Mayo de 2008
Editorial:
LA ORGANIZACIÓN
Vamos juntos
La sociedad capitalista se caracteriza por la anarquía que se sustenta en el egoísmo, es una guerra de todos contra todos, esa es su esencia. Las organizaciones están impregnadas de esta contradicción: el egoísmo y la necesidad de vivir en colectivo. A la sociedad y sobre todo a los humildes se les impide, se les sabotea de mil maneras las organizaciones integradoras nacionales. Las pocas que surgen son agrupaciones de egoísmo. Egoísmos colectivos de defensa ante otras organizaciones similares, nunca son formaciones que le den organicidad a la sociedad. Así encontramos asociaciones comunales aisladas del resto de la sociedad, sociedades de vecinos aisladas, colegios profesionales que defienden los egoísmos colectivos, sindicatos de resistencia y puja frente a los patrones. Los partidos políticos siguen el mismo modelo, son asociaciones cuasi mercantiles que medran del Estado, agrupaciones clientelares, que defienden el Estado oligarca, contribuyen a esparcir la ética capitalista y garantizar la desorganización social. En contraste, el partido, la organización revolucionaria, tiene características opuestas, es una agrupación de los más concientes que prefigura la sociedad socialista del futuro. Dirige la reintegración social de la sociedad, el establecimiento de la Conciencia del Deber Social, el restablecimiento de las relaciones amorosas entre los humanos y de estos con su entorno, restitución de la condición humana del hombre mercancía. En resumen, dirige la construcción del Socialismo. Es una organización política que dirige la disputa del poder político a las clases hegemónicas, lo captura para hacer de las ideas de la nueva sociedad anhelo nacional. El partido, la organización revolucionaria debe tener una nueva ética, entre sus miembros deben prevalecer las relaciones fraternas, debe ser prefiguración de la sociedad que se quiere construir, la sociedad que promete al pueblo, demostración de las bondades de la sociedad prometida, debe educar con el ejemplo. En el camino de la construcción de la organización se presentan obstáculos, la lucha contra la cultura egoísta es el principal de estos escollos, es una batalla contra nosotros mismos, que sólo tendrá éxito en la vida en colectivo. No es concebible una Revolución sin una organización política, porque no es posible la lucha contra la cultura egoísta capitalista sin la agrupación de los más concientes, los más lúcidos, sin organizar para potenciar la acción de los que van adelante en la toma de conciencia, en entrega, en desprendimiento, sin la vanguardia de la sociedad. El aislamiento de los mejores debilita el combate por la redención, al contrario, la unión de los mejores es potencia exitosa. No es posible una Revolución sin una organización nacional de los revolucionarios que le dé sentido al combate contra las organizaciones nacionales de las clases hegemónicas. De estos y otros asuntos trata este número de Debate Socialista. EDITOR Eduardo Hernández R. CONSEJO DE DIRECCIÓN German Zambrano Franklin Villegas Editado por Editorial Capicúa C.A.
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COLABORADORES Antonio Aponte Néstor Kohan Frank Llegas Alejandro Mena Colectivo AMAUTA (Argentina) Neptalí Reyes Jean Cabot
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DIAGRAMACIÓN David Luhan ILUSTRACIONES Tomado de Ares
Mario Benedetti
Con tu puedo y con mi quiero vamos juntos compañero compañero te desvela la misma suerte que a mi prometiste y prometí encender esta candela con tu puedo y con mi quiero vamos juntos compañero la muerte mata y escucha la vida viene después la unidad que sirve es la que nos une en la lucha con tu puedo y con mi quiero vamos juntos compañero la historia tañe sonora su lección como campana para gozar el mañana hay que pelear el ahora con tu puedo y con mi quiero vamos juntos compañero ya no somos inocentes ni en la mala ni en la buena cada cual en su faena porque en esto no hay suplentes con tu puedo y con mi quiero vamos juntos compañero algunos cantan victoria porque el pueblo paga vidas pero esas muertes queridas van escribiendo la historia con tu puedo y con mi quiero vamos juntos compañero.
LAS ELECCIONES Nuestras elecciones son la antítesis de las que tienen lugar en Estados Unidos, no un domingo, sino el primer martes de noviembre. Allí lo primero es ser muy rico, o contar con el apoyo de mucho dinero. Después, invertir sumas enormes en publicidad, que es experta en lavado de cerebros y reflejos condicionados. Aunque hay honrosas excepciones, nadie puede aspirar a ningún cargo importante si no dispone de millones de dólares. Para ser electo Presidente, se necesitan cientos de millones, que salen de las arcas de los grandes monopolios. Puede triunfar el candidato con una minoría de los votos nacionales. A las urnas acuden cada vez menos ciudadanos, ya que muchos prefieren laborar o dedicar el tiempo a otra cosa. Hay fraudes, trucos, discriminación étnica y hasta violencia. El hecho de que vote más del 90% de los ciudadanos y los escolares custodien las urnas es algo inusitado, no puede ser creído si se trata de un "oscuro rincón del mundo", agredido y bloqueado, que se llama Cuba. Así ejercitamos los músculos vigorosos de nuestra conciencia. Fidel Castro Ruz 19 de Octubre del 2007 Hora: 6:12 p.m.
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Neftalí Reyes La organización revolucionaria es una discusión en la que debemos poner toda nuestra inteligencia y atención, de la calidad de la organización revolucionaria depende de manera esencial el destino de la Revolución. Ella es reflejo de la ideología que nos guía y de la madurez de esa ideología, por tanto, será indicativo del rumbo y futuro de la Revolución. Revisemos. Para entender la necesidad y las características de una organización revolucionaria, que por supuesto, tiene el objetivo de sacar al país del capitalismo y conducirlo hacia el Socialismo, es necesario comprender la esencia de la dominación capitalista: cómo funciona, cuáles son los fundamentos que hacen posible que la sociedad explotada sustente el sistema explotador, que los humildes, empobrecidos, los excluidos, sean los soportes principales de la situación que los oprime. El capitalismo basa su dominación en la creación de la conciencia capitalista en las grandes masas explotadas, es decir, la idea de que el Sistema Capitalista es un sistema natural, inherente a la naturaleza humana, que es el mejor Sistema de organización social posible, susceptible de perfeccionamiento, y que además brinda condiciones para la superación individual, que con trabajo y esfuerzo cualquiera puede ascender hacia las clases privilegiadas de la sociedad. Existe un poderoso sistema mediático de construcción de la ética capitalista, que se encarga de sembrar en la mente social los valores del individualismo, del egoísmo, para impedir la organización, obstaculizar la vida en sociedad y en colectivo, valorizar a las personas por los
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bienes materiales. Este sistema es complemento de la acción de la familia autoritaria, la escuela, la iglesia, que reproducen al Estado represor capitalista y difunden la ética capitalista. De aquí surge un nudo: ¿cómo superar al capitalismo, con los hombres formados en él, como construir lo nuevo con los elementos formados en lo viejo? La respuesta es la organización revolucionaria, ella hace el milagro. Cuando se forma un colectivo revolucionario, este tiene, adquiere, una personalidad diferente y superior en calidad a las individualidades que lo forman, es una organización que prefigura al futuro, le da filo nuevo al hombre mellado del pasado, lo dota de la capacidad de construir el nuevo mundo. Sirve de ejemplo y guía para el resto de la población, que empieza la larga lucha de la construcción del Socialismo. Ya estamos en condiciones para indagar las características de la organización revolucionaria destinada a superar el capitalismo con los hombres nacidos en él. Las características de esta organización varían con las circunstancias en que debe operar, con las condiciones y particularidades de la sociedad donde ocurra, pero siempre tendrá rasgos universales que la definen como organización revolucionaria. Debe ser prefiguración de la sociedad que se quiere construir, del Socialismo. Las relaciones humanas en su seno deben estar en plano privilegiado, a propósito cabe recordar las palabras de Pombo, General cubano compañero del Che, cuando relata a Néstor Kohan los últimos
días de la guerrilla boliviana, le explica las razones de la violación de principios de la lucha guerrillera. "No fuimos todo lo cuidadosos que se hubiese requerido porque la propia vida nos lo impuso, no porque no supiéramos las cosas que estábamos violando. Estábamos violando principios de la lucha de guerrillas pero había que violarlos en aras de la confraternidad humana. Por ejemplo, nosotros no podíamos dejar a Joaquín aislado allí, lo teníamos que buscar costara lo que costara para poder sacarlo e irnos a combatir adonde teníamos que hacerlo y esto nos llevó mucho tiempo. Y ya al final el tema de los enfermos, no los podíamos dejar. Tú sabes que el Che cae en combate en aras de permitir que los enfermos lograran salir del cerco. Y entonces no podríamos decir que nos derrota la táctica del enemigo sino principios de nuestra propia táctica que no podíamos aplicar y no quisimos aplicar en aras de tener la obligación moral de auxiliar a nuestros compañeros. Si una guerrilla no crea esta confraternidad, esta solidaridad humana, no responde a la causa por la cual ella existe que es el bienestar del ser humano. Pero el bienestar del ser humano no puede ser abstracto, pues cuando tienes un hombre cercano no puedes ser capaz de abandonarlo. Esta es una contradicción, es muy altruista, muy humano pero es una contradicción. El socialismo busca que el hombre sea más humano y más colectivo, que el hombre sea menos Robinson Crusoe, menos individualista y estas son las consecuencias de esta visión del mundo." Se muestra claramente la importancia vital que da el Che, el pensamiento
revolucionario cubano a la fraternidad dentro de la organización. Y esta es la enseñanza capital de la Revolución Cubana: "La organización revolucionaria prefigura a la sociedad del futuro, a la sociedad que queremos construir, donde el centro es el humano". Siendo así, las relaciones entre los hombres de la organización deben prefigurar las relaciones de los hombres de la futura sociedad, deben ser relaciones fraternas, amorosas. Y esta condición tiene tanta importancia que está por encima de cualquier otra consideración, hasta de la propia vida. No podemos dejar de pensar que esta fraternidad del núcleo central de la Revolución Cubana es la que le permite construir la sociedad amorosa que hoy son, resistir los embates del imperio más poderoso que ha conocido la humanidad, las vicisitudes de la soledad y el bloqueo. Podemos decir, generalizando, que la calidad de una Revolución dependerá de la calidad humana de la organización que la impulse. Y podemos añadir que Revolución que consiga construir un núcleo de relaciones humanas fraternas, es una Revolución que está garantizada. Porque el ejemplo de ese foco humano irradiará su conducta, su fraternidad, su amor al resto de la sociedad. Esta es la principal tarea en la construcción de una organización revolucionaria. Si no se construye, la Revolución es imposible, a la larga es derrotada. La Revolución Cubana supo construir este foco humano, la vertiente martiana, que se hace marxista con la Revolución Cubana, y la corriente marxista que se hace martiana
contribuyeron a crear el foco humano, que se consolida en la Sierra, compartiendo peligros y alegrías, comiendo juntos la carencia, combatiendo juntos. Foco que ya venía fraguándose desde México, se afianza en el Granma, recordemos el combatiente que cayó en el Golfo y no fue abandonado al garete. La impronta de ese foco la encontramos en el extraordinario internacionalismo de ese pueblo, demostrado en el combate militar en tierras lejanas, en la salud, en la educación. Ese foco humano, que algunos llaman vanguardia, debe crecer, irradiarse, hacerse partido, organización revolucionaria, agrupar a los mejores, a los más concientes, debe influir en el resto de la sociedad, ganarse su reconocimiento, su confianza, debe ser guía para la acción revolucionaria y referencia para todos los problemas de la sociedad. No es posible una Revolución sin esa organización revolucionaria, esa es una de las tareas principales de la Revolución Bolivariana. Nuestra sociedad está fuertemente impregnada de la cultura oligarca, aquí tenemos medio siglo de elecciones oligarcas, de organización oligarca, además es una Revolución pacífica, que llega al poder ganando esas elecciones oligarcas. Nuestra organización se intenta formar en estas condiciones adversas, lógico es pensar que la organización que surja en estas circunstancias, tendrá en su seno mucho de la estructura y dinámica del pasado, llevará la marca de las
organizaciones oligarcas, construidas para las elecciones, no para la construcción del Socialismo. En otras palabras, la formación de la organización revolucionaria es terreno de la confrontación de la luchas de clases. Los seguidores de las ideologías pequeño burguesa y burguesa no pasarán más allá del aspecto electoral de la organización, intentarán que su política se constriña al ámbito electoral, a la escogencia de candidatos, allí se regodearan, el voto sustituirá a las estructuras, la acción individual a la acción colectiva, de la escogencia de candidato saldrá un instrumento electoral y no una organización política para la construcción del Socialismo. Los seguidores de la ideología revolucionaria, proponen que la escogencia de candidatos sea instrumento para consolidar la estructura y la ideología revolucionaria del partido, ocasión para demostrar al pueblo que estamos no frente a una rebatiña de cargos, ni a un desmeche por oportunidades electorales, sino en presencia de un partido y una dirigencia madura, capaz de dar ejemplo de desprendimiento. El partido debe salir fortalecido en su estructura, en su imagen y en su política. Se debe hacer campaña desde la política nacional e internacional, desde allí explicar lo local, no caer en la tentación de confinar al pueblo a lo pequeño de su entorno. El partido que construyamos será el reflejo de esta lucha de clases, el Socialismo, la Revolución, necesitan construir un partido, que respetando las particularidades de su historia, cumpla el papel de vanguardia que la historia reclama.
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EL PARTIDO Esa asociación de hombres libres comprometidos con la causa del amor... Es de vital importancia para la necesaria tarea de establecer una sociedad donde el hombre se encuentre consigo mismo, que confeccionemos una filosofía de la organización que se corresponda con el pensamiento expuesto en este trabajo. Ahora, después de la experiencia del partido de Lenin, que sirvió perfectamente para dirigir la toma del poder, pero no tuvo éxito en la tarea de construir una sociedad que se diferenciara sustancialmente de la sociedad que creía superada, los revolucionarios estamos frente al reto de construir una organización que no solo dirija la toma del poder, sino que además, por encima de todo, de cualquier otra cosa, conduzca la etapa de transición hacia la extinción de la vieja sociedad. Perfil del Nuevo Partido El nuevo partido debe ser una asociación de hombres libres comprometidos con la causa del amor. Debe ser una escuela, un santuario de sanación que permita la formación de hombres cuya conducta obedezca más a una sociedad de amor que a ésta sociedad del egoísmo. En esa tarea, que es una con la tarea de hacer la Revolución, debe construirse poderoso, y al mismo tiempo, ir dando nacimiento a las formas que lo extinguirán, y extinguiendo las maneras que lo perpetuarán. El partido es una de las claves para no extraviar el camino. Es una formación de hombres que cambian activamente, que toman cuenta de su transformación y al transformarse, transforman la realidad, y hacen caminos para la transformación del resto de la sociedad. En él debe surgir una nueva condición de militante, de autoridad, de acción política, una nueva condición de disciplina. La Condición de Militante Los militantes somos nosotros, formados y bombardeados por la moral del sistema que queremos sustituir. Instrumentos de cambio y, al mismo tiempo agentes conservadores. Todo esto se expresa en nuestra conducta, que ya sabemos dirigida por un inconsciente horneado por el sistema, pero susceptible de transformación por nosotros mismos y por el grupo. Debemos prestigiar en el militante las conductas, la moral que sean reflejo de la nueva sociedad, esto es, conductas basadas en
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una relación amorosa, que desarrollen el crecimiento integral del individuo, la coherencia en todos sus actos, el partido debe valorizar al individuo por su "ser" humano, no por su posición en la producción ni por su "tener" en cuanto mercancía. Nos reconocemos una contradicción entre lo viejo y lo nuevo, hombres en proceso de transformación no dogmática, los errores son parte del camino, se debe evaluar al ser humano como una totalidad contradictoria. Acción Política La acción política debe ser táctica y estratégicamente política, esto parece un perogrullo, sin embargo, veremos que hay acciones que se confunden con la política y tienden a extraviar los esfuerzos. Es en la acción que los hombres se moldean, es decir, la acción no está desligada de la formación, de la educación, por el contrario, son reflejo del que la ejecuta y al mismo tiempo lo determinan. La acción es el barro donde se moldea el partido y el hombre nuevo. Aquí es muy pertinente el dicho Bíblico: "por los frutos los conoceréis" Nuestra acción política tiene varias aristas. Es efectuada por hombres formados en la sociedad que pretenden renovar, por eso tienen un pie en la vieja sociedad y un pie en el futuro, deben vivir en la contradicción de pertenecer al pasado y al mismo tiempo ser parteros de lo nuevo, son el escenario donde las fuerzas del mañana y las del ayer chocan, viven el vértigo del que rompe con la cáscara de su tiempo. Nada les resulta fácil, en la aventura de alcanzar al futuro viven la zozobra de no comprenderse y de ser incomprendidos. Moran en dos mundos. Su accionar lo determina su peculiar situación. Deben soñar con el futuro y al mismo tiempo desenvolverse en una sociedad que los persigue y los reprime. Existen dos posiciones frente a la acción, que se desprenden del mismo planteamiento amoroso: La primera es una visión táctica, que propugna acciones tácticas, de trabajo puntual, con sectores reducidos de la sociedad a los cuales se les va organizando, concientizando con la visión amorosa, es una labor muy importante, pero al carecer de una visión estratégica es fácilmente absorbible por el sistema, o en el mejor de los casos tolerable, ya que se hace crónica y no lo pone en peligro, el sistema puede seguir adelante con estos quistes, que soporta, y en la mayoría de los casos absorbe.
Un ejemplo de ello son las comunidades "Amish". Según la Enciclopedia Encarta, los Amish son una agrupación norteamericana protestante de origen menonita. La comunidad de los amish ha mantenido en el tiempo su propio modo de vida, conservador y muy característico. Se basa en una economía agraria, dentro de la que no se incluyen las influencias de la sociedad industrializada de hoy en día. El nombre de los amish se lo deben al obispo menonita suizo Jakob Amman, quien en su momento luchó por mantener una estricta disciplina dentro de la Iglesia, so pena de excomunión. Durante el siglo XVIII, los amish fueron víctimas de persecuciones en toda Europa, por lo que se vieron forzados a emigrar a Pennsylvania, Estados Unidos. Sus descendientes reciben el nombre de Holandeses de Pennsylvania. Desde allí la comunidad se dispersó por el estado de Ohio, y por otros estados del medio oeste norteamericano, Canadá y el norte de México. La rama amish más conservadora recibe el nombre de Vieja Orden Amish. Se visten de un modo extremadamente sencillo, utilizando corchetes en vez de botones. Viajan en coches tirados por caballos en vez de utilizar vehículos, y todos los hombres adultos llevan barba. Los servicios religiosos se celebran en los hogares; el lavado de los pies se practica unido al servicio de la comunión; como forma de mantener la disciplina, todo aquel que no cumpla con ella es despreciado, y el matrimonio con personas extrañas a la comunidad está absolutamente condenado. Existen también otros grupos amish menos estrictos en cuanto a su disciplina, y están menos distanciados del resto del mundo. Todos comparten las prácticas de creyentes, el bautismo y generalmente no toman parte de los asuntos civiles del país, tales como el votar, servir a las fuerzas armadas, y así sucesivamente. Es probable que el número total de miembros no supere los 50.000 que permanecen desde hace casi 400 años en Pennsylvania. No obstante éste tipo de acciones tácticas, tienen el mérito de servir de ejemplo y de referencia, de reserva de salud moral. Esta posición se confunde a veces con la labor de los rescatadores de las tradiciones de los pueblos, que es una labor completamente pasiva, ya que tiene como principio no intervenir en las comunidades estudiadas, limitándose sólo a registrar las conductas sin hacer juicios de valor sobre el origen de ellas, por supuesto que esta última conducta, sin restarle valor, es la que está más alejada de ser una acción política. La otra visión es una visión estratégica, que sólo apunta a tareas superestratégicas que, por supuesto, nunca efectúa. Sus partidarios no
tienen posición sobre lo cotidiano, constituye una evasión al futuro y una añoranza del pasado remoto. Cuando las circunstancias los apremian a tomar posiciones tácticas se evidencia su incoherencia, y no pocas veces coinciden con los sectores más reaccionarios de la sociedad.
En el otro extremo encontramos la instancia ejecutiva, que representa la constricción de la libertad, representa el polo represivo, es la que se encarga de poner en práctica las orientaciones, las resoluciones de la instancia deliberativa.
La posición correcta es una adecuada combinación de la táctica y la estrategia. La estrategia, que es el objetivo global, condiciona la táctica, pero las dos son complementarias y se influyen mutuamente en el accionar revolucionario. Una táctica sin estrategia es una vorágine ciega, una estrategia sin táctica, es una lucidez ineficaz.
La instancia ejecutiva, a medida que el proceso revolucionario se vaya desarrollando, debe ir cada vez más delegando funciones en la instancia deliberativa, de ésta manera sus funciones ejecutivas, en tanto represión, se irán extinguiendo, hasta al final quedarse con funciones puramente administrativas y coordinadoras.
La estrategia revolucionaria, en esta etapa, tiene como objetivo coordinar, profundizar, y defender los cambios que nos lleven hacia la sociedad del amor, está claro que nuestro objetivo final no es el poder político, éste es solamente un instrumento necesario e imprescindible en el camino hacia la sociedad que queremos. Sin poder político, los cambios carecen de profundidad estratégica, debemos puntualizar que no sólo hablamos del gobierno, se trata de una actitud. Podemos, estar haciendo una labor en un pueblito apartado de los Andes, rescatando las tradiciones de las parteras y organizando una cooperativa, y allí podemos tener una visión de poder estratégica y construir rasgos de poder a esa escala, y si tenemos, desde ese pueblito, una visión y una actitud universal y formas de coordinación, organizativa y política, nacionales e internacionales, estamos en el camino correcto, estamos dotando a la táctica de un ámbito estratégico.
Las instancias ejecutivas y deliberativas, deben ser nacionales, locales, y también, internacionales, éste es un requerimiento que surge del planteamiento filosófico de la Revolución y del mundo globalizado, que repetimos, es una ventaja para el Capital, pero también una ventaja y una esperanza para la Revolución Humana, que hoy, o es internacional o no es.
Queda abierta a la imaginación de los hombres nuevos planificar acciones políticas que con gran audacia nos acerquen como seres humanos a la sociedad del amor. Lamentablemente las acciones se realizan en una sociedad perversa, y esta contradicción nos obliga a acciones que encarnan esta contradicción, lo importante es entender que estamos haciendo concesiones a la sociedad, a las conductas que queremos superar. Esquema Organizativo En el partido conviven dos instancias organizativas, que representan los dos términos de una dualidad de poder, que también está presente en el Estado. En un extremo la instancia deliberativa, resaltamos que esta palabra proviene de una forma antigua de la palabra "liberar", que a su vez proviene del latín "liberare". La instancia deliberativa, que es la suma de todos los militantes, representa la libertad, y es la instancia fundamental y perenne, no tiene intermisión.
Aclarar el concepto de autoridad es un punto importante en la formación de un partido. Por otra parte, para el correcto funcionamiento de un conglomerado humano es necesario el ejercicio de la autoridad. Es imperativo desmenuzar el concepto de autoridad, conocer su dinámica, para así aplicarla sin desmedro de nuestros objetivos estratégicos. La autoridad es un rasgo de las relaciones interpersonales, no existe autoridad fuera de la relación interpersonal, no es un rasgo individual. Se refiere a aventajamiento de una persona sobre otras. Y ya aquí nos topamos dos tipos de autoridad que presentan, a su vez, dos dinámicas diferentes: La Autoridad del Amor Sería un buen ejemplo de ella la autoridad que una madre sana ejerce con su hijo. Analicemos: la madre en virtud de su experiencia, del mayor conocimiento aventaja al niño y ejerce una autoridad sobre él. Pero, esta autoridad es una autoridad de dos polos que tienen el mismo interés general, y tiene como característica fundamental que el aventajamiento, el conocimiento, fluye de un polo a otro, es decir, el ejercicio de este tipo de autoridad contribuye a su extinción. Al final encontramos a iguales marchando por el mismo camino. Por otro lado, y esto es muy importante para nosotros, la autoridad no genera ningún tipo de privilegio, al contrario, en muchos casos genera sacrificios.
La Autoridad del Egoísmo Un buen ejemplo de esta autoridad es la que ejerce un patrón sobre un obrero. Sus intereses son antagónicos, el patrón se apropia del tiempo, de la energía, le niega el crecimiento, lo vampiriza, no hay transmisión de conocimientos, el aventajamiento tiende a profundizarse. Este tipo de autoridad genera privilegios que tienden a perpetuarse. Hasta aquí hemos hablado de autoridades que se originan en el exterior del individuo. Ahora bien, existe la autoridad alojada en el interior, es la llamada conciencia o "Superego", ésta es la autoridad más peligrosa pues la persona la percibe como suya, cuando en realidad es exterior, sólo que alojada en el interior, es la que sirve más al sistema, dado que es más difícil que alguien se rebele contra sí mismo. Esta autoridad es vehiculada en la tierna infancia por los padres y por sus sustitutos. Se internaliza un poco más tarde transformándose en una moral interna, que puede ir modificándose, consolidándose, durante toda la vida, y que es activada por circunstancias que nos remiten a la moral sembrada en la infancia; por supuesto, todo esto es inconsciente. La represión sufrida en la niñez nos acompaña toda la vida, en forma de "voces de la conciencia". Podemos decir que el Estado opresor tiene su análogo en el alma del oprimido. De esta manera es posible que nos manipulen mediante creencias y convicciones instaladas allí, en el inconsciente, a las cuales aceptamos irremediablemente. Algunos de estos recursos de manipulación nos serán muy familiares: "está científicamente comprobado" significa para nosotros: refrendado por un Dios. "Lo dijo el periódico o salió en la televisión" santa palabra; ese axioma de que "trabajar mucho nos hace un buen ciudadano", o aquel de que "robar nos hace una mala persona", o este otro de que "debemos obedecer a los padres y a los maestros", que fácilmente se desplaza a: "obedecer las indicaciones de los superiores", "nos hace buenos ciudadanos", y como consecuencia somos aceptados por nuestros semejantes. No debemos olvidar que la ideología dominante carácter sadomasoquista, que está en nuestro inconsciente, es uno de los obstáculos más formidables para la formación de una organización de hombres libres que intenten relacionarse respetando su individualidad y que al mismo tiempo pretendan hacer una Revolución que no sea atrapada en la etapa de transición. Si no somos capaces de minimizar en cada uno de nosotros y del colectivo los rasgos del carácter que sirven de soporte y defensa al sistema de explotación lo único que podemos hacer es caminar en círculo.
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"Somos una idea, y tenemos la fuerza de una idea."
[...] No, señores imperialistas. Nosotros sabemos lo que somos y sabemos que somos una idea y que tenemos la fuerza de una idea, idea que ustedes -señores imperialistas- no podrán derrotar.
instituciones, en algunos frentes de trabajo." ¡Y es verdad! Pero también es verdad que la cuestión fundamental no es tener organizado el partido, sino organizarlo bien, ¡organizarlo bien!
Y nuestra columna marcha en esa ardorosa lucha, nuestra columna marcha por los firmes de la historia. Es verdad que de esa columna, cuando vieron que la lucha era dura, hubo unos cuantos que "pidieron permiso". Pero esos que pidieron permiso son los cobardes, los vendepatrias. Esos no pueden marchar con la columna de su pueblo y de su patria por los firmes de la historia, porque tales caminos solo pueden recorrerlos los que tienen condiciones, los que tienen calidad.
Nos hemos propuesto que la tarea de organización se realice a cabalidad y se haga un trabajo de la mejor calidad.
Es precisamente la vanguardia de esa columna lo que estamos organizando. Es precisamente la vanguardia de esa columna la que se reúne aquí esta noche. Durante los años de lucha en las montañas nosotros siempre nos preocupábamos mucho por nuestra vanguardia, porque tenía tareas muy especiales y muy importantes: la primera unidad en chocar con el enemigo si se emboscaba en los caminos, cuidar la ruta, montar guardia permanentemente. ¡Y allí, en el pelotón de la vanguardia de nuestra columna, estaba Camilo! Eso es el partido: la vanguardia. Por eso nos esforzamos en que esa vanguardia esté integrada por los mejores revolucionarios. En una reunión como esta, compañeros, de muchas cosas se podría hablar. Son tantas y tantas las cuestiones de interés, son tantos y tantos los frentes de lucha y es tan ardorosa esa lucha, que muchos temas podrían ocupar nuestra atención, porque estamos en el fragor de la lucha contra los imperialistas, estamos en lo profundo de la histórica batalla, de esta larga batalla. Pero hay algunas cosas, cuestiones de conceptos, que en la reunión de hoy es necesario aclarar, ciertas cuestiones fundamentales de conceptos que es necesario exponer para la marcha del esfuerzo de organización de nuestro partido. Se ha marchado despacio, pero se ha ido realizando un buen trabajo. Algunos se impacientan, algunos se preguntan: "¿cuándo vamos a organizar el partido aquí, allá?" Algunos dicen: "Si tuviéramos organizado el partido podríamos resolver aquí tales problemas en algunas
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Los días de la Crisis de Octubre, y los problemas subsiguientes interrumpieron en cierto sentido este trabajo de organización, lo retardaron algo. Sin embargo, ha marchado, ha marchado ¡lento, pero seguro!, ¡despacio, pero bien! Hemos empezado por los centros de trabajo, hemos empezado por las fábricas, por los centros proletarios. Ya se han ido realizando trabajos en otros frentes. Pero prueba del trabajo realizado, cuyos métodos ustedes conocen, es que hay ya -en los núcleos organizados de las provincias occidentales- aproximadamente 10 mil militantes del Partido Unido de la Revolución Socialista. En la provincia de Oriente ya se ha extendido el esfuerzo de organización a otro sector: a las montañas. ¿Y qué método se ha empleado allí? ¿Qué métodos han empleado los compañeros de Oriente? [...] ¿Cómo han organizado los compañeros de Oriente el partido en las montañas? Lo han organizado en las compañías serranas. Como cada zona tiene su unidad militar de milicianos, la base fundamental para organizar el partido en las montañas han sido esas compañías, donde también se ha discutido, en asambleas el mérito y la calidad de los compañeros llamados a formar parte del partido, con excelentes resultados. Hemos avanzado y, sin embargo, nos queda un largo trecho: tenemos que organizar el partido en la administración, tenemos que organizar el partido en el campo; tenemos que organizar el partido en los barrios, y tenemos que organizar el partido en nuestras Fuerzas Armadas Revolucionarias. Pero hemos comenzado bien: hemos ido a los centros proletarios, hemos aplicado un método de masas, y hemos descubierto y reclutado para esa vanguardia revolucionaria, a infinidad de valores, nuevos valores. Porque en esa vanguardia tiene que estar lo mejor de la patria, los hijos más abnegados, firmes y valerosos de la patria.
Y aunque vayamos despacio, no importa, con tal de que apliquemos un método correcto y con tal de que al final podamos decir que contamos con un formidable partido, un partido que esté a la altura de la tarea histórica de nuestro pueblo y de nuestra Revolución. Y así llegaremos a todos los sectores, y cuando esté organizado, tendrá el apoyo de las masas, porque las masas sabrán quienes son los que integran su vanguardia. Y detrás de esa vanguardia marchará el pueblo; y con esa vanguardia organizada estaremos en mejores condiciones de librar nuestra batalla; y a esa vanguardia hay que defenderla. No solo organizarla, sino defenderla. En una serie de discursos, que han sido recogidos por nuestra Comisión de Orientación Revolucionaria, hemos expuesto una serie de ideas acerca del papel del partido y, al mismo tiempo, todas las críticas que se hicieron oportunamente acerca de vicios, de métodos erróneos. Pero siempre hay cosas nuevas. Un vicio que fue necesario combatir fue el vicio de llevarse para la administración los cuadros políticos y los cuadros de las organizaciones de masas. Había un buen dirigente sindical. Pues bien: fue a parar a un consolidado; había un buen cuadro político y terminó en una administración. Resultado: la anemia progresiva del aparato político y de las organizaciones de masas. La administración es, sin duda, muy importante, pero más importante que la administración es el partido. Se planteó que el partido desarrolla sus cuadros y defiende sus cuadros y la administración desarrolla sus cuadros, ayudada por el partido. Estas cuestiones son fundamentales. Un buen cuadro político no se le debe quitar al partido; un buen cuadro de las organizaciones de masas no se le debe quitar a las organizaciones de masas, porque si no, siempre tendremos débiles aparatos con esa política. Esa podría llamarse la política del "culto a la administración". Esto independientemente, compañeros, de que convertía al partido en un trampolín y, por lo tanto, creábamos el caldo de cultivo -repito la palabra- del oportunismo, puesto que si cada vez que se iba a seleccionar un administrador, un trabajo mejor remunerado, tenía que salir del núcleo y este se convertía en el camino, íbamos a tener a los oportunistas a las puertas del núcleo, como un
camino cómodo para mejorar. ¿Cómo nos libraremos de los oportunistas? Cuando el núcleo entrañe, al mismo tiempo que una gran responsabilidad y un gran honor, un puesto de sacrificio.
Se daba el caso, por ejemplo, que en un municipio el partido consideraba que un cuadro de una organización de masa no era bueno, y sin contar con nadie lo sustituía. El partido debe discutir con la organización de masa, al nivel local o al nivel superior, pero no debe suplantar.
En aquella ocasión nosotros planteamos que la organización política se estaba convirtiendo en una especie de coyunda, porque no era solo el trampolín para la administración sino, al mismo tiempo, una intervención constante en la administración, una suplantación constante de la administración.
Ahora el partido dirige en esa localidad, para las tareas que le corresponden al partido, a las organizaciones de masa, y fiscaliza su trabajo a nivel local, y a nivel provincial y a nivel nacional [...]
El núcleo pretendía, o el secretario del núcleo pretendía sustituir al administrador, no sustituirlo en el cargo sino dictarle lo que tenía que hacer. Y nosotros planteamos que la administración era responsable y que para exigírsele responsabilidad debía tener atribuciones. Eso era muy correcto. ¿Pero qué ocurrió? ¿Qué ha ocurrido en este proceso una vez que se aclaró ese problema y se aclaró de una manera correcta, cuando se estableció cuáles eran las funciones del núcleo? Que algunos administradores pretendieron convertirse en "coyundas" del partido. Es decir, aplicarle al partido métodos también equivocados. ¿Con malas intenciones? No. ¿Por tener un mal concepto de los núcleos? No. Lo curioso es que era por todo lo contrario: por tener un buen concepto de los núcleos. Nuestras comisiones llegaban a un centro de trabajo, organizaban un núcleo, y a los pocos días el administrador de la empresa o del consolidado sacaba un obrero de aquel núcleo y lo mandaba de jefe a una unidad, y le daba tal cargo; y empezaron a desbaratar núcleos. Entonces, discutimos, y se estableció que los administradores no podían disponer de un miembro del partido en esa forma, ni para nombrarlo administrador ni para trasladarlo, sin discutirlo con la seccional. Es decir que en una ocasión fue necesario defender la administración contra métodos erróneos, y ahora hay que defender al partido contra métodos erróneos de la administración. [...] [...] Los compañeros del núcleo no pueden ser ni ascendidos ni trasladados fuera de un centro sin discutir con el partido [...] El partido no debe sustituir la función ni de la administración ni de las organizaciones de masas. […] La administración pública es un aparato de la vanguardia revolucionaria. El partido dirige las organizaciones de masas en los distintos niveles. Es decir: dirige nacionalmente. Y en las provincias el partido dirige también las organizaciones de masas sin interferir las funciones que se le asignen nacionalmente a una organización de masa, sin desconocer a la organización de masa, ni la jerarquía dentro de la organización.
[...] El pueblo debe tener sus administradores, y buenos administradores. Administradores responsables. Tiene que saber escogerlos de entre la masa de los trabajadores, por sus cualidades. El partido no suplanta a la administración pública, sino que la ayuda, la apoya. Facilita el desarrollo de sus cuadros. El partido no debe sustituir la función, ni de la administración, ni de las organizaciones de masas. Es muy importante que tengamos estas ideas claras, porque si no se produce la suplantación y la consiguiente anemización de esas organizaciones. Y el partido no administra directamente. Es la vanguardia, la organización que reúne a los obreros más avanzados, más revolucionarios. La espina dorsal de la Revolución. Si un secretario de una seccional se dedica a administrar, a realizar funciones que corresponden a la administración, abandona el partido y las tareas que tiene que realizar dentro del partido incesantemente. Y la más importante tarea es la política, no se olviden de eso. La experiencia nos lo enseña en todas partes. A veces en una zona se ha hecho un gran esfuerzo de trabajo, de desarrollo económico, pero no hay un buen aparato político, y la zona es débil. Dondequiera que vemos incesantemente que hace falta el revolucionario, que hace falta la organización política. Donde hay una buena organización política todo marcha. Nosotros no podemos permitimos ahora el lujo de no tener una buena organización política en todos los rincones del país. El cuadro político está siempre alerta, estudiando, analizando, explicando. ¿Qué hay un problema que no se puede resolver? Se explica, se le explica a la masa, porque el pueblo entiende. ¿Qué le va a pedir el pueblo a los revolucionarios? ¿Que hagan lo que no pueden? ¡No! Les pedirá que hagan lo que sí pueden. Cuando al pueblo se le explica una dificultad y se le razona, lo entiende. El cuadro político debe estar inmediatamente para resolver lo que se pueda resolver, para explicar lo que no se pueda resolver, para gestionar, para
hablar, para alertar. Si en un rincón del país hay una mala distribución, o una mala producción, o cualquier problema, la dirección política no tiene que enterarse por medio de un vecino de allí que lo diga. Para eso está el partido ojo atento a todos los problemas, trabajando con las masas, impulsando todo lo que pueda impulsar, explicando, resolviendo, gestionando, advirtiendo a los organismos superiores. Por eso la función del aparato político de la Revolución es fundamental. Pero es producto de la selección, es una organización de selección. No es cuestión de cantidad, sino de calidad. ¿cómo van a mover a las masas? Precisamente, por medio de las organizaciones de masas, porque nosotros hemos desarrollado poderosas organizaciones. He ahí el interés del partido en que las organizaciones de masas se desarrollen, porque el partido se apoya en las organizaciones y por eso procura que las organizaciones de masas estén bien, que funcionen bien los sindicatos, la Federación de Mujeres, los Comités de Defensa, los estudiantes, las organizaciones campesinas, porque se apoya en todos ellos para su trabajo. Si una organización está débil, el partido tendrá un brazo débil [...] [...] Este será para nuestro partido un día histórico: el día de la primera reunión de masas de nuestro Partido Unido, producto de la más estrecha hermandad y unión de todas las fuerzas revolucionarias, de todos los revolucionarios, cada vez más y más identificados en la causa que defendemos. Muchos de nosotros, años atrás, marchábamos en distintas organizaciones. Hoy marchamos en una sola organización. Tuvimos nuestra historia individual, nuestras participaciones pasadas, hasta un día en que empezamos todos juntos a hacer la gran historia de la patria. El tiempo nos unirá cada vez más y más. ¿Por qué? Porque los años que tenemos por delante, y los años de Revolución que tenemos por delante son muchos más que los años de Revolución que tenemos por detrás. [...] [...] Lo que hay que ver es la gran historia que estamos haciendo todos juntos; la gran historia que tenemos por delante. Su magnitud, su importancia supera a todo lo de atrás. Y dentro de 1O, de 20, de 30 años, no se hablará de los que estuvieron en tal o cual organización sino se hablará de los que se unieron, y se hablará de la grande, la formidable organización que une a todos, que agrupa a todos y que marcha al frente de la columna, se hablará de los hombres y mujeres que organizaron el Partido Unido de la Revolución Socialista de Cuba.
”...No, señores imperialistas. Nosotros sabemos lo que somos y sabemos que somos una idea y que tenemos la fuerza de una idea, idea que ustedes -señores imperialistas- no podrán derrotar...” w w w. d e b a t e s o c i a l i s t a . o rg
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Frank Llegas En la línea de la justa y equitativa distribución de la riqueza no debe haber límites. Tampoco debe haberlos en la necesaria participación del pueblo, a través del Estado Socialista, en sus sectores económicos medulares. Por ello está plenamente justificado el fomento de la propiedad social y nuestra intervención en todos los sectores estratégicos de la Nación. Es así como en la actualidad participamos en petróleo, gas, petroquímica, siderúrgica, electricidad, telecomunicaciones, construcción (cemento), transporte, agricultura, finanzas y alimentos, entre otros servicios diversos. Y es que, pese a las críticas y ataques del capital-feudalismo antinacional, la Revolución Bolivariana despliega su principal músculo socio-económico y financiero: Petróleos de Venezuela, para sembrar conciencia socialista, apalancar el desarrollo, consolidar la integración y garantizar altos grados de soberanía nacional. Se avanza en la socialización de la renta petrolera y en la promoción de la propiedad social. La Revolución valoriza el recurso natural (hidrocarburos), diversificando y fortaleciendo las distintas fases del negocio. Además, resguarda las empresas básicas, algunas cedidas tras el auge privatizador de la otrora cuarta república. También asegura nuestra soberanía alimentaria, vigoriza las telecomunicaciones y rescata el 10
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medular sector eléctrico de las garras Teóricos del Socialismo señalan que del imperialismo y las transnacionales, "la nacionalización socialista lesionadoras de nuestra decisión de ser constituye una necesidad objetiva, una un país independiente y soberano. importantísima parte integrante del proceso revolucionario que lleva del Con las recientes nacionalizaciones capitalismo al Socialismo, y se y las que aún están por venir, con la desprende de las exigencias de la ley participación del Estado en sus de la correspondencia entre las sectores económicos cardinales, relaciones de producción y el carácter estamos recuperando la propiedad de las fuerzas productivas… la social sobre los medios de producción nacionalización socialista liquida la y, por ende, transitando el camino propiedad capitalista y la de los hacia una verdadera sociedad de terratenientes sobre los medios de iguales, donde los recursos se orienten producción, acaba con el dominio hacia el bienestar del pueblo; donde se político de las clases explotadoras y garantice productividad, eficiencia y crea el tipo socialista de economía… pulcritud en el proceso económico, y las vías, los métodos y los ritmos con donde se resguarden los valores de la que se nacionalizan los medios de solidaridad, combatividad, humanidad producción dependen de las e inclusividad propios del Socialismo. condiciones históricas concretas y pueden ser diferentes en los distintos Nacionalizar no es promover el países". capitalismo de Estado, categoría con la cual tratan de confundir a los Con nuestras particularidades, con revolucionarios. La nacionalización nuestras características propias de una socialista es el acto mediante el cual sociedad rentista, sin más límites que una industria o servicio pasa a manos el de alcanzar el bien común y de la sociedad. Es la reversión del teniendo siempre como norte de absurdo, de la propiedad "privada" y la actuación la siembra petrolera y la explotación. Este proceso significa que política de soberanía plena sobre el pueblo se empodera, que rompe sus nuestros recursos, avancemos cadenas, que asume la propiedad y el indefectiblemente hacia el Socialismo, control de las actividades que antes se vale decir, con conciencia social hacia hallaban en poder de particulares. Es estadios superiores de dignidad y de por ello que la propiedad social bienestar para nuestro pueblo. siempre ha sido defendida por los Convirtamos en propiedad social, lo socialistas, como un medio para que hoy ostentan las clases garantizar justicia y equidad en la explotadoras y, a la par, fortalezcamos partición de bienes y servicios a toda la la propiedad de los pequeños población o también por razones de productores, de los obreros y de los tipo estratégico. campesinos.
El Partido Socialista se presenta en el Congreso de Milán con 80.000 inscritos. Puede ser útil un pequeño razonamiento sobre las cifras, más que cualquier razonamiento teórico, para tener una exacta comprensión de la naturaleza y de las actuales funciones del Partido Socialista Italiano. Desde el Congreso de Liorna, el Partido Socialista se halla integrado por 98.000 comunistas unitarios y 14.000 reformistas, es decir, 112.000 inscritos. Después de Liorna han entrado en el Partido por lo menos 15.000 nuevos miembros; si hoy los inscritos son 80.000 quiere decir que de los 112.000 votantes en Liorna, 47.000 se han marchado; los 65.000 restantes con los 15.000 nuevos constituyen los actuales efectivos de 80.000. En el Congreso de Liorna los comunistas unitarios eran 98.000; la actual fracción maximalista unitaria continuadora de aquella comunista unitaria, tendrá en el Consejo de Milán de 45 a 50.000 votos; está claro que los 47.000 salidos del Partido Socialista después de Liorna son en casi su totalidad comunistas unitarios. La calidad de los actuales 80.000 inscritos puede comprenderse a través de este pequeño razonamiento. El Partido Socialista administra actualmente cerca de 2.000 comunas y 10.000 entre ligas, Cámaras de trabajo, cooperativas y mutualidades. Si se tienen en cuenta las minorías comunales y de los Consejos provinciales, es lícito calcular a una media de 16 consejeros por 2.000 comunas administradas en mayoría; esto es, resulta que un partido de 80.000 inscritos cuenta con 32.000 consejeros comunales. Para las 10.000 organizaciones económicas no es exagerado calcular (también teniendo en cuenta los cargos múltiples) tres funcionarios inscritos por cada una; tenemos así un partido de 80.000 inscritos, que sobre los 32.000 consejeros, tendrá bien 32.000 funcionarios de ligas, cooperativas y mutualidades. Así pues, de 80.000 inscritos, 62.000 son miembros estrechamente ligados a una posición económica o política, quedando solamente 18.000 miembros desinteresados. Esta composición explica suficientemente cómo ocurre que el Partido Socialista, aunque no representa ya las aspiraciones y los sentimientos de las masas trabajadoras, continúa aparentemente siendo un partido de masas. La historia está llena de fenómenos similares. El reino de los Borbones en Nápoles era "negación de Dios" hasta 1848; no obstante, subsistió hasta 1860 porque tenía un cuerpo de funcionarios que estaba entre los mejores de Italia; de 1848 a 1860, el Estado borbónico fue una pura y simple organización de funcionarios, sin consenso en ninguna clase de la población, sin vida interior, sin un fin histórico que justificase su existencia. El imperio del zar había demostrado en 1905 estar muerto y putrefacto históricamente; tenía contra sí al proletariado industrial, los campesinos, la pequeña burguesía intelectual, los comerciantes, la enorme mayoría de la población. De 1905 a 1917, el imperio del zar vivió solamente porque tenía una burocracia formidable, vivió solamente como organización de funcionarios estatales, sin contenido
ético, sin una misión de progreso civil que le justificara la existencia. El Estado de Austria-Hungría es el tercer ejemplo, y quizás el más educativo, que ofrece la historia. Estaba dividido en razas enemigas entre sí, como hoy son enemigas entre sí las diversas tendencias del Partido Socialista, pero continuaba viviendo, cementado unitariamente por una sola categoría de ciudadanos, la casta de los funcionarios. En la política internacional, el Estado de los Borbones, el imperio del zar, el imperio de los Habsburgo representaban todavía toda la población y pretendían expresar su voluntad y sentimientos. También hoy el Partido Socialista, organización de 62.000 funcionarios en la clase trabajadora, pretende expresar su voluntad y sus sentimientos. Esta composición del Partido Socialista justifica nuestro escepticismo sobre el resultado del Congreso de Milán. Solamente entre 18.000 miembros desinteresados es posible que haya influido una discusión política; los otros 62.000 razonan sólo desde el punto de vista de su empleo y de su cargo. Una escisión a la derecha pondrá en peligro la mayoría de los Consejos municipales, una escisión entre funcionarios sindicales, de cooperativas o de mutualidades pondría en peligro la situación de cada uno; los 62.000 son, por tanto, unitarios hasta el fondo, hasta la extrema vergüenza. Por tanto, creíamos destinado al fracaso el intento de Maffi, Lazzari, Riboldi para una aproximación a la Internacional Comunista; los tres pueden influir solamente en 18.000 de los 82.000 inscritos en el Partido Socialista; en la mejor de las hipótesis podrían arrancar de este partido 10.000 miembros, ya la nueva escisión no tendría ninguna importancia política. La verdad es que el Partido Socialista está ya muerto y putrefacto; un partido obrero que de 80.000 miembros tiene 62.000 funcionarios es solamente una excrecencia morbosa de la colectividad nacional. El fenómeno es, sin embargo, rico en enseñanzas para los militantes comunistas; si es cierto que el Partido Socialista, aunque muerto como conciencia política del proletariado, sigue viviendo como aparato organizativo de las grandes masas, ello indica la importancia considerable que en la civilización moderna tienen los "funcionarios". Para el Partido Comunista, el problema de convertirse en el partido de las grandes masas y, por consiguiente, partido del gobierno revolucionario, no consiste solamente en resolver la cuestión de interpretar fielmente las aspiraciones populares, significa también resolver la cuestión de sustituir los funcionarios contrarrevolucionarios con funcionarios comunistas; significa, por consiguiente, crear un cuerpo de funcionarios comunistas, que, sin embargo, a diferencia de los socialistas, estén estrechamente disciplinados y subordinados al Congreso y al Comité Central del Partido. De esta verdad, poco simpática aparentemente, deben convencerse especialmente nuestros jóvenes; la realidad es como es, algo rebelde, y debe dominarse con los medios adecuados, aunque parezcamos poco revolucionarios y poco simpáticos.
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Este pequeño libro está destinado a iniciar a los militantes del Partido, en el amplio y riquísimo acervo de las ideas marxistasleninistas. La elección de los temas es simple y efectiva. Se trata de un capítulo del Manual de marxismo-leninismo de Otto V. Kuusinen y de una serie de discursos de Fidel Castro. La selección es buena porque en el capítulo del Manual de marxismo-leninismo se sintetiza la experiencia de los partidos hermanos y se da un esquema general de lo que debe ser y cómo debe actuar un partido marxistaleninista, y en la sucesión de discursos del compañero Fidel se ve desfilar la historia política de nuestros país a través de las palabras en algunos casos autobiográficos, del dirigente de la Revolución. Las dos cosas están íntimamente ligadas, la teoría general como expresión de las experiencias del Partido Comunista de la Unión Soviética y de los partidos marxistaleninistas de toda la humanidad y la aplicación práctica de estas ideas generales a nuestras especiales características. De las peculiaridades que dan el marco al desarrollo de los acontecimientos sociales en esta región del mundo, no debe inferirse que existan excepciones históricas; simplemente, en el marco general de la teoría, hija de la experiencia, cabe el caso específico de la situación cubana que agrega nuevas experiencias al movimiento obrero del mundo. El manual nos enseña con meridiana claridad qué es un partido marxista leninista: "personas fundidas por una comunidad de ideas que se agrupan para dar vida a las concepciones marxistas, es decir, para llevar a cabo la misión histórica de la clase obrera." Explica además cómo un partido no puede vivir aislado de la masa, cómo debe estar en permanente contacto con ella, cómo debe ejercer la crítica y la autocrítica y ser muy severo con sus propios errores; cómo no debe basarse solamente en conceptos negativos de lucha contra algo, sino también en conceptos positivos de lucha por algo, cómo los partidos marxistas no pueden cruzarse de brazos esperando que las condiciones objetivas y subjetivas, formadas a través del complejo mecanismo de la lucha de clases, alcancen todos los requisitos necesarios para que el poder caiga en manos del pueblo como una
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fruta madura. Enseña el papel dirigente y catalizador de este partido, vanguardia de la clase obrera, dirigente de su clase, que sabe mostrarle el camino el triunfo y acelerar el paso hacia nuevas situaciones sociales. Insiste en que aún en los momentos de reflujo social, es necesario saber retroceder y mantener firmes los cuadros para apoyarse en la próxima ola y avanzar más lejos, hacia el fin fundamental del partido en la primera época revolucionaria, que es la obtención del poder. Y es lógico que este partido lo sea de clase. Un partido marxista-leninista mal podría ser de otra manera; su misión es buscar el camino más corto para lograr la dictadura del proletariado y sus militantes más valiosos, sus cuadros dirigentes y su táctica salen de la clase obrera. No puede concebirse que la construcción del socialismo se inicie con un partido de la clase burguesa, con un partido que tuviera entre sus integrantes una buena cantidad de explotadores y éstos fueran encargados de fijar su línea política. Evidentemente, una agrupación de ese tipo sólo puede dirigir la lucha en una etapa de liberación nacional, hasta ciertos niveles y en determinadas circunstancias. En el momento siguiente, la clase revolucionaria se convertiría en reaccionaria y se establecerían nuevas condiciones que obligarán a la aparición del partido marxista-leninista como dirigente de la lucha revolucionaria. Y ya, en América al menos, es prácticamente imposible hablar de movimientos de liberación dirigidos por la burguesía. La Revolución cubana ha polarizado fuerzas; frente al dilema pueblo o imperialismo, las débiles burguesías nacionales eligen el imperialismo y traicionan definitivamente a su país. Se pierde casi totalmente la posibilidad de que en esta parte del mundo se produzca un tránsito pacífico al socialismo. Si el partido marxista-leninista es capaz de prever las etapas históricas a sobrevenir y es capaz de convertirse en bandera y vanguardia de un pueblo aún antes de haber liquidado la etapa de liberación nacional -tratándose de nuestros países colonizados- entonces ese partido habrá cumplido una doble misión histórica y podrá afrontar las tareas de la construcción del socialismo con más fuerza, con más prestigio entre las masas. Luego vienen la experiencia cubana;
experiencia rica por todo lo que tiene de nuevo, por todo lo que tiene de vigoroso en esta época de desarrollo de la revolución americana y también por lo rico en enseñanzas que son sus errores, analizados y corregidos públicamente, en contacto con las masa y ante el juicio de la opinión pública. Particularmente importantes son los discursos del compañero Fidel referidos al Partido Unido de la Revolución Socialista y a los métodos de trabajo empleados en las ORI que marcan dos etapas fundamentales de nuestro desarrollo. En la primera se expresa la confusión franca de un revolucionario cabal que ha llegado al pináculo del camino ascendente de la evolución de su pensamiento y proclama sin dudas, ante el mundo, su profesión de marxista-leninista. Pero lo hace, no como una simple afirmación verbal, sino mostrando los rasgos, los hechos más salientes de la evolución del dirigente, de la evolución del movimiento y del Partido hacia una conjugación destinada a integrar el Partido Unido de la Revolución Socialista. Analizándose a sí mismo, el compañero Fidel reconoce la cantidad de concepciones regresivas que el medio había inculcado en él; cuenta cómo instintivamente fue luchando contra esas concepciones y forjándose en la lucha, cuenta de sus dudas y explica el por qué de esas dudas y cómo se resolvieron. Es esta etapa el Movimiento 26 de Julio constituía algo nuevo, muy difícil de definir; Fidel Castro, héroe del Moncada, prisionero de Isla de Pinos, entrena un grupo de expedicionarios que tiene como misión alcanzar las costas de Oriente, iniciar el incendio revolucionario de la provincia y separarla del resto de la isla en un primer momento o avanzar inconteniblemente, de acuerdo con las condiciones objetivas, hasta la propia Habana, en una sucesión de victorias más o menos sangrientas. La realidad golpeó sobre nosotros; no estaban dadas todas las condiciones subjetivas necesarias para que aquel intento cristalizara, no se habían seguido todas las reglas de la guerra revolucionaria que después aprenderíamos con nuestra sangre y la sangre de nuestros hermanos en dos años de dura lucha. Fuimos derrotados y allí comenzó la más importante historia de nuestro movimiento. Allí se mostró su verdadera fuerza, su verdadero mérito histórico; nos
dimos cuenta de los errores tácticos cometidos y de que faltaban algunos factores subjetivos importantes; el pueblo tenía conciencia de la necesidad de un cambio, faltaba la certeza de su posibilidad. Crearla era la tarea, y en la Sierra Maestra comienza el largo proceso que sirve de catalizador al movimiento entero de la Isla y que va provocando huracanes ininterrumpidos, incendios revolucionarios ininterrumpidos en todo el territorio. Se empieza a demostrar con los hechos que el Ejército Revolucionario, con la fe y el entusiasmo del pueblo correctamente encaminados, en condiciones favorables para la lucha, puede ir aumentando su fuerza mediante el adecuado uso de las armas y destruir un día el ejército enemigo. Esa es una gran lección en nuestra historia. Antes de lograr el triunfo, ha ido cambiando la correlación de fuerzas hasta convertirse en inmensamente favorable al movimiento revolucionario; se han creado las condiciones subjetivas necesarias para realizar el cambio y provocado la crisis de poder esencial para el mismo. Se da una nueva experiencia revolucionaria a América, se demuestra cómo las grandes verdades del marxismo-leninismo se cumplen siempre; en este caso, que la misión de los dirigentes y de los partidos es la de crear todas las condiciones necesarias para la toma de poder y no convertirse en nuevos espectadores de la ola revolucionaria que va naciendo en el seno del pueblo. Al mismo tiempo, al mostrar la necesidad de que los núcleos armados que defienden la soberanía popular están a cubierto de sorpresas, de ataques, de aniquilamientos, indica la importancia de que la lucha armada tenga por escenario los terrenos más favorables a la guerra de guerrillas, es decir, los lugares más accidentados de las zonas rurales. Ese es otro aporte de la Revolución a nuestra lucha de emancipación americana; del campo se va a la ciudad, de menos a mayor, creando el movimiento revolucionario que culmina en La Habana. En otra parte Fidel expresa claramente: condición esencial del revolucionario es saber interpretar la realidad. Refiriéndose a la huelga de abril, explica cómo no supimos interpretarla en ese momento y por ello sufrimos una catástrofe. ¿Por qué se declara la huelga de abril? Porque había en el seno del movimiento una serie de contradicciones que nosotros llamamos de la Sierra y del Llano y que se hacía patentes a través del análisis de los elementos considerados fundamentales para decidir la luchas armada, los que eran diametralmente diferentes en cada una de las alas.
La Sierra estaba dispuesta a derrotar al ejército cuantas veces fuera necesario, ir ganándole batalla tras batalla, conquistando sus armamentos y llegar algún día a la toma total del poder sobre la base de su Ejército Rebelde. El Llano era partidario de la lucha armada general en todo el país con un epílogo de huelga general revolucionaria que expulsara a la dictadura batistiana y sentara la autoridad de los "civiles" como gobernantes convirtiendo al nuevo ejército "apolítico". El choque de esta tesis es continuo y no es lo más adecuado para la unidad de mando que se requiere en momentos como éste. La huelga de abril es preparada y decretada por el Llano con la anuencia de la dirección de la Sierra que no se siente capaz de impedirla, aunque tiene serias dudas sobre su resultado y con las expresas reservas del PSP que advierte el peligro a tiempo. Los comandantes revolucionarios van al Llano para ayudarla y así Camilo Cienfuegos, nuestro inolvidable Jefe del Ejército, empieza a hacer sus primeras incursiones en la zona de Bayamo. Estas contradicciones tienen una raíz más honda que las discrepancias tácticas: el Ejército Rebelde ya es ideológicamente proletario y piensa en función de clase desposeída; el Llano todavía sigue pequeño burgués, con futuros traidores en su dirección y muy influenciado por el medio en que se desenvuelve. Era una lucha menos por el control interno, en el marco de la gran lucha revolucionaria por el poder. Los recientes acontecimientos de Argelia se explican claramente por analogía con la Revolución cubana: el ala revolucionaria no se deja desplazar del poder y lucha conquistándolo íntegro, el Ejército de Liberación es el representante genuino de la revolución que triunfa. Los choques se suceden periódicamente y solamente se logra la unidad de mando (todavía no acatada por todos, sin embargo) cuando Fidel es nombrado Primer Ministro, algunos meses después de logrado el triunfo de la Revolución. Hasta ese momento ¿qué habíamos hecho?; habíamos adquirido, como dijera Fidel, el derecho a empezar. Sólo habíamos culminado una etapa que se basaba en la lucha a muerte contra el sistema establecido en Cuba, representado en el dictador Batista, pero el hecho de seguir consecuentemente una línea revolucionaria tendente a mejorar el estado de nuestra sociedad y liberarla lo más posible de todas la trabas económicas, nos llevaba por fuerza a una lucha frontal con el imperialismo. Para el desarrollo y profundización de nuestra ideología, el imperialismo ha sido un
factor muy importante; cada golpe que nos daba precisaba una respuesta; cada vez que reaccionaban los yanquis, con su soberbia habitual, tomando alguna medida contra Cuba, nosotros teníamos que tomar la contramedida necesaria y de esta manera iba profundizándose la Revolución. El Partido Socialista Popular entraba en este frente y los compañeros de vieja militancia revolucionaria y los compañeros que llegaban al poder a través de la luchas en la Sierra empezaban una tarea de fusión. Ya en ese momento Fidel advertía contra algunos peligros del sectarismo y criticaba al que restregara en la nariz de otros los 15 o 20 años de militancia y el sectarismo de las barbas en la Sierra o del tiratiros de la ciudad. En la época de la lucha armada había un grupo de compañeros que trataban de defender al movimiento del aparente caudillismo del compañero Fidel y cometieron el mismo error, que se repitiera después en la época del sectarismo, de confundir los grandes méritos del dirigente, los grandes méritos del líder de la Revolución y sus innegables dotes de mando, con el individuo cuya única preocupación era asegurarse el apoyo incondicional de los suyos y establecer un sistema de caudillaje. Fue una lucha de principios falsos llevada por un grupo de compañeros, lucha que no terminó siquiera el primero de enero o el momento en que Fidel asumiera el cargo de Primer Ministro, sino mucho después, cuando el ala derecha del 26 de Julio era destrozada. Así cayeron, por oponerse a la voluntad popular, Urrutia, Miró Cardona, Ray, Hubert Matos, David Salvador y tantos otros traidores. Surge, después de la victoria total contra el ala derecha, la necesidad de estructurar un partido: el Partido Unido de la Revolución, exponente del marxismo leninismo en las condiciones de Cuba. Debiera ser un organismo ligado a las masas y por cuadros estrictamente seleccionados, de una organización centralizada y elástica a la vez y, para todo ello, confiábamos ciegamente en la autoridad ganada en muchos años de lucha por el Partido Socialista Popular, haciendo dejación casi total de nuestros criterios organizativos. De esta manera se fueron creando una serie de condiciones para que madurara el fruto del sectarismo. En el proceso de estructuración, el compañero Aníbal Escalante se encargaba de la organización y comenzaba una etapa negra aunque, felizmente, muy corta, de nuestro desarrollo. Se erraba en los métodos de dirección; el Partido perdía sus cualidades esenciales de ligazón a las masas, del ejercicio
”...un partido no puede vivir aislado de la masa, cómo debe estar en permanente contacto con ella, cómo debe ejercer la crítica y la autocrítica y ser muy severo con sus propios errores; cómo no debe basarse solamente en conceptos negativos de lucha contra algo, sino también en conceptos positivos de lucha por algo, cómo los partidos marxistas no pueden cruzarse de brazos esperando que las condiciones objetivas y subjetivas, formadas a través del complejo mecanismo de la lucha de clases, alcancen todos los requisitos necesarios para que el poder caiga en manos del pueblo como una fruta madura. Enseña el papel dirigente y catalizador de este partido, vanguardia de la clase obrera, dirigente de su clase, que sabe mostrarle el camino el triunfo y acelerar el paso hacia nuevas situaciones sociales. Insiste en que aún en los momentos de reflujo social, es necesario saber retroceder y mantener firmes los cuadros para apoyarse en la próxima ola y avanzar más lejos, hacia el fin fundamental del partido en la primera época revolucionaria, que es la obtención del poder...” w w w. d e b a t e s o c i a l i s t a . o rg
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”...ya, en América al menos, es prácticamente imposible hablar de movimientos de liberación dirigidos por la burguesía. La Revolución cubana ha polarizado fuerzas; frente al dilema pueblo o imperialismo, las débiles burguesías nacionales eligen el imperialismo y traicionan definitivamente a su país. ...” del centralismo democrático y del espíritu de sacrificio. Recurriendo a veces, a verdaderos malabarismos se colocaban gentes sin experiencia y sin méritos en lugares dirigentes, por el hecho de haberse acomodado a la situación imperante. Las ORI pierden su función de motor ideológico -y de control de todo el aparato productivo a través de esta función- y pasa a ser un aparato administrativo; en estas condiciones, los llamados de alerta que debían venir de las provincias, explicando la serie de problemas que allí existían, se perdían, porque quienes debían analizar el trabajo de los funcionarios administrativos eran precisamente los dirigentes del núcleo que cumplían una doble función de partido y de administración pública. La etapa de los conceptos equivocados, de las equivocaciones garrafales y de los trasplantes mecánicos ha finalizado, afortunadamente. Las viejas bases en que se fundara este engendro sectario se han roto. Frente a los interrogantes, la decisión de la Dirección Nacional presidida por Fidel fue volver a las masas, recurrir a las masas, y así se estableció el sistema de consulta de todos los centros de trabajo para la elección de los obreros ejemplares por la masa, la posibilidad de ser seleccionados para integrar los Núcleos del Partido, de un partido íntimamente unido a ellas. Como parte de los cambios del Partido se reformó el sistema de educación, premiando con ella, no como en momentos pasados, a los amigos, a los "claros", a los "bachilleres del marxismo", sino a los mejores trabajadores, a los hombres que han demostrado con su actitud frente a la Revolución, con su trabajo diario y su entusiasmo y espíritu de sacrificio las superiores dotes de miembro del partido dirigente. De acuerdo con eso se han cambiado todos los criterios y empieza una nueva época de vigorización del Partido y de los métodos. Se abre ante nosotros un amplio y luminoso camino de construcción socialista en la que al Partido le toca la tarea de conducción. Esa conducción no será la de la orden mecánica y burocrática, la del control estrecho y sectario, la del mandar hacer, la del consejo que debe seguirse en cuanto a expresión verbal y no por constituir un ejemplo vivo, la del privilegio de las ideas o de la historia pasada. El partido del futuro estará íntimamente unido a las masas y absorberá de ellas las grandes ideas que después se plasmarán en
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directivas concretas; un partido que aplicará rígidamente su disciplina de acuerdo con el centralismo democrático y, al mismo tiempo, donde existan, permanentes, la discusión, la crítica y la autocrítica abiertas, para mejorar el trabajo continuamente. Será en esta etapa un partido de cuadros, de los mejores, y éstos deberán cumplir su tarea dinámica de estar en contacto con el pueblo, transmitir las experiencias hacia las esferas superiores, transmitir a las masas las directivas concretas y ponerse en marcha al frente de éstas. Primeros en el estudio, primeros en el trabajo, primeros en el entusiasmo revolucionario, primeros en el sacrificio; en todo momento los más buenos, más puros, más humanos que todos los otros, deben ser los cuadros de nuestro partido. Porque hay que recordar siempre que el marxista no es una máquina automática y fanática dirigida, como un torpedo, mediante un servomecanismo hacia un objetivo determinado. De este problema se ocupa expresamente Fidel en una de sus intervenciones[11 de abril de 1962]: "¿Quién ha dicho que el marxismo es la renuncia de los sentimientos humanos, al compañerismo, al amor al compañero, al respeto al compañero, a la consideración al compañero? ¿Quién ha dicho que el marxismo es no tener alma, no tener sentimientos? Si precisamente fue el amor al hombre lo que engendró el marxismo, fue el amor al hombre, a la humanidad, el deseo de combatir la desdicha del proletariado, el deseo de combatir la miseria, la injusticia, el calvario y toda la explotación sufrida por el proletariado, lo que hace que de la mente de Carlos Marx surja el marxismo cuando precisamente podía surgir el marxismo, cuando precisamente podía surgir una posibilidad real y más que una posibilidad real, la necesidad histórica de la Revolución social de la cual fue intérprete Carlos Marx. Pero, ¿qué lo hizo ser ese intérprete sino el caudal de sentimientos humanos de hombres como él, como Engels, como Lenin?" Esta apreciación de Fidel es fundamental para el militante del nuevo partido, recuérdenlo siempre, compañeros, grábenselo en la memoria como su arma más eficaz contra todas las desviaciones. El marxista debe ser el mejor, el más cabal, el más completo de los seres humanos pero, siempre, por sobre todas las cosas, un ser humano; un militante de un partido que vive y vibra en contacto con las masas; un orientador que plasma en
directivas concretas los deseos a veces oscuros de la masa; un trabajador incansable que entrega todo a su pueblo; un trabajador sufrido que entrega sus horas de descanso, su tranquilidad personal, su familia o su vida a la Revolución, pero nunca es ajeno al calor del contacto humano. En el terreno internacional nuestro Partido tendrá deberes importantísimos; como el primer país socialista de América, un ejemplo a seguir por otros países, una experiencia viva para se captada por los demás partidos hermanos; una experiencia viviente, repetida y cambiante, que muestra a la luz del conocimiento público todos sus aciertos y sus errores. En esta forma su ejemplo es más didáctico y no tiene la aspiración de ser elevado solamente ante quienes han hecho profesión de fe del marxismo-leninismo, sino ante las masas populares de América. La Segunda Declaración de La Habana es una guía para el proletariado, el campesinado y los intelectuales revolucionarios de América; nuestra propia actitud será guía permanente. Debemos ser dignos de ese lugar que tenemos, debemos trabajar todos los días pensando en nuestra América y fortalecer más y más las bases de nuestro estado, su organización económica y su desarrollo político, para poder también, al mismo tiempo que nos superamos internamente, convencer más y más a los pueblos de América de la posibilidad práctica de iniciar el camino del desarrollo socialista, en la etapa actual de correlación de fuerzas internacionales. Todo esto sin olvidarnos de que nuestra capacidad emocional frente a los desmanes de los agresores y los sufrimientos de los pueblos, no puede estar limitada al marco de América, ni siquiera al marco de América y los países socialistas juntos; debemos practicar el verdadero internacionalismo proletario, recibir como afrenta propia toda agresión, toda afrenta, todo acto que vaya contra la dignidad del hombre, contra su felicidad en cualquier lugar del mundo. Nosotros, militantes de un partido nuevo, en una nueva región liberada del mundo y en nuevas situaciones, debemos mantener siempre en alto la misma bandera de dignidad humana que alzara nuestro Martí, guía de muchas generaciones, presente hoy con su frescura de siempre en la realidad de Cuba: "Todo hombre verdadero debe sentir en la mejilla el golpe dado a cualquier mejilla de hombre."
LIBROS POR ENTREGA Esta modalidad de presentación de textos, utilizada con profusión por los clásicos, ha sido muy útil para la difusión y estudio de las ideas revolucionarias. Hoy, en Debate Socialista, retomamos esta modalidad. La abrimos presentando el trabajo del Che Guevara editado por Ocean Sur y el Centro de Estudios Che Guevara "Síntesis Biográfica de Marx y Engels" texto hasta ahora inédito, escrito por el Che Guevara después de la contienda internacionalista del Congo. Es una biografía en la que se refleja la esencia humanista de los fundadores del marxismo, así como el contexto y las reflexiones que sobre sus obras hiciera el Che. FRAGMENTO 9 En el reflujo revolucionario posterior a la Comuna de París naufragó la primera asociación internacional de obreros, no sin antes provocar la alarma de los reaccionarios que comenzaron a tomar rápidas medidas de contención(1). El conflicto franco-alemán y la subsiguiente Comuna de París demostrarían palpablemente la índole de las guerras burguesas. Los alemanes victoriosos y los explotadores franceses, vencidos, no tuvieron empacho en unirse para liquidar a sangre y fuego el primer intento serio del proletariado por "asaltar el cielo", según frase de Marx. La guerra franco-prusiana comenzó el 19 de julio de 1870 y ya el 23 el Consejo General de la Internacional publicó un llamamiento especial, redactado por Marx, en el que se alertaba a los obreros de Europa sobre el carácter y los fines de la contienda. Después de Sedán, Marx no consideraba seriamente la posibilidad de que el proletariado tomara el poder, pero, cuando lo hizo, le dio su decidido apoyo. La Internacional no tenía arte ni parte en la empresa, producto más bien espontáneo de las masas en abierta rebeldía o, en todo caso, bajo la influencia de los blanquistas, pero asumió la defensa de los vencidos e hizo suya su causa, influenciada, naturalmente, por Marx y Engels. Sobre ella se polarizó el odio de la burguesía y la desconfianza de todos los miembros de la clase obrera que, de una manera u otra, tenían interés en perpetuar el statu quo. Los obreros ingleses rompieron con ella y, poco después, se disolvió. Dejó como único testamento la fe inmutable en el porvenir de la sociedad socialista. Marx y Engels, por su parte, sacaron provechosas lecciones del fracaso y el primero dejó un análisis profundo de los sucesos en La guerra civil en Francia, publicada bajo los auspicios de la Internacional. Una de las consecuencias más importantes de la Comuna fue la luz que
hizo sobre la necesidad del romper el viejo aparato estatal para poder consolidar el poder del pueblo. (1) Sobre este punto sigue la polémica hoy día. Marx en carta a su amigo Kugelmann, opina que tal vez Inglaterra no fuera necesaria la ruptura violenta de todo el aparato estatal anterior. Hay una opinión de Lenin, en días previos a la Revolución de Octubre, en que señala la posibilidad "históricamente extraordinaria", de tomar el poder por vía pacífica. Estas dos frases, aisladas de su contexto o tendenciosamente interpretadas, han servido para defensa de "pacifismo agresivo" de muchos dirigentes de partidos comunistas y hasta naciones socialistas. Sobre el exacto papel de la Internacional en el estallido revolucionario de París, hace luz este párrafo de una carta de Engels a Sorge, en 1874: "...En 1864 el carácter teórico del movimiento era todavía muy confuso en todas partes de Europa, es decir lo era en la masa. El comunismo alemán no existía todavía como partido obrero; el proudhonismo era demasiado débil como para poder porfiar con sus chifladuras; la nueva basura de Bakunin no había hecho sino nacer en su propia cabeza, e incluso los líderes de los sindicatos ingleses creían que el programa establecido en el Preámbulo de los Estatutos les daba una base para ingresar en el movimiento. El primer gran triunfo hizo que explotara esa ingenua conjunción de todas las fracciones. Ese triunfo fue la Comuna, que sin duda alguna fue intelectualmente hija de la Internacional, si bien la internacional no levantó un dedo para producida, y por la cual se responsabilizó a la Internacional, lo que es completamente justificado". Continuará…
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Por: Antonio Aponte www.ungranodemaiz.blogspot.com
EL PARTIDO Y MOVILIZACIÓN
Un partido tan grande como el PSUV, tiene importantes ventajas y también inmensos peligros. Tiene fuerza, está en todo el territorio nacional, cruza a la sociedad de banda a banda, esas son algunas de sus virtudes.
El hilo conductor, la columna vertebral, la tarea principal del partido debe ser la política grande, su tarea es dar sentido político a todas las acciones de la sociedad, y llenar de sociedad a todas las acciones políticas.
Pero también puede caer en la tentación de quedarse ensimismado en su magnitud y apartarse de la realidad nacional. Siempre debemos estar atentos a esta posibilidad.
Un buen ejemplo es la agresión que el imperio hace a Bolivia con la pretensión de descuartizar a los países del ALBA. Veamos.
Uno de los antídotos de este peligro es convocar a la movilización, el pueblo debe expresarse frente a los grandes problemas nacionales, el pueblo debe manifestar su voluntad en la calle, siempre. Esta es una medida de la integración del partido. La garantía de fusión pueblo-partido, la muestra de que es un mismo palpitar, son las movilizaciones de calle, la participación popular en los objetivos políticos señalados por el partido. Un partido que no movilice, por más grande y poderoso que sea, es un partido naufrago, solitario en su isla, no puede cumplir su función de guía de la masa. Las elecciones oligarcas son una más, y no la más importante de las manifestaciones de la voluntad popular. Ninguna tarea del partido, por importante que sea, debe suplantar la necesaria movilización, se deben relacionar todas las tareas, las políticas con las electorales, las reivindicativas con las políticas, las asistenciales con las electorales, no debe haber tarea aislada. A veces una tarea prevalecerá sobre las otras, pero siempre todas estarán presentes.
Si el PSUV y sus aliados llaman a una movilización antiimperialista, anticapitalista, por la defensa de la soberanía del continente. Si en esa manifestación se explican los intríngulis de la agresión a Bolivia, el papel de uribe, la correlación de fuerzas en el continente, se demuestra con cifras y datos la intervención de los Estados Unidos, se denuncia la presencia de embajadores especialistas en tumbar gobiernos, etc. Entonces, además de mostrar la vocación antiimperialista del pueblo, y su intención de defender la soberanía del continente, esa manifestación también será un extraordinario impulso a la campaña electoral regional: el pueblo que entienda su momento histórico, que identifique a sus enemigos, que salga de lo pequeño de su entorno, que suba la visión a los grandes problemas mundiales, indudablemente que comprenderá mejor el por qué debe votar por la Revolución y por el Comandante Chávez. En tiempo de elecciones regionales, heredadas de la oligarquía, territorio para la fragmentación, para lo mezquino, es necesario redoblar esfuerzos para subir la visión del pueblo y del partido, protegerlo de la tentación de encapsularse, lo regional debe ser relacionado con la gran batalla continental. Y sólo la
¡Nada estará verdaderamente resuelto sin movilización popular! ¡Chávez es movilización!