Psicología De La Salud Compilado.docx

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CAPITULO I:

CONDICIONES PARA EL SURGIMIENTO DE LA PSICOLOGIA DE LA SALUD

1. ANTECEDENTES Y DESARROLLO HISTÓRICO 1.1.Surgimiento como Disciplina Johnson, Weinman y Chater (2011) señalan varios antecedentes cercanos fundamentales en el surgimiento de la Psicología de la Salud como disciplina independiente. Entre estos destacan la obtención de datos epidemiológicos que relacionan la conducta con la salud, la aparición de la Psicofisiología y la Psiconeuroinmunología, y la adición de la ciencia conductual y las habilidades de comunicación (para mejorar la relación con los pacientes) a la formación en medicina. También resultó fundamental el desarrollo de disciplinas como la Medicina Psicosomática y la Medicina Conductual. Tanto la una como la otra se focalizan en el tratamiento de la enfermedad física mediante técnicas de intervención psicológicas, si bien la Psicosomática surgió de planteamientos psicodinámicos y la Medicina Conductual del conductismo. Actualmente el término “Medicina Conductual” se usa para nombrar un campo interdisciplinar que engloba aportaciones de la psicología pero también de otras ciencias, como la farmacología, la nutrición, la sociología o la inmunología. Esto le confiere un ámbito de actuación más amplio que el de la Psicología de la Salud. La psicología de la salud surgió a partir de una perspectiva sistémica e integrativa, con psicólogos pertenecientes a diferentes áreas psicológicas. Tal como se indica en la Figura 1, se representan los aportes que recibió la psicología de la salud de otras áreas de estudio. Se reafirma la antigua idea de que el comportamiento es crucial para mantener la salud, o bien, para generar la enfermedad.

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Figura 1. Diversos aportes a la psicología de la Salud 1.2.Desarrollo Histórico En el año 1978 la American Psychological Association creó su 38ª División: la perteneciente a la Psicología de la Salud. Joseph D. Matarazzo fue nombrado su presidente y la División 38 lanzó poco después su primer manual (“Health Psychology. A handbook”) y una revista oficial. Desde entonces la Psicología de la Salud se ha especializado en el tratamiento de enfermedades físicas y psicológicas, como la depresión. No obstante, el avance de esta rama de la psicología ha sido más rápido en unos países que en otros debido a su relación con la sanidad pública; por ejemplo, en España la escasa inversión gubernamental en psicología hace de la Psicología de la Salud una especialización relativamente infrecuente.

2. Determinantes del aparecimiento de la Psicología de la Salud

Como ha sido señalado por varios autores (Bloom, 1988; Friedman y DiMatteo, 1989; DiMatteo, 1990; Grau, Morales, Pérez Lovelle, 1990; León, Jarana, 1992; Grau, Martín, 1993; Grau, 1991, 1992, 1995a-b, 1996, 1997a-b-c; Morales, 1997, 1999; Simón, 1999; Werner, 2000, y otros) el desarrollo de la Psicología de la Salud ha sido esencialmente el resultado natural de: a) las controversias con el modelo biomédico tradicional y sus limitaciones en la práctica actual en salud, b) el fracaso de los sistemas sanitarios por una concepción restrictiva y descontextualizadora de la salud y, c) la posibilidad de comprender como variables sociales y psicológicas (creencias, conductas, emociones, 2

actitudes, apoyo social, etc.) mediatizan los problemas de salud, como factores desencadenantes, facilitadores o moduladores del proceso salud-enfermedad. El viejo modelo biomédico ha ido cediendo lugar a un nuevo modelo biopsicosocial, que no restringe el diagnóstico de la enfermedad a la presencia de anormalidades bioquímicas e incorpora variables psicológicas y sociales en su etiología, que presta importancia a la habilidad del médico para comprender determinantes psicosociales y culturales de los síntomas y considera la influencia de las situaciones vitales en la salud, que destaca el papel de la relación médico-paciente en una comunicación de diálogo, no autoritaria, y refleja nuevos cambios en la preocupación sanitaria, desplazando la atención hacia las enfermedades crónicas y otras alteraciones (Holtzman et al, 1988; León, Jarana, 1992; Grau, 1987, 1992, 1995a, 1998, Simón, 1999, Godoy, 1999). Cada día se da más importancia al estrés emocional, a los estilos de vida y las variables ambientales en la determinación de la salud y la enfermedad, a pesar de que los gastos en la atención sanitaria se siguen concentrando en los factores biológicos y en el perfeccionamiento de la atención médica (Fernández del Valle, 1996; Weiss, 1982; Bloom, 1988; Winnet et al, 1989; MINSAP, 1987; Friedman y DiMatteo, 1989; Buela-Casal y Carrobles, 1996). Por otra parte, el fenómeno de transición epidemiológica (predominio de enfermedades crónicas degenerativas, accidentes, suicidios, drogadicción, alcoholismo y efectos de la contaminación ambiental sobre las enfermedades infecto-contagiosas y por carencias nutricionales) ha ido cambiando las políticas y las perspectivas de salud, ya que no son suficientes las medidas sanitarias tradicionales y los avances tecnológicos para luchar contra sus determinantes. Ni siquiera el enfoque de riesgo, el desarrollo de programas locales de atención primaria y el perfeccionamiento de los recursos biomédicos serán plenamente efectivos, por sí solos, sin una nueva forma de pensamiento en salud que considere los factores psicosociales (Grau, 1998; Morales, 1997, 1999). Los cuadros de morbimortalidad de países desarrollados, que se entremezclan cada vez más en los cuadros típicos de países en vías de desarrollo (especialmente en comunidades urbanas más o menos industrializadas o en determinados sectores poblacionales) están directamente asociados a estilos de vida, a los efectos del estrés y las emociones resultantes, a estilos de afrontamiento y patrones conductuales, a creencias y atribuciones, 3

los cuales se constituyen en verdaderos agentes multiactuantes en la etiología de las hoy llamadas “enfermedades aprendidas”: daño cardiovascular y accidentes cerebrovasculares, cáncer, diabetes, asma, afecciones reumáticas, etc. La rápida extensión del SIDA, de etiología viral, pero con expresiones similares al curso de cualquier enfermedad crónica, ha ido convirtiéndolo en un serio problema que obliga a ocuparse de sus condicionantes psicosociales. Los altos índices de violencia, de accidentes, de problemas relacionados con la salud reproductiva y materno-infantil, junto a enfermedades respiratorias e infecciones gastrointestinales que aquejan a los sectores socio-económicos más deprimidos, mantienen un reto creciente a la implementación más adecuada de los servicios de salud y tienen, sustancialmente, denominadores comunes en factores psicosociales. Los problemas de vivienda, de oferta de servicios urbanos, la contaminación ambiental, la extrema pobreza, agravan estas situaciones y llevan a pensar que la infraestructura y las políticas sanitarias, afectadas por las crisis económicas, necesitan profundos cambios para cubrir siquiera en lo más mínimo la demanda de atención y la oferta adecuada de servicios de salud. Aunque cambios socioeconómicos y adecuaciones de los recursos sanitarios e institucionales tengan lugar, resulta necesaria la introducción de un nuevo enfoque, de una modificación de estrategias en la forma de administrar y proveer salud, de un pensamiento que rebase el reconocimiento de los factores medioambientales y psicosociales en el proceso salud-enfermedad y el carácter declaratorio de un modelo biopsicosocial, y que sea capaz de estimular realmente el concurso de las ciencias médicas y las ciencias sociales en la lucha por la salud (Grau, 1995a, 1998, 1997a, 2001, 2002b) (Anexo 1).

2.1.Modelo Biopsicosocial Comenzaremos describiendo cada uno de los elementos y posteriormente las relaciones que se establecen entre ellos.

2.1.1 Ecosistema

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El Ecosistema hace referencia al conjunto de situaciones estimulares en las que el sujeto está presente y ante las que reacciona tratando de adaptarse. La determinación del tamaño del ecosistema es importante y se puede considerar desde la calle en la que vive o el continente en que se ubica. Se señalan dos aspectos importantes del ecosistema: el ambiente (características físicas del entorno) y el grupo social (porque se quiere poner de manifiesto la importancia de los grupos en los que está inmerso el individuo, familia, escuela, barrio, ciudad, etc.). El término elegido, ecosistema, trata de englobar las características relevantes que podemos encontrar en el medio estimular.

2.1.2 Organismo En el Organismo se resumen las características biológicas y psicológicas del individuo de forma integrada, relacionándose entre sí. Como aspectos más importantes de lo biológico, lo congénito y lo somático, y de lo psicológico, el aprendizaje entendido como conjunto de procesos y de experiencia, y dentro de este último apartado, como historia personal y sociocultural. El organismo evoluciona y se va construyendo, pero en un momento dado de interacción con el ecosistema se pueden definir las características específicas que presenta. Hemos señalado anteriormente que el comportamiento son las manifestaciones del organismo en su ecosistema en su intento de adaptarse, que en unos casos da lugar a una modificación importante del ecosistema (los menos) y en otros a un cambio en las concepciones psicológicas del individuo.

2.1.3 Salud La Salud resulta del grado de adaptación a corto, medio y largo plazo del comportamiento de un individuo en un ecosistema.

Así pues, el modelo bio-psico-social surge porque no es posible explicar todos los comportamientos del individuo desde un modelo centrado en el organismo. Este 5

hecho, que es perfectamente reconocido en todos los modelos conductuales anteriores, se obvia en la clínica debido a la consideración de que el sujeto es un enfermo, un sujeto desadaptado, que necesita ser mejorado o reparado.

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CAPITULO II:

ASPECTOS TEORICO-CONCEPTUALES Y

METODOLOGICOS DE LA PSICOLOGIA DE LA SALUD

1. Definición Al hablar ya de Psicología de la Salud, por lo general se trae la definición de Matarazzo (1980, 1982) como el conjunto de contribuciones educativas, científicas y profesionales de la disciplina de la Psicología a la promoción y mantenimiento de la salud, la prevención y el tratamiento de la enfermedad, la identificación de los correlatos etiológicos y diagnósticos de la salud, la enfermedad y las disfunciones relacionadas y al análisis y mejora del sistema sanitario y formación de políticas sanitarias. En esta formulación de Matarazzo se distinguen cuatro orientaciones fundamentales de trabajo: a) Se destaca la promoción y el mantenimiento de la salud b) Se incluye la prevención y el tratamiento de la enfermedad c) Se centra también en el estudio de la etiología y correlatos de la salud, la enfermedad y las disfunciones d) Se atribuye como competencia del psicólogo de la salud el estudio del sistema sanitario y la formulación de una política de salud, aspecto éste que está cada vez más llamando la atención de los psicólogos insertados en el sector salud. Según otros autores, como Matarazzo (1980), la psicología de la salud es el conjunto de contribuciones explicitas educativas y de formación, tanto científicas, como profesionales de la disciplina de la psicología para: I. II.

Promoción de estilos de vida saludables. Prevención de enfermedades: modificando hábitos insanos asociados a enfermedades (por ejemplo, el tabaquismo).

III.

Tratamiento de enfermedades específicas como pueden ser la diabetes, el intestino irritable, el cáncer, el sida, etc. En estos casos los psicólogos trabajan junto a otros especialistas de la salud combinando los tratamientos médicos habituales con los tratamientos psicológicos. 7

IV.

Evaluación y mejora del sistema sanitario.

2. Objeto de Estudio Vale la pena distinguir aquí entre el objeto de estudio de la Psicología de la Salud y su material de trabajo, que pueden conformarlo personas sanas, sujetos en riesgo de enfermar o personas ya enfermas (pacientes), así como grupos y comunidades. Con frecuencia, profesionales noveles, sin una visión holística de la Psicología de la Salud o de su objeto de estudio, quieren definir o encuadrar una intervención o investigación “en pacientes” con uno u otro trastorno, sin definir claramente qué es lo que van a estudiar o a hacer objeto de intervención, cuales son los fenómenos que constituyen objeto de su trabajo, cuáles son los conceptos de partida...Entonces, la Psicología de la Salud intenta estudiar las regularidades psicológicas y los factores psicosociales que están presentes en el proceso salud-enfermedad, interviniendo como desencadenantes, facilitadores o moduladores en uno u otro sentido (Grau, 2001, 2002b). Una comprensión holística, globalizadora de este objeto es necesaria para el encuentro de los psicólogos de la salud con su propia disciplina y profesión.

3. Características Se incluye como características más llamativas (Godoy, 1999):

a) La asunción de un modelo integrador de salud y enfermedad de naturaleza biopsicosocial b) El interés en la promoción y mantenimiento de la salud, con énfasis conceptual y operativo hacia la salutogénesis c) Interés por la prevención primaria de la enfermedad, modificando conductas y hábitos de riesgo, así como características patógenas del medio d) Tendencia a una perspectiva ecológicacomunitaria para las actuaciones en materia de promoción y prevención

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e) Elaboración de adecuadas estrategias para la evaluación, tratamiento y rehabilitación de la enfermedad (prevención secundaria), tanto a nivel individual como comunitario f) Formación y potenciación de otros profesionales de la salud, mejorando sus relaciones con los pacientes, preparándolos para exámenes médicos, intervenciones sanitarias u hospitalización, aumentando el cumplimiento y seguimiento por los mismos de los tratamientos y prescripciones, incrementando la eficiencia de la gestión sanitaria y de las instituciones en salud; todo ello confiriendo dos características primordiales al campo: 1) la simbiosis entre la investigación y la aplicación clínica, en cualquier fase del proceso salud-enfermedad, y, 2) la vocación o tendencia a la intervención en individuos, grupos y comunidades. 4. Delimitación conceptual de la psicología de la salud Es de gran importancia para una especialidad reciente definir con claridad su objeto de estudio, a la vez que delimitar su área de actuación a nivel académico, investigador y profesional, de otras disciplinas, especialidades y campos de estudio con los que puedan encontrarse solapamientos totales o parciales, así como contradicciones. En conclusión la psicología de la Salud necesita precisar su ubicación con respecto a la Psicología Clínica, medicina conductual y psicología comunitaria. a) Medicina comportamental La medicina comportamental es un área muy cercana a la psicología de la salud. Birk (1973) es quien introduce el término, el cual nace asociado a los procedimientos de retroalimentación biológica. Fue definida por su Conferencia Fundacional de Yale (1977) como el campo interdisciplinario referido al desarrollo e integración de los conocimientos y técnicas de las ciencias biomédicas y de la conducta relevantes para la salud y la enfermedad, y la aplicación de esos conocimientos y técnicas a la prevención, diagnóstico, tratamiento y rehabilitación. El término medicina comportamental se utiliza, por tanto, para referirse a un campo interdisciplinario de investigación, educación y práctica, referido a la salud/enfermedad física, que reúne 9

elementos provenientes de la ciencia del comportamiento, tales como la psicología y la sociología, o la antropología, y de la educación sanitaria, pero también de la epidemiología, fisiología, farmacología, nutrición, neuroanatomía, endocrinología, inmunología, odontología, medicina interna, enfermería, trabajo social y salud pública entre otras, para colaborar en el cuidado de la salud y en el tratamiento y prevención de las enfermedades.

b) Psicología clínica Cuando se hace mención a la psicología clínica se entiende como el conjunto de actuaciones sobre sujetos que presentan problemas o trastornos psicológicos. Su principal característica será, pues, el establecimiento de una relación entre el psicólogo y su paciente con una dimensión de apoyo y ayuda, a través de los conocimientos

y

la

actuación

psicológica.

Para la American Psychological Association (APA) es la forma de la psicología aplicada que pretende determinar las capacidades y características de la conducta del individuo recurriendo a métodos de medición, análisis y observación, y que, con base en una integración de estos resultados con los datos obtenidos a través del examen físico y de las historias sociales, ofrece sugerencias para la adecuada adaptación del sujeto.

Así, los supuestos teóricos que definen el trabajo en la clínica, los modelos explicativos de los trastornos abordados y las estrategias y objetivos de la intervención están relacionados con esta existencia de un paciente que demanda ayuda

para

afrontar

su

problema.

La psicología clínica se aplica al ámbito tradicional de intervención psicológica: los trastornos emocionales (ansiedad y depresión, principalmente). Es el campo tradicional de los trastornos psicológicos, que coincide con el psiquiátrico. Además, habría que incluir la intervención en otros problemas mentales, como la

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esquizofrenia,

la

rehabilitación

de

pacientes

crónicos,

etc.

Esta intervención clínica genuinamente psicológica se va ampliar

c) Psicología comunitaria Conceptualmente la psicología comunitaria debe entenderse destinada a la comprensión, explicación y solución de los problemas desde el punto de vista supraindividual (social comunitario), enfocando su actuación preferentemente, aunque no únicamente, en el cambio y la mejora del medio.

La psicología comunitaria surge como una alternativa a la psicología clínica, orientándose a la comprensión y resolución de ciertos problemas o patologías con un fuerte componente socioambiental (drogadicción, marginación, delincuencia, prostitución, etc.) en los que la mejor metodología, por la índole de los mismos, es el abordaje a niveles supraindividuales o comunitarios, siendo el objeto de su actuación la mejora de ambientes y recursos sociales y el aumento de las habilidades y competencias personales para mejorar el ajuste entre personas y ambientes y la calidad de vida en la comunidad.

d) Psicología de la salud Aparece como un área más específica que subraya el papel primario de la psicología como ciencia y como profesión en el campo de la medicina comportamental y que se definió como "el conjunto de contribuciones científicas, educativas y profesionales que las diferentes disciplinas psicológicas hacen a la promoción y mantenimiento de la salud, a la prevención y tratamiento de la especialidad, a la identificación de los correlatos etiológicos y diagnósticos de la salud, la enfermedad y las disfunciones relacionadas, a la mejora del sistema sanitario y a la formación de una política sanitaria" La ubicación de la psicología de la salud según el área de atención y actuación en el que se encuentra en comparación con la psicología clínica, comunitaria y conductual se representa en la Figura 2.

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PSICOLOGÍA

SALUD MENTAL

PSICOLOGÍA

CLÍNICA

COMUNITARIA

Tratamiento Individual

Prevención Supraindividual

MEDICINA CONDUCTUAL

PSICOLOGÍA DE LA SALUD

SALUD FÍSICA

Figura 2. Dimensiones de actuación de algunas disciplinas de la salud asociadas. 4.1.Definicion de otras ramas afines a salud 

Salud

comportamental:

un

campo

interdisciplinario

que

se

localiza

conductualmente promoviendo buenos hábitos de salud y previniendo la enfermedad entre los que actualmente gozan de buena salud. 

Medicina psicosomática: es una aproximación a la enfermedad que se basa en las hipótesis y observación de que los factores sociales y psicológicos juegan un papel en la predisposición, desencadenamiento y mantenimiento de muchas enfermedades.



Psicología médica: Abarca todos los conocimientos de psicología útiles para el ejercicio de la medicina integral, particularmente los conocimientos sobre la personalidad del enfermo, la relación médico-enfermo, la personalidad del médico, el diagnóstico personal y comprensivo y los procedimientos de curación o psicoterapia.



Psicofisiología experimental: su objeto de estudio son las bases fisiológicas de los procesos psicológicos.



Sociología médica: la especialidad dentro de la sociología que estudia los aspectos sociales de la salud y la enfermedad.



Antropología médica: la especialidad dentro de la antropología que estudia los aspectos culturales de la salud y la enfermedad.



Medicina preventiva: se ocupa de impedir, en el individuo, familia o grupos de población, la aparición, desarrollo y prolongación de las enfermedades transmisibles 12

y no transmisibles, manteniendo y promoviendo la salud, por el diagnóstico, tratamiento precoz y rehabilitación, así como evitando y limitando la invalidez que aquellos puedan ocasionar. 

Educación para la salud: un proceso cuyas dimensiones intelectual, psicológica y social se relacionan con actividades que incrementan las capacidades de las personas para tomar decisiones bien informadas que afectan a su bienestar personal, familiar y comunitario.

5. Modelos en la psicología de la salud Los modelos psicológicos en el área de la salud, evalúan y describen los comportamientos de los pacientes, dirigiendo sus acciones a la modificación de los hábitos y estilos de vida inadecuados, así como al medio físico y normativo en que se desenvuelven. 5.1 Modelo Cognitivo – Social Asociados a los trabajos de Bandura, da importancia a los efectos del ambiente social y las cogniciones sobre la conducta y la influencia recíproca entre ellos. Este modelo ha tenido éxito en la Psicología de la salud, especialmente con los conceptos de "expectativa de autoeficacia", esto es, las creencias relacionaron la habilidad que uno tiene para ejecutar una conducta determinada, y de "expectativa de resultado", que se refiere a la creencia que la conducta puede producir los cambios deseados. Elementos de este modelo forman parte también de otros modelos y técnicas que se usan en la Psicología de la salud. Este autor plantea que la implementación de conductas preventivas y de tratamiento de enfermedades, requiere que las personas influyan en su propia motivación y conductas. En esta línea el aumento de conocimiento sobre los riesgos para la salud de las personas constituye un elemento imprescindible para el cambio autodirigido (Bandura, 1987). De acuerdo con este autor, la conducta autorregulada es la clave tanto para el cambio conductual como para su mantenimiento. Para que dicha conducta se implemente, la persona requiere de la adquisición de destrezas, competencias y de una fuerte creencia en sus propias capacidades para ejercer control sobre éstas. Así desde este marco conceptual, el cambio de la conducta estaría en función de: 13

a) Las expectativas de logro que tiene la persona de ejercer la conducta. b) Las expectativas de logro sobre su capacidad para ejecutar la conducta en forma exitosa. Si estas expectativas son negativas, anulan el potencial motivacional de las expectativas de logro. Las expectativas de logro sobre su capacidad para ejecutar la conducta se agrupan en el concepto de Autoeficacia y se postula que afectaríaBandura desarrolló un programa de aplicabilidad de su modelo, mediante un trabajo relacionado con la instauración de conductas preventivas en VIH, mostrando que este resulta aplicable a cualquier tipo de problema da salud. El autor, propone tres componentes necesarios para generar un cambio autodirigido: 1. La información es una precondición para el cambio: Las personas deben ser informadas y tener conciencia en cuanto a la existencia de enfermedades y riesgos para la salud, factores predisponentes a la enfermedad, formas para impedir el contagio o medidas de tratamiento que se debe seguir, en el caso de que la persona se encuentre enferma, aunque las evidencias empíricas muestran que el conocimiento es una condición necesaria pero no suficiente para el cambio (Koniak y Brecht, 1997). 2. El desarrollo de destrezas y capacidades sociales son necesarias para ejecutar el cambio: Una vez que las personas se han auto convencido de que deben efectuar un cambio en sus conductas de salud, éstas deben desarrollar habilidades para llevarlo a cabo. 3. El perfeccionamiento y dominio de las destrezas adquiridas: Las personas deben manejar las habilidades adquiridas de forma proficiente y espontánea, esto contribuye al desarrollo de la auto eficacia. Algunos trabajos que se han realizado utilizando este programa han mostrado resultados positivos, ejemplo de ello ha sido que jóvenes que recibieron este tipo de intervención mostraron mayor nivel de conocimiento y actitudes más favorables al uso del condón que un grupo de control (Collazo, 1994). 5.2. El Modelo de Creencias en Salud Se originó en intentos de los psicólogos del servicio de salud Pública de los EEUU por entender por qué tan pocas personas usaban programas y servicios que estaban a su alcance; concretamente por que no participaban en exámenes para ver si tenían tuberculosis. 14

Se les pregunto a las personas en qué medida creían que eran susceptibles a la TBC y, en segundo lugar, si creían que podían obtener algún beneficio por participar en los chequeos. El modelo se basa en la noción que el cambio hacia conducta saludables está guiado por las creencias del individuo, específicamente por lo que se denomina la "expectativa de valor", esto es, las personas van a cambiar su conducta si ésta resulta en algo valorado para ellas y tienen la expectativa de que pueda alcanzarse ese resultado. Variables adicionales del modelo se refieren si acaso las personas creen que ellos son susceptibles a enfermarse, si ven como la enfermedad como sería de grave, o estiman que el comportarse de manera saludable o preventiva va a resultar más beneficioso que el costo involucrado en adoptar la conducta. El modelo refiere que las conductas saludables se dan en función de dos tipos de factores, por un lado, tenemos la percepción de amenazas contra la salud y por el otro lado, las creencias de los individuos sobre la posibilidad de reducir esas amenazas. Cada uno de estos factores considera, a su vez, otras variables. La percepción de amenaza contra la salud está conformada por: 

Valores generales para la salud. Se requiere, en primera instancia, que las personas consideren que poseer una buena “salud” es una característica prioritaria de las personas.



Percepción de vulnerabilidad. Se refiere a la percepción subjetiva del riesgo de enfermar. En el caso de ya estar enfermo, correspondería a la aceptación del diagnóstico y su percepción de mayor vulnerabilidad hacia nuevas enfermedades o condiciones limitantes derivadas de la enfermedad.



Percepción de la gravedad. Sentimientos acerca de qué tan serio puede ser el enfermar incluyendo consecuencias médicas, sociales y económicas, entre otras. Cabe hacer mención que la percepción de vulnerabilidad y la percepción de gravedad, en su conjunto, pueden etiquetarse como “percepción de amenaza”. Por otro lado, las características que le dan origen a las creencias sobre la posibilidad

de reducir la amenaza, tiene que ver con:

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Percepción de beneficios. Son las expectativas positivas que tienen las personas para llevar a cabo conductas de protección.



Percepción de los costos de acción o barreras. Se refiere a la percepción que tienen las personas sobre lo que implica (costos) el llevar acabo una conducta preventiva y los beneficios que obtendrán por la emisión de ésta, si los beneficios superan los costos, entonces el comportamiento saludable estará en condiciones de presentarse.



Creencia en la eficacia de los medios concretos. Se considera eficacia de los medios concretos a aquellas habilidades que el sujeto cree poseer para poder llevar acabo determina conducta y lograr su objetivo, considerándose estas habilidades como un disparador de acción. Cabe mencionar que también se toman en cuenta otras variables que pueden ser de

origen demográfico que pueden influir en la emisión de conductas de salud por medio de la percepción de cada uno de los componentes antes planteados. En resumen, y como se puede ver en la Figura 4, la concurrencia simultánea de la percepción de amenaza contra la salud y la creencia sobre la posibilidad de reducir la amenaza de enfermar, favorecen la adopción de determinados patrones de conducta, que serían conducentes a la conservación y mejoramiento de la salud, a la evitación de situaciones de riesgo y a la prevención de enfermedades

Figura 4. Diagrama del modelo de Creencias de salud

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5.3. La Teoría de Acción Razonada Asociada a los planteamientos de los psicólogos Ajzen & Fishbein, si bien no nació de un interés específico en salud nos ayuda a entender como una persona llega a tomar una decisión para realizar cierta acción. Este modelo sugiere que la mejor forma de predecir la conducta es conociendo las intenciones de una persona. Una intención representa un compromiso de la persona para actuar de cierta manera y es un fuerte predictor de la conducta manifiesta, provisto que se de en ciertas condiciones; entre estas, que el tiempo transcurrido entre la declaración de intención y la ejecución de la conducta no sea muy prolongada y la especificidad de la acción requerida para materializar la intención de cambio. Las intenciones son influenciadas por las actitudes, normas subjetivas y las percepciones provenientes de las presiones sociales, por ello no se considera como un modelo que por sí solo puede explicar conductas preventivas. Los componentes del modelo son: a) Actitud hacia la conducta: Son las creencias que tiene la persona en torno a los efectos que tendrá la acción y de la evaluación que realiza acerca de sus probables consecuencias. b) Norma subjetiva: Es la percepción que la persona tiene acerca de lo que los otros significativos piensan acerca de si uno debería o no realizar una conducta de interés y de su motivación para cumplir con dichas creencias. Se encuentra basada en los referentes normativos que pueden sustentar el comportamiento (padres, amigos, etc) y junto con las actitudes hacia la conducta influencian las intenciones conductuales (Albarracín et al., 2000). c) Creencias sobre las consecuencias de la Conducta y la posterior evaluación de las consecuencias. d) Creencias normativas: Son los supuestos que la persona tiene acerca de lo que los demás esperan de ella. En otras palabras, refiere a la motivación para acomodarse. e) La intención conductual: Es el elemento "gatillante" de la conducta (Latorre y Beneit, 1994). La dinámica entre las intenciones, las actitudes y la realización de la conducta sustentada por la teoría de la acción razonada se representa en la Figura 4. 17

Figura 4. Esquema del modelo de acción razonada. Este modelo fue modificado en dos puntos relevantes. Por una parte, plantean que la conducta previa afecta tanto a las actuales intenciones conductuales como a la conducta futura y, por otra parte, que las actitudes pueden influir directamente en la conducta además de influirla indirectamente por medio de las intenciones conductuales. El aumento de la capacidad explicativa se extendió gracias a la inclusión de estos factores, situación que fue demostrada en algunos trabajos sobre ingestión de alcohol y drogas y que posteriormente han sido aplicados a diversas áreas de la investigación en salud (Páez, Ubillos y Pizarro, 1994). Otro factor que se incluyó recientemente en el modelo, es la medición de las actitudes no sólo ante la conducta, sino también frente a alternativas conductuales (por ejemplo, usar o no preservativo). Este elemento ha mostrado en varias investigaciones aumentar la capacidad predictiva del modelo (Tesser y Shaffer, 1990). El modelo de la acción razonada ha generado un gran número de investigaciones en el campo de la salud; control de obesidad, drogadicción, aseo dental, planificación familiar y prevención de VIH, entre otras (Fishbein, 1990; Latorre y Beneit, 1994). 5.4. Modelo de Reducción de Riesgo Las intervenciones conocidas como de reducción de factores de riesgo conductual, intentan lograr un cambio de actitudes y motivar a la persona a desarrollar habilidades conductuales

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que reduzcan el riesgo, aumentando de paso la percepción de autoeficacia para iniciar y mantener los cambios comportamentales deseados. Asimismo, se intenta crear una red de apoyo social que refuerce las conductas preventivas o de bajo riesgo. Para lograr el cambio se usan técnicas tanto de la psicología social, como cognitivas-conductuales. Los componentes del modelo según Catania, Kegeles y Coates (1990) son los siguientes: 

Fase I. Percepción del comportamiento de riesgo. Para considerar los comportamientos como de riesgo son necesarios tres elementos: 1) información y conocimientos 2) percibirse susceptible 3) miedo, la ansiedad y las emociones aversivas hacia la enfermedad.



Fase II. Toma de decisiones firmes. Una vez que la persona ha considerado que su comportamiento es de riesgo debe de tomar una decisión firme para reducir los riesgos de la enfermedad e incrementar los comportamientos seguros. Para llegar a tomar la decisión, la persona se ve influida por las percepciones de costos y beneficios, que a su vez son afectadas por las siguientes variables: -

Reacción de eficacia: percibir la eficacia del cambio de conducta en una situación de riesgo.

-

Autoeficacia percibida: percepción de que uno puede establecer exitosamente el cambio que ha decidido.

-

Percepción placentera de la conducta, agregándola o eliminándola de los repertorios conductuales.

-

Factores sociales normativos: en este elemento se consideran las percepciones de los grupos en los que el sujeto se desenvuelve, y la influencia que tienen estas percepciones en la conducta del sujeto.



Fase III. Llevar a cabo el cambio de conducta. En esta última fase la persona debe de actuar y establecer soluciones. Esta fase envuelve tres etapas: 1) Buscar información. Por ejemplo, la gente que intenta tomar acciones buscando ideas y opiniones acerca de cómo modificar su conducta.

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2) Obtener remedios. Se refiere a varios estilos de ayuda que uno puede adoptar, por ejemplo, emplear la auto-ayuda, obtener ayuda de otros o resignarse al problema. 3) Establecer soluciones. Se han hecho pequeñas investigaciones y se han asociado a este componente variables, como el soporte social, el cambio en la pareja y buenas habilidades de comunicación. El problema que se ha encontrado con el Modelo de Reducción es que postula pocas ideas sobre como se da realmente el cambio de conducta. También se le critica que toma elementos de distintos modelos para explicar cada etapa de cambio, intentando articular las variables para explicar cada fase, al igual que considera factores específicos de otros modelos para describir los logros en un sola etapa y no de la conducta en general (Fisher y Fisher, 2000) La figura 5 representa la secuencia de acción según el modelo de reducción de riesgo en un caso de VIH.

Figura. 5. Modelo de Reducción de Riesgo 5.5 El Llamado Modelo Transteórico del Cambio Conductual Llamado también simplemente el modelo de Prochaska (su principal impulsor), se focaliza en las condiciones que hacen posible el cambio. La observación de individuos que 20

están tratando de cambiar por si solos, sin ayuda profesional, nos enseña que las personas progresen de manera de una manera gradual, continúa y a través de un proceso dinámico de 5 etapas a medida que tratan de reducir o eliminar conductas riesgosas. El modelo nos sugiere que hay que diseñar estrategias de cambio que estén de acuerdo a las características de los sujetos a los cuales están dirigidas. El modelo evalúa la etapa o el estadio en el cual se encuentra la persona en términos de su "intención hacia el cambio", examina las ventajas y las desventajas del cambio, y la habilidad de la persona para ejecutar el comportamiento necesario que lo lleve a mantener un cambio duradero de la conducta deseada. La prevención de la recaída se ve como parte de la última etapa de mantenimiento. Algunos autores incluyen una última etapa bajo la terminología de salida o terminación. Las etapas o estadios por las que un sujeto pasa antes de cambiar sus comportamientos son: 1. Precontemplación: Aquí los sujetos no perciben el problema, es decir, no evalúan como dañino sus conductas, presentando entonces ninguna intención de cambio. 2. Contemplación: Aquí los sujetos piensan en cambiar su conducta aunque solo se queda esto a nivel cognitivo y no se traduce en una conducta motora. Los sujetos consideran que deben cambiar su conducta, han analizado que no es conveniente continuar con esos hábitos y que, por lo tanto, es perjudicial continuar así. Sin embargo, no hacen ningún plan de cambio. 3. Preparación: En esta etapa los sujetos empiezan a elaborar planes para el cambio, ejemplo pueden iniciar una terapia o programa de rehabilitación e interrumpirlos. También realizan cambios iniciales y pequeños, por ejemplo disminuir el consumo. Se ha planteado que esta etapa tiende a durar hasta 6 meses aproximadamente. 4. Acción: Aquí los sujetos realizan los verdaderos cambios. Se comprometen por ejemplo a un verdadero programa de rehabilitación o terapia siguiendo todo el proceso. Tiende a durar seis meses aproximadamente. Aquí es donde el cambio puede ser efectivo. 5. Mantenimiento: Esta etapa se caracteriza por el mantenimiento del cambio. Aquí es crucial el prevenir las recaídas y el adquirir un nuevo estilo de vida. Es decir el sujeto pasa a adquirir todas las ventajas y "desventajas" de su cambio. 21

6. Salida o Terminación: Los sujetos aquí "salen" del proceso de etapas consolidándose el cambio. Es necesario recalcar que este modelo no se plantea en forma lineal si no más bien circular donde los sujetos pasan de una etapa a otra y vuelven a pasar por las diferentes etapas antes de realizar el cambio definitivo. 5.6. El Modelo Integrativo Está basado en las ideas de Bandura y del conductismo Skinneriano e intenta integrar la psicología de la salud con la salud pública. Es un modelo que pretende enfocarse hacia la comunidad y no hacia problemas individuales. Define el problema usando indicadores epidemiológicos y de psicología. Su forma de aproximarse a los problemas es multidisciplinario y multinivel, lo crítico, según este enfoque, es comprender el estilo de vida y los factores conductuales dentro del entorno en el cual se dan. Las primeras fases del análisis incluyen tanto el nivel personal como el nivel interpersonal. Hay un tercer nivel donde se considera el ambiente social más inmediato. Un cuarto nivel considera los aspectos institucionales, sociales, culturales, políticos y económicos, como clases de factores que afectan la conducta. Finalmente hay un nivel que implica la evaluación del impacto de las intervenciones, esta fase de evaluación del programa es importante pero generalmente se hace de manera poco sistemática, si es que se hace a pesar que se centra en metas específicas, este modelo es complejo y se considera como un modelo de planeación. 5.7. El Modelo de Prevención de la Enfermedad Desde esta perspectiva, el interés se centra en la interacción del individuo con su ambiente y se consideran tres factores que involucran una diversidad de funciones psicológicas cuyo proceso será determinante de los resultados biológicos en términos de salud o enfermedad. Dichos factores hacen referencia a la forma en que la conducta participa en la modulación de los estados biológicos, las competencias que definen la efectividad para interactuar con toda clase de situaciones que pueden afectar la salud y las maneras consistentes de comportarse de un individuo (Piña y Robles, 2004).

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El modelo particular de prevención hace énfasis en los aspectos temporales de la interacción, en donde la historia interactiva del individuo constituye un elemento psicológico que influye inicialmente en su comportamiento de riesgo o prevención. Este modelo consta de 3 fases: 1) Pasado (factores históricos susceptibles de influir en cada nueva situación interactiva); 2) Presente (factores que actualmente forman parte de una interacción) y 3) Futuro (consecuencias a mediano o largo plazo que se derivan de la ocurrencia del comportamiento)

Figura 6. Modelo de prevención de enfermedad 5.8 Modelo Psicológico de la Salud Biológica El Modelo Psicológico de la Salud Biológica propuesto por el Dr. Emilio Ribes Iñesta (1990) se presenta como un modelo alternativo en la forma de abordar la dimensión psicológica en los problemas de salud. Creado bajo una perspectiva Interconductual, el modelo planteado por el Dr. Ribes se muestra como un eje vinculador entre dos modelos o formas en que actualmente se ha abordado el binomio salud-enfermedad y que cubren 23

dimensiones distintas; la concepción biomédica y la sociocultural. De acuerdo con este modelo, la salud biológica o la enfermedad será el resultado de la forma en que el comportamiento media los efectos del ambiente sobre el organismo. La creación del Modelo Psicológico de Salud Biológica parte de que el conocimiento del proceso biológico de una enfermedad y las condiciones sociales en que se da, no son suficientes en el proceso de prevención, curación y rehabilitación, se requiere de más y esto implica el saber cómo aplicar este conocimiento de forma efectiva al grado de que afecte en el actuar cotidiano de las personas, encaminándolas a la emisión de comportamientos preventivos (Ribes, 1990).

El Modelo Psicológico de la Salud Biológica (Ribes, 1990c) se compone de seis elementos (Figura 7). Los cuales están clasificados en dos categorías; la primera corresponde a los procesos y está compuesta por tres elementos psicológicos fundamentales que tienen que ver con el proceso psicológico relacionado con el mantenimiento, pérdida o recuperación de la salud, dichos elementos corresponden a variables psicológicas vinculadas con la historia del individuo (la historia interactiva del sujeto dentro de la cual se encuentran los estilos interactivos y la historia de competencias), a sus capacidades (las competencias funcionales presentes) y a las formas en que su acción regula su reactividad biológica (la modulación biológica por las contingencias). Por otro lado, la segunda categoría se refiere a los resultados, es decir, los efectos obtenidos de la interacción de los tres componentes de la categoría procesos, dichos resultados se dan a un doble nivel, por un lado afectan el grado de vulnerabilidad biológica del organismo y por el otro, influyen en la disponibilidad y emisión de conductas instrumentales. Los elementos que componen esta categoría son las conductas instrumentales preventivas o de riesgo, los factores biológicos relacionados con la vulnerabilidad biológica presente y la aparición o no de la patología biológica o bien de conductas asociadas a la misma.

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Figura 7. Representación esquemática del Modelo Psicológico de la Salud Biológica propuesto por Ribes Las resultantes que propone el modelo, pueden ser tanto del orden psicológico (conductas instrumentales de riesgo), como del orden biológico (la vulnerabilidad biológica y los estados patológicos que constituyen las características definitorias de la enfermedad), y el resultado de la interacción de estas dos resultantes es la condición patológica, que desde el punto de vista psicológico, es consecuencia de una baja vulnerabilidad y la emisión de conductas instrumentales de riesgo. Las conductas instrumentales de riesgo o prevención consisten en acciones ejecutadas por los individuos que aumentan o disminuyen, la posibilidad de contraer alguna enfermedad. Ribes (1990) define a las conductas instrumentales como “las acciones efectivas que aumentan o disminuyen los riesgos de contacto con los agentes fisicoquímicos y biológicos productores de patología biológica” (p. 31). Las conductas instrumentales pueden ser clasificadas en: 

Conductas productoras de patología (riesgo) -

Directa, las cuales se refieren al contacto directo con el agente patógeno

-

Indirectas, que son aquellas que sin entrar en contacto directo con el agente dañino aumentan la vulnerabilidad del organismo ante dicho agente, la principal 25

características de este tipo de conductas indirectas está en que no producen efectos inmediatos y específicos. 

Conductas instrumentales preventivas las cuales hacen referencia a prácticas preventivas en situaciones donde el agente patógeno puede estar, al igual que en el caso de las conductas de riesgo, en contacto directo o indirecto. Las conductas instrumentales preventivas donde el agente patógeno está en contacto directo se refieren a conductas que involucran el contacto directo con el agente dañino pero en este caso, a diferencia de las conductas productoras de patología directa, se toman las debidas precauciones (las cuales no son garantía para evitar la adquisición de un agente patógeno), por ejemplo, los trabajadores del sector salud quienes, con precauciones tales como el uso de guantes de látex, se encargan de obtener las muestras de sangre para hacerles la prueba del VIH/SIDA; o bien, el tener relaciones sexuales con preservativo, lo cual no exime de poder ser contagiado del VIH.

5.9 Modelo de Autoeficacia Las bases del modelo de autoeficacia (Bandura, 1977) se dan en términos de una triada de caución recíproca, es decir, se describe por medio de tres componentes que operan en interacción unos con otros. Los tres componentes determinantes de acción propuestos por Bandura son: 1) determinantes personales en forma de cogniciones, emociones y factores biológicos; 2) la conducta e, 3) influencias ambientales. Bandura (1994) piensa que una buena intervención que tenga por objetivo el cambio de comportamiento, debe desde la perspectiva del modelo de Autoeficacia, considerar cuatro variables (ver Figura 8), las cuales están dirigidas a alterar cada uno de los tres componentes determinantes de acción propuesto por la teoría Cognitivo-Social.

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Figura 8. Representación del Modelo de Autoeficacia Los componentes del modelo de autoeficacia que han sido representados en la Figura 8, se describen a continuación y siguen un patrón de acción y metodología de intervención: 

El primer elemento, es el componente informativo, éste se refiere a la distribución de información sobre el tema tratado. El componente informativo intenta hacer concientes a las personas de lo vulnerables que son ante determinada enfermedad, su forma de transmisión, el desarrollo de la enfermedad y todas las características de la misma.



El segundo componente se refiere al desarrollo de habilidades sociales y de autorregulación que permitan a las personas el transformar la información en conductas o acciones de prevención efectivas. Cabe mencionar que en este componente, no se recomienda aún poner a los sujetos en situaciones de riesgo real.



El tercer componente está dirigido al mejoramiento de las competencias sociales y la construcción de una sólida autoeficacia, lo cual se logra por medio de simulacros de situaciones que pueden ir desde un simple juego de roles hasta situaciones de alto riesgo en donde con ayuda de un guía y de la retroalimentación, el individuo puede ensayar y mejorar la habilidades necesarias para enfrentar de una manera efectiva una situación de riesgo en la vida real.



Y por último, tenemos la creación de una red de apoyo social que asegure el mantenimiento de las conductas preventivas adquiridas, ya que el cambio de comportamiento se da en un contexto social específico con una influencia social 27

normativa. En este componente se ha de considerar la identificación de redes sociales que tengan más influencia y de aquellas que tengan la habilidad de reforzar o castigar. Pese a lo integro que parece estar este modelo, no se salva de caer en errores como el creer que con una alta percepción de riesgo, las personas tomarán acciones para prevenir enfermedades, es así, como nos encontramos con estudios que buscaban reforzar la autoeficacia por medio de la percepción de riesgo, bajo la hipótesis de que si una persona podía percibir el riesgo en el que se encontraba, esta podría desplegar las acciones de autoprotección necesarias, fortaleciendo así la autoeficacia (Bell, Molitor & Flynn, 1999). 5.10 Aspectos Compartidos entre Modelos Los modelos aquí expuestos si bien presentan características distintas entre ellos, poseen elementos comunes entre los cuales destacan: 

Concebir al ser humano como un individuo capaz de cambiar y por ende responsable de su conducta y los cuidados de la salud.



Destacar la influencia de factores directos e indirectos en la conducta de la salud; la amenaza percibida o susceptibilidad, actitudes hacia la conducta, presión social y autoeficacia son factores de impacto directo sobre el comportamiento en salud, mientras características sociodemográficas, información sobre la salud, creencias son elementos de influencia indirecta en las conductas de salud.



Contribuir a la investigación y predicción de las conductas de salud. No obstante, ninguna de estas logra por si sola abordar y comprender de una forma íntegra los diversos problemas y aristas que presenta el campo de la conducta de la salud.

5.11 Limitaciones de los Modelos Se agruparon críticas y opiniones acerca de los modelos, obteniéndose las siguientes: 

Son representaciones parciales de la realidad.



Se han centrado solo en la parte individual.



Sesgan el trabajo en Psicólogo de la Salud y se presentaron quejas de grupos feministas y ancianos (no inclusión en los estudios médicos).

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La mayoría de sus modelos no le permiten considerar el contexto cultural y social de algunas conductas saludables.



Los modelos de psicología de la salud generalmente no han tomado en cuenta los diferentes estadios de desarrollo del individuo.



No hay que olvidar que la salud por su naturaleza misma es un constructo multidimensional. Tienen implicaciones multidisciplinarias.

6. Ámbitos de aplicación De acuerdo con la revisión realizada por Fernández, Pérez y Fernández (2003), la Psicología de la Salud cubre al menos los siguientes ámbitos de aplicación:

a) Promoción de la Salud: Se trataría de todas aquellas actuaciones dirigidas a promover un estilo de vida saludable, entendiendo por salud no solo la ausencia de enfermedad sino la presencia de un estado de bienestar físico y anímico en el individuo. En este sentido, se destacarían las destinadas a fomentar aquellos hábitos de salud que pueden hacer que las personas se sientan mejor en su vida diaria. b) Prevención de las enfermedades: Esta tarea pasaría por la modificación de hábitos no saludables asociados a múltiples patologías, bien crónicas o agudas (por ejemplo, el tabaquismo). En este aspecto, se hace aún más evidente la estrecha relación entre los ámbitos de la promoción y de la prevención. Sin embargo, existen otros muchos comportamientos de riesgo cuya eliminación es la única y más eficaz forma de evitar muchas enfermedades graves. Por ejemplo, el uso del cinturón de seguridad y el fomento de una conducción prudente es una forma de reducir el alto número de patologías medulares. c) Evaluación y tratamiento de enfermedades específicas: Son muchas las alteraciones que han sido objeto de tratamientos basados en las técnicas de modificación de conducta. d) Evaluación y mejora del sistema sanitario: En este epígrafe se encuadrarían todas las propuestas dirigidas a mejorar la atención sanitaria en lo que se refiere a la práctica profesional, a la educación sanitaria de los usuarios y a la 29

relación entre los colectivos implicados, además de la formulación de una política de salud.

7. Niveles de Intervención Son básicamente tres: a) Prevención Primaria: Se centra en la modificación de contextos ambientales y sociales, así como en los aspectos conductuales que pudieses afectar a la salud con el tiempo, así como en la promoción de las conductas alternativas que favorecen la salud. Se trataría en suma de intentar que el problema no se produzca. Este tipo de intervención suele ser llevado a cabo en el ámbito comunitario, aunque puede estar dirigido también a determinados colectivos o grupos de riesgo. b) Prevención Secundaria: El objetivo en este segundo nivel se centraria en la intervención (tratamiento) propiamente dicha en un determinado trastorno cuando este acaba de iniciarse o esta a punto de hacerlo. Esta intervención precoz suele tener mejores resultados y expectativas de éxito que el siguiente nivel. c) Tratamiento: Se refiere igualmente a la intervención en un determinado trastorno. La diferencia con la prevención secundaria estriba en la consolidación de dicho trastorno, la cual no estaba en el nivel anterior. d) Prevención Terciaria: El objetivo aquí se centra en la actuación sobre los tratamientos ya efectuados, con la finalidad de prevenir la “recaída” o posibles complicaciones posteriores. En el caso de trastornos crónicos, un objetivo puede ser la reducción o disminución de los efectos negativos de estos; ya que la curación en muchos casos no es posible, la menos que si lo sea el nivel de calidad de vida. 8. Objetivos de la psicología de la salud Los objetivos de la psicología de la salud quedaron definidos en Yale en 1977 y en el Instituto de Medicina de la Academia Nacional de Ciencias en 1978, quedan resumidos en: 30



Aumento de salud y bienestar de las personas.



Prevención o modificación de las enfermedades



Mejor funcionamiento de casos con trastornos Para lograrlos se debe realizar lo siguiente:



El control del estrés.



El aprendizaje o eliminación de comportamientos que favorezcan o que perjudiquen a la salud.



Modificación de respuestas concretas de conductas ambientales para cada trastorno.

9. Estrategias para lograr el bienestar y la felicidad La psicología de la salud utiliza estrategias multicomponentes de amplio espectro para ayudar a la persona a reestablecer su equilibro perdido por alguna conducta de riesgo; a continuación se describen algunas de ellas (Oblitas, 2004, 2005, 2006, 2007): a) Auto-registros y análisis de la conducta. Auto-observación y registro cuantitativo de la emoción negativa en una gráfica colocada en un lugar que esté a la vista, así como el análisis funcional de la conducta emocional problema (análisis cualitativo), para identificar las causas y consecuencias, para luego intervenir sobre factores conductuales que desencadenan y mantienen la emoción negativa. b) Ejercicio físico: está científicamente fundamentada la importancia benéfica del ejercicio físico en los casos de depresión, estados de ansiedad, etc., y su importancia básica para la promoción de procesos emocionales saludables. Puede usted empezar con cinco minutos de caminata o trote diario, y cada semana agregar 5 minutos más, hasta completar 20 minutos al mes, puede intercalar dos o tres actividades físicas, como caminar, gimnasio y bicicleta. c) Alimentación balanceada: de todo un poco, es decir, carne, pescado, pollo, verduras, frutas, agua, ensaladas, en forma combinada y alterna, sin enfatizar en un solo tipo de producto, por ejemplo, las carnes. Fíjese una fecha para 31

empezar el gran cambio, y empiece con cambios menores y graduales; introduzca el consumo de pollo uno día a la semana, a la siguiente semana agregue pescado, la siguiente, pollo y pescado, además de carne, luego ensaladas, y posteriormente frutas. De forma análoga, vaya descontinuando la alimentación “chatarra”: hamburguesas, papas fritas, refresco de cola, confites, etc. d) Dormir bien durante 7 a 8 horas: evitando los distractores y factores perturbadores del sueño, mantener buenos hábitos antes de dormir, como comer alimentos ligeros y relajarse antes del sueño. En lugar de ver la televisión, puede leer un libro o una revista de su interés, escuchar música no platicar con su pareja. Si puede quitar el aparato de TV, radio PC de su recámara, mejor. Mantenga su habitación limpia, ordenada y bien ventilada. e) Para sentirnos bien, hay que pensar en recuerdos agradables durante cinco de minutos, primero una vez a la semana, y luego vamos agregando un ensayo más por semana, hasta convertirlo en una práctica habitual. Igualmente, para reír podemos ayudarnos recordando anécdotas de nuestra vida, leyendo historietas, consultando páginas de buen humor en el Internet, etc. 10. Importancia de la psicología de la salud El Informe Lalonde, del Ministerio Nacional de Salud y Bienestar de Canadá (1974), definió claramente las variables que determinan la salud o la enfermedad: 1) Biología humana (genética y envejecimiento). 2) Medio ambiente (contaminación física, química, biológica, aspectos psicológicos y socioculturales). 3) Estilos de vida (conductas). 4) Sistema de asistencia sanitaria (calidad, cobertura o acceso, gratuidad). Como puede observarse en la Figura 9, el medio ambiente y el estilo de vida tienen una influencia relativa mucho mayor en la salud que la biología y el sistema sanitario. Sin embargo, a menudo, los gastos y recursos invertidos en este último tal como está representado

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en la figura 10 son, proporcionalmente, muy superiores a la importancia que tiene en la determinación de la salud.

Figura 9. Factores determinantes de la salud (Informe Lalonde, Canadá, 1974). Lo que se invierte en controlar y mejorar el ambiente y el estilo de vida de las personas —en la mayoría de las sociedades, principalmente en las subdesarrolladas—, es aún muy inferior a la importancia relativa que tienen estos factores en el desarrollo y mantenimiento de la salud.

Figura 10. Proporciones relativas de fondos públicos (Informe Lalonde, Canadá, 1974).

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En estas sociedades, la distribución de los fondos públicos en salud es escasa, y la situación se aproxima a lo representado en la última figura. Con base en las 10 primeras causas de muerte, el Center for Disease Control of Atlanta concluyó que si se eliminan las del primer año de vida (edad en la que los factores biológicos son muy importantes como determinantes de la mortalidad en países desarrollados), la proporción de mortalidad determinada por el estilo de vida se acercaría a 50%. El consumo de alcohol y tabaco, en conjunto, causa aproximadamente 30% de las muertes en Estados Unidos (Centers for Disease Control, 1991). El abuso de alcohol, además de estar implicado en el cáncer de hígado, causaría alrededor de 50% de los accidentes de tránsito (Amigo, Fernández y Pérez, 1998). El Condado de Alameda, en California, demostró que había cinco comportamientos que estaban significativamente asociados con riesgo de muerte en los individuos de 30 a 69 años: consumo de cigarillos, actividad física, consumo de alcohol, obesidad y número de horas de sueño (citado en Torío y García, 2000). La investigación de Belloc (1973), durante la cual fueron entrevistados 7000 sujetos adultos acerca de sus hábitos de salud, tuvo un seguimiento de entre cinco años y medio y nueve años y medio, puso de manifiesto que siete hábitos estaban relacionados con una mejor salud: 1) dormir 7 u 8 horas; 2) desayunar diariamente; 3) no tomar alimentos entre las comidas nunca o casi nunca; 4) mantenerse con el peso adecuado a la altura; 5) no fumar; 6) tomar moderadamente alcohol o no tomar, y 7) practicar una actividad física regular. Debido a estas situaciones e resalta la importancia de la Psicología de la Salud en su acción en la población y el cambio de enfoque de dirección de recursos que debería tener el estado. 11. Importancia de la Formación de Psicólogos La importancia creciente de esta área surge ante los datos epidemiológicos objetivos que indican claramente que en las causas principales de enfermedad y muerte está implicado el comportamiento inadecuado del ser humano. La psicología del presente se orienta a mejorar la calidad de vida de las personas, a través de programas preventivos que favorezcan el autocontrol y la autorregulación física y psicológica

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así como a planificar acciones que intentan modificar la probabilidad de ocurrencia de procesos mórbidos. El entrenamiento en orientación y cuidado de personas que tienen que sobrellevar enfermedades crónicas tales como las cardiovasculares, cáncer, respiratorias, diabetes, SIDA, son prioridades en salud que los psicólogos deben enfrentar en la actualidad. La forma en que las emociones y las actitudes se relacionan con los procesos de salud y de enfermedad; qué factores conductuales de riesgo pueden identificarse para ciertas enfermedades; a través de qué acciones cognitivas y de comportamiento pueden afrontarse eficazmente situaciones estresantes de la vida cotidiana; cómo se puede convivir con una enfermedad crónica o con un enfermo crónico; cómo aprender a adaptarse a las exigencias inherentes de cada etapa de la vida; cómo afrontar el envejecimiento biológico, etc., son temas propios de la psicología de la salud. Se coincide con Becoña, Vázquez y Oblitas (2000) que: “la psicología de la salud es el campo de mayor futuro de la psicología para las próximas décadas y, por tanto, donde hay que esperar que se produzca el mayor desarrollo, crecimiento y expansión de todas las ramas de la psicología, tanto a nivel teórico como formativo, investigador y, aún más importante, profesional”. De acuerdo con los mencionados autores, a continuación se presentan los lineamientos que caracterizarían el desarrollo y las aplicaciones de la psicología de la salud en el futuro inmediato: 1) Incorporación del modelo conductual por parte de otros profesionales de la salud, con previa formación biológica para comprender, explicar y cambiar los comportamientos desadaptativos relacionados con la salud. Se considera que este modelo comportamental es de referencia obligada en toda acción preventiva primaria. Se prevé que las intervenciones comportamentales van a multiplicarse en el campo del cuidado de la salud física. 2) Gran desarrollo de programas preventivos en enfermedades causadas por hábitos inadecuados. La prevención primaria será el procedimiento de elección para las tres “c”: corazón, cáncer, carretera, responsables de la mayoría de las muertes. 35

3) Necesidad de diferenciar el concepto de psicología de la salud de otros relacionados estrechamente con ésta, como el de medicina comportamental. 4) Delimitación en el campo práctico del modelo biopsicosocial. La asunción de una perspectiva interdisciplinaria, así como la contribución de los componentes biológicos, psicológicos, conductuales y socioambientales. El psicólogo se centra en los factores subjetivos y de comportamiento pero integra, comprensivamente, el resto de los componentes. 5) Construcción de modelos explicativos de los distintos problemas en los que interviene la psicología de la salud desde una perspectiva interdisciplinaria (integrando conocimientos biológicos, psicológicos, conductuales y sociales) considerando el contexto cultural y sanitario en el cual se da la enfermedad. 6) Aplicación de procedimientos eficaces, de bajo costo. La aplicación de técnicas de intervención con una adecuada relación costo-eficacia se hace imprescindible para evitar los altos costos sanitarios sin mayores resultados en el mejoramiento de la calidad de vida de los individuos. Es importante que se demuestre a través de estudios controlados la eficacia de ciertos procedimientos para que los dirigentes políticos, los estamentos administrativos y demás profesionales apoyen acciones programadas de psicología de la salud. 7) Mejoramiento de las técnicas disponibles, evaluación adecuada de las existentes y desarrollo de nuevos procedimientos de intervención. A medida que surjan nuevas necesidades se hará necesario crear nuevas técnicas de intervención y elaborar procedimientos científicos para evaluarlas. El desarrollo de las técnicas de modificación de conducta ha permitido que éstas se apliquen eficazmente a alteraciones que antes eran de exclusivo campo de la medicina. Así, en la actualidad se aplican técnicas de comportamiento a pacientes hipertensos, asmáticos, diabéticos, con SIDA, cáncer, etc. Aunque todavía se está en una etapa exploratoria, en lo que respecta a la selección de las técnicas más eficaces para cada tipo de trastorno, ya que las dificultades metodológicas son múltiples (problemas de muestreo, seguimiento de los sujetos, adherencia a las instrucciones, tareas, etc.) (Kazdin, 1994). 8) Desarrollo de la psiconeuroinmunología. A partir de los trabajos pioneros de Ader y Cohen (1982) se pone en evidencia que el sistema inmunológico es susceptible de 36

condicionamiento clásico, y que por aprendizaje asociativo dicho sistema puede ser reforzado o inhibido, tanto en animales como en seres humanos (Sovalson, Ghanta & Hiramoto, 1988). La interacción estrecha entre los componentes psicológicos, el sistema nervioso y el sistema inmune tiene importantes derivaciones teóricas y prácticas (Freixa, 1991). 9) Utilización de medios de comunicación masiva. A través de mensajes sencillos se pueden difundir por radio y televisión estrategias de autoayuda para un gran número de individuos. Especialmente, a través de la TV se pueden presentar modelos sociales atractivos que induzcan al cambio de actitudes y comportamientos no saludables. Se han aplicado con éxito programas de tratamiento para fumadores (García y Becoña, 1994). 10) El desarrollo de estrategias preventivas para evitar recaídas después de alcanzar ciertos logros en la modificación de comportamientos. Particularmente, en los comportamientos adictivos, la prevención de recaídas y el mantenimiento de las modificaciones adaptativas logradas cobra especial importancia. Ejemplo: el ex fumador que tiene que evitar ambientes donde inevitablemente estará expuesto a estímulos inductores del hábito de consumir tabaco. En el caso de alteraciones crónicas, como la hipertensión, en las que el individuo tiene que mantener un hábito regular de realizar ejercicio físico semanalmente, controlar sus reacciones emocionales explosivas, su alimentación, etcétera. 11) Utilización saludable del tiempo libre. La práctica de actividades que potencien aspectos saludables, tanto físicos como psicológicos, dirigidas a realizar deportes, caminatas, juegos, fomentar la comunicación con personas cercanas, contacto con la naturaleza, etc., y que compensen actividades rutinarias del trabajo diario. 12) Contribuir a crear conciencia en la población acerca de la importancia de nuestros comportamientos para determinar procesos saludables o de enfermedad. 13) Promover que agentes de gobierno, políticos, personal sanitario, docentes, periodistas, representantes de agrupaciones no gubernamentales, etc., actúen como modelos de conductas saludables. 14) Incremento de la asistencia a personas de edad avanzada y con SIDA. Al prolongarse la expectativa de vida se requerirá mayor cantidad de profesionales capacitados para 37

orientar a personas mayores de edad, realización de programas para organizar el tiempo libre de éstas, etcétera. Los hábitos, las conductas, la frecuencia de exposición a determinadas actividades de riesgo y la situación educacional y de medidas higiénicas, determinan las formas de presentación y de propagación de la epidemia (Ruiz Ortega, 2000). Es fundamental identificar las formas de contagio más frecuentes de una determinada comunidad para poder implementar actividades preventivas apropiadas. 15) El papel de la psicología de la salud será cada vez más importante en la planificación de acciones preventivas de salud, programas comunitarios, etcétera. 16) Los conocimientos de la psicología de la salud deberán integrarse a otras áreas de conocimiento, tales como sociología de la medicina, medicina preventiva, salud pública, Antropología de la medicina, etcétera. Los médicos y los profesionales de la salud tendrán que adquirir conocimientos conductuales básicos. 17) Incremento de la investigación y las publicaciones en el campo de la psicología de la salud. En el mundo hispanoparlante, los trabajos en este campo aplicado de la psicología se han multiplicado en los últimos años. 18) Considerar que todo cambio a introducir en el campo de la salud debe tener en cuenta los valores sociales y significados del grupo social que afecte. Es decir, reconocer que la identificación de necesidades implica juicios de valor. Las necesidades que identifica el profesional de la salud pueden ser diferentes a las experimentadas o percibidas por los individuos. Es importante, por ejemplo, identificar las creencias de los individuos cuando se quieren modificar comportamientos de riesgo. 19) Surgimiento de nuevos problemas éticos. Estos problemas exigen nuevas soluciones con base en el contexto sociocultural, las pautas y valores de las personas implicadas. 20) La psicología de la salud ofrece la posibilidad de mejorar el estilo de vida de las personas así como la calidad de la atención hospitalaria y de los servicios públicos, reduciendo los costos de la salud (Moscoso y Oblitas, 1994). 21) Para concluir, se puede afirmar que este campo de la psicología aplicada es el que se manifiesta, en la actualidad, como el más promisorio y urgente, en cuanto a la necesidad de responder a las demandas sociales del momento y del futuro próximo.

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CAPITULO III:

PSICOLOGIA POSITIVA

La psicología positiva estudia las bases del bienestar psicológico y de la felicidad así como las fortalezas humanas. Tradicionalmente la ciencia psicológica ha dedicado mucho esfuerzo a estudiar los aspectos negativos y patológicos del ser humano, dejando de lado a menudo el estudio de aspectos más positivos como, por ejemplo, la sabiduría, la felicidad, la resiliencia, etc. El impulso definitivo para la creación de la psicología positiva fue dado por Martin Seligman de la Universidad de Pennsylvania. A finales de los años 1990 este conocido investigador, tras destacar la necesidad de investigar de forma decidida los aspectos saludables del ser humano, propuso la creación de la psicología positiva como corriente específica dentro de la psicología. La psicología positiva estudia diversos aspectos del ser humano: emociones positivas como la felicidad, la alegría o el amor, y fortalezas como el optimismo, la creatividad, la gratitud, la sabiduría, o la resiliencia. Seligman (2003), menciona en su libro felicidad auténtica que la felicidad es una resultante de un conjunto de emociones positivas, tales como éxtasis y la comodidad, y de actividades positivas, como la concentración y el cumplimiento de nuestras tareas. Este autor, presenta tres categorías de emociones positivas relacionadas con el pasado, presente y futuro. Las emociones positivas referentes al pasado incluyen la satisfacción, la alegría, el orgullo y la serenidad. Las emociones positivas referentes al futuro incluyen optimismo, esperanza y confianza. a) Las emociones positivas sobre el presente: Se dividen en dos categorías que sean perceptiblemente diferentes: 

Los placeres: los corporales y más altos son “placeres del momento” e implican generalmente un cierto estímulo externo.



Satisfacciones: Las satisfacciones implica la consecución del objetivo por el cual hemos trabajado, el flujo, la eliminación de la timidez, y el saber administrar las emociones negativas para beneficio del objetivo (defensa). 39

Pero cuando una satisfacción viene a las emociones positivas de un final entonces nos sentiremos protegidos. Las satisfacciones pueden ser obtenidas o ser aumentadas desarrollando fuerzas y virtudes del carácter. La autenticidad es la derivación de la satisfacción y de las emociones positivas de administrar las fuerzas de las que la personalidad dispone. La buena vida se nutre de la correcta administración de las fuerzas de que dispone la personalidad para obtener el equilibrio interior, por ejemplo, sintiendo que la labor de uno en el trabajo aporta algo positivo y que gracias a ese esfuerzo el colectivo se beneficia a cierto grado. Si además tenemos actividades creativas, estaremos aportando factores favorables para que la felicidad se convierta en un estado profundo de nuestra manera de vivir. Además, las siguientes conductas positivas ayudan para el propósito de lograr la felicidad, Seligman (2003): 1.

Fortalezas cognitivas que implican la adquisición y el uso del conocimiento. 

Curiosidad, interés por el mundo: Tener interés por lo que sucede en el mundo, encontrar temas fascinantes, explorar y descubrir nuevas cosas.



Amor por el conocimiento y el aprendizaje: Llegar a dominar nuevas materias y conocimientos, tendencia contínua a adquirir nuevos aprendizajes.



Juicio, pensamiento crítico, mentalidad abierta: Pensar sobre las cosas y examinar todos sus significados y matices. No sacar conclusiones al azar, sino tras evaluar cada posibilidad. Estar dispuesto a cambiar las propias ideas en base a la evidencia.



Ingenio, originalidad, inteligencia práctica: Pensar en nuevos y productivos caminos y formas de hacer las cosas. Incluye la creación artística pero no se limita exclusivamente a ella.

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2. Fortalezas emocionales que implican la consecución de metas ante situaciones de dificultad, externa o interna. 

Valentía: No dejarse intimidar ante la amenaza, el cambio, la dificultad o el dolor. Ser capaz de defender una postura que uno cree correcta aunque exista una fuerte oposición por parte de los demás, actuar según las propias convicciones aunque eso suponga ser criticado. Incluye la fuerza física pero no se limita a eso.



Perseverancia y diligencia: Terminar lo que uno empieza. Persistir en una actividad aunque existan obstáculos. Obtener satisfacción por las tareas emprendidas y que consiguen finalizarse con éxito.



Integridad, honestidad, autenticidad: Ir siempre con la verdad por delante, no ser pretencioso y asumir la responsabilidad de los propios sentimientos y acciones emprendidas.

3.

Fortalezas interpersonales que implican cuidar y ofrecer amistad y cariño a los demás. 

Amor, apego, capacidad de amar y ser amado: Tener importantes y valiosas relaciones con otras personas, en particular con aquellas en las que el afecto y el cuidado son mutuos. Sentirse cerca y apegado a otras personas.



Simpatía, amabilidad, generosidad: Hacer favores y buenas acciones para los demás, ayudar y cuidar a otras personas.



Inteligencia emocional, personal y social: Ser consciente de las emociones y sentimientos tanto de uno mismo como de los demás, saber como comportarse en las diferentes situaciones sociales, saber que cosas son importante para otras personas, tener empatía

4.

Fortalezas cívicas que conllevan una vida en comunidad saludable. 

Ciudadanía, civismo, lealtad, trabajo en equipo: Trabajar bien dentro de un equipo o grupo de personas, ser fiel al grupo y sentirse parte de él.



Sentido de la justicia, equidad: Tratar a todas las personas como iguales en consonancia con las nociones de equidad y justicia. No dejar que los sentimientos personales influyan en decisiones sobre los otros, dando a todo el mundo las mismas oportunidades. 41

5. Fortalezas que nos protegen contra los excesos. 

Capacidad de perdonar, misericordia: Capacidad de perdonar a aquellas personas que han actuado mal, dándoles una segunda oportunidad, no siendo vengativo ni rencoroso.



Modestia, humildad: Dejar que sean los demás los que hablen de uno mismo, no buscar ser el centro de atención y no creerse más especial que los demás.



Prudencia, discreción, cautela: Ser cauteloso a la hora de tomar decisiones, no asumiendo riesgos innecesarios ni diciendo o haciendo nada de lo que después uno se pueda arrepentir.

42

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