LA NECRÓPOLIS
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LA NECRÓPOLIS Las leyes romanas determinaban el entierro de las personas en las afueras de las ciudades, de manera parecida a la actual. Esta Necrópolis (ciudad de los muertos = cementerio) de Tarragona, fue utilizada durante los siglos II, III y IV d.C. y esto supone, que sirvió durante trescientos años. Como verás esta zona arqueológica de la Necrópolis consta de dos partes: Una, el museo que recoge algunas de las piezas encontradas en la Necrópolis organizado en dos salas: una central y otra que le rodea. Dos, los restos de los entierros conservados en el mismo lugar y situación en que se encontraron cuando se hicieron las excavaciones. En la sala central del Museo, observa las lápidas, hechas de mármol o de otros materiales, que hay colgadas en la pared. Escribe 3 nombres diferentes.
En las vitrinas, entre otros objetos, hay juguetes. Búscalos y explica cuáles son y de qué o cuáles materiales están hechos.
En la sala también hay una muñeca de marfil y es una de las joyas de este Museo. Fue encontrada en la tumba de una niña que murió cuando tenía 6 años. Piensa en la muñecas que se hacen ahora y explica qué diferencias y parecidos ves, tanto por lo que se refiere a su forma como por el uso que se da ahora y se le debió dar antes.
Por el centro de la sala encontrarás unos mosaicos que hacían la función de tapas o cubiertas de unos sarcófagos. Observa el que se conserva más completo y describe el personaje representado: vestido, posición, qué lleva en la mano,...
Copia la inscripción del mosaico.
Si te fijas en la sala que rodea a la sala central del Museo, hay unos sarcófagos extraídos de la Necrópolis. Obsérvalos bien: la forma, la decoración, los temas,... Una vez estés fuera del edificio del Museo, da una vuelta por su exterior mirando el tipos de sepulcros, entierros o sarcófagos que hay. Recuerda que los romanos solían practicar dos tipos de enterramientos: La cremación o incineración que consistía en quemar el cadáver y recoger sus cenizas en una urna que posteriormente se guardaba o enterraba. La inhumación consistente en colocar el cadáver en el interior de un ataud y enterrarlo. Tanto si es en un caso como en el otro, lo más corriente es que los familiares del difunto colocasen una lápida sobre la tumba explicando quién era, a qué se dedicaba y quién le ofrecía la lápida. Esta costumbre nos sirve para saber muchas cosas de los antiguos habitantes de Tárraco.
A continuación, dibuja un ejemplo de cada tipo de entierro que se puede encontrar en el Museo (dentro y fuera del edificio).
Incineración: entierro de urna.
Inhumación: entierro de sarcófago.
Inhumación: entierro de ánfora.
Inhumación: entierro de “tegulae” (tejas)
LOS SARCÓFAGOS Busca esta imagen en los sarcófagos de la sala.
Cuando la encuentres, señala, en el dibujo esquemático que representa el sarcófago, en qué parte se encuentra:
Marca en la ilustración el maestro y explica qué está haciendo. ¿Cuántos alumnos tiene? _______________________________________________________________ _______________________________________________________________ _______________________________________________________________
Busca el sarcófago que tiene este elemento:
Cuando lo encuentres, señala, en el dibujo esquemático que representa el sarcófago, en qué parte se encuentra:
En la descripción del personaje central que se te da a continuación, tacha todo aquello que creas que no sea cierto: “La figura del centro del sarcófago representa a un hombre / una mujer/, joven / mayor. Tiene el pelo largo / corto, recogido / suelto. La cara es lisa / llena de arrugas.” ¿De qué material está hecho?
LOS SÍMBOLOS CRISTIANOS
La utilización de la Necrópolis a lo largo de más de 400 años ha producido la aparición de tumbas de religión romana y de tumbas cristianas. Encontramos muchos símbolos cristianos representados en los sarcófagos o en los diferentes entierros.
Marca los símbolos que encuentres representados en los diferentes entierros.
TESTAMENTO
Yo, Lucius Lucretius Nicephorus, ciudadano de Tárraco, agradezco a los dioses que me han permitido una vida brillante llena de honestidad y justicia y en estos momentos finales, en las puertas de la muerte, dejo a mis queridos parientes la última voluntad para facilitar así el deber sagrada de un entierro digno, a fin de no condenarme a vagar sin descanso como un alma en pena. Una vez me llegue la muerte tú, hijo mío, que ya eres mayor de edad, recogerás con un beso mi último aliento, me cerrarás los ojos y me llamarás por mi nombre. Recuerda ponerme debajo de la lengua una moneda para pagar a Caront y que me permita cruzar los ríos del infierno con su barca. Ordenarás a las mujeres de la casa y a los esclavos que me laven, perfuman, adornen y me revistan con la túnica y la toga para ser expuesto en el atril sobre una cama mortuoria en medio de flores y adornos. Mandarás a un esclavo que me haga la máscara mortuoria con cera y apagaréis la luz de casa en señal de duelo. Contratarás músicos y llora cuerpos que tocarán música fúnebre y caminarás junto con mis clientes llevando fajos, las azadas y las máscaras de los ancestros. Me transportaréis a hombros por las calles de la ciudad seguido de parientes y amigos hasta llegar al Forum donde harás una oración fúnebre en mi memoria. Finalmente, conduciréis mi cuerpo a la pira funeraria donde las llamas darán cuenta de mis restos entre perfumes y presentes. Recogeréis mis cenizas y los huesos calcinados para lavarlos con vino y depositarlos en una urna dentro de mi última morada protegida de los ladrones y profanadores. Lo haréis fuera de la muralla en tierras de mi propiedad, como lo dispone la ley, entre la tierra y el cielo no lejos del mar eterno y al lado de un camino donde caminantes y marineros me honoren y recuerden las virtudes y gestos que me han acompañado en vida. Recuerda finalmente de purificar nuestra casa celebrando un banquete funerario con todos mis parientes, único placer que se me permitirá en una segunda vida. Pon una estatua mía en un lugar bien visible de la casa, en una tarima de madura junto con la de otros familiares queridos para conmemorar en el futuro mi traspaso ofreciendo vi, leche y miel en recuerdo mío y asegúrate que ningún extranjero se acerque a mi tumba. Que Atis me guarde y proteja en esta última hora llena de tristeza y soledad con esperanza que este momento transitorio culmine con un despertar triunfante.