Musica Y Cerebro

  • May 2020
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Música y cerebro Bilda Valentín

Cada vez más vinculados. De música no se conoce todo. Los últimos descubrimientos han arrojado una serie de informaciones relevantes. Su relación con el aprendizaje, su aporte a la memoria visual y espacial o su influencia genética son algunas de las temáticas que se abordan con insistencia hoy día. Pensar en cómo sería un día completo sin música, quizás, no se le ha ocurrido a nadie. Pero materializar este hecho podría ser catastrófico. Desde que el ser humano se levanta hasta que se acuesta vive rodeado de estímulos sonoros que repercutirán en su estado emocional. Los recientes descubrimientos en neurología, psicología y biología han demostrado que escuchar melodías agradables no sólo modifica el estado de ánimo, sino que puede tener una influencia muy positiva. El compositor alemán Ludwig Van Beethoven llegó a decir en una ocasión que la música es más elevada que la filosofía. Y en cierta forma puede ser cierto. Este arte posee una dimensión universal. Esto se puede demostrar de la siguiente manera: “Si un árabe escucha un merengue y una balada, (aunque estas melodías no forman parte de su cultura) su cerebro será capaz de establecer las diferencias entre las sensaciones alegres que le transmite el merengue, de las emociones tristes que expresa la balada. Es indiscutible el impacto de la música en la salud física y mental. Se ha podido demostrar que la música activa de manera profunda los mecanismos neuronales, modificando el estado de ánimo y curando algunos males. Herencia musical. La música ha sido una constante en todas las culturas, desde la

antigüedad hasta el presente. Este arte ha acompañado al ser humano durante toda la vida, marcando así vivencias importantes como el nacimiento y la muerte. Pero, ¿qué provoca que los seres humanos amen la música? De acuerdo a los antropólogos: herencias ancestrales. Aunque no confirmado, es muy probable que los hombres de la prehistoria tuvieran consigo instrumentos rudimentarios que produjeran música. Algunos hallazgos paleontológicos realizados en Francia y en Eslovenia, sugieren que los neandertales ya disfrutaban de algunas experiencias sonoras. A pesar de que con frecuencia se habla de una herencia musical, el Programa Biomusic de la National Academy of Sciences de Estados Unidos sostiene que la música apareció mucho antes que el ser humano. Patricia Gray, responsable del equipo señala: “Nosotros no somos los inventores de la música, sino unos advenedizos”. Ubicado en la época actual, se ha podido determinar también que el gusto musical y la capacidad de aprender a tocar algún instrumento de música tiene mucho que ver con la herencia genética. De acuerdo a los resultados de una investigación realizada en el Hospital Saint Thomas, de la capital británica, las aptitudes musicales se pasan de generación en generación a través del código genético. “La capacidad de reconocer los tonos y las cadencias de una melodía depende de los genes en una determinada zona del cerebro”.Música y emoción Aunque una persona carezca de una educación musical, una melodía le genera una reacción emocional. Los psicólogos británicos John Sloboda y Patrik Juslin, de la Universidad Keele, han realizado una serie de estudios que demuestran que las melodías lentas y con candencia descendente generan en los que escuchan sensaciones de tristeza, mientras que las candencias ascendentes producen sentimientos estimulantes. De acuerdo a estos profesionales, el origen de esta sensación está en el lenguaje. “Todos los seres humanos compartimos un código heredado para interpretar el habla. En cualquier idioma, la ira se manifiesta gritando y el cariño susurrando”. Cuando el individuo se encuentra escuchando una música, diferentes partes del cerebro se activan dependiendo de si está

escuchando una melodía pegajosa o un canto fúnebre. Esta información la comprobó la investigación realizada por el profesor Petr Janata. De acuerdo al especialista, los compositores siempre han sabido cómo manipular a su audiencia, aunque no se tenía la certeza de cómo. Sin embargo, esto no quiere decir que la música que escriba un compositor determinado tiene la intención de manipular las emociones. Justine Sergeant, en su artículo La música, el cerebro y Ravel, expresa: “Escuchar música es una experiencia personal y difícilmente comunicable que resulta de una reacción subjetiva al mensaje de un compositor que se expresa a sí mismo y a sus emociones a través del medio musical”. Para Sergeant, esta reacción individual está determinada por factores como el interés, la educación, el aprendizaje, la cultura y la personalidad; todos ellos contribuyen de manera intricadas y únicas a la experiencia musical particular, de forma que una pieza musical que evoca sentimientos y emociones en ciertas personas, puede dejar a otras totalmente indiferentes. Sin embargo, a pesar de todo lo dicho anteriormente, la música no es una necesidad biológica y, en contraste con el lenguaje verbal, entre los humanos existen grandes variaciones en la sensibilidad y la habilidad para la música. Notas cerebrales. Las últimas investigaciones que sobre el cerebro se han realizado determinaron de qué manera éste reacciona a los estímulos musicales. Un estudio anatómico de cerebros de enfermos fallecidos y las técnicas de neuroimagen han permitido establecer que el conocimiento musical se procesa de manera global en varias partes del cerebro a la vez. Neurólogos del centro médico Beth Deacones de Israel han demostrado que los músicos profesionales tienen más desarrolladas las áreas del proceso auditivo y de control psicomotriz que el resto de los mortales. La diferencia de tamaño de estas zonas de la masa gris puede llegar hasta el 50 por ciento. Las funciones musicales requieren de procesos mentales únicos

que dependen de estructuras cerebrales específicamente dotadas de la habilidad para implementar estas operaciones dedicadas en exclusiva al dominio musical. La música y la emoción comparten una misma región del cerebro, conocida como el cortex prefrontal. Esta información fue arrojada por un equipo de investigación, del Centro de Neurociencias Cognitivas de la Universidad de Dartmouth, encabezado por Petr Janata. Hasta hace poco se sabía que cuando esta región cerebral sufre lesiones, se altera la capacidad de asimilar información, de resolver problemas y de evaluar las consecuencias de la acción. Sin embargo, gracias a esta investigación se sabe que la capacidad musical se vería también alterada. Música e inteligencia. ¿Está relacionada la música con la inteligencia? De acuerdo a los últimos estudios parece que sí. Algunos ratones expuestos a audiciones musicales han mostrado más habilidad a la hora de encontrar la salida de un laberinto. Todavía no hay respuesta certera de los efectos de la música en el cociente intelectual del ser humano, pero sí se ha podido observar que los pequeños se muestran familiarizados con canciones que han escuchado dentro del vientre materno, y que su memoria de estos acontecimientos puede durar hasta un año. Aunque ya nadie discute acerca de la importancia que tiene la educación musical en los infantes, todavía no existe una prueba refutable de que la música favorezca directamente la inteligencia. Sin embargo, algunos datos indican que, tras escuchar piezas concretas, grupos de voluntarios obtienen mejores resultados en test de cociente intelectual, sobre todo los que tienen que ver con la memoria espacial y las secuencias. Un estudio realizado por la Universidad de Hong Kong y publicado en la revista Neuropsychology, destaca que las clases de música mejoran la memoria verbal de los niños y puede ser beneficiosas para los estudios. Hacer escalas con el piano, por ejemplo, desarrolla la parte izquierda del cerebro, donde están concentradas la memoria verbal y las aptitudes musicales. Un grupo de psicólogos de la Universiadd de Hong Kong

examinaron a 90 niños de 6 a 15 años. La mitad están integrados en una orquesta en sus escuelas y llevan más de cinco años aprendiendo a tocar un instrumento occidental. La otra mitad carece de formación musical. Los niños que estudian música memorizaban más palabras de una lista. En un proyecto que se realizó en las escuelas suizas se descubrió que aquellos niños que recibían clases de música extra se desenvolvían mejor tanto en la lectura como en los idiomas. Los investigadores de la Universidad de California han llegado a la conclusión de que la música modifica los circuitos del cerebro y lleva a un perfeccionamiento de las habilidades del pensamiento. Inteligencia musical. Aunque los seres humanos tienen un centro musical en el cerebro, no todos tienen la ocasión de descubrirlo o desarrollarlo, es ahí donde juega un papel determinante la inteligencia musical. Ésta es considerada como la capacidad que tiene un individuo para responder y dar sentido a los patrones sonoros. Según Robert Fisher, autor del libro Cómo desarrollar la mente de su hijo, no todas las inteligencias musicales son del mismo tipo, así como ésta es una forma de inteligencia diferente de cualquier otra. “Hay músicos que son buenos en matemáticas y otros que no”. Sin embargo, el desarrollo de la inteligencia musical puede apoyar el desarrollo de otros tipos de inteligencia. Aunque no todas las personas tienen de igual manera desarrollada la inteligencia musical, esta puede ser estimulada a través de la audición, aprendiendo a controlar el sonido y compartiendo las experiencias musicales con los demás, por lo menos así lo plantea Robert Fisher. “El aprendizaje de lo musical comienza cuando se aprende a escuchar los sonidos que hay en nuestro entorno”. Según Fisher lo esencial de la audición musical es la capacidad para distinguir unos sonidos de otros y oír los patrones que crean. Vinculada de manera irrevocable con la emoción, la música es capaz de elevar el espíritu hacia su máxima expresión. Aprovecha las bondades de ella para obtener así sus enormes beneficios.

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