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Volumen 3, N . 2 Octubre de 2007
Artículo La importancia del mutualismo para la conservación biológica
ISSN 1870-6371
Revista de Divulgación de la Ciencia
Víctor Adrián Pérez Crespo*
CENTRO DE INVESTIGACIONES BIOLÓGICAS ÁREA ACADÉMICA DE BIOLOGÍA
Directorio EDITORA GENERAL Consuelo Cuevas Cardona EDITOR ASOCIADO Ulises Iturbe Acosta CONSEJO EDITORIAL Atilano Contreras Ramos Jesús Martín Castillo Cerón Rubén Óscar Costiglia Garino DIAGRAMACIÓN Y DISEÑO Jesús Martín Castillo Cerón AUXILIAR GRÁFICO Alejandra Vianey Rojas Olvera Brenda Muñoz Vázquez PÁGINA ELECTRÓNICA Israel Castorena Lemus
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a biología de la conservación ha pasado del intento de preservar una sola especie, en particular, a proteger ecosistemas completos y sus interacciones; sin embargo, a la hora de tomar decisiones sobre la mejor manera de lograrlo, los procesos de interacción tienden a ser omitidos, en algunos casos por falta de tiempo, y en otros, por carecer de los conocimientos necesarios acerca de éstos. Para entenderlos es esencial comprender las relaciones que ocurren entre especies distintas. Ignorarlas puede llevar a diversos problemas, tales como la reducción de alguna de las poblaciones, la extinción de una especie o, si se trata de reintroducir una especie a un sitio donde fue extirpada, que la población termine por desaparecer. En el presente ensayo se enfocará una relación que se da entre dos o más especies distintas: el mutualismo y su importancia para la conservación.
dispersión de las semillas y las plantas pueden seguir manteniendo sus poblaciones estables. En el mutualismo obligado, ambas partes están íntimamente ligadas una con las otras, por lo que la extinción de una conlleva obligadamente a la extinción de la otra. Por ejemplo, algunas hormigas del género Pseudomyromex habitan y defienden algunas especies de acacias, las cuales les ofrecen alojamiento y comida a cambio de protección. Si las hormigas por alguna razón desaparecieran, las plantas serían fácilmente devoradas por los herbívoros, ya que no cuenta con defensas químicas para protegerse y sus espinas son huecas, los que permite que las hormigas puedan vivir dentro de ellas, por lo que ofrecen poca protección contra un animal (ver figura 1).
Mutualismo Se entiende por tal a la relación que se da entre organismos de diferentes especies, en la que todos obtienen beneficios. En contraste, en la depredación o en la competencia uno de los integrantes se beneficia y el otro es perjudicado. Los beneficios que se obtienen pueden ser varios, tales como el incremento en la capacidad reproductiva, el crecimiento o la supervivencia, ya sea por alimentación, cobijo o por lograr una forma eficaz de transportar los gametos a sitios más lejanos, que de forma individual sería difícil o imposible de realizar. Existen dos tipos de mutualismo: el facultativo y el obligado. En el primer caso organismos de dos o más especies pueden establecer la relación, pero la ausencia de uno de sus elementos no provoca la destrucción o el desequilibrio en la dinámica poblacional de los otros. Un ejemplo son las relaciones que se dan en algunas plantas que viven en selvas húmedas, cuyos frutos son consumidos por una gran variedad de mamíferos y aves, mismos que actúan como dispersores de las semillas. La desaparición de una especie de ave no significa que estas plantas corran el riesgo de desaparecer, ya que quedan otras que pueden seguir realizando la función de
Figura 1. Acacia con hormigas del género Pseudomyromex. Los cuerpos de Beltian (CB) y los néctar extrafloral (NE) sirven de alimento para las hormigas, mientras que las espinas les dan refugio. Tomado de Sosa, 1997.
En algunos casos esta relación lleva a extremos de especialización. Tal es el caso de algunos murciélagos nectarívoros cuyos rostros presentan varias adaptaciones a las flores de las cuales se alimentan; igualmente la estructura floral se halla perfectamente adaptada al rostro de los murciélagos (ver figura 2), por lo que no
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Figura 2. Un murciélago nectarívoro especializado, Musonycteris harrisonii, endémico de México, cuyo rostro alargado le permite llegar al néctar albergado en flores tubulares.
existe otro animal que pueda cumplir con la función de polinización. En algunos casos, incluso, se pierden estructuras y se pasa a formar parte de otro organismo, tal es el caso de las mitocondrias y los cloroplastos, los cuales en el pasado fueron bacterias de vida libre que se adaptaron a las condiciones del interior de algunas células protoeucariontes convirtiéndose en sus organelos y llevando a la formación de células mucho más complejas.
Implicaciones para la conservación El desconocer u omitir estas relaciones a la hora de tomar acciones de conservación puede tener graves repercusiones. Como ya se mencionó, una buena cantidad de plantas tiene polinizadores animales que se encargan de dispersar sus semillas. Si se desconoce esta relación o se ignora que fue rota porque las especies polinizadoras o dispersoras de semillas fueron extirpadas por destrucción de su hábitat, cacería indiscriminada o introducción de especies exóticas que las desplazaron, las poblaciones vegetales podrían estar condenadas a desaparecer, ya que no pueden llevar con éxito su reproducción. Recordemos el caso de la calvaria (Sideroxylon majus ), una planta que sólo habita en las islas Mauricio, que dejó de reproducirse en el siglo XVII, justo cuando se extinguió el ave conocida como dodo (Raphus cucullatus). No fue sino hasta que el científico Stanley Temple hizo comer semillas de la planta a guajolotes, que se observó que éstas necesitaban pasar por el tracto digestivo de las aves para germinar. Éste y otros estudios llevaron a la conclusión de que el dodo era el que llevaba a cabo las labores de dispersión. Caso semejante es el ocurrido en islas del Pacífico Sur, donde se ha sugerido que la desaparición de muchas especies de aves provocada por el hombre, hace 10 000 años, tuvo efectos en la composición de las poblaciones de algunas plantas, al reducir éstas su áreas de distribución, por la pérdida de algunos de sus dispersores y polinizadores más eficientes. Conviene aclarar que también es importante identificar si se trata de mutualismo obligado o facultativo, ya que, como se dijo, cada uno tiene características distintas. Otro factor importante es la identificación de las especies que han establecido este tipo de relaciones, ya que es común
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considerar en los estudios de polinización y dispersión la relación de las plantas con determinados taxones, como murciélagos, abejas, avispas, mamíferos medianos y aves, y se ignora a grupos como el de los reptiles y a otros artrópodos que también contribuyen en una buena parte a estas labores (ver figura 3). Es importante conocer las relaciones mutualistas también cuando se intenta explotar a una especie in situ, ya que si no se sabe que tal especie está asociada a otra y se empieza a explotar sin tomar en cuenta esto se puede llevar a su extinción. Por ejemplo, algunos peces que habitan en los arrecifes de coral se encargan de limpiar a otros removiendo restos de comida o parásitos, una explotación indiscriminada de éstos llevaría a la disminución de la población de los otros, ya que sin sus “intendentes” las enfermedades y la mortalidad se incrementaría en las poblaciones de los peces que requieren de la limpieza. Un último ejemplo es el caso de la reforestación de ciertas zonas con miras a ser restauradas si se omite que muchas plantas están asociadas con micorrizas, las cuales les proporcionan nutrientes importantes a cambio de protección. Intentar reforestar sin tomar en cuenta esta relación disminuirá la probabilidad de que las plantas se desarrollen exitosamente. Además, es necesario conocer las características fisiológicas de la micorriza. Por ejemplo, si ésta se desarrolla en un suelo con pH 4 y se lleva a una zona con características edáficas hostiles, por decir, un suelo que por procesos de salinización tiene un pH 8, ésta morirá y las plantas no se desarrollarán o perecerán también.
Agradecimientos A la M. en C. Graciela González Pérez por la revisión del presente artículo y sus valiosos comentarios. Referencias Gárate, A. e I. Bonilla. 2001. “Nutrición mineral y producción vegetal”. En: Azcón-Bieto, J y M. Talón. Fundamentos de fisiología vegetal, pp.113-130. Smith, R. L. y T. M. Smith. 2001. Ecología. Madrid: Addison Wesley. Soberón, M. J. 1989. Ecología de poblaciones. México: Fondo de Cultura Económica. Sosa, A. C. 1997. “Interacciones entre hormigas y plantas”. Ciencia hoy, 7(40):1 -9. Traveset, A. 2002. “La importancia de los mutualismos para la conservación de la biodiversidad en ecosistemas insulares”. Revista Chilena de Historia Natural, 72: 257- 538. Traveset, A. 2002. “Consecuencias de las rupturas de mutualismos plantaanimal para la distribución de especies vegetales en las Islas Baleares”. Revista Chilena de Historia Natural, 75(1):117 - 126. Figura 3. Una hormiga del Tymberg, T. 2000. “Las aves perdidas género Rhytidoponera, de Oceanía”. Mundo Científico, La transporta una semilla por Recherche. Especial Biodiversidad ¿Es su elaisoma. el hombre enemigo de las otras Tomado de especies?, 216: 18- 21. Sosa, 1997. Villegas, R.M y J. Cifuentes. 2004. “Las micorrizas y la evolución de las plantas”. Ciencias, 73: 30- 36.
* Alumno de la Maestría en Ciencias en Conservación y Aprovechamiento de Recursos Naturales (Biodiversidad del Neotrópico). Centro Interdisciplinario de Investigación para el Desarrollo Integral Regional Unidad Oaxaca. Instituto Politécnico Nacional.
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Artículo Conflicto entre los sexos: ¿Cómo afecta a la distribución y la abundancia de las especies? El caso del ratón de los volcanes Alberto Rojas-Martínez*, Melany Aguilar-López** y Olivia Noguera-Cobos***
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ada vez que se pretende conservar alguna especie en la naturaleza es necesario preguntarse cuál es la densidad (número de individuos por unidad de área) de la población de interés y a continuación indagar cuáles son los lugares del ambiente en donde realmente viven. Las preguntas anteriores son consideradas esenciales para la ecología (Krebs, 1985) y frecuentemente se resuelven con un número simple y un espacio definido. Por ejemplo, en la tesis de licenciatura de Aguilar-López (2007) se determinó que la densidad promedio del ratón de los volcanes Neotomodon alstoni, endémico del Eje-Neovolcánico, fue de 43 individuos por 12,000 m2 en un bosque de pinos en el cerro del Ajusco, D.F. Sin embargo, el número citado es un producto complejo de una serie de factores intrínsecos a la especie estudiada (atributos poblacionales), que interactúan entre sí y con los componentes externos del ambiente (resistencia ambiental). Esta cifra no revela cuál es el número de individuos de cada sexo que lo conforman, ni hace mención alguna a la edad de los diferentes individuos de la población que habitan en el espacio de bosque referido. Tampoco identifica diferencias en la calidad del bosque que pudieran ser favorables o desfavorables para los ratones.
Figura 1. Neotomodon alstoni (ratón de los volcanes) del Cerro del Ajusco. © Melany Aguilar López.
En esta contribución nos interesa discutir el efecto que tiene la interacción entre los individuos de la población de N. alstoni, considerando especialmente la edad y la proporción sexual, con la finalidad de explicar cómo estos atributos poblacionales determinan al número de individuos por unidad de área en un bosque de coníferas. Para comenzar, es apropiado considerar que el ambiente en el que se desarrollan estos ratones, y los organismos de cualquier especie, raramente es uniforme, sino que está conformado por un mosaico de condiciones
físicas, químicas y biológicas que restringen la presencia de los individuos únicamente a los sitios habitables, donde pueden desarrollarse hasta la edad reproductiva y dejar descendencia viable. Por lo tanto, el número de animales que habitan en el ambiente es igual al número de individuos que pueden obtener sustento y protección en él. Retomando el caso de los ratones en el bosque del Ajusco, encontramos que un espacio de 12,000 m2 está compuesto por un mosaico de cinco variantes vegetales con diferentes dimensiones: zacatonal (2,100 m2), bosque (3,300 m2), pradera (2,100 m2) y los ecotonos de bosque-zacatonal (3,875 m2) y bosque-pradera (625 m2). Si se considera que sólo el zacatonal y la pradera son óptimos para ser habitados, el espacio se reduce sólo a 4,200 m2. La pregunta obligada entonces es: ¿cuántos ratones pueden vivir en este espacio, de manera que la población se mantenga estable? Para contestar la pregunta es necesario tomar en cuenta las interacciones que ocurren entre los individuos que conforman la población. Para comenzar, debemos reconocer que los individuos pertenecen a diferentes sexos y edades. En este contexto, para que la población permanezca, los adultos debe ser capaces de sobrevivir y reproducirse. Si el área disponible para vivir es limitada, los individuos deben competir entre ellos para asegurar un espacio en el zacatonal o la pradera, porque, de lo contrario, las condiciones difíciles en los otros tipos de vegetación podrían determinar una muerte prematura, bajas tasas de reproducción o incluso la supresión de la misma. Este tipo de competencia se conoce como intraespecífica y debe considerarse como una competencia cruda, debido a que los individuos de una misma especie tienen requerimientos muy similares para sobrevivir, desarrollarse y reproducirse. Sin embargo las especies de reproducción sexual no pueden existir si la competencia la ganan por separado los machos o las hembras; ambos sexos deben mantenerse en proporción adecuada para que la especie no desaparezca. ¿Cómo se resuelve este conflicto? El asunto es complejo, lo cierto es que la selección natural ha derivado mecanismos que no permiten que alguno de los sexos desplace al otro del espacio habitable, en esto está implicado el dimorfismo sexual que se expresa como diferencias conductuales, morfológicas y fisiológicas entre sexos. En N. alstoni las hembras son más pequeñas que los machos y habitan preferentemente en los zacatonales, que las protegen y los proporcionan mejor los alimentos que requieren para la gestación y la lactancia; mientras que las praderas colindantes contienen los requerimientos para que los machos sobrevivan en ellas. Sobrevivir implica contar con un espacio mínimo donde el individuo pueda obtener todos los medios necesarios para su existencia; a este
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espacio se le conoce como el área de actividad. Las áreas de actividad de los individuos de cada sexo deben estar construidas con una proporción apropiada de los diferentes componentes del ambiente, que les permitan ser eficientes en el uso de los recursos. Ahora tenemos una nueva herramienta de análisis: en los espacios habitables finitos, el número de animales que pueden vivir en ellos está determinado por las dimensiones del área de actividad de cada individuo; de tal manera que si las áreas se reducen en sus dimensiones, más allá de lo tolerable porque hay demasiados habitantes, entonces la población se perjudica, la mortalidad aumenta y la reproducción decae. En el bosque del Ajusco se ha observado que los machos de N. alstoni tienen áreas de actividad mayores a las de las hembras (1,270 m2 y 907 m2 respectivamente), lo anterior implica que los recursos están más dispersos en éstas y que los machos deben buscarlos más activamente y con un mayor gasto de energía que las hembras. A cambio, sus áreas de actividad se sobreponen con las de varias hembras, con lo cual los machos aumentan las probabilidades de procrear con varias y de dejar mayor descendencia, lo cual es favorecido por la selección natural (en el Ajusco el área de actividad de los machos se sobrepone con las de 4.4 hembras en promedio). Podemos decir que las hembras gozan de áreas de actividad de menores dimensiones, pero de alta calidad, no precisamente por la amabilidad de los machos, sino porque las defienden agresivamente y esto favorece a la población, asegurando la gestación, la lactancia y la crianza de los juveniles.
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Según los resultados, el área habitable en el Ajusco sólo permite el establecimiento de 17 N. alstoni adultos (siete machos y diez hembras), cada uno de ellos con un área de actividad de dimensiones apropiadas. Cada temporada de reproducción estos individuos producen una cantidad de jóvenes que los supera en número (60 nacimientos), sin embargo la mayoría de los jóvenes mueren antes de la siguiente temporada de reproducción, se dispersan (busca un nuevo lugar para vivir lejos del lugar de nacimiento), o bien sustituyen a algunos de los adultos que mueren por diferentes causas. El número de adultos residentes, más algunos adultos en tránsito y de jóvenes que permanecen en el sitio, que al parecer es de alrededor de 26 individuos, conforman la densidad anual promedio de 43 ratones en 12,000 m2 en el bosque de pinos del Ajusco; este número podría ser también interpretado como la capacidad de carga de este bosque para esta especie de ratón (número máximo de individuos que pueden habitar un ambiente). La densidad entonces es un número simple que resulta de una realidad biológica compleja, en la que los conflictos entre individuos de diferentes sexos son los protagonistas principales. Como se puede ver, la proporción sexual y las interacciones entre individuos de diferente sexo pueden explicar la forma en que las especies ocupan su ambiente y cómo se regula su número en la naturaleza; esta información resulta necesaria para establecer mejores estrategias de conservación. En el cerro del Ajusco, situado al sur de la Ciudad de México, el ratón de los volcanes habita los zacatonales que frecuentemente son el resultado de la alteración del bosque. La especie mantiene poblaciones estables bajo estas condiciones, sin embargo, los asentamientos humanos, la tala inmoderada y los incendios inducidos por el pastoreo son un problema grave para la conservación de este ratón que es endémico del Eje Neovolcánico en México. Referencias Aguilar López, Melany. 2007. Uso diferencial del espacio entre sexos y dinámica poblacional de Neotomodon alstoni (Rodentia: muridae) en el cerro del Ajusco, México. Tesis de Licenciatura en Biología. UAEH. Krebs, C.J. 1985. Ecology. The Experimental Analysis of Distribution and Abundace. New York: Harper and Row.
Figura 2. Vista panorámica del Parque Nacional “Cumbres del Ajusco”, D. F., México. © Sergio D. Hernández-Flores.
* Profesor Investigador del Laboratorio de Ecología de Poblaciones, Centro de Investigaciones Biológicas, ICBI, UAEH. ** Alumna de la Maestría en Biodiversidad y Conservación, ICBI, UAEH. *** Laboratorio de Ecología de Poblaciones, Centro de Investigaciones Biológicas, ICBI, UAEH.
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Ensayo Las explicaciones biológicas detrás de los orígenes de Venom y “la fuerza” de los caballeros jedi Ulises Iturbe*
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Un organismo extraterrestre de consistencia coloidal y color negro se adhiere externamente al cuerpo de Peter Parker. © Sony pictures.
a promoción y alta valoración del conocimiento de la naturaleza son un rasgo cultural de los distintos pueblos del mundo. Así, la ciencia y la investigación de nuevas tecnologías no existen aisladas en las universidades y centros de investigación: otros productos sociales, tales como la cosmovisión de los pueblos, la ideología política, la economía, la religión y el arte han impactado en alguna medida la actividad científica, de la misma manera que esta última lo ha hecho sobre los primeros. Es fácil ver cómo el conocimiento científico se incorpora lentamente a las expresiones populares en campos tan aparentemente alejados de la academia. Este último es el caso de los comics y de la ciencia-ficción. Aunque con orígenes distintos en el tiempo, ambas son tradiciones escritas que describen situaciones y personas, unas veces imaginarias otras no tanto, pero que en general incluyen un alto grado de fantasía. Además, ambas cuentan con una base dura de lectores que siguen fielmente la trayectoria de su devenir histórico. Muchas de sus publicaciones son motivo de culto; han generado tal expectativa entre sus seguidores que se han inventado espacios públicos para la discusión de su temática, se han organizado clubes y toda una industria ha surgido a su alrededor: se han diseñado y comercializado una variedad de productos alusivos, se han publicado libros y series de colección que han alcanzado precios fabulosos y se han producido series de televisión y películas tanto animadas como actuadas en las que, incluso, muchos de los actores que las protagonizan han saltado a la fama mundial de la noche a la mañana. Pero estas tradiciones se verían muy limitadas en sus recursos argumentativos y su discurso carecería de coherencia interna si no tuvieran el conocimiento generado por la ciencia y la tecnología del cual echar mano. Su público es exigente y prefiere explicaciones que caigan dentro del ámbito del conocimiento probado; es decir, la ciencia las legitima. Analicemos dos casos recientes que involucran un mismo tipo de explicación biológica. Vayamos al primero. En la tercera película de Spiderman (2007; antes llamado “El hombre araña”), nuestro sorprendente y amigable superhéroe se enfrenta a dos temibles villanos, uno, el hijo del Duende verde, su ex amigo Harry Osborne, quien lo culpa injustamente de la muerte de su padre y, el otro, un organismo extraterrestre de consistencia coloidal y color negro que se adhiere externamente al cuerpo de Peter Parker y potencia en él sus poderes arácnidos de un modo que nunca antes soñó. Al mismo tiempo este organismo va dominando lentamente su personalidad y pasa inicialmente de ser un simplón engreído a un hombre áspero y peligroso que impone su voluntad a costa del bienestar y tranquilidad de sus amigos y su entrañable novia, la pelirroja Mary-Jane Watson. Esta forma de vida extraterrestre es definida por uno de los profesores universitarios de Parker, tras llevar a cabo pruebas muy simples, como un organismo “simbionte” muy peligroso del que hay que mantenerse alejado. Más tarde, cuando Parker lo expulsa de su cuerpo haciendo un enorme acopio de fuerza de voluntad, el organismo cambia su residencia al cuerpo de otra persona, un fotógrafo corrupto, con muy pocos principios éticos, por lo que el organismo invasor, que incluye un inexplicado componente de maldad, queda en un ambiente idóneo para él.
Pero ese organismo también copió y adoptó muchas de las habilidades extraordinarias de Spiderman, incluso, imita vagamente su forma. Así, surge esa nueva y monstruosa entidad viviente compuesta de dos organismos biológicos, pertenecientes a dos especies distintas, la humana y la extraterrestre, fundidas en una nueva y muy poderosa, su nombre: Venom.
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En el segundo caso, tenemos una de las sagas más taquilleras de todos los tiempos y que ha sido recibida con el mismo entusiasmo por hombres y mujeres de dos generaciones distintas: Star wars (antes llamada la “Guerra de las galaxias”). En esta serie podemos ubicar la misma explicación biológica, esta vez como causa de la energía que permea a toda la naturaleza y que la mantiene cohesiva; un tipo primario de energía que sólo los caballeros jedi y aquellos que conocen sus secretos y técnicas (como los caballeros sith), saben cómo controlar; me refiero a “la fuerza”. En la primera de estas películas: Una nueva esperanza (1977), el viejo caballero jedi ObiWan “Ben” Kenobi instruye y revela al joven aprendiz Luke Skywalker que “la fuerza”: “Es un campo de energía creado por todas las cosas vivientes. Nos rodea y nos penetra. Mantiene unida a la galaxia”1. Más tarde, en El imperio contraataca (1980), el venerable, verde y bajito maestro de los jedi, Yoda, continúa la instrucción de Skywalker y también le explica que “...La vida la crea, la hace crecer. Es la energía que nos rodea y nos une. Seres luminosos, somos nosotros...Tú debes sentir la fuerza a tu alrededor. Aquí entre tú...yo...el árbol...la roca...¡por todas partes!”1. Pero el tiempo
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transcurrió y estas vagas referencias a “la fuerza”, de tintes más bien metafísicos, fueron sustituidas por otras más modernas donde sólo sobrevivió la base biológica de la explicación. Así, en la cuarta película: La amenaza fantasma (1999), aparece la explicación más detallada de “la fuerza” en toda la saga, esta vez en el diálogo del caballero jedi Qui-Gon, quien la ha detectado de una manera muy fuerte y activa en el niño Anakin Skywalker (quien, en su madurez, después de transitar al lado oscuro de la fuerza, se convertirá en el temible caballero sith Darth Vader*). Cuando Qui-Gon toma una muestra de sangre del niño, se percata de que sus sospechas estaban bien fundamentadas y que Anakin tiene gran cantidad de midiclorianos (otro neologismo no tan original de la ciencia-ficción) en sus células, incluso más que los que el sabio maestro Yoda tiene. Anakin al enterarse de esta situación cuestiona a Qui-Gon sobre la naturaleza de los midiclorianos, a lo que éste le responde: “...son formas de vida microscópica que residen en todas las células vivas y se comunican con la Fuerza...Somos simbiontes con los midiclorianos...Formas de vida que se juntan para [obtener] ventaja mutua. Sin los midiclorianos, la vida no podría existir...” 1
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De este modo, el origen de Venom y la naturaleza de “la fuerza” son explicadas apelando a los avances de la biología reciente, a partir de una teoría planteada en 1967 por la bióloga estadounidense Lynn Margulis, llamada “endosimbiosis en serie” que, sin embargo, permaneció aislada y marginada hasta la década de 1980, cuando cobró reconocimiento pleno por parte de la comunidad científica internacional2. En términos actuales esta teoría demuestra que las células nucleadas, también llamadas eucariontes, son producto evolutivo de la fusión de varias células primitivas provenientes de distintos linajes de células sin núcleo (o procariontes), es decir de bacterias y arqueas, que se fundieron en un nuevo ser, lo que promovió la formación del núcleo y el establecimiento de compartimientos membranosos intracelulares u organelos en los que las funciones metabólicas se hallan especializadas. Así, en los organismos de esta especie surgieron nuevas habilidades y capacidades que le permitieron reproducirse, prosperar y, eventualmente, dar origen a millones de otras especies hasta volverse el modo de vida con mayor especialización celular, mayor diversidad morfológica y que conquistó de manera definitiva el nivel de organización multicelular. Entre los grupos biológicos que descienden directamente de esta primera forma simbionte están los protistas, las plantas, los hongos y los animales en los que, por supuesto, nos incluimos los humanos.
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Así, como puede apreciarse claramente, la explicación de “la fuerza” de Qui-Gon, que postula la endosimbiosis de los supuestos midiclorianos en el interior de las células, está tratando de legitimarse dentro de la realidad biológica de organelos celulares como las mitocondrias, originadas simbióticamente de bacterias respiradoras, de las que, en efecto, se obtiene la energía por la que la mayor parte de las células eucariontes viven y funcionan. Las mitocondrias llevan a cabo la parte medular del proceso metabólico conocido como respiración celular en el que contribuyen al metabolismo de la glucosa a partir del consumo del oxígeno, con la consecuente obtención de moléculas energéticas como el ATP y el NADPH de una manera muy eficiente (que las células procariontes nunca han conocido). Otro caso, igualmente notorio, es el de los cloroplastos de las plantas y algas verdes también originados simbióticamente a partir de bacterias fotosintetizadoras que ya contenían la molécula verde de clorofila y que les permitía sintetizar glucosa y liberar oxígeno a la atmósfera (la vía contraria a la respiración celular). Esas funciones, claro está, las heredaron los cloroplastos. Hay otras evidencias que apoyan esta teoría para el caso de mitocondrias y cloroplastos: la presencia de genes (con producción de proteínas) y ribosomas claramente emparentados con los de las proteobacterias alfa y cianobacterias, respectivamente, es decir, los grupos biológicos de donde provinieron los ancestros endosimbiontes de esos organelos. Adicionalmente, el tamaño de los organelos y las bacterias correspondientes son equiparables, así como la presencia de dos membranas, algo muy típico en los organismos de la gran categoría taxonómica de las bacterias gracilicutes, que incluye a los dos grupos mencionados. La endosimbiosis es un factor originador de grandes novedades evolutivas que se ha presentado muchas veces en la naturaleza. Es la evidencia más directa y tangible de la llamada macroevolución,
particularmente en lo que respecta al origen de grandes grupos biológicos. Los líquenes son prueba directa de ello, pues aunque no se ve a simple vista, estos organismos duales que colonizan los troncos de los árboles y las rocas se componen en realidad de dos tipos de organismos, unas veces hongos y algas verdes, mientras que hongos y cianobacterias en otras. En esta relación los organismos fotosintetizadores son las células residentes en el citoplasma de las células de los hongos e, incluso, se propagan sin disociarse.2 En este caso, la relación simbiótica es muy estable. Sin embargo, en otros tipos de relaciones, un poco más difusas y extrañas, hay animales como algunos gusanos planos (platelmintos), del género Convoluta, casi transparentes a la vista, que en estado juvenil engullen del plancton algas diminutas enteras, las retienen en su cuerpo y las van acumulando. Cuando los gusanos alcanzan su forma adulta ya son tantas las algas capturadas en su interior que pierden su aspecto transparente y adquieren la coloración verde de los cloroplastos de las algas y entonces dejan de comer y atrapar partículas de alimento, pues ahora se nutren directamente de los productos de la fotosíntesis de sus algas esclavas.3 ¡Se convierten en animales con modo de nutrición vegetal! Otros animales como los de la especie de babosa de mar Elosia chlorotica (que son moluscos gasterópodos) sí digieren los organismos fotosintetizadores que comen, pero, por mecanismos no elucidados completamente, conservan sólo los cloroplastos y sus funciones temporalmente, por lo que también basan su sustento en la fotoautotrofía; incluso sus fascinantes colores, que les permiten camuflarse se deben a la presencia de las clorofilas y pigmentos carotenoides propios de los cloroplastos4. Así, resulta que la realidad puede superar, por mucho, a la ficción y esta última busca sustento y credibilidad en la primera, gracias al conocimiento obtenido por la investigación científica. Eso lo tienen claro las personas como Stan Lee y George Lucas, creadores de Spiderman y Star wars, respectivamente.
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Por último, he de comentar que el supuesto mecanismo que originó a Venom no es una simbiosis en el término más genuino que defiende Lynn Margulis, pues se trata más bien de un parasitismo superficial en el que no sale realmente perjudicado nadie (con excepción de los desórdenes de la personalidad del desafortunado y malvado fotógrafo) o bien, de un tipo de interacción biológica conocido como explotación, en el que uno de los organismo interactuantes obtiene beneficios directos (el extraterrestre) y el otro sólo lo padece o resulta inhibido en algún grado (el humano).5 En lo que respecta a los famosos midiclorianos, causa directa de “la fuerza”, pues recuerda sin dudas al de los dos tipos de organelos antes mencionados: mitocondrias y cloroplastos o ¿qué opina usted amable lector? ¡Que “la fuerza” lo acompañe!
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Nota: vader significa en flamenco lo que father en inglés o padre en español: ¡claro, amigo lector!, era previsible que Vader resultaría ser el padre de Luke Skywalker. Que conste que se nos advirtió veladamente a los que vimos primero las tres últimas películas de la saga. Referencias 1. 2. 3. 4.
5.
Diálogos de la saga Star wars obtenidos de The Internet Movie Script Database (IMSDb). Sapp, J. 1994. Evolution by association. A history of symbiosis. Oxford University Press, New York. Ryan, F. 2002. Darwin’s blind spot. Evolution beyond natural selection. New York:Houghton Mifflin Company. Delwiche, C. F. et al. 2004. Algal evolution and the early radiation of green plants. En: Cracraft, J. y M. J. Donoghue. Assembling the tree of life. New York: Oxford University Press, pp. 121-137. Soler, M. 2002.Coevolución. En: Soler, M. (editor). Evolución. La base de la biología. Madrid: Proyecto Sur de Ediciones, pp. 221-234.
* Profesor Investigador Asociado del Área Académica de Biología, ICBI, UAEH.
Reflexiones ¿Lo habría soñado Linnaeus? Atilano Contreras-Ramos*
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os latinos, entre ellos los hispanos, nos consideramos cálidos y hospitalarios. Quizá por eso castellanizamos nombres de lugares, como Nueva York o Londres, para sentirnos familiarizados con ellos. Este rasgo parece más evidente cuando convertimos ingeniosamente los nombres de Ralph en Rafa o Evarit en Evaristo, lo cual aplicamos con frecuencia a personajes notables: Carlos Darwin, Carlos Lineo o Linneo. Curiosamente, el médico y botánico sueco, fundador de la nomenclatura biológica, posee un halo de confusión sobre su propio nombre: se dice que era Linné y que él mismo lo latinizaba en Linnaeus. De acuerdo con el historiador Blunt (Grimaldi y Engel, 2005), el creador del sistema binomial nació como Karl Linnaeus (1707-1778). Mucho después, al gozar de fama y prestigio, fue incorporado a la realeza de su país como Carl von Linné. No obstante, él nunca se llamó Carolus Linnaeus. Para hacer más interesante o confusa la historia, la portada de la décima edición de Systema Naturae, libro publicado en 1758 y con el cual inició la nomenclatura zoológica moderna, tiene como autor a Caroli Linnaei, así, en plural. Otros biólogos se refieren a él como Carl Linneo. Creo que podemos hacer el esfuerzo de llamarlo Karl Linnaeus, en ausencia de evidencia contraria y, por admiración y respeto, abstenernos de usar los globalizados Chuck o Charly.
Referencia Grimaldi y Engel. 2005. Evolution of the Insects. Cambridge: University Press.
* Profesor investigador del Departamento de Zoología, del Instituto de Biología, UNAM.
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Bichos y Sabandijas Irene Goyenechea*
Los anfibios, es decir, las ranas, los sapos, las salamandras y las cecilias deben su nombre a la palabra anfibio, que proviene del griego anfi, que significa ambos, y bios, vida. Estos vertebrados se llaman así porque la mayoría de los organismos que integran al grupo pasan una parte de su vida en el agua, como larvas, y otra parte como adultos, en tierra. Los anfibios son animales de sangre fría, esto es que su temperatura corporal es la misma que la temperatura del ambiente que les rodea. Su piel es muy permeable, por lo que absorben agua por el cuerpo y no necesitan beberla para sobrevivir. Además es delgada y permanece húmeda debido a que está llena de glándulas. Sin embargo, esto no evita que necesiten estar constantemente cerca de fuentes de agua para no resecarse. Hay algunas ranas que viven en lugares fríos y en épocas de invierno hacen madrigueras o se entierran en el lodo en las orillas de los lagos para hibernar. Otras pasan la mayor parte del tiempo en el agua; éstas tienen unas membranas entre los dedos de sus patas para nadar mejor. Las hay que viven en los árboles y tienen en sus dedos unos discos pegajosos que les permiten adherirse a las hojas. Hay otras que no poseen ni discos pegajosos ni membranas, sino unos espolones que les permiten excavar. Así que cuando vean una ranita por ahí traten de ver cómo son sus patas y podrán saber en dónde viven. *Profesora Investigadora del Laboratorio de Sistemática Molecular, Centro de Investigaciones Biológicas, ICBI, UAEH.
Noticias del Centro de Investigaciones Biológicas 1. La M. en C. Nadjia Weisshaupt, proveniente de Suiza, realizará una estancia académica de cuatro meses (julio-noviembre 2007) con el Dr. Raúl Ortiz-Pulido del Laboratorio de Ecología de Poblaciones del CIB-UAEH. Ella realizará investigaciones sobre el efecto que tienen los colibríes en el éxito reproductivo de las plantas visitadas por estas aves. La M. en C. Weisshaupt ha trabajado en el Instituto de Biología de la Conservación de la Universidad de Berna y en el Instituto Ornitológico de Suiza (Vogelwarte Sempach). Ha realizado diversas estancias de investigación entre las que destacan las realizadas en España y Ecuador.
2. Recientemente se publicaron dos libros sobre mamíferos: Gutierrez-García, D., H. Luna-Soria, C.A. López-González y R.F. Pineda-López. 2007. Guía de Mamíferos del Estado de Queretaro. Universidad Autónoma de Queretaro. Serie Ciencias Naturales. El tiraje fue de 500 ejemplares y su es ISBN 968845-319-6 Sanchez-Rojas G. y A. Rojas-Martínez. 2007. Tópicos en Sistemática, Biogeografía, Ecología y Conservación de Mamíferos. Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo. 217pp. Colección Ciencia al día No. 1. El tiraje es de 800 ejemplares, con ISBN 970-769-097-6. Este segundo libro, del que los editores son profesores del CIB, se presentó el 30 de agosto de 2007, en la sala Pilar Licona de nuestra Universidad.
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Noticias 3. En el mismo lugar, el 13 de septiembre pasado, fue presentado otro libro, producto del trabajo de varios profesores investigadores del CIB y editado por los cuatro que a continuación se señalan:
5. Antes de finalizar el año, esta por salir otra publicación de la Colección Ciencia al día, derivada del trabajo de varios profesores investigadores sobre las colecciones del CIB y editado por Castillo-Cerón J. M. y J. Márquez-Luna.
Contreras-Ramos A., C. Cuevas Cardona, I. Goyenechea y U. Iturbe. 2007. La sistemática, base del conocimiento de la biodiversidad. Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo. 160 pp. Colección Ciencia al día No. 2. Tuvo un tiraje de 500 ejemplares y su ISBN es 970-769-099-2.
de otras dependencias de la UAEH
4. El día 21 de septiembre se llevó a cabo la primera fase de la Olimpiada Estatal de Biología 2007, de la que se seleccionaron los 20 resultados más altos de un examen, a partir de una participación de 162 estudiantes provenientes de una variedad de instituciones públicas y privadas de educación media superior del Estado de Hidalgo. La segunda fase consiste de un curso de preparación impartido por profesores del Área Académica de Biología y una segunda eliminatoria en el mes de octubre de donde surgirán los seis ganadores estatales.
6. El pasado 29 de septiembre se llevó a cabo la fase inicial de la Primera Olimpiada Estatal de Química (2007) con la participación de 256 alumnos del nivel bachillerato de distintas instituciones públicas y privadas del Estado de Hidalgo. Fueron seleccionados los 16 puntajes más altos (hubo un empate en el lugar 15) luego de aplicarles un examen de grado de dificultad elevado. Sigue una fase posterior de selección en el mes de octubre con un curso de preparación por parte de profesores del Área Académica de Química y una subsecuente eliminatoria para obtener a los ganadores del Estado de Hidalgo.
Los delegados de la Olimpiada de Biología son: el doctor Juan Carlos Gaytán Oyarzún y el biológo Ulises Iturbe Acosta.
Las delegadas de la Olimpiada de Química son las doctoras María Elena Páez Hernández y Gloria Sánchez Cabrera.
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Comunicación Científica Rotíferos de la laguna de Zumpango César Miguel Talonia, Anel E. Lagunes Guillén y Erika Escudero Montiel*
os rotíferos son animales diminutos, la mayoría miden de 40 a 500 µm, aunque algunos pueden medir hasta 3 mm. Presentan una corona de cilios que al batirse pareciera que está girando (de ahí su nombre). También tienen simetría bilateral; constan normalmente de una cabeza, un tronco y un pie cónico que termina a menudo en dos dedos alargados. La mayor parte del cuerpo, que es el tronco, está cubierta por la lóriga, constituida por quitina y frecuentemente ornamentada por espinas. En el tracto digestivo existe una faringe modificada, provista de mandíbulas internas, a la que se llama mástax. Abundan en agua dulce, salobre, salada, e incluso en el musgo húmedo. En relación a la reproducción, poseen sexos separados y en la mayoría de las especies existe un pronunciado dimorfismo sexual. Existen algunos grupos en los que no existen machos, por lo que las hembras se reproducen por partenogénesis. En México se han reportado 283 especies (Sarma, 1999) y, de acuerdo al trabajo realizado por Serranía en el 2006, 59 de éstas se encuentran en la laguna de Zumpango. Éste es un cuerpo de agua perteneciente a la cuenca hidrológica del río Pánuco que, como su nombre lo indica, se encuentra en el municipio de Zumpango, al norte del Estado de México (19° 47’ latitud norte y 99° 08’ longitud oeste, a una altura de 2247.8 msnm). Para determinar la riqueza específica de rotíferos en la laguna de Zumpango se llevó a cabo una fase de campo y una fase de laboratorio. En el campo se realizaron muestreos en tres estaciones ubicadas en la zona litoral del área de estudio; el primero el 7 de abril, el segundo el 28 de abril y el tercero el 13 de mayo del 2007. Se filtraron 100 litros de agua con redes de plancton de 100 y 50 µm en cada una de las estaciones y se concentraron en un frasco de 250 ml, de los cuales 125 ml se fijaron con formol al 4%, mientras que los 125 ml. restantes se mantuvieron en refrigeración como muestra viva. La fase de laboratorio se llevó a cabo en el Laboratorio de Metodología Científica IV de la Facultad de Estudios Superiores Iztacala (FES Iztacala) de la UNAM. En este lugar se realizó la determinación tanto de las muestras fijadas como de las muestras vivas. Se colocaron 10 ml de cada muestra en cajas petri para ser observadas en un microscopio estereoscópico. Después, se realizaron preparaciones de rotíferos con pipetas para su determinación en el microscopio óptico. Para ello se utilizaron las claves especializadas de Ruttner-Kolisko (1974). En total se determinaron 10 especies (ver cuadro 1). Las especies más abundantes fueron Keratella cochlearis y Polyarthra vulgaris, con 203 y 33 individuos por mililitro de agua respectivamente. Brachionus caudatus, Keratella cochlearis, Keratella tropica y Keratella quadrata pertenecen a la familia Brachionidae, mientras que Polyarthra vulgaris forma parte
de la familia Synchaetidae; por lo que la familia más representativa en la laguna de Zumpango es Brachionidae, dato que coincide con el obtenido por Serranía (2006) en el mismo cuerpo de agua. Flores en su trabajo de tesis (1998) determinó 50 especies en las lagunas de Zempoala, Santa Elena y San Luis Taxhimay, estos cuerpos de agua se encuentran en la región del Altiplano Central de México, y también la familia Brachionidae fue la más representativa. Se podría deducir que el género Brachionus tiene una considerable adaptabilidad en cuanto a las altas concentraciones de sodio, carbonatos y bicarbonatos, ya que en el lago de Texcoco se han encontrado las especies B. calyciforus y B. dimidiatus; por otra parte Tirado (2001) observó una asociación de rotíferos entre B. ritundiformis y Hexarthra jenkinae en el lago de Alchichica (Puebla), el cual contiene agua salobre. Aunque Brachionus también tiene la capacidad de vivir en aguas dulceacuícolas, como la laguna de Zumpango en donde se encontró a B. caudatus. En conclusión se puede decir que en esta investigación se determinaron un total de 10 especies de rotíferos y que la especie con mayor abundancia en la laguna de Zumpango fue Keratella chochlearis. Referencias Figura 1. Microfotografía de microscopio óptico de una hembra de Keratella tropica. Vista ventral de la lorica dorsal (40X). Tomado de Serranía (2006).
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Flores, B. J. 1998. Estudio de los rotíferos como indicadores de calidad de agua. Tesis de Licenciatura. México: UNAM-FES Iztacala. Ruttner – Kolisko. 1974. Plankton rotifers biology and taxonomy. Stuttgart: Lubrecht & Cramer Ltd. Sarma, S. S. S. 1999. “Check list of rotifers (Rotifera) from Mexico”. Environ & Ecol, 17(4):978-983. Serranía, S. C. R. 2006. Diversidad de rotíferos monogonontos en la parte central de México. Tesis de Maestría. México: FES-I UNAM. México, pp. 41 - 45 Tirado, C. R. 2001. Composición y variación de la asociación de rotíferos planctónicos de Lago Alchichica, Puebla. Tesis de Licenciatura. México: FES Iztacala. UNAM.
* Alumnos de Biología, Facultad de Estudios Superiores Iztacala, UNAM. Cuadro 1. Rotíferos de la Laguna de Zumpango, Estado de México. Especies Número de Organismos por ml. Brachionus caudatus (BARROIS, 1894) Keratella cochlearis (GOSSE, 1851) Keratella tropica (APSTEIN, 1910) Keratella quadrata (MÜLLER, 1786) Chephalodella gibba (WULFERT, 1938) Filinia opoliensis (ZACHARIAS, 1898) Gastropus hyptopus (EHRENBERG, 1838) Asplanchna priodonta (GOSSE, 1850) Polyarthra vulgaris (CARLIN, 1943) Lecane bulla (GOSSE, 1851)
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Artículo Cuando el 2008 nos alcance… Claudia Coronel Olivares*
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esde luego que los términos cambio global, calentamiento global y cambio climático han tomado mayor auge desde que el 11 de diciembre de 1997, en la ciudad de Kyoto (Japón), se reunió un “grupo intergubernamental de expertos” sobre el cambio climático. Inicialmente, en la “Convención marco de las Naciones Unidas sobre el cambio climático” treinta y nueve países se comprometieron a limitar o reducir las emisiones a la atmósfera de los gases de efecto invernadero y se constituyó así el “Protocolo de Kyoto” [1]. Con el tiempo muchos otros gobiernos mostraron interés en involucrar en sus agendas de trabajo al ambiente y se integraron más países al protocolo. Éstos se clasifican en dos grupos: 1) desarrollados (denominados Anexo I y II) y 2) en desarrollo (llamados no-Anexo I). Actualmente, el Protocolo ha sido ratificado por 129 países interesados en reducir las emisiones, entre ellos México, que lo hizo en el año 2000. Desafortunadamente algunas naciones, como Estados Unidos y Australia, no han mostrado el mismo interés y se han quedado al margen de los compromisos; no han firmado o no han ratificado su participación, a pesar de sus grandes emisiones de CO2 provenientes principalmente del consumo de combustibles fósiles, reportadas en gigatoneladas de carbono al año (GtC/año). Según datos de la Agencia de Evaluación Ambiental Holandesa, en el año 2006 China encabezó la lista como el mayor emisor mundial de gases de efecto invernadero, sobrepasando incluso a los Estados Unidos [2 y 3]. Seguramente a usted le ha surgido la inquietud de saber: ¿qué es el efecto invernadero?, ¿cuáles son estos gases?, ¿de dónde provienen? y más aún ¿qué efectos trae consigo este fenómeno? Vamos a responder a cada una de estas interrogantes: ¿Qué es el efecto invernadero? Es el fenómeno que induce el calentamiento global de las capas inferiores de la atmósfera. Este calentamiento se da como consecuencia de la absorción de radiación infrarroja por determinados gases que se acumulan en su capa más baja. Es decir, los gases inductores del efecto invernadero absorben y devuelven parte de la radiación solar de onda larga, reflejada por la Tierra, que debería emitirse hacia el espacio exterior. ¿Cuáles son los gases de efecto invernadero? Se dividen en dos grupos: los naturales, en donde se encuentran vapor de agua (H2O), dióxido de carbono (CO2), metano (CH4) y óxido nitroso (N2O); y los no naturales, o aquellos de origen estrictamente antropogénico, es decir, producto de la actividad del hombre, entre los que destacan hidrofluorocarbonos (HFC), perfluorocarbonos (PFC) y hexafluoruro de azufre (SF6). Cabe señalar que los naturales no serían un problema si no fuera porque su emisión está exacerbada por la industria contaminante.
Otros agentes que se encuentran en menor proporción en la atmósfera, capaces de inducir efecto invernadero, son los siguientes: aerosoles, tetracloruro de carbono (CCl4), monóxido de carbono (CO), ozono (O3) de la troposfera (la capa más baja de la atmósfera) y metil cloroformo (CH3CCl3) [4]. ¿De dónde provienen? El principal agente responsable del efecto invernadero es el vapor de agua. El segundo lugar de importancia lo ocupa el CO2, el cual proviene principalmente del consumo de combustibles fósiles, de los incendios y de la producción de cemento. Debido a que este gas es resultado directo de la combustión, se ha tomado como valor de referencia de todos los contaminantes de invernadero y su medida se realiza en función de “equivalentes de CO2” debido a que el resto de los gases presentan mejores oportunidades de reducción. Por otro lado, el CH4 tiene origen en reacciones de descomposición por microorganismos procariontes (arqueas) en arrozales, humedales y eructos de rumiantes; además, se origina en la quema de biomasa, así como en la producción y distribución de combustibles fósiles, por ejemplo las fugas en la minería del carbón y en conducciones de gas natural. Por su parte los océanos, bosques, tormentas y volcanes, así como la elaboración de ácido nítrico y fertilizantes son considerados las mayores fuentes emisoras de N2O. Por el contario, el grupo de los gases producidos por la actividad humana se presentan en concentraciones muy bajas, pero poseen una alta actividad de efecto invernadero. Tanto los HFC como los PFC, provocan una enorme eliminación del O3 estratosférico, llamado el O3 “útil” ya que protege a la Tierra de la radiación UV-B, dañina para los sistemas biológicos (la constante exposición a este tipo de radiación puede causar lesiones en los ojos, ceguera e incluso cáncer de piel). Su fuente principal son los refrigeradores, disolventes, retardantes del fuego, así como la fabricación de microcircuitos. Por su parte, los aerosoles (partículas o pequeñas gotas en suspensión) se producen por la quema de combustibles fósiles y biomasa, además de la actividad volcánica. El CCl4 es un compuesto químico que se encuentra en extintores de fuego y refrigeración, por último el CH3CCl3, se usa como disolvente y desengrasante [4]. ¿Qué efectos trae consigo este fenómeno? El principal es el incremento global de la temperatura media terrestre, como ya se aprecia y que, según diversos autores, oscilará entre 1,5° C y 4,5° C más para el año 2030. Entonces, ¿realmente el aumento de estos grados Celsius tiene grandes consecuencias? La respuesta es sí. El impacto es desfavorable para el planeta y sus ecosistemas en varios aspectos. Uno de éstos es el aumento del nivel del mar debido al deshielo de los casquetes polares, en
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donde las catástrofes serán inmediatas en las islas y las zonas costeras o de baja altitud. Otros son la desertización, el aumento de la evaporación del agua, el cambio en la humedad del suelo y de la vegetación y, por tanto, las afectaciones directas en los ecosistemas y en la diversidad biológica, sin dejar a un lado el aumento en la frecuencia y el volumen de las precipitaciones. La fuerza de los huracanes Dean, Félix y Henriette, que azotaron recientemente a nuestro país son un ejemplo claro del costo ambiental y de los daños a la humanidad, que no dejan de ser un reflejo del “maltrato” que la civilización industrial ha causado al planeta Tierra. Visto desde este punto, la mayor causa de la contaminación atmosférica ha sido producto de la necesidad de emplear fuentes energéticas para satisfacer la demanda tecnológica. La producción, el transporte y el consumo de los distintos sistemas energéticos han tenido un impacto negativo sobre el ambiente, a los que se suman: el agotamiento de los recursos naturales, las emisiones de gases y partículas por la industria y los motores, la contaminación del agua y del suelo, la generación de residuos, la utilización del suelo, la generación de ruidos e incluso los impactos visuales. Posibles soluciones Ante este panorama tan desalentador surge la pregunta: ¿es conveniente usar nuevos sistemas energéticos? Antes que nada debemos tener presente que, tanto las fuentes, como las tecnologías energéticas utilizadas en la generación eléctrica tienen diversos impactos ambientales. Una clasificación realizada en España por el Instituto para la Diversificación y Ahorro de Energía (IDAE) propone que al comparar los diferentes sistemas energéticos será mejor, desde una perspectiva ambiental, que el número de ecopuntos sea menor; es decir, que la suma de sus valores en cuanto a impactos ambientales sean menores. El resultado de este estudio ordena los diferentes sistemas energéticos de mayor a menor contaminante: lignito, petróleo, carbón, nuclear, solar fotovoltaica, gas natural, eólica y minihidráulica. Así, las energías solar fotovoltaica, eólica, minihidráulica y la biomasa son ejemplos claros de energías renovables. Éstas ofrecen emisiones menores de CO2 y son las tecnologías adecuadas para captar energía gratuita, que a su vez puede ser ampliamente aprovechada. En lo que se refiere a la energía solar fotovoltaica, se sabe que la captación de energía solar es un fenómeno que depende de la radiación y del ángulo de incidencia en la que se sitúe el material colector. Básicamente, estos colectores absorben la mayor energía posible del espectro luminoso (fenómeno que se conoce como absortividad) y, a su vez, evitan la pérdida por radiación (es decir, la emisividad). El fundamento consiste en emplear la reflectancia de un metal, como el aluminio y recubrirlo con un material semiconductor altamente absorbente, por ejemplo, óxidos de estaño, cadmio o indio, conformando así las celdas fotovoltaicas. Una aplicación que está teniendo mucho auge es la arquitectura bioclimática, es decir, la construcción de edificios “verdes”. Para ello se emplean materiales especiales capaces de captar la energía y emplearla para el confort térmico hacia el interior de la
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construcción, es decir, para calefacción, producción de agua caliente, climatización de albercas e incluso producción de electricidad. Aunque estas innovaciones aún son costosas, pueden retribuir a largo plazo en el ambiente al disminuir el consumo de otras fuentes energéticas con alto costo ambiental.
Figura 1. Energía Eólica, Castilla-La Mancha, España. © Claudia Coronel Olivares.
La energía eólica aprovecha la fuerza del viento a través de su paso por un aerogenerador, convirtiendo así la energía cinética en energía mecánica. A su vez, las palas del rotor y el generador convierten esta energía en electricidad, lo que permite conectarse a las redes de las compañías eléctricas y poner a la venta energía, durante las horas de máximo consumo, abaratando los kilovatios hora (kWh). Hoy en día los parques eólicos están teniendo éxito; para su óptimo funcionamiento se debe tener en cuenta la dirección del viento, su velocidad, los obstáculos y la rugosidad del terreno. Otro tipo de energía es la producida por las centrales minihidráulicas, también vinculada con la producción de energía eléctrica. Consiste en aprovechar un desnivel de agua, desde el punto de toma hasta la restitución del cauce y de esta manera transformar la energía potencial en energía eléctrica. El ejemplo más conocido son las centrales a pie de presa. El agua es retenida en un embalse y transportada por presión hasta las turbinas, las cuales giran alrededor de un eje (como en los viejos molinos de río) que produce energía eléctrica con un alternador. Figura 2. Central minihidráulica con 263 MW de potencia instalada y una producción anual media de 561 GWh. Castilla y León, España.
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Figura 3. Central de energía Geotérmica, Matsukawa, Japón.
Un ejemplo más es la energía geotérmica que, aunque muchos autores no la ubican dentro de la clasificación de las energías renovables, permite aprovechar el calor interno de los fluidos de la Tierra que se disipa a través de la superficie. Los yacimientos geotérmicos son lugares con condiciones geológicas y técnicas viables para la explotación de la energía, que permiten captar el calor para ser empleado en calefacción doméstica, procesos industriales, agricultura, piscicultura o energía eléctrica.
También tenemos la energía marina, es decir, energía mecánica disponible en los océanos que está contenida en las mareas y el oleaje y que se aprovecha para la producción de energía eléctrica. La energía extraída dependerá de la diferencia de las mareas (alta y baja), de la altura del agua embalsada y de la superficie y volumen del embalse. Sin embargo esta técnica supone diversos impactos, tanto ambientales como visuales, por el ruido por las turbinas y los riesgos para la navegación.
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Por último, no quiero dejar de mencionar a la biomasa, en la que se utiliza la energía derivada de la materia orgánica formada por vía biológica o productos derivados. Los biocombustibles, producto de la biomasa, se dividen en tres grupos: sólidos, por ejemplo, paja, leña y carbón; líquidos, como los alcoholes y los biocarburantes obtenidos a partir de cereales y caña de azúcar (cuyo ejemplo más exitoso es el etanol empleado Figura 5. Despachador de como combustible en el sector biocombustible. www. neofronteras.com automotriz), y gaseosos, como el biogas (entre ellos metano) y el hidrógeno. ¿Y el 2008? Después de leer todo esto, usted se preguntará a qué viene el título del presente artículo... permítame finalizar exponiendo que el próximo año, 2008, está establecido en el Protocolo de Kyoto que los países firmantes del Anexo I deben “dar cuentas” y señalar si de verdad han reducido sus emisiones de CO2, 5.2 % en comparación con los niveles registrados en 1990. Analizaremos los resultados de los países que han cumplido y las excusas de aquellos que no lo han hecho. Sobre todo debemos poner atención al comercio de emisiones, es decir, a la compraventa del derecho a emisión de gases que cada país tiene establecido por el Protocolo, pues es el caso que los países más industrializados compran a los que se encuentran en vías de desarrollo, con lo cual en la práctica no están cumpliendo con su parte en la reducción de contaminantes. Al parecer aún no toman conciencia de la gravedad con que su infracción impacta a nuestro planeta. El uso de las energías alternativas es indispensable, es la única salida viable, aunque de momento costosa, para abatir las emisiones contaminantes a la atmósfera y contribuir a la disminución del efecto invernadero.
Figura 4. Generador de Strangford Lough, Inglaterra. www.marineturbines.com
Referencias 1. Naciones Unidas. 1998. Protocolo de Kyoto de la convención marco de las Naciones Unidas sobre el cambio climático. 2. CICC. 2007. Estrategia Nacional de Cambio Climático. México: SEMARNAT. 3. Agencia de Evaluación Ambiental Holandesa, Noticias del 19 de junio de 2007, http://www.mnp.nl/en/dossiers/Climatechange/News/index.html 4. Monografía 13 del Comité de Energía y recursos naturales del Intituto de la Ingeniería de España. 2000. Energía y cambio climático. Madrid: Ministerio de Medio Ambiente. 5. Comunicación personal con el Dr. Manuel Macías Miranda. Universidad Politécnica de Madrid.
* Profesora Investigadora del Laboratorio de Ciencias Ambientales, Centro de Investigaciones Químicas, ICBI, UAEH.
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CONVOCAN A PARTICIPAR EN EL V Foro de Investigadores por la Conservación y el III Simposio de Áreas Naturales Protegidas del Estado de Hidalgo “CONOCIMIENTO Y CONSERVACIÓN DE LA BIODIVERSIDAD DE HIDALGO” A celebrarse 7 y 8 de mayo de 2008 En la instalaciones de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo Ciudad Universitaria
Solicitar mayor información al correo
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Artículo ¿Qué viene después de la cultura escrita? Rubén Oscar Costiglia Garino*
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esde hace años la cultura escrita está cambiando con la incorporación de nuevos medios de generación, transmisión y recepción de información. Primero el teléfono y la radio, luego la televisión y, finalmente, la Internet y la telefonía móvil están generando una realidad diferente que viene a sumarse a la creada por la cultura escrita y a la preexistente de la cultura oral, con algunas características sobre las que sería conveniente reflexionar.
La cultura escrita Cuando se pasó de la cultura oral a la cultura escrita, ocurrieron cambios de todo tipo, no sólo en la forma en que se transmitía la información, sino en cómo se desarrollaba el conocimiento. Con la escritura se pudo pulir el discurso, corregirlo, y hacerlo tan extenso como se quisiera, cosa que no era posible en el habla, donde lo dicho, dicho está, y donde la duración está limitada por la memoria. En una comunicación oral se repiten partes del discurso para permitir que quien está hablando piense sobre lo que va a decir a continuación. Al escribir se eliminan estas repeticiones, lo que da un producto mucho más complejo y elaborado. Se profundiza la reflexión, ya que al escribir cada uno revisa su propio texto antes de darlo a conocer, y son posibles largas cadenas de razonamientos. Si el tiempo necesario para producir un escrito es mayor que para comunicarse oralmente, también lo es el tiempo requerido para asimilarlo; todos sabemos que hay textos “difíciles”, que requieren una lectura repetida y cuidadosa. Al enfrentarnos a estos textos realizamos un esfuerzo personal, ya que estamos solos con él, y ponemos en juego nuestras capacidades de atención, concentración y razonamiento. Desde la aparición de la imprenta hasta comienzos del siglo XX fue la cultura escrita la que determinó la forma como se adquiría y transmitía el conocimiento y también la manera en que se enseñaba, ya que las instituciones educativas modernas están en gran medida estructuradas a partir de los textos. Es importante señalar, sin embargo, que la aparición de la escritura no implicó la desaparición de la cultura oral, ambas coexisten y cubren cada una un ámbito determinado; así, por ejemplo, nadie puede dejar de apreciar la importancia de una plática, de un relato oral, de una exposición o conferencia, por citar sólo algunos ejemplos. En la actualidad se están produciendo muchos cambios a partir de la introducción de las nuevas formas de comunicación, y ya hay quienes auguran el ocaso del texto escrito. Sin intentar predecir el futuro, parece claro que las cosas nunca serán como eran antes de la aparición de estas tecnologías, que abren nuevas posibilidades y bloquean otras. En los apartados siguientes se señalan algunas características de este proceso de transformación que estamos viviendo.
Mayor rapidez Uno de los cambios más evidentes es que el tiempo de transmisión de la información se ha reducido al mínimo. Las noticias se conocen casi “en tiempo real”, las imágenes llegan casi inmediatamente a las pantallas de los televisores, de las computadoras conectadas a la Internet y hasta a los teléfonos celulares. También la información científica circula con mayor rapidez y con facilidad se puede tener acceso a los últimos descubrimientos o adelantos, así como a importantes bases de datos. Mayor fragmentación Otra característica que se ha incorporado es una mayor fragmentación de la información general, que circula “en pequeñas cápsulas”. Esta característica se ve exacerbada en el caso de la televisión con el continuo cambio de los planos de la imagen. La información publicitaria por ejemplo, trabaja con una duración de alrededor de 1.54 segundos por plano. Esta sucesión de imágenes a un ritmo trepidante impide cualquier tipo de análisis. En el caso de los videojuegos esto ha llegado al extremo de causar crisis de ansiedad, angustia, insomnio e incluso ataques epilépticos en algunas personas. Mayor inconexión y descontextualización de la información La única fuente de información general para muchas personas son los noticieros televisivos, donde las noticias aparecen aisladas e inconexas. Muchas veces son imágenes de actos de violencia que no dan ninguna pista del por qué de los mismos. La propia presentación dificulta que el receptor de la información la procese de alguna manera, ya que no hay referencias del contexto social o político que la ubiquen en un marco definido. Trivialización y saturación Si la televisión significó un aumento de la cantidad de pseudoinformación o información inútil que recibimos, el proceso se ha multiplicado con la Internet y la telefonía celular, produciendo una enorme cantidad de mensajes innecesarios o no deseados que comunican trivialidades o intentan vendernos algo. El exceso de información de escasísimo nivel produce una “saturación” y la realidad que aparentemente “está ahí” en las imágenes o en los mensajes, en verdad no está en ningún lado y no estamos informados, más bien nos encontramos como varados en un gigantesco embotellamiento causado por el propio exceso.
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Interacción con una realidad virtual La interacción con una realidad virtual tiene una utilidad innegable como elemento de entrenamiento en ciertas profesiones. Dentro de ese ámbito y como producto de consumo masivo por parte de juventud están los videojuegos, que generan en los usuarios algunas destrezas como la rapidez de reacción ante ciertos estímulos, cuyas ventajas y desventajas habría que analizar. La interacción con una representación de la realidad suplanta en algunos casos a la interacción con la propia realidad y hace desaparecer el tiempo necesario para escribir, reflexionar y leer de la cultura escrita, que no existe en un contexto donde se es literalmente bombardeado con imágenes que solicitan una respuesta inmediata, implantando así un modelo de comunicación donde ésta aparece reducida a un procedimiento irreflexivo de acción-reacción. Al respecto resultan reveladoras las palabras de Walter J. Ong referidas a la comunicación humana: “Para hablar hay que dirigirse a otro u otros. Las personas en su juicio no vagan por el bosque hablándole simplemente al viento. Incluso cuando se habla consigo mismo, es preciso simular que se trata de dos personas, pues lo que yo digo depende de la realidad o fantasía de la que creo estar hablando, es decir, de las posibles reacciones que puedo anticipar. Por lo tanto, evito enviar exactamente el mismo mensaje a un adulto que a un niño pequeño. Antes de empezar a hablar, de alguna manera tengo que estar ya en comunicación con la mente a la que he de dirigirme. Puedo estar en contacto, quizás, a través de relaciones pasadas, por un intercambio de miradas, un entendimiento con una tercer persona que nos ha reunido a mí y a mi interlocutor, o por cualquiera de otras innumerables formas (las palabras son modificaciones de una situación más que verbal). Tengo que percibir algo en la mente del otro con lo cual mi enunciado propio pueda relacionarse. La comunicación humana nunca es unilateral. Siempre requerirá no sólo una reacción sino que se configurará y obtendrá su contenido por una respuesta previa.” (Ong, 1999). La importancia que en el desarrollo de la tecnología tiene este rubro es enorme, ya que, por ejemplo, ha sido la propia evolución hacia una mayor complejidad de los videojuegos, lo que ha presionado para que se amplíen la capacidades de las tarjetas gráficas de las computadoras y no al revés, como se podría suponer.
Posibilidad de emprendimientos colectivos Los correos electrónicos, los “chats”, los “blogs”, etc., presentan el desafío de una interconectividad que posibilita el trabajo en común. Esto abre un campo de posibilidades insospechadas en cuanto al intercambio, ya sea informativo o creativo, y también un nuevo escenario donde se puede desarrollar el aprendizaje colectivo.
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Un conflicto en las instituciones educativas Todos los cambios que están ocurriendo sin duda alterarán radicalmente a las instituciones educativas y no sólo por la incorporación de nuevos recursos tecnológicos, sino por las diferentes formas de aprender y enseñar que posibilitan o implican. El trabajo con libros o apuntes de clase tiene ahora las alternativas de la internet y sus páginas interactivas. La consulta de publicaciones se puede realizar en forma casi instantánea, pudiéndose también acceder a libros en formato digital o consultar una biblioteca virtual desde cualquier sitio del planeta, siendo posible acceder a una gran cantidad de programas de computación que aceleran el trabajo, o hacen posible realizar tareas largas y tediosas en un corto lapso. También los foros donde pueden intercambiar opiniones, ideas o trabajos los alumnos y los profesores abren un abanico de posibilidades. Un nuevo estilo de enseñar y aprender está surgiendo a partir del empleo de estos recursos. Algunos de los conocimientos, destrezas y automatismos que ya traen consigo los alumnos al llegar a una institución de enseñanza, por ejemplo a partir de su práctica con videojuegos (rapidez de respuesta a un estímulo, inmediatez en la obtención de un resultado, acostumbramiento a la imposibilidad de salirse del repertorio de opciones contempladas en el software), o el tipo de atención dispersa que fomenta la televisión con sus continuas interrupciones para pasar anuncios o las que introduce el espectador al levantarse para comer algo, contestar el teléfono o ir al cuarto de baño, se contraponen con los procesos mentales y las actitudes que se pretender desarrollar en ellos: atención, concentración, esfuerzo, creatividad, memoria y raciocinio. Este conflicto reclama la atención de todos los implicados en el proceso educativo. Un análisis crítico de estos cambios quizás ayude también a decodificar distintos fenómenos que están apareciendo en la comunidad educativa causando desconcierto en los educadores, como lo es la existencia de un grupo creciente de alumnos que parecen ser incapaces muchas veces de hilvanar las ideas, con una lecto-escritura que ha empeorado notablemente con respecto a generaciones anteriores, lo que prácticamente los ubica dentro de la categoría de analfabetos funcionales, con una atención dispersa que dificulta el esfuerzo continuado, un grupo al que nada parece interesar, y que es blanco de trastornos alimenticios (anorexia, bulimia) y de distintas adicciones. Conclusión Podemos sentirnos más o menos cómodos ante los cambios causados por las nuevas tecnologías. Podemos considerar que son más beneficiosos que perjudiciales o a la inversa, pero lo que no podemos hacer de ninguna manera es ignorarlos. Se suele interpretar que lo que vendrá después de una sociedad basada en la cultura escrita es una sociedad del conocimiento y la información, donde la educación tendrá un papel central (Kellner, 2000). Con
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esta idea presente muchos países están poniendo especial énfasis en la educación e investigación, y dedicando recursos crecientes a estos rubros. Realmente no sabemos qué ocurrirá en el futuro, pero sin duda hay que repensar muchas de las características de la educación, volviéndonos a hacer las preguntas básicas: cuál es su objetivo, qué se pretende obtener con ella, cómo se debe llevar a cabo. Las instituciones educativas deberán reestructurarse en función de las respuestas que se vayan dando.
Referencias Ong, Walter J. 1999. Oralidad y escritura. Tecnologías de la palabra. México, Fondo de Cultura Económica, pp. 170-171. Kellner, Douglas.2000. New Media and New Literacies: Reconstructing Education for the New Millennium. http://www.gseis.ucla.edu/courses/ed253a/kellner/newmedia.html
* Profesor de la Licenciatura en Biología, ICBI, UAEH.
Bichos y Sabandijas Irene Goyenechea*
Si les tienes miedo a las serpientes puedes estar seguro que no eres el único. Hay pocos animales que asustan tanto a la gente como estos reptiles, lo que se debe en parte al desconocimiento. Por ejemplo, muchos creen que las serpientes son viscosas y se sorprenden al comprobar que su piel es más bien seca y suave al tacto. Otras personas creen que pican con su lengua bífida, que en realidad es su órgano del olfato y del gusto, o con su cola, lo que es totalmente falso porque las serpientes, tanto las venenosas como las inofensivas, sólo pueden morder con sus colmillos, es decir, ¡no pican!
Todas las tortugas, ya sean marinas, terrestres o dulceacuícolas, ponen huevos. Estos huevos los pueden colocar en nidos que construyen, ya sea entre la hojarasca o entre la vegetación en descomposición; en nidos de otros animales; en madrigueras especialmente excavadas por ellas; o en nidos con forma de embudo que excavan con las patas traseras. Algunas especies cubren sus huevos inmediatamente después de depositarlos y luego se alejan del área; mientras que otras dedican un tiempo al cuidado del nido.
La forma de locomoción más común de casi todas las lagartijas es la de correr con las cuatro patas. Sin embargo, algunas son más veloces si sólo usan sus patas traseras, como el dragón de Komodo o algunas especies de iguanas llamadas comúnmente “pasa ríos”. Estas lagartijas, que también se conocen como teteretes, se encuentran en los márgenes de los ríos y también pueden nadar. Además hay otras que vuelan o planean. Así que las formas de locomoción de las lagartijas son muy variadas, aunque casi siempre las veamos caminando.
*Profesora Investigadora, Laboratorio de Sistemática Molecular, Centro de Investigaciones Biológicas, ICBI, UAEH.
Comentarios
Fe de erratas A pesar de saber sobre la existencia de la revista, la verdad no había tenido la curiosidad por leerla. Hoy revise todas las publicaciones y me arrepentí por no haberlo hecho antes. ¡Gracias por poner a nuestro alcance este tipo de herramientas! Elizabeth
Por un lamentable error, en el número anterior (Volumen 3, No. 1) publicamos mal escrito el apellido de nuestra compañera de la UAEH, la doctora Olivia Gutú, a quien llamamos Gutó, lo mismo que su centro de trabajo, al que nombramos Instituto de Investigaciones Matemáticas, cuando lo correcto es Centro de Investigación en Matemáticas (CIMA). Una sentida disculpa a sus integrantes.
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Cuento Reporte Mauna Loa Numa P. Pavón*
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sto que escribo lo hago aún dudando, me ha costado decidir hacerlo. He pasado muchas noches en vela. ¿Qué hago?, ¿qué hago?, me preguntaba una y otra vez durante esas interminables noches, hasta que la alarma de mi despertador sonaba cada día a las 6 am. Pero hoy lo he decidido, he comenzado a escribir. Todo comenzó una mañana común en la que llegué a mi cubículo. Encendí mi computadora y, mientras ésta arrancaba, comencé mi ritual de guardar en el cajón del escritorio todas mis pertenencias (monedas, mi cartera, el celular y cualquier otra cosa que trajera en las bolsas del pantalón). Entonces, ya cómodo, comencé a revisar mi correo. Entre algunos mensajes nuevos, apareció el primero. Me refiero al primer e-mail con el “subject”: “ndo´mi”. He recibido innumerables mensajes raros, pero nunca uno como éste. Lo primero que pensé fue que se trataba de un virus o de una promoción, así que lo borré tanto de la máquina como de mi memoria. Sin embargo, el mensaje aparecía todos los días. Al principio no hice caso, sólo lo borraba. Pero, quizá inconscientemente, la duda sobre qué significaba esto creció en mí, así que decidí esperar a que llegara de nuevo para averiguar. Un sábado, lo recuerdo muy bien porque en el laboratorio reinaba el silencio que permite la concentración, me animé a abrir el mensaje. Lo hice, pero para mi decepción sólo se repetía “ndo´mi”, una y otra vez: “ndo´mi” “ndo´mi” “ndo´mi” “ndo´mi” “ndo´mi” “ndo´mi” “ndo´mi” “ndo´mi” “ndo´mi” “ndo´mi” “ndo´mi” “ndo´mi” “ndo´mi” “ndo´mi” “ndo´mi” “ndo´mi” “ndo´mi” “ndo´mi” “ndo´mi” “ndo´mi” “ndo´mi” “ndo´mi”. A ver, ¿qué significa esto?, parecen palabras en … ¿será una lengua árabe?, ¿cómo lo descifro? Internet, claro está. Busqué en la red con Google. Nada, no me dio nada. ¡Esta bien!, lo intenté, no voy a seguir perdiendo el tiempo. Sin embargo, los mensajes continuaron llegando hasta que con la ayuda de un colega logré poner un filtro y santo remedio. Pasó un mes y ya ni lo recordaba, hasta que otra vez empezaron a llegar. Lo comenté con todo mundo y nadie aportaba nada. El consejo que me daban era que olvidará eso o que cambiara de cuenta de correo. En fin que ya un poco obsesionado repasaba los mensajes. ¿Y si era un código? ¡Órale!, ya me están haciendo efecto las novelas de Dan Brown, dije en voz baja. Finalmente y por casualidad, o no sé por qué, seguí con el cursor cada una de las palabras que se repetían cientos de veces, cuando de repente, en una de ellas, apareció una manita. Sí, la manita que nos indica que hay un vínculo a una página de la red. Al momento me detuve, moví el cursor y la manita desapareció. Lo regresé y aparecía de nuevo. Comencé a sentir una sensación de vacío en el estómago. Pensé en buscar a algún compañero para comentarle, pero seguro me iba a tirar de loco. Cerré la puerta del laboratorio. No quería que nadie me interrumpiera. Me dispuse a darle click a la palabra. Quise calmar mis nervios y respiré profundamente. Inmediatamente la pantalla se puso negra, por lo que imaginé lo peor: ¡Uta ma, era un virus! ¡Bestiaaa, no has respaldado! Pegué en el escritorio tan fuerte que me dolió la mano. Me recargué en el respaldo de mi sillón lleno de coraje, me quedé mirando la pantalla negra, cuando noté que se distinguían letras, sí, letras de un color negro muy fuerte e intenso que en cierta forma contrastaba con el negro de la pantalla. Me acerqué y logré leer REPORTE MAUNA LOA. ¡Que onda!, ¿qué es esto? Comencé a dar clicks por todos lados y nada, no pasaba nada. Cuando de repente la impresora, que siempre tengo conectada, comenzó a imprimir varias hojas llenas de letras y números. Terminada la impresión, la pantalla de la computadora se recobró y apareció de forma normal. Tomé las hojas impresas y no decían nada. Puras letras y números, ningún espacio entre ellas. Creo que me quedé muy pensativo, porque no me di cuenta de que un estudiante había entrado al laboratorio y estaba junto a mí esperando que yo despertara de mi letargo: -Doctor, ¿me firma mi protocolo?- Lo miré con cierto azoro por haberme sacado del lugar de mi mente en donde estaba resolviendo el asunto. Los días pasaron y ya no recibí más mensajes raros, creo que hasta los extrañaba. Tenía guardadas en un fólder las hojas impresas y de vez en cuando las veía y las veía. Comencé a buscar patrones, códigos y nada. Esto me estaba afectando, en verdad que me estaba afectando. Un día llevé el fólder a mi casa para dedicarle tiempo en las noches, para… que sé yo, sólo verlas. Nunca pensé que la solución la tendría mi hijo. Un día el chico encontró el fólder y se puso a jugar y en una de esas enterró un lápiz en las hojas. Cuando llegué por la tarde a la casa encontré las hojas clavadas con el lápiz. Pero, ¡qué hizo! Las recogí y de repente noté que en el punto en donde se había enterrado el lápiz coincidían las letras de las diferentes hojas. ¿Y si la forma de descifrar esto es sobreponer las hojas? Vamos, algo similar como lo que se hace con los mapas en algunos sistemas de información geográfica. Había buscado algún patrón a partir sólo de dos dimensiones, pero en realidad se trataba de colocar las hojas para formar estructuras en tres dimensiones, donde las letras se proyectan hacia el interior y …otra vez la vida real en mi casa interrumpió mis pensamientos, era hora de cenar. Tardé varios meses haciendo análisis de la sobreposición, tuve que estudiar y aprender técnicas, siempre de manera autodidacta. No quise que nadie se enterara, no le pedí ayuda a ninguno de mis compañeros o amigos. Por fin, un día lo tuve, ¡lo había logrado! El resultado fue impactante, se trataba del Informe Mauna Loa. Cuando lo pude descifrar y entender pensé: “Esto cambiará al mundo, ya nada podrá ser igual”.
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Desde ese momento mi vida ha sido una pesadilla, peleando por discernir si lo que el informe dice es verdad o no. Ahora entiendo que la información que me falta es consecuencia de la falta de apoyo a la ciencia, en especial a los estudios a nivel ecológico. Pero, ¿me creerán? Después de pensarlo mucho, he decidido a través de este escrito exponer al mundo mi traducción libre: “El siguiente informe fue extraído de archivos codificados como Mauna Loa (1980) localizados dentro del nodo central global de la red. Constituye la evidencia que certifica que un grupo selecto de personas dominan la vida en la Tierra. Posterior a la Primera Guerra Mundial, el orden global ha sido regido y establecido por un grupo de científicos prominentes, que ante la sociedad aparecen como ciudadanos comunes. Este grupo no tiene nombre. Estableció el sistema de control mundial WWW. Además de las reglas socioeconómicas que ha obligado al mundo a seguir en el curso actual, ha controlado la investigación científica. Ha bloqueado apoyos y formación de recursos humanos en áreas de la ciencia que no les conviene, a partir de los últimos 60 años. Sistemáticamente ha condicionado apoyar sólo aquellos proyectos que generen beneficios económicos a partir de los ecosistemas naturales. Su modelo económico, basado en la explotación desmedida de los recursos y el uso de combustibles fósiles, fue impuesto en el mundo. Este grupo ha realizado un análisis global de las repercusiones que su modelo podría provocar. Los resultados obtenidos son desconocidos actualmente por la sociedad humana, pero implican información sobre los ciclos de los elementos, como el carbono, que en el mundo habían sido ignorados y desconocidos debido a la influencia que tiene ese grupo en los apoyos económicos para realizar investigaciones sobre el tema. Los puntos más importantes de su análisis a esa fecha son: 1.- Se ha detectado un aumento exponencial de la concentración de CO2 en la atmósfera. 2.- La tendencia es de 1.8 ppm de CO2 por año. 3.- El aumento de CO2, está provocando un aumento en la temperatura de la tierra. 4.- Los modelos pronostican, para la primera mitad del siglo XXI, un incremento de la temperatura global entre 2 y 6o C. 5.- El calentamiento de la tierra generará un cambio ambiental global. 6.- Comenzará un derretimiento del hielo en las zonas polares. 7.- Desaparición de los glaciares. 8.- Extinción masiva de especies. 9.- Aumento de la intensidad de los fenómenos meteorológicos como huracanes, sequías, tornados, etc. 10.- Dispersión de enfermedades tropicales a zonas actualmente templadas y frías. Estos diez puntos son un resumen de más de 100 sobre las repercusiones del modelo económico mundial actual. El grupo ha considerado imposible el cambio en las políticas como solución a la crisis ambiental que inicia. El paso de 3 mil millones de habitantes en 1960 a cerca de 6 mil millones en el 2000 ha incrementado el uso de recursos y con ello acelerado la crisis ambiental. El grupo ha decidido iniciar el control del tamaño de la población. La herramienta a considerar es el virus de la viruela.” Hasta aquí termina el informe Mauna Loa. ¿Ahora me comprenden? Temo que, si existiera ese grupo, de verdad tenga como medida de control la disminución de la población humana. Si tan sólo la sociedad se enterara de los efectos nocivos que generamos sobre el ambiente, estoy seguro que cambiaría su forma de vida. Habría un ahorro de energía con fuentes alternas a los combustibles fósiles; una conciencia en la conservación de los ecosistemas. Los gobiernos apoyarían la investigación sobre los ciclos biogeoquímicos. Muchos científicos enfocarían sus investigaciones sobre la manera en que el calentamiento de la tierra repercutirá en los procesos ecológicos. Ahora sabemos tan poco que no tenemos manera de dar soluciones a ese problema. Ya que he decidido divulgar esta información, te pido tu apoyo para que más personas se enteren.
NOTA:- Este cuento es una ironía de cómo, a pesar de que conocemos la existencia del cambio ambiental global, no hacemos nada. La realidad es que, como especie, los humanos tendremos que aclimatarnos a las condiciones de ese cambio, que está ocurriendo ya y que sus efectos serán más notorios cada vez. Aunque el cuento es producto de mi imaginación, la información sobre el cambio global es real. Sin embargo, aún estoy tratando de descifrar el significado de “ndo´mi”, si tienes alguna pista envíame tu comentario a: npavó
[email protected]
*Profesor investigador del Laboratorio de Ecología de Comunidades, Centro de Investigaciones Biológicas, ICBI, UAEH.
“ndo´mi” “ndo´mi” “ndo´mi” “ndo´mi” “ndo´mi” “ndo´mi” “ndo´mi” “ndo´mi” “ndo´mi” “ndo´mi” “ndo´mi” “ndo´mi” “ndo´mi” “ndo´mi” “ndo´mi” “ndo´mi” “ndo´mi” “ndo´mi” “ndo´mi” “ndo´mi” “ndo´mi” “ndo´mi” “ndo´mi” “ndo´mi” “ndo´mi” “ndo´mi” “ndo´mi” “ndo´mi” “ndo´mi” “ndo´mi” “ndo´mi” “ndo´mi” “ndo´mi” “ndo´mi” “ndo´mi” “ndo´mi”
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Comunicación Científica Caracterización del hábitat óptimo del torcecuello Jynx torquilla en pastizales suizos Nadja Weisshaupt *
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n Europa, el manejo agrícola de pastos se intensificó mucho en el siglo pasado. El aumento en el uso de fertilizantes y un régimen alterado durante las cosechas causaron un cambio radical de la vegetación, que ahora es más densa, crece más rápido y se corta más a menudo. Al mismo tiempo, las poblaciones de muchas especies de aves se han reducido desde la segunda mitad del siglo XX, lo que lleva a pensar que la estructura alterada de la vegetación es un factor importante de esto.
Figura 1. El torcecuello Jynx torquilla
Una de las aves típicas de las áreas agrícolas es el torcecuello Jynx torquilla, una especie de carpintero que se alimenta casi exclusivamente de las hormigas que habitan el suelo. Para saber si la reducción de sus poblaciones se debía a la alteración de la estructura vegetal, lo primero que debía hacerse es investigar el uso del hábitat de los torcecuellos, saber cuál estructura vegetal es la que prefieren.
Para hacerlo, se colocaron emisores de radio a siete torcecuellos en Unterwallis, Suiza, en donde hay cultivos intensivos de árboles de tronco corto y viñedos. Los individuos fueron seguidos durante varios días y se anotaron los sitios exactos en donde buscaban su alimento. En cada uno de esos puntos se registraron algunas variables, como la altura de la vegetación, el porcentaje de suelo sin ésta, el tipo de hábitat, el régimen de siega, la presencia de hormigas y el uso de herbicidas. A la vez se hicieron las mismas observaciones en otros puntos elegidos al azar del radio de acción de estos organismos estudiados. Se compararon las variables del hábitat de los sitios de alimentación con los que fueron elegidos al azar para determinar la preferencia de hábitat de los torcecuellos. Resultó que las variables: “porcentaje de suelo sin
vegetación” y “tipo de hábitat” fueron las más importantes en la selección de los sitios de alimentación. Se observó que los torcecuellos prefieren los lugares con escasa o nula vegetación. Las huertas viejas y las áreas sin uso fueron sus hábitats preferidos, mientras que evitaron los pastizales y los campos cultivados. La preferencia para el tipo de suelos de vegetación escasa se puede explicar por el acceso a los hormigueros. En una vegetación densa no se ven o el torcecuello no puede llegar a éstos. Otro aspecto importante son las perchas. El torcecuello dispone de una estrategia de caza en la que busca a las hormigas desde lo alto de los árboles y los arbustos, las perchas situadas en lugares con vegetación escasa. Entonces, la vegetación cada vez más densa de los pastos podría ser la causa principal de la disminución de las poblaciones de torcecuello. Por eso, las medidas de conservación en favor de esta especie de ave deben enfocarse a conservar y crear áreas agrícolas con vegetación escasa en combinación con perchas, sitios en los que no deben faltar, además, lugares para nidificar. Éstos pueden ser campos de uso variado como viñedos, pastizales mezquinos y huertas. Referencias Weisshaupt, N. 2007. Habitat selection by foraging wrynecks Jynx torquilla during the breeding season: identifying optimal species habitat. Tesis de Maestría. Berna: Instituto Zoológico de la Universidad de Berna, Suiza, División de Biología de la Conservación. * Estudiante del Instituto de Biología de la Conservación. Universidad de Berna, Suiza.
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Comunicación Científica El género Quercus en el Estado de Hidalgo Erika Álvarez Zúñiga* y Arturo Sánchez-González**
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Figura 1. Bosque de encinos (Q. laeta), localidad de Maguey Verde, Parque Nacional Los Mármoles, Hidalgo. © Arturo Sánchez.
a familia Fagaceae incluye nueve géneros, de los cuales Quercus (los encinos) es el de mayor distribución en el mundo. Este género incluye alrededor de 400 especies de árboles y arbustos de zonas templadas y subtropicales del hemisferio norte. En América se localizan desde Canadá hasta Colombia. El género Quercus presenta su principal centro de diversificación en México, donde se estima que existen entre 135 y 150 especies, comprendidas en las secciones Lobatae (encinos rojos), Quercus (encinos blancos) y Protobalanus (encinos intermedios). Se considera que 86 de estas especies son endémicas. Los bosques de encinos de México se encuentran ampliamente distribuidos en los macizos montañosos y cubren cerca de 5.5% de su superficie, la mayor riqueza de especies se presenta en el intervalo altitudinal de entre 1,200 y 2,800 metros. En México, las especies de Quercus constituyen el principal componente fisonómico de los bosques de encino, pino-encino y de algunas variantes del bosque mesófilo de montaña, que constituyen el hábitat de un gran número de animales y plantas epifitas (Valencia, 2004).
Se han realizado diversos estudios sobre los encinos del Estado de Hidalgo. Zavala-Chávez (1995) realizó la descripción de 20 especies de Quercus en la región de Mineral del Chico. Calderón de Rzedowski y Rzedowski (2001) describieron las especies de encinos del Valle de México, que incluye una parte del territorio hidalguense. El análisis de la distribución del género Quercus en México realizado por Valencia (2004), indica que en el Estado de Hidalgo existen 34 especies. En el Herbario del Centro de Investigaciones Biológicas, de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo, se desarrolla actualmente un proyecto sobre la diversidad y distribución de los encinos en Hidalgo. En los resultados parciales del proyecto se describe la presencia de 18 especies, en el Parque Nacional Los Mármoles (PNM), que comprende una área situada entre los municipios de
Jacala, Nicolás Flores, Pacula y Zimapán. Los resultados preliminares sugieren que la riqueza de especies de encinos en Hidalgo podría ser más elevada que la reportada en el trabajo de Valencia (2004). El estudio de los encinos es relevante, principalmente por el desconocimiento de diversos aspectos de su ciclo de vida, ecología, distribución, uso potencial y la complicada taxonomía del género (Zavala, 1995). Las especies de encinos poseen una alta variabilidad morfológica, lo que ha conducido a sobreestimar y confundir el número real. La especie es la unidad básica de categorización de los seres vivos y, de acuerdo con el concepto biológico, se define como una población o serie de poblaciones de organismos entre los cuales ocurre reproducción sexual en condiciones naturales. En el caso del género Quercus, este concepto afecta seriamente la estimación de la riqueza de especies, debido al gran número de híbridos naturales reportados. La hibridación ocurre incluso entre especies de encinos que son morfológica y filogenéticamente distantes (Nixon, 1998). El aprovechamiento de los encinos como recurso maderable es escaso, se han utilizado principalmente como combustible, a través de la elaboración de carbón, leña y brazuelo; en menor proporción para elaborar tablas, mangos de herramienta y recientemente se ha fomentado su utilización como fuente de celulosa y papel. Según Challenger (1998), los bosques de encino cubren en total 4.29% de la superficie de México, pero el impacto de las actividades humanas ha provocado la destrucción de cerca de 20% de su cobertura original. El PNM no es la excepción, los encinares cubren el 21% de su superficie, pero están siendo explotados sin control. El conocimiento de la riqueza y distribución de los encinos del PNM servirá de referencia para establecer programas de manejo y conservación de los bosques. Referencias Calderón de Rzedowski, G. y Rzedowski, J. 2001. Flora fanerogámica del Valle de México. México: Instituto de Ecología, A. C. y Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad. Challenger, A. 1998. Utilización y conservación de los ecosistemas terrestres de México. Pasado, presente y futuro. México: Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad. Nixon, K. C. 1998. “El género Quercus en México”. En: T.P. Ramamoorthy, R. Bye, A. Lot y J. Fa. (eds). Diversidad biológica de México: orígenes y distribución. México: Instituto de Biología, Universidad Nacional Autónoma de México, pp. 447-458. Valencia, S. 2004. Análisis filogenético de la serie Lanceolatae Trel. del género Quercus, Fagaceae. Tesis Doctoral. Facultad de Ciencias. UNAM. Zavala, Ch. F. 1995. Encinos Hidalguenses. México: Universidad Autónoma de Chapingo. División de Ciencias Forestales.
*Estudiante de la Licenciatura en Biología, ICBI, UAEH. ** Profesor-Investigador de Tiempo Completo, Laboratorio de Sistemática Vegetal, CIB, ICBI, UAEH
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Comentario La relevancia y significado de la acreditación de la Licenciatura en Biología de la UAEH Juan Carlos Gaytán Oyarzún*
Introducción no de los objetivos principales de las Instituciones de Educación Superior (IES) en nuestro país y en el mundo, se centra en el mejoramiento y reconocimiento de la calidad de la educación que ofrece a sus estudiantes. La calidad debe medirse en términos de evaluación de su pertinencia, factibilidad e impacto social. Esto se lleva cabo mediante sistemas reconocidos de evaluación externa a las instituciones educativas y se basa principalmente en estudios de autoevaluación y en la obtención de indicadores de calidad. La evaluación y acreditación por pares externos, constituye hoy en día uno de los mecanismos más adecuados para garantizar la calidad de la educación superior en las Instituciones de Educación Superior (IES).
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Antecedentes y evaluación El proceso de acreditación de programas educativos, como medio para reconocer y asegurar la calidad de la educación superior y de sus actividades sustantivas que son la docencia, la extensión y la investigación, tiene sus origen en los años 80 del siglo pasado, en donde el proceso de evaluación marcó la pauta a nivel mundial. Organismos internacionales como la Organización de la Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) y la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) generaron apoyos económicos para influir en políticas y programas educativos en varios países. En México esta política educativa inicia entre los años 1989 y 1994 con el Programa para la Modernización Educativa de la SEP, en el que la cobertura de un programa educativo, su innovación, pertinencia y eficiencia terminal se consideraban sinónimos de calidad educativa. La autoevaluación de planes y programas de estudio se han hecho una práctica común desde que en 1989 se creó la Coordinación Nacional para la Planeación de la Educación Superior (CONPES). De ésta se desprendieron, desde 1991, los Comités Interinstitucionales para la Evaluación de la Educación Superior (CIEES), organismo destinado para la evaluación diagnóstica de instituciones y programas educativos. Por su parte, el Consejo para la Acreditación de la Educación Superior A. C. (COPAES), se encarga de la acreditación de aquellos programas académicos que han alcanzado el nivel más alto (uno) de los CIEES (lo cual es análogo de calidad), a través de comités acreditadores reconocidos e independientes por cada área académica, que evalúan desde aspectos de la administración, gestión, difusión y extensión de un programa educativo, hasta su estructura e infraestructura operativa. En el área de biología el comité encargado es el Comité para la Acreditación de la Licenciatura en Biología, A.C. (CACEB), el cual se basa, al igual que otros comités homólogos, en criterios estándares y procedimientos establecidos por el COPAES. Así, los aspectos que se evalúan son los siguientes: • Personal académico • Plan de estudios • Modelo educativo • Servicios institucionales • Trayectoria escolar • Infraestructura y equipamiento • Investigación • Vinculación • Normatividad de conducción académico administrativa del programa • Gestión administrativa y financiera Evaluación de la Licenciatura en Biología, UAEH La evaluación y consecuente acreditación del programa académico de la Licenciatura en Biología de la UAEH, que ocurrió el pasado 22 de agosto de 2007, es relevante por varias cosas que vale la pena resaltar: • Es una de las carreras de biología más jóvenes del país, que se creó en el periodo julio-diciembre de 1999. • Se creó en un momento oportuno, en el que la autoevaluación continua y la planeación fueron los ejes centrales de desarrollo. • A pesar de ser un programa educativo joven, ha pasado por varios procesos de autoevaluación, ajuste e incluso rediseño curricular en busca de la mejora continua. • Su creación e implantación fue de manera simultánea al fortalecimiento del Centro de Investigaciones Biológicas (CIB) de esta institución, lo que permitió un verdadero engranaje entre la docencia y la investigación.
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El CIB y sus programas académicos de licenciatura, maestría y doctorado son parte del Área Académica de Biología y cuenta con investigadores jóvenes y entusiastas, casi todos con perfil PROMEP, una parte importante son miembros del SNI y los tres cuerpos académicos en que se distribuyen están consolidados. Toda la plantilla de profesores participa de los programas de superación personal. Este reconocimiento nos sitúa competitivamente a nivel nacional entre las cinco primeras universidades en obtenerlo, sobre muchas otras con más antigüedad y mayor prestigio social aparente. La calidad educativa de nuestro programa es avalada por expertos reconocidos, con calidad moral y legal.
Por otra parte, ¿qué significa haber alcanzado este reconocimiento? • Asegura la calidad, pertinencia y operatividad del programa educativo. • La calidad en la formación académica de los estudiantes que ingresan está garantizada en nuestra carrera. • La UAEH puede hacer público este reconocimiento a la calidad de su oferta educativa. Finalmente, creo que es importante mencionar que este proceso es una forma de evidenciar que los recursos destinados para la educación superior se están ejerciendo adecuadamente y son avalados por instancias académicas pertinentes y con carácter moral para ello. * Laboratorio de Genética Evolutiva y Ambiental, CIB, ICBI, UAEH.
Nota Reporte sobre el material fósil hallado en el área de Sanctorum en el Estado de Hidalgo José Eduardo Gutiérrez González*
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ealmente es muy emocionante relatar uno de los acontecimientos más importantes de mi vida; tal vez suene exagerado, pero así es, y ésta es la mejor manera de expresarlo: El día 31 de marzo de 2007 emprendí, junto con otros dos compañeros, Fernando Pérez Cervantes y Arturo Plata Narváez, un viaje de investigación a las zonas fosilíferas del Estado de Hidalgo que se encuentran al noroeste del municipio de Atotonilco el Grande. Tomamos la carretera federal número 105, con dirección a los baños de Santa María Amajac, y llegamos a un lugar denominado por los habitantes “la curva del gato”. La primera impresión que tuve fue que en el lugar había evidencias de trabajo paleontológico, por lo que nos sentíamos animados y, debo admitirlo, muy emocionados de que tal vez encontraríamos algún tipo de indicio fósil que nos pudiera compensar nuestro trabajo y nuestra curiosidad, así que empezamos a caminar cerca de la zona y,
efectivamente, encontramos muy pronto un trozo de roca de aproximadamente 5 x 10 centímetros en el cual se hallaba la impresión fósil de una hoja; sin embargo, la marca era muy tenue y no se podían apreciar muy bien los rasgos. Alentados aún más por nuestro hallazgo, decidimos emprender una caminata alrededor de los cerros circundantes, tratando de divisar otro fósil y recolectando algunas rocas que se nos hacían interesantes para poder examinarlas en el laboratorio. Así anduvimos por alrededor de una hora y media hasta llegar a una pequeña vivienda, en la cual movidos por la curiosidad decidimos preguntar a qué distancia se encontraba “Sanctorum”; con gran desaliento nos enteramos que estaba a unos 17 kilómetros de distancia del lugar en el que nos encontrábamos, por lo que teníamos que regresar por donde habíamos venido y tomar un autobús que nos llevara hasta aquel sitio. Para nuestra buena suerte, en ese momento paso un taxista que se ofreció a llevarnos. Una vez en el sitio, nos dedicamos a tomar muestras de los estratos que estaban en la zona y logramos identificar algunas huellas de
hojas en pequeñas láminas de roca caliza. Contentos con nuestros resultados estábamos dispuestos a irnos cuando Fernando observó otro tipo de estrato, con una inclinación aproximada de 36 grados, que se encontraba arriba, en una pendiente, y presentaba una textura arenosa, con varias incrustaciones de cristales. Ya íbamos a ir a su encuentro, cuando lo vimos bajar con un rostro de obvia felicidad, ¡había encontrado huesos fósiles! Inmediatamente subimos a comprobar el hallazgo y encontramos frente a nuestros ojos unos huesos perfectamente visibles, incrustados en la roca. Por supuesto la emoción no se hizo esperar. Eran las 12:50 horas de la tarde y nosotros, estudiantes de la licenciatura, habíamos encontrado los restos fosilizados de un mamífero de medianas dimensiones (posiblemente un caprínido o un tayasuido que es una especie cercana a los jabalíes). Los huesos presentaban una estructura pétrea, lo que indicaba
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que son de una edad considerable. Después de pensarlo por un buen rato, y sin tener más opciones, decidimos que lo mejor era sacarlos del estrato en el que se encontraban. Siguiendo un proceso muy cuidadoso de extracción y con la herramienta adecuada logramos obtener cuatro excelentes ejemplares de estos huesos que parecen ser dos fémures, una tibia y otro que no logramos identificar. Para evitar que el objeto de estudio se dañara, debido a la falta
de material de protección, utilizamos las chamarras o suéteres que llevábamos en ese momento para envolverlos de la mejor manera posible y así poder transportarlos a su lugar de destino: el Laboratorio de Paleontología de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo. Con la experiencia de los paleontólogos adscritos es ese laboratorio, esperamos conocer su verdadera edad y la especie a que pertenecen. Asimismo, es necesario precisar que nuestro objetivo es apoyar la paleontología del Estado de
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Hidalgo y por supuesto a nuestra universidad. Mis compañeros y yo agradecemos al Doctor Carlos Esquivel Macías, paleontólogo especializado en paleoambientes marinos, por habernos incentivado a investigar más de lo que nos muestran en clase y a echarle muchas ganas a lo que hacemos. *Estudiante de la Licenciatura en Biología, ICBI, UAEH.
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© Diana Arenas Islas
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Reseña Sobre la conferencia de fósiles pleistocénicos de Hidalgo Carlos Esquivel Macías*
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Figura 1. Ejemplar preparado en el Laboratorio de Paleontología de l CIB, UAEH. © Carlos Esquivel.
l 17 de agosto del corriente se llevó a cabo una conferencia y una exposición fotográfica en el recinto del exconvento de Actopan, donde se expuso el tema denominado “El Mamut de Singuilucan, Hidalgo”, impartida por el Doctor Joaquín Arroyo del Departamento de Prehistoria del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), como parte del ciclo de conferencias del mes de agosto del centro INAH Hidalgo. La ocasión fue propicia para recordar el 30 aniversario del hallazgo de otros restos de proboscidios encontrados en el municipio de Santiago de Anaya. La interesante charla dio inicio con la ubicación de los mamutes como un grupo característico de los proboscidios, del que forman parte también el grupo de los mastodontes y la de los gonfoterios. Los verdaderos mamutes, a los cuales pertenece Mamuthus columbi, están representados por el ejemplar recientemente hallado en Singuilucan. El doctor Arroyo explicó que los tres linajes de diferente antigüedad difieren también en sus defensas (“colmillos”) y en su tamaño, así como muestran diferente distribución geográfica en el continente americano, producto de una emigración diferencial desde Asia. Su dispersión estuvo controlada por diferentes eventos de glaciación e interglaciación. La charla prosiguió con los detalles del hallazgo reciente de Singuilucan, Hidalgo, ejemplar que actualmente se limpia y ensambla en las instalaciones del Laboratorio de Paleontología de la UAEH, a cargo del M. en C. Miguel Ángel Cabral Perdomo. El hallazgo consiste en algunos huesos largos y partes del cráneo de Mammutus columbi, que es el proboscidio más grande conocido y que era relativamente abundante en el centro de México, dado que se conocen cientos de hallazgos reportados a lo largo del último siglo. El ponente explicó las dificultades inherentes al rescate de este tipo de restos, que van desde la fragmentación original que tuvo el organismo al quedar enterrado por un flujo repentino de agua en el sitio donde se le halló, hasta el deterioro natural que sufren los restos, mismos que son de vida muy corta, comparativamente a otro tipo de fósiles de mayor vida geológica. También se mostró la coordinación y el trabajo en el campo del equipo de investigadores y estudiantes del INAH para parcelar en una cuadrícula el afloramiento y para extraer sistemáticamente los restos. Una vez sacados, éstos son incluidos en espuma de poliuretano y trasladados al Laboratorio de Paleontología de la UAEH debidamente numerados, donde estudiantes e investigadores del Área Académica de Biología realizan su labor de reconstrucción. La información vertida en la conferencia acerca de la existencia previa y la distribución de estos mamíferos pleistocénicos gigantes en nuestro territorio llama a la reflexión, sobre todo cuando se compara el cambio fisiográfico y climático que ha sufrido la región en que vivimos. Tal tema es de particular resonancia en la actualidad, dado el cambio climático en curso y del cual aún se discuten las causas y efectos reales. Si el ser humano está contribuyendo o no a que ocurra, de todas formas haremos bien en conocer cabalmente cuál es el alcance de estos fenómenos, que ya han afectado profundamente en el pasado a la fauna y a la flora, así como a los primitivos pobladores humanos de América. Tal vez podamos hallar valiosas lecciones en estos conocimientos si decidimos poner la atención debida; para ello la paleontología y la paleobiología destacan como ciencias que nos pueden enseñar hacia donde va el futuro a través del estudio del pasado. Conscientes de la importancia del tema, los estudiantes del curso de paleobiología de la Licenciatura en Biología, UAEH, participaron en la charla con interesantes preguntas acerca de las técnicas de extracción y limpieza del ejemplar y sobre las implicaciones biogeográficas y ambientales del mismo. También cabe destacar el entusiasmo de los alumnos que asistieron, dada la importancia de este tipo de eventos para complementar su formación académica, lo cual reafirma que la verdadera identidad y orgullo de las generaciones de universitarios, así como el interés por la entidad en la que viven se gestan con actividades académicas como ésta, de mucho mejor manera que con actividades de corte exclusivamente social. Figura 2. Aspecto de la exposición fotográfica, Actopan, Hidalgo. © Carlos Esquivel.
*Profesor Investigador del Museo de Paleontología, Centro de Investigaciones Biológicas, ICBI, UAEH.
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CONTENIDO Herreriana
Artículo La importancia del mutualismo para la conservación biológica Artículo Conflicto entre los sexos: ¿Cómo afecta a la distribución y la abundancia de las especies? El caso del ratón de los volcanes Ensayo Las explicaciones biológicas detrás de los orígenes de Venom y “la fuerza” de los caballeros jedi Reflexiones ¿Lo habría soñado Linnaeus?
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Bichos y Sabandijas
Noticias Comunicación Científica Rotíferos de la laguna de Zumpango Artículo Cuando el 2008 nos alcance………….. Artículo ¿Qué viene después de la cultura escrita? Bichos y Sabandijas
Octubre de 2007
Vol. 3, No. 2
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Comentarios
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Fe de erratas
Cuento Reporte Mauna Loa Comunicación Científica Caracterización del hábitat óptimo del torcecuello Jynx torquilla en pastizales suizos Comunicación Científica El género Quercus en el Estado de Hidalgo Comentario La relevancia y significado de la acreditación de la Licenciatura en Biología de la UAEH Nota Reporte sobre el material fósil hallado en el área de Sanctorum en el Estado de Hidalgo Herreriando Reseña Sobre la conferencia de fósiles pleistocénicos de Hidalgo Editorial Colaboraron en este número Guía para colaborar en Herreriana, revista de divulgación de la ciencia
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Editorial Consuelo Cuevas Cardona
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n el presente número de Herreriana se presentan varios artículos que han sido escritos por estudiantes de distintos centros educativos del país, lo que nos alegra profundamente porque esto muestra que la revista se está dando a conocer. Para empezar se encuentra un interesante artículo sobre la importancia del mutualismo en la conservación, de Víctor Adrián Pérez Crespo, alumno de la Maestría en Ciencias en Conservación y Aprovechamiento de Recursos Naturales (Biodiversidad del Neotrópico), del Centro Interdisciplinario de Investigación para el Desarrollo Integral Regional, Unidad Oaxaca, perteneciente al Instituto Politécnico Nacional. Este artículo debió aparecer en el número pasado, cosa que no ocurrió porque los “duendes de la imprenta” hicieron de las suyas, pero en éste enmendamos la falla. Tres alumnos de la carrera de Biología de la Facultad de Estudios Superiores Iztacala de la UNAM: César Miguel Talonia, Anel Lagunes Guillen y Erika Escudero Montiel enviaron un artículo sobre un estudio de la diversidad de rotíferos de la laguna de Zumpango, Estado de México, que permitirá a los lectores conocer un poco de este grupo zoológico de características tan especiales. Por su parte, Melany Aguilar-López, estudiante de la Maestría en Biodiversidad y Conservación, junto con Olivia Noguera-Cobos y Alberto Rojas-Martínez, del Laboratorio de Ecología de Poblaciones de la UAEH, nos describen un ejemplo de la acción de la selección natural en poblaciones del ratón de los volcanes, Neotomodon alstoni. José Eduardo Gutiérrez González, de la Licenciatura en Biología, también de la UAEH, nos brinda la emocionante narración de un descubrimiento fosilífero hecho por él y otros dos compañeros. Otra alumna, de la misma carrera, Erika Álvarez Zúñiga y Arturo Sánchez González, nos revelan los estudios que han realizado acerca de los encinos del Parque Nacional Los Mármoles, sitio que requiere de mucha investigación pues aún no se conocen todas las especies que en él habitan y esto es básico si es que se
quieren hacer planes de conservación serios. Finalmente, un estudio sobre las medidas de conservación que deben realizarse en favor del ave llamada torcecuello, Jynx torquilla, es de lo que escribió Nadja Weisshaupt, estudiante llegada desde Suiza para realizar una estancia con Raúl Ortiz Pulido, en el laboratorio de ecología de poblaciones del CIB-UAEH, a quien agradecemos su colaboración y le deseamos una feliz estancia en nuestro país. La inquietud acerca del cambio climático es inevitable y es un tema sobre el que debe insistirse. Claudia Coronel Olivares explica varios aspectos que nos permitirán comprender mejor la problemática y Numa P. Pavón nos cuenta una terrible experiencia, narrada espléndidamente, relacionada con éste… ¿ficción o realidad? Y si de ficción se trata, Ulises Iturbe aprovecha la del cine y con gran ingenio utiliza a Spiderman y Star wars para interesarnos en un tema biológico de gran trascendencia: la simbiosis y su participación en el proceso evolutivo. De evolución también trató la conferencia de la que hizo una crónica Carlos Esquivel Macías, acerca de la existencia y distribución de mamíferos del Pleistoceno en el centro de México, tema del que se habló en la charla enfocada, sobre todo, al hallazgo de un mamut en Singuilucan, Hidalgo. Atilano Contreras-Ramos, como siempre, hace sus reflexiones, ahora a propósito de la manera en que se castellanizan los nombres de científicos de otras naciones e Irene Goyenechea abre una nueva sección para deleitarnos con algunos comentarios breves acerca de anfibios y reptiles extraídos de su libro Bichos y Sabandijas, de reciente publicación. Juan Carlos Gaytán Oyarzún nos habla de la importancia y trascendencia de que la Licenciatura en Biología de la UAEH haya obtenido la acreditación por parte del organismo externo responsable. Para cerrar con broche de oro, Rubén Costiglia Garino nos lleva a pensar acerca de los efectos, positivos y negativos, que las nuevas tecnologías de comunicación tienen en la educación.
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Colaboraron en este número
Guía para colaborar en Herreriana, revista de divulgación de la ciencia
Melany Aguilar López, Erika Álvarez Zúñiga, Diana Arenas Islas, Atilano Contreras Ramos, Claudia Coronel Olivares, Rubén Óscar Costiglia Garino, Consuelo Cuevas Cardona, Erika Escudero Montiel, Carlos Esquivel Macias, Juan Carlos Gaytán Oyarzún, Irene Goyenechea, José Eduardo Gutiérrez González, Ulises Iturbe Acosta, Anel E. Lagunas Guillén, Olivia Noguera Cobos, Numa P. Pavón, Víctor Adrián Pérez Crespo, Alberto E. Rojas Martínez, Arturo Sánchez González, César Miguel Talonea, Nadja Weisshaupt.
1. Las colaboraciones a entregar pueden ser de varios tipos: a). Artículos informativos sobre cualquier área de la biología. b). Narraciones sobre experiencias propias. Por ejemplo anécdotas sobre lo ocurrido durante algún trabajo de campo, sobre cómo surgió el interés por la ciencia o cómo se eligieron los temas de estudio. c). Reflexiones en torno al quehacer científico. d). Entrevistas o pláticas sostenidas con biólogos de otras universidades. e). Entrevistas con estudiantes o investigadores. f). Reportes de sucesos o eventos ocurridos en los centros de trabajo. g). Cuentos que ayuden al lector a saber más acerca de algún fenómeno biológico o recreaciones biográficas. 2. El tamaño del escrito deberá ser menor a 10 cuartillas en doble espacio, en texto corrido (sin justificar), letra Times
New Roman 12 pts. 3. Los textos deberán estar redactados en un lenguaje que pueda ser entendido por la población en general, sin palabras técnicas. Se sugiere echar mano de toda la imaginación y creatividad literaria que sea posible. 4. Los dibujos, gráficas y fotografías deberán remitirse en archivos por separado en formato JPEG. 5. Los pies de figura de las ilustraciones se mandarán al final del texto y en orden correspondiente. 6. Los textos enviados sin las características arriba mencionadas no serán dictaminados. 7. Las colaboraciones deberán enviarse al correo
[email protected]
UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DEL ESTADO DE HIDALGO LUIS GIL BORJA Rector MARCO ANTONIO ALFARO MORALES Secretario General EVARISTO LUVIÁN TORRES Secretario General Administrativo
REVISTA DE DIVULGACIÓN DE LA CIENCIA Centro de Investigaciones Biológicas Ciudad Universitaria, Carretera Pachuca-Tulancingo km 4.5 s/n. C.P. 42184, Pachuca de Soto, Hidalgo, MEXICO. Correspondencia dirigirla a Herreriana, A. P. 69-1 Pachuca de Soto, Hidalgo, MEXICO C. P.42001 www.uaeh.edu.mx/investigacion/biologia/index.htm
JUAN MARCIAL GUERRERO ROSADO Coordinador de la División de Extensión y Difusión de la Cultura OTILIO ARTURO ACEVEDO SANDOVAL Coordinador de la División de Investigación y Posgrado
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OCTAVIO CASTILLO ACOSTA Director del Instituto de Ciencias Básicas e Ingeniería CARLOS DOMÍNGUEZ GONZÁLEZ Secretario Académico del CBI ALBERTO ENRIQUE ROJAS MARTÍNEZ Jefe del Área Académica de Biología
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