Manual Para Padres

  • November 2019
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  • Words: 32,339
  • Pages: 51
los berrinches muchas madres con niños entre 2 y 5 añitos me escriben muy preocupadas por los berrinches de sus hijos y por lo incontrolables que están. ante todo tenemos que diferenciar el significado de los berrinches. a continuación vamos a hablar de los berrinches que aparecen entre el año y medio hasta los tres años. en la siguiente lectura hablaremos de los berrinches entre los tres y los cinco años. si los berrinches aparecen alrededor de los 2 años, éstos son 'normales', no nos vamos a horrorizar ni preocupar demasiado por ellos, sin embargo hay que tener cuidado de que no se vuelvan parte de la conducta habitual del niño. ¿qué pueden hacer? primero dense cuenta que su hijo está creciendo y está convirtiéndose en una personita, con su propia voluntad. esta es una etapa de transición y hay que acompañarlo. a continuación les expongo varias cosas que pueden hacer para ayudarlo y para que los berrinches eventualmente desaparezcan. •

cuando el niño tiene un berrinche en casa, llévelo a un lugar donde pueden estar uds. dos solitos, a su cuarto, al jardín, al sofá, y lejos del lugar donde le dió el berrinche.



cuando el niño tiene un berrinche lejos de la casa, por ejemplo en un supermercado o en un restaurant, llévelo a un lugar donde pueden estar uds. dos solitos, seguramente al automóvil.



no lo deje solo. espere que se calme. no se puede hablar con él si está agitado.



réstele importancia al berrinche. no es el fin del mundo. mientras el niño se calma, ud. está allí, lo acompaña físicamente, pero póngase a pensar en algo agradable, positivo y no en lo difícil que se está poniendo su hijo.



cuando su hijo se haya tranquilizado dígale únicamente, pero con mucha firmeza, que no puede portarse así y explíquele brevemente lo que hizo. inmediatamente distráiganlo con otra actividad….algo que le guste, que él haga bien.



elogie como está comportándose en la nueva actividad y ni una palabra más sobre el berrinche.

su mensaje a su hijo a través de todas estos pasos es: "te quiero mucho y no te voy a abandonar en este momento difícil - pero no voy a permitir los berrinches." una pregunta muy importante y básica que tiene que hacerse ahora que su hijo empieza a crecer y a ejercer su voluntad. 1) ¿quiere que su hijo la obedezca? o 2) ¿quiere que su hijo se porte bien, entienda lo que eso implica y coopere con ud.? si está interesada únicamente en que su hijo la obedezca, seguramente ese es un niño que va a reaccionar con muchos berrinches - si en cambio ud. busca su cooperación y sigue los pasos arriba expuestos, ud. verá como los berrinches van a desparecer poco a poco. no deje de hacer también los siguiente: •

avísele a su hijo con tiempo cuando hay un cambio de actividad.



"dentro de 5 minutos vamos a salir."



"dentro de 5 minutos vamos a comer."



aunque el niño no sabe todavía lo que son 5 minutos, se va acostumbrando a que hay un período de

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transición entre lo que está haciendo y lo próximo. este paréntesis le va a permitir "despedirse" de la actual actividad y/o guardar sus juguetes. •

antes de ir a cualquier lugar público explíquele al niño como se debe comportar, lo que puede hacer y lo que no puede hacer. por ejemplo, si va a un supermercado y no quiere comprarle golosinas o juguetes, tiene que acostumbrarlo desde muy pequeñito. explíquele claramente que no le va a comprar golosinas o juguetes. dígale que ud. necesita que él la ayude buscando las cosas que están en su lista y explíquele para que sirven los productos que está comprando. haga que participe en la compra y que se sienta importante porqué la está ayudando.



Ármese de paciencia pero sea firme.



ciertas ocasiones se prestan para que ud. le presente alternativas entre las cuales el niño pueda escoger. luego que él escoja felicite al niño por su escogencia y si quiere, explíquele porqué fué una buena escogencia. por ejemplo, cuando una niña se va a vestir, en vez de revisar todo el escaparate y gavetas para buscar lo que se va a poner, ud. le presenta 2 o 3 opciones y que ella decida entre ellas.



aparte tiempo para ayudar al niño cuando tiene un berrinche. recuerde que ésta es una fase pasajera y el tiempo que invierta en esto es importantísimo. por un lado está eliminando los berrinches y por otro lado su hijo se está dando cuenta de lo que puede y no puede hacer, a través de una manera muy poco violenta (sin nalgadas, ni castigos) y está aprendiendo a cooperar con ud.



por último, piense que ud. y su hijo van a salir bien de esta fase, piense en lo que le gusta de él y dígale que lo quiere.

marina afuera llueve y hace frío, nancy, la madre de marina, necesita salir, está apurada y se quiere llevar a marina, de casi tres años. marina quiere salir con una franelita, shorts y sandalias, pero su madre quiere que se ponga un suéter, pantalones y zapatos cerrados para que no se moje y no le de frío. las dos insisten, nancy en abrigarla y marina en no cambiarse de ropa. al final marina rompe en llanto y gritos y se tira al suelo, dando patadas. ¿qué puede hacer nancy? ante todo, no comunicarle a marina que se tiene que cambiar de ropa unos segundos antes de salir. nancy le hubiera tenido que avisar que dentro de cinco minutos iban a salir y decirle que tenia que tenía que cambiarse porqué estaba lloviendo y hacía frío. si a la niña le da un berrinche, la madre tiene que mantenerse firme y esperar unos minutos hasta que la niña se calme y decirle que puede escoger entre 2 o 3 franelitas. un poco más tarde cuando marina esté completamente tranquila nancy le tiene que decir que la franela que ella escogió estuvo perfecta y que con el cambio de ropa ella no se va a resfriar. pedro pedro es un niño de dos años y es muy ágil y fuerte. le gusta treparse por doquier, en las sillas, en las rejas. en la casa hay un reja alta en el porche y elena, su madre, lo deja que se trepe mientras ella lo vigila, ella está segura de su habilidad. una tarde pedro acompaña a elena al supermercado y ve una reja y quiere empezar a treparla. la madre se lo prohíbe y él se desespera y se tira al suelo, llorando. elena lo toma de la mano, salen del supermercado y se van al automóvil y se sientan adentro. pedro sigue rabioso y sigue llorando. mientras elena espera que se calme, ella se pone a pensar en lo que va a cocinar esa noche. cuando pedro se ha calmado ella le dice: "pedro, en casa puedes trepar la reja y me encanta que lo hagas y lo haces muy bien - pero en el supermercado no. ahora vamos a regresar porqué yo tengo una lista de cosas para comprar. y como tú sabes rayar con los lápices, ¿qué te parece si me ayudas y cada vez que encuentro una cosa que necesito y la pongo en la cesta tú la vas rayando en mi lista?" ellos regresan al supermercado. pedro se siente muy importante porqué está ayudando a su madre en una tarea. al final la madre lo felicita y por la noche le cuenta a su esposo como pedro la ayudó. la importancia de la rutina diaria y de los límites

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muchos de los niños que han crecido sin una rutina diaria o sin límites, a partir de los tres o de los cuatro años, son difíciles de manejar. --------------------los niños que crecen sin una rutina diaria o sin límites están constantemente buscando y probando hasta donde pueden llegar especialmente si están haciendo algo que les gusta, por ejemplo, si están viendo televisión, jugando nintendo o jugando afuera. también se resisten a asumir sus responsabilidades como recoger sus juguetes, hacer las tareas, etc. --------------------madres y padres tienen que invertir mucha energía en lograr que estos niños obedezcan y cumplan con sus responsabilidades. les hablan, les gritan, los regañan...y, a menudo, terminan por castigarlos. y todos terminan exhaustos: los niños por estar retando a los padres, y los padres por tratar de que los niños los obedezcan. --------------------muchas madres no se dan cuenta que el invertir un poco de tiempo en establecer una rutina diaria y establecer ciertos limites cuando sus niños son muy pequeñitos, les va a facilitar grandemente la vida familiar más adelante. --------------------"la rutina diaria es para los niños lo que las paredes son para una casa, les da fronteras y dimensión a la vida. ningún niño se siente cómodo en una situación en la que no sabe qué esperar. la rutina da una sensación de seguridad. la rutina establecida da un sentido de orden del cual nace la libertad." (r. driekurs) los límites le indican al niño que toda actividad tiene una duración. como la palabra denota: "puedes, hasta acá - pero más allá, no." ejemplos de límites: 

puedes jugar afuera hasta la cena



puedes ver televisión de las 4 a las 6 de la tarde



a las 7:30 de la noche tienes que acostarte

¿cuándo tendríamos que empezar con la rutina diaria y los límites? cuando los niños son pequeñitos. la rutina diaria se va estableciendo a los pocos días de nacer el niño y es a través de la rutina diaria que nuestros bebés entran en contacto con cierto orden. más adelante, poco a poco, se van introduciendo algunos límites. la rutina diaria al principio es muy sencilla pués sigue las necesidades físicas de la criaturita: se la alimenta seis o siete veces durante las 24 horas, o sea cada tres o cuatro horas. el amamantar o darles el tetero o biberón toma aproximadamente una hora con el cambio de pañal. poco a poco, el bebé y su madre van desarrollando un patrón de horario de comidas. lo único extraño en estos primeros días es el baño diario, que es una costumbre de nuestra cultura. no todas las culturas acostumbran a bañar a su bebés diariamente. es importante que el baño se haga a la misma hora todos los días para que forme parte de la rutina diaria. algunas familias prefieren bañar a sus bebes al medio día, mientras que en otras familias prefieren hacerlo antes de su última comida del día del bebé. ¿porqué es importante la rutina diaria? porqué el bebé va internalizando el orden de la rutina, y la repetición y la constancia del horario le van dando cierta seguridad frente a la incertidumbre de la vida. ya para los seis meses un bebé estará comiendo cinco veces al día y dormirá de seis a ocho horas durante la noche. es muy importante que desde ahora el niño intuya de que hay una noche, o un periodo de descanso más largo, sin claridad y con menos ruido que durante el día. la hora de dormir. el establecer la hora de dormir desde los siete u ocho meses es una de las cosas más

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importantes que puede hacer una madre, tanto para ella como para su hijo más adelante. vamos a suponer que ud. escoge las 7:30 p.m. como la hora para acostar a su hijo o las 8:30 p.m. a más tardar. esta es una hora y una costumbre que su hijo puede mantener durante la etapa pre-escolar y durante la escuela primaria. de esta manera ud. puede asegurarse de que su hijo dormirá las diez horas que necesita para obtener un buen descanso. uno de los problemas de muchos niños hoy en día es que no duermen lo suficiente y su rendimiento en la escuela es bajo. el establecer una hora para acostar a su hijito temprano y mantenerla no es fácil, especialmente para una madre primeriza. pero los beneficios son enormes!!! primeramente asegura el descanso de su hijo y luego, una vez que su hijo se haya acostado, la madre tendrá tiempo para ella y sus intereses. a medida que el bebé va creciendo la rutina diaria se tornará más compleja. se incluirán la hora de la siesta, las horas de televisión, las idas al parque infantil y, poco a poco, se van introduciendo las normas de conducta y de higiene y los límites. los siguientes son ejemplos de límites: 

"antes de ir al parque o antes de acostarse, hay que recoger el lugar donde ha estado jugando."



"hay que lavarse las manos antes de cada comida."



"pueden ver únicamente ciertos canales de televisión y solamente ciertos programas."



"después de las 7 pm ya no pueden ver televisión." ---------------------

hay dos grupos de mamás que me preocupan porqué ambos grupos tienen dificultades con el empleo de los límites y el establecimiento de una rutina diaria. estas mamás son: 

las que creen que decirle un no a sus hijos los daña o que el estructurar el día de sus hijos, los oprime.



las que no saben cuando emplear un no oportunamente o mantener una rutina, porqué están tan agobiadas por el trabajo fuera de casa y dentro de la casa, y no se dan a basto con todo lo que tienen que hacer.

sin embargo, los dos grupos de mamás quieren lo mejor para sus hijos. las primeras suelen leer mucho, les gusta estar informadas y, me imagino, que han sido influenciadas por libros que dicen que pueden criar a sus hijos sin restricciones para así no coartar su creatividad y espontaneidad. a estas madres les quiero decir que a medida que sus hijos crecen van a pasar trabajo adaptándose a una realidad exterior conformada por varias normas y límites. y que un poco de rutina diaria y limites no dañan, al contrario, todo niño necesita límites, éstos le dan al niño seguridad y la posibilidad de utilizar su energía en juegos y actividades creativas en vez de utilizar su energía tratando de descubrir donde están los limites y hasta donde pueden llegar. a las mamás del segundo grupo la vida les está exigiendo muchísimo: ayudar a mantener su familia con el fruto de su trabajo, dejar a los niños en su guardería, ir al trabajo, luego pasar a recogerlos, y encargarse de los quehaceres de la casa. para estas madres la vida es un corre-corre constante y una constante tensión. a estas madres les quiero decir que si les queda energía tienen que esforzarse en introducir una rutina y ciertos límites en la vida de sus hijos y mantener dicha rutina y límites, para así aliviar la tensión en la familia y para que sus hijos mejoren su rendimiento en la escuela. como expliqué anteriormente, la rutina es fácil establecerla cuando los niños son pequeñitos, sin embargo si sus hijos tienen cuatro años o más pueden establecer la rutina diaria y ciertos límites a través de la "reunión familiar". lean como hacerlo en "las decisiones en familia - la reunión familiar". procedan poco a poco, escojan la parte del día que más les preocupa. escuchen a sus hijos, busquen sus opiniones y su cooperación, hágalos participes de las decisiones acerca la rutina diaria y los límites y tendrán su cooperación y compromiso. ¡no es dificil! y sus hijos se lo agradeceran. el castigo

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el castigo puede ser corporal (una zurra, una pela, una cachetada, unas nalgadas, unos correazos) o puede ser la prohibición momentánea de algo placentero (la televisión, un juego electrónico o jugar afuera). lo importante para los que castigan es que el castigo sea algo que le duela al niño. hay que admitir que el castigo es un método rápido, seguro y efectivo para disciplinar a un niño. pero reflexionemos en lo siguiente: el castigo da validez al temor, al dolor, a la intimidación y a la violencia como métodos aceptables para la resolución de conflictos. el castigo crea: •

sumisión, en el niño siente miedo



rebeldía, en el niño siente rabia hacia la figura de autoridad y su poder

el castigo excluye otro tipo de comunicación entre padres e hijos. como, por ejemplo, una comunicación que permita una verdadera comprensión de la situación y ayude al niño a encontrar alternativas a menudo, través del castigo damos rienda suelta a nuestras propias frustraciones, las cuales tienen poco que ver con el niño que estamos castigando; de manera que el castigo resulta mucho más severo de lo que se merecía la falta cometida por el niño. si un niño ha sido castigado frecuentemente es probable que él también utilice el temor, el dolor, la intimidación o la violencia para controlar a otros. hay padres que castigan inmediatamente después del hecho, mientras que hay algunos que tratan de evitar el castigo y optan por hablarles a sus hijos y les aconsejan y aconsejan, y hablan y hablan sin mucho resultado y al final, ya cansados y desesperados, los castigan, y hay otros padres que a veces castigan y otras veces no, dependiendo de cómo se sientan en ese momento. vale la pena que nos preguntemos: ¿porqué tenemos que educar a nuestros hijos utilizando el castigo? ¿es que así nos criaron y estamos repitiendo costumbres sin reflexionar mucho en ellas? ¿será que hay momentos en los cuales ya no aguantamos a nuestros hijos? ¿o quizás nos agarraron cansados? ¿o de tantos problemas que tenemos, la desobediencia de los hijos es uno de los pocos que sí podemos controlar, y lo hacemos a través del castigo? hay castigos que también causan miedo. preguntémonos ¿porqué queremos que nuestros hijos sientan miedo? ¿será que es más fácil controlarlos? ¿será que cuando ellos sienten miedo nos sentimos poderosos? ahora bien, ¿es el castigo nuestra única opción para enseñar a nuestros hijos a respetar ciertas normas o habrán otras opciones? lean, por favor, "la familia: respeto mutuo, responsabilidad, cooperación y participación" y luego "las consecuencias(i)". la diferencia entre las consecuencias y el castigo consecuencias castigo el adulto tiene el rol de educador el adulto tiene el rol de juez, de policía el adulto acepta al niño pero no su conducta el adulto rechaza al niño por "portarse mal" para el adulto esto es un proceso de aprendizaje para el adulto esto es un proceso acusatorio el adulto está interesado en la situación y en su resolución el adulto está interesado en retaliación el adulto observa y trata de no implicarse emocionalmente el adulto está implicado emocionalmente el adulto es comprensivo el adulto está enojado el adulto respeta al niño el adulto empequeñece al niño y lo irrespeta el adulto permite que el niño estudie la situación, que escoja y que aprenda. el deja que el niño decida.

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el adulto decide - el adulto castiga

las consecuencias el método de "las consecuencias" •

promueve en el niño la comprensión de su propia conducta.



promueve en el niño el entendimiento de que toda acción tiene un resultado y que hay resultados o consecuencias que son agradables y otras que son desagradables



motiva al niño a escoger una conducta socialmente aceptable.

advertencia: •

"las consecuencias" solo funcionarán si los padres: 

están dispuestos a invertir tiempo en un manejo distinto de la disciplina



están dispuestos a compartir su autoridad con sus hijos



permiten que sus hijos participen un poco en su propia disciplina



permiten que sus hijos se responsabilicen por su conducta

y si existe un respeto mutuo entre padres e hijos. veamos algunos ejemplos para entender mejor de que se trata todo esto. amelia amelia tiene cinco años y va a un pre-escolar de 8:00 a.m. a 5:00 p.m. su madre, luisa, trabaja por las mañanas en una escuela cerca del pre-escolar. todo funciona bien en esta familia, salvo que amelia tiende a olvidarse su lonchera con su almuerzo y merienda y la madre entonces tiene que dejar su trabajo, que, gracias a dios, es relativamente flexible, para buscarle su almuerzo. amelia es la última hija de luisa y luisa está frustrada porqué quiere que amelia se encargue y se responsabilice de algunas de sus cosas. con sus otros hijos nunca tuvo este problema. y desde que luisa regresó a trabajar y todos tienen que salir al mismo tiempo, las mañanas se han vuelto un tanto caóticas. luisa prepara las loncheras y cada niño agarra la suya y se montan al automóvil. en el corre-corre a luisa se le olvida a veces de recordarle a amelia que recoja su lonchera y amelia la deja. luisa ha hablado con amelia, le ha dicho lo ocupada que está por la mañana antes de salir y que ella quiere que amelia ayude, colabore, encargándose de su lonchera y de su morral y que le quite esa responsabilidad a luisa. pero amelia se olvida su lonchera si no se lo recuerdan. es evidente que amelia está usando "la lonchera" para conseguir la atención de su madre. luisa se da cuenta, y no quiere caer en este juego - porqué la atención que ella le puede dar a amelia en estos momentos no es de buena calidad, siente más bien resentimiento hacia amelia y siente que el problema de la lonchera es una carga adicional para ella. luisa piensa que ya está harta y decide que va a castigar a amelia quitándole su programa favorito de tv cada vez que se olvida la lonchera. pero en vez del castigo, luisa tendría que emplear "las consecuencias lógicas" y luego buscar ocasiones para estar a solas con amelia y darle la atención que está pidiendo (quizás leyendo un libro con ella, o haciendo algo que las dos disfrutan.) veamos, entonces......la consecuencia de olvidarse la lonchera es quedarse sin almuerzo y merienda. la próxima vez que a amelia se le olvida su lonchera y llama a su madre al trabajo, luisa le dice a la niña que

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ella no puede buscarle la lonchera, que lo siente mucho, pero que está muy ocupada. esto se lo dice sin rabia, tranquilamente, pero se lo dice con firmeza. amelia se sorprenderá mucho y pasará hambre ese día..... al recoger a amelia en el pre-escolar y luego en la casa, luisa no menciona ni una palabra acerca de la lonchera, más bien actúa como si no hubiera pasado nada. pero luisa busca un rato en la tarde o al anochecer para estar a solas con amelia haciendo algo agradable para ambas. al día siguiente luisa prepara las loncheras para sus hijos como de costumbre. amelia tiene que tomar una decisión: si no toma su lonchera pasará hambre; en cambio si se la lleva comerá. cuando amelia se lleve la lonchera a su pre-escolar luisa le puede decir a amelia lo contenta que está porqué ella, amelia, tambien ayuda en la mañana encargándose de su lonchera y está colaborando con la familia. victor victor tiene tres años. cada vez que se pone los zapatos se los pone al revés. su madre se desespera y le dice: “caramba, victor, cuando aprenderás a ponerte los zapatos correctamente?” y procede a sentarlo y a cambiarle los zapatos. a veces se desespera tanto que le da unas nalgadas. en este caso la madre trata de corregir una conducta de su hijo y termina pegándole. esta es una interacción negativa entre madre e hijo en la cual él logra la atención de su madre al enfurecerla y ella lo minimiza al decirle lo torpe que es y al final la madre, impotente y frustrada, lo castiga pegándole. el caso de víctor también es un buen caso para utilizar "las consecuencias" preguntémonos, ¿cuál sería la consecuencia de usar los zapatos al revés? sentir incomodidad en los pies. ¿y cuál sería la consecuencia de usar los zapatos correctamente? andar cómodo. la madre de víctor tiene que desinteresarse y olvidarse de los piés de victor y de sus zapatos y dejar que víctor decida por si mismo....(y la verdad es, que los pies no se le van a dañar si usa los zapatos al revés por unas pocas veces.) víctor se extrañará muchísimo frente a la actitud de la madre. ya no hay quien le diga como ponerse los zapatos. ya el ponerse los zapatos al revés no enfurece a nadie. ya nadie se fija en sus zapatos y está libre de decidir si se quiere sentir cómodo o incómodo. ahora bien, en el momento en que víctor se pone los zapatos correctamente, la madre tiene que decirle lo bien que se ven sus zapatos. esto es sumamente importante. esa interacción negativa entre víctor y su madre y la necesidad de castigarlo se eliminan cuando la madre deja que víctor se de cuenta por si mismo de las consecuencias de usar los zapatos al revés y usarlos correctamente y lo deja que tome la decisión correcta por si solo. carlos carlos tiene cuatro años. la casa donde vive tiene un jardincito al frente y luego está la calle. a ana, su madre, le gusta que carlos juegue en el jardín, pero a carlos le gusta jugar en la calle. el abre la puertecita que da a la calle y sale. el padre de carlos cambió la cerradura de la puerta y ahora carlos se trepa y salta a la calle. ni los regaños, ni los castigos (nalgadas) surten ningún efecto. ana no quiere seguir luchando con carlos, ragañándolo y castigándolo, porqué siente que la relación entre ella y carlos se vuelve tensa y negativa en esos momentos. ana decide probar con el método de " las consecuencias". ¿cuál sería la consecuencia lógica de jugar en la calle? que un conductor descuidado lo atropelle o que él, descuidado, corra frente a un automóvil. pero es imposible que a esta corta edad carlos entienda lo peligroso que es jugar en la calle. en este caso hay que modificar "la consecuencia". veamos.... la madre le pregunta a carlos si quiere jugar en el jardín, carlos le dice que sí y ana lo saca, pero tan pronto su madre entra a la casa, el niño se trepa por la puertecita y sale del jardín a la calle. su madre lo agarra de la mano pacientemente y sin enojo (esto es muy importante) y le dice: "puesto que no tienes ganas de jugar en el jardín, no puedes estar afuera. cuando estés dispuesto, avísame."

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tan pronto carlos exprese su voluntad de quedarse en el jardín, ana lo saca y si carlos sale a la calle, la madre lo mete a la casa y le dice, sin disgustarse (muy importante), que probarán nuevamente mañana. la madre no quiere que esto se vuelva un juego para carlos. en este caso la madre le quiere hacer entender a carlos que la consecuencia de jugar en la calle es quedarse en casa. tan pronto acepta decida carlos quedarse en el jardín. la madre le dice lo contenta que ella está de que a él le guste jugar en el jardín y que esto la ayuda mucho porqué ella tiene mucho que hacer .....ana le explica a carlos lo que ella hace mientras él está en el jardín, como, por ejemplo, planchar, cocinar, coser, revisar el internet, etc. fíjense que es la actitud de ana hace que esto sea un verdadera consecuencia lógica. ella está dispuesta a esperar. ella no siente enojo, ni se impacienta porqué para ella esto es un proceso de aprendizaje y sabe que esto toma tiempo. advertencia: deja de ser una consecuencia lógica si la madre, impaciente y enojada le dice a carlos, amenazándolo: "muy bien carlos, si no te quedas en el jardín y sales a la calle - te meto a la casa. ¡eres un niño muy desobediente!" ¿y cual es la diferencia entre la consecuencia y la amenaza del castigo en este caso? con la consecuencia no hay esa impaciencia, ni ese sentimiento enojo y de desagrado hacia carlos, no hay mensajes negativos dirigidos hacia el niño, que hieren su autoestima, como existen en la amenaza del castigo.

el método de la recompensa vs. el método de la cooperación y la responsabilidad somos padres y educamos a nuestros hijos. el educarlos significa que internalicen ciertas normas, las cuales van a ayudar a que nuestros hijos se conviertan en un seres sociales, útiles y productivos y que la familia a la cual pertenecen funcione bien. queremos que nuestros hijos acepten e internalicen ciertos valores, o sea, que acepten adoptar ciertas conductas positivas como, por ejemplo, acostarse a cierta hora, hacer las tareas asignadas por el colegio, recoger el dormitorio, cepillarse los dientes, ducharse, ser ordenado con su ropa y sus juguetes, etc. como siempre, hay distintas maneras para lograr esto. una manera es buscar la cooperación de nuestros hijos, hacerlos sentir que son parte de un grupo que los quiere, la familia; que los valoramos como personas; y que para que la familia este contenta y funcione bien es importante que ellos cooperen y asuman ciertas responsabilidades. otra manera de lograr que ellos cumplan con ciertas tareas es utilizar la recompensa. el método de la cooperación y responsabilidad requiere tiempo, paciencia, interés y esfuerzo por parte de los padres. requiere que los padres piensen en su familia como en un equipo, un grupo, donde todos tienen un rol que cumplir, donde todos los roles son igualmente importantes, donde cada persona en este equipo es valiosa y su cooperación necesaria para lograr el bienestar de la familia. y en la medida en que los miembros de esta familia crecen y florecen así mismo progresa la familia y viceversa. la recompensa, en cambio, es un método que no implica mucho esfuerzo por parte de los padres. los padres fiscalizan y otorgan la recompensa. la recompensa como el castigo, son instrumentos del sistema autocrático. e, igual que el castigo, la recompensa es cómoda, práctica, rápida y efectiva para controlar la conducta de nuestros hijos. además, como la recompensa en si se trata de algo placentero y agradable, esto hace que este método sea considerado muy aceptable y por esta razón sea utilizado con mucha frecuencia. ¿pero qué ocurre cuando premiamos o recompensamos la conducta de nuestros hijos? primeramente, nuestros hijos cumplen con la conducta únicamente para obtener el premio o recompensa prometida. en otras palabras, estamos acondicionándolos a que actúen "bien" únicamente para recibir la recompensa. no los estamos educando a comprender e internalizar el valor de la "buena" conducta, o porqué esta conducta es beneficiosa para la convivencia. o para ellos como personas. les estamos enseñando que su conducta positiva tiene un precio y nosotros estamos dispuestos a pagar por ella. como indica rudolf dreikurs, con el método de la recompensa la actitud de materialismo crece monstruosamente, no hay forma de satisfacer su apetito de adquisición. se ha establecido un valor totalmente falso, pues el niño asume que el mundo le debe. y no solo

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esto, sino que cuando el niño no recibe una recompensa de acuerdo a lo que él esperaba o estimaba, esto lo va a llenar de rabia o tristeza. es importante aclarar que en el método de la cooperación y responsabilidad también existe una especie de recompensa. la recompensa en este caso está en la sonrisa de aceptación de la madre cuando el hijo asume y cumple con alguna responsabilidad; la mirada orgullosa del padre; el sentirse a la par con los hermanos mayores; el sentirse como un miembro valioso y querido de la familia; el sentir que pertenece y que es querido. veamos unos ejemplos. los hijos de margarita margarita tiene 4 hijos entre los 7 y 11 años. margarita trabaja medio día, o sea que, en la tarde, cuando los niños regresan de su escuela, ella está en la casa. margarita tiene una bombonera, llena de chocolates de diferentes marcas. si los niños han comido bien, ella les reparte chocolate. al terminar las tareas de la escuela, ella les da chocolate. por las mañanas, a los que han ordenado su cama les da chocolate. cuando sale al supermercado siempre anda buscando marcas nuevas de chocolatitos para colocar en la bombonera. el esposo de margarita está muy contento con ella y como funcionan las cosas en su familia. como animalitos de laboratorio, los hijos de margarita trabajan para la recompensa. y algunos de uds. dirán, "pero si funciona, ¿porqué no?" porqué con este método los niños están aprendiendo que cada tarea o responsabilidad tiene un precio y van a asumir la responsabilidad si hay retribución. este método refuerza lo individual y no el sentido de grupo o de familia. las responsabilidades se asumen por la recompensa y no porqué el vivir en familia requiere que cada uno coopere con la familia y asuma sus responsabilidades. los hijos de pedro y adriana pedro es hijo único y adriana proviene de una numerosa familia donde todos colaboran y se ayudan. desde novios, cuando hablaban de tener familia, adriana y pedro estaban de acuerdo que querían crear el mismo ambiente que existía en la familia de adriana. los primeros hijos de pedro y adriana fueron juan y felipe, con un año de diferencia. desde un inicio pedro y adriana se tomaron el tiempo de enseñarles a sus hijos a guardar sus juguetes y luego a ordenar su habitación. felipe, el que nació de último, era más lento y un poco más rebelde. así que sus padres esperaron que él, a su manera y discutiendo, cumpliera con sus tareas. desde el principio, cada vez que cada uno de los niños cumplía con lo esperado sus padres lo felicitaban, o lo miraban complacidos. los niños se sentían tomados en cuenta, estimulados y deseosos de agradar a sus padres. y felipe sabía que sus padres estaban dispuestos a escucharlo cuando el no estaba de acuerdo con alguna tarea. a medida que fueron creciendo pedro y adriana les explicaron que todos en la familia tienen cosas que hacer y revisaron cuales eran las tareas de cada quién. felipe cumplía con sus responsabilidades pero seguía haciéndolo a su manera, seguramente para diferenciarse de su hermano mayor. cuando felipe tenía 5 años nació elena. el criar a elena resultó tan fácil para pedro y adriana que se reían sorprendidos. elena se insertó fácilmente en el ambiente de cooperación, de estimulo y de responsabilidad que ya existía en la familia. y felipe, sorprendió a sus padres al demostrar un gran afecto por su hermanita y un gran deseo de cuidarla y de jugar con ella.

disciplina positiva – niños sin problemas la base de la disciplina positiva está en: 

creer firmemente que todos en la familia son importantes



transmitirle a los hijos que uds. los quieren y que ellos son muy importantes para uds.



transmitirles que la familia funciona si todos colaboran



transmitirles que cada uno en la familia tiene responsabilidades y tareas que cumplir



y, por supuesto, mostrar respeto por los hijos

durante la infancia los padres tienen que:

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establecer una rutina diaria (lean el artículo no.5)



poner límites justos



proporcionarle a cada hijo su espacio personal



tener normas claras



en vez de utilizar el castigo, dejar que el niño sienta las consecuencias de sus acciones (lean los artículos no.7, 8 y 9)



en vez de utilizar las recompensas para premiar los trabajos cumplidos, motivar a los hijos a colaborar por el bien de la familia (lean el artículo no.10)

a medida de crecen los hijos los padres tienen que: 

aprender a compartir su poder dentro de la familia y dejar que los niños muestren su iniciativa y opinen



promover una comunicación clara



escuchar a los hijos y analizar sus sugerencias (lean el artículo no.12)

recuerden que: el gran motor que facilita la conducta positiva de un niño es el querer pertenecer a su familia. otros impulsores de una conducta positiva en el niño es el sentirse querido y sentirse tomado en cuenta por sus padres. a medida que crece, el niño se da cuenta de qué cosas agradan a papá y a mamá y va querer agradarlos para sentirse querido y sentirse tomado en cuenta. por ejemplo: 

si el niño nace en una familia donde todos tienen responsabilidades definidas y el ser responsable es algo valioso para los padres, el niño se esmerará en ser responsable porqué de esta manera agradará a sus padres y se sentirá importante.



si el niño nace en una familia donde es importante ser ordenado y respetar el espacio personal y las pertenencias de los otros, el niño se esmerará en ser ordenado y respetuoso de las cosas de sus hermanos y de sus padres, porqué de esta manera agradará a sus padres, se sentirá parte de la familia y valioso.

lo arriba expuesto es un descripción del clima y del ambiente en el cual se da una disciplina positiva. sin este ambiente no se puede dar una disciplina positiva. cuando el niño se siente tomado en cuenta, útil y valioso no tiene porqué recurrir a conductas negativas para llamar la atención o expresar su rabia. el sentirse tomado en cuenta hace que los problemas de conducta desaparezcan.

la autoestima de tu hijo, palabras que debes evitar ¿qué es la autoestima? la autoestima significa cómo te sientes hacia ti mismo. cuál es tu percepción de ti mismo. incluye los sentimientos de: seguridad en ti mismo, respeto, orgullo, independencia y confianza. todo lo que uno siente sobre su persona y sus habilidades envuelven el término “autoestima”. en general entre más positiva sea nuestra autoestima, manejaremos con más éxito la vida. y lo mismo sucede con los niños. entre más positiva su autoestima, sentirán mas confianza y orgullo hacia su persona. serán más

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esforzados, más felices y tendrán más respeto por ellos mismos. harán amigos con mayor facilidad y serán más generosos. los niños con un autoestima positiva son más seguros y amorosos que los niños con menor autoestima. como padre o maestro, nosotros tenemos una gran influencia sobre la autoestima de nuestros hijos, y los primeros 4-5 años de vida somos los padres los principales colaboradores. cuando los niños comienzan a ir a la escuela, los maestros y los amigos se vuelven importantes también. una vez que llegan a la adolescencia, los círculos de amigos se vuelven un factor mucho más importante en la solidez de la autoestima. y entra más positiva haya sido su autoestima antes de llegar a la adolescencia, será más fácil para ellos resistir las influencia negativas. como mencioné hace un momento, los padres somos como un espejo para nuestros hijos, ya que se ven a través de nosotros. y es importante dejar un punto muy claro. el ser un reflejo positivo no significa que van a permitir que su hijo sea el líder de la familia o que van a aprobar todo lo que hace y vamos a ver la relación entre la autoestima y la disciplina. las principales características de un niño con una pobre autoestima •

poca confianza en si mismo



inseguridad



ansiedad



depresión



mal comportamiento



problemas de sueño



ser una persona solitaria

la mayoría de las veces dirán o se dirán a si mismos frases como: •

"no hago nada bien"



"sé que no lo puedo hacer "



"sé que voy a fracasar"



"no me gusto, ojalá fuera alguien más"



una autoestima negativa esta relacionada con:

escuchar construye una autoestima positiva escojan un momento del día en que le van a dar a su hijo toda su atención tratando de tener un mínimo de distracciones, un momento en el cual vamos a dedicarnos a estar en cuerpo y alma a él. aprovechen este momento para entender el sentir de su hijo, pueden hacerle preguntas a las cuales ellos puedan responder sí o no. mírenlo a los ojos, noten los sentimientos que refleja, la postura, el tono de la voz. si es pequeño ayúdenlo a encontrar las palabras para describir sus sentimientos. y no traten de arreglar las cosas. los niños somos un poco como las mujeres, en realidad no quieren soluciones, lo que quieren es sentirse escuchados y que sus sentimientos están siendo valorados. y también el aprender a solucionar sus propios problemas promueven la auto confianza. todo esto es fundamental, ¿porqué? porque un niño que siente que sus padres no tienen tiempo para escucharlo tiende a sentirse poco importante, aburrido, y poco interesante como para ser atendido. ¿el resultado? una autoestima pobre.

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la habilidad para escuchar se hace con la práctica y va a mejorar no solo la relación con su hijo sino todas las relaciones en su vida, en el trabajo, a nivel pareja, hasta con el jefe. un buen escucha es aquel que tiene todos los sentidos atentos a la otra persona y esto incluye hasta la mirada y la postura. cuando estamos escuchando a alguien lo miramos a los ojos y nuestro cuerpo está dirigido hacia ellos, y podemos responder unas simples preguntas como: •

¿qué aprendí de la persona?



¿qué aprendí sobre la otra persona?



¿quién habló más?



¿quién interrumpió?



¿qué debí haber preguntado?



¿estuve atento?



aceptar a tu hijo construye una autoestima positiva

cuando aceptas a tu hijo, tanto lo bueno como lo no tan agradable, él se va a aceptar a si mismo. y esta es la base para una autoestima positiva. y necesitamos aprender a: •

reconocer sus habilidades y talentos



reforzar, nutrir y ayudar a tu hijo a ver estos talentos en el mismo



ver el comportamiento negativo en el contexto de lo que el es

fíjense en esto. como padres necesitamos enfocarnos a cambiar únicamente el comportamiento que realmente aísla al niño de los demás o que altera la dinámica familiar. no necesitamos ni debemos cambiar todo lo que es nuestro hijo porque queremos que cumpla con nuestras expectativas. usen el lenguaje del autoestima describan el comportamiento de sus hijos, sin juzgar al niño para que logren distinguir entre su valor y su conducta. por ejemplo: es muy diferente decirle "no seas grosero" a "tirar la comida al suelo no se hace porque..." cuando describimos el comportamiento le damos una retroalimentación clara de sus acciones y como lo afecta a él y a los demás. y el evitar etiquetar a tu hijo como bueno o malo separa el comportamiento de la persona. usen las palabras "decisión", "acciones". nadie es responsable de las decisiones, elecciones, o acciones más que el niño. halagar sin exageración construye una autoestima sana el halago le manda al niño el mensaje de que son apreciados y aceptados. aprenden a halagarse a ellos mismos y a reconocer y valorar sus propios esfuerzos y talentos. por otra parte, el halago exagerado crea la presión por ser el mejor, el más inteligente, el más perfecto, y estamos preparando a que nuestros hijos fracasen. y háganlo sin dobles mensajes. digan: "me da gusto que lo hayas terminado"en vez de "ya era hora". o "te ves muy bien de azul" en vez de "me da mucho gusto que te hayas puesto algo que no sea ese negro que tanto te gusta a ti y a tus amigos". la disciplina y los límites también construyen auto estima los niños que no tiene disciplina no pueden crecer con una autoestima positiva, y tienden a sentirse más dependientes y con menos control de su vida, porque necesitan sentir la protección física y emocional de los límites. sean claros en lo que quieren de su hijo. por ejemplo: quiero que hayas levantado tu cuarto para las 5 de la

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tarde. reconozcan sus sentimientos: sé que quieres seguir jugando en el jardín pero recuerda que tienes que levantar tu cuarto para las 5. dejen claras las consecuencias: si tu cuarto no lo has levantado para las 5 de la tarde no vas a poder salir el fin de semana. si tu hijo decide seguir jugando en el jardín y decide no recoger su cuarto antes de las 5 de la tarde, ha tomado su decisión. ha decidido quedarse el fin de semana en casa. es su elección, su decisión y su consecuencia. acciones que deterioran la autoestima de un niño traten de evitar lo siguiente: •

esperar demasiado o muy poco de sus hijos



gritar o criticar especialmente en frente de otras personas



etiquetar a el niño con adjetivos descalificativos como: grosero, malo, tonto, flojo, etc.

algunas ideas para construir la autoestima de nuestro hijo en general, entre más positiva sea el autoestima de nosotros, los padres, más positiva será la de nuestro hijo, recuerden que nosotros somos un modelo a seguir, somos un espejo. el halago honesto es una de las maneras más poderosas para construir la autoestima. encuentra alguna manera de halagar a tu hijo todos los días. asegúrate que el halago sea realista y honesto. cuando sea posible, halaga a tu hijo por haber intentado hacer algo aunque el resultado no haya sido exitoso. enfócate a los aspectos positivos del comportamiento de tu hijo. aunque no te guste parte del comportamiento, encuentra algo positivo en lo cual enfocarte. pon una foto de tu hijo rodeado por su familia junto a su cama o en su cuarto. este será un recordatorio del apoyo que tiene a su alrededor y de que no está solo. aunque no lo crean, muchos niños se siente así. comunícate con tu hijo. eso significa escuchar sus sentimientos sin juzgarlo. trata de averiguar lo que realmente siente. una vez que sepas el porqué de sus sentimientos podrás ofrecerle una alternativa para cambiar esos sentimientos. independientemente de esto, no juzgues sus sentimientos. la forma en que tu hijo reacciona a estos sentimientos es importante porque le hará aprender que el comportamiento tiene consecuencias. si escuchas y comprendes, tendrás más alternativas para sugerirle que tengan desenlaces positivos en vez de negativos. no lo critiques. la crítica no produce sentimientos positivos. los halagos si. explícale a tu hijo que hay manera de controlar sus sentimientos. cuando se sienta mal, haz un juego con él. cierren los ojos y recuerden algo del pasado que fue divertido e imagínate o visualiza que todavía está pasando. después de 2 3 minutos, tu hijo se empezará a sentirse mejor. explícale a tu hijo que hay ciertas cosas que puede hacer cuando se sienta mal, y que puede estar en control de sus sentimientos. •

díganle a sus hijos qué hacer en vez de qué no hacer, esto les dará una idea de sus opciones.



en vez de: "no avientes la pelota" digan: "mejor rueda la pelota"



en vez de: "no aprietes al gato" digan: "acaricia al gato suavecito"



déjenle saber a sus hijos que los errores son un proceso natural del aprendizaje. y que todos, hasta los adultos, cometen errores.



en la medida de lo posible traten de ignorar los berrinches u otros comportamientos negativos.

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recuerden que el aprender nuevas habilidades toma tiempo y práctica, y que no se aprenden de golpe.



díganle a sus hijos lo qué les gusta de su comportamiento, y reconózcanles cuando se portan bien.



promuevan actividades en las cuales puedan ser exitosos y sobresalir.



cuando su hijo se porte mal pueden decir por ejemplo: "no me gusta cuando avientas tus juguetes, pero de todos modos te amo. y sé que lo harás mejor mañana". déjenle saber a su hijo que creemos en él o ella.

cómo lograr una autoridad positiva tener autoridad, que no autoritarismo, es básico para la educación de nuestro hijo. debemos marcar límites y objetivos claros que le permitan diferenciar qué está bien y qué está mal, pero uno de los errores más frecuentes de padres y madres es excederse en la tolerancia. y entonces empiezan los problemas. hay que llegar a un equilibrio, ¿cómo conseguirlo para tener autoridad? en una de las primeras charlas que dí a un grupo de padres de un parvulario, una madre levantó la mano y me preguntó: - ¿qué hago si mi hijo está encima de la mesa y no quiere bajar? - dígale que baje, - le dije yo. - ya se lo digo, pero no me hace caso y no baja- respondió la madre con voz de derrotada. - ¿cuántos años tiene el niño?- le pregunté. - tres años - afirmó ella. situaciones semejantes a ésta se presentan frecuentemente cuando tengo ocasión de comunicar con un grupo de padres. generalmente suele ser la madre quien pone la cuestión sobre la mesa aunque estén los dos. el padre simplemente asiente, bien con un silencio cómplice, bien afirmando con la cabeza, porque el problema es de los dos, evidentemente. ¿qué ha pasado para que en tan pocos meses una pareja de personas adultas, triunfadoras en el campo profesional y social, hayan dilapidado el capital de autoridad que tenían cuando nació el niño? actuaciones paternas y maternas, a veces llenas de buena voluntad, minan la propia autoridad y hacen que los niños primero y los adolescentes después no tengan un desarrollo equilibrado y feliz con la consiguiente angustia para los padres. el padre o la madre que primero reconoce no saber qué hacer ante las conductas disruptivas de su pequeño y que, después, siente que ha perdido a su hijo adolescente, no puede disfrutar de una buena calidad de vida, por muy bien que le vaya económica, laboral y socialmente, porque ha fracasado en el "negocio" más importante: la educación de sus hijos.

¿cuáles son los errores más frecuentes que padres y madres cometemos cuando interaccionamos con nuestros hijos? antes de que siga leyendo, quiero advertirle que, posiblemente, usted, como todos -yo también- en alguna ocasión ha cometido cada uno de los errores que se apuntan a continuación. no se preocupe por ello. no es un desastre. es lo normal en cualquier persona que intenta educar todos los dias. tiene su parte positiva. quiere decir que intenta educar, lo cual ya es mucho. en educación lo que deja huella en el niño no es lo que se hace alguna vez, sino lo que se hace continuamente. lo importante es que, tras un periodo de reflexión, los padres consideren, en cada caso, las actuaciones que pueden ser más negativas para la educación de sus hijos, y traten de ponerles remedio. estos son los principales errores que, con más frecuencia, debilitan y disminuyen la autoridad de los padres: •

la permisividad. es imposible educar sin intervenir. el niño, cuando nace, no tiene conciencia de lo que es bueno ni de lo que es malo. no sabe si se puede rayar en las paredes o no. los adultos somos los que hemos de decirle lo que está bien o lo que está mal. el dejar que se ponga de pie encima del

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sofá porque es pequeño, por miedo a frustrarlo o por comodidad es el principio de una mala educación. un hijo que hace "fechorías" y su padre no le corrige, piensa que es porque su padre ni lo estima ni lo valora. los niños necesitan referentes y límites para crecer seguros y felices. •

ceder después de decir no. una vez que usted se ha decidido a actuar, la primera regla de oro a respetar es la del no. el no es innegociable. nunca se puede negociar el no, y perdone que insista, pero es el error más frecuente y que más daño hace a los niños. cuando usted vaya a decir no a su hijo, piénselo bien, porque no hay marcha atrás. si usted le ha dicho a su hijo que hoy no verá la televisión, porque ayer estuvo más tiempo del que debía y no hizo los deberes, su hijo no puede ver la televisión aunque le pida de rodillas y por favor, con cara suplicante, llena de pena, otra oportunidad. hay niños tan entrenados en esta parodia que podrían enseñar mucho a las estrellas del cine y del teatro. en cambio, el sí, sí se puede negociar. si usted piensa que el niño puede ver la televisión esa tarde, negocie con él qué programa y cuanto rato.



el autoritarismo. es el otro extremo del mismo palo que la permisividad. es intentar que el niño/a haga todo lo que el padre quiere anulándole su personalidad. el autoritarismo sólo persigue la obediencia por la obediencia. su objetivo no es una persona equilibrada y con capacidad de autodominio, sino hacer una persona sumisa, esclavo sin iniciativa, que haga todo lo que dice el adulto. es tan negativo para la educación como la permisividad.



falta de coherencia. ya hemos dicho que los niños han de tener referentes y límites estables. las reacciones del padre/madre han de ser siempre dentro de una misma línea ante los mismos hechos. nuestro estado de ánimo ha de influir lo menos posible en la importancia que se da a los hechos. si hoy está mal rayar en la pared, mañana, también. igualmente es fundamental la coherencia entre el padre y la madre. si el padre le dice a su hijo que se ha de comer con los cubiertos, la madre le ha de apoyar, y viceversa. no debe caer en la trampa de: "déjalo que coma como quiera, lo importante es que coma".



gritar. perder los estribos. a veces es difícil no perderlos. de hecho todo educador sincero reconoce haberlos perdido alguna vez en mayor o menor medida. perder los estribos supone un abuso de la fuerza que conlleva una humillación y un deterioro de la autoestima para el niño. además, a todo se acostumbra uno. el niño también a los gritos a los que cada vez hace menos caso: perro ladrador, poco mordedor. al final, para que el niño hiciera caso, habría que gritar tanto que ninguna garganta humana está concebida para alcanzar la potencia de grito necesaria para que el niño reaccionase. gritar conlleva un gran peligro inherente. cuando los gritos no dan resultado, la ira del adulto puede pasar fácilmente al insulto, la humillación e incluso los malos tratos psíquicos y físicos, lo cual es muy grave. nunca debemos llegar a este extremo. si los padres se sienten desbordados, deben pedir ayuda: tutores, psicólogos, escuelas de padres...



no cumplir las promesas ni las amenazas. el niño aprende muy pronto que cuanto más promete o amenaza un padre/madre menos cumple lo que dicen. cada promesa o amenaza no cumplida es un girón de autoridad que se queda por el camino. las promesas y amenazas deber ser realistas, es decir fáciles de aplicar. un día sin tele o sin salir, es posible. un mes es imposible.



no negociar. no negociar nunca implica rigidez e inflexibilidad. supone autoritarismo y abuso de poder, y por lo tanto incomunicación. un camino ideal para que en la adolescencia se rompan las relaciones entre los padres y los hijos.



no escuchar. dodson dice en su libro el arte de ser padres, que una buena madre -hoy también podemos decir padre- es la que escucha a su hijo aunque esté hablando por teléfono. muchos padres se quejan de que sus hijos no los escuchan. y el problema es que ellos no han escuchado nunca a sus hijos. los han juzgado, evaluado y les han dicho lo que habían de hacer, pero escuchar... nunca.



exigir éxitos inmediatos. con frecuencia, los padres tienen poca paciencia con sus hijos. querrían que fueran los mejores... ¡ya!. con los hijos olvidan que nadie ha nacido enseñado. y todo requiere un periodo de aprendizaje con sus correspondiente errores. esto que admiten en los demás no pueden soportarlo cuando se trata de sus hijos, en los que sólo ven las cosas negativas y que, lógicamente, "para que el niño aprenda" se las repiten una y otra vez.

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sin embargo, una vez que sabemos lo que hemos de evitar, algunos consejos y "trucos" sencillos pueden aligerar este problema, ofrecer un desarrollo equilibrado a los hijos y proporcionar paz a las personas y al hogar. estos consejos sólo requieren, por un lado, el convencimiento -muy importante- de que son efectivos y, por otro, llevarlas a la práctica de manera constante y coherente. algunas de estas técnicas ya han sido comentadas al hablar de los errores, y ya no insistiré en ellas. me limitaré a enunciar brevemente, actuaciones concretas y positivas que ayudan a tener prestigio y autoridad positiva ante los hijos: •

tener unos objetivos claros de lo que pretendemos cuando educamos. es la primera condición sin la cual podemos dar muchos palos de ciego. estos objetivos han de ser pocos, formulados y compartidos por la pareja, de tal manera que los dos se sientan comprometidos con el fin que persiguen. requieren tiempo de comentario, incluso, a veces, papel y lápiz para precisarlos y no olvidarlos. además deben revisarse si sospechamos que los hemos olvidado o ya se han quedado desfasados por la edad del niño o las circunstancias familiares.



enseñar con claridad cosas concretas. al niño no le vale decir "sé bueno", "pórtate bien" o "come bien". estas instrucciones generales no le dicen nada. lo que sí le vale es darle con cariño instrucciones concretas de cómo se coge el tenedor y el cuchillo, por ejemplo.



dar tiempo de aprendizaje. una vez hemos dado las instrucciones concretas y claras, las primeras veces que las pone en práctica, necesita atención y apoyo mediante ayudas verbales y físicas, si es necesario. son cosas nuevas para él y requiere un tiempo y una práctica guiada.



valorar siempre sus intentos y sus esfuerzos por mejorar, resaltando lo que hace bien y pasando por alto lo que hace mal. pensemos que lo que le sale mal no es por fastidiarnos, sino porque está en proceso de aprendizaje. al niño, como al adulto, le encanta tener éxito y que se lo reconozcan.



dar ejemplo para tener fuerza moral y prestigio. sin coherencia entre las palabras y los hechos, jamás conseguiremos nada de los hijos. antes, al contrario, les confundiremos y les defraudaremos. un padre no puede pedir a su hijo que haga la cama si él no la hace nunca.



confiar en nuestro hijo. la confianza es una de las palabras clave. la autoridad positiva supone que el niño tenga confianza en los padres. es muy difícil que esto ocurra si el padre no da ejemplo de confianza en el hijo.



actuar y huir de los discursos. una vez que el niño tiene claro cual ha de ser su actuación, es contraproducente invertir el tiempo en discursos para convencerlo. los sermones tienen un valor de efectividad igual a 0. una vez que el niño ya sabe qué ha de hacer, y no lo hace, actúe consecuentemente y aumentará su autoridad.



reconocer los errores propios. nadie es perfecto, los padres tampoco. el reconocimiento de un error por parte de los padres da seguridad y tranquilidad al niño/a y le anima a tomar decisiones aunque se pueda equivocar, porque los errores no son fracasos, sino equivocaciones que nos dicen lo que debemos evitar. los errores enseñan cuando hay espíritu de superación en la familia.

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todas estas recomendaciones pueden ser muy válidas para tener autoridad positiva o totalmente ineficaces e incluso negativas. todo depende de dos factores, que si son importantes en cualquier actuación humana, en la relación con los hijos son absolutamente imprescindibles: amor y sentido común. educar es estimar, decía alexander galí. el amor hace que las técnicas no conviertan la relación en algo frío, rígido e inflexible y, por lo tanto, superficial y sin valor a largo plazo. el amor supone tomar decisiones que a veces son dolorosas, a corto plazo, para los padres y para los hijos, pero que después son valoradas de tal manera que dejan un buen sabor de boca y un bienestar interior en los hijos y en los padres. el sentido común es lo que hace que se aplique la técnica adecuada en el momento preciso y con la intensidad apropiada, en función del niño, del adulto y de la situación en concreto. el sentido común nos dice que no debemos matar moscas a cañonazos ni leones con tirachinas. un adulto debe tener sentido común para saber si tiene delante una mosca o un león. si en algún momento tiene dudas, debe buscar ayuda para tener las ideas claras antes de actuar.

respetar a los hijos esperamos que nuestros hijos nos traten con el respeto debido y que sepan respetar a los demás. pero ¿respetamos nosotros a nuestros hijos en la misma medida? "los niños pequeños tienen sentimientos pequeños" "los jóvenes de pocos años tienen pocos sentimientos" evidentemente, sorprende leer estas dos premisas. es muy probable que al leerlas pudiera pensarse que un servidor no sabe lo que dice. pero en cambio no es demasiado extraño que actuemos como si fuera cierto que a menor edad correspondieran menos sentimientos y menos dignidad. y si no, preguntémonos por qué en ocasiones la manera de tratar a nuestro hijo no se corresponde con el respeto que debemos a cualquier persona adulta. aunque son pequeños y de corta edad, se sienten despreciados cuando les hablamos con altivez, humillados cuando les avergonzamos (a veces en público), y atropellados cuando les damos órdenes incomprensibles a sus ojos. actuar así es la mejor manera de empezar a levantar barreras que dificultarán nuestro entendimiento con ellos. en cambio, si les tratamos con el mismo respeto que a cualquier persona, les ayudamos a sentirse tan importantes como los adultos, dignos de la misma consideración y favorecemos una comunicación fluida entre nosotros y ellos. respetar es tratar a alguien con la debida consideración. el respeto que les tenemos a los hijos se manifiesta en la calidad del trato que les otorgamos y en la atención que ponemos en tratar de no invadir sin permiso sus espacios de autonomía. no es lo mismo, por ejemplo:

supongo que esta mañana no has podido dejar ordenado tu cuarto. me gustaría que lo hicieras ahora.

¡ eres un cochino, siempre lo dejas todo de cualquier manera! haz el favor de ordenar tu cuarto. las ventajas educativas de tratar a los hijos con el debido respeto son decisivas. si nuestra relación con ellos no se basa en la consideración, se vuelve imposible llevar a cabo una acción educativa eficaz y la convivencia, a medida que se van haciendo mayores, resultará dificultosa. (lectura recomendable: ser padres con sensatez). dos grandes razones justifican la necesidad de otorgar a los hijos un trato basado en el respeto: •

los niños tienen sentimientos igual o más intensos que nosotros. a menudo nos olvidamos de ello y pensamos que no tener ni el poder ni la madurez de la edad adulta es sinónimo de no acusar lo que

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pasa alrededor de uno. cuando a pablo, en plena fiesta de cumpleaños de un amigo, su madre empezó a limpiarle los pantalones sacudiéndole con fuerza e increpándole furiosa: "¡qué cochino eres! !mira como te has puesto! ¡siempre has de ser el más desastrado!" le estaba poniendo en evidencia delante de todos y los sentimientos de pablo fueron de vergüenza y de odio hacia su madre. - cuando reciben un trato considerado, reaccionan con actitudes de colaboración. pronunciar una frase amable para pedirles alguna cosa en vez de una orden autoritaria y cargada de reproches genera en ellos sentimientos de agradecimiento que les animan a identificarse y colaborar con la persona que no manda, sino que pide, recuerda, sugiere. no es magia: al igual que los adultos, los niños responden según los estímulos que reciben, se adaptan al trato recibido. - cuando reciben un trato desconsiderado o irrespetuoso, acaban por asumir conductas irrespetuosas, negativas e incluso agresivas. al sentirse maltratado, el niño no puede por menos que sentir aversión hacia aquellos que le tratan mal, que no tienen en cuenta su dignidad. y con esos sentimientos como cojín de su voluntad, es difícil que tenga ganas de seguir las indicaciones que ha recibido. al contrario, es probable que por despecho, tenga ganas de desobedecer. imaginemos por un momento que en una reunión de amigos, nuestra pareja se mancha la camisa y, en voz alta y con tono de reproche le decimos: "eres un auténtico desastre, siempre haces igual, mira como te has puesto, da vergüenza ir contigo a cualquier sitio..." una situación similar sería tan inaudita que el simple hecho de imaginarla nos resulta cuando menos gracioso. en cambio, si la escena se plantea entre padres e hijo, adquiere normalidad, pierde dramatismo. incluso veríamos con relativa normalidad el pensar en un castigo si el hijo contestara una impertinencia. parémonos a pensar: ¿por qué nos parece normal destinarle un trato a nuestro hijo que de ninguna manera destinaríamos a nuestra pareja? ¿no podemos deducir que realmente nos olvidamos de pensar que tiene sentimientos y reacciones que dependen en gran medida de nuestra actitud con él? •

los niños aprenden a relacionarse y a comportarse por imitación y por contagio. cuando son pequeños aprenden a hablar en el idioma que hablan los padres y, sólo mediante enseñanzas sistemáticas insistentes, consiguen aprender otros idiomas. aprenden imitando las palabras que oyen. pero al aprender a hablar no sólo adquieren esta habilidad, sino que adquieren con las palabras unos contenidos, unas actitudes, unas maneras de comunicarse. tan importante como las habilidades que adquieren son las ideas, actitudes y sentimientos que les han rodeado y que también aprenderán por imitación y por contagio. pensemos por un momento en lo que aprenderá un niño cuando reciba de sus padres un trato más delicado, respetuoso y considerado, cuando haya podido imitar a sus padres en su consideración, delicadeza y respeto, y cuando, las palabras que haya escuchado desde pequeño expresen ideas valiosas y sentimientos positivos... por el contrario, ¿qué forma de relacionarse y que valores tendrá un niño cuyos padres crearon en su casa un ambiente de falta de respeto, de autoritarismo, de desconsideración...

es posible que, después de lo antes expuesto, quede en mis palabras un eco que no se corresponde con mi intención ni con la realidad de las cosas. las palabras, con frecuencia son equívocas y nos inducen a errores. me gustaría puntualizar que cuando hablo de respeto, consideración y delicadeza, no quiero decir nointervención, no quiero decir que no haya que contrariar a los hijos, no quiero decir que debamos dejarnos avasallar por sus exigencias. sólo quiero dejar claro que amonestar, orientar, informar o exigir no es lo mismo que insultar, avasallar, maltratar o avergonzar. -¿araña?- pregunta un transeúnte a una señora que acariciaba dulcemente a su gato sentada en un banco del parque. -no, es un gato- respondió ella con cara de sorpresa. ciertamente las palabras engañan, pero son también una preciosa herramienta para transmitirles a nuestros hijos sentimientos de aceptación y de respeto.

niños hiperactivos 18

"¡por favor!, ¿puedes quedarte quieto 15 segundos para que te ponga el pantalón?" miguel (3 años) y su madre suelen empezar cada día de la misma forma. vestirlo parece una especie de batalla campal para que el brazo entre por la manga del jersey o la pierna por la obertura del pantalón. después viene lo de tomar el vaso de leche, con suerte sólo se mancha un poquito y no hay que volver a empezar. un día, y otro día y otro día más. la madre de miguel es compadecida por el resto de las madres que, cuando ella no está presente, comentan que es demasiado blanda y que lo que miguel necesita son un par de cachetes. cuando las relaciones con nuestros hijos se complican y generan mucha ansiedad es conveniente consultarlo con un pediatra y plantearse la posibilidad de que exista alguna causa para estos comportamientos que no tenga que ver con la educación que le hemos dado o con la elección de una guardería poco adecuada. una de las posibles causas puede ser el trastorno por déficit de atención con o sin hiperactividad. el trastorno por déficit de atención con o sin hiperactividad (tdah) es un trastorno de origen neurobiológico que se caracteriza por el déficit de atención, impulsividad y/o hiperactividad excesiva o inapropiada para la edad del niño, dificultando su desarrollo. aunque la causa es de carácter neurobiológico , los síntomas pueden agravarse en condiciones ambientales adversas. ¿cómo se manifiesta un trastorno por déficit de atención con o sin hiperactividad? podemos encontrarnos con un niño como miguel que no para ni un momento o con una niña como nuria que está en las nubes. en ambos casos el problema es el mismo, pero el trastorno se manifiesta de forma diferente. los tipos de tdah son: - inatento: predomina la dificultad de atención. - impulsivo-hiperactivo: predomina la dificultad en el auto-control. - combinado: presenta síntomas de inatención, de impulsividad y de hiperactividad. algunas características… en principio, que nuestro hijo sea despistado o excesivamente movido o impulsivo no es malo (salvo para nuestra paciencia y la de los maestros). los problemas comienzan cuando, a causa de estas dificultades, nuestro hijo con tdah ve alterada su vida cotidiana en casa y en la escuela, y aparecen otros problemas como: •

roces o peleas con los amiguitos que no entienden esa forma tan efusiva de saludar o esos empujones que da porque necesita ser el primero en llegar a donde sea. de aquí pueden salir algunos problemas de adaptación en la guardería o en el parvulario.



los padres y maestros agotan su paciencia y optan por los castigos que, encima del desgaste que implican, no solucionan la situación y empeoran las relaciones interpersonales.



dificultades para regular el sueño o los hábitos de comer.



mayor facilidad para sufrir accidentes. cuando nuestro hijo se pasa mucho tiempo curioseando encima de una mesa es lógico que aumente la posibilidad de tener más accidentes.



más pataletas y rabietas que otros niños porque lo necesita todo "¡ya, ahora mismo!".



retrasos en el habla o en el desarrollo motor.

¿cómo saber si sólo es movido o despistado o si tiene un tdah? durante la edad preescolar es difícil hacer un diagnóstico definitivo de tdah, ya que muchas de las conductas de nuestros hijos (saltar, correr, gritar…) forman parte del comportamiento normal de la mayoría de los niños pequeños. la clave para el diagnóstico del tdah es que los síntomas se mantengan de forma crónica e inadecuada para la edad de nuestro hijo y que dichos síntomas no sean consecuencia de otras causas. se necesita la evaluación de un profesional clínico (psicólogo o psiquiatra infantil) que diagnostique el trastorno y

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determine las causas de ese comportamiento. para establecer el diagnóstico, el especialista necesita tanto la información de los padres, del parvulario y del pediatra como la observación directa del comportamiento del niño. con estos datos, él puede juzgar la frecuencia y la intensidad de las conductas inadecuadas y establecer así un diagnóstico adecuado diferenciándolo de los comportamientos propios de esta edad. no es lo mismo un niño que a veces corre por el pasillo o que le gusta saltar, que otro que no sabe desplazarse sin correr y que se golpea con frecuencia por ir rápido y sin mirar. ¿qué podemos hacer? actualmente se sabe que entre 1/3 y 2/3 de los niños que son diagnosticados de tdah seguirán teniendo alguna dificultad cuando lleguen a adultos. pero también se sabe que, aunque la causa de este trastorno es de carácter neurobiológico, los síntomas se pueden agravar si se vive en unas condiciones ambientales adversas. por eso es importante cuidar el entorno en el que se mueve nuestro hijo y la forma cómo lo tratamos. por eso es importante: sugerencias para los padres 1. saber cuál es el comportamiento normal del niño en edad preescolar. pretender que un niño se comporte perfectamente en situaciones creadas para adultos (comer en un restaurante o ir de compras al supermercado) es algo irreal. los padres han de adaptar las actividades que realizan con sus hijos a las edades de los niños.

2. aprender a controlar la conducta del niño. lograr que los niños con tdah hagan aquello que los padres suponen que deben hacer es un reto muy difícil de conseguir. por ello es conveniente acudir a seminarios o cursos donde se aprenden a utilizar estrategias educativas eficaces, a adecuar las expectativas a las capacidades de los niños y, a la vez, conocer a otras familias que se encuentren en situaciones semejantes y que les comprenden.

3. intentar conservar la calma por muy tensa que sea la situación. antes de "perder los nervios" es conveniente respirar profundamente, contar hasta 10 y, si es necesario, retirarse un momento y regresar de nuevo para intentar solucionarlo de forma calmada.

4. ir paso a paso. es mucho más razonable y menos decepcionante proponernos pequeñas metas e, incluso, intentar conseguir (y valorar) pequeños avances dentro de un mismo objetivo. por ejemplo, si queremos conseguir que miguel se ponga él solo el pantalón, podemos empezar porque se siente en la silla, después tendrá que meter los pies por su sitio, aprender a subírselo, aprender a abrocharlo y, ¡por fin! ponerse el cinturón.

5. buscar las conductas positivas. la mayoría de los padres tienden a prestar más atención a las conductas negativas de sus hijos, ya que estas son las que molestan y llaman la atención. es muy importante descubrir a nuestro hijo haciendo algo bueno y felicitarle por ello.

6. cuando hay más hermanos. cuando tenemos a un hijo que reclama la atención constante de los padres, éstos suelen dedicar menos atención al hermano más tranquilo porque corre menos peligros. los padres se sienten mal porque no pueden descuidar a uno de los hijos pero también encuentran a faltar la dedicación hacia su otro hijo. es conveniente buscar un tiempo especial (cuando el niño hace la siesta o está en la guardería) para dedicarse plenamente al otro hermano. sugerencias para los maestros •

procurar un ambiente tranquilo, ordenado y sin demasiados cambios. la estabilidad les ayuda.

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el maestro ha de ser flexible; a un niño muy activo no se le puede pedir que se esté quieto en su mesa mientras se prepara alguna actividad, pero tampoco se le puede dar rienda suelta para que haga lo que quiera ya que también necesita tener límites y saber hasta donde puede llegar. es conveniente tenerlo cerca y hacerle repetir las instrucciones en voz alta, haciéndole preguntas y felicitándole si acierta la respuesta.



no es extraño que los niños excesivamente activos tengan algún otro problema en las relaciones con sus compañeros. ha de ser corregido pero siempre buscando una solución, nunca culpabilizando ni etiquetando al niño. el maestro debe valerse de sus recursos para ayudar al niño en la buena integración en el aula y la escuela.



el parvulario coincide con una etapa en la que hay que dar más importancia al aprendizaje del control de la conducta y de la relación con los compañeros que a las habilidades meramente académicas.



todos los niños pueden destacar en algo. si tenemos a un niño que tiene dificultades para destacar en el aprendizaje podemos ayudarle favoreciendo otras actividades que desarrollen la creatividad como las manualidades o las canciones.

relación padres - escuela el tdah no es consecuencia de una educación incorrecta por parte de las familias ni por parte de los maestros. este hecho es importante que lo asuman tanto los padres como el parvulario y que, a partir de ahí, comiencen a trabajar conjuntamente para mejorar las capacidades de los niños con dificultades, porque una buena relación entre las personas que más tiempo pasan con el niño es un factor muy importante y decisivo para su desarrollo. es responsabilidad de los padres facilitar información sobre el tdah al maestro y por parte del maestro el formarse profesionalmente para dar la respuesta más adecuada a cada uno de sus alumnos.

cómo desarrollar la inteligencia de tu hijo hasta los seis años, tu hijo dispone de un potencial que no volverá a tener en toda su vida. y está demostrado que una estimulación adecuada y sistemática, sobre todo durante los tres primeros años, contribuye a desarrollar sus enormes capacidades. por eso se recomienda que el niño crezca rodeado de estímulos sensoriales y psicomotrices. es lo que se conoce como "aprendizaje temprano". las vacunas son, tal vez, el mejor representante de la medicina más eficaz: la preventiva. en educación todavía no hemos encontrado un método tan sencillo de administrar para potenciar en los niños la capacidad de aprender, y así prevenir el temido fracaso escolar. la primera idea importante que los padres de un recién nacido debemos tener es que todo niño llega al mundo con una enorme capacidad para aprender. tanto es así que a los 6 años, siguiendo el perfil de desarrollo de doman-delacato, un niño ya ha aprendido: •

a entender el lenguaje oral



a leer el lenguaje escrito



a reconocer un objeto mediante el tacto



a caminar erguido en patrón cruzado



a hablar un lenguaje abstracto, simbólico y convencional

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a escribir este lenguaje

estas seis funciones, se caracterizan, en primer lugar, porque son exclusivas de la corteza cerebral humana y ningún otro ser de la tierra las posee. en segundo lugar, porque son el fundamento y la base de todos los aprendizajes posteriores. cuanto más asumidas y automatizadas estén estas funciones cuando nuestro hijo comience la escuela (primaria), más posibilidades de éxito tendrá igualmente es fundamental comprender que ninguna de estas funciones básicas las puede ejercer un recién nacido porque, como seres humanos, heredamos enormes potencialidades para desarrollar a lo largo de nuestra vida, pero muy pocas realidades. la explicación radica en que el niño ya nace con el número de neuronas del que dispondrá toda la vida. pero una neurona, por sí sola, sirve para muy poco. de hecho, mueren miles de ellas diariamente y no pasa nada. lo verdaderamente poderoso son los circuitos neuronales que se van formando mediante la estimulación que el cerebro recibe a través de los sentidos y del movimiento. el conjunto de circuitos constituyen una poderosa red que, junto a la mielina que recubre las dendritas y los axones para que la información viaje por las vías nerviosas con rapidez, hace que el cerebro pase de pesar 340 gramos en el recién nacido a 970 a los 12 meses, 1250 a los 6 años. es decir, se multiplica su peso casi por cuatro. todo esto nos conduce a lo más importante para el aprendizaje temprano: estos circuitos neurológicos sólo alcanzan la plenitud si, a través de los sentidos y del movimiento, llegan estímulos al cerebro en esta etapa de la vida de la persona. y lo más importante: estas funciones humanas superiores sólo pueden llegar a su máximo potencial, si se conceden al niño oportunidades de aprendizaje, durante estos primeros años de especial desarrollo neurológico. numerosos ejemplos desgraciados ponen de manifiesto esta realidad: •

el más reciente tal vez sea el caso de un niño y una niña encontrados en un bosque de japón en 1972, cuando tenían, según las radiografías de sus huesos, entre 5 y 6 años. se comportaban como animales en el caminar y en el modo de comunicarse. en 1990, con 23 ó 24 años, a pesar de los esfuerzos de numerosos especialistas, no habían conseguido andar erguidos con habilidad, usar las manos para tareas finas, ni comprender ni expresar lenguaje hablado o escrito.



la evolución de los niños que vivían los primeros años en los antiguos orfanatos es otro triste ejemplo en la misma dirección. como dice doman, algunos niños no están atados porque son disminuidos, sino que son disminuidos porque han estado atados.

en sentido contrario, los niños con más posibilidades de éxito a lo largo de la historia han sido aquellos que en su casa han tenido un ambiente culturalmente rico, y sus padres, especialmente las madres, guiadas por su amor y su sentido común, han valorado la cultura y han dado oportunidades a sus hijos, desde el primer día, para tocar, ver, oír y moverse. si el cerebro funciona así, ¿cómo es posible que todavía haya parvularios que no pongan en práctica el aprendizaje temprano? una de las cosas que más cuesta al ser humano es cambiar sus costumbres. una muestra evidente de ello es el fenómeno "qwerty". ¿no sabe qué es? mire el teclado de su ordenador y fíjese en la primera fila de letras de arriba, la que está debajo de los números. ¿ya lo ha visto? la primera letra es la "q". todos los teclados del mundo tienen esta disposición, no porque sea la más ergonómica para alcanzar el mayor número de pulsaciones posible, sino todo lo contrario … para ir más despacio. cuando se inventaron las máquinas de escribir, si las letras que más se usaban estaban en los dedos más hábiles, las barras que golpeaban el carro (¡qué tiempos aquellos!) se agolpaban y la mecanógrafa perdía mucho tiempo bajándolas a mano. para evitar esta pérdida de tiempo, se dispuso el teclado de tal manera que no se pudiera escribir muy rápido y nos colocaron la "a" en el dedo meñique de la mano izquierda. ahora, con la electrónica no hay ninguna razón lógica para mantener este teclado pero, ¿quién es el fabricante que se atreve a cambiarlo?

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en educación pasa algo parecido. cuando, por ejemplo, se lleva muchos años actuando y defendiendo que los niños no son capaces de aprender a leer antes de los 6 años y que si lo hacen es nefasto para ellos, cuesta mucho reconocer que, mediante el método de la lengua materna, un bebé de 2 años puede, no sólo aprender, sino que además le encanta porque se lo pasa bien. afortunadamente, cada vez hay más parvularios, incluso algunas instancias educativas, que se están dando cuenta de la necesidad de proporcionar a los niños pequeños oportunidades de aprender. no se trata de hacer superdotados, ni de pretender que nuestros hijos sean unos genios. pero sí se trata de ayudarles a que desarrollen todas las capacidades que llevan dentro para que sean unas personas equilibradas e inteligentes. ignoramos cuáles son las capacidades genéticas y hasta dónde llegarán, pero no nos debe preocupar este hecho porque sobre ello nada podemos hacer. está fuera de nuestro círculo de influencia. en cambio, sí debemos buscar información y formarnos sobre cómo aprovechar el escaso tiempo de que disponemos los padres para nuestros hijos en la sociedad actual. tenemos la suerte de que las técnicas y métodos de aprendizaje temprano ofrecen a los padres esta valiosa información para que disfrutemos y nos divirtamos con nuestros hijos y, además, para que éstos alcancen las herramientas suficientes que les permitan, cuando sean adultos, elegir aquello que quieran ser.

es mi hijo una persona insegura? la seguridad en uno mismo no es una cualidad innata que poseen algunas personas. más bien es una consecuencia del nivel de autoestima conseguido. ¿de qué factores depende la autoestima en un niño?¿cómo podemos los padres incrementar el nivel de autoestima de nuestros hijos? es posible que hayas notado que tu hijo, de pocos años, se comporta de forma insegura: no se atreve a hacer algunas cosas él solo, le cuesta relacionarse con otros niños, no consigue progresar en sus primeros aprendizajes escolares, se rinde al primer intento, tiene un sentido del ridículo muy acentuado... aunque quizás tu hijo es muy pequeño todavía, seguramente te preguntarás si puedes hacer algo para conseguir que viva las cosas sin pasarlo tan mal, de una manera más libre y espontánea. la respuesta es sí. los padres podemos ayudar a nuestros hijos a tener más seguridad y confianza en ellos mismos. la seguridad en uno mismo es fruto del convencimiento de que se tiene capacidad suficiente para manejar algunas situaciones con éxito y que se puede ofrecer algo valioso a los demás. esta seguridad es consecuencia de lo que se ha convenido en llamar autoestima. la autoestima es lo que cada persona siente hacia sí misma, la medida en que le agrada su propia persona. tener autoestima significa saber que eres valioso y digno de ser amado. valioso porque eres capaz de resolver algunas situaciones con éxito y por lo tanto puedes estar a la altura de los demás, y digno de ser amado porque eres una persona y por lo tanto tienes derecho a ser amada de manera incondicional, dicho de otro modo, sabes que tienes personas a tu alrededor a las que realmente les importas. nótese que se trata de que el niño se sienta valioso y querido, no del hecho objetivo de que tenga cualidades o habilidades sobresalientes o de que haya personas que le quieran. puede ocurrir, y de hecho ocurre, que un niño con suficientes habilidades y con unos padres que le quieren no perciba estas realidades y se sienta inseguro y poco digno de ser amado. se puede decir que cada reacción de los demás añade o quita algo de lo que el niño siente sobre su valía. y puestos a valorar, es necesario saber que las reacciones de las personas que rodean al niño son más importantes que la posesión o ausencia de cualquier habilidad o defecto concreto. la autoestima se construye a partir de las propias comparaciones con los demás y de acuerdo con las reacciones de los demás hacia él. la imagen de sí mismo, que empieza a construirse durante la infancia, y el grado de complacencia que le produce esta imagen son dos realidades que se irán modificando a lo largo de toda la vida en función de las nuevas experiencias, de la propia conciencia y de las nuevas reacciones que tengan los demás. las reacciones de las personas que son más importantes para el niño desde un punto de vista afectivo (padres, familiares, profesores o amigos), son las que producen más impacto en su autoestima. estas personas actúan como espejos en los cuales el niño ve reflejada la imagen de sí mismo y, a través de ellas, se

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va conociendo y va percibiendo el grado de aceptación y aprecio que producen sus actuaciones y su propia persona. es como si la imagen que ve reflejada apareciera distorsionada por los sentimientos y expectativas de la persona-espejo. si los sentimientos son positivos, el niño recibirá un reflejo que le gustará, con el que se sentirá bien y que ayudará a aumentar su autoestima. si los sentimientos son negativos, el reflejo que verá será feo, sin valor y no merecedor de cariño. ese reflejo le causará dolor, rabia y provocará el rechazo a su propia persona y el descenso de su autoestima. por eso, son las personas afectivamente más cercanas al niño, las que más pueden influir y potenciar el crecimiento de la autoestima. aunque la realidad no lo permite, vivamos por un momento la ficción de un acontecimiento de dos maneras muy diferentes. vamos a imaginar a un niño, que hace pocas semanas que ha comenzado la escuela primaria, al que su profesora le ha felicitado por un trabajo muy bien hecho y se lo ha dado para que se lo enseñe a sus padres. ficción 1 "por suerte cuando llegó a casa encontró ya a su padre. muchos días a estas horas aún no había vuelto de trabajar. estaba leyendo un periódico con mucha atención. - ¡mira papá! - exclamó desde la puerta mientras corría hacia él - la señorita me ha dicho que te lo enseñe. - muy bien, felicidades, así me gusta, espero que sigas así. - contestó su padre con una sonrisa, después de echar una ojeada al trabajo y mientras que con una mano sujetaba el periódico cerrado pero manteniendo con el dedo la página que estaba leyendo. después de acariciarle el pelo, le animó a ir a merendar y a dejar la cartera a su cuarto. por su parte él volvió a sumergirse en el periódico." ficción 2 "por suerte cuando llegó a casa encontró ya a su padre. muchos días a estas horas aún no había vuelto de trabajar. estaba leyendo un periódico con mucha atención. - ¡mira papá! - exclamó desde la puerta mientras corría hacia él - la señorita me ha dicho que te lo enseñe. - es un trabajo estupendo, -contestó su padre con una sonrisa mientras dejaba el periódico y observaba con atención el trabajo - hay diez problemas y todos te han salido bien, aunque veo que en este y en este tuviste que borrar. - sí, eran muy difíciles, pero los pensé más y a la tercera vez los tenía bien y la seño no me riñó cuando no lo sabía y me lo explicaba. - esto que me explicas sí que me da alegría, - comentó su padre con cara de escuchar el detalle más importante de la historia - aunque te salían algunos problemas mal no te has desanimado ni te has enfadado y te has seguido esforzando hasta que lo has conseguido. estoy contento porque te has portado como un valiente. ¿estás contento? - claro - contestó con una sonrisa que no podía ser más grande. - vamos a enseñárselo a mamá - propuso el padre - verás que contenta se pondrá. mientras tanto el periódico se quedó solo en un rincón del sofá." ¿no es cierto que la reacción del padre en la primera ficción refleja una aceptación y un valor muy diferentes del de la segunda ficción? ¿cuál de los dos papás-espejo contribuiría a aumentar la autoestima del niño? es muy importante tener en cuenta que la percepción que tienen los niños de las reacciones de sus padres no se alimenta exclusivamente de las palabras que dicen. ni mucho menos. los niños se dan cuenta de todo y valoran las actitudes que acompañan a las palabras, la atención sincera, la honestidad de los sentimientos y la verdad que esconden. la exageración, por ejemplo, le hace sospechar que le están engañando, que más que un espejo es una película, y ello le hace desconfiar de los sentimientos.

tener un mal día y descargar el mal humor en los hijos hemos tenido un mal día en el trabajo, entramos en casa y lo encontramos todo patas arriba: el suelo lleno de juguetes mientras nuestro hijo juega con el mando a distancia. no ha hecho ninguna de las tareas que le habíamos asignado y, entonces, nuestro mal humor estalla de manera desmesurada. ¿cómo podemos evitar herir al niño con nuestras palabras? ¿puedo convertir el mal humor en un discurso instructivo? todos los padres hablamos habitualmente de forma reflexiva, ya sea en casa, en el trabajo, cuando vamos de compras o con los amigos y conocidos. sabemos mantener la compostura y mostrarnos como personas que

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saben controlarse y medir tanto lo que dicen como lo que no dicen. si yo me pregunto ahora con quiénes utilizo más las palabras cariñosas, positivas y gratificantes, diré que con mi pareja y con mis hijos. y seguro que es así, pero también lo es que con ellos soy capaz de utilizar también las palabras más destructivas, las más hirientes y las más negativas. ¿es este también tu caso? ¿te has preguntado por qué con las palabras somos capaces de herir a las personas que más amamos? cuando estamos relajados, descansados y de buen humor nuestras palabras reflejan ese estado interior y difícilmente hacemos uso de un vocabulario negativo o hiriente. en cambio, cuando estamos cansados, estresados o con trabajo acumulado, los conflictos cotidianos pueden adquirir dimensiones exageradas. suele ser entonces cuando mostramos lo peor de nosotros mismos. centrémonos ahora en las situaciones de conflicto con nuestros hijos y mirémonos desde fuera, poniéndonos en su lugar. verter la leche con cereales, dejar el abrigo tirado en el recibidor o no tapar la pasta de dientes, no pueden ser problemas vividos por él como para recibir las acusaciones, los gritos o las descalificaciones que, en momentos de crisis, somos capaces de verter sobre él. adele faber, en su útil y recomendable obra, nos dice: las palabras tienen el don de perdurar larga y venenosamente en la memoria. y lo peor es que algunos niños las resucitan más tarde para esgrimirlas como armas contra sí mismos. enfadarse o sentir ira no es negativo en sí mismo. son sentimientos inherentes a la naturaleza humana de los cuales todos participamos en un momento u otro. lo difícil es sentir enfado, ira o furia sin dañar a la persona que tenemos delante, y, seamos honestos, nuestros hijos cargan a menudo con elevadas dosis de malhumor que le corresponderían a nuestro jefe, a la economía o al dolor de espalda. aristóteles ya decía: cualquiera puede enfadarse, es muy fácil. pero hacerlo con la persona adecuada, con la intensidad óptima, en el momento oportuno, por la causa justa, y de la manera correcta, eso ya no es tan fácil. los padres nos enfrentamos diariamente a situaciones de conflicto con nuestros hijos. a menudo, vivimos su desobediencia, o su poca colaboración o su inmadurez como una afrenta. y es entonces cuando nuestras emociones pueden desbordarnos. sin embargo… ¿es justo y razonable que, a veces, reaccionemos ante nuestros hijos dando rienda suelta al mal humor y al enfado?, ¿no sería conveniente preguntarnos qué deberíamos hacer para evitar que la expresión incontrolada de emociones nos causen malas pasadas de las que luego nos arrepentiremos?, porque, francamente, ¿cuántos padres son capaces de controlar siempre sus reacciones y, en consecuencia, sus palabras? reconocer qué sentimos es el primer paso para identificar un posible arrebato de malhumor o de enfado. permitirnos sentir emociones negativas de cierta intensidad nos ayudará a reducir nuestra ansiedad frente a ellas. cuando ya hemos reconocido o identificado qué sentimos, el siguiente paso es no responder. salir de la habitación o cerrar los ojos unos instantes para pensar en lo que vamos a decir antes de "soltarlo". ¿quiere esto decir que no hemos de corregir las conductas no adecuadas de nuestros hijos?, evidentemente no. se trata de no reaccionar "en caliente", lo que es muy sencillo de entender y, en ocasiones, tan difícil de llevar a la práctica. una vez calmados será más fácil apreciar la dimensión real del problema y actuar en consecuencia, lo que debe permitirnos prestar atención a las palabras y huir de las acusaciones tipo: "eres un desastre, otra vez has dejado el lavabo patas arriba después de ducharte". es preferible describir lo que ha sucedido sin emitir juicios de valor, por ejemplo: "el lavabo necesita que lo revises de nuevo si ya has terminado de ponerte el pijama". la descripción de los hechos ayuda mucho a centrarnos en el presente, en el suceso real, sin añadirle toda la carga emocional que probablemente se ha despertado en nosotros. con ello mostraremos que le aceptamos a él como persona pero no aceptamos las acciones negativas que pueda hacer. añadir un comentario con buen humor es una de las mejores formas de recuperar el buen ambiente y conectar de nuevo con lo mejor de nosotros. finalmente, si a pesar de todo hemos perdido el control y hemos usado las palabras para agredir a nuestro hijo, seamos capaces de pedirle perdón o de demostrarle que sentimos lo que ha sucedido. será la mejor manera de restablecer la relación cicatrizando las heridas interiores que las palabras pueden provocar.

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recordemos que la palabra es una herramienta con la que construimos o destruimos las relaciones con nuestros hijos. ser conscientes de qué decimos y cómo lo hacemos nos ayudará en todas las situaciones a mostrarles lo mucho que los queremos.

miedos infantiles hasta los 2 años "claro, he visto esas manazas que no conozco, cogiéndome y suspendiéndome en el aire y no me ha hecho ninguna gracia... me ha dado un susto tremendo y me he puesto a llorar... ¡me da más miedo que un petardo gigante!" los miedos que aparecen en los niños durante los primeros años de vida acostumbran a ser innatos al ser humano o provocados por un estímulo fuerte. es bueno conocer los temores que puede tener nuestro bebé para evitarle sustos innecesarios. el miedo es una emoción instintiva y universal que funciona como un sistema de alarma que nos avisa de un posible peligro real o imaginario. todos los niños tienen miedos que dependen de su edad y del contexto sociocultural en el que se les educa. normalmente son miedos leves que se presentan sin razón aparente y que tienden a desaparecer. pero muchas veces no es así. muchas veces los miedos nacen, crecen y se instalan cómodamente en la mente del niño, llegando a impedir que lleve una vida normal. y es que el miedo es una emoción muy sutil que debemos tratar con respeto y delicadeza, pero con firmeza y constancia para evitar que se convierta en un incómodo creador de desasosiegos. como es mejor prevenir que curar, si nuestro hijo todavía es un bebé, éste es el mejor momento para empezar a educarle con los mínimos miedos posibles. lo más importante en esta edad es no provocar sustos innecesarios. miedo a los extraños el miedo a los extraños se manifiesta alrededor de los 6 meses y acostumbra a desaparecer hacia el año y medio. todos los niños suelen reaccionar de una forma muy parecida: si una persona desconocida para el niño lo coge por sorpresa para hacerle alguna gracia es muy probable que se ponga a llorar. esta reacción, aunque es la más normal, no es automática y depende en gran medida de cómo esa persona extraña se dirige al bebé. si en lugar de hacerlo de forma brusca, lo hace de forma suave, hablándole en voz baja, sonriendo, estando los padres presentes y en un lugar conocido por el bebé, es posible que el niño le responda con una amplia sonrisa e incluso le tire de los pelos o le dé un manotazo en las gafas en señal de amistad. cómo actuar ante el miedo a los extraños •

si el extraño se dirige de forma brusca y rápida y nuestro hijo se pone a llorar, debemos acercarnos sin alarmarnos, cogerlo y calmarlo. a continuación enseñarle al niño que esa persona, que quizás es un familiar o un amigo, es guapa, es amiga, y mostrarle la proximidad que tenemos con él a través de gestos cariñosos: caricias en la cara, etc.



intentar que las personas que se dirigen al niño lo hagan con suavidad. podemos decirles que antes de coger al bebé, le hablen, se rían, le hagan carantoñas y que luego le ofrezcan los brazos para ver si quiere venir. es muy posible que manifieste intranquilidad. no debemos forzarlo. a medida que nuestro hijo se familiarice con esa persona se lanzará más a menudo a sus brazos.

miedo a la separación el miedo a la separación de los padres y, en especial, de la madre es uno de los temores más consolidados de la especie humana. aparece antes del año y es normal que desaparezca alrededor de los seis años, aunque en algunos casos se ha mantenido durante mucho más tiempo convirtiéndose en lo que se ha llamado ansiedad de separación. cuando el niño se separa de sus padres porque algo le llama la atención no siente ningún miedo, es más fuerte la curiosidad que siente y se lanza a investigar. pero si sufre una separación forzada, acostumbra a sentirse muy indefenso y desprotegido. es un tipo de temor que vale la pena tratar cuanto antes porque el niño pronto empieza a vivir experiencias en las que debe separarse de sus padres durante largas horas. el caso más común es el de la escolarización. el comportamiento de los padres es fundamental para que el niño evolucione correctamente y supere sin problemas el miedo a la separación. los padres debemos potenciar las conductas de autonomía del niño desde

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el principio. cómo actuar ante el miedo a la separación •

potenciando al máximo la autonomía que el niño va adquiriendo a medida que aprende. respetar aquellas decisiones que él vaya tomando: "no, yo solo que ya sé", "mira que bien me peino", si le vemos que quiere coger algo, no cortarle el camino o decirle que no, dejar que experimente, etc.



favoreciendo que viva, desde pequeño, ratos de separación, al principio de corta duración y luego más amplios.



a través de juegos de esconderse y encontrarse en todas sus modalidades (desde esconderse la cara en las manos hasta esconderse en un cuarto que esté a oscuras). este tipo de juegos les ayuda a vivir la separación de una manera placentera y muy educativa, ya que aprenden a saber que cuando no ven una cosa no significa que haya desaparecido.



aprendiendo a controlar nuestra ansiedad. si los padres, al separarnos de nuestro hijo, experimentamos y manifestamos ansiedad, seguramente se la contagiaremos.



con grandes dosis de paciencia para dejar que el niño haga las cosas solo: a veces es más cómodo ponerle los zapatos en 2 minutos, que esperar media hora a que lo haga él solito. si conseguimos ser pacientes y le dejamos que vaya haciendo a su ritmo, le estaremos ayudando a potenciar su independencia.



evitando reñirle si hace cosas mal. está aprendiendo y es normal que se equivoque. si le reñimos sólo conseguiremos disminuir sus ganas de aprender o que aprenda con miedo a equivocarse en lugar de disfrutando de sus nuevos logros.

miedo a la oscuridad uno de cada tres niños tiene miedo de la oscuridad. acostumbra a desaparecer alrededor de los 9 años. el temor a la oscuridad se asocia con miedos diferentes: separación de los padres, soledad, pesadillas, desamparo, etc. no es un miedo innato, es un miedo adquirido a través de un sinfín de imágenes, vivencias e historias que experimenta el niño: •

cuando se explican cuentos infantiles, un recurso muy habitual es relacionar a los malos con la oscuridad: "el dragón vivía en una cueva oscura", "los piratas atacaron por la noche", etc.



en las películas, los crímenes siempre se cometen de noche.



las bromas inconscientes en torno a la oscuridad: "uy que oscuro, qué miedo, qué miedo…".



la vivencia de esta secuencia o similar: por la noche el niño se despierta porque ha tenido pesadillas y llama a su madre con desesperación. Ésta llega y, antes de calmarlo, enciende la luz y acto seguido le consuela.

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cómo actuar ante el miedo a la oscuridad •

cuanto más agradable sea el ambiente en el que duerme el niño, mayor es la probabilidad de que descanse plácidamente y no aparezcan respuestas emocionales negativas.



la luz, el ruido y las condiciones climáticas de la habitación serán las adecuadas. el niño debe aprender a dormir a oscuras y no necesariamente en silencio absoluto, ya que esto le lleva a sobresaltarse con el menor ruido.



si nuestro hijo pide la presencia de luz, podemos recurrir a un piloto de luz para tranquilizarlo y para que pueda levantarse por la noche si es necesario.



las camas o cunas deben ser seguras para que el niño no esté inquieto por si se cae y se hace daño.



establecer una rutina muy clara para acostarse: acostumbrar a nuestro hijo a seguir la misma pauta o ritual antes de ir a dormir, promueve la adquisición de hábitos de sueño saludables y proporciona seguridad.



si el niño tiene pesadillas, consolarle con la luz apagada.



practicar juegos en la oscuridad: la gallinita ciega, sombras chinescas, regalos escondidos en la oscuridad, el escondite (escondiéndose el padre o la madre en el dormitorio a oscuras del niño), etc.

la obediencia de los hijos entre los 2 y los 5 años "¡te prometo que no te había oído!", "sí, ahora mismo voy, espera un momento", "que sí, que sí", "se me olvidó, lo siento. luego lo hago". ¿te suenan estas frases? el "no" a una orden puede adoptar distintas apariencias y disfraces pero todas ellas desembocan en un mismo resultado: la tarea mandada por hacer y los padres molestos. ¿por qué nos desobedecen los hijos? ¿qué podemos hacer para evitarlo? ¿cómo actuar ante reiteradas o sistemáticas desobediencias? que nuestros hijos no sigan las órdenes que les damos, es una situación frecuente y cotidiana que, en ocasiones, crea un ambiente familiar caracterizado por gritos, riñas, malas caras y sensación de frustración. para evitar estos conflictos, es importante que los padres actuemos de forma adecuada. el niño desobediente puede negarse a cumplir las órdenes que le damos de distintas formas: •

no haciendo lo que le hemos indicado, como si no nos hubiera oído.



diciendo "no" de manera explícita.



expresando su desobediencia mediante rabietas o pataletas.

¿pero, por qué es desobediente nuestro hijo? para llamar nuestra atención: en ocasiones, los padres estamos pendientes de nuestro hijo sólo cuando se comporta de manera inadecuada.

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es muy posible que los niños se nieguen entonces a cumplir nuestras exigencias porque son los únicos momentos en que consiguen llamar nuestra atención, aunque sea para regañarlos o castigarlos. alrededor de los 2 años de edad, los niños suelen pasar por una época en que responden con un "no" a todo lo que se les pide. no debemos confundir esto con la desobediencia. nuestro hijo ha comenzado a ser más independiente de nosotros y es necesario y saludable para su madurez que lo experimente. aunque los padres debamos comprender esta actitud, no tenemos que excedernos en permisividad y trataremos de seguir inculcándole la costumbre de obedecer. otros factores que pueden estar motivando la desobediencia de nuestro hijo: •

no escuchar lo que le pedimos porque está distraído en otra actividad.



estar recibiendo demasiadas órdenes a la vez.



no comprender lo que le mandamos.



estar habituado a que nosotros acabemos haciendo por él lo que le pedimos.



saber que los padres repetiremos varias veces la indicación, antes de que él deba responder.

¿qué podemos hacer para que nuestro hijo obedezca? •

lo primero que debemos hacer es asegurarnos que es capaz de hacer lo que le pedimos. de lo contrario, deberemos ayudarle a cumplir nuestra petición.



trataremos de que siempre tenga bien claras cuáles serán las consecuencias positivas y negativas de su obediencia o de su desobediencia.



debemos acostumbrarnos desde un buen principio a no repetir la orden más de una vez y nunca debemos terminar realizando nosotros nuestra propia petición.



le daremos instrucciones simples, comprensibles para él y razonables para su edad. podemos asegurarnos que ha entendido la petición haciéndosela repetir. también es importante que sean peticiones específicas, es decir, que quede bien claro el comportamiento que debe seguir. por ejemplo: es mejor decir "no pongas los pies en el sofá", que "pórtate bien".



le daremos un número de instrucciones racional y se las diremos de una en una. nunca le daremos la siguiente petición hasta que no haya cumplido la primera. hemos de tener en cuenta que los niños menores de cinco años no son capaces de comprender más de tres peticiones a la vez.



podemos también ofrecerle dos opciones que llevarán a un mismo resultado y le daremos a elegir una de ellas en lugar de dar órdenes o hacer preguntas. por ejemplo: en vez de decirle "ve a lavarte los dientes" o preguntarle "¿quieres ir a lavarte los dientes?", podemos plantear la siguiente opción: "¿te vas a lavar los dientes solo o prefieres que te acompañe?



le explicaremos a nuestro hijo las razones por las que le pedimos o le prohibimos que haga algo. esta información deberá ser apropiada para la edad del niño. por ejemplo: a un niño de tres años le diremos que no puede tocar un cuchillo o unas tijeras porque puede cortarse y hacerse mucho daño.



expondremos de manera positiva el resultado de una conducta adecuada para motivar a nuestro

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hijo a cumplir aquello que más le cuesta o para que asimile una conducta nueva. así podrá comprobar que obedecer la orden conlleva consecuencias positivas para él y esto le animará a seguir por este camino. por ejemplo: podemos decirle "cuando te pongas la chaqueta, podrás salir a jugar" o "cuando te hayas ido a la cama, te contaré el cuento que tú prefieras". es importante que nosotros cumplamos con lo pactado. •

utilizaremos un tono de voz agradable. es mejor si nos ponemos a la altura de nuestro hijo (en cuclillas) y le miramos directamente a los ojos (asegurándonos que él también nos mira).



si intuimos que no se dispone a cumplir la orden, le preguntaremos si necesita ayuda o le ayudaremos directamente para que, poco a poco, se acostumbre a prescindir de nosotros y sea autosuficiente. en un principio podemos echar mano de juegos y mostrarnos de muy buen humor para que no identifique la obediencia con algo negativo. por ejemplo: jugaremos a ver quién clasifica más rápido los juguetes por colores, tamaños… y le habremos dado un toque divertido a una tarea que puede provocar cansancio o desagradar.



le recompensaremos cuando haya obedecido nuestra orden o petición, y nunca antes. cuanto más inmediata sea la recompensa más efecto tendrá. deberemos acostumbrarle a recompensas afectivas y no solamente materiales. le abrazaremos, le halagaremos y le expresaremos nuestra alegría sin miedo a exagerar. podemos recompensar a nuestro hijo dedicándole una tarde a él solo, sin necesidad de compartirnos con otros hermanos, recados u obligaciones. os proponemos un juego que puede resultar muy efectivo: pongamos por caso que a nuestro hijo le cuesta recoger los juguetes de su cuarto. en la pared de su cuarto colgaremos el dibujo de una escalera con 7 peldaños (por ejemplo, los días de la semana). cada día que cumpla con la norma exigida colocaremos una pegatina de color en cada escalón. irá ascendiendo por la escalera y cuando haya llegado al último peldaño, le recompensaremos con un premio.

¿y qué podemos hacer si nuestro hijo no nos obedece? •

podemos contar hasta cinco en voz alta para que comprenda que estamos esperando a que haga lo que le hemos pedido. si en este tiempo nuestro hijo no ha obedecido, sin alzar la voz ni discutir, le guiaremos con nuestras manos para que lo haga. por ejemplo: si se niega a bajar los pies del sofá, se los retiraremos nosotros. si queremos que recoja los juguetes, le ayudaremos nosotros…



cuando nuestro hijo desobedezca "descaradamente" a pesar de reiterados avisos por nuestra parte, no debemos perder el control. podemos recurrir a la técnica conocida como tiempo fuera: no le reprocharemos nada ni nos pondremos a discutir con él. le mandaremos solo a una habitación o a un rincón donde no pueda entretenerse durante un período breve de tiempo. la recomendación es que permanezca allí tantos minutos como años tenga nuestro hijo. tendrá un momento para reflexionar sobre qué es lo que nos ha hecho enfadar y para recapacitar sobre sus reiteradas desobediencias. por ejemplo: si nuestro hijo llora y patalea cada noche porque no quiere ir a su cama a dormir, llevadlo con mucha calma a un rincón aislado o habitación donde no pueda hacer nada. al principio protestará enérgicamente pero poco a poco, si sois constantes y os mantenéis con firmeza, comprenderá que no puede ganaros. los niños aprenden por ensayo-error y tardan en generalizar las consecuencias de su conducta. es probable que su respuesta sea ponerse a llorar o a patalear. si queremos que nuestra acción surja efecto, debemos privarle de nuestra atención e ignorar su reacción. si nos infunde pena y nos ponemos a consolarle, perderemos nuestra credibilidad y en otra ocasión volverá a actuar del mismo modo. en cambio, si tiene ganas de rectificar, se muestra colaborador o pide que le perdonéis, debemos reforzarle y animarle.



reprimenda verbal: si la desobediencia implica peligro para nuestro hijo o para los demás (cruzar la calle, poner los dedos en el enchufe, etc.), con un tono de voz firme y enérgico, le diremos: "¡no!" o "¡basta!" . si es necesario, pararemos físicamente su acción. no entréis en discusiones con vuestro hijo

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pero sí en razonamientos: explica con objetividad las posibles consecuencias de su acción.

cómo desarrollar la adquisición del lenguaje existe una relación muy estrecha entre el éxito escolar y la capacidad que tienen los niños para seguir las explicaciones y los razonamientos del profesor. esa capacidad depende directamente del nivel de lenguaje que tenga el niño y de la riqueza de su vocabulario: cuanto mejor sepa hablar y más palabras conozca, mejor entenderá lo que explica un adulto. ¿qué podemos hacer para favorecer el desarrollo lingüístico de nuestros hijos? numerosos estudios de expertos constataron la gran correlación que existe entre éxito escolar y pertenecer a la clase social media o media alta. este hecho se atribuyó, en principio, a razones económicas. sin embargo, investigaciones posteriores han demostrado, que no es la posición económica de la familia lo que favorece el éxito escolar, sino el grado de lenguaje que tienen los niños para seguir las explicaciones y los razonamientos del profesor en el aula. esta capacidad depende directamente del nivel de lenguaje que tenga el niño y de la riqueza de su vocabulario, adquiridos por la calidad y cantidad de muestras de lengua que se le ofrecen en sus primeros años de vida. por eso, a aquellos niños -independientemente de que pertenezcan a familias económicamente más o menos pudientes- a los que los padres les proporcionan un lenguaje que estimula las funciones superiores del pensamiento, mantienen intactas sus posibilidades de éxito escolar. ¿qué podemos hacer para favorecer el desarrollo lingüístico de nuestros hijos? •

es muy aconsejable hablar a nuestro bebé desde el primer día del nacimiento. tenemos múltiples ocasiones que podemos aprovechar para hacerlo: en el momento de cambiarlos, a la hora del baño, o simplemente cuando los tenemos en el regazo disfrutando de ellos. es importante que utilicemos un lenguaje cálido, alegre, con exclamaciones y preguntas, sin hablar demasiado fuerte ni demasiado flojo, y haciendo referencia a lo que se está haciendo en ese momento. como las palabras son todas nuevas para el niño, sólo tienen sentido cuando las asocia a objetos, hechos o acciones que tiene delante, que puede ver o tocar. si le enseñamos el plato y la comida porque va a comer, debemos hablarle de la comida, si es puré de verduras, si está muy rico, etc. una madre me decía que su hijo nunca había tenido problemas para saber cuál era su derecha y su izquierda porque mientras lo vestía siempre le decía lo que le ponía en cada momento: "ahora ¿qué le pondré a este niño…? pues le pondré el calcetín izquierdo en el pie izquierdo".



también es importante que hablemos a los bebés mirándoles a la cara, porque imitan los movimientos de nuestra boca. los niños que además de oír "papá", también ven cómo se articula la palabra, repiten antes "papa", lo que es muy importante porque se oyen a sí mismos y eso les ayuda a aprender más deprisa. sabemos la importancia que tiene la vista en el aprendizaje de las primeras palabras o sílabas, porque se ha comprobado que los niños ciegos tardan más tiempo en imitar las primeras sílabas que los videntes, mientras que niños sordos son capaces de repetir sílabas como "pa" o "ta" que en realidad no han oído pero sí 'han visto'.



el bebé no es un ser pasivo. a partir del tercer o cuarto mes, empieza a emitir los primeros sonidos guturales. se escucha a sí mismo y se gusta. si además, las personas que lo cuidan imitan sus sonidos, se inicia una protoconversación sin palabras, pero llena de significado afectivo. contestarle a estos mensajes que él envía le estimula a seguir produciendo más mensajes, porque siente que su esfuerzo es recompensado.



a partir de los 10 o 12 meses aproximadamente, ya podemos empezar a leerle libros de imágenes. serán los primeros cuentos que contemos a nuestro hijo, y como a esta edad su capacidad de atención es muy pequeña, debemos aprender a interpretar la resistencia del niño y dar por terminada la actividad antes de que él se canse.

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la época en que el niño empieza a caminar y a tener autonomía de movimiento coincide con el tiempo en que empieza a tener capacidad de comprensión. un niño de 15 meses puede no decir ni una palabra, pero seguro que ya entiende y responde a cosas sencillas que se le pueden pedir como "ve a buscar tu osito", "¿por qué no me traes la cuchara que la vamos a lavar?", ¿me das un poquito de pan?, etc. los papás debemos aprovechar esta circunstancia para encargarle pequeños recados y premiárselos emocionalmente con una expresión de alegría. así tendrá interés en ir ampliando su vocabulario y su comprensión, lo que es muy importante porque sin un amplio lenguaje comprensivo no es posible empezar a hablar.



en los primeros meses el bebé suele ir dormido en el cuco cuando sale de casa. pero en cuanto el niño ya mira lo que hay a su alrededor, los paseos, las salidas al supermercado o a cualquier lugar son excelentes momentos para explicarle a nuestro hijo por dónde vamos, el nombre de las cosas que vemos y lo que hacemos, de manera que él vaya ampliando su vocabulario y su comprensión del mundo que le rodea. los niños que tienen buen lenguaje y abundante vocabulario son aquellos cuyos papás disfrutan al llevarlos de paseo o a comprar, porque hablan con ellos y les explican las cosas que van viendo por la calle o en el supermercado. ir de compras con un niño de dos o tres años puede ser gratificante para el adulto y enriquecedor para el pequeño o insoportable para los dos. todo depende del enfoque de la persona mayor. por ejemplo, esperar el turno ante la parada de pescado puede ser un tormento o un momento ideal para hablarle de los peces, que nadan en el mar, que los hay grandes y pequeños, el nombre de algunos de ellos y todo lo que se nos ocurra. a nuestro hijo le encantará ver y aprender cosas nuevas.



además de hablar y escuchar a nuestro hijo con frecuencia, también debemos cuidar la calidad del lenguaje que utilizamos y el tono con el que decimos las cosas. para empezar, no debemos imitar el lenguaje del niño ni reducir las palabras adultas a palabras infantiles como "guau, guau" para llamar al perro o "chichi" para denominar la carne. el niño sí que puede usar su jerga particular, porque no sabe hablar de otro modo, pero los adultos no. pensemos que nuestro hijo no sabe cuál es el nombre preciso de los objetos, por lo que le da igual decir "guau, guau" que "perro". nosotros somos el modelo que él imita y si le repetimos "guau, guau", le reforzamos esta expresión, creerá que es la correcta, la integrará en su cerebro como buena y la seguirá usando aunque se vaya haciendo mayor.



relacionado con el aspecto anterior, igualmente se ha visto la importancia de nombrar las cosas con la palabra más exacta posible para mostrarle la riqueza del lenguaje. se ha comprobado que los niños que no desarrollan todo el potencial de su lenguaje son aquellos que en su casa utilizan un solo término para nombrar diferentes acciones y objetos. por ejemplo, utilizan la palabra comer para todas las situaciones. en cambio en las familias que cuidan el lenguaje utilizarán desayunar, comer, merendar y cenar.



no menos importante es la corrección del habla del niño, que debe ser positiva. cuando el niño dice "mira, un guau, guau", podemos contestarle: "sí, es un perro, un perro que hace guau, guau". si además sabemos la raza y podemos precisar más, también podemos hacerlo: "sí, es un perro, un pastor alemán, que hace guau, guau. ¿has visto que grande es?". de esta manera aumentará su vocabulario, su precisión en el lenguaje, sus conocimientos previos y su curiosidad, herramientas fundamentales para entender y comprender las explicaciones que después encontrará en el colegio.



el menor uso de los imperativos y las negaciones favorecen positivamente el desarrollo del lenguaje. el uso de imperativos es cortante y cierra la conversación. el humorista eugenio lo ilustra con este chiste: "yo a los 6 años creía que me llamaba 'cállate'…" los imperativos cállate, estáte quieto, dame, no te muevas, vete, etc. y las negaciones absolutas no dejan opción a que el niño estructure en su mente otras opciones que pueda compartir con el adulto y enriquecer su pensamiento y su

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inteligencia. en cambio, pedir las cosas utilizando formas distintas: ¿y si…? ¿por qué no…? ¿qué te parece si…? ¿quieres…? ¿me...? o responder con otras preguntas o intervenciones a las preguntas de nuestro hijo abre caminos de comunicación que crean nuevos conocimientos. ante la pregunta del niño "¿puedo comer unas galletas?", podemos contestar con un "no" seco que acaba toda interacción comunicativa, o podemos decirle "¿es hora de comer galletas?", "me parece que ahora no es hora de comer galletas, dentro de un rato vamos a cenar", etc. y a partir de aquí iniciar una conversación que siempre enriquece.



por último, podéis contestar a sus preguntas con respuestas indirectas. ante la pregunta del niño: "¿vendrá la abuela esta tarde?" podemos responder con un "no" directo, o podemos decirle: "ha llamado y ha dicho que ha de ir al médico y que vendrá mañana". es una alternativa que exige al niño poner en funcionamiento su cerebro para sacar él la conclusión, lo que le enseña a deducir, razonar y hacer asociaciones internas con los conocimientos que ya tiene, es decir, le damos oportunidades para construir circuitos neuronales que podrá utilizar en otras ocasiones.

el dibujo infantil: los garabatos alrededor de los 18 meses, niños y niñas españoles, chinos, esquimales, quechuas, napolitanos o africanos hacen un trazo con un lápiz sobre el papel o con un palito sobre la tierra. ese gran momento representa, como con las primeras palabras, el inicio de un lenguaje que prepara la futura expresión de pensamientos e ideas. con las siguientes notas se intenta brindar algunos elementos interpretativos generales y sugerencias para que los padres acompañen favorablemente este proceso maravilloso de sus hijos. un buen día, nuestro hijo toma el lápiz que tenemos al lado del teléfono y hace un trazo sobre un papel. otro día, encontramos un garabato en la pared hecho con el pintalabios que se cayó en el suelo del lavabo. esto suele ocurrir alrededor de los 18 meses, en función del cúmulo de percepciones que cada niño tiene almacenadas del período anterior a esos primeros trazos o rayas. este período en el que el niño hace sus primeros garabatos se divide en tres fases: los garabatos desordenados, los garabatos controlados y los garabatos con nombre. garabatos desordenados el niño siente el deseo de producir líneas en cualquier dirección. es una necesidad psíquica y física de experimentación pero todavía es muy pronto para hablar de representación. manipula el lápiz con el puño, la calidad de línea es variable en intensidad y el cuerpo acostumbra a acompañar los trazos, ya que sus movimientos están muy vinculados con el sentido visual. siente placer al llevar a cabo esta tarea y el color escogido todavía no es importante. Él solito, sin que nadie le incite a hacerlo, y normalmente por pequeños e irregulares lapsos de tiempo, se lanza a dejar constancia con sus trazos de que está empezando a descubrir otro lenguaje. garabatos controlados con la repetición de garabatos ordenados, el niño acaba por vincular el movimiento del trazo con la percepción visual, lo que le induce a variar los movimientos y a querer llenar toda la hoja de papel. sostiene el lápiz oponiendo los dedos, comienza a inventar tratando de que sus trazos representen algo del entorno y puede copiar círculos pero aún no cuadrados. alrededor de los tres años de edad aparece la intención de representar gráficamente algo que pertenezca a su ambiente y solicita nuestra atención o opinión acerca de su obra. en este comportamiento subyace una intención comunicativa, la obra como medio para llegar a los otros y suscitar reacciones. garabatos con nombre ya cuenta con un mayor dominio motor, han aparecido las primeras intenciones claras de representación, pero todavía persisten formas que en nada se parecen a la realidad de los objetos que quiere representar. por otro lado, tiene asumido que con sus dibujos comunica algo y obtiene una respuesta por parte de los adultos. a partir de este momento el niño entra en una etapa en la cual empieza a dibujar aquello que imagina. en esta fase la retención visual de las formas y colores empieza a sedimentarse para el futuro. los dibujos no han cambiado mucho pero pasa mayor tiempo realizándolos, anuncia que los va a hacer. a pesar del proceso de

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conocimiento del medio que está viviendo, sigue necesitando conocerse a sí mismo. por eso, habla mucho consigo mismo, tiene tendencia a inventar historias inconexas, se explica cosa, un verdadero soliloquio. sin embargo al mostrar su dibujo dice "esta es mamá", "este es el tío", "es mi oso". la elección de los colores aunque los colores se asocian a las emociones y a la personalidad, es un poco arriesgado afirmar que un tipo de color significa alegría, tristeza, agresividad, dulzura, etc. en la elección de un color u otro intervienen factores culturales y circunstanciales que se deben tomar en cuenta. al principio del garabateo, la elección de un color es algo accidental ya que al niño no le preocupa tanto el color como controlar sus movimientos. luego los utiliza para experimentar y probablemente en ese ejercicio experimental empiece a sentir mayor o menor preferencia por uno u otro. al final del garabateo el color comienza a cobrar importancia. de todas maneras, se ha observado que muchas veces los colores son escogidos por el orden en que aparecen en la paleta o por la proximidad física con los lápices. los materiales pon al alcance de tu hijo folios blancos en la mesa o colgados en la pared para que pueda dibujar en el momento que le apetezca. si te preocupa que manche la superficie en la que está dibujando puedes optar por colgar una lámina grande de papel en la pared, en el suelo, forrando la lavadora o donde se te ocurra. es mejor darle papel en blanco, ya que en esta etapa los papeles de revistas y periódicos le causan mucha confusión visual con sus trazos. los lápices comunes son ideales, negros o de colores, así como ceras no tóxicas y rotuladores ¡cuidado con paredes y ropa! al principio, evita las ceras ya que se rompen y tienden a chuparlas. la témpera preparada bien espesa también es excelente: puedes disponer los colores en platos viejos o hueveras de plástico. protege al niño de las manchas con una camisa vieja y cubre la superficie que está debajo del papel que va a pintar. el pincel debe ser de un tamaño mediano, ni muy grueso ni muy fino. la arcilla de colores es fantástica para ser manipulada y ejercitar la prensión, a la vez que permite hacer garabatos con volumen. lo más importante es que el material esté al alcance del niño y que lo pueda coger cuando le apetezca ponerse a dibujar. toda esta etapa es un recorrido hacia la obtención de formas que representen la realidad desde el punto de vista del niño, es una etapa de familiarización con los instrumentos. en cada cultura, cada niño recorre este camino para apropiarse de su lenguaje pictórico, algunos lo hacen más rápido y otros más lentamente. lo más importante de esta etapa es que nos diferencia, al igual que la adquisición del lenguaje hablado y escrito, del resto de los seres vivos. lo que plasma cada niño tiene relación con su mundo particular, cada garabato es distinto de otro y reúne mucha información. existen muchas formas de interpretar el significado de los garabatos, pero no soy partidaria de ninguna de ellas sino tienen en cuenta el contexto general de la historia vital de cada niño.

¡es mío, mío y sólo mío! ¿por qué nuestro hijo de dos años no es capaz de compartir sus cosas con los otros niños, y ni siquiera con sus propios padres? ¿es un niño egoísta? debemos tener claro que la actitud posesiva es normal en los niños de esta edad. nuestro hijo todavía no entiende que una cosa le pertenece aunque la preste y la comparta. tampoco entra en su cabecita que no puede tener todo lo que pide. nuestro trabajo como padres y educadores consiste en conseguir que interiorice estos valores, teniendo en cuenta que nuestra actuación es un modelo importantísimo para su futuro comportamiento. "mío, mío y sólo mío". Éstas son palabras familiares para los padres que tienen hijos de dos años, e incluso un poco más mayores. en la escuela podemos ver a un niño apropiándose de los juguetes de sus compañeros o al mismo niño reaccionando de manera agresiva si alguien intenta arrebatarle los suyos. no hay por qué intranquilizarse. esta actitud es comprensible y, de hecho, necesaria en su desarrollo: nuestro hijo está viviendo una etapa de egocentrismo. durante este período intenta satisfacer sus deseos y enseguida ve en peligro todas sus posesiones, que son las que le proporcionan la diversión y el placer. el niño de esta edad todavía no es consciente de que los otros también tienen juguetes, y de hecho aún le costará un par de años aprenderlo. debemos entender que necesitará tiempo -durante el cual decidirá qué quiere prestar y qué no-- para asimilar los valores del intercambio y la generosidad. nosotros podemos regular estas conductas egocéntricas evitando darle todo lo que pida y recompensando las acciones generosas, por ejemplo, cuando comparte un juguete. además, podemos demostrar qué conducta queremos a través de nuestro ejemplo.

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nuestro papel es básico para su educación, no sólo porque somos quienes premiamos o reprochamos sus acciones sino también porque tenemos la responsabilidad de explicar por qué "quitarle el osito a marcos no está bien". algunas indicaciones útiles sobre cómo podemos transmitir valores como la generosidad son: •

establecer previamente las normas del "juego". hay que negociar. por ejemplo, explica a tu hijo que debe prestar sus juguetes a los otros niños, y que eso también debe hacerlo en casa, donde las cosas son de todos y no sólo suyas. poco a poco irá aprendiendo que los otros también tienen "cosas" (la merienda, un juego nuevo, etc) que le gustaría que compartieran con él.



no crear sentimiento de pérdida. si tu hijo ha decidido compartir su "amada manta" con un amigo suyo, asegúrate de que ésta volverá a sus manos. en caso contrario, puede tener la sensación de que ha perdido su preciado objeto y por tanto le costará volver a prestar sus cosas. si llega esta situación y al principio tu hijo se muestra rebelde no se lo reproches porque, igual que los adultos, tiene sus derechos y ha de saber defenderlos.



exigirse a sí mismo lo que quiere exigir a los otros. si quieres enseñarle qué es la generosidad, muéstrale ejemplos. nosotros le servimos de modelos y es fácil que más adelante nos imite. si te pide algo, actúa como querrías que él lo hiciera.



ponerse de acuerdo con nuestra pareja en todo lo referente a la educación de los hijos. es muy típica la situación del niño que quiere salir al parque y que sabe perfectamente a cuál de los dos debe acudir para cumplir sus deseos. esta situación es especialmente cierta en los hijos de padres separados. hay que tener cuidado e intentar no crear rivalidades ni hacer chantaje emocional.



relación entre comprensión y exigencia. a veces se puede pensar, equivocadamente, que ser poco exigentes con nuestros hijos está asociado con ser más comprensivos. para una buena educación es tan importante ser comprensivos como tener un nivel de exigencia adecuado a su edad.



importancia de la participación. crear situaciones de participación y cooperación con los hijos, estimulando un trabajo y unas actitudes que son las que se han de aprender. promover la construcción en equipo de un puzzle, ya que en el correspondiente intercambio de piezas será muy fácil que aparezcan conductas de "mío, mío, mío". los juegos de grupo son muy apropiados para estas edades porque les enseña la importancia de compartir con los demás.



saber resistir ante frustraciones y dificultades. hay que ser perseverantes. se trata simplemente de una etapa infantil. la paciencia es básica mientras se producen los cambios.



reforzar las conductas positivas. decirle por ejemplo: "eres un encanto" o "eres un amor" cuando nuestro hijo preste un juguete a su hermano o a un amigo, o cuando muestre cualquier conducta de colaboración.



tener claros los valores que queremos inculcar y actuar consecuentemente. prémialo con la lectura de un cuento cuando comparta sus libros con su hermano pero no ignores esta conducta (al menos

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mientras estás tratando de que la aprenda) al día siguiente porque estás cansado o tienes un mal día. cumple con tus promesas. si le has dicho que le leerás un cuento, mantén tu palabra.



no coaccionar afectivamente. son muy contraproducentes frases como: "si no prestas el coche a luis, mamá no te querrá" estás reduciendo el valor de la generosidad a una mera transacción emocional. tu hijo no aprenderá a ser generoso sino todo lo contrario. compartirá sus cosas para conseguir algo a cambio: tu cariño y atención. hay que hacerles comprender que las sanciones o límites que reciben por nuestra parte son independientes a nuestro cariño por ellos. eso es incondicional.



los niños, unos más y otros menos, necesitan atención y mucha paciencia. no podemos emitir juicios precipitados pensando que tenemos un hijo desconsiderado. dale tiempo y ayúdale a resolver sus dudas.

en resumen, cuando nuestro hijo actúe de forma interesada, cuando pensemos que tiene un comportamiento egoísta, debemos comprender que a esta edad todavía no ha interiorizado valores básicos como la generosidad. nuestro papel educativo como padres es imprescindible para darle a conocer todas las experiencias posibles para que aprenda a su ritmo. experiencias como nuestras propias conductas (respetar, amar, compartir, prestar) y nuestras actitudes (tener paciencia, ser coherentes, comprensivos…) son las que mostrarán un modelo familiar claro para el niño.

diciendo “no” también educamos eso está bien, aquello está mal, así se hace, así no... nos da la impresión de que los primeros años de nuestros hijos los pasamos señalando todo lo que se puede y, sobre todo, lo que no se puede hacer. muchos padres tienen la sensación de decir “no” mil veces al día. o, al menos, de tener ganas de decirlo, porque con frecuencia nos frena la inseguridad de prohibir cosas a nuestros hijos. en realidad, poner unos límites claros y razonables es una de las tareas más importantes para que los niños no se conviertan en unos pequeños tiranos. y cuanto antes, mejor. la educación de los niños debe tener como objetivo fundamental el desarrollo de personas maduras, responsables y autónomas. si el afecto, la ternura y la comunicación son instrumentos básicos para conseguir este resultado, no debemos olvidar que imponer unos límites claros y coherentes, aunque sea complicado e ingrato, es más que necesario. normalmente, a los padres nos resulta más fácil o cómodo decir "sí" a todo aquello que piden los hijos o dejarles hacer lo que quieren, pero decir un "no" a tiempo también es conveniente y necesario. de esta manera, enseñaremos a los niños a interiorizar unas normas y conseguiremos transmitir una disciplina que harán suya desde pequeños hasta que, progresivamente, se responsabilicen de su comportamiento. resulta divertido ver cómo desde muy pronto nuestros hijos aprenden a decir "no". se niegan a ir a la cama, no quieren lavarse las manos antes de comer, nunca quieren recoger su habitación, mientras que a los padres nos cuesta llevarles la contraria y mantener firmes ciertos criterios. no se trata de ser rígidos e intolerantes, ni de convertirse en unos padres despóticos y autoritarios que siempre se opongan a los deseos de sus hijos, sino de entender la realidad y posibilidades de los pequeños en cada etapa de su desarrollo, mostrándoles convenientemente lo que pueden y no pueden hacer, lo que está permitido y lo que no lo está. durante los primeros años el "no" es una manera de frenarlos, de protegerlos, ya que los niños y niñas, llevados por su curiosidad, comienzan muy pronto a explorar su entorno y su afán descubridor puede llevarles a menudo a situaciones peligrosas: poner los dedos en un enchufe, llevarse cosas a la boca, etcétera. hay que tener en cuenta que, en ese momento, para ellos resulta difícil entender las consecuencias de su acción y olvidan nuestras advertencias. por eso tenemos la impresión de pasar todo el día con la negativa en los labios. a partir de los 2 ó 3 años pueden empezar a discriminar entre lo que es posible y lo que está prohibido. a

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medida que dominan el lenguaje están preparados para entender los motivos de las prohibiciones, por eso es el momento para explicarles por qué no deben acercarse a una estufa encendida o bajarse de una acera y no simplemente decirles "no toques" o "no hagas". nunca resulta fácil decir "no", ni todas las familias son iguales. cada una tiene su forma de educar a los hijos pero, aunque a veces y en determinadas edades sea difícil encontrar el término medio entre dejarles hacer y prohibirles, lo más importante es ser coherente y mantener la decisión con los razonamientos más convenientes para cada ocasión. también es normal y lógico cometer algunos errores ya que muchas veces un "no" responde más al estado de ánimo de los padres o a nuestros propios temores que a la situación concreta que se está sancionando. en estos casos los niños pueden darse cuenta de la arbitrariedad de nuestra decisión e incluso, si son mayores, cuestionarla. es entonces cuando es preciso hablar con ellos y enseñarles que los padres, como los hijos, también podemos equivocarnos y, si es necesario, debemos disculparnos asumiendo la equivocación, ya que nadie es perfecto. por último, es preciso tener en cuenta que los niños y niñas aprenden mucho imitándonos y observando nuestras actitudes, valores y comportamientos, y, por tanto, éstos deben estar en consonancia con nuestras palabras ya que de otro modo perderán, a sus ojos, todo su sentido.

mamás que trabajan "no paro en todo el día. tengo la casa hecha un desastre y casi no veo a los niños". hay mujeres que trabajan fuera de casa y que viven la maternidad con un gran sentimiento de culpa. para ellas, ejercer la maternidad es una tarea compleja que exige mucho esfuerzo, atención y responsabilidad. por eso, muchas madres se preguntan cómo hacerlo del modo menos traumático y más satisfactorio. hasta hace pocas décadas las mujeres se dedicaban casi exclusivamente a desarrollar las tareas de la casa y a criar a sus hijos. esta situación es la responsable de que muchas generaciones de mujeres vivieran únicamente para su familia, sin tener un espacio propio que les permitiera relacionarse social y profesionalmente. en la actualidad, la condición de las mujeres ha variado ostensiblemente y un gran número de ellas trabaja fuera del hogar y tiene otras responsabilidades aparte de las citadas. a pesar de todo ello, suele ser frecuente que continúen cargando sobre sus espaldas el cuidado de sus hijos y de la casa, lo cual las convierte en mujeres, madres y trabajadoras a la vez. asumir todas estas funciones no es tarea fácil y, generalmente, esto comporta que se planifique el momento ideal para tener un hijo. sin embargo, una vez acabado el permiso laboral por maternidad o tomada la decisión de volver a trabajar aparecen nuevamente una serie de incertidumbres. en consecuencia, el momento de separarse de los hijos es un momento crítico. una de las principales preocupaciones de muchas madres es dejar a su hijo bien cuidado, por ello, sea cual sea la opción elegida (guardería, canguro, familiares…) ha de ser tomada con cautela y seguridad, considerando entre otras cuestiones, que: •

hay que realizar una introducción progresiva de esa nueva persona (familiar, canguro, etcétera) o institución (guardería, escuela…) en la vida del niño.



hay que mostrar una total confianza hacia esa elección para que, tanto el niño como la madre, estén absolutamente tranquilos.



si es posible, conviene mantener los mismos hábitos que se seguían hasta que se ha producido el cambio: horarios, comidas, tiempo de parque...

tanto si la reincorporación al trabajo es un acontecimiento ineludible como voluntario, la mayoría de madres viven con un cierto sentimiento de culpabilidad el dejar a sus hijos al cuidado de otra persona, y les duele

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no poder dedicarles todo el tiempo que antes dedicaban, sobre todo si cuando se produce esta separación los niños son aún muy pequeños. en cualquier caso, hay que tener en cuenta que dejar a un lado un empleo o una profesión de una manera forzada influirá también en la relación con los niños y éstos acabarán percibiendo el descontento de la madre. es preferible estar menos tiempo del deseado con ellos, pero con el sentimiento de satisfacción por sentirse realizada profesionalmente o por estar cumpliendo con un deber laboral. si la mujer se siente bien con su trabajo y éste le aporta gratificaciones esta primera ruptura será difícil pero no traumática y aunque al principio haya una sensación de estrés y de no disponer apenas de tiempo libre, progresivamente se irán encontrando nuevas formas de organización. también se aprenderá a compartir responsabilidades con la pareja y se tendrá en cuenta un orden de prioridades que permitirá crear un nuevo clima familiar del que todos acabarán beneficiándose. hay que dejar de lado, por tanto, los sentimientos de omnipotencia, de pensar que podremos fácilmente con todo: trabajo, hijos, pareja, casa, porque eso conduce a un agotamiento difícil de sobrellevar. para aliviar el peso de la responsabilidad y sentirnos mejor, es importante: •

dejar de lado la idea de superwoman: nadie puede ser una madre ejemplar, una esposa ideal y una excelente trabajadora.



si la mujer tiene un empleo fuera del hogar ha de permitirse dejar en manos de personas de confianza el cuidado de sus hijos.



antes que una madre frustrada, tensa o deprimida, los niños prefieren una madre atareada y afectuosa.



abandonar el sentimiento de culpabilidad: en el contacto con nuestros hijos es más importante la calidad del tiempo que pasamos con ellos que el número de horas.

por otro lado, los sentimientos de culpabilidad no harán más que paralizarnos y, centradas en nosotras mismas y en nuestro malestar, no podremos ejercer en perfectas condiciones la maternidad, lo que todavía nos haría sentir peor.

coherencia educativa entre la pareja se puede conseguir? no es justo... papá siempre me deja ver la tele antes de hacer los deberes y tú nunca... no te quiero...”, “mamá dice que lo que tu quieras...” dice alberto a su padre momentos después de que su madre le negara ir a casa de su amigo. esto es lo más leve que nos puede pasar si nuestros hijos, radares de última generación, detectan falta de criterios educativos en la pareja. en realidad, no es tan difícil como pensamos. solo se necesita tiempo para ponerse de acuerdo y una visión clara de lo que debe ser más importante para nosotros: nuestros hijos. los niños son listos... recuerdo el caso de un chaval experto en técnicas de persuasión; cuando, por ejemplo, le urgía pedir alguna cantidad de dinero fuera de lo ordinario o algún permiso especial, debía ir a la habitación de sus padres, a la hora de la siesta de papá. le pedía perdón por la interrupción y le comentaba su urgencia. el padre, con bastante frecuencia, en esas circunstancias, solía decir que sí... el problema era que, a veces, el padre no se acordaba después de las autorizaciones realizadas... los hijos estudian muy bien a ambos progenitores. se requiere pues una coherencia mínima de criterios y maneras de educar entre ambos. los hijos deben percibir que aunque sus padres son diferentes, realmente son uno a la hora de educar. es de vital importancia que los padres tengan tiempo para pensar y decidir las cosas siempre que sea posible. su esfuerzo por conocer a cada uno de los hijos con sus cadaunadas les será una herramienta muy útil a la hora de resolver situaciones. imaginemos algunas:

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situaciÓn a: uno de los dos suele ser mÁs benÉvolo a la hora de conceder permisos es muy probable que si mamá, por ejemplo, es más benévola con los permisos, los niños acudirán más a ella, y se cuidarán de que el permiso no haga demasiado ruido como para que llegue a oídos de papá. normalmente, si se ha llegado a esto es porque hay una disparidad de criterios educativos entre los dos progenitores. se debe intentar delimitar los campos de decisión y dejar claro a los niños qué tipos de permiso concede cada quién. por ejemplo: el padre da los permisos sobre cantidades de dinero y mamá da los permisos de salidas de casa, o viceversa. y desde luego, de mutuo acuerdo, los dos se suman a las decisiones del otro. en un segundo momento puede intentarse aunar criterios (ver situaciÓn c) para que los hijos no perciban que uno de los dos es el duro y el otro el blando. en el medio, la virtud. lo idóneo sería intervenir ambos progenitores en la toma de decisiones de los hijos pero si no se puede por falta de acuerdos o criterios comunes lo mejor es delimitar los campos de actuación de cada parte, respetarlos y no intervenir bajo ningún concepto a no ser que la pareja lo pida. situaciÓn b: tu hijo te pide un permiso y le dices que no. Él lo intenta con el otro progenitor, que le dice que sÍ 1. por ejemplo, la madre le dice que no y el padre, sin saber la respuesta anterior, le dice que sí a su demanda. en este caso, el padre, al enterarse de la treta, le debe explicar con firmeza al niño que ha procedido con engaño. ayuda aplicar alguna medida que le haga sentir las consecuencias de su acto (no jugar fútbol esa tarde, no ver la televisión al día siguiente, no salir con los amigos...)

2. es importante que en este caso sea el padre quien hable con el niño para que pueda comprobar que éste respalda en todo momento la decisión de la madre y que aprovecharse de la desinformación de ambos tiene sus consecuencias negativas.

3. debe explicarle a su hijo que proceder de esta manera anula toda posibilidad de conseguir lo que quería. debe aprender con esta actitud que, en el caso de falta de unanimidad de los padres, informarles con sinceridad de sus posturas opuestas le proporcionaría una posibilidad para conseguir lo que en caso contrario se habría rechazado con toda seguridad.

situaciÓn c: entre los padres hay diferencias significativas en los criterios de cÓmo educar a los hijos... es normal que teniendo educaciones e historias distintas tengáis ideas diferentes sobre la educación de vuestros hijos. algunas recomendaciones prácticas: •

ante un desacuerdo claro, no os pongáis a discutir cual debe ser la decisión acertada delante de vuestro hijo. apartaros, decirle que vais a retiraros para pensar que es lo mejor para él y comunicar la decisión conjuntamente. por supuesto, alguno de los dos deberá ceder, pero que vuestro hijo no note "vencedores ni vencidos" sino unanimidad.



partir de que lo que os preocupa es el hijo y no tanto imponer la propia opinión. quizá suene obvio pero en ocasiones lo olvidamos. a veces, nuestras opiniones se matizan y ablandan al confrontarse con la intención de fondo. así se llega a una decisión en la que sale ganando la educación del hijo, y por tanto en la que ganan todos. si, por ejemplo, tú crees firmemente que en la puerta de la nevera de casa no debe haber por ningún motivo ni carteles, ni teléfonos del servicio de pizza a domicilio, ni fotografías, ni graffitis... mientras que tu esposa es más bien de la opinión y práctica contrarias (exceptuando los graffitis) y además ha logrado transmitir exitosamente esta costumbre a tres de los cuatro hijos, tú no debes montar un drama cada vez que uno de esos tres maleducados (según tú) hijos pegue la última publicidad-imán que encontró en la tienda. siéntate primero con ella, explicad vuestras razones, distanciaos un tanto del hecho, recordad que lo que buscáis es la educación de vuestros hijos más allá de si optáis por tener una puerta de la nevera inmaculada o tapizada artísticamente de incontables objetos adheridos... llegad a un acuerdo, ceded en algo ambos... quizá acordéis que sí se puedan

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pegar cosas pero con ciertos límites, con un orden, un buen gusto y justificados por alguna utilidad práctica...



preguntarle al otro sus razones y escucharlas. no oír por oír, o por dar la sensación diplomática de que uno está prestando atención. escuchar, escuchar desde el amor, detectar lo razonable de la opinión del otro.



exponer la propia razón con sencillez, sin sobresaltos, sin victimismos, sin aliñar tu argumento con algún proyectil verbal de este estilo: "esto es lo que pienso, pero como sé que tú nunca me escuchas ni me harás caso, no sé si valga la pena decírtelo".



saber ceder en lo accidental, no dar demasiada importancia a algunas decisiones. si tu hijo no quiso comerse la ensalada y tu pareja le ha dicho que al menos se comiera la mitad, no puedes hacer una tragedia diciendo que no, que tu pareja ha sido exageradamente tolerante, que debió exigir al niño comerse hasta la última hoja de lechuga, que lo está tristemente maleducando... no, no exageres. quizá el niño realmente no era capaz de acabar con toda la lechuga y el haber logrado que se comiese la mitad ha sido muy formativo.



os evitará muchos problemas de desacuerdo el hecho de escribir en un papel las normas básicas de la casa con las consecuencias al trasgredirlas. esta nota debe estar colocada en un sitio de fácil acceso para tus hijos (en la puerta de la nevera, en su habitación...) reúnelos en "asamblea", lee y comenta en voz alta estas normas. asegúrate de que todos los miembros de la familia lo han entendido, hasta el más pequeño. seguramente, no preguntarán tanto a los padres si tienen claro como actuar en cada momento.



la siguiente estrategia es tan sencilla como eficaz. reúnete con tu pareja en casa, en un restaurante... en cualquier sitio sin prisas ni hijos, pero con un lápiz y un papel. haced un listado con las tareas que a diario se presentan en casa en la educación de los hijos. y repartir responsabilidades. en realidad, no son tantas si se clasifican por conceptos: higiene (dientes, ducha...), sueño (hora de irse a la cama, rutina...), actividades extraescolares, deberes... especial interés tiene el tema de horarios. este punto debéis dejarlo muy claro y por escrito para que vuestros hijos también pueda ser conscientes de ello. os sorprenderá ver cómo actividades que actualmente eran pesadas y desagradables para un miembro de la pareja pueden llegar a hacerse agradables para el otro. es cuestión de "no dar por hecho" muchas situaciones que ahora están establecidas de manera mecánica y poco efectiva. dejar claro en esas parcelas cómo vais a actuar cada uno y entonces respetarlo y no intervenir en caso de conflicto si no es para apoyar.



ganarse el respeto de los hijos a veces implica saber reconocer cuando uno se ha equivocado y pedir perdón. es muy humano reaccionar ante los desafíos de los hijos y sus muchas estrategias "defensivas" con sentimientos muy cargados, a veces impulsivamente. no pasa nada si... sabes reconocerlo, pedir perdón y llegar a una solución intermedia. lo mismo ocurre con la pareja. llegar a acuerdos educativos satisfactorios para ambos padres es a menudo complicado y, en ocasiones, nos saltamos esos acuerdos. saber reconocer nuestra falta es una manera también de unificar criterios educativos y aumentar el respeto entre la pareja, necesario si queremos que nuestros hijos nos respeten.

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leer juntos libros o material sobre pautas de educación.



hacer juntos un curso educativo en una escuela de padres.



intercambiar opiniones con otros matrimonios amigos en los que se observa una labor educativa en equipo.

situaciÓn d: vuestro hijo sÓlo respeta a uno de los dos 1. tu hijo debe percibir un apoyo ilimitado de uno con el otro. si el niño percibe que uno de los dos se ha convertido en su cómplice a la hora de enfrentarse con el otro, se está entrando peligrosamente en el juego inteligente del niño. si en cambio, el niño se topa con un "muro" de respaldo mutuo cesará en su intento de dividir su respeto. por ejemplo, si después de que tu hijo falta al respeto a tu pareja y ésta le increpa, tú apoyas a tu pareja físicamente (la abrazas, le pasas la mano por la cintura o el hombro...) y le reprendes empáticamente, como si la falta de respeto te la hubiera hecho a ti también, el niño percibirá que haciendo sufrir a uno de los dos también hace sufrir al otro y que en las cosas importantes estáis de acuerdo siempre.

2. es importante que no intervengamos cuando el progenitor al que le ha faltado el respeto o le han desobedecido está recriminando al hijo. hacerlo le restaría autoridad ya que nuestro hijo vería en nuestro apoyo una manera de "defenderlo" ante su falta de autoridad. lo que hay que hacer es darle tiempo para actuar y secundar su decisión, sea la que sea, con palabras y con las manifestaciones físicas anteriores. si no estás de acuerdo con la reacción de tu pareja, después de apoyarla ante tu hijo, puedes hablar con ella y demostrarle tu desacuerdo, haciéndole ver tu postura ante la situación.

3. no digas eso que nos resulta a todos tan fácil: "no lo sé... pregúntale a papá/ mamá. haz lo que é/ella te diga". resta autoridad y te coloca ante tu hijo en inferioridad de condiciones frente a la otra parte. parece que tú no sepas tomar las decisiones y sea tu pareja la que tenga el privilegio de la decisión. en su lugar, si no sabes que postura tomar, di: "hablaré con papá/mamá y te diremos que pensamos de esto" o bien "estoy muy enfadado/a; necesito pensar y luego hablaré contigo".

situaciÓn e: un ejemplo de coherencia un ejemplo simpático de coherencia, un tanto extrema quizá, se lo explicaba un amigo a otro amigo: - en mi casa, siempre mi padre tiene la última palabra. - ah, ¿sí? ¿cómo está eso? - sí, porque, siempre, mi padre termina diciendo a mi madre: "lo que tú digas, mi vida". un Último consejo: durante la siesta, no deis permisos.

las verdaderas razones del fracaso escolar ¿cómo se explica que uno de cada tres niños fracase en la escuela? ¿tienen sentido las explicaciones que se dan sobre ello? ¿es culpa del niño? ¿quizá es que es menos inteligente que sus compañeros? ¿es vago o rebelde? ¿o es fallo del sistema educativo? la mayor parte de los fracasos se debe a que esos niños tienen una pequeña disfunción por inmadurez del sistema nervioso central. un problema que podría ser corregido si padres, profesores y autoridades no siguieran ignorándolo.

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una tercera parte de los niños en edad escolar fracasa, es decir, no consiguen aprobar los cursos, no logran alcanzar las metas asignadas para su nivel de edad, formarse y pasar hasta el último nivel educativo escolar. el fracaso escolar se repite año tras año desde hace mucho tiempo. y ocurre en un alto porcentaje de niños tanto aquí como en los demás países occidentales. luego la causa no puede ser el sistema educativo ya que es distinto en unos sitios y en otros. no son iguales ni los medios, ni el número de los alumnos por clase, ni la calidad de los profesores, ni las enseñanzas impartidas, ni los sistemas de evaluación... y en todos los países, aunque se mejoren esas condiciones, el problema del fracaso escolar persiste. es obvio pues que la causa de lo que ocurre tiene que ser otra. si se les pregunta a los alumnos suelen responder simplemente que les cuesta mucho hacer bien algunas de las tareas que se les exigen. en cambio, si preguntamos a los que les tienen a su cargo lo que dicen es que son distraídos, vagos, inconstantes, niños que no prestan atención a lo que hacen. sin embargo, todos sabemos que no hay niños vagos ; un niño es el ser más inquisitivo y curioso que existe, capaz de cualquier cosa para procurarse información y explicación de todo lo que tiene alrededor. solo cuando no está sano o tiene dificultades biológicas es cuando se “apaga” esta actividad desbordante y arrolladora. cuando se examinan los informes periódicos realizados por equipos profesionales que han evaluado procesos de este tipo, se observa que el fracaso no ha sido un hecho puntual e inadvertido sino todo lo contrario. es más, lo común es que se haya hecho pasar al niño por un vía crucis casi público. esos informes suelen aseverar que el niño tiene problemas de lectura y comprensión , que es lento a la hora de captar el lenguaje oral , que le falta concentración , que su nivel de atención es inconstante e insuficiente , que no está conectado en tiempo real a lo que sucede, que no es maduro para entender lo que pasa a su alrededor, que no es capaz de mantener una postura adecuada , que es desordenado , “ vago ”... pero nunca explican la causa de esos comportamientos ni, por tanto, ofrecen un tratamiento dirigido a resolver el problema en sus orígenes. la verdadera causa del fracaso hoy se puede comprobar científicamente que en muchos de esos niños las funciones cerebrales que debieran ser capaces de realizar con cada uno de sus órganos sensores no están neurologicamente maduras, por lo que algunas o todas de las funciones musculares complejas no están bien desarrolladas como los movimientos oculo-motores, el desplazamiento, la manualidad o la función ventilatoria asociada al lenguaje. está constatado que en muchos casos los niños presentan unas mínimas disfunciones debido a que el sistema nervioso central no se ha desarrollado plenamente. disfunciones ligeras, eso sí, pero que si no son corregidas pueden conducir al niño al fracaso escolar. son formas de percibir por el cerebro las cosas de manera ligeramente diferente a como son en realidad y como las capta sus órganos sensoriales, por lo que no son entendidas correctamente. es algo que sume al niño en una evidente confusión y de ahí su lentitud, sus desorganizadas respuestas y el tremendo esfuerzo que le supone comprender las cosas. así que lo que hace es ir abandonando las tareas que le requieren mayor esfuerzo y desgaste, de todo aquello que precisa de la participación de varios sentidos y de una coordinación muscular compleja. en esas circunstancias al niño –o incluso adulto- no le gusta leer por el esfuerzo que le supone y lo infructuoso del resultado con lo que las actividades escolares que requieran de esta tarea se verán afectadas y el retraso se incrementará aun cuando vaya desarrollando sistemas compensatorios, “muletas” que maquillan su incapacidad. ¿hay algo que se pueda hacer para resolver el problema? es posible, con una metodología analítica, encontrar aquellos niveles de organización cerebral en los que hay una deficiente, o incluso casi inexistente, red neuronal. las herramientas para recuperar al niño son simples programas terapéuticos domésticos con los que poco a poco se logra una completa reorganización neuronal. estos programas se llevan a cabo en casa y son los padres quienes los ponen en práctica. es algo tan simple como restaurar el ritmo y la organización neurológica que, por una razón u otra, se vio afectada en un momento determinado del desarrollo del niño durante su crecimiento. el tratamiento se acompaña de terapias de estimulación del cerebro en las áreas afectadas. son ejercicios muy

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simples con los que se logra una estimulación frecuente de baja intensidad. es decir, es un tratamiento causal y no meramente sintomático. ¿cÓmo se logra esa re-estimulacion del cerebro? a través de los sentidos. los sentidos son los canales de entrada de información al cerebro. aunque de los cinco, la vista, el oído y el tacto son los más importantes: •

la vista : la función visual cerebral requiere de la adaptación pupilar y de una correcta actividad nerviosa de los músculos oculares extrínsecos. si eso no ocurre, el niño ve como si le hubieran administrado un colirio suave para paralizarle la acomodación de la pupila y el movimiento ocular, con la lógica alteración de la función cortical de la lectura y su comprensión.



el oído : el cerebro necesita tener la suficiente capacidad de discriminación de frecuencias auditivas con la fineza necesaria y ser estimulado a niveles adecuados. cualquier alteración de esta función lleva a la imposibilidad de centrarse en lo que se quiere oír y todo lo que acontece simultáneamente, generándose una causa permanente de perturbación neurológica que, con frecuencia, se convierte a su vez en causa desorganizativa de otras funciones.



el tacto : una buena percepción táctil es imprescindible y presupone la ausencia de reflejos táctiles que incapacitarían al niño para sentir llevando al cerebro a no saber lo que está sucediendo en el cuerpo ni a discriminar entre sensaciones parecidas pero distintas.



un “sentido” apenas conocido: el que capta la fuerza gravitatoria de la tierra sobre nosotros y permite descifrar los cambios de posición y los parámetros que intervienen en el movimiento de nuestro cuerpo y por lo tanto, en la coordinación y cuya percepción continua posibilita que la percepción de los otros sentidos sea correcta.

es pues posible integrar a un niño con dificultades de aprendizaje a su medio natural sin la patología que le generaba su fracaso escolar. y es posible hacerlo con un alto nivel de autoestima que le proyectará hacia una vida plena en todos los órdenes.

es mi hijo superdotado? ¿cómo saber si nuestro hijo es superdotado? ¿qué hacer si lo es?... éstas y otras muchas preguntas son las que se formulan los padres cuando ven que su hijo se comporta de un modo inusual y adelantado para su edad. antes que nada, es muy importante tener un diagnóstico correcto sobre la superdotación y talento de vuestro hijo. a partir de aquí, se tiene un largo camino educativo por recorrer.

"sara dijo la primera palabra con 8 meses y la primera frase a la edad de un año. empezó a conocer letras a la edad de 2 años. empezó a leer a los 4 años y 4 meses. leyó perfectamente a los 4 años y 6 meses. desde pequeñita ha sido rebelde y le costaba asumir la disciplina. en cosas que son de su agrado es muy activa pero en la tareas rutinarias se hace superlenta. sabía los colores con 18 meses y podía mantener durante largo tiempo la atención cuando le contaban un cuento. conocía los días de la semana con 20 meses. a los 3 años recién cumplidos, llevaba sólo 15 días de clase, dijo el nombre y apellidos de los 42 niños de la clase. aprendía canciones, versos, etc. al instante. a los 3 años y medio preguntaba qué ponía en los letreros luminosos de las calles, tenía una gran curiosidad por los números y las letras. al cumplir 5 años le regalaron un puzzle de 100 piezas y lo hizo rápidamente. venía contando del colegio que la profesora todo el rato estaba diciendo -no leas tan deprisa- y ella decía que le molestaba tener que leer tan despacio" se entiende por "superdotada" aquella persona cuyas facultades intelectuales están muy por encima de la media y corresponde aproximadamente al 2,2 % de la población. son personas que aprenden con una rapidez inusual y/o de una forma cualitativamente diferente. la capacidad intelectual general se define como el cociente de inteligencia (c.i.). la sobredotación intelectual va asociada a: •

una mayor madurez en los procesos de información



alta motivación para el aprendizaje

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creatividad



intuición en la resolución de problemas



precocidad



talento

la superdotación se manifiesta durante la etapa de desarrollo, es decir, desde la infancia hasta los 18 años. el termino de superdotación significa la posesión de altas habilidades naturales, parcialmente innatas, que pueden entenderse como 'dones' de la naturaleza, y que se desarrollan de forma bastante natural mediante procesos madurativos, así como por el uso diario y/o la práctica formal. el criterio para determinar la existencia de una sobredotación intelectual es la obtención de una puntuación en rendimiento de inteligencia conceptual de alrededor de 2 o más desviaciones típicas por encima de la media. esto supone una puntuación típica de aproximadamente 130 a 135 o superior, basándose en escalas con una media de 100 y una desviación típica de 15. los niños superdotados forman un grupo muy heterogéneo, considerando su nivel de inteligencia, ésta abarca desde un ci de 130 aproximadamente a más de 200, si bien el 85% de los niños superdotados intelectualmente tienen un ci de 130 a 145. por encima de 170 sólo hay uno de cada 170.000 niños. lo que tienen en común los niños con sobredotación intelectual es un sobresaliente resultado en la ejecución de los tests de inteligencia y una elevada capacidad para el aprendizaje escolar. los alumnos con sobredotación intelectual pueden manifestar incapacidades en diferentes áreas, como por ejemplo padecer dislexias, como edisson o sufrir el trastorno de gilles de la tourette como mozart. ¿superdotación, talento, prodigio o genio? existen en la actualidad diferentes modelos de inteligencia y definiciones de superdotación que a menudo se utilizan de forma indiscriminada, por ello conviene aclarar estos términos: talentosa: sería una persona que muestra una aptitud muy destacada en una materia determinada. el talento es la capacidad de un rendimiento superior en cualquier área de la conducta humana socialmente valiosa, pero limitadas esas áreas, al mismo tiempo a 'campos académicos', tales como lengua, ciencias sociales, ciencias naturales y matemáticas; a 'campos artísticos', como la música, artes gráficas y plásticas, artes representativas y mecánicas; y al ámbito de las relaciones humanas. precoz: sería aquel niño que tiene un desarrollo temprano en una determinada área. por ejemplo, un niño que en vez de empezar a andar entre los 12 ó 15 meses anda a los 9 meses, en este caso, diríamos que es precoz en el desarrollo motor, y en concreto, a nivel de marcha. la mayoría de los niños superdotados son precoces, principalmente a nivel de desarrollo psicomotor y del lenguaje. pero no por ello podemos establecer que cuanto más precoz es un niño, más inteligente es. hay niños que teniendo un desarrollo 'normal' en los primeros años posteriormente han alcanzado niveles de inteligencia muy elevados. prodigio: sería esa persona que realiza una actividad fuera de lo común para su edad. obtiene un producto que llama la atención en un campo específico que hace competencia con los niveles de rendimiento del adulto. por ejemplo mozart en su infancia. genio: hasta hace poco se consideraba genio, a aquella persona que tenía un ci extraordinariamente elevado, por encima de 180 por ejemplo. hoy en día, este criterio ha sido eliminado. genio sería esa persona que dentro de la superdotación y su compromiso por la tarea, logra una obra genial. el genio científico puede depender de ciertos tipos de capacidades, rasgos de temperamento y factores de motivación. ¿de padres superdotados, hijos superdotados? existe la creencia de que los padres poco dotados tienen hijos poco dotados, y los muy brillantes tienen hijos muy brillantes y así sucesivamente. esto es bastante erróneo debido al efecto de regresión hacia la media: padres muy poco dotados pueden llegar a tener hijos con un ci normal, padres de inteligencia media pueden tener hijos muy brillantes. por otro lado padres muy brillantes pueden tener hijos de inteligencia media. la regresión es una consecuencia estadística necesaria por el simple hecho de que la correlación de ci entre el

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padre y el hijo no es perfecta. la capacidad intelectual debe ser determinada por un profesional cualificado y con experiencia en el trabajo con niños y jóvenes superdotados. la adecuada respuesta educativa a los alumnos con necesidades educativas especiales exige identificar y evaluar éstas de forma temprana y precisa. por ello se contempla la posible anticipación del inicio de la escolarización obligatoria, es decir, la admisión temprana en el primer curso de educación primaria. estas medidas irán en función de la legislación de cada país. en cuanto a la predicción de la superdotación esta comienza a ser útil especialmente para los grupos situados al final del segundo año siendo para el tercer año de vida una predicción bastante segura. durante el segundo o tercer año, las puntuaciones elevadas y las referencias de los padres pueden ser los factores más eficaces de predicción. hay todavía quienes piensan que no es adecuado identificar a los niños superdotados en sus primeros años ya que las puntuaciones son imprecisas y existe la posibilidad de que a la larga los demás niños se pongan al mismo nivel. se dice que las puntuaciones tempranas son 'sospechosas' de estar demasiado influenciadas por un buen nivel de pre-escolar o por padres que estimulan mucho a sus hijos. todas estas creencias son mitos. las investigaciones han demostrado el valor indiscutible de la intervención temprana. el mejor momento para evaluar a un niño es entre los 4 y 8 años. la idea de que las puntuaciones de ci temprano son reflejo de un entorno aventajado y estimulante es también una falacia. ¿quién ha tenido más años de influencia ambiental, el de 4 años o el de 10?, y ¿se ponen todos al mismo nivel educativo? por supuesto que no. eso sólo ocurre si "retrasamos" a estos niños superdotados para que esto se produzca. es importante que pensemos que si un niño demuestra fluidez verbal, movilidad y lectura temprana no puede deberse a una presión por parte de los padres, sino al despliegue de su precocidad natural, asociada a su superdotación intelectual.

discusiones matrimoniales… y los hijos qué? “cuando tenía cinco años, mis papás discutían mucho. esto me marcó profundamente, estaba angustiada y me guardé todo. sólo ansiaba la paz, nada más que la tranquilidad llegara a mi casa” recuerda mónica gutiérrez, de 23 años. si bien, las discusiones matrimoniales son comunes en la pareja, hay que saber cuándo y cómo discutir. quizás son alegatos de importancia o pequeñas trivialidades, pero a sus hijos les pueden acarrear consecuencias si constantemente están expuestos a ellos. los niños tienen un alto nivel de fantasías, por lo que frente a las discusiones de los padres, sienten inseguridad ante una remota posibilidad de separación. según enfatiza la académica de la carrera de psicología de la universidad de chile, tania donoso niemeyer, “las investigaciones han demostrado que los niños pertenecientes a familias con un alto nivel de conflicto marital sufren tantas consecuencias mentales, como los provenientes de una familia separada”. además recalca que los niños son muy perceptivos, por lo que los padres deben tener cuidado, ya que “ellos se dan cuenta de todo, aunque no presencien directamente las discusiones”. huellas difíciles de borrar “mi refugio fue el colegio, en ese periodo tuve un excelente rendimiento escolar” rememora mónica. las discusiones matrimoniales no se deben realizar, bajo ninguna circunstancia, delante de los niños. la continua presencia les generan consecuencias graves, tanto a los menores como a los más grandes. los más pequeños quedan desamparados frente a la crisis, ya que recién se les está formando el carácter. a los escolares les afecta de igual manera, pero ya conocen un mundo distinto, se relacionan con más personas, por lo que se pueden aferrar a otras cosas, como la familia de un amigo, por ejemplo. dentro de las reacciones o síntomas que pueden presentar los preescolares se encuentran el retroceso en el proceso de adquisición de la autonomía. tienden a ponerse "aguaguados", pueden rechazar vestirse o comer

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solos, o presentar algún retroceso en el control de esfínteres. además e igual que los niños algo mayores, pueden ponerse agresivos, lo que puede dificultar la relación con sus padres y compañeros. otra reacción común es el retraimiento, dejando de participar en las actividades normales. también se pueden ver niños muy ansiosos, lo cual no les permite enfrentar de buen modo las exigencias de cada edad. esta ansiedad le puede provocar problemas de aprendizaje y conducta en el colegio. ante este tipo de reacciones, los padres “muchas veces llevan los niños al psicólogo, como si fueran problemas de los pequeños, y finalmente uno se da cuenta que las disfunciones son de la familia; y a veces ni si quiera de ésta, sino de la pareja en particular” aclara tania. un conflicto, distintas reacciones a parte de las consecuencias, los niños desarrollan diferentes estrategias para enfrentar las crisis. y esa diferencia, causa, a veces, problemas entre los hermanos. algunos tratan de desorientar la pelea. el niño se porta mal para que lo reten a él, y así los papás se desvíen de su propia discusión. otros, se muestran muy afectado y les pide que no riñan. también se da el caso que otros pequeños, por extrema sensibilidad y como arma de autodefensa, intentan reaccionar como si no les importara lo que sucede en casa. se muestran poco empáticos, indiferentes, fríos y por lo general, se alejan de la familia y sus actividades. mientras que otros para no ser testigos se encierran en la pieza o salen mucho de la casa. y en esas circunstancias es cuándo se "pone a prueba" la capacidad del niño, sobre todo los mayores, de vincularse con personas y situaciones que lo ayuden y alejarse de aquellas que le hagan daño, como podría ser el alcohol y las drogas. derecho a un papá y una mamá “¿a quién tengo que serle fiel? si soy fiel a la mamá (o papá), me siento culpable porque a mi papá (o mi mamá) también lo quiero” son frases que a menudo pasan por la mente de los niños que presencian las discusiones de sus padres. el problema de lealtades es muy frecuente, y frente a ello el niño queda como paralizado, sin poder resolverlo. la relación que los padres mantienen a menudo con los hijos mayores hacen que éstos últimos se vean muy involucrados en el conflicto. "hay que considerar que durante un tiempo de su vida fue el hijo exclusivo, estuvo centrado en él, por lo que se les hace más tentador contarles sus problemas”, indica la psicóloga karen moënne, del equipo de profesionales de padresok.com. “la actitud y forma en que los papás enfrentan la situación es primordial. como padres la primera responsabilidad es proteger a sus hijos. además, tienen la responsabilidad de brindar la mejor imagen del papá o mamá -más allá de los conflictos de pareja- ya que ese rol nunca se pierde" aclara la especialista. además, fundamenta la psicóloga tania donoso: “cada niño tiene derecho a tener dos papás, aparte de los problemas de la pareja. la alianza entre el niño y uno de sus padres provoca la disminución de la imagen de uno de los dos, y por ende, se le está quitando el derecho básico a tener dos papás”. esto último le sucedió a mónica. "veía a mi mamá sufrir y empecé a tener sentimientos encontrados contra mi papá. me alejé mucho de él, y durante mucho tiempo sentí su ausencia”. para que el conflicto no haga daño las discusiones y conflictos de pareja deben permanecer en ella y nunca teniendo como testigos a los hijos. la primera gran equivocación de los padres es pelear delante de los hijos. su segundo error es que los niños sean partícipes de la controversia.“el niño presencia las discusiones y queda muchas veces cargado, enojado, enrabiado y después ve aparecer a los papás reconciliados. no se le dio la oportunidad de transformar sus sentimientos o de descargarlos. el pequeño los va acumulando y por lo general queda confundido" enfatiza karen.

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además, agrega la experta, “hay que tener claro, que ellos no saben valorar la gravedad de ciertos asuntos y, por lo general, se dan respuestas muchas veces peor de lo que realmente son. por eso, si el niño pregunta hay que darle una explicación de que así no se debería discutir y pedirle disculpas a él y la pareja” aclara. recomendaciones a los padres - tener las discusiones fuera del alcance de los niños, para así evitar todo tipo de duda y dolor. los problemas de pareja deben de discutirse en privado, sin que los escuchen. por esto se recomienda esperar que estén durmiendo o salir a otro lugar. - no hacer que el hijo tome partido por algunos de los dos. - no transformar a sus hijos en su fuente de apoyo. si necesita a alguien, debe buscar a un adulto quien entenderá realmente lo que sucede. - si el niño pregunta, debe explicarle que es natural la discusión. pero que hay ciertas maneras de hacerlo. - estar atento a las actitudes (como portazos, caras de enojos), ya que los pequeños perciben todos los detalles. - cuando una pareja tiene mucha insatisfacción, conviene buscar la forma de resolver los problemas a tiempo. busque apoyo terapéutico, porque una vida de separación o de desunión emocional dentro del matrimonio provoca mucho dolor y no es calidad de vida para los adultos, y por supuesto, menos para los niños.

el castigo: ¿cuándo, cómo y por qué?... probablemente más de alguna vez ha pronunciado frases del tipo “¡si no haces tus tareas, no verás televisión!”. o, con los hijos mayores, ha recurrido al “tenías que llegar antes de la medianoche. por eso mañana no saldrás con tus amigos”. si se ha sentido identificado con estas oraciones, significa que usted ha utilizado los castigos como un recurso de crianza. y efectivamente lo son, aunque hay otros más. de hecho, está comprobado que los refuerzos positivos -tales como caricias, estímulos y premios, entre otros- frente a conductas esperadas o a comportamientos que estamos incentivando son siempre más eficaces a la hora de educar. pero hay ocasiones en que los actos de nuestros hijos deben ser sancionados, considerando que ellos necesitan disciplina y aprender a respetar los límites, para desarrollarse y crecer. el cuándo, cómo y por qué penalizar varía de acuerdo a cada familia, así como la validez y la eficacia de sancionar depende de la forma como usemos esta herramienta. una razón de ser lo primero que hay que señalar es que el castigo tiene un objetivo concreto: que el niño respete las reglas de convivencia familiar y social, que modifique ciertos patrones conductuales o al menos disminuya la aparición de un comportamiento anterior, atentatorio contra esas mismas normas. pero, ¡ojo! no se trata de penalizar una situación que ocurre por primera vez, a pesar de que ella sea contraria a nuestra escala de valores. como explica la psicóloga clínica del colegio san nicolás de myra, carolina lavanderos -quien es especialista en niños y adolescentes- antes de sancionar, debe existir previamente una norma “breve, entendible, entendida y consistente en el tiempo”. por eso, aquellas conductas que como papás esperamos que se den o que también queremos favorecer y propiciar, deben estar claras y haber sido explicitadas previamente a todos los involucrados. del mismo modo, tampoco se debe castigar de manera aleatoria o dependiendo de nuestro estado de ánimo como padres, ya que en esos casos se desvirtúa la razón de ser y la esencia de la pena en sí. rayando la cancha

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para contribuir al desarrollo de los niños, el rayado de cancha es fundamental y debe hacerse de manera responsable y reflexionada, debido a que éste será el marco valórico y educativo en el que actuará la familia. este encuadre “debe ser inamovible y permanente. de lo contrario, los hijos se confunden y se muestran inseguros respecto del terreno que pisan y también dudan de su propio proceder”, afirma la profesional. pero, ¿para qué fijar los límites? la respuesta es simple: nuestra misión como padres implica –entre otros aspectos- entregar a los hijos las herramientas para que sean felices en el mundo y esto pasa por el que ellos puedan convivir adecuadamente en sociedad y adaptarse a ésta y a sus reglas. en este sentido, la primera fuente de educación de nuestros niños es el ejemplo que nosotros mismos les demos. por eso, el qué hacemos y el cómo lo hacemos adquieren mayor relevancia que las palabras en sí. aspectos para recordar como ya se ha dicho, los refuerzos positivos y los castigos también ayudan a cimentar la disciplina en nuestros niños. sin embargo, para que esas herramientas sean eficaces, los padres debemos tener presentes ciertos aspectos: - no presuma intencionalidad: aun cuando estemos molestos por la conducta de nuestro hijo, jamás partamos del supuesto de que actuó así para irritarnos o para inferirnos un daño a nosotros como padres. también debemos descartar que su interés sea manipularnos, ya que su intención sólo es lograr alcanzar un objetivo que se ha propuesto. recordemos que no está dentro de su lógica el “usarnos” para sus fines, como a veces creemos erradamente. - ame por sobre todas las cosas: es necesario que nuestro hijo esté consciente de que independiente de la falta, el amor permanece inalterable y no debe dudar de ello ni siquiera cuando lo reprendamos por su comportamiento. por eso eliminemos definitivamente las frases del tipo “como dijiste una grosería, ahora ya no te quiero”. además, seamos claros y tajantes para demostrarle que estamos enojados por su conducta y no por lo que es él como persona. - aprenda a escuchar: esto significa que debemos crear las condiciones para que nuestros hijos se expresen con libertad. es una de nuestras misiones aprender a escucharlos, dándoles tiempo y brindándoles la atención que requieran, para que realmente puedan decir lo que sienten. - respete siempre: jamás recurramos ni a la violencia ni al maltrato físico ni al psicológico. los golpes, las agresiones corporales, las descalificaciones y las actitudes de abandono hacia ellos no contribuyen a corregir su comportamiento, sino que sólo consiguen menoscabar su autoestima y deteriorarlos severamente. - termine con las amenazas: hay que evitar las amenazas, especialmente aquellas que no cumpliremos, ya que tienen efectos indeseados. en el caso de los niños pequeños, ellas constituyen maltrato, por cuanto -en esa etapa- se tiende a creer que todo lo dicho se materializará. en tanto, frente a los mayores, se menoscaba nuestra autoridad y comienzan a percibirnos como incumplidores y poco fiables. - califique las acciones y no a las personas: un error frecuente es calificar a las personas de acuerdo a sus acciones. y, desgraciadamente, esto también lo hacemos con nuestros hijos. por eso debemos erradicar definitivamente la costumbre de tratar de mentiroso al niño que miente o de llamar “destrozón” al que rompe objetos. - llame a las cosas por su nombre: debemos preocuparnos de usar los términos adecuados, para que el niño conozca los nombres de las acciones que realiza. “a veces he escuchado a mamás diciendo: ‘mi hijo saca cosas’, cuando lo que hay que decir es –sencillamente- que él roba. ello se debe a que es preciso que los pequeños tengan claro cómo se denominan sus actos”, indica la psicóloga carolina lavanderos. - priorice de acuerdo a una escala: al momento de felicitar o de sancionar debemos obedecer a una jerarquía, que clasifique las acciones de acuerdo a una escala con distintos niveles. de esta forma el niño entiende que hay situaciones más graves que otras y que no es lo mismo –por ejemplo- golpear al hermano menor, que rechazar la ensalada a la hora de almuerzo.

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también es adecuado que esta pauta de refuerzos positivos y de castigos sea conocida y utilizada por todas las personas con las cuales el niño comparte la mayor parte de su tiempo. así él no se confundirá. - sea consistente: no debemos permitir que los castigos dependan de nuestros estados de ánimo ni tampoco que las conductas sancionadas estén sujetas a un enojo momentáneo o a la sensación que tenemos en ese instante. - actúe coordinadamente: es preciso que exista una coordinación adecuada entre las personas encargadas de la crianza de los hijos y que todos ellos estén al tanto de las normas y reglas que se respetan al interior de la familia. así se evita, por ejemplo, que los niños en las casas de sus abuelos realicen acciones que en sus propios hogares no podrían llevar a cabo, por no tener autorización para ello. además, es necesario que se determinen claramente las atribuciones y áreas que abarcarán los diferentes actores a cargo de su educación (padres, familiares, empleadas domésticas, etc.). - considere la edad y las características del niño: al momento de castigar debemos tener claro que la ley pareja sí es injusta y a un hijo pequeño no lo podemos sancionar ni inculcarle las normas como lo haríamos con un adolescente. hay que recordar que las conductas que podemos esperar que los niños aprendan y la forma como comprenderán los castigos, dependerán de sus edades. por lo tanto es importante conocer sus características. - si decide premiar o castigar, hágalo de inmediato: si el niño ha actuado bien y merece una felicitación o si ha transgredido una norma previa y sea necesario castigarlo, actúe en el instante. es ineficaz, injusto y dañino reprenderlo semanas después de haber cometido la falta. “en los preescolares no hay temporalidad ni concepto de pasado, ni de presente ni de futuro. por lo tanto es absurdo alabarlo o retarlo por algo que hizo varios días atrás”, advierte la profesional entrevistada. - fíjese en el esfuerzo, no en las notas: una inquietud bastante generalizada con respecto a los castigos es si se deben aplicar en el caso de las calificaciones obtenidas en el colegio. en este punto, los especialistas concuerdan en que hay que considerar el esfuerzo que hubo detrás del puntaje alcanzado y no tomar en cuenta la nota por sí sola.

el mejor estilo de crianza. entre el amor y los límites ser un padre autoritario, permisivo o autoritativo dependerá de cómo se apliquen las normas y reglas en la crianza de los hijos. a continuación le entregamos algunas pautas para encontrar el mejor estilo, reconocerse en alguno de ellos y evaluar si la forma de crianza utilizada hasta ahora es la ideal. los padres autoritarios: reglas sin cuestionamiento según maría de los Ángeles Álvarez, psicóloga, directora de educación diferencial de la universidad metropolitana de ciencias de la educación (umce) y autora del libro “nadie nos enseña a ser padres”, el estilo autoritario es aquel donde los padres ejercen la autoridad de manera jerárquica, sin dar opciones de discusión respecto a las normas que le imponen a los hijos. como afirma la profesional, “generalmente son bastante castigadores y la dinámica se basa fundamentalmente en la imposición de las normas, el castigo si éstas no se cumplen y rara vez el premio como reconocimiento. es un estilo bastante fuerte, característico de épocas anteriores, pero que todavía está presente en algunas familias”. las consecuencias de este estilo en los hijos son dos. pueden ser niños muy sumisos, con poca iniciativa, que no se cuestionan mucho, que tienen una actitud poco crítica frente a la realidad y que aceptan todo lo que se les impone. tienden a ser personas pasivas, con bajos niveles de realización personal y poco imaginativas, ya que no tuvieron la opción de preguntarse lo que querían cuando eran niños. según la psicóloga, otra consecuencia de este estilo de crianza es justamente la opuesta. tanta sumisión y control lleva en algún momento a rebelarse. esto se manifiesta a veces en la niñez, donde los niños estrictamente controlados comienzan a comportarse como pequeños ‘monstruitos’, que hacen justamente lo contrario de lo que les dicen y siempre tratan de imporner su voluntad. también puede manifestarse en la adolescencia, donde se produce un quiebre y alejamiento con los padres para arrancar de tanta opresión.

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los padres permisivos: el otro extremo este estilo de crianza es opuesto al anterior. aquí las normas prácticamente no existen, los padres ceden habitualmente ante los requerimientos de sus hijos y, por lo tanto, la dinámica dentro de la casa es bastante anárquica. los niños no tienen claro qué es correcto y qué no lo es. maría de los Ángeles Álvarez sostiene que en este estilo la consecuencia principal es la inseguridad, porque indirectamente el mensaje que reciben de sus padres es -‘no me importa mucho lo que te pase, ni lo que hagas o dejes de hacer. no me doy la molestia de fijarte límites ni enseñarte’. según afirma la profesional, “este estilo genera una imagen en el hijo de poco valor: si no se preocupan de mi, entonces es porque valgo poco. esta aparente felicidad del niño que no tiene límites no es tal, porque su autoestima en general está bastante disminuida”. según la especialista esta es una postura bastante cómoda. “el mejor ejemplo son los supermercados. ahí uno ve como el niño molesta y hace pataleta, mientras la mamá se hace la loca. es mucho más cómodo no poner límites y darse el trabajo de decirle no hagas esto porque tal o cual razón". la aplicación la aplicación del estilo permisivo habitualmente lleva a formar personas que no desarrollan hábitos, no confían en si mismas porque sus padres no confiaron en ellos como para exigirles nada y, como consecuencia, tampoco se proponen metas en la vida. “son personas que no encajan mucho en las normas sociales y abandonan cualquier situación que las enmarque, como por ejemplo, el pasar por las etapas previas para ingresar a la universidad; pruebas, normas y reglas que debe cumplir. en general, son personas poco adaptadas y que tienden a ser menos exitosas”, asegura la psicóloga. sin embargo, este estilo de crianza no siempre obedece a que los padres no quieran preocuparse por sus hijos, sino que también es común entre quienes sienten mucha angustia al ver a sus hijos enojados o frustrados, y que creen que les están haciendo un bien al no ponerles limites. padres autoritativos: el justo equilibrio en el estilo autoritativo o democrático las normas, dependiendo de la edad, pueden ser analizadas y cuestionadas por los hijos. “las reglas se hacen cumplir, pero son flexibles dependiendo de la situación. por ejemplo, si es el cumpleaños de alguien de la familia y los niños habitualmente se acuestan a las ocho de la noche, ese día lo pueden hacer más tarde sin problema. los padres autoritarios en esta misma situación no transan, si la norma es acostarse a una hora no hay nada que lo cambie. en cambio, a los permisivos les daría lo mismo porque no hay horarios fijos, los niños se acuestan a la hora que quieren, un día a las siete y otro a las diez”, afirma la psicóloga. según maría de los Ángeles Álvarez, el democrático es el mejor estilo porque las normas que ponen los padres se adecuan a la situación y van evolucionando con el desarrollo de los hijos. como señala la psicóloga, “indirectamente el mensaje que entregan es -‘yo te pido esto porque confío en que eres capaz de hacerlo y también entiendo que hay circunstancias en las que las cosas no se pueden hacer como queremos, por lo tanto, podemos tranzar’. esto genera en el niño una sensación de seguridad, que sus padres lo quieren y confían en sus capacidades. además, como ciertas normas se pueden cuestionar dan el mensaje de “yo te respeto”, “tus opiniones también son válidas y me importan”. el niño que vive en este ambiente construye una imagen de valor de sí mismo, de ser una persona confiable, querible y, por lo tanto, se pone metas de acuerdo a eso. en general, serán personas con un óptimo desarrollo de su potencialidad. democracia, pero con límites maría de los Ángeles Álvarez sostiene que si bien el estilo democrático es el más recomendable, por más que los padres quieran no lo pueden cumplir en todo momento. “no siempre los papás estamos dispuestos a conversar las normas que los niños cuestionan, porque las circunstancias no lo permiten o porque ya se habló de ese tema anteriormente. por eso también es válido decir: esto lo vas a hacer porque te estoy mandando y ya te lo expliqué...y punto, sin más explicaciones”, indica la profesional. por ejemplo, si un día nublado un niño decide que no se quiere poner chaleco puede hacerlo si los padres creen que el frío no es tan intenso. sin embargo, si no es así y el niño corre el riesgo de enfermarse, la única alternativa es decirle -‘ya te expliqué que es por tu bien, así es que te pones el chaleco sin más comentarios’-

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afirma la psicóloga. la especialista señala que precisamente un riesgo del sistema autoritativo es que “a veces los papás se pierden en demasiadas conversaciones, porque creen que hay que dar explicaciones sin fin. sin embargo, lo importante es saber que la norma tiene que ser razonable y asegurarse que el niño la entienda, pero no discutirla con él eternamente. hay un punto en que se debe cortar y asumir que el hijo llore o se taime”. si bien los padres tienen cierta intuición para saber cuándo poner el punto final a la explicación y aplicar la norma, la psicóloga plantea que si ya a la tercera el niño no entiende hay que actuar. “a veces papás demasiado conciliadores tienen hijos que son de una tozudez espantosa, porque los han acostumbrado a insistir eternamente sin llegar a un punto final, sino hasta que ellos logran su objetivo. los niños al contrario de lo que muchos papás creen necesitan límites; son fundamentales en la vida de toda persona. por lo tanto, practicar la cultura democrática con los hijos hasta el límite tampoco es bueno”.

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