Lo Hizo Por Ti

  • Uploaded by: Marcelo
  • 0
  • 0
  • August 2019
  • PDF

This document was uploaded by user and they confirmed that they have the permission to share it. If you are author or own the copyright of this book, please report to us by using this DMCA report form. Report DMCA


Overview

Download & View Lo Hizo Por Ti as PDF for free.

More details

  • Words: 40,078
  • Pages: 170
APOLOGÉTICA

CONTENDIENDO POR LA FE Dr. Brian J. Bailey

Título original “Contending for the Faith” Título en español: “Contendiendo por la fe” Copyright © por Brian J. Bailey Todos los derechos reservados Publicado por Zion Christian Publishers Traducción: Marian Belmonte, España Edición: Carla Borges Versión en español impresa en agosto 2007 Diseño de portada: Copyright © 2006 Brian J. Bailey y sus licenciadores Todos los derechos reservados Impreso en los Estados Unidos de América Todas las citas bíblicas de este libro están tomadas de la versión Reina Valera 1960 a menos que se indique lo contrario. Impreso por: Zion Christian Publishers P.O. Box 70 Waverly, New York 14892 Teléfono: 607-565-2801 Fax: 607-565-3329 www.zionfellowship.org

ISBN 1-59665-234-9

Reconocimientos Equipo editorial: Carla Borges, Mary Humphreys, David Kropf, Justin Kropf, Lois Kropf, Caroline Tham, Paul Tham, David Wallis y Suzanne Ying. A Marian Belmonte por la traducción de este libro al español, y a todo el equipo editorial de la versión en español. Quisiéramos extender nuestra gratitud a estas personas tan queridas porque sin sus muchas horas de incalculable ayuda, este libro no hubiera sido posible. Estamos muy agradecidos por su diligencia, creatividad y excelencia en la compilación de este libro para la gloria de Dios.

CONTENIDO Prefacio Introducción 1 Contendiendo por la fe 2 La autenticidad de la Biblia 3 Profecías inspiradas de Jesús el Cristo 4 Profecías inspiradas sobre Israel 5 Las enseñanzas de Moisés 6 Las enseñanzas de los profetas 7 Las enseñanzas de Jesús 8 Las enseñanzas del apóstol Pablo 9 Las enseñanzas de otros destacados apóstoles 10 La Segunda Venida de nuestro Señor y Salvador Jesucristo 11 La preparación de los santos 12 El juicio eterno: El Cielo 13 El juicio eterno: El Infierno Epílogo

7 9 13 19 49 71 91 97 107 121 129 137 145 149 155 165

PREFACIO Al examinar muchas de las otras religiones del mundo, me he dado cuenta que la mayoría reconocen a Jesucristo como un buen hombre o un profeta. La diferencia entre el cristianismo y todas las demás religiones es que nosotros le reconocemos como el Hijo de Dios y el Salvador del mundo. Así pues, la clave para hablar de nuestra fe con otros se centra en el hecho de que necesitamos convencerles de la deidad de Jesús de Nazaret, y luego dirigirles para que lo acepten como su propio Salvador personal. Este libro ha sido escrito con este fin en mente, con la misma idea con que el apóstol Juan escribió su Evangelio: “…para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre” (Juan 20:31).

9

INTRODUCCIÓN Visión Contendiendo por la fe nació de una visión de los últimos tiempos en donde ví cómo una joven cristiana era verbalmente seducida por otras mujeres musulmanas para que apostatase y se convirtiera al Islam. El espíritu que emanaba de ese grupo de mujeres (que parecían ser persas) era tan fuerte que esta muchacha de la visión fue vencida por sus argumentos. Tristemente, la joven negó la manera cristiana de vivir y se volvió musulmana. ¿Fue esta una visión aislada? No; ya que después me informaron que otros también han tenido advertencias espirituales similares siempre dirigidas hacia mujeres. Fue una visión que se confirmó una y otra vez. Lamentablemente, he conocido a destacados líderes cristianos con historias trágicas que contar sobre mujeres misioneras en naciones islámicas que incluso se han divorciado de sus maridos para convertirse al Islam. Y sin ir tan lejos, aquí en casa una chica a la que dediqué personalmente poco después de su nacimiento, años más tarde abandonó a su esposo para irse a vivir con un árabe islámico. Al ver estas experiencias, la carga por escribir este libro se intensificó. El propósito de este libro es que, al leerlo, los cristianos se den cuenta de que la Biblia es el Libro de Dios y que el Señor Jesucristo es el único Camino, la Verdad y la Vida, y que nadie viene al Padre sino por Él. Jesús es la Puerta, y el que entre por ella será salvo. A menos que un

10

Contendiendo por la fe

hombre nazca de nuevo (lo cual ocurre cuando le pedimos al Señor que entre en nuestro corazón), no podrá ver el Reino de los cielos. Por lo tanto, le ruego solemnemente, querido lector, que no descuide la lectura de la Palabra; y no sólo eso, sino que le exhorto a que anime a otros a hacer lo mismo. Le recomiendo que pase este libro a otros, con la esperanza de que también sea una bendición para ellos y les guarde en el camino recto y estrecho de los justos hasta el final. Este libro nos muestra cómo contender con otros por la fe que de antaño fue dada a los santos y por la cual, y para la cual, lucharon la buena batalla, haciendo volver a muchos a los caminos de la justicia. Que usted, también, sea un soldado valiente de Cristo, para hacer huir al enemigo, librando a muchos de los caminos engañosos y las estratagemas sutiles de Satanás. No debemos olvidar nunca, cuando presentemos el evangelio del señorío de Cristo, que no podemos convencer a la gente sin la acción el Espíritu Santo, ya que es Él quien convence de pecado, de justicia y de juicio (Juan 16:8). El Espíritu Santo guía a toda verdad y glorifica a Jesús; por lo tanto, no debemos luchar sino ser amables con todos los hombres: “que con mansedumbre corrija a los que se oponen”, porque nosotros somos nuestro peor enemigo (2 Timoteo 2:24-25). Es Dios quien concede el arrepentimiento ante el reconocimiento de la verdad, pues son las malas acciones que el hombre ha cometido las que separan su mente de la verdad (Colosenses 1:21). Por lo tanto, el don de Dios del

Introducción

11

arrepentimiento es esencial para entender el evangelio de la verdad. Sólo podemos saber quién es Jesús por revelación. El Señor mismo mostró esto claramente cuando les preguntó a sus discípulos: “¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre? Ellos dijeron: Unos, Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías, o alguno de los profetas. Él les dijo: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? Respondiendo Simón Pedro dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente. Entonces le respondió Jesús: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos” (Mateo 16:13-17). Todas las religiones que niegan la deidad de Cristo no son de Dios, y aún más, sus seguidores están engañados y caminan en tinieblas, controlados por los espíritus malignos y sin esperanza. Todo lo que hacen es en vano, porque enseñan las tradiciones de los hombres. Permítame aclararlo; Jesús dijo en Juan 14:6: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí”. Sólo hay una manera de pasar por las puertas de esplendor del cielo, y es por medio de Jesús. El apóstol Pedro claramente lo afirma en Hechos 4:12: “Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre ¡No bajo el cielo, dado a los hombres, en que descuide podamos ser salvos”. Se nos dice específicamente en Jeremías 10:2 que no hemos de aprender los caminos de los impíos. Aprender los principios de otras

la lectura de la Palabra!

12

Contendiendo por la fe

religiones no nos resultará útil, y es incluso peligroso para la fe del creyente. El apóstol Pablo declaró claramente en 1 Timoteo 1:4-6 que no debemos “prestar atención a fábulas y genealogías interminables, que acarrean disputas más bien que edificación de Dios que es por fe: así te encargo ahora…”. En cambio, se nos dice que mantengamos la fe y una buena conciencia: “desechando la cual naufragaron en cuanto a la fe algunos” (1 Timoteo 1:19). He conocido a muchos misioneros que han estudiado diligentemente las religiones paganas de la tierra de su llamado, y el resultado ha sido que un buen número de ellos han perdido su fe, mientras que otros han experimentado dureza en su percepción espiritual y revelación, incluso cuando leen sus Biblias. Su mensaje ha perdido la unción y hablan sin convicción; experimentan dudas y depresión, por prestar oído a espíritus engañadores y doctrinas de demonios (1 Timoteo 4:1). La mejor defensa es el ataque; la prueba de la deidad de Cristo que veremos en los capítulos siguientes será como una espada que traspasará las estratagemas del enemigo y hará temblar a los demonios que enseñan esas doctrinas erróneas, y hará que el corazón honesto salte de gozo y expectación porque conocerá la verdad de la deidad de Cristo y será libre (Juan 8:32).

13

CAPÍTULO UNO Contendiendo por la fe Como todos sabemos, el gran apóstol de los gentiles, el apóstol Pablo, contendió mucho por la fe en presencia de líderes religiosos, gobernadores y reyes. Sus métodos y su enseñanza son, por lo tanto, de gran valor para nosotros si queremos seguir sus pasos. En primer lugar, él nos advierte en su epístola a los Efesios que nuestra lucha es espiritual; que no luchamos contra carne y sangre, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de este mundo, y contra huestes espirituales de maldad en los lugares celestes (Efesios 6:12). Anteriormente mencionamos nuestra visión de aquellas mujeres que fueron vencidas con argumentos por las mujeres islámicas, pero en realidad no fueron solo argumentos; esas mujeres fueron atacadas por el poderoso espíritu del Islam. Para poder luchar, debemos estar equipados y, por lo tanto, tenemos la advertencia de ponernos toda la armadura de Dios para que podamos resistir en el día malo, y habiendo hecho todo, estar firmes. Esto lo vemos claramente en Efesios 6:13: “Por tanto, Para poder tomad toda la armadura de Dios, para que luchar, podáis resistir en el día malo, y habiendo debemos acabado todo, estar firmes”. Vemos aquí estar el énfasis que el apóstol pone en estar firmes, ya que lo repite en el versículo 14 equipados. cuando dice: “Estad, pues, firmes…”.

14

Contendiendo por la fe

La armadura celestial Ahora tenemos las partes de una armadura celestial: “Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia, y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz. Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno. Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios” (Efesios 6:14-17). Nuestros “lomos ceñidos con la verdad”: el rey David declara que es la verdad de la Palabra de Dios lo que el Señor desea que tengamos en nuestro interior (Salmo 51:6), porque es la verdad del evangelio la que nos hace libres (Juan 8:32). Después tenemos “la coraza de justicia”. Fue debido a su injusticia que Dios dio a los israelitas de antaño unos estatutos que no les hicieron bien; por lo tanto, hemos de vivir la vida cristiana en toda santidad con seriedad, porque al andar en el Espíritu ciertamente cumpliremos la justicia de la Ley de Dios (Romanos 8:4). En tercer lugar, necesitamos tener “calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz”. Debemos darnos cuenta que nuestro líder es el Príncipe de Paz, y que somos llamados a seguir la paz con todos los hombres siempre que sea posible (Hebreos 12:14). Debemos tomar el “escudo de la fe” para apagar los dardos de duda que el adversario intenta lanzarnos (Efesios 6:16). Las palabras de duda, si permitimos que aniden en nuestro

Contendiendo por la fe

15

corazón, pueden enviar su veneno mortal a todo nuestro ser y corromper la verdad pura del evangelio, y hacer que nos preguntemos: “¿En verdad lo ha dicho Dios?”. Ahora viene el “yelmo de la salvación” que hemos de ponernos para protegernos del enemigo que intenta erigir fortalezas en nuestra mente, las cuales son ajenas a los caminos de Dios (2 Corintios 10:5). Oh, que podamos tener la mente de Cristo como la tenía el apóstol Pablo. Las piezas de la armadura descritas anteriormente son todas de protección, y hechas para defendernos; pero como todo buen soldado sabe, una guerra no se gana a la defensiva, sino cuando se derriban las fortalezas enemigas. Eso lo hacemos por medio de armas ofensivas, y todo cristiano ha recibido la “espada del Espíritu”, que es la Palabra de Dios. Cuando estaba en la isla de Patmos, el apóstol Juan, al contemplar a nuestro bendito Señor, vio que de su boca salía una espada de dos filos. Hebreos 4:12 nos dice: “Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón”. Con la “espada del Espíritu” es con lo que el Señor apagó los dardos de Satanás en el desierto. Con estas palabras: “Escrito está”, Jesús derrotó al diablo con la Palabra eterna de Dios (Mateo 4). Esa es la forma en que nosotros también debemos no sólo contender por la fe, sino también derrotar al enemigo a través de cualquier boca que decida usar cuando intente apartarnos de las sendas de justicia.

16

Contendiendo por la fe

Quisiera dar un testimonio personal concerniente al poder de la Palabra. Me encontraba en el antiguo país de Yugoslavia en la era del comunismo cuando, caminando por las calles de Belgrado, percibí que había embajadas de naciones comunistas a ambos lados de donde yo estaba. Entonces comencé a oír voces que penetraron en mi mente elogiando el comunismo, y me quedé perplejo. Parecían ser muy plausibles en sus argumentos en relación al bien —según ellos— que su rama del socialismo estaba haciendo por su pueblo. Según aumentaban las voces, aparentemente una nube oscura rodeó mi mente, y cada vez me resultaba más difícil rebatirles; hasta que el Espíritu Santo, como un rayo de luz, traspasó esa nube. Él simplemente dijo: “Pregúntales: ¿Dónde está la sangre?”. Entonces dije: “¿Dónde está la sangre?”. Inmediatamente la oscuridad se desvaneció y mi mente de nuevo se llenó de luz, porque, según la Palabra de Dios, no hay redención sin derramamiento de sangre. Los demonios tienen que huir ante la Palabra viva del Espíritu Santo. Nuestro Señor citó constantemente el Antiguo Testamento cuando discutía con los escribas y fariseos. Por ejemplo, al censurar su manera de vivir, citó Mateo 15:7-9: “¡Hipócritas! Tenía razón Isaías cuando profetizó de ustedes: Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. En vano me adoran; sus enseñanzas no son más que reglas humanas” (NVI). El apóstol Pablo, igualmente, usó una cita del mismo profeta Isaías (Isaías 6:9) cuando censuró a aquellos a quienes estaba ministrando en Roma. Leemos en Hechos 28:24-28: “Y algunos asentían a lo que se decía, pero otros no creían. Y

Contendiendo por la fe

17

como no estuvieren de acuerdo entre sí, al retirarse, les dijo Pablo esta palabra: Bien habló el Espíritu Santo por medio del profeta Isaías a nuestros padres, diciendo: Ve a este pueblo, y diles: De oído oiréis, y no entenderéis; y viendo veréis, y no percibiréis; Porque el corazón de este pueblo se ha engrosado, y con los oídos oyeron pesadamente, y sus ojos han cerrado, para que no vean con los ojos, y oigan con los oídos, y entiendan de corazón, y se conviertan, y yo los sane. Sabed, pues, que a los gentiles es enviada esta salvación de Dios; y ellos oirán”. Al argumentar delante del rey Agripa, Pablo mencionó el hecho de que el rey creyó a los profetas (Hechos 26:27). Pablo también reveló cómo él testificó y contendió por la fe: “Pero habiendo obtenido auxilio de Dios, persevero hasta el día de hoy, dando testimonio a pequeños y a grandes, no diciendo nada fuera de las cosas que los profetas y Moisés dijeron que habían de suceder: Que el Cristo había de padecer, y ser el primero de la resurrección de los muertos, para anunciar luz al pueblo y a los gentiles” (Hechos 26:22-23). Por lo tanto, al igual que Jesús, el apóstol Pablo argumentaba con aquellos contra quienes contendía por la fe con las Escrituras. A los griegos en Atenas, y después en el Areópago, predicó que Jesús había sido resucitado de los muertos para nuestra justificación (Romanos 4:24-25). Su sermón está escrito al pie del Areópago sobre una tabla de bronce en griego moderno y antiguo. Nosotros simplemente citamos Hechos 17:31: “Por cuanto ha establecido un día en el cual juzgará al mundo con justicia, por aquel varón a quien designó, dando fe a todos con haberle levantado de los muertos”.

18

Contendiendo por la fe

Leemos el testimonio de Pablo ante el gobernador romano Félix en Hechos 24:24-25: “Algunos días después llegó Félix con su esposa Drusila, que era judía. Mandó llamar a Pablo y lo escuchó hablar acerca de la fe en Cristo Jesús. Al disertar Pablo sobre la justicia, el dominio propio y el juicio venidero, Félix tuvo miedo y le dijo: ¡Basta por ahora! Puedes retirarte. Cuando sea oportuno te mandaré llamar otra vez” (NVI). Sí, Pablo no siempre recibió una buena respuesta, pero como escribió en 2 Corintios 2:15-16: “Porque para Dios somos grato olor de Cristo en los que se salvan, y en los que se pierden; a estos ciertamente olor de muerte para muerte, y a aquellos olor de vida para vida”. Él fue, para algunos, sabor de vida para vida, y para otros de muerte para muerte. Todos ellos estaban preparados para su destino eterno, y todos ellos quedaron sin excusa. Aquellos de nosotros que hemos sido llamados a contender por la fe (y, en realidad, todos hemos de dar testimonio de la fe) debemos tener muy claro que nuestro propósito es presentar el evangelio a todos los hombres en todo lugar de manera que lo puedan asimilar y entender fácilmente. Es —como dijo Pablo— guiar a hombres y mujeres a la salvación, la cual está en Jesucristo, porque no hay otro nombre bajo el cielo en que podamos ser salvos (Hechos 4:12).

19

CAPÍTULO DOS La autenticidad de la Biblia Se hace referencia a la Biblia como la espada del Espíritu y, como tal, es la mayor arma del arsenal del soldado cristiano. ¡Nunca deberíamos dejar de leerla! Debemos tener su contenido escrito en las tablas de carne de nuestro corazón, de modo que estemos preparados para dar testimonio de nuestras creencias citándola. Nuestro Señor hizo eso mismo cuando confrontó los argumentos de Satanás en las tentaciones en el desierto. En las tres tentaciones de Satanás, el Señor simplemente respondió: “Escrito está”, y citó un pasaje de la Biblia. Con eso, Satanás se vio obligado a abandonar los ataques (Mateo 4:1-11). La Biblia destruye completamente la fe musulmana. Originalmente, Mahoma hizo de la lectura de los cinco primeros libros de la Biblia (los escritos de Moisés, llamados el Pentateuco) y los cuatro Evangelios un requisito y, como El Antiguo resultado, los imanes (o maestros Testamento de la religión musulmana) se han de hoy es visto obligados a decir que lo que tenemos ahora está corrompido, y exactamente ya no defienden más esta lectura. el mismo que No obstante, sus afirmaciones son cuando Dios erróneas. A continuación citamos lo inspiró algunas razones que defienden la fidelidad textual de nuestras originalmente. Biblias en cualquier idioma en que

20

Contendiendo por la fe

puedan estar escritas, porque todos han sido tomados de los idiomas originales.

La fidelidad de la transmisión de la Biblia Los manuscritos del mar Muerto prueban la fidelidad de la transmisión de la Biblia. Estos manuscritos — descubiertos en Qumrán en 1947— eran copias del libro de Isaías hechas en el año 150 a.C. Eran idénticas al texto de nuestras Biblias modernas. Por lo tanto, tenemos una prueba innegable de que el Antiguo Testamento de hoy es exactamente el mismo que cuando Dios lo inspiró originalmente y los escribas de antaño lo escribieron. Con un cuidado meticuloso, copiaban esas páginas reverentemente, sabiendo que su trabajo iba a ser usado para instruir al pueblo de Dios en generaciones futuras. La fidelidad de las escrituras del Antiguo Testamento también se puede reafirmar con el hecho de que el Señor mismo las citó extensamente, y nunca cuestionó su fidelidad textual. La fidelidad del Nuevo Testamento se puede verificar por el enorme número de copias, que se remontan hasta solamente 100 años después de que se escribieran los originales. Los padres de la Iglesia nos dejaron tantas citas del Nuevo Testamento que incluso si no existieran copias del Nuevo Testamento, los eruditos habrían sido capaces de reconstruir todos los libros con la excepción, quizá, de sólo once versículos.

La autenticidad de la Biblia

21

La unidad de la Biblia Se hace referencia a la Biblia como la “Santa Escritura”, siendo los escritos inspirados de los sabios durante muchas generaciones. Que es verdaderamente la Palabra de Dios se puede demostrar fácilmente por su contenido interno. Ningún libro se puede compilar durante un periodo de unos 1,500 años por numerosos autores y aun así estar entrelazado como un todo, con una parte que confirma la otra coherentemente a lo largo de todo el libro, como lo hace la Biblia.

La existencia de Jesús: recursos seculares Jesús es llamado “el Hijo de Dios” y también “el Verbo de Dios hecho carne”. El apóstol Juan declara: “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios” (Juan 1:1). En efecto, él declaró que la Palabra de Dios estaba en el corazón de Dios antes de la fundación del mundo y ésta fue revelada de forma escrita al hombre a lo largo de los siglos. Jesús mismo, que fue la Palabra de Dios hecha carne, cumplió todo lo que estaba escrito concerniente a Su vida y ministerio. Nos parece necesario presentar aquí diversas pruebas de la existencia de Jesús usando fuentes seculares y espirituales, ya que puede que algunos profanos quieran persuadir los corazones de los creyentes diciendo lo contrario. A continuación, pues, damos algunas pruebas de la existencia de Jesús: • Comentarios del Emperador romano Tiberio con respecto a que Poncio Pilato crucificó a Jesús, sustanciados, sobre todo, por una carta de Pilato a Tiberio (Centro Online Wesley,

22

Contendiendo por la fe n.d., La carta de Poncio Pilato, la cual escribió al emperador romano, concerniente a nuestro Señor Jesucristo). Poncio Pilato al Emperador Tiberio César: saludos. Sobre Jesucristo, cuyo caso en verdad te envié últimamente, por fin por voluntad del pueblo se le ha infligido un amargo castigo, sin mucha disposición por mi parte y teniendo bastante temor. Un hombre, por Hércules, tan pío y estricto que ninguna época tuvo nunca ni tendrá. Pero los esfuerzos del pueblo mismo fueron maravillosos, y también la unanimidad de todos los escribas, jefes y ancianos, para crucificar a este embajador de la verdad, a pesar de que sus propios profetas, y según nosotros, las sibilas advirtieron contra ello. Y aparecieron señales sobrenaturales mientras él estaba colgado y, en opinión de los filósofos, amenazaron destrucción al mundo entero. Sus discípulos están creciendo, en su trabajo y en la regulación de sus vidas sin traicionar a su maestro; sí, más benéficos en su nombre. Si yo no hubiera tenido temor a que se levantara una sedición entre el pueblo, que estaba a punto de estallar, quizá ese hombre aún estaría vivo entre nosotros; aunque, instado más por la fidelidad a tu dignidad que inducido por mis propios deseos, no resistí, según mi poder, que la sangre inocente saliera impune de todos los cargos que había contra ella sino que, de modo injusto, por medio de la malignidad de los hombres, permití que fuera vendida y sufriera; sin embargo, tal como significan las Escrituras, lo fue para su propia destrucción. Me despido, 28 de marzo

La autenticidad de la Biblia

23

• Historiadores seculares como Josefo hablan de Él abiertamente. Citamos algunos pasajes de Antigüedades de los judíos. Libro XVIII, Capítulo III, nº 3: ...Por este tiempo apareció Jesús, un hombre sabio (si es que es correcto llamarlo hombre, ya que fue un hacedor de milagros impactantes, un maestro para los hombres que reciben la verdad con gozo), y atrajo hacia Él a muchos de los judíos y a muchos de los gentiles. Él era [el] Cristo. Y cuando Pilato, frente a la denuncia de aquellos que son los principales entre nosotros, lo había condenado a la cruz, aquellos que lo habían amado primero no lo abandonaron (ya que se les apareció vivo nuevamente al tercer día, habiendo predicho esto y otras tantas maravillas sobre Él los santos profetas). El grupo de los cristianos, llamados así por Él, no ha cesado hasta este día.

La existencia de Jesús: recursos espirituales Existen también pruebas abrumadoras de la existencia de Jesús en las fuentes espirituales, ya que los Evangelios se escribieron muy poco tiempo después de la crucifixión de Jesús. El apóstol Pedro lo expresa así: “Porque no os hemos dado a conocer el poder y la venida de nuestro Señor Jesucristo siguiendo fábulas artificiosas, sino como habiendo visto con nuestros propios ojos su majestad. Pues cuando él recibió de Dios Padre honra y gloria, le fue enviada desde la magnífica gloria una voz que decía: Este es mi Hijo amado, en el cual tengo complacencia. Y nosotros oímos esta voz enviada del cielo, cuando

24

Contendiendo por la fe

estábamos con él en el monte santo. Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones, entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada, porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo” (2 Pedro 1:16-21). El apóstol Pablo tuvo un encuentro con el Cristo resucitado en el camino a Damasco, como leemos en Hechos 9:3-6: “Mas yendo por el camino, aconteció que al llegar cerca de Damasco, repentinamente le rodeó un resplandor de luz del cielo, y cayendo en tierra, oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Él dijo: ¿Quién eres, Señor? Y le dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues; dura cosa te es dar coces contra el aguijón. Él, temblando y temeroso, dijo: Señor, ¿qué quieres que yo haga? Y el Señor le dijo: Levántate y entra en la ciudad, y se te dirá lo que debes hacer”. El apóstol Juan escribe: “Lo que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado, y palparon nuestras manos tocante al Verbo de vida (porque la vida fue manifestada, y la hemos visto, y testificamos, y os anunciamos la vida eterna, la cual estaba con el Padre, y se nos manifestó); lo que hemos visto y oído, eso os anunciamos, para que también vosotros tengáis comunión con nosotros, y nuestra comunión verdaderamente es con el Padre, y con su Hijo Jesucristo”

La autenticidad de la Biblia

25

(1 Juan 1:1-3). El apóstol Juan había tenido, claro está, la experiencia personal de caminar con Jesús; incluso estuvo con Él en el monte de la Transfiguración. Además, unos 60 años después de la crucifixión de Cristo, Juan fue exiliado a la isla de Patmos, donde se le encomendó que escribiera y diera a conocer el libro del Apocalipsis a las iglesias de su tiempo. Ahora queremos darle una pequeña explicación, querido lector, sobre el contenido de la Biblia, el cual es una compilación de 66 libros escritos durante un periodo que comienza hacia el año 1400 a.C. y acaba cerca del 90 d.C. La Biblia está dividida en dos secciones principales llamadas el Antiguo Testamento (que comprende 39 libros) y el Nuevo Testamento (con 27 libros). Estos libros y sus mensajes principales son los siguientes:

El Antiguo Testamento Los primeros cinco libros del Antiguo Testamento fueron escritos por Moisés, y los judíos los llaman “los libros de Moisés”. En Sus enseñanzas, el Señor citó muchas veces partes de Génesis y Deuteronomio. Génesis es el libro de los comienzos, narrando los detalles de la obra de Dios en su trabajo de la creación. La creación es algo que se ha debatido extensamente, pero debería quedar claro a cualquier individuo inteligente que las cosas no “ocurren” por sí solas, como los evolucionistas quieren hacernos creer. La razón principal dada por Aldous Huxley,

26

Contendiendo por la fe

uno de los evolucionistas más prominentes del siglo XIX, para concluir que no hay Dios fue esta: Tenía motivos para no querer que el mundo tuviera sentido; por lo que supuse que no tenía ninguno, y pude sin ninguna dificultad encontrar razones satisfactorias para este supuesto. El filósofo que no encuentra sentido en el mundo no está preocupado solamente con un problema puramente metafísico, sino que también está preocupado por demostrar que no hay una razón válida por la que personalmente no deba hacer lo que desee hacer, o por la que sus amigos no puedan apoderarse del poder político y gobernar de la forma que consideren más ventajosa para ellos…Para mí, como sin duda alguna para la mayoría de mis contemporáneos, la filosofía del “sin razón” fue esencialmente un instrumento de liberación. La liberación que deseábamos era simultáneamente una liberación de un cierto sistema político y económico y de un cierto sistema de moralidad. Nosotros nos opusimos a la moralidad porque interfería con nuestra libertad sexual. (Vol. 3, Junio de 1966, p. 19). En respuesta a la pregunta: “¿Cree usted en Dios?”, Aldous Huxley, efectivamente, dijo: “Si, creo; pero tenía la vana esperanza de que nada aplacara mi malvada conciencia y, por lo tanto, poder continuar con mi vida pecaminosa”. El apóstol Pablo nos advierte que las obras malvadas separan nuestra mente de Dios y Sus caminos (Colosenses 1:21). Hebreos 11:3 dice que “por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios, de modo

La autenticidad de la Biblia que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía”. Aquellos que no aman la justicia han sido entregados por Dios a una mente incapaz de juzgar correctamente, incapaz de reconocer a Dios. Estos hacen cosas que no convienen y se deleitan en ellas (Romanos 1:28-32).

27

Toda la creación declara que hay un Dios

Científicamente, no hay absolutamente ningún dato que apoye la evolución. Para que la evolución se pueda sostener, debe haber una transmutación entre especies diferentes, tanto animal como humana, y no hay ninguna. Incluso los que intentan aparear un caballo con un burro terminan con una mula que no tiene capacidad de reproducción y es conocida por su terquedad. Todas las cosas han de tener un comienzo. ¿Cuál es el comienzo del universo según los evolucionistas? ¡Una gran explosión! ¡Y después las cosas sencillamente empezaron a existir! Cualquier científico se verá obligado a admitir que eso no ocurre en la naturaleza. El acto de la creación es un acto de infinito y exquisito orden, algo que no pudo haberse producido por la selección al azar ni de forma fortuita. Toda la creación declara que hay Uno llamado Dios, que está dirigiendo y ordenando todas las cosas. ¿Acaso puede una gran explosión producir una belleza tan exquisita como la que vemos en la creación, por ejemplo, en una rosa o en un lirio? El Señor mismo declaró que ni aún Salomón con todo su esplendor jamás se vistió como uno de ellos (Mateo 6:28-29).

28

Contendiendo por la fe

El rey David declaró: “asombrosa y maravillosamente he sido hecho” (Salmo 139:14 LBLA). Incluso un estudio superficial del ADN revela la complejidad de la maravilla de este cuerpo que fue formado en el vientre de nuestra madre por el maravilloso Cristo de Dios (Jeremías 1:5). Este primer libro, Génesis, contiene también los grandes temas de la creación de Adán y Eva, y su caída como resultado de su desobediencia. De este modo, el pecado entró en el mundo, con el consiguiente juicio sobre toda la humanidad: específicamente el Diluvio, en el que solamente se salvaron Noé y su familia. Génesis sigue revelándonos cómo Dios escogió a Abraham, el padre de los fieles, y también el amigo de Dios, para comenzar la nación del pueblo escogido, que finalmente se conocería como Israel. Además, vemos cómo la nación, por medio de una hambruna ordenada por Dios, descendió a la tierra de Egipto. El libro de Éxodo cuenta la liberación de los israelitas de Egipto. Tras 430 años en la tierra de Egipto —estando en una lamentable esclavitud y sufriendo un genocidio dirigido contra sus bebés varones—, Moisés fue enviado por Dios para ser su libertador. Él, a través de diez plagas poderosas, saca a la nación de la esclavitud de Faraón hacia el desierto. Allí, Dios les sale al encuentro en el monte Sinaí y les da las bases de la ley de la humanidad: los Diez Mandamientos, y también los planos para el Tabernáculo de Moisés, por el cual el hombre puede entender cómo acercarse a un Dios santo. El libro de Levítico es esencialmente el manual del sacerdocio del Antiguo Testamento, en donde les da instrucciones concernientes a las ropas y los sacrificios que deben ofrecer a

La autenticidad de la Biblia

29

Dios en favor de la gente. También contiene las leyes cívicas y espirituales de la nación. El libro de Números es el libro que narra los 40 años del viaje de Israel por el desierto, desde el monte Sinaí hasta las llanuras de Moab. El libro de Deuteronomio significa “la segunda lectura de la Ley”, y repite los Diez Mandamientos y da palabras proféticas concernientes al futuro de Israel cuando entren en la tierra de Canaán. Esta tierra (que ahora se llama Israel) le fue dada a Abraham, como leemos en Génesis 15:18: “En aquel día hizo Jehová un pacto con Abram, diciendo: A tu descendencia daré esta tierra, desde el río de Egipto hasta el río grande, el río Eufrates”. Además, con relación a la semilla de Abraham, Génesis 17:19 dice: “Respondió Dios: Ciertamente Sara tu mujer te dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Isaac; y confirmaré mi pacto con él como pacto perpetuo para sus descendientes después de él”. Está claro, según el versículo anterior, que la herencia viene a través de Isaac y no de Ismael, como reivindican los musulmanes. El libro de Josué habla sobre el líder que sucedió a Moisés. Llevó a los hijos de Israel a través del río Jordán, pero no terminó la ocupación de la tierra. El libro de Jueces es un relato de los siguientes 300 años, en los que el Señor levantó jueces, o salvadores, para librar a los hijos de Israel de los enemigos que les habían invadido. En total fueron 13, incluyendo a Abimelec, el apóstata, y al conocido Sansón, el “hombre fuerte” de Israel.

30

Contendiendo por la fe

El libro de Rut es un pequeño libro que contiene la historia de una mujer moabita que era viuda y que acompañó fielmente a su suegra Noemí de regreso a Israel. Allí se casó con Booz, que era de la genealogía de David, y se convirtió en la bisabuela del rey David. Históricamente, este libro está situado en los tiempos de Gedeón (Jueces 6). El primer libro de Samuel es la historia de cuatro hombres: dos que le fallaron a Dios (Elí el sumo sacerdote y el rey Saúl), y dos que les reemplazaron (Samuel el sacerdote y profeta, y David que se convirtió en rey). El segundo libro de Samuel trata sobre el reinado de David hasta su muerte. El primer libro de los Reyes cuenta en detalle la historia del reinado de Salomón, que se destacó por la gran sabiduría que Dios le dio. También cubre el tiempo del reino dividido, desde el reinado de Jeroboam de Israel hasta Ocozías (reyes de las diez tribus del norte llamadas Israel) y de Roboam hasta Josafat (reyes del reino del sur de Judá). Examinar los caracteres de estos reyes es muy instructivo, al ver los juicios y el descontento de aquellos en Israel que maliciosamente se apartaron del Señor. A la vez encontramos la fidelidad de los de Judá, que disfrutaron de la bendición y prosperidad de Dios cuando caminaron con Él, y quienes recibieron sus juicios cuando caminaron de modo contrario a sus mandamientos. El segundo libro de los Reyes cubre históricamente los reinados restantes de los monarcas de los reinos del Norte, desde Ocozías

La autenticidad de la Biblia

31

hasta Oseas y la caída de su capital, Samaria, en el año 722 a.C. ante los asirios. Durante el periodo en el que Acab y sus hijos reinaron, Elías, el poderoso profeta del Señor, ministró a los reinos del Norte. Eliseo, quien tomó el manto de Elías (después que Elías ascendiera en un torbellino a los cielos) ministró a sus sucesores. A pesar de las poderosas señales y maravillas que se les permitió hacer a estos profetas, no hubo arrepentimiento por parte de los monarcas del reino del Norte. El reino del Sur de Judá sobrevivió hasta el año 586 a.C., cuando cayó ante los babilonios guiados por Nabucodonosor. El reino del Sur estuvo bendecido con tres reyes piadosos y justos —Josafat, Ezequías y Josías—, quienes tuvieron avivamientos destacados durante sus reinados. Esos avivamientos de justicia ayudaron a prolongar la monarquía y la nación; sin embargo, sus herederos fueron reyes malvados —Joram, Manasés, Joacim, Joacaz, Joaquín y Sedequías—, quienes llevaron a la nación de Judá a la ruina por su pecaminosidad. El primer libro de Crónicas se puede dividir esencialmente en dos partes. La primera parte habla de la genealogía desde Adán hasta el tiempo en que Israel fue llevado a la cautividad babilónica, la cual fue compilada por Esdras (ver 1 Crónicas 1:1–9:1). La segunda parte trata sobre la vida de David desde otra perspectiva diferente a la de 1 y 2 de Samuel. Esta sección trata mucho más en detalle la preparación que hizo David para el templo y su infraestructura, así como toda la administración secular del reino. No hay ningún libro que cuente todos estos detalles de la vida como lo hace la Biblia. Solamente podía haber sido inspirado por el Señor. Ninguna otra religión aporta un relato tan exhaustivo

32

Contendiendo por la fe

con relación a la vida desde la creación de una forma tan meticulosa y cuidadosa. Es el libro de Dios escrito por los escritores inspirados de generaciones pasadas. Ningún historiador podría haber escrito un libro así, porque no hubiera tenido a su disposición tanta información de ninguna fuente secular. El segundo libro de Crónicas continúa el relato histórico del reino, comenzando con el reinado de Salomón. Traza la historia de la nación por los tiempos de la monarquía dividida, enfocándose en el reino de Judá. Este libro lo compuso el sacerdote y escriba Esdras, el bendito maestro del periodo de la restauración. En vez de considerar la historia desde un punto de vista político (como ocurre en los libros de los Reyes), Esdras pone su enfoque en los efectos espirituales y eternos que las vidas de los reyes de Judá tuvieron sobre la nación. Vale la pena destacar que esta evaluación de los reyes bien podría formar la base de la valoración de nuestras propias iglesias y, sobre todo, de nosotros mismos. ¿Qué influencia tienen nuestras vidas sobre aquellos con los que estamos en contacto? ¿Es hacia la justicia, o a la despreocupación de los valores espirituales? Este libro termina con una breve reseña de la caída de Jerusalén ante los babilonios y el hecho de que los judíos fueron siervos de Nabucodonosor hasta los tiempos del reino de Persia. Según la profecía de Jeremías, los judíos estuvieron en cautiverio 70 años (Jeremías 25:11). “Mas al primer año de Ciro rey de los persas, para que se cumpliese la palabra de Jehová por boca de Jeremías, Jehová despertó el espíritu de Ciro rey de los persas, el cual hizo

La autenticidad de la Biblia

33

pregonar de palabra y también por escrito, por todo su reino, diciendo: Así dice Ciro, rey de los persas: Jehová, el Dios de los cielos, me ha dado todos los reinos de la tierra; y él me ha mandado que le edifique casa en Jerusalén, que está en Judá. Quien haya entre vosotros de todo su pueblo, sea Jehová su Dios con él, y suba” (2 Crónicas 36:22-23). El libro de Esdras retoma la historia de la nación de Israel donde terminó 2 Crónicas, con el momento de la proclamación de Ciro. Nos cuenta cómo Zorobabel, el líder de los judíos, y Josué el sumo sacerdote, construyeron el templo del Señor en Jerusalén donde estaba el templo de Salomón, el cual había sido destruido por los babilonios. Después, el segundo retorno de los judíos de la cautividad babilónica ocurrió en el año séptimo del reinado de Artajerjes I, rey de Persia, bajo Esdras. Esdras era el maestro sacerdote que compiló los libros del Antiguo Testamento y los puso en orden, así como el escritor de algunos de ellos. Este gran hombre era tan estimado por los judíos que le veneraban como un “segundo Moisés”. Esdras también estableció la adoración y el ministerio en el templo. El libro de Nehemías narra la construcción de los muros de Jerusalén en el año veinte de Artajerjes. El rey le concedió a Nehemías su petición para participar en ello. Este hombre fue conocido por su amabilidad y generosidad para con los demás, y Dios le puso como gobernador para supervisar su tierra y cuidar de su pueblo. El libro de Ester contiene la historia de una joven judía que se convirtió en reina del vasto imperio persa, como la esposa

34

Contendiendo por la fe

de Jerjes, que fue el más rico de todos los reyes de Persia. Históricamente, este libro está situado entre los capítulos seis y siete del libro de Esdras. El libro de Job cuenta la historia de uno de los tres hombres más justos de los tiempos del Antiguo Testamento, que fue probado severamente por Dios y salió triunfante de forma gloriosa. Se convirtió, por lo tanto, en un modelo para todos los que pasan por el horno de la aflicción en cuanto a cómo confiar en el Señor, que hace bien todas las cosas. Los Salmos fueron compuestos principalmente por el rey David. Son una fuente de fortaleza y ánimo para los santos de todas las eras en el peregrinaje desde esta tierra al cielo. Recomendamos la lectura diaria de los Salmos para desarrollar su vida devocional y fortalecer su hombre interior. Los Proverbios son una compilación de las enseñanzas del rey Salomón. Su lectura y meditación aportarán sabiduría. El libro de Eclesiastés es un soliloquio del rey Salomón sobre la vanidad de la vida, escrita por alguien que no aprendió de sus propias enseñanzas. El Cantar de los Cantares le enseña al creyente la manera de unirse y comunicarse con Cristo. El libro de Isaías, como veremos después, es un libro extraordinario

Tal precisión profética sólo puede venir del Todopoderoso que inspiró a tales hombres.

La autenticidad de la Biblia

35

que revela proféticamente la vida y sufrimientos de nuestro bendito Señor unos 800 años antes de su nacimiento. El libro de Jeremías fue escrito por un profeta que ministró en los últimos años del reino del Sur. Él le rogó al pueblo de Dios que se volviese a Dios para evitar el juicio venidero, pero Judá no le escuchó. El libro de las Lamentaciones expresa, en cinco lamentos diferentes, la pena del pueblo tras haber caído sobre ellos los juicios de Dios por no haber prestado atención a las palabras de Jeremías y haberse arrepentido de sus pecados. El libro de Ezequiel fue escrito por un profeta que fue llevado a Babilonia en la segunda cautividad con el rey Joaquín. Al igual que Jeremías, Ezequiel advirtió a los judíos de Jerusalén. Tras la caída, habló del templo que se construirá en los mil años en que Cristo reinará sobre la tierra. El libro de Daniel fue escrito por un hombre muy querido. Daniel fue uno de los tres hombres más justos (junto a Noé y Job) de los tiempos del Antiguo Testamento (Ezequiel 14:14). Fue llevado con la primera cautividad durante el reinado de Joacim y recibió visiones de los días del imperio babilónico, persa, griego y romano. Sus profecías incluso se extienden a los días del Anticristo (cuya venida está profetizada en el libro de Apocalipsis) y el reinado milenial de Cristo. El Señor Jesucristo destruirá al Anticristo y reinará victorioso sobre toda la tierra. El libro de Oseas es el primero de los llamados “profetas menores”, que ascienden a 12 en total. Oseas advirtió al reino

36

Contendiendo por la fe

apóstata del Norte de su destrucción final debido a sus caminos pecaminosos. También habló de la restauración final de Israel en los últimos tiempos. Por lo tanto, el tema de este libro a menudo se denomina como “la restauración de los caídos”. El libro de Joel promete el derramamiento del Espíritu Santo sobre todos los creyentes, lo que se cumplió en el día de Pentecostés. Esta bendita experiencia es para todos los que han recibido a Cristo como su Salvador personal, como declara el apóstol Pedro en Hechos 2:38-39: “Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo. Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare”. La bendición es también para usted, querido lector, la cual nos edifica en nuestra santa fe, como vemos en 1 Corintios 14:2: “Porque el que habla en lenguas no habla a los hombres, sino a Dios; pues nadie le entiende, aunque por el Espíritu habla misterios”. El libro de Amós es muy conocido por la pregunta de Dios: “¿Podrán dos caminar juntos a menos que estén de acuerdo?”. También es conocido por la promesa de restaurar las ruinas del Tabernáculo de David. Esta promesa la citó el apóstol Santiago [Jacobo] en Hechos 15:13-17. Él usó esta promesa como una prueba de que el Señor incluiría a los gentiles en la Era de la Iglesia. El libro de Abdías retrata los juicios de Dios sobre Esaú, quien rechazó su primogenitura. Es una sombría advertencia de que los que se apartan del camino de justicia, dejando los propósitos de Dios para sus vidas, serán reducidos.

La autenticidad de la Biblia

37

El libro de Jonás es uno de los libros más conocidos del Antiguo Testamento, y en él tenemos el relato del profeta que fue tragado por un gran pez. Este acontecimiento fue sostenido por el propio Señor como un tipo de Su propia muerte, sepultura y resurrección (Mateo 12:40). Cristo estuvo tres días y tres noches en la tierra y luego fue resucitado. ¿Cómo puede alguien dudar de que la Biblia sea la Palabra de Dios? Un hecho ocurrido unos 800 ó 900 años antes del nacimiento de Cristo no sólo fue confirmado por Él antes de Su crucifixión, ¡sino que también se cumplió en Él! El libro de Miqueas es muy conocido por la profecía de que Jesús nacería en Belén. Validando esta profecía, el Señor Jesús nació en un pesebre en Belén, que significa “casa de pan”. Cristo es el Pan de vida. El libro de Nahum profetiza principalmente la caída de Nínive (capital del imperio asirio) unos 100 años antes de que los babilonios la capturaran. Nahum incluso declara que las puertas de los ríos que protegían la ciudad como un foso serían abiertas de par en par. ¿Quién sino Dios podría declarar esas cosas que aún estaban tan lejanas? El libro de Habacuc declara que Dios levantará a los caldeos (o babilonios) contra Jerusalén por la maldad de sus habitantes. Así pues, de nuevo vemos que la Biblia está llena de libros que declaran el futuro de su periodo y más adelante. Habacuc declaró que esa misma pequeña nación de Caldea sería el instrumento con el que Dios juzgaría a Su pueblo. El libro de Sofonías, escrito por el último de estos profetas que existieron antes de la cautividad babilónica, nos da

38

Contendiendo por la fe

una advertencia que podría servir para nosotros hoy (que vivimos en los últimos tiempos) como sirvió para los habitantes del reino del Sur en su día: “Congregaos y meditad, oh nación sin pudor, antes que tenga efecto el decreto, y el día se pase como el tamo; antes que venga sobre vosotros el furor de la ira de Jehová, antes que el día de la ira de Jehová venga sobre vosotros. Buscad a Jehová todos los humildes de la tierra, los que pusisteis por obra su juicio; buscad justicia, buscad mansedumbre; quizás seréis guardados en el día del enojo de Jehová” (Sofonías 2:1-3). El libro de Hageo fue escrito en la época del primer retorno de los judíos de la cautividad en Babilonia. Este profeta, junto con su compañero el profeta Zacarías, instaron a la gente a terminar la construcción del templo, en el reinado de Darío. Es, por lo tanto, contemporáneo de los eventos narrados en el capítulo seis de Esdras. El libro de Zacarías revela el amor del Señor por Su pueblo en esta hermosa frase: “…porque el que os toca, toca a la niña de su ojo” (Zacarías 2:8). Este libro contiene muchas profecías sobre la Segunda Venida de nuestro Señor. Una de estas profecías declara que Sus pies estarán plantados ese día sobre el monte de los Olivos. Esto fue confirmado por los ángeles cuando el Señor ascendió desde el monte de los Olivos. Estos les dijeron a algunos de Sus discípulos que fueron testigos oculares de Su ascensión: “Varones galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo” (Hechos 1:11).

La autenticidad de la Biblia

39

El libro de Malaquías, escrito por el último de los profetas enviados por Dios antes de la primera venida del Señor, habla de Su venida unos 400 años antes de Su nacimiento. Malaquías también declara que antes de Su Segunda Venida, tanto Moisés como Elías ministrarán de nuevo. Esto fue confirmado por el apóstol Juan, quien vio a estos dos testigos profetizando en Jerusalén antes del día grande y terrible del Señor (Apocalipsis 11:1-7). Aunque sólo hemos hecho un somero repaso a estos libros del Antiguo Testamento, ¿acaso no cuentan, como ningún otro libro lo ha hecho nunca, la historia de la humanidad de una manera que sólo el Creador podría ser capaz de hacerlo? Él inspiró a hombres de muchas generaciones a escribir un relato de los acontecimientos no sólo de sus días, sino también de los que habrían de venir. ¿Cómo lo hicieron? El profeta declara que recibió visiones y vio los mismos acontecimientos de los que profetizó cuando le fueron mostrados ante sus ojos (Isaías 1:1, Jeremías 1:11). Amados, solo el Dios del universo podría hacer tales cosas. El profeta declara que Dios hace la pregunta: “¿Quién hizo y realizó esto? ¿Quién llama las generaciones desde el principio? Yo Jehová, el primero, y yo mismo con los postreros” (Isaías 41:4).

El Periodo Intertestamentario Incluso en los años intermedios entre el ministerio del último profeta, Malaquías, y el nacimiento de Jesús, se cumplieron profecías dadas por el profeta Daniel a mediados del siglo V a.C. El hecho de que un rey persa, que sería el más rico de

40

Contendiendo por la fe

todos, se levantaría y movería a todos contra el reino de Grecia sucedió en el 480 a.C. Después, la profecía de que el primer rey de Grecia, que fue Alejandro Magno, sucumbiría a manos del imperio persa se cumplió en el año 330 a.C., cuando derrotó a Darío III, el último emperador persa. Daniel también profetizó que el imperio de Alejandro sería quebrado en cuatro partes y que de una de ellas vendría uno llamado el cuerno pequeño, que causaría grandes estragos en Israel. Después declara que los barcos de Chipre vendrían contra este rey, el cual causaría el cese de los sacrificios del templo. Por supuesto, todo esto ocurrió, tal y como estaba escrito. Hubo otras muchas profecías que delinearon, con gran precisión, la situación política de Israel hasta el año 171 a.C. Tal precisión profética sólo puede venir del Todopoderoso que inspiró a estos hombres. ¿Es posible que aún dudemos de que la Biblia sea la Palabra del Dios viviente?

El Nuevo Testamento Ahora pasemos al Nuevo Testamento, donde muchas de las profecías del Antiguo Testamento tienen su cumplimiento. San Agustín hizo la observación de que el Nuevo Testamento está oculto en el Antiguo Testamento, mientras que el Antiguo Testamento está revelado en el Nuevo Testamento. Qué cierto es, como veremos ahora en el repaso de los libros del Nuevo Testamento, 27 en total. Comienza con los cuatro Evangelios, que repasan la vida de nuestro Salvador el Señor Jesucristo desde diferentes ángulos, ¡pero siempre guardando un maravilloso fluir homogéneo entre ellos!

La autenticidad de la Biblia

41

El profeta Ezequiel tuvo una visión de los cuatro seres vivientes que rodeaban el trono, los cuales perfilan cuatro aspectos diferentes de la naturaleza y ministerios de nuestro bendito Señor. El primer ser viviente tenía la cabeza de un león, lo cual representa a Jesús como el Rey de reyes, ya que el león es el rey del reino animal. Mateo muestra a Jesús como el rey de los judíos y da Su genealogía a través de la línea de David, el rey de Israel. El siguiente ser tenía la cabeza de un buey, retratando a Jesús como el sacerdote que se ofrece a sí mismo sin mancha ni arruga ante Dios. El Evangelio de Marcos contiene más sobre la pasión de Jesús, cuando ofrece Su vida, que cualquier otro de los escritores de los Evangelios. La tercera cabeza es la de un hombre. Lucas, el amado doctor, muestra la humanidad de Jesús en todas Sus maravillosas facetas como el Hijo del Hombre. Después, la última cabeza es la de un águila, que surca hasta los lugares celestiales. Esto se muestra en el Evangelio de Juan, quien le revela constantemente como el Hijo divino de Dios. Evangelio Mateo Marcos Lucas Juan

Símbolo León Buey Hombre Águila

Cristo como: El Rey de reyes El Sacrificio de Dios El Hijo del hombre El Hijo de Dios

42

Contendiendo por la fe

El Evangelio de Mateo enseña las más excelentes enseñanzas de Jesús de todos los tiempos, cuando narra el sermón del monte. Al final de Su enseñanza, leemos: “Y cuando terminó Jesús estas palabras, la gente se admiraba de su doctrina; porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas” (Mateo 7:28-29). Ninguna enseñanza se puede comparar a la del Hijo de Dios. Cristo es la brillantez personificada. El Evangelio de Marcos es un rápido relato cronológico de la vida de Cristo, el cual contiene 18 de Sus milagros, 18 de Sus parábolas y 18 de Sus discursos. El Evangelio de Lucas, escrito por el amado doctor, narra historias entrañables como las del hijo pródigo y el buen samaritano, las cuales han entrado en el vocabulario de las naciones de todo el mundo. No hay otra persona que cuente historias como nuestro maravilloso Señor. El Evangelio de Juan contiene relatos de las siete señales, siete discursos y siete parábolas, que son, en su mayoría, únicas en este Evangelio. Termina el relato de la vida de Jesús y ministerio desde la eternidad hasta la eternidad. Los Hechos de los Apóstoles revela la continuación del ministerio del Espíritu Santo a través de los ministerios de Pedro y Pablo, quienes esparcen el evangelio a través del mundo conocido de los tiempos del Nuevo Testamento. La epístola a los Romanos contiene las doctrinas de la fe cristiana, y es llamada “la obra de arte del Nuevo Testamento”.

La autenticidad de la Biblia

43

Primera y Segunda de Corintios dan enseñanzas excelentes con relación a los dones del Espíritu y el amor. También revelan al Cristo compasivo, y el hecho de que Él es el Dios de todo consuelo. La epístola a los Gálatas es una fuente excelente de enseñanzas para mostrar que la salvación sólo es por medio de la fe, y la consiguiente total seguridad de vida eterna del creyente. Esto es algo que ningún musulmán podrá tener nunca. La epístola de los Efesios muestra la profundidad, altura, longitud y anchura del amor de Dios. Pablo nos muestra cómo nuestra vida debiera ser gobernada por tres palabras: (1) Sentarse en la presencia de Dios para recibir fuerza; (2) Andar en el Espíritu; y finalmente (3) Estar firme, vestido con toda la armadura de Dios para resistir todas las artimañas del enemigo. La epístola a los Filipenses nos muestra la manera de poder calificar para la primera resurrección, y alcanzar la meta del supremo llamamiento de Dios para nuestras vidas. Hay dos resurrecciones. La primera resurrección en la Segunda Venida de Cristo, para la que se necesita lo siguiente para conocer a Cristo de forma íntima: el poder de Su resurrección, la participación de Sus sufrimientos ¡y ser conformado a Su muerte! La segunda resurrección ocurre al final de los mil años de reinado de Cristo sobre la tierra. La epístola a los Colosenses presenta a Jesús como es en verdad: el Cristo magnífico de Dios, lleno de todo el poder y la sabiduría del Dios Todopoderoso mismo.

44

Contendiendo por la fe

Primera y Segunda de Tesalonicenses nos da un breve entendimiento de algunos de los acontecimientos que llevarán a la Segunda Venida, y el innegable hecho de que la bestia (o Anticristo) debe aparecer primero antes de que regrese el Señor. Primera y Segunda de Timoteo son epístolas pastorales, aportando una guía al hijo espiritual de Pablo y joven pastor, Timoteo, a quien se le había confiado la tarea de quedarse en Éfeso para establecer orden en la iglesia. La epístola a Tito fue escrita para alguien que había sido nombrado obispo de Creta. Tito recibe aquí minuciosas instrucciones concernientes a la institución de ancianos y la conducta de los cristianos de todas las edades. La epístola a Filemón, escrita al obispo de la iglesia de Colosas, es una súplica de Pablo a este obispo para que reciba de nuevo a un esclavo que había huido. Esta pequeña epístola es de mucho aliento para todos aquellos que tienen “hijos pródigos”. La epístola a los Hebreos es una epístola dirigida a los miembros judíos de las congregaciones. Es una magnífica exposición del cumplimiento en Cristo de las ofrendas del Antiguo Testamento a través de la ofrenda de Su propio cuerpo por el poder del Espíritu Santo. Su principal tema es que el Nuevo Testamento es mucho mayor que el Antiguo Testamento en virtud de la grandeza del sacrificio de Cristo, cuya sangre selló el nuevo pacto. En contraste, el antiguo pacto era sellado por la sangre de animales, un tipo que señalaba a la sangre más preciosa que sería derramada para sellar el nuevo pacto.

La autenticidad de la Biblia

45

La epístola de Santiago compara la sabiduría de este mundo con la del cielo. Básicamente se puede decir que la sabiduría terrenal es sensual, diabólica, envidiosa y produce confusión. Sin embargo, la sabiduría que viene de lo alto es pura, apacible, amable, misericordiosa y llena de buenos frutos. Primera y Segunda de Pedro nos advierten contra los que se han apartado de la fe. En la primera epístola de Pedro se advierte de los enemigos de afuera, y en la segunda, nos advierte de los enemigos de adentro del Cuerpo de Cristo. Primera, Segunda y Tercera de Juan contienen dos temas principales (1) que Dios es amor, y (2) que hemos de tener comunión con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. El apóstol Juan mismo experimentó esto en su vida, y nos anima a nosotros también a hacer lo mismo. ¿Qué otra religión proclama un mensaje como este? Dios es un Dios de amor, y nosotros hemos de llenarnos también de ese amor, para que podamos manifestarlo en nuestro diario vivir tanto con Dios como con las personas. La epístola de Judas básicamente nos advierte de aquellos que se apartaron y de la desesperación de su final. Judas también nos da un entendimiento de cómo el arcángel Miguel fue enviado para recuperar el cuerpo de Moisés. Dios enterró a Moisés para que pudiera aparecer con Elías en el monte de la Transfiguración. También revela que Enoc profetizó de la Segunda Venida de Jesús antes de los días del Diluvio. Sólo alguien que haya sido inspirado por Dios podría mirar 5,000 años adelante y declarar algo así. ¿A qué otra religión puede atribuirse tales proezas de entendimiento y proclamación profética?

46

Contendiendo por la fe

El libro de Apocalipsis es un libro asombroso, ya que describe las cosas que van a ocurrir sobre la tierra, según se acerca la venida del Señor. Ciertos juicios, tales como los siete sellos, las siete trompetas y las siete últimas copas, serán vertidos sobre la tierra. Luego Moisés y Elías testificarán con grandes señales y prodigios desde Jerusalén durante 1.260 días. Después de esto caerán ante el Anticristo (o la bestia). La trinidad impía, compuesta por el dragón (Satanás), el Anticristo y el falso profeta, ejercitarán un dominio ascendente sobre la tierra y sus habitantes durante 1,260 días. El Señor vendrá para luchar contra ellos en la batalla de Armagedón, donde les derrotará. La bestia y el falso profeta serán echados al lago de fuego, y Satanás será arrojado al abismo, donde permanecerá durante 1000 años, tiempo tras el cual será puesto en libertad por un breve periodo. De nuevo engañará a los que moran sobre la tierra y les hará luchar contra la ciudad santa de Jerusalén. Fuego descenderá para defender la ciudad santa y entonces Satanás también será echado en el lago de fuego. Después de esto, vendrán cielos nuevos y tierra nueva, y los siervos del Señor verán Su rostro para siempre. Ninguna religión ha provisto jamás un entendimiento de los eventos por ocurrir, porque nadie puede hacerlo. Sólo Dios puede declarar el futuro, con el poder de hacer que lo declarado ciertamente suceda. Al contemplar este maravilloso libro, la Biblia, vemos que no hay otro libro igual, pues narra lo ocurrido desde la creación hasta los cielos nuevos y la tierra nueva. Como

La autenticidad de la Biblia

47

dice el Señor: “Antes de que salgan a la luz, yo os las haré notorias”. Esta es la prueba de que el cristianismo es la única religión verdadera en la que podemos poner nuestra confianza para recibir la vida eterna. La vida eterna viene por la fe en la persona y sacrificio del Señor Jesucristo, reconociendo que Él murió por nuestros pecados sobre la cruz del Calvario, convirtiéndose así en el sacrificio aceptable por nuestros pecados ante el Padre. Por consiguiente, nosotros debemos presentar a Jesús como el Salvador de la humanidad a todos aquellos con los que entremos en contacto. También debemos animarles a que lean la Biblia como la Palabra de Dios.

La vida eterna viene por la fe en la persona y sacrificio del Señor Jesucristo.

49

CAPÍTULO TRES Profecías inspiradas de Jesucristo Ningún otro sino el verdadero Dios viviente podría declarar el futuro y hacer que se cumpla. Por eso vemos claramente en Apocalipsis 19:10 que el testimonio de Jesús es el espíritu de la profecía: “Yo me postré a sus pies para adorarle. Él me dijo: Mira, no lo hagas; yo soy consiervo tuyo, y de tus hermanos que retienen el testimonio de Jesús. Adora a Dios; porque el testimonio de Jesús es el espíritu de la profecía” Por lo tanto, en este libro sobre apologética, el cual hemos titulado Contendiendo por la fe, nuestra mejor arma es el espíritu de la profecía que declaró el nacimiento, vida, ministerio, muerte y resurrección de Jesús cientos de años antes de que naciera. Ninguna otra religión puede decir que el nacimiento y vida de su fundador fueron declarados antes de que naciera. Por lo tanto, no tenemos que estudiar otras religiones (y, de hecho, no deberíamos), sino más bien presentar las verdades positivas del cristianismo. Nuestra situación se puede ilustrar por medio de la vida del gerente que estaba entrenando a mi esposa como cajera en un banco. Era en los tiempos de las monedas de plata, y él le hacía tomar una moneda de plata de un dólar y soltarla en el mostrador unas cuantas veces hasta que memorizara el sonido que hacía cuando caía en el mostrador. Ella le dijo: “¿Por qué no me da también monedas falsas para que pueda reconocer su sonido?”, y su respuesta fue esta: “Aprenda el sonido real y detectará fácilmente el sonido de la que es falsa”.

50

Contendiendo por la fe

Conozca la Biblia, e inmediatamente detectará las doctrinas falsas de los paganos y podrá refutarlas al presentar las afirmaciones que Cristo hizo en cuanto a que Él es el Hijo de Dios. Después expanda las enseñanzas de Él, y las demás religiones serán expuestas fácilmente como lo que son: doctrinas que provienen del fondo del infierno. Así pues, estudiar por nosotros mismos y luego presentar a otros las pruebas irrefutables de que toda la vida de Jesús fue profetizada antes de Su nacimiento (cosa que ninguna otra religión puede decir de sus fundadores) es muy convincente.

La vida de Cristo en el libro de Isaías El libro de Isaías contiene las profecías escritas del profeta Isaías, que vivió durante los reinados de Uzías, Jotam, Acaz y Ezequías, reyes de Judá. Él vivió y profetizó desde el año 750 a.C. hasta el 690 a.C. aproximadamente. La autenticidad de Isaías queda demostrada increíblemente por los manuscritos del mar Muerto. Estos manuscritos fueron descubiertos por un pastor en una cueva del mar Muerto, y contienen aproximadamente el 75% del contenido del libro de Isaías. Estos manuscritos eran copias del libro hecho en el año 100 a.C., y contienen exactamente el mismo texto que la versión inglesa autorizada. Por eso, esto prueba de forma concluyente que los cristianos no han alterado el texto original de la Biblia, como algunos afirman. Este libro nos da una clara y concisa definición del único Dios verdadero, en contraste con las deidades religiosas de los paganos. Dios dice: “¿A qué, pues, me haréis semejante o me compararéis? dice el Santo. Levantad en alto vuestros

Profecías inspiradas de Jesús el Cristo

51

ojos y mirad quién creó estas cosas; él saca y cuenta su ejército; a todas llama por sus nombres; ninguna faltará; tal es la grandeza de su fuerza, y el poder de su dominio” (Isaías 40:25-26). Luego el Señor específicamente lanza un desafío a los dioses de los paganos: “Alegad por vuestra causa, dice Jehová; presentad vuestras pruebas, dice el Rey de Jacob. Traigan, anúnciennos lo que ha de venir; dígannos lo que ha pasado desde el principio, y pondremos nuestro corazón en ello; sepamos también su postrimería, y hacednos entender lo que ha de venir. Dadnos nuevas de lo que ha de ser después, para que sepamos que vosotros sois dioses; o a lo menos haced bien, o mal, para que tengamos qué contar, y juntamente nos maravillemos. He aquí que vosotros sois nada, y vuestras obras vanidad; abominación es el que os escogió” (Isaías 41:21-24). Así pues, el Señor deja muy claro que la definición de Dios es: “Aquel que creó el universo y declara el final desde el principio”. Isaías tiene profecías maravillosas, como la que nombra a un rey persa (Ciro) unos 100 años antes de su nacimiento, profecía concerniente a la defensa de Jerusalén por el ángel del Señor (del asedio asirio), y las profecías sobre la cautividad en Babilonia. Aparte de estas, la maravillosa clave del libro de Isaías la constituyen las detalladas profecías concernientes a la vida y ministerio de Cristo sobre la tierra. Estas destacadas profecías se cumplieron unos 700 años después de que fueran dadas por el profeta Isaías. Ahora vamos a examinar en detalle algunas de las profecías concernientes a Cristo en este maravilloso libro.

52

Contendiendo por la fe

Su concepción Isaías 7:14 dice: “Por tanto, el Señor mismo os dará señal: He aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emmanuel”. Ninguna religión declara una concepción inmaculada de su fundador (Mateo 1:18-21). Emmanuel significa “Dios con nosotros”, mostrando claramente que el que iba a nacer no era otro que el Hijo de Dios.

Él es nombrado desde el vientre Leemos en Isaías 49:1: “Oídme, costas, escuchad, pueblos lejanos. Jehová me llamó desde el vientre, desde las entrañas de mi madre tuvo mi nombre en memoria”. El arcángel Gabriel dio nombre a Cristo cuando aún estaba en el vientre de Su madre María (Mateo 1:21).

Su nacimiento “Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz” (Isaías 9:6). De nuevo vemos la declaración de que este niño que nacería es Dios. Además, en Isaías 7:15 tenemos la clave de Su crecimiento, pasando de ser “un niño” a “un hijo”: “Comerá mantequilla y miel, hasta que sepa desechar lo malo y escoger lo bueno”. La mantequilla es la abundancia de la leche, y el significado espiritual de la leche son las doctrinas elementales de la Palabra de Dios. (Por favor, vea Hebreos 5:12-6:1-3 y 1 Pedro 2:2).

Profecías inspiradas de Jesús el Cristo

53

La miel tiene la connotación de revelación y, por lo tanto, se refiere a la iluminación del Espíritu Santo, al menos en este contexto. (Por favor, vea 1 Samuel 14:27 y Efesios 1:17-18.) Después Cristo se convierte en el probado y maduro Hijo de Dios, aquel que es designado como Príncipe de Paz. Aquí, por lo tanto, está la naturaleza del cristianismo: Cristo nos da paz con Dios. La paz que Él da es la paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento y guarda nuestras mentes y corazones en el amor de Dios. Es algo que ninguna otra religión puede darnos, aunque algunas así lo prometan. Juan 3:16 nos dice: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”. Ninguna otra religión puede proclamar esto.

La saeta de Dios En Isaías 49:2 el profeta describe a Cristo como la saeta de Dios, diciendo: “Y puso mi boca como espada aguda, me cubrió con la sombra de su mano; y me puso por saeta bruñida, me guardó en su aljaba”. Aquí, Isaías describe al Salvador del mundo con una boca como espada aguda. Pablo nos dice en Hebreos 4:12: “Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón”. Por lo tanto, el Padre celestial, al preparar a Su Hijo amado para el ministerio que había ordenado para Él, le enseñó el conocimiento de Su Palabra. Así, Él fue como David, quien dijo:

54

Contendiendo por la fe

“El Espíritu de Jehová ha hablado por mí, y su palabra ha estado en mi lengua” (2 Samuel 23:2). Vemos, pues, cómo a la edad de 12 años el Señor en el templo pudo confundir a los doctores de la Ley con Sus preguntas y Sus respuestas (Lucas 2:46-47). Sin embargo, en vez de enviar a Jesús al ministerio a esa edad, fue la voluntad del Padre que volviera a Nazaret y se sometiera a Sus padres. Isaías describe este periodo en la formación de Jesús como “me cubrió con la sombra de su mano”. Ahí aprendió obediencia por las cosas que sufrió (Hebreos 5:8). Durante esos 18 años de sufrimiento se convirtió en una vara pulida, creciendo en sabiduría, estatura y en favor para con Dios y con los hombres (Lucas 2:52). Luego Cristo fue colocado en la aljaba, ya que una flecha cuando está lista se introduce en ella hasta el momento en que el arquero decide lanzarla. Igualmente, Jesús estaba listo para ser enviado al ministerio antes del tiempo señalado por el Padre celestial, pues Juan el Bautista no había preparado aún el camino para Él con el mensaje de arrepentimiento, y por eso tuvo que esperar pacientemente hasta que el Padre le mandó a conocer a Juan en el río Jordán. El ministerio de Juan es también descrito de forma poderosa en Isaías 40, de nuevo, años antes de que ocurriera, como la voz de uno que clama en el desierto: “Preparad el camino del Señor, y enderezar las sendas torcidas”. El Dios Todopoderoso no sólo declara la venida de Cristo, sino que también muestra el ministerio de aquel que irá delante del Rey de gloria y le presentará ante Israel. ¿Acaso puede alguna otra religión decir algo semejante? ¿Acaso puede alguien negar que Jesús es el Hijo de Dios?

Profecías inspiradas de Jesús el Cristo

55

En el río Jordán se colocó la Saeta en el arco de Dios, por así decirlo, y fue disparada hacia el objetivo y destino de Su vida, en todo Su propósito y predeterminación de la voluntad de Dios: la cruz del Calvario. El ministerio del Señor queda descrito de esta manera: “El Espíritu de Jehová el Señor está sobre mí, porque me ungió Jehová; me ha enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos, a vendar a los quebrantados de corazón, a publicar libertad a los cautivos, y a los presos apertura de la cárcel” (Isaías 61:1). Este pasaje fue citado textualmente por el Señor en la sinagoga de Nazaret, como escribió Lucas en su Evangelio (Lucas 4:16-22). Isaías 11:1-5 describe las unciones que cubrieron a Jesús: “Saldrá una vara del tronco de Isaí, y un vástago retoñará de sus raíces. Y reposará sobre él el Espíritu de Jehová; espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de poder, espíritu de conocimiento y temor de Jehová. Y le hará entender diligente en el temor de Jehová. No juzgará según la vista de sus ojos, ni argüirá por lo que oigan sus oídos; sino que juzgará con justicia a los pobres, y argüirá con equidad por los mansos de la tierra; y herirá la tierra con la vara de su boca, y con el espíritu de sus labios matará al impío. Y será la justicia cinto de sus lomos, y la fidelidad ceñidor de su cintura”. Incluso el rey David, ese profeta, sacerdote y rey, que fue un tipo maravilloso de Cristo, nos describe su manera de enseñar. De hecho, Jesús fue llamado el Hijo de David. Leemos en el Salmo 78:2: “Abriré mi boca en proverbios; hablaré cosas escondidas desde tiempos antiguos”. Como sabemos, el

56

Contendiendo por la fe

principal método que Jesús usó para proclamar Su mensaje fue a través de la parábola. Usó más de 30 parábolas que están escritas en los Evangelios. De nuevo, ¿quién sino nuestro amado Padre celestial podría declarar el método que había escogido para los métodos de enseñanza de Su Hijo? Otro aspecto del ministerio terrenal de Jesús está relacionado con su poder para sanar a los enfermos. El profeta Isaías nos dice muy claramente el precio que pagó por esa bendición: “…Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados” (Isaías 53:5). El rey David habló proféticamente en el Salmo 129:3: “Sobre mis espaldas araron los aradores; hicieron largos surcos” en alusión al terrible dolor que sería infligido sobre Jesús por medio del hostigamiento que sufrió. Isaías nos muestra que sería una ofrenda voluntaria. Por causa de Su gran amor por la gente a través de todas las generaciones, Jesús dio Su espalda a los que le golpearon. ¿Podría alguien decirme qué otra religión puede decir que su fundador pagó un precio tan alto por ¿Qué otra nuestra salud y sanidad? ¿Qué otra religión puede decir que su religión puede fundador, debido al precio que pagó decir que su con el tremendo dolor físico que fundador pagó soportó, podría luego decir que sus tal precio por seguidores podrían imponer manos sobre los enfermos para que fueran nuestra salud sanados? No, ninguna otra, ninguna y sanidad? en absoluto.

Profecías inspiradas de Jesús el Cristo

57

¿Puede alguien decir que su fundador extendió una invitación (Juan 16:23): “Todo cuanto pidiereis al Padre en mi nombre, os lo dará”? No, ni siquiera uno. Y dijo además: “No te dejaré ni te desampararé” (Hebreos 13:5). ¿Qué fundador podría hacer esta declaración, implicando con ello que es omnipresente? En una visión en la noche, el Señor me permitió entender esta verdad. Le vi de pie por encima de la tierra, y cuando uno de los suyos oraba o le llamaba pidiéndole ayuda, no enviaba a ningún ángel, sino que Cristo mismo acudía. Salía de Sí mismo y se ponía de pie a su lado para suplir sus necesidades. Y Él puede hacerlo porque dijo al dejar esta tierra: “Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra” (Mateo 28:18).

Su muerte: la cruz del calvario La muerte de nuestro Salvador fue mediante crucifixión, y la sufrió para proveer un sacrificio por nuestros pecados. La muerte por crucifixión no era sólo degradante, sino también era considerada como una forma cruel de castigo. De hecho, no se podía infligir sobre un ciudadano romano, ya que estaba reservada para las naciones sometidas a Roma, para la clase esclava de hombres y, en general, sólo para delitos de sedición. Cristo se hizo obediente a la voluntad de Su Padre, incluso en una muerte de cruz. ¿Qué otro líder ha hecho esto por sus seguidores? Por eso no hay otro nombre bajo el cielo en el que el hombre pueda ser salvo (Hechos 4:12). Isaías 53:7-8 dice: “Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja

58

Contendiendo por la fe

delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca. Por cárcel y por juicio fue quitado; y su generación, ¿quién la contará? Porque fue cortado de la tierra de los vivientes, y por la rebelión de mi pueblo fue herido”. Jesús sufrió en Su cuerpo esas cuatro heridas en Sus manos y pies, así como la quinta infligida por la lanza del soldado romano en la cruz después de Su muerte. Esas heridas fueron profetizadas unos 400 años antes de Su crucifixión por el profeta Zacarías, cuando relata el asombro de los defensores de Jerusalén en Su Segunda Venida. Leemos lo que ellos dicen en Zacarías 13:6: “Y le preguntarán: ¿Qué heridas son estas en tus manos? Y él responderá: Con ellas fui herido en casa de mis amigos”. Con qué perfecta precisión declara este maravilloso Padre celestial la manera en que Su Hijo amado habría de sufrir para redimirnos de nuestros pecados. De hecho, leemos en Isaías 53:10: “Con todo eso, Jehová quiso quebrantarlo, sujetándole a padecimiento. Cuando haya puesto su vida en expiación por el pecado, verá linaje, vivirá por largos días, y la voluntad de Jehová será en su mano prosperada”. Isaías revela que, en un sentido, le complació al Padre celestial herir a Su Hijo Jesús por nosotros. Fue extremadamente doloroso para el Padre celestial afligir a Su Hijo, pues ¿qué padre quisiera ver a su hijo sufrir por su propio capricho? Pero a su vez era necesario para nuestra salvación. El Padre amó tanto al mundo que dio a Su único Hijo para que fuera crucificado por nuestros pecados a fin de que cualquiera que crea en Cristo no se pierda, mas tenga vida eterna (Juan 3:16).

Profecías inspiradas de Jesús el Cristo

59

Luego, también, el Hijo, lleno de amor por Su Padre, se regocijó en hacer la voluntad de Su Padre al someterse a la muerte de cruz. Incluso como el rey David dijo de Él alrededor del año 1000 a.C. en el Salmo 40:7-8: “Entonces dije: He aquí, vengo; en el rollo del libro está escrito de mí; el hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado, y tu ley está en medio de mi corazón”. Citando Hebreos 10:5, está escrito de Jesús: “Por lo cual, entrando en el mundo dice: Sacrificio y ofrenda no quisiste; mas me preparaste cuerpo”. A través de la ofrenda del cuerpo de Jesús, tenemos redención y perdón de nuestros pecados, para salvar a la humanidad de la muerte eterna (Colosenses 1:13-14). Y no sólo eso, sino que Cristo preparará un lugar para nosotros en el cielo donde moraremos con Él para siempre. ¿Qué fundador puede decir: “Voy a preparar un lugar para ustedes, porque en la casa de mi padre hay muchas moradas?”. Después sigue declarando en Juan 14:3: “Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mi mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis”. De Isaías, cuyo nombre significa “salvación”, ahora pasamos a ver los dichos de Jesús, el Salvador del mundo.

Lo que obtenemos de las enseñanzas de Jesús En Sus enseñanzas para la noble alma de Nicodemo, un maestro de la religión, Jesús también mostró que hay un requisito espiritual para entrar en el cielo, cuando respondió a las preguntas de Nicodemo. “Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver

60

Contendiendo por la fe

el reino de Dios” (Juan 3:3). Luego, para hacer de nuevo énfasis en esta verdad, Él mismo repite: “De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios” (Juan 3:5). La interpretación es que “de agua” es el nacimiento natural, pero “del Espíritu” es nacer otra vez al recibir a Jesús en nuestro corazón por fe. Pero todas las enseñanzas de Cristo han de ser examinadas, y al hacerlo encontramos que una vida de justicia ha de seguir a esta bendita experiencia, pues dice en Mateo 5:20: “Porque os digo que si vuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos”. ¿Qué líder puede dar la instrucción a sus seguidores de que deben vivir una vida de justicia? ¿Y después darles el poder para vivir de forma victoriosa sobre el pecado a través de la bendita experiencia de “Cristo en vosotros, la esperanza de gloria” (Colosenses 1:27)? Durante la vida terrenal de Cristo, no todos creyeron que Él era el Hijo de Dios, y Su respuesta a esto fue sencilla: “Mas si las hago, aunque no me creáis a mí, creed a las obras, para que conozcáis y creáis que el Padre está en mí, y yo en el Padre” (Juan 10:38). En otras palabras, Jesús estaba diciendo que los milagros que hacía probaban que sin duda era el Hijo de Dios, porque los hacía en el nombre de Su Padre. Veamos los siete milagros o señales que escribió Su amado discípulo, el apóstol Juan, en Su Evangelio. 1. Cristo convierte el agua en vino (Juan 2:1-11). En este épico milagro, Jesús prueba que Él es el único que puede transformar los elementos en lo que quiera. Incluso en

Profecías inspiradas de Jesús el Cristo

61

nuestros días sabemos de cosas semejantes que Sus discípulos han hecho. Ningún otro fundador ha dado tal prueba de su deidad. 2. La sanidad del hijo de un noble (Juan 4:46-54). Jesús tan sólo declaró la palabra y, aunque el hijo estaba en otra ciudad, fue sanado. Esto confirma la palabra profética concerniente al ministerio de Jesús, pues está escrito: “Envió su palabra, y los sanó, y los libró de su ruina” (Salmo 107:20). 3. La sanidad del hombre paralítico de Betesda (Juan 5:1-9). Este hombre había sido paralítico durante 38 años. La sanidad de este hombre causó un profundo resentimiento entre los judíos, que se ofendieron de que le hubiera sanado en el día de reposo. Jesús entabló un discurso con ellos en donde les hizo esta solemne declaración: “De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida” (Juan 5:24). 4. La alimentación de los cinco mil (Juan 6:1-14). El Señor no sólo llevaba sanidades y maravillas donde iba, sino que también suplía las necesidades de los hambrientos. ¿Algún otro fundador ha alimentado a sus seguidores con tan solo cinco panes y dos pequeños peces después de haber dado gracias al Padre celestial? 5. Cristo camina sobre el mar (Juan 6:16-21). De nuevo mostrando que tenía poder sobre los elementos de la naturaleza, Jesús caminó sobre el mar después de percibir que Sus discípulos estaban teniendo problemas al remar en medio de la tormenta en el mar de Galilea. Ellos le recibieron

62

Contendiendo por la fe

gustosamente en la barca, la cual llegó inmediatamente a la orilla; podríamos decir, dos milagros en uno. El milagro postrero se repitió en los días de los Hechos de los Apóstoles cuando Felipe fue transportado por el Espíritu de un lugar a otro en un instante (Hechos 8:39). El punto que nos gustaría resaltar es que las maravillas del Maestro se reprodujeron en las vidas de Sus discípulos. Esto confirmó Su declaración profética cuando dijo en Juan 14:12: “De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, el las hará también; y aún mayores hará, porque yo voy al Padre”. ¿Algún otro fundador ha hecho alguna promesa semejante? ¿Acaso no tenemos listas pruebas identificables de su cumplimiento al hacer nosotros también las maravillas de Jesús? 6. Cristo sana a un ciego de nacimiento (Juan 9:1-41). Fue tan grande este milagro que el testimonio del hombre que recibió la vista dijo: “Desde el principio no se ha oído decir que alguno abriese los ojos a uno que nació ciego. Si este no viniera de Dios, nada podría hacer” (Juan 9:32-33). Los fariseos, sin embargo, le echaron de la sinagoga y, sabiendo esto, Jesús fue a buscarlo. Ahí tuvo lugar el siguiente diálogo: “Oyó Jesús que le habían expulsado; y hallándole, le dijo: ¿Crees tú en el Hijo de Dios? Respondió él y dijo: ¿Quién es, Señor, para que crea en él? Le dijo Jesús: Pues le has visto, y el que habla contigo, él es. Y él dijo: Creo, Señor; y le adoró” (Juan 9:35-38). Seguro que este testimonio es irrefutable, porque sólo Jesús podría hacer tales milagros. También sanó al ciego Bartimeo, que estaba sentado junto al camino mendigando y, al saber

Profecías inspiradas de Jesús el Cristo

63

que era Jesús quien pasaba por allí, clamó a gran voz: “Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí”. Jesús mandó que le llamaran y, como leemos en Marcos 10:51-52: “Respondiendo Jesús, le dijo: ¿Qué quieres que te haga? Y el ciego le dijo: Maestro, que recobre la vista. Y Jesús le dijo: Vete, tu fe te ha salvado. Y en seguida recobró la vista, y seguía a Jesús en el camino”. Este fue, sin lugar a dudas, el mensaje de Jesús, quien declaró que Él era la Luz del mundo, respaldándolo por medio de este milagro del hombre que nació ciego, y reconfirmándolo por medio de la sanidad del mendigo junto al camino. Con toda certeza, todos los que han invitado a la Luz del mundo a sus corazones pueden decir al igual que este ciego: “Una cosa sé, que habiendo yo sido ciego, ahora veo” (Juan 9:25). ¿Quién más puede abrir los ojos naturales y también los ojos de nuestro entendimiento para reconocer a Jesús como la Luz del mundo? 7. Cristo resucita a Lázaro de los muertos (Juan 11:1-44). Aquí tenemos un milagro que sacudió los fundamentos de los líderes religiosos que se oponían a Jesús. Lázaro, el hermano de María y Marta, estaba enfermo. Jesús, habiendo oído de ello, decidió quedarse en Jericó para que Lázaro muriese. Cuando esto ocurrió, Él fue con Sus discípulos a Betania, una ciudad en el monte de los Olivos. Marta corrió a Él y dijo: “Si hubieras estado aquí mi hermano no habría muerto”, a lo cual respondió Jesús: “Tu hermano resucitará. Marta le dijo: Yo sé que resucitará en la resurrección, en el día postrero. Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto,

64

Contendiendo por la fe

vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto? Le dijo: Sí, Señor; yo he creído que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, que has venido al mundo” (Juan 11:23-27). Sin embargo, Jesús, al declarar que Él era la resurrección y la vida, estaba pronosticando Su propia resurrección, de la cual hablaremos después. Al llegar después al lugar donde fue enterrado Lázaro, Jesús lloró. Los judíos decían: ¡Cómo le amaba! Y después siguieron diciendo: “Y algunos de ellos dijeron: ¿No podía éste, que abrió los ojos al ciego, haber hecho también que Lázaro no muriera?” (Juan 11:37). Y el relato continúa: “Entonces quitaron la piedra de donde había sido puesto el muerto. Y Jesús, alzando los ojos a lo alto, dijo: Padre, gracias te doy por haberme oído. Yo sabía que siempre me oyes; pero lo dije por causa de la multitud que está alrededor, para que crean que tú me has enviado. Y habiendo dicho esto, clamó a gran voz: ¡Lázaro, ven fuera! Y el que había muerto salió, atadas las manos y los pies con vendas, y el rostro envuelto en un sudario. Jesús les dijo: Desatadle, y dejadle ir. Entonces muchos de los judíos que habían venido para acompañar a María, y vieron lo que hizo Jesús, creyeron en él” (Juan 11:41-45). Lázaro no fue el único al que Jesús resucitó de la muerte, ya que también resucitó al hijo de la viuda de Naín (Lucas 7:11-17), donde la gente tuvo gran temor y declaró que Dios había visitado a Su pueblo a través de un gran profeta. ¿Podríamos preguntar quién más ha resucitado a los muertos aparte de Jesucristo? Nadie. Sólo por el poder que les otorgó

Profecías inspiradas de Jesús el Cristo

65

a Sus discípulos es que el apóstol Pedro resucitó a Tabita (o Dorcas) de la muerte, como leemos en Hechos 9:36-42. Esto prueba tajantemente que Jesús está vivo y que la vitalidad de Su vida y poder fluye a través de Su Iglesia hoy día. Ahora pasemos a considerar propia resurrección de la muerte, que es el principio fundamental, creencia y doctrina de la Iglesia cristiana.

La resurrección de nuestro Señor y Salvador Jesucristo Como ya hemos mencionado, el testimonio de Jesús es el Espíritu de la profecía, porque está escrito que Él no hará nada sin revelarlo antes a Sus siervos los profetas (Amós 3:7). Así pues, los profetas del Antiguo Testamento tenían un entendimiento del hecho de que Jesús moriría y sería resucitado de nuevo. Después de hablar de la muerte de Jesús, Isaías habla entonces de que Jesús prolongaría Sus días y vería los frutos del trabajo de Su alma y estando satisfecho (Isaías 53:11). Esto no habría sido posible si no hubiera resucitado, y es exactamente lo que el siguiente versículo promete que pasará: “Tus muertos vivirán; sus cadáveres resucitarán. ¡Despertad y cantad, moradores del polvo! porque tu rocío es cual rocío de hortalizas, y la tierra dará sus muertos” (Isaías 26:19). El cumplimiento de esta profecía está escrito en Mateo 27:52-53: “Y se abrieron los sepulcros, y muchos cuerpos de santos que habían dormido, se levantaron; y saliendo de los sepulcros, después de la resurrección de él, vinieron a la santa ciudad, y aparecieron a muchos”.

66

Contendiendo por la fe

¿Cómo es posible que un hombre mortal como Isaías pudiera declarar un acontecimiento con 800 años de anticipación y que se cumpliera, a menos que el Todopoderoso lo haya declarado y hecho que sucediera por medio de Su sabiduría y poder? Hace mucho tiempo, alrededor del año 1400 a.C., Moisés había declarado Su resurrección con estas palabras: “Ved ahora que yo, yo soy, y no hay dioses conmigo; yo hago morir, y yo hago vivir; yo hiero, y yo sano; y no hay quien pueda librar de mi mano. Porque yo alzaré a los cielos mi mano, y diré: Vivo yo para siempre” (Deuteronomio 32:39-40). Esta profecía se cumplirá cuando el Señor se ponga en pie sobre el monte de los Olivos y les hable a los defensores de Sion. Ellos responderán (aquí citamos Isaías 25:9): “Y se dirá en aquel día: He aquí, éste es nuestro Dios, le hemos esperado, y nos salvará; éste es Jehová a quien hemos esperado, nos gozaremos y nos alegraremos en su salvación”. La resurrección física de Jesucristo fue atestiguada por muchos que le vieron después de este gran acontecimiento:

Las cinco apariciones en el día de la Resurrección • • • • •

María (Juan 20:11-18) Las otras mujeres (Mateo 28:1-10) Los dos discípulos del camino de Emaús (Lucas 24:13-24) Pedro (Lucas 24:34-35) Los diez apóstoles (Juan 20:19-21)

Profecías inspiradas de Jesús el Cristo

67

Las apariciones entre el día de la Resurrección y el día de la Ascensión • • • • •

Ocho días después los once, incluido Tomás (Juan 20:26-31) Los siete discípulos en el mar de Tiberias (Juan 21) En el monte de Galilea (Mateo 28:16-20) Los 500 hermanos (1 Corintios 15:6) Santiago el hermano del Señor (1 Corintios 15:7)

Después sigue la ascensión de Cristo desde el monte de los Olivos, lo cual está escrito en Lucas 24:50-51 y Hechos 1:9-11. Sabemos que se le apareció al apóstol Pablo en el camino de Damasco en su conversión. Muchos han visto al Señor en su conversión a lo largo de la Era de la Iglesia, incluyendo el autor de este libro. También se le apareció a personas en diferentes momentos durante su ministerio, como es el caso del apóstol Pablo (Hechos 22:18), el apóstol Juan en la isla de Patmos (Apocalipsis 1), y también al autor de este libro.

Amado, ¡Jesús vive! ¿Pueden otros decir lo mismo de sus fundadores? La venida de nuestro Señor Jesucristo Así entonces, Cristo volverá de nuevo. Aparte de los cristianos, sólo los seguidores del Anticristo y el falso profeta pueden decir que su fundador volverá otra vez, pero consideremos una gran diferencia. El Anticristo y el falso profeta se nos dice que suben de abajo, del abismo (Apocalipsis 11:7).

68

Contendiendo por la fe

Consideremos ahora la grandeza de la resurrección de Cristo. El apóstol Pablo oró que la iglesia de los efesios pudiera recibir el espíritu de sabiduría y revelación para apreciar este evento, cuando escribe: “Alumbrando los ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis cuál es la esperanza a que él os ha llamado, y cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos, y cuál la supereminente grandeza de su poder para con nosotros los que creemos, según la operación del poder de su fuerza, la cuál operó en Cristo, resucitándole de los muertos y sentándole a su diestra en los lugares celestiales, sobre todo principado y autoridad y poder y señorío, sobre todo nombre que se nombra, no sólo en este siglo, sino también en el venidero; y sometió todas las cosas bajo sus pies, y lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia, la cual es su cuerpo, la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo” (Efesios 1:18-23). ¿Dónde estaba nuestro Señor cuando fue resucitado? El apóstol Pedro nos dice en 1 Pedro 3:18-20: “Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado en espíritu; en el cual también fue y predicó a los espíritus encarcelados, los que en otro tiempo desobedecieron, cuando una vez esperaba la paciencia de Dios en los días de Noé, mientras se preparaba el arca, en la cual pocas personas, es decir, ocho, fueron salvadas por agua”. Nuestro Señor estaba en el centro de la tierra en el reino de Satanás. Su cuerpo estaba en la tumba, pero su espíritu estaba en la tierra donde está situado el infierno. Por lo tanto, Él fue resucitado por el poder de Dios desde las mismas entrañas del infierno. Sin embargo, no estaba solo, según lo que el apóstol Pablo nos dice: “Por lo cual dice:

Profecías inspiradas de Jesús el Cristo

69

Subiendo a lo alto, llevó cautiva la cautividad, y dio dones a los hombres. Y eso de que subió, ¿qué es, sino que también había descendido primero a las partes más bajas de la tierra? El que descendió, es el mismo que también subió por encima de todos los cielos para llenarlo todo” (Efesios 4:8-10). Por eso, cuando resucitó, nuestro Señor trasladó con Él a todos los santos del Antiguo Testamento desde Su reposo en el paraíso, que está justo debajo de la superficie de la tierra, como entendemos por Samuel, que fue ascendido por la adivina de Endor (ver 1 Samuel 28:15). Por lo tanto, la resurrección de Cristo fue una ocasión trascendental digna de nuestro Dios Todopoderoso y Padre celestial. ¿Quién más ha sido resucitado para no volver a experimentar nunca más la muerte? ¿Acaso no podemos ver que Cristo es el único camino? Su tumba vacía será para siempre un monumento a Su resurrección. El propósito de la resurrección es mostrar que Él resucitó para justificarnos, para que todo aquel que crea en Él pueda tener vida eterna. Cristo ha sido aceptado como un sacrificio perfecto por nuestros pecados. Por eso, en este glorioso libro —la Biblia— son revelados la vida, ministerio, muerte y resurrección de nuestro Señor Jesucristo. Al estudiar y considerar seriamente estos hechos, hemos de darnos cuenta que Su vida fue retratada por esos profetas del Antiguo Testamento muchos años antes de Su nacimiento; no obstante, todo lo que ellos dijeron sucedió con exactitud. ¿Quién más podría haber inspirado estos escritos sino Dios? ¿Quién podría ser Jesús sino sólo el Hijo unigénito de Dios?

71

CAPÍTULO CUATRO Profecías inspiradas sobre Israel Una de las pruebas absolutas de que la Biblia es la Palabra inspirada de Dios la tenemos en el hecho de que eventos concernientes a la historia de Israel que fueron pronosticados en gran detalle (y mucho antes de su tiempo) se han cumplido.

La promesa para Abraham Comenzamos con el padre de la fe, Abraham, de quien Dios declaró que, por medio de él, todas las naciones de la tierra serían benditas. Su llamado fue declarado en Génesis 12:1-3: “Pero Jehová había dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré. Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición. Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra”. Abraham obedeció al Señor y se fue a la tierra de Canaán. Allí permaneció por un tiempo, y el Señor se le apareció y le dijo que daría la tierra a la simiente de Abraham. Génesis 15:5-6,13-14 dice: “Y lo llevó fuera, y le dijo: Mira ahora los cielos, y cuenta las estrellas si las puedes contar. Y le dijo: Así será tu descendencia. Y creyó a Jehová, y le fue contado por justicia...Entonces Jehová dijo a Abram: Ten por cierto que tu descendencia morará en tierra ajena, y será esclava allí, y será oprimida cuatrocientos años. Mas también a la nación a la cual servirán, juzgaré yo; y después de esto saldrán con gran riqueza”.

72

Contendiendo por la fe

Esta declaración profética se cumplió cuando los israelitas descendieron a Egipto y se convirtieron en una gran nación, y fueron librados de la esclavitud de los egipcios por medio del ministerio de Moisés. ¡Qué fiel y exacto es nuestro Dios! Luego Abraham tuvo dos hijos, como nos cuenta Pablo en Gálatas 4:22. Uno, Ismael, llegó por medio de una esclava (Agar), y el otro, Isaac, por medio de una mujer libre (Sara). Además, a Abraham se le dijo que el pacto se establecería por medio de Isaac, quien era el hijo milagroso de Abraham y Sara, y a quien tuvieron cuando a ambos se les había pasado el tiempo de tener hijos. Esta es una de las profecías más importantes de esos tiempos, porque en esta profecía la Biblia refuta la declaración de Mahoma y sus seguidores de que el pacto se estableció a través de Ismael. Mahoma declaró tener descendencia directa de Ismael por medio de Cetura, pero esto podría ser falso, ya que no se escribió nada de su vida hasta unos 150 años después de la muerte de Mahoma. Aunque los musulmanes consideran a Abraham un profeta, ahora dicen que el Pentateuco está corrompido, porque si no lo hicieran así, destruiría su enseñanza islámica. Abraham envió a su siervo Eliezer a que encontrara una esposa para Isaac. Por medio de Rebeca, a quien Eliezer trajo consigo, Isaac tuvo gemelos: Esaú y Jacob. Esaú le vendió su primogenitura a Jacob, y por eso el pacto se estableció por medio de Jacob. Después de luchar con Dios, Él le cambió el nombre de Jacob por Israel: “un príncipe con Dios”. Israel tuvo 12 hijos que se convirtieron en los jefes de las 12 tribus de los hijos de Israel. Uno de estos 12 hijos fue José, quien tuvo el carácter más incomparable de todos. Él recibió sueños

Profecías inspiradas sobre Israel

73

cuando tenía sólo 17 años y, de hecho, por medio de esos sueños él entendió que algún día reinaría sobre sus hermanos, y que su padre y su madre se inclinarían ante él. José fue perseguido por sus hermanos y vendido a los egipcios como esclavo.

Cautiverio en Egipto Aunque estaba cautivo en Egipto, José se convirtió en mayordomo en la casa de Potifar, el capitán de la guardia del faraón. Fue falsamente acusado por la mujer de Potifar y lo metieron a la cárcel, donde de nuevo salió y fue elevado a la prominencia. En la prisión, la palabra del Señor le probó, hasta que le llevaron delante de Faraón para interpretar sus sueños. Como resultado de su exitosa interpretación, faraón nombró a José el segundo gobernante de la tierra después de él. Según la interpretación de los sueños de Faraón, pasaron los siete años de prosperidad con una abundante cosecha, donde José almacenó suficiente para los siete años de hambruna que seguirían. De ese modo pudo preservar a la población en el tiempo de la hambruna en la tierra de Cam. Después, cuando José tenía 39 años, sus hermanos llegaron y se postraron ante él, y él les proporcionó un lugar en la tierra de Egipto para que habitasen. De esta manera, los sueños de José (que había tenido a la temprana edad de 17 años) se cumplieron. Se nos dice en los Salmos que fue Dios el que provocó esta hambruna. Su propósito era hacer descender a Jacob y su familia a Egipto para residir y multiplicarse allí. Entonces subió al trono un faraón que no conocía a José, y el resultado fue el temor de que los hijos de Israel superasen en

74

Contendiendo por la fe

número a los egipcios. Dios hizo que los corazones de los egipcios odiaran a Su pueblo (Salmo 105:25) y los oprimieran. Esto fue para que se cumpliera la profecía que el Señor le había dado a Abraham de que su descendencia sería extranjera en una tierra que no era la suya (Egipto) y que les servirían durante 400 años (Génesis 15:13).

Liberación en Egipto Cuando Israel clamó a Él, el Señor levantó un salvador en la persona de Moisés. Usando a Moisés y su hermano Aarón, Dios mostró sus señales y prodigios en la tierra de Cam (Egipto). Esto fue para que avanzaran los propósitos de Dios, con el fin de hacerse a Sí mismo un glorioso nombre por medio de las manifestaciones de Su poder a través de las diez plagas. Por medio de estas diez poderosas plagas el Señor juzgó a Egipto, como se lo había declarado a Abraham en Génesis 15:14. Conforme a esta palabra profética dada a Abraham con unos 400 años de anticipación, los egipcios enviaron al pueblo de Dios dándoles sus riquezas. Así comenzó el viaje de los hijos de Israel desde Egipto hacia la Tierra Prometida de Canaán, conocida como “Palestina” y la nación de “Israel” en la actualidad. Esto también le fue dicho a Abraham en Génesis 15:16, cuando dice: “Y en la cuarta generación volverán acá; porque aún no ha llegado a su colmo la maldad del amorreo hasta aquí”. Este viaje les llevó 40 años. Fue un viaje milagroso, en el que sus ropas y sus calzados no se gastaron. No comieron pan, sino que fueron nutridos por

Profecías inspiradas sobre Israel

75

una provisión diaria milagrosa de maná y sustentados en el desierto. Podemos preguntarnos: ¿Ha hecho algún dios alguna vez maravillas tales habiéndolas declarado con 400 años de anticipación y después hizo que ocurrieran?”. Luego les sacó con su brazo firme y les abrió el mar Rojo para que pasaran por tierra seca. El Señor endureció el corazón del faraón, quien les perseguía con su ejército. Los egipcios se ahogaron cuando el Señor hizo que las aguas volvieran de nuevo a su cauce (Éxodo 14). ¿Ha hecho algún dios tales cosas?

El monte Sinaí Una de las paradas destacadas que se produjeron por el desierto fue el monte Sinaí. Allí el Señor le dio a Moisés los Diez Mandamientos, los cuales, si los obedecían, les harían una nación sabia. (Hablaremos más sobre los Diez Mandamientos más adelante). También le dio a Moisés los planos del tabernáculo, que les enseñaba cómo un Dios santo podría morar con Su pueblo pecaminoso. Por medio de las tres partes del tabernáculo tendrían un entendimiento de cómo podían acercarse a su santo Dios. En este monte, el Señor le dio a Moisés la ley moral y social escrita en el libro de Levítico. Entre estas enseñanzas estaba el mandamiento de amar al prójimo como a ellos mismos.

Las llanuras de Moab Después de su estancia de 40 años en el desierto llegaron a las llanuras de Moab, donde Dios dio el quinto libro de Moisés llamado Deuteronomio.

76

Contendiendo por la fe

Este viaje lo mencionó el apóstol El viaje de Pablo en 1 Corintios 10 como algo que fue dado para nuestra propia Israel ilustra instrucción, sobre quienes ha el viaje de un llegado el fin del mundo. También cristiano desde lo menciona frecuentemente en su la tierra al cielo. epístola a los Hebreos. El viaje de Egipto (un tipo de este mundo) a Sion (un tipo de la Sion espiritual del cielo) está lleno de principios e ilustra el viaje de un cristiano de la tierra al cielo. (Para un estudio exhaustivo, por favor vea nuestro libro titulado El viaje de Israel).

Profecías a las 12 tribus Tanto Jacob (Génesis 49) como Moisés (Deuteronomio 33), antes de morir dieron profecías a las tribus individuales, las cuales consideraremos ahora. Rubén, hijo de Lea, significa “un hijo”: Inestable como el agua, no prosperarás debido a la inmoralidad. Simeón, hijo de Lea, significa “oído”: Instrumento de crueldad y terco, será dividido en Jacob y esparcido en Israel. Simeón, en realidad, no tuvo su propia herencia sino que habitó entre la tribu de Judá. Leví, hijo de Lea, significa “unido”: Queriendo decir más tarde que serían unidos al Señor. Se convirtieron en los sacerdotes del Señor y ministraron ante Él. Dios era su herencia.

Profecías inspiradas sobre Israel

77

Judá, hijo de Lea, significa “alabanza”: No sólo él alaba al Señor sino también sus hermanos lo alaban a él, ya que es de Judá de donde proceden tanto David como Jesucristo. Es semejante a un león, porque a Judá le ha sido dado el Cetro y el Dador de la Ley, que es Cristo Jesús. Esta profecía se pronunció alrededor del año 1600 a.C. y se cumplió en David cuando fue ungido como rey, alrededor del año 1000 a.C. Dan, hijo de Bilha, (sirvienta de Raquel) significa “juez”: Fue concebido por la envidia de Raquel hacia su hermana Lea, la cual dio a luz hijos mientras que Raquel era estéril. Dan significa “juez, juzgado o juzgar”. Jacob profetizó de él que juzgaría a su pueblo, aparentemente como una de las otras tribus. En realidad, es “una serpiente junto al camino, víbora junto a la senda, que muerde los talones del caballo, y hace caer hacia atrás al jinete” (Génesis 49:17). Debemos insertar aquí una triste historia antes de continuar con nuestra narrativa. Cierto pastor estaba mirando un día a sus hijos con pesar. Vio claramente en ellos actitudes que sabía que más tarde les causarían problemas. Con su espíritu angustiado, acudió al Señor para preguntar por qué sus hijos tenían esos rasgos de carácter, a lo que el Señor respondió: “Analiza cuál era tu estado espiritual cuando fueron concebidos”. Al reflexionar, el pastor se dio cuenta, para su pesar, que estaban manifestando malas tendencias con las que él no había tratado en su propia vida en el momento de su concepción, por lo que se arrepintió ante el Señor por el estado de sus hijos. Por lo tanto, busque al Señor fervientemente antes de concebir un hijo, para que no haya nada en nosotros que pueda traerle sufrimiento a otro.

78

Contendiendo por la fe

La envidia de Raquel fue muy costosa, ya que su hijo Dan es el apóstata de la tribu, pues no se le menciona en el libro de Apocalipsis 7:5-8 entre las otras once tribus, al ser reemplazado por Manasés, el hijo mayor de José (que tuvo una doble porción). Hay otros dos grupos de 12 líderes en la historia de la nación de Israel, cada uno de los cuales tiene un apóstata. Hubo un juez apóstata (Abimelec) y un apóstol del Cordero apóstata (Judas). Observe cómo termina el pasaje sobre estas tribus en Génesis capítulo 49: “Tu salvación esperé, oh Jehová” (Génesis 49:18). Aquí, aparentemente Dan plaga a los otros miembros de la iglesia, al ser un vaso de ira que Dios soporta con mucha paciencia y usa para afligir al justo hasta que lleva a cabo la tarea de refinamiento. Esto ocurre así para poder dar a conocer las riquezas de Su gloria en los vasos de misericordia, los cuales ha preparado de antemano para gloria (Romanos 9:22-23). Un apunte más sobre Dan es que aunque no le vemos en el cielo, aparece en la lista de las tribus del periodo milenial del reinado de Cristo sobre la tierra (Ezequiel 48). Hay, por lo tanto, una fuerte base para creer que Dan irá con el Anticristo, y después con Satanás, cuando este sea soltado después de los 1000 años para engañar a las naciones por última vez (Apocalipsis 20:1-10). Neftalí, hijo de Bilha (sirvienta de Raquel), significa “lucha”: Fue concebido en un espíritu de fuerte lucha con la hermana de Raquel, Lea. ¡Qué casa tan miserable edificó Jacob! Sin embargo Dios, en la grandeza de Su magnanimidad hacia los hombres, usa incluso sus

Profecías inspiradas sobre Israel

79

debilidades para llevar a cabo algo hermoso en sus vidas. La profecía pronunciada sobre Neftalí es que es como una cierva suelta (lleno de energía) que da buenas palabras. ¡Qué dulce y hermoso es esto a pesar de la condición de Raquel en su concepción! Luego Moisés en su profecía declara: “Neftalí, saciado de favores, y lleno de la bendición de Jehová, posee el occidente y el sur” (Deuteronomio 33:23). Esto habla del hecho que ellos heredaron la tierra al Oeste del mar de Galilea, yendo hacia el Sur. Es a ellos a los que habla Isaías 9:1-2, cuando se les promete una gran luz, el Señor Jesús, el cual hizo cerca del 70 por ciento de Sus milagros en Su tierra y la tierra de Zabulón, colindando con ellos al Sur. ¿Se puede acaso dudar de que la Biblia sea algo menos que la Palabra de Dios? ¿Qué otro libro ha podido predecir los hechos acontecidos sobre la tierra unos 800 años antes de que ocurran? Ninguno. Gad, hijo de Zilpa (sirvienta de Lea), significa “tropa”: De él está escrito que ejecutará la justicia del Señor. Esto se cumplió en los días de Elías, que era de la tribu de Gad. Se convirtió en uno de los dos ungidos, junto con Moisés, que están junto al Señor de toda la tierra. Aser, hijo de Zilpa, (sirvienta de Lea), significa “feliz”: Él sería bendecido con hijos, para ser aceptable ante sus hermanos. Recibió la gloriosa promesa: “…Y como tus días serán tus fuerzas” (Deuteronomio 33:25). También mojaría su pie en aceite.

80

Contendiendo por la fe

Isacar, hijo de Lea, significa “alquilar”: Para la concepción de su hijo, Lea le alquiló a Raquel a su marido con las mandrágoras de su hijo Rubén (Génesis 30:15), y por eso su nombre significa “alquilar”. De él se dijo: “Isacar es un asno fuerte que se recuesta entre los apriscos; y vio que el descanso era bueno, y que la tierra era deleitosa; y bajó su hombro para llevar, y sirvió en tributo” (Génesis 49:14-15). De nuevo, vemos como el estado en la concepción forma el carácter del niño. Concebido como alguien que ha sido contratado, cuando Isacar creció eligió ser un siervo ¡Cuánto hemos de aprender de estas lecciones! Su bendición, junto a la de Zabulón, fue que se regocijarían en sus tiendas (suyo fue el gozo de los que sirven a otros, como leemos en Deuteronomio 33:18). Zabulón, hijo de Lea, significa “lugar de morada”: De él se profetizó lo siguiente: “Zabulón en puertos de mar habitará; será para puerto de naves, y su límite hasta Sidón” (Génesis 49:13). Qué gozo y privilegio ser un puerto para los que están pasando por las tormentas de la vida. José, hijo de Raquel, significa “Él añade”: Recibió la doble porción de la bendición entre las tribus. Recibió dos porciones en Israel, y esas dos porciones eran esencialmente la herencia del hijo de José, Manasés, y la tribu de José (o Efraín) cuando la tierra de Israel fue dividida entre las tribus. De hecho, ese era el derecho del primogénito, el cual Rubén había perdido debido a su inmoralidad. Benjamín, hijo de Raquel (nacido mientras moría), significa “hijo de mi brazo derecho”: Es llamado el hijo de su brazo

Profecías inspiradas sobre Israel

81

derecho y el amado del Señor. La tribu se unió de muchas maneras a Judá durante la historia de los hijos de Israel. Por las declaraciones hechas anteriormente con relación a las profecías que Abraham recibió y que se cumplieron a través de su simiente, vemos que Israel es la nación escogida de Dios como Él mismo dice en Deuteronomio 4:5-8: “Mirad, yo os he enseñado estatutos y decretos, como Jehová mi Dios me mandó, para que hagáis así en medio de la tierra en la cual entráis para tomar posesión de ella. Guardadlos, pues, y ponedlos por obra; porque esta es vuestra sabiduría y vuestra inteligencia ante los ojos de los pueblos, los cuales oirán todos estos estatutos, y dirán: Ciertamente pueblo sabio y entendido, nación grande es esta. Porque ¿qué nación grande hay que tenga dioses tan cercanos a ellos como lo está Jehová nuestro Dios en todo cuanto le pedimos? ¿Y qué nación grande hay que tenga estatutos y juicios justos como es toda esta ley que yo pongo hoy delante de vosotros?”. En las llanuras de Moab, Moisés declaró la futura esclavitud de Israel ante los babilonios. Dijo que cuando entraran en la tierra se olvidarían del Señor y Sus mandamientos. Dios levantaría otra nación que les asediaría y derribaría, tomándoles en cautividad (Deuteronomio 28:47-53). Esta profecía fue dada alrededor del año 1400 a.C. y se cumplió en el año 586 a.C. por medio de los babilonios, unos 800 años después. ¿Cómo puede alguien decir que la nación de Israel es como cualquier otra nación? Ninguna nación está gobernada por tales dichos proféticos. La Biblia está llena de profecías que gobiernan la historia de los hijos de Israel desde su comienzo

82

Contendiendo por la fe

como nación hasta el final del periodo de mil años del reinado de Cristo sobre la tierra, como veremos más tarde en nuestra exposición de su historia.

La conquista de la Tierra Prometida Al pasar a la Tierra Prometida, sucedió otro gran milagro. El río Jordán, con un gran caudal, hizo retroceder sus aguas e Israel cruzó por tierra seca, como lo habían hecho en el mar Rojo 40 años atrás. El Señor después se le apareció a Josué, el nuevo líder que reemplazó a Moisés tras su muerte. Le dio el plan de batalla para conquistar la primera ciudad: Jericó. Los israelitas tenían que caminar alrededor de la ciudad durante seis días y al séptimo día habrían de caminar alrededor siete veces, y luego la congregación tenía que dar un gran grito. Así lo hicieron, ¡y el Señor hizo que los muros cayeran! Los israelitas después se apresuraron a entrar y conquistaron la ciudad y mataron a sus habitantes.

El reinado de David No fue hasta la venida de David que Israel conquistó toda la tierra que Dios le había prometido a Abraham. Este hombre destacado de Dios fue, en un sentido muy real, un tipo del Mesías, el Señor Jesucristo, el Hijo de Dios. David fue un profeta, y a través de sus salmos, unos 70 en total, ha dado ánimo a los santos de todas las generaciones, así como profecías sobre los sufrimientos de Jesús, particularmente en el Salmo 22. Como sacerdote, tuvo la

Profecías inspiradas sobre Israel

83

revelación del verdadero sacrificio que Dios desea: un hombre que haga Su completa voluntad (Salmo 40:6-8). Esto se cumplió en el Señor Jesucristo, pero es también el objetivo de todos los creyentes. Nosotros también deberíamos buscar ofrecer nuestros cuerpos como sacrificios vivos, aceptables al Padre. Como rey, David fue un tipo de Jesús, el Rey de reyes, quien montado sobre un pollino en Su entrada en Jerusalén, fue aclamado por las multitudes como Rey el domingo de ramos. Después de que este rey guerrero sometiera a los enemigos de Israel, llevó a la nación al descanso de Dios, prometido durante tanto tiempo, y les preparó para la ascensión de su hijo Salomón al trono.

El reinado de Salomón Salomón edificó el templo, con los patrones que David había recibido del Señor. Salomón entró en una nueva dispensación en cuanto al trato de Dios con Israel; el Señor levantó a Israel para enseñar a las naciones los caminos de Dios en toda sabiduría. Israel, tipo de la Iglesia, fue usada especialmente en esta nueva era bajo Salomón para ser una nación que enseñara a otros la sabiduría de Dios. Todas las naciones venían a oír la sabiduría que Dios le había dado. La destacada reina de Saba le dijo al rey: “Y dijo al rey: Verdad es lo que oí en mi tierra de tus cosas y de tu sabiduría; pero yo no lo creía, hasta que he venido, y mis ojos han visto que ni aún se me dijo la verdad; es mayor tu sabiduría y bien, que la fama que yo había oído” (1 Reyes 10:6-7). De igual forma,

84

Contendiendo por la fe

la Iglesia ha de hacer hoy lo mismo, como leemos en Efesios 3:10: “Para que la multiforme sabiduría de Dios sea ahora dada a conocer por medio de la iglesia a los principados y potestades en los lugares celestiales”. El reinado de Salomón comenzó con buenos auspicios con la gloria del Señor llenando el templo, pero comenzó a degenerar debido a que Salomón tomó para sí muchas mujeres. Aquello fue una desobediencia directa a las leyes para los reyes promulgadas en Deuteronomio 17:17. Esas mujeres alejaron el corazón de Salomón de Dios para adorar ídolos, y el Señor decretó que tras su muerte el reino sería dividido, y así fue. Los descendientes de David reinaron sobre el reino del Sur (Judá), mientras que los reyes del reino del Norte (Israel) fueron gente común, al igual que sus sacerdotes.

El reino del norte Desde el comienzo, el reino del Norte cayó en la idolatría y en todos los pecados imaginables, y aunque Dios les reprendió por medio de profetas que no escribieron (Elías y Eliseo, por ejemplo), al igual que por otros profetas que sí escribieron (como Oseas y Amós), no quisieron volver de todo corazón al Señor. El Señor les avisó del inevitable juicio que seguiría, incluyendo el hecho de que su capital se reduciría a polvo. Y lo cumplió cuando levantó a los asirios, quienes finalmente sitiaron la ciudad y la capturaron en el año 722 a.C. El reino del Norte tuvo 20 reyes en un periodo de tiempo de 200

Profecías inspiradas sobre Israel

85

años. Reyes posteriores de Asiria —Esarhadón y Asurbanipal— ordenaron la dispersión de las diez tribus hasta los extremos del imperio asirio. Además, en la tierra de Israel, gente de diversas nacionalidades de esos otros lugares los reemplazaron.

El reino del sur El Señor siguió tratando con Judá, pero ellos siguieron en los pasos del reino del Norte. Hubo avivamientos bajo reyes destacados como Josafat, Ezequías y Josías (un hombre al que Dios nombró en 1 Reyes 13:2, unos 350 años antes de que naciera). Tristemente, los pecados de Judá fueron tan viles (especialmente con el rey Manasés) que la profecía de Moisés, ese hombre de Dios, se cumplió finalmente con Nabucodonosor, rey de Babilonia. En tres asedios sucesivos, tomó prisionero a Judá y finalmente destruyó Jerusalén y el templo en el año 586 a.C. El profeta Jeremías, que vivió en los años previos y durante la deportación, declaró que Israel estaría en cautiverio durante 70 años (Jeremías 25:11). Esta profecía se cumplió desde el año 606 a.C. hasta el 536 a.C.

La Era de la Restauración La siguiente dispensación en la historia de la nación de Israel fue llamada la Era de la Restauración. Básicamente, es el periodo desde el retorno de Israel a Jerusalén en tres migraciones diferentes desde Babilonia a su propia tierra. La primera de estas migraciones se produjo en el

86

Contendiendo por la fe

año 536 a.C., liderada por Zorobabel. Bajo su supervisión, se terminó el templo en el año 516 a.C. Cronológicamente, sigue el libro de Ester, que ocurrió durante el reinado de Jerjes (486-461 a.C.). Después Esdras lideró el segundo retorno durante el reinado del siguiente rey, Artajerjes, en el año 458 a.C. Finalmente, la tercera migración ocurrió bajo Nehemías en el año 445 a.C., quien reconstruyó las murallas de Jerusalén. En nuestros capítulos sobre los profetas desarrollaremos el cumplimiento de otras profecías durante este mismo periodo, que duraría hasta el tiempo del nacimiento de Jesús en el año 5 a.C.

El poder sucesivo La nación de Israel fue gobernada sucesivamente por los babilonios, los persas y luego los griegos bajo Alejandro. Después siguieron dos de las dinastías de los generales de Alejandro: Seleúcido, que reinó desde Siria, y Ptolomeo, que reinó desde Egipto.

Israel en el tiempo de Jesús Después de esto, Roma se convirtió en el poder dominante y reinó sobre Israel con un rey edomita, Herodes el grande, quien era el rey en la época del nacimiento de Jesús. A esto le siguió el que la nación se dividiera y reinaran sus hijos: Herodes Antipas, Tetrarca de Galilea y Perea (4 a.C. – 39 d.C.), a quien Pilato envió a Jesús (Lucas 23:7-12); y Herodes Felipe II, Tetrarca de Iturea y Traconitis (4 a.C. – 34 d.C.). Los emperadores romanos más relevantes fueron el césar Octavio Augusto, que fue el emperador en el tiempo del nacimiento de Jesús, y Tiberio, que fue emperador en el tiempo de Su

Profecías inspiradas sobre Israel

87

crucifixión. Poncio Pilato fue designado gobernador de Judea, y lo era cuando Jesús fue crucificado. En Su último camino desde Jerusalén al Gólgota, Jesús respondió así a las mujeres que lloraban: “Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí, sino llorad por vosotras mismas y por vuestros hijos” (Lucas 23:28). Esto lo dijo para confirmar Sus palabras con relación a la caída de Jerusalén en el año 70 a.C., lo cual Él mismo había profetizado en Lucas 21:20-24: “Pero cuando viereis a Jerusalén rodeada de ejércitos, sabed entonces que su destrucción ha llegado. Entonces los que estén en Judea, huyan a los montes; y los que en medio de ella, váyanse; y los que estén en los campos, no entren en ella. Porque estos son días de retribución, para que se cumplan todas las cosas que están escritas. Mas ¡ay de las que estén encintas; y de las que críen en aquellos días! Porque habrá gran calamidad en la tierra, e ira sobre este pueblo. Y caerán a filo de espada, y serán llevados cautivos a todas las naciones, y Jerusalén será hollada por los gentiles, hasta que los tiempos de los gentiles se cumplan”.

La reaparición de Israel La nación de Israel no ha sido una entidad desde el año 70 d.C., cuando fue desolada por Tito. Hasta el año 1948 d.C. dejó de estar bajo mandato británico y se convirtió de nuevo en una nación soberana. Esto fue así para que se cumpliese la profecía de Jeremías 30:3: “Porque he aquí que vienen días, dice Jehová, en que haré volver a los cautivos de mi pueblo Israel y Judá, ha dicho Jehová, y los traeré a la tierra que di a sus padres, y la disfrutarán”. ¿Por qué razón? Es para que esté allí para la angustia de Jacob, o la Gran Tribulación (Jeremías 30:7).

88

Contendiendo por la fe

Los días que conducirán a ese evento también nos los dieron los profetas con toda claridad, como leemos en Joel 3:1-2: “Porque he aquí que en aquellos días, y en aquel tiempo en que haré volver la cautividad de Judá y de Jerusalén, reuniré a todas las naciones, y las haré descender al valle de Josafat, y allí entraré en juicio con ellas a causa de mi pueblo, y de Israel mi heredad, a quien ellas esparcieron entre las naciones, y repartieron mi tierra”. Por lo tanto, lo que vemos que está ocurriendo en el comienzo de este siglo XXI —la división de la tierra de Israel— fue profetizado por el profeta Joel hace unos 2,700 años. ¿Cómo se podría predecir un relato actual con tanta precisión si no fuera por el Dios Altísimo, quien puede declarar situaciones políticas y hacer que sucedan según Su calendario de eventos? Hay otros hechos que fueron profetizados por los profetas concernientes a los días en los que estamos viviendo, pero los veremos más detenidamente cuando lleguemos a los capítulos finales. En capítulos sucesivos veremos los mensajes de los profetas y la Segunda Venida de Cristo.

El futuro de Israel La historia de la nación de Israel en esta dispensación de gracia en la que estamos viviendo terminará con el último gran sitio a Jerusalén. Rodeada de naciones paganas, Jerusalén será invadida, pero Sion resistirá. Luego, el Señor mismo aparecerá y Sus pies se asentarán sobre el monte de los Olivos, como está escrito en Zacarías 14:2-4: “Porque yo reuniré a todas las naciones para combatir contra

Profecías inspiradas sobre Israel

89

Jerusalén; y la ciudad será tomada, y serán saqueadas las casas, violadas las mujeres; y la mitad de la ciudad irá en cautiverio, mas el resto del pueblo no será cortado de la ciudad. Después saldrá Jehová y peleará con aquellas naciones, como peleó en el día de la batalla. Y se afirmarán sus pies en aquel día sobre el monte de los Olivos, que está en frente de Jerusalén al oriente; y el monte de los Olivos se partirá por en medio, hacia el oriente y hacia el occidente, haciendo un valle muy grande; y la mitad del monte se apartará hacia el norte, y la otra mitad hacia el sur”. Luego el Señor Jesús reinará en Jerusalén, y durante 1000 años se establecerá Su reino de paz sobre la tierra, con Israel como la nación más respetada sobre la tierra. Después vendrán el cielo nuevo y la tierra nueva, e incluso la Jerusalén celestial tendrá 12 puertas sobre las que están escritos los nombres de las 12 tribus de Israel (Apocalipsis 20-21). ¿Existe alguna otra nación que tenga tales promesas hechas por un Dios así como las que tiene la nación de Israel? No, ninguna. ¿Acaso no podemos ver que el único Dios verdadero es el Dios de Israel que solamente hace cosas maravillosas? Postrémonos y adorémosle. ¿Hay algún otro libro como la Biblia? No, ninguno. Así pues, meditemos en él diariamente. Amén, y gloria a Dios.

91

CAPÍTULO CINCO Las enseñanzas de Moisés Las figuras más veneradas en la mente y el corazón de los israelitas piadosos son las de Abraham y Moisés. Posiblemente, los estudiosos incluirán también a Esdras, a quien se denominó el segundo Moisés. Sin embargo, es a la persona de Moisés a quien pasamos ahora para poder entender el fundamento que este hombre, poderoso en palabras y hechos, logró durante su estancia en la tierra.

Los Diez Mandamientos Moisés, llamado de Dios y escogido para ser el salvador de su nación, fue fiel en toda su casa. Con señales y maravillas poderosas, sacó al pueblo de Israel de la esclavitud de Egipto. No obstante, dejó una huella mucho mayor en la nación al darles la Ley, basada en los Diez Mandamientos que Moisés recibió cuando estuvo en el monte Sinaí con Dios durante 40 días y noches. Estos Diez Mandamientos, escritos por el dedo de Dios sobre tablas de piedra, han sido el fundamento de toda la ley occidental. ¿Cuáles son? Leemos en Éxodo 20:3-17: “No tendrás dioses ajenos delante de mí. No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen, y hago misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos.

92

Contendiendo por la fe

No tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano; porque no dará por inocente Jehová al que tomare su nombre en vano. Acuérdate del día de reposo para santificarlo. Seis días trabajarás, y harás toda tu obra; mas el séptimo día es reposo para Jehová tu Dios; no hagas en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni tu extranjero que está dentro de tus puertas. Porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, Jehová bendijo el día de reposo y lo santificó. Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que Jehová tu Dios te da. No matarás. No cometerás adulterio. No hurtarás. No hablarás contra tu prójimo falso testimonio. No codiciarás la casa de tu prójimo, no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su criada, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo”. Encontramos una lista similar en Deuteronomio 5:7-21. Como mencionamos anteriormente, Deuteronomio significa la segunda lectura de la Ley. Vale la pena mencionar que cualquier civilización está fundada sobre estos mandamientos. La atea Revolución Francesa intentó cambiar el día de reposo del séptimo al décimo día, pero tuvieron que volver al séptimo día original ya que ningún hombre o bestia podía soportar un ciclo de diez días.

El significado de las fiestas Moisés fue llamado el dador de la Ley, y como tal asentó la base para la jurisdicción civil en la nación de Israel. Sin embargo, no sólo hizo eso, sino que dio también las leyes espirituales y ceremoniales, como vemos en el libro de Levítico (llamado el “manual” del sacerdote). El libro de

Las enseñanzas de Moisés

93

Levítico narra los detalles sobre las ceremonias que se habrían de guardar durante el año, incluyendo los sábados semanales y las fiestas del Señor. Estas fiestas también nos muestran las siete experiencias en la vida de un cristiano, y son las siguientes: 1. La fiesta de la Pascua, que simboliza la salvación, porque Jesucristo es nuestra Pascua (1 Corintios 5:7). 2. La fiesta de los Panes sin levadura, que nos habla de alimentarnos con el Pan de vida (Cristo: la Palabra de Dios). Tras nuestra conversión, hemos de leer la Palabra de Dios día a día. 3. La gavilla de los primeros frutos [las primicias], tipificando la resurrección de Cristo (1 Corintios 15:23). Representa el agua bautismal (al ser enterrado con Cristo y luego levantado para una nueva vida caminando con Él). 4. La fiesta de Pentecostés, que es la fiesta que gobierna el bautismo del Espíritu Santo con su señal inicial de hablar en lenguas (Hechos 2:1-4). 5. El sonido de las trompetas (Levítico 23:24), que significa que el Señor va a hacer algo nuevo (ej.: Números 10:1-10). Es volver a buscar a Dios en una forma nueva. 6. El día de expiación (Levítico 23:27-32), un tiempo para afligir el alma y limpiar profundamente la nación y sus individuos. Nos habla de la vida crucificada. 7. La fiesta de los tabernáculos (Levítico 23:34-36), el tiempo de la cosecha: una fiesta de gloria, gozo y descanso. Es la bendita lluvia postrera que nos lleva a la madurez.

94

Contendiendo por la fe

El Tabernáculo de Moisés Con la revelación del tabernáculo en Éxodo 25–27 (de aquí en adelante llamado el Tabernáculo de Moisés), le dio al pueblo un entendimiento de la forma en la que un pecador se puede acercar al Dios santísimo. Había tres partes diferenciadas en este tabernáculo: A. El Atrio (compuesto por una puerta rodeada de una valla de lino). Esto significa que Cristo es la Puerta y el hecho de que sólo hay una entrada al cielo, como después lo dijo el Señor: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí” (Juan 14:6). Dos de las siete piezas de mobiliario se encuentran en el Atrio. 1. El Altar de bronce, sobre el que se ofrecían los sacrificios. Sobre este altar se ofrecía el cordero pascual, que se entregaba por los pecados del pueblo y al salpicar su sangre sobre los postes de sus casas y sobre ellos mismos. Cristo es nuestro Cordero Pascual, y cuando le recibimos en nuestro corazón somos salvos por el derramamiento de Su sangre por nosotros en la cruz del Calvario. 2. La Fuente de bronce o Lavacro, que simboliza el bautismo en agua y el lavamiento en agua por la Palabra de Dios. B. El Lugar Santo. Esto formaba, junto con el Lugar Santísimo, lo que realmente era el tabernáculo, consistente en un marco de 48 tablas de madera cubiertas con cortinas. La entrada eran cinco pilares sobre los que colgaba una cortina. El tabernáculo estaba dividido en

Las enseñanzas de Moisés

95

dos partes por cuatro pilares, sobre los que colgaba un velo. En el Lugar Santo encontramos las siguientes piezas de mobiliario: 1. El Candelero con sus siete lámparas, significando las siete unciones del Espíritu del Señor que encontramos en Isaías 11:2: (1) el Espíritu del Señor, (2) el Espíritu de sabiduría, (3) el Espíritu de entendimiento, (4) el Espíritu de consejo, (5) el Espíritu de poder, (6) el Espíritu de conocimiento y (7) el Espíritu del temor del Señor. 2. La mesa de los panes, tipificando a Cristo, el Pan de Vida. 3. El altar del incienso, el lugar de intercesión, adoración y oración. C. El Lugar Santísimo, que a menudo se llamaba “el lugar dentro del velo” (significando, para el creyente, la vida crucificada). Aquí encontramos: 1. El Arca del Pacto, que contenía dos tablas de piedra. 2. El Propiciatorio (o asiento de misericordia) de oro puro, que cubría el Arca. Aquí, en la presencia misma de Dios, Moisés habló cara a cara con Dios, como un amigo habla con su amigo. ¿Acaso algún líder, por medio de un contacto directo con Dios, ha sido capaz de dar unas direcciones tan explícitas a su nación concernientes a las leyes y la guía espiritual como lo hizo Moisés? ¿Acaso algún líder ha tenido nunca una relación tan íntima con su Dios como la tuvo Moisés?

96

Contendiendo por la fe

¿Acaso alguna religión ha influenciado jamás a la humanidad y ha sido un ejemplo para ella como lo fue Israel, como se nos dice en la Biblia? ¿Ha manifestado alguna vez algún líder la gloria visible de Dios como lo hizo Moisés, de tal forma que tuvo que cubrir su rostro cuando se dirigió a la gente? No, ninguno. Seguramente no necesitamos ninguna otra prueba de que el Dios de Israel es el único Dios verdadero, el Creador del universo. Jesús dijo: “No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir” (Mateo 5:17). Cada letra y título de los Diez Mandamientos, y el significado espiritual de la ley ceremonial, se cumplió en Jesús. El Tabernáculo de Moisés, que fue un patrón del templo celestial, fue purgado por la sangre de los animales; sin embargo, se nos dice en Hebreos 9:23-24 que los cielos están purgados con la mismísima sangre de Cristo.

97

CAPÍTULO SEIS Las enseñanzas de los profetas El tema durante todo nuestro libro es probar la infalibilidad de la Biblia como la Palabra de Dios, para mostrar que ninguna mente humana podría haber escrito o compuesto este libro durante los siglos que cubre. También, hemos dicho que el testimonio del Señor Jesucristo es el Espíritu de la profecía; por lo tanto, se demuestra así que la Biblia es infalible por las declaraciones que encontramos en ella concernientes a futuros eventos que ya han sucedido. Podemos anticipar con confianza que las cosas que todavía no se han cumplido (por no llegar aún su momento), sin duda se cumplirán. El Antiguo Testamento de la Biblia está dividido en las siguientes secciones: • El Pentateuco, que comprende los cinco libros de Moisés (el autor). • Los libros históricos, escritos por diversos autores. • Los Salmos, escritos principalmente por el rey David. • Los libros poéticos de Salomón. • Los Profetas, que son 16 en total, y comprenden los profetas mayores (Isaías; Jeremías junto con sus Lamentaciones; Ezequiel y Daniel), y luego los 12 profetas menores. Ya hemos estudiado el material de todas estas secciones, pero queremos repasar de nuevo cuidadosamente las enseñanzas de los profetas. Básicamente, podemos decir que su mensaje gira en torno al hecho de que Israel no guardó la Ley de Moisés (que debía ser su sabiduría). Los profetas,

98

Contendiendo por la fe

por lo tanto, lo que hicieron fue llamar constantemente a la nación a que se volviera de sus pecados a los caminos de justicia, que consistían en guardar esas leyes. Sin embargo, fluyendo entre sus llamados al arrepentimiento se encontraban las promesas que el Señor estaba haciendo a la nación con respecto a su futuro. Así pues, nuestro objetivo será considerar estos libros proféticos uno a uno y atisbar algunas de esas promesas para apoyar el tema de la infalibilidad de la Palabra de Dios.

El libro de Isaías Ya hemos citado extensamente este libro para mostrar que el profeta Isaías profetizó la venida del Señor Jesús y el futuro de la nación de Israel. Sin embargo, hay una o dos profecías que podemos mencionar que no hemos citado aún. Una de ellas tiene que ver con el rey Ciro, de quien Isaías habla unos 150 años antes de su nacimiento. Dice de él que un rey reinará en justicia, y ha habido consenso entre los historiadores en el hecho de que Ciro fue un líder ideal y modelo. Ciro destacó particularmente por su magnanimidad y, como dice Isaías 45:13, él soltará a los prisioneros de Israel, no por precio o recompensa. Tal como Dios había declarado, eso fue exactamente lo que hizo. Tras 70 años de cautividad en Babilonia, Ciro, en su primer año de reinado, promulgó un decreto por el que el templo debía ser reconstruido, en el año 536 a.C. (Esdras 1:1-4). Así pues, antes de que el templo fuera destruido, el Señor declaró que sería reconstruido. Ciro no solo ordenó la reconstrucción del templo y de Jerusalén, sino que también les dio provisiones para el templo y para su

Las enseñanzas de los profetas

99

viaje. Esdras 1:7-8 dice: “Y el rey Ciro sacó los utensilios de la casa de Jehová, que Nabucodonosor había sacado de Jerusalén, los había puesto en la casa de sus dioses. Los sacó, pues, Ciro rey de Persia, por mano de Mitrídates tesorero, el cual los dio por cuenta a Sesbasar príncipe de Judá”. Ciro también predijo la caída de Babilonia, y que los ríos o fosos que protegían las murallas se secarían. La declaración llegó incluso a decir que los babilonios en la noche de la caída de su ciudad ante los medas y persas estarían ebrios (Isaías 44:28-45:1). Este es un dato confirmado en Daniel 5, donde el profeta narra la borrachera de Belsasar, el rey de Babilonia, en la noche en que Belsasar fue muerto y la ciudad capturada. Hablando aún de ese tiempo de liberación de la cautividad babilonia, él dice que sería un tiempo de gran gozo para Israel, como leemos en Isaías 55:12: “Porque con alegría saldréis, y con paz seréis vueltos; los montes y los collados levantarán canción delante de vosotros, y todos los árboles del campo darán palmadas de aplauso”. Podríamos preguntarnos: “¿Qué otra religión tiene un Dios que puede decretar todas estas cosas y hacer que se cumplan?”. Sólo el único Dios viviente de Israel podría hacer cosas tan milagrosas como estas. ¿Por qué? Solamente Él, junto a Su único Hijo son los co-creadores del universo.

El libro de Jeremías El profeta llorón es abundante en sus advertencias sobre la caída de Jerusalén ante los babilonios, lo cual se cumplió.

100

Contendiendo por la fe

Pero en una profecía excepcional sobre este tema, declaró que la cautividad duraría 70 años (Jeremías 25:11). El comienzo de los 70 años fue desde el tiempo de la primera de las tres cautividades, en el año 606 a.C. Esta profecía la leyó Daniel en el primer año de Darío, rey de los medas, en el año 539 a.C., después de que tomara Babilonia (Daniel 9:1-2). Fue sólo tres años después que Ciro ascendió al trono en el 536 a.C., y mandó promulgar su decreto permitiendo que los judíos volvieran a su tierra natal y reconstruyeran el templo (Esdras 1:1-3). ¿Ha habido alguna vez algún escrito profético que haya declarado cosas semejantes con tanto detalle y precisión?

El libro de Ezequiel Este libro detalla visiones de los cielos y el trono del Todopoderoso rodeado de cuatro criaturas vivientes (Ezequiel 1). ¿Acaso alguna otra religión ha sido capaz de proporcionar tanto detalle sobre el trono de Dios? No, ni siquiera una.

El libro de Daniel Este libro proporciona información histórica precisa sobre los detalles en la corte del rey Nabucodonosor, durante el periodo cuando su hijo Evil-merodac le reemplazó en el trono durante siete años. El rey se había transformado en una bestia, pero volvió al trono cuando pudo recobrar su razón. Después encarceló a su hijo por un manejo inadecuado de sus asuntos, y fue durante ese encarcelamiento cuando Evilmerodac se hizo amigo de Joaquín, rey cautivo de Judá, y levantó su cabeza cuando volvió a ser rey nuevamente tras la muerte de su padre Nabucodonosor (2 Reyes 25:27-30). Este libro también contiene un relato preciso de los eventos

Las enseñanzas de los profetas

101

en la corte la última noche antes de la caída de Babilonia ante Ciro. La mano de Dios escribió en la pared de la sala de banquetes: “MENE, MENE, TEKEL, UPARSIN”. Por medio de la interpretación de Daniel, era un mensaje para el rey, diciendo que había sido pesado en la balanza y fue hallado falto. Esa noche el rey Belsasar murió ante las fuerzas de los medos y los persas, quienes capturaron la ciudad (Daniel 5). Otras profecías a destacar del libro de Daniel ya han sido mencionadas, cuando declaró los reinos del mundo desde Babilonia, Persia y Grecia hasta Roma y luego hasta los últimos tiempos (Daniel 2). En ese momento deben levantarse diez reyes en los confines del antiguo imperio romano, seguidos por la aparición del Anticristo desde el infierno. Tras el reinado del Anticristo durante unos tres años y medio, el Señor vendrá en las nubes e implantará Su reino de paz durante 1000 años.

El libro de Oseas Dios ordenó a este profeta tierno y compasivo que se casara con una mujer infiel que después se fue con otros hombres, hasta que llegó a su máxima degradación. Luego el profeta recibió instrucciones de volver a tomarla, lo cual fue una señal de que Israel había sido infiel a Dios pero que Él les restauraría a Sí mismo cuando volviera a la tierra. También promete que levantaría a David como su príncipe (Oseas 3). Oseas también avisó de la destrucción que llegaría (en su época) de las diez tribus del norte debido a su maldad. Esto ocurrió en el año 722 a.C. con la caída de Samaria, su capital. ¿Acaso algún otro profeta de otra religión ha aportado una señal tan clara de las cosas que sucederían? No, ninguno. En

102

Contendiendo por la fe

el último capítulo de su libro, Oseas llama a Israel al arrepentimiento y muestra el camino por el cual quien se ha apartado puede volver a Dios: clamando a Él para que sea misericordioso y quite la iniquidad de su vida (Oseas 14:1-4).

El libro de Joel Este profeta habla con gran claridad concerniente al derramamiento del Espíritu Santo, el cual se cumplió en el día de Pentecostés en Hechos 2:1-4. Joel fue citado por el apóstol Pedro (Hechos 2:14-21) al profetizar sobre el bautismo del Espíritu Santo y los subsiguientes actos de los discípulos. Joel también avisó de la división de la tierra de Israel que vemos ocurrir en nuestros tiempos. Joel 3:1-2 dice: “Porque he aquí que en aquellos días, y en aquel tiempo en que haré volver la cautividad de Judá y de Jerusalén, reuniré a todas las naciones, y las haré descender al valle de Josafat, y allí entraré en juicio con ellas a causa de mi pueblo, y de Israel mi heredad, a quien ellas esparcieron entre las naciones, y repartieron mi tierra”. No obstante, el Señor da esperanza y seguridad de consuelo para Su pueblo, diciendo que Él les defenderá y destruirá a sus enemigos. En el versículo 16, le dice a Su pueblo: “Y Jehová rugirá desde Sion, y dará su voz desde Jerusalén, y temblarán los cielos y la tierra; pero Jehová será la esperanza de su pueblo, y la fortaleza de los hijos de Israel”. ¿Puede alguna otra religión dar tal solaz a sus seguidores y declarar con tal certidumbre lo que ocurrirá en las difíciles naciones del Medio Oriente?

Las enseñanzas de los profetas

103

El libro de Amós Amós fue un hombre sin educación formal que declaró la verdad advirtiendo a su pueblo con relación a los juicios venideros, y a la vez dio también mucha esperanza para el futuro final de Israel. Una profecía por la que es bien recordado es que Dios levantaría de nuevo el Tabernáculo de David: “En aquel día yo levantaré el tabernáculo caído de David, y cerraré sus portillos y levantaré sus ruinas, y lo edificaré como en el tiempo pasado” (Amós 9:11). Esta profecía fue citada en Hechos 15 por el apóstol Santiago para justificar la inclusión de los gentiles en la Iglesia. Otros dos versículos muy conocidos son: “¿Andarán dos juntos, si no estuvieren de acuerdo?” (Amós 3:3); y “Porque no hará nada Jehová el Señor, sin que revele su secreto a sus siervos los profetas” (Amós 3:7).

El libro de Abdías Tratando principalmente de los juicios sobre Edom, este libro es de especial interés para nosotros hoy, ya que Edom forma parte del reino de Jordania. Al final, cuando el Señor regrese, Israel juzgará a Esaú (o Edom) (Abdías 1:21), con el fin de vengar la terrible ira y violencia que Edom ha ejercido contra Israel.

El libro de Jonás Por lo que más se le conoce es por la experiencia de Jonás de estar en el vientre de un gran pez durante tres días y tres noches. Esto mismo lo citó el Señor para justificar el hecho de que

104

Contendiendo por la fe

estaría en las partes internas de la tierra durante tres días y tres noches (Mateo 12:40). Su ministerio fue avisar a Nínive del juicio venidero si no se arrepentían. En esa ocasión se arrepintieron, pero volvieron a sus caminos pecaminosos y, por eso, más tarde Nahum pronunció el juicio irreversible de Dios sobre ellos.

El libro de Miqueas Como mejor se conoce al profeta Miqueas es por su profecía de que Jesús nacería en Belén Efrata. Miqueas 5:2 dice: “Pero tú, Belén Efrata, pequeña para estar entre las familias de Judá, de ti me saldrá el que será Señor en Israel; y sus salidas son desde el principio, desde los días de la eternidad”. Así lo entendían los escribas y fariseos cuando respondieron a la pregunta de Herodes el Grande sobre dónde nacería el rey de los judíos (Mateo 2:5-6).

El libro de Nahum Aquí, el profeta está declarando la destrucción de Nínive, capital del imperio asirio, y también le ruega a una apartada Israel que guarde las siete fiestas del Señor. Nunca hemos de olvidar que, en medio del juicio, el pueblo de Dios aún ha de vivir una vida de santidad.

El libro de Habacuc Habacuc habla de los juicios venideros sobre Judá a manos de los babilonios. Esa nación fue levantada por Dios para llevar a los judíos a la cautividad a Babilonia, donde Dios les iba a purificar.

Las enseñanzas de los profetas

105

El libro de Sofonías Sofonías era descendiente del rey Ezequías, y el único profeta de linaje real de David. Junto a Jeremías y el rey Josías, encabezó el mayor avivamiento que jamás haya experimentado la nación de Israel.

El libro de Hageo Profeta durante el periodo de la restauración, Hageo alentó al pueblo a terminar la reconstrucción del templo que habían comenzado unos 16 años antes. También prometió que la Iglesia de los últimos tiempos sería más gloriosa que la Iglesia del Nuevo Testamento en el Día de Pentecostés (Hageo 2:9).

El libro de Zacarías Hombre de una gran visión, Zacarías habló del último asedio de Jerusalén antes de la Segunda Venida de Cristo. El Señor estará en pie sobre el monte de los Olivos para luchar por Su acosado pueblo en Jerusalén.

El libro de Malaquías El último de los profetas del Antiguo Testamento, Malaquías, profetizó sobre la primera venida de Cristo, y también sobre la venida de Moisés y Elías antes del grande y terrible día del Señor en Su Segunda Venida.

Conclusión Por lo tanto, todos estos profetas profetizaron sobre las cosas que vendrían, algunas de las cuales ya se han cumplido y otras

106

Contendiendo por la fe

seguramente se cumplirán. De nuevo hemos de preguntarnos: “¿Ha producido alguna otra religión tal prueba manifiesta de sus orígenes divinos como la Biblia con todo este fluir profético a lo largo de los siglos?”. ¿Deberíamos tener la osadía de acudir a otro buscando ayuda en tiempos de necesidad? El profeta Joel prometió que cualquiera que clamase al nombre del Señor sería salvo (Joel. 2:32). Ningún otro nombre excepto el de Jesús puede salvarnos. No lo deje, no deje que esta gran salvación se le escape como el agua a través de una vasija agrietada. ¡Sean advertidos amados!

107

CAPÍTULO SIETE Las enseñanzas de Jesús En todas las religiones, los fundadores dejan instrucciones y enseñanzas a sus discípulos para que las sigan. Las enseñanzas de nuestro Señor están resumidas en los cuatro Evangelios, en esa parte de la Biblia llamada Nuevo Testamento. Jesús demandaba un tremendo respeto por Sus enseñanzas, ya que le llamaban rabí (un término de reverencia y respeto), a pesar de Su relativamente corta edad. Más aún, los que le oyeron daban testimonio de Sus enseñanzas. Aquí citamos Mateo 7:28-29: “Y cuando terminó Jesús estas palabras, la gente se admiraba de su doctrina; porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas”.

Un estándar más elevado La mejor de todas Sus enseñanzas está contenida en la porción llamada “El Sermón del Monte”. Aunque partes de ella aparecen también en otros lugares de los Evangelios, su quintaesencia se encuentra en los capítulos 5-7 de Mateo. Comienza con las conocidas “Bienaventuranzas”, que son nueve en número y la esencia misma de la doctrina del Nuevo Testamento. Se pueden comparar a los Diez Mandamientos, de los cuales Jesús dio testimonio diciendo: “No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir” (Mateo 5:17). El tema de estas enseñanzas es que son aun superiores a las de Moisés, el cual recibió los Diez Mandamientos de la mano de Dios mismo. Jesús decía repetidamente: “Pero yo os

108

Contendiendo por la fe

digo…”. Luego seguía con una comparación entre algunos de esos primeros mandamientos y los Suyos propios. Por ejemplo, observemos el tercer mandamiento: “No tomarás el nombre de Dios en vano”. Jesús dijo: “Pero yo os digo: No juréis en ninguna manera; ni por el cielo, porque es el trono de Dios, ni por la tierra, porque es el estrado de sus pies; ni por Jerusalén, porque es la ciudad del gran Rey. Ni por la cabeza jurarás, porque no puedes hacer blanco o negro un solo cabello. Pero sea vuestro hablar: Sí, sí; no, no; porque lo que es más de esto, de mal procede” (Mateo 5:34-37). El sexto mandamiento es: “No matarás”, pero Jesús dijo: “Pero yo os digo que cualquiera que se enoje contra su hermano, será culpable de juicio; y cualquiera que diga: Necio, a su hermano, será culpable ante el concilio, y cualquiera que le diga: Fatuo, quedará expuesto al infierno de fuego” (Mateo 5:22). Después tenemos el séptimo mandamiento: “No cometerás adulterio”, y la enseñanza de Jesús es: “Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón” (Mateo 5:28). Luego Jesús continúa citando diversos mandamientos y, como siempre, nos da un estándar más elevado. Citamos uno de ellos que se encuentra en Mateo 5:43-45: “Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo. Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen; para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos”.

Las enseñanzas de Jesús

109

La madurez Sus enseñanzas comprenden todos los aspectos de la vida aquí en la tierra, y se podrían resumir en Sus propias palabras: “Sed, pues, vosotros perfectos; como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto” (Mateo 5:48). La palabra en griego para perfecto es “teleios”, la cual tiene el sentido de algo completo, madurez, y toda su edad. En otras palabras, así es como un cristiano maduro debería vivir: cumpliendo la ley del amor. Un mejor entendimiento de esto es considerar una deliciosa manzana verde, la cual es perfecta en cada estado de su desarrollo, pero a su vez no está lista para ser servida a la mesa del Maestro hasta que no esté del todo madura.

El aspecto de dar En el aspecto del dar, Él espera de nosotros: “Guardaos de hacer vuestra justicia delante de los hombres, para ser vistos de ellos, de otra manera no tendréis recompensa de vuestro Padre que está en los cielos...Mas cuando tú des limosna, no sepa tu izquierda lo que hace tu derecha, para que sea tu limosna en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público” (Mateo 6:1,3-4). Obviamente, es un estándar más elevado dar en secreto que abiertamente.

La oración Luego Jesús nos dice cómo orar dándonos esta maravillosa oración que ha sido conocida como el “Padrenuestro”: “Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. El pan

110

Contendiendo por la fe

nuestro de cada día, dánoslo hoy. Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén” (Mateo 6:9-13).

El perdón También nos da esta advertencia concerniente al perdón: “Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas” (Mateo 6:14-15). ¡Cómo desprende la perfección del carácter de nuestro Dios esta enseñanza! Aquí vemos que Él es misericordioso, piadoso, tardo para la ira, grande en misericordia y verdad y benignidad (Éxodo 34:6 RVA).

La fe Después nuestro Señor se dirige a las maravillas de la creación, las cuales vemos a nuestro alrededor, y lo usa para aumentar nuestra fe y confianza en que el Padre celestial se preocupa por nuestras necesidades y las atiende. Citamos Mateo 6:25-34: “Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas? ¿Y quién de vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su estatura un codo? Y por el vestido, ¿por qué os afanáis? Considerad

Las enseñanzas de Jesús

111

los lirios del campo, cómo crecen: no trabajan ni hilan; pero os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió así como uno de ellos. Y si la hierba del campo que hoy es, y mañana se echa en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más a vosotros, hombres de poca fe? No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal”. ¿Ha dado alguna vez algún fundador de cualquier otra religión tales enseñanzas o promesas a sus seguidores? No, nadie.

el Juicio eterno y la justicia verdadera Ahora siguen unos inquietantes avisos concernientes al juicio eterno. Incidentalmente, Jesús habló más de los horrores del infierno que de los placeres del cielo. Y fue esta ardiente pasión por las almas lo que estimulaba Sus enseñanzas y Su predicación. Él demostró esto en Su sermón más conocido, diciendo: “Entrad por la puerta estrecha, porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella; porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan” (Mateo 7:13-14). A continuación de esto, sigue un aviso para aquellos que han experimentado la salvación y el bautismo del Espíritu Santo: “No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está

112

Contendiendo por la fe

en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad” (Mateo 7:21-23). El Señor nos advirtió sobre la gente religiosa e hipócrita, ya que antes dijo: “Porque os digo que si vuestra justicia no fuera mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos” (Mateo 5:20). Esta advertencia es para nosotros, amados. También nos enseñó: “Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos? Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos. No puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos. Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y echado en el fuego” (Mateo 7:16-19). Qué diferente es la actitud del Cristo compasivo con respecto a las actitudes de quienes profesan otras religiones y que a menudo asesinan a quienes no piensan como ellos. Verdaderamente, como dijo Jesús, los falsos profetas se reconocen por sus frutos (Mateo 7:20). Nosotros, como cristianos, hemos de dar el fruto del Espíritu de Dios en nuestras vidas, que es: “Amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y templanza; contra tales cosas no hay ley” (Gálatas 5:22-23). Acerca del tema del fruto en la vida cristiana Él declaró: “Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador. Todo

Las enseñanzas de Jesús

113

pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto. Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado. Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer. El que en mí no permanece, será echado fuera como pámpano, y se secará; y los recogen, y los echan en el fuego, y arden…En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos” (Juan 15:1-6, 8).

El lazo de las riquezas Jesús enseñó con relación a las riquezas inciertas y el final de los que acumulan los bienes de este mundo diciendo: “Entonces Jesús dijo a sus discípulos: De cierto os digo que difícilmente entrará un rico en el reino de los cielos. Otra vez os digo, que es más fácil pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios” (Mateo 19:23-24). El Señor contó la siguiente historia de un joven rico que gozó de todos los placeres de esta vida y un mendigo llamado Lázaro, que se sentaba a su puerta a mendigar. Ambos murieron, y el mendigo fue al cielo mientras que el rico yacía atormentado en las llamas del infierno. ¿Qué otro fundador habla con tanta claridad de visión con relación al más allá, advirtiendo y demandando una vida de verdadera justicia de sus seguidores?

114

Contendiendo por la fe

La pureza sexual Aunque algunas otras religiones profesan ofrecer a sus seguidores una eternidad de sensualidad (así como poligamia aquí en la tierra), el Señor Jesús nos enseñó que los redimidos, después de la resurrección, serán como los ángeles, que no se casan ni se dan en casamiento. También enseñó sobre la pureza sexual aquí en esta vida.

El carácter de Jesús La vida de un fundador es algo muy revelador, porque a través de ella podemos aprender sus caminos y también examinarlos para determinar la veracidad de sus enseñanzas. Aquí están algunos de los testimonios de la vida de Jesús de aquellos que vivieron en Su tiempo. Nicodemo, ese noble principal de los judíos, dijo esto: “Este vino a Jesús de noche, y le dijo: Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no está Dios con él” (Juan 3:2). Los que fueron enviados por los fariseos para detenerlo, cuando les preguntaron por qué no le habían llevado con ellos, respondieron: “¡Jamás hombre alguno ha hablado como este hombre!” (Juan 7:46).

Su justicia Cuando Cristo moría en la cruz, el centurión dio este testimonio: “Cuando el centurión vio lo que había acontecido, dio gloria a Dios, diciendo: Verdaderamente este hombre era justo” (Lucas 23:47). Además, leemos lo siguiente: “El

Las enseñanzas de Jesús

115

centurión, y los que estaban con el guardando a Jesús, visto el terremoto, y las cosas que habían sido hechas, temieron en gran manera, y dijeron: Verdaderamente éste era Hijo de Dios” (Mateo 27:54).

Su misericordia El carácter de Jesús sale a relucir en un discurso muy importante entre Él mismo y los fariseos, el cual leemos en Mateo 9:10-13: “Y aconteció que estando Él sentado a la mesa en la casa, he aquí que muchos publicanos y pecadores, que habían venido, se sentaron juntamente a la mesa con Jesús y sus discípulos. Cuando vieron esto los fariseos, dijeron a los discípulos: ¿Por qué come vuestro Maestro con los publicanos y pecadores? Al oír esto Jesús, les dijo: Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos. Id, pues, y aprended lo que significa: Misericordia quiero, y no sacrificio. Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores, al arrepentimiento”. La intención de Cristo es mostrar la misericordia de Dios, Su Padre celestial, y pretende que Sus seguidores (o discípulos) hagan lo mismo. Quizá podríamos decir que queda resaltado en la siguiente reprimenda que les dio amorosamente a Sus discípulos en el camino de Jerusalén a Galilea: “Cuando se cumplió el tiempo en que él había de ser recibido arriba, afirmó su rostro para ir a Jerusalén. Y envió mensajeros delante de él, los cuales fueron y entraron en una aldea de los samaritanos para hacerle preparativos. Mas no le recibieron, porque su aspecto era como de ir a Jerusalén. Viendo esto sus discípulos Jacobo y Juan, dijeron: Señor, ¿quieres que mandemos que descienda fuego del cielo, como

116

Contendiendo por la fe

hizo Elías, y los consuma? Entonces volviéndose él, los reprendió, diciendo: Vosotros no sabéis de qué espíritu sois; porque el Hijo del Hombre no ha venido para perder las almas de los hombres, sino para salvarlas. Y se fueron a otra aldea” (Lucas 9:51-56).

La intención de Cristo es dar a conocer la misericordia de Dios.

Su mansedumbre La naturaleza misma de Jesús queda revelada en Su presentación a Israel, la cual hizo Juan el bautista, Su mensajero: “¡He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo!”. Así, Isaías confirmó lo mismo cuando describió a Jesús. El profeta declara al describir Su muerte: “Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca” (Isaías 53:7). Vemos que eso se cumplió cuando Jesús estaba ante el gobernador romano: “Y entró otra vez en el pretorio, y dijo a Jesús: ¿De dónde eres tú? Mas Jesús no le dio respuesta” (Juan 19:9). Y más aún, Jesús (siendo el unigénito Hijo de Dios) pudo decir de sí mismo: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga” (Mateo 11:28-30). Hay sólo otra persona en todas las Escrituras que tiene esta cualidad o virtud atribuida a sí misma, y ese es Moisés, de

Las enseñanzas de Jesús

117

quien está escrito: “Y aquel varón Moisés era muy manso, más que todos los hombres que había sobre la tierra” (Números 12:3). Moisés hizo esta declaración en Deuteronomio 18:15: “Profeta de en medio de ti, de tus hermanos, como yo, te levantará Jehová tu Dios; a él oiréis”. Cuando Jesús dijo en la Fiesta de los Tabernáculos: “Entonces algunos de la multitud, oyendo estas palabras, decían: Verdaderamente éste es el profeta” (Juan 7:40), todo Israel estaba esperando al profeta que Moisés había dicho que vendría, e identificaron a Jesús con el cumplimiento de esa profecía, como el Profeta prometido. Jesús no era sólo el Profeta prometido debido al poder que manifestaba, sino también por esa bella virtud que tanto Él como Moisés manifestaron: mansedumbre. Este fruto del Espíritu refleja la santa aceptación, con alegría, de todas las circunstancias que el Señor permite para nuestro bien. No reaccionamos o tomamos represalias ante las injusticias en ningún caso, sino que, en cambio, con santa resignación, controlamos nuestro espíritu y dejamos que Dios luche por nosotros.

Su gloria Otro aspecto de la vida de Moisés era que la gloria del Señor fue manifestada en su ser, de tal forma que tuvo que llevar un velo sobre su rostro cuando salió del tabernáculo de la congregación. Jesús manifestó una más excelente gloria en el monte de la Transfiguración en presencia de Moisés y Elías, así como de los tres discípulos escogidos: Pedro, Juan y Santiago. Sobre todo, estaba en la presencia de Su Padre

118

Contendiendo por la fe

celestial, quien dio este testimonio: “Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia; a Él oíd” (ver Mateo 17:1-9). La relación entre Moisés y Jesús está descrita como sigue: “Y hablaba Jehová a Moisés cara a cara, como habla cualquiera a su compañero” (Éxodo 33:11). Números 12:8 dice que Moisés contempló la apariencia del Señor. Otro santo del Antiguo Testamento que tuvo un conocimiento íntimo de Jesús (fue llamado amigo de Dios) fue el fiel Abraham. De Abraham, Jesús dijo que se regocijó al ver el día del Señor, lo cual quiere decir que Abraham había tenido el privilegio de ver en forma de visión la vida y ministerio del Señor y Salvador de la humanidad: Jesucristo. ¿Puede alguna otra religión hablar así de de cosas tan trascendentales y maravillosas? No, ninguna. David, el rey guerrero, pudo decir: “A Jehová he puesto siempre delante de mí; porque está a mi diestra, no seré conmovido” (Salmo 16:8). ¿Cuántos pueden hacerse eco de estas palabras con respecto a sus dioses? Aún más, David pudo decir que el Señor estuvo con él dondequiera que iba. Sólo el Dios omnipresente podría hacer algo así de acuerdo a las declaraciones del rey David. Unos años después, cuando se terminaron sus años como militar, David tuvo más experiencias con Dios concernientes al diseño del templo, el cual le sería encomendado a su hijo Salomón para que lo construyera. El testimonio de David lo encontramos en 1 Crónicas 28:19: “Todas estas cosas, dijo David, me fueron trazadas por la mano de Jehová, que me hizo entender todas las

Las enseñanzas de Jesús

119

obras del diseño”. ¿Puede algún otro dios dirigir a su pueblo de una forma tan íntima? Después el profeta Isaías tuvo una revelación muy notable de Dios, de lo cual él testificó así: “En el año que murió el rey Uzías vi yo al Señor sentado sobre un trono alto y sublime, y sus faldas llenaban el templo. Por encima de él había serafines; cada uno tenía seis alas; con dos cubrían sus rostros, con dos cubrían sus pies, y con dos volaban. Y el uno al otro daba voces, diciendo: Santo, santo, santo, Jehová de los ejércitos; toda la tierra está llena de su gloria” (Isaías 6:1-3). Todos estos santos vieron a Jesús antes de Su encarnación como Hijo del Hombre. ¿Qué religión ha tenido visiones de su fundador antes de su nacimiento, cerca de unos 1000 años antes? Cristo fue visto antes de nacer, durante Su ministerio terrenal y después de Su resurrección por cuatro de Sus profetas del Antiguo Testamento. ¿De qué persona se puede decir esto, sino solo del unigénito Hijo de Dios?

121

CAPÍTULO OCHO Las enseñanzas del apóstol Pablo Todos los grandes maestros se reproducen a sí mismos en sus alumnos (quienes propagan, expanden y explican las enseñanzas de sus maestros). Esto, claro está, sucedió con Jesús, cuyos apóstoles escribieron Sus enseñanzas y luego expandieron las doctrinas del nuevo pacto. Ninguno lo hizo tanto como el apóstol Pablo, quien tuvo una revelación especial que le fue dada en el desierto de Arabia tras su milagrosa conversión (Gálatas 1:17). Pablo contendía fervientemente por la fe, y a través de sus hijos espirituales, a quienes entrenó bien, ese celo por la verdad perduró a través de muchas generaciones. Las dos enseñanzas más importantes del apóstol Pablo están contenidas en sus epístolas a los Romanos y a los Hebreos respectivamente, las cuales expanden en gran detalle las doctrinas de la Iglesia.

La epístola a los Romanos A la epístola a los Romanos se le conoce con el nombre de “Obra maestra del Nuevo Testamento”, ya que en ella Pablo delinea los pasos de la vida y experiencia cristianas.

La justicia por la fe Primeramente, explica el propósito del ministerio: llevar a las personas a la obediencia de la fe. Señala que el tema del mensaje del evangelio es “que el justo vivirá por la fe en el Hijo de Dios” (Romanos 1:17).

122

Contendiendo por la fe

Luego explica que la ira de Dios se revela contra todos porque no hay justo, “por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios” (Romanos 3:23). La provisión de Dios para nuestra necesidad es el sacrificio de Cristo, por medio del cual somos contados por justos si creemos que Él fue entregado por nuestras ofensas y resucitado para nuestra justificación. Él expone en profundidad este principio en Romanos 3:21-25 diciendo: “Pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, testificada por la ley y por los profetas; la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en él. Porque no hay diferencia, por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios, siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús, a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados”. El fruto de ser justificado por fe es la certeza de ser salvo de la ira de Dios. Esto trae paz, esperanza, amor y gozo (Romanos 5:1-5).

La santidad y la vida crucificada Después uno progresa hacia la vida de santidad, la cual viene a través de saber que nuestro viejo hombre ha sido crucificado con Cristo. Esto nos permite darnos cuenta de que estamos muertos al pecado y, por lo tanto, tenemos el poder para no ceder al pecado sino ceder a la justicia, por lo cual somos capaces de caminar en el Espíritu y así cumplir la ley de justicia (Romanos 6:1-14).

Las enseñanzas del apóstol Pablo

123

La iglesia hereda las bendiciones de Israel Pablo luego se refiere al hecho de que la nación de Israel, por su rechazo a Cristo como su Mesías, perdió sus privilegios, los cuales fueron dados a la Iglesia, el pueblo “que no era pueblo”, citando a Moisés en Deuteronomio 32:21. Todos estos hechos —el rechazo de Israel por sus pecados y el surgimiento de la Iglesia— fueron declarados unos 1,400 años antes de que ocurrieran en la Fiesta de Pentecostés en Hechos 2:1-4 y en Hechos 10, cuando los gentiles fueron incluidos en la Iglesia por medio del derramamiento del Espíritu Santo sobre los que estaban congregados en la casa de Cornelio. Pablo menciona específicamente las bendiciones de ser adoptado como hijo de Dios—la gloria, los pactos, la entrega de la Ley y el servicio de Dios—, bendiciones que pertenecían a la nación de Israel pero que ahora disfruta la Iglesia. Al final, cuando Cristo regrese, la nación de Israel volverá a ser recibida en la casa de Dios.

La caminata práctica Pablo termina esta epístola explicando el caminar práctico del cristiano en el mundo, el cual es una vida de humildad, amor y compasión por los necesitados.

La Epístola a los Hebreos

La superioridad de la sangre de Cristo El apóstol Pablo dedica esta epístola a mostrar la superioridad del nuevo pacto sobre el antiguo pacto dado

124

Contendiendo por la fe

en el monte Sinaí. Para ello cita el hecho de que el nuevo pacto está cimentado sobre el sacrificio de Cristo, mientras que el antiguo pacto está cimentado sobre el sacrificio de animales (Hebreos 9:11-14).

La superioridad de Cristo sobre Moisés También prueba la grandeza de Cristo en comparación con Moisés (el autor del antiguo pacto), a quien Cristo formó, ya que Él fue el co-creador de la raza humana (Hebreos 3).

La superioridad de Cristo sobre los ángeles La nación de Israel era muy consciente del ministerio de los ángeles, los cuales han sido usados en muchas ocasiones en su historia. Los hijos de Israel fueron guiados por un ángel a lo largo de su peregrinación por el desierto desde Egipto hasta el río Jordán, y cuando estaban en la Tierra Prometida, los ángeles se le aparecieron a la madre de Sansón para anunciarle que tendría un hijo. Por supuesto, también tenemos las apariciones dramáticas de Gabriel a Daniel para darle entendimiento de las épocas que vendrían sobre Israel, incluso hasta los últimos tiempos. Pablo aborda el hecho de que Cristo es mucho mayor que los ángeles, porque todos estos son espíritus ministradores enviados para ministrar a los herederos de la salvación, mientras que Cristo es el Hijo de Dios. Cuando Él vino a este mundo, el Padre ordenó que todos los ángeles le adorasen, y a ningún ángel le dijo jamás el Padre: “Siéntate a mi diestra, hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies” (Hebreos 1:4-14).

Las enseñanzas del apóstol Pablo

125

La superioridad de Cristo sobre los profetas En esta hermosa y encantadora epístola, el apóstol declara que Cristo es también mucho mayor que los profetas. Ellos declararon Su mensaje, pero Él era el mensaje (Hebreos 1:1-2).

El sacerdote Melquisedec y su nuevo pacto Otro principio maravilloso que fluye por toda esta Epístola es que Cristo es el Sumo Sacerdote según el orden de Melquisedec, el cual es un sacerdocio real (Hebreos 7). Este es el sacerdocio del Nuevo Testamento, el cual es eterno y está compuesto por creyentes nacidos de nuevo. Nosotros, como tales, podemos traspasar el velo que separa el Lugar Santo del Lugar Santísimo, hasta la presencia misma de Dios (Hebreos 10:19-23), porque cuando el Señor fue crucificado, el velo del templo se rasgó de arriba a abajo (Marcos 15:38). El Espíritu Santo estaba indicando con esto que por medio del sacrificio de Cristo y Su preciosa sangre, la cual fue derramada por nosotros, el camino al Lugar Santísimo quedaba abierto. En el Lugar Santísimo está el Arca del pacto (hecha de madera cubierta de oro por dentro y por fuera), lo cual habla de Cristo, el Hijo del Hombre (madera) e Hijo de Dios (oro). Dentro del Arca están las dos Tablas de la Ley, lo que significa que Cristo dio cumplimiento a los Diez Mandamientos. Para nosotros eso significa que hemos de tener estos mandamientos escritos sobre las tablas de carne de nuestro corazón; por lo tanto, hemos de deleitarnos en hacer la voluntad de Dios. Todo esto fue profetizado por el profeta en Jeremías 31:33: “Pero este es el pacto que haré con la casa

126

Contendiendo por la fe

de Israel después de aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón, y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo”. De nuevo, vemos cómo todas las cosas que el Padre celestial ha ordenado, Él las ha declarado —como dijo que haría— por medio de Sus siervos los profetas (Amós 3:7). ¿Existe otro libro que pueda declarar estos misterios como la hace la Santa Biblia? ¿Acaso el conocer estos datos no nos anima a creer que el cristianismo, y sólo el cristianismo, es el único y verdadero camino al cielo? ¿Cómo puede alguien saber, como en el caso de Jeremías, que un nuevo pacto iba a ser ordenado por Dios y hacer que naciese por medio del Sacrificio unos 600 años después? (Ese Sacrificio abriría el camino al Lugar Santísimo y le permitiría escribir sus leyes en ¡El camino las tablas de carne de los corazones hacia el Lugar de los creyentes). Nadie podría haber Santísimo está escrito estas verdades sino aquellos que conocían y oían la voz de Dios, abierto ahora! como lo hizo el profeta Jeremías.

Los héroes de la fe Después el apóstol Pablo da una relación muy emocionante de los hechos de los héroes de la fe a lo largo de los tiempos, desde Abel, que ofreció un sacrificio más excelente, a Enoc que fue raptado; desde Noé, que construyó un arca para salvar a su casa, hasta Abraham, que dejó su ciudad natal de Ur de los Caldeos para ir a una tierra que un día habría de heredar. Luego está Moisés, que por fe atravesó el mar Rojo.

Las enseñanzas del apóstol Pablo

127

Amados, no hay otra religión que pueda retroceder hasta los tiempos de Adán y volver a contar todos esos maravillosos hechos como prueba de la confianza que los hombres y mujeres han tenido en el Todopoderoso. Se puede ver, por medio de los relatos bíblicos, que la fe en el único y verdadero Dios viviente ha permanecido viva a lo largo de los 6,000 años de existencia del hombre sobre la tierra. Pablo termina esta epístola dirigiendo los ojos de sus lectores a Cristo (el Autor y Consumador de nuestra fe) y Su espléndido ejemplo de una vida bien vivida en el cumplimiento de la voluntad de Su Padre. Dijo en Hebreos 12:1-2: “Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios”. También, en Hebreos 12:18-24, el apóstol nos dirige hacia el monte Sion, y la ciudad del Dios viviente: Jerusalén, símbolos de la presencia de Dios y Su santidad. Así pues, esta epístola resuelve muchas preguntas teológicas y explica los tipos del Antiguo Testamento de una forma que trae claridad de pensamiento y de visión a nuestro ser. Por medio de ello nuestros pies están puestos sobre un camino seguro de justicia para nuestras vidas, el cual nos llevará a nuestro hogar celestial.

129

CAPÍTULO NUEVE Las enseñanzas de otros destacados apóstoles El apóstol Pablo fue el escritor más prolífico de la era del Nuevo Testamento, aunque otros apóstoles hicieron también contribuciones muy significativas. Entre estos hemos enumerado los siguientes:

El apóstol Juan

Jesús: la encarnación de la Palabra de Dios El apóstol Juan fue el más cercano y querido de los apóstoles. En su Evangelio y en el libro de Apocalipsis (que le fue dado por el Señor), nos da un excepcional entendimiento de las cosas que eran antes de la fundación del mundo hasta el final de los tiempos. Juan nos revela: “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas…” (Juan 1:1-2). Además, Cristo era la vida y luz de los hombres, y él alumbra (o da vida y conciencia) a los hombres que vienen a este mundo (Juan 1:4). Y más aún, hablando de Jesús, él dice: “Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad” (Juan 1:14). Por lo tanto, Jesús es la encarnación misma de la Palabra de Dios, y en Él vemos toda la plenitud de la Deidad en forma corporal. Juan también nos dice: “mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos

130

Contendiendo por la fe

hijos de Dios” (Juan 1:12). Juan está confirmando lo que fue escrito en el Salmo 82:6: “Yo dije: Vosotros sois dioses, y todos vosotros hijos del Altísimo”. Él cita a Jesús, que dijo: “… ¿No está escrito en vuestra ley: Yo dije, dioses sois? Si llamó dioses a aquellos a quienes vino la palabra de Dios (y la Escritura no puede ser quebrantada)…” (Juan 10:34-35). Los versículos mencionados anteriormente sirven para sostener el hecho de que todos los que reciben a Jesús como su Salvador se convierten en hijos de Dios. Igualmente, estos tienen que manifestar las verdades de la Palabra viva en sus vidas, siendo epístolas vivas, conocidas y leídas por todos los hombres en todo lugar (2 Corintios 3:2-3). Dejemos ahora su Evangelio y vayamos al libro de Apocalipsis. Aquí tenemos un panorama de la Segunda Venida del Señor Jesús, que veremos en más detalle cuando lleguemos al capítulo 9. Fluyendo en consonancia con la revelación de su Evangelio —que Jesús es la Palabra de Dios encarnada—, Juan muestra que en Su Segunda Venida, cuando se abran los cielos, Jesús estará sentado sobre un caballo blanco, y será llamado Fiel y Verdadero, y Su nombre es la Palabra de Dios. Hay un tema constante que nos dice que Jesús es la Palabra encarnada de Dios; por lo tanto, es lógico que se nos dé una terrible advertencia al final de la Biblia: Tocar la Biblia es tocar la revelación y la persona de Dios, personificado por el Señor Jesucristo, el unigénito Hijo de Dios. Citamos Apocalipsis 22:18-19: “Yo testifico a todo aquel que oye las palabras de la profecía de este libro: Si alguno añadiere a estas cosas, Dios traerá sobre él las plagas que están escritas

Las enseñanzas de otros destacados apóstoles

131

en este libro. Y si alguno quitare de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del libro de la vida, y de la santa ciudad y de las cosas que están escritas en este libro”.

El apóstol Pedro El apóstol Pedro, el primer apóstol del Cordero, escribe en su epístola que nosotros, “siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre. Porque: Toda carne es como hierba, y toda la gloria del hombre como flor de la hierba. La hierba se seca, y la flor se cae; mas la palabra del Señor permanece para siempre. Y esta es la palabra que por el evangelio os ha sido anunciada” (1 Pedro 1:23-25). Aquí Pedro está confirmando que la Palabra de Dios no es otra que Jesucristo: “sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación, ya destinado desde antes de la fundación del mundo, pero manifestado en los postreros tiempos por amor de vosotros” (1 Pedro 1:19-20). ¿Qué otra religión puede atribuir una cosa así a su fundador: que estaba predestinado antes de que el mundo fuera creado? Ninguna.

Ser como Jesús Considere esta bella descripción de Jesucristo nuestro Señor, a quien Pedro pudo conocer de forma tan íntima: “Pues para esto fuisteis llamados; porque también Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus pisadas; el cual no hizo pecado ni se halló engaño en su boca; quien cuando le maldecían no respondía con maldición; cuando

132

Contendiendo por la fe

padecía, no amenazaba, sino encomendaba la causa al que juzga justamente; quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados. Porque vosotros erais como ovejas descarriadas, pero ahora habéis vuelto al Pastor y Obispo de vuestras almas” (1 Pedro 2:21-25). Las normas de conducta para los creyentes en la religión cristiana son nada menos que ser como Jesús. ¿Tiene alguna otra religión unos requisitos tan altos para sus seguidores? Considere también estas palabras de puño y letra del principal apóstol del Cordero: “Finalmente, sed todos de un mismo sentir, compasivos, amándoos fraternalmente, misericordiosos, amigables; no devolviendo mal por mal, ni maldición por maldición, sino por el contrario, bendiciendo, sabiendo que fuisteis llamados para que heredaseis bendición. Porque: El que quiere amar la vida y ver días buenos, refrene su lengua de mal, y sus labios no hablen engaño; apártese del mal, y haga el bien; busque la paz, y sígala. Porque los ojos del Señor están sobre los justos, y sus oídos atentos a sus oraciones; pero el rostro del Señor está contra aquellos que hacen el mal” (1 Pedro 3:8-12). Porque la promesa de Dios, como leemos ahora en 1 Pedro 5:10 es: “Mas el Dios de toda gracia, que nos llamó a su gloria eterna en Jesucristo, después que hayáis padecido un poco de tiempo, él mismo os perfeccione, afirme, fortalezca y establezca”. Ahora Pedro nos da los sencillos pasos por los que podemos obtener la perfección: “Vosotros también, poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid a vuestra fe virtud; a la virtud, conocimiento; al

Las enseñanzas de otros destacados apóstoles

133

conocimiento, dominio propio; al dominio propio, paciencia; a la paciencia, piedad; a la piedad, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor (2 Pedro 1:5-7). El amor es el vínculo de la perfección. Pedro es extremadamente práctico al mostrarnos no sólo la grandeza de Cristo, sino también al darnos unas reglas tan claramente delimitadas sobre cómo vivir una vida de santidad. Nos habla de la experiencia con Cristo en el monte, cuando Dios manifestó ante él, Juan y Santiago, el poder, honor, gloria y majestad de Su Hijo. Ellos oyeron la voz del Padre que decía: “Este es mi Hijo amado, en el cual tengo complacencia” (2 Pedro 1:16-17). Pedro escribe sobre las virtudes de la humildad y la sobriedad, para que no vivamos el resto de nuestra vida aquí en las lujurias de la carne, sino en la voluntad de Dios. Nos exhorta, por lo tanto, a no descuidar la oración ni la hospitalidad y a tener un amor ferviente unos por otros, porque el amor cubrirá multitud de pecados (1 Pedro 4:7-8). La oración del rey David es muy apropiada aquí, cuando clama a Dios en el Salmo 51:10: “¡Crea en mí un corazón limpio!”. Cuando clamemos así desde el fondo de nuestro corazón, no estaremos lejos del camino de la santidad.

El apóstol Santiago Al apóstol Santiago, medio hermano de nuestro bendito Señor Jesús y pastor de Jerusalén, le llamaban “rodillas de camello” por los duros callos que se le habían formado en sus rodillas debido a las largas horas que pasaba orando arrodillado. Él escribe de una forma muy parecida al Señor.

134

Contendiendo por la fe

La fe Nos dice que pidamos con fe sabiduría, diciendo en Santiago 1:5-7: “Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada. Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra. No piense, pues, quien tal haga, que recibirá cosa alguna del Señor”. Y más aún, nos dice también que no es suficiente sólo con creer, sino que hay que practicar lo que creemos, porque la fe sin obras es muerta. Nuestra fe se perfecciona con las obras (Santiago 2:14-26).

Controlar nuestra lengua Aquel que pueda controlar sus palabras manifestará la perfección cristiana, ya que el que puede controlar su lengua es capaz de controlar todos los miembros de su cuerpo. Nos dice: “Porque todos ofendemos muchas veces. Si alguno no ofende en palabras, éste es varón perfecto, capaz también de refrenar todo el cuerpo” (Santiago 3:2).

La paciencia Otro tema importante en la epístola de Santiago es una exhortación a dejar que la paciencia tenga su obra completa. Nos dice en Santiago 1:2-4: “Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia. Mas tenga la

Las enseñanzas de otros destacados apóstoles

135

paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna”. Santiago recurre a los profetas y a Job como modelos de aquellos que fueron ejemplo de sufrimiento, aflicciones y paciencia. Por lo tanto, tenemos tres aspectos distintos de la perfección cristiana que vienen por medio de: (1) paciencia, (2) controlar nuestra lengua y (3) practicar nuestra fe por medio de buenas obras. Este consejo no lo encontraremos en ninguna otra religión excepto en la del Dios viviente y verdadero. Así pues, los escritos de estos apóstoles principales muestran la manera de vivir que deberíamos seguir y, por supuesto, la absoluta deidad de Jesucristo. Luego apuntan a la Segunda Venida de nuestro Señor, un tema que tocaremos en el siguiente capítulo, el décimo en nuestro estudio de apologética.

137

CAPÍTULO DIEZ La Segunda Venida de nuestro Señor y Salvador Jesucristo Se ha escrito mucho proféticamente sobre la primera venida de Cristo. Nació de una virgen en Belén, Judea, lo cual había sido declarado por los profetas (Isaías 7:14, Miqueas 5:2), pero se ha escrito aún más sobre la promesa de que vendrá otra vez. Ciertamente estos eventos forman parte aún del futuro, pero nosotros que vivimos en los comienzos del siglo XXI podemos ver que las señales de Su Segunda Venida están comenzando a desplegarse ante nuestros ojos. Consideremos algunas de ellas. Este no es necesariamente un estudio de ese bendito acontecimiento, sino más bien una mirada bajo el contexto de la apologética, en donde tenemos que dar un testimonio de la esperanza que hay en nosotros (1 Pedro 3:15). Después debemos contender fervientemente por la fe que una vez le fue entregada a los santos (Judas 1:3). ¡Por lo tanto, la doctrina de la Segunda Venida no se puede omitir! Justamente antes de la crucifixión de Jesús, cuando estaba sentado sobre el monte de los Olivos, algunos de Sus discípulos le preguntaron al Señor: “¿Cuándo será la señal de tu venida y el fin del mundo?”, a lo que el Señor Jesús les respondió con un detalle cronológico muy preciso, (ver Mateo 24, Lucas 21, Marcos 13). Ninguna otra religión puede predecir el futuro de la manera que lo hace la Biblia. Hemos escogido combinar muchas de las profecías del Antiguo y el Nuevo Testamento que hablan

138

Contendiendo por la fe

de este estupendo evento que transformará toda la historia de la humanidad. A lo largo de este libro hemos visto lo que el apóstol Pedro llama “la palabra profética más segura”, con lo que haremos bien en prestar atención, como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana (Cristo) salga en nuestros corazones (2 Pedro 1:19). Esta palabra profética segura que hemos visto ha declarado las cosas que ya han ocurrido: Su primera venida, Su vida, sufrimientos, muerte y resurrección. Pero eso no es todo; además, ocurrieron acontecimientos extraordinarios en la historia de Israel que fueron fielmente descritos.

Profecías en el Antiguo Testamento Profetizadas por Enoc

Sobre la Segunda Venida se ha hablado y escrito aún más que sobre la primera venida. Es un acontecimiento que fue profetizado antes del Diluvio, incluso antes de los días de Noé. Enoc, el séptimo desde Adán, habló de los últimos tiempos, como leemos en Judas 1:14-15: “De éstos también profetizó Enoc, séptimo desde Adán, diciendo: He aquí, vino el Señor con sus santas decenas de millares, para hacer juicio contra todos, y dejar convictos a todos los impíos de todas sus obras impías que han hecho impíamente, y de todas las cosas duras que los pecadores impíos han hablado contra él”.

Profetizadas por Moisés Moisés habló de la Segunda Venida: “Porque Jehová juzgará a su pueblo, y por amor de sus siervos se

La Segunda Venida del Señor Jesucristo

139

arrepentirá, cuando viere que la fuerza pereció, y que no queda ni siervo ni libre. Ved ahora que yo, yo soy, y no hay dioses conmigo; yo hago morir, y yo hago vivir; yo hiero, y yo sano, y no hay quien pueda librar de mi mano. Porque yo alzaré a los cielos mi mano, y diré: Vivo yo para siempre” (Deuteronomio 32:36, 39-40). Esto habla del hecho que Jesús murió y después resucitó para vivir para siempre, un hecho entendido por el gran hombre de Dios: Moisés.

Profetizadas por Zacarías Los detalles precisos del lugar de Su venida los aporta el profeta Zacarías: “Y se afirmarán sus pies en aquel día sobre el monte de los Olivos, que está en frente de Jerusalén al oriente; y el monte de los Olivos se partirá por en medio hacia el oriente y hacia el occidente, haciendo un valle muy grande; y la mitad del monte se apartará hacia el norte, y la otra mitad hacia el sur” (Zacarías 14:4). Esto fue confirmado por los ángeles en la ascensión de Cristo, como leemos en Hechos 1:9-12: “Y habiendo dicho estas cosas, viéndolo ellos, fue alzado, y le recibió una nube que le ocultó de sus ojos. Y estando ellos con los ojos puestos en el cielo, entre tanto que él se iba, he aquí se pusieron junto a ellos dos varones con vestiduras blancas, los cuales también les dijeron: Varones galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo. Entonces volvieron a Jerusalén desde el monte que se llama del Olivar, el cual está cerca de Jerusalén, camino de un día de reposo.”

140

Contendiendo por la fe

Profetizadas por Daniel Ahora pasamos a otro profeta que habló de la Segunda Venida de nuestro Señor: Daniel. Él tuvo unas revelaciones muy importantes, incluso hasta llegar a predecir los imperios que iban a surgir tras el imperio babilónico, en cuya época dio las profecías (Daniel 2). Daniel también vio que antes del regreso del Señor, primero tiene que aparecer un hombre importante que llegará a decir que es Dios mismo. Se nos habla de este hombre en Daniel 7:25: “Y hablará palabras contra el Altísimo, y a los santos del Altísimo quebrantará, y pensará en cambiar los tiempos y la ley; y serán entregados en su mano hasta tiempo, y tiempos, y medio tiempo”. Este hombre es conocido con diferentes títulos, tales como la bestia, el hombre de pecado y el Anticristo. Además, Daniel nos cuenta los eventos que han de preceder a la aparición del Anticristo, los cuales pasamos a considerar brevemente. En primer lugar, como ya hemos dicho antes, Daniel nos dice que los imperios de Persia, Grecia y Roma han de seguir a Babilonia. Todos ellos lo han hecho ya, y ya han pasado, pero después, en los últimos tiempos, diez reyes o reinos han de surgir del antiguo imperio romano, y después que hayan aparecido, vendrá otro que será el Anticristo. Por lo tanto, los acontecimientos que conducen a la Segunda Venida de Cristo están bien documentados, como sólo el único y verdadero Dios viviente podría predecir y establecer. Nuestro Señor, citando otro pasaje de Daniel, declara que el Anticristo ha de levantar una imagen de sí mismo y colocarla en el Lugar Santo (Daniel 9:27, Mateo 24:15). Por lo tanto,

La Segunda Venida del Señor Jesucristo

141

para hacer eso, el templo de Jerusalén debe ser reconstruido para que se cumpla la profecía. Hay también profecías en el libro de Apocalipsis que confirman que la imagen del Anticristo se hará, y que el templo será reconstruido (Apocalipsis 11:1-2, 13:14-18).

Profecías en el Nuevo Testamento Volvamos ahora al discurso de nuestro Señor a Sus discípulos en el monte de los Olivos. Su primera advertencia fue concerniente al asedio a Jerusalén, que se cumplió unos 40 años después, en el año 70 d.C. El Señor dijo sobre eso que Jerusalén sería pisoteada por los gentiles hasta que se cumpla el tiempo de los gentiles (Lucas 21:24). Esto es básicamente la caída de Jerusalén bajo los romanos hasta el retorno de los judíos a su tierra en el año 1948 d.C.

El principio de dolores Después nos da avisos concernientes a terremotos, el mar, y el rugir de las olas. El Señor dijo en Mateo 24:7: “Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá pestes, y hambres, y terremotos en diferentes lugares”. Hemos visto cómo ocurría esto en el año 2004 con el tsunami que sacudió Indonesia y las tierras vecinas, así como muy recientemente, diversos terremotos han sacudido pueblos en diferentes lugares del mundo. El Señor califica estas cosas como “el principio de dolores” (Mateo 24:8). Él nos da la advertencia de que el que persevere hasta el fin será salvo (Mateo 24:13). ¿Podemos imaginarnos llegar a estos últimos tiempos sin el Salvador del mundo?

142

Contendiendo por la fe

¿Hay alguna otra religión que haya predicho eventos en el pasado con tal precisión? ¿Quién puede predecir el futuro con tal seguridad como lo hace la Biblia, escrita por el Creador soberano?

La Gran Tribulación El Señor continúa advirtiéndonos de que cuando “la imagen de la desolación (una imagen del Anticristo) sea colocada en el Lugar Santo, comenzará la Gran Tribulación. La Gran Tribulación también se menciona como “tiempo de angustia para Jacob” en Jeremías capítulo 30. Tras la Gran Tribulación (la cual se acortará a causa de los escogidos), habrá señales en el cielo, el sol y la luna se oscurecerán, y a esto le seguirá la señal del regreso del Señor en las nubes con gran gloria, y los ejércitos celestiales con Él (Mateo 24:15-27). Esto fue corroborado por el profeta Joel, quien habló de estos acontecimientos unos 800 años antes del discurso del Señor en el monte de los Olivos: “El sol y la luna se oscurecerán, y las estrellas retraerán su resplandor. Y Jehová rugirá desde Sion, y dará su voz desde Jerusalén, y temblarán los cielos y la tierra, pero Jehová será la esperanza de su pueblo, y la fortaleza de los hijos de Israel” (Joel 3:15-16).

El asedio final de Jerusalén Otro factor que ocurrirá antes de Su venida es el asedio final de Jerusalén, cuando Dios declara que traerá a todas las naciones contra Jerusalén. Entonces, Él vendrá sobre el monte de los Olivos y luchará por Su pueblo Israel (Zacarías 14:2-9).

La Segunda Venida del Señor Jesucristo

143

El Milenio La Biblia no sólo habla (a través de Jesús y los profetas) de la Segunda Venida de Cristo, sino que también habla de los eventos que seguirán a este, el más notable de todos los eventos; concretamente que el Señor mismo reinará durante 1000 años sobre la tierra. Se nos dice también que los santos que han vencido resucitarán. Apocalipsis 20:4-6 dice: “Y vi tronos, y se sentaron sobre ellos los que recibieron facultad de juzgar; y vi las almas de los decapitados por causa del testimonio de Jesús y por la palabra de Dios, los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen, y que no recibieron la marca en sus frentes ni en sus manos; y vivieron y reinaron con Cristo mil años. Pero los otros Ningún libro muertos no volvieron a vivir hasta declara el que se cumplieron mil años. Esta es la primera resurrección. pasado, Bienaventurado y santo el que tiene presente, y parte en la primera resurrección, la futuro como segunda muerte no tiene potestad lo hace sobre éstos, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y la Biblia. reinarán con él mil años”. Entonces el rey David será nuevamente el príncipe de la unificada nación de Israel. Esto fue profetizado en Oseas 3:5: “Después volverán los hijos de Israel, y buscarán a Jehová su Dios, y a David su rey; y temerán a Jehová y a su bondad en el fin de los días”. También está confirmado en Jeremías 30:9: “Sino que servirán a Jehová

144

Contendiendo por la fe

su Dios y a David su rey, a quien yo les levantaré”. Luego el profeta Ezequiel declara: “Y levantaré sobre ellas a un pastor, él las apacentará; a mi siervo David, él las apacentará, y él les será por pastor. Yo Jehová les seré por Dios, y mi siervo David príncipe en medio de ellos. Yo Jehová he hablado” (Ezequiel 34:23-24). No sólo David será resucitado, sino también Jesús reinará entre Sus hombres de la antigüedad de forma gloriosa, como está escrito en Isaías 24:23: “La luna se avergonzará, y el sol se confundirá, cuando Jehová de los ejércitos reine en el monte de Sion y en Jerusalén, y delante de sus ancianos sea glorioso”. El propósito de este libro es afirmar su fe en el único y verdadero Dios viviente. No se ha realizado una exégesis profunda de estos principios, pues el propósito es sólo demostrar que el Espíritu de la profecía es el testimonio de Jesús, y que sólo Cristo es el Camino, la Verdad y la Vida. La Biblia proclama que sólo Cristo es el camino a la salvación cuando creemos en Él, pues por la sangre que derramó tenemos redención por la gracia de Dios. Ningún libro declara el pasado, presente y futuro como lo hace la Biblia. Sólo Dios puede ser el Autor; Él magnifica a Su Hijo como el único Camino por el que podemos ser recibidos en las puertas eternas del cielo.

145

CAPÍTULO ONCE La preparación de los santos Hemos examinado las irrefutables pruebas de que sólo la Biblia es la Palabra de Dios y que Jesús es la Palabra hecha carne. Ahora debemos considerar, en vista de los tiempos tan terribles que están a punto de venir sobre el mundo, la preparación de los santos. ¿Quiénes serán los vencedores en los últimos tiempos y quiénes entrarán por las puertas del cielo? El Señor mismo advirtió de que, como el pecado irá en aumento, el amor de muchos se enfriará (Mateo 24:12), y sólo el que persevere hasta el fin será salvo. Amados, fortalézcanse en el Señor. ¿Cómo podemos fortalecernos en el Señor sino por medio del estudio de Su Palabra? Es esencial que nos demos cuenta de que la sabiduría y el conocimiento son la estabilidad de nuestros tiempos (Isaías 33:6).

Ser preservados A la vez, hay también instrucciones específicas para los santos concernientes a estos tiempos. Sofonías 2:2-3 dice: “Antes que tenga efecto el decreto, y el día se pase como el tamo; antes que venga sobre vosotros el furor de la ira de Jehová, antes que el día de la ira de Jehová venga sobre vosotros. Buscad a Jehová todos los humildes de la tierra, los que pusisteis por obra su juicio; buscad justicia, buscad mansedumbre; quizás seréis guardados en el día del enojo de Jehová”.

146

Contendiendo por la fe

La justicia Se hace hincapié en dos virtudes; en primer lugar, en la justicia, que es muy importante debido a que, en el tiempo del juicio, los estándares serán considerablemente más elevados como vemos en Ezequiel 14:14: “Si estuviesen en medio de ella estos tres varones, Noé, Daniel y Job, ellos por su justicia librarían únicamente sus propias vidas, dice Jehová el Señor”. Al considerar a estos tres hombres como modelos a seguir, leemos que Noé (que vivió en un tiempo de juicio y fue el único que se salvó de toda su generación) encontró gracia a los ojos del Señor (Génesis 6:8-9). Fue un hombre justo y perfecto en sus generaciones. Daniel vivió durante los días del imperio babilónico, y se propuso en su corazón que no se contaminaría con la carne y el vino de la casa del rey (Daniel 1:8). Durante los días de los imperios medo y persa, se dijo que Daniel tenía en él un espíritu excelente y que era fiel, no encontrándose en él ningún error o falla (Daniel 5:12; 6:3-4). Dios mismo habló de Job: “Y Jehová dijo a Satanás: ¿No has considerado a mi siervo Job, que no hay otro como él en la tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal?” (Job 1:8). Estos hombres brillantes se nos han dado como ejemplos de justicia. La definición de un hombre justo, y las 17 apropiadas cualidades, las encontramos en Ezequiel 18. Algunas de ellas son las siguientes:

La preparación de los santos 1. 2. 3. 4. 5.

147

Es justo, legal y recto No ha ultrajado a la mujer de su prójimo No ha cometido violencia Ha caminado en los estatutos del Señor Ha guardado los juicios del Señor y se ha conducido con verdad

La mansedumbre Volviendo nuevamente a Sofonías, hemos de recordar que la otra principal virtud que se requiere para ser guardado en los tiempos difíciles es la mansedumbre. Pocos poseen esta importante virtud, y en la Biblia sólo dos hombres se destacan por esta cualidad de carácter: Moisés y el Señor Jesús mismo. La mansedumbre se puede definir a través del entendimiento de la palabra griega “praus”. Es una palabra que se usa para un animal doméstico, entrenado o disciplinado. El animal manso es el que obedece las órdenes, y es controlado por las riendas que le comunican la voluntad del amo. No hay ninguna reacción ante las distracciones o las condiciones desfavorables, espera la instrucción y, por lo tanto, tiene todas sus pasiones bajo sujeción a un poder superior, el cual para el animal es su amo, y para nosotros es Cristo. La persona disciplinada podría compararse a una compañía de caballos en los carros del faraón, perfectamente entrenados y moviéndose sólo ante la petición del auriga del faraón (Cantares 1:9). Se nos dice que hemos de buscar la mansedumbre. Para buscar esta virtud, primero hemos de desearla. Cuando tenemos una revelación de la verdadera belleza de la mansedumbre, desarrollamos un anhelo de que la belleza de la mansedumbre

148

Contendiendo por la fe

nos sea revelada en nuestro corazón. Cuando esto suceda estaremos en el camino recto para ser guardados en el día malo que vendrá sobre todo el mundo. Tener gran hambre y sed de estas dos preciosas virtudes es un gran paso hacia ser protegido en esos días de horribles juicios que vendrán sobre la tierra.

Las bendiciones del manso son las siguientes: 1. Se le enseñarán Sus caminos (Salmo 25:9); los hijos de Israel vieron Sus maravillas, pero Moisés conoció Sus caminos (Salmo 103:7). 2. Heredará la tierra y, por lo tanto, tendrá una buena herencia aquí en la tierra y en la eternidad (Salmo 37:11). 3. Es mayor que los que conquistan una ciudad (Proverbios 16:32). Podemos terminar con las palabras del principal apóstol en 1 Pedro 3:4: “un espíritu afable y apacible, que es de grande estima delante de Dios”. Jesús manifestó esta mansedumbre cuando, ante Sus trasquiladores, no abrió Su boca (Mateo 27, ver Isaías 53:7). Eso sucedió cuando estaba ante Poncio Pilato, el gobernador romano, en la sala del juicio. Para terminar este capítulo, ¿podríamos preguntar si existe alguna otra religión que enseñe tales cualidades de carácter, y que su fundador demuestre esas virtudes de forma tan brillante? No conocemos ninguna otra. No existe ninguna.

149

CAPÍTULO DOCE El juicio eterno: el cielo De una u otra manera, la mayoría de las religiones reconocen la existencia del cielo, y lo señalan como ese lugar eterno deseable de reposo para el alma. ¿Pero cuántas pueden dar una descripción del cielo como es en verdad? La mayoría de las religiones pintan un cuadro muy borroso de lo que le espera al alma de todos los redimidos. La Biblia, sin embargo, nos da un claro entendimiento de lo que nos espera en nuestro hogar eterno. Además, los cristianos han sido bendecidos con los relatos de algunos santos que, durante su vida, han tenido el privilegio de tener visiones del cielo. Algunos hasta han visitado el lugar de los benditos en sus moradas eternas.

¿Cómo es el cielo? La Biblia habla de una ciudad eterna llamada “la nueva Jerusalén”, la cual tiene 12 puertas de perlas. Las calles de la ciudad son de “oro puro, como si fuera cristal transparente (Apocalipsis 21:21 LBLA). Tiene unos cimientos gloriosos adornados con toda clase de piedras preciosas. La ciudad es un cubo; la longitud, anchura y altura es la misma: 1,500 millas de medida (2,400 km aprox.). Está situada sobre el monte Sion celestial, que es la morada del Señor y de los espíritus de los justos hechos perfectos (Apocalipsis 21:10-27, Hebreos 12:22-23). El Señor Jesús describe la atmósfera del cielo como de total gozo cuando invita al justo a entrar en el gozo de su Señor

150

Contendiendo por la fe

(Mateo 25:21). También habla de ir a preparar un lugar para Sus discípulos, porque en la casa de Su Padre hay muchas moradas (Juan 14:2), por lo que vemos que en el cielo están las moradas de los redimidos. Varias mujeres han descrito la belleza de la mansión celestial de mi propia y querida esposa, diciendo que tiene una absoluta belleza y encanto, engalanada con toda clase de piedras preciosas. Al hacer una descripción del cielo, algunos santos que han tenido el privilegio tan especial de ver esas vistas de absoluta belleza y gozo han destacado que se sorprendieron mucho de que el cielo sea tan parecido a la tierra. Sin embargo, era de una belleza tan increíble que no se podía comparar a ninguna morada terrenal. No sólo había casas, sino también campos, valles y paisajes herbosos. Los santos estaban también empleados resueltamente en una diversa variedad de ocupaciones. Había escuelas para los bebés y los jóvenes, donde algunos enseñaban y cuidaban a los pequeños. Aparentemente, nuestras ocupaciones terrenales nos preparan para una carrera similar en la eternidad. Las casas están siendo construidas y preparadas para los santos que están prontos a dejar la tierra y entrar en los lugares que se han merecido por medio de sus esfuerzos terrenales.

No todos son iguales Al apóstol Pablo dijo que, como una estrella difiere de otra en gloria, así también no todos son iguales en el cielo. Dice en 1 Corintios 15:41-42: “Una es la gloria del sol, otra la gloria de la luna, y otra la gloria de las estrellas, pues una estrella es diferente de otra en gloria. Así también es la

El juicio eterno: El Cielo

151

resurrección de los muertos. Se siembra en corrupción, resucitará en incorrupción”. El Señor Jesús confirmó esto claramente cuando dijo: “De manera que cualquiera que quebrante uno de estos mandamientos muy pequeños, y así enseñe a los hombres, muy pequeño será llamado en el reino de los cielos; mas cualquiera que los haga y los enseñe, éste será llamado grande en el reino de los cielos” (Mateo 5:19).

Los galardones para los vencedores Se nos dice que los que vencieren recibirán una recompensa especial: • Apocalipsis 2:7 – comer del árbol de la vida • Apocalipsis 2:10 – recibir una corona de vida • Apocalipsis 2:17 – recibir una piedra blanca con un nombre nuevo • Apocalipsis 2:26-28 – concederles reinar sobre naciones • Apocalipsis 3:5 – vestir una túnica blanca • Apocalipsis 3:12 – convertirse en un pilar en el templo de Dios • Apocalipsis 3:21 – sentarse con el Cordero en Su trono El apóstol Pablo habla de anticipar recibir una corona de justicia, como lo harán todos los que aman Su venida (2 Timoteo 4:8). Una visión que se le concedió a una señora después que muriera su pastor nos aporta más información concerniente a la suerte de los redimidos después de entrar en el cielo. El pastor fue

152

Contendiendo por la fe

conducido por un ángel a un gran vestíbulo en el que había varios centenares de santos. Esos santos acudieron uno a uno al pastor y le agradecieron ciertas bendiciones que habían recibido por medio de él. Luego, según la medida de la bendición, así era la piedra preciosa que le daban al ángel, el cual la ponía después en una corona. Uno le agradeció al pastor por cierto mensaje que había significado mucho para él; otros le dieron gracias por una profecía, una palabra de ánimo o por una palmadita en la espalda. Y otros le dieron gracias por haberles guiado a la salvación y otras bendiciones, como el bautismo en agua y el bautismo del Espíritu Santo. Cuando todos ellos hubieron pasado, y el ángel hubo puesto todas las piedras preciosas en la corona, la colocó después sobre la cabeza del pastor. En este momento deberíamos pensar y considerar que nuestras recompensas irán en proporción al bien que hayamos hecho a otros. Como está escrito, algunas obras preceden al justo y otras le siguen. Las obras que nos preceden acumulan tesoros en el cielo, y las que nos siguen son debido a nuestro impacto en nuestra semilla espiritual. Busquemos, pues, ser ricos en buenas obras hacia los demás, porque estas regresarán a nosotros sobre nuestra cabeza. Mi propia y querida esposa llevó una vida de hospitalidad y bondad. También ministró la Palabra a muchos, y ahora el Señor, en Su gracia, les ha dado visiones a varias mujeres en varios países concernientes a la belleza de su casa celestial. El cielo es un lugar encantador, pacífico y gozoso, pero también está lleno de significado, el cual será completa

El juicio eterno: El Cielo

153

satisfacción para el alma de cada redimido que sea en él bienvenido. Contemplemos la bonita escena que le fue mostrada al apóstol Juan: “Después me mostró un río limpio de agua de vida, resplandeciente como cristal, que salía del trono de Dios y del Cordero. En medio de la calle de la ciudad, y a uno y otro lado del río, estaba el árbol de la vida, que produce doce frutos, dando cada mes su fruto; y las hojas del árbol eran para la sanidad de las naciones. Y no habrá más maldición; y el trono de Dios y del Cordero estará en ella, y sus siervos le servirán, y verán su rostro, y su nombre estará en sus frentes. No habrá allí más noche; y no tienen necesidad de luz de lámpara, ni de luz del sol, porque Dios el Señor los iluminará; y reinarán por los siglos de los siglos” (Apocalipsis 22:1-5). Ahora hemos de considerar las palabras del Señor Jesús concernientes a los requisitos para entrar en el cielo: “Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios...Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios...No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo...Para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:3, 5, 7, 15-16). Por lo tanto, la Biblia deja muy claro que debemos nacer de nuevo. Esta experiencia está al alcance de todos si confiesan que son pecadores y vienen a Jesús por fe, recibiéndole en sus corazones como su Señor y Salvador.

155

CAPÍTULO TRECE El juicio eterno: el infierno Casi todas las religiones coinciden en la existencia del infierno. La Biblia declara que está en las partes internas de la tierra. El Señor Jesús habló más extensamente de los tormentos del infierno que del gozo del cielo, e incluso nos dice la razón por la cual creó el infierno: para el diablo y sus ángeles que se rebelaron contra Dios antes de la fundación del mundo (Mateo 25:41).

Dios no quiere que nadie perezca El infierno es el lugar donde irán eternamente todos los que no sean admitidos en el cielo. Así pues, el gran deseo del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo es trabajar juntos para salvar las almas del infierno. En la sabiduría eterna del Padre antes de la fundación del mundo, él sabía que Adán pecaría; por lo tanto, para salvar a la humanidad Él sabía que debía pagar el precio de la muerte de Su Hijo unigénito. El Hijo libremente se dio a Sí mismo como sacrificio vivo ante el Padre para morir en la cruz del Calvario a fin de que todo aquel que crea en Él no perezca, sino tenga vida eterna (2 Pedro 3:9). Por lo tanto, la condenación es la de no creer en el amor del Salvador por nosotros.

¿Cómo es el infierno? Los tormentos del infierno son muy reales, y ahora los consideraremos. Una descripción del infierno podría ser: “la oscuridad de las tinieblas para siempre” (Judas 1:13).

156

Contendiendo por la fe

Es vivir sin ningún tipo de luz; en otras palabras, en oscuridad perpetua. Luego está la agonía de aquellos que son torturados sin fin por los pecados que han cometido en esta vida. “Cuyo gusano no muere” (Marcos 9:42-48) significa que esos pecados son como gusanos que continuamente carcomen sus almas, añadiendo a su sufrimiento el constante dolor que experimentan con esos gusanos. Otros son continuamente encadenados a sus amigos con los que caminaron en esta tierra (y que participaron en sus pecados), pero que ahora lamentan su suerte y se acusan el uno al otro por sus tormentos. Algunos testimonios de la vida en el infierno, los cuales hemos obtenido por medio de experiencias personales, historias de amigos u otras fuentes, son ahora pertinentes.

No todos son iguales Hay muchos compartimentos o departamentos en el infierno, y no todo sufrimiento es igual para los condenados. Según su vida en la tierra, así son evaluados sus tormentos o castigos. Aquellos que han tenido más oportunidades aquí en la tierra de aceptar el Evangelio y lo han rechazado, tienen el dolor más grande. Mi propia abuela, a quien le di testimonio en muchas ocasiones, tuvo una entrada terrible en el infierno. Ella rechazó el evangelio, y sus últimos momentos sobre su lecho de muerte estuvieron llenos de murmuraciones y quejas sobre las cosas que le ocurrieron en su vida. En ese momento yo me encontraba en otro país, pero el Señor me mostró en una visión en la noche a mi abuela entrando en el infierno. En su caso fue como ser absorbida en esas silbantes lagunas de lodo con

El juicio eterno: El Infierno

157

sus purgantes olores sulfúricos que están situados en los campos de Rotorua, en la Isla del Norte en Nueva Zelanda.

La desesperación en el infierno Las entradas al infierno son drásticamente diferentes, e intentaremos describir algunas de ellas. Los ejemplos no son en ningún caso exhaustivos, debido a mi limitado conocimiento de esos lugares. En algunos casos, los condenados se ven a sí mismos en un crepúsculo oscuro ante un río donde les espera un barquero. Sin posibilidad de resistirse, caminan hacia él y suben a la barca. Entonces son llevados a un túnel subterráneo y salen del barco bajo tierra a unas espeluznantes moradas de tinieblas. Allí, o bien siguen su camino a las regiones más bajas de angustia, o se detienen en lugares donde están los que han cometido los mismos pecados.

El pozo del abismo A otros les he visto caer en una enorme cavidad del abismo. Quizá deberíamos hacer una pausa y considerar ese lugar de continuo tormento. En una ocasión estaba teniendo una conversación con cierto inspector de policía de carácter muy sospechoso. Era alguien que aparentemente se mofaba de la justicia que él mismo había sido contratado para aplicar. De hecho, estaba ridiculizando la misericordia mostrada por los jueces hacia aquellos a quienes consideraban que la merecían. A medida que él hablaba, mis ojos se abrieron como en una visión y le vi caer en ese abismo. Caía de cabeza, gritando para recibir esa misma virtud de la que él se había mofado: “MISERICORDIA, MISERICORDIA, MISERICORDIA, MISERICORDIA”, apagándose sus palabras cada vez más

158

Contendiendo por la fe

según caía. A los lados del abismo había cuevas llenas de horrendos gritos de los condenados según los diferentes grados de tortura en los que se encontraban.

La paga por la codicia En otra visión del infierno, una mujer estaba siendo alimentada a la fuerza con humeantes cucharadas calientes de azufre. El demonio que estaba realizando esta tortura (aparentemente con mucha alegría) dijo que, en vida, esa mujer atesoraba oro, y vivía sólo para ganar más, llegando a idolatrarlo. Ahora estaba siendo alimentada con ese oro. La mujer gritaba: “¡MIENTE, MIENTE! Si fuera mi oro, yo lo aceptaría con gozo”. ¡Es increíble cómo el carácter y los deseos que han sido formados en nosotros en la tierra por nuestras acciones permanecen con nosotros eternamente en el infierno!

La paga por la transigencia Los predicadores y ministros del Evangelio deberían prestar atención a la siguiente historia. Trata sobre un grupo de condenados que estaban sentados en un círculo, y en medio había un predicador que había sido su pastor en la tierra. Este había predicado sermones en la tierra que les habían calmado con un falso sentido de seguridad, ya que no había predicado que no podrían entrar en el reino de los cielos a menos que nacieran de nuevo. Ellos, obviamente, se habían contentado con ello, y ahora estaban todos en el infierno. En la visión, se estaban burlando de ese falso predicador del evangelio y le obligaban a estar en pie y predicarles. Oh, si nos diéramos cuenta de que estaremos en la eternidad con aquellos de los que somos responsables aquí en la tierra; ¡para bien o para mal!

El juicio eterno: El Infierno

159

Al saber esto, ¿cómo deberíamos vivir, no sólo respecto al Señor sino también respecto a los demás? Nuestras oraciones por los demás deberían considerarse, así como nuestra bondad y nuestras palabras de exhortación. Sobre todo, si somos llamados a ministrar, qué cuidado debemos tener de guiar a la gente por el camino de la justicia. Debemos buscar siempre comunicar todo el consejo de la verdad para que puedan entrar en todas las experiencias que el Señor tiene para ellos.

La paga por el robo Sin embargo, otro aviso para los ministros es la experiencia de un ministro que murió en Nigeria. Se le mostraron muchas cosas increíbles, pero en una ocasión vio las puertas de hierro del infierno cerrándose ante un grupo de condenados que acababan de llegar a las puertas de la muerte. Entre ellos estaba un pastor a quien él conocía. Al verlo, ese pastor que se había apartado clamaba con su alma angustiada, por haber robado del dinero de la ofrenda, y su petición era: “¡Oh, por favor, devuelvan ese dinero por mí!”. La angustia de su robo estaba comenzando a atormentarle. En su error, pensaba que si otra persona pagaba su deuda, le sería quitada su angustia y la corrosión que su alma estaba empezando a sentir.

La paga por la falta de compasión El Señor dio una parábola concerniente a un hombre rico y Lázaro el mendigo. Cuando ambos murieron, Lázaro estaba en el seno de Abraham, pero el hombre rico estaba siendo atormentado en el infierno, quien al alzar la vista y ver a

160

Contendiendo por la fe

Abraham, le rogó que enviara a Lázaro para que mojara su dedo en agua y tocase su lengua, porque estaba siendo atormentado en el fuego (Lucas 16:20-31). Había un pastor a quien conocí que tuvo una visión de este hombre rico, y decía que cada vez que el hombre rico abría su boca, una llama de fuego salía de su boca con una intensidad de calor terrible pero, a pesar de ello, el calor no lo consumía.

La paga por apartarse Otro caso de tormento de aquellos que conocieron el camino y se apartaron de él queda ilustrado en un huérfano que fue llevado al orfanato de un buen hombre, donde se hizo amigo de otro huérfano. Con el paso de los años, ese huérfano decidió dejar el orfanato e irse al mundo. Y así lo hizo, metiéndose en el mundo del contrabando de drogas. Un día, al cruzar una carretera, no se dio cuenta de que llegaba un auto, el cual le atropelló matándolo al instante. Tiempo después, un buen pastor fue al orfanato, en donde hubo un mover precioso de Dios. Los huérfanos recibieron visiones del cielo y del infierno. Aquel amigo del huérfano que se había ido fue llevado en el espíritu al infierno, donde oyó unos chillidos espeluznantes que venían de una cueva oscura. Cuando el ángel que le llevaba le mandó entrar, vio un demonio feroz con un terrible látigo de metal lacerando la espalda de un joven. El joven, en su tormento, volvió su cabeza y allí, el huérfano que estaba teniendo la visión vio que era su amigo que se había ido del orfanato. Su amigo había dejado las sendas de justicia y se había adentrado en un profundo pecado, y ahora estaba pagando eternamente la consecuencia de sus lujurias.

El juicio eterno: El Infierno

161

La desesperanza en el infierno Personalmente, había estado escribiendo uno de mis libros y había estado pensando en ilustrar la vida del Señor con un cierto rey inglés, cuando una noche fui literalmente transportado a “la oscuridad de las tinieblas eternamente”, una parte del infierno (Judas 1:13), como el apóstol Judas describe la morada eterna de algunos de los condenados. Había una sensación terrible de estar perdido para siempre, y la angustia de la desesperación. De esa impenetrable oscuridad salía ese rey inglés, que con el singular tono de un monarca dijo: “Estimado caballero, ¿podría mostrarme el camino a la luz?”, a lo cual tuve que responder: “Es necesario que el hombre muera una vez, y después de esto el juicio” (Hebreos 9:27). No hay esperanza para los que están destinados a las cámaras de angustia del infierno. Por lo tanto, mediante esa experiencia supe que el Señor no quería que usara a ese rey para ilustrar la vida del Rey de reyes. Lady Astor, una amiga del dramaturgo George Bernard Shaw, describe la última visita que le hizo. En su lecho de muerte, dijo: “Nancy, está oscureciendo cada vez más, y más”. Contrariamente, Víctor Hugo, el destacado autor francés de Los Miserables, que era cristiano, dio este testimonio: “Cuanto más envejezco, veo más y más luz”.

El fuego eterno en el infierno Otro sombrío relato del infierno es el siguiente. Un conocido mío franco-canadiense contó el caso de un familiar apartado del Señor e hipócrita. Leía la Biblia ávidamente, pero no la

162

Contendiendo por la fe

vivía. Cuando estaba a punto de morir, sus gemidos y lamentos se hacían cada vez más y más lastimosos, y no cesaba de decir: “Oh, cada vez se siente más templado aquí, ¡y ahora cada vez más caliente!”. Según menguaba su vida, comenzó a describir las llamas del infierno donde se dirigía. Sí, una parte del infierno consiste en un horno llamado “el lago de fuego”, y a ese lago son enviados los condenados (Apocalipsis 20:15). Podemos repetir el relato de un santo que observó la agonía eterna de un grupo de jóvenes que eran amigos en la tierra y que fueron expuestos constantemente al Evangelio, pero que siempre lo rechazaron. Sufrieron un accidente de automovilístico y todos murieron. Aquel santo, que les había conocido en la tierra, tuvo una visión de su destino eterno. Fue llevado a la orilla del lago de fuego, y allí vio los cadáveres de los que habían sido traídos a flote a la superficie sólo para volver a ser hundidos nuevamente en la tumultuosa masa de las demás almas perdidas. Luego, para horror de él, vio al grupo de esos jóvenes subir juntos a la superficie, y ellos, al igual que los demás antes que ellos, sólo podían clamar a través de sus resecos y ardientes labios: “ AGUA , AGUA , AG… ”. Su clamor se iba extinguiendo a medida que eran enviados de nuevo a esa caldera ardiente.

¿Dónde está el infierno? El infierno, nos dice la Biblia, está en las partes profundas de la tierra (Ezequiel 31:18). También se le llama el Seol

El juicio eterno: El Infierno

163

(Isaías 14:9, 15) y el “abismo” No hay (Apocalipsis 9:2). Hubo un artículo esperanza en el periódico The Birmingham para los News, de 10 de Abril de 1987, titulado: “Según los científicos, el destinados a centro de la tierra está más caliente las cámaras que la superficie del sol”. El artículo de angustia decía que los científicos habían del infierno. descubierto que la parte más profunda de la tierra tenía una temperatura de unos 12,000 grados Fahrenheit.

Lecciones aprendidas Podríamos contar muchos relatos del infierno y de aquellos que han sido confinados allí, pero hemos de detenernos a considerar cuál debería ser nuestra actitud acerca del infierno. ¿Deberíamos tener la actitud de Ted Turner, el millonario que dijo en una entrevista: “Estoy esperando morir y ser echado al infierno. ¿Es ahí donde pertenezco?” (Ott, Daniel, n.d.) Estas son las palabras de un hombre muy necio que lamentará eternamente haber dicho eso. Pues por nuestras palabras seremos justificados o condenados. No espere, como el ladrón de la cruz, a tener un arrepentimiento de última hora. No sea como el hijo de un amigo mío, que regresando al Señor en su lecho de muerte, le confesó a su padre que el Señor le había perdonado, pero que no tenía ninguna herencia esperándole. ¿Por qué no vivir una vida de justicia y disfrutar así de estas recompensas para siempre, como lo hace mi querida esposa?

165

EPÍLOGO Este pequeño libro ha sido escrito con un sólo propósito: que todos ustedes que lo lean puedan ser animados y fortalecidos, sabiendo que solamente la Biblia es el Libro de la Verdad que Dios ha dado a Su pueblo para guiarle sano y salvo desde la tierra al cielo. Se nos amonesta a creer que la salvación se alcanza sólo creyendo en el Señor Jesucristo como nuestro Salvador personal. La Biblia se defiende a Sí misma, y se prueba a Sí misma por medio de su contenido profético. No se ha escrito ningún libro igual. Los santos hombres de antaño fueron movidos por el Espíritu Santo a escribirla. Como escribió el apóstol Pedro en 2 Pedro 1:20-21: “Entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada, porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo”. Sólo Dios, el único omnisciente, podría haber inspirado su contenido, el cual fue escrito de generación en generación para nuestra iluminación. Confiamos en que usted no sólo lea la Biblia diariamente, sino que también medite diariamente en ella, y será como una lámpara a sus pies y una lumbrera a su caminar. Le dará consuelo en tiempo de tristeza y dolor, ya que sus páginas contienen respuestas para todos los problemas de su vida, y será guiado en todo su viaje terrenal. A través de sus páginas el Señor le hablará, animándole y amonestándole. Este libro dador de vida, por medio de la obediencia a sus enseñanzas, le transformará y llenará de gozo y felicidad, para

166 que sea cada día más y más semejante a su bendito Autor: nuestro Señor Jesucristo. Pídale que se le revele por medio del estudio de cada capítulo, y Él lo hará. Descubrirá que es un amigo que cada vez está más cercano a usted, más unido que un hermano, y aunque otros se puedan olvidar de usted cuando pase por problemas, verá que Él permanece fiel a Su Palabra, y que nunca le dejará ni le abandonará. Así, podrá declarar con valentía: “No temeré lo que me pueda hacer el hombre; en Dios pongo mi confianza, porque el Señor es mi ayudador”. ¡Amén!

167

BIBLIOGRAFÍA La Santa Biblia, versión Reina Valera 1960. Huxley, Aldous. “Confessions of a Professed Atheist,” Report:Perspective on the News, Vol. 3, Junio de 1966, p. 19. Josefo, Flavio. (1974). Antiquities of the Jews [Antigüedades de los judíos], traducido por William Whiston, A.M. Grand Rapids, MI: Baker Book House. O’Neill, Ernest. Is There A God? (n.d.) Recuperado el 15 de Noviembre de 2005 de: http://www.worldinvisible.com/apologet/god.htm#ft3rt Ott, Daniel. Hellpage.com (n.d.) Recuperado el 22 de Febrero de 2006 de: http://www.hellpage.com/index1.htm St. Augustine. Lifeoftheworld.com (n.d.) Recuperado el 15 de Noviembre de 2005 de: http://lifeoftheworld.com/lotw/02-03/02-03-01.php Wesley Center Online. (n.d.). The Letter of Pontius Pilate, Which He Wrote to the Roman Emperor, Concerning our Lord Jesus Christ Recuperado el 15 de Noviembre de 2005 de: http://www.newadvent.org/fathers/0810.htm

LIBROS POR EL DR. BRIAN J. BAILEY Comentarios sobre los libros de la Biblia Génesis: El libro de los orígenes Rut: La novia gentil de Cristo Las tres casas de Ester Salmos I: Capítulos 1-50 Salmos II: Capítulos 51-100 El libro de Lamentaciones El carro del trono de Dios (Ezequiel) Daniel Profetas Menores I: La restauración de los caídos (Oseas) El Evangelio de Mateo El Evangelio de Juan Romanos: Más que vencedores Soldados de Cristo (Efesios) Dando en el blanco (Filipenses) Colosenses y Filemón: La Senda de la Santidad Hebreos: Detrás del velo Las dos Sabidurías (Santiago) Las Epístolas de Juan Apocalipsis

Otros libros El Viaje de Israel El Tabernáculo de Moisés Estudios sobre las vidas de David y Salomón Pilares de la fe La vida de Cristo La Segunda Venida (del Señor Jesucristo) El Espíritu Santo Los Nombres de Dios Maestros de Justicia Conozca su Biblia

Para mayor información o copias adicionales diríjase a esta dirección: Los EE.UU. Zion Fellowship International P.O. Box 70 Waverly, NY 14892 Teléfono: (607) 565-280, Fax: (607) 565-3329 www.zionfellowship.org [email protected] México Instituto Sion, A.C. Presa las Julianas #49 San Juan Totoltepec, Naucalpan, Edo. México CP 53270, México Tel/Fax: 0155-26408849 [email protected] Guatemala Instituto Bíblico Jesucristo 15 Avenida “A” 11-11 Zona 11 Colonia Miraflores II, Guatemala, Guatemala 01011 Tels: 5219-0444/45; Fax: 2472-8813 e-Mail: [email protected] [email protected] El Salvador Ministerio “Para la Edificiación” Urb. Buenos Aires 1, Av. San Carlos #131 San Salvador, El Salvador C.A. Tel: 503 2226-8845 Fax. 503 2235-1156 [email protected] Costa Rica Ministerio Cristiano Sion 2377-3000 Heredia, Costa Rica, C.A. Tel: (506) 387-0681 [email protected] Bolivia Casilla 4252 Cochabamba, Bolivia Tél: (591) 4 448-7562 Email : [email protected] Argentina Instituto Ministerial Sion Bermudez 455 1407-Buenos Aires, ARGENTINA Tél: (5411) 46.36.2595 Fax: (5411) 46.72.6541 Email: [email protected]; [email protected] Paraguay Instituto Ministerial Sion 321 Castro St. Asunción Central, Paraguay Tél: (595) 21-494318 Fax: (595) 21-494318 Email:[email protected]

Related Documents

Lo Hizo Por Ti
August 2019 25
Mira Lo Que Hizo Dios
November 2019 13
Ti To Lo
November 2019 25
Mi Necesidad Por Ti
May 2020 7

More Documents from ""