Parcial Historia Social.docx

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1) Defina "Cordobazo" y "Viborazo" precisando qué distinguen ambos fenómenos de protesta social. ¿En qué medida pueden explicarse estas protestas desde los cambios ocurridos en el sindicalismo entre las décadas del '60-'70? R.- El Cordobazo corresponde a una movilización popular que se efectúo el 29 y 30 de mayo de 1969, que poseía un carácter predominantemente obrero, pero que a su vez contenía “elementos de una rebelión popular y una insurrección urbana independientes del control de los trabajadores” (Brennan y Gordillo, 2008:85), la cual colocó a la ciudad de Córdoba fuera del control de las autoridades y que tuvo como efecto político inmediato la desacreditación de la dictadura de Onganía. Éste se convirtió en el hito con el que se “evaluaron todas las movilizaciones ulteriores en la ciudad” (p. 84). El Viborazo es una segunda movilización urbana cordobesa que contempla una serie de protestas que se dan desde el 12 al 16 de marzo de 1971, surgidas a partir del ascenso de Camilo Uriburu al gobierno provincial. Hecho que lleva a que la CGT provincial llame a un paro activo el 12 de marzo, mientras SITRAC-SITRAM convocan a un acto en la localidad de Ferreyra, lo que se denominó “Ferreyrazo”. En esta protesta los sindicalistas comienzan a ocupar las distintas fábricas de la provincia, siendo central la ocupación de la planta de Fiat con toma de rehenes por parte de los sindicatos clasistas (SITRAC-SITRAM). A diferencia del Cordobazo no se ocupó el centro, sino que la periferia, específicamente barrios aledaños como Güemes, Colón, San Vicente y Observatorio. Por otro lado, tuvo menor repercusión pública que su antecesor, pues la participación estudiantil y de la ciudadanía fue mucho menos relevante, teniendo así un carácter marcadamente obrero. Otra diferencia es que a la protesta se sumaron grupos revolucionarios subversivos de izquierda (PRT, PCR, Montoneros), muchos de ellos insertados sólidamente en las organizaciones gremiales, lo que da cuenta de un cambio político significativo desde 1969 en adelante. A su vez, fue central la participación de los sindicatos clasistas, quienes apelaban al discurso de la lucha de clases. Se caracterizó también por tener un contenido mucho más ideológico de corte anticapitalista. De esta manera, lo que distingue a ambos fenómenos de protesta social es que el primero fue espontáneo, pues la represión transformó la movilización en revuelta urbana y el segundo no, debido a que El Viborazo fue una protesta desorganizada, que no tuvo las mismas preparaciones tácticas y organizativas que el Cordobazo. Estas protestas pueden explicarse a partir de los cambios ocurridos en el sindicalismo entre 196070, los cuales comienzan con formas organizativas totalmente diferentes a las del sindicalismo tradicional, rompiendo con la existencia de representantes gremiales pagos. De modo que ambas protestas representan la culminación y la expresión de esos cambios. Entre los cuales se puede mencionar la metodología que se comienza a utilizar en la lucha: “toma de plantas con rehenes de la gerencia, paros activos con movilización recurriendo a la solidaridad de la población circundante, huelgas de hambre aunadas a un discurso frontalmente anticapitalista y antiburocrático” (Nicanoff y RodrÍguez, 2006:287). Otro cambio central dentro de estos años es la importancia que los sindicatos comienzan a tener como voceros de las fuerzas peronistas en el sistema político, llegando así a ocupar dos esferas: una gremial y una política, lo que se manifiesta en las elecciones de 1962 cuando los sindicalistas se postulan a las elecciones de diputados y senadores. Esto da cuenta del proceso de integración del aparato sindical al sistema político argentino y su burocratización, y a partir de la ascensión de Vandor dentro de la política a la construcción de un partido obrero (James, 2003: 146), por medio del cual Perón comienza a perder su capacidad de control de los sindicalistas, pues éstos organizan su propia base de poder. Este proceso marcará a inicios de los 60 la llamada burocratización gremial, la cual conllevó un cambio en la relación entre los dirigentes y las bases, acompañado de una nueva actitud en los líderes sindicales. En las dos protestas vemos como en la provincia tiene un menor peso la burocracia sindical, lo que se marca especialmente a partir del Viborazo y la participación de los clasistas, lo que marca un gran cambio en la organización sindical, pues esta vertiente nunca llegaría a conformar una estructura política gremial unificada.

2) Enuncie los objetivos políticos y económicos de la última dictadura militar. R.- La última dictadura militar argentina tenía como fin transformar la compleja estructura socioeconómica que se había constituido a partir del desarrollo industrial, afectando directamente al sector manufacturero a partir de políticas de desindustrialización y de reconfiguración de éste por medio de cambios en el sistema de precios, contracción de la actividad fabril y su demanda interna, el abaratamiento de las importaciones, el alza en las exportaciones manufactureras y la oligolización de la industria en su conjunto. Azpiazu y Schorr (2010: 20) señalan que dos de los objetivos centrales de la Junta militar fueron, por un lado, “redefinir el papel del Estado en la captación y orientación de los recursos” y por otro, “restringir drásticamente el poder de negociación que poseían los trabajadores (…) en el régimen sustitutivo”, lo que se concretó por medio del disciplinamiento laboral, la redistribución regresiva de los ingresos y la estrategia refundacional de la economía. Por medio de estos dos objetivos se buscaba desarticular las bases económicas-estructurales que habían dado cabida a fenómenos como la aparición del peronismo y la emergencia del sindicalismo clasista en los 60 por medio de un proyecto que denominaron revancha clasista. Esta revancha clasista a su vez contempló medidas en la economía, tales como: congelamiento salarial por tres meses, supresión del control de precios y devaluación cambiaria, llevados a cabo por Martínez de Hoz, quien sostenía que con ello se podría lograr la estabilización. Estas medidas tenían como objetivo la reestructuración regresiva de la producción industrial del país por medio de la protección arancelaria, el privilegio fiscal y el crédito subsidiado, interrumpiendo de este modo el modelo sustitutivo que había caracterizado a la economía en las décadas anteriores. A su vez “manifestaban la intención de reorientar en forma radical la distribución funcional del ingreso o, en otras palabras, la relación capital-trabajo” (p. 33) en miras de lograr los objetivos estratégicos antes mencionados. En 1976 se instaura la represión salarial, que fue un gran golpe al mercado laboral y a la clase trabajadora industrial, en 1977 se realiza una reforma financiera, que conllevó la conjugación de fuga de capitales y al endeudamiento externo y en 1978 se implementa una política de estabilización de los precios, la cual se sustentaba en una apertura económica y en las empresas privadas como motores de la economía, aplicando la tablita, que pretendía que los precios internos convergieran con los internacionales. La implementación de estos tres proyectos llevó finalmente a que la industria dejará de ser el núcleo ordenador de las relaciones tanto económicas como sociales y a que en la dictadura se reconfigurase la estructura del poder económico en base a grandes grupos económicos tanto nacionales como extranjeros en el área industrial, detentando “una enorme capacidad para definir y condicionar la trayectoria de la economía nacional y la orientación del funcionamiento estatal” (p. 69), al ser propietarios de las principales empresas y a su vez al controlar conglomerados de firmas en los diversos sectores económicos. Finalmente, estos objetivos políticos y económicos afectaron directamente a la industrial, produciendo una acentuada redistribución del ingreso desde los asalariados a los no asalariados, producto de la baja salarial, de las malas condiciones laborales incluidas las extensas horas de trabajo y a su vez produjeron el poderío de ciertos grupos empresariales que llegarían dominar el ámbito de la economía nacional.

3) Explique las transformaciones ocurridas en el ámbito de las resistencias sociales durante la década de los '90. R.- Producto de la Convertibilidad y de la implementación de otras políticas de tipo Neoliberal que contemplaban privatización, despidos, retiros voluntarios, reforma del sistema previsional, entre otras, que llevaron a un deterioro a las condiciones laborales; comienzan a surgir transformaciones en el ámbito de las resistencias sociales, ya que todo esto no afectó solo a los obreros y sindicalistas, sino que a toda la sociedad, lo cual provocó que otros actores comenzaran a realizar protestas y a movilizarse y que del reclamo directo al Estado se pase al ámbito provincial. Dentro de estas transformaciones podemos señalar la aparición del Nuevo Sindicalismo, producto de las divisiones internas que comienza a vivir la CGT, destacándose la conformación del CTA y la resistencia que presentará ATE será el referente del sindicalismo confrontativo de la época, al movilizarse ante los conflictos que enfrentaron los trabajadores estatales frente a la privatización y a los despidos. Otra gran trasformación fue el surgimiento de la protesta llevada a cabo por las organizaciones de desocupados, que se denominó piqueteros, por medio de resistencia marcadamente territorial, organizada en barriadas populares y caracterizada por el corte de rutas que era la forma de llamar la atención de los medios de comunicación y de este modo forzar a las autoridades a que solucionarán sus demandas, que en principio era un reclamo por el reingreso al mercado laboral, luego al no tener soluciones el reclamo se amplió a la solicitud de asistencia en alimentos y subsidios. Con la aparición de los piqueteros se produce un gran cambio dentro de los movimientos de resistencia, ya que antes ésta estaba ligada a la lucha sindical y obrera, lo que conlleva un paso de la protesta de ocupados a desocupados, pues cada vez tendrá mucho más fuerza la acción de los piqueteros, lo que los llevará a ser un foco central dentro de la resistencia desde 1997, año en que se inicia esta forma de lucha, siendo centrales las Jornadas de Cutral-Co, en donde docentes y desocupados cortaron la ruta, hecho que conllevó una violenta represión por parte de la policía provincial de Neuquén. Dentro de estos actores no pertenecientes al ámbito obrero a su vez comienzan a tener visibilidad los sectores medios en la resistencia social, principalmente los empleados públicos empobrecidos, lo que para Svampa y Martuccelli (1997), es una protesta social “cuyo carácter violento y disperso expresa la crisis de representatividad de los actores políticos en una modernidad cada vez más excluyente”, los cuales a su vez “experimentan subjetivamente las consecuencias de las crisis de las identidades sociales”(p. 44). Asimismo, surgen una multiplicidad de protestas que son protagonizadas por organizaciones de Derechos Humanos, estudiantes, vecinos, los cuales serían colectivos no vinculados al ámbito de la producción, a lo que se suma también la protesta de pequeños empresarios de la industria, del comercio y de las actividades agropecuarias. Estas protestas de sectores medios, son para Piva (2009: 42) una categoría sociocultural y que no se relaciona con la clase, correspondiendo este grupo a una pequeña burguesía, que intervino en marchas por la educación pública, tal es el ejemplo del apoyo que recibió CTERA al colocar una carpa blanca que se instaló frente al congreso en 1997. Un grupo que a su vez se movilizó por el esclarecimiento del atentado AMIA, en repudio a la represión contra los desocupados, concentraciones por la impunidad de los responsables del terrorismo de Estado, etc. Siendo su protesta, bocinazos, cacerolazos y cortes de calles. Como vemos, las grandes transformaciones que se dan tienen que ver con método, en donde el corte de calles y rutas será el principal y por otro lado, con los nuevos actores que se suman a la resistencia, producto de la problemática social y económica que se gesta desde el menemismo y que llega a su máxima culminación en diciembre del 2001.

Bibliografía. -AZPIAZU, D. y SCHORR, M. “La dictadura militar: desindustrialización y reconfiguración de las relaciones económicas y sociales”, en AZPIAZU y SCHORR Hecho en Argentina. Industria y economía, 1976-2008. Siglo XXI, 2010, pp. 19-70. - BRENNAN, J. y GORDILLO, M. “Rebelión popular, protesta y radicalización obrera: el Cordobazo y el clasismo”, en Córdoba rebelde. El cordobazo, el clasismo y la movilización social, De la Campana, 2008. Págs. 81-145. -JAMES, D. “Sindicatos, burócratas y movilización”, en James Daniel (comp.). Violencia, proscripción y autoritarismo, 1955-1976. Nueva Historia Argentina Tomo IX, Buenos Aires, Sudamericana, 2003. pp. 117-167 -NICANOFF S. y RODRIGUEZ, S. “La ´Revolución argentina´ y la crisis de la sociedad postperonista” en AAVV, Pasados presentes. Op. cit., pp. 251 a 317. -NOVARO, Marcos, Historia de la Argentina, 1955-2010, Buenos Aires, Siglo XXI, 2011, caps. 8-11 y Epílogo, pp. 195-278. -PIVA, A. “Vecinos, piqueteros y sindicatos disidentes. La dinámica del conflicto social entre 19892001”, en BONNET, A. y PIVA, A. Argentina en pedazos. Luchas sociales y conflictos interburgueses en la crisis de la convertibilidad. Buenos Aires, Ed. Peña Lillo, 2009, pp. 19-70. -SVAMPA, M. y MARTUCCELLI, D. La plaza vacía. Las transformaciones del peronismo. Buenos Aires, Losada, 1997, pp.25-77.

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