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Material para los medios de comunicación El grupo Gripe A: ante todo mucho calma considera que los medios de comunicación cumplen una importante labor en la información a la población sobre la actual pandemia de gripe. Durante los primeros meses de seguimiento de esta pandemia hemos podido detectar algunos errores en la información trasladada al público, que en ocasiones tienden a transmitirse y reiterarse en distintos medios. Además, la interpretación de algunos datos clínicos, estadísticos y epidemiológicos puede ser dificultosa para los profesionales poco familiarizados con estos conceptos. Por todo ello, y con el objetivo de ofrecer un material actualizado y veraz a las personas que trabajan en medios de comunicación, hemos elaborado este documento centrado en los aspectos más dados a confusión. Toda la información ha sido rigurosamente contrastada y procede de fuentes solventes reseñadas en el texto. Actualizado a hecha 19 de septiembre de 2009
1. Epidemiología: conceptos y datos estadísticos sobre la gripe A El término pandemia hace referencia a la extensión geográfica de una enfermedad infecciosa, sin relación con la gravedad de dicha infección. En el caso de la gripe, las pandemias se corresponden con la aparición de variantes nuevas del virus, que ocurren periodicamente y que se extienden con rapidez por todo el mundo. Es muy recordada la pandemia de los años 1918-1919, conocida como gripe española, que causó un gran número de muertes en todo el mundo, pero las pandemias posteriores han sido mucho menos agresivas. Para vigilar la aparición de una pandemia de gripe, la Organización Mundial de la Salud (OMS) distingue varias fases, desde que aparece un nuevo virus gripal circulando entre animales (fase 1) hasta que se constata la transmisión del virus de persona a persona en países de más de 2 continentes (fase 6)1. La fase 6 fue declarada por la OMS en junio de 20092.
¿Gripe A, gripe H1N1 o gripe porcina? Existe diversidad de opiniones sobre cómo denominar la nueva gripe. Inicialmente recibió el nombre de gripe mexicana, por ser México el país donde se detectó por primera vez, pero poco después se impuso el término gripe porcina (en inglés swine flu), dado que se observó una gran similitud con los virus gripales que afectan a los cerdos. Sin embargo, el estudio detallado de sus genes permitió comprobar que el nuevo virus tiene también notables diferencias con los virus porcinos, pues contiene genes procedentes de virus de la gripe aviar y la gripe humana, un fenómeno conocido como reassortment o recombinación3. Por ello, a finales de abril de 2009 la OMS pasó a utilizar el nombre gripe A(H1N1), más adecuado desde el punto de vista microbiológico, aunque en los medios generales se han hecho más habituales los términos gripe A o gripe H1N1 por separado. Gripe A hace referencia al tipo de gripe al que pertenece el nuevo virus
(los tres tipos de gripe conocidos son A, B y C, que pueden circular simultáneamente). Sin embargo, se trata de un nombre muy genérico, puesto que existe una gran variedad de subtipos dentro de los virus gripe A. Uno de esos subtipos lo forman los virus de la gripe H1N1, nombre algo más específico pero que también abarca a virus que llevan circulando mucho y que se parecen poco al virus actual desde el punto de vista genético. Desde julio de 2009, una vez declarada la fase 6 de la pandemia, la OMS emplea el término gripe pandémica (H1N1) 20094. No obstante, dado que se trata de un nombre técnico largo y difícil de recordar para el público general, es habitual seguir empleando alguno de los nombres mencionados previamente. Una opción para usar un nombre sencillo y apropiado sería llamarla nueva gripe A, que es el término que utilizamos en este documento.
Mortalidad Las noticias sobre personas fallecidas a causa de la nueva gripe A tienen un notable impacto sobre la población. Puesto que es la primera vez que se da tanta importancia a la gripe en los medios de comunicación, en la sociedad no existe una conciencia previa de cuántas personas mueren habitualmente por virus gripales en España, lo cual favorece que se magnifique su importancia. Por ello, pensamos que es importante que en las noticias que traten este tema se haga alguna referencia comparativa respecto a otros años. No es sencillo hacer estas comparaciones, puesto que nunca hasta ahora se habían contabilizado los fallecimientos por gripe con tanto detalle. Hay que tener en cuenta que la gripe en muchas ocasiones no es más que el factor final que precipita la muerte de un enfermo crónico o terminal, mientras que otras veces es una complicación añadida a la propia gripe, por ejemplo una neumonía bacteriana, la responsable final. Por ello, los datos sobre temporadas previas son en realidad estimaciones aproximadas, basadas generalmente en el "exceso de muertes" respecto a lo esperado que se produce durante las epidemias de gripe. Según tales estimaciones, la gripe, de la que cada año se declaran en España cerca de 1 millón de casos (contando sólo los casos diagnosticados en el sistema sanitario) mata cada año en nuestro país una media de casi 1400 personas, aunque esas cifras llegarían a triplicarse los años de más afectación.5Teniendo en cuenta que la inmensa mayoría de los casos de gripe se concentran en los meses invernales, se podrían calcular para ese periodo una media de 10 fallecimientos al día por gripe en una temporada normal, aunque esta cantidad sería bastante mayor durante los días de máxima incidencia. Como comparación, en la República Argentina, con una población similar a la española y peores condiciones socioeconómicas y sanitarias, al finalizar su temporada invernal 2009 se han comunicado algo más de 1.000.000 cuadros gripales (diagnosticados según los síntomas), estimándose que la mitad fueron debidos al nuevo virus. En esa situación, el número de fallecidos por la nueva gripe ha sido de 514 personas6. El caso de Australia, un país con la mitad de la población que España y un buen nivel de desarrollo, también es muy significativo. A 15 de septiembre de este año, finalizando en invierno austral, se habían confirmado 36.000 casos de gripe pandémica y 171 muertes, muy por debajo de las primeras predicciones7. Dado que el virus se ha mantenido estable hasta la fecha, no es de esperar un comportamiento muy diferente en la temporada otoño-invierno en España. Por ello,
recomendamos que el tratamiento de los datos de mortalidad en los medios informativos sean más parecido al que se da a las víctimas de accidentes de tráfico, en las que las cifras suelen compararse sistemáticamente con las de años anteriores. De lo contrario, podría darse la paradoja de que, incluso con un comportamiento más benigno de las gripes respecto a otras temporadas, la percepción social fuera de estar ante una situación más grave de lo habitual.
Importancia de los factores de riesgo Un dato que también ha originado cierta confusión procede de la afirmación por parte de la OMS de que "el 40% de los casos graves se están observando en niños y adultos [...] que anteriormente estaban sanos"8. Lo cierto es que esto no concuerda con los datos de nuestro país9y de otros países como Estados Unidos, donde aproximadamente el 70% de las personas ingresadas por el nuevo virus tenían factores de riesgo10. No obstante, el principal problema de esta frase es que puede causar confusión pensando que los riesgos son prácticamente iguales entre personas previamente sanas y personas con problemas crónicos de salud. Hay que tener en cuenta que la mayoría de los casos de gripe se dan en gente sana, por lo cual, aunque el riesgo individual de desarrollar complicaciones es muy bajo, el número total de personas sanas con complicaciones puede ser parecido al registrado entre personas con enfermedades previas.
2. Datos clínicos y complicaciones Diferenciación entre nueva gripe A y gripe estacional A pesar de informaciones en sentido contrario en diferentes medios, llegando a publicarse tablas de diagnóstico diferencial entre la nueva gripe A y la gripe estacional, la información científica publicada hasta el momento muestra que los síntomas en ambos casos son similares11. Los más frecuentes son los síntomas gripales clásicos: especialmente la fiebre y la tos (ambos en más del 90% de los pacientes), así como dolor de garganta, dolor de cabeza, moco o agüilla nasal y dolores musculares. La única diferencia encontrada hasta ahora en algunos estudios es que los síntomas gastrointestinales (diarrea o vómitos) son más frecuentes en la nueva gripe A (aparecen en aproximadamente en una cuarta parte de los enfermos), pero sin llegar a complicar la evolución y acompañados siempre de los síntomas propios de la gripe común1213. También, como en la gripe estacional, existen casos asintomáticos. Aunque por el momento no hay datos que cuantifiquen cual es el porcentaje de infectados que presenta síntomas y cuántos son asintomáticos, basándose en experiencias previas algunos autores consideran que el 33-50% de las infecciones pasan desapercibidas14.
Pruebas diagnósticas: el test rápido Las expectativas creadas a la población y a los profesionales ante la posibilidad de un diagnóstico rápido de la nueva gripe A han sido muy altas, siendo un campo de negocio atractivo fuera de la sanidad pública. Todo ello a pesar de que las recomendaciones y las medidas a aplicar a la gran mayoría de los pacientes serían las mismas que con cualquier otro cuadro gripal.
¿Existe una prueba diagnóstica rápida aceptada internacionalmente que nos permita identificar al nuevo virus de la gripe pandémica? No. Lo que realmente tenemos son varias modalidades de test que, en unos 30 minutos, detectan un antígeno propio del virus A (sin diferenciar los subtipos) o, como máximo, distinguen virus A de virus B. Se aplican a partir de una muestra obtenida en la superficie de las vías respiratorias altas (típicamente de dentro de la nariz) y tienen una sensibilidad escasa ante el nuevo virus A, que ha oscilado entre el 10 y el 70% en diversos estudios. Para hacernos una idea, tomando un valor intermedio (por ejemplo, 40%), resultaría que de cada 100 enfermos con nueva gripe A, solo detectaremos a 40, de manera que los otros 60 obtendrán un resultado negativo pese a estar infectados por el virus. Pero además, en ellos no sabremos si se trata de la nueva gripe A, simplemente que se trata de 'un virus A' en general.15,16 Toda prueba diagnóstica debería realizarse solamente si la información que se obtenga supondrá variar el tratamiento del paciente. En este caso, además de ser una prueba poco sensible, sabemos que en la inmensa mayoría de los pacientes las recomendaciones serían las mismas con independencia del tipo de virus gripal que tenga. Estas limitaciones hacen que el test rápido no sea una herramienta útil en la práctica habitual.
Complicaciones Periódicamente aparecen en los medios de comunicación datos sobre pacientes que han sufrido complicaciones graves, algunas de ellas calificadas como novedosas o no descritas previamente. Suelen proceder de descripciones de casos aislados o series de varios casos enviadas por médicos para su publicación en revistas médicas. En general, la novedad reside en que el causante es el nuevo virus más que en las complicaciónes descritas. Hay que tener en cuenta que dentro de los profesionales de la medicina existe mucha demanda de información clínica sobre el nuevo virus, por lo que están siendo publicados muchos artículos y descripciones de casos sobre el tema en las revistas biomédicas. En cambio, las complicaciones de la gripe estacional, o de otras infecciones respiratorias comunes, no tienen tanto interés por ser bien conocidas entre los profesionales. Eso puede hacer pensar que existe un protagonismo y una repercusión del nuevo virus mucho mayor del real, simplemente porque la atención se centra predominantemente en la nueva gripe A.
3. Tratamiento con antivirales Es mucho lo que se ha escrito sobre los antivirales para la nueva gripe A, especialmente sobre el oseltamivir (Tamiflu®), atribuyéndoles una importancia en el tratamiento de esta infección que se aleja bastante de la realidad. Los estudios realizados en enfermos de gripe estacional han mostrado hasta ahora un efecto limitado, acortando la duración de los síntomas en apenas medio día como término medio. En cuanto a su capacidad para prevenir complicaciones en personas de riesgo, los datos que hay son muy escasos y la calidad de las pruebas es demasiado baja como para poder asegurarlo17, como reconoce la propia OMS18. Por tanto, asumiendo que la eficacia fuera similar con la nueva gripe (lo cual por ahora es sólo una hipótesis), y teniendo en cuenta que los antivirales también producen efectos secundarios, parece claro que el uso de antivirales debe realizarse solo en pacientes seleccionados por su alto riesgo, y están generando muchas más expectativas de las que deberían corresponderles.
Bibliografía 1
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