El Significado De La Filosofía. Grecia E India

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El significado de la filosofía. Grecia e India por Abul Kalam Azad Traducción de Juan Carlos Jurado Reyna

Torre Blanca Quito, 2019

2019

El significado de la filosofía. Grecia e India (Introducción a la obra “History of Philosophy Eastern and Western”: vol. I, George Allen and Unwin Ltd., London, 1952)

por Abul Kalam Azad Traducción de Juan Carlos Jurado Reyna

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INTRODUCCIÓN

Un poeta persa comparó al universo con un antiguo manuscrito, del cual se han perdido la primera y la última página. No es posible decir cómo comienza el libro, ni estamos en capacidad de saber cómo, presumiblemente, terminará. MĀ ZI ĀGHĀZ O ZI ANJĀM-I-JAHAN BI-KHABAR-ĪM AWWAL-O-ĀKHIR-I-IN KUHNA KITĀB UFTĀD AST.

Desde el momento en que adquirió conciencia de sí mismo, el hombre siempre ha intentado descubrir aquellas páginas perdidas. «Filosofía» es el nombre de esta búsqueda y de sus resultados. Para decir qué es la filosofía y cuál es su naturaleza, un filósofo necesita volúmenes enteros, pero a un poeta le basta solo un verso. El propósito de esta búsqueda es encontrar el significado de la vida y de la existencia. Apenas el hombre había alcanzado conciencia de sí, y había comenzado a pensar, dos problemas se presentaron a su mente, a saber: cuál es el significado de su vida, y cuál la naturaleza del universo que ve a su alrededor. No sabemos por cuánto tiempo aquel había buscado, tentando en diversas direcciones; pero vino al fin un momento en el cual se decidió por adoptar una dirección definida y procedió, sin obstáculos, a través del camino de la razón y del pensamiento. Este fue el inicio de la especulación sistemática. El día en el cual el intelecto humano alcanzó este estadio, marcó el nacimiento de la filosofía y, desde aquel día, inicia su historia.

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I

La historia de la filosofía. - Hasta el siglo decimoctavo, el esquema seguido por la historia escrita en Europa fue similar al que había sido adoptado por los historiadores árabes y por los filósofos de la Edad Media; es decir, no buscaban estudiar el progreso de la filosofía desde un punto de vista filosófico, sino, por el contrario, compilaban un elenco de filósofos y de sus escuelas para el uso de quienes estaban interesados. Para expresarnos con exactitud, tendremos que decir que sus exposiciones no eran historias de la filosofía, sino «historias de filósofos». Se puede añadir, entre paréntesis, que este es el término con el cual los árabes se referían a tales libros1. Solo al inicio del siglo diecinueve fueron escritas verdaderas y propias historias de la filosofía, como aquellas que conocemos el día de hoy; y el patrón adoptado desde aquel momento ha sido generalmente seguido. Quien desea escribir el día de hoy sobre este argumento –sea que intente hacer un libro de texto o un libro de divulgación para el gran público– adopta invariablemente (con modificaciones más o menos relevantes) el método expositivo seguido en aquellos libros. Desde entonces, han sido hechos grandes progresos en la historia de la filosofía. Estudiosos de varias naciones han escrito libros importantes; pero, leyéndolos, un hecho ha atraído siempre mi atención: me ha parecido que las exposiciones más autorizadas sobre el origen de la filosofía y su división en diferentes secciones no dan un cuadro completo o

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Los escritores árabes han escrito dos distintos tipos de libros. Un tipo fue principalmente biográfico y trató las vidas para que los relatos de sus filosofías fueran solo incidentales. En la secunda clase de libros, el principal interés estuvo en las escuelas de filosofía, y los relatos biográficos fueron incluidos solo incidentalmente. La primera clase de libros fue llamada «Tārikh-ul-Hukāma» o «Tārikh-ul-Falāsafa» («Historia de los filósofos»). La segunda clase fue llamada «Kitāb-ul-Milale-wan Nahāl» («Libros de sectas religiosas y filosóficas») o «Al Āra wal Malqādāt» («Opiniones y discursos»). Hubo también libros que trataban sobre épocas particulares de la filosofía. Así, Al Fārābi (b. 925) escribió un libro que trata de la filosofía pre y post-Aristotélica. Podemos tal vez describir estos estudios como el primer intento de escribir una historia sistemática de la filosofía.

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verdadero del tema. Hay necesidad, entonces, de una exposición más integral de la historia general de la filosofía. Algunas páginas de esta historia se han perdido definitivamente, así que es imposible recuperarlas. Las fuentes de información no son asequibles. Es sabido que Egipto y Persia habían alcanzado un alto grado de civilización mucho antes de Grecia. Sabemos, de otro lado, que la filosofía griega sobre los orígenes fue profundamente influida por la antigua sabiduría egipcia. En sus escritos, Platón se refiere a las máximas egipcias, en el sentido de sugerir la idea de que su autoridad como fuente de conocimiento era indiscutible. Vino después Aristóteles, quien afirmó que los sacerdotes egipcios fueron los primeros filósofos de todo el mundo. Nosotros, sin embargo, no conocemos las particularidades de las relaciones que existieron entre Egipto y Grecia; pero no solo no las conocemos, sino que no tenemos excesivas esperanzas de poder conocerlas. Tampoco tenemos alguna precisa noción sobre la naturaleza y la amplitud de las especulaciones filosóficas elaboradas en las ciudades de Babilonia y de Nínive. Ni siquiera sabemos si estas especulaciones fueron de alguna manera responsables del nacimiento de la filosofía griega. Lagunas como estas, en la historia de la filosofía, son debidas a las brechas de nuestro conocimiento que, por su propia naturaleza, no parece que serán jamás colmadas. Hay, del mismo modo, otras secciones de la historia antigua de las cuales hoy tenemos un conocimiento más completo, y por esto podemos trazar un esquema más cuidadoso de los orígenes de la filosofía. El mayor conocimiento de la antigua historia hindú nos ha abierto una nueva fuente de información sobre los primeros desarrollos de la filosofía y se ha vuelto posible, por lo tanto, identificar el origen de la reflexión filosófica en un periodo histórico anterior a aquel en el cual comenzó de la mano de los griegos, y determinar también la naturaleza y la amplitud de sus logros en tal periodo. Todavía no somos capaces de considerar

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tales desarrollos con la atención adecuada y nos atenemos, en todo caso, a la limitada visión de la historia de la filosofía que prevalece a partir del siglo decimonoveno. La filosofía europea se originó con las indagaciones filosóficas de los griegos. Sus progresos fueron ralentizados por la difusión del cristianismo, y se puede decir que por un periodo histórico entero la filosofía desapareció del escenario europeo. Después del intervalo de unos cientos de años, los árabes, en el octavo siglo después de Cristo, comenzaron el estudio de la filosofía griega que, más tarde y por su intermedio, renació también en Europa. Con el paso del tiempo, estos estudios condujeron al movimiento de liberación universalmente conocido con el nombre de Renacimiento. Durante este periodo, Europa se aseguró un acceso a los textos griegos originales que hasta entonces solo habían sido conocidos a través de las obras de traductores y comentaristas árabes. Después del Renacimiento, comenzó el movimiento de pensamiento que podemos considerar el inicio de la filosofía moderna. Por lo tanto, la historia de la filosofía a menudo ha sido dividida en cuatro periodos: 1. Antigua; 2. Medieval; 3. Renacentista, y 4. Moderna. Cuando en el siglo XIX los estudiosos europeos quisieron trazar un perfil general de la historia de la filosofía, esta no fue sino una división en periodos anteriores a ellos. También el influjo del cristianismo sobre el espíritu europeo fue un factor determinante de tal subdivisión. Los estudiosos europeos tendían, en efecto, a interpretar el curso entero del progreso humano desde el punto de vista de la emergencia del cristianismo. Por este motivo, la historia de la humanidad fue dividida en dos periodos principales: el precristiano y el cristiano, y subdividieron después este último periodo en otros dos, separados de la Reforma protestante. Los historiadores de la filosofía, por ejemplo, Erdmann, buscaron fijar los diferentes periodos de la historia de la filosofía sobre la misma base. Así, según Erdmann, los periodos de la historia

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de la filosofía son: 1. El periodo griego pre-cristiano; 2. El periodo medieval cristiano, y 3. El periodo moderno posterior a la Reforma.2 Es evidente que este no era el cuadro de la historia general de la filosofía, sino solo de la historia de la filosofía occidental. Sin embargo, como la filosofía hindú y la china todavía no habían salido completamente a la luz, este cuadro limitado tomó el lugar de una historia general, y, con el andar del tiempo, fue aceptado sin discusión. Todas las historias de la filosofía escritas en el curso del siglo XIX, tanto libros de texto como obras de divulgación, siguieron el mismo esquema. Esta perspectiva estrecha de la historia de la filosofía se ha vuelto tan arraigada en nuestras mentes que no hemos podido desecharla, a pesar del nuevo conocimiento revelado por investigaciones posteriores. Cada vez que pensamos en una historia de la filosofía, nos vuelve a la mente este esquema limitado. No podemos explicar, por lo demás, cómo un estudioso de la altura de Thilly, quien escribió en la segunda década de nuestro siglo, hubiese ignorado la contribución de Oriente, y hubiese comenzado su exposición del desarrollo de la filosofía sistemática con los griegos.3 Semejante esquema de la filosofía es incompleto, no solo para quien busca los orígenes, sino también respecto a similares periodos posteriores. Nuestras ideas sobre el desarrollo de la filosofía han estado influidas por esta concepción occidental de los tres o cuatro periodos, a tal punto que no somos capaces de considerarlo bajo una diferente perspectiva. Es generalmente sabido que, antes del inicio de la era cristiana, el pensamiento filosófico budista ya se había cristalizado en escuelas filosóficas bien definidas. Si vamos a estudiar el progreso la filosofía en esas épocas, es necesario atender tanto a sus desarrollos hindúes como a los griegos. Un estudio comparativo de la naturaleza y el objetivo de los discursos filosóficos en esas épocas sería, por lo tanto, de gran interés. Pero las historias tradicionales de la filosofía tienden

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Erdmann, J. E., History pf Philosophy, p. 9. Thilly. Frank, History pf Philosophy, p. 3.

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generalmente a considerar la filosofía europea, ignorando todos aquellos desarrollos y pasando por alto la contribución de Oriente. Desde inicios del siglo veinte, nuestro conocimiento no está más confinado a los cuatro muros de Grecia, y solo hasta ahora ha sido revelada una buena parte del patrimonio filosófico hindú y chino. Sin embargo, estos conocimientos están todavía limitados a la pesquisa de los especialistas, y no han encontrado el lugar que les corresponde en la historia general de la filosofía. Sin duda, algunos historiadores recientes han comprendido cuán estrecha fue aquella concepción antigua. Han hecho tentativas para componer, en lugar de las viejas historias sesgadas de la filosofía, tratados más adecuados a las nuevas exigencias. No obstante, todavía no se puede decir que la vieja y limitada concepción de la historia de la filosofía haya sido sustituida por un tratamiento nuevo y más completo. Y se debe reconocer, de otra parte, que el pensamiento oriental no se ha asegurado, en la historia universal de la filosofía, la posición que le espera. Por todo esto, creemos que es el tiempo de escribir, sirviéndonos del material que poseemos hoy en día, una amplia reconstrucción de la historia de la filosofía, en la cual tanto la contribución de Oriente como de Occidente reciban un reconocimiento adecuado. Con el objetivo de ofrecer un primer esbozo de una historia de la filosofía así comprendida, nos hemos comprometido a compilar la presente obra. Consideraré justificado nuestro esfuerzo, si tal tentativa llama la atención de los estudiosos sobre la necesidad de realizar estudios posteriores para llevar a término este proyecto.

II

Las fuentes más antiguas de la filosofía. - Una cuestión fundamental que se presenta a este propósito es aquella en torno a los inicios de la reflexión filosófica. ¿De dónde deberíamos

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hacer partir la historia? ¿De Grecia o de la India? En otras palabras, ¿qué país presenta las huellas de los primeros pasos de la pesquisa filosófica? Para aquel que investiga la filosofía griega, tenemos conocimiento de algunas de sus fases más antiguas. Es generalmente reconocido que el inicio de la especulación en Grecia no puede ser ubicado antes del siglo sexto a. C. Tales fue el primer pensador griego al que podemos justamente calificar como filósofo. Un hecho particular nos ha permitido fijar su cronología: se dice que mediante sus cálculos astronómicos estuvo en condiciones de predecir el momento exacto de un eclipse que tendría lugar en el año 585 a.C. Después de Tales, dos hombres dieron una nueva dirección del desarrollo del pensamiento filosófico en Grecia: Pitágoras y Sócrates. Pitágoras vivió alrededor del año 532 a.C., y la muerte de Sócrates tuvo lugar en el año 399 a.C. Si, por otro parte, dirigimos nuestra mirada sobre la India del siglo sexto a.C., vemos un cuadro totalmente diferente. En este periodo, en efecto, no se asiste al origen, sino al desarrollo del pensamiento filosófico. No se trata de la aurora de la filosofía como en Grecia, sino a aquello que podemos definir como el pleno esplendor del día filosófico. No se trata de los primeros pasos inciertos del intelecto humano por la calle larga y ardua de la investigación, sino de un estadio que podría haber sido alcanzado solo después de un considerable recorrido. Dos hechos se imponen a nuestra atención en cada discusión sobre este periodo: 1. El surgimiento del budismo y del jainismo tendría lugar en esta época. 2. Antes de la llegada del Buda y del Mahāvīra, existía un considerable desarrollo del pensamiento en India y habían aparecido sistemas que presuponían un largo proceso de especulación filosófica, amplia y profunda. Gautama, el Buda, ocupa un puesto especial entre los hombres más importantes del mundo. Es una cuestión todavía no resuelta si debe ser clasificado entre los profetas o entre los filósofos. En otras palabras, ¿cuál es el valor de su enseñanza? ¿Una nueva revelación o un

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nuevo descubrimiento filosófico? A despecho de una larguísima controversia, tanto la filosofía como la religión siguen reclamando al Buda, cada una para sí. No tengo la intención de repetir esta discusión; diré simplemente que para mí es más natural ver al Buda en el rol del filósofo más que en el del profeta. Él inició sus indagaciones con el objetivo de resolver el problema de la vida, no con el fin de descubrir si Dios existe; y terminó su búsqueda con la solución de aquel problema. En efecto, él no se ocupó de la naturaleza o de la existencia de Dios. Rompió así completamente con aquella vida religiosa de la India, que creía en dioses y diosas innumerables. Buscó y encontró el fin de su búsqueda, sin la meditación del concepto de Dios. El principio sobre el cual basó su búsqueda especulativa había sido también de naturaleza filosófica. Para él, el objetivo de todo esfuerzo humano es encontrar una solución al problema de la vida, y esto puede ser hecho sin recurrir a un Deus ex machina. Naturalmente, ocurrió que, después de su muerte, sus seguidores transformaron muy pronto sus enseñanzas en un verdadero y propio culto religioso; y cuando descubrieron que aquel había dejado vacío el lugar que la religión normalmente asigna a Dios, pusieron al mismo Buda en el trono vacante de la divinidad. Pero este fue un desarrollo del cual el Buda no fue ciertamente responsable. También el jainismo apareció en el mismo periodo y fue aún más indiferente a la existencia de Dios. Como Buda, también Mahāvīra buscó una respuesta al enigma de la existencia, sin ninguna referencia al problema de Dios. Las construcciones intelectuales de los jainistas están fundadas en principios que pertenecen al mundo de la filosofía. Lo que sobre todo me interesa que el lector considere no es la personalidad de Gautama, el Buda, o de Mahāvīra, sino el ambiente intelectual que hizo posible su aparición. El estudio de este ambiente tiene la máxima importancia para la historia de la filosofía. El hecho que la India del siglo sexto a.C. hubiera exhibido el método y la dirección filosófica de Gautama Buda y de Mahāvīra constituye por sí misma la prueba de que el país había desarrollado una extendida y profunda conciencia intelectual. Existía ya una atmósfera en la cual podían

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desarrollarse diferentes teorías e interpretaciones sobre los misterios de la vida. Es claro, de otra parte, que se había alcanzado un estadio en el cual estos problemas podían ser resueltos sin presuponer ni la existencia de Dios, ni la revelación de su voluntad. Un temperamento filosófico similar no emergería en Grecia sino mucho más tarde. La filosofía jónica, que constituye una de las escuelas griegas más antiguas, profesaba la teoría de las almas informantes de los planetas y de los otros cuerpos celestes, que difícilmente podían distinguirse de los dioses y de las diosas de la mitología popular. Cuando eran colocados sobre la cima del monte Olimpo, se trataba de los dioses de la religión; por otra parte, cuando aquellas mismas divinidades revistieron un hábito filosófico y subieron al cielo, adquirieron el título de «Inteligencia de las esferas». Y esta tendencia de la filosofía jónica continuó en todas las escuelas posteriores del pensamiento griego. Si sometemos las almas celestes de Aristóteles a un atento examen, nos percataremos que no son muy diferentes a los viejos dioses helénicos. Es cierto que Sócrates protestó contra el culto religioso, pero tampoco fue capaz de erradicar completamente de la filosofía el influjo de la creencia popular en los dioses. Si, después de una mirada general sobre la historia de la filosofía y de la religión en otros países, nos dirigimos a estudiar cómo la inteligencia hindú reaccionó a sus problemas, nos encontraremos frente a una aproximación del todo nueva. Por otro lado, la filosofía y la religión siguieron vías muy diversas y diferentes; aunque sus vías se han cruzado en ocasiones y la una ha influido en la otra, las dos nunca se han fusionado. En la India, en cambio, no siempre es posible distinguirlas. A diferencia de Grecia, en la India la filosofía no ha estado confinada entre los muros de la academia, sino que se convirtió en la religión de millones de individuos. Las soluciones que Gautama Buda y el Mahāvīra habían encontrado a los problemas de la existencia eran, como hemos visto, de carácter fundamentalmente filosófico, pero su enseñanza creó comunidad religiosa, del mismo modo que la predicación de los profetas

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hebreos. Sócrates, bajo muchos aspectos, fue un personaje único entre todos los pensadores griegos. Aquel fue esencialmente un filósofo, pero llamarlo solamente «filósofo» no describe completamente su personalidad. Cuando pensamos en él, somos inevitablemente conducidos a pensar en Jesucristo. Aquello que conocemos de su vida presenta una estrecha afinidad con la vida de los profetas de Israel y de los yoguis de la India. Él estuvo, a menudo, en estado de trance. Creía también en un oráculo o voz interior que puntualmente lo guiaba en los momentos de crisis. Cuando, en sus últimos días, habló delante del Tribunal de Atenas, fue guiado por el mandato de esta voz interior. Generalmente, Sócrates ha sido clasificado entre los filósofos. Los secuaces del ateniense no buscaron crear una comunidad religiosa basada en sus enseñanzas o en su personalidad. Este hecho muestra claramente la diferencia entre el espíritu hindú y el griego. En Grecia, los elementos de la religión adquirieron las características de la filosofía; en la India, la misma filosofía se volvió religión. La distinción trazada por nosotros entre filosofía y religión no puede, sin embargo, describir exactamente la situación hindú. Si intentamos aplicar a la India el criterio que sirve para distinguir la filosofía de la religión, tendremos que, o bien cambiar el criterio mismo, o reconocer que en la India filosofía y religión han recorrido el mismo camino. Hemos buscado trazar una idea de la estructura intelectual de la India del siglo sexto a.C. desde un análisis de las personalidades de Gautama, el Buda, y del Mahāvīra. Tendremos ahora que examinar la prueba externa que justifica las conclusiones a las cuales hemos llegado desde aquellas consideraciones internas. Esta prueba está tomada del segundo de los hechos que he colocado para la atención del lector. Todos los estudiosos de la filosofía hindú están hoy de acuerdo con el hecho de que la filosofía de los Upanişad había comenzado a desarrollarse antes del aparecimiento del Buda y del Mahāvīra. Es también generalmente aceptado que los Upanişad reconocidos como los más antiguos fueron compuestos alrededor del s. VIII a. C. Los pareceres de los expertos difieren, sin embargo, entre su búsqueda del

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orden en el cual aparecieron los seis sistemas hindúes o «darsánas». Según algunos, la escuela cārvāka se había desarrollado antes de la época de Gautama, el Buda. Ellos ponen en evidencia ciertas referencias en los Upanişad, las cuales parecen atestiguar que ya había sido formulada una interpretación materialista del universo, y esta es la esencia del pensamiento cārvāka. Otros han expresado opiniones similares acerca del sistema sāmkhya y yoga, señalando el hecho de que el budismo contiene algunos movimientos del pensamiento análogo, e infiriendo que estas dos escuelas debían ser, si no anteriores, por lo menos contemporáneas a Gautama, el Buda. Si se aceptan las opiniones de estos estudiosos, los inicios de la filosofía hindú se deberían remontar a mucho antes del siglo séptimo a.C. Es evidente que, para dar cuenta de esta etapa de desarrollo en el siglo séptimo a.C., las especulaciones metafísicas tienen que haber empezado aquí desde hace muchos siglos atrás. En Grecia transcurrieron por lo menos trescientos años para pasar de Tales a Aristóteles. No sería, de hecho, sorprendente también que en la India se hubiese tomado un periodo igual de tiempo, desde las primeras tentativas de especulación filosófica, para desarrollar el sistema del sāmkhya, del yoga y del cārvāka. Sería, por lo tanto, una plausible inferencia sostener que los inicios de la filosofía puedan ser trazados a cerca de mil años antes de Cristo. El estado actual de nuestros conocimientos, sin embargo, no nos permite ir más atrás. Sin duda, existen indicaciones que parecen conducir a esta conclusión: la historia no puede basarse en suposiciones e inferencias, y no puede asegurar nada sin pruebas tangibles. El hecho es que no tenemos tales pruebas. Una posición segura sería, no obstante, estar de acuerdo con aquellos estudiosos modernos que aseguran que la evidencia del desarrollo de estas escuelas, antes de la época de Gautama, el Buda, no es definitiva. Todo lo que podemos decir con certeza es que en la época del Buda ya se habían sentado las bases sobre las cuales se construyeron los seis sistemas de filosofía. Negar aquello sería menos que verdadero, pero asegurar algo más sería una exageración. Los versos de los Upanişad, que alguno considera como prueba de la

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existencia de escuelas en conflicto entre ellas, podrían ser más propiamente interpretados como anticipaciones de sus posiciones. Ellas podrían ser vistas como evidencias del hecho de que diferentes puntos de vista habían empezado a emerger. Es claro, desde estos accesos, que algunos de los pensadores de la época habían empezado a dar interpretaciones materialistas del universo. Tales consejos pueden haber sido considerados como la base de la filosofía cārvāka, pero de aquí no se sigue que la filosofía cārvāka haya aparecido como un sistema completamente desarrollado. Aquellos estudiosos que insisten en sostener la anterioridad cronológica de las escuelas sāmkhya y yoga, respecto al tiempo de Buda, por el hecho que el budismo y estos sistemas filosóficos tienen ciertas similaridades, olvidan que el mismo argumento podría conducir a conclusiones opuestas. El hecho de la similaridad entre ellas puede ser igualmente bien usado para inferir que el budismo fue anterior que las escuelas sāmkhya y yoga y había influido en ellas. Estas discusiones prueban, de este modo, dos cosas: a) que ocurrió un considerable desarrollo de la filosofía de los Upanişad antes de la edad de Gautama, el Buda; b) los fundamentos de algunas otras escuelas habían ya estado puestos; sin embargo, nada prueba con certeza que hubiesen alcanzado en ese entonces su completo desarrollo. En cualquier caso, podemos decir con certeza que una considerable actividad especulativa había precedido a la aparición de el Buda. El estudio de la historia de la filosofía nos conduce, pues, a la incontrovertible conclusión que la especulación filosófica comenzó en la India antes que en Grecia. El segundo siglo a.C. señala el inicio de la filosofía griega, mientras en la India había ya un considerable desarrollo filosófico. Por esto, en una historia general de la filosofía debemos comenzar la exposición con la India y no con Grecia.

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III

Misticismo y filosofía. - La filosofía hindú más antigua se encuentra en los Upanişad, cuyo carácter es netamente místico y religioso. A pesar de este hecho, no tendremos que llegar a la errónea conclusión –como Zeller o Erdmann– que la filosofía hindú más antigua estuviese excluida de una exposición de la filosofía empírica racional4. Es verdad que, en la medida en la cual el misticismo es la experiencia de un individuo, no podemos aplicar los criterios de la indagación filosófica. Pero, cuando se hace una tentativa de construir un coherente sistema especulativo sobre la base de este tipo de experiencia, este no solo debe ser incluido en la esfera de la filosofía, sino bien puede constituir una parte importante de él. ¿Qué es la filosofía? Es la indagación sobre la naturaleza de la vida y de la existencia. Hay dos maneras de ponerla en relación con la realidad: una empieza y termina con la revelación y la tradición, nosotros la llamamos religión. La segunda depende del libre ejercicio de la razón y del pensamiento, y es la llamada filosofía. Desde sus primeros tiempos, la investigación filosófica adoptó uno u otro de los dos diferentes modos para aproximarse a sus problemas. Uno es a través del mundo del ser interior del hombre y el otro a través del mundo externo a este. El pensamiento hindú presenta la característica de haber prestado siempre la máxima atención al mundo interior más que al mundo externo. No comienza con una investigación de los fenómenos externos y llega hasta la realidad interior, sino, por el contrario, parte de la comprensión del mundo interior y se mueve hacia el mundo de los fenómenos. Este fue el método adoptado por la filosofía de los Upanişad. También en Grecia un procedimiento similar había sido seguido por las primeras escuelas filosóficas o, por lo menos, no estaba excluido de su lineamiento general. Aquello que sabemos

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Erdmann, J. E. History of Philosophy, p. 13; Zeller, E., Outline of the History of Greek Philosophy, p. 2.

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de la filosofía órfica, o de aquella pitagórica, tiende a confirmar esta aseveración. El método dialéctico de Sócrates era, sin duda, de naturaleza lógica, sin embargo, declaraba ser también guiado por una voz interior. A semejanza de la filosofía hindú, también el motor de algunos filósofos griegos fue el «conócete a ti mismo». En su idealismo, Platón sembró las semillas de un futuro desarrollo del misticismo, así como del conocimiento del yo interior, pero su discípulo Aristóteles no quiso seguir ninguna de estas dos direcciones especulativas. Finalmente, el misticismo se asentó en Alejandría y culminó con la filosofía neoplatónica. No podemos decir con certeza si la filosofía hindú de los Upanişad había contribuido al desarrollo de esta escuela alejandrina. Sin embargo, sabemos que en aquel periodo Alejandría se había convertido en el punto de encuentro de las religiones y de las civilizaciones de Oriente y de Occidente. Así como los dioses de diferentes religiones se habían reunido en un mismo «centro de negocios» y condujeron a la fundación del Serapeum, parece probable que las diferentes corrientes del pensamiento y de la búsqueda humana se encontraron aquí, mezclándose en un único río. ¿Cuál es el principio básico del misticismo? Es que el conocimiento de la realidad no puede ser obtenido a través de los sentidos. Si deseamos alcanzar la realidad, debemos retirarnos del mundo de la sensibilidad hacia aquel del sentido interior. Este principio, en una y otra forma, operó en los sistemas filosóficos desde Pitágoras hasta Platón. Platón hizo una tajante distinción entre el mundo del pensamiento y el mundo de lo sensible. Él expresó esta diferencia por la analogía de la distinción entre la luz del mediodía y la penumbra. Según él, todo aquello que percibimos a través de los sentidos es percibido en la penumbra. Lo que percibimos a través del intelecto es visto en la clara luz del día. Él subraya, una y otra vez, la distinción entre apariencia y realidad. Los sentidos pueden alcanzarnos solo el mundo de la apariencia, pero no el de la realidad. Platón concibe la realidad última como el bien. La ciencia, el conocimiento y la verdad tratan con Ideas que son como el bien, pero solo el bien es, en

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última instancia, real. Nosotros no podemos alcanzar lo real a través de la mediación de la sensible. El famoso mito de los habitantes de la caverna, que aquel relata en La República, es la declaración final de su filosofía. Se cree que él no habla de aquella razón intuitiva que constituye el fundamento de la filosofía de los Upanişad; la forma en que repudia los objetos dados por la experiencia, a través de la percepción sensible, lo trae muy cerca de una actitud de los místicos hacia el mundo sensible. Hay también otra similitud entre la filosofía hindú y la griega que no debe ser desestimada. El concepto de nous de la filosofía griega no es muy distante al ātman de la filosofía hindú. Platón rechazaba las opiniones de Anaxágoras y distinguía entre dos especies de alma, considerando a la una inmortal y a la otra, mortal. El alma mortal (alma irracional) no es libre de la influencia del cuerpo, y puede ser denominada «ego». El alma inmortal es la Idea del universo y es libre de toda influencia del cuerpo. Esta alma inmortal es llamada por él «alma universal». Por lo tanto, si intentamos contrastar el concepto de Platón del alma mortal con el del alma inmortal, este no será muy diferente del contraste entre jīvātman y paramātman de la filosofía hindú. No sería, pues, apropiado excluir la filosofía de los Upanişad de una exposición general de la filosofía por el motivo de que esta es mística. Si lo hacemos, también tendríamos que excluir una parte importante de la filosofía griega de cualquier esquema general. De otro lado, debemos recordar que la filosofía se diferencia de la no-filosofía por la diversidad, ya no del argumento, sino del método y del proceder. Si las conclusiones a las que una persona llega se fundan en la autoridad de la revelación o en el éxtasis individual, tendríamos que describir, más exactamente, sus descubrimientos como teología o misticismo, y no como filosofía. No obstante, si esta persona adopta un método de construcción intelectual y considera que el misterio de la existencia tiene que ser resuelto en el plano racional, nosotros no podemos excluirla del rango de filósofos, a pesar de que las creencias religiosas o místicas

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pueden haber influido en ella. Actualmente, parte del material más importante de la filosofía se deriva de tales discursos. En el seno del cristianismo y del islam se desarrollaron las escuelas que buscaron subordinar la filosofía a la religión. Pero sus discursos han sido, por consenso general, incluidos entre los escritos filosóficos. La razón para esto es que ellas buscaron defender la religión en contra de los ataques racionalistas por medio del uso de medios racionales. Los discursos de San Agustín y de los posteriores escolásticos cristianos no pueden, por lo tanto, ser excluidos de la literatura filosófica. Las mismas consideraciones pueden ser aplicadas a la escolástica musulmana. En cuanto a lo que concierne a la filosofía árabe, una de las escuelas de las cuales puede estar orgullosa sería excluida si abandonamos esta literatura escolástica. Entre los filósofos árabes, los nombres de Ibn Sina (Avicena) y de Ibn-al-Rushd (Averroes) son bien conocidos, pero aquellos no fueron portavoces de la verdadera y propia filosofía árabe porque, en efecto, fueron seguidores y comentaristas de Aristóteles. Si queremos indagar sobre la verdadera y propia filosofía árabe, debemos dejarlos a parte y volver, en cambio, a estudiar los escritos de aquellos escolásticos que, a menudo, fueron considerados como los antagonistas de la filosofía griega. Es interesante notar que en los tiempos modernos el obispo Berkeley, que se dedicó a la especulación filosófica con el objetivo de establecer la verdad de la religión, ha sido siempre contado entre los filósofos. Ninguna historia de la filosofía puede ser llamada completa sin una exposición de sus obras. Tampoco está justificada la crítica de Zeller de que «la filosofía hindú nunca perdió contacto con la religión y nunca llegó a ser independiente»5. Él tal vez tenía en mente la veneración en la cual los Vedas fueron generalmente tenidos, pero probablemente no estuvo consciente de que ahí hubo por lo menos tres Escuelas no ortodoxas que repudiaron la autoridad de los Vedas. Ni el budismo, ni el jainismo ni la filosofía Cārvāka dependen de la autoridad o

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Zeller, E., Outline of the History of Greek Philosophy, p. 2.

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la tradición para estos fines. No solo así, sino que también entre las escuelas ortodoxas, las filosofías nyāyā y sāmkhya a menudo no tributaron más que un mensaje formal a la autoridad y a los Vedas. Nosotros podemos, sin embargo, libremente decir que la filosofía hindú ya había establecido una posición independiente de la religión en la época de Buda.

IV

Contactos filosóficos entre India y Grecia. - Hay otra cuestión a la cual me gustaría referirme. Si es un hecho conocido que la filosofía empezó en India antes que en Grecia, ¿sería injustificado suponer que la filosofía hindú pudo haber tenido alguna influencia en el inicio de la filosofía griega? Sabemos que la civilización del Nilo y el Eúfrates se desarrolló mucho antes que en Grecia. Tenemos razones para creer que la influencia de estas civilizaciones contribuyó al primer desarrollo de la filosofía griega. No obstante, ¿podemos también establecer relaciones, sea directas o indirectas, entre India y Grecia? Los historiadores contemporáneos han discutido este problema, pero no han obtenido todavía ninguna conclusión segura. Es verdad que algunas de las escuelas filosóficas griegas más antiguas presentan características que tienen una sorprendente semejanza con los modos de pensar hindúes. Tales semejanzas hacen pensar en una influencia del pensamiento hindú. Esto se aplica, especialmente, al culto órfico. Los historiadores están generalmente de acuerdo en que este exhibe elementos que son esencialmente no-helénicos en su naturaleza y sugieren una derivación asiática. La idea de la salvación como liberación del alma desde el cuerpo es el tema central del culto órfico. Zeller admite que esta idea había tenido origen en la India, sin

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embargo, afirma que los griegos la habían obtenido de Persia6. La búsqueda posterior todavía no indica que una idea tal de liberación o mokşa haya sido un elemento esencial en la religión de Zaratustra. No sería, por esto, irracional suponer que este concepto hubiese pasado de la India a Grecia e influyera directa o indirectamente a las primeras escuelas filosóficas griegas. Era una creencia aceptada en Grecia que un viaje a Oriente fuese necesario para la adquisición de la ciencia y de la sabiduría. De varios filósofos se narra que habían viajado a Oriente por amor del saber. Leemos de Demócrito que aquel pasó un largo periodo en Egipto y en Persia. De Pitágoras se dice que, cuando dejó su patria, Samos, viajó a Egipto. Es también conocido que también Solón y Platón habían recorrido largamente el Oriente. No sería, pues, nada de extraño que Pitágoras o algunos filósofos griegos del primer periodo hubiesen llegado a la India; pero no hay pruebas históricas. Ha sido generalmente reconocido que la filosofía de Pitágoras contiene elementos típicamente hindúes. Si expusiésemos su filosofía sin utilizar su nombre, un estudioso de la filosofía hindú podría creer haber leído la exposición del pensamiento de un filósofo de ese país. Cómo y por qué haya ocurrido esto es uno de los problemas irresueltos de la historia de la filosofía. Encontramos en los relatos sobre Alejandro que su maestro, Aristóteles, le había pedido que averiguara el estado del conocimiento entre los hindúes. Esto sugiere de por sí la idea de que la fama de la sabiduría hindú había conquistado a Grecia antes de la invasión de Alejando. Muchas leyendas sobre Alejandro habían sido elaboradas después de su muerte. Escritas en griego, algunas fueron traducidas del sirio al árabe. Podemos encontrar retablos de sus encuentros con filósofos hindúes: él hace sus preguntas en torno a cuestiones filosóficas y admite, en fin, que la filosofía en la India había alcanzado un nivel superior al de Grecia. Estas narraciones no pueden ser consideradas históricas; sin embargo, indican que la fama de la sabiduría hindú se había difundido hasta aquellas regiones. Esto se confirma por el hecho de

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Zeller, E., Outline of the History of Greek Philosophy, p. 2.

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que tales historias fueron compuestas libremente y las personas las escucharon con interés y credibilidad. Se dice que estas leyendas fueron compuestas entre el siglo I a. C. y el primero de la era cristiana. Sabemos que, en conformidad con su práctica habitual de fundar colonias griegas en todas las tierras conquistadas, Alejandro se estableció en las riberas del Indo. Sabemos, por otro lado, que el fundador de la escuela escéptica, Pirro (n. 275 a.C.), formó parte de la armada que fue con él a la India. Después de la muerte de Alejandro, Seleuco Nicator estableció estrechos contactos con Chandra Gupta Maurya, y mandó a Megastenes como su embajador a su corte. Así se establecieron relaciones entre los hindúes y los griegos, incluso antes de la época de Aśoka. Esto apoya la teoría de que también se habían producido intercambios intelectuales entre ellos. En cuanto a Aśoka, sabemos por una inscripción hasta hoy existente que aquel envió misioneros a los países mediterráneos y a todos los reyes macedonios, bien que, desafortunadamente, no se ha conservado ninguna narración occidental de estas misiones.7 En este momento podemos indicar las conclusiones a donde nos conducen las pruebas de las cuales disponemos. Los países recordados en la inscripción de Aśoka habían recibido, ciertamente, el mensaje del budismo. Es probable que este este haya logrado todavía más, puesto que en aquellos días el budismo era una vigorosa religión proselitista. Es también probable que la influencia de India haya alcanzado Grecia, incluso antes de los días de Aśoka. Hemos hablado ya de la notable semejanza entre el pensamiento hindú y algunas de las primeras escuelas griegas, particularmente la filosofía de Pitágoras. No menos vamos a asumir que aquellas similitudes sean enteramente fortuitas: ahí tienen que haber ocurrido los contactos entre India y Grecia. Esos contactos probablemente resultaron en que el pensamiento hindú

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Cf. La siguiente inscripción de Aśoka, citada en Bevan, House of Seleucus. Vol. I, p. 298: «Y esta es la principal conquista en opinión de Su Majestad ―la conquista por medio de la Ley; esta es también efectuada por Su Majestad tanto en sus dominios como en todos los territorios vecinos a lo largo de seiscientas ligas― incluso donde el rey griego Antíoco transita, y detrás de donde Antíoco, donde circulan los reyes llamados Ptolomeo, Antígonos, Magas y Alejandro… y como aquí, en los dominios del rey, entre las Yonas (es decir, los griegos de Punjab)».

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influyera en el pensamiento griego, pues la filosofía hindú había ya alcanzado un considerable desarrollo y conseguido un mayor grado de madurez que las primeras escuelas de filosofía griega. Todas estas afirmaciones sustentan la teoría de que la filosofía hindú había contribuido al desarrollo de la primera filosofía griega. Pienso que no tenemos conocimientos definitivos de la naturaleza y extensión de este tipo de contribución. Lo que yo he escrito aborda desde lejos la posible influencia de la filosofía hindú sobre la filosofía griega. Debemos ahora considerar el otro aspecto de la cuestión, es decir, ¿cuáles fueron, si lo fueron, las influencias de la filosofía y la ciencia griega en la India? Es difícil presentar una exposición detallada de aquello que podemos considerar definitivamente acertado. Se puede todavía decir con cierta seguridad que, aproximadamente en el cuarto siglo antes de Cristo y en adelante, la astronomía hindú había sido influida por la astronomía griega. En efecto, algunos términos griegos se volvieron de uso corriente en la India. Un notable astrólogo hindú, Varāhamihira, quien murió alrededor del año 587 después de Cristo, se refería a los astrónomos griegos en su libro Bṛhat-Saṁhitā. Otro escritor de este periodo, citado por Alberuni en su Indica, escribió grandes elogios de los estudiosos griegos. De todo aquello, podemos inferir con certeza que después del siglo tercero d. C. la India se había familiarizado con el conocimiento griego y que su influencia había caído entre los círculos intelectuales de aquel lugar. Sin embargo, en lo que concierne a las diferentes escuelas de la filosofía hindú, es difícil decir en qué grado habían sido influidas por el pensamiento griego. En resumen, nuestras conclusiones serán razonables si seleccionamos dos periodos en la era pre y post-cristiana. Podemos decir que, en la era pre-cristiana, la filosofía griega en sus primeras fases fue influida por la filosofía hindú. Por cuanto respecta a la era cristiana, hay razones para creer que algunos aspectos del pensamiento hindú fueron influidos por el conocimiento griego.

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V

Grecia e India. - Quisiera dejar en claro que mi insistencia sobre la necesidad de una historia general más amplia de la filosofía está fundada únicamente sobre consideraciones históricas. No se trata de exaltar o disminuir la contribución de cualquier país o pueblo. Nosotros hemos dividido a la humanidad en grupos, basados en límites geográficos, y hemos pintado a Europa, Asia y África con diferentes colores en el mapa del mundo. Pero el mapa del conocimiento humano no puede ser dividido en regiones de diferentes colores. El conocimiento está por encima de toda limitación y de todo confín. Cualquiera sea la región del globo donde haya emergido por primera vez, el conocimiento es la heredad común de todo el género humano. Todos los seres humanos, independientemente de su país o nación, pueden apelar a este con igual derecho. El hecho de que Sócrates haya nacido en Grecia y los escritores de los Upanişads, en la India, puede ser un dato biográfico importante, pero es irrelevante en lo que concierne a la historia del conocimiento humano. Es cierto que Sócrates fue griego y los escritores de los Upaniṣads, hindúes. Sin embargo, el aporte que ellos hicieron al conocimiento no es ni griego, ni es hindú, y pertenece a la humanidad completa. Si la filosofía empezó en India antes que en Grecia, la única consecuencia sería que debemos empezar la exposición histórica por la India. Pero esto no da un valor especial a la India, ni resta nada a la gloria de Grecia. Podemos aplicar al conocimiento humano aquello que el poeta árabe ha dicho de la tribu de banu-Amir:

LᾹ TAQUL DᾹHURᾹ BI-SHARQI NAJDIN KULLU NAJDIN LIL-ᾹMIRῙYATI DᾹRU

No digas que su casa es al Este de Najd, porque todo el Najd es la propiedad de la tribu de banu-Ᾱmir

VI

La filosofía mundial. - Ya he mencionado una de las consideraciones principales que nos ha motivado a la compilación de esta obra, pero hay otra consideración que es tal vez de 21

mayor importancia. Hasta ahora, la fragmentación de la filosofía en diversos compartimentos ha impedido tratar los problemas filosóficos desde un punto de vista verdaderamente universal. El creciente control de las fuerzas de la naturaleza ha traído, uno junto a otro, a hombres de diferentes regiones. Diversas culturas han entrado así en contacto estrecho. Estos contactos estrechos han creado las condiciones en las cuales las contribuciones de los diferentes pueblos pueden ser traídas a un único fondo común del conocimiento humano, y han hecho, de otro lado, más asequible a la filosofía el deber de conciliar los diversos principios que subyacen a la perspectiva de diferentes civilizaciones. La elaboración de una filosofía mundial ha devenido el día de hoy materia no solo de interés teorético, sino también de gran urgencia práctica. Desde este punto de vista, la historia de la filosofía debe ser reescrita. No solo se debe reconocer por completo las contribuciones de las diferentes naciones y periodos, sino también hay que asignarles el lugar que propiamente les corresponde en la evolución de una filosofía mundial común. Por ejemplo, al estudiar el problema del conocimiento, hemos considerado hasta el día de hoy los puntos de vista de tanto de pensadores hindúes, como de epistemólogos griegos o de filósofos árabes. En consecuencia, hemos observado los problemas filosóficos, no desde su pura luz, sino a través de los lentes de una perspectiva nacional o geográfica. Debemos buscar una solución a este problema, que tomará en consideración los resultados conseguidos por estos diferentes sistemas. Esta es la única vía para afrontar los problemas de la filosofía desde un punto de vista verdaderamente filosófico. El presente trabajo, en verdad, no ha examinado los problemas de la filosofía desde un punto de vista sinóptico. Ha debido, por lo menos, traer siempre a un mismo compás el conocimiento alcanzado por diferentes personas en diferentes tiempos. Espero que esta acumulación de materias en un fondo común sirva como un primer paso para la escritura de la historia de la filosofía mundial, la cual solo puede responder a las necesidades de la humanidad en la coyuntura actual.

VII

Conclusión. - Hemos iniciado esta introducción citando a un poeta persa, el cual dice que la primera y la última página del libro de la existencia se han perdido. La filosofía constituye el intento por recuperar aquellas páginas. Han transcurrido cerca de tres mil años en esta búsqueda, pero las páginas perdidas todavía no han sido encontradas, ni hay esperanza de que puedan serlo en el futuro. La historia de la filosofía es la historia de esta búsqueda. Aunque 22

aquella no pueda hablarnos del cumplimiento de su fin, nos ha dejado una fascinante historia de viajes e indagaciones. Los peregrinos de la filosofía no lograron asegurar el objeto de su búsqueda, pero en el curso de su viaje consiguieron algo de gran valor: en su indagación por la filosofía, descubrieron la ciencia. La ciencia ha dado al hombre un nuevo poder, pero no le ha dado la paz. Apareció primero como un objeto de construcción, pero amenaza con volverse un medio de destrucción. Ha llegado el momento en el cual la filosofía debe voltear su atención hacia los problemas de la paz humana. Si tiene éxito en esta búsqueda, se reencontrará con la paz que el hombre había perdido; entonces, aunque no pueda escribir las dos páginas extraviadas, escribirá un nuevo libro para la humanidad. La filosofía tendrá aquel día el derecho de proclamar, con las palabras de otro poeta persa: RAHRAWĀN RĀ KHASTAGI-YE-RĀH NĪST ISHQ HAM RĀH AST-U-HAM KHUD-MANZIL AST

Aquellos que siguen este camino no se detienen jamás, porque este es tanto el camino como el destino.

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