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La formación del canon del Nuevo Testamento Tener en cuenta unos datos previos: 1. Conviene no olvidar nunca que la Iglesia apostólica parece no haber sentido necesidad de más Escritura normativa que la del A.T, heredada del pueblo judío, si bien interpretada a la luz de la norma decisiva para los cristianos, que es Cristo. 2. Para hablar de un canon neotestamentario no basta coleccionar citas ocasionales de autores que ofrezcan determinadas frases iguales o parecidas a la que luego encontraremos en los escritos del N.T. Sólo se puede hablar de canon cuando se atribuya a estas citas una posición excepcional y normativa que las sitúe en el mismo plano de la Escritura veterotestamentarios. 1. Primeros datos: el período apostólico:  No se puede hablar con propiedad de libros canónicos, puesto que aún se estaba en el momento en el que los escritos se estaban componiendo.  Los textos son los lo heredados por el judaísmo, interpretados a la luz de Cristo.  Se busca confirmación en el A.T.  En este período se habla más de una tradición oral que escrita.  Surgimiento de una “conciencia canónica” neotestamentaria. 2. La tradición post-apostólica hasta el 150 d. C (aproximadamente):  S. I y durante la primera mitad del S. II.  Un camino de escarificación del canon neotestamentario.  No sabe con claridad cuándo fueron reconocidos como libros canónicos los cuatro evangelios.  Cada evangelio fue compuesto por una comunidad determinada, ignorando la existencia de otros.  Se puede concluir que el reconocimiento de los cuatro evangelios canónicos se llevó a cabo mediante un proceso selectivo. Lo mismo ocurrió con las cartas paulinas.  En conclusión, no pudo haberse formado esta colección por casualidad. Y, en cierto modo, lo mismo puede decirse de los restantes escritos del N.T.  La sucesión apostólica, los “episkopio”, son los garantes de la regla de la tradición, que comprenden la Escritura (A.T) y las palabras y hechos del Señor Jesús y de los apóstoles.  Un recorrido testimonial de la elección canónica en este periodo se resalta la Epistula Apostularum (hacia 140 – 150) que parece conocer los evangelios sinópticos, así como Jn., Hch. y Sant., pero aún no tiene un canon fijo del N.T. Sin embargo, su aportación más interesante es la elaboración de la categoría teológica de “tradición apostólica”, es decir, la doctrina de Jesús tal y como ha sido transmitida autorizadamente por los apóstoles y garantizada por sus sucesores los obispos. Además, recomienda la lectura de Pablo, a quien se la da el título de Apóstol, si bien con un grado inferior de autoridad al atribuido a los Doce. 3. La decisiva segunda mitad del siglo II:

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La tradición oral empieza a hacerse sospechosa e incontrolable, se impone la necesidad de escritos que trasmitan fielmente esa tradición. San Justino, filósofo y apologista, es quien permite ver por primera vez el tránsito (hacia 150-165). Parece conocer los evangelios sinópticos y atribuirles un origen y una autoridad apostólicas. La obra de Marción: hacia el 144 elabora el primer canon neotestamentario conocido. Su canon prescinde de todo el A.T y está compuesto por 10 cartas paulinas y el evangelio lucano. Movimiento montanista: reducción marcionita del canon y la ampliación favorecida por la nueva profecía montanista, pudieron influir, si bien no sabe hasta qué punto, en una aceleración del canon en la Iglesia. Diatéssaron: compuesta por Tarciano en Siria hacia el 170. Tiene como base a Jn. Tampoco es decisivo sobre la canonicidad de los evangelios, pues en él se emplean también tradiciones extraevangélicas. San Irineo: son los documentos más importantes para asunto canónico; la lista canónica del llamado fragmento muratoriano. Irineo defiende expresamente la canonicidad de los cuatros evangelios y trata de fundamentar teológicamente este número cuatro. El Evangelio es uno, pero tetramorfo. Reconoce en su canon Hch., las cartas paulinas, Apoc., 1 Pe., y 1 Jn. Así pues, Irineo es el primer teólogo del canon neotestamentario. Clemente de Alejandría: conoce y valora los cuatros evangelios canónicos, así como las cartas paulinas, Hcf., Ap., Heb., algunas cartas católicas, EvHeb y EvEg. Tertuliano: usa por primera vez la expresión “Nuevo Testamento”.

4. El canon del N.T en los siglos III y IV:  Orígenes: reconoce como Escritura autorizada los cuatro evangelios, las trece cartas paulinas, 1 Pe., 2 Pe., Ap.,1Jn., 2 y 3 Jn., Heb. (No cree que sea de Pablo).  Hipólito de Roma: casi similar al de Orígenes, pero no acepta Hb., 2 Pe.  San Atanasio de Alejandría: La carta Pascual 39: contiene el actual canon de 27 escritos del N.T.  Los concilios:

Le da Jesús un significado salvífico a su muerte.

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