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Centro de Estudios Filosóficos Tomás de Aquino

La globalización en Zygmunt Bauman Bernardo Alejandro Rogel Castro

Filosofía del Trabajo y de la Técnica | Mtro. Miguel Mendoza Roldán Viernes, 08 de diciembre de 2017

La globalización en Zygmunt Bauman El presente documento se propone explicar la manera en la que Zygmunt Bauman aborda el concepto de globalización. Bauman es un pensador con tintes socialistas, por lo que en varias partes de este texto se podrá notar cierta afrenta contra el capitalismo. En primer lugar, se tratará de rescatar cuál es la concepción que tiene Bauman sobre la globalización, así como la relación que esta tiene con la distancia, la espacialidad y los límites. En seguida, se buscará comprender la noción de orden global y desorden global, características importantes y opuestas que forman parte de la globalización. Más tarde, se abordará el papel que han tenido los diferentes Estados nacionales en la gestación de la realidad universal actual. Por último, se señalará la carencia que existe en el mundo de un auténtico orden global, lo cual posiblemente será motivo de discusiones futuras en el ámbito político filosófico de todo el planeta.

1.1 La idea de globalización La globalización es un concepto muy complejo, pues contiene en sí misma numerosos y diversos factores que confluyen en una realidad a gran escala por su evidente condición global, provocando que se muestre como una amplia gama de características y movimientos desplegadas en un espacio sin límites: el planeta.1 El sociólogo y filósofo Zygmunt Bauman parte de estos movimientos que tienen lugar en todo el globo para indicar que la globalización es una “red mundial de interdependencias”.2 Estas interdependencias implican que los hechos que ocurren en cualquier lugar de la Tierra pueden tener consecuencias a nivel mundial,3 expandiendo así las acciones particulares. Hay tres factores esenciales que han gestado a la globalización, y, por ende, que esta haya estado haciendo de las acciones particulares fenómenos globales. Según Bauman, la distancia, la espacialidad y los límites son dichos factores, los cuales han sido relativamente superados, por algunas clases sociales, desde hace más de medio siglo.

1.2 La superación de la distancia y la espacialidad. Las distancias han sido parcialmente superadas y la disponibilidad de medios de transporte veloces ha dado lugar al proceso globalizador en que se ha erosionado el espacio terrestre.4 En esta era, con el surgimiento de la red global de información (World Wide Web), se ha impuesto un espacio cibernético al mundo humano,5 por lo que puede decirse de la espacialidad que es nula. Quien tiene acceso a estas herramientas es capaz de posicionarse 1

Zygmunt Bauman. Tiempos líquidos. Vivir en una época de incertidumbre. Trad. por Carmen Corral Santos (México: Tusquets, 2008), 117. 2 Zygmunt Bauman, “El desafío ético de la globalización”, Revista Colombiana de Sociología, n. 21 (2003), 231. 3 Ibid. 4 Zygmunt Bauman. La globalización. Consecuencias humanas. Trad. por Daniel Zadunaisky (2a Ed., México: Fondo de Cultura Económica, 2001), 23. 5 Ibid., 27.

en cualquier lugar del planeta y al mismo tiempo en ninguno. El espacio se emancipó de las restricciones naturales del cuerpo humano, al menos de los cuerpos físicos de quienes poseen el capital, y ahora, este mismo espacio, es organizado por los factores técnicos, la velocidad y el costo.6 Como consecuencia, la movilidad y la velocidad, gracias a los medios de transporte y de transmisión de información, se han convertido en los componentes de la nueva estratificación de las clases sociales,7 ya que, quien posee la velocidad de sus movimientos que desafían toda distancia, se encuentra encima de la jerarquía del poder.8 Es así como los grandes capitalistas y empresarios, las personas del nivel superior, poseen la capacidad de deslocalización, es decir, que no pertenecen al lugar que habitan (físicamente) porque sus inversiones e intereses residen en otra parte.9 Mientras tanto, los habitantes del nivel inferior permanecen atados a las localidades que habitan.10 Para algunos esta capacidad significa actuar a distancia, y para otros, la imposibilidad de apropiarse de la localidad donde permanecen confinados.11

1.3 La superación de los límites territoriales. Por otra parte, los límites que la distancia y la espacialidad establecieron durante siglos también han sido rebasados por aquellos grupos selectos que controlan el capital. Mientras los antiguos terratenientes de los sistemas feudales, debido a su falta de libertad espacial (era preciso para ellos permanecer en su localidad), estaban limitados por su espacio y por las consecuencias que debían afrontar si no lo cuidaban,“[…] los capitalistas de los tiempos modernos no enfrentan límites sólidos como para someterse a su ley”.12 La carencia de límites territoriales ha engendrado una excesiva libertad de movimientos, al igual que falta de restricciones, hecho sin precedentes, del cual gozan las finanzas, el comercio y la industria informática globales.13 Para ellos, es imperativo que no se establezcan límites, no solamente territoriales, sino tampoco políticos ni gubernamentales. Y esto no representa un problema siquiera que haya que evitar, pues, apenas se tratan de imponer los límites, el capitalista tiene pocas dificultades en partir en busca de un ambiente que no ofrezca resistencia.14 La economía se desplaza rápidamente, lo suficiente para mantener un paso de ventaja sobre cualquier gobierno territorial que intente limitar y encauzar sus movimientos.” 15

6

Ibid., 26. Zygmunt Bauman. La sociedad sitiada. Trad. por Mirta Rosenberg y Ezequiel Zaidenwerg (Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica, 2007), 129. 8 Ibid. 9 Bauman, Tiempos…, 108. 10 Ibid., 109. 11 Bauman, La sociedad sitiada, 113. 12 Bauman, La globalización…, 19. 13 Ibid., 91. 14 Ibid., 19 15 Ibid., 75. 7

Asimismo, cuando Bauman apunta a exponer cuál es el atributo fundamental de la globalización, plantea que el principio que la rige es “[…] el carácter indeterminado, ingobernable y autopropulsado de los asuntos mundiales; la ausencia de un centro, una oficina de control […].”16 Esta falta de determinación da la pauta para indicar que la globalización no manifiesta un aspecto de orden y delimitación, sino de caos y desorganización. Y es que cuando Bauman se pregunta si la globalización constituye el “nuevo orden global”, entendido como la estructura mediante la cual confluyen todas las relaciones planetarias, responde que más bien se caracteriza por ser un “desorden global”, concepto que se analizará a continuación.17

1.4 El nuevo “desorden global”. Una de las razones, según Bauman, por las cuales la globalización no se puede traducir como el nuevo “orden global”, es que este último se relaciona directamente con la idea de “universalización”, término del discurso moderno, caído en desuso.18 Esta idea de “universalización” manifestaba, en el siglo pasado, la intención de crear orden, y significaba patentemente un ideal de orden global, una estructura que permitiera la perfecta organización y convivencia de los diferentes Estados y sociedades en el mundo,19 lo cual evidentemente no ha podido ser alcanzado por la civilización humana. Esta “universalización” declaraba la intención de establecer la igualdad entre los individuos, propósito que no permanece en el significado de globalización actualmente utilizado, pues este último “[…] se refiere, ante todo, a los efectos globales, claramente indeseados e imprevistos, más que a iniciativas y emprendimientos.”20 Para Bauman, el que haya un orden global implica que las relaciones que existen entre los actores sociales estén sujetas a supervisión y control político.21 Sin embargo, los vínculos entre sujetos que se han dado en las tres últimas décadas han sugerido todo lo contrario. Los inestables contactos internacionales que rechazan cualquier mediación de agentes políticos y gubernamentales, tal como se da en los valores especulativos de las diferentes bolsas, han repercutido en las realidades concretas de las urbes, cuyos conflictos aumentan de forma vertiginosa: “[…] las ciudades se han convertido en el vertedero de problemas engendrados y gestados globalmente”.22 Esto es prueba de que el “nuevo orden global” es en realidad el nuevo “desorden global”. La globalización en su forma actual ha significado la pérdida casi total de poder y soberanía de los Estados nacionales y la ausencia de algún sustituto eficaz.23 Al no haber reemplazo alguno que ordene y equilibre al mundo “[…] se diría que nadie controla el 16

Ibid., 80. Bauman, La sociedad sitiada, 117-120. 18 Bauman, La globalización…, 80. 19 Ibid., 80-81. 20 Ibid., 81. 21 Bauman, La sociedad sitiada, 119. 22 Bauman, Tiempos…, 119. 23 Bauman, El desafío…, 232. 17

mundo”,24 o al menos de manera explícita. Para Bauman, este control se refiere en sentido estricto a la limitación y canalización de movimientos,25 los cuales, en su mayoría, corresponden al capital económico manejado en casi todas las relaciones globales entre sujetos. Los Estados soberanos son a quienes les compete esta limitación de movimientos, ya que, actualmente, son el único marco existente y, en cierto sentido, efectivo para el balance contable y la mediación política.26 Este autor no considera a los Organizaciones Intergubernamentales como canalizadores efectivos de los movimientos a escala global, debido a que no tienen las facultades propias de un Estado, como la imposición obligatoria normas a las que están sujetos los miembros de un territorio con soberanía27, pues no existe un territorio soberano, como tal, que abarque toda la Tierra.

1.5 El debilitamiento del Estado como causa de la globalización. La globalización, como se ha visto hasta ahora, exige que la soberanía estatal ortodoxa (que había imperado hasta hace tres décadas) se vea gravemente restringida, pues esto es preciso para que los grandes capitalistas mantengan su dominación global.28 Este Estado ortodoxo (tradicional por la defensa de su autonomía) permitía vislumbrar la imagen del “orden global” como la suma de órdenes locales, cada uno de ellos sostenido por la soberanía de un solo Estado territorial.29 La autosuficiencia militar, económica y cultural constituían los tres pilares de todo Estado, y a través de ellos se hacía valer la autoridad que este ejercía sobre su territorio.30 No obstante, hasta antes de la caída de la Unión Soviética, […] los Estados tuvieron que buscar alianzas y ceder porciones crecientes de soberanía. […] Aparecían nuevos Estados que, lejos de verse obligados a entregar sus derechos soberanos, buscaban activa y empecinadamente cederlos, suplicaban que les quitaran la soberanía y la disolvieran en las estructuras supraestatales.31

Este fenómeno se dio en muchas naciones soberanas, lo cual, después de la desintegración del bloque Comunista, desembocó en un debilitamiento de los Estados de forma generalizada. Estos comenzaron a adoptar los modelos neoliberales que permitían la entrada de empresas transnacionales indiscriminadamente, hecho casi imposible de detener hoy en día. Fue entonces cuando el control del equilibrio en los diferentes ámbitos del territorio quedó fuera del alcance mayoría de los Estados, e incluso la distinción (antes evidente) entre mercado interior y exterior es ahora casi imperceptible:32 “Debido a la difusión ilimitada e irrefrenable de las normas de libre comercio y, sobre todo, al movimiento

Bauman, La globalización…, 79. Ibid., 75. 26 Ibid., 77. 27 Ibid., 82. 28 Bauman, La globalización…, 107. 29 Bauman, La globalización…, 85. 30 Ibid., 86. 31 Ibid. 32 Ibid., 88. 24 25

sin trabas del capital y las finanzas, la «economía» se libera progresivamente de todo control político.” No obstante, cabe aclarar que el Estado nacional no surgió tampoco como un nuevo régimen satisfactoriamente recibido por los sistemas comunitarios que le precedieron, al contrario, era el producto final, desfavorable para las pequeñas comunidades, de formas radicalmente nuevas de convivencia humana. El Estado nacional surgió a pesar de los defensores de las tradiciones comunitarias y mediante la progresiva erosión de las soberanías locales.33 Y ahora, se puede notar que los poderes globales, recreaciones de los Estados nacionales primitivos, han buscado rápidamente crear nuevos territorios políticamente independientes, cada vez más débiles, erosionando sus soberanías.34 Los Estados nacionales se han convertido en meros defensores de las políticas neoliberales y de los intereses de las grandes compañías, dejando de lado las cuestiones locales y sus problemas sociales internos. Los verdaderos poderes que determinan las condiciones en las que la humanidad se desarrolla en estos tiempos se mueven en el espacio global, mientras que las instituciones políticas siguen siendo locales.35

1.6 Carencia de un orden global. Como ya se ha mencionado, la carencia de un centro de control ha hecho de la globalización un fenómeno ingobernable e indeterminado,36 ya que, evidentemente, no hay un aparato de gobierno a escala global que controle de manera directa las relaciones que se dan entre países ni las redes de interdependencia que constantemente se encuentran activas. Las iniciativas y las acciones destinadas a poner orden siguen siendo locales; pero no existe una localidad tan amplia como para poner orden a la totalidad de los asuntos globales,37 los cuales sí poseen la autodeterminación, en mayor escala, que en algún tiempo poseyeron los Estados nacionales. Es consecuencia, pues, de esta ausencia de una política global y de autoridades políticas globales, que haya que esperarse violentos conflictos en cualquier ámbito del escenario mundial.38 Tal es el caso del ataque terrorista del 11 de septiembre, el cual puso aún más en evidencia la anarquía de la frontera planetaria y lo palpable del “desorden global”.39 Pues, una de las principales consecuencias de esta nueva libertad global de movimientos, es que resulta cada vez más difícil lanzar una acción colectiva capaz de combatir los problemas sociales.40

Bauman, El desafío…, 234. Bauman, La globalización…, 91. 35 Bauman, El desafío…, 117. 36 Bauman, La globalización…, 80. 37 Ibid., 79-80. 38 Bauman, La sociedad sitiada, 121. 39 Ibid., 124. 40 Bauman, La globalización…, 93. 33 34

Conclusiones La globalización es un fenómeno del que nadie se encuentra exento, ya sea de forma benéfica o perjudicial. Las relaciones económicas y sociales a nivel global han alcanzado los lugares más remotos de la Tierra, sin importar la distancia que se tenga que cubrir para llegar a ellos, pues la superación de la espacialidad ha permitido que la humanidad, o al menos aquellos que tienen posibilidades económicas considerables, puedan posicionarse, o posicionar su capital, en cualquier región del planeta sin límites políticos que se los impidan. Esto, como se pudo explicar, es debido a la carencia de un gobierno que abarca las relaciones globales, capaz de controlarlas en el beneficio de la localidad, la cual podría identificarse con la globalidad hoy en día. Y es que la dependencia humana, los problemas ecológicos, los grandes riesgos económicos que la globalización ha provocado se han vuelto imprevisibles, se han hecho parte de un verdadero desorden global. Se requiere de políticas globales para poder evitar esta incertidumbre en la que el mundo se encuentra sumergido. Es esto por lo que, para Bauman, la globalización puede ser contenida únicamente por medio de algo que tenga alcance global: “Toda respuesta eficaz a la globalización no puede más que ser global.”41 Las propuestas de regresión social, como “volver a campañas tribales”, no son respuestas viables que puedan servir para dominarla.42 El control global depende de que surja un ámbito político de alcance universal. Sin embargo, los actuales actores mundiales se niegan abiertamente a establecer dicho ámbito.43 Esta postura de Zygmunt Bauman busca denunciar, al menos implícitamente, la carencia de límites que tienen el capitalismo y la globalización, que, si bien han permitido tener avances sin precedentes en la historia de la raza humana, estos avances solamente han sido destinados para una minoría.

Bauman, El desafío…, 234Ibid. 43 Ibid., 234-235. 41 42

Bibliografía Libros Bauman, Zygmunt. Tiempo y clase. Guerras por el espacio: informe de una carrera. Después del Estado nacional… ¿qué? La globalización. Consecuencias humanas, 13-101. Traducido por Daniel Zadunaisky. 2a Edición. México: Fondo de Cultura Económica, 2001. Bauman, Zygmunt. Vivir y morir en la frontera planetaria. La frontera gobal. Batallas de reconocimiento. Guerras asimétricas. La sociedad sitiada, 113-130. Traducido por Mirta Rosenberg y Ezequiel Zaidenwerg. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica, 2007. Bauman, Zygmunt. Separados pero juntos. Tiempos líquidos. Vivir en una época de incertidumbre, 103-132. Traducido por Carmen Corral Santos. México: Tusquets, 2008.http://148.228.165.6/PES/fhs/Dimension%20EticoPolitica/Drechos%20humanos%20II/Tiempos%20Liquidos.pdf

Artículos Bauman, Zygmunt. “El desafío ético de la globalización”. Revista Colombiana de Sociología, n. 21. 2003, https://revistas.unal.edu.co/index.php/recs/article/view/11245, 231-235.

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