Los Aztecas Los mexicas —llamados también aztecas— fueron un pueblo indígena de filiación nahua que, tras una larga peregrinación Provenientes de Aztlan o lugar de la blancura, dirigidos por su deidad principal huitzilopochtli (colibri izquierdo)el cual les habia dado una señal: "un Aguila devorando una serpiente en un nopal"; Era la señal para fundar su ciudad. Fundó México-Tenochtitlan, que hacia el siglo XV en el periodo Posclásico tardío se convirtió en el centro de uno de los Estados más extensos que conoció Mesoamérica asentados en un islote al poniente del Lago de Texcoco hoy prácticamente desecado, sobre el que se asienta la actual Ciudad de México. Aliados con otros pueblos de la cuenca lacustre del valle de México —Tlacopan y Texcoco—, los mexicas sometieron a varios pueblos indígenas que se ocuparon el centro y el Sur del territorio actual de México agrupados territorialmente en altepetl. Los mexicas fueron el último pueblo mesoamericano que condensó una rica y compleja tradición religiosa, política, civilizatoria, cosmológica, astronómica, filosófica y artística aprendida y desarrollada por los pueblos de Mesoamérica a lo largo de muchos siglos. Junto con los mayas son el tema más estudiado de la historia mesoamericana dado que se conservan fuentes documentales y arqueológicas, así como numerosos testimonios hechos en su mayoría de forma posterior por sobrevivientes de la Conquista de México. La numerosa cantidad de estudios sobre los mexicas hechos por investigadores de todo el mundo hace difícil una síntesis o un panorama general por la especialización de los estudios y las numerosas polémicas, que han permitido desechar conceptos y términos indígenas inadecuados apoyados en la lingüística, la antropología y la arqueología, los cuales durante muchos años fueron usados por estudiosos de los mexicas, basados en interpretaciones modernas y en muchos casos eurocentristas. La mitología mexica, hecha bajo el mandato virtual de Tlacaélel, situó el origen mítico en Chicomóztoc (náhuatl: chicome-oztotli-co, 'Lugar de las siete cuevas' )?, sitio relacionado con Aztlán —de donde viene el etnónimo azteca—, aunque no existe consenso sobre el punto exacto donde se encuentre el sitio por tratarse de un sitio mítico. La lengua de los mexicas era el náhuatl clásico, que actualmente es la lengua indígena con la mayor comunidad lingüística en México. El etnónimo azteca fue popularizado por investigadores muy posteriores a su tiempo. Los mexicas se llamaban a sí mismos de esa forma, y las crónicas posteriores los designaron en todo momento como «mexicanos» o «los de México».
Arte y Arquitectura Arte y arquitectura precolombinas, arte y arquitectura de las civilizaciones indígenas de Mesoamérica y los Andes y de las culturas vecinas anteriores al siglo XVI d.C. (para el arte de las antiguas culturas indígenas del norte de México, véase Indígenas americanos). Durante 3.000 años, antes de la exploración y colonización del hemisferio occidental por parte de los europeos, los pobladores nativos de la América precolombina desarrollaron un conjunto de civilizaciones cuyos logros artísticos e intelectuales podían rivalizar con los de la antigua China, de la India, Mesopotamia y el mundo mediterráneo. Estos logros resultan aún más sorprendentes si tenemos en cuenta que la mayoría de las técnicas de las civilizaciones del hemisferio oriental no eran conocidas en el Nuevo Mundo. La rueda, por ejemplo, se usaba en Mesoamérica solamente en los juguetes y nunca llegó a aplicarse a la alfarería, a la construcción de carretas o como sistema de arrastre. El uso de herramientas de metal no era frecuente y, además, no empezaron a utilizarse hasta las últimas etapas de la historia precolombina. Los mayas realizaban elaboradas esculturas y complejos ornamentos de jade golpeando una piedra con otra.
Arquitectura Los edificios precolombinos más antiguos estaban construidos en madera, juncos trenzados, esteras de fibra o paja, y otros materiales perecederos. Las estructuras permanentes o monumentales construidas en piedra o adobe (ladrillos de barro secado al sol) se desarrollaron principalmente en Mesoamérica y en la zona central andina.
Las técnicas de construcción precolombinas eran rudimentarias. La mayor parte de las estructuras se construían con el sistema de pilastra y dintel o de vigas horizontales sin arcos, aunque la cultura chavín del Perú y la maya de Mesoamérica emplearon el arco falso o bóveda de piedra salediza, que consiste en colocar una piedra sobre otra para conseguir una forma de arco. Utilizaban más herramientas de piedra que de metal, y tanto el transporte como la construcción de edificios como las pirámides, palacios, tumbas y templos sobre basamentos escalonados, se llevaban a cabo manualmente sin ayuda de ningún tipo de maquinaria. La pirámide precolombina era considerada como algo diferente a su equivalente egipcia, ya que no estaba construida con fines funerarios sino como residencia de una deidad. Sin embargo, excavaciones recientes confirman de modo reiterado que solían incorporarse tumbas a las pirámides. Los pictogramas de los códices, (véase Paleografía) permiten suponer que las pirámides tenían gran importancia cívica y cultural. El símbolo azteca para representar la conquista era una pirámide en llamas en la que el calli, o casa del dios (el templo mayor), había sido derribado por el conquistador. Para hacerlas aún más monumentales e incrementar así el prestigio del gobernante, muchas de las pirámides mesoamericanas se reconstruían periódicamente sobre una estructura ya existente si bien esta práctica se relacionaba con cada cambio de era y se conmemoraba construyendo una pirámide nueva encima de las anteriores.
Arte Muchos de los objetos procedentes de excavaciones precolombinas están relacionados con lo funerario y tienen una función más utilitaria o ceremonial que decorativa. Aún sin contar con las ventajas de técnicas mecánicas básicas, son objetos de una calidad de ejecución y diseño equiparable a cualquier ejemplo artístico destacado de cualquier parte del mundo preindustrial.
Cerámica De todo el mundo precolombino son los objetos de cerámica los que en mayor número han llegado hasta nuestros días. Se cree que la cerámica surgió en Colombia o Ecuador y que sustituyó a las canastas y vasijas de calabaza seca utilizadas como recipientes. Se hacían objetos de cerámica y arcilla tanto a mano como utilizando moldes para luego decorarse con diseños estampados mediante un bloque de terracota o piedra, relieves o bajorrelieves y diferentes técnicas de pintura y pulido. Aunque existen algunos ejemplos de cerámica policromada, la mayor parte estaba pintada con uno o dos colores o se dejaba sin pintar
Metalistería Desde su supuesto origen en el norte de la zona central andina alrededor del 700 a.C., el trabajo del metal se extendió hacia el área intermedia y alcanzó Mesoamérica alrededor del 1000 d.C. Debido a la insaciable sed de oro y plata de los europeos durante la conquista y después de ella, la mayoría de los objetos que no estaban enterrados o escondidos fueron fundidos por los conquistadores españoles y transportados como lingotes a España. Aunque las culturas prehispánicas no conocían el hierro ni el acero, habían trabajado mucho el cobre y habían descubierto la aleación del bronce alrededor del 1000 d.C. La tumbaga, una aleación de cobre y oro, se utilizó en Perú, Colombia y Ecuador. Se aplicaron muchas técnicas para trabajar el metal, que iban desde la cera perdida, hasta la soldadura, el repujado y el grabado. Los trabajos en metal solían estar grabados, chapados en oro o decorados con incrustaciones de piedras y conchas de mar.
Textiles Gracias a su clima extremadamente seco, la costa de Perú es la única región de la que se conservan ejemplos importantes de tejidos de periodos precolombinos tempranos. Enterrados en tumbas del desierto, especialmente en la península de Paracas, se han conservado en perfecto estado piezas que tienen una antigüedad de 2.500 años. La fibra más común utilizada para tejer vestidos era el algodón, aunque en la zona central andina también se usaba la lana de llama, alpaca y vicuña. A menudo se coloreaban dichos materiales con tintes minerales y vegetales. Las telas presentaban diseños e imágenes que se incorporaban directamente al tejerlas, o que se pintaban, estampaban, bordaban o aplicaban posteriormente. En el periodo posclásico en Perú y Mesoamérica también se utilizaban plumas para hacer mosaicos y otros objetos como escudos y tocados (véase Tejidos latinoamericanos).
Actividades científicas desarrollaron los aztecas Las ciencias más adelantadas eran la astronomía y las matemáticas. El calendario solar, que salvo diferencias secundarias, era muy similar al de los mayas. El año estaba dividido en 18 meses de 20 días cada uno, además de 5 días complementarios que eran considerados de mala suerte. Los meses se dividían a la vez en 4 semanas de 5 días. Su sistema de numeración era vigesimal, y parece haber resultado de la utilización como elemento para calcular, de los dedos de las manos y os pies, como lo demuestran los propios nombres de los números. Los signos numéricos eran puntos, rayas, círculos y dedos de las manos. Los aztecas inventaron una escritura pictográfica, cuyos signos representaban, esquemáticamente, los objetos o sugerían fácilmente la idea de ellos. Esta escritura rudimentaria evolucionó, y algunos
signos, poco a poco, adquirieron un valor fonético, es decir, no representaron ya lo que expresaban como dibujo, sino el sonido de las palabras. Esta mezcla de elementos ideográficos con elementos fonéticos complica la interpretación de la escritura de los mexica. Los aztecas escribían sobre largas bandas de tejidos de manguey y de pergamino, con gran detalle y con coloridos brillantes. Así formaron importantes códices, que han llegado hasta nuestros días, aunque no han podido ser descifrados.
Organización social
La sociedad azteca estaba dividida en tres clases básicas: nobles, plebeyos y esclavos. La nobleza estaba compuesta por los miembros de la familia real, los nobles de nacimiento (hijos de nobles), los sacerdotes, los jefes de los calpullis, los jefes militares y los que se habían ganado el derecho a serlo. Era el grupo que poseía los mayores privilegios. Los plebeyos (campesinos y artesanos), estaban subdivididos en dos clases, macehualtin eran los de mejor condición social a quienes se les otorgaba la propiedad vitalicia de un terreno en el que construían su casa y tlalmaitl, de mas bajo nivel, a quienes no se les permitía tener propiedades y debían ser campesinos en tierras arrendadas. El estado de esclavo era similar al de un empleado contratado. Llegaban a este estado por distintas razones: por necesidad de pagar deudas personales (podían llegar a venderse o incluso a los propios hijos por períodos determinados), por su condición de prisionero de guerra, etc. Los esclavos podían comprar su libertad e incluso si lograban escapar de sus amos y llegar hasta el palacio real sin que los atraparan, obtenían inmediatamente la libertad legalmente. Eran usados como fuerza de trabajo y para los sacrificios religiosos, y no gozaban de privilegio alguno.
Religión Azteca En las creencias religiosas de los aztecas y en el conjunto de sus ritos, sacrificios, fiestas, organización sacerdotal y, en una palabra, en la totalidad de sus formas de culto, había elementos de orígenes muy diferentes entre sí. Pervivían tradiciones de gran antigüedad, herencia en común de muchos pueblos en el ámbito del México antiguo.
Algunos elementos provenían de la etapa preclásica, anterior a la era cristiana. Muestra de ello es la veneración al dios del fuego, el que se conoce también como Huehuetéotl, "el dios viejo". En la religión de los aztecas perduraron asimismo creencias cuyo origen cabe derivar de las culturas que habían florecido en las costas del golfo de México. Probable ejemplo lo ofrecen la adoración de deidades como Tlazoltéotl, la diosa que enciende el amor lujurioso y que es a la vez "devoradora de inmundicias", o la veneración a Xipe Tótec, dios fecundador, "Nuestro señor el desollado." En este contexto importa recordar a otros númenes, con raíces muy antiguas, en los comienzos mismos de la alta cultura en Mesoamérica, es decir, entre los olmecas, que vivieron el primer milenio a.C., en la zona fronteriza entre los actuales estados de Veracruz y Tabasco. Algunas de las deidades adoradas por los olmecas, fueron también invocadas más tarde en el ámbito maya, en el de los pueblos de Oaxaca y en otras regiones. Entre esos dioses destacan Tláloc, el propiciador de la lluvia, Chalchiuhtlicue, "la del faldellín de jade" y Quetzalcóatl, "Serpiente emplumada". Legado, asimismo, para los aztecas fue mucho de las creencias y prácticas religiosas de las metrópolis de Teotihuacan (siglos II-X d.C.) y Tula (siglos X-XI d.C.). En una y otra habían sido ya objeto de adoración varios de los númenes que hemos mencionado. Pero el panteón mesoamericano llegó a enriquecerse todavía más en dichos lugares. Aparecen así Xochipilli, "el príncipe de las flores", el protector de las artes, así como Tezcatlipoca, "el espejo que ahuma". A todo ese sustrato, que incluía múltiples mitos y doctrinas, formas de sacrificios y otras variadas prácticas, se sumaron, finalmente, las creencias de grupos que, más tarde, vinieron a asentarse en la región central de México. Nos referimos a los que se nombraron genéricamente chichimecas, los seminómadas de la flecha y el arco que, tras un largo proceso de aculturación, comenzaron también a establecerse en pueblos, imitando la vida civilizada de los antiguos toltecas. Justamente los aztecas, uno de los grupos que a la postre vinieron a ubicarse en el valle de México, traerían también sus formas de culto y sus propios dioses tutelares. Entre éstos sobresalen Huitzilopochtli, "el colibrí de la izquierda", que habría de identificarse con el sol, y la madre de éste, Coatlicue, "la de la falda de serpientes Aunado lo netamente azteca con todo aquello que provenía de etapas y pueblos muy diferentes, la religión prevalente en México-Tenochtitlan al tiempo de la conquista española era en realidad resultado de largos procesos de fusión o sincretismo. Ahora bien, hemos de subrayar desde un principio que, por obra de los sacerdotes y sabios, ese gran conjunto de elementos religiosos, lejos de ser un confuso agregado, había alcanzado un ordenamiento en función de la división del mundo y los ideales de la nación azteca. Hurgando en ese universo de la religión del México antiguo, con base siempre en los códices y en los textos que se conservaban en lengua indígena, trataremos aquí acerca de algunos aspectos que consideramos más significativos. Abarcan éstos los mitos de los orígenes, el gran ciclo en torno a Quetzalcóatl y la suprema divinidad dual, las creencias y ritos específicos del mundo azteca, sus fiestas y sacrificios y, finalmente, la aparición de una nueva actitud que, con todas las salvedades que se quiera, puede describirse como "filosófico-religiosa".
Política Azteca La máxima autoridad azteca era el Tlatoani o Huey Tlatoani. A este cargo no se accedía por herencia, sino mediante una elección por parte de un Consejo Electoral llamado Tlatocan.
El Cihuacoatl estaba directamente debajo del Tlatoani y era el encargado de dirigir la ciudad y compartir la autoridad del anterior en su ausencia, en la actualidad este sería un cargo de vicepresidente, por lo que podemos ver que la estructura política actual y la de aquella época no tenían grandes diferencias. La autoridad política que otorgó unidad e integración en la cuenca durante el Postclásico Tardío fue México-Tenochtitlan, cuya ascensión fue consecuencia de la alianza de tres grandes reinos: Tenochtitlan, Texcoco y Tlacopan. Estos ocupaban el valle y estaban gobernados por un tlatoani, y de ellos dependían otros territorios y ciudades menores dirigidas por tlatoque que estaban emparentados con los dirigentes de las capitales estatales. Pero los aztecas no solo dominaron el centro de México, sino que con el tiempo construyeron un imperio que alcanzó un área superior a los 200.000 km2 en la que vivieron entre 5 y 6 millones de habitantes. Se ha sostenido que la naturaleza del Imperio mexica fue económica más que política, pero ello también requiere de cierta estructura política para mantener el control. El imperio se dividió en provincias, cuyo control estuvo asegurado mediante sitios fortificados que a su vez dominaban las rutas comerciales y la circulación de los tributos rendidos por las provincias sometidas, tributos que tenían que pagar a la gran metrópoli del centro de México.
La guerra fue un factor fundamental para el desarrollo y mantenimiento del imperio. Los nobles eran, por naturaleza, militares, pero también otros segmentos (Caballeros Águila, Caballeros Jaguar) estaban relacionados con ella. Su finalidad fue tanto económica como religiosa, pues si en algunos momentos fue practicada para la obtención de buenas tierras y la recolección de tributos, fue siempre sancionada por la religión y el ritual con el fin de conseguir esclavos para el sacrificio. Con esa finalidad se crearon las guerras floridas, las cuales se realizaban de manera preferente contra los grupos vecinos, como los cholulteca y los tlaxcalteca. Organización económica: la agricultura era la base de la vida de los aztecas; el numero de especies cultivadas era abundante, pero el elemento esencial lo constituía el maiz. En contraste, la ganadería era muy pobre, puesto que el nímero de animales domesticados era muy reducido: los mas importantes eran el pavo y diversas especies de perros, una de las cuales era para consumir carne
Economía Azteca En el antiguo México existió no un sistema económico sino varios sistemas de intercambio económico creando una macro-estructura muy compleja, cada método vale la pena estudiarlo detenidamente y por separado, ya que nos muestran muchos métodos que la economía moderna ha pasado por alto. Existió un sistema muy interesante de varias monedas que permitían un equilibrio, pues incluso estas monedas competían entre sí. El cacao fue la primer moneda comestible, el oro en polvo depositado
en cañutillos, las mantas que también merecen un especial análisis y las hachas de cobre en forma de T, tales métodos se continuaron utilizando aún durante la colonia, por presentar una alternativa viable y sana a la economía regida por una moneda solamente. En esta ocasión, y para comenzar, debemos primero de hablar de la existencia de un método que comprendía el intercambio de una mercancía por otra, denominado trueque. Este método permitía que cualquiera que poseyera una habilidad, o que tuviese en su posesión una mercancía pudiera cambiarla por otro bien o servicio que necesitase en ese momento. De esta forma, las personas podían entrar en el ámbito económico sin tener dinero. Los grandes mercados eran el sitio permitido para la actividad económica, allí se reglamentaba rigurosamente que las transacciones comerciales fueses justas; en el dado caso de una controversia, existía un juez del mercado, que escuchaba a ambas partes y determinaba el veredicto. El mercado mas grande, posiblemente del mundo entero en aquella época, era el mercado de Tlatelolco. Dentro del mercado se vendían todas las mercancías existentes, desde alimento, pasando por aves exóticas traídas de lejanas tierras, mantas finas, hasta material para la construcción. Todo tenía un lugar determinado, la higiene y el orden se aplicaban celosamente. El espíritu que guía y cuida de los comerciantes es Yacatecuhutli, acompaña a los viajeros entre tierras hostiles y si así lo dispone, los hace regresar con bien y muchas mercancías. Los pochtecas, con su propio orden social y legal se encargaban de enviar mercancía del reino a lejanos parajes y allí buscaban artículos que hiciesen falta en Tenochtitlan, sus caravanas se podían ver constantemente yendo y viniendo en infinidad de aventuras. Ellos eran los expertos en determinar que valor tenía un artículo al intercambiarse por otro y de equilibrar constantemente estos productos de acuerdo a la oferta y la demanda.
Gobierno Gobierno
El gobierno de los aztecas, en un principio teocrático, pasó a ser monárquico y hereditario. A la muerte del rey, le sucedía su hermano; en defecto de éste, uno de sus sobrinos, y en caso de no haberle, uno de sus primos. La elección recaía en cuatro electores pertenecientes a las primeras familias del Estado, que representaban los votos de toda la nación. El rey tenía tres consejos supremos formados por sacerdotes y miembros de la nobleza, dividida ésta en muchas clases, y siendo los títulos en su mayor parte hereditarios. Bajo el reinado de Moctezuma II, el gobierno degeneró en odioso despotismo. El poder político se fue depositando en manos del Tlatoani, gobernante supremo, que era elegido por un cuerpo especialmente designado al efecto. Una serie de desavenencias en torno a la propiedad de tierras tributarias y diferencias dinásticas llevaron a la guerra a Tenochtitlán, Texococo y Tacuba (la “Triple Alianza”) contra los tepanecas de Azcapotzalco. A principios del siglo XVI los aztecas intentaron crear enclaves de intercambio, una política seguramente promovida por los pochtecas o comerciantes a larga distancia. Los dos últimos Tlatoanis, Cuitlahuac y Cuauhtemoc, sólo pudieron defender un territorio minado por las rebeliones internas y la acción de los españoles y sus aliados.