NOCIONES SOBRE EL PODER Y EL DERECHO EN LA HISTORIA ARGENTINA 1. INTRODUCCIÓN 1. NUESTRO PROPÓSITO Descripción de la relación existente entre el poder y el derecho tal como es en la realidad (comprender la realidad implica establecer relaciones entre sus partes). Las reflexiones sobre estas relaciones, se agrupan en dos clases: las que sostienen la primacía del poder sobre la norma y las que, por el contrario, sostienen la primacía de la norma sobre el poder. Opinión de O.P. se inclina por la primera, con matices. El conflicto es el núcleo de la vida social por ello se necesita de otro elemento para articular la vida social por encima del conflicto y crear a pesar de él, un espacio común de convivencia humana: el poder. “Sin necesidad de asumir una naturaleza intrínsecamente mala en el hombre, si podemos reconocer que ella existe en el hombre y el papel esencial que ha jugado la violencia en el desarrollo de las S.” GIRARD nos sugiere que la violencia es parte fundamental de la naturaleza humana y que el hombre no puede ser considerado necesariamente un ser social, porque de otra forma, no se podría explicar su agresividad contra sus semejantes. El hombre como animal social esconde una profunda contradicción. Para constituir una sociedad y una civilización el hombre debe haber sacrificado, sino por completo, por lo menos en gran parte, su lado agresivo y violento. La política se define por dos grandes principios generadores de cualquier sociedad: el conflicto y el poder, o el desorden y el orden, ése es el lugar desde donde nace el derecho. Establecido el orden social, el poder se puede ejercer sobre la base de un consenso de las fuerzas sociales o por actos de imposición. Los acuerdos siempre serán transitorios. (Para quienes consideran filosóficamente a la política como una relación antagónica o bélica, la reconciliación eterna resulta imposible). Desde el origen de los tiempos, el poder y el derecho son hermanos, pero recién en el siglo XVIII el derecho adquirió su mayoría de edad y se atrevió a “tratar” con su hermano mayor.
2. PODER Y DERECHO FOUCALT: “Tradicionalmente se consideraba que para analizar el derecho bastaba con estudiar las formas jurídicas que regían lo que estaba permitido y lo que estaba prohibido; ese derecho es un hecho, más que un instrumento de poder en definitiva bastante inadecuado y bastante irreal y abstracto. Que en concreto las relaciones de poder son mucho más complejas y lo que traté de analizar es precisamente todo lo extrajurídico, todas las coacciones extrajurídicas que pesan sobre los individuos, pero asimismo la que el padre de familia ejerce sobre su mujer e hijos, el poder ejercido por el médico, el poder ejercido por el notable, el poder que el dueño de su fábrica ejerce en sus obreros. En lo que tiene de general, de abstracto y hasta de violento la estructura del
Estado no lograría sujetar así, continuamente y como quien no quiere la cosa, a todos los individuos, sino se enraizara, si no utilizara, como una especie de gran estrategia, la totalidad de las pequeñas tácticas locales e individuales que envuelven a cada uno de nosotros”.
1.
CARACTERÍSTICAS DEL PODER
a) El poder es una producción social. b) El poder es siempre una relación asimétrica. Puede estar apoyado en la existencia de una voluntad de mando y/o subordinación. No todo es poder, pero el poder se produce en todas las relaciones de la vida social y hasta en las más privadas. Es un error considerar el poder en un núcleo exclusivo como el poder del Estado. Siempre, donde la reciprocidad deviene asimétrica aparece el poder, y por regla no existen relaciones sociales donde no se establezcan desequilibrios. c) El poder está diseminado por todo el espacio social. d) El poder es siempre una capacidad de lograr algo.
2.
FORMAS DE EJERCICIO DEL PODER
Coerción: es la capacidad de hacer obedecer a otros aunque no lo quieran. Autoridad: es la capacidad de producir realizaciones de todo tipo basada en el consenso y en la aceptación de los demás. Es el ejercicio del poder legítimo. Influencia: es la capacidad de persuadir a los demás, a dirigirlos a objetivos buscados. Manipulación: es la capacidad de producir los resultados buscados sin que los sujetos involucrados sean conscientes de los mismos.
3.
CLASIFICACIÓN DEL PODER
- Poder humano. - Poder destructivo. - Poder constructivo. El producto de los tres factores nos da el poder total, real y potencial de una nación o un grupo de naciones.
4.
AHORA SI LA RELACIÓN ENTRE PODER Y DERECHO
El poder “resuelve” el conflicto e instaura el orden, ese orden se expresa a través del derecho. El orden es el objetivo del E y la base del D, mantenerlo es su fundamento y objetivo principal, diría más que su finalidad de justicia, porque sin orden no hay posibilidad de que pueda existir la justicia. Esa íntima conexión, se presenta nítidamente en el esquema de Kelsen, cuando se refiere a la revolución, entendida esta como la sustitución de esa “norma básica” que daba la validez a toda la estructura jurídica. El hecho, el poder de la revolución es quien va a hacer que esas nuevas normas valgan, tengan validez. La creación del derecho es una creación del poder. El poder es el soporte material del D. En situaciones “anormales”, la relación poder-derecho se altera, y también en “situaciones normales”. Los actores sociales necesitan establecer las mínimas y básicas reglas de juego de un “sistema político”, cualesquiera sean sus características, naturaleza e ideario, para escapar a las
tendencias entrópicas de los avatares del poder. Los límites de un sistema político son dibujados por el campo de la legalidad, y a veces, por el de la legitimidad. De allí que “los problemas constitucionales no son primariamente problemas de derecho, son de poder”. (La Salle, Fernando). Existe una importante diferencia: el poder no reconoce el vacío, jamás se interrumpe; el derecho puede tener una fase en el vacío, una interrupción, desde donde el poder vuelve a engendrarlo; el estado de excepción es un lugar donde poder y derecho inicialmente se encuentran divorciados.
3. LA VIOLENCIA, LA LEGITIMIDAD En la fundación del derecho, la violencia tiene una doble función: La fundación del derecho tiene como fin “ese” derecho que, con la violencia como medio, aspira a implantar; Posteriormente, el D, una vez establecido, no renuncia a la violencia y la despliega como violencia conservadora. Este derecho no solo no está libre de violencia, sino que esta intrínsecamente ligado a ella. Es así como la fundación del derecho y la fundación de poder se equiparan y son ambas manifestaciones de la violencia. (Walter Benjamin). La violencia es fundadora de la juridicidad estatal, por eso se hace la exigencia de que exhiba sus títulos de triunfo, mientras que la violencia conservadora tiene por límite el que no debe proponer fines nuevos. La violencia puede ser legítima o ilegítima depende de quién o quienes realizan los actos. Situación estática que se puede modificar, ya que tal distinción no es una cuestión de personas o grados de intensidad, sino de resultado, y ese resultado lo condiciona como legal o legítimo o al contrario. “Los vencedores no son juzgados”. Toda la legitimidad política fundada en la violencia o erigida sobre ella se gana ex post (así fue el nacimiento del Estado Nación en Europa en el Siglo XV). En nuestra América Latina, el proceso fue distinto, el nacimiento del EN, fue el resultado de una lucha entre las distintas propuestas de orden, entre distintos proyectos de organización y ejercicio del poder. El estado para ser tal, debe ejercer el “monopolio de la violencia”, y el derecho expresa esa relación de dominación sobre los hombres. Esa legitimación puede adoptar las tres formas clásicas de Max Weber: legal, tradicional y carismática. La legitimación del poder consiste en el grado de consenso que tenga en una parte relevante de la población, de forma tal que asegure la obediencia sin que sea necesario, salvo casos marginales, recurrir al uso de la fuerza; la creencia en la legitimidad es un elemento integrante de la relación de poder.
2. EL PODER: CARACTERÍSTICAS Y FUENTES 1. EL MIEDO Observando la relación de tensión que genera el poder, podemos distinguir: Que esa tensión se origina a partir del miedo. El proceso es el siguiente – en palabras de HOBBES -: el conflicto; la inseguridad genera miedo que es el elemento que determina el nacimiento del E, pues los ciudadanos renuncian a una
parte importante de su libertad, y a su derecho a todo, incluyendo el derecho a la resistencia, siempre y cuando el “Leviatán”, cumpla con su mandato de protección: terminar la guerra de todos contra todos, propia del estado de naturaleza. El fin de obediencia es la protección, y para asegurar la obediencia el Estado impone penas. Ese temor reverencial es la base de la estabilidad del pacto social y el respeto de las leyes naturales por parte de los hombres, en contra de sus mismas pasiones. Ya MAQUIAVELO, indagando si es mejor para el gobernante “ser amado que ser temido”, dijo que ambas cosas son convenientes, “pero siendo difícil que estén juntas, mucho más seguro es ser temido que amado (…)”. El miedo es la cuna del poder. El momento “constitutivo” de todo poder terrenal involucra violencia, negación, falsedad, alarma y miedo de los sometidos. El miedo es un elemento del poder político y del derecho; el reconocimiento de una posición de orden está vinculada a la capacidad de control de quien la ejerce sobre los asuntos, situaciones y los sujetos que provocan temor porque son peligrosos o dañinos o pueden llegar a serlo. El miedo deviene en un nuevo principio de integración social y se pasa al exacerbamiento de la criminalización de los problemas sociales, y el Estado Social de derecho se transforma en Estado de seguridad pública.
2. EL PODER PODER: La capacidad relacional que permite a un actor social influir en forma asimétrica en las decisiones de otros actores sociales de modo que se favorezca la voluntad, los intereses y los valores del actor que tiene el poder. El poder es siempre una relación social en cuya virtud una persona o grupo de personas obligan o inducen a otra u otras a ejecutar determinadas acciones o abstenerse de ellas, usualmente, pero no invariablemente, bajo la amenaza de la violencia – la sanción – a los renuentes. Esa relación es asimétrica entre los detentadores y destinatarios del poder, es bipolar; no hay “un poder” sino relaciones de poder. Las relaciones de poder están enmarcadas por la dominación, es el poder que reside en las instituciones de la sociedad.
3. LA OBEDIENCIA La obediencia es el gran objetivo del poder. Si no existe “obediencia”, no existe “poder”. “Hay dos maneras de combatir, una con las leyes, otra, con la fuerza. La primera es distintiva de los hombres; la segunda de la bestia. Pero como a menudo la primera no basta, es forzoso recurrir a la segunda. Un príncipe debe entonces comportarse como bestia y como hombre. (…) Un príncipe debe saber emplear las cualidades de ambas naturalezas y que una no puede durar mucho tiempo sin la otra”. (MAQUIAVELO). Cita de Hart sobre obediencia habitual respaldada por amenazas en “El Concepto de Derecho”. FOUCAULT analiza la obediencia fabricada por el “modelo pastoral”, como un arte efectivo que aportó el cristianismo al transformarse en la religión oficial del Imperio Romano. Este modelo ya aparece en la Ilíada y la Odisea, en Platón. La iglesia pretende alcanzar el gobierno cotidiano de los hombres, a escala universal de la humanidad. Ese modelo pastoral es el que hizo crisis en el siglo XVIII, pero aún continúa, debilitado. El cristianismo no es solo una religión de la ley, sino una religión de la voluntad.
El “modelo pastoral” ha sido citado como una manifestación extrema y no religiosa en el siglo XX, en el régimen nazi y estalinista. Alemania: no fue nazificada en el plano ideológico, si no que fue conquistada por medio de la política social. El concepto de poder pastoral no proporciona la clave para entender el Holocausto, sin embargo ayuda a comprender lo que Hitler entendía por “Volksgemenischaft” y porqué su régimen logró beneficiarse hasta el final de un apoyo masivo tan extendido y prolongado en el seno de la comunidad alemana. Stalin: no dudó en convertirse en genocida. “La clave del nacional-socialismo y el estalinismo era su habilidad para privar a los grupos de seres humanos de su derecho a ser considerados humanos”.
4. EL BIOPODER El concepto de “Biopoder” ha sido desarrollado por MICHEL FOUCAULT. En el siglo XIX se da una de las transformaciones más importantes del derecho, cual es general un poder inverso del “hacer vivir y dejar morir”, que se ejerce sobre el hombre/especie, sobre la masa humana, se trata del “Biopoder”, que se ocupa de procesos como la natalidad, mortalidad, longevidad, salud y enfermedad de los seres humanos, aparece la medicina que se ocupa de la higiene pública, etc. La biopolítica va a introducir no solo instituciones asistenciales, sino mecanismos más sutiles, económicamente más racionales que la asistencia a granel. También aparece un nuevo elemento: la población. Se trata de intervenir en el nivel de las determinaciones de fenómenos globales… optimizar la vida. (Se refiere al control de riesgos derivados de la incapacidad biológica y relaciones con el medio como las cuestiones demográficas o climáticas). Tener en cuenta la vida, los procesos biológicos del hombre-especie y asegurar en ellos, no una disciplina, sino una regularización, es el poder de hacer vivir. La biopolítica no hace desaparecer el antiguo derecho soberano, sino que lo complementa. Existe una descalificación progresiva de la muerte, la ritualización de la muerte va despareciendo desde el siglo XVIII hasta hoy. Ahora la muerte se ha convertido en lo que se oculta, y ello es así por una transformación de las tecnologías de poder; la muerte ha perdido intensidad, está del lado de lo privado; el poder ya no conoce la muerte, la abandona, pues el poder de hacer vivir, y sobre todo la manera de vivir y el “como” vivir tiene prevalencia. El elemento que circula de un poder a otro es la norma. La norma puede aplicarse tanto al cuerpo que se quiere disciplinar como a la población a la que se quiere regularizar, la vida paso a ser objeto del poder. Dicho modelo constituiría la última manifestación de la racionalidad política occidental que denominó “gubernamentalidad”. Desde Hobbes a Webber, el estado soberano había sido pensado como un poder capaz de decidir sobre la vida y la muerte de sus súbditos y ciudadanos, el Biopoder por su parte, tenía la tarea de administrar la vida, su eje es controlar la vida y los movimientos de las poblaciones. El poder ya no constituye un simple aparato de dominación, se transforma en un conjunto de prácticas de control y gestión. La historia de la inmigración, del racismo y el colonialismo suele interpretarse desde el ángulo del Biopoder. FOUCALT distinguía entre el Biopoder y el poder soberano, tanto en el plano analítico como en el histórico, pues sostenía que el Biopoder había nacido a fines del siglo XVIII. AGAMBEN sostiene que en Occidente ambos paradigmas confluyen en una misma comprensión política, siendo todo poder soberano igualmente biopolítico y toda biopolítica expresión de la violencia
soberana, y – dice – no es un fenómeno moderno, la única singularidad moderna es de orden cuantitativo: “la política ha pasado a ser integralmente biopolítica”. Los totalitarismos modernos realizaron una fusión perfecta entre la “anatomopolítica” del Biopoder y la “tanatopolítica” de la soberanía. Esta fusión fue posible por medio del estado de excepción.
5. EL PODER Y LOS AFECTOS Al mismo tiempo el poder es una pasión. * Cita de Hobbes de la felicidad. El deseo de “detentar el poder”, el placer del dominio, es inigualable, superior a cualquier otro placer sobre la tierra.
6. EVOLUCIÓN DEL PODER 1) El poder difuso: en las comunidades primitivas. A pesar de carecer de un aparato coercitivo, las normas se cumplen porque están interiorizadas en cada persona, de suerte que ningún miembro del grupo escapa a su influjo. 2) El poder individualizado: es la aparición de un Jefe. Este período se subdivide en: a) El “jefe” en la comunidad: este jefe tiene un poder de coordinación destinado a aunar esfuerzos del grupo en orden a la obtención de resultados comunitarios. Participa en las tareas de subsistencia. Mejor cazador o mejor guerrero. b) El jefe “sobre la comunidad”: nacimiento del poder político. Cuando se crean condiciones para el surgimiento de diferenciaciones sociales al interior de la comunidad y el incremento de la productividad agrícola plantea la posibilidad de excedentes productivos. “Las diferencias entre los individuos se producen en los roles varios, en las tareas varias que van a desempeñar. Esas diferencias espontáneas inducen de inmediato divisiones del trabajo y un proceso a través del cual unos darán su opinión, otros darán órdenes, unos reflexionarán, otros obedecerán”. (FOUCALT). La primera tributación, manejada por los sacerdotes, fue el instrumento para la acumulación y concentración del excedente económico, para construir grandes obras. Así en un lento proceso la sociedad, que ha permitido la desigualdad, comenzará a depender cada vez más de estos sujetos que ha privilegiado. La desigual distribución de la tierra como privilegio de unos individuos sobre el resto de la sociedad, comienza a delinear la servidumbre de los campesinos en las tierras de los sacerdotes y de los artesanos en los templos, se trueca en algo todavía peor: la esclavitud. Llegado este punto surge la necesidad de un poder que representará los intereses del pequeño grupo de privilegiados: el poder político, como una fuera que se ejerce sobre la sociedad, que no responde a intereses colectivos sino que se colocan por encima de aquella para responder a los intereses de un sector o clase dominante, los terratenientes. Ciudades más antiguas: dos tipos de autoridades el sumo sacerdote y el que dirigía las cuestiones militares. Con motivo de las guerras estos fueron asumiendo más poder hasta desempeñar lo que hoy conocemos como reyes y reinas. Los sacerdotes quedaron relegados a un papel ceremonial. Aumentó el predominio de la masculinidad. Nace la idea de monarquía y el
primer “estado”, el acadio, empieza en el 2340 a.C. El rey reemplazó a los sacerdotes en su función de administrar justicia. 3) El poder institucionalizado: Poder institucionalizado en el Estado: en su evolución, el poder político tiende a despersonalizase y a configurarse como un poder que se ejerce por medio de instituciones y cada vez menos por personas determinadas. Aparece la burocracia; la distinción entre el órgano de poder y la persona que lo ejerce. De allí en adelante, persiste el cargo y no la persona. Ese es el momento en que nace el Estado. Surge el principio jerárquico. Dentro de la pirámide de poder, la máxima expresión del poder político institucionalizado, es la dominación legal con administración burocrática (Weber), es el Estado de Derecho liberal burocrático. Poder institucionalizado globalizado: último cuarto del siglo XX. Ahora los elementos de la estructura social son locales y globales. Una nueva forma de Estado: el Estado red, donde en lugar de buscar límites territoriales, tenemos que identificar las redes de poder socio-espaciales (locales, nacionales y globales) que, en su intersección, configuran las sociedades, y por lo tanto, las sedes del poder en la era global. 4) Visión abreviada de la evolución: 5) Características ( del poder): a) Generalidad: está destinado a regir y controlar a toda la sociedad, a todos los individuos y colectividades que la conforman, dentro de su territorio. b) Coactividad: todo grupo humano por el solo hecho de ser grupo, tiene necesidad del poder coactivo, para impedir su disgregación – mantener el orden – y defenderse de las agresiones externas; ese orden grupal debe contar con la posibilidad de hacerse efectivo aun por la fuerza. Esta es la tarea de la política. Su capacidad coactiva se expresa en la organización de la violencia, a partir de su ejercicio en forma monopólica. El poder del Estado se encuentra debilitado por el crecimiento de otros sectores, grupos contestatarios que llegan a enfrentarlo con iguales o incluso superiores medios coactivos. c) Legitimidad: el poder político necesita perdurar en el tiempo, para ello debe ser un poder legítimo; tal calidad se adquiere con la aceptación de quienes lo obedecen; obediencia que se logra mediante un conjunto de creencias y valores dirigidos a justificar el ejercicio del poder – ideología – que se representa en la conciencia de los gobernados, como demostrativos de la necesidad del poder político, y de la legitimidad de quienes lo ejercen. d) Conflictivo: el conflicto es inherente a la política. Las relaciones de poder tienen un punto de anclaje en una relación de fuerza establecida en un momento dado, históricamente identificable, y el papel político es reinscribir perpetuamente esa relación de fuerza en las instituciones. La política es la continuación de la guerra por otros medios.
FOUCALT dice que hay dos formas de análisis del poder, el jurídico, como poder/contrato social (siglo XVIII), que cuando el poder desborda el contrato se transforma en opresión, en abuso; y el esquema guerra/represión, en el que prima la relación de dominación, donde la oposición no es lo legítimo y lo ilegítimo, sino la existencia entre lucha y sumisión. Bajo el poder político lo que retumba y funciona es, en esencia y ante todo, una relación belicosa. “La guerra es el motor de las instituciones y el orden; la paz hace sordamente la guerra hasta en el más mínimo de los engranajes. En otras palabras, hay que descifrar la guerra debajo de la paz (…). No hay sujeto neutral. Siempre se es, forzosamente, el adversario de alguien. Una estructura binaria atraviesa la sociedad (…). Se trata de definir y descubrir bajo las formas de lo justo tal como está instituido, de lo ordenado tal como se impone, de lo institucional tal como se admite, el pasado olvidado de las luchas reales (…) se trata de recuperar la sangre que se secó en los códigos (…) no el absoluto del derecho bajo la fugacidad de la historia: no referir la relatividad de la historia al absoluto de la ley o la verdad, sino reencontrar bajo la estabilidad del derecho, el infinito de la historia bajo la fórmula de la ley, los gritos de guerra, bajo el equilibrio de la justicia, disimetría de las fuerzas (…)”. El discurso político del liberalismo, no describe la realidad política, e instala un abismo entre la política real y la teoría política. “La metáfora del contrato” fue el artilugio literario al que la teoría política recurrió para dar cuenta de estas situaciones. La preferencia por la resolución pacífica de los conflictos, que todos tenemos, no nos puede llevar a cerrar los ojos ante la evidencia de que, a pesar de todo, la política ofrece, aún en nuestros días, persistentes ejemplos del recurso a la coacción física como medio de lucha por el poder. La política no pone fin a la lucha, se realiza en esa confrontación, pero acota sus expresiones violentas (o intenta hacerlo) y deslegitima todas aquellas que no provienen del Estado. Existen dos etapas bien diferenciadas: Una primera que llamaremos pre política (estado de naturaleza del que se sale por el contrato social), en el que el ordenamiento de la sociedad existe ante todo como proyecto de dominación y organización y Un momento propiamente político (la sociedad civil organizada por el Estado), en el que se establece imperativamente la diferenciación entre el ejercicio de la coerción del Estado surgido de la primera etapa, y el recurso a la coerción por los actores interesados, que en la segunda etapa resulta ilegal e ilegítimo. e) Expansivo y concentrado: El ejercicio del poder genera más necesidad de poder, tiende cada vez más a la expansión y a la concentración, y esta retroalimentación crece en una progresión geométrica. f) Unitario: por su propia naturaleza el poder no puede existir sin un titular real, sin unidad decisoria, “la unidad del poder es la unidad en la voluntad
decisoria”, las acciones de poder dispersas entran en conflicto unas con otras, y por consiguiente la probabilidad de la obediencia se reduce. g) Efectividad: el poder solo se materializa cuando consigue la obediencia buscada. Esa efectividad no solo es fruto de la coacción, sino a través de la historia estuvo “reforzada” por concepciones ideológicas. El poder refuerza su eficacia, no solo con su justificación, sino también con los vehículos de transmisión, es decir, instituciones mediante las cuales las creencias acerca del poder político logran penetrar en la mente de los hombres, determinando – de manera más o menos generalizada – conductas y comportamientos favorables al ejercicio y continuidad del poder político. “Aparatos ideológicos del Estado”. h) Lleno: el poder no tolera el vacío, siempre, inexorablemente, alguien llenará ese vacío. i)
Finalidad: siempre tiene un propósito orientado a generar una determinada respuesta de los destinatarios del poder, esa finalidad generalmente se expresa como en el “bien común”. * Más que característica, aspiración, anhelo, pues el poder es el fin inmediato de la acción política… bien considerado es la condición necesaria para alcanzar un fin mayor, el bien común.
7. ¿EL DISCURSO DEL PODER O EL PODER DEL DISCURSO? Para imponer un orden, se necesita de un “discurso” que esté destinado a legitimarlo, complementarlo y que lo anuncie; el contexto de dominación que establece la violencia, necesita de una producción cultural de significado para hacerla eficaz, donde las redes de comunicación tienen un papel fundamental; de allí que se pueden mencionar como fuentes material del poder a la violencia, la confianza y agregamos el dinero. De las tres fuentes de poder, la más importante –hoy- para la soberanía es el poder sobre las ideas que da lugar a la confianza. El “relato del poder” tiene pretensión de verdad. Hay un sistema de poder que crea verdades, la verdad está ligada circularmente a un sistema de poder que la produce y la mantiene. ¿Cuál es la verdad? La del que puede imponer “su” verdad” como “verdad hegemónica”. El “poder comunicacional” específicamente, es un fenómeno de la Edad Moderna. En el siglo XX y lo que va del XXI ha crecido exponencialmente, hoy la ecuación de poder es el resultado de dos factores, la legitimidad del poder y la opinión pública. El nacimiento de este “poder” es el resultado del ejercicio de la libertad de expresión, con garantías constitucionales para su eficacia, como principio estructural de la democracia.