Introducción Benito Pérez Galdós (Las Palmas de Gran Canaria, 10 de mayo de 1843 Madrid, 4 de enero de 1920) fue un novelista, dramaturgo y cronista español. Se trata de uno de los principales representantes de la novela realista del siglo XIX y uno de los más importantes escritores en lengua española. Realismo El Realismo literario es una corriente inventada por el escritor francés Jules Champfleury quien por primera vez definió su arte como ‘realista’. El realismo literario se halla inscrito dentro de un movimiento más amplio que afecta también a las artes plásticas. Las obras realistas pretenden testimoniar documentalmente la sociedad de la época y los ambientes más cercanos al escritor, en oposición a la estética del Romanticismo. El Realismo tuvo dos corrientes, una conservadora, que alababa las viejas costumbres populares y otra progresista, caracterizada por la denuncia social (Benito Pérez Galdós). Los rasgos fundamentales del Realismo son los siguientes: -Procura mostrar en las obras una reproducción fiel y exacta de la realidad. -Hace un uso minucioso de la descripción, para mostrar perfiles exactos de los temas, personajes, situaciones e incluso lugares; lo cotidiano y no lo exótico es el tema central, expone problemas políticos, humanos y sociales. -El lenguaje utilizado en las obras es coloquial y crítico, ya que expresa el habla común y corriente. -Así como rechaza lo sentimental, de igual forma lo espiritual, dando como resultados toques individualistas. -Las obras muestran una relación mediata entre las personas y su entorno económico y social, del cual son exponente; la historia muestra a los personajes como testimonio de una época, una clase social, un oficio, etc. -Temas relacionados con los problemas de la existencia humana. -El autor analiza, reproduce y denuncia los males que aquejan a su sociedad. -Transmiten las ideas de la forma más verídica y objetiva posible.
Naturalismo El naturalismo es un estilo artístico, sobre todo literario, basado en reproducir la realidad con una objetividad perfecta y documental en todos sus aspectos, tanto en los más sublimes como los más vulgares. El naturalismo presenta al ser humano determinado por la herencia genética y el medio en que vive. Características: -Determinismo positivista como orden vital supremo. En él influyen el Positivismo de Auguste Comte, el Evolucionismo físico de Darwin y social de Herbert Spencer, que niega la espiritualidad del hombre al negar la intervención divina. En la mayoría de los escritos lo que se intenta es reflejar que la condición humana está mediatizada por tres factores: la herencia genética, las taras sociales y el entorno social. -La novela naturalista no vale como simple pasatiempo, es un estudio serio y detallado de los problemas sociales, cuyas causas procura encontrar y mostrar de forma documental. -Concepción de la literatura como arma de combate político, filosófico y social. Benito Pérez Galdós Galdós era el décimo hijo de un coronel del ejército, Sebastián Pérez, y de Dolores Galdós, una dama de fuerte carácter e hija de un antiguo secretario de la Inquisición. Su padre inculcó en el hijo el gusto por las narraciones históricas contándole asiduamente historias de la Guerra de la Independencia, en la que había participado. Su imaginación fue desbordante ya desde muy joven. En 1852 ingresó en el Colegio de San Agustín, que aplicaba una pedagogía activa y bastante avanzada para la época en que empezaban a divulgarse por España las polémicas teorías darwinistas, de lo cual hay ecos en obras suyas como, por ejemplo, Doña Perfecta. Llegó a Madrid en septiembre de 1862, se matriculó en la universidad. En 1862 empezó a colaborar en la prensa local con poesías satíricas, ensayos y algunos cuentos. Francisco Giner de los Ríos, que le alentó a escribir y le hizo sentir curiosidad por una filosofía, el krausismo, que marcaría fuertemente su primera novelística Empezó a escribir como redactor meritorio en los periódicos La Nación y El Debate, así como en la Revista del Movimiento Intelectual de Europa. Entre sus dotes estaba el poseer una memoria visual portentosa y una retentiva increíble que le permitía recordar capítulos enteros del Quijote y detalles
minúsculos de paisajes vistos solamente una vez veinticinco años antes. De ello nacía también su gran facilidad para el dibujo. Todas estas cualidades desarrollaron en él una de las facultades más importantes en un novelista, el poder de observación. En 1870 publicó su primera novela, La Fontana de Oro, escrita durante uno de sus viajes a Francia. Esta obra, con los defectos de toda obra primeriza, bosqueja la situación ideológica de España durante el Trienio Constitucional. La Sombra fue publicada en noviembre de 1870 por entregas en La Revista de España. En 1873 comenzó a publicar la que se puede considerar su obra cumbre, los Episodios nacionales, donde se refleja la vida íntima de los españoles del siglo XIX y su contacto con los hechos de la historia nacional que marcaron el destino colectivo del país. Se trata de 46 episodios en cinco series de diez novelas cada una, salvo la última, que quedó inconclusa. Arrancan con la batalla de Trafalgar y concluyen con la Restauración borbónica en España. Este conjunto novelístico constituye una de las obras más importantes de la literatura española de todos los tiempos y ejerció un influjo considerable en la trayectoria de la novela histórica española. En 1876 se publicó Doña Perfecta, una novela contra la intolerancia ideológica asentada en una imaginaria ciudad mesetaria. Pese a las oposiciones que suscitó la obra entre los neocatólicos, Galdós fue elegido miembro de la Real Academia Española en 1889. El 15 de marzo de 1891 la gran actriz María Guerrero estrenó Realidad, con el papel de Augusta. El buen éxito de la obra y la insistencia de Mario y María Guerrero le movió a estrenar al año siguiente La loca de la casa. Siguió La de San Quintín, estrenada el 25 de enero de 1893 y el éxito más resonante que hasta entonces obtuvo Galdós en el teatro, durando en cartel cincuenta noches. Durante sus últimos años se consagró fundamentalmente al teatro, para el que entregó 22 piezas. Para conocer bien España se dedicó a recorrerla en vagones de ferrocarril de tercera clase, codeándose con los míseros y hospedándose en posadas y hostales de mala muerte. Era un hombre de costumbre: se levantaba con el Sol y escribía regularmente hasta las diez de la mañana a lápiz, porque la pluma le hacía perder el tiempo. Después salía a pasear por Madrid a espiar conversaciones ajenas y a observar detalles para sus novelas.
El indiscutido gran novelista español del siglo XIX murió en su casa de la calle Hilarión Eslava de Madrid el 4 de enero de 1920. El día de su entierro, unos 20.000 madrileños acompañaron su ataúd hacia el cementerio.
Obras: -En Doña Perfecta se hace el estudio de una ciudad imaginaria, Orbajosa, anclada en una tradición indomable de inmovilismo. Al llegar el ingenuo ingeniero progresista Pepe Rey para casarse con la hija de la mujer que da título al libro, doña Perfecta, comienza una serie de intrigas en que crecientemente se empieza a desacreditar al ingeniero por parte del sector reaccionario y el clero de la ciudad. La obra termina trágicamente. -En Marianela, Galdós construye una sólida narración en torno al pobre personaje huérfano que le da título, deforme y enamorada del joven burgués ciego al que sirve de lazarillo y al que la ciencia le hace recobrar la vista, en el ambiente de un pueblo minero. El final de la obra es trágico. -Fortunata y Jacinta, novela realista cuyo eje argumental es el enamoramiento de dos mujeres de diferentes clases sociales de un mismo hombre: Juan Santa Cruz, prototipo del hijo de familia acomodada. Jacinta, mujer de alta condición social, estéril, acaba casándose con Santa Cruz y adoptando al hijo que su marido ha tenido con Fortunata, de baja condición. Uno de los personajes secundarios de esta novela, el usurero Torquemada, protagonizó otras cuatro obras (Torquemada en la hoguera, Torquemada en la cruz, Torquemada en el purgatorio, Torquemada y San Pedro). -Cabría agrupar varias novelas unidas por la problemática religiosa. Si en Doña Perfecta Galdós se muestra anticlerical al modo de entonces y refleja un impactante panorama de la hostilidad provinciana conservadora a un recién venido de ideas modernas, en cambio, en Ángel Guerra y, sobre todo, en Nazarín, se advierte que no hay en él irreligiosidad, sino al contrario, un profundo sentir cristiano, disconforme con los compromisos temporales y sociales de los hombres de la Iglesia. -También hay que destacar Miau, que es la pequeña epopeya del cesante, del funcionario de Hacienda que, dejado en la calle por un cambio ministerial, se alimenta de la esperanza, mientras detrás de él su inconsciente familia trata de mantener las apariencias de la «gente bien». -Otras novelas suyas son Tormento, relato del conflicto entre la imaginación y la realidad, entre la libertad de elegir el propio destino y las resistencias del ambiente a permitirlo y finalmente La desheredada.