Impacto de la globalización En las últimas décadas del siglo pasado, las economías nacionales perdieron gran parte de su autonomía. La principal causa se debe al desarrollo de tecnologías, a los conocimientos científicos y las comunicaciones. La consecuencia es la ampliación de mercados y las actividades económicas y financieras por parte de las empresas transnacionales, de modo que estas cobran mayor importancia a comparación del estado nacional, tanto, que pierden el control sobre los mercados, los salarios de los trabajadores, y los precios de los productos. Es decir, las empresas transnacionales terminan manejando la política y economía de un país. En el caso de Argentina este problema comenzó durante la presidencia de Carlos Saúl Menem, cuando a partir del decreto Nº 2284, se produjo la desregulación total de la economía a la que se la suma la privatización de las empresas públicas. Este nuevo modelo económico trajo consecuencias: la desaparición de medianas y pequeñas empresas, el desempleo, la expulsión de pequeños y medianos productores agropecuarios, la precarizacion del empleo rural y urbano, la desarticulación social, la pobreza, entre otros problemas. En este nuevo escenario se desencadena un fuerte proceso de reconversión productiva en el agro, por parte de los sectores mas capitalizados, asociado con nuevas tecnologías que intensifican los requerimientos de capital en los procesos productivos agrarios y el aumento de escalas de las explotaciones. Este modelo agro exportador redefine la estructura social agraria con nuevos agentes económicos y profundiza las desigualdades entre los productores. A la vez el achicamiento del marcado interno y los cambios de mercado operados tanto para las materias primas como para los alimentos, plantean una complejidad de situaciones que agudizan la tradicional diferenciación entre productores, mediante el despliegue de una diversidad de comportamientos y estrategias productivas, financieras, comerciales, adopción de tecnologías, formas de inserción en las cadenas agroalimentarias o agroindustriales y formas de asistencia a través de programas públicos o privados. Este conjunto generó situaciones difíciles para pequeños y medianos productores que agravaron la situación de retroceso, tanto que en la región pampeana como en las economías regionales. Las nuevas economías generaron procesos procesos de concentración de capital asociados con el desarrollo de unidades mas grandes al tiempo que significaron barreras de entrada para pequeños y medianos productores cuya vulnerabilidad se amplio debido las variaciones de los precios internos e internacionales, en estrecha relación con las medidas de apertura externa, desregulación y privatización. A ello se le sumó el crecimiento de la superficie implantada con cultivos, centrada en algunos cereales y oleaginosas, y en la caída de otras actividades agropecuarias: la ganadería y los cultivos regionales. El “boom” de la soja: Características regionales La innovación tecnológica más significativa que se produce hacia finales de los años noventa fue la incorporación a la producción agrícola de variedades genéticamente modificadas o transgénicas: la soja tolerante al herbicida glifosato (RR o Roundup Ready) de acuerdo a la marca registrada de Monsanto y variedades transgénicas de maíz y algodón con tolerancia a herbicidas y resistencia a insectos. La incorporación de variedades transgénicas integrada a la siembra directa y la adecuación de la máquina agrícola a las nuevas condiciones productivas, constituyen las últimas innovaciones en tecnología agrícola. De esta manera el proceso de modernización de la agricultura iniciado en la década de los años sesenta se continúa en la actualidad con la difusión de los cultivos transgénicos; en particular el de la soja.