NUESTRA NAVIDAD……………. Profano. A las puertas, sobre nosotros, está la celebración de la navidad, que cada año nos visita desde los depósitos felices del tiempo. Aparejados vienen, cantares, villancicos, caramelos y regalos; para el deleite de los tiernos sentidos. No tiene mayor significado si la fecha corresponde o no. Lo cierto y lo bueno es que recordamos la natividad (el nacimiento), en esta tierra, del Salvador de los pobres y de los niños. Jesús invertía tiempo especial para ellos. ¡Cómo sería el carácter de Jesús! De delicado, tan cuerdo y equilibrado; que los niños se le acercaban como abejitas, procurando el néctar de una flor. Muy dulce aquel. El joven rico quedó extasiado, mirando como las madres llevaban a los niños para que Jesús los bendijera, él mismo quiso volver a ser niño para presentarse, bañadito y bien peinadito, a Jesús, para que la mano divina pasara sobre su cabeza. Tanto lo deseaba que se atrevió a preguntar a Jesús acerca de su menester para alcanzar la vida eterna. Al requisito que el maestro le planteó, replicó que había guardado el mandamiento desde la “niñez”. Pero Jesús le dijo: “Una cosa te falta, vende lo que tienes y da a los pobres” El joven se puso triste porque tenía mucho. Perdió la felicidad de estar con Jesús, por no ser generoso como un niño. El contenido y la esencia de la navidad es Jesús. Él se dio, en su nacimiento, como navidad para los pobres y para los niños. La sentencia eterna reza: “Recibisteis de gracia; dad de gracia” Jesús es nuestra navidad; regalemos, también nosotros, navidad a los pobres y a los niños. Amén que ellos son: ¡El adorno del corazón de Dios!. Is. 9:6