Mal De Chagas

Usal Noticias

Página 1

CHAGAS: LA ENFERMEDAD IMPERCEPTIBLE Se trata de la principal perturbación endémica del país. Se estima que diez personas mueren por semana en manos del terrible mal. El mal de Chagas es una de las afecciones más graves que sufre la sociedad argentina. Fue descubierta hace 100 años y, aún hoy, reporta una inmensa gravedad en nuestro país. A pesar del tiempo transcurrido, es un problema que se encuentra fuera de control. Sin embargo, no existe reparo político y social en ella. Es que se trata del mal de Chagas, una patología del silencio. Los fallecidos en manos de esta enfermedad son las personas sumidas en la pobreza. Muchos de ellos, ni siquiera llegan a saberlo cuando la muerte súbita golpea sus puertas. La picadura no despierta dolor y en el momento es difícil de percibir. Incluso muchos pobladores ignoran que el bicho que circula en sus ranchos transmite una enfermedad. “La falta de educación e información resulta evidente, principalmente en las zonas más afectadas, ya que las personas conviven con las vinchucas como con cualquier insecto común y cotidiano. Inocentes sin tener conocimiento del daño que la vinchuca les puede infringir, en algunas circunstancias las buscan, ya sea jugando a las carreras o a las bolitas. Hay que educar a la gente.”, destaca María Catalina Antico Penna, presidenta de ALCHA (Asociación de Lucha contra el Mal de Chagas) organización que asiste a enfermos chagásicos desde 1974. Sin embargo, la enfermedad no sólo se ciñe a áreas rurales. De la mano de la inmigración interna y de la carencia de planes para erradicar al animal de las casas, el Chagas llegó a los centros urbanos para convertirse en un inconveniente de la metrópoli.

La problemática de la enfermedad excede el marco médico, dado que envuelve aspectos de poder político y económico. Por lo cual pasa a constituirse en una cuestión socioeconómica principal a resolver. “Es una enfermedad de la pobreza, de la marginalidad, de la ausencia de políticas de estado. Debemos entender que los gobernantes pasan, pero las enfermedades endémicas superan los periodos de los políticos.”, reflexiona Antico Penna. A lo que agrega, “al Estado muchas veces la salud no le reditúa. El gobierno se limita a ser campañas circunstanciales pero el Chagas que es endémico y pandémico, se queda.” Existen retratos sociales que ilustran y ponen de relieve la negligencia y la indolencia en la gestión de las instituciones gubernamentales. La ausencia de medidas preventivas y activas en la lucha contra el Chagas demuestra ser un caso bastante evidente de ello. Entonces, no nos equivocaremos al afirmar que la falta de políticas públicas permitió que el mal se convirtiera en la principal enfermedad endémica del país. “Somos muy sinceros y honestos en la difusión de cifras. Las que se están manejando a nivel nacional se remontan al año 1981 cuando existían dos millones de infectados. Hoy siguen dando los mismos datos. Sin perjuicio de ello, me hago responsable al afirmar que hay más de 7 millones de infectados.”, sentencia angustiada la presidenta de ALCHA. Por su parte, Héctor Freilij, director del Programa Nacional de Chagas, especifica que “como consecuencia de este mal, cada semana mueren 10 personas

en promedio en el país.” En un contexto de desinformación y recursos insuficientes, los más desprotegidos son quienes más sufren el mal. Ataca principalmente a niños menores de cinco años y en las zonas endémicas es un principal factor de mortalidad infantil. “Por este mal existen criaturas infectadas y re infectadas que no llegan a los dos años de vida.”, describe Antico Penna. A su vez, la atención de los afectados presenta importantes dificultades, ya que en diversas circunstancias no se detecta la enfermedad a tiempo y, a ello se suman escasos avances farmacológicos en la materia. No encontrándose aún una vacuna. En el caso de la detección temprana de la picadura se trata a los pacientes con medicamentos

cuya efectividad no es irrebatible. Es importante reiterar, que la industria farmacéutica no ha dedicado grandes esfuerzos en la investigación y el desarrollo de remedios para prevenir o curar la enfermedad. Las drogas para tratarla son efectivas hasta determinado tiempo: tras la infección o en niños menores de 14 años. De continuar el curso de la infección genera efectos crónicos que dañan fundamentalmente el hígado, los intestinos y el corazón. A pesar de ello, Antico Penna resalta que “el chagásico que se controla y cuida, puede tener una buena calidad de vida. Pero para ello, es necesario que abandone el sector endémico de contagio.” La mayor parte de los enfermos no cuenta con los medios ni con la posibilidad de reclamar

Usal Noticias

por una atención digna. En general, no suelen despertar la atención de las estructuras del poder, siempre y cuando no se trate de etapas electorales.

La ausencia del Estado como garante del cumplimiento de los derechos de los ciudadanos, en este caso, no se reporta en la práctica. Dentro de un sistema democrático, circunstancias como ésta no pueden suceder y la implementación de políticas a largo plazo, para hacer frente al mal de Chagas, resulta sumamente necesaria. En noviembre de 2008, se realizó en la Academia Nacional de Medicina un encuentro entre más de 500 expertos en donde se afirmó: “estamos perdiendo la batalla contra el mal de Chagas” en clara alusión a la falta de control y detenimiento de la enfermedad. Durante los años 2006 y 2007, el gobierno nacional se comprometió a establecer un plan estratégico para hacer frente a la problemática. Pero lo expuesto anteriormente, quedó en una simple expresión de deseo que en los hechos nunca se concretó. A diferencia de Argentina, Brasil en ese mismo periodo logró revertir el avance del mal. En nues-

Página 2

tro país, la falta de decisiones conjuntas entre las jurisdicciones y la omisión en el control representan las principales causas por las que resulta ineficiente el manejo gubernamental de la afección. Resulta ingenuo e irresponsable considerar que la erradicación del mal de Chagas se producirá simplemente a través del rocío de insecticida en las viviendas. “Independientemente de la fumigación, es primordial la capacitación de la población y brindarles a los individuos una vivienda digna, pero para eso falta voluntad política.”, apunta Antico Penna. Héctor Coto, director ejecutivo de la Fundación Mundo Sano y uno de los expositores del evento, señaló que “la principal debilidad en la lucha contra la transmisión vectorial del T. cruzi está dada por la imposibilidad de mantener los éxitos logrados, la discontinuidad y la ciclotimia de las acciones durante todos estos años hacen que el panorama se revierta enseguida. Vemos que las acciones en las provincias son dispares, y en esto influye el proceso de descentralización de la salud, ya que cada una tiene un compromiso distinto, especial y, paradójicamente las provincias más afectadas.” La enfermedad avanza y la implementación de políticas públicas para erradicarla se detiene. En esta carrera injusta nadie gana y todos pierden. Ya es tiempo de comenzar a revertir la situación. Si las medidas cortoplacistas no resultaron beneficiosas, ¿Por qué no comenzar implementando una estrategia integral a futuro? No es algo fácil de abarcar, pero el mal de Chagas merece de nuestra atención, preocupación y fundamentalmente acción.

Mal de Chagas: ¿Qué es? y El sistema de salud pública ¿Cómo se transmite? en crisis En el año 1909, el medico brasileño Carlos Chagas, especialista en enfermedades infecciosas, descubrió que la vinchuca transporta un parásito unicelular al que le dio el nombre de Tripanosoma Cruzi. La capacidad de Chagas le permitió realizar una triple revelación a partir de esa información: la enfermedad, su agente causal y su transmisor fueron explorados por el científico. Años más tarde en la Argentina, el Dr. Salvador Mazza estudió y analizó la enfermedad en un gran número de pacientes. Sus observaciones fueron de tanta trascendencia que lograron que, actualmente, a la enfermedad se la denomine de ChagasMazza. La enfermedad de Chagas es provocada por un parásito microscópico. Las principales vías de transmisión son: entomológica, por la picadura de la vinchuca, transplacentaria, a través de la placenta donde una madre infectada puede transmitir el parásito a su hijo durante el embarazo y en menor proporción, transfusional a través de sangre contaminada y trasplantes de órganos infectados. La mayoría de los afectados adquiere la infección silenciosamente, sin la presencia de síntomas evidentes de que han contraído la enfermedad. En proporción, es menor la cantidad de chagásicos que presentan complejo oftalmológico ganglionar, que caracteriza a la enfermedad en su fase aguda. Se debe diferenciar el infectado del enfermo de Chagas. El primero es aquel individuo sin síntomas, en buen estado de salud, sin lesiones viscerales, pero con análisis de laboratorio positivo al existir parásitos en su sangre. De forma diferente, el enfermo, además de tener parásitos en sangre y serología positiva, presenta lesiones viscerales, como cardiopatía chagásica.

La epidemia de gripe influenza A, de dengue, del mal de Chagas, como tantas otras enfermedades, han puesto en evidencia un sistema sanitario en situación de colapso y emergencia. La problemática de la salud continúa siendo una materia pendiente para los gobiernos; ya sea por omisión, ineficiencia o falta de interés de los funcionares, la crisis sanitaria nunca termina de ser resuelta. Silvio Tatti, jefe de la Sección Patología Cervical en la Primera Cátedra de Ginecología de Medicina, caracteriza un sistema eficaz “como aquel que brinda una atención de calidad a sus pacientes desde el momento de su llegada hasta su tratamiento”. Sin embargo, observa que “de manera histórica esa circunstancia no se produce.” A lo que agrega, “si bien se trata de un sistema de atención gratuito para todos los habitantes del país. Sigue existiendo muy poco control de gestión por parte de los gobiernos nacionales, provinciales y municipales, que haga que el sistema sea amigable con el paciente y se encargue de resolver sus problemas.” Los gobiernos deberían empezar a considerar a la salud como una problemática estructural que necesita ser atendida y que no sólo se requieren políticas duraderas en relación a una enfermedad sino a todo el sistema en general. Sólo si el conjunto se encuentra saludable se podrá hacer frente a cada una de las enfermedades, sean éstas cual fueren: gripe, dengue o mal de Chagas.