Capítulo 2 El estudiante solitario
En Cambridge fue capaz de perseguir sus intereses en las matemáticas, la ciencia y la física. En ese momento la educación predominante se basaba en Aristóteles, pero Isaac estaba más interesado en los matemáticos modernos como René Descartes. Isaac Newton tenía una prodigiosa capacidad para considerar problemas matemáticos, y luego centrarse en ellos hasta que hubiera resuelto el misterio detrás de ellos. Su única naturaleza apuntada lo llevó a, a veces, a ser separado del mundo. Por ejemplo, tenía poco tiempo para las mujeres. Un romance adolescente temprano no llegó a nada, y él permanecía solo a través de su vida. Sir Isaac Newton, es considerado como uno de los mayores genios de la historia. Sus logros matemáticos y científicos dan crédito a tal visión. Sus muchos logros en el campo de la ciencia incluyen: Desarrollo de una teoría del cálculo. Desafortunadamente, al mismo tiempo que Newton, el cálculo estaba siendo desarrollado por Leibniz. Cuando Leibniz publicó sus resultados, hubo una amarga disputa entre los dos hombres, con Newton reclamando la obra como plagio. Esto rivalidad duró hasta la muerte de Leibniz en 1713, también se extendió entre los matemáticos británicos y el continente. No es extraño que Newton eligiera ingresar en el Trinity, «el college más famoso de la universidad», según la opinión de John Strype, futuro historiador eclesiástico y, en aquel tiempo, estudiante no graduado del Jesús College. Al parecer, además de la reputación del college, algunos factores de índole personal pudieron influir en la elección de Newton. Newton ingresó en la universidad como subsizar, estudiante pobre que pagaba su estancia con trabajos serviles para los fellows, los fellow commoners —estudiantes muy ricos que tenían el privilegio de comer en la mesa principal con los fellows del college— y los pensionistas, de familias acomodadas. Sizar y subsizar eran términos peculiares en Cambridge; el término oxoniense correspondiente, servitor, expresaba su posición sin ambigüedad. Igualmente lo expresaban los estatutos del Trinity College, que les llamaba «scholares pauperes, qui nominentur sizatores», y definían su condición haciendo referencia al deber cristiano de ayudar a los pobres No podemos evitar hacernos una nueva pregunta. De producirse, ¿qué impacto tuvo en Newton el hecho de ser un sizar? Después de todo, era el heredero de un señorío. Si la casa misma no era grandiosa, la posición económica de su familia, gracias a la fortuna de Barnabas Smith, se situaba por encima de la de la clase acomodada. Newton estaba
acostumbrado a que le sirvieran y no a servir. Según las notas que escribió en 1662, trataba bruscamente a los sirvientes de Woolsthorpe, y por su parte éstos se habían alegrado mucho de su marcha. Cuesta imaginar que los trabajos serviles no le mortificaran. Probablemente, su situación aumentara su natural tendencia al aislamiento Teniendo en cuenta que Wickins ingresó en el Trinity en enero de 1663, el encuentro al que se hace referencia debió tener lugar por lo menos dieciocho meses después de la admisión de Newton. Me inclino a creer que los paseos del Trinity debieron haber sido frecuentes testigos de una figura solitaria durante esos dieciocho meses, como lo serían treinta y cinco años más. A excepción de Wickins, Newton no hizo ninguna amistad entre sus compañeros que desempeñar un papel importante en su vida, aunque viviría con algunos de ellos en el Trinity hasta 1696. En el verano de 1662, Newton sufrió una especie de crisis religiosa. Al menos, se sintió impelido a examinar el estado de su conciencia el domingo de Pentecostés, a escribir una lista de sus pecados anteriores a esa fecha y a empezar otra para los pecados que cometiera de ahí en adelante. Esta formalidad no duró lo bastante como para llevar la segunda lista demasiado lejos. Para evitar que cayera en manos extrañas, anotó sus pecados en clave, utilizando el sistema taquigráfico de Shelton, el mismo que en aquel tiempo empleaba Samuel Pepys para escribir una crónica más vivaz y reveladora. Mientras tanto, junto con los problemas de la vida diaria, estaban los estudios. En 1661, el programa de estudios de Cambridge —establecido casi un siglo antes por estatuto— se encontraba en avanzado estado de descomposición. Los estudios, en Cambridge, no habían roto el molde que había prevalecido durante siglos y cuyo modelo principal era Aristóteles. En su formulación inicial, se había hecho eco de las posiciones más avanzadas de la filosofía europea. Una de las primeras compras de Newton en Cambridge fue un cuaderno, y probablemente fue en éste donde anotó los frutos de sus lecturas basadas en el programa establecido. En realidad, no terminó ninguno de los libros que empezó a leer. Había encontrado otras lecturas. Quizá la lectura de la historia no debería considerarse como una actividad alternativa, figurando con frecuencia en algunos de los programas de estudio que los preceptores prescribían. En cualquier caso, entre sus primeras adquisiciones en Cambridge se encuentran dos libros de historia: Chronicles (Crónicas), de Hall y Four Monarchies (Cuatro monarquías), de Sleidan. No es posible garantizar la fecha en que Newton inicia las «Quaestiones», aunque existen indicios para pensar que no sería mucho después de 1664. De la misma forma, no es posible asegurar de dónde procedía su estímulo, ya que todo lo que conocemos sobre Cambridge nos hace suponer que, como institución, no debía conducir a Newton hacia la nueva filosofía. Un testimonio de aquella época indica que la influencia de Descartes se respiraba en el aire, de modo que el consejo de un preceptor apenas sería necesario. Roger North, un
estudiante universitario de Cambridge en el periodo 1667-1668, cuyo preceptor, su hermano, no quería ser molestado y le había dejado seguir sus propias inclinaciones, «encontró tal alboroto hacia Descartes, tantas barreras y prohibiciones hacia sus escritos, que parecía como si éste hubiera impugnado los mismos Evangelios. Y, sin embargo, existía una tendencia general a utilizarlo, especialmente en el sector más vivo de la universidad…». Newton escribió cuarenta y cinco encabezamientos para organizar el fruto de sus lecturas, empezando por temas generales como la materia, el espacio, el tiempo y el movimiento, siguiendo con el orden cósmico, después, con una serie numerosa de propiedades táctiles (tales como la raridad, la fluidez, la suavidad), seguida por cuestiones sobre el movimiento violento, propiedades ocultas, luz, colores, visión, sensación en general, y concluyendo con una miscelánea de temas que no parecen en absoluto haber estado en la lista inicial. Bajo algunos de los encabezamientos, nunca llegó a escribir nada; bajo otros, era tanto lo que encontraba que debía continuar sus anotaciones en otro lugar. El título «Quaestiones» describe con precisión el tono siempre interrogador de su trabajo. Las cuestiones, sin embargo, se formulaban en el marco de ciertas limitaciones. Indagaban sobre detalles de la filosofía mecánica; no cuestionaban el conjunto de la filosofía. Newton había abandonado el mundo de Aristoteles para siempre. En un libro de Boyle, Newton encontró un plan para probar la teoría, poniendo en correlación las mareas con la lectura de barómetros, los cuales debían registrar la misma presión. Inmediatamente, comenzó a pensar en otras consecuencias que debían derivarse de la teoría. Nada indica que Newton hubiese llevado a cabo ninguna de estas observaciones. En cualquier caso, si la esencia del procedimiento experimental reside en las preguntas que se plantean sobre las consecuencias que deben derivarse de una teoría, Newton, el científico experimental, nació con las «Quaestiones». En 1664, ese método de investigación había sido muy poco empleado. El ejemplo de Newton fue determinante para que el procedimiento experimental transformase la filosofía natural en ciencia natural. ¿Cómo consiguió no quedarse ciego? Tan cerca del descubrimiento, Newton no podía detenerse a valorar el precio que podía pagar. El contenido de las «Quaestiones» anticipa también gran parte del futuro Newton. Los pasajes «Sobre el movimiento» y, especialmente, «Sobre el movimiento violento», marcan su introducción a la ciencia mecánica. Este último pasaje —un ensayo, en realidad— ataca a la explicación aristotélica del movimiento de un proyectil, y concluye con la idea de que el movimiento continuo de un proyectil, después de separarse del proyector, se debe a su «gravedad natural». Esta «gravedad» hace referencia a una doctrina atomista que dota a cada átomo de una movilidad inherente, llamada gravedad, por la cual se mueve. La doctrina era similar, aunque de ningún modo idéntica, a la teoría medieval del ímpetu, que luchó por fidelidad de Newton con el principio de la inercia durante veinte años. Newton estudió el orden cósmico y el sistema de vórtices de Descartes.
La materia y la luz eran las más importantes; rechazar las opiniones de Descartes sobre estos dos temas iba a romper la cohesión de su filosofía natural sin posibilidad de retorno. En sus discusiones sobre la luz y el color, es evidente que Newton sostenía la concepción corpuscular. Descartes pudo haberlo introducido en la filosofía mecánica, pero Newton se sumó rápidamente al atomismo. Existe también la posibilidad de que la obra de Henry More guiara a Newton hacia la filosofía mecánica. El nombre de Descartes aparece con tanta frecuencia en sus escritos que es imposible que le pasara desapercibido. Independientemente de a quién descubriera antes, More representaba la segunda corriente de pensamiento que atemperaba el entusiasmo de Newton por Descartes. Los puntos de vista de More ejercieron una fuerte influencia en el ensayo original sobre los átomos que Newton escribió en las «Quaestiones». Sin embargo, más tarde, Newton tachó el ensayo y no fue aquí donde la posición de More fue vital. Como el resto de los platónicos de Cambridge, Henry More estaba preocupado por la posible exclusión de Dios y del espíritu de la naturaleza física implícita en la filosofía mecánica. Si en un principio había dado la bienvenida a Descartes como a un aliado de la religión, a medida que avanzaba en su sistema de la naturaleza, se sentía más y más alarmado sobre sus implicaciones. Asimismo, disponemos de cierto número de testimonios: algunos de ellos, en palabras propias de Newton —entre los cuales, la más importante data de 1699—; otro en el memorándum de Conduitt sobre una conversación con Newton, el 31 de agosto de 1726; y otro, en un memorándum de Abraham DeMoivre, de noviembre de 1727, poco después de la muerte de Newton. El primero de ellos está escrito treinta y cinco años después de los acontecimientos que describe. No obstante, parece un testimonio razonablemente consistente, y razonablemente concordante con los apuntes sobre lecturas de Newton. Ambos testimonios coinciden en ver a Newton como un autodidacto en matemáticas, igual que lo había sido en filosofía natural. Casi veinte años más tarde, cuando, al recomendar a Edward Paget para el puesto de maestro en matemáticas en el Christ’s Hospital, enumeraba las cualidades de éste, Newton debió recordar su propia experiencia. Paget entendía las distintas ramas de las matemáticas, dijo, «lo cual indica el carácter de un verdadero genio matemático, que ha aprendido éstas según su propia inclinación, con su propio esfuerzo y sin ayuda de un profesor». Las propias notas de Newton coinciden con los relatos de Conduitt y de DeMoivre, en los cuales se advierte cómo éste se introduce directamente en el análisis moderno sin un aprendizaje solvente en geometría clásica. Asimismo, coinciden en la importancia concedida a Descartes El resultado final es cierto: el 28 de abril de 1664, Newton fue favorecido con una scholarship. Es inevitable hacerse una pregunta: ¿Cómo se explica esta decisión? La explicación quizá sea la más obvia. El genio de Newton brillaba por encima de la
mediocridad que le rodeaba, incluso en los estudios que había abandonado. Esta explicación, sin embargo, no se corresponde con el relato que Newton hace de la opinión que Barrow —el líder intelectual del college— se había formado de él. La realidad de Cambridge en 1664 sugiere otra explicación más plausible, y ésta es que Newton contaba con un defensor poderoso en el college. Existen buenas razones para creer en la existencia de ese defensor. Newton nunca aprendió a irse a la cama temprano una vez que un problema se había apoderado de él. Incluso cuando era un anciano, los sirvientes tenían que llamarle media hora antes de que la cena estuviera lista, y cuando bajaba, si acertaba a ver un libro o un papel, podía dejar que la cena esperara durante horas. Tomaba las gachas o la leche del desayuno con los huevos fríos que habían sido cocinados para la cena. Conduitt observó a Newton mucho después de sus años de creatividad. La tensión de la búsqueda, que le consumía en 1664 y en los años que siguieron, aumentaron al límite todas las posibles neurosis que arrastraba desde Woolsthorpe. Se sintió «trastornado» más de una vez, y no sólo por la observación de cometas. Su descubrimiento del nuevo análisis y la filosofía natural, en 1664, marcaron el comienzo de la carrera científica de Newton. Consideró las «Quaestiones» lo suficientemente importantes como para confeccionar más tarde un índice temático, que complementaba su organización inicial. Newton abandonó el viejo mundo del aristotelismo académico y zarpó hacia el nuevo. La travesía fue rápida.