mismas de este mundo sensible, pero que están en ellas con su universalidad en acto, por lo cual se diferencian realmente de algún modo, de lo individual de esa cosa. Para Aristóteles y Santo Tomás —como vimos— están con su universalidad en potencia. Pertenecen a esa escuela realista exagerada inmanente Guillermo de Champe-aux (s. XII) y Duns Escoto (siglos XIII y XIV) Hagamos una breve crítica a estas erróneas teorías del universal: el nominalismo reduce los conceptos a los nombres o términos; hace imposible el conocimiento de las esencias y del ser; lleva al empirismo más craso o al escepticismo; todo debate lógico o metafísico sería mera cuestión de palabras. El conceptualismo reduce el conocimiento intelectual a los conceptos; niega, pues, que conozcamos intelectualmente las cosas mismas; lleva al racionalismo de tipo cartesiano o al idealismo (ver esto en la unidad VIII Gnoseología). El realismo exagerado de tipo platónico, al sustancializar las Ideas fuera de las cosas mismas, hace imposible un conocimiento científico o filosófico del mundo sensible; confunde ¡os conceptos abstractos con realidades supra-mundanas; destruye las sustancias sensibles y las causas en este mundo material; separa exageradamente el alma del cuerpo, etc. El realismo exagerado de tipo ontologista, además de compartir los defectos del platónico le agrega la grave tesis de que veríamos intelectualmente los universales en Dios, lo que lleva —involuntariamente— a la tesis panteísta: nuestro intelecto, si es capaz de ver a Dios ya en esta vida y sin ayuda de la gracia es, en el fondo, divino, etc. Los realismos exagerados de tipo inmanente quitan su importancia a los individuos, o establecen una separación real, en cada individuo, de la esencia universal y de la individualidad de ese individuo, destruyendo la unidad de éste; confunden lo lógico (géneros, especies) con lo real. Contemporáneamente ha existido y existe otra posición, propia de los filósofos Husserl y Hartmann, según la cual el universal seria un ente ideal, sin hacer la siguiente distinción: el universal es real en su contenido, pues las esencias existen en los individuos; sólo puede ser llamado "ideal" en cuanto a su existencia abstracta en nuestra mente, pero no en su existencia en las cosas, donde existe en potencia de universalidad.
4
4. Los universales Entramos ahora en una parte típicamente material de la Lógica de la primera operación. Y comenzamos con la célebre cuestión o problema de los universales. Ya hemos dicho antes que la universalidad es una propiedad que acompaña a todo concepto abstracto: así, el concepto de hombre puede afirmarse de cada hombre concreto y singular; el concepto de triángulo, de cada triángulo singular, etcétera. A) El problema entonces es el siguiente: ¿Cómo es que si todas las realidades existentes son singulares (Juan, Pedro, este hombre, este triángulo), pueden predicarse de ellas conceptos universales, como cuando decimos "Juan es hombre" o "esto es un triángulo"? El problema general de los universales ya lo expusimos algo más arriba; pero el mismo se puede subdividir en tres subproblemas: Si existen los universales. Si los universales subsisten separadamente. Si existen en los singulares, y en ese caso cómo. Sobre la base de estos problemas cuatro escuelas han aportado soluciones clásicas, a saber: el nominalismo: el conceptualismo: el realismo "actual" o exagerado, y el realismo potencial o moderado. Realismo Potencial o Moderado Expondremos primero la solución que nos parece mejor: el realismo potencial o moderado: el universal es, como tal, concepto, pero también realidad, ya que en cualquier individuo existe este universal, si bien en potencia de universalidad. Así, por ejemplo, en Juan está, realizada, la esencia o naturaleza hombre, pero se halla individuada, singularizada, y no hay distinción real entre la esencia de un individuo y la individualidad de este mismo individuo; sólo hay una distinción de razón distinción operada por nuestra razón al abstraer la esencia— con fundamento en la cosa misma, porque hay fundamento en "Juan" para distinguir entre aquello por lo cual es ese hombre singular, irrepetible, y aquello por lo cual es hombre. Retomando el ejemplo, destaquemos nuevamente que en Juan está realmente la esencia hombre —por eso Juan es hombre—; mas esta esencia está individuada, contraída, materializada en Juan; identificada de 1
algún modo con él. Pero es abstraíble de él, y entonces el universal que, como vimos— existe en los individuos sólo en potencia de universalidad, pasa a existir como universal en acto, en el intelecto. Así que, en el realismo moderado, hay que distinguir entre: El universal "material" o "materia" del universal: la esencia. El universal potencial, o sea la esencia tal como existe en los singulares. El universal actual, o en acto: la esencia tal como existe en el intelecto. El acto intelectual por el cual se hace pasar el universal potencial al estado de universal actual es, no el juicio —que lo supone ya formado—, sino el acto de simple abstracción, por el cual, por ejemplo, de Pedro, o de Pedro, Antonio y Juan, se abstrae (se ex-trae inmaterialmente), la esencia, separándola idealmente de sus condiciones de individuación. Tal abstracción nos da directamente el universal metafísico o directo. Luego, comparando el universal metafísico con sus inferiores, de los que podría predicarse, la mente forma el universal formal o lógico, que, en cuanto tal (no necesariamente en su "materia" o contenido) es un ente de razón (relación de razón). Dicho esto, expongamos sintéticamente la respuesta que las restantes corrientes aludidas dan al problema de los universales. Nominalismo. Sostiene esta escuela que los universales son meros nombres o términos, pero que nada universal hay en l a mente, ni mucho menos en la realidad. Sus principales representantes en la historia de la Filosofía han sido: en la antigüedad los sofistas, los escépticos y los epicúreos; en la Edad Media, Roscelino y sus partidarios; en la Edad Moderna, Berkeley, Hume y Condillac; en la Edad Contemporánea, Stuart Mill, Taine, Bergson y el llamado empirismo lógico o neopositivismo. Hay que hacer notar que hacia fines de la Edad Media surgió una poderosa escuela —en cierta manera predecesora de la Filosofía moderna— con Guillermo de 2
Occam u Ockham, y sus numerosos seguidores, a quienes se les dio el nombre de "nominales" o "terministas", pero que, más que estrictos nominalistas, eran conceptualistas Conceptualismo. Sostienen los conceptualistas que el universal no se reduce a ser un mero nombre, sino que es también un concepto mental, pero al cual nada universal real corresponde en la realidad. Entre sus representantes debemos mencionar a los estoicos en la antigüedad; en la Edad Media al mencionado Guillermo de Occam y sus seguidores; en las edades Moderna y Contemporánea a Locke, Descartes y Kant. Realismo actual o exagerado. Esta posición es la que afirma que el universal no es un mero nombre, ni tampoco sólo un concepto, sino una realidad; pero una realidad con universalidad en acto, que existe, ya en un mundo superior y trascendente al mundo sensible, ya en este mundo, pero conservando su universalidad. En el realismo exagerado trascendente encontramos a su creador, Platón. Para éste, el mundo sensible es perpetuo devenir, cambio; por ello, sobre él no es posible una ciencia, sino sólo una opinión (doxa); pero la ciencia (episteme) existe, y tiene que tener un objeto que sea inmutable, universal y necesario, como la ciencia (platónica) misma; por lo tanto, "fuera" de este mundo sensible hay otro mundo, no sensible sino inteligible, que es el mundo de las Ideas (con mayúscula). Estas Ideas son, según Platón, universales: el Hombre en sí, el Círculo en sí, el Animal en sí, etc., y, como Idea suprema, el Bien en sí. Las cosas de este mundo participan sólo de un reflejo de ese mundo de Ideas —que para Platón son las verdaderas realidades—; existen aquí hombres más o menos perfectos; pero no el Hombre en sí: sólo lo imitan imperfectamente; existen en este mundo sensible cosas más o menos circulares, pero no el Círculo en sí del cual participan y al cual imitan imperfectamente; existen bienes, pero no el Bien en sí, etc. Pero existen también realismos exagerados inmanentes. Sus sostenedores afirman que los universales son esencias dadas en las cosas 3