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USMP – FMH Psicología Médica

UNIVERSIDAD DE SAN MARTÍN DE PORRES

Integrantes    

Azabache Chero Pierre Iván Aguilar Reina César Pantigoso Espinosa Sussan Anyela Linares Sigüeñas Luis Adolfo

Introducción:

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USMP – FMH Psicología Médica En los tiempos recientes la racionalidad en la prescripción de medicamentos ha obligado al médico a incorporar una serie de elementos que en el pasado no eran considerados. Dentro de estos elementos sobresale de manera importante el económico, que anteriormente era considerado únicamente por las autoridades sanitarias responsables de los organismos de la seguridad social. En la actualidad se acepta que el costo del tratamiento farmacológico, de un paciente ambulatorio, con una enfermedad crónico-degenerativa equivale al 50% del gasto total en salud de ese paciente. Así pues es de interés para el paciente y para la sociedad contar con alternativas más baratas en el tratamiento, sobre todo de aquellas enfermedades crónicas. En el análisis del costo del tratamiento son muchos los factores que intervienen y no, como lo quieren hacer creer muchos, exclusivamente el costo del medicamento. El énfasis se hace entre costo del tratamiento vs. el costo del medicamento. De manera tradicional la política seguida por las instituciones ha sido la de contención del costo, misma política que algunas agrupaciones han querido trasladar al ámbito de la práctica médica, sobre todo la de carácter privado. Las políticas de contención del costo, con una cortedad de miras importante, favorecen la disminución del costo de las unidades farmacéuticas, sin importar la calidad y que llenen las perspectivas terapéuticas de eficacia y seguridad, así como de la necesidad de un empleo racional de los recursos. Uno de los problemas con los que el médico se enfrenta en su práctica cotidiana, al momento de prescribir, es el del empleo del mejor recurso terapéutico para el paciente que tiene enfrente. Por un lado existe la presión de los laboratorios farmacéuticos que promueven, de una manera incansable y muchas veces muy efectiva, sus productos. Entre estos productos se encuentra una gama muy amplia que va desde productos muy novedosos; otros que son modificaciones moleculares, dentro de familias terapéuticas, que por lo general ofrecen pocas ventajas sobre sus antecesores; otros son productos con bastante tiempo en el mercado y que siguen siendo eficaces y bien conocidos por el médico. Otros laboratorios tienen prácticas comerciales en donde lo que promueven son las ventajas, ya no terapéuticas de un producto, sino las ventajas económicas que la prescripción de ese producto arroja al paciente. En cada uno de los casos mencionados la cautela debe prevalecer al momento de la prescripción. En el caso de productos muy novedosos, el médico se enfrenta ante el desconocimiento del producto mismo, la información disponible es sólo aquella proporcionada por el laboratorio y aunque está pueda estar publicada en revistas de reconocido prestigio, existe también el elemento del sesgo comercial, tanto de investigadores como del propio laboratorio que patrocina y promueve esos estudios. Es también cierto que las autoridades sanitarias de muchos países revisan con cuidado la información que el laboratorio fabricante aporta, pero habrá que recordar que existen muchos productos que salieron al mercado y que después de algún tiempo tuvieron que ser retirados por la existencia de reacciones adversas que no habían sido detectadas en los estudios preliminares y que sólo se hacen evidentes cuando el número de consumidores se amplía al momento de salir al mercado.

Definición:

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USMP – FMH Psicología Médica El acceso a los medicamentos es un elemento central que influye decisivamente en el bienestar de todos los países. Este es factor esencial en el logro del éxito en la lucha contra las enfermedades, y está directamente relacionado con el grado de desarrollo, y la eficiencia, de los sistemas nacionales de salud. A su vez el nivel de los servicios públicos de salud – junto a la educación y la creación de sistemas productivos flexibles y que estimulen la innovación y creatividad – determinan la calidad y capacidad de los recursos humanos para hacerle frente al reto competitivo que impone la globalizada economía mundial. Múltiples razones explican que el estudio de cuestiones referidas a los medicamentos y los sistemas de salud - desde la perspectiva de las ciencias sociales y económicas – sea un esfuerzo complejo. Por ello, no abundan mucho los análisis respecto a las tendencias actuales de los medicamentos a nivel mundial, la transnacionalización de la industria farmacéutica y el impacto probable de acuerdos multilaterales sobre comercio y la salud de los pueblos del “Tercer Mundo”. Sin embargo, en años recientes ha aumentado considerablemente el interés por estos temas. Esto se ha debido, entre otros factores, al perceptible aumento de la toma de conciencia a nivel mundial respecto a los dramáticos problemas – económicos, políticos y sociales – que ha generado la proliferación de la infección del SIDA en muchos de los países más pobres del mundo.

Industria Farmacéutica Es un sector empresarial dedicado a la fabricación y preparación de productos químicos medicinales para el tratamiento y también la prevención de las enfermedades, obteniendo grandes beneficios económicos por ello. Algunas empresas del sector fabrican productos químicos farmacéuticos a granel (producción primaria), y todas ellas los preparan para su uso médico mediante métodos conocidos colectivamente como producción secundaria. Entre los procesos de producción secundaria, altamente automatizados, se encuentran la fabricación de fármacos dosificados, como pastillas, cápsulas o sobres para administración oral, soluciones para inyección, óvulos y supositorios. Están sujetos a una variedad de leyes y reglamentos con respecto a las patentes, las pruebas y la comercialización de los fármacos. La industria farmacéutica es actualmente uno de los sectores empresariales más rentables e influyentes del mundo, lo cual produce al mismo tiempo elogios por sus contribuciones a la salud, y controversias por sus políticas de marketing y campañas para influir en los gobiernos, con el fin de aumentar los precios, extender sus patentes y con ello sus beneficios empresariales. Siendo acusadas por sus críticos de promoción de enfermedades, en algunos casos, al contribuir supuestamente a medicalizar los problemas derivados del modo de vida actual, al llamar la atención sobre condiciones o enfermedades frecuentemente inofensivas con objeto de incrementar la venta de medicamentos. Muchas compañías farmacéuticas realizan tareas de investigación y desarrollo (I+D) con el fin de introducir nuevos tratamientos mejorados. En algunos países, cada etapa de pruebas de nuevos fármacos con animales domésticos (de granja o de laboratorio) o con seres humanos, tiene que recibir la autorización de los organismos reguladores nacionales. Si se produce la aprobación final se concede la autorización para utilizarlos en condiciones determinadas. En otros países se puede obtener el permiso de distribuir un fármaco presentando la autorización del país de origen.

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USMP – FMH Psicología Médica

Una gran parte de la producción de la industria farmacéutica corresponde a vacunas. La mayoría de las vacunas son inyectables, aunque algunas se administran por vía oral, en particular la vacuna de Sabin contra la poliomielitis, desarrollada a mediados de la década de 1950. Las vacunas protegen en el organismo sometiéndole a un agente patógeno debilitado, lo cual le ayuda a crear nuevos anticuerpos (inmunización a largo plazo) o proporcionándole anticuerpos activos (una solución más temporal). La mayoría de los países conceden patentes para los medicamentos o fármacos recientemente desarrollados o modificados, por periodos de unos 15 años a partir de la fecha de autorización. Las compañías asignan una marca registrada a sus innovaciones, que pasan a ser de su propiedad exclusiva. Además, los nuevos medicamentos reciben un nombre genérico oficial de propiedad pública. Una vez que expira la patente, cualquier empresa que cumpla las normas del organismo regulador puede fabricar y vender productos con el nombre genérico. En realidad la industria farmacéutica es la principal impulsora de la extensión del sistema de patentes, y ha presionado a los países en desarrollo para hacerles seguir este sistema. La mayor parte de las empresas farmacéuticas tienen carácter internacional y poseen filiales en muchos países. El sector, tecnológicamente muy adelantado, da ocupación a muchos licenciados universitarios, como biólogos, bioquímicos, químicos, ingenieros, microbiólogos, farmacéuticos, farmacólogos, médicos, físicos y veterinarios, así como diplomados en enfermería. Estos profesionales trabajan en investigación y desarrollo (I+D), producción, control de calidad, marketing, representación médica, relaciones públicas o administración general. En 1994, las dos mayores empresas farmacéuticas del mundo eran la británica Glaxo y la norteamericana Merck & CO. Cada una de ellas ocupa a unas 50.000 personas en todo el mundo, de las que unos 7.000 son licenciados universitarios.

Características de los medicamentos y la industria farmacéutica. Los medicamentos constituyen un procedimiento terapéutico utilizado masivamente por los médicos. Prescribir, dispensar o simplemente “sugerir su consumo” se han convertido no sólo para los profesionales de la salud, sino también para la población en prácticas sociales frecuentes y naturales. Son además costosos y peligrosos, siendo el consumo irracional de medicamentos un fenómeno extendido que se ha multiplicado con rapidez por todo el mundo.1 Es el medicamento un bien de consumo caro y escaso; y una herramienta terapéutica que llega a ser esencial en todo acto médico. Hay que considerar además, que la relación médico-paciente se articula en torno al medicamento y trasciende el ámbito de esta relación, para incorporarse como componente de la cultura o civilización de una sociedad determinada. 2

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1 2

González G. (1999). Remedios políticos para los medicamentos. Ediciones ISALUD, p. 7. Henríquez R. D. (2000). El problema Medicamento. Revista del Instituto Juan César García.

Desde los estudios de Thomas Mc Keown se ha considerado que la reducción de la mortalidad en Europa se debió a la combinación de diversos factores, entre los que se destacan: cambios de la higiene pública y privada, incremento paulatino en los niveles de saneamiento ambiental, mejoramiento de las condiciones de vida (alimentación) de la población. Los cambios producidos en este indicador sanitario y de nivel de vida (mortalidad) fueron producidos entonces por varios factores interrelacionados y no dependieron, en última instancia, de la difusión y consumo de medicamentos. Lo anterior es importante tomarlo en consideración por cuanto el siglo XX que acaba de concluir se ha caracterizado en términos de salud y medicina por: a) b) c) d)

Erradicación de enfermedades Aumento de la esperanza de vida Surgimiento de potentes medicamentos Aparición de reacciones adversas a los medicamentos (RAM).

En gran medida los avances incorporados en los tres primeros elementos señalados en el listado anterior se debieron a la transformación radical experimentada a partir del descubrimiento en los años veinte de vacunas muy eficaces (antitetánica y antidiftérica) y el hallazgo en los 30’s y 40’s de las sulfas y la penicilina. Fue precisamente a partir de la II Guerra Mundial, con la generalización del uso de los antibióticos y diversas vacunas, que se opera un cambio antropológico básico en el modo de percibir socialmente el uso y significado de las sustancias que curan. En el marco de la Revolución Farmacológica (1940 – 1970) 3 se llegaron a producir más avances en farmacología que en todo tiempo precedente lo que trajo como consecuencia el cuestionamiento por algunos autores del verdadero alcance de dicha revolución farmacológica. De lo anterior resulta evidente entonces que el desarrollo social y económico ha tenido mayor contribución a extender la vida que otras acciones utilizadas para este fin, lo cual permite que algunos sectores de la población comiencen a comprender que ciertos cambios en los estilos de vida tales como los hábitos alimentarios, el consumo de tabaco y alcohol, la drogadicción, el sedentarismo, el estrés y las formas irresponsables de conducción de vehículos, entre otros, son factores tan o más importantes para la salud individual y colectiva que el acceso a los medicamentos. Adicionalmente, han cobrado trascendencia las percepciones de que los cambios en los hábitos de vida relacionados a determinados vínculos y acciones sociales como la solidaridad, el cuidado del medio ambiente, el combate contra la pobreza y otros, permite reforzar el concepto y las acciones integrales en torno a la salud como un hecho o proceso colectivo. El desconocimiento de los determinantes sociales respecto a las enfermedades – producto y a la vez insumo de todo el conjunto de instancias y procesos vinculados a los servicios médicos asistenciales – presupone una visión totalmente errónea en la misma medida que se evidencia de manera creciente que una de las cuestiones que hoy se discute al respecto es hasta qué punto son los medicamentos la mejor estrategia para enfrentar las grandes patologías. De acuerdo a varios estudiosos, la mitad o más de los medicamentos actualmente en uso, actúan sobre los síntomas y no sobre las causas de las enfermedades. De aquí que el reto de las investigaciones fármaco-químicas es lograr medicamentos que como los antibióticos actúen sobre las causas determinantes de las enfermedades. La utilización de sustancias consideradas medicinales puede ser tan antigua como las primeras culturas, no obstante ello, la industria farmacéutica tiene una aparición tardía en la Revolución Industrial, por lo tanto debe considerarse un producto del siglo XX y en realidad su desarrollo y

consolidación data de su segunda mitad.

Desarrollo de la Industria Farmacéutica Varios autores consideran que la gran madre del desarrollo fármaco-industrial fue la II Guerra Mundial. La llamada explosión terapéutica tiene relativamente poco tiempo. Prácticamente las industrias estadounidenses e inglesas no existían antes de la guerra y en ese período las compañías norteamericanas existentes, sólo eran capaces de producir innovaciones mínimas, no siendo ninguna de ellas considerada como una “investigación original” antes de la II Guerra Mundial. Debido a la posición adoptada por Alemania al inicio de la II Guerra Mundial – que suspendió la provisión de drogas e insumos básicos a otros países que dependían fundamentalmente de ella y dadas las necesidades causadas por la propia guerra; se crearon las condiciones que dieron un impulso decisivo al desarrollo de la industria farmacéutica, tanto en los países beligerantes como en los Estados Unidos. No es de extrañar entonces que en la década de los 40s surjan los grandes dominadores tales como la penicilina en 1940, la eritromicina en 1947 y en 1952 la acción de las amilasas predecesoras de las cefalosporinas. Además aparecen dos grupos muy importantes por su volumen de mercado: los psicofármacos y los cardiovasculares; que tuvieron su origen en 1964 con las benzodiazepinas y el propanolol. Si bien la segunda mitad del siglo XX puede reconocerse como el momento que marcó el surgimiento de los más importantes medicamentos de que se dispone hoy en día (analgésicos, antipilépticos, anestésicos, antibióticos, etc, y todos los que hasta hoy conforman los 26 grupos farmacológicos reconocidos) debe señalarse que paralelamente a este incremento de forma exponencial en la disponibilidad de medicamentos durante los últimos 50 años, aparecieron también en mayor proporción los efectos secundarios, las reacciones adversas así como enfermedades yatrogénicas causadas por el uso indebido de los mismos. En definitiva, lo anterior sirve para apuntar que la industria farmacéutica moderna invierte cuantiosas sumas en negocios bajo el supuesto de que con ellas se resuelven problemas de salud humana pero al mismo tiempo se crean otros problemas y surgen nuevas necesidades. Las compañías farmacéuticas fueron creadas en diferentes países por empresarios o profesionales, en su mayoría antes de la II Guerra Mundial. Allen & Hambury y Wellcome, de Londres, Merck, de Darmstadt (Alemania), y las empresas norteamericanas Parke Davis, Warner Lambert y Smithkline & French fueron fundadas por farmacéuticos. La farmacia de Edimburgo que produjo el cloroformo utilizado por James Young Simpson para asistir en el parto a la reina Victoria también se convirtió en una importante empresa de suministro de fármacos. Algunas compañías surgieron a raíz de los comienzos de la industria química, como por ejemplo Zeneca en el Reino Unido, Rhône-Poulenc en Francia, Bayer y Höchst en Alemania o Hoffmann-La Roche, Ciba-Geigy y Sandoz (estas dos últimas más tarde fusionadas para formar Novartis) en Suiza. La belga Janssen, la norteamericana Squibb y la francesa Roussell fueron fundadas por profesionales de la Medicina. Las nuevas técnicas, la fabricación de moléculas más complicadas y el uso de aparatos cada vez más caros han aumentado según las empresas farmacéuticas enormemente los costes. Estas dificultades se ven incrementadas por la presión para reducir los precios del sector, ante la preocupación de los gobiernos por el envejecimiento de la población y el consiguiente aumento de los gastos sanitarios, que suponen una proporción cada vez mayor de los presupuestos estatales.

Revolución Terapéutica, interés económico y transnacionalización El amplio mercado de medicamentos controlado por las más importantes transnacionales es campo de batalla de los más egoístas intereses económicos del mundo contemporáneo quienes desconocen la naturaleza “peculiar” de esos bienes de consumo. En definitiva, el medicamento es

un bien de consumo pero es un bien social, no sólo comercial; y tiene que ser eficaz, seguro y económico para que llegue a tiempo a cualquier ser humano que lo necesite. Los importantes y crecientes gastos en Investigación y Desarrollo (I+D) que desde siempre han caracterizado el surgimiento de nuevas drogas, unido al apoyo de la protección patentaria, reveló durante el desarrollo de nuevos antibióticos, que esta producción constituía un excelente negocio. En muy pocos años, esta industria se convirtió en líder mundial en I+D, producción, comercialización, marketing y fundamentalmente en cuanto a niveles de ganancias. Baste señalar que en la década del 60 la industria norteamericana de medicamentos creció a una tasa sostenida superior al 10 %. Entre 1963 y 1976 en cuanto a retorno de la inversión aparece primera en el ranking durante 7 años, en segundo lugar en 4 años, tercera en 2 y cuarta en 1 año. No es de extrañar entonces que, en las últimas 4 décadas del siglo XX, las ganancias del sector farmacéutico estuvieran entre las más importantes en EUA, siendo el promedio de las mismas para las corporaciones de esta rama un 45 % más alto que la media de ganancias del total de empresas. Los productos farmacéuticos vendieron 26 veces más que los automóviles, tres veces más que el petróleo y el doble que las editoriales; siendo además el sector industrial más rentable. Varios son los factores que explican este dinamismo lucrativo de la industria farmacéutica, la que ha mantenido altísimos niveles de rentabilidad sobre las ventas en los últimos años. La expansión del consumo, el sistema de protección social a la salud en los países desarrollados, la globalización del mercado, la protección de nuevos productos a través de un sistema de patentes que garantizan el monopolio y la inelasticidad de la demanda de los productos farmacéuticos, son algunas de las razones que determinan esta evolución. Uno de los elementos centrales que se destacan en el debate actual sobre los aspectos económicos del medicamento y en especial en cuanto al altísimo nivel de precios de los mismos es el hecho de que la innovación, vital para la industria farmacéutica, es en extremo costosa. Por ejemplo, el desarrollo de nuevas sustancias activas (NAS) es un proceso científico, tecnológico y productivo muy complejo, frecuentemente estéril y extremadamente caro. De (54x10)6 dólares estadounidenses en 1976, se estimaba que el costo promedio de ellas se había elevado en 1994 a (231x10)6 USD. Además, se calculaba a mediados de los 90s que la introducción de un nuevo medicamento al mercado costaba entre $ 100 y 300 millones de dólares. Sin embargo, la industria farmacéutica ha abusado de este concepto para mantener frecuentemente precios exageradamente altos. Esta industria presenta uno de los más altos grados de concentración vertical y horizontal los que se han incrementado en los últimos años; su política de fijación de precios está basada en el mercado casi exclusivamente y no en los costos, y la misma rehuye la competencia basada en precios. Adicionalmente, habría que señalar que las políticas de liberalización y desregulación económica en general, instrumentadas por la mayoría de los países del mundo desde los 80s, han tenido como resultado una tendencia general al incremento de precios, sobre todo de los productos como los medicamentos que exhiben comportamientos peculiares en cuanto a su demanda determinado por los factores anteriormente apuntados. El sistema de determinación de los precios de medicamentos no está en lo absoluto explicado por la libre correlación de oferta y demanda. Por el lado de la oferta, el precio responde a políticas de administración monopólicas de los mismos y la demanda inelástica por tratarse de bienes esenciales e insustituíbles, no se reduce ante variaciones al alza de los precios. Adicionalmente, la demanda es también dirigida ya que el consumidor no decide el producto que ha de utilizar. Esto explica también que un relativamente reducido grupo de medicamentos, muy promovidos por las corporaciones que los producen, representa una proporción muy elevada dentro del total de ventas de medicamentos.

Situación actual

La industria farmacéutica no afronta sola el coste de la investigación, ya que el sistema es mixto, con participación pública y privada. Las compañías aducen que la mayor contribución proviene de sus arcas, pero expertos independientes estiman que entre los gobiernos y los consumidores financian el 84% de la investigación en salud, mientras que solo el 12% correspondería a los laboratorios farmacéuticos, y un 4% a organizaciones sin fin de lucro. En cuanto al costo, según la versión de la industria, cada nuevo fármaco que ponen en el mercado requiere más de 800 millones de dólares en investigación. Sin embargo, un estudio que recopiló datos de 117 proyectos de investigación concluyó que el coste rondaría solamente 75 u 80 millones de dólares. No obstante, las inversiones necesarias para el lanzamiento de un nuevo fármaco han experimentado un fuerte incremento debido al mayor número de ensayos clínicos necesarios antes de su comercialización. Este aumento es consecuencia de una legislación más estricta, que procura mejorar la seguridad de los pacientes, pero también del hecho de que los nuevos fármacos se parecen cada vez más a los antiguos, lo que obliga a realizar más pruebas para poder demostrar las pequeñas diferencias con el fármaco antiguo. De hecho según un estudio que revisó la documentación presentada ante la FDA estadounidense (organismo que autoriza la venta de medicamentos), sólo un 20% de la inversión en investigación fue a parar a productos que aportan una mejora terapéutica notable.

Críticas a la industria farmacéutica Los medicamentos no son una mercancía cualquiera, sino un elemento necesario para mantener la salud de los ciudadanos. Y aquí es donde empieza el conflicto de intereses, ya que por una parte, existe el derecho de la industria farmacéutica a obtener beneficios que la incentiven para seguir investigando, mientras por otro lado está el derecho a la salud, del que debería gozar todo ser humano. Los argumentos más empleados para justificar el incremento de los precios de los medicamentos dicen que las nuevas técnicas, la fabricación de moléculas más complicadas y el uso de aparatos cada vez más caros han aumentado enormemente los costes. Estas dificultades se ven incrementadas por la presión para reducir los precios del sector, ante la preocupación de los gobiernos por el envejecimiento de la población, el problema con las patentes y el acceso a los medicamentos y el consiguiente aumento de los gastos sanitarios, que suponen una proporción cada vez mayor de los presupuestos estatales. Sin embargo, los críticos del sector sostienen que en realidad los costos de fabricación han disminuido de manera importante, debido al empleo de aparatos y procesos industriales más eficientes, y a la automatización de muchas etapas productivas, con la consiguiente reducción de mano de obra. Por otra parte, la mano de obra se ha visto reducida en forma notable luego de las mega fusiones de las principales empresas farmacéuticas que han ocurrido en la década del 90, que han generado una ola de despidos del orden de varias decenas de miles de empleados. En realidad, el mayor generador de costos en la industria farmacéutica actual no es la fabricación de los medicamentos, ni tampoco las inversiones en investigación y desarrollo (ver abajo) sino los gastos derivados de la comercialización o mercadeo (marketing) de sus productos, que incluyen millonarios desembolsos para realizar estudios de mercado, análisis de los competidores, estrategias de posicionamiento, extensión de patentes, distribución, promoción, publicidad y ventas de sus productos, así como los gastos administrativos necesarios para mantener estructuras multinacionales, los que incluyen astronómicos salarios pagados a sus principales ejecutivos. Según los críticos de la industria farmacéutica, los altos precios tampoco están en relación directa con la inversión en la investigación sino, más bien, con las ganancias producidas por la comercialización de los medicamentos.

Algunos de estos conceptos fueron desarrollados por Marcia Angell, quien fuera editora en jefe de la publicación científica New England Journal of Medicine por más de 20 años. Sus denuncias (ver bibliografía) han generado una respuesta de la Asociación de Fabricantes e Investigadores Farmacéuticos de los EEUU (Pharmaceutical Research and Manufacturers of America o PHRMA), en la forma de un documento disponible en Internet.

Influencia sobre la profesión médica La profesión médica ha abdicado de su responsabilidad de educar a los estudiantes de medicina y médicos en el uso de medicamentos con receta. Las compañías farmacéuticas ahora el apoyo más formación médica continuada, médica conferencias y reuniones de profesionales associations. A pesar de lo que ellos llaman la educación, los miles de millones de dólares que poner en lo que respecta a la comercialización de sus presupuestos. La industria también ofrece a los estudiantes, los oficiales de casa y los médicos en la práctica con las comidas, viajes a lugares exóticos y muchos otros halagos. Aunque médicos y las asociaciones industriales han emitido directrices que limitar estos dones, los códigos de conducta son totalmente voluntaria y llena de lagunas. Si bien es evidentemente absurdo que los profesionales médicos al ver a un inversor de propiedad de una empresa imparcial, evaluación crítica de sus propios productos, hay amplias pruebas de que la comercialización enmascaramiento como la educación hace aumentar el uso de una droga; de hecho, si no, los jefes enrollaba en centros de negocios, ya que estas empresas no son de beneficencia. Y así, ¿por qué la profesión pretender creer que las compañías farmacéuticas, en contraste con todas las demás empresas, pueden proporcionar una información objetiva acerca de sus propios productos?. Lamentablemente, la respuesta es porque paga - CME en créditos, beneficios y almuerzos gratuitos. Pero pedir a ustedes, compañeros médicos, ¿por qué las compañías farmacéuticas deben darle cualquier regalos a todos, sobre todo teniendo en cuenta que sólo el rumbo para los costes en el precio de los medicamentos?. La profesión debe pagar por su propia educación, al igual que otras profesiones.

Influencia sobre el gobierno La industria farmacéutica tiene el mayor grupo de presión en Washington, DC hay más grupos de presión farmacéuticos allí que los miembros del Congreso y que da copiosamente a políticos campaigns.11 Como resultado, los medicamentos de receta por la legislación y las políticas que salen de Washington se suele hacer a fin de que la industria. Aquí son sólo algunos ejemplos: * Una serie de leyes ha permitido a las compañías farmacéuticas para ampliar la exclusividad de comercialización de derechos de marca de medicamentos a través de una variedad de maniobras, incluyendo demandar las empresas de genéricos, a veces en repetidas ocasiones, para obtener más de 30 meses los períodos de exclusividad. * Los frutos de la investigación financiada con fondos públicos son prácticamente dado a las compañías farmacéuticas, sin necesidad de fijación de precios razonables. * Norteamericanos se les prohíbe la importación de medicamentos recetados de países en los que son menos costosos y, sobre todo Canadá. * La FDA no requiere que las compañías farmacéuticas a probar sus nuevos fármacos contra los viejos para la misma condición, incluso cuando varios fármacos de la misma clase ya están en el mercado. * La mayoría de deslumbrante, en 2003 el Congreso aprobó una de Medicare para recetas médicas beneficio que prohíbe explícitamente el organismo de utilizar su poder de compra para negociar precios bajos o descuentos. Esto hace que los medicamentos con receta única en el

programa Medicare, que los médicos no regula los honorarios y el reembolso del hospital. Por otra parte, todos los otros grandes ofertas asegurador con las compañías farmacéuticas para bajar los precios o descuentos, entre ellos el de los Veteranos de Asuntos Sistema y el Departamento de Defensa. No voy a tener espacio para discutir algunos de los otros excesos, como la creciente influencia de las compañías farmacéuticas en el diseño y presentación de informes de los ensayos clínicos. Los excesos concretos se ha señalado debe ser suficiente para mostrar por qué los gastos de medicamentos recetados en los EE.UU. son tan altos y tan fundamental para la lucha para contener el aumento de los costes sanitarios. Aunque las recetas ambulatorias representaron sólo el 12% de EE.UU. personal de atención de salud de gastos en 2002, fueron su componente de más rápido crecimiento, aumentando a un ritmo insostenible de alrededor del 15% year.12 Los excesos de la industria farmacéutica son quizás el ejemplo más claro de la locura de permitir que los gastos de atención de salud y las políticas a ser impulsadas en gran medida no regulada por las fuerzas del mercado y el ánimo de lucro imperativos de los inversores de propiedad de las empresas.

Investigación y ensayos clínicos La innovación prosigue su veloz curso a medida que la investigación básica en universidades y hospitales, financiada en parte por contribuciones de la industria, así como la propia investigación de las compañías farmacéuticas, realiza nuevos descubrimientos sobre los tejidos y órganos de los seres vivos. En la actualidad la investigación en los laboratorios de las compañías farmacéuticas centra su interés en el hallazgo de tratamientos mejorados para el cáncer, las enfermedades del sistema nervioso central, las enfermedades virales como el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA), la artritis y las enfermedades del aparato circulatorio, que son los males que aquejan principalmente a los paises desarrollados, y los que en última instancia, les generan más ganancias. Poca investigación se realiza sobre las enfermedades predominantes de países subdesarrollados (por ejemplo, la enfermedad de Chagas en América del Sur), debido a que el retorno de la inversión en estos mercados es bajo.

El descubrimiento de la estructura del ácido desoxirribonucleico (ADN) al principio de la década de 1950 hizo posible el desarrollo de nuevas técnicas que han desembocado en la producción de prostaglandinas, interferón, nuevas vacunas, el factor de coagulación sanguínea y muchos otros compuestos bioquímicos complejos que antes eran difíciles o imposibles de fabricar. Los directivos de las compañías farmacéuticas comprenden plenamente la importancia de la ingeniería genética para el desarrollo de nuevos fármacos en la actualidad y en el futuro. El uso de animales vivos en la investigación médica es tema de polémica. Aunque los farmacólogos han desarrollado y continúan desarrollando técnicas para evitar su uso, los animales vivos (fundamentalmente ratas y ratones) continúan siendo cruciales para muchos procedimientos. Los organismos de control médico insisten en el hecho de que se tienen que utilizar dos especies distintas para comprobar la posible toxicidad de una nueva sustancia antes de conceder el permiso a empezar ensayos clínicos. La primera fase de estos ensayos implica la cooperación voluntaria de personas sanas que reciben un breve tratamiento del nuevo fármaco. Si no aparecen problemas, el organismo oficial que otorgó la autorización permite el inicio de la segunda fase de los ensayos, en la que unos pocos asesores especializados prueban el producto con un grupo seleccionado de pacientes. Basándose en sus recomendaciones, la compañía puede solicitar permiso de llevar a cabo la tercera fase de los ensayos, de carácter más amplio. Si esta última fase produce resultados satisfactorios, se solicita la autorización del fármaco. En algunos casos es necesario repetir un procedimiento parecido en aquellos países donde se quiera comercializar. Generalmente los ensayos se llevan a cabo en hospitales, donde es posible organizar ensayos denominados de doble ciego. Los pacientes se dividen en dos o tres grupos; uno de ellos recibe el fármaco que se quiere probar, otro recibe un placebo (una sustancia inactiva) y a veces un tercer grupo recibe otro producto con el que se quiere comparar el nuevo fármaco. Los tres compuestos se presentan de manera que ni el paciente ni el médico tratante puedan diferenciarlos. Según

algunos diseños, sólo el farmacéutico del hospital sabe qué grupo recibe cada compuesto y no divulga los resultados hasta el final del ensayo, cuando los médicos hayan evaluado los resultados clínicos. En el caso de medicinas para animales, se realizan ensayos parecidos que son llevados a cabo por veterinarios. En la actualidad la mayoría de los gobiernos occidentales consideran que un requisito para la producción y distribución de fármacos seguros y eficaces es que la industria farmacéutica continúe en manos de la empresa privada. Otro requisito es el establecimiento de organismos gubernamentales de vigilancia compuestos por expertos y con poderes para conceder o negar la autorización a las compañías farmacéuticas para comercializar sus productos, según criterios de calidad de los mismos y seguridad para los pacientes. Estos organismos de control son los responsables de impedir abusos o irresponsabilidades por parte de los fabricantes, con lo cual se reduce la posibilidad que aparezcan peligros para la salud y se produzcan desastres como el de la talidomida.

Conclusiones:  Los medicamentos tienen un papel creciente en la prevención, curación y rehabilitación de las enfermedades. Por ello su acceso universal es una condición inherente a cualquier política de atención a la salud. Sin embargo, hay que reconocer que los niveles de salud dependen no sólo del consumo de medicamentos si no también de la influencia decisiva de las condiciones y estilos de vida y del medio ambiente. Por otra parte, es necesario vigilar estrechamente los posibles efectos adversos que provoca el uso irracional de los mismos.  En los últimos decenios del siglo que acaba de concluir ha crecido la brecha en el consumo de medicamentos entre ricos y pobres. En ello influyen múltiples procesos económicos, sociales y culturales y la falta de sistemas eficaces y equitativos de salud en la inmensa mayoría de los países subdesarrollados. Elemento primordial en la explicación de esta situación es el dominio y orientación por parte de las transnacionales farmacéuticas de la producción y comercialización internacional de medicamentos.  Los países pobres no pueden aspirar a satisfacer sus elementales necesidades de medicamentos a través del cumplimiento de la normativa multilateral respecto a los derechos de propiedad intelectual, ya que ello no supone la concreción de los efectos sinérgicos que en la teoría dominante se esperan obtener de tal comportamiento. La experiencia reciente sugiere que estas normas son funcionales a la lógica dominante de maximización de ganancias en la producción de medicamentos, y por tanto contradicen las consideraciones asociadas al “valor social” de este tipo especial de producto.  Si bien es cierto que uno de los aspectos a considerar en el momento de prescribir un fármaco es el costo del mismo, el enfoque debería ser el de costo tratamiento, más que el de costo por unidad. Esta diferenciación en el enfoque económico es fundamental y tiene consideraciones éticas importantes, ya que lo que se busca al prescribir un medicamento es la paliación de algún mal, el control de alguna enfermedad, la curación de otra, etc. y se debe regir la prescripción por el principio de “primus non nocere”, cosa que no sucede si se recurre de manera primaria a recursos terapéuticos que no han demostrado de manera objetiva su calidad, su eficacia terapéutica y su seguridad. Este elemental principio de la prescripción, aunque se aplica a los “similares”, es igualmente aplicable a cualquier recurso terapéutico, aún a aquellos productos de patente que por su novedad no han aún demostrado su seguridad, aunque la promoción de la industria señale lo contrario.  Para finalizar quisiera reflexionar un poco sobre lo que prescribir implica, ya que, como se ha referido en otras ocasiones, la prescripción debe implicar un acto razonado que es parte del acto médico y que debe ser producto de la integración de los procesos diagnósticos. Las consideraciones sociales y económicas no deben estar ausentes en el momento de la prescripción, pero ni pueden, ni deben ser las primeras consideraciones, como tampoco lo

puede ser la novedad del recurso. La prescripción debe ser un acto razonado, en donde se valoren los riesgos y los beneficios, de una manera informada y consciente.

Referencias Bibliográficas: o Baucus, Max (2002). “Doha y más allá: la función del Congreso en una nueva ronda de comercio”.

o Economic Perspectives, An Electronic Journal of the U.S. Department of State, Volume 7, Number 1, January 2002.

o CITIZEN AGENDAS (2001). Democratizing Access to Medicines. The Progressive Response, Vol. 5, No. 13, april 25. (http://www.fpif.org/progresp/volume5/v5n13.html).

o Fortune 500: How the industries stack up. Fortune 2004;149(7):F26.

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