INTRODUCCIÓN
El abuso y la violencia sexual son realidades presentes desde hace mucho tiempo y de las cuales hemos comenzado a tener conciencia social más recientemente. Sus causas son diversas y complejas para las víctimas, tanto a nivel de su calidad de vida, su desarrollo y la salud física y mental. Este tipo de violencia también tiene efectos significativos para la sociedad en general, pues constituye un obstáculo para el ejercicio de los derechos, implica importante pérdidas económicas para el país y afecta distintos ámbitos de la vida social, educacional y productiva de quienes la padecen. Niños, niñas y adolescentes, sin importar el lugar donde viven ni su edad, son afectados diariamente por este grave problema, ya sea dentro o fuera de la familia. Un limitado pero creciente conjunto de evidencia indica que la violencia sexual es un grave problema en toda la región de Latinoamérica y el Caribe (LAC), no sólo como problema de salud pública sino también como violación de los derechos humanos. El abuso sexual infantil es considerado un problema de salud pública por cuanto altera el normal desarrollo biopsicosocial actual y futuro de un niño, niña y adolescente, que es o ha sido víctima de un abuso sexual, constituyéndose además en un factor importante de riesgo para su salud mental en la edad adulta pudiendo generar o produciendo cuadros clínicos, como depresión, trastorno de estrés post traumático, trastornos de personalidad y disfunciones sexuales
DERRIBE MITOS
Existen una serie de mitos o falsas creencias que han permitido la invisibilización del abuso sexual hacia los niños, las niñas y adolescentes. Estas falsas creencias han concedido que este tipo de situaciones no hayan sido identificadas o detectadas en los distintos ámbitos en los que los niños, niñas y adolescentes se desenvuelven, imposibilitando de este modo, una intervención oportuna que permita la detención de este tipo de abusos y una adecuada protección a las víctimas. Es importante que los funcionarios de salud tengan presentes los mitos acerca del abuso sexual, pues estos afectan la manera en que entendemos esta problemática, y por lo tanto, la forma en que se interviene cuando se enfrenta un caso de abuso sexual infantil en el contexto de salud. Es necesario erradicar las falsas creencias sociales que están en la base de una visión distorsionada del problema que posibilita que las personas e instituciones nieguen la existencia del abuso o no actúen adecuadamente frente a la sospecha o certeza de que un niño, niña o adolescente es víctima de esta forma de abuso. A continuación, se presenta un resumen acerca de las falsas creencias más comunes existentes en relación con el abuso sexual infantil.
ASPECTOS CONCEPTUALES El abuso sexual a niños, niñas y adolescentes es un tipo de maltrato infantil que se da en todas las sociedades, culturas y niveles educativos, económicos y sociales. Se define maltrato infantil – físico, psicológico o abuso sexual – como toda acción u omisión que produzca o pueda producir un daño, que amenace o altere el desarrollo normal de niños, niñas y adolescentes y es considerado una grave vulneración de sus derechos. Puede darse tanto en el ámbito familiar como de las instituciones sociales.1
UNICEF define como víctimas de maltrato y abandono a aquellos niños, niñas y adolescentes de hasta 18 años que “sufren ocasional o habitualmente actos de violencia física, sexual o emocional, sea en el grupo familiar o en las instituciones sociales”.2
VIOLENCIA Y ABUSO SEXUAL
La Organización Mundial de la Salud define la violencia sexual como “todo acto sexual, la tentativa de consumar un acto sexual, los comentarios o insinuaciones sexuales no deseados, o las acciones para comercializar o utilizar de cualquier otro modo la sexualidad de una persona mediante coacción por otra persona, independientemente de la relación de ésta con la víctima, en cualquier ámbito, incluidos el hogar y el lugar de trabajo”. (Jewkes et al., 2002). Una de las definiciones más completas del abuso sexual infantil es la elaborada por el National Center of Child Abuse and Neglect (NCCAN). Según esta agencia federal norteamericana, comprende "los contactos e interacciones entre un niño y un adulto, cuando el adulto (agresor) usa al niño para estimularse sexualmente él mismo, al niño o a otra persona. El abuso sexual también puede ser cometido por una persona menor de 18 años, cuando ésta es significativamente mayor que el niño (la víctima) o cuando (el agresor) está en una posición de poder o control sobre otro menor".1
Coerción y asimetría Existen numerosas definiciones, en la mayoría de ellas se establecen dos criterios para hablar de abuso sexual:der
Coerción
La coerción es la presión ejercida por una persona con poder (abusador) hacia otra de menos poder (víctima) para forzar su voluntad y su conducta. En este caso el agresor utiliza la coerción para interactuar sexualmente con el niño/a u adolescente.
Asimetría o significativa diferencia de edad entre el agresor y la víctima
El agresor es significativamente mayor que la víctima, aunque no necesariamente haya cumplido la mayoría de edad. Esta asimetría determina muchas otras, tales como la asimetría anatómica, en el desarrollo psicosexual, en las habilidades sociales. Por eso, frente a una diferencia de edad significativa no se garantiza la libertad de decisión de la víctima. La asimetría también está presente cuando el agresor está en una posición de poder, manipulación o control sobre otro.
En resumen, un adulto está siempre en una posición jerárquica de superioridad en relación al niño/a u adolescente, ya sea por su tamaño, fuerza, experiencia, y/o recursos económicos y cognitivos. Uno de los factores que pone implica gran vulnerabilidad en los niños, niñas y adolescentes, es la falta de autonomía derivada de su corta edad y los consecuentes niveles de dependencia emocional, económica y social respecto de los adultos o de las instituciones. Lo anterior, les dificulta poner freno a la situación que padecen, pedir ayuda o denunciar los hechos. Así mismo, condiciona la credibilidad de los relatos de los niños/as con respecto a los adultos agresores, que habitualmente los niegan. Una persona tiene poder sobre otra cuando le obliga a realizar algo que ésta no deseaba, sea cual sea el medio que utilice para ello (la amenaza, la fuerza física, el chantaje), estando en una situación de superioridad sobre la víctima que impide a ésta el uso y disfrute de su libertad. Pero igualmente importante es entender, como ya se advirtió anteriormente, que el "poder" no siempre viene dado por la diferencia de edad, sino también por otro tipo de factores.
Modelo etiológico El modelo etiológico de Finkelhor y Krugman, que ha sido más aceptado que da cuenta del proceso que pasa el agresor para llegar a realizar las acciones propias del abuso sexual, es el desarrollado por Finkelhor y Krugman y consta de 4 etapas. Estas explican las condiciones que debe darse para que el abusador pueda cometer el abuso: Enfoque de género
La evidencia muestra que la mayoría de los agresores sexuales son hombres, en tanto que la mayoría de las víctimas son mujeres. En nuestra sociedad, predominantemente patriarcal, el hombre (padre, padrastro, conviviente, hermano, abuelo, amigo, tío) es reconocido como una figura que tiene privilegio de posesión, no sólo de las mujeres, sino que también de los niños, niñas y adolescentes, especialmente al interior del hogar. Este es otro específico de la dimensión sociocultural son las relaciones basadas en el género, en las que se atribuyan roles y comportamientos a mujeres y hombres en función de su sexo biológico. El enfoque de género reconoce las desigualdades que legitiman la violencia frente los niños/as y adolescentes, con respecto a los adultos ya que éstos se encuentran entre los grupos definidos culturalmente con menor poder dentro de la estructura jerárquica de la familia. Estas diferencias deben ser consideradas en la prevención, detección y atención especializada de las víctimas de abuso sexual y sus familias, para asegurar un desarrollo integral de niños, niñas y adolescentes. Es fundamental no concebir el abuso sexual solo como una cuestión concerniente a la esfera de la sexualidad del individuo, sino como un abuso de poder fruto de la asimetría existente entre el agresor y la
víctima. Es esta situación, la asimetría, la que permite el agresor mediante el uso de este poder víctima. El abuso es posible por esta asimetría de poder y el uso de diversas estrategias por parte del agresor para asegurar la participación de la víctima, tales como la amenaza, la fuerza física, el chantaje, por mencionar algunos. La persona con poder está en una posición de superioridad respecto a la víctima, situación que restringe la libertad de la persona que está siendo objeto del abuso.
Definición La Guía Clínica de Abuso Sexual, Elaborada por el Ministerio de Salud y UNICEF entiende como abuso sexual infantil “el involucramiento de un niño, niña o adolescente menor de 15 años en actividades sexuales no acorde con su nivel evolutivo, es decir, al desarrollo emocional, cognitivo o social esperado para su edad”.1 Existen otras definiciones de abuso sexual que nos ayudan tener una comprensión más acabada de esta grave vulneración de los derechos de los niños, niñas y adolescentes. Se define el abuso sexual como:
"Cualquier interacción entre un adulto y un niño o niña, con el propósito de la satisfacción sexual del adulto. El adulto que abusa sexualmente de un niño o niña puede hacerlo a través de amenazas, engaños o por la fuerza, siendo siempre responsable del abuso. El niño o niña no es responsable, aunque acepte participar en lo que le propone el adulto, pues es este último el que sabe que este tipo de comportamiento no debe darse entre un adulto y un niño, niña o adolescente".
"Toda acción violenta o no, que involucre a una niña o niño en una actividad de naturaleza sexual o erotizada, que por su edad y desarrollo no puede comprender totalmente, no está preparado para realizar o no puede consentir libremente; afecta seriamente la vida presente y futura de ellos/as y sus familias; y además se da en conjunto con otros tipos de maltrato. Estas acciones tienen consecuencias negativas para el niño/a que la sufre, ya sean consecuencias físicas, psicológicas, conductuales o sociales".2
Arruabarrena y De Paúl han definido el Abuso Sexual como "cualquier clase de placer sexual con un niño/a por parte de un adulto desde una posición de poder o autoridad. No es necesario que exista un contacto físico (en forma de penetración o tocamientos) para considerar que existe abuso, sino que puede utilizarse al niño/a como objeto de estimulación sexual".
Tipos de abuso sexual Se conocen diversas formas de abuso sexual hacia los niños, niñas y adolescentes.
RELACIÓN DE LA VÍCTIMA CON EL AGRESOR
La mayoría de las víctimas de violencia sexual son mujeres y niñas, pero los hombres y niños también pueden sufrir violencia sexual, a menudo perpetrada por otros hombres contra niños y adolescentes (Jewkes et al., 2002). Otra clasificación muy importante para el abuso sexual es la que se refiere a la relación de la víctima y con el agresor. Se distinguen el abuso sexual extrafamiliar y el abuso sexual intrafamiliar. Abuso sexual extrafamiliar.
Se dan dos situaciones en esta categoría: o
El abuso cometido por un desconocido del niño/a, en cuyo caso el abusador somete a la víctima por la fuerza y el terror, haciéndola sufrir.
El abuso cometido por un conocido del niño/a y su familia, en el que el abusador manipula la confianza que se le entrega.
Abuso Sexual intrafamiliar.
Mayoritariamente el abuso es de personas conocidas y familiares. Se aprovecha del vínculo familiar, tanto emocionalmente como en el ejercicio de la autoridad abusiva. Este tipo de abuso sexual tiende a repetirse, raramente se trata de un episodio único y aislado. Generalmente, se da un proceso gradual progresivo que pasa por distintas etapas o fases. Si bien es cierto el abuso sexual es una situación difícil, el abuso sexual intrafamiliar, por sus características de ser reiterado y en el contexto de vínculos afectivos, complejiza significativamente su abordaje. Además, suele tener consecuencias para las víctimas más difíciles de enfrentar.
Inicicación sexual forzada entre niñas Para muchas niñas y mujeres en Latinoamerica y el Caribe, la iniciación sexual no es deseada y/o es forzada, pero las tasas de prevalencia varían considerablemente según el entorno. Por ejemplo, el estudio de la OMS realizado en múltiples países encontró tasas de iniciación sexual forzada del 3% al 4% en los lugares de estudio en Brasil (García-Moreno et al., 2005). En los lugares de estudio en Perú, las tasas reportadas fueron mucho más altas: el 7% en Lima y casi el 24% en el Departamento de Cusco (García-Moreno et al., 2005).
En un estudio entre adolescentes en Argentina se encontró que el 12% de las personas entrevistadas dijeron que su primer acto de coito sexual no fue deseado y el 10% dijo que fue forzado (OPS, 2006). Un estudio cualitativo en Jamaica encontró que muchas de las mujeres entrevistadas inicialmente dijeron que habían “deseado” su primera experiencia sexual, pero cuando fueron interrogadas más a fondo, muchas revelaron que había sido forzado (Waszak et al., 2008). En un estudio basado en escuelas, realizado en varios países del Caribe, se encontró que entre las adolescentes sexualmente activas, casi la mitad declaró que su primer acto sexual fue “forzado” o “algo forzado” (Halcón et al., 2000). La evidencia de casi todos los estudios realizados a nivel mundial indica que mientras más joven es la persona en la iniciación sexual, más probable es que ésta haya sido forzada (Jewkes et al., 2002). Por ejemplo, el estudio de la OMS realizado en múltiples países encontró que más del 40% de las mujeres que declararon haber tenido su iniciación sexual antes de cumplir los 15 años, en Lima y en el Departamento de Cusco (Perú) informaron que esta primera experiencia sexual fue forzada, comparado con el 3% y el 17% (respectivamente) entre las mujeres cuya iniciación sexual ocurrió a los 18 años o más.
Proceso familiar del incesto Los elementos que se mencionan a continuación ayudan a comprender los comportamientos contradictorios de la familia y las víctimas. Por lo tanto, al hacer un diagnóstico y planificar una intervención de situaciones de abuso sexual intrafamiliar, deben ser considerados para garantizar la detención del abuso y la protección de las víctimas. Las particularidades del abuso sexual intrafamiliar han sido descritas en lo que se ha denominado el proceso familiar del incesto, que se refiere a la gama de abusos sexuales que se dan en el contexto familiar. Es de gran relevancia comprender y conocer las etapas o fases de este proceso, ya que ayudan a entender de manera más integral, cómo se instala, y se mantiene el abuso. Además, permite reflexionar sobre por qué, a pesar de ser develado el abuso, no se detiene ni se protege a las víctimas. Así mismo, permite entregar un contexto para comprender por qué los niños/as se retractan de su relato de abuso, o lo cambian.
MAGNITUD DEL PROBLEMA
Estudios internacionales. El abuso sexual contra los niños sigue siendo una situación invisibilizada, naturalizada y negadaen muchas contextos sociales y culturales. Por esta razón conocer la magnitud de esta problemática resulta una tarea difícil. Del mismo modo la comparación de los diferentes estudios es compleja, pues éstos utilizan distintas definiciones de “abuso” y existen criterios múltiples para definir la “niñez” y la diferencia de edad o de poder entre víctima y victimario, para considerar un determinado comportamiento como abuso sexual. A pesar de estas dificultades se ha logrado establecer que el abuso sexual en la niñez se produce en todos los países en los que se han desarrollado investigaciones rigurosas en términos metodológicos.
Estudio nacional CONSECUENCIAS DEL ABUSO SEXUAL El impacto del abuso sexual infantil, la sintomatología y patologías que puede producir son variados y muchos de ellos no se presentan de inmediato. Los efectos dependen de las características iniciales de los niños, niñas y adolescentes antes del abuso incluyendo sus recursos emocionales y sociales.1 Se han desarrollado diversas investigaciones tendientes a dimensionar y caracterizar el impacto de las experiencias de abuso sexual en la infancia a corto, mediano y largo plazo. Factores que influyen en la reacción de la víctima de abuso
Según señalan Vásquez y Calle la gravedad de la reacción particular de la víctima ante un hecho de similares características, va a depender, junto con las variables propias de ésta, (edad, sexo, personalidad previa, antecedentes psicopatológicos, entre otros) de factores tales como:
La gravedad del abuso. La duración y/o cronicidad del abuso. La utilización de violencia física durante el abuso. La relación de parentesco con el agresor.
Por otra parte, Soria señala que la gravedad de los cambios mostrados por una víctima dependerá, entre otros factores, de:
El nivel de funcionamiento psicológico previo. Las características propias del hecho delictivo. La reacción posterior del entorno social.
Características de los factores Se han descrito diversos factores de la situación abusiva, del agresor, de la familia, de la reacción ante la develación del abuso y características evolutivas del niño/a, como elementos que influyen en un mejor o peor ajuste como consecuencia de la agresión sexual infantil. A continuación se caracterizan brevemente esos factores.
Modelos de sintomatología asociada al proceso de victimización Se han desarrollado distintos modelos con relación a la sintomatología asociada a los procesos de victimización, descritos específicamente para la infancia, y los cuales pueden resultar de ayuda a la hora de comprender e identificar las consecuencias del abuso sexual en la infancia. Le invitamos a revisar en el recurso el modelo traumatogénico de Finkelhor y el modelo del trastorno de estrés postraumático.
Consecuencias del abuso a corto plazo A continuación, se enumeran algunas de las consecuencias a corto plazo que puede vivir un niño, niña o adolescente víctima de abuso sexual.
Síndrome de acomodación al abuso sexual infantil Una de las consecuencias a corto plazo que ha sido poco distinguida es el Síndrome de Acomodación al abuso sexual infantil, que tiene muchos paralelismos con el Síndrome de Estocolmo y que incluye cinco fases: Impotencia.
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Los niños víctimas de abuso sexual generan un fenómeno de indefensión aprendida, puesto que sus intentos por evitar el abuso resultan vanos. Poco a poco dejarán de intentarlo siquiera.
Mantenimiento del secreto.
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La manipulación y la amenaza a la que son sometidos les obliga a mantener, sobre todo, en los casos de abuso intrafamiliar una doble vida para mantener el secreto y evitar la revelación. Entrampamiento y acomodación. Si el abuso se prolonga en el tiempo, el niño poco a poco irá asumiendo el papel de pareja del agresor. Revelación espontánea o forzada. Cuando se llega a la revelación, suele ocurrir con un igual, pudiéndose producir bien de manera espontánea o bien forzada por un adulto al valorar los indicios. Retracción. Si no hay una intervención efectiva, incluso habiéndola, la retracción es frecuente, por culpa, vergüenza o miedo.
Cuadro de síntesis El siguiente cuadro muestra una síntesis de los impactos en la salud mental del Abuso Sexual Infantil.1 A corto plazo o en el período inicial de una agresión recurrente Enfermedades o Síndromes CIE 10
Reacción estrés agudo (F43.0) Trastorno de estrés post traumático (F43.1) Crisis de pánico. (F41.0) Episodio depresivo (F32) Trastornos emocionales de comienzo en la infancia (F93), ansiedad de separación, social, fobias Trastornos de sueño (F51): terrores nocturnos, pesadillas, insomnio Trastornos de la ingestión de alimentos (F50): anorexia, bulimia, obesidad. Otros trastornos disociativos, síntomas (F44.82)
Síntomas aislados Intentos de suicidio o ideas suicidas. Desmotivación . Baja autoestima. Sentimientos de culpa. Conducta hiperactiva. Dificultades de atención y concentración. Trastornos del aprendizaje. Alteración del funcionamiento cognitivo y rendimiento académico, repitencias escolares Aislamiento social, menos amigos. Hostilidad, agresividad, rabia, Rechazo a figuras adultas. Hostilidad hacia el agresor. Temor al agresor. Fugas del Hogar.
Trastornos psicológicos y del comportamiento asociados con el desarrollo y orientación sexual (F66) Trastorno oposicionista desafiante. (F91.3) Pérdida del control de esfínteres: Enuresis (F98.0) y Encopresis (F98.1) no orgánicas.
Deserción escolar. Interés excesivo por juegos sexuales. Conducta sexualizada que no corresponde a la edad ni a su etapa evolutiva.
Es importante recordar que algunos niños, niñas o adolescentes pueden vivir un abuso sexual y permanecer asintomáticos, es decir, no mostrar signo alguno de trauma. El motivo puede ser desde la propia vivencia del niño, niña o adolescente (que según su edad y la ejecución del abuso, puede no percibirlo como una agresión) a un fenómeno de bloqueo pasajero. Por eso, es fundamental hacer seguimiento a los/las víctimas de abuso sexual, presenten o no una sintomatología.2
Consecuencias del abuso a largo plazo La atención que se le ha de proporcionar a un niño, niña o adolescente víctima de abuso sexual no debe únicamente centrarse en el cuidado de sus lesiones sino debe ser coordinada entre los distintos profesionales prestando atención psicológica, dándole un seguimiento a corto y medio plazo y proporcionando atención y apoyo al menor y a la familia. Como ya se ha indicado, el papel de la familia es esencial en la recuperación del niño, niña o adolescente: si le creen desde el primer momento y le apoyan, constituyéndose en modelo y referente afectivo alternativo, el menor se recuperará antes y mejor que en caso contrario. A continuación, se enumeran algunas de las consecuencias a largo plazo que puede vivir un niño, niña o adolescente víctima de abuso sexual.
Cuadro de síntesis El siguiente cuadro muestra una síntesis de los impactos a largo plazo que puede tener en la salud mental del Abuso Sexual Infantil. A largo plazo
Explotación sexual comercial.
Trastorno depresivo recurrente (F33). Trastornos de ansiedad (F40 – F42). Trastornos por estrés postraumático (F431). Disfunciones sexuales (F52). Trastornos de personalidad y comportamiento en adultos (F60 – F69) .
Baja autoestima. Estigmatización. Conductas de riesgo, ausencia de autoprotección. Ideas suicidas e intentos de suicidio. Fracaso escolar. Abuso y dependencia de alcohol y/o drogas. Conductas delictuales. Relaciones familiares conflictivas. Negligencia en obligaciones. Aislamiento social, menos interacciones sociales, baja participación en actividades comunitarias. Dificultad en las relaciones de pareja, elevado índice de ansiedad social,estilo parental permisivo, percepción negativa de si misma como madre, uso de castigo físico ante conflicto con sus hijos. Revictimización. Transmisión intergeneracional.
LEGISLACIÓN Y ROL DEL SECTOR DE SALUD En esta unidad se revisará la legislación internacional y nacional vigente en relación a los derechos de los niños en materia de abusos sexuales. Para finalizar, se describirán además los principales delitos sexuales así como las tareas y el rol fundamental de los funcionarios de la salud frente a la detección o sospecha de un abuso, con el fin de detener tal acto ilícito y proteger la integridad física y mental de la víctima mediante una actuación adecuada y oportuna.
LEGISLACIÓN Y ROL DEL SECTOR DE SALUD En esta unidad se revisará la legislación internacional y nacional vigente en relación a los derechos de los niños en materia de abusos sexuales. Para finalizar, se describirán además los principales delitos sexuales así como las tareas y el rol fundamental de los funcionarios de la salud frente a la detección o sospecha de un abuso, con el fin de detener tal acto ilícito y proteger la integridad física y mental de la víctima mediante una actuación adecuada y oportuna.
LEGISLACIÓN NACIONAL E INTERNACIONAL
Los abusos sexuales constituyen una grave vulneración de los derechos de los niños, niñas y adolescentes (NNA) y por lo tanto, se requiere que los funcionarios de salud así lo entiendan y estén familiarizados con la legislación nacional e internacional en la materia. Es necesario que sepan cuáles son los delitos sexuales definidos en nuestra legislación y las obligaciones que tiene en materia de denuncia. En materia de legislación internacional, se revisará en esta sección la Convención sobre los derechos del niño y se nombraran algunos tratados internacionales que se refieren a esta materia de una u otra manera. Se hará una descripción de los principales delitos sexuales definidos en la legislación nacional en el Código Penal y las obligaciones de denuncia que tienen los funcionarios de salud frente a los delitos de esta naturaleza. Si bien en esta sección no se hará una revisión de la ley de tribunales de familia, resulta relevante que los funcionarios de la salud sepan qué son los tribunales de familia, quienes tienen competencia en materia de protección de los niños, niñas y
adolescentes que han sido vulnerados. Por último se mostrará a través de una serie de preguntas y respuestas cómo, dónde y quiénes deben hacer las denuncias.
Marco normativo internacional de DDHH Los derechos de los niños y niñas están consagrados internacionalmente en primer término en la Convención Sobre los Derechos del Niño (CDN), que fue suscrita por Chile en el año 1990 y que por tanto es una ley en nuestro país. A lo largo de la convención se definen una serie de derechos y obligaciones del Estado en relación a los niños, niñas y adolescentes. Revisaremos los artículos más relevantes de la CDN y que es necesario tener presentes a la hora de actuar: los artículos 19 y 34 que hacen una referencia específica al abuso sexual hacia niños, niñas y adolescentes (NNA).
Convención Americana de DDHH Chile también ha suscrito tratados de Derechos Humanos internacionales, tanto del sistema Interamericano como de Naciones Unidas. La Convención Americana de DDHH, en el Artículo 5 "Derecho a la Integridad Personal" establece que:
Toda persona tiene derecho a que se respete su integridad física, psíquica y moral.
Se reconoce el derecho del hombre y la mujer a contraer matrimonio y a fundar una familia si tienen la edad y las condiciones requeridas para ello por las leyes internas, en la medida en que éstas no afecten al principio de no discriminación establecido en esta.
Legislación nacional En la legislación chilena es la Constitución Política la que asegura en el Art. 19 Nº 1, el derecho de todas las personas a la vida, la integridad física y psíquica, siendo, por tanto, sujetos de dicha protección todos los individuos de la especie humana, cualquiera sea su edad, sexo, estrirpe o condición.
Revisaremos los diferentes delitos sexuales definidos en la legislación chilena, los que están regulados en los artículos 361 a 372 y 495 Nº 5 del Código Penal. Entenderemos por delitos sexuales aquellos actos u omisiones tipificados en la ley, cometidos de forma antijurídica y culpable, y que vulneran la indemnidad sexual de los niños o niñas, la libertad sexual de los adolescentes y adultos, o tienden a la corrupción de los menores de 18 años. En el Código penal pueden encontrarse, entre otros, los siguientes delitos sexuales. A continuación definiremos los más importantes.
Rol del funcionario de salud
Los funcionarios de salud están en una posición privilegiada para detectar e intervenir precozmente frente al abuso sexual y restituir los derechos de los niños, niñas y adolescentes. Es importante saber que no actuar frente a una sospecha y certeza de que un niño, niña o adolescente está siendo víctima de abuso sexual, impacta al sistema abusivo y convierte al sistema de salud en cómplice pasivo de esta situación. Es necesario aprovechar las oportunidades para actuar y detener el abuso pues estas pueden no volver a repetirse y los NNA llegaran a ser adultos sin que los diferentes sistemas hayan sido capaces de protegerlos, muchos nunca revelaran las vulneraciones vividas y algunos lo harán, en el propio espacio de salud, pero cuando ya es tarde.
DETECCIÓN PRECOZ Y PRIMERA RESPUESTA ¿Cómo detectar un caso de abuso?, ¿Qué signos o señales nos harán sospechar que existe abuso sexual? Se han descrito muchos indicadores que nos alertarán en relación a la posible existencia de abuso sexual infantil. Es importante conocerlos para poder indagar en las familias la presencia de ellos. Uno de los criterios más importantes para definir una situación como abuso sexual es el relato hecho por el niño/a o adolescente respecto de esta situación. Todos los indicadores nos entregan elementos para la detección y diagnóstico del abuso sexual. No hay síntomas vinculados exclusivamente a los abusos sexuales, aunque la presencia de todos o algunos de los siguientes síntomas se presentan en niños y niñas que han vivido experiencias de algún tipo de abuso sexual. Entre estos se han definido los siguientes:
Cómo evaluar el riesgo en caso de abuso sexual? De acuerdo a la siguiente información, se deben tomar las decisiones orientadas a detener el abuso y proteger a las víctimas.
Primera respuesta en la atención de salud Existe cierto grado de consenso referido a las primeras acciones que los profesionales de salud debieran realizar al encontrar hallazgos altamente sugerentes de una situación de abuso sexual infantil. Para efectos de la presente guía se entenderá como primera respuesta: Todas las acciones llevadas a cabo por los profesionales de salud una vez encontrados hallazgos sugerentes de Abuso Sexual. Se asimilará a “primeras intervenciones”,”primera ayuda” o “primera respuesta”. La Primera Respuesta es un proceso que se realiza en tiempo breve que requiere de la participación de más de un profesional que busca informar, apoyar y proteger a la víctima, así como estabilizar a la familia para que éstas se constituyan en un soporte válido para el niño, niña o adolescente y que logre el compromiso del niño, la niña y su familia para continuar un tratamiento por especialista y el proceso de denuncia. Implica toma de decisiones, la movilización de los recursos disponibles en el ámbito familiar, social, individual, legal, u otros, de modo de
garantizar la interrupción de la situación de abuso y lograr un mejor estado psicosocial para el niño, niña o adolescente. La no realización de estas acciones en su momento, pueden significar la perpetuación del abuso y la desprotección de la víctima. La Primera Respuesta depende del contexto en el que se presente el origen de la sospecha:
Revelación espontánea del niño/niña, adolescente. Revelación espontánea de un adulto. Hallazgos al examen físico del niño/niña, adolescente.
Primera respuesta en la atención de salud Existe cierto grado de consenso referido a las primeras acciones que los profesionales de salud debieran realizar al encontrar hallazgos altamente sugerentes de una situación de abuso sexual infantil. Para efectos de la presente guía se entenderá como primera respuesta: Todas las acciones llevadas a cabo por los profesionales de salud una vez encontrados hallazgos sugerentes de Abuso Sexual. Se asimilará a “primeras intervenciones”,”primera ayuda” o “primera respuesta”. La Primera Respuesta es un proceso que se realiza en tiempo breve que requiere de la participación de más de un profesional que busca informar, apoyar y proteger a la víctima, así como estabilizar a la familia para que éstas se constituyan en un soporte válido para el niño, niña o adolescente y que logre el compromiso del niño, la niña y su familia para continuar un tratamiento por especialista y el proceso de denuncia. Implica toma de decisiones, la movilización de los recursos disponibles en el ámbito familiar, social, individual, legal, u otros, de modo de garantizar la interrupción de la situación de abuso y lograr un mejor estado psicosocial para el niño, niña o adolescente. La no realización de estas acciones en su momento, pueden significar la perpetuación del abuso y la desprotección de la víctima. La Primera Respuesta depende del contexto en el que se presente el origen de la sospecha:
Revelación espontánea del niño/niña, adolescente. Revelación espontánea de un adulto. Hallazgos al examen físico del niño/niña, adolescente.
Próximas etapas a seguir Es importante distinguir si el abuso es intra o extrafamiliar. En caso de ser intrafamiliar se debe considerar que existirá mayor probabilidad de que la familia pueda entrar en crisis con la revelación y presión en el niño, niña o adolescente para minimizar o retractarse de lo revelado, situación descrita en el proceso familiar del incesto. Se considera necesario que el niño, niña o adolescente sea informado de las decisiones y próximas etapas a seguir, incluyendo la denuncia, exámenes, derivaciones, tratamiento, entre otros.
Servicios de salud específicos en caso de abuso Un aspecto relevante de una adecuada atención desde el sector salud que ha sido señalado por la OMS implica el acceso a una serie de servicios de salud específicos que deben ser prestados por personal capacitado. Entre ellos:
Apoyo psicológico (y referencia a instituciones para recibir atención de salud mental, de ser necesario). Anticoncepción de emergencia. Tratamiento y profilaxis de enfermedades de transmisión sexual. Profilaxis para la infección por el VIH, cuando corresponda.
En caso de que el niño, niña o adolescente por resolución judicial deba ser enviado a casa de algún familiar, a una residencia de protección (SENAME u otro) se le deben explicar muy bien las razones que motivan esa medida, indicándole que es necesario para garantizar su seguridad. Cuando esto sucede hay que hacer lo posible para mantener la comunicación entre la víctima y la familia. LEGISLACIÓN NACIONAL E INTERNACIONAL
SISTEMAS ABUSIVOS
DETECCIÓN PRECOZ Y PRIMERA RESPUESTA
o
¿Cómo evaluar el riesgo en caso de abuso sexual?
o
¿Qué hacer ante un posible caso de abuso?
Primera respuesta en la atención de salud
Lo que nunca se debe hacer
COORDINACIÓN INTERSECTORIAL Y REDES
Lo que nunca se debe hacer
Culpar al niño del abuso. No hay que reñirle o castigarle por lo sucedido. Se haya resistido o no, lo importante es no responsabilizar al menor, incluso en los casos en los que el agresor ha logrado que colabore. Nunca hay que abordarle con preguntas como: "¿Por qué le dejaste hacerlo?", "¿Por qué no me lo dijiste antes?", "¿Por qué no dijiste no, huiste o luchaste: "Las víctimas nunca tienen la culpa". La culpa, es siempre del agresor. Negar que el abuso ha ocurrido. Nunca decirle frases como: "¿Estás seguro/a?", "No es verdad, debe ser un malentendido", "No inventes esas historias". Expresar alarma, angustia por el niño/a o por el agresor. Tratar al niño/a de forma diferente. Tocarle o acariciarle. Hablar de él o ella como la víctima. Sobreprotegerle.
Por esta razón, una adecuada respuesta a los niños, niñas y adolescentes cuando se devela el abuso y las acciones que se emprendan deben ir orientadas de acuerdo a estos objetivos.