),pp. 171-172, 179-182. '
Citado por Martí Gelabertó, La pulubra del pr¿c/ic<.1J,n, p. 149: "si cree que dichas mujere_s pueden entrar en las casas estando las puertas cerradas, y prender y matar a las criaturas, que algunas veces son lastimadas por los propios padres y madres, lo que resulta falso y héretico". +?
+S
1
81/194
F] orenc10 . Idoate, La Brujería en Nuvurra )' sus Documcnws,
p. 307. "Franc1sco . N unez, Libro incitulc1J0 Je/ pc1rto humw1u, f. 159v.
E:::,,tuJios de caso. Ocinonologí.1 cristiana
y cultura folklórica en el mundo ibérico
°
sus enemigos. 5 Concluyente resulta al respecto el testimonio ele los pa· elres ele un niño muerto en la localidad ele El Casar, provincia de Toledo, a comienzos de la década de 1590: tras encender la lumbre, hallaron al niño arrimado a la pared, "quebrados los brazos y por los riñones, ton;:idos los rostros, v arrancadas sus vergüenzas"; y se entenclio que las brujas lo habían
dor guipuzcoano Lope Martínez de lsasti afirmaba: "a otras [personas] les aparecen ele noche gatos grandes, conejos y liebres y ratones con mucho ruido". 55 En el primer 1lfo11vrial de Salazar y Frías, fechado el 31 de marzo de 1612, leemos: "alguna dize que solía yr \·olando en figura de mosca, y otra, que en figura de cuerbo". 56 La Relación del A uw, de 16 l 1 , provee una variedad aún mayor: "y poniéndolos a tocios [el demonio] en distintas
mataclo,~'por(llle ningunc1 persona humana, si no era bruja, le podía parar ele aquella manera", estando la puerta del aposento cerrada.'' En el punto 29 del tercer 11fc111vriul ele Alonso ele Salazar y Frías, redactado en octubre ele ¡ 61 3 , el sacraz inquisidor manifiesta su incredulidad respecto ele los hechos b
figuras de perros, gatos, puercos y cabras, y a Graciana de Barrenechea ( que era reina del aquelarre) en figura de yegua, se fueron a la casa de Maria de Yruteguía". 57 Gracias a los papeles de la lnc1uisicion de Galicia
atribuidos a las brujas, entre los c¡ue cita "salir una mujer por donde no cabe una mosca"_ 52 ·rambién las brujas aragonesas de Fago, juzgadas entre
conservamos un testimonio sorprendente; a principios del siglo XVII, Alonso de Toro, vecino de Santa Olalla, en Orense, viendo pasar una nube
1657 y 1658, salían ele sus casas por los agujeros de las puertas cuando se
de mosquitos comento: "aquellas son brujas que van a· destruir el pan de la montaña". 58 Un Yiajero, que hacia 1746 acerto a pasar por el cortijo en c¡ue vivía Gabriel Díaz, alías Leorro, Yecino de Alboloduy (Almería),
53
dirigían al sabbat en los llanos ele Burdeos. Otro trazo distintivo de la bruja española, intrínsicamente relacionado con la característica anterior, es su infinita capacidad de metamorfosis, el
se ocultó tras unos matorrales al oír ruidos extraños que procedían de la vi\·ienda; al cabo de un rato la puerta se abrio y vio salir a una zorra y a
ilimitado alcance ele sus cualidades proteicas. En los testimonios abundan las clásicas transformaciones en gato y en ave nocturna. En 1645 se procedio en Madrid contra cuatro mujeres acusadas ele la muerte ele un niño: antes de acostarse, cerradas ya las puertas y ventanas, b madre del pe(¡ueño había oído revolotear cerca de su ventana algo que parecía ser un pájaro grande, "a modo de lechuza". A mediados del siglo XV!II, la Parn
un perro. Cuando al día siguiente comento el episodio con la esposa ele Díaz, ésta le confirmó que la zorra que había visto era una hechicera ele los alrededores, llamada Marisperga, y que el perro era su marido. 59 En un proceso que la inquisicion toledana llevo adelante en 1780, los brujos involucrados podían conYertirse en oso, cántaro o escoba. 60
de Toledo era tratada con respeto y cautela por sus vecinos, porque tenía fama ele convertirse en pajarruco; refiriéndose a ella, decían: "¡cuidado
"Sintio encima de si muy gran peso"
con un aletazo!". 54 En rigor ele verdad, parecía no existir forma animal que las brujas españolas no pudieran adoptar con solo desearlo. En su
bruja española temprano-moderna.Aquí y allí emergen, sin embargo, otras
ReltJciÓn acerca de las malijiws de Cantabria (1618), 50
Hasta aquí hemos señaL1do algunos trazos ampli-1menle difundidos ele la
el presbítero e historia-
características extremadamente originales, cuya rareza intrínseca, irremediablemente alejada del estereotipo construido por la alta cultura teologal,
Carmel o Lisón Tolosana, Las brnjc1s en la hisroria de España, Madrid, Ediciones Temas
resuena como un ineludible llamado ele atencion. El carácter exotico ele los
de Hoy, 1992, p. 303. >1 Sebastián Cirac Estopiñán, Los procesos
55
Julio Caro Baraja, Brujería vasca, San Sebastián, T xertoa, 1985, p. 258.
Nuevc1 (Tribunales de Tuledo J Cuencc1), Madrid, CSIC, 1942, p. 189.
56
Florencia Idoate, La BrujerÍd en Nm't1rra )' sus Doi.-umcnws, p. 403.
"Citado por Manuel Fernán
57
J,z l1t:chiccrías en la l114uisiciÓn Je C.ütilt1 la
XVe-XVIIIe siecles, p. 283.
s+ Sebastián Cirac Estopiñ.'m, Los procesos de hechicerías en la ln'{ui,ición de Casrillci la Nueve,, pp. 194-195.
82/194
Citado por Manuel Fernández Nieto (ed.), Proceso a la brujería, p. 45. 58 Carmelo LísónTolosana, Las brujas en la hisroria de Esp,11,c1, p. 302. 59 Juan Blázquez Miguel, "Breve bosquejo de la hechicería almeriense en el siglo XVlll", Bolecín del fnstitutv de Eswdi0s. 1/me,iensó, S (1985), pp. 51-58. 60 Scbastián Cirac Estopiñán, Los procesos de hechicerías en la lrn¡uisición de Casrilla la Nueva,p. !95.
Estudios de caso. Dcmonulogíc1 l.:ristiana
y culturc1
fulklúrica en
el mundo ibérico
de la localidad una bruja "les quita el habla y atormenta estando en la cama (.,. ), y dos mancebos osados por averiguar lo c¡ue eran se pusieron en la cama de la moza a la que atormenta ban, con sus \·estidos y sus dagas en las manos, y est,wdo alerta cuando llegaría la mala vision, cuando se les echo sobre la cama, pensando herirle con la daga, se hirio el uno de ellos
comportam ientos brujeriles que describire mos a continuaci ón, constituye n indicios que nos punen en lJ pisl,l de las irreductib les peculiarid ades de la bruja ihérica, impulsánd onos por una YÍa en h cual morfologí a e historia 61 deberán unir sus esfuerzos de manera in-emedia ble. Una primera circunstan cia curiosa es la metodolog ía que la bnya emplea -siempre en su carácter de acosadora nocturna- cada vez que, apartándo se ele su \·ocación infanticida, decide atacar a personas adultas. Los teslimonio s
6 asimismo en el muslo". 'Todavía en 1801 hallamos testimonio s similares en la document ación del Santo Oficio toledano: Josefa Galeote aseguró a una doncella que era bruja, y c¡ue en las noches de los viernes se echaba sobre un enfermo, a c¡uien hacía sufrir terriblem ente hasta las tres de la
de los durmiente s coinciden en señalar que, en determina do momento , sienten sobre sí un horrible peso que los oprime, que los ahoga, que los paraliza. Juan de Blecua, testigo en el proceso c1ue en 1534 se le sigue a Dominga Ferrer"La Coja", vecina de Pozán de Vero (Aragón), sostuvo que "una noche, stando ( ... ) en su lecho durmiend o, sin ti o encima ele sí muy
mañana. 66 Otra de las armas de las brujas españolas era la capacidad de generar un im·encible estado de sopor en los habitantes de las casas en las cuales ingresaban . Esta irrefrenab le somnolen cia resultaba de enorme utilidad para sus correrías infanticidas. Durante los procesos conquense s de 1519, el tejedor Sancho de Molina manifestó c1ue una década atrás tuvo que
gran peso, y que recordo cid sueño, y que se trobo encima de si a la dicha 62 Domenica presa, y que tenia las manos a la gola, y que lo ahogaba". ]Vlás anguslic1nte resulta aún el relato de Pedro Gil, en el marco del juicio por brujería c¡ue se le siguió a la aragonesa Susana Dalmau en 1591: "una noche, estando este deposantc en la cama durmiend o, sintio un bulto como de persona ern;:ima del, y c¡ueriendo se levantar, hazía fuer,;:a y no podia. Y
abandonar el telar a raíz del sueño c¡ue lo liabía embargad o de manera repentina; también su mujer manifestó que le había entrado un súbito deseo de dormir, por lo que ambos se fueron a acostar junto con su pequeña de tres meses: a las dos de la mañana la mujer despertó sobresalta da y halló 67 a la niña muerta. En 1538, la Suprema advertía al inc¡uisiclor Valdeolivas
clespues se levanto, y sintio el pesso encima las piernas, y este cleposante 63 tiro un puí'íJ,;:o, y se dio en la pierna a si mismo". El asalto nocturno de la bruja adquiría en ocasiones connotaci ones sexuales explícitas. Así, en el marco de la psicosis brujeril desatada en Cuenca en l 519, Pedro ele Villar de Olalla, clérigo que vivía en la calle de San Pedro, elijo que estando una noche durmiend o en su aposento, sintió una gran pesadumb re que
que el sueño "que se dice que echan las brujas cuando salen" se tenía por 68 algo muy engañoso. En junio ele 1595, Johana de Baraibar, de 12 años de edad, declara en Pamplona c¡ue las brujas la azotaban salvajeme nte durante las noches, y aunque llamaba a los gritos a su abuda, c¡ue dormía a su lado, 69 nunca lograba despertarl a antes del amanecer. La inducción de un sueño
lo acongojab a y notó como alguien le apretaba con las manos y le besaba; el testigo saltó entonces de b cama, y al trasluz de la luna vio tres bultos 64 de mujeres que corrían. Lope Martínez de Isasti reproduce testimonio s obtenidos en el País Vasco a comienzo s del siglo XVII: a muchas personas
profundo podía también facilitar la salida de la bruja de su propia casa. En abril de 1591, el procurado r fiscal del arzobispo de Zaragoza acusó a Catalina García, apodada La Dalmava: "entre otros hechizos y bruxerias que ha acostumb rado hazer ha sido hechar sueño a personas / en especial a las c¡ue con ella dormían en la cama para que adormecid as las tales ella
Sobre la relación ~ntre morfología e historia véase Carlo Ginzburg, "Spie, Radici di u11 paradigma indiziario", en t\ldo Gargani (ed.), Crisi Je/la Ru¡Jiun.:, Turín, Einaudi, 1979, pp. 59- 106 ( edidim en castellano: "[ndicios. Raíces de un paradigma
61
Citado por Julio Caro Baroja, Brujería vasca, p. 258, Sebastián Cirac Estopiñán, Los procesos de hechicerías en la Inquisición Je Cascilla la Nuel'a, p. 195. 67 Heliodoro Cordente Martínez, Brujería y hechicería en el obispado de Cuenca, p. 3465
66
Gedisa, 1989, pp, 138-175). Citado por María Tausiet, fuIJLoña en los ojos, p. 348. 63 !bid,, p, 353, 6 de Cuenca, p. 32. + Heliodoro Conlente Martínez, Brujería y hechicería en el obispado
62
168
" lñaki Reguera, La Inquisición española en el País Vasco, p. 205. Florencio ldoate, La Brujería en Narnrra y sus DocumeuLos, p. 363,
69
83/194
"' Ji
E::illlllio:)
se pudiesse lle\·,mtar". 70 Las ordenanzas sinodales del arzobispado de Tarraguna, promulgalL1s durante las primeras décadas del siglo XVII, también
a Tor de Laguna a beberse tres tinajas de vino en una bodega. Una noche, María y Ana se untaron los muslos y las axilas, y al insldnte se hallarn11 en
alertan a la población sobre esta particular estrategia de los maleflchs, bruxos, echicers y echiceros locales: "unas l'eaadas infundint son en las mares arrebaten
la misma bodega con los otros. Otras noches iban a Peñarredonda, y al llegar orinab,rn y luego bailaban al sun de unos tamborcillos. 7 ' Gracias a un proceso aragonés de 1572, llega hasL1 nosotros el diálogo (¡ue mantuvieron
deis seus mareixos pits las criaturas". 71
una madre y su hija en la taberna local.¿ Por l}Ué no hay brujas ahora?, se preguntaba la más joven. La madre responde: aquella no era temporada de brujas porque había poco vino en las bodegas; sólo cuando éstas están llenas "las broxas de las cubas ahogan las criaturas". 76
"Se emborrachaban en las bodegas donde entraban" Poco a poco emergen trazos peculiarísimos, que revelan el carácter extremadamente arcaico del complejo mítico que estamos describiendo. Muchas brujas manifestaban que no podían controlar la pulsión que las
Son muchos los testimonios en los cuales las brujas aparecen realizando
obligaba a salir por las noches a matar recién nacidos. Su nefasta actividad era vista como parte de un destino del que no podían escapar. En Cuen-
conductas, en apariencia, muy extrañas. En el marco de los procesos incoados en 1611 por el ayuntamiento de Fuenterrabía (Guipúzcoa), la niña
ca, en 1519, Agueda de Beamud le dijo a un criado del racionero Diego Alonso de Cañete, que las brujas"venían de linaje y no podían evitarlo" 72
Isabel García afirmó que las monedas ele oro que las brujas le entregaban se transformaban al día siguiente en trozos de carbón_77 En un proceso navarro de 1576, el niño Beltrán Barberarena narró a los rn.1gistrados bs
En 1590, Catalina Mateo contó a los inquisidores toledanos que, aunque intentó resistirse, no pudo evitar finalmente que las otras brujas la iniciaran
actividades que los brujos realizaban en el sabbat al que lo llevaba su abuela: "y en acabando de darn;:ar fueron este testigo y todos los sobredichos al río de dicho lugar de Anocibar y estuvieron un rato allí, ]abando unos paños
en el oficio: "serlo habeis, aunque no querais", le dijeron. 73 Algunos testimonios revelan que las brujas peninsulares sentían particular afición por el vino; por ello, durante sus correrías nocturnas no
y haziencloles son con el dicho tambor". 78 En 1527, Agueda de Luna, de 15 años de edad, vecina de Hinojosa (Guadabjara), refirió a una amiga
dejaban de visitar las cavas y bodegas de las casas en las que penetraban. Juana la Izquierda, otra de las acusadas en el proceso toledano de 1590, declaró que en el invierno, a la vuelta de Navidad, y porque las noches eran más largas, andaban más que en verano y se emborrachaban en las bodegas donde entraban. 7+ En 1644, los vecinos de Miraílores de la Sierra acusaron ante el mismo tribunal a María Manzanares y a su amiga Ana de
que la noche anterior, transformada en gato gracias a un ungüento, había penetrado por la chimenea de su casa, y se había dedicado a esparcir las cenizas de la lumbre, a cambiar de sitio las escudillas y a revolver todo cuando había en la cocina; 79 Aguecla refirió también que cada vez que utilizaba aquel preparado su cuerpo permanecía muerto en el lugar, pero j
Nieva, de 60 y 74 años respectivamente. Esta última declaró que, luego de una prolongada danza con muchas otras brujas, marcharon velozmente
75
/bid., p. 194.
76
Citado por María Tausiet, "Witchcraft as Mc:tapl,or", pp. 188 y 195. La autora interpreta el dicho como expresión metafórica de la muerte por asfixia, que las propi:is madres les provocaLan a sus liijos cuanJo se acost.1Lan co11 ellos estanJo ebrias. Creo que en el mJrco Jd complejo de la Lruja ibérica la expresión tarnLién adrnile la interpretación que estoy proponiendo.
María T,rnsiet, Un prucesu Ja brujcrÍu ubicrto en 1591 por el Aavbispu de Zur
70
(CSIC), 1988, p. 38. 71 CitJ.Jo por Mar tí GelaLertÓ, L1 p<.1/<1bic1 Jd puJicuJur, p. l 26: "en ocasiones ínfunJen sueño en las madres y arrebatan
77
Julio Caro Baroja, Brujería [~sea, p. 231. Florencio ldoate, La Brujería en Navana .Y ,us Ducumrntos, p. 345. La LJ.slar
Sebastián Cirac Estopiñán, Los procesos de hechicwías en la lw¡uisidÓn de Castilla la
Nuern, p. 190. 7 "
!bid., p. l 90.
84/194
Wítch in the Sixteenth an
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E::itudiu:;; de
CJ.SO.
Deiuunu1ugíJ cristiana y cultura folklórica en
el 111undu ibérico
80 su alnu se transforrn..iba en espíritu y podía trasladarse a cualc¡uier sitio. Aún los brujos de Zugarrarnurdi tenían tiempo libre para llevar adelante chanz;.1s y bromas pesadas; rc:fiere la Relación del Auco c¡ue, en ocasiones, los sectarios aLamlonaLan el aquelarre bajo forma animal con el objeto de asustar a los viajeros nocturnos: "salieron al camino a tres hombres
3. Los alcances geográficos del complejo mítico de la bruja Esta asombrosa conjunción de caracteres se repite solamente en las áreas geográHco-culturales ligadas al espacio ibérico. Por ello, la hallamos profusamente en las Islas Canarias, en Portugal, en Brasil y en Hispano-
( ... ),vecinos de Zugarramurdi ( ... );y haciendo mucho ruido entre unos castaños en las hojas secas ele ellos que estaban ya en el suelo, los espamarun ( ... ) Y refieren otros muchos males _y burlas c1ue hicieron en la dicha forma". Bajo ciertas condiciones, podían repetir tra,·esuras semejantes en
américa. Francisco Fajardo Spinola halló gran cantidad de casos ele niños chupados por las brujas en los archivos ele la lm¡uisición canaria: dieciséis en el siglo XVI, dieciséis en el siglo XVII, ocho en el siglo XVIII. En pleno siglo XIX se velaba por las noches a los recién nacidos hasta su bautismo, y
el interior de las casas: "el demonio en el aquelarre les decía las personas
se mantenía prendida la luz por temor a las brujas.'+ En 1624, Sebastiana Enríquez, de Lanzarote, declaró ante el \·isitador del Santo Oficio que un
c1ue no acostumbraban a echar la bendición a la mesa cuando comían y cenaban, y 110 daban las gracias a Dios después de comer, para que fuesen a sus casas ( ... ); y echando sueño a las person-is que estaban en la casa, danzaban _y baílabun en ella, ,¡uebrnbun plutos, y hacían otros daños y males
perro y un gato habían entrado por un orificio mientras dormía y se habían arrojado sobre ella.» La visita a las caYas también era parte de las fechorías
semejantes". 81
nocturnas de las brujas isleñas. 86
Las oraciones podían funcionar, en étecto, como un efectiYo mecanis1, 'o protector contra los .1tac¡ues nocturnos ele las brujas. Pero no era el úwcu c¡ue existía. Los remedios aconsejados por el Doctor Núñez resultan en extremo sugestivos, corno rápidamente descubre el especialista en el
En Portugal, brujería, Yarnpirismo e infanticidio también se hallaban inextricablemente relacionados en la temprana modernidad. Como quiere
folklore y la mitología compar:idas: "desparzir adonde estJ.. el niño mucha ruda, y ( ... ) majar muchos ajos adonde estuuiere el niüo, o ponerlos en el cuello". 82 La ausencia ele luces encendidas facilitaban las depredaciones
al acostar a los nfüos, las madres recitaban conjuros específicos para evitar que "as bruxas chuxússc111 as crianras". 88 Era creencia muy difundida que
Francisco Bethencourt, "quando se trata de maleficios a crianras, aplicase o 87 termo 'embruxar' e designase o presumfrel agente por bruxa". Todas las noches,
89 "nwitas críanras morriam porque as bru.rns as chupavam a tra1'és das nádegas".
noctunus de las maléficas. Durante la psicosis de 1519, toda Cuenca se iba a dormir con los candiles encendidos por temor a Lis brujas o x01guinus;
Cuando las bruxas portuguesas atacaban a los adultos, se lanzaban sobre los durmientes, aplastándolos e inmovilizándolos bajo su peso, tal como
Juana, mujer de Pascual Collado, declaró a los inquisidores que algunas mujeres no osaban acostarse "hasta ciadas las doce o cantando el gallo de
'" Francisco Fajardo Spinola, "De, ,·ols et asse1nl>l.'.:és Jes sorciere,
miedo a las xorguinas". 83
p. 304.
85
lbiJ.,
86
/bid., p. 309.
87
Francisco Bethc:ncuurt, O imuginá1 lo Jr.1 mJ.¿jid. Fciti.:cir<1s, su.luJaJvrcs e ni9rumt1nics
no século XVI, Lisboa, Projccto Universidade Abcrta, 1987, p. 32: "cuando ,é trata
de maleficios a niños ,e aplica el término emLrujar, y al presumible agente se lo designa como bruja." 88 José Pedro Paiva, Práticas e creI1rus mt19iu1s. O medo e a necessídade dos 1wiyicos na diocese de Coimbrú (1650-1740), Coimbra, Linaria Minerva, 1992, p. 125: "las brujas
80
Helio
chupasen a los niños". 89
85/194
/bid., p. 264: "muchos niños morían porque las brujas los d1upaLan por las nalgas." 1 73
Esru
el
muw..lo íl>érico
y Interroga da por su amo, la mujer reconoci ó su afición a las pociones , reveló las virtudes soporÍfcr as de algunas de las hierbas (1ue manipula ba. : Pero el capitán rápidame nte orientó el interroga torio en otra dirección haces te que y bruxa hecha andas "¿Cómo dicen todas las negras de casa c¡ue el tigre y gato y botija y otras cosas 1". Guiomar niega los cargos, y atribuye amiga poder ele metamor fosis a otros dos esclaYos, el cojo Bartolom é y su
se
90
•
En territorio lusitano las habitacio nes cerradas
e tampoco podían detener a las bruxas: "saíam por qualquer buraco da coso 91 En 1760, Catarina Dias se autoadju dicó b muerte ele 300 niños pelo ar". se ante los ifü1uisiclores ele Lisboa; durante sus s,ilidas nocturnct s, también 92 pueden trazos k1bb dedicado a derrama r el vino de las cavas. Los mbmos hallarse en los testimon ios pron:nie ntes de Brasil. En 1742 compcin:ce ante
Catalina. Ambos solían entrar en trance luego ele colocar la cabeza entre la las piernas; cuando ello sucedía, sus :ilm;is abandona ban el cuerpo bajo Polo Diego forma de un tigre o de un perro. Ante semejant e confesión exclama: "¡comu brn.rns era aquesto, y desa manera algunos muchach os a\TÍan
el tribunal inquisito rial ele Lisboa, provenie nte de Minas Gerais, la esclava Luiza da Sih-a Soares; en la colonia, tras haber sido fernzmcn le torturada por sus amos, había admitido su responsa bilidad en el asesinato de un niño, en cuyo cL1c1rto había penetrad o en forma de m,1riposa, por la ranur
lo muerto, y tu tambien, que tu me dei,iste de matar los nyños que nacieron en 95 Resulta morir!". pudieron me cosa, porque c¡uatro muchach os ¡cómo se particula rmente sugesliYo c¡ue el español sea quie11 introduzc a el término si "bruxa" en el-tenso diálogo que mantiene con su sirvienta . En efecto, las con dos relaciona tópicos a remitir en un principio el episodio paree/a
9 una venl
creencias ancestral es ele los escla\·os transterr ados, los condicio nantes culturale s dispararo n en el amo asociacio nes diferente s. Para un español de mediado s del siglo XVI solament e existía un término capaz de expresar io la conjunci ón entre metamor fosis animal, opresión nocturna e infanticid Bartolocojo del confesión la a epidémic o: bruxa. Pero habrá c1ue esperar mé, el otro sospecho so principal , para que el complejo de la bruja ibérica emerja en todo su esplendo r. A diferenci a de Guiomar , el testimon io de Bartolom é no sólo incluye leyendas africanas sino también muchos com-
Los esclaYos eran propieda d del c.ipitán Diego Polo, a cuyos oídos llegaron las persisten tes quejas c¡ue los negros lanzaban contra Guiomar , una de sus compañe ras de cautiveri o. Según el relato de los demmcia nles, Guiurnc1r molest.ib a por las noches a los durmien tes aplastánd olos con el peso de _9+ su cuerpo, "entume ciendo los con hierbas y haciéndo les perder el seso" ella Francisco Bethenco urt, O ima&inJrio J.., 11w&ia, p. 124: "una cosa se lanzó sobre hombre un fuera si como sentía la no 1uíenlras y:icía con su marido en la cama, y que sino como si se tratara de estopa" 91 ]bid., p. 166: "salían por cuak¡uier agujero de la casa y por el aire" (las tr.iduccion es
ponentes derivado s de la mitologí a hispánica : "quando él quiere se vuelve tigre y todo lo que quiere, que en este mundo es del Demony o, que por esto se hace tigre y que tiene anyma ele culebra ( ... ) y se va hecho bruxo por el ayre, y se haze culebra y lo c¡ue quiere, y hecho ayre emra por las !'emanas para de las casas y donde ay nyños les chupa la sangre que tienen y se la beue
90
del portugués son mías). ien Laura
92
96 biuir mucho ... J luego se mueren los niños a quienes chupa la sangre". Resulta evidente que una esclava joven como Guiomar , no había logrado internali el hecho había lo que con dad profundi la con zar aún el complejo ibérico anciano Bartolom é, residente en Cartagen a desde 1545. Cabe pregunta rse, entonces , cuáles fueron los canales por las cuales la mitologí a de la brujo
pupulur
pupulor en en castell.1110: El diablo en la tierra Je Santa Cruz. Hccl,ú.e1 lc1 y rcli&ivsiJc1J Alianza, Madrid, Martínez, Rodríguez Teresa de e,pañob Yersión el Brc1sil wloniul,
1993, pp. 319-320). GmLuz Ceballos Górnez, ffechicería~ brujería, e f11lJUÜii.,-iÚn en el Nun'u Reino Je 125. p. 1994, NacionJ.l, ad Universid nada. Un duelo Je in,c19iuwios, Bogotá, Editorial
9
95
+ Diana
174
96
86/194
/bid., p. 127. La bastardilla es mía. /bid., p. 133. La bastardilla es mía. 175
,.
E~tLH.liu~ de c.1s0. D\;'lli011ulugí...t cri.:,ti~u1,1 _\ Lultur..1 t0lkl6rica en
el
inundo ibéríco
llegú hast;i lus esclavos neogrc1ble c1ue la principal vía de difu,ion fueran los coloHizadures oriundos del norte de España. De hecho, el cojo Bartolomé, el único c¡ue ckscribió ele manera espont:Ínea el cornplejo ibérico con todos sus detalles, recordó durante su primera coHfesión que su llegada a la ciudad, veinte años antes, h.ibfa coincidido con el arribo de un nutrido contingente de navarros, guipuzcoanos y vizcaínos,
Mayoritariamente mujeres, 1.is Llc1hu¿fpuchis se especializan exclusinmente en el asesinato de criaturas con menos de diez meses de v·ida, a c¡uienes chupan la sangre hasta proYocarles la muerte. Si se encuentran con puertas cerradas, se transforman en hormigas o pulgas. En el interior de la casa adoptan siempre la forma de un paYo, pues sólo así pueden hipnotizar a los adultos. Luego toman forma humana, pan lle,·ar a c,1bo su rutina ,·arnpírica. La tlahuelpuchi emite también un nho c¡ue induce un profundo estado
liderados por el licencí-ido Migud Díaz de Armendáriz. 97 /vluchos de los timbres distinti,·os de la bruja ibérica persisten en f-lispcrnoamérica durante los siglos XIX y XX. En la década de 1890, b antropóloga Matilda Coxe Stevenson recoge entre los Zuñí de New Mexico la siguieHte confesión de boca de un joven brujo: "J can assume rhe form of a
de sopor en sus víctimas. El ajo y la cebolla son considerados los Únicos remedios eficaces contra esta depredadora nocturna. Tambi.:Cn las cruces confeccionadas con alfileres o los objetos ele hierro contribuyen a proteger a los niños ele sus atac¡ues. Si una persona nace con estos poderes, no tiene forma de erradicarlos: "las rlc1/wdpuchis nacen con una rnaldic:ion c1ue ni Dios ni el diablo pueden borrar". 101 Las sernejanz:1s enlre la 1h,huclpud1i y la brnja ibérica son tales que resulta imposible no adjudicar la mayoría de sus rasgos a la influencia esp-iñob. De hecho, Nutini y Roberts no hallan
<1nJ poss throu¿¡h the smollest hale to entera hollSe (. . .). 1 hm·e killed rwú infanrs, three girls ond nvo boys". 91 Un estudio de comienzos del siglo XX úl!
detecta en Chile la siguiente creencia: los brillantes y monedas obtenidos en la salamanca devienen huesos, guijarros y bolitas de estiércol a la luz del día. 99 En los relatos orales que los folkloristas recopilan en el Noroeste argentino persiste aún la creencia en las brujas que salen los viernes por la noche a recorrer el vecindario cmwertidas en aves misteriosas; durante sus andanzas pueden penetrar por cualquier rendija en la intimidad de las
"'t
ninguna figura dd panteón mítico pre-hispfoico que corresponda plenamente con un a.gente maléfico tan altamente especializado. Al igu.11 que los restantes person.1jes c¡ue hasta hace unas década, complet-iLan la galería de agentes sobrenaturales antropomórficos en la Tlaxcab rur,il, b tf,,lwelpuchi fue producto de un proceso sincrético que se profundizó cuando los francisc.inos comenzaron a perder el control de las áreas rurales !lm·ohisp.Ínicas entre finales del siglo XVI y comienzos del siglo XVII. La carta que el visitador de la parroquia San Diego Tlalocan dirige al obispo ele Puebla en 165 3 demuestra que, para mediados del siglo XVII, los principales entes
habitJciones mejor cerradas. 100 Pero la prueba más contundente de la persistencia del complejo mítico de la brujt1 ibérica en la Hispanoamérica contemporánea, la proporciona el estudio de campo realizado por Hugo Nutini y John Roberts en el estado mexicano deTlaxcala. Ambos antropólogos detectan en las áreas rurales la extendida creencia en un extraño personaje sobrenatural, la tfo!welpuchi. 97
.
' '
sobrenaturales tlaxcaltecas -entre ellos, la 1/ahuelpuchi- ya estaban plenamente conformados, con apenas algun:is pequeñ.1s difertnci,1s ortogr.íficas
/bid.' p. 151 .
respecto de los nombres contemporáneos. 102 En este contexto, Nutiní y Roberts sostienen que la compulsión por el \·ampirismo infanticida debe considerarse, definitivamente, UH traw ele origen europeo. llll Resulta obvio
/\!are Simmons, IVitcl1LrúJi in che Soutl11resc: Spanish and lndian Supcrnc1twolism on ihe Ríu Gronde, Lincoln, University of Nebraska Press, 1980 (1974 ), p. 1 18: "puedo asumir la forma de un gato e ingresar en una casa a través del agujero más pequeño ( ... ). He matado a dos recién nacidos, a tres niñas y a dos niños" (la traducción del
98
señalar que los evangelizadores españoles recurrieron a figuras míticas de su propio aceno cultural cuando debieron dar cuenta de algunos agentes
inglés es mía). 99 Julio Vicuña Cifuentes, 1llitos y supersticiones. Rc,·u/)idus de la uadici..Ín oral chilena, Santiago de Chile, Imprenta Universitaria, 1915, pp. 9 y 11 IO\> Adolfo Columbres, Seres solnenawwlcs Je lu cultuf
'º'
Hugo G. Nutiní an
Swdy ofAmhwpomurphic Supernawralism in Ru1Jl Tlcu,·alc1, Tucson, The University uf
Arizona Press, 1993, pp. 54-76. 'º' !bid., p. 97. )Ol /bid., p. 114.
87/194
1 77
J
Estudius de cJso. Dén1u110lugí.1 LTÍ::.ti.u1.1 y udturJ t~)lklúric.1 en d
llHHHiu
ib.'.:rico
sustancialmente más antiguo. ' 07 Sin embargo, las grandes semejanzas
sobrenaturales pre-liisp:rnicos (sin ser del tocio conscientes, claro, de la exn·emacla originaliclacl que dichos estereotipos ibéricos ténÍan respecto
morfológicas que existen entre ambas figuras no nos permiten descartar
de otros com¡;lcjos folklóricos europeos). Cuando en la segunda mitad
la posibilidad de que el complejo ibérico ttn-iera una influencia clecisi\·a
del siulo XVI Frav l3ernanlino de S<1hc1gún debió definir las características
en la conHguración final que la creencia local adc¡uirió tras la finalización
esenc:ales del nahua/ -que en el caso específico ele Tlaxcala fue otro de
de la etapa de dominación española.
los agentes sobrenaturales que sobre\"ivieron hasta muy entrado el siglo
Las peculiaridades del folklore filipino también aportan algunos indi-
XX-, recurrió al complejo mítico de la bruja española, adjuclicanclo a la
cios sobre el contenido original del campo semántico del términu bruja.
figtu-a Yernácula el \·ampirisrno infanticida como timbre clistintinl: "el
Una de las criaturas sobrenaturales más temidas por los habitantes del
nahualli propiamente se llama bruxo que de noche espanta a los hombres
archipiélago es el oswon9. Se trata de una figura compleja, que se manifiesta
y chupa a los niños". llH La misma glosa, en la pluma de un e\·angelizar
bajo diferentes formas. ,os En una de sus encarnaciones mas extemlicL1, se
prowniente de otra región europea, hubiera adquirido, sin eludas, un
la representa corno un monstruo nocturno que devora las visceras ele sus
contenido diferente. Los ecos del complejo de la bruja ibérica parecen haber alcanzado
con la intención de succionar los fluidos vitales del feto. No caben eludas
t.imbién rc2:iones como Cerdeña y Filipinas, sometidas durante un período
de que el arn'O/lfi filipino es una figura mítica idiosincrásica, independiente
prolongad: a la colonización española. El folklore de la isla mediterránea
del complejo de la bruja ibérica. Sin embargo, resulta en extremo suges-
víctimas. Suele ensañarse con las mujeres embarazadas, a quienes ataca
da cuenta de una peculiar amenaza infanticida: so stírbile. Según la creen-
tivo el término con el cual la etní;i Ilok0 designaba esta m,rnifesL1ci.'rn del
cia Yernácula, la stírbile es una mujer capaz de transformarse en gato o en
monstruo filipino especializada en el asesinato de niños pequeños: buruka,
mosca, metamorfosis que emplea para acercarse a los recién nacidos y
un forma corrompicl<1 del castellano brujo. ' 09 Es probable c¡ue la primitiva
succion.irles la sangre.'º' En las leyendas recogidas por la etnógrafa Dolo-
asociación del término ibérico con el VJ.mpirismo infanticida, facilitara la
res Turchi se aprcci-111 algunos trazos particularmente arcaicos de la figura
utilización de la palabra europea para caracterizar a una figura mitica local
sarda. Por un lado, la suya es una dolorosa condición: no puede remediar
especializada en la succión de fluidus y en el asesinato intrauterino.
1'ampirizar a los neonatos, pues ha sido predestinada a ejercer su maléfico
4. Avatares del Doble: vampiros, hadas, pesadillas y aparecidos
oficio por un nefasto destino imposible de torcer. Por otro lado, mientras el espiritu de la stírbi/2 se desplaza en forma de mosca su cuerpo permanece exánime, inmóvil, de tal forma que la mujer morirá si el insecto no
Muchos de los atributos de la depredadora nocturna descriptos en los
logra reingresar dentro suyo. 106 Resulta poco probable la existencia de
apartados anteriores pueden hallarse en forma aislada en otras regiones
un.i relación de filiación directa entre la stÍrbile y la brujo, pues muchas de
de Europa. Pero el hecho que caracteriza a la bruja española es la con-
l.is característic.is del mito sardo parecen remitir a un fondo de creencias
'º Ya hemos Yisto que muchos
cvsd5 Je Nuc:1'd Es¡.Jt.1ñd, introduc-
también en las brujas infanticidas italianas; véase Christa Tuczay, fau,cri,1110 e 111<19iu ne!
ción ' paleografía ,.:::.,olosario ,,y notas
,lfeJiuevo, pp. 219-220; Domenico J\hmmoli, PruLóSO al/u suegc1 ,lfúlleuccia di Fnwcesco,
/\ladri
pp. 33, 35; Richar
iO½
fray Bern,lnlino de S.1hagúu, J-li.:.t.1.Hid t1enaul Je
]Li:;
,os Máximo Ramos, 'The Asn-ang Syncrasy in Philippine Folklore", Western folklore,
1
1 (1997), pp. 1-3. 106 DoloresTurchi, Lea9enJe e rúcc0nli popularí della SarJe9na, Roma, Newton Comp-
28:4 (1969), pp. 238-248. Véase también Fenelb Cannell, Power and Imimacy in ,he
ton, 1984,pp. 34-36.
109
Christúm Philippines, Cambri
88/194
Maximo Ramos, "The Asw<1n9 Syncrasy in Philippine Folklore", p.241. 1 79
EC!tudiu:; de
Lt'>U.
Dernt,11uluuía cristiJ.n,L \" cultur1 ic,1 en d
"'
.
111UJHlu
ibérico
junción de todos ellos en una Única figura mítica sui 9encris. En síntesis:
Con frecuencia atacaban a las personas en situdciünes explícit.uncnte lí-
la bruja ibérica era un agente maléflco nocturno, especializado en forma casi excluyente en el asesinato de niños recién nacidos. Recurría para ello
minarcs, durante el sueño, en el transcurso de un \·iaje, después del ¡)arto. Personihcaban m,iles espedficos -las pes,lllillas, id, lur1nentas de \·iento,
a laceraciones, mordiscos o mutilaciones, aunque con más frecuencia su
la insanía, la fiebre, la peste, las cefaleas~ y casi siempre alonne11ldb,rn a
accionar inLrnticiela se ,isoc:iaha con el ,·,unpirismo y b succión ele sangre.
los seres humanos en forma directa y cruda; rdr.uncnte jugabdn el rol de
PuseL1 la extraordinari,1 capacidad ele penetrar en aposentos herméticamen~
tentadores morc1les que la traclici011 cristiana asig1u a los malos espíritus.
te cerrados, aprovechándose para ello de los menores resquicios existentes
Retozaban en el desierto y se sentían a gusto en los confines del rnundo
en puertas y muros. Estaha dotada con fabulosos poderes metamórficos,
ordenado. Imaginados por lo general como espíritus etéreos, podían entrar
l
que le permitían adupt
en una casa a tra,és de grietas u orificios, o bien pur dcbajcl de las puertas.
'i
transformarse incluso en objetos inertes. Cuando atacaba a los durmientes
Actuando con nocturnidad y ale\osía, apL1st.1b,1n a lo:; humanus como una
l
adultos se lanzaba sobre ellos, apL1st:rndolos con su peso y pronJcándoles
pared que se desmorona. DeYoraban a sus víctimas y bebían su sangre. Eran criaturas sucias e impuras, que despedían un hedor repugnante.' 11 Rara-
'i
un.i ,rngustíante sensaciún de par:1lisis y ahogo. En ocasiones, sus ataques adquirian características compulsh·as, como sí se tratara de un destino
mente diferenciados con claridad unos de otros, entre ellos se distinguía,
tdgico del cual le result,1k1 imposible escapar. También se le adjudicaban
sin embargo, un grupo específicu dedicado al infanticidio. 111 Larnashtu, por
algunas conductas específicas: beberse el ,·íno almacenado en caYas y
ejemplo, era una virgen estéril que atacaba a las mujeres embarazad,15, a
bodegas, espantar a los paseantes nocturnos, hacer la colada a la ,·era de
las parturientas y a las nodrizas. Expulsada del cielo por su padre, el dios
arroyos y cursos ele agua, apagar b lumbre ele los hogares, orinar en el
Anu, se dedicaba a matar a los pequeños tanto en sus cunas como en el vientre de sus madres. 113 Por ello se la sindicaba como responsable de los
interior ele las casas, desordenar o destrozar los trastos que ktlLba en la
En estos trazos del complejo de la bruja ibérica, y en particular en
abortos espontáneos que iuterrurnpfan Li concepción. Algunos exegetas del mito sugieren que los infanticidius cometidos por Larnashtu no eran intencionales, pues derivaban de una irrefrenable pulsión por asistir a los
aquellos de apariencia más exótica, el especialista en el folklore medite-
recién nacidos: en efecto, la leche que manaba ele sus pechos era un fluido
rráneo y en la rnitología indoeuropea comparada rápidamente descubre los
venenoso c¡ue irremediablemente prorncaba la muerte de los niños a c¡uie-
caracteres básicos de una serie de figuras míticas cLiramente identificables:
nes su frustrada m;iternidad inducía a nutrir y a alimentar.'" Con frecuencia
el demonio infanticida, el aparecido-,,ampíro, el cortejo de las hadas y
111 Jeffrey Burton Russcll,
el espíritu ele la pesadilla, avatares específicos de la arcaica mitología del
1ic1uity, lthaca, Cornell Uni,·ersity Press, l 987 ( 1977), pp. 73 y 92; Norman Cohn,
cocina, y realizar regalos valiosos que, a la luz del día, se transformaban en objetos sin valor.
Thc Dci-il: l'crccptiuns
ef friljion1. lnti,¡uity to l'rimitirc Chris-
Cu,mvs, Chaus c111J tl,cWu,IJ to Come: Thc ,lncimt Ruuts ef.lpoc
Doble.
Yale Llni,·ersity Press, 1993 ( cito por la e
,mrnJu ,·eniJero. Las anti9uas raíces de la je upuc,,lipti,c1, traducción de Bcttina Blanch, Barcelona, Crítica, 1995, p. 69). "' JoAnn Scurlock, "Baby-Snatching Demons, Restless Souls and the Dangers of ChildLirth: l->kdico-Magic
El demonio nocturno infanticida En la Antigua Mesopotamia existían, al margen de las grandes di,·inidacles cósmicas, un sinnúmero de espíritus de la destrucción y del caos.''º 110 Mercedes López Salvá, "Demonios y espíritus en las religiones primiti,·as del Próximo Oriente", en Aurelio Pérez Jimlnez y Gonzalo Cruz Andreotti ( eds. ), Seres
IncetmcJivs. A119eles, Demonius
y
Gt:nivs en el i11unJv A4editerráneo, ivlálaga, Ediciones
Cl.ískas/Ch,1rt
89/194
1
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Estudios de caso. DcrnunologíJ crbtian..1
_Y
..:ultur,1 folkl()ric
el
mundo ibérico 119 formas. No tengo otra misión que b destrucción de lus niños pequeños". En un testamento ético redactado en Venecia en 1544, el rabino Eleazar el Grande ach·ertía a su hijo sobre los peligros representados por Lilith: "nunca dejes a un niño sólo en su cuna, ni de día ni de noche, ni Lunpoco pases la noche solo en tu morada. Pues en tales circunstancias Lilíth se
se la representab.i portamlo cepillos o instrumentos para hiLclv, símbolos 1 del universo doméstico al que amenazaba de manera constante. " Es probable c¡ue los demonios mesopotámicos se encuentren en el origen de las figuras similares que hallamos en otras mitologías del Mediterráneo oriental. 1161al parece haber sido el caso de la Lilíth hebrea. La Biblia
120 El rabino l-Iayyim apodera del hombre o del niño con su fatal abrazo". Vital ( 1542-1620) enseñaba que Lilíth podía tomar la forma de un gato, ele un ganso, o de cualquier otra ave de corral, por lo c1ue aconsejaba que se impidiera el ingreso ele anímales domésticos en las habitaciones en las que
sólo la menciona por su nombre en lsaías 34: 1, donde aparece rodeada de 117 sátiros, hienas y felinos salvajes. Sin embargo, este temible espíritu del desierto estabc1 llamado a convertirse en un personaje central dd folklore judío posterior. Una antigua leyenda protagonizadd por el profeta Elias resume el mortífero accionar de este peculiar agente infanticida. El santo
descansaban las parturientas o los recién nacidos; también sugerfa tapar la nariz de los pequeños que reían durante el sueño, pues ellv podía indicar que el monstruo estaba tratando de atraérselos mediante juegos y muecas 12 siniestras. ' Los judíos marroquíes empledban objetos ele hierro-cuchillas, 112 espadas, tijeras-para neutralizar los ataques del espíritu asesino. El mito
nrón intercepta al maléfico espíritu y lo interpela de la siguiente manera: "1\l.:ilvad.i Lilith, ¿hacía dónde te diriges a la cabeza de tu inmunda hueste?". "Mí señor Elías" -responde el demonio-, "me dirijo hacia la casa de aquella mujer que acabd de dar a luz a un niño, a concederle el sueño de la muerte,
de Lilith como demonio infanticida cvntinuó obsesion,rnclo a las familias tradiciomles hasta muy entrad.i la edad cvntempor,Ínea. De hecho, tod,ní.1 ocup<1ba un lugar destacado en los exorcismos que las cumunidJdes hebreas 123 instaladas en Medio Oriente practicaban a comienzos del siglo XX.
a quitarle a su recién nacido, a beber su sangre, a succionar la médula de 118 El dominio de Salomón sobre sus huesos hasta dejar su cuerpo vacío". Lilith fue una de las características distintivas de la demonología árabe y judía durante toda la Edad Media. Un manuscrito griego de los primeros siglos de la era cristiana relata el encuentro entre el monarca bíblico y el proteico demonio infanticida: "llegó hasta mí un espíritu con forma de mujer. Entre los hombres me llaman Obizuth, me elijo, y de noche no duermo, pues visito a las parturientas. Si tengo suerte, mato al recién
Entre las muchas variantes griegas del ch.ild-killing demon, caníbal y vampiro, cobran particular importancia las figuras de Lamia, Gello y Morn10. La popularidad del primero de estos demonios fue tan importante que su nombre llegó a sustantivarse, tr,msfvrm.índose en sinónimo ele monstruo nocturno infanticida. Según una de Lis tr.idicioncs más difundidas, Lamia
nacido, pues soy un espíritu feroz con una miríada de nombres y muchas
era hija de los reyes Belo y Libia. Seducido por su virginal pureza, Zeus la convirtió en su amante, provocando los celos üweteraclos de su esposa Hera. La venganza de L1 reina del Olimpo consistió en asesinar de manera sistemática la totalidad de la descendenci.i engendrada por Lamia. Desga-
University of lllinois Press, 2005, pp. 485,505. ; ManfrcJ Lurkcr, T/,c Ruut!eJ1:1c Diaiuna,y uf GuJs anJ GoJJnscS, Dcvils, ,rnJ Dcmolli, Nueva York, Routlcdge, 2004, p. 109; Caro! Rose, Spirits, Fairies, Leprech,rnm~ onJ Gublins:An EncyclupcJid, Nueva York, W. W. Norton, 1996, p. 192. 11
rrada por el dolor, la joven se ocultó en una cueva solilariJ. del desierto de Libia, donde se fue transformando en un ente 1i10nstruoso, especializado
Walter Burkert, Thc OrientuliLin¿J Rcrolutiun: Near Eastcm Injlw:nce on Greek Culwre in che Early Ardwic ,l9e, CambriJge, Harvard University Press, 1991, pp. 82 y ss.; David West, "Gello ancl Lamia: Two Hellenic Daemons of Semitic Origin", U9arit116
119 Michele Klein, A Time ro Be Born: Cuswms and Fvlklv1c ofjcwish Birch, Filadelfia, Jewish Publication Society, 1998, p. 145.
fvrsd,un9, 23 (1991), pp. 361-368. Raphael Patai, The f-!ebrew Coddess, Detroit, Wayne State University Press, 1990
"ºJbiJ.,p.147. '" ]bid., p. 148. '" lbiJ., p. 153.
117
(3rd. ed.), pp. 222-223. 113 M. Gaster, "Two Thousdnd Years of a Charm against the Child-stealing Witch", Folk-Lore, 11 :2 (1900), pp. 149-150. La traducción del inglés es mía.
lll
90/194
Raphael Patai, The f-lebrew GvJJess, p. 240.
E:-,ludio::. dt: 1.:..1.so. Üc1J1011ulugíc1 cristian,1
y udtur,1 fulLlúricJ.
en
el
munJo ibérico
en el asesinato de recién nacidos. 1H Gel lo, por su parte, era una jo\·en de la
aunque no parece tener relación directa con los espíritus semitas y grie-
isla de Lcsbos mue na en plena juventud, sin haber logrado concretar sus
gos, puede considerarse como un peculiar a\·atar del child-kiliin9 demon,
ardientes a11belos de maternidad. Por dicho rnoti\·o, su espíritu vdgc1b.1 por
que transformado en aye rapaz deambula por la noche en busca de recién
las noches con la intención de apoderarse de los niños recién naciclos. 12 '
nacidos a quienes devorar o varnpirizar. ' 30
Al igual (¡ue Lamia, Gello perdió identidad inch·idual para transformarse
El cortejo
en una variedad específica de demonio puericicla. Según una crónica del período bizantino, las i-Jelfoud2s podían penetrar incluso en aquellas casas
Aún cuando las hadas europeas deben formalmente considerarse como
cuyas puertas y vcnl<mas lMbÍan sido CL!Ídddosamente cerradas, con el ob-
una creación literaria de los siglos XII y XIII, h génesis del complejo míti-
jeto de estrangular a los criaturas pequeñas. 126 Mormo es el tercero de los
co que otorga sustento a su figura resulta en extremo problemática. 131 Al
gramlés demonios infanticidas griegos. Se trata de un personaje mítico poco
margen de algunos caracteres formales que las asemejan a los demonios
definido. En un principio parece haber sido, simplemente, una máscara
nocturnos infanticidas del área mediterránea, resulta indudable c¡uc su ori-
del dios 1-lermes, ennegrecida con cenizas para asustar a los niños desobe-
gen se halla en los espíritus sih·estres femeninos que según el pensamiento
dientes. Se trataría, por lo tanto, de un demonio ele las chimeneas, de un
arcaico pululaban por los bosques y espacios sah·ajes del continente. 132 Se
demonio ele la oscuridad. En las fuentes clásicas Monno siempre aparece
trata de las "a9restes jemitll1e, qum s_vlrnticos rncont", a las que Burcardo de
como una figura terrorífica a la (]lle las madres recurren para disciplinar
\Vorms alude en la primera mitad del siglo XJ. 'll Si en ocasiones podían
a sus hijos. Una fuente anónima la describe como una mujer de Corinto
premiar con dones y regalos a quiclléS las trataban con veneración y respeto,
que había de\·orado intencionalmente a sus propios hijos. 117
los espíritus feéricos del folklore estaban lejos de encarnar a las \aporosas
Muchos de estos espíritus malignos tienen su origen en indi\·iduos
e inofensivas figuras del estereotipo \·ictoriano. ii+ Quienes contrariaban o
que fallecen en forma prematura, antes de tiempo: los aoroi de la antigua
maltrataban a estos númenes seh·áticos, aún cuando no tm·ieran intención
l-lélade. 115 Tal era el caso de las personas muertas en plena jtl\"entud, de las doncellas vírgenes, de las mujeres estériles. 129 También la strix latina, L?-1-
130
Pierre Grirn..11, Diu:ivnuria Je miwloffÍd aricf)u )' rvmdnLI, Paidós, Barcelona, 198+
( 1963 ), pp. 303-304. Sobre Lamia I éasc l,:uubién Da, id W<11Lcr Lein\\"eber, "Witchcraft ,rnd La1I1i,1c in 'The Golclcn Ass'", fulk!.m, 105 ( 1994), pp. 77-82. '" Sobre Gcllo I éase Sar,1h lles Johnston, Rcsclcss Dcud: En,0un1crs BCL,rcen ihe Li1·in9 and che D,,c1,l in Ancienc Creece, Berkeley, llniYersity of Californi:t, 1999, pp. 161-199. 116 /bid., p. 166. 127 Diane Purkiss, Ar ihc Bu11um of the Ca,Jm, pp. 27-28. 1 " Sarah lles Johnston, Restlrn Dead, p. 127; Dianc Purkiss, ,-Ir thc B0uum uftl,c Carden, pp. 71 y Tl; Christopher A. Faraone, "TheAg0nisLic Cuntcxt ofEarly Gr<:ek Bimling
Ver Sabino Perea Yébenes, "Las striges: n1ujeres-pdj~1ros, lujuriosas) deYoradoras",
en Sabino Perea Yébenes, El sello de Dios ( 2). Caemuni.is Je la muerte. Nuac estudios sobre magia y creencias popul<.1reS greco-rnwc111<1s, Madrid, Signifer, 2002, pp. 233-270; Alcx
Scobie, "Strigiform \Vitches in Roman and Other Cultures", fübulc1, 19 (1978), pp.
74- 1O1; Anne-Marie Tupet, La Jfayiu Juns la poésie lacine /: Des origines ala fin du ri:9ne c/',lugu,Le, París, Les Belles Lettrcs, 1976, pp. 68-7S, 331-339, 376-39 l. ''' Cfr. Claude Lecouteux, ,lu-,lelc, Ju .llcncilleux. Des cruyc1nccs du Aíuycn .·!ge, París, Presses de l'UniYersité de Paris-Sorbonne, 1995, p. 162. 132
Cfr. Laurcnce Harf-Lancner, Lesflcs uu .lluJcn. igc. Jlurjt.llw er ,llé!usinc. La n. .ússdnet: des
Spells", in Christopher Faraonc ami Dirk Obbink (eds.), ,líu9iku f-Iiera:.ln,icnl Creek
fées, París, Honoré Champion, 1984, p. 2+; Claude Lecouteux, ;!u-Je/a e/u 11fen·eilleux,
,llc1gic and Rdigivn, Nueva York, Oxford llni1·ersity Press, 1997 ( 1991 ), pp. 3, 17, 22;
p. 165; Diane Purkiss, At the Bouom
J. H. M. Strubbe, "Curscd be he that mm·es my bones", en /bid., p. 43.
lll
119 El tópico se mantul'o l'igcnte durante siglos en el folklore europeo; véase al respecto L'upcho S. Risteski, "Categories of the '[yj] Dead' in Macedonian Folk Religion",
12 y 51.
tes, a las que llaman seh·áticas" (la traducción del latín es mía); al respecto Yéase Laurence Harf-Lancner, Le monde eles Jées dans /'Occi
en Gábor Klaniczay y Eva Pócs (eds.), Christicm Demono/08.Y and Populur M_ytholu9_y,
2003, p. 1+.
Budapest, Central European University Press, 2006, pp. 207-210.
1 H
18.¡
of the Carden, pp.
Burchardo ele Worms, Decretum, XIX, 5, en Migne, PL 140,971: ''mujeres agres-
91/194
Dianc Purkiss, At the Boccom
of che Carden, pp. 220 y ss.
Estudiu.-, de caso. Dc1nu11ulugí..1 cri::,tí,ui,t
y cultur,1
folklórica en
d mundo ihérico
del bautismo. i+i Los objetos de hierro, y uno o dos candiles encendidos, eran uniYersalment e considerados como los remedios más efectiYos contra 112 las hadas que sustraían a los pequeños de sus cunas. Las procesiones nocturnas, a menudo bajo la guía dé ,ilgu11c1 arcaica divinidad femenina, eran otra de las características sobresalientes de las
1 de molestarlos, rccihLm terribles castigos. E En dichas circunstancias , las 6 hadas ponían de manifiesto una conducta feroz y arbitraria_, i Tamhien 1x1,lí,m clesanulLir hábitos Yampíricos. Algunas hadas celtas manifestaban una particular predilección por los fluidos humanos. En la Isla de Man se creía que succionaban la sangre ele los durmientes que no habían tenido la
· aarestes.fiemrnae.
1 37
precaución de dejar prepar,1dus recipientes con agua para agasajarlas. En el fulklure escocés, la Baobhcm Sirh era un hada de extremacl;i belieza c1ue 135 bcbí;i b sangre de los hombres c¡ue aceptaban mantener coito con ella.
1+3
. . era su ecosistema . sa lvaJe Aunque e 1 espac10 natura l, en
ocasiones visitaban el mundo de los humanos, penetrando subrepticiame nte en los hogares y viviendas. En las primeras décadas del siglo Xlll, Guillaume el' Auvergne confirmaba en De unirerso creuwrorum haLer oído hablar de
En las MiJlunJs ingles<1s, las k1d,1s eran espíritus menos feroces que los que pol>bban los espacios celtas: podían asustar a los paseantes nocturnos, castigar con pellizcos a las amas de casa descuidadas, robar la comicia de los 119 graneros, o cabalgar los caballos hasta dejarlos bañados en sudor.
espíritus que en ciertas noches tomaban la forma de muchachos y mujeres vestidos con ropas brillantes: presididos por Domina Abundia, visitaban los establos y bodegas para beber y consumir las viandas que los moradores habían dejado preparadas para ellos, a quienes en agradecimien to recompensan con abundantes bienes materiales; cuando esperaban una de estas visitas, los habitantes de la casa abrían sus graneros y dejaban descubiertos sus barriles_ 1++ Hacia 1280, el Roman Je la rose de Jean de Meung completa
Como herederas de las parcas y de las marronac, las hadas tenían también una estrecha relación con el uniYerso ele los recién nacidos y de las parturientas, aunque no siempre para proteger a las jó\-enes madres o a su prulc:. En efecto, Lts h.1dc1s se hallaban en el centro de los rebtos de chonge
el cuadro de la difundida creencia: "errant avec clame Habu!llle (. _.) entrem
lins, y se las sindicaba corno las principales responsables ele b sustracción y secuestro de los recién nacidos'+º. Hasta no hace mucho tiempo, entre los cc1mpesinos griegos continuaba Yi\·o el temor a los atac¡ues de las nereidas durante las primeras semanas de Yida del recién nacido, en particular antes
dans les maisom, cur ni barres ni clés les arrétent, et ils pénerrent par les chatieres
Richard and Eva Blum, The Dúll¡Jero,1; Hour: The Lure of Crisis anJ A{¡-srery in Rural Greece, Nueva York, Charles Scribner's sons, 1970, pp. 11-20. i+l Jean-Michel Doulet, Q!{JnJ les Jémon; erilerc1ienr les cnJúI!lS, pp. 67 y 328. aus l+J Ver \VolfgJng Behringer, Clwnrad Stveckhlin und die Nc1,hrsciwr: Einc Gesc/Jicllle ef Sh,lllldll inglés: en edición la por (cito 1994 Piper, R. Munich, desfriihen Neuzeir, Obasrdoif: Chumc1d Stoeckhlin anJ the Phc1r1Coms ef che Ni9hr, translate
Légenclaires ,i; i\l.1rie-Charlott e Dclmas, Fécs et lutill,. Les e,prics Je lu nc1wre, Le Grand de France, 1, P.1rís, Omnibus, 2006, pp. 657-658. 6 ,·éasc Gus' ' Un ejemplo para,ligmático lo constituyen las Junni difuora sicilianas; \Vitchcs' the of PJttern Archaic An Outsicle: from ta,· Ht:nuingsen, "The Ladies Europcnn 1'lodern Ear{v (cds.), Henningsen GustJv )' Ankarloo Bengt Sabbath", en IVirchcrajr, p. 200. Katherine Briggs, The
137
fr..11ne:J
la ediciÜn en castellano: Historia Nocturno. Un Jes<--{¡t1n1icntu Jd ~h¡uclurre, traducción ele Alberto Cla,ería Ib1iiez, fürcclon.1, Muchnik, 1991, pp. 83-102); Hans Peter Dnerr, Dreamtime, pp. 12-39. 1 ++Thomas B. de Mayo, The Demuno/08.Y efJVill1úm ef,lu,·cr¡J!lé: By Fire and Sword, Lewiston, The Edwin Mellen Press, 2007, pp. 204-207; Jean-Palrice Boudet, Entre science et ni¿¡romLJnce.Asuolo9ie, divination et ma9ie dun:. J'OcciJeuu méJiifrul (Xlle-XFé siCcle), Paris, Publications de la Sorbonne, 2006, pp. 218-219; Norman Cohn, Eurupe's lnner Demuns: An lnquiry lnspired by ,he GreadVitch-Hunr, Londres, Chatto and Windus, 1975, p. 273 (edición en castellano: Los derrwniosfamiliurcs de Europa, Madrid, Alianza, 1980).
in Trtditiun Lllli.! Litcmrure, Londres, Routleclgc, 2002
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]bid., p. 109.
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Schn1itt, Le Saint Lévrier. Guinefvtt,gubis:. cur J'c1funcs dcpuis le X/lle siCcle, París, Flarn-
marion, 1979, pp. 109-121; Diane Purkiss, At the Borwm qf'rhe Carden, pp. 52-61. 186
92/194
Estudios de cJso. Dí.:111u11vluvÍJ. cTisti~rn~1 \' culturJ
"'
et lojémes"_
-
rulklhric,1
is, Dos siglos antes, Burcarclo p
'-'n
el
mundo ibérico
habÍil reparado en
durante la noche ele San Juan_"; La hilandería y el peinc1do ele sus cabelleras er;rn otras práctic-1s habitu:ilmente rebciunadas con las l,,1,Lis_ En
la capaciclacl
ele penetrar en habitaciones cerradas, característica ele estas procesiones nocturnas'+''. En el fülicrc1ticus de John of Salisbury ( e_ 1 156-1 159), la procesión noctui-na ele las hadas es descripta en el mismo fragmento que las
el área franco-prnYenzal, las hadas regían b actiYidad del hilado ele lino
y cáñamo_ " 3 En Asturias, las princip:des acti,-iclades de las yemas, hadas benéficas locales, eran hacer la colacla, hilar con hilos ele oro y peinar sus
lamias infanticidas, lo que demuestra que bs semejanzas formziles entre las syl,mica,Jeminae y el clúM-killin9 dt:wun ya eran percibidas por los intelectuales meclie,-ales 1+7 _Todavía a mediados del siglo XX, las 9ialoádes ~plural
largas cabelleras_"+ En muchos relatos folklóricos las hadas son explícitamente identificadas con los muertos_ Una antigua leyenda irlandesa narra L1 historia ele un jO\·en
de Gel/o, el antiguo demonio infanticida griego-- eran conocidas en la isla ck Mykonos como "las buenas clamas", Úno ele los clásicos eufemismos
imprudente c1ue en vísperas ele f-foflowc'en se encuentra con un cortejo feérico que marcha hacia la teria_ Los es1)íritus lo inútan a participar del
em1)l,,<1dus pc1r,\ referirse a las ludas sin nombrc1rbs_ i+, reutip,Hlas; con frecuencia se las describe laYando ropa y haciendo grandes 1 9 col.1das junto a las fuentes o cursos ele agua_ " En Bretaña los folkloristas
festín, hasta que en un momento determinado el joven reconoce en una de sus anfitrionas a una ,-ecina c¡ue había muerto unos años antes. Cuando las hadas comprenden lo sucedido, se abJlanzan sobre el joYen para for-
licrn detectado la creencia en "las lavanderas ele la noche", obligadas a batir y retorcer la ropc1 hctsta el fin ele! mundo, como castigo por haber comc-
zarlo a danzar con ellas_ El infortumdo resiste todo lo que puede, hasta que finalmente pierde el sentido_ Cuando a la mañana siguiente despierta
ticlu illfanticidio, trc1bc1jaclo en domingo, o enterrado a sus parientes en forrn,\ indign,1_ 'iº El Livddo era Ulld poderosa acti,-iclacl femenina, asociada
en medio ele un clescampaclo, encuentra que sus piernas y brazos están plagados de moretones y cardenales, pronicados por los dedos ele aquellas
a la especial potencia procreativa y destructiva de las mujeres; en el sur de francia, un proverbio sostenía que la mujer <1ue volvía ele la,·;1r la ropa
temibles criaturas nocturnas_'"
La leycmLi atribuye a los espíritus feéricos una serie ele conductas este-
J.
El aparecido-vampiro es otra ele las figuras clásicas ele b mitología popular paneuropea_ Para la mentalidad arcaica, los muertos no rompían por
periódicamente_ " 6 En Bretaña se pensaba que los difuntos constituían una sociedad ·conocida como Anaon_ Sus miembros ,-oh·ían de noche a ,-isitar
gateras y otros aberturas" (ld tr.1ducción del francés es mía)_ 1 6 " Burchardo de 'vVorms, Decretum, XIX, 5, en Migne, PL 140, 973.
t4-s.>
i.l
l-Ii,10,y
los lugares en los que habían ,-ívido, y por ello no se barrían hs casas una
4Wircl,rn,ji, Nu<:1J York, Thornnas
152
Princcton, Princeton University Press, 1991, P- 162. '"' Marie-Charlotte Delmas, Fées er lutins, PP- 122,310,713,716,719, 72+, 730, 791 _ 0 Pat1l-Y1·es Sd,íllot, Le fo/klvre de la Brctagne, París, Maisonneuye et Larosc, 1968, " rnl. II, pp. 239-242_
oJ ,he
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Edaf, 2002, p. 156. 153 Emmanuel Le Roy Laclurie, La sorciere de Jasmin, París, Seuil, 1983 (cito por la edición en castellano: La bruja de Ja,min, traducción de /\bnud Serrat, Barcelona,
Churlcs Ste\\'art, Dcmon:, 1..111J rli.: Dcril: .l/urul /111d!)illuLiun ín ,l/uJ.:rn G1eek Cuftwe,
'" Pctcr Sahlins, Forest Rites: The llnr
f
,\le
completo el cordón umbilical que los mantenía unidos a su microcosmos nati,·o_ La casa continuaba siendo un espacio sacramental al que retornaban
Cit.ido por Claude Lecouteux, Chasses fantas,ic¡ues e, cohortes de la nuir au A/oyen A9e, París, !mago, 1999, p. 16: "deambulan junto a Dama Abundia (.--)y entran en las casas, dado que ni las barras ni las llaves las detienen, pues ingresan a tra,·és de i+;
lkmy Clurles Lea, 11/uteria/, Tu11urcl Yoscloff, 1957, ,ol. 1, p- 172_
',1-t]
El aparecido-vampiro
151 En Aragón, las laYancleDs en el arroyo podía comerse viYo a su esposo_ podía ,-erse tendida colada cuya maléficas, y nocturnas h,,das unas eran
1 7 "
. $J
93/194
Cuwp._11Ju. Fi.1utL1sÍus reales, 1euliJ. iJ.:.).J~rnrástícas,
1
J ji
EstuJios de caso. Dciuunulugía cristiana y cultura folklóric.:i. en el rnundo ibérico
n,z que oscurecía; las almas de estos difuntos se reunían tres \·eces al año: la víspera de Navidad, la noche de San Juan y la noche de lodos los Santos, 7 desfilando en largas procesiones hacia los lugares de reunión. " En el folklore europeo, sin embargo, el aparecido o rercnc1nt no es un
En la mentalidad tradicional el aparecido no buscabJ. necesariamente dañar a los vi,·os; en ocasiones, regresaba para p1-oteger y colaborar con 161 Pero en la mayoría de los casos sus intenciunes eran siniessu familia. tras. Clauck Lecouteux propone una tipología prcwisional ele rc,nwnrs,
fantasma, una entidad meramente espiritual: es el caclher de un muerto 155 No se trata de que sale de su sepultura para interactuar con los \·ivos. 1 9 un muerto-vivo sino ele un cadáver-animado . ' El aparecido habla, gruñe, grita, golpea; posee, en definiti\·a, tres dimensiones. Por ello, y dado que
cuyos nombres llevan implícito el accionar particular c1ue los caracteriza: I'appefeur (el que llama a los \·ecinos por su nombre), fe_frappeur (el que golpea a las puertas de las casas), fe l'isíceur (el que ingresa en las viviendas), f'
tiene un cuerpo, es posible matarlo. El verdadero fantasma, en cambio, es mudo, y se manifiesta habitualmente durante el sueño. El rcrenant, por su parte, puede aparecer bajo forma animal; esta es una creencia compar-
personas c1ue pasan),/' érrangfeur ( el que ahoga a sus dctimas), fe máchcur ( el c¡ue cle\-ora su propio suclariot"' El listado queda incompleto, sin embargo, si no agregamos otro ele los trazos distintivos ele muchos aparecidos folklóricos: su afición por la sangre de los vin>s. La sed de los muertos conforma
tida por las antiguas culturas griega y escandinava, lo que demuestra que 160 estamos en presencia ele un fondo común indoeuropeo.
un topos básico del pensamiento arcaico. En las diversas concepciones de la muerte, el difunto no muere definitivamente, sino que adquiere un modo elemental de existencia; y en la espera ele su retorno al circuito cósmico
dU.\ Xll'e el Xl'lllc :,'il:cle:,;. Un!! dcJ Ll5Jit!ydc, París, El mkJu en O,cidemc (siglos XIV-XVIII). ca,Lc:!lano: en cdiciún l.1 por (cito fJprd, 197S Unu ciuJuJ siciuJ,c, ,·ersiún c,btcll.rn.1 de Mauro f\rrniño, i'vladrid,Taurus, 1989, p. il/
Je . 111 Delu1nedu, La pcur en OcciJcrn
o de su liberación cleHniti,·a, el alma del muerto sufre, y ese sufrimiento 163 es habitualmente expresado por la sed. Al mismo tiempo, los muertos están sedientos de todo rebosamiento biológico, y por eso atacan a los virns en los momentos en que la tensión vital ele las colectividades está en su
130). " Pc1ra la ligur,1 del f:rnL1'ma, entendido como un ente espiritual, como una manifestación del alma de los muertos c¡ue entra en comunicación con el mundo de los dYos, Yéase Owen OaYies, Thc /Jc1wJ1cJ::I Su,iúl Hiscory ef Ghom, fosingstoke, Hampshire, Palg;rd,e Mc1cmillan, 2007, pp. 2 y ss. Para un tratamiento menos restricti,·o, que 1
máximo esplendor: después del parto, después de la cosecha_ iu
analiza en conjunto tanto el fenúmeno de los fantasn1.1s corno el de los aparecidos o re:, inientes (rcrcnu1lrs), ,·ease Peter G. Maxwell-Stuart, Ghoscs: A rfiscory of Ph()ncums, Ghuuls ,'lOchcr Spirics of che DeaJ, Stroud, Gloucestershire, lempus, 2007, pp. 39-16+. Para una colección de fuentes traducidas al inglés, en b que se encuentran
Para una visión diferente del problema de los aparecidos, centrada en las fuentes y en la ,·isiún eclesiástica, véase: Jean-Claude Schmitt, Les Rffenancs, les Virones et les ,llores dans la Sociecé méJiérc1le, París, Gallirnard, 199+. 161 John Cuthbert Lawson, ,lfoJern Grcek Fv/klu,c anJ,Incicnc Greek Rcligion, Nueva York, llnhersity Books, 1964 (1910), p. 395. 16 ' Claude Lecouteux, /Jistoire Jes J:impires. Auwpsic d'un mrchc, París, !mago, 1999,
tanto relatos de fantasmas corno de reYcnants, Yéase f\nclre\\· Joyncs, ,llcJicrul Ghom Siurics: An ,Inthvlu¡Jy ef A!ircJdes, 111offels and Prodigies, \Voodbridgc, Suffolk, Boydcll ancl Brewer, 2006 (2001). b~ La figura del rcre11Jnl no se ajusta eslrictan1ente al dogn1a cristiano de b resurrección de los muertos. De hecho, la pos.;;siún del cadin·er por un demonio era la explicación canónica del fe,:ómeno dc1cb por la Iglesia Medieval. Por lo tanto, la intrusión dd ap,1recidu en la literalurd clerical posterior al siglo XI debería explicarse a partir de la n<::cesidad de imponer y difundir la creencia en las almas Purgatorio; véase Jacques Le Goff, La /'-.'aiss,mcc Ju Purgacuirc, París, Gallimard, 1981, pp. 2+ 1 y ss. 16 ° Claude Lecouteux, Au-Jd,i Ju Jlcncillcux, pp. 184-185, 203,212,222. Lecoutcux ha tratado el terna más in extenso en un libro dedicado por completo a la cuestión:
pp. 63-84. 163
The University ofWisconsin Press, 1998, pp. 165, 170. 1 "" Sabina Magliocco, "Witchcraft, Hcaling and Vernacular Magic in !tal(, en \Villem de Blécourt )' Ü\\·en OaYies (eds.)) JVicchcr0l Cunrinw.:J: Pupul,u :lfo¿Jic in .1/uJcrn Eurupl.':, Manchester, Manchester University Press, 2004, p. 159; Mircea Eliade, TiuwJu de
fümunies et Rffcnancs au ,lloycn A9e, París, !mago, 1996 (1986) (edición en castellano: fontasnws y c1pareciJus en la EJaJ ,1/cJiu, Palma de Mallorca, José J. de Olañeta, 1999).
Mircea Eliaclé, Tiuité d'hi;cuire Jes reli¡Jium, París, Payot, 196+ (cito por la c,liciún
en castdlano: TracuJu de hiscu, ia Je ]<1, 1cli¡Ji011es, traducción de Tomás Segovia, Mexico, Ediciones Era, 1992, p.! 87);f\lan Dundes, "TheVampire as Bloodthirsty Revenant:f\ Psychoanalytic Post Mortern", enf\lan Dundes (e
94/194
hiswria de fas religiuncs,
p. 316.
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l~)lklúríc,1 en
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mundo íhérico
En síntesis, el 1·arnpiro es e~cncialmente una 1·arieclad específica del 105 Una colección decimonónica de relaws populares rcrcnum paneuropeo. prusianos recoge una historia que transcurre en la ciuclad ele: Breslau en 1591. Su protc1gonisL1 es un zapatero acomodado que se quita la Yicla sin
para denotar alguna variedad específica de rerenant. 16 s Fueron las psicosis colectivas que estallan en Europa OrienL:d en el siglo XYlll, y los estereotipos que la literatura romántica produce en Europa Occidental durante el siglo XIX, los que contribuyeron a difundir una imagen estereotipada
motiYo aparente. Poco después del deceso, un espectro con la apariencia del suicida comienza a acosar a sus Yecinos de comunidad. Acostumbra introducir:se en el lecho de los durmientes, aplastándolos y sofocándolos
del fenómeno. 169 Así, el éxito ele la producción literaria de autores como joseph Sheridan Le Fanu} Bram Stoker contribuyó a ocultar, en parte, el origen arcaico y los trazos folklóricos específicos de un cornplejo mítico 17 u tradicional mucho más antín10. :::,
con su peso. Se aferra a ellos con tal fuerza que por la nu11cUlcl las ,·íctirnas pueden observar con cLiricbd las marcas c1ue los dedos del 1·isitante dejan
Es en el folklore contemporáneo, sin embargo, donde detectamos los lazos que unen al aparecido-vampiro con otras figuras de la mitología arcaica europea. Los bebedores de sangre se caracterizan por una fenomenal capacidad metamórfica. En Yalac¡uia podían co1wertirse en gatos,
en sus brazos} piernclS. Ocho meses después del entierro las autoridades locales deciden abrir la tumba del zapatero, encontr.ímlose con el cadáver intacto, sin signo alguno de corrupción. Los responsables ele la exhumación proceden entonces a cercenar la cabeza, a mutilar los miembros, a 16 extraer el corazón, a incinerar los restos en una pira purificaclora. b Por
171 perros, pulgas o arañas. En Serbia salían ele sus tumbas transformados en 172 polilla o mariposa. También tenían el poder de inducir en sus dctimas un profundo estado de sopor que facilitaba sus ataques nocturnos. En una
otra parte, en el capítulo 51 del Trairé sur les Apf>c1ritiüns des esprirs ec sur les ,wupires ou les Rei-enans de Hongrie, de 11/oraríe, ere (1751), el benedictino Dom Augustin Calmet reproduce un relato de 1·ampiros procedente ele
leyenda eslava reproducida por i\!JcLime Blavatsky, una novia a punto de comprometerse despertaba tocias las mañanas con el cuerpo plagado de cardenales y laceraciones, como si durante el sueño fuera sometida a crueles golpizas. Las personas que la custodiaban por la noche irremediablemente
i\loravia, en el cual el protc1gonislct también se comporta como un aparecido convencionc1l. 167 Tanto la n.irración prusiana como la mor.wa contribuyen a demostrar que la leyenda del vampiro debe analizarse en el marco más
itis ClauJe Lecouteux, Histuin: Je::. J~u11pitcs, p. 68. 1" Sobre las psicosis cokcti, as del siglo XVlll 1 <':ase Gábur Kbniczay, "Tl1c Dedínc of Witches and the Rise ofVampires under the Eíghteenth-Century Habsl,urg i'>lunarPopulor chy'', en Gábor KlduicLay, The Usó L!.f Supc1 lldLUr...d Pu11 a: The Rdiyiun ín JlcJic1ul and Early-Modem Europc, Prínceton, Princeton llni,·ersity Press,
amplio ele la mitología del rerenunt. En el primer caso, la succión ele sangre no se cuenta entre las acti1·icL1cles realizadas por el espectro y tampoco se
~r
utiliza el término vampiro para describir el accionar del acosador nocturno. Sin embargo, las precauciones que se toman con el cuerpo del zapatero recuerdcrn el tratamiento que el folklore posterior recomendará otorgar a los cadáveres sospechados ele vampirizar. El protagonbta del segundo
! 990, pp. 168-188. Sobre los estereotipos literarios del siglo XIX Yéase Ricardo 13ucnos lborlucía y Valeria Castelló-Joubert (ecls.), liunpiriu. De !'úliJu,i c1 Aíres, :\clríana Hidalgo, 2003, pp. 9-2+. 170 De todas formas, en los personajes literarios ele Carmí!L1 y del Conde Drácula se detecta la persistencia de ;:dgun.1s de bs características rnás arcaicas de la figura del rercnanr-nmpiro: las metamorfosis anímales, la capacidad de introducírs~ en
relato tampoco bebe la sangre ele sus víctimas y sin embargo el benedictino Calrnet lo llama vampiro, lo que probaría que antes ele emplearse para designar a los bebedores de sangre humana el término pudo utilizarse
habitaciones herméticamente cerradas, la inducción de un profundo estado de sopor H,)
tbb
en sus víctin1as, etc.
Je:> l~1mpitó, p. 55. Claude Lecoutcux, Paul [L,rber, lf,mpire,, Buric1l, ,,,,J Deuth: Fulklv1e anJ Realilj, Ne"· Ha,-cn, Yak Llnifli::,tvite
,-crsíty Prcss, 1988, pp. 11 -13. 107 D0111 i\ugustin Caln1ct, Dis:iCJ toci.m .)UJ fr.>
171
Dudley \Vright, l\1111pircS unJlámpiri,m: Lc11cnd,jicw dtvw,J rhe IVin/J, Maplc Shacle, Lethe Prcss, 2001 (1914), p. 3. 172 Fricclrích S. Krauss, "South SlaYic Countenneasures against Vampíres", en :\lan Dundes (cd. ), TI,¿ l,w1pi1c: -~ Cu,cbvuk, p. 68; reprínted from Globus, 62, ( 189 2), pp. 203-20+.
1\111/pilc.s, les rei enunt,.; en corp:-.·, }¡;:; e.\uJmmu-
niJ,, ILS vupiru, vu 1·,unpirus, brucofo~u,:s, etc ( 1751 ), texte presenté par RolandVílkncuve,
Grcnoble, Jérome Míllon, l 998, pp. 212-2 l+.
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1 93
E:'}tutlius Je ca:,u. Dc1nonulugí.i cristiana y cultur.1 l'nlklíiric.1 en d inundo ibérico
eran ,·íctimas de un intenso sueño que no lograban controlar. El problema se solucionó cuando el arzobispo autorizc, la exhumación del cuerpo
segundo era un srri,'loi muerto. La primera, transformada en perro o en lobo, se dedicaba a succionar la leche de los anímales domésticos o la sanare :o,
del Yampiro agresor. 173 Algunos r¿1·cnants se comportaban como duendes traviesos. En Rumania solían cortar leña y ayudar en las tareas del hogar,
ele los niños. Tras su rnuerte, se corl\'ertía en lo que nosotros caracterizaríamos como un Yampiro. En el folklore rumano, en síntesis, el vampiro era tma bruja muerta. " 1 En Alemani:i oriental, el cuerpo ele la bruja que
pero también de,·or.iban cuanta comida encontraban y desordenaban los enseres domésticos. 17 + En Bulgaria, proyectaban sombras ominosas sobre !.:is paredes de las habitaciones, aterrorizaban a los ,·ecinos con aullidos y gritos ensordecedores, e ingresaban en los hogares ,·acíos escupiendo san-
prm·ocaba problemas después ele muerta, recibL1 el mi,mo trJt.1rniento que se otorgdbi, a los cacLí., eres de lus supu'-':;tos \'dllljliros. 182
El demonio de la pesadilla
gre sobre el piso, re,oh iendo los muebles, y ensuciando con estiércol las imágenes de los santos. 17 ; Entre los gitanos, los ,·ampiros 1·oh·ían a encender
La cuarta figura ele la mitología popular europea a b que queremos hacer referencia es el espíritu de la pcsaclilb. l.Js características de la expe·
176
En los fogones ap.1g<1dos, ,·oleaban los carromatos y rompían la vajilla. Croacia, la hospit..ilidad lograba propiciar a los Yampiros: si satisfacían su
riencia onírica designada por la palabra pesadilla son una intensa sensación
apetito con las, itua!Lis que les dejaban preparadas, no atacaban a ninguno de los li,1bitantes ele la casa. 177 En Europa Oriental tambi~n sugerían distraer
de opresión física y b con\'icción de una par6lísis inquietante, generaclons de un miedo torturante, de un at,1c¡ue de angustia masiva, paroxística y 183 La pesadilla no cataclísmica, que conduce hacia un despertar brutal.
al acosador nocturno esp,11 ciendo dentro del ataúd o en los alrededores de la tumba sustancíds gr.mulares imposibles de contar: mijo, arena, semillas ele mostaz;:i o amapola, etc. 175 Muchos vampiros ahogaban a sus ,·íctimas
es un sueño, en tanto no se sitúa clurZtnte el estaclío del ,ueño p:trcidojal o sueño REM. Aparece por lo general durante Li fase del sueño lento. El aislamiento y la regresión arcaica del sueño más profundo producen un
hasta matarlas; ele hecho, la 1n.i.yoría de las personas que caían bajo sumalign.i iníluem:i.i se quejaban ,istemáticamente de la persistente sensación 179 de sofoc,,ción que las embargaba durante la noche. Finalmente, la bruja y el Yampiro compartían muchos trazos en el folklore de Europ,1 Oriental.
estado ele Yicla ,·egctatiYa comparable al coma: el durmiente está o se siente paralizado e incapaz de la menor reacción; está como muerto, se siénte como muerto, circunstancia que engendra una angustia insoportable, de una intensidad extraordinaria. Las "pesadillas" que logran alcanzar la etapa
En Rumania, ambos se introducían en los recintos cerrados ingresando pur el ojo de la cerradura. ,so El término strigoi se empleaba tanto para designar
del sueño paradoja! no son entonces \·erdacleras pesadillas, sino sueños de angustia. is+ Otra experiencia angustian te es la sensación de parálisis
a la bruja como al vampiro. Sólo que la primera era un srrigoi YiYo, y el ' 73 Dudlcy \Vright, l~wpi1cs
que algunos durmientes padecen durante el sueño. Cuando ello ocurre, las personas mantienen una percepción realista del entorno en el cual se
,wJl'.,mpiti,m, p. 128. In RoL1m,mia", en Alan Dunclcs (ed. ), Thc l'.1w¡,i1c A
rn Agnes .Murgoci, "Th" Vampire
C1,cbvuk, p. 18; reprinléd frorn 10/klvre, 37 (1926), pp. 320-34-9.
encuentran. La experiencia incluye con frecuencia b sensación de una
¡,-, Dudley\Vright, Vi.1mpirc) t1nJl~1mpúhm, p. 106. 1
'''
177 ' 7'
Paul Barher, l[JJnpircs, Bur1.1/, uud Dú1th, p. 25.
Dumles (ed.), Tl,cl\uupirc:A Cas,book, p. 58; rcprintcd from Easc Ewupécrn 0o1c1rto/_¡,
lbid., p. 63. Fclix Oinas, "Ea,t Eun,pc,rn V,unpires", en Abn Duncks (ed.), The 1;,mpi1e: A
21 (1987), pp. 15-23. i.si Harry A. Senn, ll~r,> ll'u!/u11JJ'.,unpir¿ in RumLlnid, Nuc\·a York, East Europcan ,\:ío-
Ca.,cbvuk, p. +9; reprintcd from juurnul ef I'upu/,Jt Culrure, 16 ( l 982), pp. 10S-l l+; Agnes i\1urgul:Í, "Thc V.11npJre In Roun1ani.1") p. 28; Paul 8:irbcr, l~wipiró, Bw illl, and
nographs, 1982, pp. 5, 11, 61,100, l 15-117. 1 " Paul Barber, l'.,mpirc;, Burial, and De,nh, p. 20.
D.:,uh, p. 49. !7-J Dudky \Vright, l~1111pi1ó onJ l~1mpirism, p. 3. iso Agnes l'v1urgoci, "·The V,.1111pire In Ruununia'\ pp. 18, 23. Lo n1ís1no ocurría en
las leyendas scrbi.1s; Yéasc John V. A. Fine Jr., "In Ddense ofVampires", en Alan
'" Ernest Jones, Le ec1u,hcm,1r, París, Payot, 1973 ( 193 l ), pp. l S y ss. iS-+ Sophic Bridier) Le cduch.:m<.Jr. ÉruJ,: J~ u11.::~fi,yur,: n!rthique, París, Presscs du l' Université de Paris-Sorbonne, 2001, pp. 119-122.
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1 95
F :iL ,lius de
Gl.~u.
u l:.li,in.:i ;· cultura fulklurica en el 111wlllu itJérico
15
pr, ,u1<.:ia cxtr,1iía, am,'.naza11te y ominosa, imposible de definir. ' ,..\unque
resultar particularmente agrbi1 dS. En b suga Ynylinga, Drifa solicita la ayuda de la hechicera Huld para matar a Vanlandi, el esposo que la ha abandonado. Vanlandi se siente entonces presa de un profundo sopor,
0
ia iMr:ili,is durante el suc11u sueÍe rebcionarse con las pesadillas, se ti-;:ita ele fc:1 / 1111 c 110 s diferentes. De hecho, la primera tiende a producirse durante la fose del sueüo REM. Ello expli..:drÍa la <.:<tpacidad de percibir estÍmulos sensoriales <.lue experimentan los durmientes afectados por la sensación ele inmuvilidctd, pues el est.1díu del sueño paradoja! se caracteriza por una 16 intensa activid..1d del sistema nervioso central. s Según las creencias ancestrales, el responsable de pronJcar estas horribles sensaciones -opresión, parálisis, ahogo- es un demonio que cc1bc1lga sobre los durmientes, un ente que posee un peso y que se arroja sobre la 7 persona elegida para aplastarla, para :ihogarla, para agobiarla. " Para el pensarniento arcaico, L1 pesc1dilL1 puede también ser: a) Lm mucno mc1lign0, un aparecido agresivo; b) un espíritu 111,1ni pulc1du por una persona \"i,·a, maléfica; c) el alma de una hechicera que, mo, ida por los pensamientos de su propietaria, se lanza sobre su víctima para torturar la. 1·' ' e orno ta 1, el espíritu de la pcsadillJ conlurm:t uno de los complejos míticos más cc1rc1cterísticus de L1 primiti1.1 mitulogía europea. Su leyenda :itra1·iesa el continente de un extrcmu
y se duerme. De inmediato, un espíritu maligno se arroja sobre él. El infortunado aúlla ele dolor y exclama c¡ue una pesadilla cabalga sobre su cuerpo. En vano sus hombres intentan ayudarlo: si cubren la cabeza ele Vanlandi, la pesadilla tritura sus piernas; y si sujetan las piernas, el ente agresor presiona sobre el cráneo. El infeliz muere de inmediato. 189 Los Trnden y A/ben del área germánica también atacaban de noche a los durmientes. 190 A menudo estos seres eran considerados como víctimas ele un destino que los constreñía a realizar sus maléficas incursiones noctun1.1s. En Austria, por ejemplo, se creía que el ,J/b era el alma de una mujer maligna, que a la medianoche se veía obligada a abandonar su cuerpo para atormentar a las personas. 191 En Polonia, las pesadillas se atribuían a la strzy9a, una figura mitológica asociada con el alma de los muertos. 192 Los etnógrafos y folkloristJs modernos han atestiguado la persistencia del mito hasta tiempos recientes. Así, en los Alpes saboyanos nos encontramos con la chauche-vielle: "la chc1ud,e- vielle érc1it une ,·ieille jemme, vilaine
185 Da,·icl J. l-luffurcl, The Terror rhat Comes in che "-ii9hr:.-ln E.,p¿Iieu«:-Cenrered Sw,0' of Supcrnuwrul. Lsoult Ti-cidiciollS, Filadelfia, llni\ersity of Pennsylvani,1 Press, 1989, pp.
et méchante, qui venait peser de tout son puicls sur les enfamts qui neJaisuieut pc1s leur priere ou qui ne roulaicnt pas ,lurmir. Elle p,.;suit, elle pesctit, elle pesciit". 193 En
22, 25. i;:; 6 La scns.1cióa de pJrálbis durdnte el .:-;uciiu e.::i un fenÚ1ncuo n1cnos raro que las pesadillas: entre 20 y +5 'fu de la, personas encuestadas en diferentes partes del mundo afirniat1 h.il>cr experimenL1du c1lg0 semejante. En lo que respecta a las pesadillas prnpiarnenle didic1s, en cc1rnl>io, los indi, iduos c¡ue reconocen haberlas padecido mciLm entre 5 y 20%; al respecto \bsc O,\en Da,·ies, ''Tlic: Nightmarc Expcriencc, Slcep Paralysis, and Wítchcrdft f\ccus,,\ions", Fu!Uorc, 114 (2003), p. 182. 137 Caro! Rose, Spírits, foiríes, l.eprechouns, ond Gublíns, pp. 10, 62, 102, 162, 208,
Katherine Morris, Sorceress or !Virch': The lmoge oJ Gender in Alediernl Jceland and No1thern Europe, Lrnham, Unil·ersity Press of i\merica, 1991, p. 85.
189
"º Claude Lecouteux, Les nuins er le, e/fa, uu Jlup:n,lue, París lmc1go, 2003 (1988), pp. 160-16 l ( edición en castellano: Enanos y elfos en la EdJJ Ale,lic1, Palma de J\lallorca, José J. de O lañeta, 1998). 1 " Claude Lecouteux, Fées, Sorcieres et Loups-garous au :lloyen Híswire du double, París, !mago, 1992, pp. 116-118 (edidé,n en castellano: l-JJJus, h,i!nbw lobo en le, Edud ,1/édic1. Hist01ía Je/ d<>ble, P,!mJ de ilbllorca, José J. de Olúieta, 1999). 1 " Owen Davies, "Thc: Níghunare Experience, Sleep Paralysis, ami Witchcraft A.c-
212,236. '" Ain~n de bs muiiografíc1s de Eri!c'>l Ju11cs y Suphie !3ridicr ya citadas, véase O,ven Da,·ies "The Nivhtmare Expcricnce, Sleep Paralysis, and\Vitchcrafti\ccusations ", pp. ¡ 0 .¡ _¡~o. llernd~,ll~rramursi, "Portrc1ils du rc,·enant de poids. Un apcr~u du cauchemar en p'dnture", en BernardTerramorsi (ed. ), Le c<1uchew,1r. J6·rl,uluJie, Fulklure,,l1 rs et Liuérc1wrc, París, Le Publicur, 2003, pp. 109-113; David J. Hultord, The Terror that Curnc, in rhe Niulu, pp. 8,213, 219; Claudc Lecoutcux, A u-cid,, du ,lb,ei/b,.,, pp. 89115· Charles Stewart, "Erotic Dreams and Nightiuares fromAntiquity to thc Prescm", Juu, ;,u/ uj"the Royo! ,ln1hrupuluuicc1l J,,,ritute, 8 (2002), p. 281; Caroline Oatcs, "Cheese Ghcs you Nightrnares: Ole! Hags ancl Heartburn", Fulklure, 114 (2003), p. 205.
cusations", p. 194. 193 Testimonio recogido en 196+ en Saint-Georges-d'Hurtiere s, Saboya. Citado por Ali ce Joisten et Christian Abry, Éuó Jwtu,tic¡ues des Alpes. buuiu de Ju ,0/L:1e Charles Joi5ren (1936-1981), París, Éditions Entente, 1995, p. 238: "la d1-tud1c-1·ielle era una ,·ieja Yi!lana y despreciable, que iba a aplastar con todo su peso a los niños que no decían sus oraciones o que no querían dormirse. Ella pesaba, pesaba, pesaba" (la traducción del francés es mía).
97/194
1 97
Grecia hallamos al 1-rakhnás, un exotiká pcsaclillcsco, un demonio c¡ue salta
moi, il m'erouffe", relata con angustia el protagonista del hecho. 2111 También
sobre el pccliu de lds person<1s mientras duermen; tiene la apariencia de un
en Suecia el demonio de la pesadilla p,1raliza y asfixi:1 a sus dctimas: "sentí
é tle lu:, Vu,,gus es un hombrecito feo y deforme, que viste un sombrero rojo, y realiza cabriolas sobre el
nía la sensación de que alguien trataba ele taparme la boca v la nariz, ven
pecho de las personas dormidas; aunque es muy pequeño, es tan pes:iclo
ocasiones sentía tal presión que me resultaba imposible re;lizar el m;nor
niño pequeño con bonete rojo."" El
s,J1i
un gr:rn peso sobre mí, como si algo rodara sobre mi cuerpo.¡'\ \·eces te-
corno el plomo. 19 ; En Cornwall, las pesc1dilLis se atribuían a la hillo, un
mo\·imiento. Una persona que es cabalgada por una pesadilla se angustia,
hdcb g,ig,mtesca que yacía sobre las personas aplastánclobs con su peso
gime, lucha violentamente, pero aún así no puede mo\-er ni un 1, 1Lisculo.
111uerto, h,1stc1 e,i::;i c1uit,irles la respiraciÓtL ,% En los Pirineos occitanos, la sc1rrn-mc1ucc1 ,1braLJ
Fin:ilrncnte se despierta en mediu de se\erds p,dpiuciones, bañado en su
el \'ientn.c de los durmientes y b caucc1-1·iclho apbsta a las
propio sudor". 202 Las connut,1cio11es sexu
personas de edad. En los Pirineos españoles lnjuma es un genio nocturno
ocupan el primer pLrno en los rebtos liobmlcses: "ella se arrastrJ hasta la
que pron>ca pesadillas a los que duermen, sobre todo a los niños, apreL1n-
cama ele un hombre que le gusta mucho. Dicen c1ue se trata de utu mujer
doles la garganta. 197 La pesonw, duende ele la mitologí:i catalana, ren1eh·e
necesit;ida de un hombre. Puedc ingresar por cualquier lado, incluso a
los objetos de la casa y produce pesadillas; su forma más común es la de
tra,·és del más pequeño orificio". ' 03 En la mayoría de los c,1sos, el reme-
u11 perro negro, pesado como plo1no, que se introduce por el ojo de las
dio más eficaz para neutr,1lizar est:is arnet1,1Las 1,oclurnas es inducirl,1s a
cerr,iduras o se filtra por debJjo de las puertas: se complace en coloearse
contar alguna cosa incontable: granos ele are1u, semillas, los aoujeros de un tamiz - Ta m b"' . l, a lJllc., I"· 1UL po,cu _ , una putct1u,1 . exorc1zante b . ten se pen,,1 201 L PTan f · ·¡ ·' 1 de, _b_ , e 1cac1a. a atn )uc1on e e esus se11o,1ci,mc:;; de opresi6n y pa-
sobre el pecho de Lis person,1s dur,111te el sueño. i9S Características similares tienen el p.:suJilleu asturiano. 199 En la rnitulogLi ele Lituania nos encontramos con el ,lo¡yllis, "el que oprime a los durmientes".
200
Un testimonio
ralis1s al atac¡ue de un espíritu m,iL'.Jicu parece haber siclo un fenómeno
recogido en las décadas recientes en el bajo Languedoc, hace referencia a
de alcance uni\·ersal, como lo demue,lran el f!c'f">bc111<1 de Zanzíbar 2º;, el
los constantes ataques nocturnos de un espíritu misterioso: "i/ se porte sur 19 '
CliMlcs StcwJrt, Dcmun, anJ rhe Deri/, pp. 216 y 253.
I'.?)
Rol>in Briggs, Tl1d rlli.)1¿s
ef Lundín.:, N ue\·a York, Oxford Llni\·ersity Press, 2007,
pp- 130-131; Robin Briggs, "DJngt:rous Spirits: Sh,1pc,hi!'Li11g, Apparitions, and Fant:1sy in Lorraine \VitchcraftTrials", en Kathryn A. Ed\,-.1rds (cd.), IICrcwolr.:s,ll'irchcs,
,mJ ll'.1fübin¿J Spiriis: TiuJilivllcil Belief crnd Folklore in Early .1/oJcrn Europc, Kirb,illc, Truman Sta te Uni,-ersity Press, 2002, p. 16; Marie-Charluttc Del mas, Fées et lurins,
201
pp. 124-127; Jean-Michel Duulet, Qi1unJ /,:, délJlvns .::nb,1i,·nt b cnf1nts, p. 365. ' 96 Owen Da,·ics, "Thc Nightmdre Expcricncc, Slccp Luc1lysis, and \Vitchcraft ,\c-
Pans, fal1llons
cnsations", p. 19+. \'.)J C)li\'ier de i\b.rlia\·e el jt:an:..Cbude Pcrtu;:é, A.rnd1éun p_yrénécn, Toulouse, Édiliu11:::,
'º' Carl-f lcrmanTillh.1gcn, ·'The Co11ccpli,,n uf the Nigl11n1c1re in S\,eden", en \V,,,Lmd D. Hand y Gu,ta,e O. Arlt (eds.), Hu¡¡¡,wiur,i: f5;c,1, in Liwc1wr.::, FulH!ic, Bibliuu;"Phy, 1lu11uu1 ili¡j .·lrclw T:. 01lur 011 J/is Se,ent ici/, Bi1 ¡/,J,1), Locust Val ley, J.J. Augustin , 1960, p. 318. La traducción del inglés es mía. ""w·¡¡, !,B!'ecourt, "BJ\· ·¡ 1t1nare: Soni.itic [ApcrictiLL J.Hll NarratiYC 1 cn1 le e '- rng t he N1g
Loubatieres, 1990, pp. 142-143; Jesús Callcjo Cabo y Carlos Canales, Ducn,b. Gufo Je los sere, m,Í¡Ji,-u, Je Espc111c1, ¡\\JJrid, Edaf, 199+, pp. 136-187. !'.J:3
JoJJl. A111~1Jcs, '"Los ogrus inf.:intile:s'', Rc\'i::,ta dr.: DiL1!..:....tvlu8i'd y TillJi,__iunó AJpult1r2s,
13 ( l 9 57), p. 262; Jesús Callejo Cabo y Cirios Canales, Dw:n,ló, pp. 187-188. 199 i1.1nud tvbrtín Sánchez, Seres míticos)' c:ipd1}uló> p. 418. 200 Algirdas Julien Greirnas, Des Dieux et des ll'-)111111.:s. Ewdes de .ltHhulu:Jic liuhuú,.;nnc, París, PUF, 1985, p. 55.
J,ean,-P_i~rrc Pinies, Figures Je la c>urcelle1ie iL111::JucJ!)t..icw1.:. Br~ish, i.:.nJcrinuire, dnnicr,
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·º' Joc Nickell, "The Skeptic-rai,ing Dcmon of Zanz1·\,,r·" · :j's tveB's " Jerrer .... , Sk cp 1·1ca J Bne
98/194
deccmber 1995, página Única.
·
' 1 99
J"b tsoy L10si.rno 2º6, el konishibari japonés 20 7, el howo poro samoano
2 (",
La mitología del Doble
o el
h,kwú de la Isla de Santa Lucía 209 , entre muchos otros.
Hasta aquí hemos presentadu pur separado cu,1tro figuras recurrentes
Las princip,iles mallifestaciones europe,ts del demonio de la pesadilla
ele la mitología arcaica europea: el demonio nocturno infanticida, el cortejo
parecer~ deri;·ar, claramenle, de una figura miLol,,gica anterior, la mc1hr
de las hadas, el aparecido-vampiro, y el espíritu de la pesadilla. /Vluchos
de los germanos, la morn de los eslavos. Ambos términos remiten a la raíz
relatos, sin embargo, tanto aquellos provenientes del discurso erudito
indoeuropea *mer, de la cual derivan toda clase de pabbras evocadoras
como de la narrativa popular, describen demonios nocturnos que reúnen
de la muerte, y mas precisamente, de la muerte lenta por manducación asfixia. 210 La etimología revela, pues, que el espíritu del tipo mor era en
de manera simultánea en su figura los trazos de varios de los complejos míticos antes mencionados. En múltiples ocasiones, ele un extremo al otro
el origen llll aparecido maléfico. Con el tiempo, sin embargo, e\·oluciu11Ó
de Europa, el atacante nocturno es, ;_ti mismo Liempo, e:,pÍritu varnpíricu,
0
lncia formas 11.1.Ís complejas. Como lo demuestran las tradiciones noruegas,
feérico, infanticida y pesadillesco. Genais deTilbury, letrado inglés
las hechiceras podían despertar a los muertos y utilizarlos como vectores
de los primeros folkloristas ele la Edad Media, afirma en su Oria imperiolio
ele sus nJt1le{icíu; la mahr que mata a Vanlancli, por ejemplo, bien puede haber sido un muerto constreñido por una hechicera.
211
y uno
(c. 1211) que muchas mujeres cleclarnn participar el,~ procesiones nocturnas ,,
En las creencias
en cornpañía de las lamiae; cada vez que ingresan en una casa oprimen a
serbias, croatas v búlgaras, la morn es el alma ele una persona viva que, en
los durmientes, beben sangren humana, mueven a los recién nacidos de lugar en lugar, y provocan serias enfermeclades. 113 En este caso, las hadas
trance o durant~ el s1.:eño, abandona su cuerpo, se introduce en el interior
y, bajo alguna forma animal,
se lanza sobre los indefensos durmientes. Las criaturas del tipo morn casi
son también demonios infanticidas, \·ampiros y espíritus opresores. Varios siglos después, Martin \Veinreich ( 1548-1609), profesor en
siempre han nacido con los amnios, y por lo general resulta claro que la morn muerta no es sino una variante ele quien en vida tU\'O las mismas
Breslau, relata en términos cuasi-etnográficos un episodio ocurrido en Bendschin, en la frontera con Moravia. Johann Cuntze, un co!loci
ele las casas por los más pequeños orificios
caractensttc;1s. - -
dadano, regresa después de su muerte para acosar a sus vecinos: arranca a
Shelley R. Adler, "Sud
con su peso a los durmientes, succiona la sangre ele los vivos, se escapa
1
•
)¡)
los recién nacidos ele sus cunas, aplasta los senos de las parturientas, ahoga !u&
de su tumba a través de pequeños orificios. m En este caso, el aparecido-
104 (1991), p. 57. 207 K. Fukada,A. Miyasita, M. Jnugami and K. IshihJra, "High Pre,·alence oflsolatcd
vampiro es también espíritu pesc1clillesco y demonio infanticida. La fusión entre vampirismo y opresión nocturna se confirma también en el caso ele
Slecp Paralysis: KJnishibari Phcnorncnom in Japan", Sleep, 10 (1987), p. 280.
º'
1
209
la 1l1orn checa, el Alp germano o el ludak lapón, tres enticL1des pesadillescas
Caro! Rose, Spirils, foirics, Lcprcclwuns, and Goblíns, p. 155. Robert C. Ness, "The Old Hag Phenomenon as Sleep Paralysis: A l3iocultural
que succionan sangre humana. 2 "
Jnterprctation", Cuhwe, Medicine und Psychiuuy, 2 ( 1978), p. 35. 210 Jacc¡ues l3rill, Li/iih 0u lu 1Wre obscurc, París, Payot, 1991, p. 104. . lll Claudc Lecouteux, Au-JdJ Ju MerreiJ/eux, p. 96. 212 Eva Pócs, "Possession Phenomena, Possession Systems: Sorne East-Central European Examples", en Gábor Klaniczay y Éva Pócs (eds.), Communiuilivn ll'ith rhe Spirirs, Budapest, Central [uropean Unh·ersíty Press, 2005, pp. 107- l 09; Eva Pócs, Bctwcen thc Li,-ín.'} únd ihe DcuJ:,I I'crspeaive on !V1tches and Seeli ín ihe Ewtv Mo,ler n Age, Budapest, Central European Llniversity Press, 1999, pp. 32-33; Eva Pócs, "Le sabbat et les rnythulogies indo-européennes", dans Nicole Jacques-Chaquin et Máxime Préaud ( dirs.), Le scJbb,It des sorciers, X Vi:-XVI/Ie siecles, p. 31. 200
213 Gervaise ofTilbury, Oiiu lmpcrialiu, edited by Felix Líebrccht, Hanno,·er, Carl Rümpler, 1856, c. 93, pp. 45-46 y c. 86, pp. 39-40. Citado por Hans Peter Broedel, The Jhillcus Jfuleflcarum anJ thc C.Jnst1ucliun '!JlVachi.:reft: En(uuntcr::, with Ll1c Supcn1L1lurul bemeen Theulu¡1,v and Popular Belief, Ph.D. diss, Llniversity ofWashington, 1998, pp. 319-320. Esta tesis ha sido editada como libro: The Mulleus Mal~flec,rwn unJ ihe Consiru<.líun ofil'hchu'![i.: Theolo!]J and Popular Belief, Manchestcr, Mand,ester University Press, 2004. 114 Claude Lecouteux, Hiswire deslirmpires, pp. 163-174. 211
99/194
!bid.' p. 78. 201
''·
Estudius de cJ::,u. Dt.::1uunolugí~1 cri::,ti.:111..i.
y LulLura
l~Jlllúrica en el niundo ibérico
Las sirnilitudes formales v el carácter intercambiable ele sus caracteres principales permite suponer la existencia ele un complejo mítico ma}or,
219 En la mayoría de los casos se en el transcurso de ceremonias públicas. trata de experiencias ex-somáticas ele carácter in,li, idual y pri, c1do, que 0 no son presenciadas por los restantes miembros de la co111unidad. " Por otra parte, mientras que los chamanes prO\·ocaban de m;inera Yoluntaria el éxtasis que culminaba en el vuelo del alma, los individuos que nacían con
j
que otorga sentido a las distintas figuras indi\iduales del folklore indoeuropeo. La respuesta a nuestro interrogante parece hallarse en la compleja y ricpísima mitología dd Doble. Para la mentalidad arcaica, el i!lrna es una entidad múltiple. Para los pueblos turco-tártaros y siberianos, el alma es triple: el alma inferior reside en los huesos; un alma intermedia puede abandonar el cuerpo durante el sueño; una tercer alma se separa del
la facultad ele liberar sus dobles físicos y psíquicos solían caracterizar esta predisposición corno un destüw m.rnifiesto, como una obligación inelu221 Uno de los trazos dible; en ocasiones, corno una \·ercladera maldición. que mejor expresaba el carácter involuntario de las travesías extáticas de los avatares del Doble eran las marcas de nacimiento con las que venían al
cuerpo con la muerte, y se aparece a los humanos bajo la apariencia ele un f.rntasrna. 216 Idéntica clasificación realizaban los antiguos escamlina\·os, 217
cuando dividían el alma en tres principios diferentes: lrngr, hamr yjyl9ja. Con frecuencia, estos otros-yo físicos y psíquicos adoptan formas animales
mundo, los estigmas físicos que los señalaban como objeto de una elección 222 La más difundida de aquellas superior de la que no podían sustraerse. la porción ele membrana recibía que marcas de origen era la cofia, nombre fetal que algunos niños conservaban sobre sus cabezas durante el parto. Los niños que venían al mundo tod,n Í.1 cubiertos por el saco amniótico
durante sus travesías ex-somáticas. La libre circulación del Doble se consigue durante el éxL1sis o durante el sueño. Por ello, una irresistible somnolencia desciende por lo común
estaban destinados a disfrutar de dones especiales, entre los que destacaba
sobre las personas asaltadas por el doble espiritual de sus enemigos o por algún otro visitante nocturno.También la muerte, claro, libera a los dobles espirituales. Los aparecidos son los dobles materiales de los muertos, el otro-yo físico que se manifiesta en la realidad como un ser material y que puede, entonces, aplastar a los durmientes, succionar la sangre ele los vivos, sustraer a los recién nacidos de sus cunas. Su materialidad no le impide,
la habilidad de liberar sus alter-egos físicos y psíquicos. Encarn,,ciones de este rnitologema clásico eran los licántropos pan-eslávicos, los benandanti Emma \Vilby sostiene que a menudo se ha exagerado el carácter dramático o histriónico
sin embargo, penetrar en ámbitos cerrados por los menores res(1uicios u orificios. Desde esta perspectiva, Claude Lecouteux ha sostenido que la rnayorÍa de las figuras míticas del folklore paneuropéo -los elfos, los enanos, las hadas, los hombres-lobo, los aparecidos, los varnpiros, las pesadillas-· no
,llc,¿¡ic, Brighton, Sussex Aca
RonJlJ Huttull, S/1<.1mi.11u: Sib¿riun Spirituuliry L111J tlJdVi:.)u:111 Jma¿Jim.1Lio11, Londres, Harnble
218
serían sino avatares específicos de la proteica figura del Doble. Como lo pone ele rn,rnifiesto el rnás elemental ,rnálisis
408,412; Jean-J\!ichcl Doulet, Q,,,rnJ b JJwuns enlcruicni les cnfwlls, p. 146; Harry A. Senn, Jf·~rc- Jlúlj ,._11hHlw1püe in Ru111uniu)
p.
5; Jectn-Picrrc Pinics, Figures
Je Ju s0rcclleric
49, 242; Carmelo Lisón Tolosana, La Sanla Cump,uic1, pp. 29, 83; Richard and Eva Blurn, The Dc1,1¿¡crous Hour, p. 113; Eva Pócs, Becween che Liring and the DeaJ, p. 75; Cario Ginzburg, / bcnu,,Jc1wi, p. 79; \Volfgang Bd,ringc:r, Shcllllú/J of ObersrJorj; pp. 2 3, 70. 121 Nicole Belmont, Les sié)n.:.S d.: l.:1 t1Llissc111...-c. EtuJL!s J.:s 1eprJ.:ienutiun.) .-,J'mbulil¡u.:s associées º''"' nc1i,sc1nces sin¿¡ulierc;, París, Plon, 1971, pp. 19-66;T. R. Forbes, "The Soc:ial History ofthe Caul", Tl,eYalejuwJJc1J o[Biulo¿¡_y c1nJ .líeJicine, 25 (1953), pp. 495-508.
lclllt)t(eJu,ienne, pp. 216
Véase i1ircea [lia
1968 (cito por la e
Régis Boyer, Le mvnJe l/u Juublc. Le ma9ie chez les anciens ScLJnJinuvcs, París, Berg
lnternational, 1986, pp. 29-54. 218 Clau
100/194
203
Estudios de caso. Dcmono!ugí,1 cristian:i.
y cultura JO!klóric.1 en el mundo ibérico
brujo española, antes de vehiculizar en la Península la fioura de la maléfica :::, asistente al sabbat construida por la demonología radical, dio nombre a una \·ariante local del espíritu nocturno -infanticida, pesadilksco, \·ampíricodel atávico folklore paneuropeo? ¿Puede la historia aportar las pruebas c¡ue la perspectiva morfológica sólo sugiere?
friuLrnos, los tóhosok húngaros, los scrigoi rumanos, las moras serbias, los kresniks eslovenos, y los mazzeri corsos. ' 23 Pero existían también otras 11urcas de n.icimíento menos difundidas. Nacer sin el cartílago de la nariz, con dientes, con un pezón extra, o con labio leporino, eran estigmas que delat:1ban a los futuros v<1mpiros en el mundo eslavo. 22 " En Europa, un poco por todas partes, el noveno, el séptimo o el quinto hijo consecutirn del
Veamos algunos indicios sugestivos. En primer lugar, resulta en extremo sorprendente el sentido que posee el vocablo brujo en la m,1s antigua de las citas textuales conocidas. Se trata de un diccionario L1Lino-arábioo v arábigo-latino, conservJclo en un códice clt finc1les del siolo XIII clur:nt~
mismo sexo estaba destinado a com·ertirse en hombre lobo -en caso de fuera varón-y en pesadi1L1, en caso de fuera mujer. 22 ' He aquí una última constatación que pone de manifiesto que para la ment,ili,Lid arcaica, existían lazos invisibles entre las distintas expresiones del m;iléfico demonio
,'.:)
nocturno y los diversos avatares ele la mitología del Doble.
sorprendente significado. En efecto, para el redactor catalán del diccionario, el término se usa en el sentido de sucubo. 226 Aunc1ue hasta el siglo
5. La bruja como demonio nocturno en la España de los siglos XIII a XV
XVI el vocablo no aclc¡uiere eLiramente el sentido dé demonio nocturno femenino, resulta indiscutible su cercanía semántica con el más difundido término ele incubo, cuya asimibción a la pesadilla )' a los espíritus del
La superposición de los elatos recogidos en los apartados anteriores reYelan que los trazos distintivos del complejo mítico ele la brujo ibérica y rle los demonios nocturnos ele la mitología paneuropea guardan entre sí semejanzas formales asombrosas. ¿Podemos postular, entonces, que la
tipo mohr aparece claramente atestiguada desde el siglo VIII en diversos manuscritos del área germánica. 227 De hecho, hasta que en el siglo XVI haga su aparición el termino couchcnwr, el vocablo empleado en francés
"'E,·a Pócs, "Possessíon Phcuomcu.1, Po>Session Systems", pp. 107-109; Felíx Oinas, "E
para designar a la pesadilla era "íncubo", como continúa siéndolo hasta la presente en italiano. 228 Al mismo tiempo, la leyenda del Íncubo también guardaba en el medioevo explícitas connotadones sexuales ---similares a
pp. 121-140; 210-
211; Gábor Klaniczay, "Shaniauístíc Elements in Central European \Vítcbcraft", pp. 129-1 SO; Carlo Gin1burg, 1 brnwiJc1111i, pp. 11, 17-25, 58; Harry A. Senn, Were-ll'olf
las que caracterizaban al espíritu de la pesadilla--, y como tal es analizada por los teólogos en relación con la supuesta capacidad reproductiva de
u11JVi11npiie in Ro111uniu, pp. 5, 1O, 64-66, 111, 115; Mircea Eliade, "Sorne obsen·ations on European Witchcraft", en Mircca Eliade, Occuhism,IVícchcrafi anJ Culw1c1I Fu,hiuns.
los demonios. 229
Es,uys in Cump<1raLire Rel(4iom, Chi,:ago, The Uni,·ersíty of Chicago Prcss, 1976 (cito por la edición en castellano: "Algunas observaciones sobre la brujería europea", en
Mirc<:a [líade, Ocultismo, bruje1Íu J mo,l.1s ctilwrc1le,, traducción de Enrique Butelman, l3uénosAin:s, Marymar, 1977, pp. 123-124); Dorothy Carrington, The Dream-Huncers
J. Coro111in.1s, Diu.iunJriu crÍriL'u eli111uló¿1ico de la le11¿Jw1 ca.ncllnna, Madri
of Corsica, pp. 57-92. ''' Raymoml T. McNally et Radu Florescu, Á la recherchc de Dracula. L'hiswire, la lé9ende, le mythe, París, Robert Laffont, 1973, p. 160; Paul Barber, J¡11npircs, Burial, and
223
María Tausiet, Ponzoña en los ojos, p. 349. Dyan Elliott, Fu/Jen BuJie;: Po/Juliu11, Se.,u,ilit.y, &_,Dem,mu/011;- in ¡/,e Jf1Jdle Ages, Filadelfia, University of Pennsylvania Press, 1999, pp. 52-60; Charles Edward Hopkin, The Share ofThu111as Aquilws in Lhe Grull'th of the IVllchcruji Del11sio11, Nueva York, AMS Press, 1984 (1940), pp. 138-139; Hans Peter Broedel, Thc .lfc1Ileus ,lfulefJ,:urum unJ ,he Cons1ruuiun ofJVuchcruji, pp. 153-155.
Demh, p. 31. '" Willem de Blécourt, "Bc,ddíng the Nightmare", p. 239; Agnes Murgoci, "The Vampire ln Roumania", p. 20; Claude Lecouteux, f!iswirc des Vi.1mpi1cs, p. 59; Paul Barber, Vimipircs, Buriul, cwJ Deuth, p. 30; Jean Dehuneau, El mi¿Jo en OcciJt:me, p. 145;
229
Cristiana Bastos, "Bruxas e bruxos no nordeste algarvio. Algut11J.s representdyües da
doenc;:a e da cura", Tn1bolhos deilntropolo11iu e etnalogíu, 25:2-4 (1985), p. 288. 204
J
mucho tiempo atribuido al arabista, teólogo y mi,icrnero catalán Ramón Martín (muerto c. 1287). En este texto, el \·ocablo hruxo aparece con un
101/194
.,
E~tudius de caso. Dununulugí.1 cristiana
y cultura
!()!klóric1 en d inundo ibérico
La misma tendencia detectamos en el Tracrado de la divínan~a e sus es-
Un segundo indicio lo aportan las ,·ariantes textuales existentes en
peries, que son las esperies de la arre mogica, del obispo Lope ele Barrientos.
lus di\crsos m,muscritos del exitoso Libro de las confesiones, cid salmantino
De acuerdo con la crítica especializad.1, la composición de los tratados
Martín Pérez, compuesto probablemente entre 1312 y 1317. En el c.11)ítulo
antisupersticiosos del prelado puede datarse entre 143+ (,·ersión or;:il) y
5 3 de la tercera p.irte, Pérez reprueba la creencia en las mujeres "c¡ue salen de noche e andan por los ayres e por las tierras e entran por los foracos e
1437 (versión escrita) 2 H_ Otros autores creen ciue la composición de las
obras se remonta al período en c¡ue Barrientos rigió la diócesis conquense,
comen e chup.in las criaturas"_!lº Aunque para la tran,cripción de la tercera
entre 1445 y 1469; para Paloma Cuenca Muñen, por ejemplo, la fecha
parte, los responsables de la edición moderna eligen un manuscrito que
ame quern sería 1454 235 • Lo que me interesa destacar ac¡uí es que la penúl--
utiliza explícitJmente el término "bru.rns" para referirse a estas mujeres,
tima qiwesrio del TruauJu de la divinonra está dedicada a reprobar la misma
algunos críticos no descartan que la yersión más cercana al texto original En esta
creencia anatematizada un siglo antes por Martín Pérez ( con la diferencia
,ersión, hipotéticamente más antigua, no se utiliza el término bruxa:
de c¡ue Lope de B.irrientos emplea desde ull comielllO el término bru.w). El
"oos que creen e '!firrnun 'l"e us wu!heres se wrnan esrreiws e que saen de nouce
contenido del fragmento refuerza nuestra interpretación sobre el sentido
sea en realidacl una tra,lucción portuguesa del libro tercero. 2
31
primigenio de la palabra bruja: demonio nocturno c1ue penetra "por los
e anJom pollos aares e por as rerras e que emran pos os ji.nacos e comen e ~ugam as creawras poonlhe u,¡uclla peniren~ia".
231
resquic;:ios e agujeros ele las casas" para "chupar a los niños". 236 Al mismo
No nos interesa aquí si el clérigo
de Salamanca transcribe creencias realmente existentes en el norte pe-
tiempo, la peculiar redacción del título de la quues1io no puede ocultar la
ninsular o si, en cambio, no hace más que reproducir el estereotipo ele la cabalgata nocturna ampliamente difundido en Occidente a partir de las
sorpresa que genera en Barrientos un vocablo c¡ue, sin dudas, le resultaba
transcripciones del C{Jnon episcopi realizadas por Burcardo de 'vVorms, !Yo de Chartres y Graciano. 233 Lo c¡ue resulta sugestiYo es que en las Yersiones
que ay vnas mugeres que se llaman bruxas, las c¡uales creen e clizen que de
más mocl<:rnas del Libro de las confesiones el copista emplea el término bru:w para cle11otar la caba]g¿ta nocturna ele los espíritus ,·ampíricos e infanticidas,
mugeres caualgando en bestias( ... ), e que pueden aprouechar e dañar a 1as cna . t uras "' ' P'erez, no me parece relevante . · 37 Como en e I caso de Martm
lo que nos confirma,
vez más, el peculiar campo sem:rntico que aquel
si el obispo de Cuenca resume creencias populares realmente existentes
el corazón de la Península antes ele pasar a designar a
o si reproduce discursos letrados estereotipados. 238 Lo destacable es, una
,ocablo aL.ircaba
!.'.ll
ll!l
exótico, noYedoso, casi desconocido: "c¡ue es, e que cosa es esto que se dize noche andan con Diana, deesa de los paganos, con muchas e innumerables
vez más, la estrecha relación que existe entre el por entonces novedoso
las adoradoras del demonio y a las participantes del sabbat. 130
vocablo bruja, y un complejo mítico que ninguna relación parece guardar
1v1artín Pérez, Librv d,.; los cu1ifesiu11<:s. U11u ruJiu!:JtL!.fia "le la socicttlll mi.:tlicral
edición crítica, intruducción y notas por Antonio García y García et alii, Madrid, lH
Cfr. Textos _y CancorJanciLJs Je] Tru1ciJv Je uJil'ÍllLJnLO _y de ma9ia, edición semi paleo-
Biblioteca de Autores Cristianos, 2002, p. 608. 131 MarÍa Nic, es SáncheL GonúlcL de Herrero, "Estudio lingéií,ticu de los mambcritos
gráfica en microfichas a cargo de María Isabel Montoya, The Hispanic Semínary of
base de la edición", en lbiJ., p. XL. Bl O pcnitcw.:lltl Je Jfunim I'!:J'cL cm mcJit.Tu purLu3uCs~ edición crítica a cargo
235
Medieval Studies, Madison, 1994, p. 10, n. 2.
Martins, l.mitc1ni<1 Sacra, 2 (1957), p. 48: "a los que creen y afirman que las mujeres se vueh·en estrechas,
y allJan de noche por el aire y por la tierra, y entran por los
m lbiJ., p. 151.
agujeros para devorar y chupar a los niños, impóngasele aquella penitencia" (la tra-
138
ducción del portugués es mía). 233 Fabián Alejandro Campagne, Horno Catholicus, Homo Superstitiosus. El discurso an1i,upasticios0 en la España Je los si9los XV a XVlll, Madrid, Miño
471 yss. 206
Paloma Cuenca Muños, El Tracrado Je la Di1·inanra de Lope de Barrienws, pp.
23 y 29. 13 ' Lope de Barrientos, "Tractado de la adivinarn;:a", p. 152. En esta quaestio, Lope de Barrientos reproduce en gr:m medida el texto del Canon
episcupi, por intermedio de la Summd Je puenitemia de Raimundo de Peñafort; véase
al respecto Paloma Cuenca Muñoz, El TiuuuJo de la Dirinun~u de Lope ,le Barrienws,
y Dil\·ila, 2002, pp.
pp. 75-76.
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207
;,
E:::.tudio:::. de
lcbu.
Dcmonolugí,l cri:::.llJ.ll.1
y udlur.1
fulklúriCJ. en
el
mundo ibérico
con el 1w·,1digma del complot diabólico o con la imagen del sabbat que por 9 la misma época estaba surgiendo en los Alpes Occidentales. 'J Dos décadas más tarde, el franciscano Alonso de Espina ataca en su Fur-
y ,·ampírico? Nuenmente un diccionario nos proporciona algunos indicios sugestivos_ El Tésoro de la len9ua castellano, de Cm·arrubias, cleflne la ,·oz ;or9ina de la siguiente manera: "clizen ser nombre ,·asc011gado, y que vale
w/iiium Fidei ( c. 1458-1460) la misma superstición reprobada por Martín
tanto como la que hace adormecer o c1uitar el sentido, cosa c1ue puede acontecer y que con intervención del demonio echen sueño profundo en los que ellas quieren para hazer mejor sus maldades"_ 2+l Al margen de la
Pérez y por Lope de Barrientos: la creencia en que ciertas mujeres, a las c1ue de11orni1u bruxae, pueden recorrer por la noche ,·arios cientos de leguas en menos de cuatro o cincu huras, penetrando en las casas cerradas por los
demonización ensayada por Covarrubias, la principal característica ele la xo19uina sería su capacidad para inducir un irrefrenable sopor en las YÍctimas antes del asalto final. Estamos en presencia de uno de los principales trazos
1nc11ures resc1uicios cun L1 intenci<;n de succiun,1r la sangre de los niños. Espin,1 soslicm: que existe una clcisc pc1rticular ele demonios, especializados en difundir estos cnga110s: "¡//1 11/u,lum riru, ctfe111inu, ,¡ui .\v1&uinc1e ,¡, e bnnae
que caracterizan los ataques nocturnos ele los espíritus del tipo mahr y sus di,-ersos avatares: la pesadilla, los aparecidos, los vampiros, los demonios
2 0
nilyoriter 111111wpéwtur"_ + En Li creencia popular denostada por el franciscano, la brujc1 continúa asociada a los atac¡ues nocturnos, al inLmticidio y al
puericidas. Es probable que la omnipresencia que el vocablo xorguina adquiere en las psicosis brujeriles de Cuenca se explique por la importante
vampirismo. 2+i Pero el autor agrcg,1 c1demás el término .\u1uuin,1, de origen \ asco, lL11nado a tc11er en el futuro enorme fortu!la. De hecho, cuando en
2 migración vasca que la ciudad recibe durante el siglo XV ++ Esta constatación se suma al indudable carácter pirenaico del término brujo, registrado
15 19 estalle en Cuenc,1 uno de los m:is i1uportantes pánicos ele la España tempr,H10-moderna en torno a la figura ele la bruja infanticida ---la misma ciudad en la que Lope de Barrientos detecta la creencia ochenta años antes-, "xorguina" será el término casi excluyente con el cual se designará a las
por primera ,,ez, recordemos, en el área catalana. Todo indica, pues, que el complejo mítico arcaico que se halla en el corazón de la figura de la bruja ibérica tiene su origen en el extremo norte de la Península, desde donde se difundió por el resto del territorio, alcanzando incluso, tal como hemos visto, las Islas Canarias y la América hispano-lusitana_ Un último testimonio úene a confirmar que el campo semántico origi-
misteriosas atacantes nocturnas. l+! ¿Es posible suponer, tal corno lo hemos hecho con el vocablo bruja, que el termino xvrguinu también designaba en el origen una variante local del espírilu nocturno infanticida, pes,1dillesco 1
'"
nal ele xo1Hui11c1 guarda cstrecln relación con los demonios ele la noche, con los espíritus feéricos que ingresan en las casas herméticamente cerradas,
Un rd
tales, en torno a la teoría ele la secta y al estereotipo demonizaclo del sabbat, puede hallJrsc e¡¡ Wolfg,rng Ikhringter, ll"ncl,c, úlhlli"n,h-f-Iun10:.-l Clul,,,l I!iswry, Can,Gridgc,
con los espíritus del tipo mahr que atacan a los niños, succion,m la sangre ele los vivos y ahogan con su peso a los durmientes. En 1489 se realiza la
Políty Press, 2004, pp. 61 y ss. Henry Ch,u-les Lea, Jla1c1 ;,,/, To,rurJ a I li,w,f ojl Viichcrafi, rnL I, p. 288: "ac1udlos cug..1Dán a los ho1nbrcs y a las n1.ujcres Yulgt.1.rrnente lla1nadas sorguinJs o brujas" (la
primera traduccion al castellano de la Mélmine ele Jean el' Arras (la versión francesa había siclo encargada por el Duque de Berry en 1392). A poco de comenzar el extenso relato, Jean el' Arras enumera las principales carac-
Hu
aducción cld Litín es mía). '" Resulta tambíen en extremo sugesli\"J la descripción que Espina hace de los espíritus y demonios ,¡ue se dedican a acosar a los dnrrnientes por las noches, pues
tl
terísticds ele las entidades feéricas a cuya cbse pertenece la protagonista del romance. De acuerdo con el carácter interc,1mbi-1ble de muchos de estos espíritus de la noche, el narrador los designa de cli\·ersa manera: "ces créotures nocwrnes que d' aucuns appellem lurim, d' aurres les etresJéaiques,
rnuchos de sus tra:zos distinti\'üS -en pai-ticular1 b capacidad para ingresar en vi-
' it:mlas herméticamente cerradas por dentro- reaparecerán décadas más tarde en los aL"¡ucs nocturnos atribuidos a las brujas ibéricas; véase Alisa Meyühas Ginio, La lle lll_foi. L.1 visivn llu wuni..lc cl':Honso Je Espinu, muiu.: t:spdjnvl (?-1-4-66), París,
l-J.3
Tesoro Je la lengra casrellana, voz jor9ina.
m
Carlos Roberto Nogueira, "A rnigra,,:iio do Sabbat: A presen,;a 'estrangeira' das
Cerf, 1998, pp. 173-174. l+1 Hcliocloro Cordente Martínez, Brujería y hechicería en el uÚLpuJu de Cuenca, pp-
bruxas européias no in1aginário ibérico", E,puciu, Tiempo y Forma. Historia ,1fvJcr11d,
23-44_
V (1992), p. 23.
208
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209
b,tudiu:,- de casu. DcmunologL.1
t.ri~tiLi.n,1 ~·
cultura folklDricJ en d mundo ibérico
d'oucres les bonnes domes". Los secuestros de niños, el ingreso c:n recintos
Súcubos, duendes, hadas, sopor irrefrenable, tra,·esías en éxtasis, \ iolación de espacios cerrados, vampirismo, resurrecciones chamánica, ... Los imlicius aportJdus por di\ersos testirnu11ius peninsulares en torno al
perfectamente cerrados y las resu,-recciones rituales con claras connotaciones charnánicas, son las características principales --tornadas del clásico relato de Gen·ais de Tilbury- que Jean el' Arras atribuye a estas hadas o duendes: "J¿s luLins se
JJJlllllfa:-.tenL
la
1a1it,
significado primigenio de los términos bru.rn y xorguinc1, producidos entre las décadas de 1280 y 1480, cubren ele m,rnera casi perfecta el espectro de acti\id,1des atribuidus a los espíritus nocturnos ele la arcaica mitología paneuropea. La evidencia histórica viene a reforzar, entonces, los elementos apurtaclos por el análisis murful<'>gico y por la rnitulugía compar"da.
entrcnt dans les maisons sans ouiTir fes
purees ni les ¿¡ifoncer, enle,•enl les e11J;11lls, les estropient ou les JetLent dans lefeu, et qu,mcl ils s' en rnnt, ils les luissem en oussi bon ne saneé qu'ils les avaiem trourés". 2+;
Pero un siglo después, cuando el anónimo traductor vuelca este mismo fragmento al español, introduce en el texto una serie de cambios notables. En la versión c:istellana Je 1489, los duendes y criaturas feéricas del texto de Jean d' Arras se transfurm,m en xorgui,ws: '\les tas !Lunan algunos e clizen que sean sorgujnas. E otras suelen dezir que son estas la[s] fadas. Otras las
6. La bruja como demonio nocturno en la España de los siglos XIX y XX En la cuarta y en la quinta sección del presente capítulo hemos recurrido a los aportes ele los métodos morfológico e histórico, respecti\·amente. En la presente sección emplearemos ambos en forma sirnult.ínea. Diver-
llaman buenas dueñas". La versión castellana del fragmento es, entonces, mucho más c¡ue una simple traducción: es una glosa. El tr,1duclor busco los \'ocablos más apropiJclos para dar cuenta de los espíritus nocturnos
sos indicios históricos nos permiten suponer que, antes de emplearse en España para designar a las hechiceras de manera general, y a bs asistentes
descriptos en el rom
al ac¡uelarre diabólico ele manera particular, los términos bn9a y xorguina designaban algún a\·atar pirenaico ele la arcaica figura del demonio nocturno -espíritu feérico, infanticida, bebedor de sangre y vector ele pesadillas-, expresión de la atávica mitología del Doble. Si éste es el caso, deberíamos
de las sor¡;ujnus, asimiladas por el traductor a las hadas y a los duendes domésticos, reJfirma el carácter de acbptación que posee la versión castellana ele la historia de Melusina. En efecto, mientras que en la versión francesa no liJbí..i alusión algunJ al varnpil·ismo, el texto de 1+89 incorpora dicho trazo, característico del complejo mítico ele Li bruja peninsular: "las quales
poder detectar estos mismos trazos en el estereotipo de la bruja contemporánea, tal como se desprende de los múltiples relatos y leyendas que etnógrafos y folkloristas han recogido en el campo español a lo largo de los siglos XIX y XX. Si la figura de la bn9a-cowo-demoni o-nocturno, clara-
van de noche e entran en las casas syn hazer ninguna avert[u]ra en puerta nj ventana e lievan los njños ele la cama o ver~o. E dizen majormente las viejas que los lllestan al fuego e les beuen la sangre e quanclo dellos se parten, los clexan sanos como eran antes".
246
mente detectada en el MedioeYo tardío, logró mantener su individualidad durante el apogeo del estereotipo dernonizado del sabbat construido por la alta cultura teologal, sus trazos arcaicos deberían emerger con mayor
.
'" Jean d' Arras, .l/é/u,ine, mis en franr¡ais moderne par Michele Perret, París, Éditions Stock, 1991, p. 16: "criaturas nocturnas a las que algunos llaman duendes; otros, hadas; y aún otros, buenas damas"; "los duendes se manifiestan de noche, entran en
intensidad aún tras la finalización de la gran caza de brujas y tras la Yirtual 2 7 extinción de la demonología positiva tardo-escolástica. +
las c<1,as sin abrir bs puertas ni forzMbs, secuestran a los niños, los dejan tullido, 0 los arrojan al fuego, pero cuando se retiran, los dejan en tan buen estado de salud comv los h.ibían encontrado" (bs tr.Hluccionc, dd francés son mías). 2 6 " Hiswria de la linda Melosina, edition, study and notes by Ivy A. Corfü, Maclison (Wísconsin), The Hispanic Seminary of Medieval Studies, 1986, p. 4. La bastardilla
m Sobre la crisis de la demunulogL r.1diCdl ,éase Fabi;'u\1\1':jamlrv Canipagne "\.Vitch craft and the Sense of the lmpossible in Early Modern Spain. Sorne reílections based on 1he Literature of Superstition (c.1500-1800)", f-lan-ard Tliculu¡fi,ul Rcvic11, 96: 1 (2003), pp.25-62; Fabián Alejandro Campagne, J-lowu Catholicus, J-/omo Supcrniriosus, pp. 522-539; lan Bostriclge, ll'i1,ho'!Ji w,J ils Tr..msfurn1c1lious, c.1650-c. 1750, Oxfonl, Clarendon Press, 1997, passim; Romano Canosa ed lsabella Colonnello, Gli ulrimi
es mía. 210
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211
E::.ltH.liu~ de caso. DcmuHulugÍd cristi,m,1 ~· cultu1 a fulk.lu1 iL'd -:11 d niundu ibérico
Resulta evidente que a medida que annzamos en el tiempo la especi-
estigmas de nacimiento."º Como las ludas y los espíritus acuáticos de los
fici
bos(1ues, la bruja del relato también aparece asociada con la hilandería.
Durante los siglos XVIIJ y XIX, por ejemplo, el lenguaje cotidiano emplea
En 1921, Barandiarán recoge en Ataun otro cuento ele brujas sugerente:
"bruja" y "hccl1icer.1" como términos e<¡uivalentes, como sinónimos inter-
"a una alhóndiga de Vizcaya iban todas las noches dos brujas a beber el
cambic1blcs, continuando con una tendencia que se inicia ya en la modernid
sabroso vino de allí. Se metían por el agujero ele la llave, convertidas en hormigas".2 51 Como la procesión nocturna ele las hadas medievales, como
la bruja il>órica logr,1ron sobrevivir al paso ele los siglos, tra11sfurmc1dos
las brujas acusadas ante la Inquisición toledana, las protagonistas de este
en un persistente sul>strato mítico popular. De hecho, h información ob-
relato visitan_ cavas y bodegas, adoptan fornus animales y penetran en
tenida sobre el terreno por los etnógrafos y folkloristas contemporáneos
lugares cerrados a través ele pequeñas aberturas. En Liguinaga, de hecho,
confirma esta presunción. José Miguel de Barandiarán recoge en 1937
se decía que las belaauileak entran en las casas por el menor orificio que
el siguiente relato dé l>oca de una informc1nte del pueblo vasco ele Alzai:
presentan los muros y puertas. 2 También es bastante general en el País
°'
carpintero iba
Vasco la creencia en que las brujas se reúnen junto a los arroyos y remansos
temprano (muy de mañ,rna) al trabajo. Ve delante a una mujer que iba
que sirven de lavaderos; Barandiarán la detecta en Vizcaya, Guipúzcoa,
la mujer soltar tocias las
Álava, Navarra, Labourd y Souk. 253 Un relato ele 1926, que el informante
ropas del cuerpo y echarl.:is allí. Más no veía sino un goto. Entonces él elijo
había oído de boca de su abuelo, fusiona las figuras de la bruja, el hada
"En una casa de Barcus se nwríun w,los lus niños. Un dL1 hilando a la luz de Li luna cLira. [Ve entonces]
si que ac1uella era
llll
bcloguile, bruja". El prntdgonisld de la historia se
laYanclera y el rrickster doméstico: "un hombre de Bedayo, ( ... ) al llegar
apodera de la ropa, y la bruja confiesd entonces su delito: "he estado en
al lugar en que el camino se cruza con el río, oía el ruido que el golpear
para
tal casa a matar al séptimo niño". Para cerciorase de lJ Yeraciddd del relato
de la ropa de la colada produce. ~¿Es esta hora de hacer esa labor?, elijo
el ho111bre acude con la familia en cuestión y pide que le dejen ver al pe-
él.
Maurizio, responde ella. Agarra esta ropa para retorcerla ( ... ).
queño. Allí descubren que la cridtura estaba muerta. "Entonces el hombre
Una cosa negra le ofreció la bruja ( ... ) . La agarró Maurizio con sus manos
les elijo lo c¡ue h;1bía visto, y bautizaron otra Yez a b lx:lu¡Juile; pues era belaf]Uile por no estar bien bautizada". 149 El agente maligno es aquí el doble
y era un manojo de árgomas con pinchos. ··--¡ Qué áspera es esta ropa!, exclamó. ~Sí, ¡ja, ja, ja!, dijo ella, y se alejó". 254 También en los relatos
zoomorfo de la bruja, y su accionar infanticida es producto de un destino
orales aragoneses, recogidos por Ángel Gari Lacruz a fo1ales de la década
nefasto, que tiene su origen en una versión cristianizada de los antiguos
de 1960, aparecen simultáneamente descripciones ele reuniones de brujas
roghi. La.fine Jdla cucciu lllle streghe in Italia, Roma, SJpere 2000, 1983, P""im; Roy
entre ambos complejos míticos: "En El Turbón las brujas extienden la ropa
Porlt:r, "\Vitchcrc1ft anJ Magic in Enlightment, Ro111cmtic anJ LiLeral Thought", en Bengt Anbrloo and Stuart Clark (eds. ), 1Vitchcrafi and 1)logic in Europe: The Eighre-
blanca al sol". En otros lugares, los topónimos de brujas y lavanderas apa-
y de hadas-lavanderas. En El Turbón, un dicho local resume la confluencia
recen separados, pero muy próximos unos de otros. El Castillo de Pega,
enrh and Nineteemh Cenwries, Filadelfia, University of Pen11,ylva11ia Press, 1999, pp.
250
Franyois Delpech, "La 'mc1rquc' U<:s sorcieres: logic¡uc:(s) Jc lJ ,tigmc1li:,;ation diabolique",
191-282. Dos ejemplos al respecto, entre muchos otros posibles, son los casos analizados
2 5 "
XVe-XVlfle siecles, pp. 347-368.
por Lara Semboloni, "Cacería de brujas en Coahuila, 1748-1751. 'De villa en Yilla, sin Dios ni Santa María"', fforuria ,l!exicunJ, 54:2 (2004), pp. 325-364, y por María T...1usieli Lus pos¡;svs Ji: Ióso:, ( 1SJ2-18 ].:J.). Brujcríu y jusliciu populat en cicmpu:, Je re1vluchÍn, Zaragoza, Instituto Aragonés de Antropología, 2002, pp. 29, 126, 142, 144. 9 2-t José lvliguel Je B.1ran
251
José Migud de Barandiarán, Brujería y brujas en los rcl,llu, pupulurcs vascos, pp. 53-54. 252 !bid., p. 91. 153 !bid., p. 89. lH /bid., p. 113.
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213
ultur..i rulkl(;rlc.1 Cll el lllUJldu ilh'.:rico E.-;tudios de CJ.SO. Demonu lugí..1 1..ri::.ti.:u1J. ~; '-
las partur ientas En Galicia, por su parte, las mciyus rnn
muy cerca ele las en Bonan sa, era un lugar de reunió n de brujas , y estaba sol. Mucho s de al la\·,HL1 ropa la grutas de las encant adas, que extend ían res a los topólos topóni mos ele hadas son, sugest i,·amen te, muy anterio 2 n tambié n en bs Isbs nimos de brujas. " Estos trazos origina les se detecta ían en los remoli nos Balear es: los ibiceno s decÍall que Lis brujas se escond , y c1ue podían Eublia Santa de de l)(Jl,u, lllle la,·ab.in b rop.1 lnjo el puente resquic io que ier meters e en el cuerpo de la gente entran do por cualc1u 256
dejasen libre, incluso la mella ele un cliente. u de la pesadilla a En el Pa/s Vasco, las figuras ele la brnja y del espírit 19+2, ,melaba por de e inform u11 mem,d o resulta n interca mbiabl es. Segt'.1n erada por tocios la región ele Sara una mendig a llc1m,1
ents et 1a traditiuu Angel Gctri L.1cruL, "Les s,1bL.1ts en i\r~1gón d'aprCs les clocun1 orale", pp. 286-28 8.
255
Arín, 1986, p. 186. Juan G. Atienza, Cuíc1 Je las brujas en Espoiia, Barcelo na, pofwl...11cs roscos, p. 144. rddtos lu:-. LH 237 brujd> y Brujería José 1\rligud de BJ.r~111di~ir:u1, Erkorck a, Be9izkoa . Anton de síntesis la ,·éase Vdsco País el en '" Sobre el mal d, , ,¡o El 111c1/ J,: uju eulie los ,meas, Ekain, Bilbao, 1995. 1u11,u.,i,cu., c,pc111olc,, p. 192; Oli9 Manuel Martín Sánchez , Seres wÍ!icu,y " , p. 30; José Miguel de Yier de Marliave et Jean-Cl aude Pertuzé , fünd,éun p_yrénéen 25. p. 1'uscm, s pvpuf,.He B.1ranlli..ir&n, füujCJ-Íu )' b1ufds en los re!LllOS p. 34. 1 Pc111théu1 , Pertuzé aude 'ºº Olivier de Marliave et Jean-Cl
"
ÍJ, pp. 21, 23-24. Carlos Alonso del Real, "La brujería en Galicia", en Brnjulu¡J :ea, 2006, pp. 67, NigraT, Xosé Ramón Mariiio Ferro, L,1 lm1jcIÍ,1 e11 G,ilicic1, 146-147 . 263 Juan G. Atíenza, Guí,1 Je las brujas en España, p. +O. 16 hiswria Je España, p. 317. + Carmel o Lisón Tolosan a, Las brujas en la 26 Calicia, p. 53. en bnyeríc1 La Ferro, Mariño Ramón ' Xosé 266 miwlug1'.1 JcAsrnrias, Gijón, Miguel l. Arrieta Gallaste gui, Gentes .Y sercS nd9icu, de ],1 Trea, 1995, p. 168. 261
6
262
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215
tamien chupará?". º' No hay obslkulo para la giiaxo: por allí por donde p,1se u11 soplo de aire, pas.1rá ella taml>ién. ''" El pueblo ídentihca a la bruja a,turi,rna con la cvruxo, la lechuza. 269 Entre 1935 y 1950, Julio Caro Baroja
"en \·erano, al recoger la paja, a v-eces las brujas la echaban para atrás"; en Saucelle, "por las n~ches enti·aban por el humero de la casa v el agujero de la puerta".' Para ev-itar este ultimo contratiempo, en Masueco de la Ribera
recoge en persun.1 una serie de cuentos de brujas en Vera de Bidasoa. Para culucar sus hechiz.os, Lis mal vc1,Lis .1dopt;:i!J.111 formas de animales -ratas, gatus, asnos-o incluso de !tierb.1s y hoj.1s secas. 270 "!-fabía en Sumbita, cuenta otro de los i11form.1ntes de Caro Baroja, una chica rubia muy guapa que
se tapaban por la noche estos oritkios con cruces y escapularios.27; En Cataluña, por otra parte, los amuletos ele hierro mantienen alejadas a las brujas, al igual que ocurre con las hadas y otros demonios nocturnos ele la mitología popular europea. 276 En Asturias valen a este efecto casi tocios
tenÍJ e11 su c;1sa u11 caballo. Tod.1s Lis mc1ii,1nas los parientes se encontraban cun c1m, el cab.illo aparecía sudoroso y cms.1do. Se pusieron a espiar por la noche y \·ieron que la muchacha salío por el ojo de fo cerroduro, mvnto,la
277 los instrumentos de hierro, el ajo y las hojas de ruda. Por último, Vicente Risco recoge en su descripción de las procesiones
de muertos en el noroeste peninsular un relato procedente de Lugo, en el cual detectamos un detalle inc1uietante: la bruja que cierra la procesión nocturna es coja. rn De allí también el dicho gallego: "nunca falta un 279 La cojera, al igual ,1ue el munos;mJ,ilismo )' cojo en una Compañ.l''. las extremidades zoomorfas, caracterizan en el relato mítico a los héroes dotados ele la facultad de viajar hasta el mundo de los muertos y retornar
en el coballo" 271
Pur tierras de Leirn reaparece la afición de las brujas por el vino. En Quintanilla
a \·oluntacl, expresión estilizada ele los inconmensurables poderes de las técnicas arc¿¡icas del éxt;isis. 280 Tarnbién caracterizan, de un extrc1110 .11 otro de Europa, a las más diversas variantes locales ele la inagotable mitología
brujc1s ,isturianils también visitan de noche las bodegas de los caserones, 273 súlu que para saciarse con los cántaros repletos de miel. En la comarca ele Laciana, entre Asturias y León, los 1·ecinos evitaban cierta fuente por la noche, por miedo a ser mordidos, arañados o vampirizados por- las brujas. m
del Doble. 281
En la provincia de Salamanca, la tradición oral atribuye a las brujas las siguientes travesuras cotidianas: en Calzada de Béjar se dice que "se comen el chorizo y se beben el vino ele la gente"; en Aldearrubia "desordenan las cosas y las hacen desaparecer"; en Navalrnoral de Béjar se dice que "'
7
168
269 270 271
.?7.?
275
Ju.in Fr
y 140.
Joan An1ades, "Brujas y brujos. Para un estudio sobre las diferencias entre las brujas catalanas y las asturianas", Bvbín Je/ lnsritulo de E,tu,lic1s.-lswri,11ws, 3 2 ( 19 57),
"
6
p. 45+. 277 Juan Luis Rodríguez-Vigil Rubio, Bw.ws, Jubos e fo,¡uLidÓll. El pr0,c,u Je ,!na Jl.1IÍ<1
C:Jrlus Ricu-An:llu, "La brujería en Asturias", pp. 129-130. [hirn ,\\Jrtínez, Brnje1Ía ,i,turiuna, León, Editorial EYerest, 1987, pp. 25 y ss.
García, la Lobera, ÜYiedo, Ediciones Nóbcl, 1996, p. 104. m Vicente Risco, "La procesión de las ánimas y las premoniciones de muerte", p.
Juan G. :\tienn, Guía Je Ju, brnju, en España, p. 57. Julio Caro Ihrujct, Lu, bruj,,, J ,u ,nu¡¡,/0, Madrid, Alianza, 1990 (1961 ), p. 290. !bid., p. 288. b bastanlilL1 es mía . César .N1oran> "Notas folklóricas leonesas'', Revista Je Diuli:ctufufjÍú y TraJiciones
391. n 9 ;\b11ud !v1artÍn Sánchez, Se1¿s rnhicui y p.:1~ondjr.:sfuuliÍstú:us úptlllvle:i,
füpulc1w, 4:1 (1948), pp. 72-73. 273
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p. 407.
fran~uis Delpech, "En torno al diablo cojuelo: demonología v fulklore", en María Tausiet y JarnesAmelang (e
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0
,·iento. Monosanclalisme et magie
Estudius de CJ.SO. De111t..mulugí.1 cristi-1.na -:.- cu!tur.1 folklhricJ. en el
lllUtHlo
ibérico
del campesino asesinaba niños y atacaba al ganado doméstico. Las sospechas parecieron conHnnarse la noche en que Rarnonct encendió los candilc:s de la recámara en c1ue dormía, descubriendo no sólo que su mujer estaba ausente sino que la puerta ele b li.1bitc1ción estaba cerrada por dentro. La justicia ciYil consideró que el homicidio había ocurrido de manera fortuita, y condenó al rústico a la pena de destierro. 2S+Trn1bién hallamos rastros del
7. A modo de conclusión: de los Pirineos a los Alpes !-lasta ac1uí hemos centrado nuestro análisis en el complejo de b bruju i!Jhic
complejo ele la bruja ibérica en el testimonio de 1\larie clu Cornau, hija de una de las condenadas por el implacable Pierre de Lancre. Decidida a colaborar con la justicia, Marie aportó a los magistrados los nombres de los asistentes al sabbat mencionados por su madre. Luego de que dos de las acusadas a1nenazaran públicamente a la delatora, la joYen comenzó a
desconocido, aum¡ue no c,1ben du(bs ele que se trata ele u1n palabra apegada por completo al terruño pirenaico. De hecho, no podemos obYiar que se la encuentra también más allá del territorio peninsuLu-, en los dialectos gascoues y l,rngue
experimentar el acoso nocturno de las supuestas brujas, que se acercaban hasta su lecho para golpearla y sofocarla con su peso, al tiempo que inducían en su esposo un estado de irrefreruble sopor: ''sunim ,¡udque clwse dans son licr, ne sraict s;- e' es1 une son:i~re o ,¡uoy ,¡uy se jeito úJ1111ne une í]rússe cl1c11ye sur
vampíricos, infanticidas y opresores nocturnos-, los trazos de la bru¡a-comoJc111onio-no,wrno deberían poder rastrearse a ambos lados ele los Pirineos,
elle et la pinso syfort m, bras gouche, sans que son mmy qt~I' estoict couché pres 23 elle se peust cffeiler". ' La 11/émuire del Pddre Colom, referida a las misiones
impulsadas en el Béarn entre 1608 y 1612, reproduce los perjuicios que la población local atribuía al accionar de las ;icosc1doras nocturnas: "la 1wí1, elles [les sorcieres de Luce¡] s'introduisem duns les m<1Lu11s, enlerem les perits enfonts Je leurs berceaux er les couchcnt par rerre au milieu Je la ch<1wbre; elles
en b vertiente francesa tanto corno en la esp,1ñob. Una Yez m:Ís, son muchos los indicios que confirman nuestra presunción. En 1562, las brujas de Seix, en el dep:irtarnento deAric:ge, sofocaban a los niños sometiéndolos a una fuerte presión sobre el pecho; los jueces
e1 les nuunices remplisscmt leurs corps de marques naires ou jounes". 256 Los testimonios del PadreArnilha, otro misiuneru del ,iglo XVll,
lourmemem les meres
de Li región desconocían por eutonces los modernos tratados de demono253 logía, lo que enfatiza el carkter local ele la creenci.1. En 1609, el bearn,'s R
subrayan estas características ele la l,rujería meridional: los bebés eran ahogc1dos en su cuna por las brujas, )' los pequeños cadá\·eres sangraban
"The Ladies from Outside", p. 202), ,le: l«s lwbs alpi1us (:\]ice Joistcn et Christian Abry, f.trcs.firntustú¡ucs Je:-.,,l/pcs, p. 26), de L1:::; nereid.b y vlras cx0rihí gricgJ.s (Charles Ste\\·art, Dcmvns anJ 1/,c Dcril, pp. 166 y 181 ), ,le b, l,a,bs y duendes pirenaicos (Oli,·ier ele: Marlia,·e et Jc.i11-Claudc Pcrtuz~, fümhéun ti rénécn, pp. 90 y 152), de los
Franc;ois Rordes> Sorciers et Sur¡_'i~r..:s.
Jips> perros \',llllpiros de la n1itul0gí.:i cat~iL111a (lvbnucl J\brtín S.ínchcz, Seres mícicos )' pasvnujesfa111ásticus e,pc1iíules, p. 429), ele la Liliw si1mcra (Jcffrcy Burton Russell, The De.-il, p. 93) y de la Reina de Saba, según b tradición musulmana (María Tausict, "F\,·.1tare.,; del I\Ltl: el di;ib]o en las brujas", en María Tau si et y James Amclang ( cds. ),
El Jic1blu
C1l
J- Coru1niu~1.s, Dú:civndriv aÍticv ctilnol ..)yh-u, ,·ol.
:218
tic :,urcdlt:ríc t:n
Glb<--VjllC LL
A9·)
BLIStJUC)
ción del francés es mía). 26 ' Citado por J. B. Labonk, Les 'b,oucl,c,' en Béarn, Gascogne et Pa;-s Bosque (/-Jiswirc et folk-Lore), Bouht:t, La Décou\Tance, 2005 ( 1936), p. 13: "por la noclie, ¡las Lruj,t.,; de Lucq} se introducen en las casas, extraen a los niños pequeños de sus cunas y los dcj::m en el suelo, en medio de la habitación; atormentan a las madres y a las nodrizas, llenando sus cuerpos de marcas negras y amari!Lis" (la traducción del francés es mía).
L, EJuJ JfuJmw, pp. 59-60).
I, pp. 530-531. 2s 3Je..111-Fra11<;ois Le Nail, "Procédurc.s contre des sorcilrcs
l$l
I'1(h-Js
Toulouse, PriYat, 1999, p. 123. ,s; lbiJ., p. 109: "llegó una cc,s,1 lusta su lc~hu, no sabía si era una bruja o qué era, ,¡ue se lanzó como una carga pesada sobre ella, y la pellizcó muy fuerte en el brazo izquierdo, sin c¡ue su marido, c¡ue dormía a su lado, pudiera despertarse" (la traduc-
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219
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y ,.ullurct fulk!:>1 iLa en el
rnun,Ju ib'2rico
e1 ow: pones clases". La Fumée actuaba, en esencia, corno un espíritu de la pesadilla: "un soir, narra el informante de Pínies, je couc/wis oree ma soeur,
2 7 cuc1mlo Lis culp.:ibles pasc1ban por delante. ' En l 879, el folklorista bearnés l lilc1rion It1rthety confirma c¡ue la pubLición local continuaba creyendo que bs brujc1s ingresaban en las casas cerradas ,, tra,·és de los orificios de pic
on emendu du bruil dom l'esrnlier, pui5 quclqu'un qui mumair. lóut d'un coup ma soeur o semi une main sur so poitrine et c¡uelqu'un !w parlair en contr~)aisam so mix.)e l' oi reconnu ec
mientras repetían el siguiente conjuro: "si posser por le rrou, ceuc nuil, quelque .:,un:icr rcuL,j.lits-rou bien sentir,jCnouíl, ec d' entrer j/ aura peur". ls"l;::;
j' oí dit: e' est la fw,,éd". 2"' El poder metamórfico de
Las encuestas et11ogr.ílkas modernas demuestran la persistencia de estJs creenci<1s hasta el presente. En el departamento del' Aude, la mosque
las brujas languedocianas es tan inmenso corno el de las brujas ibéricas . Pueden transformase, por ejemplo, en cordero, en oveja, en carnero, en liebre, en ganso, en caballo, en v:i.ca, en perro, en gato. m Algunos relatos
es u11c1 Ílgura mític.1 que ad(¡uiere de dfa la apariencia de una mendicante y se com iertc en brujc1 por IJs noches; para protegerse de sus asaltos se recomienda obstruir los agujeros de la cerradura. Si a pesar de tocio logra
guardan una estrecha semejanza formal con las hazat'ias atribuidas a las mei9as gallegas. Cerca de Rouffiac-d' Aude, los cuatro hijos de una arrendataria habían muerto sistemáticamente a las pocas horas ele nacer. En el
penetrar en una casa, se la debe conjurar con la fórmula "piedsur lafeuille, et rn-t-en por lo cl,eminéc" ( curiosamente, la misma fórmula que emplean Lis ha
cuello de los niños hallaban siempre signos de estrangularnicnto . Cuando nació la c¡uinta criatura, un huésped que dormitaba junto a la chimenea "vit une énorme omignée descendrc de la cheminée et se diri9cr ,·ers la chc1wbre de la jermiere. Il tiro son sobre et ji-appo l'oroignée, lui armchcmt une pmre". Al
hurn,mo). '" Como ocurre a rnenu
día siguiente comprobaron que la bruja infanticida era la propia hermana 293 Los brujos y su contrapartida benéfica, los ormicrs, de la parturienta. eran considerados como víctimas del destino, seres malditos condenados a desplegar sus poderes por haber nacido en un día nefasto. La cojera es
lugar un,1 batalla, tendrían la f.icult.1d de desprender a 1oluntad el alma del cuerpo, experimentarían L1 necesicLid de atormentar a las personas durante 290 el suerio, y se transformarían en bruj,1s b,1jo el nombre de mus,¡ues. La encuesta c¡ue Jean-Pierre Pinies realiza en el Bas-Languedoc a fines de
otra de las características físicas de la breish: "d' une personne qui boítoit on disoiL: re¡JorJe il morche cummc un sorcier". Otro kslimouío confirma este parecer: "cl,u,¡ue fui que mc1 pc1u1·re múe r';} uil un boíreux (. . .) elle diSCJit: <;a,
la década de 1970, termina de demostrar la presencia del mismo complejo mítico en ambas vertientes piren,licas. La bruja domina de tal manera los elementos, c¡ue se identifica con las nubes y con el ,·iento. Puede transfor-
0
e' en est un".
+
291 Jean-Pierre Pinies, fi!)wes J.: fc1 sur,ellcrie lu11,9ueJu,ien11e, pp. +O y 94--95: "podía entrar en las casas a través de las n:ntanas y de Lis puertas ccrr,1dJsn; "un,t tar
rnarse en una brisa, en un soplo de aire, y de tal manera atraviesa los muros más gruesos. fo Fumée, un reputado brujo (bréish) del departamento ele l' Aude, recibía tal apodo pon¡ue ";/ pournit eJJlfer Juns le, moisons ouxjenétres m E1n1nanucl Le Roy L1duric, L, bruja Je Jasmin, p. 39. 288 I-Iilarion Barthety, Lu svnellaie en Béarn ec Juns le I'uys Bt1st¡uc:: .:.uivit: Jt P1'-.1Lú¡u..:s Je s01cclleric et supcrslitiolli pupulc1i1cs, flouhet, La Déu.>unancc:, 2004 (1879), p. 62: "si
traducción del francés es mía). [bid., pp. 87 )' SS.
!9!
"'lbiJ., p. l 39: "vio una enorme araña descender de la chimenea
pasar por el orilkio, esta noche, alguna Gruja c¡uiere, haz sentir tu pn:sencia, hinojo, y de entrar ella miedo tendrá" (la traducción del francés es mía). ,,., Oli,·ier de Marlia,e et Jcan Claude P<::rtnzc':, Pu111héu11 ppé11é.:11, p. 146: "un pie sobre
y dirigirse hacia la
habitación de la arrendataria. !El huéspedj lanzó su sable y golpeó a la araña, arrancándole una pata" (la traducción del francés es mía). "'lbiJ., p. 42: "de una persona que cojea se dice: mir.t, ca111ina como brujo"; "cada
b hoja, y vete por la chimenea" (IJ traducción del francés es mía). pupu.;''Ju Adolphe Je Chesnd> Dic1iu1wuitc de::,, Supasririuns, ern:urs, prJjué}J:;, et lrLiJilions laires, París, Petit-Montrouge, 1856, p. 658. 220
29
vez que mi pobre madre veía a un cojo decía: ahí tienes, ahí va uno !un brujo]" (las trdducciones del francés son mías).
109/194
221
También se detecta en el Bas-Lmguecloc una sup,:rposición tal entre los ataques nocturnos ele los muertos y de las brujas, que en ocasiones re,ulta difícil diferenciar unos dl: otras. Lo mismo ocurre con las brujas v las h;:iclas: Jean-Pierre Pinies confirma c¡ue, en la mayoria ele los casos,
es de alguna forma su alter e90; y es así que los golpes dados al animal o al objeto-brujo, se imprimen sobre el propio cuerpo del agresor.,% El siguiente relato, recogido en 1962, sinktiza el accionar ele los brujos en la localidad de Fressinieres, en el departamento francés de Ham-Alpcs, en el antiguo Delfinado: "Je sorLicr rcnaír serrcr les ucn.í dans leur lir.11 cwruit dons
:nte la menci{m ele la p.1ldbra brcish los i11formc111ks n.:spundc·n con historias de hc1d.1s. Al igual c¡ue en Espaiü, L1 toponirnict es ric.1 en apcbli,·os relacirnudos con a,arnlilcds de brujas c¡ue a menudu ,e cunfunden con los
lit;
29 lugcires fn:cuent.1dus por los espírilus feéricos. ' Un lé,timonio recogido en la década de 1930 (Li cuenta también de la creenci,1 en los combates en éxusis, como aquellos protcigonizaclos por los uílwsok, los krcsniki, los rnc1zzcri, los bcn,rnJc1nti, los striuoi o los lic:rntropos. En NarLund, una
En todo menos en el nombre, este sorcier-cauchemor de los Alpes occidentales recuerda el accionar de la breish languedociana, de las brouches gasconas, ele la brn10 aragonesa, de la bru.rn lusitazu, de la xorguina vasca. Detrás de cada una de estas figuras míticas detectamos la
la 1nciisun par le ch,lliére, sous lujurme d' un clicJt. On /'emcn,lc1i1 monter au bas Ju f"G
roufail
Cú/Jl!ll~
pos poui-oir respirer".
ju1 en sufría frecuentes crisis nen·iosas, que se desataban cada ,·ez que se encontraba en presencia de una Yecina con fama de bruja. Un día, la jon'n soiíó (1ue se trenzc1bc1 en singuLir comb,1te con ,1(1uella mujer, a quien logró arañ;1rle la cai-a. Al día siguiente, b m,1L1 Yecina apareció con el rostro cu-
un panier,
ra l11Ul1lllil SUf Ja poilrine Cl f"O
l'OUS Scrrair
Q ne
199
presencia de un antepasado común, el maléfico acosador nocturno, el espíritu infanticid
Líenu de r.1sguiíos. De allí en adeLuite, Li jm en nunca m~s experimentó a(¡uellas extraiías crisis nerviusas. 196 La comparaciún entre los r'-'Litus del siglo XX y Lis creencids compcirti,Ls a comienzos del siglo XIV por los anti0uos hc1bitc1nles dtaros de Montaillou, demuestra que el mito ele las exp:ril'.ncic1s cx-sorn.Ílic.1s y la cuncepciÚn múltiple del alma soportó con 297 éxito el paso ele los siglos. TOlLn ía en las estribciciunes de los Alpes Occidentales podemos halL1r, en pleno siglo XX, la creenCÍcl en la bruja-como-demonio-noccurno, aún cuc1ndo estamos ya fuera del área en la que se emplea el término bnya
v sus deri,·c1dos. En Saboya, por ejemplo, el sorcicr es un hombre que ;)uede metamorfosedrse en animal -perro, rana, gato- o en un objeto inanim,,clo: bol,ii1c1 de hilo, pelota de bn:1. Persigue a las personas durante el sut.'.IÍU (surcier-cc1udicrni,n), altera su salud y prm·oca la muerte. Con b metamorfosis del brujo, sostiene Charles Joísten, aparece la noción del Doble. La forma --animada o inanimada- en la que el brujo se convierte 29
'
2 %
íbiJ., pp. 32, 5+, 165,250, 25+. lbiJ., p. 139.
m Alice Joisten et Christian Abry, Errcsfanrnsriques de, ,lipes, pp. 129-130. '" lbiJ., p. 14 3: "el brujo iba a aplastar a las personas en sus lechos. Entraba en las casas por la gatera, bajo la forma de u11 gato. Lo oíarnos inst,,L,rsc debajo de la cama; luego giraba como una canasta, se te subía sobre el pecho, )' presionaba hasta impedirte respirar" (la traducción del francés es mía).
,le 129-1- l1 1324, París, G.1llinurd, 1975 (cito l;or L1 edición en c:istclbno: .JlvnLL1ill.1u, dtl..:d uL'dldfld il.: l .?94 a J 32../, traducción de l\lauro 1\rmii\o, i\bdrid, Taurus, 1988, pp. 549-582); Claude
297
En1111anucl Le Ruv LaJuric, ,J/umdillou, 1 i!lJ¿¡.:
01.-ciwn,
Lecouteux, Fécs, Sorcieres et Loups-3arous, pp. 72-76.
110/194
223
CAPÍTULO 3
Santa Catalina y el saludador. Autopsia de un co1nplejo n1ítico ibérico
Los saludadores, sanadores carismáticos especializados en la cur:1 ele la hidrofobia, conforman unu
y cazadores de brujas. El misterio rodea la figura de estos curanderos carismáticos. Durante siglos, detractores y defensores pretelldicron en Yano explicar las fabulosas proezas que los saludadores realizab,:m ante sus pasmados auditorios. La ambigüedad intrínseca del origen de sus poderes exigió hasta sus mismÍ· sirnos límites al discurso antisupersticioso c¡ue informaba la manualística española del período moderno. ¿Se trataba de personas dotadas con una contextura natural priúlegiacla' ¿Eran agentes eliabólicos que realizaban sus proezas remitiéndose a un orden preternatural ele causalidades? ¿O eran santos Yernáculos que administraban una aracia arotis daw otorgada por la diYinidad misma? 1 El origen del mito también se hunde en las sombras. Son escasas las referencias inequíYocas a la figura del saludador anteriores a las primeras décadas del siglo XVI. En el listado ele saludadores al servicio del concejo ele Murcia el primer caso se remonta al año 1480. Se trataba, sin embargo, 1
Sobre esta cuestión ,·éasc Fabián 1\lejanclro Carnpagnc, f-Iomo Cuihulicus, f-Iomo tfiiL"urso Llll(i.:.upcr:;!iciv:::o en la f:.,pd1lu de los siglos XV a XVIII, l\L.11..lrid, Miño y Dhila, 2002, pp. 37-133.
Supcrsticiosus. El
111/194
225
Estudios de ca:;o. Dc111011ulo,JÍ.1 cristitma y cultura folkl(\rk\1 en
'°
-
d
n1undo ih('rico
De allí en más, el complejo del salucLdur continuará enric1ueciéndose con nuc,·os elementos hasta finales del siglo XIX, pare, comenzar lentament e a diluirse en b segunda mitad del siglo XX. Finalment e, la originalid ad de la bgura del saludador vueh-e extremadamente arduo todo intento de estudio comparatiY o o análisis morfolóoi co
de un saludador ele lobos, a c1uien el poder municipal recurrió p:ii-;1 acabar con una plaga que asolaba las huertas y campos locales. /\.nte la falta de re1 sultados concretos , sin embargo, se lo despick el 7 de marzo de 1480. La literatura antisupers ticiosa anterior al 1500 parece ignorar por completo a los s,iludador es. Así, no se encuentra n rde1·encia s a ellos en
destinado a reducir al tipo o a los anteceden tes un complejo mítico"\,:m altamente idiosincrásico. Los cronistas españoles y extranjero s daban cuenta 7 ele la excluyent e originalid ad ibérica del fenómeno . Los saludador es sólo existen en España, sostiene A. Jom·in en Le royogeur J' Europe, ot, sont les
el exhaustin ) Libro de las confesiones del salmantin o 1vlartín Pérez ( c. 13121317)3, en los sermones ele la campaña castellana de San Vicente Ferrer ( 1411-1412)", en los tres tratados antisupers ticiosos que Lope de [farríenXV', o en el "lrocwws tos redacta para Juan ll de Castilla a mediados del
8 rnyages ele Fronce, d'Jralie el de ,lfolchc, el'Espagne et de Portugal (París, 1672). En el siglo XVIII Benito Jerónimo Feijóo insiste sobre la misma cuestión: "solo en España hay esta clase de Cur::mcleros ( ... ) entre los Escritores de Teología Moral solo los Españoles tocan la question ele si el modo de curar ele los S:ilmLidores es comprehe ndido en las obsen·acio nes supersticio s:is. Los clem-Ís no h:iblan de ellos pon1ue 110 los conocen; ó si :ilguno li.1LL1 es
e.,4uisiiissimu., ele supcrslilionilws ele Martín ele Arlés o r\nclosilb (Lyon, 151 O).
En contrapos ición con este sugestiYo silencio, el mito emerge de manera abrupta, ya plen,11nente conforma do, en los discursos antisupers ticiosos ele comienzo s del siglo XVI, señalando rnu sugestiYa solución de continuida d 6 en la que los historiado res no parecen haber reparado hasta el presente. Juan Torres Fontcs, "El saludador", en Hamén<1jc a )usé Bollcsrcr, Murcia, Hijos ele .Antonio Zamora, 1972, pp. 131 138; María del Carmen Zamora Zamora "Apnwccl1amicntos forestak, en la co111c1rca del campo de Cart.:igc-1,,1 dur.rntc b Edad J\ledia", Scripta No.-a. Rerista EleLCrcÍniu1 de Gevw Libro Je las cu1ife,.,iuncs. Una h1JivcJh!fid de h1 ,.,od,.-Jdll meJit:i al e,p,lliu/<1, ediciún crítica, introducció n y notas por Antonio García y García cr alii,
citando á Autores Españoles , y suponiend o ser nuestros naciollciles dichos 9 curancleros". En efecto, :1un,1ue vari;:is caractei-Í,licas del s,tludador pueden hallarse en muchas otras figuras del folklore y la mitología p::meurnpec1s, la fusión ele sus componen tes en un complejo Único sólo se detecta en España
2
y Portugal, y por lógica extensión , en Hispanoam érica.'º Individual mente
Madrid, Biblioteca de Autores Cristianos, 2002. Véase Pedro M. Cátedra, Scrmún, socicJuJ_y lilt!fdlUrd en fo Edod ,1/cJia. San l'"iccnce Fcrrcr en Castílfo (1-J l / - /-4 / J), Salamanca, Junta de Castilla y León, 1994. &.. 5 Los tres textos son el TrL1L·t1..1tlu (.le caso J']orcuna, el Tracwllo del llormir &_Jespcrcar reproducen rnodernas cdicionc:; Dos espcrics. sus e Jii·inara la Je Traccoclo el y Je! soñar,
7
En Europa, el complejo mágico-reli gioso más cercano al de los saludadores ibéricos parece haber siclo el culto de San Huberto, un santo nacido en las cercanías de Ueja a mediados del siglo VIL Los farnili,ires de San Huberto se decían dotados del poder de sanar o preYenir la rabia con sólo tocar a las personas. Sin embargo, parecen haber al carecido ele los restantes trazos característi cos de los saludadores ibéricos; Yéase Les Bloch, Marc 1887; Pican!, París, t, Saim-Huber er ra9e La respecto Henri Gaidoz, de Strasboura rois rh,1w11c1wr9es, Strasbourg, Publication s de la Faculté des Lettres 1924 ( cito por la edición en castellano: Los rc_rcs raumururgos, traducción de Marci~
4
los tratados en conjunto: Textos y Conco1JLrncias del ?idldtÍv de lllÍi1i11dnza) ' Je nwgío, ediciún semipaleog r.ífica en microfichas a cargo de María Isabel rvlontoya, Thc Hispanic Seminary of MedieYal Studies, Madison, 1994; Fernando Ah·arez López, .1rre Dipum'18i._·t1 y licchio:ríu rncJi.:r<.Jl. TrcS trdtdJus Je n1t13iu en la rorte Je Juon /1, V~tlL1dolid,
Lara, México, FCE, 1988, pp. 167, 348-350). Citado por J. M. Díez Borque, La so,iedJd óp<.1110/c1 y los riajeros del sis/o XVJ/, Madrid, Sociedad General Española ele Librería S.A., 1975, p. 159. ' Fray Benito Geronimo Feyjoó y Montenegr o, Tearro Cririco Unil"ersal O Discursos
el tdción Prm inda! ck Valladolid, 2000. Una tercera edición reproduce Únicamente Je Lope de Dírinonp l., de Ti·ocwdo El Muñoz, Cuenca Paloma i11u11,-a: di, fo de Ti·Jdudu Ayuntainicn to 8drric1nus. l.d 1l1dtJÚl JHt:Jit::rLil i:11 lo ri.:.iJ11 J¿ w1 ubispu de CuenCt1, Cuenca,
5
ele Cuenca, 1994. Refiriéndos e a los ,aludadun:s , Martí Gelabertó sostuYo recienteme nte c1ue "desde la Edad Mcdi,1 se tiene conocimien to de la existencia ele estos in,li,·icluos". Sin embargo, no aporta evi,lencia hibliogr[1fica ni documenta l alguna para sostener semejante
toino rurios en tuJu l-Jéllero Je J11Jlcrias, puru Je)'Cn!:fLlilu Je errvrcs L\JJJJUn.:s, lv1adrid, 1777,
6
afinnaciÚn; cfr. lvLirtí Gclabertó, Lo pt1/._1bm Jcl pr.:JiühÍur. c._,nudrrJ:JI muy supersciciÓn en Cu1c1/wic1 (.,i9los XVJJ-XVl/J), Lleida, Milenio, 2005, p. 281.
III, pp. 4-5. cspa~o Luis Sánchez Granjel, "Aspectos médicos de la literatura antísupcrsti cíosa de Uniwrsidad Salamanca, Medicina, y nola ele los siglos XVI y XVII", en ffumuni,mo Salamanca, 1968, p. 66.
112/194
227
considerados, muchos ele sus trazos pueden adscribirse a algunos ele los crr:l!ldes sistemas cultur;iles a los c1ue en última instancia se reducen la ;oralidad ele los complejos míticos arcaicos europeos. Como knómcno ele conjunto, sin embargo, el complejo del saludador parece, en principio,
intlu_:.·cntc: Rcprob,,,..ión de los s11pcrs1icion,·sy hcchiccríos (AlcaLí de Henares, 1 1530'). 'Ac¡uí cl aragonés cleclica un ca¡,ítulo completo a los s«lu,L1dores, en lu c¡ue probahlement e constitup u110 de los m,Ís antiguos tr,1tamiéntos extensos del mito. De hecho, Ciruelo se siente en la necesidad de justificir la decisión de dedicar tantas páginas a la cuestión, lo c¡ue reafirma la sen-
',.
irreductible a cualc¡uier esquema mítico preconcebido. Por todos estos moti1·os, la mitología de los saludadores ibéricos no ha sido clenusiado frecuentada por los historiadores. A menudo se los menciona en monografías sobre religiosiclad local, reprol>ación ele su1)c:1·,ticiu11es
sación de c¡ue nos encontramos ante una creencia relati,·amentc nm·edos:i, que había logrado en poco tiempo una rápida y enorme difusión en la Península: "mas porc¡ue las pabbras y cerimonias ele lus salu(bdures tienen
o medicina popuLir. Pero hasta el presente no parece haberse intentado un análisis de conjunto del fenómeno. El presente cpítulo sc propone, entonces, realizar la disección de uno de los complejos mágico-religio sos
alguna espccial icbd clifcrenciacla delos cm psalrnaclores ( ... ) , )' \·eernos c¡ue nrnclu gente se D tras ellos a se sJludar ( ... ), ha me parecido de hazcr este capitulo especial contra los conrnnes saludadores". 14
ele la ciYilización ibérica temp1·ano-mo derna. más ori"inales ::e
El capítulo ele Ciruelo, c¡ue ele alguna manera adquiere un carácte1· fundacional para el complejo del saludador, establece las seis car,1eterÍsticas prínci¡xilcs ele b \·ersión canónica del mito: 1- "!el s,drnbdur] se emple:i en quci-cr sa11c1r, o presen-ar a los hombres y hcstias y ganados del nul ele la
1. Los saludadore s: sanadores carismático s en suelo ibérico
rauia"; 2- ",ana con su saliua de la boca o con su ,1lientu"; 3- "son fimiliarcs ele sancta Cathalina, o de sancta Quite-ria,)' que estas sanctas le han dado Yirtud pan sanar de la rauia"; 4- ''han sc hecho emprimir en alguna parte ele su cuerpo la rueda de sancta Cathalina, oh sc:íi,1] de sancta Quiteria";
Una ele las referencias más antiguas al mito del saludador ;:ipa1-cce en el sintético trc1tamienlu de la materia antisupersticio sa que Pedro Ciruelo 11 incluye en su ,Irte Je bien corifesar ( 15 H-) : "los saludadores, c¡ue se dizen de s,1;1cta Quiteria, o sancta catherina, c¡ue mas Yercbcleramen te son ministros del diablo, sc1ludan a personas, o a otros animales conti·a b rauia, 12 o mordedura d,, perro rauioso". La referencia, incluida en la sección dedicada a las hechicerías y sortilegios, resulta extremadame nte brew. el núcleo duro de la creencia: desde un Sin embaroo , en ella se detecta b principio los sdlucLidores fueron, ante todo, especialistas en la cura de mordcdurds proYocadas por los perros rabiosos. Unos años más tarde, Ciruelo amplía el tratamiento del problema antisupersticio so en su celebérrima e
y 5- "acliuin;in algunas cosas secretas dt: lo que esta ausente en otro luoar ,' .::, aun y personas, algunas sobre pasados ya s tarnbien de los acaescimiento de cosas c1ue les han de acaecer"; 6- "algunos tornan un carbon o hierro encendido en la mano !y] lo tienen por un rato. Otros se Jayan la mano en
"LJ kcha de la edición príncipe ele L, R,p1ui"1c·icin de Ciruelo continúa siendo matc\<:~1::,c \\:i t.'rnic,1 .\Litl'O Ri¡Jol!, "SuLrc u11,1 ,:dki(;n
riJ. d-:: llis.___·u::,i~n li
,\lgunus JuloJ·<:s d,m l SO I como f'u:l1J
ignota de la R.:¡)/ubc1liÚn Je supcrsrícionc.:; dd n1acstl'o Ciru('lc/', D)udwi.,-, 22 (2002), c\lll>cn·ad:i scrí:i la que pp. +37-+59. P.lrJ rnucl1us Lililié,lllus, la cdi,i,>11 rn,Ís fols. + 2 hs). El lugar 78 s.i., (s.l, se encuentra en la llispanic Sociery d,: Nu,:,·a York Alcalá de: Hcnar:s, sido habccr ¡>Jr,:cc edición esto de de publicación más probable ,le/ siglo Xl-1, la en /-íoclc,yjórwnu Jimcno, Díaz Felipe ,éase 1530; y daño,
11
1514, y que la confusión surge por un tratado de tíwlo similar, Arte pura bien wnfas<1r, pul,licado por un ,111Ónimo monje jcrfmimo poco después ele 1500: Lou Ann Homza, Rdi::Jious.luthurit)' in the Sp,wi,h Rcnaissance, Baltimorc,The John Hopkins llni,·ersity
i\ladrid, Fundación llnin:-rsitJria Esp,,ñob, 1987, p.1 OO. En cualc1uicr caso, la m:\s antigua de las ediciones extensas conscnadas ,:s b salmantina (k 1538: Lou :\nn Homza Religfous Aurhoric_r in che Spd1iij'h Rcnais.)·once, p. 199.
Prcss, 2000, p. 152. "Pedro Ciruelo, Arre Je bien
1
Pedro Ciruelo, RcprubdL.iJn ~le !LJs supco.Lid,mc.-. y hcchizcrias. Libio mi~¡· wily nt:..-i:s..,o 1io a r,,JJ, los bueno, chrisric1nos, Medina del Campo, 1551, fol. xxxYiii r. l-+
1548; fol. XYii \',
113/194
Estudios Je caso_ De 1110110 lugb. cristian;i
y cultura
l~)lklórica
L'.11
el rnundu iLt'.:1 ko
bai:ra ele hierro
La \'ersión canónica del complejo del saludador pronto se vio modi-
a;dienclo ... Otros entran en un horno encendido y fuerte"." Re~uha e,·icknte que no estamos en presencia de empíricos o ensolmoclo-
ficada por la incorporación ele nue,·os atributos originales, que en poco
agua
O
azeyte hiruiendo. Otros mielen a pies descalzos
\'!U
tiempo conformMon un repertCJrio ele trazos llul:mtes c1ue contribuyó a modificar ele manera recurrente las versiones posteriores de la creencia. 20
res corrientes. De la reLiciÚn de: la Repruboción de Ciruelo extraemos algunos
otros elatos destacados. No sólo curaban enfermos; también saludaban a
Una referencia notable al complejo del saludador aparece en el jordín de
hombres y animales con carácter preYentÍ\'O. Diseñaron algunas prácticas
jtores curiosos (Salamanca, 1570), del humanista Antonio deTorquemada. El
cuasi-sac;amentales, que los transformaron en agentes acti,·os ele una he-
episodio tiene corno protagonista al padre del autor. El extenso memornte
terodoxa paraliturgia vernácula, en competencia directa con los agentes
incluye la cletallacla descripción del accionar ele un misterioso curandero,
ele la reliuiún oficial: "saludan el pan y lo mambn guardar por rel1c1u1as:
y aporta dos ,,ariantes interesantes a la mitología del saludador. En primer
con mc1s cleuocion que el pan bendito de los sacerdotes de la yglesia en los dominaos". 16 fiiHlmente, Ciruelo deja entender que en muchas diócesis y
ele Ciruelo- e,·oluciona aquí hasta convertirse en un ejercicio abierto de
com:ej:s los salucLidores actuab.rn libremente, con el co1isentimiento ele las
segunda vista; en efecto, el sanador puede ,·er la enfermedad en el interior
autorichdcs civiles y eclesiásticas: "todos los perlados y juezes que permiten
del padre de Torc¡uemada cuando éste no manifiesta aún síntoma alguno,
lugar, el don de clarividencia-ya mencionado en el fr
en sus diocesis que anten estos publicos saludadores, pecan mortalmente
cuando no tiene siquiera conciencb ele haber sido mordido por un perro
» 17 ' · si no los castigc1n y echan el e la tierra .
rabioso:
Ciruelo no fue el primer reprobador de supersticiones en dedicar un
'"Dezidme, señor: ¿a Yos os h:i mordido algún perro'' Mi padre, que ya
capítulo completo al feuúmeno ele los saludadores. Lo mismo había hecho,
casi lo tenía oh·idado, le respondió: 'Un perro salió a mí pocos días ha,
un par de años antes, el franciscano Martín ele Castañega en su fanodo de los supersticiones y hechiceríos (Logroño, 1529). Su descripción, sin ~n1ba1;:
y me quiso morder; pero, ¿por c¡ué lo preguntáys?' (. _.). 'Pregúntooslo porque ( ... ) yo soy saludador y esse perro que dezís que os sacó sangre
go, resulta extrenlclclamente pobre desde el punto ele ,·1st~ etnog,rahco. El interés excluyente de Castañega era demostrar el caracter licito ele!
el perro tenía tales y tales señales', diziendo las mesmas que mi padre
accionar de los saludadores; que atribuía a \'irtudes naturales ocultas en
hada Yisto, de que no quedó poco mara,,illado".
de la pierna, esta va ra\'iando ( ... ).Y para que entendáys que digo verclad,
su aliento o saliva, descartando todo orden ele causalidad sobrenatural o
La segunda variación que incorpora el relato de Torquemada es la des-
preternatural. De hecho, Ciruelo y Castañega inauguran dos vertientes
cripción de un ritual de sanación más sofisticado que el simple empleo
opuestas de la teología moral española: la ele los detractores y la ele los
del aliento y la saliva. En efecto, el saludador pica con un cuchillo filoso
,
,·
defensores ele esta peculiar estirpe ele sanaclores cmsmat1cos.
19
la nariz del padre de Torquemada y extrae tres gotas de sangre, que coloca en una escudilla. Media hora después "miraron la sangre que estava en el plato, c¡ue no la havían quitado de su presencia, y hallaron en cada una
1;
!bici, ff. xxxviii r - xxxix r.
16
!bid., fol. xxxix r.
17
!bid., fol. xi r. Fray Martín Je Castañega, Trocado de las Superscicioncs y flechizcrias'. edición con
1s
estudio preliminar y notas de Fal.>ián Alejandro Campagnc, Buenos /\¡res, Facultad de Filosofía y Letras/Uni\'ersidad de Buenos Aires, 1997, pp. 95-98. 19 Sobre esta polémica véase Fabián Alejandro Campagne, "Entre el rniLigro y el pacto diabólico: saludadores y reyes taumaturgos en la Españ.1 rno,krna", en María Estela González de Fauve (ed.), Ciencia, poder e ideolq¡ía. El saber)' el hacer en la erolución de 230
114/194
la mcdici11c1 e,p,iiíulc1 (siglos XIV-XVJJJ), Buenos Aires, Facultad ele Filosofía y Letrasllni,·ersi
cristi,u1,1 Y cultur,1 t'ulk!orica en d
111U1hlu
ib~·ríco
que este rasgo espectacul ar tm·o un car,1ctcr netamente coyuntura l (duró poco tiempo -finales del siglo XVI, comienzos del siglo XVII- v afectó particular mente a los saludadurc s del Le1"Jt1le penins:1L1r) cont 1:ibu 1ó a increment ar ele manera exponenci al el prestigio e influencia locales de,esta
( ... ), un gusano ,·inJ, bullendo. Y entonces el saludador le dixo: ' ... ,·c1s 2 ac1uí tocio el da110 que el perro os haYÍa hecho". ' La transición entre los siglos XVI y XVII a¡)ona un testimonio Yaliosu sobre la co11t.rn1i11,1~·ión de la creencia con elementos extraídos de otros
peculiar estirpe de taumaturg os rurales. La i11muni,Lid a las heridas er;i otro de los rasgos novedosos subrayado s ¡>ur Nc11 arro: algunos saludadore s se decían capaces de doblar como un arco la hoja de una,espc1da, apoyando 1 la punta sobi-e el ¡)echo)' la ernpu11acltffJ contra la pared. '
coiuplejus míticos pancurope os. En las Di,'cJui,,i1iunum mc1¿Jicc1rum (Lm·aina, 1599-1600 ), el jesuita Martín del Río agrega nue1·os trazos a la leyenda del s,1lmbdur. En primer lugar, afirma que los s,dmL1dores se reconocen entre sí con sólo mir;irse, pues perciben ele inmediato las marcas de n;-icimiento
Sin embargo, el ejemplo más acaLado de la extraordin aria plasticidad del mito del saludador, de su infinita capacidad para incorpora r trazos ajenos a su leyenda, es su asociación tardía con la expuLi(Jll de demonios ..., v el exorcismo popular. En 1653, el focal del ar-zobis1)aclo de Zaraooza
que lle,·an grabadas en sus cuerpos: "diwn1 Jlci!lirc1liwr ,·num sc1lut,uurc111 oh ulus .ú.. ilut . .aurj[n1..., cur9nusLi, lit't.:l curn prius TH11h.¡u1...1rn ,,icJcrint, quv..l :-.idnurn ...1licuius . 12 En segundo lugar, Del Río ser'iala que los nu1c1c i/Jis e\ dc1.::mu11c
séptimos hijos en la continua generació n de 1·arones están destinados a conn:nirs c en salu,Lidor cs según la creencia popular: ~{i.,llunrur Jum pu1c1n1 honc l'im wn,pc1crc :;cp1imo cuique filio, si mo:;culinum or,linem_fe míncus par tus nun irllarupcrir " _'3 De todos los trazos incorpora dos con posteriori dad a
denuncia ante la Inquisició n al saludador Pablo Borao. Se lo acusab; de exorcizar mujeres aún cuando nunca había sido consagrad o sacerdote ni recibido las Órdenes menores. Borao intentó neutrali;a r los cargos aludiendo a su profunda piedad per-sonal: se confesaba v comulaab a todos los
las primeras cri,tali;:ac iones del mito, ninguno alcanzará en el futuro un éxito cump;l!'cl!ik al de esta identificac ión entre los septenario s y b figura
días, y curaba por medio ele la oración mental c¡ue p;.acticab ~unto con los posesos. También afirmaba haber visto a la Virgen María "se le apareció ahuyentan do los demonios "-, a muchos santos v ánreles, y a las almas del 1 . e ' . 26 p ronto con1eso !)urga t ono. c e sus poderes sanadores : "se jace 1ongen
del s,1lu,.L1dor. El complejo folklórico continuó incorpora ndo elementos que profundiuron b ,tlteración de la versión canónica instabd:i a comienzos del siglo XVI. En el 1ribunol de supcrsrición lmlirw (lluesca, 1631), el presbítero aragonés Gaspar Navarro menciona una nueva y sugesti,·a facult,Hl
.J
la lengua sobre el vientre de las mujeres afectadas por maleficios . Borao atribuía poderes similares al semen y a la orina, según un patrón arcaico que confería a los íluidos corporales b virtud de transmitir la gracia que 28 habitaba el cuerpo del taumaturg o. En prisión confesó que muchas de
algunos Saludador es a ciertos lugares, para que les dixessen quien eran 2 Brujas, o Brujos( ... ), y estos dizen, esta y ac¡uella son Brujas .. _"_ + AunAntonio deTun1uen1~H.L1,JuJ/n ll<J_florcs curiusds) en Obt"di L·,...JJnpf...·rd:,, Bibliotec1 Castro,
las formulas contra los demonios que incluía en las filacterias que confec-
J\!J
" !bid., fol. 93 r. 16
232
rulgurc,, Hucsca, 1631, fol. 91 v.
!vi.iría Tau~iet, Abtdüdubra Omnipvtt:u::,_ Jfu.¿Ji-1 wban..i en
en la [J,.,¡J .llvJi.:nw,
Ma
nu i11terru1npe la st11..:c::.iún de Yan.Jnc-s". poJer dd H Gaspc1r N,Wcirro, Trihi ndf Jt' Supi:rsth.-i/)[J L1..lint1. E.\plur...1Jur Jd snbcr, asrucia,y scm,;jdmcs y _ .) (. cr,.h Dcmvniu; en 1..JUC se cont!t..·nd !0 l¡ue suele cut r:.:r por bu.:nv i:n Hcchizo:,·,A,,¡u ,1cci0J1c,
.J
taba tenía un Christo en el paladar, en la mano derecha la rueda de Santa Cathalina y en la espc1lda un quadro figura11du la Sanlis,ima Trinidad como 27 la pintan, clizenlo diezioyho testigos". Sostenía c1ue su saliYa tenía virtud para curar toda clase de enfermeda des, y pur ello solía trazar cruces con
del s,ilud.idur ibérico: su inn,lla capacidad para detectar brujas. Nayarro al'irmc1ba al respecto: "dizen c1ue conocen las Brujas, y Bnijos, como en algunas ocasiones se han ,·isto, que la gente ignorante y necia han lleu;-iclo
21
,_;
;, Cabe aclarar, sin embargo, que en d caso de Pablo Borao todo índica que el curandero se aproYechaba de estas creencias arcaic~s para abusar sexualment e de sus pacientes; ,·éase María Tausiet, Abrc1cuJc1bru Omníp.;wi,, pp. 15 3- J 55.
115/194
2 33
;r i
fo!klórica en el mundo ibérico EstuJius de caso. Den1on.0lugL1 cristiana y cultura
ncido del caráct er debajo de la lengua o una rueda sobre el pecho. Conve c¡ue implic apeligro al hecho el e atribuy artificial_ de esta señales , Feijóo artifici o, es este usan que los que parece ba 1mpnm 1rlas en la boca: "me que en la antes cuerpo del parte natura l que imprim an la rueda en otrJ confirm a me y o; molest y so, buca, por ser dc1uello mucho rnc11us pdig1·o sco Franci Don r Docto en esle pens.1m iento el caso pdctic o c¡ue refit:rt: el de allá Más H . pecho" Ribera , ele un Saludc1dor que trnÍd dicha rueda en el res a, los san:ido la consaLida referen cia a Santa Quiteri cl y a Santa Catalin ción ele otras protec la r invoca solían n tambié ele b rabia diecioc hescos del Castill o, Ignacio Joseph dor saluda El figuras de la mitolo gía cristian a. San Cosme a iendo recurr rabia cncarc ebdo en Zamor a en 1771, curaba la peculi ar un por n y a San Damiá n; Del Castill o se c.1rc1cterizaba tambié las mordía les os, métod o ele sanació n: soplab a sobre los perros enferm 5 3 s. las herida orejas, y luego succio naba la sangre c1ue m.1naba de s detalL:tdas del pciont:
el texto fetiche de la cionab d las hdbfa hdlla
a
19
JO J>
/bid., p. 163. /bid., p. 149. Unfrersal, p. Fray Benito Geróni mo Feijóo y Monten egro, Teatro Critico
31
Jbid., p. 9 des Lumii:res, I 700-1820, París, nvaléri e Molero , ,lfo¡Jíc et surcdlcric en Lpd¡Jne au sii:cle L'Harm attan, 2006, p. 141. 234
116/194
Critico Unii-ernd, p. 6. :; Fra:' Benito Geróni mo Feijóo y Monten egro, TcJtIO des Lumieres p 136 si/:cle au Espagne en Valene Molero , Magie e, sorc"elJerie 3 , Alian~a,.198~, p. 189. Madrid España, en diablo El ~ Francis co J. F,iores Arroyu do, - - Jes u - espano por los concejos ados contrat ores saludad de caso urnco ~ el fue no Este . . Miguel Josl véase :iles; º'.1ualm ente autoriza dos a ejercer por las autorid ades episcop o, Númer XVIII. siglo del Murcia la en os sanitari Saez y Pedro Marset, "Profesionales La palabra del rtó, Gelabe Martí 73; p. (1993), 45 , Asclepio evoluci ón)' distribu ción", 2 35
su madre la ,·irtud taumatúrgica que le permitía tratar la hidrofobia y toda clase ele enfermedades contagiosas. Afirmaba que cuando ella muriera el
Inc¡ui,iciún el sorpru,dc-nté ,·jem¡)lo dd salud.idur Fra11Lisco Gamlía, que h;;cia 1758 residía en Oli,·a, Val0:11eiJ. A los mordidos 1)0r c<1nes rabiosos les 111(,straba Ll Cruz de Cara1·ac,1--otra innm·ación sígnica que perduraría c:un (;:-;ilo hasta muy entrado e, siglo XX.--, recitaba una oraci[lll ele su
don pasaría a su hijo ~ele acuerdu con la irn etc rada lrc1diciún que estipulab:i que los sanadores carismáticos sólo podían comenzar a ejercer su oficio una yez que se produjera el fallecimiento del progenitor que les transmitía la gracia. La oración que Isabel Gil utilizaba con los seres humanos aludía a la Santísima Trinidad, a Jesús de Nazarerh y a Santa Quiteria, por
ap.u-enle auturí.1, cscarlub,i la herida con un alfiler, y luego succionaba el 1l·nenu. La ge.,lu,ditL1d l,ruiuatúrgica ele Gandía nos confirma c1ue b ,·irtucl
de lus s,ilucLidures ya no parecía concentrase de manera excluyente en su sali1·,1 n aliento. Peru rnJ:; abru111,1dur resultab,1 su domino sobre fuego. En
cuya Yirtucl esperaba librar a los dolientes del mal ele ojo, de la rabia y ele
,·arias oporluniLLides el pueblo entero lo habí,1 ,·isto ingresar en el horno
toda ponzoña corrompicb. Para bendecir al ganado utilizaba un conjuro
y retirar lus panes recién cLiboradus; en una ocasión, un médico ele b lo-
diferente, que incluía una inrncacíón al arcángel Gabriel. 39 Durante más ele treinta años la curandera ejerció su oficio en la jurisdicción conc1uense,
37
calidad lo dcscubriú cuniicndu un pescado dentro clel mismo fogón. Las curnu11id.1dL,s rurales sulí,rn tr:msformar el dominio suhre el fuego en el
y gracias al prestigio alcanzado -o al temor que sus ambiguos poderes prorncaban- las villas ele Fuentes, 1í'ijueque y Viruega le entregaban dos
ritu de pc1Sc1je t¡uc scñ,1L1b,1 la irrupción de un nueY0 sanador carismático. ,\sí ucurri/J cun Antolín i\bgd,deno, procesado por la Inquisición logroñesa en 1760: u1,rndo contab.i con 14 o 15 años sus Yecinos lo liabían ublig,1do ,1 u1ninc1r con los pies descal:ws sobre una barra ele metal ardiente, con el argumento ele c1ue todo buen saludador debía poder hacerlo sin sufrir
fanegas ele trigu al año para ,¡ue santiguara a los animales clel término.+0 De hecho, la caída en desgracia ele la salucbdura comenzó cuando el concejo de Fuentes interrumpió el pago del estipendio. La mujer reaccionó ele manera airada, y a los pocos dí.is un enorme mastín hidrnfóbico inumpió en la aldea, mordiendo y contagiando a la mayor parte de los canes del vecindario. El párroco, que debió sacrificar a su perro a raíz del episodio, terminó clenunci,mclo a la curandera ante el Santo Ollcio. Los inquisidores
cL<11u alguno. Js Aunque el arte de sanar el mal de la rabia parece haber siclo una competencia exclusiYamentc n1<1,culina, un proceso inquisitorial tardío demuestra que, en ocasiones, el oficio también podía ser ejercido por mujeres. En julio de 17 5 5, el tribun.11 de Cuenca condenó por supersticiosos los ritos
condenaron a Isabel Gil a permanecer tres años en la cárcel de la penitencia. Allí debía instruirse en la sana doctrina cristiana y prepararse para una confesión general, Tocios los días debía salir de su prisión para rezar
y conjuros c1ue b sexc1gc11aria salucl.idora Isabel Gil utilizaba ¡xira curar la rabia y predecir el pur,·enir. Estc1 Yecina ele i\lira del Ríu l1c1bL1 liereclaclo ele pp. 3-~5-3-+7; Ju~ui 13bzqucz ~\1igucl, YccL1 en su p,,blc1d0ros h,i,1c1 Id Cucu<1 d.: rnc1c1.>c:uc10m ñ::ificl Ran1Ón) "Cara
y cruz de
37
Juan Bh)z(iuez Nliguel, Eros y
desterró por cuatro años ele los lugares en los cuales había ejercido su oficio, y ordenó a los curas locales c¡ue condenaran desde el púlpito los supuestos poderes de los sanadores populares.+ 1 En Portugal, el mito del salud.idor adt1uirió algunos rasgos extremadamente originales, lo que nos permite sostener la existencia de una específica Yersión lusitana del complejo. En una primera fase, los saludadores portugueses parecen haberse especializado ele manera casi excluyente en la curación del ganado enfermo; sólo lentamente extendieron su accionar
tleslÍc los pnmeros
Toledo, .,\rcano, l 9SS, p. 81; .,\nLoniu P,c-
b rnedicina rnurcíana
,JludJdur",Jlw8éldlld, 71 (1987),
rli_ffc~ri.i:
el rosario y el Safre Regina en una ermita cercana. El tribunal también la
dd setecientos: Pén iu.:nci,1 dd
pp. 73,81.
T"ÍIJdLUS.
hcthíu:1Íd
_y
t.:Il
Españn}
Toledo, Arcano, 1989, p. 21 +. Episodios cu mu i:stc poknci,,kn el l"c:,Ligio d<: esta e,Lirpc: de s,rn,idores. De: hecho, a fines del siglo XV!l los ,alc1d,"lurcs llegan al .,\lcázor real: en J696 un rc'lloll,br,1du saludador manchego fue llamado a palacio para tratar el llldi inc:urablc c¡uc afcctJb.1 a la reina lll,1drc, i'-L,ri,rn,1 de Au,Lria; 1·éasc Carrnclo
de oro, l\t:idrid, A.ka!, 1990, p. 20; Du,¡uc de l'v\aura, Su¡,cn1icioncs de los siglos XVI y XVIJ y hechizos ele Carlos 11, l\ladrid, Calleja, s/ f ( 1950 ?), pp. 57,58. 3'Valérie Mulero, 1llc,8ic et sorcdlcric en Lpc1gnc c1u ,ii:dc des Lurnic,"', p. 139.
"!bid., p. 142.
Lislln Tolosana, Dcmu1lio3 )' e.\urr..:i:,,mo.-, en el
"
0
Sebastián Cirac Estopiñán, Los procesos de hechicerías en la ln~ui,ición de Castilla la
Num1 41
117/194
(Tribunc1les de Toledo y Cuenca), Madrid, CSIC, 1942, p. 63.
}bid., p. 24+. 2
37
Estudios de
Cd:::,O.
Deinonolugl..1 cri:::,ti,.m,1
y cultur.1
fulllóric.1 en
el
rnwHlu ibérico
Tal era el caso del labrador Jorge Anes Castro, un saludador de la aldea que tenía entre sus clientes al conceJ·o de Evora ;va de Porches Alvarve ::::, la mismísima familia real; según narraba el propio curandeíro, una Yez que
a los seres humanos. El prucedi111iento que empleaban ta111bié11 tenía rasgos particulares. A diferencia de lus ,;alucbdores españoles, que otorgaban a la sali, et un papel destacado en los rituales curatiYos, sus colegas lusitan~~
)
los dolientes le describían el mal que los afectaba "a noyre seguyme sonha 7 os reweclios que ha de dar a cada hum".+ Los sueños servían también corno investidura simbólica de los taumaturgos locales. Muchos cornenzab,m sus carrera, a partir de una serie recurrente ele imágenes proféticas. Así
bendecían aaua con sal e hisopealun al ganado con una rama de laurel. [l térniino :ludaclor no era el único empleado en Portugal para referirse 3 a estos taumaturgos campesinos. También se los denominaba brnN,leiru/ se generaliza en todo el país el uso 0 benros_H Desde finales del siglo XVII del vocablo curandeiro, que en el habla común comienza a desplazar al
ocurrió con el mencionado Anes Castro: el descubrimiento de su vocación tuvo lugar a los trece o catorce años, cuando guardaba bueyes en el 3 campo y repetidamente soñaba que bendecía a un niño en el desierto.+
término más arcaico ele saludador; la practica inquisitorial, sin embargo, continuó siempre estableciendo un matiz diferencial entre arnbcts p
En ocasiones, el contacto con lo sobrenatural cristiano resultaba aún más explícito, y las apariciones reempbz:iban a los sueños. Un ejemplo acabado es Gaspar Martins, quien recogiendo agua junto al pozo se encontró con
un don di\'ino adc1uirido desde la cuna.+' La originalidad del saludador portugués no se agota en las especificidades lingüísticas. Desde el siglo XVI se especializó en la ident'.fic~ción de jcili<:círus y en la neutraliución de maleficia. Con frecuencia atnbma
"hüa 11wlher l'iscída ele bwllc¡uo cúm hüu 11wle9ua duguoa na maú es,1uerclu a na dircila rrazia hum ramo dullicrim e com a mao dircirn (. .. ) bemzera tres vezes a
el on-
111cJle9u Ju9uoa". Martins creía que la deslumbrante aparición era Nossa Sen-
aen <.le Lis enferrned..1des misteriuscts al espíritu ele los muertos. PedroAnes, :<1ludadur del término de Suusel, diagnosticó la dolencia que aquejahél a una llilÍd recurriendo a un recipiente ele agua con sal, que él mismo bendijo por
hora da Luz.+9 El papel ele las apariciones adquiría aún me1yor importancia
en la diócesis de Coimbra. En 1656, el bento Pedro Fernancles se presentó espontáneamente ante un \'isitador eclesiástico para dar cuenta del origen ele su poder. En la noche del 23 al 24 ele junio ele 164-0, poco antes del canto del gallo, vio como un resplandor descendía desde el techo de su
medio de soplidos y ele la señal de la cruz. Gracias al ritual descubrió c¡ue la causa de la enfermedad era el alma de la madre de la pec¡ueña, enfurecida coH el resto de la familia que se negaba a cumplir un voto religioso c1ue 6 ]a niujer habfa formubdo cuando todavía vivía.+ Los bemdeiros lusitanos
vivienda y se posaba a la vera del lecho; inmerso en la luz enceguecedora Fernandes reconoció a San ]ocio Baptista, quien le elijo: "nl(lo o que curares
demostraban una capacidad de contacto con el mundo de los espíritus de que carecían sus colegas españoles. Confirma esta presunción el hecho de que muchos saludadm·es 1·ani1culos diagnosticaran las enfermedades y prescribieran los tratamientos por medio de la interpretación ele los sueños.
será bem urentura,l,J e {tudo o que} vires nos olhos de causas donadas sera salm".
Antes de partir, la misteriosa aparición marcó a Fernandes con una señal en la boca, "que era wna marca de Deus". 50 En ocasiones específicas, la \'isión daba lugar a espectaculares travesías en éxtasis. En 1697, Ben to Assurn;:ao, un niño sanador nacido en la aldea de Punla, obispado de Coimbra, explicó a los inquisidores c¡ue había recorrido el cielo y el infierno bajo la guía ele nossa Senhora, con quien dialogaba tres veces por semana ~los miércoles, 1 sábados y domingos. ' Como en España, las señales de los saludadores
,, Francisco Bethencourt, "Portugal: A Scrupulous lm¡uisitiun", in Bengt Ankarloo and Guslav Henningsen ( cds. ), Ec1rly J/v,lcrn Eurupcdn ll'ilchcr,ji: Centres ond Pcriphaic,, Oxford, Clarendon Press, 1993, p. 410, +3-
Francisco Bethencuurt, () inw9inÚriu Ja
)
Jllllf:Jiu. Feiticeirus, st1luJ ..iJvn:s e nigrumont.:s nv
,éculu XVI, Lisboa, Projecto U1ii,·ersidadeAberta, 1987, p. 55.
+]
!bid.' p. 62
Ju.:,é I\:Jro P..iiva, Pr.ílicus e ltcnr...1s mu¿Jicu:i. O meJo e a nec¿s..-,jJuJe Jus n1i.ÍI]i.:u:i na diocese Je Cu,mbru (!650-17aJU), Coimbra, Linaria Minen-a, 1992, p. 78.
ª'!bid., pp. 139 140.
+sTimotlt1· D. \Valkn, Ductu/5, Fulk .lfcdicine und thc fn,¡uiiition. Thc Rcpréisiun ofJL1sical f-!culins ;,; /'orwsc1l Jurius 1/,e Enli9hunen1, Leiden, Brill, 2005, p. 49. ª6 Francisco Bethencourt, O irnusináriu Ju musi", pp. 54-55 -
so José Pedro Paiva, Prá,icus e cien~c1, mc1sicds, pp.
++
9
+
/bid., p. 140.
202-203. "Timothy D. Walker, Doaors, Fulk Mcdidne und the lnquisilion, pp. 357-358.
118/194
239
E::.tudios de casu. Oe1n0110lugí..1 ..:ri::,Li.1nJ. y ndlur.1 iUlklúrit.:J en
el
muitdlJ
iLérico
portugueses eran variadas. Maria Barradas tenía una cruz en el ciclo ele la
El complejo mítico del saludador arrib,1 finalmcnre al siglo XIX." Para
boca, a la que se sumaba una segunda señal c1ue aparecía sólo los \·iernes:
entonces, la cantidad de elementos incorporados del siglo XVI en adelante
un Cristo crucificado. Joao Manuel, del pueblo de Midoes, tenía una cruz
confornulJan \-ercLidcrJs cap:io gcul~gicas de deusidad di\·ci-sa. Al mismo
en la palma de la nuno izquierda. Pero la mayor inno\ ,1ció11 la aporta
tiempo, la riqueza de los mitologem
1\L:trtinho Afonso en 1702: se consideraba bem<J porque k1bía llorado tres
ele la crcenciJ daban lugar a un número cc1si infinito de cumbin.1ciones
veces en el vientre de su madre. 52 Los Pirineos no fueron obstáculo para al avance del singul
posibles. Los nichos cultur,1les locc1lcs también dejaban su impronta en la configuración vernácula del mito. A medi,1dus del siglo XIX, por ejem-
del saludador. Muchos testimonios dan cuenta de la presencia del mito en
plo, Santa Quiteria había desplazado por completo a Santa Catalina como
En 1770, el concejo cleOlette, en el Haut Conflent,
protectora de los sc1ltdc1,l0rs en los Pirineos Orientales: antes de soplar y
intentó contratar los servicios de Jean Sah·aclor, un curandero del cantón
succionar sobre b herida, los s,1ludadores pirenaicos daban a besar a sus
el sur de Francia.
53
ele Thuir que se presentaba como saludador -término que las fuentes
pacientes una cruz llamMla de Santa Quiteri<1; de hecho, nunca empezaban
francesas reproducen en castellano. 54 A mediados del siglo XIX muchos
su carrera pública sin antes acudir a una iglesia en la c1ue fuera venerada
sc1lud,1dores galos prnspcr.1b<1n en el departamento de Py,énécs-Oriemules,
la santa -una ele las más frecuentddds era la antiquísima ab.1dí:1 de Bcsalú, en Girona. ;s
vendiendo subscripciones a personas interesadas en recibir su asistencia ante un e\entual ataque de perro o lobo rabioso. 55 Cabe aclarar que las
De todos modos, y a pesar de los trazos nueYos incorporados en los
influencias culturales no circulaban en una Única dirección; los folkloristas
siglos precedentes, en casi todas las referencias decimonónicas siempre
dedmonúnicos confirman que en el Rosellón espJiiul el complejo ibérico
resulta posible identificar \·arias ele las características ele la \·ersión canó-
pudfa asumir algunos trazos míticos de indudable origen francés: "le vulgaire
nica descripta por Pedro Ciruelo en la década ele 15 30. El 6 de marzo ele
u,,ure ,¡u'il:; [les saluJuJms} om une marque clistinctire au palais de la boucl,e
1842, Vicente de la Fuente publica en el Semt1ll<1tio Pinwrescv Lpuíi0/ el artículo '1La rabia y los saludadores", en el que se describen los atributos
t.UIIHni:
. ou une cro1x
une fi eur de l__ys" . 56
de un celebre saludador contemporáneo; tenía tres señales de nacimiento impresas en el cuerpo: "l
y "una cabeza de perro perfectamente formada eJ1 el ambés". Como en el pasado, sin embargo, la proeza que más asombraba a los contemporáneos era el señorío sobre la materia ígnea: "trajeron al punto una gran ascua; el saludador la cogió con sus callosas manos, y la partió en dos trozos mane-
"lbíd., pp. 203-20+. ;i
[n t:1 presente resulta
ibérico penetra en territorio francés. Fuentes de finales del
XVI atestiguan b
jándola sin ciar señales de dolor. En seguida dejó una parte de ella sobre
síecle ,b Lumieres, pp. 128-129.
un pL1to
y principió a echarle su hálito y a lamerla, cuidando siempre de
" Matth<:ew Ramsey, I'rvfessio1wl unJ I'apulur Medicine in Francc, 1770-1830: The Social llu1/J vf,l/cdical Practice, Cambridge, Cambridge UniYersity Prcss, 2002, p. 32. " lbíd., 36
p. 288.
Joseph Sirven) ''Les ::;aluJ~1tlurs», SvciéLé ªtJI hvl.:> sci.!nt.ifiquc et lirtéraire Jes Pyrénées-
;i
Al respecto, véase Enrique Perdiguero, "Magical Healíng in Spain ( 1875-1936):
Medica! Pluralism and the Search for f-legemony", in \Villcm de 13léwurl and Owen
oricn1,,les, l + ( 186+), p. 116. Citado por Marc Bloch, Los reyes tc1urnc1tur11u,., pp.
271-280: "el migo asegura que [los saludadores] tienen una marca distintin tn el
Davies (eds.), ll'itchcreft CvwinucJ: P0pul,1t Mc1¡Jic in J/,,Jcrn Europe, 1'Lmchcster, Man-
paLidar de la boca, con la forma de una cruz o de una flor de lis" (la traducción del
chester Uni,·ersity Press, 2004, pp. 137-138.
francés es mía).
" Joscph Sir Yen, "Les saludadors", pp. l 16- l l 8.
2.:¡.o
119/194
alentar sobre ella, al tiempo ele irla
á tocar con la lengua". ;o De la Fuente
1-rasco. De hecho, en su nO\·ela El saludoclor, ¡rnLlicada en Madrid en 1887,
el s.ilwL,dor permaneció en ella; pero éste, t\ándosc cen su supuesta milagrosa Yirtud antírr;ibiosa, se empeiió en ciue el t,11 perro esttn-iese suelto ( ... ). An,Lrndo, pues, de ólJ 11unaa, le rnurdi~, al 11,i,rno s,1lu,L1dur en la cara, y n,elto a su casa, murió a consecuencia de esta herida a los
el protc1gonist,, ,1dquiere climen,iunes decíclidarnente sobrenaturales; amén
cu aren ta
priorizaba así los aspectos más misteriosos ;· espectaculares del accionar del salucLdur. Lo mismo hacía el escritu1· costumbrista José Selgas y Ca-
de sus cuns,1l,idos poderes -el dominio sobre fuego, la cura de la rabia- el
En la década de 1880, el fulklorista toledano Eugenio OlaYarría y
autor le atribuye L1 c;ip,1cicLiJ de: dominar los elementos a su antojo: "ima-
Huarte nos proporciona la más exh::iusli\·a síntesis !'íi1becular del complejo
crinaos que cle(iene el ravo en medio de las nubes y el trueno en medio ele e • ;
del saludador:
b
los aires, que suspende el torrente que se precipita, y apaga el incendio
El conoce a simple Yista, si el enfem10 que le prcsrntan está efectinmcntc amc11.11.<1do de hidrofubi.1; é, mulianle UllJ bcndic.km, y más comúnmente
que ruge, con sola su presencia. Eso hace, porque eso es lo mismo que detener el furor com ubh o de un animal o ele un hombre herido por el
algunos esputos c1ue arroja en unct joLin.1 de agua, YC éll ccl fondo b figura del perro, y en su .ispc<:to conoce si cst.1ba o no Ltl>io,o; ( ... ) quita á la herida, por medio de la succión, el Yirus venenoso c1ue dejó en ella el animal;( ... ) ,·a de pueblo en pud,lo bendiciendo los ganados que se le presentan reunidos en la era y saludálldolos con su aliento en nombre de Dios( ... ). El saludctdor es un hombre que nació en Viernes Santo, á las tres en punto de la tarde, hora precisa en c1ue murió JesL1s, ( ... )en testimonio ele lo cual tiene una cruz perfectamente grabada en el paLi,Lir. Tres ,·eces lloró en el vientre de su madre, b ct1al tuYo buen cukL1do dé callarse el suceso maravilloso. Hay algunos que tienen el poder de Yer abiertas to(bs las sepulturas cuando entran en un cementerio el día ] "
60
puñal de la hidrofohi:i". Sin emh,irgo, los rebtos rnás com e11cionales continuaban enfatizando el cari,rna taunutúrgico ele los saludadores. La No1icia de las Cosas ,lfrn1urc1bles
de Guip,ízcoa ( 1868), del jurista e historiador \·asco Pablo de Goros:1bel, nos pruporcion:i la siguiente síntesis: los saludadores vascos tienen virtud par.1 curar las mordeduras de los perros rabiosos; goza de este concepto el séptimo hijo \·aró11 de una fc11nilia; acostumbran realizar una incisión en la mordedura y "chu¡xm en ella todo cuando pueden la sangre inficionc1(b del ,·eneno"; por último, "para dar a este acto cierto aire de religiosid..id, im ocan con tm.1 cruz a la Santísima Trinidad, así que a varios santos y santas,
de Noviembre( ... ). Generalmente se cree que poseen doble \·ista, que saben ya, con antelación, cuándo y c¡uién le "ª á irá buscar para asistirá algún enfermo, y pueden coger un hiccrro ardiemlo y tenerlo en la mano sin quemarse.6 3
concluyendo con dar tres Soplos". 61 Los saludadores no sólo curaban la hidrofobia ,ino que ellos mismos se consideraban i1ununes a las mordeduras
Como vemos, el mito continuaba incorporamlu de manera const,mte nuevos elementos, sin desprenderse por ello de sus trMOS originarios. Constatamos, por ejemplo, que en la síntesis de Ol.i1 arría se atribuye a los saludadores haber nacido el Viernes Santo y ser capaces de ver a los muertos en sus sepulturas, caract:erÍslicc1s típiecis de otra figura del folklo1·e
Citado por Juan Francisco Blanco, /JrujaÍll y O1r0_s uficio, pc>pulc11es Je l.1 mci¡Jíu, Valla-
peninsular: el zahorí. 6+
dolid, Ámbito, 1992, p. 254. 60 José Sel gas y Carrasco, El sc1luJc1clc1r, Madrid, 1887, p. 219. Citado por Frn,ceisco
J. Flores,\rroyudo, El Jú1blo en Espciña,
62
Pablo de Gurusábel, Notícíu Je la5 Cvsus Jfrmurnbles Je GuiptÍ,cuu o DcsetipciÚ11 prvrind.J y lle sus hlll>ituJuri:s: e_\posiciÚn tlc h1s institucii.Jncs,ji,cros, pririlc;JiJs,
fbíJ., p. 360.
63
p. 191.
61
y seis dias,,. 62
Eugenio Olavarría y Duarte, "Supersticeiones españulas de medicina popular", en George William Black, MeJicína p,,pulcir, Barcelona, Alta Fulla, 1982 (1889), pp. 330-33 L 6 " En el siglo XVII, los propagandistas de la monarqub intentaron explotar la circunstancia de que el rey Felipe IV hubiera nacido un Viernes Santo, tratando
de la
leyes: n:seña Jd 9obia11u civil, eclesi,Llico )' militur: iJcu Jt: la uJminhuuciÚn J¿ justicia, ere.,
To losa, Imprenta de E. López, 1899, tomo l, p. 359
120/194
2.¡3
XIX el médico \. folklorista asturiano Eladio Garcí:i fines del sialo ::::, ]oYe logró entrevistarse con la madre ele un precoz saludador de dos ai'íos y medio ele edad. El niño era el séptimo hijo varón consecuti\·o Y cw·,d,a
limeño condenó a ,·arios sanadores carismáticos c1uc ponaban cruces en el pecho,. en el ciclo ele b boca. 66 La inc1uisicíón no\ ohispana supo ser aún más implacable: en 1659 fue ejecutado en 1vléxico el saludador Francisco
hericL1s y llagas con solo sopL1rlas. García Jove relata la experiencia en sus Errores populares de Asturias (Oviedo, 189 l ): "un sencillo cam1)esino nos condujo a aquel caserío tan ,·isitaclo por enfermos de lejanos concejos que acudían ( ... ) a buscdr salud en los residuos org.ínicos de un desgraci;1du niño l¡ue, anémico y r<1c¡uílico, se dcs,11-rollaL"1 imperfectarnenttc en la mísera \'i\ icmLi de ac¡uel escondido 1rncLlu". El cronista alude ac¡uí a las \·irtudes
López de Aponte, especializado en la cura de dolencias oftalmológicas. Solía acercar a su boca el hisopillo con el ,1ue limpiab,1 los ojos de sus pacientes, pues en su ,·aho residía la Yirtud sanadora. También se decía zahorí, y se atribuía el poder de leer los pensamientos ajenos. 67 En el siglo XVlll la leye1,da del s:du,Lidor era bien conocida en el Tucumán coloniJl.
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Durante el proceso por hechicería que el c,1bilclu de S,mtiago del Estero le sigue en 1761 al zc1mbo :\!arcos Azuela, el juez ,¡uiso saber qué \ irlud tenía el acusado en el aliento y en el tactu; 65 el ,·0111¡,lejo mítico aparee,~ de
curativas atribuidas a las secreciones del pequeño curandero: la salín sanaba las enfermuL1des de los ojos; la leche c¡ue íluía del pcclio mc1lcrno cuando el niño se desprendía quitaba el dolor ele cabeza; la orina hacía desaparecer toda clase dolores, por rebeldes que fueran. La madre supo c1ue su hijo tendría poderes especiales pon¡ue lo oyó llorar en el \·ientre en
manera explicita en el aleg<1tu del c1l)(>g..1clu de Azuela, cuya estrategia era asimilar las prácticas de su defendido a la 9rncia armis clara que se atribuía a los salucbdores españoles:
dos o¡)(Jrlunidadcs: "un día, no lo oh icLré mientras Yi\·a, el Yeintiuno ele septiembre, día de San Mateo, sentí agitarse el nuern ser en mis enlr,1iías y le oír llurar perfectamente ( ... ). El día once de diciembre del mismo ai10, kill.ín
ha esto tarnhien se agrega y parece muy del caso ,¡ue los ,,dudadorc·s dd Rcynu de bp,ui.1 con el ,,licnlo cuntc:11idu ,:n "' suplo rnaun al aninul 1n,is rcbu2ilu c¡uc
pt1<..kl."i..-'. l1J.JS
de ra\ iJ.
y Iu nü::.;1no a í../Uctk¡uicr pcrLonJ. razional
liziado de este achac1uc, (. .. ) llcga1l
tc111Lo
,u ,·inud c1c. con un soplo
o po1,icndo bs manos enzima .ipagan una \·arra de fierro acaYado de salir de la fragua y aun \·icndo esta y otras pruebas c¡e. pan:ccn irn¡m,iLlc, no
bóYeda del paladar y la lengua de su hijo, allí estaban( ... ) una rugosidad de la mucosa palatina en for111a tra11s\·ersal sobre la línea blanc1uecina de la unión de los dos maxilares superiores, simulando una cruz, y unas líne:1s o cortes semicirculares en la lengua, que eran las letras misteriosas( ... ).
se les cmb,1raza y por ser nazidos con esa gracia. 69
A finales del siglo XIX, los saludadores proliferaban también en la 70 campaña rioplatense. Daniel Granada, etnógrafo y filólogo español afincado en Monte\·icleo, describe con detalle la creencia y considera a los saludadores como los precursores inmediatos del tarodíós y del mono-
'¿Qué dicen esas letras?', pregunté yo. -'Dios', me contestó ella, con tono sentencioso". 65 Como no podía ser de otra manera, el complejo del saludador se difunde también por Hispanoamérica. En el siglo XVII el Santo Oficio
66
José Toribio Medina, f-Iisroria Je! Tribu/le,/ del Sonro (:f/cio de lo ln,¡uisiciJn de Limo, Santiago dé Chile, 1887, p. 389. 67 .-\ntonio García-Molina Riquelme, "El Auto de Fe de México de 1659: el s,ilu,L,dor
de fortJkcer con dio el c.irisma rc.d; , ~a,c Andrcw \V Kl'.ill, lim:uli11:J rhc Socr.:cl: lmpo::iLare, l1ll¡uisilion anJ rhe BuimJdries t.:frhe Supc11wturJI in Guhli:11.lgc Spain, Leiden~ Brill, 2005, p. 42. Según la leyenda, por haber nacido en dicho día Felipe IV podía
loco, López de Apontc", Re,i,ra Je fo lu,¡uisición, 3 ( 1994), p. I 85. <>il
Ju
curJ11J¡;_1
¡_)mu en
el
Yer a los ase::.in..idos tal co1no estaban en el mon1ento de su n1uerte; por eso, para
T,_,cum,Ín
es,¡uiYar tales ,isione, cJue le habían asaltado en su juYentud solía caminar erguido y hcrcst, 1987,p.141.
",lrchiro Genero! de la Pro,·incia de Sc1nlic1JO ,Id Esrero, Tribunales, lcg. 13, exp. 105 2 (1761), fol. 188-189 (foliación pri,·ada). Agradezco a mi colega Judith Farbennan su gen.:::ro::.idad p~1ra compartir conniigo este docun1cnto inédito.
6
70
con los ojos orientados hacia
el delo;\ éase Eh·iro J.Vlartínez, B1ujuí.i CHlw idnu,
León,
Citado por Jesús Callejo y José Antonio lniesta, Testi1:1os J,I p10Ji1:1io. PJ,lacS owlws insólitos, Madrid, Anaya, 2001, pp. 44-46. y
José Pedro Barrán, 1l!t:Jíci1w )' sociedad en el Uru¿.Ju,~r ~Jd Nol'ecienros, l\!1onteYidco, Ediciones de la Banda Oriental, 1994, tomo I, p. 3+.
'
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2 45
f:-:,tudius
tk
CJ.SO. Di.;111u11ulugí.1
cristic1n,1
y cultura
folkll>1 ica
s,mta, ,·ariantes locales del curanderismo rural.
71
t.:ll
d rnundo ibérico
2. Saludadores, chamanes y licántropos
Granada da cuenta de
un célebre s,ilud.iJor c1ue ,·ida en la pro,·incia argentina ele Entre Ríos en tiempos de Juslo José ele llí·quiza: los pobLidores locales lo consideraL,rn retub,ulo, es decir, inmune a las balas de plomo.
71
En un artículo reciente la historiadora y etnógrafo húngara É,·a Pócs sostuYo c¡ue los diYersos complejos míticos que atra\·iesan la europea pueden reducirse, en última instancia, a tres sistemas cultu1·a-
A comienzos del siglo
XX los etnógrafos detectan en Chile la figura del Perspicaz, curandero y adivino que nacía con una cruz impresa en el palada1·, y a quien se oía llorar en el ,·íentre materno muchas veces antes de nacer; el folklorista
les posibles: el chamanismo, la mitología del Dublc, y los fenómenos de posible reducir el complejo del saludador ibérico a zilguno posesión." de estos modelos paneuropeos'
Julio Vicuña Cifuentes no tenía dudas al respecto: "el Perspicaz chileno es
el Saludador español". 73 Durante el siglo XX se asiste a la implosión del complejo del saludador. [11 ninguna región se percibe con tanta clari<.lc1d este fe11Ómeno como en Cataluña. El s:1ludador mantiene incólumes algunas de sus características
Chamanes y saludadores Desde la década ele 1970, la palabra "chamanismo" se ha transformado en una de los términos más citados por antropólogos e historiadores ele las religiones. Aunque se ha iustaLtdu la sensación de que el chamanismo
trzidicion,des: cura la r.1Lia; nace el Viernes Santo, o bien a las doce en punto de las noches de N;i\·icLid o de S:m Juan; tiene mu cruz en el p,1lad,ir;
constituye un atávico sistema de creencias, se trata en realidad de un fenómeno cups referencias históricas inequí,ocas apenas se rernonldll algunos
toca el fuego sin quenurse; apaga incendios con siete soplos, llora en el cbuslrn materno. Pero los folklorist.1s detectan también otros s,rnadures populares c1ue ..isumeH algunos de los rasgos que tradicionalmente habían
v su turwús siglos antes del ¡)resente. El término "chaman" es de orio-en 'J ~ 0 ruso clérigo del primera aparición impresa se remonta a las memorias AvYakum, editadas en 1672. Veinte años después, el holandés Nicholas \.Vitsen lo introduce en Occiclente. 76 Por otra parte, nu existen testimonios directos inec¡uÍ\-ocos Je! charn,mismo siberiano anteriores al relato del
correspondido a la figur.1 del saludador. Los cateríus, por ejemplo, son los n
inglés Richard Jolmson, que describe una ceremonia -proh1blemente de origen samoyedo- que presenció el primero de enero de 1557, en Li custa noroeste de Siberia. 77 [! Único pueblo europeo que en tiempos históricos
cbse Je heridJs -por gangrenmas '-1 ue fueran- medi,mte un procedimiento de succión. Los sctens son los séptimos hijos consecuti\·os del mismo sexo: tocan el hierro al rojo vin> sin ,1uemarse, pueden c.:ier de grandes alturas
parece haber practicado un charnauismo de tipo siberiano fueron los sami o lapones, A escala mundial, la m,1s antigua referencia segura al chamanis-
sin hacerse daño, y curan principalmente las quemaduras y las mordeduras
mo euroasiático remite, precisamente, a un episodio relacionado con los sami; el relato aparece en la / fowtit.1 Non'e¡Jiue, un texto latino escrito c.
ele perros. 7+ D,miel Granc,J;i, Supcnliciuucs Jd Ríu Jo]" Plaw, i\lunte,icko, A. Barrcíro y Ramos, 1896, pp. 385-386. Granacb constata, sin embargo, que el nacimiento del futuro LdLuJiús o mu1w::.unta no venía acornpaña
71
Véase Eva Pócs, "Pussession Phenomena, Possession-Systems: Sorne East-·Central European Examples", in Gábor Klaniczay and É,·a Pócs ( eds. ), Cummunicdtiun II ith ,he
75
necesaria o fatal
Spirits, Budapest, Central Euro pean University Press, 2005, p. 132. Gloria Flaherty, Sh.tm.111ism anJ the Ei8 /,u:ewh Cencwy, Princeton, Princeton Llni-
n /bid., p. 390.
76
73
Julio Vicuña Cifuentes, 1J./iros y su¡xr,tidvues. Re,·v8 iJu, Je la t1uJiciÓn oral chilena, Santiago de Chile, lmprenl.1 Llnín,rsitaria, 1915, p. 79. 7 " Juan Am,1des, Fvlklvr.:: de Catdlw,;·", Barcelona, Selecta, 1969, tomo lll, pp. 944949; Joan Guíllamet, Bruüaia a Cc1tdlur,y,r. Barcelona, Edicions La Paraula ViYa,
versity Press, 1992, pp. 21-42; Vilmos Voigt, "Shaman: Person or WorJ", in Mihaly Hoppál (ed.), Sh,Hlldnirnr in Eurasía, Gotinga, Herodot, 1984, p. 14. 77 Ronald Hutton, Sh.tmuns: Sibetiun Spúíw.1/itr and theWestern lrfü111in<.1Liou, Londres, Hambledon and London, 2001, pp. 30-32.
1983, pp. 29-32. 246
122/194
247
¡ I 70- l ] 90, y describe ceremonias que los merc.1deres noruegos habrían obscn·ado dur,mte ,us contactos con aquellos.'' El clic1m,mi,mo ingresa de manera clefiniti\·a en el mundo ,1eaclémico uccidc11tal con el lcgemLu-iu estudio de Mircea Eliade, Li! Cl1c1111c1nisme ec /es Tcchníc¡ues Archaiqucs de l'Extase (Paris, l 95 l ). En efecto, siguiendo las
csfuerz;:i por señalar las diferencias entre el chamán \' el poseso: el ¡Jrimern domina sus espíritus, sin transform,u se nunca en su instrum,'nto: armc1uc se encuentran ck1manes ,erdacleramente poseídos, btos co11otitu1cn, en realiclacl, excepciones aherrantes. 8 ' Aun cuando sus parámetros continúan ,igentes en di\·ersos :írnhitos académicos, el modelo de Eliade no ha dejado ele suscitar críticas en !Js
huellas de los trabajos pioneros de \Vacla, Sieroszewski, \Valdemar Bogoras, Waldemar Jochelson, y S.M. Shirokugoroff, entre otros, el historiador rumano sentó las bases de un modelo que, en las décadas siguientes, alcanzaría un éxito exlr.1ordinario'". Según Eliacle, "una primera definición de tan cu!llplejo fc11Úmc110, y quizás menos a\·enturacla, serÍJ ésta: chamanismo
últimas décaclas_s+ Antropólogos e historiadores -tales como /vlichael Taussig, Cristiano Grott:melli, i\licl1el Perrin, Caroline Humphrey, Florike Egmond, Peter Mason y Nicl1ulas Sarmders, entre otros- han llamado
6
b atención sobre los peligros que entraña la reificación ele categorías, la naturalización de constructos teóricos que terminan incorporados en una linguafranca cuyos ,ocablos pierden con el tiempo toda especi!Jciclad, y en
es la técnica del éxtasis".'" El charnán es el especialista en una clase particular ele trance, durante el cual su alma ,1oandu11a el cuerpo para ascender al cielo o descender al infierno, para entrar en contacw con las grandes di,ini(L1des cósmicas, con númenes intermedios o con los espíritus de los muertos. Durante sus Yiajes en espíritu se dedica a capturar y de\·olwr
consecuencia, su capacidad inicial para ciar cuenta ele la di\·ersiclacl ele las culturas locales." Una ele las críticas más agudas del modelo de Eliacle ha
el almJ sustraída de los cuerpos enfermos, a guiar a los muertos hacia su morada definiti\·a va adquirir conocimientos ocultos. Para realizar estas tra\esías extáticas: ;I almc1 del cl1am.Ín asume con frecuencia características teriumórficc1s. La yocación del futuro chamán se declara por medio ele una enfermedad iniciátic:1, y la primera serie ele \·iajes extáticos incluye
SJ
//,iJ., p. 2 3
Las escuelas antropológicas suda1ncricanas se cncucntr~1n entre las n1J.s i-cJ.ciJ.s J. rc,isar los postulados dél rnocklo ele- Eliacle; cfr. :\na 1\-l. Llamazarcs, ",.\rte charn:\nico: ,isioncs cid uni,·erso", en Ana i\bría Lbrnazan'.s y Carlos i\LirtÍJ1ez Sarasob (ecls.), s--1
El li.:n::1ut1Jt! Je los Jioses. Arte, chumu.ni:,mo )' co::.mo1·isúJl1 en SuJJm~1 i._·o, Buenos Aires, Biblos, 2004, p. 81; Judith Farberman, l.<1., s,,lc111w1,us Je l.orcnza, pp. 239-2+3; José Antonio Pérez Gollán e lnés Gordillo, "Vílca Uturuncu. Hacia una arc¡uología del
siempre instancias ele desmemoramiento y resurrección del cuerpo del aspirante. 81 En toda la inmens:i área que comprende el centro y el norte
u::io de alucinógcnus en las socic
de Asia, la Yida mágico-religiosa de la sociedad gira alrededor del charnán -aun(1ue también se observan fenómenos similares, típicamente chamánicos, en América, Indonesia y Oceanía. 82 En su mc1¿1nw11 opm, Eliade se
dd Sur",
Cuicuiko,
l:l (199+), pp. 99-140. ~
5
Para ./ldicluel Taussig la ''1nigración del alrna" se h;i tr.1n.sfornw1..lo en un n1cro estey el '\..:l1JillJ.ni.::.u10'' en "rln:IVi.::,lctt:t prujL'Uion qfi.1 Sibcriun 1wmc'' (,\lid1aclTaussig,
reotipo
Sl1dm.wi:,m, CJ/uni..1lis111 duJ thcll '1JJ .Jli..irL c1 Siu,b· in Tc1 ror dnJ fli:L1li111:1, CliiL·a.go, Chícago
R. Grambo, "Sha111.i11ism in Nor\\·egian Popular Legcnds", in i\lil,al; Hoppál (ecl.), S!Jc1111uni;111 in Euru,iu, pp. 391-392; Ro11ald Hutton, Shc1111un,: Sibcri.m Spiricuulity ,11,J
78
llni,·crsity Press, 1987, p. ++8 ). Par.1 el cc¡uipu de c,pc'Li.ili,t.,, iuli,rnos líder.idus por Crbli,u,o Grottanclli el chamanisrno es, al igual ,¡uc: el totemismo, el fetichismo, o
thellbtcm !mu1:1inuliun, p. 138. Citamos a continuación el 111c11:1nw11 ºP'" ele cada de los áutorcs mencionados: \VaclaY
el -1.nin1isn10, un~1 i11,t:1h..:iÓn~ o rncjur at'.in,
79
u11-1 UJl1::,lruu.iún
dl.'. ]u::, Jl:íln. ,p(Jlugos y de
los historiadores de la religión (Cristiano Grollanclli, Pictro Clemente, F.,Liu Dei,· t\lessandro Sin1onicc:1, "Discussione su 'Storia notturna ,n, 0:h1J.:1 ni di Sroria, 17: 3-+
Sieroszewski, Yakuri, San Petersburgo, 1896; \Valdemar Bogoras, The Chukchcc, Leiden, 1908; Walclemar Jochelson, The Koryak, Leiden, 1908; S.M. Shirokogoroff,
11991 J, p. 106). Según Michel Perrin, las diYersas definiciones de cham;rnismo no hacen más que combinar una serie de términos imprecisos extraídos de: la psicología
P,ydwmentul Cumples oJ ,he 7i_m8 us, Londres, l 935. su Mircea Elia
-trance, éxtasis, estado psíquico extr,10rdi1l.1rio-· y de la l,i,loria ele las -carisn1a) profetis1no, r11i::iticis1no- con duncntos arbitrdriJ.111...::nte J.rraoc.1dus de su contexto sociocultural específico (i\-lichel Pcrrin, Les pracicicns du 1c, e: un e.,emple de
del éxrasis, traducción ele Ernestina ele Champourcin, México, FCE, 1992, p. 22). " ]bid., pp. 45 Y SS. "Jbid., capítulos IX y X.
ch,1m.11,i,me, París, PUF, 1992, pp. 103-104). Para Carolinc Humplirey, "sh.wi.rni,m
123/194
is not one thing, bue man/' (Caroline Humphrey, "Shama11ic Practiccs al1(1 thc Statc in
111u11du ibérico Estudios de caso. Ül.'lllunulu gÍJ cristian:i. :· cultur..1 folklóric .1 c..:n el
santos Ycrnácul os fueron descripto s como "chaman es cristiano s" -en paren tindar, los que manifest aban una extrema facilidad para levitar, Yiajar como éxtasis o realizar proezas taumatúr gicas. ss Peter Burke caracteri zó cumrncnialised shámans a los charlatan es y curander os populare s italianos de los siglos XVI y XVII. ss Mu chus hi,toriad ores ele la caza ele brujas sos-
a siclo formulad a por el hi,turiMl ur británico Ronalcl Hutton. La cuidados a restituir pretende Hutton por cns,1yada categu1Ía b de dccunstru cci.'.,n ello Para fka. -etnográ histórico idad e,pecific su la noción de cl1,ll11,llli:;mo propune uuc1 nue,·c1 definici<m del fenómen o, e,tructur acla en torno a tres en compone ntes esenci,de s: ,1) lus ch.1m,mt.:s li,m ,ido agentes e,pcciali¿ ados s ucc1sionc algunds en la comunic. 1ción cuu el 1numlo de los espíritus ; sólo éxtaen dichos cont;:1ctos podían rec1uerir el ,·iajc del alma y las tra,·esías ia sis; de hecho, ninguna e,·idencia confirma que los estados ele concienc alterada tm·ieran lugar siempre o se los considera ra impresci ndibles para
e tuvicrun , cou mc1yures o menores matices, la existe!lci a de Ulld indudJ.bl de ción construc corno ido -cunceb ligazón entre el estereoti po dd S
l lograr la comunic ación en cuestión; b) el contacto con el mundo espiritua las y o dr;:Hnátic u contcnid se lograba durdnte pcifvrw,11Jc"cs públicas ele alto el ceremon ias tenían lugar ante la ,·ista de numeros o público asistente ; c) objeti,·o de la comunic ación con los espíritus tenía un carácter eminenla temente práctico y el poder del chamán siempre estaba al senicio de 86 comunid ad. Desde que Carlo Ginzbu1·g publicara J benandanri ( 1966) y Storia norpor el modelo wrna ( 1986), la histori,1 ac.idc':mica se ha ,·isto seducida 87 chamánic o, ignor.md o muchas de bs críticas antes menciona das. Diwrsos
p. 374-; ss Jcan-Michcl Sallmann, Naplcs ce ses saints a1'3//e bc1ru,¡uc, Paris, PUF, 1994-, Tcrm ,Jfo,lcrn Early in Sacrd 1he of Sysrem The Virch: I ro Bishop From , Dadd Gentilcore Lucctta d'Owrnto, Mancheste r, Manchest cr Llnh·ersity Prcss, 1992, pp. 171-172; Rico, Torino, Scaraffia, La :o,df1La Jt:t]li impJs:-,il,ili.Viu;nJ..: e .)i8nifiulli Ll,:lld 1.L1 u:r..iu1h.: a 5d11ld fonLLion clu et "h11Jge Sallrnann, Rosembcr g & Sellicrs, 1990, pp. 84--87; Jean-Micliel Fran,aise saint dans la région de Naples a la fin dn XVII!c sicck", .IJJ/,,,iiJcs de J'École 864-. p. (1979), de Rome, 91:2 89 Pctcr Burke, "Ritmls ofHcaling in Early Mudcrn ltaly", in Pctcr Burkc, The Hiswrical dlion, Ca,nbridgc) AnrlHupulu¿Jy <:fEarlj' ,l!odern fui!): E.-;._~¡-j on Pc1{1..pliu11 ._rnJ Cumwun!L Cambridg e lh1i,·crsity Press, 1994- (! 987), pp. 219-220. 9 ° Christa Tucny, ,llagie und .llagier im ,l/irrelalter, Münchcn, DcutscherTaschcnbuch
, f-/iswry Nurtliern Asia", in NicliuLisThomas and Carolinc Humphrcy (ccl. ), Shdmc111ism los chamancs
c111d 1he Src11c, Ann Arbor, Unin,rsity oí Michigan Press, 199+, p. 208 ); a rccordab.1 Lon10 indiYiraran1ente se los \'eÍJ co1no unJ catcgorí.1, sino que se los Eldcrs, Oxford, Oxfonl ,rn,1 Shdmuns Onon, duos (C1ruline I lumphrey ami llrgungc
Verlag, 2UU3 (cito por la cdiciún it.1liana: Esu1c1ismo
hacer llni1<:rsity Press, 1996, p. 183). Tras preguntar se hasta qué punto se justifica
m,wic1 ¡¡e/ .llcdive,o. Sueilvncria,
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87
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e
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Buenos Aires, Maryrnar, 1977, pp. 109-14-3).
124/194
\' comprobó c1ue el pescado gue lle,·aba en su mano se había secado por completo.9ºTodo ello configura una ,·erdaclera estética del brillo, según la cual el conocimiento cb·ino o espiritual es siempre de naturaleza re;plandeciente, y el poder cosmológico es inherente a la materia c¡ue reluce. 97
caso, los atribuidos a los líderes, ,1ldenses en los Al1x:s occidentales - con 91
el chamanismo euroasiático. Desde esta perspecti,·a, ¿existen elementos para c1ractcrizar como cha111cl!1cs a los sdll!lL,dures ibéricos'.lc,rnando particularmente en cuenta las
En el dominio del fuego hallamos, entonces, un claro punto de contacto entre el chamanisrno y el complejo ele! s;du,Lidor. Sin embargo, ¿alcanza este Único rasgo para caracterizar como charnanes ibéricos a los saludadores? En rigor de Yerclacl, el dominio sobre el fuego no es m,1s que un trazo epifcnoménico en los clin,rsos modelos chamánicos; en ningún caso constituye una característica central del complejo siberiano. En su análisis
marcas de nacimiento, Franqois Delpech respondió de manera atfrmati,·a a la pregunta."' L1 cue,tiún merece, sin ernbMgo, un análisis más cuidadoso. Del conjunto ,le: trc1zos del sahHLidur, tres 1)odrían caracterizarse como cercanos al modelo cl,am:u1icu: el dominio sobre el fuego, los sueños y ,·isiones íníci,Íticos, y los Yagídos intrauterinos. Sun innuu1eraLlcs los registros etnográficos en los c¡ue los charnanes
sobre la ca/da de las rusúlii, el propio Eliade enumera nue,·e características principales del charnanismo, entre las que no incluye d dominio del fuego."' Por otra parte, en muchos ejemplos etnogrMicos la insensibilidad ante el calor es reemplazada por una insensibilidad equi,·alente ante al frío extremo. 99
aparecen rn.1ni¡>uLmdu l.1 rn,1teri,1 ígnea sin consecuencias físicas de ningum clase. 93 Los 1,ílwsul húngarus dumin,1krn el fuego y apagaban con facili(bcl los incendios_~+ En cierto sentidu, el domi11io sobre el fuego y la incinerJción podLrn equiYaler a lllM i1,iLi,,ci{m ritual. En Sudamérica, quienes sobre,·iv/an a la descarga de un rayo estaban destinados a com-ertirse ;:n 9 ctn-anderos carismáticos. º En el Bajo Langucdoc, un ernle,·inc1irc loc1l des-
La im·estidura simbólica por medio de sueños, apariciones y Yiajes exdticos puede considerarse otro punto de contacto entre los chamanes y los saludadores ibéricos. El primer contacto entre el chamán y el espíritt; que suscita su \·ocación tiene siempre carácter íniciático. En ocasiones adquie-
cuhriú sus poderes el día en c¡ue sintió súbitamente c1ue sus dedos ardían <JJ
\Vulf'g._rng Bchringcr, "ll(_J\\ \\'._1ldcn~ians Decan1c \Vitchcs: Ht.:n.::tie:; andTbcir Jour-
ni..:y to the Other\Vorld", in Gábor Klaniczay ~1w.l É\·~1 Pé>cs (cd:,;.), CvnwiwiiLdcin8 wilh
re, incluso, un carácter hierogámico ~-el espíritu protector se transforma en la esposa celeste del d1arnán-, del que se pcrciLen claros rastros en el ,·/nculo c¡ue los héroes y las hadas mantienen en el cuento maraYilloso. 100
thc Spirits, Budapest, Ccnlrjl Eurupc·.rn Uni,·crsity Pn:ss, 200S, pp. 176-132. 42 frJ.IH,·oi~ Dclpcch, ''L1 '111Jn.1t11..~· d.::,, sorL·iCrc:'.l: lugit¡uc(s) ele la ~tignutís:.1tiun dí:.1buli(¡uc'\ t..'H 0!iculc J._1utLll.:~-Ch¡1(¡uin C't i'd:i.xirnc Pr(,aud (dirs.), L.: .,dLLu Lló sorcicr~e11 Ewu¡>c, .ílc-.\TJJJ sicclcs,
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rribuldiri:s» ("el \Tctor ciuc hc1 d~cgur~Hlo la conti11uid,1d y la tran:':irnisión de esk si~ll'ltD. de cn.:encias ha::-tc1 la. ~puc,1 n101..kr11a es sin du
98
Zd!wv.\i:.: Thi.: l{wLhin¿J Cod. CumpJ.rJ.ti,.: SruJi . :s in el,.:
del fr~uH..:és es n1ía). ~ ~brg,u\;l Stutley, ShLJmdnísm: ,·In lnrr,.,t!uaion, London, Routlcdgc, 2002, pp . .25,
b
traducLi(>n
duJ fufIJ,.)JC
ef Ducia-.,;anJ
Easwn Eurnpe, Chicago, The Llnin:rsity of Chicago Press, 1972, p. 193). 99 Ronald Hutton refiere qHe el im·cstigador so,·ihico A. A. Popo,· ,·io como se le congebban los dedos, rnicntr,is tonuLd fvtos a un d1c11nd11 ng~ui,b~lll t¡ui.: u-,1b.1j:-1bzt al
l O); Ernc:sto de !VLlrtiuo, Il mu11J0 11ll1HIL0. Prvl<.'HOIIJL'!Ji a uud sroria Jd J/Jd:)hmu, Torino, l\tulv Buringhicrí, 194-8 (cito por b cdici/;n fr.1nces-1: Le m,mJc 1//dHiL¡ui:. Parap:;ychoh~qic, el hi,ioire, París, /vlarabout Llnin,rsité, 1971, pp. 15-81 ); Mircea Eliadc, El d1cJJ1J...Wi:>1l1v y ld.> ré(.-niu1s dtCLÚCdJ del éxcasis, pp. 173, 2-l-1, 266, 263,287. :n C,\bur Kbnicz,:.1y. "t·lung.J.r)' ;Thc 1\Lcll~hlliu11s clnd tl1l'. Uni, cr:::.(; of Popular ldJgic", en fkngt :\IJkarloo y Gu~ta,, Henningsen ( cds), Earti· .J/uLl,:En Eurupct1u IVirchcffJi:, p. 2+5.
aire libre con una temperatura cercana a los 50 grados bajo cero, y ,·istiendo solan1ente unJ. ligera prenda de cuero (Ronald Hutton, Sl1c1w,.,1u;i: S/[1¡;1 io~ S¡>il ilui.1lity and rhell1éstern l111d:Jilldiúm, p. 97). 100 CL:n1di.; Lccouteux, Fées, SorciÚes et Loups-qarous au _.}[~\:en .·lqc. Hisroire du J,nil,lc Paris, !mago, 1992, pp. 81-82 (edición en cas;clbno: Hod,:,, brujci, y hu111b1,.;, lobo en EJaJ ,lfeclia. Hisioria del doble, Palma de Mallorca, Jose J. de Obñeta, 1999).
7; Ar111cUHJu Pércz Je Nuu.:i, .líd¡:Jid)' cl1c1md11ís11w cu fo mi.:Jii.,'Jnd popt1ld1 tld N.O. argcncino,
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er lc2fvlklurc
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Lis Lruj,b por un ljdu y los salu,Lidurcs por el otro, son ampliamente tributarios"; 9
BrCish, cuJerinc1ir, armiCr,
125/194
I,;
La Virgen y lus sc1ntos cristianos c1ue se manifiestan a algunos saludadores equivalen en términos estructurales a las ludas y ninfas que secuestran, 101 Las crían v l)rote<Jen a los protaaonistas ele los romances medien.les. ' b b mas h.1cL1s y los s,mtos cristianos constituyen, de hecho, uno de los rostros fn.:cu:ntes de los muertos, de lus ancestros de quienes los héroes :id,¡uieren
indio del pueblo ele Aconquija a c1uien solían consultar los jueces seculares ele la ciudad ele San Miguel ele Tucumán, en el actual territorio argentino, sostu\·o que la gracia se le había anunciado "desde él 1·ientrc ele su madre", donde h,1bí,1 hc1bL1do antes de nacer. 111 + Entre los cun:i del i,tmo de Panamá,
j
uno ele los signos que inclic,1b,rn el nacimiento de un futuro ne/e (chamán) era, precisamente, el llanto intrauterino. \(Ji Ninguno ele los tres trazos analizados hasta aquí permite por sí mis-
10' •e· su identidad y sus put 1eres espec111cos. · Este segundo rasgo, sin embargo, tampoco justifica una identificación plt: 11,1tntre sc1lucL1dures )' ch:1111anes. En el complejo del salucbdor ibérico,
mo fundamentar la identificación entre los salucbclores y los chamanes. De hecho, los principales rasgos del modelo chamánico se encuentran ausentes del complejo del saludador ibérico: los saludadores no caían en
bs , isio11es v los sueños iniciáticos, aunque ricos en clctalles simbólicos, se li111itan de manera exclusi\·a a los casos portugueses. N unu fueron un distintivo de los s,ilud.1dores españoles. De hecho, las apariciones y rasuo b las experiencias ex-somáticas parecen haber siclo una característica proj
trance, no entraban en contacto directo con el mundo ele los e,píritus, y no realizaban complejos rituales de carácter público al sen·icio de la propia comunidad.
pia de los curanJéiros portugueses en general, pues aparecen con mucha frecuencia en historias ele sanadores carismáticos que no se asumían como saludadores. 103 Es probable, pues, que en el caso ele los bentos lusitanos estemos en presencia ele una configuración específicamente local ele la
Los saludadores y la mitología del Doble La creencia en el carácter múltiple del alma humana parece haber siclo un rasgo uni\·ersal ele la mentalidad arcaica. Muchas culturas sostuYieron que los hombres estaban simultáneamente habitados por \·arios principios Yitales, algunos ele los cuales podían alnnclonar transitoriamente el cuer-
idiosincrásicos que no pueden considerarse rasoos creencia , con alounos b b como características centrales del complejo ibérico. El último rasgo c¡ue parece sugerir una relacié,n estrecha entre saludadores y ck1manes es el llanto intrauterino.También en este caso se trata de
po sin ocasionar por ello la muerte ele la persona. Entre los malayos los 10 hombres poseían, al menos, dos espíritus vitales 6, cifra c1ue se elevaba 107 y a cuatro entre los yolmo a tres entre los pilagá del Chaco argentino, pueblos turco-tárt:iros y los Para \OS de la región de Helarnbu, en Nepal.
un trazo c1ue se incorpora tanlLunente a la creencia. Si bien se encuentra ya consolidado en las relatos del siglo XIX tardío, no aparece con certeza en los testimonios de los siglos XVI y XVII. Una ele las primeras referencias inequÍ\'oc;1s surge del testimonio ele un bento portugués ele comienzos del
siberianos el alma es triple: un espíritu inferior reside en los huesos; un alma intermedia puede abandorur el cuerpo clunnte el sueño; una tercera entidad se libera con la muerte, y se aparece a los vi\·os bajo la forma ele
siglo XV!II. No puede clesc,1rtarse, incluso, que la tardía incorporación de este rasgo se deba a la influencia americana. En 1688, el adi\·ino Pablo, un JOt
Carlos Ah·ar, El
rCJ ,Jnuru y su
11w11J0.
D1(.,-dunt.1[io Je 111iluluijÍd arrúrica, l\.·ladrid,
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105
106
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Timotl1y D. \V1lkcr, Ducwrs, folk Jfcdicinc an,l rhc ln,¡uisition, p. 278; Pai,·a, Pr,íriws e crcrn;as nwgh:ds, p. 79; CristíJnJ. Bastos, «Bruxas e bruxos no nordeste algar\"io. Aluunas rCj)resentacoes da doern;:a e da cura", Ji,1bc1/h0s de .·tntr<>p<>lu::1i.1 e cuwluyi,,, "'
3
"
.
,
25:2-4 (1985), pp. 292-293.
126/194
The Perjú, mc1nce of flealin9 , p.145.
una ,·isión. '"" Pero en ningulla cultu1·a la crcéncia alcanza la sofisticación
Doble ~uanla estrechos lazos con el modelo chamánico, las tr,1\-esías dd
c¡ue se ¡>,:r,:il,e u1 !J,; ,c1gc1s cscandi1uns, en Lis que el alma humana aparece
alma libre son experiencias ext;Íticas pri,·adas, indi, iduales, c¡ue
cscimlíd:1 én tres principios diferentes: hugr, hamr Y_fl9ja. El ¡)rimero es
lugar durante ceremonias púLlicJs ni pretenden 11ecesari,1me11te prestar
el princi1)io élCtinl uniYérsal que se 111anificsta en c.Hb hombre.
un serYicio al resto de la comunidad. 11 +
l-fc1rnr
es el
1w
tienen
alma illlcrior; tiene cierta entíd.,d física, y puede desprenderse del hombre
'. Existen elementos que nos permitan suponer que el complejo del
mientras su cuerpo permanece inmerso en un trance profundo. lf 19)0 es el
saludador ibérico .......guarda alguna relación con la mitolcwía ...... .::- del Doble' Dos
al111c1 exterior, simbolizada por la placenta, que de,·íene espíritu guardí;Ín
trazos indiYiduales de la figura del saludador parecen tener puntos de
o a,uJJ1pai1.111te, y ~ude m:rnifestarse cluranle el sueño. 111 '
contacto con la creencia en el alma múltiple: las marcas de nacimiento y la mitología del séptimo hijo Yarón.
Con frecuencia, d alma libre -el ohcr-cgo físico o psíquico- adopta formas animales duramc sus tra,-csías ex-somáticas. El éxtasis, el suc110 o
Las 1narcJs ele 11<1cirniento eran, en efecto, u1u de las señ.iles princip.1les
la muerte potenci.u1 la libre circubción del Doble.''' Los aparecidos serían,
c1ue caracterizaban .d íi1diYiduo dutado cCJ11 b LicuL,d de liber:ir J, ulumacl
entonces, los dobles materiales ele los muertos, el otro-yo físico c1uc se
su alma extcriur. Algunos i111e,tigddures h.m puslulaclo un origen común
manifiesta en b reJlidad como un ser concreto, y c¡ue de esa manera puede
para la mitología de la marca de 11.1cimie11to c,iri,rn.Ítica, que se ;emontaría
agredir de cliYersas maneras a los ,·iyos. Desde esta perspectiYa, Claude
a un conjunto de at.1vicas rc1nesentJcio11cs indo-iranias . 1 " Sin emban,o los ::, '
Lecouteux ha sostenido que la mayoría de las figuras del folklore paneu-
cliferenles cumplejos rníticos europeos p:irecen hJber cuntadu con sistemas
ropeo --los elfos, los enanos, bs hadas, los hombres-lobo, los Jparecidos,
de señales específicos, lo que desaconsejaría la apresurada reducción de la
los Yampiros, las pesadillas-- no serían sino a,·atares ele b proteicz, flgura del DoMc.' ' Tamhién lo serÍJ una f'igura mitológica aún 111,1s .ircaica: el es-
totalidad ele los estigmas a un tipo Lmico. La rnMca de nacimiento específica c¡ue caracterizaba a los cli,·ersos avatares de la mitulogí.:i del Doble era h
píritu del tipo mor. En efecto, en las creencias serbias, croatas y búlgaras, Li moro es el alnu de una persona ,·i,·a c1ue, en trance o durante el sueño,
amniótica estaba destinado a disfrutar de dones especiales: clariúclencia,
abancluna su cuerpo, se introduce <=n el interior ele las casas por los más
sanación, segunda Yista, inmunidad ante el fuego, el agua y las l,eridas; 116 a
pc:c1uc:ou, uríf'íc-íu, y, Laju .ilguna fori11,1 animal, se bnza sobre los durmien-
ello se sumaba -desde una perspectiYa no siempre Yenturosa- la capacicbd
2
tes indefensos.
113
colh. El niñu c¡ue nacía ern uclto de manera parci,d u tu tal en L1 rnernbrJllJ
de liberar sus alrer-cyos físicos o psíquicos. 117 13,,sÍ ocurría con los licántropos
Fin.limen te cabe acLirc1r c1ue, aún cu,mdu L mítulugL1 del
y ,·arnpiros paneslavos, los d1dI11dIÚ.:,Jfü> y }d.:, l¿d1i~·~is ort,iica:;
¡u')
_\lírcc.1 Fli,1dc 1 1:.1
iiu
!<.Cgis Boycr Le wouJc ilu ~luul1lc. Le 1
md::.fÍC
dd
éxrdsis,
p. 180.
chc1 les ancicns Sc..inslindri.:si I\1ris 1 Bcrg 4
Ii 1tvr 11,1tiu1ul, l 986) pp. 3 2- 5 3; Kzithcrinc ?vlorris 1 Sorccrcss url 1'icch? 711c i11w9c ?.f~¡cn,lcr
!!
in _1/,:l/ii.:1 til hcLuhl ,uu.l ,\\J1 lhc:1 n Europc 1 L:mh,:u11, UniYcrsity Prcss of :\nH.:rica, 1991,
]40 )'
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115
'" .-\] rv,¡,c:clu
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127/194
2 57
E::.tu
y cultura folklórica en d inundo ibérico
( con mucha frecuencia, la flor de lis). Parece que inicialmente los septena-
Los s
rios sanaban toda clase de dolencias, y que sólo a raíz de la influencia del
con la rue(L de Santd Catalina o con la cruz ele Santa Quíteria, estigmas
mito de la taumaturgia real tendieron cada Yez más a especializarse en la
que con el tiempo adquirieron formas cada vez más variadas ~cruces,
cura ele escrófulas. 121 Resulta sugesti,u que en un espKio liminar como el
saludadores nacidos con
Rosellón, los saludadors locales pudieran tener tanto "une marque disrinctive
los amnios. Y sí bien es cierto que la leyenda les atribuía inmunidad ante
uu palais de lcL boucl,e co111111<0 une croix" -típica de los saludadores españoles-
el fuego y hcricl.1s, y el don ele segunda vista, los especialistas ibéricos c_a-
recÍ
Iys", característica de los septenarios franceses. 122 Ello explica también el hecho de que durante los siglos XVII y XVIII nu todos
de liberar a voluntad el alma externa durante el trance o el sueño. Las
los saludadores ibéricos se consideraran séptilllos hijos; que en su 7rairé
tra,esÍ
Je superstítions ( 1679), Jean Baptiste Thiers use el térlllino scLlu,lc,dor para
perros, la palabra Dios. No existen referencias
a
como "une.fleur de
design::ir a los famili
peninsulares. Aún así, no caben dudas de que la creencia en el Doble influyó ele
que en sus Op1ísculos y doctrinus prácticas (Logroño, 1754 ), el Padre Cala-
manera notable en la evolución histórica ele la leyenda del saludador. De
tavud atribuva a los que nacen séptimos "en la continuc1cld :e,veneración ele J J
hecho, a ella se debe la incorporación del mitologema del séptimo hijo
varones" una especial gracia para curar L11nparones, la guta cor,il y el mal
en el complejo ibérico. En efecto, este trazo era otra de las marcas de na-
de corazón, sin relacion.irlos coa los salud,1dores ni con la híclrufobi.1; 12 +
cimiento que caracterizaban a determinados avatares de la mitología del
que a mediados del siglo XIX, Pablo Gorosábel afirme que "la gracia [de los
el séptimo o el noveno hijo consecutirn del
saludadores], según ellos, es hcreditari
mismo sexo devenía vampiro; en el siglo XV, en Picardía, se transformaba
aunque los c¡ue desempeñen este oficio no sean precisamente los séptimos hijos Yarones"; 125 o que en la Catalufr1 del ,iglu XX lus etnógr.1fus pudiesen distinguir claramente a los ScLludcLdors de los sctens. 126
Doble. En Europa, el quinto,
119
en loup-garou o en wud,emar. Es prub
No podemos negar, sin ernbargo, que en circunstancias específicas la irnbrioción entre arnb.:is rnitologÍ
los séptimos hijos consecutivos del mismo sexo eran considerados como curanderos natos. 120 A menudo se percibían en ellos estigmas de nacimiento
Doble. 127 Según Teófilo Braga,
pp.
,\ludmik, 1991, 210-211 ); Cario Ginzburg, / Bendl1'lcrnti, p. 11, 17-25, 58, 229; Gábor Klaniczay, "Shamanistic Elemcnts in Central Europcan \Nitchcraft", p. 134. Los uíhüsok húngaros parecen en principio una excepción al patrón que comentarnos, pues suelen nacer con dientes o dedos supernumerarios antes que con la cofia; según
121
Marc Bloch, Los reyes t<.1umatwyos, p. 274.
122
!bid., p. 276, n. 146: "una marea distintiva en el palJdar de la boca con la forma
ele una cruz o de una flor de lis." 123
Klaniczay, ello es evidencia de que el wlws está más cerca del chamán siberiano (¡ue
/bici., p.280, n. 156.
1 "
Pedro de Calatayud, "Doctrina II. Dd comercio de las brujas c:o!l los cklllonios y de sus n1alcficios", en O¡.nÍ:ffulus y Juctrinu~ phÍ,.:Licu;; Jcl puJ1c I'cJru Je C.1luluJuJ, Logroño, 1754, tomo 111, pp. 225 y ss.
ningún otra flgura mítica de la Europa Oriental (!bid., p. 140). 119 Claude Lecouteux, /-!iswire d..:s lfonpires. Auwpsie d'u11 ":)'Lhe, París, !mago, 1999 p. 59; Harry A. Senn, 11\:re- lfol{ w,d l~impirc in Rom,rnic1, pp. 111, 115; Rayrnond T. McNally et Radu Florescu, Á la recherche de Dracula. L'hiswire, la léycncle, le m_rihe, París, Roben Laffont, l 973, p. 160; Cristiana Bastos, "Bruxas e bruxos no nordeste
125
Pablo de Gorosábel, Noticia Je las Cusus Jlcmoruble, ele Guip,ízcoa, p. 362.
126
Joan 1\mades, Folklore de Catc1luny<.1, pp. 944 y ss. Sobre las características cxtáticas de los hombres lobos Yease Caroline Oates,
117
alaanio, p. 288. 11; Matthew Rarnsey, Profes;io,wl w,cl Pvpuf,ll Medicine in Fronce, pp. 247-248.Tarnbién se atribuía Yirtudes sanadoras al noYeno hijo: Marcelle Bouteíller, Sorciers el jetcurs de sort, París, Pion, 1958, pp. 197-198.
el último hijo de una serie de siete varones
"Metamorfosis y licantropía en el Franco Condado, 15 21 164 3", en Michel Feher, Ramona Naddaff y Nadia Tazi (ecls.), Frc1¡Jmc11Los pc1ra u11<.1 hiswria del wcrpu hw"""", Maclrid,Taurus, 1990, tomo 2, pp. 362-363.
128/194
259
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1..
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!'ulk!(;ric.1 en el mundo ihéricn
c:csnsecutin)s de, e 11 í,1fvL,i,húw.:n, a menos de que lo apadrinara su hermano ,na,-or v se lo hautizarzi con el nombre de Benro, es decir, el mismo término "
_,
,
.
c¡ue en Portugal se utilizaba para designar a los saludadores.
3. Los saludatlores
J
la mayoría ele los casos, la invasión ele los cuerpos por parte de entidades espirituales se expresa a partir de metáforas de posesión. 131 En estas formas de circumpo:;:;cssio, ios espíritus poseen a sus víctimas cu,u1do cahalgan o se
2S
montan sobre ellas (el demonio de la pesadilla);rn cuando las golpean o abofetean, pro\-ocíndoles toda clase de paráli,is o dolores musculares (el toque de las haclas); 133 cuando bs seducen o contraen nupcias con ellas (el áyamí de los chaman es gol des); 1H cuando las arrastran y cargan por los aires, depositándolas maltrechas en lugares alcj,1dos (la caza infernal/"; cuando las secuestran y obligan a participar de sus procesiones nocturnas (la Sonra Compaño gallega). 136
y los sistemas arcaicos de posesión
Ni el modelo chamánico ni la mitología del Doble parecen poder explicar de manera s,1 tisfoctoria la original síntesis que constituye el complejo del saludador, Nos resta aún considerar un tercer complejo mágico-religioso: los sistemas arcaicos de posesiÓrL Especialistas como É\-a Pócs o Gio\·anni Pizza l,an colll! ilJL1ido a re\-d,ar la existencia de sistemas arcaicos de posesión c1 ue no guardan rclac10n directa con d concepto de posesión diabólica propio de b demonología crisfrrna. 12 '' Los elementos indiYiduales que constituyen b noción arcaica de posesión se encuentran dispersos en di\·ersos sistemas ele creencias, por
A la luz de las metáforas características ele los sistemas arcaicos de posesión, los trazos originales del complejo del saludador ibérico adquieren un sentido diferente, coherente y unificado. De hecho, si retornamos a la síntesis inicial de Pedro Ciruelo, ele inmedi.:ito resalta una circunstancia que el reprobador de supersticiones enfatiza en más de una oportunidad: desde el momento de su irrupción, los primerus saludadores se dijeron familiares de Santa Catalina y ele Santa Quiteria. Catali11.1 de AlejcrndrÍa fue una de bs figuras m:1s pupuLu-es de Li mitología cristiana tardo-medieval. 137 Junto con Santa Margarita y Santa Bárbara
lo que nunca llegan a c(J11slituir representaciones acab,1éLs, equiva,lentes a las sut'isticaclas construcciones de la alta cultura teologJl. Antropologos e lii,turiadores deben ser capaces de iluminar los espacios en los que se esconden las cunccpciunes no cristi,u1JS ele posesión; los especialistas, ('.e hechu, no siempre lwrg::iron en los lugares apropiados. 130 La primera diticullad parc1 eciptur,1r lusfolk-possc.,sion ·'J'Slcnh se deriva del hecho de que en
111
ÉYa Pócs) "Possession Phenon1ena, Possession--Systen1sn, p. 9 l Bri
13
1 " Citado por Daniel Granada, Su¡xnciciuu,:sJcl Río Je lo Plow, p. 583.Véasc también al respecto Francisco Vaz da Sih·a, "Iberian se,·entli-born chil
sleep paralysis, and 1,itchcraft accusations", folklore, 114:2 (2003), pp. 181-203; \Villem Je Blécourt, "Bt:
aJJd fai,')taks", Fulklorc, 114:3 (2003), pp. 335-353. 129 En este sentido debemos destacar también los estudios recientes que ponen el énLisis en formas de posesión alternati,-as a la invasión diabólica, como la posesión di, ill,l O LI posesión pur los espíritus de los muertos; ,-éasc David Lcdcrcr, "Li,·ing ,vith tlic De aJ. Gbosts Íll 1\!odcrn Bavaria", in Kathr;-n A, Echl-anls (ccL), ¡¡;;,c11 ufreo,ll'irchcs, dJd ¡¡~111 Jcring Spiric.,;: Tit1..litivndl Belief dnJ Fulklur.: in Eortv .!futf,.;rn ~wup.:, Kirks,·illc, Trurnan State Uni,-ersity Press, 2002, pp. 25-5 3; Mo,he Sluhovsky, 'Disccrning Spirits
lll
Gusta,- Henningscn, 'The Laclies from Outsidc",
13
i\liru:J EliJdc, El
-+
cht.1mi.1ni::illlu )'
P- 200;
li.1s l¿cnkd.;' arcaicas clel éxtasis)
pp. 75- 79.
CL:i.u(.k Lecoutcux, Chosses f.1nt1..bth¡ucs et cohurtt.::, de la nuir LW A/oyen Age) París, !mago, 1999, pp. 142-144. JE
in Earh- 1\\o,lern Eurnp~", ill Gál>or KLmicz,iy :rnd Éva Pócs (eds.), Cummuni,,lfill¡j II ilh _' - . pp. 5 3-70·, Nancv rh e Sp1r1t:;, ( _, Caciola , ~, Di,co llÍ/ld0 S,,irirs: Dirine c1uJ Dcmuuic fosscssion
136
t
;,, r/,c ,l/;Jcllc ,l.ves, Id,aca, Corndl Uni1crsity Prcss, 2003, pp. 31-78. 1io Giunnlli Pizza, 'The Virgill and the Spickr: Re,-isiting Spirit Possession in Southern [uropc", in Cristina Papa, Gíovanni Pizza and Filippo lvL Zcrilli (eds:), fnconrri di cwvlu¿Jid eurvpcd! Eurupt:trn [thnuluuy J/,:;,::tin;1s, N:1pok~, Edizioni Scientitiche ltah.1nc, 1998, pp. 58-59.
~ Sophie
129/194
Can11elo Lisón TOlosana, La 5dnW Cumpu!Jd. Funtd;,/i.1:-:i reales. R.:~dhldJóJ~rntiLticas, Madrid,Akal, 1998,pp. 125-156. 137 Aunque en 1969 la Iglesia Católica remo,·ió del calendario litúrgico a Santa Catalina de Alejandría, sobre la base ele su dudosa existencia y del marcado contenido fantástico de su leyenda, todavía resulta posible hallar altares dedicados a su figura en muchos templos y catedrales del rnun
Ec:,tuJio::.
y <.-Ultur.1
t'ulkl{)rica en el rnundo ihé1-ico
11 nos la rueda de Santa Catalina . " La datación de íconos rumano s y napolild en oral ,,ersión en ya existe permite sostene r que la leyenda de Catalina texto un a remite el siglo VIII. Sin embarg o, la versión escrita más antigua Basilio II bizantin o de comienz os del segundo milenio : el Menologion de ia ( c. 1000), El núcleo de la fabula parece remonta rse a la escueta referenc v ida dislinvu una a dedica Cesárea de que la Hiscoria eclesiástica de Eusebio ::, lujuria able irrefren la anónima dama alejandr ina c1ue se atrevió a desairar 2 fenómen o del empera dor Maximin o. '" No c:1bién dud.is de c¡ue el incipien te década de de las cruzada s, el "re-desc ubrimie nto" de la tumba sinaíta en la fueron Rouen, ele ciudad la a reliquias 1030, y el traslado de las supuesta s caracteque idad los factores que desenca denaron la explosió n de popular 13 ión por la rizó a Catalina de Alejand ría a partir de entonce s. " La fascinac Otoño de figura ele la virgen sabia alcanzó su punto culmina nte durante el s e alemana s versione de n irrupció la la Edad Media, corno lo demues tra cido reprodu o can6nic inglesas del relato, llamada s a compcctir con el texto la mártir por la Legenda ,!urea de Jacopo da Voragine. IH El hecho de que a Juana egipcia fuera también una de las dos santas que se le aparecie ron 1+s tales. continen ia influenc e o prestigi su de Arco contribu yó a potenci ar Capilla la de frescos los en n Esta fama extraord inaria justificó su inclusi6 de AleSixtina -en la represen tación del Juicio Final, de hecho, Catalina mente jandría y la Virgen María son las Únicas figuras femenin:is positiva
númene s integr,1l,a el selecto grupo en escend destroz, mdo la infern,il ma(¡uinaria. La dos tr.:isLtlb amc:nte milagros restos sus egipcid fue finalme nte decapit. ida, y l]Ue rio monaste al monte Sinaí, domle más tarde su fundaría el célebre 0 parece relleva su nombre_ 1+ De allí en mas, la rueda -símbol o solar que m6 en su miLir a la divinilL.td pagana desprec iada por Catalin a- se tr,rnsfor el lejano hasta aban peregrin que s clásico emblem a. Por ello, los cristiano mantos sus sobre monaste rio egipcio se consagr aban a la santa bonl.im lo The Culr
)
- n. 35. Sobre la génesis del · ", p. 3~5, Frarn;:01s. De lpee h , "L a ' marque '
an
of Sr. Kud,ainc ofJkrnnJ ríu ín Earlj' ,lfcJic1·c1/ Ew0¡Jc·. Church, füirh ,11"1 Cu/cure
las peculíari
130/194
[~,tudiu') d\_~ caso. Dununu!o~ÍJ. cri:-tiJ11.1 \' ui lturc1 folklórica en d mundo ih~rico
francc'sa. ';u Durante siglos li! locali
1 6 i,kntif'ic·aclas por los críticos modernos. + La piedad popular ratificaba e,k ,iLi,il
hidrnfohia ornpó siempre un lugar destacado en la leyenda de la doncella g,,llega, pues la tradición afirmaba c1ue Quiteria solía visitar a los enfermos de rabia para infundirles dulzura y sereniclacl. Otra \·ersión de la fábula sostiene que el perro del pastor que delató a Quiteria enfermó de rabia al
X VII continuó inspiramlu a pintores como Bernardo Ca,·allino ( 162 21654 ), c1ue resignificarun el mito inserLÍmlolo en la tradición de la mística fernenin-1 --el tc)pico del ma1ri111011io celestial fue uno ele últimos trazos incorpuraclus a la leyenda. i+s Los múltiples patrun,1/.gos atribuidos a Catalina de Alej,rnclrL1 contribuyen a dernostr,ll' la intensa circularidad cultural
lamer la sangre ele la santa; el animal rnonlió luego a su clue110, quien arrepentido ele su traición se libró del mal invocamlo el nombre' de la flamante mártir. En cualquier caso, en muchas regiones del norte peninsular llegó a constituir una costumbre lanzar a los perros rabiosos pan empapado con
c1ue caracl<:rizabd su figur<1: si por un lado era protectora de las doncellas núbiles, de las jó,·enes estudiantes, ele los notarios, de los carreteros y ele los alfareros, su asocidción con Lis lides dcadémicas y con el conocimiento
el aceite de la lámpara c¡ue ardía ante la imagen de la biena,c:nturc1,b. La
letrado la co1l1'irtiero11 Limbién en patrulla de la Eicultad de Teología ele 19 Paris y en uno de los príncipales referentes ele la orden dominica. + La presencia de Santa Catalina en suelu ibérico es un fen¿mcno arnpli,11nente
monumental Flos sanccorum del jesuita Pedro ele Ribadaneyra, editada por primen ,-ez Madrid en 1599, permite acceder al mito tal corno se conocía en el Península Ibérica a comienzos de la Edad Moderna. Quiteria nace
comprobado. En Cataluña, por ejemplo, era protectora de los estudiantes, y e11 AmLiluda, patrona de la ciudad de Jaén. Pero por moti,·os no del todo dilucid.idos, fue en su carácter de abogad.1 contr<1 la rabia c1ue la figura de la mártir egipcia arraigó con i11temiddd ele un extremo a otro
en el actual territorio de Galicia, y fue una de las nue,·e hijas engendradas por Lucio Catelio SeYero -un poderoso funcionario romano local- y su esposa Calsia. Horrorizada por la asociación tradicional entre los partos múltiples y la inmodestia femenina, Calsia instruyó a la partera para que ahogase a las niñas en el río más cercano. Pero la mujer se compadeció y entregó las criaturas a diversos hogares campesinos. Cuando alcanzaron la
del territorio peninsular. Santa Quiteria, la otrc1 gran patrocinadora ele los saludadores ibéricos, es u11 personaje rnítico menos definido '-lue Cat.ili11c1 de Alej,mdría. Sin em-
edad adulta fueron reconocidas y aceptadas por sus padres Yerdaderos. Sin embargo, pronto surgió un nueyo frente de conflicto a raíz de la conversión de las jóvenes al cristianismo. Decidida a conservar para siempre su
bargo, durante mucho tiempo fue una figura extremadamente popular en Purtug,11, Españ.i y el sur de Francia. Resulta imposible determinar tanto
virginidad, Quiteria se negó a contraer nupcias con el candidato elegido por su padre, quien finalmente ordenó su decapitación como castigo por la desobediencia y el abandono de la religión de sus mayores. Ribadaneyra deja en claro que para finales del siglo XVI la asociación de Santa Quiteria
la fech;:i de su martirio -la tradición sitúa su suplicio en algún momento de los siglos IV o V- como el lugar ele los hechos -se disputan el pri\·ilegio Majarliza, en la provincia ele Toledo, y Aire-sur-Odour, en la G,1sconia
con la cura de la rabia estaba solidamente establecida: Cynd,ia Stollhans, "Michelangeb's Nude Saint Catherine ofAlexandria", l l\n11c1n's 3rr}uurn,,l, 19:1 (l'198), pp- 26, 30. 1 ° Keith Luria, Iúritofies ?__fGru1.,t:: Cuhurul Chr-1n¿jt: in che Sen:nceenrh-Ccncury Díocese ?.f Grenuble, Berkeley, Uni,·crsify of California Press, 1991, pp. 152-153_ 1 6
En To ledo tiene una Capilla esta gloriosa Santa junto al Monasterio ele la Concepción, y en un lugar, que es jurisdicción de la misma ciuclacl de
+
l-l-~ r\1..1rgarett~1 S..ilingcr, "A Barü(flC Painting of Saint Cathcrine", The ,J/Luupl1lir,rn Jluseum oJ.-11/ Bullclin, 1:10 (1943), pp. 296-299.
Ann M. Roberts, "North Mcets South in the ConYent: The Altarpíece of Saint Catherinc of Alexandria in Pisa", Zeirschrifí fiir Kunsrgeschichre, 50: 2 ( 1987), p. 190. H
o¡· Saines,
compíle
9
131/194
0
A New Dicrionary
EstuJiu::. de caso. Dcmunulugí,1 Lri~tíana
y cultura t(J!klóric.1 en el
inundo ibé1·ico
Toledo, y se llama Marializa, hay una Iglesia antigua de su nombre. El lugar está al pie de unas sierras, en las cuales es antigua tradición, c1uc
santos cristianos sellaban la piel ele los taumaturgos carismáticos: en pleno siglo XX, una 9uarícrice ele Castellamrnare di Stabia, Campania, atribuía
YiYiÓ solitaria, junto a una fuente, que oy 11:unan unos la Fuente santa,
los poderes que poseía al hecho de que durante su trance iniciático Santa
y los más la fuente de Santa Quitcria: donde se dice fue degollada, y
Rita la había tocado en la boca."+ Por medio de las marcas los espíritus hacían suyos a los agentes humanos con los que entablaban contacto, y los transformaban en seres dotados con una fisiología específica. El estigma que se desplegaba sobre la carne manifestaba que el protegido participaba ele la naturaleza del espíritu pro-
en la Iglesia
ya
did," scpultada:
y del agua Je la fuente se n::n cada dia
mc1rc11·illas, bd,icmlola enfermos, e im·ocanclo a Santa Quitcri:i, curan de 1.1rias énfcnnuLidcs, espccictln,cntc de calenturas, y tullidos: y a la Iglcsi.1 .1eude mud,.1 g,:ntc huidv, de perros rabiosos, de c¡uc es particular abogada; y hc1lLrn remedio.'"
tector; su condición corporal ya no era la misma: se había transfigurado en una entidad que compartía con los seres espirituales algunos de sus rasgos ontológicos. Tocado -poseído- por un espíritu, se había rnelto, en parte, un espíritu. Parte de la esencia del numen que lo patrocinaba impregnaba para siempre su anatomía, se asentaba en lugares específicos de su geografía corporal para no abandonarla nunca más. El sujeto se ,·olvía
Las Rclc1cio11e, Topo1:1n}fica, confirman que el culto de la heroína gallega tenía una presencia real en la meseta castelbnci temprano-moderna. Sobre un total de 42 santos y advocaciones mencionados en las encuestas, Vvilliam Christian Jr. identifica 36 1otos ofrecidos a la santa -lo que la ubica en el lugar decimotercero ele la lista- y 15 ermitas erigidas en su memo1ic1, lo
propiedad -seniclor- del espíritu, porque algo ele la naturaleza ele éste
1
que la coloca en la decimoquinta posición. " Tanto Santa Catalina ele Alej:rndría corno Santa Quiteria ocu¡nban un
había quedado para siempre en el cuerpo ele aquél.Y las marcas corporales estaban allí para recordárnoslo. Marcados desde la cuna por Santa Catalina o Santa Quiteria, los saludadores estaban desde entonces habitados por el
lugar destacado en el complejo mítico del sc1ludc1dor. En efecto, aquellos sanadores ibéricos venían al niundo con las señ
espíritu de ambas heroínas. Su carne se volvía vehículo de lo sobrenatural cristiano. Por ello se los consideraba familiares de las mártires: b metáfora parental subrayaba la identidad ontológica que fundamentaba las metáforas
sas en el cuerpo: en el pc1bcl:rr, bajo la lengua. No estc1mos en presencia de un rasgo cpifenoménico: los estigmas corporal<.:s er:m otra de Lis mctáfords de los sistemas arcaicos de posesión. La piel devenía pergc1mino: al marcar a sus servidores con seííc1les morfológicamente diferenciadas, los espíritus
de posesión. Los sistemas arcaicos de posesión permiten dar cuenta de los rasgos originales del saludador desde una perspectiva nueva y diferente. En efecto, en el mundo mediterráneo abundan los complejos míticos en los que sana-
trazdban sobre ellos una firma intemporcil c¡ue expresaba la tr,msformación metafísica del sujeto maiTado. El lenguaje del tatuaje corporal alcanzaba por igual a los servidores de Dios y a los agentes del Diablo. In un juicio por brujería sustanciado en Finbndid, en 1665, la acusada confesó que desde
ción, posesión y culto a los santos aparecen profundamente imbricados. 155 154
primer viaje al Blakulla llevaba en su cuerpo la marca de los dientes del 153 l10mbre de negro que la había mordido en ambos pechos. También los
fü
151
Pedro de Ribadaneyra, Flvs
s.Jllctúrum
Alfonso M. Di Nola, Lo specchio e l'olio: le rnpernizioni
italbni , Ron1a, Laterza,
l 993, p. 40. is; Con frecuencia, los fenómenos ele posesión y trance ocupan un lugar destacado en las expresiones populares del culto a los santos en el área mediterránea; al respecto véase Sabina Magliocco, "Witchcraft, Healing and Vernacular Magic in Italy'', en Wíllem de Blécourt y Owen Davies [eds.], IViichc,~fa CvniinueJ, p. 157. "popu/J,
de las 1id<1s Je los sancos, Barcelona, 1790,
tomo lll, pp. 133-134. 152 William Christian Jr., Local Rdi¡Jiún in Sixceenth Cenwry Spain, Princeton, Princeton Uni,·ersity Press, 1982 ( cito por la edición en castellano: Reli¡Jiu,iJ_,J local en la España de Fe/ipe JI, traducción de Ja,·ier Calzada y José Luis Gil Aristu, Madrid,
saines' wlts afien had
Nerea, 1991, p. 95). 153 Antero Hcikkinen y Timo Kervinen, º'Finland: The Male Domination", en Bengt Anbrlou y Guslav Henningsen ( eds.), far/y MvJan Europcun ll'itchcrafi, p. 329.
("a menudo el culto a los santos populares incluye en su núcleo tanto una promesa de de,·oción a cambio de la buena salud, como un componente extático c¡ue puede
lll
their core both a promise
oJ de1•u1io11 in exchan9e for
health,
anJ l1ll ecsracic cumponcnt rhat could inrvfrt: Ju11cin::J, J1 wwnÜlfj, unJ c.\.LruvrJi11Jt)' ~[forts on beha![
132/194
ef che saine tlwc resulted in pdrticipdnts ucl1icl'i11f) ,._¡JtcrnJ.li: staces ef concivusness,,
E:;,tudíu'.) de caso.
Dt.'.Illí..JllUlugid
crbtLmJ _\ uiltur.:i fulklúric.1 en 1..'.l
lllUJHiu
ibérico
Tal es el caso de la u11c1su:11urio griega, la f:l,rnwdsha marroquí, y el t,1ru111ismo itabno. En primer lugar, la característica insensiLilidacl al fuego de los s,dudadures ack1uiere un sentido diferente a la luz de estos dramáticos sistemas de poscsi¿n_ Puscídos 1)or S,rn ConstJntino, los an05tcnarides de
El empleo de la saliva adquiere también un nue,·o sentido desde la ¡)erspecti,·a de los sistemas arcaicos de posesión. La potencia sagrada que habitaba el cuerpo del taumaturgo podía transmitirse a otras personas por medio ele los fluidos y secreciones corporales: la saliYa, la sangre, el semen, la leche. La baroko ele los santones del maraboutismo mahgrebí se
la i\!Jceduni,1 gricg,1 lugran caminar y danzar sobre brasas ardientes sin ,ufrir daiio
trasladaba de padre a hijos por medio ele! semen, y ele los sanadores a los enfermos por medio de la sangre. Por este motivo, los miembros de la Hc1m,dslw salpicab;rn y unt~lHn con su sangre las partes enfermas del cuerpo
liclacl: "che Suint has control 01·er you thcn. Ifyou are in cha1[¡e yourse!J;you'J/ get burnecl''. 116¡\]go similar ocurrÍJ con los adeptos a la t/um<1,L/,a marroquí, una
del paciente; en ocasiones, mojaL,111 trozos ele pan en sus propias heridas
l1crn1,rnclad religiosa patrocinada por Sicli Ali ben ljamclush y Sidi Ahmed Dghughi, dos sc111tune, lo...:ales de finc1les del siglo XV!I y comienzos del siglo XVIII: 117 habitados por la baraka --la cualidad y esencia de los san-
y se los daban a comer a los dolientes. De esa manera, la bc11c1J.:u del santo re\"Ítalizaba a los enfermos. De la misma mc111era, la Yirlucl de Santa CaL.ilina y Santa Quiteria se transmitía a los pacic::ntes por medio de la sali,·a, porque
tos c1ue los protegían-, los miembros ele la cofradía entraban en estados ele trance clur,mle los cuales bebían agua hirviendo, tragaban espinas de cactus, enc,u1tc1L:.i11 serpientes venenosas, o se producían tajos en la cabe-
las marcas que atestiguc1ban que algo de la esencia de bs sa11t.1s lic1bitalx1 de manerJ penn
za. 1 " Poseídos por un espíritu sagrado, los participantes de estos rituales L:il,Lrn ad(1uirido, en parte, una naturaleza espiritual, en sí misma ígnea
Los pacientes de los saludadores, los enfermos de rabia, también pueden analizarse desde la perspectiva ele los sistemas arcaicos de posesión. El propio discurso médico tardorneclieYal empleaba con la hidrofobia
y ,·efulgente; sus cuerpos, transfigurados por la entidad que los habitaba, h.1Lí.m dejado atrás la debilidad c¡ue manifestaba la carne humana librada a sus propios medios.¡\] igual c1ue San Constantino o Sidi Ali, Santa Catalina
un lenguaje cercano a los fenómenos de posesión. En el Serwm papale el padovano Gulielrnus de Marra atribuía al spiritus
y Santa Quiteria transmutaban la esencia material de aquellos a quienes
de renenis ( c. 1362),
poseian, com·irtiéndola en una sustancia espiritual a la que ni el hierro ni
del perro agresor el hecho de que en la orina de los enfermos de rabia a menudo se percibieran pequeños fragmentos de grasa o carne con forma 161 de cachorro; en el mismo sentido, Gulielmus afirmaba que el enfermo
el fucgu poclí.rn cl.1iic1r. La fisiología pneurnática característica ele las personas lul,itc1,h, por enti,bdcs espirilu,ilcs explica tarnLién algunas anomalías del complejo del salud.1dor: f:n la Cat,iluiia rural, por ejemplo, los solu,lc1durs y los se1c11s podí.rn caer al suelo desde gran altura sin hacerse daño alguno. 159
16
°Cabe destacar ,¡ue muchus santos cristi,mos ~exitosos o fracasados- t,unbién cura-
implicar danza, toque de tarnbures, y esfuerzos extraordinarios en nombre del santo c1uc llc1«n a lus panici¡iantes a alcanzar estados de conciencia altcrnati,·os"; la
ban mediante la salin, según el precedente del propio Jesucristo (Jlc,r,us 8, 22-25): tal era el caso de Santa Colette de Corbie en la primera mitad del siglo XV (Peter
traducción del inglés es mía). ;& Luring 1\l. D~1nf0rt1i: Fírew._d/.:.rnt/ LWJ Religious rlealin¿.;:Tlic, lni.1.>t..:n._11 i.1 ?fGtee(e i.mJ rhe
red. L Fi1uiuné e SUULicJ
Dinzelbacher, "Sante o streghe. Alcuni casi del tardo medioe,u", en Gabriella Zarri
1
[{¡_] wcJiu¿rv eJ e[d moderna, Turin, Rosenberg & Sellier, 1991) p. 79); del toledano Fray Andrés de la Rosa en la segunda mitad del siglo XVI (Juan BI:1L(JUCZ Miguel, Erusy TJllcaos, p. 2+3); o de la mística Madame Acarie en el París de
p. 46 .:iicli Ali ben H,1111dush y Sidi Ahmed Dghughi son dos figuras características dd
.lm,:ri(~an FircwLilkwf} .lluri:mcnt, Princeton, Princeton UniYersity Prcss) 1989,
ma1·abutismo, el culto a lus santos que tradicionalmente ha sido consicleraclo como uno de lus timbres distintit ,os del Islam maghrebí.
mediados del siglo XVII (Sophie 1-!oudarcl, "Mystics or Visionaries? Oiscernment of Spirits in the First Part of the Seventecnth Century in France", en Gábor Klaniczay y Én Pócs [eds.], Cvmmu11icc1tin¿J 11ich the Spirits, p. 76).
'"Vincent Cra¡nnzano, Tl,e tfc1rnc1J,hc1:A Study in Moroccan Ethllupsy,hiacry, Berkeley, UniwrsityofCaliforniaPrcss, 1973,pp. 1-3;48; 167. ,;,, )oan Guillamet, Bruiwria a Cc1tc1lun_yc1, p. 32. 2.6K
161
Lynn Thorndike, A Hi,tury ef;l/v8 ic unJ fapc, imcmal Science, Nue,·a York, Columbü llnin::rsity Press, 193+, vol. Ill, p. 53 l.
133/194
crbtLu1J. [!)tudius de ca~o. Dcn1unu}uoía b
Y j
cultur,l
fulklórica en el mundo ibérico
del animal agresor, y la cura del mal adquiría las características de un 166 exorcismo coreico-music al. ¿Existe alguna e,·idencia histórica que confirme que a comienzos ele la Edad Moderna los campesinos ibéricos podían llegar a asimilar la hidrofobia canina con un estado de posesión específico? Un temprano proceso
de rabia tendía a atacar a dentelladas y mordiscos a las demás personas 162 porque su naturaleza se había n1elto canina. Uno de los indicios más claros de que la práctica del saludador ibfrico constituía una forma arcaica de exorcismo lo hallarnos en otro de sus trazos característicos : la cura por medio del aliento y del soplido. Con
inc1uisitorial, incoado por el tribunal de Cuenca a comienzos del siglo XVI, aporta valiosos elementos en fa,·or de una respuesta afirmatiYa. En 1514 irrumpe en la villa manchega ele El Provencio Ynés de Moratalla. Pocos días antes,Ynés había sido mordida por un perro rabioso en la aldea ele Minaya,
mucha frecuencia, la rnentalicbd arcaica concebía a la enfermedad en términos pneumáticos, y al proceso de sanación como una lid agonal entre el espíritu del curandero y el espíritu de la enfermedad. Entre los warao de Venezuela, por ejemplo, el chamán utilizaba su aliento para enviar a
donde habitualmente residía, y como consecuencia del ataque sus padres creían que la joYen estaba poseída. Muchos vecinos, entre los que se contaba la esposa del titular del señorío local, daban fe de las crisis nerviosas, los
sus espíritus auxiliares y ponerlos en contacto con la entidad espiritual invasora (hebu). El sanador recurría al humo del tabaco -más denso que el fétido aire del hebu-para fortc1lecer el poder de sus fluidos pneumáticos y
gestos bizarros, el súbito enrojecimient o y la hinchazón ele miembros que 167 afectaban a la infortunada campesina. Ynés había sido trasladada a El Provencio precisamente porque el teniente de cura de la villa, Garcí Sánchez,
163 expulsar al demonio invasor del cuerpo del enferrno. Un procedimiento similar fi.ie observado entre los chiriguanos de la provincia argentina de Salta: el chaman instalaba al paciente junto a un brasero, arrojaba humo de cigarrillo sobre su tórax, y silbaba suavemente para conectarse con el dios del Yiento. 16+ Es interesante recordar que Martín del Río y Benito
168 Los inquisidores conquenses irrumpietenía fama de eficaz exorcista. parroquial decidiera manipular el vicario el que de luego ron en escena potenciar su prestigio e influencia para comportamie nto de la energúmena 169 locales. Pero lo (1ue aé¡uí nos interesa es la confirmación de que para los campesinos españok:s de la primera modernidad la rabia no era una dolen-
Jerónimo Feijóo afirmaban que los saludadores ibéricos consumían vino con idéntico objetirn: para fortalecer la potencia y densidad de su hálito sanador. 165 También resulta sugestiv.i la costumbre de los saludadores portugueses de rociar a hombres y animales con agua bendecida con un poco de sal,
cia corriente. De hecho, como ocurría en el mundo mediterráneo con los síndromes pro,·ocados por las diversas alimañas ponzoñosas, la hidrofobia podía ser considerada una forma peculiar de posesión, consecuencia del
los mismos sacramentales a los que el catolicismo atribuía Yirtud protectora contra los demonios impuros. Finalmente, hallamos una última confirmación de la relación mítica entre em·enenarnien to y posesión en dos complejos míticos característicos del Mediterráneo occidental: el tarc1ntismo apuliano
170 accionar agresivo de un violento espíritu invasor.
Véase al respecto los estudios clásicos de Ernesto de /vlartino, La tcrru Jd rinwrso. Contributo a una storia reli¡Jiosc1 del Sud, lv1ibno, ll Saggiatorc, 1961; Clara Gallini, La ballerina ruriupinta. UnJ festa di !fU<1ri¡Jivne in Sarde11no, Nápoles, Liguori, 1988. 167 Sara T. Nalle, GuJ in La Jlc111cha: Rcli!Jiuu, Ref~nn <1nJ the People o[Cuenca, 1500-1650, 166
y el ar8ismo sardo. En ambos casos, las personas mordidas
por cierta variedad
Baltimore, The John Hopkins UniYersity Press, 1992, pp. 19-20. 168 Adeliua SarriÓn ivlora, B..: ..uas y enJi.:mv11iuJas .. lluji:tó hi.:tcroJvxas ante Ju 1111.JtúsiciJn, siglos XVI a XIX, Madrid, Alianza, 2003, p. 14+.
"' /bid., p. 534. 163 Charles L. Briggs, "The mcaning of nonsense, the poetics of ernbo'1iment, ancl the produclion of Pº"-er in \Varau hc:.1ling", en Carol Laderman y Marina Roscman ( cds.), Thc Pc,jurmúllCC v_f ilec1lin¡J, pp. 198- 199. 161
169
/biJ.,pp. 146-154. Para una identificación entre posesión y rabia canina similar a la que propongo en el presente capítulo véase Florence Chave-Mahir, Une paro/eª" service de l'uníté. L' exorcisme des possédés dans /' E3/ise J'Occidem (.\'e-X/Ve siecle),These doctoral e, Université 170
Carlos i\!1artínez S
com11nidadcs inJÍ¡Jcnas en Ju A1!Jentinc1, Buenos Aires, Emecé, 1992, p. 542. 16 Feyjoó ' Martillo dd Rio, Dis~11isitiu1111m lllJ¡Jicc11111JJ, p. 40; Fray Benito Gerónimo
y 1v1ontenegro, Tearro Critic"u Universal, p. 2.
Lumiere-Lyon 2, 2004, pp. 171-170.
134/194
-L S<1ludadores y sanpuuluri: el sustrato mediten·iineo LJ
·'sin medicamentos. por medio (it:I poder de San Pablo Apóstol, qu,· ¡·,T1h1.rn desde d momento mi,mo ,kl 11.1cirnicnto". 17 i Desde Roberto
b. (lu111t1tlsh~1 y c-l L:rc111li.\J1hJ tienen en cornún con la del salud,H.lu1· su 1-cicKi/m con el culto J los s:rnrns y con los
dfld.)li.:n..1 1 L1,
,i,Lclll,\S Jrcaicos de poscs1on ..)in embargo, en otro a,pectu se a¡nrtan
italianos
r,vlicalmente de L:i creencia ihéTícz,: los tres complejos se bJsJn en una
oc,1siones, humedecían trozos de pan en la boca :, se los lblnn a comer a 176 sus pacientes. Lú, fallliliarcs de Sama Catillina, Santa Quite ria _1· S:m Pablo
mitico semejante a la creencia ibérica, que al mismo tiempo mantenga una
companÍJn aún un último trazo distíntinl: todos ellos se: uJ11:,ideraban
reiacion cla\·e con los sistemas arcilícos de posesión'
inmunes a b ponzoña que ínocuLb,rn los perros rabiosos y L, ser¡Jientes
o paoliC1ni,
n·ncnosas. Ello permitía a los especiali,tas iulianos lllulll,1r i1I11uctantes
s:inadures carismáticos con características extremacLunente similares a las de los saludadores ibéricos. ' 71 Los sunpuolori sanaban a las personas
misc--cn-.ffcncs -companbles a las c¡uc urg,rni,:.1b:rn los s:ilud,,dures cu,111do
prctendím ckrnustrar su purtentosu domíllÍO subrc el fuego. En c1bril ele
munlid,1s pur serpientes y otras ,1limañas ponzoñosas, como Lis tarántulas 172 En el imaginario colecti\·o estas dolencias ocupaban el y escorpiones.
Gíacomo Antunío Dolci, prior del Colegio ele Físicos \·eneciano, c1uedó tan impresionado con las habilidades del ,c1npc1uluru Bartolomeo
:nismu e::ip.:tciu simbólico q~e las mordeduras de los perros rabiosos. A.sí
Riccio, c¡ue recomendó a las auturidc1dc,s s,rnitzirias cu1ffertir la licencia
ocurría en el discurso médico: en el Serwm popale de renenis, por ejemplo,
del sanador en un príúlegio por diez años; junto con el prior del Colegio
el tratamiento del veneno ele la tarántula precedía a la descripción ele la
de Apotecarios, Dolci hc1Lía \ istu corno Ricciu ma1lÍpulaba las serpientes
hidrofobia. 17 ' El mismo carácter intercambiable adquirían estos males en la
comen a,Lis ¡Dr:1 la ebboracii,n de antídutos: el cur,mdero llegó incluso a
rclioiosilL1cl pupular: los bentus portugueses, por ejemplo, se especializaban b
!7'
introducir b cal>eza ele los ofidios dentro de su propia boca. En la década
/
símultá11eamente en "murdeduras de répreis e de caes donados". "Pero aqu1 no
de 1650, Jacopo Sozzi asombró ele maner;1 similar a lus 111iernLrns de la
aeaban las semejanzas. Si los saludadores ibéricos eran familiares ele Santa
,-lccu,lc111ic1 ele! Cwcmo: tomo una ele las \ íbor:i:; más feroces, la uLligó a
Catalina y Santa Quiteria, los sanpaolari lo eran del apóstol San Pablo. Si
\'aciar no sólo su \·eneno, sino toda su espuma y sali\·a dentro de un vaso
aquellos venían al mundo con ruedas o cruces impresas en la boca, los
de Yino, y luego se bebió el líc¡uidu crnponzoñaclo sin consecuencia alguna
taunuturgus italianos alardeaban de marcas con forma ele serpiente bajo la
para su salud. 177
lengua, en los brazos, bajo la rodilla o en las piernas. A.l igual que ocurría
'Iodu indic1 que el complejo itakuiu es más antiguo c¡ue su contraparte
en el caso de los s
ibérica. La primera mención impresa a los su11pc1uluri parece hallarse en
del poder que les transfería el espíritu que los patrocinaba: al decir de las
el Lib.:llus el.: renenis, ele Ferdinamlu Ponzetti (Ruma, 1521 ); sin embargo,
constituciones del Protomedicato siciliano, trataban las mordeduras ele 171
en Italia se detectan desde mudiu antes referencias a sanadores carismáticos port.i
D,11 ·id Gcntilcore, JIculas cJnJ llcc1hn3 in E,Jfly ,l/uJcrn lwly, /IL.nchc:stcr, !Vlanchester
se remontan a la antigüedad clásica. Otros, como las dinastías ele serpari
llni1ersíty Press, 1998, pp. 107-108. 172
Fran,;:ois Delpech, "La 'marque' des sorcieres", p. 361
173
Ernesto Je lvb.rtino, La rcrru J¿] rimorsu (cito por L-i e
175
Da1'id Genrilcore, Medica! Charlacanism in Early .llu,lc,n lt<19', Nue,·a York, Oxfurd Unil·ersíty Press, 2006, p. 175. 176 /bid., p. 176. 177 !bid., pp. 177-179.
c;1::;tell.1n0: La rierra
Jd rcmurdimicntu, traJucr...:ión de Juan Vi vaneo, Barcelona, Ediciones Belbterra, 1999,
p. 255). 17 { Jos~ PcJro PaivJ., PrJticu:; e crenr.1.-.
rni.11JiCJS,
siguieron el n1isn10
tocaban las heridas con ,us rnanos \' las untaL.:m ,:un saliLl: en
fu 1·ma de exorcismo coreico-mu,ical, c¡ue no guarcb relación alguna con el mito del s,iludador. ¿Es posible hJllar en el Mediterráneo algún complejo
En b Italia temprano-moderna operaban los
c·n 1325 s,,licitó licencia fJ,1ra
su oficio en L, ciudad de h,1:;tJ f':10)0 Ciarall,)-quc ckrcí'a en los.-\lirunos en b dl:cada de
p. 102.
135/194
273
Estudios de cJ~o. De1uunu!(wÍ,1 Ll"i~tíJ1L1 \" cultur.1 fulklúrica en el mundo ibérico
"
.
de serpicnk.Así, en la Libia Cirenaica h.ibrían habitadu los psylos, los mar-
o ciuralli, parecen haber surgido en la baja Edad Media. rn ¿Fueron los saludadoré:S una acLiptacíÓn local de los s<1npoülari y ele sus precursores clásicos? La e\·idencia actual no alcanza para demostrar esta hipótesis ele
márides y los garamantes; lus opliiógcnes, por su parte, se situ.1ban, según el caso, en las costas del mar de Mármara, en Asia Menor o en Chipre. 132 La tradición mediterránea tambit':n asignaL.i YÍrtudes semejantes a sanadores
manera fehaciente. En cualquier caso, no puede negarse que los intercambios culturales entre ambas penínsulas se potenciaron a partir ele la
carismáticos individuales. En el E1w1uelio Jcl Pseudú- Iúrn,Ís, un texto apócrifo de finales del siglo II d. C. c¡ue recopila anécdotas sobre la infancia de Jesús,
179
segunda mitad del siglo XV. Los modernos sonpoolc1ri parecen derivar claramente de figuras míticas anteriores. Los marsos, un pueblo montañés que habitaba en las regiones
se narra el siguiente episodio: "mientras Jacobo recogía la paja, una víbora lo mordió y cayó al suelo como muerto. Y viendo esto Jesús, sopló sobre la herida, y Jacobo c¡uecló curado, y la víbora murió". ,si
que actu.iln1ente conforman Umbría y los Abruzzí, eran uni\·ersalmente cumiderados como fascin;idores de serpientes; capaces de destruir con su
!.os relatos de los vi.ijeros europeos dan cuenta de la enorme dimensión
saliva los efectos ele sus letales mordeduras. Según Plinio, descendían de un hijo de Circe y Odiseo. Otros creían que la ciencia de los marsos deri\·aba
espacio-temporal de la creencia. En su Relotion de voy1f}esfaits dons la Turquie, la ThéboiJe &._lo Bculwrie (Lyon, 1686), el sacerdote Jean Coppiu nos dejó
de una divinidad local, Angitia, que Senius identificaba con Medea, la hipnotizadord de dragones; según la leyenda, tras huir de Cólquida Medea
una descripción de los santones del Asía Menor: "o dcmis-nus, ils cúntre}ónt }¿s enragés et manuent des serpents en vie". En 1829, en Egipto, Etienne Geoffroy
habÍJ. buscado refugio en la región
Saint-Hilaire fue testigo de festividades musulmanas durante las cuales los
execn-aciones arl1ueológicas desenterraron en las márgenes del lago estatuillas de bronce que representan a una mujer portando una serpiente en
modernos psylos, "ajfectunt J¿s mw1iercs d'insends', se lldcÍ.:rn morder varias veces por cobras venenosas. En Le Nil, Éf}ypte et Nubie (París, 1853), Maxime
una de sus manos; ello pJrece prob.ir la existencia de un persistente culto
du Camp afirma hdber presenciado una ceremonia ele inmunización contra
a la diosd Angítía en la región, impulsado por sacerdotes que aprendieron de los marsos y ele sus vecinos el arte ele amaestrar serpientes y curar sus
el veneno de serpiente, c¡ue implicaba dejarse morder por un animal joYen, y luego diversas practicas rituales, como suplar sobre la herida y depositar
mor
en ella saliva. Finalmente, en su "ffotoire de serpen1s duns J' Euypte oncienne et moderne" ( 194 7), Louis Keimer afirma haber visto en Luxor "des lwmmes du
se dijeron descendientes de los antiguos marsos. isi
peuple brondissont des poignées Je serpents et les devoront o bel/es dents; on croit
En cualc¡uier caso, cabe suponer que los complejos míticos italianos
que cet octe confcre une sor1e d'i11J111uniré".
fonn.ib,rn parte de un fondo ele creencias mediterráneo más :rntiguo. Plinio, Luc:mo, Plutarco y Estrabón mencionan pueblos inmunes al Yeneno
184
ofidio, naciones enteras dotadas con la capacidad ele curar las mordeduras iJ Gentilcurc, /-b,lcn und /-Iculing in Em0, ,l/udcrn Iia0,, p. l 06. En el siglo XVll, lus arcl,irns Je b Inquisición Jan cuenta de b existencia de saluJaJures en Sicilia (Gustav Hennigoen, "The LaJies frorn Outside", p. 199). Los 173 Üdl
182
179
"Historia de la infancia de Jesús según Santo Tomás", en Erunl)eli.1s Apócrifos, traducción de EJmunJo González Blanco, Buenos Aires, Hyspamérica, 1985,
testimonios del siglo XVl!l, por su parte, confirman la existencia de formas ele tarantismo en la Penínsul.i Ibérica; véase Pilar León, "MedicalTheu1 iés ufTaranLism in
tomol,p. 101. 18
latine, p. 190: "medio desnudos, reme' Anne-Marie Tupet, La Magie Jans la dan a los enfermos de rabia y comen serpientes ,·ivas"; "adoptan la apariencia Je los insanos"; "hombres del pueblo blamli,,ndv puñados de serpientes y de,·ur,\mlulas a dentelladas; ellos creen que dicho acto les confiere una suerte de inmunidad" (las traducciones del francés son mías).
[igl1tcenth-century Spain", in Peregrine Horden (ed.), Music os ,1/eJicine: The J-lisrory ef,1/u,íc Tl,ernpy Since .lnli,Juity, Aldershot, Ashgate, 2000, pp. 273-292. iso Anne-Marie Tupet, Lu ,llul)ie dans la poésie latine I: Des oril)incs a la fin du regne J',luguste, París, Les Belles Lettres, 1976, p. 197. 18 '
Anne-Marie Tupet, La Mugie duns la poésie latine, p. 189.
183
D
136/194
2 75
Estudiu::- de caso. DcH1u11ulugíd u i:-,ti;rnJ ;· cultura l(1lklóric .1 en'-.¡ rnundu íhérico
5. A modo de conclusión: la búsqueda del sujeto histórico
en sus personas el sujeto mítico del saludador! En una aguda crítica del tratamiento dado por Cario Ginzburg al mito de los bcuc1uclc1uti, \Villem de Blécourt sostm·o que éstos eran, antes que nada, sarudores carisrn&ticos
La e\ idencia apurl
y neutralizadores de maleficia. Las narraciones referidas a sus tra\·esías y
deduras ele anirnJles ponzoñosos -arácnidos, reptiles, perros rabiosos-,
una tecnología publicitaria destinada a fascinar a sus potenciales clientes,
batallas en éxtasis no eran sino un medio de legitimar aquellas otras habilidades, una estrategia para potenciar su influencia y pr·estigio locak:s,
c1tribuidc1 a deterrninaclos grupos étnicos y a cienos agentes carismáticos. is,
instalando la sensación ele c¡ue sus Yirtudcs taumatúrgicas y sus dotes an-
En el l\lediterrancu occident.:il, en algún momento posterior, la creencia
tibrujeriles deri,·aban del carácter anfibio ele sus naturalezas. 186
se fusiona con el culto a los s:rntos, adquiriendo características propias.
La tesis de Blécourt nos trae a colación la referencia con la c1ue Antonio
Es pruLJble c¡uc los saluLLclures ibéricos y los sun¡;u,,lori itálicos cleri\·en
de Torquemacla culminaln la reflexión solm': los salu,L1clurc:s en su jardín de
forma p,u·,ilcla de a,¡ucl proceso de fusión. ,\l mismo tiempo, esta imbricc1cit'.,11 con Li mitulugL1 de lo:, s,rntus cri,tianus dúll', a clidw, sanc1dores u1
flores curiosas. El hurnanista rescataba las dutcs taurnatt1tgicas del sc!lud,idúr,
pero condenaba como supersticiosos los restantes trazos espectaculares
con c1lgu11as c:1r:1cterísticas propias ele los sistemas arcaicos ele posesión.
que rodeaban su figura, en partinilar su dominio del fuego: "podrb ser que
Los estigm
algunos, fingiendo ser saluelaclores, no lo siendo, se: ayudassen de ac1uello [ele las proezas con el fuego]". " 7 Medio siglo después, Gaspar Navarro sostenía
elegido. Otros complejos mágico-religiosos, corno el modelo chamánico )' la mitulogía del Doble, sólo parecen poder dar· cuenta ele determinados
un punto ele vista semejante. Los saludadores realizaban las proezas con el fuego "y otros muchos ernbaymientos que hazen delante ele las gentes,
rasgos epifenoménicos del complejo ibérico, la mayorb de ellos de incor-
para que les tengan por santos, y piensen que ellos tienen Yirtud espiritual
poración tardfa. A lo largo del presente ensayo, nuestro objeto de estudio ha sido el
para sanar las enfermedades"; 183 Nanrro preguntaba, desafi:tnte: "para tener gracia de Saludador o serlo, ( ... ) ¿de qué sin-e, sin auer necessidad,
folklore del saludador. C1bría p!J11tear ahora un nuern interrogante, c1ue
entrar en vn horno de fuego?". 189 Torquemacla y Navarro se adelantaron
11u remite tanto al complejo legendario cuanto a los sujetos históricos:
varios siglos a la intuición ele \Nillem de Blécoun: la itffestidura simbólica
¿c¡uiénes fueron los ;,Jlucbdores históricos, los hombres c1ue encarnaron
de los especialistas carismáticos requería ele mitos y ritos que permitieran '" ,>,J respecto, resulta particularmente sugcsti,o que muchas crónicas espJíiobs
construir en torno de sus personas identidades sacralizadas, generadoras
rccv11ucicran a los grJ.tH.les er,:u1gyli1.J.dvrcs ct111crk,111us una inn1uní(_b
ele una confianza y de un temor reYerenciales. Los combates en éxtasis o el
las mordeduras d" Lis alimaíic1s ponzoñosas. Hacia 1S60, Fray Juan ele San Pedro, parc1frasc,rndo liter.1lrncnle al Salmo 90, ,·ersículo 13, atril,uyc a lus predicadures
dominio del fuego cobran sentido, entonces, en función de los servicios más prosaicos que ac¡uellos especialistas carismáticos prestaban a ni,,el local.
dguslinus el poder de '\;,11ninar sobre b serpiente y el basilisco" (Fray Juan de San
Pedro, La ¡,um,,uc•u del Jí.'.uhmiu: Crónica de los primeros ;_18u.-,·ci11u:; en el Norre del Perú
Al margen de los complejos míticos c¡ue los constituían como figuras
(1560), J\L1L1ga, Algazara, 2007 [ 1992], p. 212). El jesuita Juan Eusebio Nierembcrg a:-:,ignaba la n1is111d , jnuJ sobrenatural a :;-.us cotupJ.ñcrus de orden José
ele poder, los benanclami y los salucbclores históricos pueden considerarse
descalzo por la seln, mientras que al segundo, arribado al Paraguay en 1609, el Yeneno
Ben1erkungcn zu Ginzburgs 'Bcnandanti"',
de la:::, :::,erpicntcs nu le hacía
111t.:lL.1 (Jurgc C~1ñizJ.res-EsgucrrJ.,
"
6
\Nillern de Blécourt, "Spuren ciuer Volbkultur udcr Diirnunisierung? Krirische Kco. '"'""'"""'"
Kuhun1
«wn,r1>>1trn
S
(1993), p. 2+.
PuriLan Cu!k¡ui::.tt.1Ju1.,·:
/L,criuuizin9 th.:, ILl,wli,·, 1550-1700, Stanfonl, Stanford Uni,·crsity Press, 2006; cito
187
.-\ntonio dcT0n1uc1n:1dJ.,J11Ji'11 (_Ljlutt!S t11rios.:.1s,
pur Li c
188
Gaspar Na\'arro, Tiibin.J! dt: SuFr.:rsthiÚu Ladina) fol. 91 r.
1S
137/194
9
fbíJ.,
p. 730.
fo]_ 92 \". 277
E:::,tLH.liu::; de C.JSU. Oc1nunolo,JÍ~1 Lri:.,ti.uu y uiltur.1 i~>lklórica en
"
.
el
111Lu1do ibérico
como emergentes particulares de Ull,\ cLísica figura de la cultura campesina europea, en el amplio espacio c1ue se despliega enu·e el Atlántico y los 190 No existen en cspúíol equh·alentes Urales: los cunnin9-men o wise:folk. exactos del término inglés, por cuanto los cunnin9-men eran mucho más
Una ,·ez inst.1lada b creencia en los s.:u1..idores de la rabia a comienzos del siglo XVI, muchos cunning-men ibéricos debieron sucumbir a la tentación de encarnar en sus personas el sujeto mítico del saludador. Transformándose en portadores de sus rasgos más espectaculares, pudieron contribuir a reforzar a nivel local la legitimidad sobre la cual sustentaban los variados
c¡ue simples sJnJdores: también eran adivinos, exorcistas, herbolarios, 191 En ocasiones, la detectores de brujas y neutrJlizadores de maleficios. en abierta personas, sus a torno en girar .1 llegJba misma local religiosidad
sen·icios que prestaban a las comunidades rurales. Ello explica también la peculiar e,·olución del complejo del saludador, y la incorpUI Jción posterior de elementos deriYados de otros complejos mágico-religiosos. Al igual que el dominio sobre el fuego o la adivinación de los e,·entos pasados y futuros, la mitología del séptimo hijo varón contribuyó a refo1·zar la id,·ntidad carismática de los wise,men, relacionando su ach·enimiento con marcas de nacimiento particulares. También permitió considerar a los
192 Muy a menudo, los competencia con los agentes de la religión oficial. cu11nin¡J men restringían sus ctcli, icLides a los clielltes pro,·enientes ele otras comu11icL1des, puesto que b ambigüedad que los rodeab.1 los com·ertía en 193 Lla!lcos potenciales de las acusaciones de hechicería. Aquí reside otra de las diferencias príncipales entre los wise-men europeos y los antiguos
saludadores como contraparte positi,·a de ciertos avatares de la mitología del Doble negativamente connotados, como las brujas, los hombres-lobo,
clumanes siberianos. 19+
190
RunalJ Hutton, Shumutb: Sibi.:1 idu Spiritudli~y dJJJ che Ilbrern !111d.!:}i111..lliun,
las pesadillas. La superposición de rasgos extraonli11.1rios que los cunning-rn¿¡¡ cargJban sobre sus identidades construidas, contribuye a explicar una de las mayores
p. 137.
191 Sobre los cun11in9folk o wíse:fólk ,·ease Owen Da,·ies, Pupulu1 .lfu¡Jic: Cwwin9:folk in English f-liswry, Lundun, l·L11nolcdon, 2007, pc1ssim; Ernma \Nilby, Cwrni119 Folk t1nd f,_rniiliur Spit its: Sh1.1mL111Ltil. r1Sivnu1y T!dt.!iliuns in E ..utv .J/vJ,:rn Brití.:;Ji I Vitl..'hcrLift and
anomalías en la evolución del complejo del saludadur: su transformación coyuntural en cazadores de brujas, durante un breve lapso de tiempo y en un espacio acotado. 19 ' Cabe recordar aquí que la detección de brujas y la neutralización ele hechizos parece haber sido la principal especialidad 196 de los wise-men paneuropeos. Desde comienzos del siglo XVI, regiones como Navarra y Cataluüa habían conocido cazadores de brujas que no se
Jfo¡Jic, Brigliton, Sussex Academic Press, 2005, pp. 26-45; FL111,;uis l3ordes, Sorciers el P.,lj'i Bas4ue, Tuuluuse, Pri\·at, 1999, pp.
er SurtiCres. ProcCs J¿ .sofl...dlc1ic en Cu:.1...v¿¡nc
162- 167; Roliin Briggs, ll'uches un,/ Nei9hburs: The Social c1u,l Culw1c1/ Context of Eurvpec1ll ll'HducJjí, Nueva York, Viking, 1996, pp. 122-126; 171 174; 277,281; Jean LHTél-S.1:iJa, Les mot,~ la more, les sorts, París, Gallimard, 19T7, ¡;,1;sim; Al
197 identificaban con los saludadores. Pero en las décadas de 1620 y 1630,
l leiglits (lllinois), WaYeland Press, 1991 (1970), pp. 115-135; Kcith Thomas, Reli9ion unJ thc: D,:t..linc ef.-llLtfjiC: StuJies in the I'vpuldr Bdiefs in Sixrceml1 dnJ Se1,:11tccntl1 C.:11twy En¡jlc1nJ, Londres, Penguín, 1991 (1971 ), pp. 212,251; Roben Muchembled, Culcure
Para un estudio cümp.ir:ido del cu1111in9 111c111 europeo en su rul de c.1zodor de brujas ,·éase Jac,¡ueline Simpson, "Witches ancl Witchbusters", folklv,e, 107 ( 1996),
pupulain: et cu hure Jcs élites Jons Ju FrdnLc motlanc (X J.é-XVI!lc si Celó), París, FL:unmarion
pp. 5-18.
1 "
1
1978, pp. 109-116.
Owen Davies, Pupulc1r .l!J9i,·: Cun1Jir1¡J:fólk in English f-liswry, pp. 80, 96, 102, 187; según Daúes, ~\r is axiomaric thac whun:n:1 there were 11'itches rhere ll'Cn.' cwwing folk" (lbiJ., p. x). De todas formas, la afirmación contraria también resulta cierta: "allí donde hJbía cunní1J9-mcn comenzaban a aparecer las brujas". En efecto, la peligrosa combi11dción entre las ansiedades colecti1as y el accio,ur de los ,nsejolk era uno de los principales factores que prorncaba el estallido de picos agudos de represión de 196
Guido Ruggíero, "Tbe vVütlléll Pricsts of L1tis:in:1: i\pollunia /IL1diaJ and tbe Ties That Bind", in Guido Ruggiero, BinJio9 A.,,,iunes:Tules of J1!a9ic, Alarrío9e anJ Power ar che E11J uf the Rcnaüsunce, Nueva YNk, Oxford UniYersity Press, 1993, pp. 130-174. i)l RulJin l.lriggs, / hcll"itches uf Lvrruiuc, Nuev
pp. 199, 206-210. 19 " Para un estudio de caso acerca de la Yecindad conceptual c1ue a menudo caracterizaba al par de opuestos cunni119 julklbrujas en la mentalidad tradicional véase Timothy R."fongherlini,"' l low du yo u know she's a witch?': Witches, Cunning Folk, and Crnnpetitíon in Denmark", Western Fvlklore, 59 (2000), pp. 279-303.
la brujería en el campo europeo pre-industrial. 197 Para un ejemplo navarro de la década de 1520 Yease Fr<111ci,co Idu,1te, L1 B, 11jeríc1 en Narc1rra y sus Dv,umeutos, Pamplona, Dipuldción Foi-al de Na1<1na/ln,tituto Prí1i..:ipe de Viana, 1978, p. 260; para Cataluña vease Henry Kamen, Tho Phucrtix ,rnJ rlw Flumc:
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2
79
Esludil1S dt.' cJSO. DvllHHlulugí..1-.rbtíJ.l!,1 ~· cultuLt !'o!kllH·ica en t.·1 mundo ibérico
algunos salu,Lidures también comcnz,1ron a curn¡)lir dicho rol. .-\sí respondí,m, sin duela, a las ansiedades colccti\-as gencrJclas por las frecuentes brujcriles c¡ue por entonces afectaban al Le,·ante español.'"' El caso
Como \-emos, en la fil_'.ura ele ivlascarón hallarnos un Yerdadero ombligo ritual, c1ue concentra en su persona la casi totalidad de rdsgos au iLuilJles al complejo del salucbdor ibérico. Pero también ejemplifica ele m,rncra paradig111.ític,1 la figura m,1s aL,1rc.Hlura del cunning-mon paneuropeo. Como
del angunés r\ndr(:s Mascarón, ¡lrocesaclo por la lnc1uisición a comic:nm,; ck la di-cada ele 1620, dernuestn la coyuntural adaptación ele los pockrcs
ellos, Mascarón bendecid hombres y animales, neutralizaba 111,deflcin, cle-
tradicionales del s,dudador a la detección de brujas. A los magistrados laicos solía decirles ''c¡ue la persona a c1uien diese mayor soplo, ac¡uel erJ bruxo, o bruxa". Un testigo, c¡ue en julio de 1620 lo ,-io en acción en la
tect,1ba bruj-is, curabc1 enfen11ccbdes. Como ellos, era un puco ~acerdotc, un poco taumaturgo, un poco acli\·ino. Como ellos, construía su iclenticlacl ele manera dinámica, según las exigencias de las r,:giones por las c1ue
\-illa ele Bielsa, "le hoyó decir c¡ue ( ... )Dios le había dacio ac¡uella gracia para hacerlo, por ser hijo seteno ele su madre, varón ( ... ).Y así publica-
atraYesaba. Como ellos, asumía poderes y facultades extraordinarios para
mente saluda a muchos ... , y a los ganados.Y c1ue le oyó decir c¡ue conoscía a las l3ruxas. Y (llle decía c1ue haría c1ueclar a las Bruxas en la yglesia, y se
c¡ue contrataban sus servicios.
legitimar los más prosaicos senicios c1ue ofrecía a lus ansiosos campesinos
pomlrL1 en un horno encendido y c¡ue no se quemaría.Y dice el testigo \·io c1ue \·isítaba enfermos y los saludaba( ... ).Y c¡uc: preguntándole el testigo como conoscía a las Brnxas, elijo c¡ue, en Yiendo la c¡ue era bruja, se le encendían las carnes". Sobre el inicio ele su \·ocación, el propio Mascarón explicaba lo siguiente: ''se puso a hacer este olieio porc¡ue le clixeron los saludadores c¡ue tenía \·irtud para saludar y curar la rabia, y c¡ue tenía la rueda de Santa Catalina debno la lengua, porc¡ue les había dicho era hijo seteno( ... ), y c¡ue le enseñaron lo c1ue había ele hacer para cu1·ar la rabia". Corno en otros casos, su condición ele séptimo hijo precedía y prm·ocaba el descubrimiento del estigma. Mascarón dejaba para el final los sen-icios específicos que prestaba a las comunidades rurales: "y que también bendice
y la sal y el agua, diciendo ( ... ) Señora Santa Quiteria libra del mal a c¡uien comiere este pan y sal, y le hecha agua bendita. Y c¡ue estando una lechona rabiosa en el lugar de Santa Cilia, la soplo en la Yoca y luego se había muerto (_ .. )Y c¡ue en Bielsa había hecho algunas curas a personas . y ace1"t e " . ' 99 . esta ban em bn1xacIas el ancIo l es una \·ene. l a e1e nno c¡ue elec1an el pan
CaJluniJ ,wJ thc Coumcr Rcfo1111c11iu1,, Ne\\· Han::n, Yak Uni,·crsity Pn:ss, 1993, pp. 2 37-24-1 ( edición en castell,mo: C,mbio culwral en la socicJad del Si9lo de Oro. Cataluña
y Cwilla, si9los XVJ-XV/l, Madrid, Siglo XXI, 1998). J%
Para Aragón véase lVlarfaTausiet, Punzvíld en los ojos. Brujería y superstición en Arn9ón
ti siglo XVI, Zaragoza, ]n,titución Fcrn,rndu d Católico, 2000, primera parte; para Cataluña \·éasc Martí Gelabcrtó, f.o p-1/c1brc1 cid ¡ncdíc,dur, pp. 14-3-14-8.
en
l':J':> ,c\ng,:1 G:.1ri Lacruz, Bruj.:ri'~1 e lnl¡ui>iliÚn .:n el Alto. lrL1;:1ón en la primera mitad Je! siglo XVII, Z.1rago1.a, Diputación General de Aragón/Departamento de Cultura y
Educación, 1991, pp. 351-352.
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CAPÍTULO 4
El hálito de fuego. Mitolog ía popular y poder taumatú rgico en el mundo rural Incubado en el medioenJ tardío, el temor a confundir significantes y a malinterpreta r significados adquiere en la modernidad ternpr:ma características patológicas. La obsesión con la capacidad de Satán para mimetizarse, para confundirse con la divinidad misma, se transforma en uno de los timbres distintirns ele la cultura del período, hasta la remisión de la 1 demonología radical en la segunda mitad del siglo XVII. La figura de la 2 máscara atraviesa todos los escenarios sociales imaginables. La sociedad ele 3 corte transforma a la simulación en la condición del éxito aristocrático. A Para la crisis y remisión de la demonología radical tardo-escolástic a ,·éase Roy Porter, "\Vitchcraft and Magic in Enlightmént, Romantic ancl Liberal Thought", in fkngr,.\nkarloo ancl Stuart Clark (cds.), ll'lléhcrefi. anJ Aíu¿Jie in Ewupe: The Ei1Jh1ee1!lh c111J ,Yi11c1ee1J1h Centuries, Filadelfia, LlniYcrsity of Pennsyh·ania Press, 1999, pp. 193 y ss.; Roben Muchemblcd, Une his1oire Ju clic1blé, XI/-XXe ,ice/e, París, Seuil, 2000, pp. 199-2+7; J\ndrew Fix, fü//en ,ln¿Jels: Buhh,,;c1r Bekker, Spiri1 BclicJ: c111J Cv1,fa,;iv11c1lism in che Se,emecmh Cenwry Dwcl, Repu/;/ic, Dordrecht, Klu\\er Acadernic Publishers, 1
1999, pp. 3-12; lan Bostridge, ll'i1chcrefi. and ics 1íw,sfo111J<1Lio1Js, c. 1650-c. J750, Oxfonl, Clarendon Press, 1997, passim; H. C. Erik Mi
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pesctr de ,ilgu1us furiosas reacciones, el nicodemismo justilka el disimulo ell 111,lleriJ religiosa.+ El poder cullslituido sufre los lll.1\·ores desYelos para
di\·ersos actores sociales -sanadores carismáticos, párrocos rurales, aspirantes a santos, inguisidores- buscaron com·enir la leyenda del saludador
diferenciar entre falsos mendigos y pobres n:rcbderos.' Potenciado por lus pugru111
en un dispositi\·o más del proceso ele formación de subjeti\·iclades, en una herramienta cultural habilitacb pai-:1 construir de manera simultanea la identidad propia y el ser ele los otros.
fanáticos religiosos en la península ibérica.6 En este contexto, en el gue la \·enlad parecía confundirse tan Lícilmente con la mentira, surge en la España renacentista un nuew> escenario del
1. La bruja y la eucaristía
combate por la asignación de sentidos, un nueyo campo ele batalla por la c:iptura del síml,ulo. Se trata ele! complejo mítico ele! saludador, una creencia irreductiblemente ibérica, que desafió hasta sus mismísimos límites a
En El rírere J el enano, Slarnj Zizek afirma: ''Ya en 1956, Lacan propuso una definición bre\·e y clara del Espíritu Santo: 'El Espíritu Santo es la entracb del significante en el mundo"'. 7 Zizek )' LaGin resumen ac¡uí uno de los trazos más originales del cri:,tiani,mo. Entre to,b:; las gr:,udes religione,
las rn,1s sofisticadas herramientas teológicas -el modelo de superstición agustiniano, el dis,:ernimiento de espíritus-, incapaces de asignar un significado ine(1uh·oco a la creencia. ,\ute la írnpusihilid,1d tebrica de determinar si detr,Ís de la rnáscar,1 del s.iludador se escondía el rostro de Dios o del demonio, el complejo mítico se transformó en objeto ele disputa, en un
con tendencias monoteístas, el cristianismo es la Única que imagina su génesis como un proceso de desencantamiento del mundo. s En el origen, el dios de los cristi,rnos es una di\·inidad materializada. No necesita ,er
esp,icio sensible para el trazado de aguelL1s fronteras de lo sobrenatural que L:rnlo oLsesiull.ib.in a los hombres de la primera modernidad. Los más
buscado, porque no se esconde. La Encarnación de b PaL1bra, un asatar de la di\·inidad que, enamorado de la materia, toma cuerpo, señala una distancia inconmensurable entre la deidad \·eterotestamentaria, un numen
i'vladrid y fun,laci~m Caja J\bdrid, 2000, pp. 111_-l 37; Gabricla F. CanaYese, "Ética la ch ilidad ban-oca. Coacción exterior y gobierno de la imagen en la primera rnmkr11idad hi,p,\llica", CJJoderno, ,le fliscoriu de Esp,,,,a, 79 (2003-2004),
trascendente que no puede nombrarse, gue no puede decirse, y la deidad e\·angélica, un dios-hombre, un dios-nombre. Con el Verbo encarnado, la
y estctica de
búsc1ueda de lo sobrenatural cesa: en el mundo de la materia, la diYinidad queda encerrada en el Cuerpo-Dios. Pero el numen materializado deviene deidad metafísica. CoII,umados
pp 167-188. 1
V{J.:,e Perez Z~1gorin, ll'~~,r->· t!_{Í)'ing: D1.Y>imutlli<Jn, Pi:1.:,,..'LlllÍuu ~wJ C.H!,(U1miLJ in Earlj· ,1/0,b n Eur,,¡;e, Cambridge, l·Lin-ard l.lni,·ersity Press, 1990; Cario Ginzburg, /1 nicode-
mi.)wu. SimuldLionc e Ji:-.)imu!L1Lfrme rdiyiusd ncll'Ewupd
:; Véase Pedro Fraile, El rifjildnlc iJc la awloyo. La
el suplicio, la resurrección y la ascensión, la diYinidad encarnada se desvanece y el Espíritu Santo ocupa su lugar. Así da comienzo la búsgueda. En tanto espíritu puro, el nueYo aYatar del ser supremo cristiano adc1uiere una identidad fantasrnática. Lo Uno parece ausentarse. "Se lo llc\·aron", afirman
J.:/ '500,Turín, Einaudi, 1970. de los espacio:; Je conuol en los
.,/l;,!1e, d,:l ,c1¡;hc1liswu, Llcida, Milenio, 2005, pp. 56 y ss; José .c\ntonio MaraYall, Lo liw<1wu ¡;iuue;w desde la historia social (Siglos XV/y XVII), ;\ladrid,Taurus, 1986, pp. 52 5-590. 6
\ ' ~~be
Jc1iJ11l.' Conlrcr.1s, ''Los orígcw. .:-s de b. irn.1uisici~>11 desde
so: wu lii::itoria de signific~Hlos
y repi-c.su1uciuncs",
el problen1a con,·cr7
SlaYoj Zi?..ek, Die Puyc unJ llcr Zwc1fj. Das Chri)tcnlut!l zirisi..hcn A:rri:r:>iun und Subrersion, frankfurt, Suhrbmp Vcrlag, 2003 (cito por la cdiciún en castellano: El rírcrc _y el enano. El núcleo pcn·crc::o Jd cristi...1ni)lliJ, traducción de Alcira Bixio, Buenos Aires,
en Agustino Borru1neo (ed.),
flu,¡ui.'iizionc . .,lui lld Si111pujio intcu1dúo1wli: Cicta Je/ l~llicdnu, 29-31 orrobre 1998,
Ciud.1d ,lcl VJtÍc,rno, BiLliotecaApu,tolica V,tliC,\llct, 2003, pp. 155-192; Benzion Neta11y.1l1u, T!1t: Ori¿¡ins '!ÍL!t.:: fu,--1ui:,úivn in F!Jl.:cmh Century Spain, NueYa York, Randon1
Paidós, 2005, p. 19).
House, 1995 (citu pur la edición -:n C
'".-! rcli3ionfor dep,minilfrom 1eli!lion", al decir ele !\farccl Gauchct; \·éasc su Le dé:-...:n. hdwemenr du monde. Une hiswir.: poliliquc de la rclígivn, Paris, Gallimard, 1985
Jorn>ds cumplejcis ele la riclu reli!/iusu, Madrid, Sarpe, 1985, pp. 505-521.
pp. 101 y ss).
ef
(cito por la edición en inglés: The Disenchantmcnr cf che l Vorlt!: A Pohrical f-Iiswry Reli!lion, translated hY Osear Durgc, Prínccton, Princcton llni,·crsity Press, 1997,
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Estudios de caso. Den1on0lvgí.i cristiana
y cultura rolkiórica en d rnundo ibérico
Nostálgicos de la deidad humanada, los herejes espiritualistas se rebelaron contra el desencantamiento del mundo. La gesta ele Pentecostés, la irrupción del Espíritu, debía combinarse con la era del hombre-dios, con el tiempo del dios materializado, anterior a su inmolación y a su triunfo.
los místicos. 9 "¿Adónde te escondiste, Amado, y me dejaste con gemido?", preguntan los santos. 10 La invisibilidad, la inmaterialidad de aquella deidad inasible desatan, entonces, una frenética l,úsc¡ueda del signific,wte, de los objetos, espacios y tiempos capaces de determinar la presencia real del ente desencarnado. Por lo tanto, si con su Ascensión el hombre-dios parecía iniciar una nueva experiencia de desencant<1miento del uni,·erso, desde un
Interrumpieron la búsqueda del Espíritu Santo, pues lo hallaron en el interior mismo ele sus cuerpos. Reemplazaban así la Encarnación perdida con una nueva encarnación. El hombre-dios se ,·olvía plural. Los implacables magistrados eclesiásticos tuvieron entonces que oír definiciones cada ,·ez
comienzo los cristianos se mostraron empeñados en frustrar sus designios. Así, las sucesivas cosificaciones de lo sobrenatural -los sacramentos, las
más audaces de boca de los herejes deificados. "Dentro ele cinco años", anunciaban los amaurians, "tocios los hombres serán espirituales, de tal modo que podrán decir 'Yo soy el Espíritu Santo' y 'antes ele c¡ue Abraham existiera, existo yo', del mismo m'?do que Cristo pudo decir 'Yo soy el hijo
rclic1uias, las imágenes, los altares, los sepulcros- no serían sino frenéticos intentos por devoh·er a la tierra al dios fugitivo, una marcada preferencia por el avatar de los orígenes (el hombre-dios) en perjuicio del avatar del triunfo ( el dios-espíritu). Este combate por la captura de los significantes y ele los sentidos nunca adquirió mayores dimensiones que durante el crucial período de la historia
12 ele Dios y antes de que Abraham fuera, yo existo"'. La ominosa profecía se hará realidad en los albores del siglo siguiente: durante la Pascua del año
de la cultura occidental que se inicia con el segundo milenio. A partir del siglo Xlll, de hecho, las primeras escaramuzas se transforman en guerra
1300, la -autoproclamada- papisa Maifréda di Pirovano celebró una misa solemne en honor de la difunta Guglielma di Mibno, a c1uien sus seguidores
declarada. El pretendido monopolio de la Iglesia latina como intérprete excluyente del EspÍritu Santo, su pericia y destreza para la identificación de significantes, fue por entonces contestado desde el interior mismo del colectivo cristiano, como probablemente nunca lo fuera antes ni lo sería
consideraban la encarnación del Espíritu Santo; la líder ele aquellos herejes lombardos planeaba celebrar una segunda misa para Pentecostés, jornada en la cual se esperaba la resurrección de Guglielma. 13 A111c1urions, herejes del Libre Espíritu y guglielmitas pueden considerarse, por lo tanto, fund,1clores de un linaje que en la primera moclerniclacl contará con representantes
después. Dos fenómenos expresan mejor c¡ue ningún otro las pretensiones del Yerho y del gesto rebeldes, el desafío de las interpretaciones heterodoxas del Espíritu, el reto de la captura no autorizada del significante. Me refiero a las herejías espiritualistas y al misticismo femenino. Desde los inicios del siglo XIII hacen su aparición las primeras manifestaciones de lo que luego se conocería como la herejía del Libre Espíritu.
Herbert Grundrnann, que dedica un capítulo completo a la herejía del Libre Espíritu: Rcli¡Jiuus M,m:menu in ihe ,l/iJJ/cA3es, Notre Dame, Uni,·ersity ofNotre Dame Prcss,
11
Michd de Certeau, La Jáblc mys1i4ue. XV!e-XVIle siecle, París, Gallirn,ml, 1982 (ciw por la eeroamericana, 1993, p. 12).
1995, pp 153-185. " Citado por Norman Cohn, The Pursuic ef thc .llillcnium: Rcrnlutivnu,y ,l/1llcn,ni,H1s und .llp1icul Anarchisrs efche Middld3es, Oxford, Oxfonl University Press, 1957 (cito
La referencia rL'niite, por supue~to, al desgarr.idur interrogante con el que con1icnza
por la cJiciÓn en castellano: En pus Je/ A!ilcniu. Ri:ruluciu1w1 ios milawrútds )' d1Jt1flJt1is1as
9
10
el Cáncico espiriwal
místicos de la Edad 1Jleclia, traducción de la tercera edición inglesa por Ramón Alaix
Busqucts, Madrid, Alianza, 1989, p. 154). 13 Los pronósticos no se cumplieron, y en el mes de septiembre la papisa y
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sin embargo, las santas -ignoradas, reprimidas la mayoria- no fueron
tan ilustres como los alumbrados e,¡iaíioles," los an.dia¡Hi,tas alem:incs 1· hubudcses, i:, y lo:-, ru11Lcrs ing:lc~cs. ii·, la rebclié,n ckl 1érbo l'cmcnino. Sé De: manera casi sirnult511ea
mujeres cuya fama de santidad remitiera a una muerte heroica o a obras ele misericordia extr,wrdinarias, sino místicas y visionarias l1ue basaban su prestigio en misteriosos dones sobrenaturales: éxtasis, arrobamientos,
trata del kuúme110 c¡uc 1\udr~ V.H1d1ez caracterizar,1 como un:i ,·c:rdadera im a:,ié,n rnÍslic,L 11 Esta nue,·a furm::i de santi,L1d era más fenwnina c¡ue
estigmas, levitaciones, profecías. Como los herejes espiritualistas, la in-
masculina, y parecÍa n:sistir cu,tl,¡uic:r intento de asimibciún a un urclu bien definido. En la lglcsi,1 primiti, ,l, los rostros c:spccít'icos ele Li s;rn¡id."l
encerrando al Espíritu Santo en los límites estrechos de sus propios
femenina habLrn siclo los de las m:irtires; y en el alto mecliuc,·ü, los ck las abadesas y soberanas piaclosas. 15 En los últimos siglos de la Ecbcl i\ledia,
suponía una nueva y atrevida experiencia alc1uímica, destinada a la fijación
vasión mística pretendió poner fin a la búsc¡ueda del dios desencarnado, cuerpos. El anonadamiento, la disolución del alma en la sustancia divina, del significante elusi\·o. No resulta casual, entonces, la coincidencia temporal entre ambos fenómenos. 19 Mari e el' Oignies, la primera santa mística reconocida, falle-
en :\la'.)Llir H
Conil,1 idge, James Cbrke, 1992.
y cbrd introducci~>!l a la eclcsiologb ;· doctrina c.spirituali.st:ts del
ce en 1213 ;20 Amaury de Ben e, el catedrático de la Sorbonne a c¡uien se
::u1,1h~1pli~1uu rcn~1centisto puede halL.1rs1..: en.~\. T. Van Dcurscn, J-lcr kupi:r9dtl 1-dn di:
atribuye la introducción de la herejía espiritualista en Occidente, muere c. 1206-1207. 2 1Resulta patente la desorientaciún de los ageutes de la religión
lln<1 ~int~·tiL-.1
i;
Cuu,!cu L:u11, ;\ssen ancl AmstcnLrn1, \'.rn Gorcum, 1978-1981 (cito por b edición 1.:ll
illglt':s: PJ,...ii11 Li1cs in
t.1
Cof.J._,u
Cu!twL',
Jt:liyiun ,rnJ Socicr_r in Sc1-,::nfc,.;mh-
institucional ante el desafío de la religiosidad carismática, atestiguada por
C.:n1wy f lullc>nJ, Cambridge, Cambridge llnin::rsity Prcss, 1991, pp. 30+-31 S). Sobre
bs pautJS de organízacíón de Lis cu111u11i,Lidcs an.,baptistas d:asc James i\l. Stayér,
el escaso suceso 9ue las místicas lograron en el plano del procedimiento
··.\nal>.1¡,ti,t Mora,·ia, 1526-1622: Cu1n111u11it.u Í,lll Christi.initr in One Countr;·", in J~1n1cs I\L Stayer, Tlit Gcnn.in A:~1-ú111L 'Jl:u dfhLlndlJdj)Lhl CJ1wnunit_y <:fGuu,.L, i\1outrcal,
de canonización. En la Italia de finales del siglo Xlll y comienzos del siglo
:. le Gil! Qucen's Uní, cr,ity Prcss, 1991, ¡,p. 139-159. La referencia ineludible sobre
lidad mística eran Margherita di Cortona, Angela da Foligno y Chiara da Montefalco, que fallecen respectiYamente en 1297, 1309 y 1308; las dos
XIV, por caso, las tres figuras más relevantes en el ámbito de la espiritua--
el Lc111a cüntinÚJ. :,icndo) por ::,upu\_:::,lü, el cL1sico de Georgc \Vi!kirns, The Radical Rcfurnwic,n, Filadelfia, Thc \Vestcrninstc:r Prcss, 1962 ( edición en castclbno: La ReJ,unc> Mliu1l, México, FCF, 1983). 16 Para b espinosa cuestión de los ramcrs ingleses ,·éase Chrisrophcr Hill, Thc llor/J
primeras no fueron objeto de ninguna encuesta de canonización durante 19
Aunque la mística femenina alcanza su mayor desarrollo a partir del XIV, sus primeras manifestaciones se producen durante el siglo Xlll; véase Caroline \Valker Bynum, "\\Tomen M ystics in the Thirteenth Century: The Case of the Nuns of Helfta", en Caroline Walker Bynurn,Jc,us as .lfu1h.:r: Su,Jic, in ,he itu.ili1y ffiah M,JJ/e
Tw 11,.;J Upjitlc Dlm 11: RdJiu.d /Jcd5 (lw i11y tl1..: E11ulijh JC.:1 olwiu!1, London, Tcn1plc Sn1ith, 1972 (cito pur Li edidÚn en C'1::.tclLutu: [! 111twJ,J trdS!Ot n,hÍo.
[ / iLÍ1-'d1
i._i pvputu
c.\u.:wi)W
ti lC::1 oliniÚll i11,9lcjd ,ld _,;iylo X J'// tr~11..luü.:i<'.1u de i\iaría del Carn1cn Ruiz ele Eh·ira, .\ Lid, id, Siglo XXI, 1983 ( 197 2 ), pp 17 3-246). La existencia ck uno secta y doctrino 1c1111C1 ha ,idu puc,ta en dud~ pur l.1 ¡,, ill.rntc munugr,dfa de J. C. 0:iYis, Fcar, it, rl,
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143/194
E:'.)tudios ele c,tso. Deniunulug,ÍJ. cristiJ.n,1
y cultura
folklórica en d n1Lmdo ibérico
la Edad Media; la tercera será ele\·ada a los altares en 1881, aún cuando
más eficaz superación de la metafora. El pronombre c¡ue daba inicio a la frase resaltaba la infinita compasión de la di\·inidad, su deseo de acercarse
" su prucesu h;1bía cumenzadu en l 3 19 . -. Herejes v místicos habían liberado al espíritu cli\·ino de las ataduras un-
,
a los hombres, de compartir con ellos su destino, de permanecer en el mundo." Consumada la Ascensión, el desencantamiento del universo no
lE ' .
puestas por b iglesia gregoric111a. La institución debb recapturar a _sp1r1tu S mto, encerrc1rlo nuevamente tras los muros de b fortaleza ortodoxa. Una ele las primeras reacciones de la religión uficic1l apunta~á a acabar con el
había sido, pues, tan profundo cumo se supunía. M.iterialmenle h.ibLrndo, el Verbo humanado estaría simultáneamente presente, de allí en más, a la
significante fluido. La teología escolástica extremó los estuenos por anclar
diestra del Padre, y en cada porción de pan consagrado. 26 Allí, y sólo allí,
en la materia, de una yez y para siempre, a la elusiYa dn m1dc1d cristiana, por definir una nueva y clefinitiYa neo-encarnación c¡ue contribuyera a
debía hallarse la fusión entre lo numinoso y lo material.
0
Resulta en extremo sugestini, de hecho, que el discurso hagiográfico
, · 1 · )ju deslegitimJr los intentos ele captura ensaya dos por m1st1cos y 1ere1cs. -, na
subraye que la eucaristía bajo las dos especies era el único alimento que Santa Mari e d' Oignies consumía en sus últimos días de vida. Esta inedia
,·ez rniis, las coincidencias crunulúgicas nos abruman. En 1215 se reune el JV Cuncilio ele Letran, escenario elegido por la Iglesia latina para definir,
sacramental sin precedentes ¿no parece acaso sugerir que el significante carismático -el cuerpo ele la mística-- no garantizaba la presencia real del dios
con una precisión nunca antes lograda, la presencia real y concreta del di~s encaniddo en la eucarística. Medicmte la ingeniosa-milagrosa- clisyunc1on de la forma y la sustancia Je la materia ritual cunsc1gracla, la transubstanci~-
cristiano sin el aporte del significante institucional -la hostia consagr;da? 27 Curiosamente, este mismo proceso de domesticación se repite en Yarias de
ción se convirtió en el más acabado, el más ambicioso intento ele la teolog1a ortoduxa por ofrecer al colectiYo cristiano una re-materialización plausi-
las místicas c¡ue más tarde alcanzarán el privilegio de los altares --negado a la inmensa mayoría de las beatas y Yisionarias." La misma tensión entre
ble del liumbre-dios. !+ Los padres conciliares confirmaban c¡ue la Palabra encarnacb nunca se había retirado plenamente. Aquella deidad enamorada
significantes rivales se percibe en el lecho de agonía de Gregorio XI: con la hostia consagrada entre sus manos, el pontífice moribundo se arrepiente de
de la materia se había corporizado por segunda Yez en el sacramento ~ucarístico. Por ello, elesde el nwmcnto mismo en c¡ue Cristo exclamó "Este
la atención prestada a las visionarias y profetas que lo indujeron a retornar a Roma, abriendo así las puertas al inminente Cisma de Occidente. 29 Una
es mi cuerpo", la eucaristía devino el demusti·ati\·o por antonomc1sia, la
vez más, la materia eucarística desplazaba al cuerpo místico como locus
" Andre Vauchez, La sainteté en Occident aux derniers siécles du ,Huyen Age, pp.
ef
15
611-612.
Arn1anclo Nlaggi, In rhe Cvmfhll!)' Dt!mvns: U11naum.1l Ri:in9s, Lo1-c, auJ lJc'llLÍlJ in ihe ltalian Renc1i,s,mce, Chicago, The University of Chicago Prcss, 2006, p. xi. 26 Para un hrilla11té anilbis de las ret,cioncs entre eucaristía y Encarnación Yéase Lee
Coinu lo deinw.:slra el ejernplo de ~brguerite Pun.~te, ejecutada en b hoguera en 1 31 O, la distinción entre herejía espiritu.ili~t.1 y n1isticisn10 fcn1cni110 se difu,nin~t en
23
la práctic~1. Jv1.irguerite, de hecho, con1enLÓ siendo un._1 Leguin~t con Yocación rnística1 pero atra,·..:só la frontera Je la ortuduxi" cuando pretendió c~m·crtir en permanente la unión entre Dios y stis clcoiJ,1s, sus esposas celestiales. La n11st1ca 01 tudoxa c,t1pulaba , "" · ' · -(1 3 11'1 e l el carácter temporario, dleatorio} extraordinario de las fusiones rmst1cas sufrimiento <¡m, pro,uuhan las recurrentes separaciones del Esposo-, que alcia:'ª el peligro de b deificación en c1ue cayó finalmente la autora de Le 3/iroir Jcs ,imfilcs ames; ,·éase Barb.,ra Ne\\rn,111, Frum J'irile l lumc1n ro llumc1nChrisr, pp. 151-152. '" Miri Ruhin, Corpus Chrisri: The Euchari,1 in Lace ¡)/eJiernl Culture, Cambridge, · ¡ge LI n1\·ers1ty · · p re::;::;, ., 1997 ( 1991) , l)') Ca1n l )rll 1 - -? 3 J\' ss . ,· Pictro Redondi ' Galileo
Paln1er\Vd11Jd, Thc Euchurisl in t!1c Rifu11Ihlliu11:lncdllJüliJ11 and Liruray, Ca111bridge,
Cambridge University Press, 2005, pp. 40-44, 160-163, 256-262. Pctcr Dinzdbadier, "San te o strcghe. Alcuni ca,i dd tanlu mcdioc,, o", p. 75. Dinzdbacher propone, ,in elllhargo, una interpretación diferente de la inedia sacramental de Mari e d' Oignies: se trataría de una respuesta bnzaJa de,de el campo de la onuduxia 27
e
a la endura -suicidio por inanición- practicada por las perfectas cátaras. " Un ejemplo tardío es el de Santa Rosa de Lima: Frank Graziano, llúunJs c:f Lore: The ;1/ysrical 1llarriage oJ Saine Rose oJ Lima, Oxford, Oxford Uni,·ersity Pr..:ss, 2004,
p. 46.
ereríco,Turín, Einaudi, 1983 (cito por la edición en castellano: Galileo herérico, traduc-
29
ción de Antonio Beltrán Marí, Madrid, Alianza, 1990, pp. 242-268).
lthaca, Cornell llnh·ersity Press, 2003, p. 289.
144/194
Nancy Caciola, Discerning Spirirs: Di,·ine and Demonic Possession in rhe Jf¡Jdle Ages,
i:,L (i,os de ca~o- fh_·rnunulugí...1 cristiJ.nJ
y culturJ.
folklé)ric:i. en
el
rnundo ibérico
,,·•erial priúlegiaJo de la presencia diYina en el mundo. 3° Como la heree,pirituc1list,1, cumo b invasión mística, la transubstanciación cliseñad,1
La construcción ele una nueva demunología ele corte positivo !Jnzó inéditos desafíos a la corporación teulógica, no menos complejos c1ue el mecanismo diseñado para dar cuenta ele la presencia real de: la sustancia
P"r ia religión instiluciollal puede ser consideL1da, entonces, como una propuesta para ddr por Íln,diz.HlJ la búsqueda. Gracias a la manipuL1cilm
divina en la eucaristía. Desafiando el parecer mayoritario del pensamiento cristiano del primer milenio, Tomás ele Aquino impuso la tesis ele la abso-
de la rnct.1física aristotélica la trascendente di\·inidad suprema del judeo-
luta inmaterialidad ele las inteligencias separadas, la incorporeidad plena de las naturalezas angélicas. 32 Según Dyan Elliott, la eles-encarnación ele
cristianismo se tornaba inmanente al mundo. Pero la fijación del Cuerpo-Dios en la materia eucarística no alcanzaba pc1ra solucionar el des,1fíu de lds neo-encarnaciones carismáticas. No bastaba
ángeles )' demonios, que no se lullaba ,·i1 tualmente inscripta en el discurso teológico preúo, fue una exigencia impuesta por las necesidades ele la polémica anticátara, una herramienta para restar argumentos a la coluricla cusmología al6igcnse, <¡ue cunsidera6a c¡m: lus humbres eran los
con d encierro del Es¡>Íritu. Las prnpuestas ri,·ales debían ser aniquilc1das. Y para ello, para (re)capturar a un Espíritu, la institución se vio obligacb a liberar a otro. Es así que, paralelamente a los procesos culturales antes seii
mismos ángeles caídos, encerrados en prisiones corporales tras el fracaso de la rebelión luciferina. 33 En cualquier caso, la audaz decisión ele Tomás de Aquino creaba nuevos problemas. Si las sustancias separadas carecían
disciplinas hasta entu1tces dormidas: la angelología y su re,·erso, la demonologb31 El hálito que los hermanos del Libre Espíritu o las beatas Yisionarias habían creído capturar en sus prupias forldkzas curporales no era tan sólo un numen falso, una ilusión, una mentira. Detrás ele aquellos
por completo ele cuerpo ¿cómo explicar su capacidad para producir efectos reales en el munJo material? La des-encarnación de los númenes intermedios, imaginada para restar argumentos a la doctrina dualista, corría el riesgo de arrojar por la borda a la figura misma del demonio, en un momento en que su presencia en el rnumlu se requería más que nunca. La angelología tomista puédc ser vista in toto como una biología teológicamente informada, un brutal esfuerzo intelectual por volver plausible el accionar de los espíritus puros en el mundo ele la materia. l+ Así, el silogismo aristotélico se puso al servicio del teólogo, para demostrar la
rastreadores de lo diYino yacía un espíritu Yerclaclero, una ,·oluntad realn1ente existente: Satán. Lejos de haber caplur,Hlo al espíritu de Dios, los herejes y visio11c1rius k1LLm sido presa, habían sido capturados, seducidos por el espíritu del Enemigo.
30 Resulta en extremo sugestiva la costumbre de los gugli<.:l111itas milaneses de consaorar hosli,is culuc:ándu!Js sobre la tumba ele Guglielma cli Milano, a quien Yeneraban
b
-
coino euc1n1.1cil>11 del Espíritu Santo; ,·éase Barbara Ne,\·n1an, Frum l'irili: llúmi.w ro
"Véase DaYid Keck, .lnuels ,rnJ ,1nucluluuy in ,he MíJdle ,iges, Nue,·a York, Oxford llniYersity Press, 1998, pp. 71-114; Tiziana Suarez-Nani, Les anaes et la phílusuphíe. Subjecririré ec_funaivn co:,molo¿Jiqyi: Jes .rnbstJ1ki::s séparées d lafln du XII/e si€cle, París,
Wum,mC/,ríst, pp. 187, 191. Cabe recordar, también, que unu de lus argumentos que el im¡uisiclvr Andrés Juan Gaitán utilizo a mecliaclus de la década ele 1620 para alejar
la tumba de Rosa de Lima del altar mayor de la iglesia dominica, fue que el cuerpo de la n 1í.stica coinpetÍ
)Í!l
Vrin, 2002, pp. 27-32; Renzo Lavatori, Gli an9eli. Storia e pensíero, Génova. Marietti, 1991, pp. 146-152; Jean-/vlarie Vernier, Les an9es chez Sc1ím Thunws d ',!quin. París, Nom·elles Éclitions Latines, 1986, passim. ll Dyan Elliott, "On Angelic Disernbodiment and the Incredible Purity of Demons", in Dyan Elliott, Fallen Bodies: Pullutiun, Se.\t1c1lity, c1nJ Demunulu!IJ' in the Afiddle Ases, Filudelfia, Uni,·ersity of Pennsylvania Press, 1999, pp. 127-156. H Hans Peter Broedel, The tlfc1lleus ,l/11/efLnum w,J rhe Cun,uuctiun uflVirchaef¡: Encouncers H'ith rhe SupcniJLural bdwecn Theology unJ Pvpulu1 Belief, Ph.D. dissertation,
rostro, lv1a
2002, pp. 97-140); Rol,ert Mucl1e1ubled, Une histoíre ,lu Ji.1ble, XII-X.Ye siecle, pp. 1952; Renzo Lavatori, !/ JíJ1u!u uc1fde e 1J¡]Íune, Bolonia, Eclizioni Dehoniane, 2001, pp. 96-118; Jerórne Baschet, "Satan ou la niajesté malefiquc dans les rniniatures de la Hn du Muyen Age", en Nathalie Nahert (dir.), Le mál et le diable. Leurs .fi9ures a la .fin Ju 1'luycn A9e, París, Beachesne, 1996, pp. 187-210.
145/194
Ll11i,·ersity of"Waslii11gton, 1998, p. 156. Esta tesis ha sido editada como libro: The .lfc11leus Jfuleflcarum w,J the Comtruction ofH'irchuef¡: Theolu¿JJ anJ Pupular Belíef, Manchester, Manchester University Press, 2004 . 2 93
E:::.tudius de caso. De111unulogÍc1 1..:ristiana y cultura fulklóricd en el mundu ib~rico
La angelología escoLística disei'ió ele m,rner;_¡ exitosa un demonio , -- · una lle! sinrnldneam ente inmaterial "v efoctirn l am1enta potente V ex' , · r icleolóoicam e~te a clesleoitima a destinada plástica, traordinaria mente b b I l l . l la estrateaia embargo, sin os enemigos e e a ortoc oxia religiosa. Pronto, genuiI:os interpretes elegida generaría cc~nsecuencias no deseadas para los del .illabeto ch~mo. S1 el demonio era un espíritu inmaterial poderoso, capaz de producir efectos reales en el mundo ele la materia, ¿cómo podrían los hombres cl1scermr entre la cli\·inidacl y su ach-ersario? ¿Cómo evitar repro-
eficJcía Je la virtud ele IllOYimiento local (que sustentaba la capacidad de las natur.ikzas angélicas para trasladar objetos materiales) o para explicar 35 Lis cc1pacid..ides <1matori<1s de Íncubos y súcubos ( orientacbs a diseñar una contra-econ omía
sagrada del matrimonio sacramenta l). El arduo problema de la reconciliaci ón entre trascenclenci:i e inmanencia 37 se traslad.1ba ahora a la demonologí a. lrwisibilizad os, inmaterializ ados, los espíritus del mal debían ser buscados, como alguna vez lo había siclo la
ducir. el, error de ac1uellos herejes y Yisionarios que confundiero n a Dios con Satan? \In exemplum clásico de fínales del siglo XIII, reproducido en la Pnmera Cronica General de EspC1ñC1, da perfecta cuenta del carácter agonal que a los OJOS de los hombres adquiría el enfrentamie nto entre los órdenes preternatur al y sobrenatura l. Tras abandonar el paganismo, la emperatriz Helena duda entre abrazar el judaísmo o el cristianismo . Su hijo Constan-
divinidad metafísica. Los posibles significante s que permitirían sostener su presencia real en el mundo debían fijarse en la materia. Por lo tanto, sobre los fundamento s angelológic os del Aquinate la demonologí a tardoescolástica derivó, casi inexorablem ente, hacia el radicalizado estereotipo del s.1bb:1t. 38 La bruja era al demonio lo que la eucaristía a la divinidad: el más ambicioso ensayo de cristalizació n del significante. Si la presencia material del dios cristiano alcanzaba su consumació n más perfecta en la hostia consagr.Hh, ningún artefacto cultural lograba materializar al dia-
tmo orgamza entonces un debate con representan tes de ambas religiones. Durante la cont1encl~, Zanbri, líder de la judería romana, desafía al Papa San S1h·estre: no sena con argumentos dialécticos sino con milagros que las duelas de la emperatriz madre se disiparían:
blo con b eficacia con que lo hacía el aquelarre. Por ello, la sistemática profanación del sacramento del altar durante la celebración del sabbat convertía a la sacrílega ceremonia en una guerra semiótica de facto, en un combate a muerte entre dos significante s rivales particularm ente ambiciosos y sofisticados .
E_ dixo Zanbri: "ac¡uel. deuedes creer que es uerdadero Dios que non puede nrnguua_ cnatura soflrir el su nombre, assi cucmo ucredes agora c¡ue lo no soffnra este toro". E llegosse luego al toro et díxol yaque nombre all ore1a; et comcw;:o el toro a dar grandes bramidu;;, et cayo en tierra muerto. Et sant Siluestre (.,.) dixoles: '\·aron es 5 ,1bios ele Roma, ( ... ) yo uos mostrare que lo que ac¡ucl nombro a la oreia del toro non fue nombre de Dios, mas nombre del diablo; ca lhesu Cristo el nuestro uenladero
39
Vé.1sc: \V,tlter Stcphens, Demvu Lv1crs:l l'11c/,u,!Jí, Ses, JnJ the Crisis of Belief, Chicago, The Uni1c:rsity of Chic:ago Press, 2002, pp. 32-124; /vLi,,ike van der Lugt, Le 1er, le ¡;
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141 )'
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38
.
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'1 · ) · ·. du ,c1bku. E,llllun criríque Jes iexces l,:s¡,lus cinden-,) (1430 e. _¡.,.,O +-t c. , reun1s par 1v art1ne
·, Ostorero, Agustino Par.11ícini 13agliani ). Kathrin Utz Tre 111 ¡) , e-., 11 cu],¡ .... >orauon con 371. 349, 347, 291, pp. 1999, Lausanne, de Uni,·ersité Lausana, Cl~ene, Cathcrine Para una 1·1swn general de la relación entre brujería y sacrilegio eucarístico vé ase Wa!ter Stcphens, Dcmv11 Lorers, pp. 221-232.
son innurnerables . Si nos circunscribin 10s a las fuentes 1116.s tcn1pranas podemos
lMllar algunos ejemplos interesantes en Sih·ia l3ertolín y Ezio Emerico Gerbore, La srreguncrici nellu Vi.11le J',-lvs1>.1 meJieiule, Quart (AO), Musumeci, 2003, p. 74; Franck
146/194
2
95
Estudíos de caso. DcmoHulugí.i cri-.;tiana
y cultura
f(Jlkl()rica eii d rnurn.lu ibérico
intelectual, capaz de or
Dios no rn,1ta tan sol..uncnte la cosa uiua, antes foze resucitar las muertas. Mas este pudo m.:itar el toro et non poclra fozer ,·iuo ( ... ). Mas si quier c1uel creamos que fue nombre de Dios aquel qucl dixo, digdgelo otra uez, et tornelo uiuo; si !lo temernos que fue llol!1L1 e del diahlo" ( ... ). E Zarnbri dixo <¡uc lo non pvdric fazer de ninguna manera, mas que lo resuscitasse sant Siluestre ( ... ). E desc¡ut.: l..1 or,1cio11 fue acabada, llegosse sant Siluestre ,¡] toro e dixo a grandes uozes: "nornlm.: de rnalcliciun et de muerte, assi como entraste pur ],¡ orcia dcsle toro, assi sal ,,gora por el
1
neotestame ntario. Dos breves fragmentos de las misivas apostólicas conformaba n el anclaje bíblico de la teoría: / Juan 4, I-3 y/ Corintios 12, 8_-10. El primer texto es un advertencia : "no os fiéis de todo espíritu, smo examinad los espíritus a ver si son ele Dios. Por ésto distinguiréi s el es-
mancbto de NuestTo Senor Ihesu Cristo el Nazareno c¡ue fue cruc:ifigado. E tu, toro, leuc111latc en el su nombre muy quedo et muy manso et ue poral busto de las uacas onde ueniste, et no fagas mal a ninguno". E a estas paLrnras de sa11t Siluestre leuantosse el toro."º
píritu ele Dios: Todo espíritu, que confiesa a Jesús, el Cristo, venido en 43 carne, es de Dios". El texto paulino es, en cambio, un listi
Aún cuando el discurso teológico trazaba un hiato inconmensu rable entre los ordenes sobrenatura l y preternatur al, rech.1zando en el plano doctrinal L1 tentaci<'m rr1c1J1iquea, los ef<:ctos práclic:os de Li demouologí. 1
44 de lenguas y a otro la interpretaci ón de las mismas". Aunque no existe consenso respecto del sentido exacto de estas afirmacione s, el examen de espíritus propuesto por los autores de ambas epístolas parece remitir a un
escolástica rozaban peligrosam ente la lógica del dualismo. La violencia excluyente del demonólog o ¿no seria secretamen te politeísta? El odio fanático hacia los que construían una deidad diferente ¿no parece acaso
ejercicio exegético destinado a identificar y descifrar las manifestaci ones de la voluntad divina en el mundo cotidiano. Desde esta perspectiva , el don de diakriseis pneurnalun al que se refiere el redactor de la Primera Carta
testimoniar (¡ue M¡uellos monoteístas secretamen te creían c¡ue no e,taLan luchzmdo contra los simples creyentes de una di\'inidacl inexistente, sino que su batalla era un enfrentamie nto entre diferentes dioses, la lucha de 1 su dios contra dioses falsos que sin embargo existían como tales?' Para
a los ,Corintios constituiría un ejercicio de transformac ión interior al que 5 estanan llamados todos los cristianos. + Nada indica que la probatione spi-
algunos historiadore s, de hecho, el estertotipo del sabbat no fue sino un compromis o con el dualismo: los mismos demonólog os que le negaban al demonio status di\·ino inventaron la ficción de una contra-relig ión orga-
rituum tuviera en el origen relación alguna con la figura del demonio. Sin
embargo, los versículos aludidos pronto comenzarÍa n a ser interpretad os a la luz de un tercer fragmento. En II Corintios 11, 13-14, Pablo de Tarso ale,cciona a los cristianos de la antigua metrópolis griega: "éstos son falsos apostoles, obreros engañosos que se disfrazan de Apóstoles de Cristo. Lo
42
nizada c¡ue lo adoraba como clios. Para comienzos del siglo XV, la estrategic1 i
46 cual no es de extrañar, pues turnbidn Satanás se disfraza de Ánael de luz". El discernimie nto ele espíritus se fue conviniend o, entonces, en una herra-
1n...wJV cumpv11i.:r :i!fonso el Sabíu )' St:: cunLllwub,.i bc1jo Sc1nch0 !Ven 1289, edición de Ramón Mc11(:ndez Pida] et alii, Barcelona, Credos, 1955, pp. 189-190. 41 Slavoj :Z:.izck, El !Ítere _y el enano, p. 38. 41 Geoffrcy Rohert Quaile, CoJly Ze<1l ,rnJ Furiuus Ra¡Jc:Tl,cWad , in L11ly ,JfoJ,:rn Europe, Nueva York, St. Martin's Press, 1987 (cito por la edición en castellano: Jfu9iu _y ""'l,jicio. l..1., brujm y dJanutisnw reli9ioso, traducción de Jorcli Beltrán, Barcelona,
-.o Púmeru CrJuicu Ccncrul Je Espuñu, lfll.:
La Santa Biblia, traducida de los textos original..:, en c,¡uipo bajo la dirección del Dr. faaristo Martín Nieto, Madrid, Ediciones Paulinas, 1980 (21' edición), p. 1431. La bastardilla es mía. +i !bid., p. 1343. La Lastardílla es mía. "André Munzinger, Disccmin9 thc Spiriu:Thculuc1irn/ aihi Ethicúl Hcrmcncutícs in Paul, Cambridge, Cambridge University Press, 2007, pp. 191 l96. 46 La Santa Biblia, p. 1355. La bastardilla es mía. 43
Crítica, 1989, p. 31 ).
147/194
297
ele París: Heinrich von Freimar (m. 1340), Heinrich von Langenstein (m.
rnienta deslina
1397) y Pierry el' Ailly (m. 1420). +9 Sin embargo, el principal aporte corrió por cuenta de Jean Gerson (m. 1429), guíen en las primeras décadas del siglo XV produjo tres tratados sobre la materia: De Di,tinctiune J'ernrnm Visionum a Fa/sis ( 1401 ), De Probarione Spiriwum ( 1415) y De cXJminuliune doctrinarnm ( 1423). so En efecto, en aguella civilización gue veía doble, en
en un nue\'o dispositivo al sen·icio del perenne combate contra las fuerzas del mal. En el mismo sentido se explica su tr.:insforrnación en un carisma más restringido, en un don gue la di 1·inidacl 0Lurgc1Lic1 a algunos pucus elegidos. Aún cuando algunos textos o autores -el Pci,tvr de f-Iamas, en el siglo 11; San Atanasiu, en el siglo IV- sugirieron la pusibilitbd de diseñar
ague] mundo dotado con dos papas y dos reyes de Francia, no podía sor-
una técnica específica al alcance de cualguier cristiano virtuoso, t<:rminó
prender gue uno de los principales protagonistas del Concilio de Constanza
triunfrn
fuera también la figura clave en la refonnulación del antiguo y venerable
47
dispositivo hermenéutico. si
Sin embargo, su conversión definiLiv:i en uno de los chdrís111c1Lu miL1grosos
Acabados los tiempos en que milagros como los del Papa San Silvestre
más apreciados por el colectivo cristiano fue obra de los Padres del desierto: inmersos en una lucha cotidiana con un enemigo incansable, gue
o charísmata como los ele los eremitas del desierto transparentab:m ele manera eficaz las diferencias entre los efectos producidos por Dios y por
adoptaba la apariencia de las figuras más sagradas para inducir a los santos ermitaños a abandonar su radical ascetismo, la prul>miune spiriwum devino una gracia gratis data, un don prodigioso gue permitía desenmascarar al demonio, identificar de inmediato su presencia detrás de los infinitos
luminosidad de la Iglesia primitiva. En última instancia, la di,;uttio spiri~
disfraces a los que recurría.+ 8 Un milellÍO más tarde, la irrefrenable invasión de místicas, visiouarios
insoportable crisis de confianza de la corporación teologal, gue había
y profetas, la audacia con la cual la religiosid.id carismática desafiaba los fundamentos de la religión oficial, Yolvieron a coloc,tr en la agenda de la
capaz de poder diferenciar con clariclacl los efectos gue ambos producían
intelligcntziu cristi,ma la discusión sobre las milagrosas estrategias herme-
en el mundo de la materia. si
el demonio, la teología tardo-escolástica debía extremar sus esfuerzos para suplir con artilugios discursivos y grillas conceptuales la perdida wum no expresaba otra cosa que una profunda d!ffidentia spirítuum, una
liberado un espíritu para (re)capturar otro, pero gue ya no se sentía tan
néuticas de la Iglesia primitiva. Sin embargo, las urgencias disciplinadoras
+9
(_¡ue por entonces ocupaban al poder religioso no requerían b reactivación
Moshe Sluhovsky, Bclicvc ,wr E, é!J Spiric: l'u,,c,siun, Mprid,m, unJ Di,,cmmcnl in D.11ly
JluJcm Cachvliéism, Chicago, The Unil·ersity of Chicagu Press, 2007, pp. 173-179;
de un clwrisma dormido, l
Nancy Caciula: Disccrnin¡¡ Spirits: Dil'i11c c111.I Dcmvnic Pvssc;;i<>n ín Lhc :11,JJ/c,lges lthaca;
traonlin
pp. 284-314; Dyan Elliott, PwvincJ ll'umun: Fema/e Spiriruc1liiy and In,¡uisitiunc1/ Culrure
tecnología escolástica, la formulación de un saber práctico al alcance de los agentes de un poder en collstallte movimiento: inquisidores, confesores y
in the Later MiJdfeAges, pp. 256-263.
pre,licadores. Por ello, en el otoño de la Edad Media la alta cultura teologal se vio obligada a resignificar, a refundar el discernimiento ele espíritus. Dejando de lado los lejanos antecedentes de Bernard de Clairvaux.. (m. 1153) y Richard of Saint Víctor (m. 1173), la reinvención de la discretio
spi, iwum se encuc:ntra, a mi entender, en la toda da inédita tesis doctoral de vVendy
'
El análisis más completo de los aportes de Jean Gerson al rediseño de la discrerio
Lu\·~ Anderson, Free Spirils, Prcsumptuvu::. IVi/Jnen, unJ Fu]s¿ Pruphets: The Dlicc1nrnenl
ef
Spirits in rhe Lare MiJJleAges, Ph.D. dissertation, Tl,e Uni,,ersity of Chicago, 2002,
pp. 234-299. " Una síntesis del rul <¡Ue le cupo a Jea¡¡ Gersun en el Coucílio de Conslanza puede
spirituum fue impulsada por un grupo de catedráticos de la Universidad
hallarse en [frian Patrick McGuire,Jean Gerson and the Last :llcJiaul R,jormc1Lion, University Park, The Pennsylvania State Unhersity Press, 2005, pp. 240-283. 52 El carácter infinitamente proteico del demonio, que e11 ldnto espíritu desencar-
n Henry Ansgar Kelly, Sc1rc111:cl Bi011r.,phy, Cambridge, Cambrifü anJ thc .llc1ki1111 of thc Munk: Spirituul Cv111bc1L in Early Christian-
nado pod,a adoptar la apariencia que deseara, contribuía a potenciar la ansiedad, la
·• 3
í~y, Cambridge, Harvard University Press, 2006, 36-42; 80-93.
0
desorientación y la sensación de in
148/194
2 99
Estudios de caso. Demo11ulugL, cristi:im
Y
cultura folklórica en el mundo ibérico
sario, a Satán. En este contexto, el interrogante resultaba ineludible: ¿los saludadores eran agentes
2. El saludador y la máscara En el prólogo
Estos sanadores carismáticos e,pecializadus ell b cura de la hidrof0Li<1 conforman uno de los complejos míticos más originales de la Península Ibérica, pues si bien el núcleo de su leyemL giraba en tornu de la cura ele
,·istas desde el presente, pueden parecernos retrospectivamente callejones sin salida, en particular aquellas respecto de las cu:t!es una cultura histórica determinada no logra alcanzar nunca conclusiones definitivas. 53 Sin embctr\c'.u, estas creencias i1ucab,1d:.is merecen la atención de los historiadores
la rabia canina, tenían también otras características sobresalientes. En la Reprubc1c·ión de las superniciones _y hechiceríos (Alcal.í de 1-Ienares, 1530:'), el teólogo aragonés Pedro Ciruelo resume las principales características de la versión canónica de la creencia: los saludadures sanaban o preservaban a hombres y animales del mal de la rabia; la virtud curativa que desplegaban residía en la salín o en el aliento; se clr -:ÍJ.n Lunikires ele Sanl,l Catalind de
profesionales por varios motivos. En primer lugar, porque fueron tomadas en serio por los actores sociales y los agentes culturales
Alejandría y ele Santa Quiteria, de quienes obtenian la virtud para sanar la hidrofobia; nacían con las señales de ambas santas impresas en el cuerpo,
bpacio limitado un universo completo. El mito del saludador es una de las creencias colectivas ele la España moderna que mejor reúne estas características. Irrumpe en las primeras
particularmente debajo de la lengua o en el cielo del paladar; conocían el y adivinaban el porvenir de las personas; y tenian un asombroso dominio sobre el fuego, que les permitía tomar con las manos cualquier
pasado
déc:icLis del siglo XVI, en L1 rnás absoluta y extraña solución de continuidad. Le allí en más, una leyenda en apariencia simple, tenninÚ tr,msforrn.\ndose en uno de aquellos callejones sin salida a los que hace referencia Christopher I-lill. Ni los teólogos ni los im1uisidores lograron nunca alcanzar una conclusión definitiva sobre la máscara del saludador. Los más elaborados
materia sólida candente, caminar sobre barras de hierro al rojo vivo, o ingresar en hornos encendidos sin sufrir daño alguno. 5" La versiún clá,ica del complejo pronto se vio modificdda por la incorporación de nuevos atributos originales. Para comienzos del siglo XVII, ld figura del sc1ludador comenzó a relacionarse estrechamente co11 el mitulugern.i del séptimo hijo
dispositivos intelectuales fracasaron a la hora de asignar un sentido inequívoco a su figura. En tanto sanadores carismáticos, portadores de poderes
en la continua generación de varones." Unas décadas más tarde, muchos de estos taum.:ilurgos comenzaron a ofici-1r como cazadores de brujas. 56 Un aspecto pJrticular de la creenciJ transfont1Ú <11 complejo del salu-
extr--iordinarios emergieron como una nueva y perturbadora encarnación, como un nuev; signif:cante de b presencia del Espíritu invisible. Como los herejes espiritualistas y los místicos visionarios del medioern tardío, buscaron -y hallaron- .. en sus propios cuerpos la presencia de lo sobrenatural cristiano. Pero p,ira entonces hacía siglos ya que la religión oficial
dador ibérico en objeto de interés por parte de los teólogos y los inquisidores, entrenados en el dificil arte de la discretio -di/fidentia-- spirituum. De,de el momento de su irrupción, los primeros saludadores se dijeron familiares ele Santa Catalina y de Santa Quíteria; de hecho, venían al mumlo
b-tbía vetado toda neo-encarnación que trascendiera la transubstanciación eucarística. Todo significante rival remitía, por defecto, al espíritu acker-
s-+
Pedro Ciruelo, ReprubucúJn Je las super:;LiciJnc.-; )' hechizer1l1s. Libro 111t:,y util J1 necessario
tu.Jlooal en el Medioe,·o tardío. De hecho, no resulta casual que por entonces el demuni~ fuera la (mica figur
a rvJ0s los Luenus christianos, Medina del Campo, l 55 1, ff. xxxviíi r
prupi,,, dd,nida, fija, estereotipada; véase al respecto Lutber Link, El Diablo. Una pp. 146--147, 213, 22S. 51 Christopher Hill, Antidirht in Seventeenth-Cemwy Enylc1nJ, Londres, Verso, 1990
p. 41.
(1971), pp. 1-3, 176-177.
acciones vul9ares, Hu esca, 1631,
55
56
11,,Í,um¡ ,in ru,tro,
300
xxxix r.
J\:Lirtino del Ríu, DiitJuisiÚonum mLI9k,nu111 libii sex, Lo\'ctHii, 1599, to1nus prünus,
Gaspar N
Dc1110nio;en 1.¡ue .:,e cunJcm.1 lo ..¡ue sud.: con..:t pu1 lucnu en
149/194
fol. 91 v. 301
E;,tudius de caso. Deniu11ulu,g1a crbtizrn.1
y cultur.i tolKlúrJCJ
L:n u
rnunoo lDcnco
con las señales de ambas mártires impresas en el cuerpo. No estarnos en presencia ele un rasgo secundario. Por el contrario, los estigmas corporales eran una de las principales metáforas ele los sistemas arcaicos de posesión. La primera dificultad tlue la captura de los jvlk-possession ~ysrems presenta a los especialistas es, precisJ111ente, el hecho de que en la mayoría ele los
del sanador carismático? Para desesperación ele teólogos e inquisidores, ni el modelo ele superstición agustiniano ni la Jiscrerio spirituum de Jean Gerson lograron ofrecer una respuesta cabal a estos interrogantes. Ambos modelos se sustentaban sobre el triple umbral de causalidades que informaba el sentido de lo imposible del cosmos cristi,mo trc1dici01ul. El
57 casos Li posesión se expresa en términos metafóricos. En estas formas de circumpo,scssio, los espíritus poseen a sus víctimas cuando cabalgan sobre ellas con el objeto de sofocarlas; cuando las tocan, prorncándoles parálisí:; localizadas o espasmos musculares; cuando las arrastran por los aíres
discernimient o de espíritus y L1 reprobc1ción de supersticiones tenícin como principal 0bjetivo determinar si los efectos predicados por un agente u objetu específicos prU\'enían de ,ilgunos ele los tres umbrales Je lo posible 59 reconocidus: los órdenes natur,11, preten1<1tural o sobrendtural. En el caso de las experiencias vividas por místicos y profetas, la probütioné ;piriruum
hasr'a lugares lejanos; cuando las obligan a participar en sus procesiones
debía precisar si los éxtasis y visiones eran provocados por la divinidad misma --en cuyo caso se trataba de fenómenos milagrosos, prnpios del ordv sobrenatural; si se tratab..t de phlcstifjiu Ji.J¿monum, ilusiones diabólicas radicadas en la perturbación de los sentidos exteriores o en la manipul..tción
nocturn..ts. En consecuencia, a la luz de estos sistemas primitiHis de posesión el origen de los poderes del s.1lu,Ln: sus cuerpos una firma intemporal, que expresa la transformació n
de las imagenes interiores -en cuyo caso se tr..ttaba de fenómenos preter60 naturales, originados en la intervención de las inteligencias separadas; o si se tratdbJ. de alguna dolencia física o mental ~en cuyo caso, las apariciones
metafísica del sujeto elegido. La huella que se despliega sobre la carne manifiesta que el protegido participa de la naturaleza ele! espíritu protector; su condición corporal ya no es la misma: se ha transfigurado en una entidad que comparte con los entes espirituales algunos de sus rasgos ontológicos. Señalado -poseído- por un espíritu, se ha n1elto, en parte, un ser espiritual. Parte de la esencia del numen que lo patrocina se asienta en lugares específicos de su geografía corporal. Y las marcas corporales están allí para recordárnoslo . Por eso, los salucbclores serán siempre los
y arrob..tmiento s deriv..tban de alguna disfunción organica o defecto intelectual.61 El mismo razonJmiento seguía el reprobcidor de supersticiones Fahian 1\lejdndrv Carnp:1gnc, "Witchcraft ami the Sense-of-tbe-lm possiblc in Early Modern Spain: Some RellecLions Base
la demuuología moJerna ,·éase Stuart Clark, 1:mírícs uf ihe EJ e. I'i,iun in Ec1rb· .1/uJan
18
protegidos de Santa Catalina y Santa Quiteria. La estrecha relación entre las marcas de nacimiento y el mundo ele los espíritus no podía pasar desapercibida a los agentes de la religión oficial, detectores profesionales de significantes rivales. ¿Cuál era la inteligencia separad¿¡ c¡ue había transformado en pergamino la carne del saludador, haciéndolo suvo desde el vientre materno? ¿Cuál era el numen invisible
Europcdn Cuhurc, Oxfonl, Oxfonl University Press, 2007, pp. 123-160; Claudia Swan, Ar1, S,icnu:, ,mJll'i1chacyí in Early ,lfoJern f-!u!lc1nJ:jc1ec¡ue, de Gheyn lf (1565-1629), Cambridge, Cambridge University Press, 2005, pp. 175-194; Sabine MacCorrnack, Rdi¿Jivll in rlw.~lnJó:Vi.>ivn ,.11d lwu¿Jinutivn in ELir!J· Cvlonia! Pcru 1 Princeton, Princeton
UniYersity Press, 1991, pp. 15-35, 225-240. Para la relación entre melancolía y demonología véase Roger 13artra, Cuhw,,y melc1nculíc1. Las cnfamcJ._¡Je, Jcl ulmc1 en lc1 E>pc11,c1 Jd Si3lü de Oro, Barcelona,Anag rama, 2001, pp. 49-63; Sidney Anglo, "Melancholia and 'vVitchcraft: The Debate between 'vVier, Bodin, ami Scot", en Brian Le\'ack (eJ. ), ,Irti eles u1111'1tchchjí, Mu¡JiC ,11,d Dcnwnúlv¡J): Thc filac11we uJW11d1creft, Nueva York, GarLncl Publishing, 1992, pp. 137-156; H. 61
)
que había encarnando una parte de su naturaleza espiritual en el cuerpo
Én Pócs, "Poss<:ssion Phenomena, Possession-Systems: Sorne East-Central European Examples", en Gábor Klaniczay y Éva Pócs (eds.), Cuwnwniwli¡J with the Spirirs, Bu,bpest, Central European University Press, 2005, p. 91. ss fdbian Alejandro Campagne, "Cll
C. Erik Midelfort, "Johann Weyer and the Transformation of the lnsanity Defense", in Robert Po-Chia Hsia (ed.), The Gc11nc1¡¡ People and che Rcformarion, lthaca, Cornell University Press, 1988, pp. 234-6 l; Michel Foucault, "Las desviaciones religiosas y el
150/194
Estudios de caso. Demunulogía cristi:ma y cultura folklórica en d mundo ibérico
la historia de b Jiscrerio spirituum concierne, precisamente, a la figura de
a la hora de determinar si los efectos predicados por un artefacto cultural cleterrnia.1
Jean Gerson, uno ele los princip,ile, recreadores del .intiguu clisp:)siti\·o. Entre las moti1'aciones que lo indujeron a redactar sus tratados sobre la
62
intervención de la divinidad o del ilegítimo accionar de los ángeles caídos. El procedimiento se complicará aún más a partir del segundo tercio del siglo XV!l, cu:mdo la Inquisición rnediterranea configure explícitamente
materia se contaba la de arrojar dudas sobre la supuesta santidad de !frígida ele Suecia. Décadas más tarde, pretendió utilizar su propio modelo en de-
rn1.1 cu<1rla 1·ariante: la simple si1nulaciÓn, la farsa, la estafa, tras la cual no 63 cabía hallar enfermedad o pacto dic1búlico, sino artificio humano.
fensa del origen divino de las re\·elaciones de Juana de Arco. Sin embargo, aplicando las premisas del di,cernimiento de espÍt·itus formuladas por el
Las premisds sobre las que se su,lentab,:in tanto el discernimiento ele
propio Gerson, el colectivo de teólogos alcanzó en ambos casos consen-
espíritus como el modelo antisupersticioso resultclbc1n claras desde una perspectiva discursiva. Como admitía el teólogo dominico Francisco ele Vitoria en teoria resultaba sencillo establecer diferencias entre el accio~
de la mística sueca y de la visionaria francesa así lo re1·clan: el altar para la primera, la hoguera para la segunda. 66 Al decir del historiador israelí
nar de [os santos y de los hechiceros, aún cuando ambos pudieran realizar
Moshe Sluhonky, "el discernimiento de espíritus no fue nunca un asunto
)rmli(:iO:i similares: "ec1Jcm opcrJ possum fieri a magis er
~
'
C1
sos contrarios a las opiniones del canciller de la Surbunne; los destinos
meramente teológico. Por el contrario, siempre fue una práctica social,
non mogis, tomen ~+
..
s·
caracterizada por procesos interconectados de exámenes y auto-exámenes ' negociaciones y ambigüedades, caos e incoherencias". 67 ,
J~Dícile intclliiJerc Jij)cremiam i,ila lllUiJlllll ec non magum . m embargo, la traducción de tales modelos teológicos al .Ílltbito de las prácticas sociales resultabc1 mucho m,Ís compleja. 65 Una de las mayores paradojas en
non ese
En lo que se refiere al discernimiento ele los espíritus que estaban detrás ele los efectos predicados por los saludadores, los reprubc1dures de supersticiones españoles no lograron alcanzar siquiera un mínimo acuerdo. Martín de Castañega y Pedro Ciruelo, que escriben sus tratados antisupersticiosos ele manera casi simultánea ( l 529 y 15 31 , respectirnmente ),
saber médico" y "Médicos, jueces y brujo, en el siglo XVll", en Michcl Foucault, La ,¡Ja ,L.: los hombres 11!.farnies. Er1:H~¡:u:; _..,ubre Jc:)l'id....iony ~JuminL1dÓ11, edición y traducción de 1 Julia Vare Id y Fernando Aharez U ría, iv!ontevideo, Editorial Altarnira, 1993, pp. 13~ 46; Valcria Marchetti, "La simulazione di santíta nella riflessione medico-legale del sec. XVll", en Gabridl
lrllJLÚf,Í[ion, dnJ
rli.:
RJw1,LuiC5
llegan a conclusiones opuestas. 68 Para el primero, los saludaclo;-es curaban gracias a una virtud natural contenida en su saliva; 69 para el segundo, se trataba de homines superscitiosi que curaban gracias a un pacto cum Jaemo-
ef [he
Stuan Clark, ¡;_,,,itie;
Supcnwwrul in GulJcnJae Spuin, Leidc:n, Brill, 2005, p. 143;Anne Jacobson Schutte, Preteme
Dil·inc
Dyan Elliott, "Seeing Double: Jolw Gerson, the Disccrnmcnt of Spiríts, and Joan of Are", .~merican Hiscorical Review, 107: 1 (2002), p. 27. 67 Moshe Sluhovsky, "Discerning Spirits in Early Modcrn Europe", en Gábor Klaniczay y Eva Pócs (eds.), Cummunicutin9 11i,I, che Spirir,~ ¡). 53. La traducción del inolés es mía. "' ., º" La fecha de la edición príncipe de la Rcprob<1ciÓ11 de Ciruelo continúa siendo materia de discusión hasta el presente. En cuak¡uier caso, la más antigua de las ediciones extensas conservadas es la salmantina de 1538; véase Lou Ann Homza, Aeli¡Jious ,lwlwrity in che Spanish Re11c1issance, Baltimore, The John Hopkins Unh·ersitv Press ' , 2000, p. 199.
The John Hopkins University Press, 2001, passim; Gabriella Zarri (ed.), Finzione e 6+
204-235; Caciola, Nancy: Discerni11¡j
66
efJ-Iolincss, lnquisitiun, anJ GenJcr in che Republic '!f)'e,,ic"e, 1618-1750, BalLiwore,
strntitá tra meJioi;vu ed euí
ef che Eye,
anJ De¡¡wnic Posse»iun in che11liddleAges, pp. 31-125, 176-222.
muJallLJ, ptb.\Ílll.
Francisco de Vitoria, De JJW[-Ji.J, 1ª. parte, q. 3, n. 7) en Obu.b de Frurn.·üco Je Vitoria.
Rdi:cdunes Teolóaicos, edición crÍLica del texto L1tino, versión españuL.i e intro
por leófilo Urdanoz, lVbdrid, Bihliutcca de Autores Cristianos, 1960, pp. 1257-1258: "aunque tales obras pueden ser realiudas tanto por los magos corno por quienes no Jo son, no resulta sin embargo dificil comprender la diferencia entre unos y otros" (la traducción dd btín es mía). 65 Para an análisis de las dificultades que suponía la traducción de las especulaciones teológicas a la esfera de las prácticas sociales véase Moshe Sluhovsky, Relieve noc Every
69
fray Martín de Castañega, Trarado de las Supersticiones y Hechizerias, edición con estudio preliminar y notas de fabián Aleja1Klro Carnpagne, Buenos Aires, facultad de Filosofía y Letras/Universidad de Buenos Aires, l 997, pp. 95-98.
Spiril: Pvssessiun, My,licism, 011.l Disc"emmenc in Eorly JluJern Cc1tfwlicLm, pp. 169-229;
151/194
305
E:::-tudiu:-. dt.· ca:-o. Dciuunulugi::t cristiJ.na y cultur~1 fo!klórica en el mundo ibérico
Martín del Río exclamara: "¡Es francamente difícil distinguir el pacto con el demonio del efecto natural o milagroso!" 7+.
·b U-'>.. 7" Lc)s in"'s vi'ancles teólovos del ¡1edoclo fracasaban como colegiales - , u :::, · , b · cu;inclo se enfrentaban con el problema de los saludadores . El dominico Francisco de Vitoria lo confesaba sin pudor: "para resoh·cr la cuestión de los saludadores , digo t¡ue no yeo cbro que se ha de creer o decir acerca ele ellos"il. El je,uita Martío del Río traducía en términos prácticos la confusión ele Vitoi·ia: los saludadores no pDLlÍ,rn ser comlenadus ni aprob.1dos en términos universales. Los trihun,iles episcopales debí.1n analizar caso
n1
3. La captura del símbolo Ante la imposibilicbcl de alc.rnzar conclusione s de carácter general, el complejo del saludador se transformó en objeto ele disputa, en una eficaz herramienta para trazar nuevas fronteras entre lo di,·ino y lo diabólico, lo
por caso. 72 Sólo así resultaba factible descubrir si sanaban recurrier,do a remedios natLn-ales, a una_gracía 9ratis dora o a un pacto con el demomo:
natural y lo sobrenatura l, lo católico y lo supersticios o, lo ortodoxo y lo heterodoxo . Transforma das en significante s líquidos, fluidos, las marcas
'\liliycnta c.wmincnl, an m1turcilibus rtanwr remcdiis, on l'ero pcr grnriom 9rnris
de Santa Catalina y Santa Quiteria devinieron campo ele batalla cultural, en el cual los J.gentes irnulucrado s pujaron por JJ(¡minar al espíritu encarnJ.clo que hacía pusiLle las hazañas del sJludador. A poco que se obsern la realidad cultural ibérica de la temprana modernidad , es posible detectar
doto, c1n per puctum cwn ,lc1cmunc upc1e11wr
,,73
Del Río transparent aba Lis cau,,ts por las cuales el significante se tornaba en el caso del s,1luda
al meno.s tres ensayos ele captura del significante , tres intentos sucesi,·os
por imaginar la materializac i/,n de lo sobrenatura l cristiano en el cuerpo del saludador.
Primer ensayo: el curandero y el saludador
nología y put;.la fí!u~ofía natural renacentista s. No es de extrañar que ante construccio11es cultur<1les _tan intrínsicarn ente ambiguas un teólogo como
Cuando el complejo del salucl.rdor iberico irrumpe en el imaginario espúíol, los primeros en sucumbir a la tentación de encarnar en ,us personas el nueYo sujeto mítico fueron los sanadores carismático s que ofrecían
Fabián Alej,lllJro Campagnc, "Entre d milagro y d pacto.di.ibúli co: salud.iclures y la Espaíü rno
70
sus servicios en las áreas rurales. Se trata de la expre,ión peninsular de una figura clásica del campo europeo preindustri. il: el cunning-mcm o wisem~n.75_ Lo_s wnningfo!k ·no eran simples curanderos o herbolarios . Amén
reYes taurnaluraos en
L
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"
X/1'-X l'JII), Ilurnosi\ires, facultad
2001,pp.253 -257. •· '• , . ·. , Francisco de Vitoria, De mtJgúi, p. 1 ~59: '~-t,J. :>vl~aionc;~/li~w1!~'.iii Je :>'Jlu(d,lvribu}, Lc:rlt'. nvn suth mihi ,. - 0 nsti.1l uhl 5,: 11 tii:nJum~ dUl, pru11trnl{'-wJ¡.1t.:~}it" (?> tra.<~~!,..'.t.:i~11 del l~)tÍn , 4 es n1Ía. , ~~~
1v~:1. i P· J_l 5: "}fu.: pilC!WlJ drimum Ji.'}LCflJt.:te d J1dlur...1li rd mirdcu/J.5.¡J q}:du, Jffldllwum esr"la t,i;a.ducción del latín es mía. ·.;. 75 Ron~!l~ \ru.ttuu, ShumüfJ.'}: SibaiJll Spititu~iliL_y ..mJ rhi; l lbtttn_ lwdfjilldliuu, Lon
71
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.,
T0 d,.i\'Ía en u11d fed1d tan t~1rdL1 cun10 .1698 l!1s Cv,iürllu~hif,~~s J~ Zurt1tJDLd consideran '-lue Li autoriza~íÓy\ 1ur,u.:jei¡_\..'er J~ ::,.ilw.Ld,u\~ ~lt~ntrq_ Je ca,Lt cliúcesis era una .itril.,uci[Jll cxduyq1tc Jd obíspcf¡~·".·aL 1u.111cb1~1os aJos curas
72
. G.1·1·i)t!~~?,~:!(:a_s~ 0_\\·en ·Da\it.:s, Puf'U]dr
~f:liL\~
y sus regentes que no pcnuit..1n en :::ius p~\l~(lUiJ.'.:¡ s-1lud=¡?rct} ::>Ulu~s..· , . liccnci.1 nuc:slrd por escritv". Ciudo por M'V·ía Tausiet, .lb1c1cc1Jc1b1c1 U1~111po1C1h.-.llc1¡J"' urbc1nc1 en ZcJrJ¡JJZa en /.i Edad 1Hoderna, Madrid, Siglo XXI, 2007, p. '1'39. _ _ , • 1 l o!~ T\: .. ,.,;, ;,;,,.,.,,,, rn,,.,;,._Jt"ur11 n i9· '\... x,11ni11l'llil de n1ancra dili~ic11tC 4 Sl
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· l !Jj1'1¡kd.u¡t, ;:ioo7, i!i::,Iu11dJ.J'lfrudiü9n::: in
152/194
qemk Preis,
Emnid Wilby,
in
En::1h)i llistozy, Londres, Shc1111c1ni,Lic
,llodern Bruüh l Vitchcrefr. cmJ 1llagic, Brighton, Sussex Aca-
2005, pp. 26-45; Robín Briggs, IVitches and Neighbors: The Social cmd Cu/11;,,,1 Cum;,\l ef Europcc1nll'u.hcr~ji, NewYork, Viking, 199G, PI' l ) ) 1 l (,. : ; ;,:; l ,~fiiin,li._; E T . ;11g,Lcdini, ... l-lu,,· do you kno,,· ':>!it ·, -1 \ \ 1t~ L: . \\'il~ Lt:.'.), Cun-
E.sludiu~ de caso. Uc1nuuulugí,1 cristi,1n;1 ;" culturZl fulkléH"iCJ. en el 1t1w11.lu ibérico
de sanar hombres y animales, adi,·inaban el ponenir, recobr;:iban objetos perdidos, descubrían tesoros escondido s, identificab an a las brujas, neu-
A escala europea, los ..-Lejolk a,umían con frecuencia identidade s míticas p1·esLigiosas que contribuía n a potenciar los aspectos c:1rism6.ticos ele su oficio. \Volfgang Behringer atribuye esta táctica a los líderes de las pequeñas comunida des valdenses ele los Alpes Occidenta les, que legiLim.1ku1 su fama de santidad y sus Yirtudes taumatúrg icas a partir de las tra,·esías en éxtasis que se les atribuían. so Según la tesis del historiado r y folklorista holandés vVillem de Blécourt, algo sirniL,r ocurría con lus célebres b~nc1ndc1mi friulanos. En una aguda crítica del anó.lisis del 1nilo realiz.ido por Carlo Ginzburg,
tr<1liL,1km hechizos, expuls
el dsornbro de su auditorio. Los poderes que se atribuían y los misterioso s rituales que administra ban, habilitaban el montaje ele una suerte de teatro de autoridad , que siempre los tenía corno protagonis tas excluyente s.77 No existe en castellano un equivalen te exacto ele los términos cunnin9-man y
De Blécourt sostuYo que los bcnc1n,lcmti eran, antes que na(b, sanadures populares y neutraliza dores de hechizos. Las narracione s referidas a sus
cunnÍllf] "·omc1n, c1ue desde la segunda mitad del siglo XV se incorpora n de
manera corriente en el inglés oral y escrito.· 7s No obstante, Owen Davies considera que los wnnin9:fó !k pueden asimilarse a otros especialist as europeos regionales : en Francia, el equi,·alen te local serían los Je, in-9uérisscu rs,
travesías y batallas en éxtasis eran ,impleme nte un medio para potenciar aquellas otras habilidade s, un ardid p:ira arnpli.ir su influencia y présligio locales, una mise-en-scene orientad.i a seducir a sus clientes y \·ecinos, ins-
désenrnDreurs, dJ.icnsoneleurs y lei-eurs de sorts; en Holanda, los toverdol:ter y los Jui1eli>,wnas; en Dinamarc a, los klo9e folk; en Alemania, los He.,enmcisiers;
talando la sensación de que sus Yirludes taumatúrg icas y antibrujer iles derivaban ele sus experienci as e:,-somátic as. 8 ' Se trataría del fenómeno que
, en la Península Ibérica los curcwclcir<>s y los saludadore s. 79 ) '
los folklorista s ;rnglos.ijones denomina n dcts c!f 0,1e11;;iun, b puesta en acto de narrativas tradiciona les, de complejos legendario s asumidos y actuados en la vida real por actores sociales concretos ; en tales circunstan cias, no son los hechos los que se convierten en narración , sino los relatos los que devienen mapas de acción colectiva. 82 De hecho, ele un extremo a otro del continente se detectan leyendas protagoniz adas por héroes que entran en contacto con habitantes ele mundos ¡)aralelos -hadas elfos trolls ánoeles ' ' b ' demonios , los espíritus ele los muertos- y creencias que postulan' que los
;
\!Jn ¡\\Jd'.irLllle , Jl"¡¡c/cu,ift in TuJur anJ Swarr Eil¡jl,wJ: A ReviuJ1c1! c1JJcl Cump<.11,lli>e Swdy, Pros pe et l--kights, lllinuis, vVan,land P,-ess, 1991 ( 1970), pp. 1 l 5- 1 35; Keith Thomas, RdilJiun unJ 1he Decline of 1lla9ic: SwJies in che Pu pu lar Bdiej; in Si.,1ce111h ,wJ Sc,cu1eeJ1Lh CculwJ E11¡jlc1nJ, London, Pcnguin, 1991 ( 1971 ), pp. 212-25 l; Robert Muchemble d, Culwre pupulc1ire et ,ulwre eles éli,es clcms la huuce rnu,bne (Xlé-.YVll/e siecles), París, FIJmm,irio ,i, 1978, pp. 109-116; Fran~ois Bordes, S01,iers el Su1Lic1cs. 1
Pru,i:s Je sundlcrie en Gu.,Cú::Jne et PaJS B,1,c¡ue, Toulouse, PriYat, 1999, pp. 162-167; Fa,-ret·-Saaim. 76 Ü\\cll D,nies, Pupulc1r ,)fu::Ji,: Cu11nin::1Jolk in English H,story, pp. Yii, xi, 10-1 l, JeJ.IH1e
,¡ue les pJgJl.,Jn los concejos Cdll1pesiuos) y Jetectdl.,dn LrujJs y malc:ficiJJos -Vales from the Eighteenth to the T\\-entieth Century", Folklore, l 09 (1998), pp. 41-52. 80 \VulfgJug Bd,ringer, "How vVJldensians Became Witches: Heretics andTheir Journey to the Other World", en Gábor Klaniczay y ~va Pócs (ecls.), CummunicJt iu9 wilh
14, 93-118. 77 Tomo la expresión ihec1cer of ,uuhu1 ítJ del análisis que DaYid Frankfurter dedica al accionar ritual de los dcnuminad os "expertos en la identificaci ón del mal": fril lnRumon 1?fD1Jmv11ic Couspi1ut.J w1tl St1t..i1licilbuse in Hisro1y, Princcton 1 Princcton University Press, 2006, p. 38. 78 Owen D.1,·iéS, I'upul,u .lfo¡jic: Cunníngjolk in English Hístory, p. ix. JbiJ., p. 163. La distinción entre rnnning men y chu1mcrs propuesta por Owen Davies, en cambio, parece remilir a ull fenómeno m.:ram<2nte insular. En el resto de Europa, t.:dnJute:
che Spirirs, pp. 178-182. " vVillem ele Blécourt, "Spuren einer Volkskultur oder D:imonisíer ung? Kritische Ben1erkung en zu Ginzburgs 'Benandanti"', Kea. Zeil:;chrift fiir Ku1Lwwú::;en.s1..11eften, 5
lus espccialbtd s carisn1ático s J.CÜ\'o.S en el n1u1H.lu rur.:il poseían de 1i1,.rnera sin1ultánea los trazus dislinth·us Je lus .:wwúi¿J-mcn y las caráctcrístic as que Owcn Da\'iS atribuye
a los ch,mneu ingleses. Los saludadores ibéricos, por caso, poseían sus poderes taun1atúrgk:os desde la cuna ··--un rasgo que Davis atribuiría a los ew..:.1ntadores, pero simultineam ente cobral>
(1993), p. 24. " Stephen Mitchell, "A case of witchcraft assault in early ninctcenth- century England as ostensi,·e action", in vVillem de Blécourt and Owen Davies (eds.), IVirchcrafi CvntinucJ: Pupulu1 Jft1gic in .,HuJc:rn Europe, Manchester , Manch~ster University Press,
2004, pp. 21-22.
153/194
f:,nH.liu:, de C,lSO. Denionolugía crblíana
y cultura
t'ulklórka e.11
el
rnu1H.lu ib~rico
poderes de los wnnin8 jolk deri,-án de la familiaridad qne los especialistas 83 c.1risll ,iLi,:os esl,1Llecen con lus entes sobrenaturales_
c¡ue parece aludir b utilización ele la palabra "reliquia"_ El objeto ensali1-ado era mucho más que un artefacto destinado a ri1-alizar con los sacramentales
Una cuicLtdusa lectura de los documentos nos induce a pensar qne una
ortodoxos_ Lo que realmente parecía alarmar al teólogo era la elección
táctica similar se esconde detrás de los cunning-men ibéricos que asumían
del pan como Ychículo de fetichización del poder del saludador_ Para un
,-oluntariamente la identidad de saludadores_ Refuerza esta hipótesis la
guardián del discurso ortodoxo, semejante elección no podía significa sino
const.1tación de los fuertes lazos que existían entre el complejo del salucL1-
un desafío orientado hacia el Único significante material al c¡ue la religión
dor y el panteón de santos cristianos_ Pedro Ciruelo no dudaba al respecto:
oficial asignaba Yirtud para encarnar el ser di1-ino: el pan eucarístico_ Otro
"se han liecho imprimir en alguna parte de su cuerpo la rueda de sancta
episodio, recogido por el presbítero Gaspar NaYarro en su Tribuudl Je Supers-
Catlialinc1, o L1 seii.11 de sc111cta Quiteria, y assi con es1c1fiuuidc1 su111iclc,,/ tr;1en
tición Ladina (f-Iuesca, 1631 ), echa aún más luz sobre el verdadero terreno
a la simple guite eng,.llüd.1 tras si"_ s, Lo mismo ocurría con el dominio del
en el que se desarrollaba esta guerra de símbolos: "crean que c¡uanto mas
fueuo v la extr.1onJin.1ri.1 resistencia ante el calor extremo: "otros entran en "'
J
vsan [los saludadores] de cosas santas, mas supersticiosos son (-,,),como
y fuerte, y ansi ele otros muchos embaymientos que
sucedió a un cierto saludar en Ypre, que curaua ele todas enfermedades, con
hazen delante delas gentes simples, para que los tengan por sanctos,y pi.:nscn
las palabras de la cor1Sc18racion"_ 88 Se confirma aquí la afirmación de Guido
un horno encendido
83
,¡ue tollos tienen l'irtu/espiriwal para los sanar ele sus enfermedades" -
:\ Ún
Ruuuiero sobre el carácter ele la relioión local eH la aldea friuLrn,t de Latio~ 0
ac¡uellos que
sana: "para los campesinos ele Latisana, y pre,umiblcmente para la mayorí.1
accionar del sc1ludador -su virtud para curar la r.1bia-, sospechaban que los
de los habitantes del campo europeo preindustrial, el cristianismo no era
restantes trazos epifenoménicos -el dominio del fuego-- no eran más que
simplemente un;i rdigiÓH de s:icerdotes, templos y sacramentos formales;
dispositivos publicitarios destinados a reforzar la identidad sobrenatural a
era una religión ele lo cotidiano, c1ue relacionaba Íntimamente la esfera de
S6 la que aspira ban 1os cunnin8-111w 1'b'encos_ , Para los teólogos e inquisidores, los especialistas rurales asurman la
lo trascendente con la vida social y privada ele las personas"-89
parafernalia que rodeaba la figura mítica del saludador para construir en torno de sus personas una identidad sacralizada_ De hecho, una costumbre generalizada entre quienes asumían el rol ele saludadores era la de humedecer con su saliva trozos ele pan, que luego debían guardarse corno objetos sagrados; según la crónica ele Ciruelo, "saludan el pan y lo mandan guanLir por relit¡uias, con mas J,ouOLion que el pan bendito de los sacerdotes de
las estrategias de apropiación de la figura clel salucladur, aún por parte de
La incorporación de nuevos trazos a la ,-ersión canónica dd mito facilitó aquellos que no ejercían el rol de s.inadores carismáticos o cunning-men a niYel local. La identificación entre los taumaturgos populares y los séptimos hijos varones impulsó verdaderos empremlirnientos familiares destinados a encarnar en los jóvenes del linaje el sujeto mítico clel salud.idur_ 90 El fe-
la yulesio en los Jominaos''. 87 Estarnos ac¡uí en presencia de un conjunto de
83
Gaspar Navarro, Trilwnal de Superstición Ladina, foL 93 ,-_ La bastardilla es mía_
el mero fenómeno de b paraliwrgia popular, al
89
Guido Ruggiero, "The Women Priests of Litisana: Apolk,ni.i Madiaa and the Ties
prácticas que trascienden
That Rind", in Guido Ruggiero, Bi¡¡Jiu::J Passions: Tales of Jfagic, Jf,1rri,,¡Je cmd Power ar
ef d1e Renaissunce, Nueva York, Oxford University Press, 1993, P- 132_ La traducción del inglés es mía_
s3 O\\·en D
che En,/
tanlill
90
es mía. " /bid_, foL xxxix
cwwin¿J-men
310
r_
La ba,tardilla es mía_
Sobre la atribución de poderes taum,1túrgicu, a lo, c¡uit,tos, séptimos o nm ..:nos
hijos consecutivos del mismo sexo véase Matthew Ramsey, PrJj:s,ionc1/ cL11,l I'upulur Medicine in France, 1770-1830:The Suci,i/1101/J ef,l/eJi,·ul Pruui,e, Carnlnidge, Cambridge University Press, 2002, PP- 247-248_ Owen Davies encuentra referencias a
154/194
y 1vise-wumcn ingleses c1ue afiru1ctL~1n ser los séptiinos hijos de un séptin10
hijo: Owen Davies, Popular Ma9ic, Cwrniu11Jolk in En91ish Hiswry, PP- 50, 59, 70_ 311
L,tudios de caso. De1no110lugÍ~i cri::.,LiJ.tu
y cultur~t
!Olk!Uríe,:1 en
el
111undo ibérico
nómeno ack1uirió dimensiones paneuropeas. En el condado de Somerset,
Éxitos aislados corno el de Gaspar Na,·arro no ,dc;inzab
la carrerd como sanddur de escrófulas del séptimo hijo ele \Nilliam Gilbert comenzó de la siguiente rnanera: en 1637, la sobrina de Henry Poyntynge,
a los símbolos y significantes ortodoxos una Yictoria definitiva. De hecho, para comienzos del siglo XVIII la p.1noplia de 111itologemas a los quepo-
un vcntlc11wn local, p
dían recurrir los progenitores que aml>icion,tl,,m para sus hijos una carrera
leído c¡ue la
ocasiones, de hecho, ni siquiera resultaba necesario recurrir a la paLibra "saludador", pues bastaba con atribuir a u11 deterrni11,1do niño los trazos
c¡ue el más pequeño de los hern1anos la tocara. La sobrina de Poyntynge
característicos del complejo ibérico. Así ocurrió con Rayrnumlo Jacinto
se conYirtiÓ
Honorio, un bisoño curandero ele cinco años ele edad. El pequeño era hijo
Un último dato completa la din!imica del proceso ele construcción iden-
de Don Joseph Francisco ele Deza, regidor de la ciucLid de Orense, que en
corno sanadores carismáticos era extremacLimcnte amplia y Yariacla. En
tilc1ria del nuno taun1c1turgo: su dbuela patern.1 había pronosticddo c¡ue
171 O recurrió al tribunal de Santiago de Compostela para neutralizar los
si n
atac¡ues del comisario inquisitorial local. En el término orensano se creía que R
En España, el mitologcma del séptimo hijo desencadenaba similares
la imposición de manos y el signo de la cruz. Tres I icrnes consecutiYos había
92
procesos colectivos de construcciÓt1 de identid,ides. Al respecto, Gaspar N;ivarro relata un episodio c¡uc tuvo lugar cuando ejé:rCÍa como párroco
cmlado comu un grillo mientras aún estaba en el 1·ientre ele su madre. Los padres detectaron vc1rios marcas Je nacin,icnto gr,ibadas en el cuerpo de
rural en Aragón:
la criatura: una cruz en el paladar, un.:i corona de espinas o rueda de Santa
conocí una muger en el tiempo que [yo] era Cura, c¡ue estaua preñada, y aui.i p.irido scys hijos consecutiuamcnte, sin aucr tenido en el intermedio hij-1 ninguna( ... ), y dezia a la gente simple, y migar, que dcsseaua parir el seplinw hijo: porque tendría gracia de Saludador( ... ). Al fin sucedió en efecto, que pario un hijo, y luego se puLlico por el lugar, que auia nacido con señal de Salucbdor, y oyendo yo esto, dixe por el lugar, que no cn:yessen que era Saludador, sino que los Hecl1izeros & Hechizeras auian impresso aquella señal, o lo que es mas cierto, que el meismo Demonio, por el pacto que tiene con ellos, secreta e inuisiblemente, con algunos medicamentos y aguas causticas, auia impresso aquella señal ( ... ). Estendiuse lo c¡ue yo dezia por el Pueblo, y llego a noticia de la mesma madre, de tal manera, que como ella lo entendio, de alli en adelante no se hal,lo palabra del caso, y el hombre viue oyen día, y no trata, ni piensa en ser SaluJaJur. 93 91
Catalina sobre la lengua, un corazón confeccionado con cinco estrellas en la planta del pie izc¡uierclo. Raymunelo manifestó sus poderes por primera vez a los dos años de edad, cuando salvó de la muerte a un recién nacido aquejado por una severa inflamación de garganta; el precoz sanador logró la cura soplando sobre la parte afectada. 9' Las eslr,1tegias parentales anatematizadas por párrocos contrarreformistas )' agentes inc¡uisitoriales continuaron en vigencia hasta muy entrado el siglo XIX. Así lo demuestra el testimonio del jurista e historiador vasco Pablo de Gorosábel, recogido en su Noticia de las Cusas Memurubles de Guipózcoa ( 1868): "no es menor la fe c¡ue la gente vulgar de esta provincia tiene en la virtud de los llamados saludadores, para curar las mordeduras de los perros nbiosos. Goza este concepto el séptimo hijo varón ele una familia, a quien, por lo tanto, los padres no dejan de dedicar a semeJanre oficio, que al mismo tiempo ele ser lucrativo,
Man: Bloch, Les ruis ,haumc1tu1ges, Str;i,bourg, Publicaliuns de la Faculté des Lettres
ck Strasbourg, 192·1 (cito por Ll edición en castellano: Los reyes Lllumc1wr9us, traducción ele Marcos Lara, Mhico, FCE, 1988, p. 274). 92 Francisco Vaz da Sih·.1, "Iberian seventh-born chil
no deja ele ser de cierta reputación y categoría entre los crédulos y honrados aldeanos". 95 "Valérie Molero, Jfc1yic e, sorcellaie en fspuyne c1u .,ii',le ,/e, l.u111icr,:;;, 1700-1820, París, L'Harn1dltan,2006,pp.131 132. 95
155/194
Pablo ele Gorosibd, Noticia de las Cv,us Jfe1110rubles de o De;cri¡xivn Je la Ji.: lus inslicuci011es,ji.1i!roS, prfrile:JiuS, urJcnunLus y
fhH·incia y Je sus habilaJures: expu.'liLiÚn
31 3
En oc.isiom:s no c,r.in los p.idrcs, sínu lus mismos s,dlllLdorcs en ejercicio lus c¡uc, cu11tribuLrn a la reproducción del colecti\u
estando caliente el horno,)' curar a una 1m1gcr que tenia un grande mal, mas a\"ia de seis años ( ... ). Y que avia diez Jriu, c¡uc: se de,pi,liu dél did,u ,\lurales y comenzó a hacer el olkiu de salud,ido, 1,ilicrnlu,c: ,k Lis dicbs
uno de lus más celebres saludadores de la primer,1 rnit,1d del siglo XVII:
letras y patente del Santo Oficio. Y ansi le daban en los lugares lo que a\"ia menester de comida y dinero. Y andubo por el Reyno de Valencia, Aragon, Na,·arra y Cataluña, curno salu,Lidur, salud.,rnlo hombre y
Je c:clcid +O ;:uº1us, y c¡uc n.isei,, en Sah·aticrra, en las mout;iñas de Aragón, y desde: edad de 12 arios se crio en Zaral',OZJ, a donde se casú y lu n:sididu
rnugeres y los ganados. Y que pasó a Francia y Italia y Sicília, y en todos lus lug,m.:s prcscnt.iba did,as letras)' saludaGa ...
;. , ue l,abia usado el oficio de sastre y c~chero. Y que desde el año 1617, 1 hc1ce el oficio de s,1luc!Jclor, y con ocasii,n cid uÍlciu de s;.lucL1elur había arn!Jclu pur los lugares del Reyno de Aragon. r que se puso a hacer este cfLiv pvrl¡ut! le Ji.\crun lus Sdlu,LzJures tJUL tt:uid I inuJ p..ird :JdluJ..11 y curar de
También los zahoríes ibéricos recurrían a estrategias similares, como lo demuestra el proceso que la inc1uisición sevillana le inicia a Luis Fernández Pérez en 1735 -98
rabia, y que tc:niJ. L1 rueda de Santa Catalina debaxo la lengua, porque les lidbid Jithu 1.¡ut: era hijo sereno, i·arón, ele su maJre, )' que le e11:iol . .1rv11 lo que
/1c1bic1 ,le h&er paru
cur<.11
En ocasiones, los cur,rnderos que, se autuproclan,aban s,1luLbclores re,·e-
de rabia.96
laban de m.inera detalL:i
La historia de Yi
el mito. Tal es
de la i
J,ia hecho ufficiu de sJluJJdur llluchus Jñus, H11gic:ndu que tenía drtud para curar murclc:duras Je perros L\\ io,us y para ,:ur,u· de otras enfermedades y liGrar lu, términu, de piedra, dizknJo c1ue tenÍ.l en un bra.,:u la rueda ele Santd C1tJ!ina y en otro bra,;:o una cruz, las quales se a\"ia
v un cuHJ·unto de hechos c:ir-cunstanciales, contribu,eron a dar inicio a u1n J J exítos,1 carrera; de manera tJUe en esta oc,1si6n no fue siquiera necesario recurrir al remani
hecho con una aguja para engai'íar y dar a entendc:r que a1·i.1 n,1cido con ellas. Y que las enseñava a muchus para que creyesen que tenía ,·irtud
[Fr,rnciscu Casa bona] fue preso en cárceles secretas a 7 de Agosto de 1623, ( ... ) y dedarú ser de eclJd de 21 arios, eristi,mu, iejo, y exercitaba el olkío de saludador. Y c¡ue siendo ele ucho arios, estando en Li cíucL,d
( ... ) y que asimismo da,·a a entender que era hijo se timo y que tenia ,·irtud y gracia de Dios. 99
ele ZarJouza se puso a senir a un solclJdo llamado l'vlur
31.¡
el caso del zapatero Gabrid Monteche, procesado por el
tribunal inquisitorial de Zaragoza en 1619:
Monteche admitió que engañaba a sus pacientes introduciéndose un gusano en la boca y haciéndolc:s creer (¡ue lo extr::1Ía de la herida durante la cura. También reveló la técnica c1uc empleaba p::1r::1 ingresar en los hornos encendidos: "entrava muy dep.risa, tapada la cara, entrando bestido y de rodillas y de codos, y luego se salia, y assi no se qucma\'J y solo se calentava el bestido sin ofenderle el fuego". Todo lo que hada era "falso, enbeleco y 97
156/194
!bid., pp. 354-355. " María Jesús Torquernada, La Inquisición y el cliablo. Supa,Liciones en el si9lo XVI!/, Sevilla, Universidad de Se\·illa, 2000, pp. 179-185. El procesado afirmaba c¡ue su habilidad para adi,,inar los secretos ínti1JJus ele las personas y para descubrir tesoros ocultos, derh·aba de una gracia especial que Dios le habfa otorgado por haber nacido un viernes santo junto a la pila de agua bendita. 99 Citado por l\·\arÍa Tausiet, ,lbrucaclubra Omnipvt,:ns, p. 136.
Estudios de caso. De111u11olugí,1 crí::.tiaih\ ,. Lultur:i l~Jlklú1 ica en el muw..lo ibérico
sentido de la interioridad y ele la propia agencia; y es en la relación entre 103 ambos extremos donde el Yo renacentista debería ser buscado.
estafar y sacar dineros". Decidido a arrastrar en su desgracia al cukcLi10 de s,111,Hlores po¡)UL1res, Monteche concluyó su confesión afirmando que "todus los c¡ue amL11 ,lll saludando hai;:ian lo mismo, engdoamlo mcnlirc1
¡xir;t
Segundo ensayo: el párroco y el saludador
100
])articular de Dios". que tienen :::ioracia v fo1viendo > b La ingeniería montada por familiares, pícaros y sanadores carismáticos remite de inmedic1to a lo (¡ue los especialistas tienden a considerar como una j
La fabricaciém de nucwJs san,1dores cari,máticos no fu" el {111ico proceso de sclfJashionin9 que se generó en España en torno del complejo mítico del saludador. La discretio spiritm1m y el discurso antisupersticioso li-,bLm fracasado en sus intentos por clemonizar in toco la creencia rival. Sin embargo,
de las características distintivas ele la cultura renacen Lista: u11 considerable incremento en b lubilit.L1d para controlar la propia identidad, la percepción de c1ue eran los individuos los que estáb,in; hasta cierto punto, a cargo de la con::,trucciÓn de su prupia imagen, la que podía ser concebida, moldeada 101 y presentad;i a los otros como sí se tratara de una entidad diferenciada. Scl,ulurs como Stephen Greenbbtt y John Martín han polemizado ,obre el
algo debía hacerse con la exitosa estirpe ele los sanadores de la rabia. Parafraseando a Julia Kristen, los s,ducL1dores constituían un objeto cultural cuya misma proximida,l di sistema hegemónico amenazaba con socavar las ficcicJnes identitarias domin:llltes en materia religiosa.'°" Enfrascados en el combate cuntra los significantes paralitúrgicus grc1bJdos en el cuerpo del ach-ersario, algunos agentes de la religión oficial decidieron entonces cambiar de estrategia: desde finales del siglo XVI, Lu,caron encarnar en
grzi
sus personas el idiosincrásicu sujeto mítico del s.1lucL1dor. De tal manera, copiaron, imildrun, reprodujeron \'arius de los trazos epifcnom.':nicos de
Yo renacentista en términos de una constante tensión entre interioridad y exterioridad; 102 aunque proteico, el cuerpo renacentista tenía una clara
aquel primer ensayo exitoso de captura del espíritu divino. La facultad mirnetica ha sidu definida como L1 naturaleza que la cultura emplea para crear una segunda naturaleza, una herramienta capaz de corroer la alteridad, de saturar natur
autoconciencia de su carácter poroso, constantemente sujeto a una hueste de fuerzas exógenas: las influencias astrales, las simpatías y antipatías sublunares, las naturalezas angélicas, la gracia sobrenatural. Siguiendo la tesis de Martín, las ebbor,HlJs estrategias para la fabricación de nueYos
a lo realmente construido, de hacernos creer que no vivimus ficciones sino hechos. 105 La mímesis se ubica, precisamente, en el núcleo de uno ele los graneles dispositivos culturales del cristianismo tradicional y del catolicismo moderno: el culto a los santos. Impuesta probablemente desde
saludadores no pueden analizarse separadamente de las ansiedades por bs fronter.:ts del propio cuerpo, expresadas en artefactos culturziles como el discernimiento de espíritus. Lo propio ele la cultura renacentista no habría sidu la posmoderna concepción del se!f-Jd,ioniniJ propuesta por
abajo en tien1pos de la Iglesid primitiva, la figura del santo terminó siendo 106 finalmente aceptada como una forma sublimada de la imiratio Chrisci. De
Greeublatt, sino un discurso en el cual la preocupación por una identidad porosa y fragmentada se equilibraba de manera constante con un fuerte
103 100
10
!bid.' p. l 37.
º'
Eva Kushner, "The Emergence of the P¡ir,1doxical Self", in Jon,itl,,u, Hart (ed.), J111c1,¡ínín¡J Cuhwe: Essays in Early M,>clern flisto~V and Li1auuue, Nueva York, Garland
1
Puhlishing, 1996, p. 45. 102 Steplicn Greenblatt, Rc11i._1i.'>suni.:e S¿lf-FLl::.hiuning: Frum .Hure w Skiki.::.pcarei Chicago, The Clii,:,1go llni ,·-,r,ity Press, 1980, pp. 1-3; Jolm Jeffries /\ brtin, ,)0.ihs ~f" Rrn,ússunce /¡¡Jfríduufom, B,1si11gstoke, !-lampshire, Palgrave Macmillan, 2004, p. 16.
157/194
'
John Jeffries I\1
University Press, 1982, p. 4. 'º' Michael Taussig, ,Jfimesis and ,llrerí,J: ,! Parcicular Hiswsv of che Senscs, Nueva York, Routledge, 1993, pp. xiii-xv, niii, 8. 106 Aron Gurevich, ,lfedícr,,l Pupulur Culiure: P1,,blerns of Bdíef und Pacep1iu11, translated Ly János M. B.1k and PaulA. Holling,wurth, CamLri,lge, Cambridge llni,·ersity Press and Editions de la iv\aison des Sciences de l'Homme, 1995 (1988), p. 45. 317
E~ttH.liu:-i de cJ.su. Dcmunulug_ÍJ. cristiana
y cultu,·a
folklórica en
el mundo ibérico
hecho, la justificc1ei<'.,o misrna de la existencia del culto de dulía pasaba por
yores tormentos que [el santo] sentía era Yerse honrado ele los hombres /v
ofrecer a lus fieles rnoddos imitables, una superficie espejada en la cual
con opinión de santo. Para esto pedía a Dios ( ... ) que muriese domlc no
reílejarse. Aún los santos exitosos se construían -o se dejaban construir
fuese conocido, para que ni en vida ni en muerte le honrasen". 111 Para principios del siglo XVII, los curanderos c¡ue encarn¿¡han el mito
por sus h.ig)ógrafos- como nuevas versiones de antiguos mudelos; Rosa de Lima, la primer.1 santcl americana, representa un ejemplo paradigmático:
del saludador habían logrado conformar con éxito un sistema cerrado de
fue siempre imaginada como una nueva Catalina de Siena, hasta el grado
santidad c¡ue se sustentaba, al igual c¡ue el estereotipo canónico, sobre un
de c1ue finc1lmente terminó siéndolo. 107 Pero por ello mismo, por el pres-
conjunto de rasgos externos fácilmente imitables. En consecuencia, la
tigio, por el puder, por la iníluencic1 que rodeaban a quienes logrcil>an en
mímica como recurso para reducir el desafío de la otredad se com·irtió en
1·ida encarnar ideales tan positiYJmente connotados, fueron muchos los
una estrategia al alcance de los propios agentes de la religión oficial, c¡ue
que sucurnbieron a la tentación de asumir la máscara del santo. De hecho,
disputaban con los saludadores el monopolio ele lo sagradu en las áreas
si el ejercicio heroico de las virtudes cristianas resultaba diHcil ele repro-
rurales. 112 !LilLunos un ejemplo pc1r.1digm.ítico en el PorrucÍih> Je ángd¿sy
ducir, los trazos exteriores del estereotipo -ruilc1gros, éxtasis, estigrnas,
combare de demonios, publicado en 1652 Fray Francisco de Blasco Lanuza.
mortificaciones, profecías, Yisiones- eran fáciles de copiar. Como quiere
Un saccrdute a cargo de la p:irroc¡uia de la Nuza, en el obispado aragonés
Gabriclla Zarri, la santidad simulada se transforma en una presencia re-
de Jaca, comenzó a dirnlgar la noticia ele que había recibido el poder ele
le\·ante cuando se difunde un tipo de santidad imitable. 10> La difusión c¡ue
curar el mal ele la rabia por intercesión de Santa Quiteria:
ay un lugar en esle OGispa
alcanzó el fenómeno de la santid.icl simuLida obligó al catolicismo moderno a incurrir en ílagrantes contradicciones, como la de desincenti1·ar Li imitación de un p,mteón ele figuras que existÍ
JLJr bentlidunes svbre los lwmbtcs J1 dtiimJ/e:-. mvIJillus ,le pt.:Itth rdbit>:ú>:>, inuo-
La fama pública, uno de los requisitos imprescindibles para iniciar cual-
cunJv la intercó ion d¿ S. ~Jiteriu. Vieron que todos
::-.~1n
y cou)cnqo a
diuulg<1r,e la gracia que en ellos se expcrirncntaua; de tal manera, que acudían los infectos de tan penoso y mona! :ichac¡ue ( ... ) a recebir por sus manos el remedio. Quandu entro el Retor precedente al que aora ,·iue, no hallo escrito ni el origen de tal gracia, ni sabia aueriguar si era gracia concedida a los Panochos de aquella familia; que fueron muchos años
c¡uier proceso de Cdnonizaci.'.m, se vio fuertemente condicioncHla por la prohibición de toda m.rnifestación pública de santidad no autorizada por
la institución. Se llegaba así a la pa1·adójica situación de que muchos santos exitosos terminab,m siéndolo, precisamente, porc¡ue escondían los trazos que permitían construirlos públicamente como tales. Carlos Borrorneo 111
José luis Sánd1ez Lora) El Diseña Je ld SdrniJ..iJ. L1 tlcji¿JUJJ,_-iÜ11 Je SLlnjuun de la Cruz, Huelva, UniYersidad de l-lueh·a, 2004, p. 90. 112 De hecho, el espíritu de competencia loc.il con frccuenci.1 inducía a los sacerdotes catolicos a transgredir la frontera c¡u<' separi!La la rcligion ofici.11 de 1.i cultura folkloríca. En u11 trabajo ya clásico, l\lary O 'Neil sostirnc 'l"" el 20 % de las acusaciones de superstición ime,tigadas por la lnquisíció11 de Modena entre 1580 y 1600, implicaban
-asediado constantemente por fieles que demandaban sus exorcismos o deseabcm tocar sus vestidos- no ocultaba su disgusto cuando se YeÍa forzado a desplegar sus poderes a la Yista de todos, atormentado por el creciente númern de imitc1dores dispuestos a remedar los milagros \'erdacleros. 110 Según el proceso de canonización de San Juan ele la Cruz, "uno de los ma107
Fr.rnk Grazi.rno, 11\,unJsofLore,pp.44,61, 166, 179-181. 1
w.s Gabriella Zarri, ¡('Vera' s.1ntit.i, sin1tdata' s.1ntila: ipotesi e riscontrf\ en Gabridla 2 su11LiliÍ Lrd meJioeru cJ aá mvJanu, p. 12. Ü
Zarri (cd.), FinLiunc iu,
158/194
de rn,rncra Jirecta a sacerdotes y clérigos católicos: M.iry O'Neil, '"Sa,:crd,Hc m·,·ero Strione: Eccksiastical ancl Superstitious Remedies in Sixteenth-Ccntury ltaly", en Ste,·en L. Kaplan (ed.), UnJentunJing Po¡!Ul,1! Culwre: Eurvpe j,um thc ,l/1cUle clgcs to the Nineteenth Cencmf,.. Berlín y Nuen York, Mouton, 1984, p. 56. Para un ~jernplo de s
Estudios Je caso. Demonología cristi.111.1
Y
cultura folklórici
,,,1
el mundo ib,\rico
Fabián ,1/ejondro ( ampa8nc
como por suc
copiaron hasta el último de los trazos distintivos de sus rivales locales: se decían descendientes ele los antiguos marsos, rnanipulahan a los ofidios sin daño alguno, curaban sus mordeduras untfodolas con saliva, y llevaban desde el nacimiento la imagen de una serpiente grabada en el brazo derecho. 115
· la grac,a · c¡uc n·a 1mcn r·e 1·icne' 113 . puso en practica La única dificultad que encuentra Blasco Lanuza en la estrategia aculturizadora ensayada por los párrocos de la Nuza, es la deter'rninación del ,·erdadero depositario de la milagrosa virtud sanadora: la sede parroc1uial, la persona del sacerdote, el sacramento del orden sagrado, el linaje familiar.
Pero es en España donde hallamos el ejemplo más extraordinario de la facultad mimética puesta al servicio de la recuperación del terreno perdido. Me refiero al franciscano Andrés de la Rosa, quien a diferencia
En cualquier caso, el extraordinario ejemplo de estos sacerdotes aragoneses permite sostener que no todos los párrocos contrarreform istas opta han por la estrategia ele confrontación ensayada por Gaspar Navarro, que mediante
de otros aspirantes a santo no construye su identidad a partir de alguno de los estereotipos ortodoxos. Por el contrario, los rasgos m.í, salientes de su figura reproducen detalladament e los trazos distintirns del complejo del saludador. Andrés de la Rosa intentó ir entonces más allá que los párrocos
una hábil manipulación ele la opinión local había logrado abortar el plan pergeñado por la madre ele un septenario. Para re-capturar el Espíritu, para domesticar el significante rebelde, los párrocos de la Nuza decidieron reemplazar por completo la figura snpersticios:i del saludador. 11 + Si los espíritus que operaban en el cuerpo del saludador eran efecti\·amente Santa Catalina y Santa Quiteria, ¿cómo negar la posibilidad de que sacerdotes consagrados, dotados del poder de hacer presente a la diYinidad misma en la eucaristÍa, no pudieran también vehiculizar la potencia sobrenatural de dos númenes inferiores de la mitología cristiana? La estrategia impulsada por estos párrocos aragoneses invertía el sentido de aquella otra apropiación sígnica, ensayada por los saludadores que mandaban guardar los trozos ele pan humedecidos con su saliY,l. Ahora eran
aragoneses, que en el siglo siguiente bmcarían neutralizar a los saludadores sin aspirar a la santidad personal. Nacido en 1554, en el pueblo toledano de Carmena, Fray Andrés tomó el hábito franciscano en el conYento de Santa Ana de Jumilla, en Murcia. Corno los saludadores, como los sanpaolori, como muchos héroes carismáticos del folklore y la leyenda, Fray Anclres portaba un estigma de nacimiento: una mancha en el rostro con forma ele rosa. 116 Advierte sus poderes cuando su orden lo traslada al convento de Yecla, donde vivirá el resto de sus días. La primera curación c111e obró benefició a una tal Antonia Marco, quien estaba a punto de perder el brazo:
la mujer sanó luego de que el franciscano recitara unas oraciones, santiguara el miembro enfermo y aplicara cuidadosamen te su saliva por todo el brazo.
los sacerdotes católicos los que contra.itacaba n en el terreno del enemigo. De hecho, no estamos en presencia de un fenómeno exclusivamen te español. Una crónica ele 1678 da cuenta de los poderes del Padre Paolo Ciarallo -arcipreste del pueblo de Bisegna, en el Abrnzzo Lllteriore- y de los varones ele su linaje; para combatir la influencia de los sanpoolari o serpari itálicos, contrapartida local de los s;iludadores ibéricos, los Ciarallo
Como en el complejo del saludador, la virtud de Fray Andrés residb en su sali\·a. El convento franciscano de Yecla se transformó en un territorio de gracia. 117 El fraile llegó a recibir a más doscientas personas en un solo día.
Real Monasterio de San Juan de la Peña,
"' OaYi
," Fobián Alcjanclro Campagne, H amo C.at ho J·,cus, ,'-/. omo .\ upen·r·c·o·u· , , 1 1. El discurso anrisupcrsticioso en la España de los si9los XV a XVlll, Madrid, Miño )' Dhila, 2002, PI'·
aux naissances sin9ulieres, París, Pion, 1971, pp. 19-65. 117 P~1ra 1a noción de "territorio de gracial)Yéase Keith Luria, Tcrritories ~fGrace: Culturo/ Chan9e in the Se,·enteenrh-Cenw ry Diocese Grcnohlc, Berkeley, llni,·ersity of California
+19-420.
Press, 1991, pp. 93-9+.
Fray Francisco de Blasco Lannza, Pmrocinio de angeles y comhme de demonio, .. Es una ilustracion de ¡05 bcn:.ficios que ho?en los J"lngeles de la Guardia l1 los homhrc:;... Y wmhicn de
11J
las a 1·rucias,y imaginaciones Je los clemonin,;,
1652, p. 882.
320
if
159/194
321
Estudios de caso. Den1onología crbti.:i.n,1 ~; cultur,1 t'olklóricJ. en
el
inundo ibérico
El legajo y Li encuesta correspondientes fueron redescubiertos en I 982, en el conn:nto franciscano de Valencia. 1 ' 1
Se especializaba en el cáncer de pecho. Las mujeres sanadas mantenían vi\·a su emoción cuando narraban lo sucedido cuarenta años más tarde, durante
Tercer ensayo: el in(1uisidor y el saludador
el proceso ele beatificación del franciscano; ante el requerimiento de las autoridades apostólicas, descubrían sus pechos y mostraban la señal de la cruz que se mant<"nía indeleble sobre la piel desde el momento mismo en <¡ue Fray Andrés la trazara. Curaba también otros males. Lamiendo)' san-
La audaz utilización de la facultad mimética por parte de Frav Andrés de la Rosa y de los párrocos de la Nuza señala un claro esfuerzo ;de clericalización de lo sobrenatural cristiano. 122 El arsenal rebelde -la salí 1·a, L.s
tiguando, prestaba su asistencia durante los partos difíciles. A las mujeres
marcas de nacimiento- eran rcsignificados en los cuerpos de los sacerdotes
afectadas por terribles flujos de sangre les colocaba vendas bien ensali\·adas alrededor del vientre. Lo mismo hacía con los tumores oculares y con las
consagrados. Se trataba de una táctica c¡ue invertía el proceso de demoni-
inflamaciones genitales. Al igual c¡ue otros sanadores tradicionales, Fr:1y
zación sobre el que se sustentaban los modelos de la díscrcrio spiriwum \. de la reprobación de supersticiones. Lejos de negar sentido a los signos ri\'.ales
Andrés tenía el don de la adi\'inación. Emanah;i de su cuerpo un olor a 118 rosas que impregnaba cualquier lugar por el que pasaba. Cuando murió
se los potenciaba, gracias a un proceso ele fusión con el orden sa~raelo. Tal como ocurría con la transubstanciación, el fraile de Yecla v los-curas
a los setenta años, un calor repentino brotó ele su cuerpo y gotas ele sudor
'
"'
del Espíritu. Como en el caso de las estrategias ensayadas contra b herejía
pecti\·a ele los modelos ele santidad impulsados por la Contrarreforma. Por un
Ni Andrés de la Rosa ni los párrocos del obispado de Jaca se habrían visto obligados a recurrir a aquellas maniobras bizarras, si los teólooos
lado, hacía gala de un pron-:rbial humildad: jamás levan taha b vista del
suelo, se alimentaba a base de pan y agua, dormía en el suelo, caminaba
e inquisidores hubieran cumplido su tarea, si hubieran dernonizado :in
descalzo, evitaba montar en carretas o cabalgaduras, portab:i un cilicio,
contemphciones la figura del saludzidor ibérico. No pudieron hacerlo, sin embargo, porque la sutil concentración de la materia sanadora en la saliva
se flagelaba con frecuencia. Sin embargo, sus
del taumaturgo incorporó el orden natural al esquema de causas pbusihlcs.
Carlos Borromeo o Juan de la Cruz. Tal vez por ello b orden tomó abrup120 tamente la decisión ele suspender el proceso de beatificación del fraile.
11 s
Jti;1n
Blázquez i\:hguel, Eros y
Ante la imposibilidad de alcanzar conclusiones de carácter uni\·ersal la
' moral y el discurso cl<"m<mológico propusieron a las autoridades ' teo log1a episcopales una solución de compromiso: cada saludador constituía un caso aparte; sólo tras un concienzudo exanwn se poclrb determinar si sus
TánaW5. Brujcrín, hechicería)' .•1upentirihn en E~r<1ñe1,
pod~res de1:ivaban ele una virtud natural, de una gracia divina o de un pacto cl1abohco. En consecuencia, fueron muchos los saludadores que lograron
Toledo, r\rcano, 1989, pp. 243-2-H. 119
Tzrn,híén los ch:nn;ines siheri::-rnos exp('rin1C'nt;:ih;1.n en oc;:lsiones un gr:in calor du-
rante el trance, y por eso podfon jugar con las brasas y con el hierro candente; Yéase
121
Mircea Elíadc, Le Chamanismc cr les Tcchni,¡11cs :lrchaíq11e Je l' Exrose, Par is, Payot, I 968 (2n1e. é·ditíon) (cito por la edición en castellano: El chamani_,;mo y los récnicns arcoicas
122 Andrcw \V. Keitt, lnrcniin¿¡ thc Sacrcd, p. ! 63; Fabi:\n r\J,,j.rndro Carnpognc, f!omo be a Counter-Reforni:ition
Sirnilares inconYcnicntes retrasaron el proceso de canonización de Giuseppc da
Ccnhol1cw-, Hnmo \11pcnririorn<; 1 p. 4-45; Pctcr Rurke, "How to
Copertino, otro fraile franciscano con trazos carisrn:\tícos similares a los de r\ndrés de la Rosa. Giuscppe da Copertíno falle-ce en 1661 y es canonizado en 1767; ,-éase DaYid Gentilcore, From B;,h0p 322
/O
lVitch, pp. 176- 177.
r\ partir del redescubrimiento del proceso de beatificación Juan Blhquez Mioucl
escribió una biografía del franciscano: Juan Bláz<1ucs Miguel, Froy Andrés de¡., tosa. El Padre Sanco JeYecla, Yecla, Ayuntamiento de: YccLi, I 982.
del éxwsis, tradt1cción de Erncstina de Charnpot1rcín, lVléxico, FCE, 1992, p. 201 ). 120
;
espi~itualista y la im·asión mística, se i1witaln a los cristianos a interrumpir la busc1uecb del significante.
-
'
.
aragoneses o frec1an a sus fieles versiones aceptahles de la neo-encarnación
de grandes dimensiones humedecieron su frente, revehndo una natural<"za 119 ígnea equiparable a la de los mismos saludadores. La fioura de Frav Andrés de la Rosa rcsult;iha ambigua desde la pers-
160/194
Saint", in !\:ter Burke, The Hisrorical .-lnthr0p,1lo¡/J' 1/o.l.:rn /mir --' orEarf;-:J .,, ' Combridaº .:::,C, Cambridge Uni,-ersíty Prcss, 1994 (l 987), p.50.
Estudios de caso. Demonolog1,1
lTi:-.ti,H1J
y cullur,1
rolklórica vn vi mundo ib/-ríco
p,is.ir la pnti:ba, ad,¡uiricm lo derecho a ejercer su ol1cio en u11 co11cejo 123 . . municipal o en una diocesis determina da. Pero los teólogos y los inquisidor es terminará n respondie ndo a la intmción ele los agentes del catolicism o ,·ernáculo , diseñando nuevas estrategias discursiva s destinadas a cristalizar el significant e. Así clab,1 comienzo al tercer ensayo de apropiació n del complejo mítico del saludador. En esta ocasión, sin embargo, el discurso hegemóni co se propuso cambiar de táctica. Las primitivas aplicacion es de la discrecio spirirnum y del discurso antisupers ticioso al complejo del saludador tenían como objeti,·o,d emonizar su figura. Ahora, por el contrario, emulando la agudeza empn:1ca de aquellos frailes y párrocos descriptos en el apartado anterior, los teologos encey los inquisidor es se propusier on capturar la figura del s:iludador, ~rándola tras los muros infranquea bles de la fortaleza ortodoxa. En efecto, a partir de una flagrante rnanipnbc ión de la noción ele grncia sratis daca, el discurso oficial logró finalmente construir una 1~ue,·a imagen del saludador, nn modelo abstracto a partir del cual debena medirse b ortodoxia de los saludadore s realmente existentes . La estrategia se detecta en ciernes en los tratados antisupers ticiosos más antiguos. Afirmaba Pedro Ciruelo a principios de la década de 1530:
y Pedro Marset, "Profesionalt's sanitarios en la l\1urcia del, siglo XV!II. N~~1ero'. Lo,, _ -, " , .,t·',[ / epi·o ) 4S (1993), , p · 73·, Sebast1an Cirac_ Estopman, ·' )' ( 1·IStn·¡)UC1on eYO lUCIOn Cuenca), J Toledo de (Trihunales Nucril la Casrilla de rroresos Je hechicerías en la lnq11isición
pn·
meros pobladores ha_;;ro ]0 Guerra ele lndcpcndcncia, Tole-do, Arcano, 1988) p. 81; A_ntorn_o Peñaficl Ramón, "Cara y cruz de la medicina murciana del setecientos: Pen1,·enc1~
71 (1987) , 1op · 73-81 ·, Francisco diablo en fapaña. Madrid, Aliama, 1985, p. 189.
ele l sa luclad01·" , ;JI, urge rana ,
32.¡
J.
ro,lo lo ,¡uc en cm: c<-1pi
J.: ouu~ liomhrcs ..,1111¡)/c;;
y buenos que por renLura tienen ol9una gracia e,peciul di:: Dios paro sonor con buena deuocion, poniendo la mano y rezando buenas oraciones .. lfos
y juezes los dcuen de los otros y no c¡ualcs y ,·nns ciclos son qualcs Yer para bien examinar dcxJr ansi andar a quiernpiera saludando y cnsalmando"' 1" de,"[()s ".F rn10· pocos en el mundo y por esso los prelados
Desde una pcrspectÍ\ 'a excesiYam ente intelectua lista, Ciruelo defendía la tesis gue identificab a la santidad personal con la gracia gmtis daur. Con ello pretendía alejar del complejo del salmbdor la posible ctiologfri sobrenatural de sus virtudes, cerrando el abanico ele posibilida des contenido en la discretio spiriwum, y facilitando en consecuen cia la demonizac ión ele los taumaturg os populares . La intención ele la maniobra ensayada por Ciruelo resulta transparen te: los santos ,·erdadero s son muy pocos en el mundo, por lo que los portadore s de gracias 9ratis darnc, entre los cuales deben contarse los verdadero s sanadores carismátic os, también lo son. Aunque heterodox a, esta interpreta ción restrictiva de las gracias sobrenatural es tuvo una amplia difusión, como lo demuestra el manual de
?reguntase: Padre, sí, era persona honesta y por tal reputada.
Véase lv1artí Gelabertó, La palahm del rrcdicador. Cnnrmrr1?formil )' .mpcrsriri/in en ~, Milenio , 2005 ) pp. 282-283; José l'vligucl Sáez )18 ¡os ,\'Vll --YVIII) , Llcich
/-lisrorio: rlc,·,le los
c11f 1cnd.:
comunt:s rc1/11.fudorcs, no
Contesta: ¿Y este saludador era persona ,irtuosa y de buenas costumbres?
- (·· eora l una
Sil
(-lJfHra lt)S
Preguntase: Padre, acúso~e que en otra ocasión me mordió un perro rabioso y yo llamé a un saludador, c1ue con el aliento y hazcr la señal de la cruz, me dio salud.
especial de Dios para ello,)' no de los borrnrhoncs ricio.ws que andan por el
~bdrid, CSIC, 1942, P· 63; Juan Blázquez Miguel, lec/a en
rulo hcmD;; cscrípto
confesores que Jaime de Corella publica en Madrid en 1690:
La sexta razones contra estos malditos engañadores del mundo: es c1ue quando ellos saludan los ganados y bestias de todo rn pueblo o concejo, no llegan todos a ellos con la mano ni con su aliento, ni les ponen todo de su saliua, sino de lexos los miran y santiguan, diziE"rnloks ciertas palahrJs ( ... ). y ya está probado que toda sanidad que se procura de hazcr con solas p;ilahras es peccado de supersticion ( ... ). Excepro ,¡111rndo e,ro ha?en hombres sancros sier11os de Dios, de quien se cee que tienen virtud y gr:ic1a
123
mundo en nombre di.: sulud.Jdori:s,} tlcffos se
El ., Flores Arroyuelo,
Contesta: Lo cierto es que aunque el n1lgo dize que los saludadores tienen ,·irtud, no dexa de ser materia muy sospechosa( ... ) Lo que dizen los doctores en este punto es que si la persona c¡ue cura es pía y Yirtuosa, y no · se halb en su modo de curar vana circunstancia, se puede permitir." ' La argumenta ción de Ciruelo tenía defectos úsibles: desde el punto de vista de la teología moral no existía razón para suponer que la divinidad otorgaba gracias especiales de carácter sobrenatu ral solamente a hombres y s y hcchizeria,, fol. xi r. La bastardilb 11+ Pedro Ciruelo, Reprahación de las supcrsticicnc es mía.
161/194 '" Citado por María lausiet,
Abracadabra Omniporcm, p. 142. 325
[:,tudios de caso. Dcrnono logl.1 \,ri">ti.1 11
.1.:
1.,uhur.1 lolh:lont ,1 en el rntl!HIO llhºI Ju>
implic ado un fuerte mujere s Yirtuo sos. Sosten er la tesis contra ria hubien ,d \·olunt ,irismu de condic ionam iento a l.i ornni1mtenci.1 diYina, un desafío tambié n la t.',gic.1 del matriz nomin alista que de maner a crecien te inform ab;i 116 ::, ios de la diYinidad resulta ban siempr e ·
117
I irruJ de ohrar tules c1mcl1~yi:ntc, es, sm cmhar.90 1 un inllicio rcl1cnh·n1c (le ,:;i mi que hac-cn esta:;; los cu.11Hlo CS<\ Por . (lcmonw dd o Dio)· de mdr.1ri/Ji.1s es
reputarse por cos<1s son hombre de vida reproh ahk, más bien han dé (L«la,. hechice ro, c¡ue por poseed ores de las grací.:is gratis
corno un derech o Así corno el métod o inc1nisitorial se había impue sto , Vitoria introDí3esw el en idas ele excepc ión a las reglas clásicas conten destina da a moral, a teologí ducía una contra -norm a en la doctrin a ele la antes como rabia: la de clescalifü:ar al espírit u familia r de los sanado res m. 129 excepw crimen las brujas, los saluda dores se tornab an agente s ele un el io~ con el demon Por la graved ad del delito implic ado --la connin 'ncia la norma . La solució n prembirrfo m del juez suplan taba la objetiYidad de donati sta, c¡ue ligaba la herejía b ,·ia propue sta por Pedro Ciruel o rozaba pcrso1 ul del ofician te; pureza eficacia sobren atural de los sacram entos a b a -postu lada como resulta sugesti H) c¡ue en su comba te contra la simoní r;idical ele la reforherejía desde comien zos del segund o mileni o- el ala ¡ sacram ental ele los ma gregor iana tambié n preten diera neg<1r la eflcaci,: pcr Ji,ri¡,lin on cr orcrm pos,idcnwr. '" Francisc o dé Vitoria, De mogia, p. l 259: "Ncc gra1iae di,·iclcns síngulis prow mir. spintus, SeJ,
harem. Ec licec bona, auc mala rica non lfa9i awem alii ab aliis acripi11nr 011r orcem, autj{icu cicndi lrni11m10di mimhili a sir a Deo~ riaus_fa an t11m sic omnino :fficax. si8n11m er ar¡p1mcn ºF•~rmnur, si prorsus sínr homincs hace (71ú ll1hlc . in,lici11m magnum rel a docmonc , ramcn ese f:)taliGru m fD,;,:;cswrcs". La bastardilla del c¡uam malefici, potius crcdcn,/i 1·irae, improba rac
1
texto castella no es mía. 129
en mJticre de sorcelle re", en Véase Jacc¡ues Vida!, "L'arbit raire des jugcs d'Eglise sorcicrs en Euro pe (.\'le-.\' VII/e des sabbat Le , Nicole Jacr¡ues -Chaqui n et Maxim e Préaud )' supcrníciÓn en .·Jro/lán en Bru¡cría ojo,. los en Ponzoña , siec/cs), pp. 7 5-86; María Tausict pp. l 85-215 ; Chris2000, o, Católic el o Fernand ión Instituc el siglo XVI, Zaragoz a, re, The John Hopkin s tina Lamer, Enemics of God:The IVirch Hunc in Scocloncl, Baltimo of nts Dorknc,dVüchcruji ín Llni,·ersity Press, 1981, pp. 66-68; James Sharpc, lnscrumc ·ania Pr,:ss, 1996, pp. 213-23 4; Eartv Modern En9lnn,l, Filadelfia, Uniwrs ity of Pennsyh
:
que, como no se alcanzan las gracias por la disciplina o por el arte, sino reparE,plriw, mim10 el y 11no proc/11ce las grocias dice el Apóstol: Todas la, unos reciben magos los , cambio En quiere. tiéndolas a cada uno como sea ar911mcnro de otros esta facultad. Y a11nq11e la h11ena o mala rida no
en la demono logía moUn interesa nte análisis de la influenc ia del nomina lismo Ncirl VinU: The lmpacr of che in derna puede hallarse en Fernan do Cervan tes, The Dei-il pp. 2+_, 29, 108- ,1 12 199+, Press, Diahalism in Ncw Spain, New Haven,Yale UniYersity diohalwno a cra,·es de ,le/ impC1cto El ,l/11ndo. i\'11crn el . . El ,·/,·al,lo "" n .. . ·' en ca.st e IJ,no· (c1..l1c1on _ _ 1996). la colonización, Hc-rder, Barcelo na, ni, 199:, (cito Bompia Milán, E11ropC1, in lleranza dell'into Scoria 121véase !talo Mereu, en Europa, traducc ión de Rosa por la edición en castella no: Historia Je la inwlcran cia ). Rius v; Pere Sah·at ' Barcelo na, Paidós, 2003, pp. 125-151 12
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on
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l:srudios de caso. Lh'ff1onoIog1:i (Th\Lt11,1 _, <..Ullur,1 101K101
H:.1
l·11 t·1111u11t111111111lu
claYe ele la Yirtud persoi1c1l, sólo que ,1ltor.1 l()grab,rn imbricM "¡rnreza ,le costumbres" y'\ inud sanadnra" con argumentos más s/,lidus. En ,:!'ccto,
Buscando consolidar estJ estrategia dt'. control ct>ntrc1lizado de lo sagrado, el Santo Oficio impuso una última condici{,n a los tc1um,1turgos
al limitar la ~ausJ!idad diYina directa -el don subrcnatural-- et! primer aru¡Jo ele saludadores -el de los Ycnladeros s;:mtos-, desligaban la noción b e de uaracia amcis daca de la fiaura del saludador. Si éste efectiYarnente cu. b
populares c¡ue aspiraran a pasar el examen de los inquisidores: la gratuidad de los servicios prestados. Tanto el origen divino de la complexión natural de su saliva como la virtud personal que se les exigía, demandaban un
raba, lo hacía por una complexión particular de su naturaleza, no por el reaalo de un don sobrenatural. Ahora resultaba posible ligar l.1 pureza ele: costumbres a la virtud sanadora de los taumaturgos pnpularc:s, puesto c¡ue
ejercicio desinteresado del carisma sanador. Si la condición ele santidad personal había vuelto poco plausible la existencia de los Yercladeros saludadores, la gratuidad del ministerio taumatúrgico la tornaba virtualmente
ya no se trataba de una gracia gratis dada; y en consecuencia, la ausencia
imposible. ii+ El encierro del complejo mítico en los límites estrechos del
de comportamientos y conductas exteriores asociadJs al estereotipo de
discurso ortodoxo se había consumado_
b
la santidad personal tornaba teológic:unente plausible la asociación entre
el demonio v el saludador.
IH
El objeti:o ele los inquisidores locales erJ el mismo c¡ue el de los intentos anteriores ensayados en España: lJ apropiación del complejo del salucbclor;
solicir rcm11ncration" (Timothy D. \Valker, Docrors, Folk 1llcdicine ami rhe lnq11ísition, p. 67): "de hecho, el person;,I del Santo Ofi,io parece haberse sentido particularmente
agitado -incluso irritado- cuando o,;isionalmcnte se encontraba con s;,l11dadores que no pedían dinero a cambio de sus scrYicios, afirmando que para un hombre de Dios resultaban impropio solicitar una remuneración"; la traducción del inglés es mía). Tampoco cobraba nada a sus clientes el curandero Gerónimo d,: Solané, más conocido como el Tata Dios, quien en 1872 pro,·ocó una masacre ele inmigrantes en Tandil, en la pro,·incia argentina de Buenos Aires; Yéasc John Lynch, Massacre in the Pampa<, 1872, Norman, UniYersity of Oklahoma Press, 1998 (cito por la edición en castellano: ;)forncrc en las pampas. La moranza de inmigran/es en Ton.lil, 1872, traducción
eran ya prueba de santidad, sino que ellos mismos necesitaban pruebas adicionales para ser aceptados corno tales. 133 Por ello, lejos de considerar a la totalidad ele los saludadores como agentes diabólicos, como querían los
cidad equilibrada, lo que implicaba que muchas de sus tareas eran remuneradas en especie; ,·éase Sabina Magliocco, "\Vitchcraft, Hcaling and Vernacular Magic in
teólogos del siglo XVI, los inquisidores portugueses los calificaron in ww como agentes divinos. Para ser considerado saludador, un curandero rural debía encarnar en su persona la ascética pureza del santo contrarreforrnado -como Fray Andrés de la Rosa en la segunda mitad del siglo XVI. Resulta .suucstiYo b.
que
esta
misrna
ccuJdÓn C"ntre dones sobrenatur,.iles
ltaly'', en \Villem de Blécourt y Owen Da,·ics (eds.), 1Vitchcmfi Conrinuc.l, p. 163; Owen Davíes, Popular 1lla3ic: C,mningjolk in English f-Iistory, p. 86. Estas estrategias de intercambio no mercantili?aclas que se practicaban en las comunidades rurales pre-industriales permitían inüsibilizar, a los ojos de los inquisidores, el carácter interesado de las curas practicadas por los rnnnín[J- mcn campesinos. 1 os estudiosos del chamanismo siberiano detectaron casos de especialistas loc-ales qne recibían por sus
y Yirt11d
personal también sirYiera para tornar im·iable otro complejo mítico que durante siglos ,ksaf\ó exitosamente a la religión oficial: d don taunnttirgico de los monarcas fr;nceses; véase Jeffrey \V Merrick, The Tlcrncraliwrion ~f the French Monarchy in rhe Eighteenrh Century, Baton Rouge, Louisiana State Uni,·ersity Press, 1990, p. 20. ill
Andrew W Keitt, Jnvenring rhe Sacred, pp. 180.18 l.
330
they occasionolly cncounrcrccl saliufod0rn ll'ho
no spec!fic sum in recurn for rheir sen·ices, asseuin9 clwt it iras un,ccmlyjCTr a man
sólo c¡ue ahora la formulación alcanzaba una consistencia intelectual de que carecían los esfuerzos previos. En efecto, con el texto de Dos Salud(l(lnrcs el Santo Oficio portugués logró fabricar un saludador abstracto, un estereotipo estrechamente relacionado con los parámetros de santicbd personal v pureza de costumbres propugnados por la moral tridentina, de manera 132 de tornar prácticamente inviable la encarnación real de la nuevJ figura. La estrateaia transformaba al carisma de sanacif)n en una tJutología, pues b lo ligaba de manera indisoluble a la virtud personal y a la doctrina de la Iglesia. La carga de la prueba se había invertido: no sólo los milagros no
u2
Como sostiene Timothy \Valker, "índced, f-foly Ojfice per,onnel seemed to hare hccn rhc
most agírated -eren unnen·cd- when
sen'icios pagos en dinero o diezmos regulares, pero también hallaron practic;,ntes que debían contentarse con la celebración de un festival en su honor o con el respeto y la gratitud de sus comunidades (Ronald Hutton, Shamans: Síherion Spiri111oliry nnd
163/194
the Western lmagínation, p. 100). 33 1
Estudios de caso. Üf'monolog_í,:i
cn-.,1u11,1
~
cultura folklórica en
FohúÍn. l lcjmhÍro Compngnc
el mundo iL:-rico
buenos, los santos y los servidores de Dios~ y quicm:s cur-m por i·irt11d humana natur.il -a<1ucllos c1ue manipulan los clem,·ntos n,ituralcs corno es debido, y curan los ata<¡ues humanos que se producen naturalmente; por
sacerdotes simoníacos. 110 El recurso ,il derecho de excepción propuesto por Francisco de Vitoria resultab-1 una ,·i.i menos lr-iumática. se suspendía
la vigencia de la doctrina sin negar abiertamente sus postulados.
fuera ele estas dos vías de sanación, no existen otras lícitas a las que pueda recurrirse: no existen otras formas posibles de salll(bdores. En un breve
Esta estrategia alcanzará un grado mayúsculo ele perfección a finales del siglo XVll, gracias a un nuevo reglamento sobre los saludadores formulado por la Inc¡uisición portuguesa.T anto Ciruelo como Vitoria habían impulsado con sus maniobras la clemonización del ach·ersario; para facilitar
párrafo los jueces del Santo Oficio portugués recuperan semánticamen te la figura del saludador, aplicándola sucesivamente a la divinidad a los ángeles, a los santos y a los médicos profesionales. ' Llegado a este punto, el texto introduce en el razonamiento a los saludadores realmente existentes. De acuerdo con la clasificación precedente ¿en qué grupo debían ubicarse aquellos que afirmaban poseer desde el nacimiento una especial virtud curativa contra el mal de la rabia? Comparados
la tarea ele la discrerio spiri/llum, anulaban uno de los tres umbrales ele posibiliclael potencialmen te vigentes detrás de la figura del salUébdor: el ordo sobrenatural. El objetiYo explícito de ambos teólogos era la desaparición de la creencia, la destrucción del mito. Hemos visto, sin embargo, que algunos agentes vernáculos de la religión oficial ensayaron una estrategia diferente, buscando encarnar en la persona de los sacerdotes consagrados la ficrura del s;iluclador. Al igual que Ciruelo)' Vitoria, pretendían ligar así b . la gracia gratis daw a la santidad de la persona o del ministerio otíciantes; pero a diferencia de aquellos, no perseguían la supresión de la creencia, no pretendían suprimir su memoria: en todo menos en el nombre, Andrés de la Rosa y los párrocos ele la Nuza asumieron los trazos del saludador. El Santo Oficio lusitano annzará con audacia en la misma dirección. En 1690, la Inquisición portuguesa aprobó un documento titulado Dos Saludadores. Se trata de un texto extraordinario , que lleYa hasta sus mismísimos 131 límites el ensayo de apropiación clerical del complejo del saludador. A diferencia de Fray Andrés y de los curas aragoneses, los inquisidores portugueses asumirán incluso el nombre mismo del ac!Yersario. De hecho, el documento comienza afirmando que Dios es el Único saludador ,·erdaelero. La aplicación del término saluelador a la diYiniclad misma llevaba la táctica de (re )captura del Espíritu hasta ni Ye les nunca antes alcanzados. La ingeniería elestinaela a la apropiación plena del significante continuaba luego con una maniobra que superaba los intentos pre\'ios ensayados por los agentes del catolicismo español. Existen dos tipos ele salueladores, según el parecer de los inquisidores portugueses: quienes curan por virtud divina ~los ángeles 13
con la divinielad, los taumaturgos populares no podían ser saludadores sino en sentido impropio, puesto que la virtud curativa que afirmaban poseer se originaba en una específica complexión del temperament o natural -en este caso, residente en la saliYa-- que sólo Dios provee. La argumentació n era revolucionaria . Los inquisidores portugueses se ubicaban aquí en las antípodas de la estrategia ele dernonización de los saludadores: la virtud de los verdaderos sanadores era una combinación de los órdenes natural y sobrenatural, o mejor aún, del potenciamien to del primero por obre, del segundo. Por consiguiente, tanto los médicos profesionales como los saludadores populares pertenecían al grupo de los agentes sanitarios que curaban por vía natural. La diferencia estribaba en que los primeros curaban gracias al conocimiento adquirido por medio del razonamiento conjetural y de la experiencia práctica, y los segundos afirmaban hacerlo por medio de una virtud innata. Es aquí que Dos Saludadores invoca al demonio. El Enemigo puede curar recurriendo a ambos procedimiento s naturales: por rneelio de la aplicación activa de medicinas, corno los profesionales diplomados; o bien invistiendo elesde el nacimiento a determinados cuerpos con las virtudes necesarias ele un saluelaclor. Por ello, el Santo Oficio culminaba recomendanel o a sus jueces estudiar de manera individual a caela uno ele los salueladores de nacimiento, para identificar aquellos (_1ue por su virtud personal puelieran
°Kathleen G. Cushing, Refimn ond rhe Popocy in che Elcrcnrh Ccnrwy: Spiriwaliry anJ
wcial chan9e, Manchcstt:r, ivbnchestcr llniYersity Press, 2005, p 96. " 1 Para lo que sigue me baso en la descripción del documento rcalinda porTimothy D. \Nalker, Doctors, Fo/k Medicine anrl rhc lnq11isírion: The Rcprcssion Port119al d11rin9 rhe Enli9hrmenr, Leiden, Brill, 2005, p. 298.
of ,lla9irnl Hca/in9 ín
164/194
estar realmente dotados con una complexión natural extraordinaria otorgada por la divinidad. Los teólogos lusitanos recuperaban aquí la noción
J:-,studiu:-:. de
CJSO. Ut::nlO!lO logu \T!:,li,l!l.-1 :· Ull!l!L) l()]¡..,_¡011c,l l'II CI lllt!IIU<J IIJU IL{)
Fahián ,HcjanJ,o Campugnc
clan' de Li \·irtud wrson,il , sólo qt1Lc ,1liora logr,ih,m imbrica r "pun,za de 1 'lll'clc1r ·" ('011 anrurnc costun1 1)1.es-" v. "··i·tti(l ntos más sl,lidos. ,i En decto, .,, " " , ::, al .limitar la ~ausalic bd dí\·ína directa -el don sobrena tural- dl primer grupo de saludad ores -el de los Yerdade ros sant~s~ , desligab an la noción .· . del salll(bdo r. '.::>1 este efectiva mente cuele grac1a grou·5 data ele la fiaura ::, raba, lo hacía por una complex ión particul ar ele su naturale za, no por el regalo de un don sobrena tural. Ahora resultab a posible ligar la pureza d~ costumb res a la virtud sanador a ele los taumatu rgos popular es, pu<'sto qik va no se trataba de una gracia gratis Lbda; y en consecu encia, la ausencia de compor tamient os y conduct as exterior es asociada s al estere~t ipo de la santidad persona l tornaba teológic amente pbusibl e la asoc1ac1 on entre
Buscand o consolid ar esta estrateg ia de control ccntr,ilizc1do de lo sagrado , el S,rnto Oficio impuso una última co11dició11 ,1 los taumatu rgos popular es que aspirara n a pasar el examen de los inquisid ores: la grattlÍÓ d de los servicio s prestado s. Tanto el origen divino ele la complex ión natural de su saliva como la virtud persona l que se les exigía, demand aban un ejercicio desinter esado del carisma sanador. Si la condició n de santidad persona l había vuelto poco plausibl e la existenc ia de los ,·enlade ros saludadores , la gratuida d del minister io taumatú rgico la tornaba virtu;ih1 1ente imposib le. 1H El encierro del complej o mítico en los límites estrecho s del discurso ortodox o se había consum ado.
el demoni o v el saludad or.
'H Como sostiene Tirnothy \Valker, "inJeeJ, rloly Ojfice pcrsonncl seemed to harc bccn che mosr n9irared -eren unnerrcd- ll'hcn rhcy oa\1sion(1l!r cncounrcrcd 1'iilwladorcs H'ho nskct!Jñr
El objeti;o de los inquisid ores locales era el mismo que el de los intentos anterior es ensayad os en España: la ;ipropia ción del complej o del saludad or; sólo que ahora la formub ción alcan?ab a una consiste ncia intelectu al de que carecían los esfuerzo s preYios. En efecto, con el texto de Dos Soludodo rcs el Santo Oficio portugu és logró fabricar un saludad or abstract o, un estereotipo estrecha mente relacion ado con los parámet ros de santidad persona l , "Za de costumb res pro 1ugnado s ¡1or la moral tridenti na, de manera ) pun: 1 ., de tornar práctica mente inYiable la encarna c1on real de la nue,. .. . ,i, a h~rn a. La estrateg ia transfor maba al carisma de sanación en una tautolog 1a, pues lo ligaba de manera indisolu ble a la úrtud persona l Y, a la doctrm:: i de la ¡ lesia. La caroa de la prueba se había inYertid o: no solo los milagro s no g b . . ¡ l ' ·eran }"prue b a de saritidad , sino que ellos mismos necesita )an prue )as . adiciona les para ser aceptad os corno tales. 133 Por ello, lejos de cons1c'.e rar a la totalida d de los saludad ores como agentes diabólic os, como quenan los teólogo s del siglo XVI, los inquisid ores portugu eses los calificar on i~ roro como agentes divinos. Para ser conside rado saludado r, un curande ro I ural debía encarna r en su persona la ascética pureza del santo contrarr eformad o -como Frav Andrés de la Rosa en la segunda mitad del siglo XVI. ,
,i, Resulta sugesti,·o que esta misma ecuación entre dones sobre~arnralf'.S y \Írtu
no specific swn in rcrurn far rheir serrices, assenin9 dwr ir iras un;;;ccm6'for a nurn ?Í Gcd co solicit rcmuncration" (Tirnothy D. \Valker, Doctor<, Fo/k :llcdicinc ancl thc lnqui
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67): "
4. A modo Je balance
No sólo son saludadores \·erdackrns los hombres pi,1dosos aprob<1dos por L1 l1H11lisición. El fiscal tambit·n et1estio11,1 la cc1rc1cteri/dción de lus s<1-
Tr,is un arduo esfuerzo, los tthlogos y los inquisidores lograron fí nalrnente capturar al signifiCJnte, neutralizar en tl'rminos discursin>s una exitosa mattrializació n de lo sobrenatural cristiano, (1uc a despecho
ludadores como "hombres campestres y de poca enseñanza" realizada por
el abogado defensor, con el argumento de que los \'erdaderos saludadores no cobran por sus serYicios, sino c1ue tan sólo reciben "aquello c¡ue buena· mente [se] les da [como] limosna en nombre de Dios". Si los saludadores españoles fueran todos rústicos e iletrados, como quiere el defensor de
de su aparente simpleza había ofrecido mayor resistencia que la herejía espiritualista O que la im·asión mística; (1ue incluso había os.:i(~o desafiar en su propio terreno;:¡] significante material excluyente, ,1 h urnca neo·
Azuela, se YerÍan obligados a Yender sus curaciones para subsistir, pero "en aquellos reynos [no se permite) gente ociosa buscar con gracia para mantenerse en este modo de saludadores". 137
encarnación ortodoxa: la eucaristía. ·Tuyo eficacia práctica f'Ste tercer ensayo de apropizición impulsado l . por la alta cultura teologal peninsular? Algunos indicios rc\·cl~n que en
Pero a pesar de éxitos coyuntur~les, como los obtenidos por la jus· ticia civil en el Tucumán colonial, todo indica que el ensayo de captura impulsado por los inquisidores llegó demasiado tarde. Lo demuestra, de hecho, la persistencia del mito del saludador en el campo ibérico durante los siglos XIX y XX. 133 De los tres intentos de captura del complejo del saludador analizados, es probable (¡ue en el largo plazo el mayor éxito
covunturas represivas específicas la nuen estrategia resultaba funcional. J 761, el cabildo de S,rntiago del Estero inició un proceso por hechi·
Er:
cerÍa contra el zambo Marcos Azuela, reconocido curandero, z,di\·ino y contrabrujo del Tucurnán wlonial. us En su alegato, el ,,bogado defensor pretendió desincriminar al a~·usado, asimilando el oficio de Azucb a la gracia de ncteimiento que la crcenda atribuía al sujeto mítico del saludador. En su cuntundente respuesta, el pro,curador fiscal desestimó los argumentos de
correspondier a al más antiguo, a la apropiación del sujeto mítico <."nsayada por los cunning·men y los curanderos rurales. El segundo intento de captura, impulsado por los agentes locales de la religión oficizil, quedó reducido a un número insignificante de experimentos locales. En cuanto al tercer ensayo, defendido por los inquisidores ibéricos, no pasó de ser un brillante y sutil ejercicio de agudeza intelectuaL A pesar de los denodados esfuerzos de la religión oficial, la nostalgia por
su colega, siguiendo una línea :de razonamiento extremadame nte similar a la desarrollada por los inquisidores portugueses en Dos )a/udadores: queriendo este [cl ahogado défensor) comparar a los hcchizeros diaholicos con los saludadores, quando estos son por especial gracia qe la di,·ina omnipotencia les a conferido ¡)ara los Ycnenosos animales c¡e contraminai, su artificioso Yeneno a los cuerpos humanos( ... ), y esto corno es que para ello son aprobados por el Santo oficio de la ynqnisicion y con su respectiva lizencia pasada esta por los caYildos de las jurisdicciones ordinarias donde transitan se les permite, y andan con un diYino señor cruzificado que traen colgado ar cuello y con essc y aquellas Palabras que dizen ( ... ) soplan ( ... ),pero es advertencia que esta gracia la tienen aquellos que nazen en Dias qe Dios por su alto fin dirigio para quitar el Yeneno de animales ponzoñosos. '_3 6
la encarnación perdida, por la deidad materializada, por el hombre-dios, volvía improbable la interrupción de la búsqueda, el fin de los intentos de captura de los significantes materiales que hicieran presente a la divinidad ausente, al dios desencarnado , al dios metafísico, al dios de Pentecostés, · como aconsejaba, como exigía, la institución que reclamaba para sí la captura definitiva del Espíritu divino. 137 JJ
Judith Farbennan, Ll1s salamanra,; de Lole~zo. rllaf]iaj hcchiceríu y curondcri5mo en el T, 1rnmán colonial, BnenosAires, Siglo XXI, 20,05, pp. 195 y ss. '" Archirn General de la Prm·incia de Sahtia99 dé/fatero,Trihnnales, leg. 13, exp. 1052
135
( 1761 ), fol. 188- 189 (foliación priYada): Agiiflncn a mi colega Jnclith Farherman su generosidad para compartir conmigo este documento inédito.
166/194
8
!bid., fol. 189. Véase Eugenio Olavarría y Duarte, "Supersticiones Españolas de medicina popubr",
en George William Black, Medicina pop11lor, Barcelona, Alta Fulla, 1982, pp. 330·33; Enrique Perdiguero, "Magical H ealing in Spain ( ! 875-1936): J\kclical Pluralism :rnd the Search for Hegemony", en \1/illem de Blécourt y O,ven Davics (eds.), IVitchcrafi ( ontin11ed, pp. 137-138; Joan Amarles, Folklore de Caral11nya, H:1rcclona, Selecta, 1969, tomo lll, pp. 944·949; Joan Guillamet, Bruixeria a CatalunJa, Barcelona, Edicions La Paraula Viva, 1983, pp. 29.32. 333
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agrcsicsjémínae: 185, 187. Agustín de Hipona: 298. Aire-sur-Odour: 264. J\lcal.'t de Henares: 161-2, 229, 239(n), 301. Alemania: 27-8, 30-1, 35, 37(n), 4 7, 55, 139, 15 3-4, 156, 195, 308 (Yer también Sacro lrnperio Romano Germánico). aliento: 229-31, 234, 236, 243, 245, 270,301,313, 32+-5. alma múltiple: 131, 202, 222, 255, 257. Almería: 167. alp: 197,201. Alpes Occidentales: 27, 38, 100,197,208,218 , 222-3, 252,309. alter-egos físicos y psíquicos: 132, 203, 223, 256-7. amaurians: 287. Arnaury de Bene: 289. Amboto (brujas de): 158. anastcnaria: 268, 272. Anchieta, José de: 276(n).
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Anes, Pedro: 238. Anes Castro, Jorge: 239. ángeles: 39, 61,233,293,304, 309,316, 328-9.
183/194
Srn1, H1sr.1c11u
Bckker, R1itl1Jsar: 47. 1\ngitia: 274. noroi:
/,dc1H1Hi,:: 212.
184-.
ban,md.inri; 105-18, 121,123, l_i5-º, o 131 133 13'7 -;,, u 141-+, 203,222, 2SO, 257,277,309. ' '
aparecidos: 132, 179, 190(n), 191,202,209,218,256. aquelarre: 9, 11, 17, 22, 55-6, 61-2, 87, 100, 108, 118-9, 125-7, 133-4, 160, 167, 172,211,214, 294 (ver también sabbat).
bentos:
238-+0, 254, 260, 272.
bcnzcdcíros: 238.
Aradia: 71-4, 91 (n).
Berna: 156.
Aragón: 32,166,168,171,188,218,280,312,314,319,323.
Bernard de Clairvaux: 298.
argísmo: 270.
Bernardino de Siena: 156-7.
Arlés o Andosilla, Martín de: 226.
Binsfeld, Peter: 30- L
Asturias:40, 161,189, 198,216-7,244.
Bissi, Roberto: 273.
Assurn;ao, Bento: 239.
Bittelmayr, Margretha: 153-4.
nswang: 179.
Blasco Lanuza, Fray Francisco de: 319-20 .
.Augshurgo: 125, 139, 155-6.
Bla,-atsky, Helena: l 93.
Austria: 35, 197.
Baobhan Sirh: 186.
t\1-nkum: 247.
bodegas y cavas: 153, 170-1, 180,187,213, 215-6.
261.
Bodin, Jean: 31, 56.
1\zuela, Marcos: 245, 332-3.
Boguet, Henri: 31, 85(n).
Bacon, Francis: 157.
Borao, Pablo: 233.
BarnbE'rg: 33.
Bourdoise, Adrien: 42.
B·,ncroft, George: 65.
Brasil: 173-4, 276(n).
haraka: 268-9.
breisch: 221-3.
Bar:rndiarán, José Miguel de: 212-3.
Breslau: 201.
Barberarena, Beltrán: 171.
Bretaña:41, 188-9.
Barcelona: 165,234.
Brígida de Suecia: 305.
BarBdas, /Vlaría: 240.
Bugatis, Pierina: 26, 117, 125-6.
Barrencchea, Graciana de: 167.
Bulgaria: 194, 200, 256.
Barrientos, Lope ele: 160, 163, 207-8.
BurcarclocleWorms:71, 185,188,206.
Bartolomé (alías El Cojo; esclavo): 175-6.
Burgos: 158,161.
Basilea: 3 l, 37.
Burr, George Lincoln: 17, 64, 66-8, 80, 95.
Baviera: 36.
buruka:
Beamud, Agueda de: l 70- l.
179.
Calatayud, Pedro de: 259.
Béarn: 218-20.
184/194
J!!-U.\ f-11'>1'\"sJC-\
Calmct, Durn r\ugustín: 192,
cirrnmposses,io: 261, 302.
rn/mari: 126, l 29(n ).
Ciruelo, Pedro: 228-31, 23+-5, 2-11, 261,301,105,110, 32·1 8.
Canadá:41
Cisma de Occidente: 291,297.
Canarias (Islas): 173,209.
cofia (saco o membrana amniótica): 106, 115, 121-2, 203,257, 258(n).
canibalismo: 40, l 51, l 58(n).
Cohn, Norman: 19, 90, 99,103, l 10, l 13,120.
Canon Episcopi: 71, 123,128,206, 207(n).
Coirnbra: 239.
Cantabria: l 66.
cojera: 217,221.
Capilla Sixtina: 263.
Colette de Corbie: 269(n).
Cara\'aca (cruz de): 236.
Colonia: 33, 37(n), 67-8.
Carlos Borromeo: 318, 322.
comadronas: 58, 155.
Caro Baraja, Julio: 18, 112, 2 l 6.
Corno, Bernardo de: 28.
Cartagena de Indias: 174-5.
Compaña, Santa: 2 l 7, 261.
Casa bona, Francisco: 314.
compulsión homicida (de las brujas y espíritus nocturnos): 170, 177-8, 180, 197,203,212,215, 220-l.
Castañega, Fray Martín de: 29,159,230,234,305. Catalina de Alejandrfa, Santa: 225,235, 240(n), 241,246,259, 261-9, 272-3, 301-2, 320.
Constantino: 295, 268.
Catalina de Siena: 318.
Córcega: 41, 121-2, 204.
Cataluña: 32,217,246,259,264,268,279,315.
Corella, Jaime de: 325.
Coppin, Jean: 275.
J.: 218.
cátaros: 99-100, l0l(n), 222, 291(11), 293.
Corominas,
caterius: 246.
Cortona, Margherita di: 289.
cauca-vielha: 198.
Covarrubías, Sebastíán de: 159,209.
Cerdeña:41, 178,270.
Coxe Stevenson, Matilda: 176.
cerradura (ojo de la): 194, 198, 215-6, 220.
Croacia: 194, 200, 256.
Chaco argentino: 255.
cruz en el paladar: 234, 240(11), 243-4, 246, 259(n), 266,301,313.
charnanisrno: 116,119, 123-5, 127, 130-1, 133-6, 145-6, 202, 247-50, 252-3, 331 (n).
Cuenca: 42, 161-2, 168, 172, 207-9, 236-7, 271. cuna: 255.
chon3clins: 186.
wnnin3-men: 138, 146, 278-9, 281, 307-8, 310-11, 33l(n), 333.
chormers: 308(11),
Cuntze, Johann: 201.
child-killin3 demon: 183, 185, 188, 217(11).
cumndeiros: 254, 308.
Chile: 176, 246.
Cusa, Nicolás de: 125.
chirigmnos: 270.
d'Ailly, Pierre: 299.
chupado por las brujas: 160, 162-4, 206-7, 216.
da Silva Soares, Luíza: 174.
Ciarallo, Paolo: 273, 320.
37º
185/194
37 1
Srn1\ I-11,1•1x10
dab rsos: 200.
Dolci, Giacomo :\ntonío: 273.
D.ilm,1t1, Susana: 168.
donnc d1_{iwn: 127 8.
Daly, Mary: 70.
Dorset Ooser: 79-80.
de Blécourt, Wíllem: 133, 138-41, 277, 309, 331 (n).
du Camp, Maxíme: 275.
de Cotes, LudoYico: 41.
Egipto: 79, 262, 275.
de Espina, Alonso: 208.
Ehrcnreích, Barbara: 58.
ele la Fuente, Gaspar: 40.
Eichstatt: 33, 153.
ele la Rosa, Fray Andrés: 269(n), 321-3, 328,330.
Eliade, Mircea: 115-6, 123-4, 134, 136-7, 248-9, 253.
del Castillo, José Ignacio: 235 _
EHas: 182.
del Río, Martín: 23(n), 31, 49, 56,232,270, 306-7.
Elhangen: 1 54.
Delfinaclo: 27, 41,223.
Emilia Rornaña: 28, 71, 74.
delle Piatte, Zuan: 125-6.
ende,·inaires: 252.
demonio: 9, 26, 38, 39, 44-5, 49, 54, 75, 77, 85-6, 88, 93(n), 98(n), I 00, 10S(n), l 14(n), 145,147,153,156,163, 167, 172, 190(n), 206,209,215.
English, Déirdre: 58. Entre Ríos: 246.
demonio nocturno infanticida: 151, 180, 182-3, 201, 204-5, 207-8, 211, 223.
Escandinavia: 137, 196, 256.
demonología radical: 19, 27, 49,158,205,211, 214-5, 234,283.
escla,os: 55, 174-6.
Denny, Amy: 157.
Escocia: 31, 34, 37,186.
devin-3uérisseurs: 308, 319(n).
escrófulas: 259,312.
Deza, Joseph Francisco de: 313.
espíritus familiares: 90, 146.
di Franceso, Matteuccia: 26, 156.
espíritus feéricos: 146, 185,188,209,222.
diablo: 4S, 69, 79-80, 86(n), 89, 105(n), 106, l 14(n), 154, 155(n), 177,228, 266.
estigmas de nacimiento: ver marcas de nacimiento. eucaristía: 285, 290-4, 320, 332.
Diana: 50-1, 71-3, 95,123,207.
Europa Oriental: 35, 129(n), 130, 193-4, 258(n), 262(n).
dianic rnlr: 76-7, 78, 83.
Evangelio de las Brujas: 71-4.
Dias, Catarina: 174.
Evangelio del Pseudo-Tomás: 275.
Diaz, Gabriel (alias Leorro): 167.
Évora: 239.
Dickson White, Andrew: 66.
exorcismo: 104-, 183,233, 270-2, 318.
Dinamarca: 31, 37, 152(n), 308.
exoriká: 198, 218(n).
Díonisos: 55.
,:11): 71 l Oo 107 ! l 1 1 15-6 P 1-:l éxtasis (combates, tra,·csfa, ' Hoi,n7<1+1,1+3,211,222,'2.i9, '2s1,'2s8,'n1,.ic>:J~ 126,1
discernimiento de espíritus/ discrerio spírír1111m: 11,284, 297-9, 301, 303-5, 316-7, 323-5 (,·er también probnrione spiriwum).
familiares (de santos cristianos): 227(n), 229, 240(n), 259, 261, 267, 172 l. 301.
Doble (mitología del): 131-2, 138, 179-80, 201-4, 211-12, 217,220, 222-3, 247,255-60,276, 279.
186/194 37 2
Feijóo, Benito Jc:rúmmo: 22"1, 23+, 306, 326-8.
373
SI RIX Hhl'A>ilt:.\
García Jm·e, Eladio: 244.
Felip<" IV: 24 3 4(n).
Gardner, Gerald: 9+.
Fernández, Pedro: 239.
Garinet, Jules: 52-3.
Fernández de Villcgas, Pedro: 158.
Gasparutto, Paolo: 106-7.
Fernando de BaYiera: 33.
Gdlo: 50, 183-4, 188.
Ferrer, Dominga (alias La Coja): 168.
Gcrson, Jean: 299, 303, 305.
Filipinas: 178-9.
Gen·aisdeTilbury: 201,210.
Finlandia: 266.
Gil, Isabel: 236-7.
Fladde, Dr. Dietrich: 30, 48.
Gil, Pedro: 168.
flor de lis: 240, 259.
Gilbert, William: 312.
Foligno, Angela da: 289.
Ginebra: 43.
folk-possession systems: 260, 302.
Ginzburg, Carlo: 18, 46, 51, 56-7, 98, 105, 107-13, 115-21, 123-7, 133-4, 138-9, 141-2, 144-5, 153,250,277,309.
Folklore Society: 76. Francia (reino de): 27, 31, 35-6, 37(n), 59-60, 76, 154, 299, 308, 315.
Girona: 164,241.
Francia (sur de): 100, 188, 240, 264.
Giuseppe da Copertino: 322(n).
Franco Condado: 36.
Glam·ill, Joseph: 49.
Frankfurt: 31, 52, 57.
Glarus: 35.
Frazer, Sir James: 81-3.
Goguillon, Péronne: 153-4.
Freimar, Heinrich rnn: 299.
goliarclos: 103-4.
Freud, Sigmun
Géildi, Anna: 35.
Friuli: 108-9, 121, 126.
Gomme, George Lawrence: 74.
fuego (dominio sobre el): l l, 225, 235-6, 240(n), 242,246, 252-3, 257-8, 268, 273,277,279,301,310,315.
González, Pablo: 234. Gorosábcl, Pablo de: 242, 259, 3 l 3.
jjlgja: 131, 202, 256.
Géirres, Johann Joseph von: 56-7, 63, 85.
Gage, Matilda Joslyn: 70, 74-5, 78.
gracia
Gaitán, Juan Andrés: 292(n), Galeote, Josefa: 169.
graciagraris daca: 225,245,298,306, 324-5, 328,330.
Galicia: 159, 165,167,215,217,265,313.
Granada: 29.
ganado (saludadores de): 237-8.
Granada, Daniel: 245-6.
Gandía, Francisco: 236.
Grasse, GeorgTheodor: 53.
Garay, lsabel: 162.
Grecia: 128, 136, 188, 198.
García, Catalina (alias La Dalmava): 169.
Gregorio lX: 291.
García, Isabel: 171.
374
Grenoble: 41, 264.
187/194
375
Grimm, Jarnh: 46, 57-8, 62, M, 7+, 110.
Horst, Georg: 46, 52-3.
¡¡ii.1rn: 215 6.
hnrnn !'º"': 200.
Guazzo, Francesco J\laria: 31.
Hueh·a: 40.
Guipúzcoa: 171,213,242,313.
hugr: 13 l, 202, 256.
Guillaume d'Auvergne: 187·.
Hungría: 35,48, 122,130,192.
Guiomar (esclava): 174-5.
incubo: 205.
hacbs:71, 116, 128-9, 132,151, 179-80, 185-9,201 2,210-11,213-14.217, 220,222,253-4, 256,261,309.
infanticidio: l44(n), 151, l52(n), 153-5, 157, 160-l, 163,173,175,181,188, 208.
Halliday,W.B.: 94.
Inglaterra: 31-2, 34-5, 42, 76-7, 84, 93(n), 98(n), 101-2, 157,186,300.
Ho/lnin,'cn: 189.
Inguma: 198,214.
/:famnd,ha: 268-9, 272.
Inocenc:io Vlll: 27, 5 2.
lwmr; 131-2, 202,256.
Inquisición: 28, 32, 35, 49, 68, 111, 117, 125, 141, 14+(n), 167,173,213,233, 236,245, 274(n), 280,304,315, 319(n), 328,333.
Hansen, Joseph: 17, 64, 66-8.
inquisidores: 63, 75, 85, 98(n), 106-8, 117,119,128, 141-3, 161,170,172, !74, 237,239,271,285,298 ,300,303,310,314, 323-+, 328-33.
Hauber, Eberhard David: 48, 50. Hausmannin, Vvalpurga: 156.
Islandia: 37.
hebu: 270.
Italia: 26, 28, 35-7, 48, 71-3, 116-7, 144(n), 153(n), 158(n), 272-3, 289,315, 320 1.
Hécate: 55. Helena (emperatriz): 295.
Izquierda, Juana la: 170.
herejía: 38, 74, 100, 128,143,327.
Jaca: 319,323.
herejía espiritualista: 286, 287(n), 289, 290 (n), 323m 332.
Jac:obo VI: 31.
Hermas: 298.
Jaén: 264.
Herodías: 50, 71, 72(n), 123.
Jarcke, Karl Ernst: 46, 54-7, 63, 68.
Herrera, Licenciado: 40.
Jean d'Arras: 209 !O.
hexcnmcísten: 308.
hidrofobia: 11, 237, 242-3, 259, 265, 269, 271
Jean de Meung: 187. 301.
Joao Manuel: 240.
hierro (amuletos de): 177,183,187,217.
John of :;c1bbury: 188.
hilandería (como actividad feérica): 182,189, 212-3.
Johnson, Richard: 135-6, 247.
billa: 198.
Jouvin,A.: 227.
Hispanoamérica: 174, 176, 227, 244.
Ju:;n de la Cruz: 286(n), 318,322.
Holanda: 308.
Juana de Arco: 75, 92,263,305.
Honorio, Raymundo Jacinto: 313.
kanishíbari: 200.
Hopkins, Matthe\v: 34, 85(n).
Kephart, M.J.: 38.
188/194
377
Kittncdge, Gcorge Lynnn: 17, (,7, 80, 95.
Logroño: 29, 159,163,230, 23+, 259.
kl,\,¡cflk: fü8.
Ló¡wz de A ponte, Francisco: 2·15.
kokma: 209.
Lorena: 36, 37(n), 152(n), 155, 3 l 9(n).
Kreimer, Louis: 275.
Lorenzana, Marciel de: 276(n).
kresniks: 121-3, 131,204,222,257.
Lucifer: 72.
kudlak: 122.
ludak: 201.
La Nuza (parroquia): 319-20, 323, 328.
Luna,Águedade: 171.
Labourd: l 60(n), 21 3.
Lyon: 31,226,275.
Lacan, Jacques: 285.
llanto intrauterino: 243-4, 246, 249, 252, 254-5.
Lamashtu: 181.
Mackay, Charles: 52.
Lamia: S0(n), 183-4, 188,201.
Maddalena: 71-4.
laminak: 214.
Madrid: 159, 162, 164,166,234,265,325.
Lancre, Pierre de: 31, 39, 56, l 60(n), 219.
Maffei, Scipione: 49.
Langenstein, Heinrich rnn: 299.
Magdaleno, Antolín: 236.
Languedoc: 198,220, 222-3, 252.
mah~ 200,205,209,218,223.
lannrkría (como actividad feérica): 180, 188-9, 213.
Majarliza: 264,266.
L'Estrangc Ewcn, Cecil: 17, 95.
mal de ojo: 214(11), 237.
Lea, Henry Charles: 17, 48, 64, 66-8.
maleficios: 58,122,138, 143-4, 152(11), 153, 173(n), 233,278.
Le Camus, Etienne: 41.
Malleus Maleficarum: 24, 27, 30-1, 48, 85, 158-9, 234.
lechuza: 166, 216.
Manoir, Julien: 41.
Lecky, William: 65.
Manzanares, María: 170.
Lecouteux,Claude: 131-3, 138, 190(n), 191,202,256. Leland, Charles Godfrey: 70-5, 78.
marcas de nacimiento: 132, 203-4, 232, 234, 244, 252, 257-8, 267, 269, 272, 279,302,313,323.
León: 216.
Mari: 214.
Letrán (IV Concilio de): 290.
Marie d'Oignies: 289, 291.
licántropos/licantropía: 121,132,203, 222(n), 247,257.
Marruecos: 129(n), 268.
Lilith: 50(n), 182-3.
Marsos: 273-4.
Libia: 183,275.
Martínez de lsasti, Lope: 167-8.
Lima: 245.
Martins, Gaspar: 239.
Lisboa: 174.
Mascarón, Andrés: 280-1, 314.
Lituania: 198.
masque: 220.
lohishómcn: 260.
Mateo, Catalina: 170.
378
189/194
379
STI\IX
l lhl'\'CIC\
Nepal: 255.
Maximino: 262 · 3. mazzeri: 121-3, 204, 222.
Ne" i\\cxico: 176.
Mediterráneo: +2, 267, 270-2, 274, 276.
Nicler, Jobnnes: 2+(n), 156.
mei9a: 215,221.
Nieremberg, Juan Eusebio: 276(n).
Melusina: 21 O.
Nueva España: 177-8, 245.
Menocchio Scandella: 43.
Nueva Granada: l 74-6.
Mesopotamia: 180.
Nueva Inglaterra: 25(n), 34, 65, 98(n).
metamorfosis brujerilcs: 86, 89-90, 115-6, 119, L,8, 166, 175, 178, l 93(n), 222.
Núñez, Francisco: 161,163, 165, 172. Nuremberg: 28.
México: 164, 176-8, 2+5.
Nutini, Hugo: 176-7.
Michelet, Jules: 46, 55, 57-64, 68, 70 l, 73-5, 97.
Ola,·arría y Huarte, Eugenio: 243.
Milano, Guglielma di: 287, 292(n).
opresión nocturna: 175, 195-6, 199,201.
místicas: 289,291,298.
Orense: 167,313.
Moducco, Battista: 106.
Ovieclo: 40,244.
Mone, Franz Josef: 5.S-6.
Pablo (adivino): 254.
monosandalismo: 217.
País Vasco: 168, 212-4.
Montaillou: 43, 222.
Países Bajos españoles: 31, 37, 154, 31 1.
Montcche, Gabriel: 315-6.
Pamplona: 169.
Montefalco, Chiara da: 289.
pan saludado: 230, 265, 269, 273, 310-11, 320.
Monteignez,Alison de: 155.
Panamá: 255.
MonteYideo: 245.
paoliani: 272.
mora: 200-201, 256.
parálisis (sensación de): 180, 19 5, 1% .
/vloravia: 192, 201.
Pearson, Karl: 74-5, 78.
Monno: 183-4.
peinado (corno actividad feérica): 18 9, 2 l +.
Muratori, Ludovico Antonio: 49.
pellizcosdebrujasyhadas: 162-3, 186,189,193.
Murcia: 225, 235, 321.
Pérez, Martín:
Murray, Margaret: 46, 51, 53-5, 57, 68, 70, 74-6, 78-83, 88-90, 92- 103, 105, 109-10, 112-1.S, 133-+.
pesadilla (demonio de la): 132,151, 179-81, 195-202, 204-5, 209,211,214, 221,256,261,279.
Nachtschar: 139-40.
pesadílleu; l 98.,
Nardon, Franco: 13 3, 141 -4.
pesamu: 198.
Navarra: 29, 160-1, 213,279,315.
Pirineos: 29,152,158,198,218, 240-1, 258.
Na,·arro, Gaspar: 232-3, 277, 311-13, 320.
Pf~kunas/Perun: 131.
nereidas: 186, 218(n).
190/194
STRIX H1SP.\:SIC.\
rueda de Santa Catalina: 241,246,258,263,280,307, 313-5.
Perspicaz: 246. Pirnnno, Maifreda di: 287.
Rüfin, Barbara: 15+.
Pócs, ÉYa: 20, 129-31, 133,247,260.
Rumania: 116, 194.
Polanco, Juan de: 41.
Runeberg,Arne: 98-100, 102, 105, 109.
Polonia: 197.
rnsalii: 253.
Pontevedra: 215.
Russell Lc"vcll, James: 65.
Ponzetti, Fenlinando: 273.
Ruysbroeck, vVillem rnn: 135-6.
popobmm: 199.
Portugal: 173-4, 227, 237-8, 260, 264, 328-33 l.
sabbat: 9-11, 17, 24(n), 27, 32, 40(n), 46, 50, 57, 63, 68-9, 73, 75, 77-8, 80, 86(n), 89, 97, 99-100, 107-8, 110, 11 l(n), 113, 118-21, 124-7, 133-4, 139, 143-4, 153(n), 155(n), 156, 158-60, 166,171, 205-6, 208,211,219, 251,296.
posesión (fenómenos de): 9, 33, 136, 190(n), 247, 260-1, 266-72, 276,302.
Saboya: 27, 154,197,222.
Porete, Marguerite: 290(n).
Poveda, Isabel: 164.
Sacro Imperio Romano Germánico: 27, 29, 48.
Poyntynge, Henry: 312.
Sahagún, Bernardino de: 178.
Prada, Andrés de: 40.
Saint-Hilaire, Etienne Geoffroy: 275.
Prieto, Teresa: 161.
Saint Víctor, Richard of: 298.
probatione spirirm,m: 297-9, 303 (ver también discernimiento de espíritus).
Salamanca (ciudad): 206,216,231.
Que,edo, Francisco de: 163, l 64(n).
salamanca (mito folklórico del NO argentino): 176.
Quiteria, Santa: 228-9, 235, 237, 241,258,261, 264-9, 272-3, 280, 301-2, 307,310, 319-20.
Salazar y Frías, Alonso de: 49, 166-7. Salem: 25(n), 34, 65, 98(n), 146.
Rabe, Juan de: 42. Ravensburg: 27.
sali,·a: 330-1, 233-4, 236,238,244,269, 273-5, 301,305,310, 320-1, 323, 329,331.
recién nacidos: 151, 152(n), 157, 160-2, 170,173, 176(n), 178, 180-6, 201-2, 313.
Salomón: 182. Salta: 270.
RelacionesTopográficas: 266. Rémy, Nicolas: 31.
saludadores: 11, 225-30, 232-43, 245,247, 252-5, 258-61, 264, 267-70, 272-3, 276-7, 279-80, 301-2, 305-6, 308, 310-11, 3 l 3-17, 319-33.
rcrenonts: 190(n), 191, 194.
Sah·ador, Jean: 240.
Ribadaneyra, Pedro de: 265.
Salzburgo: 34.
Riccio, Bartolomeo: 273.
samio lapones: 135,247.
Risco, Vicente: 217.
San Atanasio: 298.
Rosa de Lima: 291 (n), 292(n), 318.
San Huberto: 227(n).
Rose, Elliot: 98, 101-5.
San Pablo: 272-3, 297.
Rosellón: 240, 259.
San Pedro, Fray Juan de: 276(n).
Ruclyercl, Sir Benjamín: 42.
191/194
Srn1x H1w.,:-,1c1
Fobián _,! lcjondro Campo[]nC
San Silvestre: 295-6, 299.
Spina, Bartolomeo: 28.
sanadores y especialistas carismáticos: 138, 146, 225, 228, 230, 237, 245, 252, 254,267,272,275-7,285,300-1,307,308(n),209-11,313,316-7,322(n ), 325, 331 (n).
Stoeckhlin, Chonrad: 126, 139-40. Stoker, Bram: 193. strigoi: 115-6, 194-5, 204,222,257.
Sandornl, Fray Prudencio de: 160.
strix: 184.
sangre (bebedores de): 163-4, 174-5, 177-8, 180-2, 186, 191 -3, 195, 201-2, 208-11, 215.
füZJ8ª: 197.
sanpaolari: 271-4, 276, 320-1.
sucubo: 205.
Santa Rita: 267.
Suecia: 34-5, 152(n), 199,305.
Santiago de Compostela: 313.
sueños iniciáticos: 107,239, 252-4.
Santiago del Estero: 245, 332.
Sugo1: 214.
sarra-ma11rn: 198.
Suiza: 26, 31, 34, 36, 43.
Satán: 39, 45, 55-6, 6l(n), 62, 73, 77, 87, 104, 116,159,283,292,295,301.
Summers, Montague: 24, 46, 51, 56-7, 83-8, 344.
Scot, Reginald: 85(n).
s,írhilc: 178, 179(n).
Scott, Sir Walter: 64.
tacto real: 259, 330(n).
SegO\·ia: 163.
tálros
segunda vista: 231, 243, 257-8.
Tan
selfjashioning: 316-7.
tarantismo: 268, 272.
Sel gas y Carrasco, José: 242.
Tartarotti, Girolarno: 46, 49-52, 57,110.
séptimo hijo: 204, 212, 232, 242, 244, 246, 257-9, 279-80, 301, 311-14.
Terreros y Pando, Esteban: 164.
Serbia: 193, 200, 256.
Thíers, Jean Baptiste: 259.
serpari: 273, 320.
Thornasius, Christian: 46(n), 47, 50.
(pi. rá/rosok): 121-3, 130-1, 137, 204, 222, 252, 258(n ).
Sevilla, Fulgencio: 235.
rlahuclpuchi: 176-7.
setens: 246, 259, 268.
Tlaxcala: 176-8.
Sicilia: 41, 274(n), 315.
Toledo: 42, 166, 264-6.
Sidi Ahmed Dghughi: 268.
Tomás de A.quino: 293.
Sidi Ali ben f:lamdush: 268.
Toniuemada, Antonio de: 231, 277.
slogutis: 198.
Torres Villarroel, Diego de: 162.
Soldan, Wilhelm: 46, 58, 63-5, 67-8.
rorerdokrer: 308.
Solané, Gerónimo de: 331 (n).
transubstanciación: 290, 292, 300, 323.
sopor irrefrenable: 169, 177, 193, 197, 202, 209, 211, 2 l 9.
TreYor Roper, 1-lugh: 18, 64,112.
sotré: 198.
Trier: 30, 33, 67.
Sozzi, Jacopo: 273.
trnden: 197.
192/194
Fabián .He1ondro Campognc
STRi~ HbP.S'
Tucumán: 245, 255, 332-3.
\Vürzburg: 33.
Urquiza, Justo José de: 246.
Xorguinas: 164, 172, 208(n), 209- l l, 223.
Valais: 26-7.
.rncladors: 246.
Valac¡uia: 193.
yanas: 189.
valdenses: 100, lOl(n), H-6, 252,309.
Yecla: 321, 323.
Valencia: 236,315, 323.
Ypres: 31 1.
Valladolid: 160, 16l(n).
zahoríes: 243,245,315.
vampiros: 132, 179, 192, 194-5, 201-2, 204,209, 218(n), 256-7.
Zamora. 235.
van Dale, Anthonie: 4 7.
Zanni, Sibillia: 26, 117, 125.
Vanlandi: 197,200.
Zanzíbar: l 99.
lémderie d'Arras: 27.
Zaragoza: 162, 164(n), 169, 233-4, 306(n), 314-5.
recchia reli9inne: 72-3.
Zizek, Slarnj: 285.
Vclnias/Veles: 131.
Zugarramurdi (brujas de): 32, 160, 163, 172.
Venecia: 31,49, 163(n), 183.
zuñi: 176.
Venegas, Juan José ele: 234. Venezuela: 270. Vicente Ferrer: 43, 226. Viernes Santo: 240, 243, 246, 31 S(n). \Tillar de O lalla, Pedro ele: 168. vino (afición de las brujas por el): 170-1, 174, 180, 213, 216. von Greyerz, Peter: 156. Voragine, Jacopo da: 263. rrakhnás: 198.
nielo del alma: 119,136,203. vuelo nocturno: 56, 86, 87(n), 89, 306. warao: 270. Weinreich, Martín: 201. \Vicca: 94. \Vier, Johannes: 157. \Viesensteig: 29-30. wisejolk/ wise-men: Yer cunning-men.
Witsen, Nicholas: 135, 24 7. 386
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Impreso por TREINTADIEZ S.A en noviembre de 2009 Príngles 521 I (Cl l l83AEI) Ciudad Autónoma de Buenos Aires Teléfonos: 4864-3297 / 4862-6294 edí[email protected]
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