Tepatitlán en el tiempo
Las boticas Lo que le pasó a Pelé Por el padre Miguel Ángel
[email protected] Hace poco la imagen de un papá con lágrimas en los ojos c o n m o v i ó profundamente al mundo entero. Pelé, el gran ídolo del fútbol de los últimos tiempos, quien a diferencia de otras ocasiones, dio una de las ruedas de prensa más tristes y dolorosas de su vida. Su hijo, Edson de 35 años, fue arrestado junto a 50 personas más en la ciudad de Santos-Brasil. El hijo de Pelé fue acusado de asociación delictiva con narcotraficantes
y puede ser condenado a 15 años de cárcel. Con lágrimas en los ojos, el ex futbolista brasileño admitió públicamente que su hijo resultó involucrado en una pandilla de traficantes de cocaína arrestados por la policía. Pelé dijo a los medios: “como a cualquier padre, es triste ver a tu hijo metido en grupos como ese y ser arrestado, pero él tendrá que sufrir las consecuencias”. Y agregó, desafortunadamente, yo quizás estaba demasiado ocupado y no me di cuenta. Es lamentable, porque yo siempre he peleado contra las drogas y no noté lo que pasaba en mi propia casa”. Pelé es un personaje mundial admirable como deportista y hombre honesto que no perdió su humildad como otras figuras del deporte. Sin embargo, es triste que un hombre bueno y talentoso como él se haya “distraído” en su jugada más importante: la formación de sus hijos. La historia de Pelé no es un hecho aislado. Por desgracia es la vida de cientos de padres de familia de estas épocas atrapados en una agenda saturada de trabajo y de compromisos fuera de casa. Papás que compensan la falta de atención a sus hijos con bienes materiales. Los inscriben en las mejores escuelas, los rodean de lujos y comodidades y piensan que con eso ya cumplieron con su tarea de
padres, cuando lo único que han logrado es formar niños que desconocen el hambre y tiran lo que no les gusta. Hijos tiranos, pequeños monstruos insoportables y prepotentes que sufrirán y harán sufrir a sus semejantes porque desde pequeños se han salido con la suya. Muchachitos que creen que sentir frío o calor es cuestión de aire acondicionado, que el cansancio que han sentido se limita a caminar unas cuantas cuadras porque no hallaron estacionamiento frente a la discoteca, jovencitos que piensan que el trabajo de los padres es firmar cheques para que ellos tengan todo lo que se les antoja. ¿Qué posibilidades tienen nuestros hijos de convertirse en hombres y mujeres de bien? si los papás les damos todo y no les educamos la voluntad. ¿Qué hijos estamos formando si con nuestra actitud les mostramos que el dinero es lo más importante en la vida? Confucio decía “Educa a tus hijos con un poco de hambre y un poco de frío”. Cuánto bien hacen los padres a los hijos cuando ponen esa máxima tan sencilla en práctica. Y cuánto daño les hacen al ponerles todo en bandeja de plata. Hay muchas realidades que como padres quisiéramos desaparecer; el sufrimiento de los hijos, el exceso de sudor, de esfuerzo y las carencias económicas. Sin embargo, quizás esas realidades no los hagan felices de momento, pero a la larga puedan forjarlos como hombres y mujeres de bien. Ojala que más padres de familia tengan la inquietud de enterarse por dónde andan sus hijos. Que no les vaya a pasar que cuando tengan tiempo deban decir: “ E s t a b a demasiado ocupado y no me di cuenta”.
7 días Sábado 22 de noviembre de 2008
Por Juan Flores García Cuando le preguntamos a las nuevas generaciones sobre las boticas, ya son pocos los que reconocen, primero, que existía un lugar con este nombre y menos aun, qué actividad se ejecuta dentro de ellas. Por su parte, las antiguas generaciones (de los abuelos) en su mayoría saben, que el boticario es un artesano –trabajador manualque elabora ciertos medicamentos a cambio de una compensación monetaria, pero al mismo tiempo ignora, que tras este trueque se encuentra toda una historia donde existe un antecedente de conocimientos transmitidos de generación en generación. Es poco conocido que hablar de un boticario, es tener en cuenta muchas horas de práctica y sobre todo estudios médicos, botánicos y químicos en primer lugar. Los boticarios que nosotros conocimos los que vivimos por largas temporadas en Guadalajara, estaban establecidos casi todos en los barrios más antiguos o en el centro de la ciudad y con ellos se acudía a surtir la receta cuando el enfermo era atendido por un médico. Algunos boticarios recetaban y aunque no se distinguían propiamente por una marcada especialización en su ejercicio, más bien, existió un ambiente propio para la usurpación de actividades sanitarias, en donde, sin estudios escolares y a veces con escasa práctica de por medio, muchos individuos (los que retomaban la vía legal) se presentaban ante una autoridad médica superior designada, a presentar examen para adquirir su licencia y poder abrir y atender su botica. De este modo se hizo común que algunas personas pasaran como boticarios o médicos
cirujanos. Aquí en Tepa fueron de sobra conocidos los boticarios que en aquellos ayeres nos atendían de una manera especial tanto por su capacidad farmacéutica como por su don de amistad con las familias que integraban nuestra pequeña sociedad. Eran los tiempos en que las enfermedades atacaban más a los niños, sobre todo cuando entraba la canícula. Periodo de tiempo en el año en que son más fuertes los calores y causan más enfermedades por deshidratación causando en muchos caso la muerte de los niños. En esta época del año era cuando más ocupados estaban los boticarios en preparar las medicinas. La deshidratación grave que más frecuentemente sufrimos en esos tiempos y aun hoy con todos los adelantos de la medicina se padece por una enfermedad gastrointestinal aguda cuyas manifestaciones son vómito y diarrea abundante. La principal complicación es la deshidratación grave que lleva a la muerte y esto pasaba con frecuencia en nuestras familias que llegamos a perder varios hermanos pequeños de menos de un año de vida. Hablamos de diarrea abundante, cuando los tiempos lejanos, no conocíamos esta palabra, así como la de deposiciones y como mal chiste, contamos que una persona que tuvo un enfermo de este mal fue con el médico y le dijo que tenía “basca y chorro”. El médico le recetó unas cucharadas y le dijo: si no se le cortan las deposiciones, rápido vienes para darte más. Cuando la persona regresó le preguntó el médico que si le seguían las deposiciones al enfermo. Llorando la persona le contestó: “No doctor, nomás chorro le pegó y se murió”. Ahora se conoce diarrea a la que nosotros llamábamos “chorro” y nuestra madre nos curaba primero con medicinas caseras preparadas con hierbas medicinales y si no se curaba entonces acudían al boticario que tenía la habilidad necesaria en la elaboración de medicamentos, emplastos, ungüentos o píldoras. En Tepa conocimos hasta el año de 1938, algunas boticas atendidas por Don Arcadio Fernández Lomelí, Dr. Manuel González Vargas, Pedro Navarro de la Torre, Miguel Medrano, Jesús Martín del Campo, Ma. Esther Gutiérrez, estos últimos ejercían sin título de farmacia. Ya para los años cuarenta en su panadería Don Francisco Gutiérrez vendía medicina de patente y poco a poco fueron desapareciendo las boticas y ocupando su lugar las farmacias y el avance de la ciencia médica no se hizo esperar. Muy distinguidos fueron aquellos hombres conocidos en el ejercicio de boticarios que conocimos a principio del siglo pasado que si bien eran pocos, cubrían las necesidades más urgentes en nuestra pequeña entonces población. Y por eso decimos que así fue Tepa en el Tiempo. Agradecemos sus comentarios a:
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