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  • Pages: 49
ÍNDICE

INTRODUCCIÓN_________________________________________________

3

I.

TEORÍA CRÍTICA___________________________________________

4

Jürgen Habermas________________________________________

5

1.

2.

II.

1.1.

Biografía_________________________________________

5

1.2.

Pensamiento y expresión científica____________________

6

1.3.

Escuela de Frankfurt________________________________

8

Características de la Teoría Crítica___________________________

9

CONCEPTOS FUNDAMENTALES______________________________

1.

2.

12

Funcionalismo____________________________________________ 12 1.1.

Origen_____________________________________________ 13

1.2.

La Teoría Funcionalista de la Comunicación______________

14

Racionalismo_____________________________________________ 16 2.1.

Tipos de Racionalismo________________________________ 16

2.2.

Características del Racionalismo________________________ 17

3.

Acción comunicativa________________________________________ 18

4.

Significado de la Técnica____________________________________ 21

III.

TEORÍA DE LA ACCIÓN COMUNICATIVA________________________ 23

1.

Tomo I: Racionalidad de la acción y racionalización social___________ 23 1.1. Racionalidad sustantiva del mundo de la vida________________ 24 1.1.1. Sociedad y mundo de la vida_______________________ 25

1

1.2. Racionalidad formal del sistema_________________________ 27 1.3. Teoría de Max Weber_________________________________ 29

2.

Tomo II: Crítica de la razón funcionalista______________________ 2.1.

El concepto de “sociedad en dos niveles” ____________

31 31

2.1.1. Mundo de Vida_______________________________

32

2.1.2. Concepto de Sistema__________________________

37

2.2.

Teoría de la modernidad__________________________

2.3.

Teoría normativista______________________________

41

CONCLUSIONES_______________________________________________

45

BIBLIOGRAFÍA_________________________________________________

48

BIBLIOWEB____________________________________________________

49

2

INTRODUCCIÓN La presente monografía titulada “Habermas y la Teoría de la Acción Comunicativa” es un trabajo que resulta de la investigación sobre la Teoría de la Acción Comunicativa del filósofo y sociólogo alemán Jürgen Habermas de 1981. Jürgen Habermas (1929), representante de la segunda generación de la Escuela de Frankfourt (1955-1959) formuló la teoría de la acción comunicativa con la finalidad de poder estructurar su teoría crítica sobre la modernidad. Habermas considera la racionalidad de la acción y racionalización social y crítica de la razón funcionalista. Propone un modelo que analiza la sociedad como dos formas de racionalidad: La racionalidad sustantiva del mundo de la vida, la cual se centra en la cultura, sociedad y personalidad, donde predominan los valores morales y la racionalidad formal del sistema donde predominan los valores sociales. “La teoría de la acción comunicativa” permite entender el desarrollo del ser humano en su entorno y la importancia del adecuado uso del lenguaje. También habla sobre “el mundo de la vida” en el cual se encuentran el hablante y el oyente, cuyas funciones encajan en el mundo de manera recíproca. Estos pueden criticar o confirmar la validez de los objetivos, poner en orden sus discrepancias y llegar a acuerdos.

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HABERMAS Y LA TEORÍA DE LA ACCIÓN COMUNICATIVA

CAPÍTULO I TEORÍA CRÍTICA

La teoría crítica fue desarrollada por la llamada Escuela de Frankfurt, un movimiento que tuvo su base en el Instituto de Investigación Social de la Universidad de Fráncfort del Meno. Uno de los principios de la teoría crítica es que se opone a la separación entre sujeto y realidad. De acuerdo a esta postura, todo conocimiento depende de las prácticas de la época y de la experiencia. No existe, de este modo, una teoría pura que pueda sostenerse a lo largo de la historia.

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1. Jürgen Habermas 1.1. Biografía: Es un filósofo y sociólogo alemán, autor de la teoría de la Acción Comunicativa, uno de sus trabajos más reconocidos. Nació en 1929, en Düsseldorf, Alemania, con una malformación en los labios, esto lo hizo reflexionar acerca de la comunicación, prefiriendo más la escrita que la verbal.

En 1949 inició sus estudios universitarios en la universidad de Gotinga, al año siguiente en Zúrich (1950-1951) y culminaron sus estudios en Bonn. Su formación adquirió conocimientos en historia, literatura, psicología, filosofía. Estudió ciencias políticas e hizo su doctorado en la Universidad de Marbug, donde años más tarde, ejercería como docente.

En 1955 se casó con Ute Wesselhoeft y trabajó como periodista hasta que Theodor Adorno, un filósofo alemán de origen judío, lo invitó a formar parte del Instituto para la Investigación Social, en Frankfurt, donde entró en contacto con la investigación social empírica y se adentró en dos corrientes del pensamiento: el marxismo y el psicoanálisis. Contribuyó con su pensamiento crítico al recordar que “la libertad y la justicia constituyen los pilares indiscutibles de los valores democráticos comunes”.

Se le considera el miembro más destacado de la segunda generación de la escuela de Escuela de Frankfurt. También ejerció la docencia en las universidades de Heidelberg y Francfort, donde enseñó filosofía y sociología, desde 1964 hasta 1971. En 1979 recibe el Premio Hegel de la ciudad de Stuttgart y el premio Sigmund Freud de la ciudad Darmstadt (Alemania), donde se le reconoce profesionalmente como filosofo.

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Entre 1971 y 1980 fue director del instituto Max Plank en Stamberg, regresando a Frankfurt para dirigir el Instituto de Investigación social hasta jubilarse. En 1981 publica su fenomenal obra Teoría de la Acción Comunicativa, donde la sociedad moderna es presentada aplicando métodos filosóficos y sociológicos.

Seguidos

por

Pensamiento

Postmetafísico,

El

Discurso

Conciencia

Filosófico Moral

y

de

la

acción

Modernidad, comunicativa,

Facticidad y validez.

En 1987 recibió el Premio Sonning ("Sonningprisen") de la Universidad de Copenhague (Dinamarca) y en 1991, el Premio a la Paz de los Liberos alemanes. Cinco años más tarde, en 1995 recibe el Premio Karl Jaspers de la ciudad de Basilea (Suiza). Y, finalmente, fue galardonado con el Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales.

1.2. Pensamiento y expresión científica Habermas, en cuyas reflexiones se entremezcla el filósofo, el sociólogo, el comunicólogo, el psicólogo y el político, parte de una crítica del marxismo, pero no desde una posición ajena o alejada del pensamiento marxista -en Habermas no se ocultan las huellas del marxismo hegeliano y weberiano-, sino con una idea reconstructiva, regeneradora, restauradora de la racionalidad crítica. Concibe una comunidad de bienes sociales, de plena comunicación basada en el desarrollo de la cultura democrática, en la ética y el derecho. El marxismo, entiende Habermas, se había centrado en exceso en el plano material y económico, por lo que era necesario reconducirlo a través de la ética del discurso, mediante la acción comunicativa.

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Es un exponente de lo que se ha dado en llamar la segunda generación del pensamiento crítico, nacido de la Escuela de Francfort, a la que Habermas apenas se acercó de la mano de Adorno. La complejidad y extensión de su obra, la conduce en ocasiones a reflexiones crípticas, donde es más fácil sobrentender e interpretar que entender la literalidad del discurso. Sus debates polémicos en el seno del pensamiento germano no sólo le llevan a denunciar el ‘provincianismo’ y ‘elitismo’ de la tradición crítica, sino a abrir la reflexión al exterior, a hacer más permeable el pensamiento norteamericano y británico.

A través de la teoría de la acción comunicativa hace los trazados de una pragmática general y de una teoría universal de la sociedad. Reconstruir, mediante la expresión de los individuos, del lenguaje y la comunicación, un espacio de entendimiento y consenso, de aceptación y cooperación, como basamento de un nuevo pacto social. Una filosofía para la transformación social, por consiguiente de matriz sociológica, que se apoya en la comunicación través de la filosofía del lenguaje. El lenguaje permite el conocimiento y la comprensión y se convierte así en el eje de la consciencia transformadora, de la innovación social. En el horizonte de la acción comunicativa resplandece una sociedad reflexiva y libre, que se une por el conocimiento y no por la imposición o el temor. Es la autonomía de la razón comunicativa. El triunfo del ágora. En el lenguaje, afirma Habermas, está la base de la democracia, porque permite una comunicación e interacción eficaz, equilibrada y libre.

Habermas en su análisis crítico de la ciencia distingue distintos planos en los que ésta se plasma, de modo las ciencias empíricas se autosatisfacen en la lógica objetiva o en el plano técnico, mientras que en las ciencias sociales, mediante su lógica interpretativa, tienen un carácter liberador y de profundización en el progreso del ser humano.

Habermas advierte del valor ideológico y de discurso dominante que adquiere la ciencia y la técnica en la sociedad actual. Reflexión acerca de las

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consecuencias del positivismo científico, como resorte ideológico de la racionalidad del capitalismo avanzado. Una reducción del conocimiento al dominio técnico y, consecuentemente, una expulsión del conocimiento especulativo, de la razón reflexiva, como instrumentos propios de una etapa que se dice que ha sido superada.

La sociedad aparece descrita por dos planos superpuestos –el mundo de la vida y el sistema social-, cuyos perfiles están dibujados, respectivamente, por la racionalidad y la complejidad. La complejidad creciente del sistema social invade, condición y dirige el mundo de la vida, degradando sus atributos más significativos, como son la libertad, la identidad, la memoria, el sentido natural de la existencia. El sistema aparece descrito por el mercado y por el conjunto de instrumentos institucionales y estratégicos –en especial a través de los mediosque lo informan, con una fuerza envolvente que reduce el espacio público, la esfera cívica de la innovación, el margen de expresión de la cultura democrática.

Habermas se pregunta si es posible plasmar un sistema social en el que las inquietudes de la opinión pública, sus anhelos y proyectos, tengan una traslación al plano de la acción política, a la gestión. Esto es, si es posible superar la regulación administrativa de la democracia por una democracia autoconstructiva, guiada por la interacción comunicativa de los individuos que la integran.

Especial importancia tiene la posición de Habermas en la ‘cuestión de la modernidad’, que no queda resuelta, a su entender, con la ruptura ideológica de la racionalidad o el desarme postmoderno. Postmodernismo que el pensador alemán sitúa en el plano de las ideologías conservadoras, donde priman las ilusiones que entierran la dialéctica de la historia sin que aún, en la realidad social, se sinteticen los valores de la emancipación y del consenso o se alcance una comunidad de comunicación libre –‘comunidad ideal de comunicación’-, un espacio ético o un ‘mundo de la vida’ descrito por valores compartidos. La modernidad, como escenario meta o de superación de las contradicciones que

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marcan la historia, está lejos de alcanzar su efecto emancipador, al tiempo que el capitalismo avanzado oculta sus contradicciones con simulaciones de la realidad y liberaciones virtuales que hacen palidecer la observación crítica del tiempo presente.

1.3. Escuela de Frankfurt También llamado Instituto de Investigaciones Sociales. Fue la primera escuela de pensamiento en investigación social marxista. Fundada en la Universidad de Frankfurt am Main el 22 de junio de 1924, por George Lukaks y Felix Weil, hijo de un comerciante judío, que en un inicio la llamó “Instituto para el Marxismo”, porque quería crear un instituto de políticas públicas que sirviera como grupo de debate; pero luego, cuando el Instituto se asoció a la Universidad de Frankfurt, se le conoció como “Escuela de Frankfurt”. Kun Akbert Gerlach logra que el ministerio de educación autorice al instituto, logrando así su plena autonomía.

Carl Grunberg fue el primer director de la escuela de Frankfurt, donde enfocó al instituto al estudio de la historia del socialismo y el movimiento obrero. Pero en 1930, fue reemplazado por Max Horkheimer, un filósofo y sociólogo judío alemán, que dejó al marxismo clásico. Uno de los aspectos más importantes con respecto a la cultura, fue la fusión entre Karl Marx y Sigmund Freud, llamado “freudomarxismo”.

El Instituto, haciendo uso del psicoanálisis, argumentó que la cultura occidental oprimía psicológicamente a la sociedad.

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Teóricos notables de la escuela de Frankfurt Primera generación

Segunda generación

Tercera generación

Max Horkheimer

Jürgen Habermas

Axel Honneth

Theodor W. Adorno

Karl-Otto Apel

Herbert Marcuse

Oskar Negt

Friedrich Pollock

Alfred Schmidt

Erich Fromm

Albrecht Wellmer

Otto Kirchheimer Franz Leopold Neumann

Críticos notables de la escuela de Frankfurt: Hans Albert, Ralf Dahrendorf, Henryk Grossmann, Niklas Luhmann, Georg Lukács, Karl R. Popper, Günter Rohrmoser, Göran Therborn, Christoph Türcke.

2. Características de la Teoría Crítica Tuvo inicio en dos planteamientos: el freudomarxismo y la praxis en la aplicación a la nueva sociedad de masas. La teoría critica es el análisis críticodialectico, histórico y negativo de lo existente en cuanto al “es” y a lo que debería “ser”. “La teoría crítica surge para promover una teoría de la sociedad considerada como un todo, pero se trata de una "teoría crítica" capaz de sacar a la luz la contradicción fundamental de la sociedad capitalista: la explotación.”

“Permite delimitar el problema de la relación entre el mundo de los medios y las desigualdades sociales.”

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La teoría crítica tiene diferentes visiones: 

Visión de la sociedad: La sociedad es la razón de ser de la teoría. Reflexiona sobre la sociedad capitalista fundada sobre la división de las clases sociales.



Visión del hombre: Al hombre se le reconoce como un sujeto individual, capaz de tener ideas, ser independiente. Sin embargo el hombre se ha alineado a la sociedad visto como objeto que como sujeto.



Visión de la comunicación: Se dedica al análisis del lenguaje como instrumento de poder y de los medios masivos de comunicación como portavoces de la ideología dominante.



Visión de cultura: La cultura, no es sino ideología. La cultura de masas se le reconoce como pseudocultura impuesta y no con participación social.



Visón de tipo de investigación: Busca el análisis profundo de las estructuras sociales para transformarlas.

La teoría crítica está influenciada por el materialismo histórico, dialectico, el psicoanálisis. También pone énfasis en la diacronía, cambio en el tiempo.

Los medios de comunicación masiva, resalta la teoría, tienen un efecto adormecedor que se traduce en la pasividad de la opinión pública.

Dos conceptos clave de la Teoría Crítica: 

Alienación, que deja de pensar por sí mismo al hombre.



Manipulación, contra la voluntad del hombre.

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CAPÍTULO II CONCEPTOS FUNDAMENTALES

1. Funcionalismo

Fundamentalmente dentro de las ramas de la Sociología y de la Antropología, está el funcionalismo, que es un movimiento que surge en Europa en los años de 1930. Esta corriente estudia el paradigma modelo de las ciencias de la comunicación y se ha diversificado de tal forma que ha llegado a convertirse en la escuela más extendida en las ciencias sociales. En este campo tienen los esquemas de acción como una esencial trascendencia, que aporta puntos claves sobre la teoría y la práctica social.

12

Esta teoría está relacionada con autores como Émile Durkheim, Talcott Parsons, Herbert Spencer y Robert Merton. Los trabajos de estos especialistas están más centrados en el tema de comunicación de masas, la teoría de los efectos limitados y la teoría matemática de la comunicación, entre otros. Esta corriente marcó el utilitarismo empleado para concebir a los quehaceres que se deben sostener en el orden instaurado de las sociedades, como así también se destacó por poseer una perspectiva empirista, que celebra las superioridades del trabajo de campo.

La sociedad será estudiada por el funcionalismo dejando de lado su historia, es decir que se la tomará tal y como se la encuentra en un momento determinado, para de este modo intentar comprender cómo es posible que cada elemento perteneciente a ella se articule con los restantes conformando un todo. Cabe destacar que una diferencia importante con el estructuralismo es que en el funcionalismo se aplica una observación atenta y establecida de cada unidad de un hecho o fenómeno, una perspectiva no abordada por los estructuralistas al centrarse en otros aspectos más ligados al conjunto y no a las partes de un problema.

1.1. Origen

El nombre de esta corriente deriva del hecho de que para el etnógrafo Bronislaw Kasper Malinowski, seguidor de las teorías sociológicas del francés Émile Durkheim, las culturas se presentan como todos "integrados, funcionales y coherentes". Entonces el autor estudia la cultura y demás hechos sociales, como por ejemplo las instituciones en que éstos están "concentrados", en función de cómo se organizan para satisfacer las necesidades de un grupo humano, es decir, todas aquellas tareas u objetivos que tienden a mantener y conservar los organismos de la sociedad y a está como tal, incluyendo sus modelos culturales.

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1.2.

La Teoría Funcionalista de la Comunicación

En este entorno se encuentra la "teoría funcionalista", que propone una visión general de los medios de comunicación en su conjunto como parte de la sociedad, nace a principios del siglo XX en Estados Unidos con una obra de Harold Lasswell, pionero de las ciencias políticas y de la comunicación con la obra “World Politics and Personal Insecurity” y “Propaganda and Promotional Activities”. Otra obra que da inicio y una gran aporte a la Teoría funcionalista fue “The People's Choice”, del autor sociólogo Paul Lazarsfeld.

Es un hecho que los medios de comunicación tienen un papel importante dentro de las sociedades, por ello es necesario preguntarnos, ¿Cuáles son sus funciones? Varios doctores ha propuesto que dentro de las funciones que deben cumplir los medios deberían ser centrales las de informar, educar y contextualizar problemas sociales de interés público. Sin embargo los medios han recibido históricamente fuertes críticas por haber cumplido principalmente con otras funciones como manipular, persuadir, vigilar para mantener modelos sociales, influenciar a las personas y entretener.

Es importante recordar que desde el enfoque funcionalista la sociedad es entendida como un gran rompecabezas en el que cada institución social y cada persona cumplan un papel o una función específica. El funcionalismo considera a los individuos

y sus necesidades como parte importante del

funcionalismo del sistema social, este enfoque es la teoría de la transformación de las necesidades culturales y orgánicas, es decir que las necesidades básicas de las personas como nutrición, reproducción, seguridad, relajación, movimiento, crecimiento, entre otras son satisfechas por las instituciones sociales y culturales, de este modo se organiza y se forma el sistema por ejemplo: las personas necesitan descansar y tiempo libre, sin embargo la sociedad regula el tiempo libre y establece que los

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individuos en general deben trabajar 40 horas a la semana y tener de descanso 2 días de descanso.

La sociedad regula relaciones amorosas y sexuales también a través de la imposición del matrimonio, de esta manera se establece socialmente como una unión posible y aceptada solo la que se da entre un hombre y una mujer, de esta forma se determina también un promedio de familia nuclear específico que deja por fuera o da menos importancia a otros tipos de familia.

Los receptores, por su parte, tienen un conjunto de necesidades que los medios deben satisfacer. La función de esta institución tiene tres niveles. Por un lado se estandarizan los fenómenos sociales. Además esclarece las condiciones de los modos de vida y, por último, analiza las funciones de las operaciones repetidas dentro de una sociedad.

Respecto de la influencia de los medios de comunicación en la sociedad, la teoría funcionalista habla también de que los medios son utilizados por el Estado (el gobierno) para vigilar nuestro medio, controlarlo y para transmitir la herencia social, antes transmitida mediante la educación. Los medios de comunicación social son desde esta perspectiva un subsistema dentro del sistema social.

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2.

Racionalismo

El racionalismo es un movimiento filosófico que surgió en el siglo XVII y en el siglo XVIII en la Europa continental, teniendo como máximo exponente a René Descartes. Cabe destacar también el racionalismo gnoseológico de Platón (que no coincidía del todo con los preceptos racionalistas), posteriormente hacen diversas aportaciones Leibniz, Spinoza o Pascal y, por supuesto, el racionalismo de Descartes quien creía que la geometría representaba el ideal de todas las ciencias. También mantenía que solo por medio de la razón se podían descubrir ciertas variedades universales, es decir, verdades evidentes en sí mismas. Descartes defendía que estas verdades eran innatas.

2.1.

Tipos de Racionalismo Existen cuatro 4 tipos de Racionalismo: todos ellos incluyen en sus

preceptos que la única fuente de conocimiento es la razón. 

El primero es el Racionalismo gnoseológico, se entiende que es como la corriente opuesta al empirismo surgido en las islas británicas.



El segundo es el Racionalismo metafísico, que afirma que la realidad es de carácter racional y está gobernada por un principio inteligible, accesible al pensamiento humano. También llamado Racionalismo platónico o hegeliano (en el que la realidad coincide en último término con la autorrealización de la razón o Espíritu). Hegel es el que llevó a cabo el desarrollo del racionalismo

más importante en la historia

durante el siglo. 

El tercero es el Racionalismo psicológico, según el cual la razón es superior a la emoción y a la voluntad. Esta corriente se opone al emotivismo.



El cuarto y el último tenemos el Racionalismo religioso, que niega el Teísmo, explicando racionalmente aquellos fenómenos considerados milagrosos. (Por tanto los racionalistas religiosos creen que los principios religiosos son evidentes en si o innatos).

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2.2.

Características

Dentro de variedades de elementos que caracterizan el racionalismo, estas son las más principales:

a) Plena confianza en la razón humana a la que otorgan un valor extremo sosteniendo que es la única facultad susceptible de alcanzar el conocimiento ya que dicen que los sentidos nos engañan.

b) Los racionalistas defienden que la mente humana posee ideas innatas. En Descartes las ideas innatas y en particular la de Dios, garantiza y es el pilar desde el que construir con plena certeza todos los saberes, a partir de ellas por medio de un método se obtienen las demás.

c) Este método es de carácter matemático, es el deductivo, que persigue la unificación de todas las ciencias (creando una Mathesis Universalis/Ciencia universal) y sería válida para todo hombre.

d) El racionalismo basa la metafísica en la idea de substancia (aquello que existe en sí mismo) aunque no todos los racionalistas admitieron la existencia de las tres substancias propuestas por Descartes que son: La Res infinita (que se identificaría con Dios) la Res cógitans (que es el pensamiento del yo) y la Res extensa (que es lo material).

e) De esta premisa se deriva un dualismo mecanicista que concibe el mundo como una gran máquina (sin finalidad alguna) que se explica por choques de materia en el espacio y atracciones de fuerzas invisibles explicadas con la física.

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3.

Acción Comunicativa

El concepto de acción comunicativa es una de las bases que estableció el filósofo alemán Jürgen

Habermas para

estructurar

su Teoría

crítica de

la

modernidad. La acción comunicativa es definida

como “una interacción mediada por

símbolos”. Tiene como núcleo fundamental las normas o reglas obligatorias de acción que definen formas recíprocas de conducta y han de ser entendidas y reconocidas intersubjetivamente. Este tipo de acción da lugar al marco institucional de la sociedad en contraposición a los sistemas de acción instrumental y estratégica. Habermas contempla la acción comunicativa y el mundo de vida

como

conceptos “complementarios”. En concreto, la acción comunicativa

puede

considerarse como algo que ocurre dentro del mundo de la vida.

Por decirlo así, el mundo de la vida es el lugar trascendental donde se encuentran el hablante y el oyente, donde de modo recíproco reclaman que sus posiciones encajan en el mundo… y donde pueden criticar o confirmar la validez de las pretensiones, poner en orden sus discrepancias y llegar a acuerdos. Pretende interpretar el mundo de la vida, suponiendo “una conexión interna entre las estructuras del mundo de la vida y la imagen lingüística del mundo“(Teoría de la acción comunicativa, Volumen 1, Jurgen Habermas). El lenguaje y la cultura son

constitutivos del mundo de la vida mismo.

Siguiendo a Humboldt, que establecía al lenguaje como configurador del pensamiento, Habermas opina que no hay mente, ni actividad intelectual sin un lenguaje previo. Si todo ser humano nació en una comunidad lingüística, el lenguaje es, paradójicamente, anterior al hombre, todo el que quiso decir algo ya tuvo que suponerlo. Habermas admite esta independencia del lenguaje y elabora su teoría filosófica a partir de lo que él llama los sinónimos universales del habla: aquellos supuestos que debe considerar cualquier hablante antes de emitir palabra,

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porque son “mandatos” del lenguaje. Estos supuestos son ciertos en cualquier lengua, por tanto universales. Un hablante no puede dejar de pretender, si es que quiere alcanzar un consenso comunicativamente: 

Inteligibilidad para lo que se dice. La comunicación resulta imposible si lo que se dice es incomprensible para los demás.



Verdad para aquello que se dice. Para el contenido de lo que se dice en relación con lo objetivo (si digo “esta mesa es verde” debe ser verde) o para las condiciones de existencia de lo que se dice (si digo: “cierra la puerta” se presupone que la puerta estaba abierta).



Rectitud para su acto de habla en relación con un contexto normativo. Esto significaría lo siguiente: todo hablante se atiene a un conjunto de normas aceptadas por todos. Si dice “usted se calla” es porque debe estar autorizado a decirlo.



Veracidad para su formulación como expresión de su pensamiento. Lo que dice debe ser lo que cree o piensa; si miente, la comunicación se rompe.

Estos cuatro supuestos: inteligibilidad, verdad, rectitud y veracidad, son los que forman la base de validez del habla. Para Habermas, el uso primario del lenguaje sería el orientar su empleo al entendimiento. El lenguaje busca ayudarnos a comunicarnos, y para poder comunicarnos son precisos esos cuatro supuestos, y el lenguaje nos “obliga” a cumplirlos. Los otros usos del lenguaje son parasitarios de este uso ideal. Podemos usar el lenguaje para engañar, estafar, manipular, etc., pero el que miente debe hacer creer a los demás que opera bajo el supuesto de veracidad si quiere conseguir su objetivo, el que dice cosas incongruentes debe convencernos de que no está loco, y que lo que dice responde a la realidad, el que violenta y problematiza las normas pone en cuestión el presupuesto de rectitud, etc.

En este punto, cuando no funcionan las bases de validez del habla y se interrumpe el proceso comunicativo, es cuando para Habermas se hace necesario lo que él llama el discurso: una forma reflexiva de interacción que se esfuerza en recomponer la comunicación. Si los supuestos admitidos no son sólidos, hay que

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buscar un consenso en una discusión, que sea tal, que garantice la simetría y la igualdad de oportunidades para los hablantes y donde se puedan aducir los mejores argumentos.

Con esto quiere decir lo siguiente: cuando se produce una situación de incomunicación y, por tanto, de violencia más o menos encubierta, los hablantes deben crear una situación ideal de habla en la que cada hablante se olvida de las diferencias de poder, sexo, edad... y de las normas compartidas, ya que la violencia reinante las ha puesto en duda, y deben tener así igualdad de oportunidades para expresar los mejores argumentos que posean para defender su postura. El consenso se produce sobre la base de la coacción del mejor argumento: si me dejo convencer es porque pretendo que las razones en las que se asienta mi convicción son igualmente convincentes para cualquier hablante. El ideal de la razón está inscrito en la interacción lingüística, la alternativa al diálogo no es otra que la sinrazón y la violencia.

Para Habermas, la comunicación lleva inscrita en su piel la promesa de resolver con razones las perturbaciones. Quien habla pisa una dimensión en la que aparecen claros los conceptos verdad/mentira, justicia e injusticia. El lenguaje nos da la posibilidad de consensuar normas de comportamiento y de propiciar, por tanto, el progreso histórico. Habermas da un nuevo sentido a la frase de Aristóteles: “el hombre, porque habla, sabe de lo justo y de lo injusto”. Sobre el lenguaje, Habermas establece la posibilidad de crear una ética, una política y una teoría consensual de la verdad.

De la multitud de conceptos de acción, empleados en teoría sociológica, Habermas, las reduce a cuatro: 

El concepto de acción teleológica que ocupa el centro de la teoría filosófica de acción desde la época de Aristóteles. El actor realiza un fin o hace que se produzca el estado de cosas deseado, eligiendo en una situación dada los medios más congruentes y aplicándolos de manera adecuada.

20



Nuestro autor nos dice “El concepto de acción regulada por normas se refiere no al comportamiento de un actor en principio solitario que se topa en su entorno con otros actores, sino a los miembros de un grupo social que orientan su acción por valores comunes” “(Teoría de la acción comunicativa, Volumen 1, Jurgen Habermas).



El autor también nos dice “El concepto de acción dramatúrgica, no hace referencia ni a un actor solitario ni al miembro de un grupo social. El actor transmite en su público determinada imagen o impresión de sí mismo al poner de manifiesto lo que desea, es decir, su propia subjetividad”. “(Teoría de la acción comunicativa, Volumen 1, Jurgen Habermas).



Finalmente, Habermas nos dice “…el concepto de acción comunicativa se refiere a la interacción de a lo menos dos sujetos capaces de lenguaje y de acción que entablan una relación interpersonal”.

4.

Significado de la Técnica Habermas enjuicia la ciencia técnica como ideología. A tales efectos nuestro

autor trata la cuestión en una doble perspectiva: En la historia de la evolución de la humanidad y en la disputa reciente sobre la técnica en Alemania. Históricamente,

el

significado

actual

de

la

técnica

arranca

de

la

transformación social que produjo la burguesía frente a los tipos de sociedades medievales, así como de las nuevas transformaciones que se producen en la transición del Estado liberal al Estado social y del tipo de ciencia que se desarrolla en el ámbito industrial. En todo esto, las categorías básicas para el análisis “habermasiano” son trabajo e interacción en su autonomía recíproca. Es así como nuestro autor define el trabajo como "una acción medio-fin que para conseguir tal o cual fin, has de utilizar estos y los otros medios". En la acción medio-fin, distingue dos modalidades: la acción instrumental y la acción estratégica (elección racional). En cuanto a la disputa sobre la técnica en Alemania, las cuales estuvieron focalizadas o centradas en Jacques Ellul, Arnold Gehlen y Hebert Marcuse,

21

Habermas se interesa especialmente por el proceso histórico que acabamos de mencionar. Nuestro autor discute fundamentalmente dos posiciones, a saber: Una, liberal y la otra, conservadora. La interpretación liberal de la técnica descansa en que el hombre tiene aún en sus manos la dirección del progreso técnico y ve en éste, la posibilidad de la libertad subjetiva: exoneración del trabajo físico, eliminación de riesgos, marco más amplios entre medios alternativos, ampliación del ámbito de conducta racional, posibilidad de darle un sentido a la historia, pues de suyo carece de sentido. Sin embargo, Haberlas objeta a esta interpretación un desconocimiento de la situación fáctica, en la que no se permite la formación de una libre voluntad colectiva. En la interpretación conservadora, nuestro autor se refiere a las posiciones asumidas por Geblen y Ellul-Shelsky. El primero manifiesta que el hombre a través de la evolución técnica, el hombre ha objetivado progresivamente sus acciones en las máquinas: pies y manos en los medios de locomoción, vista y oído en los medios audiovisuales y el cerebro en los sistemas cibernéticos. Finalmente, en los sistemas hombres-máquinas se conjugan las acciones mecánicas y las reacciones humanas. Desea restablecer la interacción en su autonomía frente al trabajo, es decir, la participación de los ciudadanos en las decisiones políticas. Pero deja en el aire un aspecto del asunto: el materialismo, el confort, poder adormecedor de la sociedad de consumo, el cual es consecuencia directa de la declinación de los aspectos espiritualistas o idealistas. Habermas cree que los antiguos ideales han muerto, pero cree también que se mantiene en pie el ideal por la emancipación.

22

CAPÍTULO III TEORÍA DE LA ACCIÓN COMUNICATIVA

1. TOMO I. Racionalidad de la acción y racionalización social Habermas comienza por señalar que Marx considera como uno de los puntos de partida de su teoría el concepto de acción instrumental o conducta racional de las personas para elegir los medios más apropiados para lograr un cierto fin. Tal acción se relaciona en Marx con el trabajo de cuyo concepto deriva las relaciones sociales. Para él, en cambio, en el análisis social es más importante la acción comunicativa que permite una comprensión comunicativa entre los actores en interacción. En ese proceso, no se hace, principalmente, cálculos egoístas (instrumentales) para alcanzar el éxito, sino que se trata de lograr definiciones comunes de la situación para dentro de ellas, perseguir metas individuales.

23

Habermas deriva el concepto de acción comunicativa de los diversos tipos de acción que distinguió Max Weber (racional, orientada por valores, afectiva y acción tradicional). Al redefinir los tipos “weberianos”, coloca frente a la acción instrumental la acción comunicativa como una relación interpersonal lingüística que busca el mutuo entendimiento, el consenso. Mientras en Marx la acción y la racionalidad instrumental se relacionan con el trabajo, la acción y la racionalidad comunicativa se relacionan con la interacción. Cuando la acción comunicativa se basa en argumentaciones racionales y tiene pretensiones de universalidad se denomina discurso.

El concepto de acción comunicativa “fuerza u obliga a considerar también a los actores como hablantes u oyentes que se refieren a algo en el mundo objetivo, en el mundo social y en el mundo subjetivo, y se entablan recíprocamente a este respecto pretensiones de validez que pueden ser aceptadas o ponerse en tela de juicio. Los actores no se refieren sin más intenciones recta a algo en el mundo objetivo, en el mundo social o en el mundo subjetivo, sino que relativizan sus emisiones sobre algo en el mundo teniendo presente la posibilidad de que la validez de ellas pueda ser puesta en cuestión por otros actores” (Austin, s.f.)

1.1. Racionalidad sustantiva del mundo de la vida Habermas cree que la racionalización del mundo de la vida implica la diferenciación progresiva de sus diversos elementos. El mundo de la vida se compone de la cultura, la sociedad y la personalidad (apréciese la influencia de Parson y sus sistemas de acción). Cada uno de estos elementos hace referencia a: a) Pautas interpretativas o suposiciones básicas sobre la cultura y su influencia sobre la acción, b) a pautas apropiadas de relaciones sociales (la sociedad) y c) al modo de ser de las personas (la personalidad) y de comportarse.

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Comprometerse en la acción comunicativa y lograr la comprensión en cada uno de estos elementos conduce a la reproducción del mundo de la vida mediante el refuerzo de la cultura, la integración de la sociedad y la formación de la personalidad. Si bien estos componentes están inextricablemente ligados en las sociedades arcaicas, la racionalización del mundo de la vida implica la "creciente diferenciación entre la cultura, la sociedad y la personalidad". Un aspecto interesante en el análisis de Habermas es la cuestión sobre la reproducción de las estructuras simbólicas del “mundo de la vida”. Para Habermas, estas estructuras se reproducen por tres vías fundamentales: el aspecto funcional del entendimiento, esto es, la continuación del saber válido, la tradición y la renovación del saber cultural; el aspecto de coordinación de la acción, o la estabilización de la solidaridad de los grupos, y el aspecto de socialización, o la formación de actores capaces de responder de sus acciones. A cada uno de estos tres aspectos o procesos de reproducción simbólica le corresponde un componente estructural del mundo de la vida; a saber: la cultura, la sociedad, y la personalidad. (Austin, s.f.)

1.1.1. Sociedad y mundo de la vida Tras analizar el mundo de la vida y el sistema, Habermas concluye: "El problema fundamental de la Teoría social es el modo de conectar satisfactoriamente las dos estrategias conceptuales que entrañan las ideas de "sistema" y "Mundo de la vida". Habermas denomina esas dos estrategias conceptuales: "la perspectiva de la integración social" y la "perspectiva de la integración del sistema". La perspectiva de la integración social se centra en el mundo de la vida y los modos en los que el sistema de la acción se integra por medio de un consenso garantizado normativamente o alcanzado mediante la comunicación. Los teóricos convencidos de que la sociedad se integra mediante la integración social parten de la acción comunicativa y consideran la sociedad como el mundo de la vida. Adoptan la perspectiva interna de los miembros del grupo y emplean un enfoque hermenéutico para poder

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relacionar su comprensión con la de los miembros del mundo de la vida. La reproducción constante de la sociedad se considera, pues, como un resultado de las acciones realizadas por los miembros del mundo de la vida para mantener sus estructuras simbólicas. Se contempla esta reproducción únicamente desde su perspectiva. Por tanto, lo que se ignora en este enfoque hermenéutico es el punto de vista del que está fuera, así como una percepción de los procesos reproductores que tienen lugar en el nivel del sistema. La perspectiva de la integración del sistema hace referencia al sistema y al mundo en que se integra mediante el ejercicio de control externo sobre las decisiones individuales no coordinadas subjetivamente. Los que adoptan esta perspectiva contemplan la sociedad como un sistema auto regulador. Adoptan esta perspectiva externa del observador, (lo que incluye las metodologías cuantitativas de investigación) y esto les impide captar

las

pautas

estructurales

que

sólo

pueden

comprenderse

hermenéuticamente desde la perspectiva interna de los miembros del “mundo de la vida”. De este modo, Habermas concluye que aunque ambas perspectivas tienen algo que ofrecer, ambas tienen serias limitaciones. Sobre la base de su crítica a la integración social y sistémica, Habermas ofrece su alternativa, cuyo objetivo es integrar estas dos orientaciones teóricas y que considera: La sociedad como un sistema que tiene que cumplir condiciones para el mantenimiento de los mundos de la vida socioculturales. Las sociedades-fórmula son complejos sistemáticamente estabilizados de acción de grupos socialmente integrados... Defiendo la propuesta heurística de que consideremos la sociedad como una entidad que, en el transcurso de la evolución social, se va diferenciando como sistema y como mundo de la vida. (151-152) (Austin, s.f.)

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1.2. Racionalidad formal del sistema La acción comunicativa, como parte de la acción social, colabora en los tres procesos que conforman la socialización: recepción y reproducción cultural, integración social y desarrollo de la personalidad y de la identidad personal. Por otra parte el individuo habita en los tres mundos, objetivo, social y subjetivo, los cuales constituyen los presupuestos ontológicos de la acción comunicativa. Pero los tres mundos se hallan recortados y sobre pasados por un ámbito superior más general y básico que abarca el conjunto de situaciones dela realidad de cada uno: el mundo de la vida. Él constituye el horizonte cognitivo y marco fundamental desde el que el individuo accede a los distintos ámbitos de la realidad; es el marco y lugar donde se realiza la acción comunicativa: el subsuelo vital de la realidad personal en el que habitamos. El resto de mundos, objetivo, social y subjetivo son parte de él, que los cubre y abarca todos, como horizonte último de la vida. Habermas en Teoría de la Acción Comunicativa, nos dice: "...al elegir un determinado concepto sociológico de acción, nos comprometemos con determinadas presuposiciones ontológicas. De las relaciones con el mundo, que al elegir tal concepto, suponemos al actor, dependen a su vez los aspectos de la posible racionalidad de su acción...". De la multitud de conceptos de acción, empleados en teoría sociológica, Habermas, las reduce a cuatro. 1.- El concepto de acción teleológica que ocupa el centro de la teoría filosófica de acción desde la época de Aristóteles. El actor realiza un fino hace que se produzca el estado de cosas deseado, eligiendo en una situación dada los medios más congruentes y aplicándolos de manera adecuada. El concepto central aquí es el de una decisión entre alternativas de acción, que conlleva a la realización de un propósito, dirigida por máximas y apoyada en una interpretación de la situación. El concepto de acción teleológica, fue utilizado por los fundadores de la economía política neoclásica para desarrollar una teoría de la decisión económica, y por Neumann y Morgenstern para una teoría de los juegos estratégicos.

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La acción teleológica se amplía y convierte en acción estratégica cuando en el éxito que hace el agente interviene la decisión de al menos otro a gente que también actúa en relación a la consecución de sus propios propósitos. Este modelo es interpretado en términos utilitaristas, como veremos más abajo. Se supone que el actor elige y calcula medios y fines para obtener la mayor utilidad. 2.- Nuestro autor nos dice "El concepto de acción regulada por normas se refiere no al comportamiento de un actor en principio solitario qué se topa en su entorno con otros actores, sino a los miembros de un grupo social que orientan su acción por valores comunes". Es así como el actor observa o viola una norma cuando se presenta la ocasión para que la norma se aplique. Las normas expresan un acuerdo existente en un grupo social; y todos los miembros de un grupo para los que rija determinada norma tienen derecho a esperar, que en determinadas ocasiones o situaciones se ejecuten u omitan, respectivamente, las acciones obligatorias o prohibidas. El concepto central de observancia de una norma significa el cumplimiento de una expectativa generalizada de comportamiento. Este modelo normativo de acción es el que subyace a la teoría del rol social. El concepto de acción regulado por normas tuvo una significación especial en el desarrollo de la teoría sociológica, a través de Durkheim y Parsons. 3.- Nuestro autor también nos dice "El concepto de acción dramatúrgica, no hace referencia ni a un actor solitario ni al miembro de un grupo social, sino a participantes en una interacción que constituyen los unos para los otros un público ante el cual se ponen a sí mismos en escena". El actor transmite en su público determinada imagen o impresión de sí mismo al poner de manifiesto lo que desea, es decir, su propia subjetividad. Aquí el concepto central es el de auto escenificación, lo que dignifica no un comportamiento expresivo espontáneo sino una estilización de la expresión dela propias vivencias a fin de influir en los espectadores.

Este

modelo

de

acción

sirve

fundamentalmente

descripciones de orientación fenomenológica de la acción. El concepto de acción dramatúrgica se utilizó a través de Goffman.

28

a

las

4.- Finalmente, nuestro autor nos dice "...el concepto de acción comunicativa se refiere a la interacción de a lo menos dos sujetos capaces de lenguaje y de acción que (ya sea con medios verbales o con medios extraverbales) entablan una relación interpersonal". Los actores buscan entenderse sobre una situación de acción para poder coordinar de común acuerdo sus planes de acción y con ello sus acciones. El concepto central aquí, es el de interpretación, que se refiere a la negociación de definiciones de la situación susceptibles de consenso. En este modelo de acción, el lenguaje ocupa, un sitio prominente.

1.3.

Teoría de Max Weber Weber fue un hombre del siglo XIX que utilizaba el método comprensivista

para estudiar la sociedad. Este se constituye sobre la base de la configuración de los tipos ideales (por el método comparativo)Weber decía que la Sociología puede opinar sobre los medios, pero no sobre los fines últimos. Una ciencia empírica no puede enseñar a nadie que debe hacer sino únicamente, que puede hacer (diferente a Marx). No pide auxilio de ninguna ciencia (diferencia con Durkheim) ya que opina acerca de la neutralidad valorativa del científico, donde los valores tienen que interferir lo menos posible en el trabajo del investigador, debiendo estar puestos siempre bajo control epistemológico. Weber discuta la teoría Marxista del materialismo histórico y trata de responder por qué y cuándo se dio la formación económica-social que hoy llamamos capitalismo. Para estudiar esto utiliza el método comparativo. Según Weber, los grandes cambios sociales tienen como condición suficiente la presencia de determinados valores religiosos, llegando a la conclusión de que si bien había algunas condiciones del tipo económico y social, el capitalismo no podría haber sido lo que es sin el Sistema de Valores que se encuentra en la ética protestante.

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Weber con esto no está diciendo que el Capitalismo es un subproducto de la ética protestante, sino que sin la presencia de una ética de este tipo, el capitalismo no podría haber surgido. Weber abría en el campo de la investigación social un margen mucho mayor de indeterminación que el creado por el positivismo “durkheimiano” o la linealidad y determinismo del pensamiento Marxista. Por eso es que su investigación se resolvía en investigación histórica que utilizaba el método comparativo para tratar de determinar en cada situación que tipo de variable era, la que al aparecer generaba en combinación con otras variables la emergencia de determinado fenómeno, o al revés, qué tipo de variable faltaba para impedir que determinado fenómeno se produjera. Encuentra que las sociedades también se caracterizan por el predominio de una determinada forma de relación social. Para Marx, esta forma de relación era el modo de producción, pero para Weber era el modo en que los hombres ejercen el poder. Weber claramente tiene muchas diferencias con Marx. Él critica al marxismo, donde dice que el elemento ordenador de una sociedad no es tanto su modo de producción sino sobre todo, su modo de organización del poder, y que el modo de producción (como concepto marxista), más que aludir a una sociedad de tipo capitalista, alude a una sociedad de tipo industrial. En este sentido Weber coloca en el centro de su análisis las configuraciones de poder. Para él, el conflicto entre las clases sociales sería uno de los conflictos posibles en el mundo moderno, pero no necesariamente el más importante. La definición de Capitalismo para Weber consiste en un “tipo particular de dominación”, cuyas características no se agotan en el problema de la propiedad de los medios de producción. Weber caracteriza al capitalismo como un sistema en el cual en la totalidad de los órdenes institucionales, se produce esta separación, esta expropiación.

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Define al Estado moderno como una empresa con el mismo título que una fábrica, que encuentra una relación de poder en el interior de la empresa. - Ideas de la Sociología: Entonces, por lo ya leído se nota que Weber se abre un nuevo camino, distanciado tanto del positivismo como del marxismo.

2. TOMO II. Critica de la razón Funcionalista En este tomo Habermas se propone analizar en los principales aspectos de la teoría de sistemas de Talcott Parsons, en torno a la teoría de la acción comunicativa. En la primera parte de este segundo volumen, se explica de lo que Habermas entiende como un cambio de paradigma en la Sociología respecto del entendimiento de la actividad teleológica hacia la acción comunicativa. En esta dirección, el autor comienza a explicar la relación entre los sistemas y el mundo de la vida, como un concepto capaz de hacer avanzar a las Ciencias Sociales hacia un sentido comprehensivo de la acción social.

2.1.

El concepto de “sociedad en dos niveles”

Es el tema central del segundo volumen. Radica en la conceptualización de la sociedad a través de dos niveles sistema y mundo de vida. En la teoría habermasiana las sociedades modernas son concebidas, en términos generales, como una unidad precaria de mecanismos de integración social y sistémica. El autor intenta tratar los nexos de interacción social como actos de “entendimiento intersubjetivo” entre dos o más personas, como la apertura de un

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horizonte comunitariamente compartido de auto-entendimiento cultural representado “simbólicamente”.

2.1.1. Mundo de Vida Habermas llama “mundo de vida” a un horizonte de aceptación de contextos intersubjetivamente compartidos, resultado de la acción comunicativa que almacena el trabajo de interpretación hecho de generaciones pasadas. El mundo de la vida constituye la fuente del saber. El horizonte original reside en el conjunto de experiencias de contexto socialmente constituidas, se encuentra, en la modernidad, cada vez menos asegurado por la tradición, que implica la destrucción de culturas tradicionales para su incorporación al desarrollo.

Para Habermas, por ahora, el horizonte de las convicciones y de los valores intersubjetivamente compartidos conforman el contexto de todo proceso de comunicación cotidiano.

Las sociedades se reproducen a través de un proceso en el que sus partícipes interpretan la actividad de las generaciones pasadas y transmiten intersubjetivamente las orientaciones de valor acumuladas del mundo de vida. Este proceso de reproducción “simbólica” de la sociedad, según Habermas, se mueve en tres dimensiones:

a) La transmisión cultural (cultura); b) La integración social (sociedad), y c) La socialización individual (personalidad).

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La práctica de estas convicciones, está sujeta a un proceso de aprendizaje colectivo o de conocimiento del mundo de vida.

La reproducción cultural, la integración social y la socialización de los miembros conectan los diversos estados del mundo existente, establecen continuidades, aseguran a las generaciones siguientes las capacidades globales de acción y posibilitan la armonización de vidas individuales con formas de vida colectiva. En otras palabras, renuevan los esquemas de interpretación susceptibles de consenso (o “saber válido”), las relaciones interpersonales legítimamente ordenadas (o “solidaridades”) y las capacidades de interacción (o “identidades personales”).

El contenido del mundo de la vida se integra en su teoría fundamentalmente por actos de habla: a) Del componente preposicional; b) Del componente ilocucionario; c) Del componente intencional.

Con base en estos componentes, el mundo de la vida se articula en tres esferas: cultura, sociedad y personalidad. Habermas reconstruye las dimensiones internas más importantes que orientan el mundo de la vida a partir del marco de las categorías teórico-sociales derivadas del pensamiento de Parsons y las define en los siguientes términos:

“Llamo cultura al acervo de saber, en el que los partícipes en la comunicación se abastecen de interpretaciones para entenderse sobre algo en el mundo. Llamo sociedad a las orientaciones legítimas a través de las cuales los participantes en la interacción regulan su pertenencia a grupos sociales, asegurando con ello la solidaridad. Y por personalidad entiendo las

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competencias que convierten a un sujeto en capaz de lenguaje y de acción, esto es, que lo capacitan para tomar parte en procesos de entendimiento y para poder afirmar en ellos su propia Identidad”. ( Habermas, op. ctt., tomo 2, p. 106)

Para Habermas, en consecuencia, las sociedades no se componen de “sujetos”, sino de “personalidades”; no de individuos en general sino de las cualidades que los constituyen.

El

concepto

de

“mundo

de

vida"

aparece

hasta

aquí

vinculado

esencialmente a la “acción comunicativa”. Pero Habermas se niega a presentar el vínculo entre ambos como “modelo de autogeneración” social. Por el contrario, la diferencia se hace más profunda en la medida en que la reproducción del mundo de vida está sujeta a las operaciones interpretativas de los actores que lo constituyen. El mundo de vida se complejiza en sí mismo, a la vez que la acción comunicativa mantiene su autonomía. Mundo de vida y acción comunicativa si bien se suponen, no se confunden.

Figura 1. : Relaciones entre los Actos Comunicativos (AC) con el Mundo de la Vida.

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( Habermas. “Teoría de la acción comunicativa” tomo 2, p. 106)

La figura 1, muestra la relación entre lo que Habermas denomina como Actos Comunicativos y los Mundos de la Vida. Esta relación es ilustrativa para comprender donde se sitúan las distintas modalidades de acción en la vida humana.

Figura 2: Determinantes culturales de la orientación de la acción

( Habermas, “Teoría de la acción comunicativa” tomo 2, p. 310)

La reproducción del mundo de la vida puede analizarse ya bajo diversos puntos de vista funcionales.

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Figura 3: Funciones y orientaciones de acción Esta figura muestra cómo las relaciones entre los componentes de las orientaciones de una acción están asociadas a funciones que son captadas por los subsistemas:

(Habermas. “Teoría de la acción comunicativa” tomo 2, p. 346)

Figura 4: Sistema social El sistema social se encuentra definido por un conjunto de acciones y prácticas sociales según los componentes de las orientaciones que poseen, las cuales están asociadas a funciones específicas que son captadas por los subsistemas:

( Habermas. “Teoría de la acción comunicativa”, tomo 2, p. 347)

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Figura 5: La condición humana La Acción Comunicativa supone la realización de las dimensiones constitutivas del sujeto (cultura, sociedad y personalidad). Por ello, el siguiente esquema permite entender al ser humano en la realización de todas sus dimensiones esenciales:

( Habermas. “Teoría de la acción comunicativa “ tomo 2, p. 347)

2.1.2.

Concepto de Sistema

Toda acción racional, incluida la comunicativa, sólo puede afirmarse sobre mecanismos funcionales, es decir, únicamente sobre una base de organización funcional y práctica: Concepción del mundo de la vida en términos objetivantes, es decir, como sistema. La integración cultural de los grupos sociales se lleva a cabo a partir de una red de acciones que incluso trasciende a los partícipes como tales y que Habermas presupone bajo la categoría provicional de “sistema” en su análisis del proceso de reproducción material. Esto implica, por supuesto, un cambio metódico de perspectiva en su teoría. La reproducción material del mundo de la vida social se concibe ahora como “sistema”, partiendo de que toda actividad de acuerdo a fines sólo puede coordinarse funcionalmente en ese ámbito. Pero esta propuesta,

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según Habermas, no es el simple paso de un punto de vista conceptual a otro, sino una exigencia de la peculiar estructura de la realidad social misma. Entre integración social e integración sistémica: la una se centra en las orientaciones de acción atravesando las cuales opera la otra. En un caso el sistema de acción queda integrado, bien mediante un consenso asegurado normativamente, o bien mediante un consenso comunicativamente alcanzando; en el otro, por medio de un control (Steuerung) no normativo de decisiones particulares carentes subjetivamente de coordinación. Habermas utiliza esta distinción entre ambas formas de integración de la acción social con objeto de poder describir el desarrollo de la sociedad bajo un doble punto de vista; por un lado, el relativo a la racionalización del mundo de la vida; por otro, el que se refiere al aumento de la complejidad del sistema. Esta distinción entre formas de coordinación de la reproducción material y simbólica es usada en principio para fundamentar una nueva diferenciación metódica, es decir, con objeto de poder desarrollar la perspectiva peculiar de un concepto de “sociedad en dos niveles”. Tal propósito se basa en la observación de que en el proceso de evolución sociocultural, los mecanismos de integración sistémica se han dispersado de forma tan radical en el horizonte del mundo de la vida social, que se presentan en apariencia como formas autónomas de coordinación de la acción social y conforman esferas de acción interdependientes. Habermas conceptualiza las esferas de acción, “sistema” y “mundo de vida”, no como elementos constitutivos universales del desarrollo social, sino como resultado histórico de un proceso de diferenciación de la evolución socio-cultural. Las fases de desarrollo de las relaciones “sistema” y “mundo de la vida”, en un esquema lógico y a grandes rasgos, podría quedar simplificado de la siguiente forma: a) En las sociedades tradicionales la reproducción, o sea, el conjunto de capacidades para asegurar la existencia, se encuentran aun completamente vinculadas al ámbito del mundo de la vida cultural.

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b) Sólo en el tránsito a las sociedades modernas —cuyo proceso de surgimiento histórico abarca de la Reforma a la industrialización— las estructuras sistémicas se desprenden del mundo de la vida c) Sólo en la modernidad tardía puede propiamente hablarse de una “racionalidad sistèmica” que entra en relación de conflicto con la “racionalidad del mundo de la vida”. Así como para Marx un nuevo desarrollo social no se produce sino hasta que el anterior ha agotado todas sus posibilidades, para Habermas el nivel específico de la racionalidad comunicativa a partir del cual los mecanismos de la integración de sistemas pueden desprenderse del horizonte del mundo de la vida y de la misma configuración de su sistema de acción organizado de acuerdo a fines, sólo se presenta cuando las tendencias valorativas particulares y los aspectos de la orientación del entendimiento y del éxito se han separado unos de los otros La categoría de sistema conduce a Habermas al concepto de “medios de comunicación deslingüistizados”. Detrás de este concepto está la idea de Parsons de que la acción social se coordina, también, con la ayuda de estos medios. La reproducción social descarga en ellos la necesidad de coordinación creciente que surge con la libre- realización de la acción comunicativa de la transmisión cultural. Habermas había establecido que en la conformación de los sistemas de acción racionales participan, en principio, sólo los medios de comunicación lingüísticos. Pero agrega ahora que en el proceso de evolución social surgen también otros medios que si bien evitan o se desvían de la comunicación por medio del lenguaje, son capaces de coordinar la acción racional de acuerdo a fines, que trae consigo la reproducción material. Habermas se refiere al desarrollo del dinero y el establecimiento del poder organizado estatalmente. Con la generalización del dinero como medio de intercambio universal surge, por vez primera, la posibilidad de organizar la producción social en un sistema de acción autónoma, capaz de controlar tanto el reclutamiento de la fuerza de trabajo como el intercambio de mercancías, más allá de los canales de los medios de comunicación formales.

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En el proceso de constitución de estos sistemas de acción devenidos autónomos, la economía y el Estado, ámbitos que son también nexos de la vida social, la fuerza del mundo de la vida se debilita, en la medida en que deja de ser un ámbito libre de normas de acción social y de la praxis del entendimiento moral. La idea de esferas de acción comunicativamente integradas sugiere, por el contrario, la independencia del mundo de la vida de las prácticas de dominio y de los procesos de poder. De manera que el concepto “mundo de vida” aparece como una forma de integración social, distinta de la “integración sistémica”. Con la categoría “integración social”, Habermas parece identificar la acción orientada al entendimiento. En el otro extremo, el concepto de “integración sistémica” orientada al éxito. El mundo de la vida social asume el carácter de una esfera de comunicación libre de dominio fundada en el desarrollo del argumento teórico-evolutivo de la sociedad. Mientras el ámbito de acción de la racionalidad de acuerdo a fines parece desprenderse de todo proceso de integración del mundo de la vida, éste último se presenta como si estuviera eximido de todas las prácticas de ejercicio de poder. El poder se observa, por lo tanto, sólo desde la perspectiva del dominio de la integración sistémica; mientras que, por el contrario, las capacidades de integración social del mundo de la vida son observadas como esferas de acción que sirven a la tarea de la llamada “reproducción simbólica”. “Los mecanismos sistémicos acaban desplazando las formas de integración social, incluso allí donde lo que está en juego es la reproducción simbólica del mundo de la vida. Entonces la mediación del mundo de la vida adopta la forma de una colonización del mundo de la vida.” ( Habermas, op. ctt., tomo 2, p. 134)

Habermas propone una teoría para analizar a la sociedad en torno a dos formas de racionalidad que están de manera simultánea: la racionalidad “sustantiva” del mundo de la vida y la racionalidad “formal” del sistema, en donde el primero expresa una dimensión interna del sujeto (cultura, sociedad

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y personalidad) y el segundo una perspectiva externa expresada en la estructura sistémica. En este sentido, esta obra, tiene que ver con que en las sociedades modernas se han “colonizado” espacios propios del mundo de la vida, lo que conlleva su desintegración al evolucionar diferenciadamente las esferas que lo componen.

Medios

Dinámica de coordinación de las acciones

Actitud del Actor

DINERO, PODER

Control, Entrelazamiento Funcional de las consecuencias

Orientada al éxito

INFLUENCIA, COMPROMISOS DE VALOR

Comunicación. Para alcanzar un entendimiento comunicativo

Orientada al entendimiento

Tipo de motivación

Empírica

Relación con el lenguaje ordinario Sustituye

Forma de reproducción social en la que participa Reproducción material de los Sistemas. Integración sistémica

Racional

Condensa

Reproducción simbólica del Mundo de la Vida. Integración social

Teoría de la sociedad en dos niveles

2.2. Teoría de la Modernidad La modernidad está asociada a acontecimientos filosófico-sociales, por lo cual varias son las miradas de los filósofos al respecto. Habermas (1998) considera que muchos filósofos han tenido una visión sociocósmica demasiado estrecha de la modernidad: “Hubo quien se consideraba moderno en pleno siglo XII o en la Francia del siglo XVII”. La modernidad, como fenómeno filosóficosocial, ha producido un cambio en la relación que existía entre filosofía y ciencia y hombre como ente social impulsor de las transformaciones. La filosofía al comprender este nuevo paradigma se convierte en crítica y concibe y entiende al hombre como un elemento reflexivo de la actividad social. Con respecto a la ciencia, Habermas establece que ésta ha de acercarse a las cuestiones prácticas, por lo cual es necesario propiciar una comunidad de igualdad

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comunicativa para así cerrar la fisura existente entre práctica y teoría. La modernidad es, por tanto, un momento en la historia en donde el conocimiento teórico y el conocimiento experto se retroalimentan de la sociedad para transformarla. Dentro de esta compleja maraña social lo moderno parece no querer dejar sus vínculos con el pasado. El pasado marca, en consecuencia, un devenir cuyo continuum va configurando lo moderno desde adentro, pero también supone la existencia de un mundo exterior. Por tanto, nunca hay un proceso completo pues lo nuevo se va reconstruyendo desde diversas formas, dependiendo de los tiempos. Mientras más lejos se está del hic et unc, se puede observar que la modernidad surge, de manera endógena, de las relaciones cara a cara de los entes sociales. A la inversa, mientras más lejos se está de lo pretérito, las normas se generan desde afuera a través de mecanismos expertos e impersonales que se van instalando en la sociedad. En cualquier caso, no existe modernidad sin preteriedad. Como puede observarse, la modernidad es un movimiento histórico de carácter filosófico que parte especialmente en el norte de Europa, al final del siglo XVII y se cristaliza al final del siglo XVIII. Conlleva, por tanto, todas las connotaciones de la era de la ilustración, que está caracterizada por instituciones como el Estado-nación, y los aparatos administrativos modernos.

Por otra parte, y siguiendo a Habermas, hay muchos que apuestan hacia un futuro que aún no conocen, implicando un “culto de lo nuevo”, lo que en realidad, significa una mera “exaltación del presente”. Así, dentro de este contexto, pareciera que el mundo actual se compone de múltiples variaciones de la modernidad, resultantes de los infinitos vínculos que fluyen de lo nuevo, lo antiguo o tradicional y lo devenido o por devenir. Se da, por tanto, una suerte de transformación valórica de la sociedad occidental como consecuencia de la imposición de la cultura moderna. Citando a Bell, Habermas acusa que “el mundo está infestado de modernismo”. Y como acusación, la sentencia importa crítica y liberación de “motivaciones hedonísticas[1]” que no aportan a la construcción de una sociedad compatible con las bases morales y racionalidad que implican ser un ente social. Según Habermas, la autoridad de la modernidad restringe al hombre su identidad y su existencia sociales

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Siguiendo con su crítica social, Habermas acusa que el “neoconservatismo desplaza sobre el modernismo cultural cargas de una o más o menos exitosa modernización capitalista de la economía y la sociedad”. Por tanto, resulta difícil y complejo que aflore el real ente social del hombre pues éste se ve obligado a responder de manera hedonista, narcisista y elitista a las circunstancias societales impuestas en la actualidad. Ahora bien, si aceptamos que el actual tiempo posmoderno es una condición o “momento” en que estaríamos repensando nuestro proyecto de modernidad, necesitaríamos que la teoría crítica de Habermas capte y problematice la presionada modernidad de la sociedad en la cual vivimos hoy: introducción y legitimación de prácticas del capitalismo, apertura de la economía al capital extranjero, erosión de la noción de “sujeto social” con el aparecer de nuevos “sujetos" asociados a la apertura del libre mercado, y pérdida de valores morales en la nueva generación, entre otras. Sin embargo, esta teoría crítica no debe alejarse de los supuestos básicos del proyecto que somete a crítica, sino que debe recuperar, fundada y renovadoramente, los valores “clásicos" de nuestra modernidad, aquellos que nos han constituido y conformado. Resulta una dialéctica extraña para los tradicionalistas y lúdica para los transgresores, pero a favor de la preservación y la reconstrucción sociales. Claro que para lograr repensar nuestra modernidad, esa teoría crítica debería “entrar y salir" del marxismo, esto es, recurrir a la abundante discusión semántica y social y a la diversidad de perspectivas teóricas sobre lo social en transición, complementándose con los discursos fundacionales de nuestra rica tradición histórico-emancipadora.

La discusión entre modernidad-posmodernidad planteada por Habermas pretende demostrar o bien que la modernidad ha sido superada por cuanto se resolvieron los problemas propios de ese tipo de reflexión o no son los primordiales de la época actual, o bien ésta forma parte del desenvolvimiento o “devenir” de la modernidad y por tanto no hay posmodernidad. Con todo, y considerando la compleja maraña social de la vida moderna, importa destacar que siguiendo la idea expresada por Habermas hace unos 20 años, en el sentido

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que la formulación hecha en el siglo XVIII por los filósofos ilustrados acerca del proyecto de modernidad que incluía el desarrollo de una ciencia objetiva, una moral universal, una ley y un arte autónomos regulados por lógicas propias, las que también contribuirían a la comprensión del mundo y del individuo, el progreso moral, la justicia de las instituciones y la felicidad de los hombres, resulta, sin embargo, fácil constatar que el siglo XX conmovió ese optimismo, impidiendo que a cien años de la muerte de Nietzsche la dimensión ético-moral lograra el éxito esperado; tal aserto no hace más que confirmar que el proyecto de modernidad sigue incompleto.

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CONCLUSIONES Jurguen Habermas en su teoría de la Acción Comunicativa expone los fundamentos de una sociedad moderna para explicar su dinámica de interacción, en el cual el componente esencial son las normas de acción definidas recíprocamente entre los sujetos sobre su conducta, reconocidas y comprendidas intersubjetivamente (conocimiento de contenidos mentales pertenecientes a otras mentes.)Sin embargo, es posible encontrar funciones implícitas necesarias para la sociedad que se convierten en sistemas, los cuales constituyen una dinámica externa al sujeto. A continuación presentamos las conclusiones encontradas según lo anteriormente revisado: 

La acción comunicativa es parte importante del proceso de

socialización

inherente del ser humano, por lo cual actualmente es importante para entender la relevancia de los medios de comunicación de masas y su influencia en los sujetos, porque es creador de la formación de “imágenes del mundo” en la dinámica de interacción en la sociedad moderna. 

La acción comunicativa responde a la dinámica de reconocimiento compartido, mediada por símbolos. En la sociedad moderna podemos ver que los mecanismos sistémicos acaban desplazando las formas de integración social, en el caso del estado y la economía el mundo de la vida se debilita. Un conocimiento importante para entender la acción política como la interacción y entendimiento y no como su orientación sistemática que tiene hoy en día.



Habermas propone un modelo que permite analizar la sociedad como dos formas de racionalidad: La racionalidad sustantiva del mundo de la vida y La racionalidad formal del sistema. El mundo de la vida representa una perspectiva interna como el punto de vista de los sujetos que actúan sobre la sociedad

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Habermas en “Teoría de la Acción Comunicativa”, denomina acciones sólo a aquellas manifestaciones simbólicas, la acción regulada por normas y la acción dramatúrgica entra en relación al menos con un mundo, pero siempre con el mundo objetivo.



A la esfera del trabajo, contrapone el ámbito de la acción comunicativa, que define como "una interacción mediada por símbolos". Dicha acción tiene como núcleo fundamental las normas o reglas obligatorias de acción que definen formas recíprocas de conducta y han de ser entendidas y reconocidas intersubjetivamente.



Habermas plantea la necesidad de una pragmática universal, una ciencia del lenguaje basada en estructuras universales y válidas en cualquier situación y contexto comunicativo. La pragmática universal pone de manifiesto las condiciones lingüísticas que hacen posible la razón comunicativa. Es a través de ella que, la razón deviene en razón comunicativa.



De la multitud de conceptos de acción, empleados en teoría sociológica, Habermas, las reduce a cuatro:

1.- El concepto de acción teleológica que ocupa el centro de la teoría filosófica de acción desde la época de Aristóteles. El actor realiza un fin o hace que se produzca el estado de cosas deseado, eligiendo en una situación dada los medios más congruentes y aplicándolos de manera adecuada.

2.- Habermas dice "El concepto de acción regulada por normas se refiere no al comportamiento de un actor en principio solitario que se topa en su entorno con otros actores, sino a los miembros de un grupo social que orientan su acción por valores comunes".

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3.- Habermas también nos dice "El concepto de acción dramatúrgica, no hace referencia ni a un actor solitario ni al miembro de un grupo social. El actor transmite en su público determinada imagen o impresión de sí mismo al poner de manifiesto lo que desea, es decir, su propia subjetividad”.

4.- Finalmente, Habermas nos dice "...el concepto de acción comunicativa se refiere a la interacción de a lo menos dos sujetos capaces de lenguaje y de acción que (ya sea con medios verbales o con medios extra verbales) entablan una relación interpersonal".



Los medios de comunicación de masas electrónicos representan una sustitución de lo escrito por la imagen y el sonido y aparecen como aparatos que penetran y se adueñan por entero del lenguaje comunicativo cotidiano, transmutando los contenidos auténticos de la cultura moderna en estereotipos neutralizados y aseptizados e ideológicamente eficaces para reduplicar lo existente, eliminar los rasgos subversivos o trascendentes de la cultura y ejercer un control social enquistado en los individuos.



Los nuevos conflictos de las sociedades modernas no se desencadenan en torno a los problemas materiales o de distribución, sino en torno a cuestiones relativas a las formas de la vida, expresadas en la revolución silenciosa que significan los cambios en los valores y actitudes de la población y en un tránsito desde la vieja política, centrada en la seguridad interna y militar, económica y social, hacia una nueva política, en la que surgen problemas como la calidad de vida, la igualdad de derechos, la autorrealización individual, la participación y los derechos humanos.

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BIBLIOGRAFÍA



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http://www.boulesis.com/especial/escueladefrankfurt/pensamiento/



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