UNIVERSIDAD NACIONAL DE LA PLATA FACULTAD DE HUMANIDADES Y CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN
CÁTEDRA: HISTORIA DE LA HISTORIOGRAFÍA (2015) NOMBRE Y APELLIDO: OVIEDO MARÍA EUGENIA. LEGAJO: 99373/0 TALLER: HISTORIA DE LA HISTORIOGRAFÍA ARGENTINA CURSADA PROMOCION SIN EXÁMEN FINAL TRABAJO: RESEÑA DEL LIBRO DE NORA PAGANO Y FERNANDO DEVOTO “HISTORIA DE LA HISTORIOGRAFÍA ARGENTINA” CORREO ELECTRONICO:
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Fernando Devoto y Nora Pagano escribieron “Historia de la historiografía argentina” un libro que recoge una serie de obras sobre los principales segmentos en que se suele dividir la Producción Historiográfica Argentina, cuya primera versión fue publicada por la Editorial Sudamericana de Buenos Aires en el 2009. Ambos son investigadores del Instituto Ravignani y en el marco del Programa de Investigación en Historiografía Argentina, nos ofrecen una producción que da cuenta de diversas interpretaciones, construcciones y reconstrucciones del pasado ligadas estrechamente a los climas culturales y políticos locales e internacionales respectivos de cada época. Bajo el título “Historia de la Historiografía Argentina” los autores agrupan ensayos que de forma intencionada se entrelazan en torno a un mismo objetivo: esbozar aproximaciones generales de la trayectoria historiográfica del pasado de nuestro país. Una tarea atrayente pero que les planteo varias problemáticas, entre ellas como delimitar el objeto de estudio. Consideraron que era imprescindible escribir una historia de la historiografía a partir de un recorte, porque de otro modo hubiese sido una historia de la cultura argentina lo que no estaba entre sus aspiraciones. Desde esta perspectiva tomaron como criterio general el modelo de historiografía moderna cuyos exponentes más importantes fueron Marc Bloch y Arnaldo Momigliano, quienes la han definido como una práctica intelectual que combina esquemas generales de interpretación del pasado y técnicas e instrumentos para operar con los restos de ese pasado. Sin embargo, este enfoque no ha sido consumado en su totalidad sobre las producciones locales, porque aquella definición planteaba ciertos límites ya que esos elementos no se articulaban cabalmente en el campo historiográfico argentino. Dejando de lado rígidas delimitaciones que favorecían imágenes empobrecidas de la historiografía, los autores se inclinaron por dar un paso más allá, ampliando los márgenes
de la historiografía hacia “una mirada más abarcadora que permita iluminar desde una multiplicidad de ángulos un territorio heterogéneo y dispar”1. Partiendo de estas consideraciones los autores desean dar cuenta de esta recurrente e irresuelta tensión entre erudición y divulgación, entre aspiración científica y aspiración política. Valiéndose de herramientas propias del historiador, por un lado proponen un recorte temporal comprendido en cien años tomando como punto de partida desde la segunda mitad el siglo XIX hasta la década del 60 del siglo XX, considerado este último como la conclusión de un ciclo. Por otro lado, circunscriben la producción del libro sólo a los historiadores argentinos. No obstante se propusieron poner en diálogo esas construcciones del pasado con los climas de época locales e internacionales. Los temas propuestos son abordados de forma cronológica acercándose al presente en tanto la disponibilidad de fuentes así lo permitan, de este modo la presentación del libro se estructura a partir de 6 capítulos, articulado cada uno en torno a una tradición intelectual (erudita, positivista, metódica, revisionista, marxista y renovadora). En su estructura interna cuenta además con un prefacio y un ensayo bibliográfico que agrupa detalladamente el acceso a las fuentes de las que se nutrieron las producciones de ambos autores. En el capítulo inicial N.Pagano analiza las peculiaridades que adquirió a nivel local, la historiografía erudita cuya máxima expresión era Bartolomé Mitre. La autora considera que en relación al contexto específico local en el que surge y se consolida esta corriente, “la razón política constituye un elemento necesario aunque no suficiente para explicar el
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Fernando Devoto – Nora Pagano “Historia de la Historiografía argentina”, Buenos Aires, Sudamericana, 2009,p.9
fenómeno que se aspira a abordar”2. Partiendo desde este lugar la autora intenta dar cuenta de la consolidación de este formato no como proceso lineal, sino teniendo en cuenta los diversos itinerarios que culminaron en la consolidación de esta historiografía datable a partir de mitad del siglo XIX. Empero puede percibirse la preminencia dada por N. Pagano a las razones políticas para su arraigo en la época, desde esta óptica “la historia erudita es un fenómeno correlacionado con el proceso de consolidación del estado nacional…desde allí surgía la demanda al conocimiento histórico”3.
La necesidad de escribir una historia que despertara los
sentimientos de nacionalidad argentina y que a su vez fundara la prexistencia de la nación, dotándola de una conciencia colectiva, posibilitaba alinear presente, pasado y futuro. He aquí la peculiaridad de la historiografía erudita que junto a su perspectiva metodológica de base heurística convertía los documentos en la piedra angular de toda construcción historiográfica Desde fines del siglo XIX y las primeras décadas del siglo XX se asistía a la desintegración del orden conservador y a la apertura de nuevas formas de interpretación del pasado. La interacción de un conjunto de historiadores con aquel clima de época, que F. Devoto engloba en el rotulo de “positivistas”, intentaron dar perspectivas renovadas a la producción historiográfica. En este sentido apelaban a nuevos enfoques que tomaron distancia metodológica de las formas tradicionales alrededor de las cuales se habían construido las lecturas del pasado post Caseros. Dicha renovación implicaba una actitud de corte cientificista como forma de acceso al conocimiento del pasado y un “traslado del interés de Fernando Devoto – Nora Pagano “Historia de la Historiografía argentina”, Buenos Aires, Sudamericana, 2009,p. falta el numero de pagina 3 Fernando Devoto – Nora Pagano “Historia de la Historiografía argentina”, Buenos Aires, Sudamericana, 2009,p.18 2
los grandes hombres que producen historia a los fenómenos sociales, mentales, culturales o económicos”4. La centralidad ya no le era otorgada al papel del Estado sino al ámbito de la sociedad, y el acercamiento realizado a través del planteo de temáticas o problemas rompía el esquema narrativo cronológico. De esta manera se reorganizaba el relato histórico, apelando a categorías universales los estudiosos intentaban dar cuenta de procesos más largos en los que era posible percibir la permanencia de leyes o factores. Este esquema junto con los ámbitos de sociabilidad del entorno positivista que F. Devoto esboza en el capítulo segundo, debe ser entendido como afinidades que engloban a dichos intelectuales. En este sentido el autor intenta aproximar al lector a un cuadro general que englobe a los intelectuales de la época del positivismo, a partir del análisis de los más destacados, entre ellos José María Ramos Mejía, Ernesto Quesada, Bunge e Ingenieros. Pese a las proximidades, el autor considera que deben tenerse en cuenta los matices al interior y entre ellos mismos, ya que los climas de época resultaban bastante ambiguos por lo que las repuestas podían ser dispares y el surgimiento de nuevas ideas y relecturas del pasado inevitables. Esa misma lógica es la que intenta seguir N. Pagano en el análisis de la Nueva Escuela Histórica, ya que una serie de elementos los unificaba como corriente, pero otros factores propiciaban las diferenciaciones internas. Entre las primeras destaca en primer lugar “el consenso liberal en cuyo seno se gestaron los servicios recíprocos prestados entre la Historia, los Historiadores, el Estado y la
Fernando Devoto – Nora Pagano “Historia de la Historiografía argentina”, Buenos Aires, Sudamericana, 2009,p.76 4
Política”5. Además se auto adscribían a una tradición que planteaba una ruptura en términos metodológicos con la vertiente anterior favoreciendo relatos más rigurosos científicamente, administraron los documentos necesarios para su labor y el punto de partida ya no era Mitre. Todo ello se convirtió en fundamento para trazar una nueva perspectiva, el positivismo no tenía poder de cohesión social y esa carencia debía ser salvada de algún modo. Esta actitud revisionista, como lo llama la autora, favoreció la inserción e implantación en los espacios institucionales, estos “desempeñaron un papel decisivo en tanto sede de producción, gestión y reproducción de saberes y ejercicio regulados del oficio, circunstancia favorecida gracias a la creación, reorganización y/o expansión de entidades dedicadas a la educación superior vinculadas a la historia, empezando por las pioneras: la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales y la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires y la de Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional de la Plata”6. Cuando los fundadores de esta historiografía profesional afianzaron sus posiciones institucionales comenzaron a acentuarse las diferencias que resquebrajaba la imagen de la tradición como un bloque desprovisto de fisuras. “Unidad y homogeneidad se vieron matizadas a través de indagaciones que enfocaron las trayectorias individuales de varios historiadores vinculados con la NEH”7. A partir de esas trayectorias personales la autora da cuenta en su análisis de los matices que a partir de los años 20 es posible verificar en torno Fernando Devoto – Nora Pagano “Historia de la Historiografía argentina”, Buenos Aires, Sudamericana, 2009,p.142 6 Fernando Devoto – Nora Pagano “Historia de la Historiografía argentina”, Buenos Aires, Sudamericana, 2009, falta numero de pagina 7 Fernando Devoto – Nora Pagano “Historia de la Historiografía argentina”, Buenos Aires, Sudamericana, 2009,p.142 5
a la emergencia de la
Nueva Escuela Histórica. El capítulo hace un recorrido de
trayectorias entre las que destacan las de Ricardo Levene y Emilio Ravignani dos núcleos posibles desde donde narrar la historia argentina “ellas permitieron observar dimensiones que el colectivo agregado ocultaba”8. En el cuarto capítulo Devoto propone abordar el revisionismo desde una perspectiva temporal, parte de un recorrido ordenado en secuencias de etapas sucesivas ofreciendo la imagen del revisionismo como una tradición acumulativa de rasgos, problemas y elementos que lo identifican. Relacionando contextos políticos y culturales y también combinando historia y política divide al revisionismo en etapas, en las que cada una de estas adquiere sus propias especificidades. Según el autor esta manera de abordarla es necesaria ya que no es posible definirla como tradición historiográfica porque se superponen criterios de clasificación diferentes que muchas veces son contradictorios entre sí. El nacimiento de esta corriente, para Devoto, se posa sobre los años 30 como parte de la impugnación al orden político y a las imágenes predominantes por entonces, sus principales exponentes serían los hermanos Irazusta. Su consolidación tiene como hito fundante la creación del Instituto de Investigaciones Históricas Juan Manuel de Rosas, que en poco tiempo se transformó además en un espacio aglutinador y de sociabilidad. El término revisionismo alude a un conjunto de estudiosos al margen de las instituciones académicas cuya principal característica estriba en la crítica a la historiografía liberal y en la reivindicación de los caudillos, en especial la figura de Rosas. Se trata de una relectura del pasado especialmente del período que va desde 1820 hasta 1852, proveniente primero del nacionalismo y luego del peronismo. Fernando Devoto – Nora Pagano “Historia de la Historiografía argentina”, Buenos Aires, Sudamericana, 2009,p.142 8
La reflexión que sugieren los autores a partir de una mirada de conjunto en un marco de larga duración plantea sus límites al momento de analizar el recorrido de la historiografía de izquierdas. Esto sucede porque se encuentran frente a un objeto de estudio cuyos límites no están claramente definidos, “se trata de una dilatada y compleja corriente políticointelectual en la que convergen diversas vertientes conformadas a su vez por grupos y subgrupos que han diseñado diversas interpretaciones del pasado, no infrecuentemente antagónicas entre sí”9. De esta manera no pretenden ser exhaustivos ni muy profundos en su recorrido porque implicaría un alejamiento del objetivo general, por ello parten de la matriz marxista como elemento que aglutine a las variadas vertientes desde la cual es posible trazar un hilo conductor. Una de las características sobresalientes de esta corriente es su afán de intervención política, expresados a través de múltiples espacios, lo que desborda el campo historiográfico para incursionar en el mundo cultural. Asimismo se limitan a transitar autores y textos que organizaron la cultura historiográfica desde fines del siglo XIX hasta fines de los años 60. A pesar de que la historiografía de izquierdas lleva en su seno las complejidades anteriormente mencionadas, los autores rastrean lineamientos como marcos conceptuales, tópicos y problemáticas que favorecen delinear esta tradición más allá
de sus
fragmentaciones. Por esto Pagano intenta bosquejar una posible genealogía a partir de la obra de José Ingenieros primero, y Aníbal Ponce después. Estas son consideradas las primeras apariciones de la izquierda en la Historiografía argentina, que luego darán paso a nuevas interpretaciones con la emergencia de la izquierda nacional y la nueva izquierda, en
Fernando Devoto – Nora Pagano “Historia de la Historiografía argentina”, Buenos Aires, Sudamericana, 2009,p.287 9
estas estaciones el peronismo se presenta como punto de inflexión abriendo camino a realineamientos y reagrupaciones. Por último, la obra finaliza con un recorrido por la renovación historiográfica, como tal proponía nuevas vías de abordaje del pasado histórico, en ella se nucleaban un conjunto de intelectuales que por oposición a las precedentes formas de hacer historia lograron desde el interior y exterior de la disciplina formular nuevas miradas sobre la historia. El recorrido parte desde José Luis Romero como figura paradigmática de la renovación, porque acerca un nuevo enfoque que parte de consideraciones culturales alejándose de los anteriores enfoques de tipo político y económico. Además la renovación es de tipo documental, ya que introduce nuevas fuentes como por ejemplo las literarias. También es importante señalar las relaciones interdisciplinarias, y los aportes que suscitaron la economía y la sociología. En su conjunto contribuyeron a producir la renovación de las Ciencias Sociales, que junto con Romero subrayan como figuras más destacadas a Gino Germani, Guido Di Tella y Aldo Ferrer. Aunque según el autor la real incidencia de la renovación en los ámbitos académicos y más específicamente universitarios fue marginal, porque las directrices de la NEH en muchos de los casos se encontraba fuertemente arraigada. Quienes quieren acceder a un panorama general de la historia de la historiografía argentina, deben acercarse a este libro con por lo menos un lectura previa de la temática general a modo de inserción en el tema, ya que no es un libro de lectura rápida y puede resultar un tanto engorroso. Está compuesto por ensayos que están articulados de manera tal que el eje temático uno puede rastrearlo en los diferente capítulos. Ofrecer una síntesis integral de las
interpretaciones del pasado argentino, que era uno de sus objetivos, y que desde mi perspectiva han cumplido correctamente El aporte fundamental de este texto es que permite comprender históricamente el desarrollo de tradiciones historiográficas que en relación a los climas de época ofrecen un panorama no solo intelectual, sino también en términos políticos, sociales, culturales e ideológicos.