Asignatura: Geografía Dominicana II
Paola Moreta Yediper (Participante)
15-0234 (Matrícula)
Facilitadora: Griselda Pérez
Fecha: 23-03-2019
Bienvenidos a nuestra tercera semana de trabajo, que tiene como título: "Recursos Naturales". En la misma realizaremos las soguientes actividades:
Consultar la bibliografía señalada y otras fuentes de interés científico para la temática objeto de estudio.
Elaborar un resumen sobre los recursos naturales de la República Dominicana, que tome en cuenta los siguientes sectores:
Agrícola La actividad agrícola en la República Dominicana está centrada en dos cosechas: azúcar y arroz. Representando el 11% del PIB y cerca del 15% de los empleos, es de particular importancia para el país reducir la vulnerabilidad del sector ante los desastres naturales.
Anteriormente, los desastres naturales habían representado una pesada carga para las finanzas del país. El gasto público durante las tormentas tropicales Noel y Olga en el 2007, fue de alrededor de 0.6% del PIB y alcanzó 1.6% del PIB durante el 2004 con el Huracán Jeanne.
La tormenta más destructiva la trajo en 1998 el huracán Georges y en 1979 la tormenta tropical Federico, resultando en pérdidas económicas equivalentes a 16.1% y 18.4% del PIB, respectivamente.
La experiencia ha demostrado que los huracanes, tormentas tropicales, terremotos, deslizamientos, inundaciones y sequías, afectan mayormente a los pequeños agricultores (menos de 3.13 ha.), quienes representan el 72% del total de los agricultores, y responden por el 28% de la tierra agrícola. Pecuario Las diversas formas de explotación que encontramos en la actividad ganadera están en íntima relación o podríamos decir, directamente relacionados con los factores naturales y el desarrollo económico de cada país. Por ejemplo, la forma tradicional o también conocida como de manutención, se desarrolla en forma extensiva, con un reducido capital y además no emplea
tecnología o muchas veces es escasa, por lo tanto el resultado de su rendimiento es bajo. En muchos casos, por motivos económicos y por la alternancia de las pasturas se practica la trashumancia entre regiones lindantes. Aquí podemos citar como ejemplo, lo que sucede en la región andina con los ovinos, caprinos y auquénidos, estos últimos serían las llamas, alpacas y vicuñas. Otra forma de explotación es la ganadería comercial semi –intensiva, en donde la cría se realiza en grandes extensiones, utilizando técnicas intensivas para el cuidado del animal. Estas prácticas intensivas consisten en el mejoramiento genético, engorde en pasturas inducidas, entre otras. Esta forma se practica en las llanuras templadas de América del Sur, Australia, Sudáfrica, el oeste de Estados Unidos, etc. Sin embargo, cabe aclarar que en esta forma de ganadería también practica la trashumancia, pero con la utilización del transporte mecánico. Y por último, otra forma de explotación es la ganadería intensiva o industrial, conocida con el nombre de feed lot, es decir cría a galpón. En ella se emplea alta inversión en mano de obra e infraestructura, por lo que el resultado es positivo: elevado rendimiento. Además se aplica ingeniería genética con el propósito de refinar las razas y mejorar su comercialización, logrando bovinos de mayor peso y de carne magra, o de producción de leche, u ovinos con mejores lanas, etc. Hídricos
La precipitación media anual es de 1 410 mm, que suponen un volumen anual de agua en todo el territorio de 68 620 millones de m3. La precipitación media sufre variaciones a lo largo del país que van desde 350 mm en la cuenca conocida como Hoya de Enriquillo a 2 743 mm anuales en la Cordillera Oriental.
Los recursos hídricos renovables internos se estima en 23 498 millones de m3/año y se ha establecido por regiones hidrográficas (Tabla 2 y Tabla 3) (Pérez y Romero, 2012). Los recursos hídricos subterráneos se estiman en 4 161 millones de m3/año, todos considerados como caudal base o superposición entre agua superficial y agua subterránea. La disponibilidad de agua subterránea aprovechable se ha estimado en 2 469 millones de m3/año.
Forestales La República Dominicana fue hasta los años cuarenta del pasado siglo, un país con una cobertura forestal superior al 70 %. Con la apertura de grandes aserraderos, se inició un proceso acelerado de pérdida de nuestros bosques, reduciendo la cobertura a menos de 20 %, lo que provocó el cierre de todos los aserraderos y que se prohibiera la tala de árboles.
Con la primera crisis petrolera de mediados de los 70s, las naciones pobres que dependían de la importación de petróleo consideraron la posibilidad de apoyarse en el consumo de foresta como parte del desarrollo madera, entre otras opciones, como forma de aliviar el gasto de la factura en dicho combustible. Fue así como se iniciaron los proyectos de fincas energéticas, lo que dio paso a una revisión de la política de prohibición del corte de árboles que se aplicara en buena parte de los países tropicales. En el caso dominicano, esta revisión dio origen a la Comisión Nacional de Energía (COENER), establecida durante el gobierno del Dr. Jorge Blanco y que tuvo al Dr. Campillo Pérez como su primer presidente.
En nuestro país, el cierre de los aserraderos trajo como consecuencias un incremento abrupto de la importación de madera y un cambio en el patrón de construcción (y encarecimiento) de la vivienda, muy especialmente de la vivienda rural, que para entonces se hacia principalmente de madera, sobre todo en los sectores mas pobres.
Anualmente, República Dominicana tiene una factura de importación de madera y sus derivados cercana a los doscientos millones de dólares. Sin embargo, tenemos todas las condiciones para producir la madera que permita reducir significativamente esa factura. Es cierto que desde 1983, y muy especialmente desde 1996, se han desarrollado importantes programas de reforestación (Quisqueya Verde es un caso emblemático), pero estos han tenido un enfoque básicamente de preservación y aumento de la cobertura forestal, lo cual, para orgullo de todos, se ha ido logrando. También es cierto que muchas plantaciones se han hecho con fines de aprovechamiento, pero todo este esfuerzo resulta insignificante a la luz de los grandes volúmenes de importación de madera que hacemos y de las potencialidades que tenemos.
Volviendo a los años setenta, a comienzos de esa década, el gobierno dominicano puso en ejecución una política de sustitución de importaciones mediante la cual se crearon incentivos que aportaron cuantiosos recursos para el desarrollo del sector industrial; mas luego, se hizo lo mismo con el turismo. Los resultados, en ambos casos, son de todos conocidos. Sabemos que la manera de cómo ha evolucionado la economía a nivel global, la firma de diferentes acuerdo internacionales, impiden la aplicación hoy día de instrumentos que se aplicaron en el pasado. Sin embargo, siempre es posible encontrar fórmulas que permitan estimular a sectores que se considere necesitan del apoyo gubernamental para su desarrollo.
¿Por qué estamos apelando a la creación de mecanismos de apoyo al sector forestal?
En primer lugar, porque nos parece una tontería que, teniendo el país condiciones para la producción de madera, estemos dedicando tantos recursos para su importación. Y en segundo lugar, porque en las montañas dominicanas reside una población con muy baja calidad de vida que necesita de nuevos mecanismos para incorporarse a la economía de manera productiva sin destruir los recursos naturales.
La población rural dominicana, si bien ha disminuido en términos relativos, sigue siendo numerosa, con un gran impacto en nuestras montañas. Y así será por mucho tiempo. Por tanto, estamos en la obligación de ser creativos en la búsqueda de soluciones a la marginalidad que en este sector se expresa.
Mineros El sector minero es considerado de alta prioridad para la economía nacional y el gobierno se encuentra actualmente llevando a cabo diversos programas para propiciar el desarrollo sostenido y creciente del sector en el país. Para el 2010 este sector experimentó un crecimiento de un 65.6% revirtiendo niveles de desempeño negativo de -0.4% en igual período del año anterior. Esta gran recuperación se debió al reinicio de la extracción de ferroníquel estimulada por el alza de los precios internacionales de este mineral. Conforme los resultados económicos preliminares para el primer semestre de 2011 se registró un incremento en los agregados de la construcción de 2.2%; el mármol 13.8%; y el cobre en 4.6%, sin embargo, se constataron disminuciones en el yeso de 61.6%; en piedra caliza de -7.6%; en el oro de -21.5% y la plata de -12.3%.
Energético El sector eléctrico en la República Dominicana son los encargados de la luz eléctrica en el país. Una prolongada crisis eléctrica e ineficaces medidas correctivas han llevado a un círculo vicioso de apagones habituales, altos costos operativos de las compañías de distribución, grandes pérdidas (incluyendo robo de electricidad a través de conexiones ilegales), elevadas tarifas minoristas para cubrir estas ineficiencias, bajas tasas de cobro de boletas, una significativa carga fiscal para el gobierno a través de subsidios directos e indirectos, y costos muy altos para los consumidores, ya que muchos dependen de una electricidad alternativa autogenerada muy costosa.1 Según el Banco Mundial, la revitalización de la economía dominicana depende en gran medida de una importante reforma del sector. La generación de electricidad en la República Dominicana está dominada por plantas térmicas que mayoritariamente funcionan con combustible o gas (o gas natural líquido) importado.2 A finales de 2006, la capacidad instalada total de los servicios públicos era de 3.394 MW, de los cuales el 86% eran de origen térmico y el 14% hidroeléctrico. La participación detallada de las diferentes fuentes es la siguiente:3 Fuente Turbinas de vapor Turbinas de gas Ciclo combinado Motores de fuel oil Motores diésel Hidroelectricidad
Capacidad instalada (MW) 606,2 572.7 804 912 30 469,3
Participación (%) 17,9% 16.9% 23,7% 26,9% 0,9% 13,8%
Investigar acerca de la producción agrícola del país para el presente año. Elaborar un resumen comparativo con años anteriores. La producción agrícola de República Dominicana registró un leve crecimiento durante el 2015, incluido algunos bienes cultivos de la rectificación técnica, mientras que otros vieron descender su rendimiento por debajo del promedio de quintales por tarea establecido por el Ministerio de Agricultura.
El arroz, aunque registró una diferencia negativa entre las tareas sembradas y las cosechadas de 1.4%, debido a que se sembraron 2,571,143 y se cultivaron 2,534,830, tuvo un rendimiento de 4.66 quintales por tarea, solo un 0.34 más que el promedio establecido por la institución.
Las habichuelas rojas también tuvieron un ligero rendimiento positivo en 2015. Con una productividad promedio de 1.14 quintales por tarea, el año pasado el producto generó 1.35 quintales, 0.21 por encima de la media, cosechándose las 274,045 tareas que fueron sembradas.
La cosecha y el rendimiento de los plátanos fue la más elevada del período y de los productos analizados. De acuerdo a las estadísticas de Agricultura, el año pasado fueron sembradas 260,364 tareas y se cosecharon 726,647 de la musácea, 179% más del área plantada.
Con un rendimiento establecido de 2.64 millares por tarea, las plantaciones de plátano registraron 3.02 millares en 2015, superando con 0.38 su productividad promedio.
De los bienes agrícolas estudiados, el que menor rango de productividad tuvo durante el 2015 fue el cacao. Con 2.4 millones de tareas cosechadas, el rendimiento del producto base del chocolate fue de 0.69, 0.17 más que el promedio por tarea.
Baja producción agrícola
Sin embargo, cuatro productos, tres de ellos incluidos en la rectificación técnica, estuvieron por debajo del rendimiento promedio por tarea. El maíz, el ajo y la cebolla registraron una baja productividad en 2015, de acuerdo a lo fijado por el Ministerio de Agricultura.
De dichos rubros agrícolas, la cebolla fue el que obtuvo peor rendimiento, pues para este producto la institución oficial establece una productividad promedio de 23.43 y en 2015 las 65,724 tareas que fueron cultivadas tuvieron un rendimiento de 19.31, un 21% por debajo del promedio.
El ajo fue el otro producto que registró un rendimiento por debajo del promedio. Las 9,989 tareas cosechadas, de las 6,907 sembradas, tuvieron una productividad de 7.41 quintales, -2.1 del rango establecido por tarea para este alimento, pese a que el área cultivada fue 44.6% superior a la plantada.
En 2015 en República Dominicana se sembraron 459 mil tareas de maíz, pero las cosechadas solo fueron 373 mil, una reducción de 22.9%. El grano también disminuyó su rendimiento, al tener un promedio de 2.16 quintales por tarea y el año pasado solo rendir 2.01.
El café, que no está incluido en la rectificación técnica, tuvo una productividad de 0.14 quintales por tarea, por debajo del 0.25 establecido para éste.
La caña de azúcar, aunque registró un rendimiento de 58.89 quintales por tarea, el Ministerio de Agricultura no tiene establecido cuál es su productividad promedio. Actualidad La República Dominicana ha disfrutado de un fuerte crecimiento económico en años recientes, así como una reducción significativa de la pobreza, si bien el país sigue siendo vulnerable a desastres naturales como huracanes y terremotos, y necesita atender algunos retos clave a fin de lograr un crecimiento más inclusivo y sostenible.
El crecimiento económico del país ha sido uno de los más fuertes de ALC en los últimos 25 años. El crecimiento desaceleró de 6.6 por ciento en 2016 a un 4.6 en 2017, aunque se mantuvo cerca del promedio anual de crecimiento del país de 5.3 porciento. Sobre la base de una demanda interna robusta se espera que el PIB crezca cerca de un 5 por ciento en 2018 y se mantenga así en el futuro cercano.
La tasa de pobreza disminuyó de 30.8 por ciento en 2015 a 28.9 por ciento en 2016, según estimados oficiales. Se espera que la misma siga disminuyendo a un ritmo más lento que en años anteriores a medida que el crecimiento del PIB se aproxime al potencial de crecimiento de medio término del país.
El Gobierno ha asignado el 4% del PIB cada año al sector educativo desde 2013. Sin embargo, el estrecho espacio fiscal de RD y la creciente deuda pública limitan la habilidad del país de gastar más en el desarrollo de capital humano y ampliar. Por tanto, se necesitan más esfuerzos también para fortalecer la sostenibilidad fiscal – en particular mediante el aumento de los
ingresos fiscales y la mejora del manejo de la gestión financiera publica, al igual que fortalecer la resiliencia a choques externos.
A pesar de mejoras en la facilidad para hacer negocios, se necesitan más reformas para mejorar la competitividad del país, incluyendo en los sectores de agua y electricidad. Diseñar un mapa donde se destaquen los recursos naturales más importantes de cada región geográfica.