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miércoles, 29 de octubre del 2008 | la voz de la escuela

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A pesar de tratarse de una estación lluviosa, el otoño es una excelente época para pasear por el campo o los parques y apreciar los cambios que experimentan los espacios vegetales

No te pierdas la actualidad Los cambios de la naturaleza en otoño nos traen numerosas noticias Ajena a la crisis económica, la naturaleza mantiene su habitual curso de acontecimientos. En un proceso de cambio permanente ofrece infinidad de noticias a todos aquellos que quieran, y sepan, atenderla ¿No es interesante que millones de seres se desnuden? Aunque sean árboles. ¿Que otros tantos millones se marchen de viaje? Aunque sean aves. ¿Que muchos se pongan a gritar como histéricos —los ciervos machos— clamando por las hembras? Algunos de estos sucesos ya han alcanzado cierta capacidad de convocatoria y se programan diferentes actividades sociales y escolares en torno a ellos. Es el caso de los magostos, fiestas que giran en torno a los frutos del castaño, o de las ferias y exposiciones sobre setas, que muestran la variedad de especies que habitan nuestras tierras y, en ocasiones, se asocian a sabrosas degustaciones. En menor medida, también se están haciendo cada vez más frecuentes las excursiones para observar la naturaleza.

Durante el otoño suceden muchas otras noticias menos populares como el apareamiento de cabras montesas, muflones y salamandras, la llegada de aves que vienen a pasar el invierno como patos, gansos, grullas, palomas torcaces, zorzales, currucas o alondras; la maduración de hayucos, bellotas y avellanas; o la proliferación de arañas. Condicionadas por el frío, las hojas de los árboles caducifolios han entrado en un

> ACTIVIDADES Para esta ocasión, la mejor experiencia y el mejor aprendizaje pasa por coger unos prismáticos, una lupa, unas guías de campo, unas botas impermeables (por aquello de la humedad) y pasar el día de excursión. Observa y apunta todas las cosas que están pasando en la naturaleza y aprende a diferenciar algunos frutos, árboles, helechos, setas y aves.

proceso de cambio que las llevará al suelo. Y es que conforme baja la temperatura, el agua del suelo resulta más difícil de conseguir. De ahí que castaños, abedules, alisos, olmos y otras especies sacrifiquen una parte de su organismo para soportar el invierno. El juego multicolor que experimentan es consecuencia de las diferentes sustancias químicas que tienen las hojas. Mientras están vivas, el verde es el predominante debido a la presencia de clorofila. Al desaparecer esta afloran los colores anaranjados o amarillo-rojizo de los carotenos y el amarillo puro de las xantofilas. Los azules, rojos y morados son debidos a las antocianinas. En esta serie de colores el marrón es el último que se presenta, e indica la muerte de las hojas. Un árbol caducifolio puede tener unas 200.000 hojas, así que no es extraño que el paisaje cambie de color.

> Francisco Armesto Ramón [email protected]

Berrea

Setas

Helechos

Salamandras

A principios de otoño los ciervos machos han completado el desarrollo de la cuerna, y están en disposición de emplearla en los combates rituales que comienzan. Son acontecimientos que anuncian con sus profundos bramidos, de ahí que se llame la berrea. Los machos entrecruzan las astas y miden sus fuerzas para elegir las hembras que formarán su harén. Lo curioso es que aunque las hembras quedan preñadas ahora, experimentan la llamada implantación diferida mediante la cual se retarda el nacimiento de los cervatillos hasta mayo o junio. Consiste en que el óvulo fecundado tarda unos meses en implantarse en el útero y comenzar su desarrollo. De esta manera se impide que los pequeños nazcan en invierno.

Aunque en la naturaleza hay setas a lo largo de todo el año, es durante el otoño cuando despliegan sus efímeros encantos (tan sólo viven unos pocos días). Praderas, campos y bosques de todo tipo se abarrotan de una variada multitud. Incluso es posible verlas crecer en los campos y jardines de la ciudad. Aprovechando la humedad que traen las lluvias del otoño (el 90% del peso de una seta es agua) y los últimos calores del sol, los filamentos del hongo, se multiplican con avidez bajo el suelo. Bajo el sombrero de las setas se formarán millones de esporas que al diseminarse y germinar darán nacimiento a nuevos hongos, y con el tiempo a nuevas setas (un champiñón maduro, de unos 8 centímetros de diámetro, puede liberar unas 40 millones de esporas por hora).

El otoño es una época húmeda, muy propicia para la reproducción de numerosos vegetales. Sobre la cara inferior de las hojas de muchos helechos se pueden observar los soros, unas estructuras marrones, pulverulentas y con formas variadas donde se encuentran las esporas. Cuando caigan al suelo y germinen darán lugar a la fase más desconocida de la vida de los helechos. De las esporas nacerá una laminita verde, no mayor de 3 ó 4 centímetros, sobre la que se van a formar los órganos sexuales masculinos y femeninos. Cuando la presencia de agua permita que los espermatozoides puedan nadar hacia las células femeninas y fecundarlas, se formará el zigoto, origen de un nuevo helecho.

Las salamandras resultan fáciles de reconocer por las manchas amarillas o anaranjadas que recorren su piel negra. La época de mayor actividad es durante las noches y crepúsculos de otoño e invierno, principalmente después de las lluvias, pues su vida está muy ligada a la humedad. Ahora están iniciando su época de celo. Por esta razón, cuando el macho nota la presencia de una hembra se levanta sobre sus patas anteriores e infla la garganta. Luego la persigue. La fecundación resulta curiosa pues el macho, después de una especie de abrazo ritual, deposita sobre el suelo un paquete de espermatozoides envuelto en sustancias gelatinosas. La hembra lo recoge con sus patas posteriores y lo introduce en su cloaca.