EL CUERPO SOCIAL DETRÁS DE LA VIOLENCIA SEXUAL CONTRA LA MUJER Y SU IMPORTANCIA PARA EL INICIO DE UNA NUEVA HISTORIA. Daniela Veloza Caicedo
La violencia sexual contra la mujer se ha convertido lastimosamente en un tema común en la actualidad, esto es debido a las miles y miles de experiencias relatadas por mujeres quienes han alzado la voz y han contado sus historias de abuso sexual, con el fin de que se haga justicia en estos casos, pero también con el fin de obtener un reconocimiento ante la sociedad de este tipo de violencia para erradicarla. Es por ello que este tema puede tanto, tocar fibras sensibles, empoderar a mujeres para hablar, como también puede generar revictimización, quebrantando su dignidad y generando juicios de valor apegados a un sistema patriarcal y machista. En este ensayo pretendo dar mi opinión como profesional en formación de trabajo social pero también como mujer que ha sido víctima de múltiples violencias a lo largo de la vida, frente a la posibilidad de colectivización del cuerpo que ha sido transformado por esta violencia, mostrando el cuerpo individual de la mujer víctima de abuso sexual y su capacidad de convertirse en un cuerpo social, rompiendo con la noción moderna de cuerpo como objeto y por el contrario reconociendo aquellos signos que alteraron la vida cotidiana y se convirtieron en duelos compartidos con fin último de construir de una nueva historia para la mujer actual. Para iniciar es importante tener en cuenta la representación actual del cuerpo moderno occidental, el cual es tratado bajo la noción de objeto individualizado y no busca tener relación con otros cuerpos ni con la naturaleza y por el contrario se ve como una máquina que tiene como función ser una herramienta más de producción y fortalecimiento del sistema capitalista, se pierde la idea del cuerpo como sagrado y se comienza a comprender este como una sinécdoque de la modernidad la cual busca romper con las estructuras simbólicas, destruyendo la tradición y destruyendo toda forma de construcción de cuerpos colectivos. El cuerpo colectivo lo podemos entender desde la visión de David le-breton como un signo de los antepasados, un puñado de códigos elaborados culturalmente y la participación del cuerpo en el mundo y del mundo en el cuerpo, donde la dimensión colectiva que tiene nuestro cuerpo no es sólo biológica, sino lleva consigo referentes socio-culturales que también hacen al cuerpo. El cuerpo colectivo es entonces el resultado de un ritual, de un reconocimiento de los antepasados, las afectaciones que han tenido y las transformaciones que de igual manera han generado. Es acá donde podemos relacionar la problemática de la violencia sexual contra la mujer y la consolidación de un cuerpo social como la voz de un colectivo que genera acciones, comparte experiencias, dolores y signos, reconociéndose como una comunidad de víctimas y no víctimas que padecen, perciben, persisten y resisten este tipo de violencia, recordado colectivamente sus pérdidas y haciendo duelo de ellas, con el fin de absorber, sobrellevar y/o
articular la cotidianidad usandola a beneficio, evadiéndola o simplemente coexistiendo con ella. Un ejemplo claro de esto son los diferentes movimientos sociales liderados por mujeres y para mujeres que brindan no solo un acompañamiento jurídico - legal sino que también se convierten en redes de apoyo y de cuidado que permiten la reivindicación y el reconocimiento como mujeres de derechos, sujetos políticos y en búsqueda de nuevas miradas desapegadas de la erotización, la subalternidad, la discriminación. Estas elaboraciones colectivas permiten darle un valor de resistencia a quienes fueron víctimas y sus voces fueron silenciadas, a quienes siguen siendo víctimas y aún no están seguras de ejercer acciones frente a esto, generando fortaleza y credibilidad de la palabra y el testimonio, elaborando duelos colectivos a través de la re-construcción de la vida cotidiana, siendo el poder de soportar y de levantar la voz un camino para la sanación y construcción de una nueva historia. Cuando miramos la historia universal y el papel de la mujer es más que claro que la subalternidad se ha transversalizado de tal forma que se ha convertido la violencia contra ella en algo natural, algo tradicionalmente aceptado y algo con lo que las mujeres, por el simple hecho de ser mujeres, tienen que convivir o sobrevivir. Visto esto desde la noción del devenir de Hegel y Marx se puede comprender desde dos visión la historia universal, en primer lugar desde la perspectiva hegeliana la historia ha llegado a su fin desde la consolidación de los procesos de estado - nación y el proceso modernizador donde a partir de esto ya no se busca cambiar la idea de la historia sino perfeccionarla mediante la superación de “errores” conservando la racionalidad del estado y en segundo lugar se encuentra la idea marxista de la historia la cual se ve como el nacimiento de lo nuevo y la desaparición de lo viejo mediante la lucha de los contrarios, la concepción dinámica de la realidad y la historia como producto material de la conciencia histórica. En relación con lo anterior, la violencia sexual contra la mujer se puede decir que ha sido transhistórica, mediante múltiples dominaciones de poder que han recaído en ella; es por ello que cuando se habla de la construcción de una nueva historia para la mujer actual, se habla precisamente de la conexión que se puede hacer entre Marx y Hegel, donde se busca a partir de las afectaciones ocasionadas por la violencia sexual la superación mediante diversas acciones, legales, simbólicas y colectivas que conserven el signo, la rasgadura colectiva que generó dicha violencia, pero también se construyan y se transformen en una concepción dinámica de la realidad convirtiéndose en una constante lucha contra aquellos que sigan sumergidos en la noción de superioridad y por ende pretendan atentar contra el cuerpo social de la mujer. Para culminar es importante realizar la reflexión frente a la acción de un cuerpo la cual es la acción de un pensamiento, ya que no hay cuerpo que no sea una idea que lo afecte y lo haga imposible cambiar, la única manera de destruir la idea es destruyendo el cuerpo, pero por más que se quiera destruir la idea de la mujer como cuerpo social, siempre existirá una lucha y un devenir histórico que enmarca la construcción de una nueva historia.