Una regocijada lectura del texto elogio a la razón sensible No. 23, Año XII, Vol. XII, Julio Diciembre 2004
MAFFESOLI: ¿GIRO SOCIOLÓGICO HACIA UNA NUEVA TEORlA SOCIAL? María Isabel Jácome Resumen En la obra de Maffesoli, algunos de sus textos hacen presumir que estamos ante un retorno a la sociología. No se trata de un reduccionísmo sociológico, antes más bien, por influencias moriníanas que el autor asume específicamente, podríamos considerar su obra en perspectiva transdisciplinaria. Nos estamos refiriendo a una especie de ..despego disciplinario.. que muchos científicos sociales tienen con respecto a la disciplina; porque no se trata de negarla, sino de recrearla -sin complejos reduccionístas. Este ensayo expone: Primero, en la obra del autor, están presentes los problemas básicos de la sociología presentados desde la teoría clásica con autores como Durkheim y Simmel. Segundo enfatizamos algunas controversias en relación a si se dan conceptos, mini conceptos o no, en el nuevo esbozo de la obra de Maffesoli; lo cierto es que hay ideas diferentes, que aparecen a lo largo de su trabajo, con las cuales contrasta una nueva forma social. Palabras clave: categorías postmodernas, paradigma estético, fenomenología, eterno retorno. Summary In the Maffesoli`s work, some of their texts allow to suppose that we are a return of the sociology. It is not a sociological reduction, before rather, for Morin`s influences that the author claim specifically, we could appreciate his work from the point of view of the transdisciplines. We are mentioning to kind of a disciplinary detachment that. many social scientists they have with relationship to the dsicipline. This essay exposes: First, in the author`s work, they are present the basic problems of the sociology presented from the classic theory with authors like Durkheim and Simmel. Second, We highlight some discussions in agreement to if they are given, concepts, mini concepts or not, in the new sketch of de Maffesoli`s work:; the certain thing is that there are different ideas that appear along their essay, with which it contrast a new social form. Key Words: postmodern categories, aesthetic paradigma, phenomenology, eternal return.
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En la amplitud de la obra de Michell Maffesoli (1990), algunos de sus textos hacen presumir que estamos ante un retorno a la sociología. Sin escatimar que no se trata de presentar un reduccionísmo sociológico; antes más bien, por influencias moriníanas, que el autor asume específicarnente, podríamos considerar su obra en perspectiva transdisciplinaria. A lo que nos estamos refiriendo tiene que ver con una especie de despego disciplinario que muchos científicos sociales tienen con respecto a la disciplina; porque no se trata de negarla, sino de recrearla -como el caso de Maffesoli - sin complejos reduccionístas. En este ensayo intentamos exponer: Primero, establecer cómo en la obra del autor, están presentes los problemas básicos de la sociología presentados desde la teoría clásica con autores como Emilio Durkheim (1968) y George Simmel (2002) (en su libro sobre Cuestiones fundamentales de sociología) , entre otros autores de la tradición. Simmel establece el problema de la relación entre individuo y sociedad y la plantea desde el interior del individuo, sin ser devorado desde lo social; esto repercute en la relación entre libertad e igualdad, estableciendo el mismo dilema: cómo desarrollar una parte sin que sea a costa de la otra. Schwartz y Jacobs (1984: p.241) plantean cómo Simmel establece esta relación individuo y sociedad: “En la sociedad una persona es menos que un individuo completo, dado que las formas sociales limitan qué aspectos de su personalidad pueden entrar en juego en el curso de la interacción con los demás. Además, la sociedad le proporciona en una medida considerable esa personalidad, y parte de su identidad consiste en su posición en, y su relación con, las formas y las estructuras sociales. Entonces el individuo en la sociedad es algo más que una sola persona y menos que una personalidad total.” En la teoría sociológica que desliza Maffesoli, llamada sociología vagabunda, sociología de la caricia, con un objeto especificado que tensiona, no solamente un paradigma moderno, fuerte, con historia, con fundamento constituyente de un orden social, sino además, un paradigma postmoderno, débil, sin historia, sin fundamento, mostrando lo sombrío del orden constituido. Maffesoli intenta mostrar el contacto en lo concreto, en lugar de la abstracción desde lejos. Esta aproximación del autor la
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hace por vía de contrastes entre lo moderno y lo postmoderno, por ejemplo, en los conceptos modernos de individuo y sociedad se designan identidades cerradas, finalizadas; lo que contesta con categorías, con ideas, como tribus y masas, designando así, términos diferentes (postmodernos) que refieren a identidades orientadas, no finalizadas. A lo largo de toda su obra, el autor va construyendo una serie de categorías (postmodernas) alusivas a sensibilidades y estilos diferentes para presentamos una configuración, una transformación de nuevas formas sociales. En el segundo planteamiento de este ensayo vamos a enfatizar algunas controversias que se dan algunas en términos de la propuesta de parte de algunos autores, en relación a si se están dando conceptos, mini conceptos o no, en el nuevo esbozo de la obra de Maffesoli; lo cierto es que hay un conjunto de ideas diferentes, que aparecen a lo largo de su trabajo, con las cuales contrasta una nueva forma social, recreándola a través de categorías como: comunidad emocional, potencia subterránea, socialidad, tribalismo, policulturalismo, proxemia; entre otros aspectos del nuevo paradigma estético. El propio Maffesoli rehusa la construcción de conceptos en su obra, como lo anota Solana (2004), cuando expresa que el conocimiento moderno, cartesiano, y positivista, basado en la abstracción y el determinísmo, impide el conocimiento de los nuevos fenómenos sociales, en relación a la nueva socialidad postmoderna, que está emergiendo, que no puede ser comprendida con las categorías conceptuales del modo de pensar moderno. Para el autor, el concepto deviene representación, al presentar el mundo en sus verdades esenciales y universales; por lo tanto, sería una representación reducida y simplificada de la realidad. Por otra parte restituye la existencia cotidiana, lo vivido como fenómeno que se da sentido a sí mismo y opone a la representación ontologizante de la modernidad, la presentación de las cosas de carácter fenomenológico ajustada a las apariencias, expresando la dinámica social. El autor, al rechazar el concepto por lo que representa: una entidad lógica que encierra rasgos constitutivos del objeto mismo, que no pueden ser alterados por un cambio en la perspectiva con que se observan, por su
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sustancia o esencia. Según Martínez Echeverri (1996), esta dejando claro, que en esta socialidad que vivimos señalada como postmoderna, no hay posibilidad de encerrarla, al pretender mostrarla en un concepto, pues ella misma deviene dinámica, múltiple y diversa, como la vida misma. Por esto, la perspectiva de Maffesoli o su mirada, es estética, busca desde la sensibilidad establecer la aproximación a los objetos de estudio, presentándolos, de una manera en donde la razón queda en un segundo plano . El autor intenta muy acertadamente introducimos al mundo de lo vívido, a través de una serie de recursos filológicos -porque se trata de palabras- interesantes por si mismos, con los cuales va contrastando a través de re-construcciones, el sentido de lo social. Así la tensión individuo / sociedad pasa por la tribu / persona, en ausencia de un grupo consensuado, aglutinador pasa por el estar juntos sin finalidad y con posibilidades de disenso. Con todo esto Maffesoli está socavando la centralidad del discurso del orden moderno, de lo constituido hacia lo constituyente. Ahora, en esta nueva Episteme social, emergen nuevas categorías sociales, que al ser constituidas, pretenden metodológicamente ser constructos abiertos, interpretativos, emergentes, contextualizadores, con posibilidades de incorporar , más no de cerrar , para incluir y no dejar fuera, aquello que se manifiesta, que es imprevisto como el evento, pero a fin de cuentas, categorías, recursos con los que designamos la realidad, como lo vivido y desde lo social. Para recrear lo expuesto, ponemos de ejemplo el contraste que hace Maffesoli en la oposición entre sociedad y socialidad y la separación entre individuo y persona. La sociedad está hecha de individuos, la socialidad de personas. El individuo tiene una identidad. La persona al identificarse con un rol, representa, de ahí la analogía con el teatro y la diversidad de máscaras que se conjugan en la representación social. Al concepto cerrado de identidad opone Mafessoli, la noción abierta de identificación. El individuo se encierra en su identidad, se agota en su función, la persona se identifica con sus simultáneas o sucesivas máscaras, sin agotarse en ninguna de ellas. Cuando lo social se ha saturado nos queda la socialidad. Una forma
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social que no queda atrapada, entre el saber hacer y el saber decir, es decir, no reducible a una acción individual ni a una estructura impuesta. Otro aspecto importante en la perspectiva de Maffesoli en cuanto a la construcción de categorías postmodemas en la presentación de la dinámica de las formas sociales es el juego del lenguaje, en la utilización de principios e ideas desde la filosofia budista y en los enunciados jungnianos. El autor no participa de la construcción de los grandes metarelatos, más bien le da relevancia a la construcción de tipos ideales (Weber), y las define como formas vacías o matrices, con las cuales hay posibilidades múltiples de reconocerse y de comulgar con los demás. Es el caso de figuras como Dionisos y Don Juan, ya sea el santo cristiano o el héroe griego, figuras míticas, tipos sociales que permiten una estética común y sirven de mediadores en la expresión de un colectivo. Con esto Maffesoli pretende resolver, no solamente la tensión entre individuo y sociedad, dilemas sociológicos como acción y estructura, perspectivas teóricas con las cuales se trabaja el sentido de lo colectivo. Las figuras emblemáticas de Dionisos y Don Juan, en su mediación favorecen la expresión del colectivo, Maffesoli enfatiza cómo lo divino social toma cuerpo a través de la emoción colectiva. Dionisos conjuga la transformación (Toro Himiob, 1992) entre los niveles instintivos del alma y su conexión con la muerte, esa conexión desde lo social, en el colectivo, como paradigma estético, encierra y deja abierto, a lo vivido, a lo cotidiano; desde la socialidad, la infinidad de formas que la interacción social permite, como fuerza, que no se agota en la idea de sujetos determinados por un fin histórico ¿No será esto una respuesta sociológica en cuanto a formas sociales, con una fuerte expresión de lo colectivo, sin estar sub sumidas a la estructura social? ¿Es una manera de Vincularse al colectivo, una forma de distanciarse del individualismo contemporáneo? De ahí las categorías que designan espacio y socialidad desde la proxemia, manera de conectar el lugar a lo cotidiano, por eso las categorías (postmodernas) construidas desde la mirada de Maffesoli, van sobre la
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dimensión cultural por arriba del enfoque material de la sociedad. Lo instituyente, siempre va a garantizar la continuidad de la vida social, en esto, la socialidad representa el nuevo orden social, su centro, desde lo sombrío de las formas lúdicas, apostando a la recreación de nuevas formas, en la cual hay una desindividuación de la función, propia del rol que cada quién desempeña en la estructura social y que la idea de tribu resuelve, por la vía de la transformación, en la multiplicidad del yo. Maffesoli (2000), en su obra El instante eterno: el retorno de lo trágico en las sociedades postmodernas, nos introduce en uno de los planteamientos más interesantes de su obra, el contraste entre el deber ser , lo normativo, y lo que es tal cual es. Expone la idea de la circulación, con la historicidad. Aquí intentaremos presentar la importancia de la fenomenología en su obra. Cuando el autor plantea la imagen del destino con el arquetipo de la Moira, contrapone dos sensibilidades totalmente diferentes que se conjugan: Oriente y Occidente. En esta oposición modernidad -postmodernidad, Oriente -Occidente, queda claro cómo el determinismo histórico, no tiene cabida. La modernidad privilegió el futuro, las sociedades tradicionales el pasado, la postmodernidad exalta el presente. Así el tiempo se conjuga en un instante eterno. En el Occidente, la exterioridad se fundamente en la acción, por lo tanto la realización individual es una conquista, el individuo moderno se inscribe en un proyecto predecible, cuantificable, todo está en el orden de extensión, es el libre arbitrio. Por supuesto, el Oriente representa la otra cara: lo intenso, la lentitud, la meditación. La postmodernidad conjuga nuevas sensibilidades, para Maffesoli es el tiempo cíclico, conjunción entre comunidad y destino, circuito entre tiempo y espacio, una manera de reunir el tiempo dramático y la tragedia temporal; aquí se designa, cómo el contexto señala al ser. Esta posición contrasta con el libre arbitrio del individuo en la modernidad. Lo interesante de este planteamiento es la antítesis entre el gran mito moderno: el progreso y la figura del Uroboro, el eterno retorno,
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en donde el destino recuerda, que el ser es acontecimiento, evento. Por esta vía Maffesoli, contrapone el determinismo histórico, la predeterminación, el control, a la conquista de lo supérfluo, de la teatralidad cotidiana. El evento supera tanto desde la cultura del placer, como desde el sentimiento de lo trágico, y desde una ética del instante: el proyecto moderno de la emancipación del hombre. La superación del evento, desde lo cultural sobre lo material, en el planteamiento postmoderno de Maffesoli, entra en contradicción con el predominio de la racionalidad en la modernidad; así el dominio de la naturaleza se inscribe en una sociedad en donde el gran desarrollo material permitiría al hombre moderno superar cualquier tragedia, todo estaba bajo control, ciencia -tecnología -desarrollo industrial, permitirían superar cualquier designio, pobreza, enfermedad, malestar .Aquí el evento, tal como lo presenta Maffesoli, nos trae grandes interrogantes sobre el eterno retorno ¿En términos sociales, adversando la trascendencia tanto de los individuos como de la sociedad, podría plantearse que todas las cosas vuelvan, sean sentidas cómo ineludibles, insuperables, que pasen, que den la vuelta de nuevo, que no hay posibilidad de evolución? ¿Podríamos afinnar que tanto el drama como la tragedia se acompañan como conciencia trágica del destino? De ahí la superioridad del evento, acentuación de lo vívido, al fin de cuentas, formas sociales ajustándose a los contextos; en ésto, la perspectiva de Maffesoli nos recuerda uno de los principios budistas sobre la vida, en un instante se concentra el pasado el presente y el futuro: principio de unidad entre existencia subjetiva y ambiente objetivo, Ikeda (1994: p. 56) Para Maffesoli, el retorno cíclico como imagen del destino recuerda que, el ser es acontecimiento, no un futuro proyectado y deseado. Por esta vía se articula el drama con la tragedia, el dolor y el placer circulan juntos y se tensiona el ser y el estar. El ser en sentido indefinido, antes que nominal, fenomenológico, tal cual es, contrario a lo normativo, como el deber ser. En la proyección moderna de la sociedad y del hombre emancipado, lo deseado está en el orden de lo evolucionado, no se piensa en el fracaso,
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lo planeado es siempre lo mejor, de ahí lo lineal de la direccionalidad. En la idea de progreso no se inscriben los contrarios, no se asumen los fracasos, ni las pérdidas, ni lo inesperado, por esto la importancia de la planificación del desarrollo de las ciencias, en función del equilibrio social. En la nueva Episteme maffesoliana, la socialidad, a través de las formas sociales, en la reconstrucción del nuevo sentido social, debe abandonar las limitaciones dejar vacíos suspendidos, porque con el evento circulan lo imprevisto y no necesariamente lo deseado. ¿De dónde proviene la fenomenología de Maffesoli? Remontémonos a Husserl en Alexander (1997), para encontrar elementos de esta teoría que nos ayuden a interpretar el trabajo fenomenológico de Maffesoli. Husserl desarrolló su teoría en respuesta a las teorías colectivistas de mayor auge de la época como la de Weber y Durkheim, teorías que intentaban demostrar cómo el orden colectivo se construye a través de la intención y de la esperanza. Husserl entendía la fenomenología como la realidad estructurada por la percepción, para él, el sentido de realidad y de estructura, viene de la persona individual y explicaba, cómo los actores al estar involucrados en el mundo, no se dan cuenta de que ellos mismos, lo están produciendo. La fenomenología trata de interpretar la realidad desde la conciencia, y la percepción; presenta las cosas al mundo tal cual parecen, como únicas y vinculadas. Para Husserl, la realidad deviene como una serie de acontecimientos aislados, por medio del cual el análisis fenoménológico de esa realidad se transforma, combinando los elementos y estableciendo conexiones. La mente, para este autor, recobra los ejes espacio y tiempo. El actor le da sentido a las cosas al actualizarlas. Por lo tanto, los objetos con los cuales nos encontramos en la realidad, tienen una serie de significados aprendidos en experiencias previas, de ahí el uso constante de la analogía y del pareo por medio de la identidad. Por lo tanto para Husserl el mundo objetal, deviene de la realización de actos individuales. ¿Qué hay de Husserl en Maffesoli (1997:p.153)? Este autor toma la fenomenología como perspectiva ya que para él, la vida social hay que
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tomarla tal como es, esto indica que no hay un sentido establecido de una vez por todas, sino múltiples significaciones tributarias de situaciones que pueden variar de un momento a otro. Con ésto, deja abierto en la acción social, un horizonte de significaciones entrecruzadas en constante mutación y sin referencias fijas. De aquí en adelante las referencias hacia Jung en la mayoría de sus obras, nos están recordando que existe un inconsciente colectivo, arquetipos que contienen formas, manifestando una totalidad, a la vez mostrándose, particularizándose. En la Episteme social propuesta por el autor, la fenomenología no parte de los actos individuales como en Husserl; en Maffesoli las formas sociales presentan al colectivo, sus categorías provienen de las ideas sobre tribus, o comunidad, aquí estamos en presencia de un sentido social totalizante, pero a la vez descriptivo, exponiéndose y transformándose en el devenir del instante. Otra analogía con el pensamiento de Jung, proviene de la idea de la sombra, la psicología jungniana incorpora la sombra en la perspectiva del individuo integrado, la sombra representa la oscuridad, el residuo, lo remitido al inconsciente; que en el transcurso de la vida a través del sueño y de la psicoterapia, el individuo la incorpora al consciente y es integrada. Este proceso dinámico también representado en Jung por la imagen del uroboro supone un eterno retorno, siempre hay elementos incorporándose al consciente y siempre hay sombra constituyéndose. Así lo manifiestan Zweig y Abrams (1993: p.29) cuando expresan que el descubrimiento de la sombra tiene por objeto, fomentar la relación entre el inconsciente y el desarrollo de la identidad, compensando, la unilateralidad de las actitudes conscientes, con las profundidades del inconsciente. En el devenir social, las formas sociales en Maffesoli dan unicidad, porque permiten entender la autonomía, la organicidad en la recreación de sombra y luz, orden y desorden, función y disfunción, que encierran y expresan la acción social. Esto nos devela el sentido tribal de la socialidad. De ahí se comprende la circulación de bienes, del sexo y de la palabra, los tres comercios como bien lo ha expresado el autor. Este eterno retorno,
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nos lleva al reencuentro de las maneras comunes de ser, repetidas de manera cíclica, en períodos diferentes, permitiendo el encuentro de la especificidad del tiempo. Así, el formismo caricaturiza el aspecto dominante que da sentido a la figura específica del momento. Hemos querido mostrar cómo los contenidos epistemológicos y metodológicos en la obra de Michell Maffesoli nos hacen concluir en lo que es nuestra proposición inicial. Lejos del reduccionismo y del individualismo el autor elabora una teoría social postmoderna que reivindica a la sociología como disciplina. Para ello, establecimos vínculos con Durkheirn y Símmel entre otros sociólogos clásicos que nutren su obra. La sociología maffesoliana confluye en la tribu como categoría central, en torno a la cual elabora su teoría social. El estar juntos sin ocupación reúne los contenidos eventuales, lúdicos, colectivos, efímeros en los que centra su estética social, la socialidad. A distancia de la socialización, establece también las diferencias entre individuo y persona. No se trata de un metarelato, como lo hemos sostenido, sus conceptos postmodernos se presentan diferenciándose del conocimiento moderno, cartesiano y positivista. Se trata de una auténtica Episteme social que a partir de las formas con analogías dionisiacas y don juanescas están remitiendo a las influencias jungnianas y budistas que recorre su obra. Formas ellas, que le permiten vincularse al colectivo. La cultura, a diferencia de la civilización marca su distancia con el enfoque material de la sociedad. Entre la institución y lo instituyente se queda con lo segundo porque le garantiza la continuidad de la vida social. El instante eterno es la constatación de su contestación a lo normativo; el deber ser está ausente de su obra como rechazo a las influencias Kantianas, con respecto al orden social. Se trata de la circulación, de la historicidad en el planteamiento de las sensibilidades entre Oriente y Occidente.
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El retorno ciclico a distancia del progreso lo hace incorporar la figura del uroboro, el eterno retorno, forma maffesoliana de contraponer el determinismo histórico, el control. Una ética del instante sustituye el proyecto moderno de la emancipación. El replanteamiento fenomenológíco de Husserl da sentido a las conexiones entre espacio y tiempo. La analogía y el pareo representan las técnicas que Maffesoli incorpora para su perspectiva. El mundo vivido, tal cual es aporta las múltiples significaciones que permiten variaciones de la acción social. También, ahora a diferencia de Husserl su fenomenología no parte de actos individuales; Maffesoli deja claramente establecido que el sentido totalizante y descriptivo de sus categorías, está imbuido de tribu y de comunidad. Bibliografía Alexander, J. (1997). Las teorías sociológicas desde fa segunda guerra mundial. Análisis multidimensional. Barcelona: Gedisa Durkheim, E. ( 1968). Les formes élementaires de la vie religieuse. Paris :P .U .F . Ikeda, D. (1994). La vida un enigma. Buenos Aires: Emecé Editores. Maffesoli, M. (2000). El instante eterno: el retorno de lo trágico en las sociedades postmodernas. Paris: Editorial Denoel. Maffesoli, M. (1990). El tiempo de las tribus. El declive del individualismo en las sociedades de masas. Barcelona: Editorial Icaria. Maffesoli, M. (1997). Elogio de la razón sensible. Una visión intuitiva del mundo contemporáneo. Barcelona: Editorial Paidós. Martínez Echeverri, E. y Martínez Echeverri, H. (1996). Diccionario de filosofía. Ilustrado. Bogotá: Panamericana editorial. Schwartz, H. y Jacobs, J. (1984). Sociología cualitativa. Método para la construcción de la realidad. México: Edit. Trillas.
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Simmel, G. (2002). Cuestiones fundamentales de sociología. Barcelona: Editorial Gedisa. Solana, J. L. (2004): Saber dionisiaco y pensamiento complejo. En: Posmodernidades. Lanz, R (Editor). Caracas: Monte Ávila Editores Latinoamericana. Toro Himiob, B. (1992). Apolo y Dionisos. La integración de la sombra. Caracas: UCV - CDCH. Zweig, C. y Abrams, J. (1993). Introducción al lado oscuro de la vida cotidiana. En Encuentro con la sombra. El poder del lado oscuro de la naturaleza humana. Edición a cargo de Zwieig, C. y Abrams, J. Barcelona: Editorial Kairos.