Ensayo de Diseño para el Mundo Real Por: Anahi Magaly Castañeda Rivera En el mundo actual podemos ver la diversidad enorme de diferentes productos que en el mercado existen, los cuales, hechos para ser consumidos sin medida, para tener un estatus social el cual lo define según el precio del producto. Estos productos van más allá de su funcionalidad y para que las personas les llamen su atención es necesario la buena imagen. Es allí donde entra la profesión de diseño industrial. Dejo en claro que los productos son vendidos con buena imagen pero van de la mano de su funcionalidad, una sola, no es meramente independiente para cumplir con su objetivo, ser vendido. Hay profesiones que son más dañinas que el diseño industrial. El diseño industrial, al confeccionar las cursis estupideces pregonadas por los publicistas, logran un merecido segundo lugar. ¿Por qué hablar así? Hoy el diseño industrial ha permitido la producción en cadena del asesinato. Al diseñar automóviles inseguros (pero una muy buena imagen, que causan ante la vista una impresión muy buena, y la impresión es más cuando sabemos el precio) que todos los años matan o mutilan a millones de personas en todo el mundo, al crear especies totalmente nuevas de basura indestructible que llena desordenadamente el paisaje, al seleccionar materiales y procedimientos de fabricación que contaminan el aire que respiramos, los diseñadores han pasado a convertirse en una especie peligrosa. No obstante nosotros como consumidores caemos en la trampa de los diseñadores, que más atrás de ellos están las personas encargadas de esto, los dueños de las grandes industrias, que lo único que quieren es aumentar la producción para así incrementar su capital, eso sin mencionar el trabajo mal pagado de los obreros en general. Todo este fin es para que el ser humano cree necesidades no básicas, si no necesidades que son de comodidad o mejorar sus necesidades básicas. Por ello el diseño se ha convertido en el arma más poderosa de que se sirve el hombre para configurar sus utensilios y su medio ambiente. Por ende el diseño tiene que ser una herramienta innovadora, altamente creativa e interdisciplinaria.
¿Pero de dónde nace esta profesión? Todos los hombres son diseñadores. Todo lo que hacemos casi siempre es diseñar, pues el diseño es la base de toda actividad humana. La planificación y normatividad de todo acto dirigido a una meta deseada y previsible constituye un proceso de diseño. El orden y el encanto que encontramos en la perfecta naturaleza hacen que como diseñadores queramos perfeccionar lo que hacemos y queramos hacerlo mejor que la misma. Con esto podemos definir el diseño como el esfuerzo consciente para establecer un orden significativo. Para llegar a la función de diseño y complejo funcional es necesario pasar por estos seis componentes, analizándolos y evaluar su grado de importancia: método, utilización, necesidad, telesis, asociación y estética. Si alguno de ellos falla el complejo funcional deja de existir. Como anteriormente he dicho, la tarea esencial del diseño consiste en transformar el medio ambiente y los utensilios del hombre, y, por extensión, al hombre mismo. En consecuencia el diseñador industrial integrado en un equipo se convierte en sintetizador de grupo, un cargo que le ha sido concedido por la simple ausencia de personas de las demás disciplinas, es por así decir un trabajo extra que el diseñador debe hacerse cargo, por ejemplo en el diseño de un carro el diseñador industrial se encargaría de su buena imagen y con ello su funcionalidad completa, donde esta última estamos seguros que para ser perfeccionada debe ser analizada por expertos según la función deseada a modificar, para así el diseñador industrial después de averiguar esto, hacer su trabajo de perfeccionar su marcha y al final proponer un mejor aspecto. Donde después debe analizar costos y la sociedad a la que va dirigida. Por lo tanto el diseño industrial como tal, está siempre relacionado con las capacidades de producción y manufactura. El buen aspecto, en el que se debe trabajar, es para darle un toque en el que el consumidor se impresione, donde este último se le considera con un buen gusto si cae en esta impresión, y se le considera relativamente no creativo. En realidad, vemos que no se pide a los ingenieros que diseñen objetos seguros, si no que cumplan con su función y con ello tengan un buen aspecto. Para llegar a este objetivo el hombre ha creado desgraciadamente más necesidades básicas que el
alimento, abrigo y vestido, que llevan a un envenamiento de nuestra madre tierra. Por ejemplo lo vemos en la contaminación del aire que respiramos y a los ríos y lagos contaminados. Por ello el diseñador planificador es responsable e casi todos nuestros productos y herramientas y de casi todas nuestras equivocadas ecológicas. Es responsable por haber despreciado sus posibilidades creativas responsables, por no querer meterse en líos, o por querer salir adelante como sea. Aunque no toda la responsabilidad cae en nosotros como diseñadores, pero estoy segura que si nos ausentáramos o trabajáramos como lo dije anteriormente, este mundo sería diferente. También debemos pensar la forma en que los diseños se llevan a cabo, como se hacen y que es lo que afecta cuando se llevan a cabo por ejemplo hablando nuevamente de los automóviles. Los trónqueles, herramientas y moldes que se utilizan para la fabricación de coches se desgastan, más o menos, a los tres años de uso. Es por ello que en ocasiones el diseño de un auto cambia. Pero esas herramientas preguntémonos qué hacer con ellas cuando ya no sirven para lo que fueron creadas. Ahora bien si hablamos socialmente, de primera impresión podemos decir que el diseño es un lujo de que solo goza una pequeña camarilla que constituye la elite tecnológica, adinerada y cultural de cada nación. Por ello podemos decir que el diseño es despreciativo en cierta forma, que no es homogéneo como lo es la luz de la luna, que sale para todos y la toman todos sin pedir nada a cambio. Dicha luz observándola es una maravilla, es un diseño único, que sin costo alguno lo disfruta todo aquel que quiere. Entonces, ¿dónde ha ido a parar como diseñadores nuestro espíritu de renovación creativa y responsable? No debemos pretender quitarle a la vida su encanto. Por lo tanto podemos decir que para ser un diseñador hay que hacer cosas que tengan sentido o hacer mucho dinero. Es algo complejo al momento de decidir pero todo depende de la ética, valores y circunstancias en las que el diseñador se encuentre. Pensar y hacer conciencia de lo que uno está diseñando haciendo preguntas cómo, para qué, dónde, qué, para quién, etc.
Ya por ultimo concluyo mi trabajo diciendo que el diseñador debe tomar su papel de diseñador industrial de calidad, comprometiéndose a reducir la contaminación, donde no dejemos de trabajar, si no trabajar positivamente. El diseño puede y debe convertirse en una manera en la que los jóvenes puedan participar en una sociedad cambiante. Como diseñadores comprometidos moral y socialmente, debemos encararnos con las necesidades de un mundo que esta con la espalda contra la pared mientras se acaba el tiempo de vida de nuestra tierra.