Lineamientos Para El Trabajo Juvenil

  • June 2020
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PARTIDO COMUNISTA DEL PERÚ Patria Roja

"LINEAMIENTOS PARA EL TRABAJO CON LA JUVENTUD"

¡ LOS JOVENES VIVIENDO Y LUCHANDO POR LA PATRIA NUEVA, ROJA Y SOCIALISTA !

2 PRESENTACIÓN Existe en el Partida un creciente convencimiento respecto de la importancia que tiene el trabajo en el seno de la juventud. Se admite con razón que una de las deficiencias básicas que tenemos es ésta. Durante años, la atención que se le prestó fue limitada, eventual. El resultado no ha podido ser más lamentable: limitado vínculo del Partido con la juventud, reducción de su influencia política, falta de continuidad en la vertebración de sus cuadros. Somos el Partido de la juventud, porque somos el Partido del futuro, escribí Engels, y más tarde retomó Lenin. No debería sorprender que su militancia se nutra de la juventud. En nuestro caso ha venido ocurriendo lo contrario: La juventud es la convidada de piedra. El viraje es imposible sin volver los ojos a la juventud, sin integrarla a la labor del Partido, sin forjar una nueva generación de cuadros que recojan lo mejor de nuestra herencia, maduren para colocarse a la altura de las tareas del presente, y sean capaces de proyectarse de cara al futuro. No por casualidad hablamos con insistencia de rectificación y renovación. Dos conceptos inseparables de esta tarea. El documento LINEAMIENTOS PARA EL TRABAJO JUVENIL es un primer borrador que entregamos a un número determinado de activistas del Partido vinculados principalmente al trabajo con la juventud, para promover un intercambio de opiniones que permita enriquecerlo. El Partido necesita contar con lineamientos de trabajo para iniciar esta tarea en forma sistemática y a fondo. Este es el propósito. No es pues, un documento oficial ni terminado, pero tampoco un proyecto para las calendas griegas. Nos gana el tiempo, por eso mismo debemos apresurar el paso. Invitamos a los cc. a expresarnos con franqueza sus, criterios, sugerencias, criticas, observaciones, de preferencia par escrito. La comisión que tiene a su cargo esta tarea estará atenta a fin de proceder a su reelaboración final, para luego ser sometida a la dirección nacional. Muchas cabezas piensan mejor que pocas. Esperamos que esta máxima tenga frutos excelentes en esta oportunidad. Lima, Marzo de 1991 Alberto Moreno Secretario General del Partido Comunista del Perú

3

SUMARIO

Pág.

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1. LA JUVENTUD COMO FUERZA

DE TRANSFORMACIÓN REVOLUCIONARIA

La correcta valoración e la juventud como fuerza de transformación social deberá señalar la importancia demográfica-cuantitativa de este sector poblacional y, además, constatar los rasgos cualitativos presentes en la vida de cada joven. Por otro lado no puede estar conveniente señalar que el tratamiento de la problemática juvenil no puede estar desligado del drama social que vive el país, de la situación política y, particularmente, de la necesidad de organizar revolucionariamente a la nueva generación; logrando de esta manera, encarar el trabajo juvenil en relación con los procesos históricossociales. Las cifras estadísticas son ilustrativas al expresar el peso de la juventud dentro de la población total de nuestro país. Pero el análisis, como hemos dicho, no debe hacerse con criterios exclusivos de magnitud puesto que las cifras poblacionales establecen una relación estrictamente externa, sino que debe profundizar en el contenido y los rasgos característicos de los jóvenes, es decir en aquello que configura a la juventud en un grupo dado (problemas sociales determinados, intereses específicos, etc.); y eso es precisamente lo que vamos a hacer. Entonces, ¿Quiénes son y qué es lo que caracteriza a los jóvenes hacia los cuales vamos a dirigirnos para promover su organización y concientización política? Coherentes con nuestra concepción marxista de la sociedad y el mundo, vemos a los individuos en función de las circunstancias históricas en que se desarrollan. La definición de la juventud no se puede reducir a la edad, puesto que la maduración fisiológica y psíquica del joven no tiene plazos rígidos, y varía según el medio geográfico y las situaciones históricas concretas. Además, la etapa de la juventud está relacionada con actividades sociales preestablecidas (período de formación y aprendizaje, de incorporación a la actividad laboral, etc.) que varían de una sociedad a otra. En consecuencia, la juventud es un grupo social que tiene características demográficas y sociales. La conceptualización de la juventud no sólo es riesgosa cuando se hace abstracción de las diferentes sociedades en las que se desarrolla y de las clases sociales clases sociales que en ello luchan, sino que, inclusive dentro de una misma sociedad, como la nuestra, se producen situaciones que contradicen los conceptos absolutos que pretender ser válidos para todas las circunstancias. Por ejemplo, la etapa comprendida entre los 15 y 24 años se toma Convencionalmente como el periodo que corresponde a la edad juvenil; sin embargo, la crisis y el agravamiento de las condiciones de vida en nuestro país, ha disminuido el límite inferior de ese período al colocar a miles de niños o adolescentes en la imperiosa necesidad de asumir funciones y responsabilidades sociales de

5 "adultos". Son, pues, entonces, el conjunto de condiciones socioeconómicas vigentes en nuestro país, referentes necesarios para emprender el trabajo juvenil exitosamente. El rol revolucionario que pueden asumir los jóvenes queda graficado en la fuerza y el entusiasmo que la nueva generación pone a la lucha por el cambio y la transformación social a lo largo de la historia. La actitud renovadora, el espíritu fervoroso de lucha y la entrega y desprendimiento que se abrigan en los jóvenes, los convierten en combatientes de primera línea, en la reserva natural de la clase obrera y el pueblo, hacia los cuales debemos avanzar haciendo a un lado la desconfianza y el recelo, afirmando la seguridad y fraternidad con ellos. Está claro que el papel protagónico de la juventud en los procesos revolucionarios sólo puede cumplirse si muestra buena disposición para integrarse y fundirse con las masas obreras, campesinas y con todo el pueblo trabajador, porque la misión de la juventud no puede entenderse ni justificarse como un propósito aislado, independiente, distinto autónomo del movimiento popular y revolucionario en su conjunto, sino por el contrario, contrario, indisolublemente ligado a él. Los intereses del proletariado y del pueblo son los intereses de los jóvenes y, por lo tanto, bajo ellos debe desarrollarse la acción de una juventud auténticamente revolucionaria, democrática, antiimperialista, socialista.

2. EL CARACTER DE LA JUVENTUD POPULAR REVOLUCIONARIA

¿Qué tipo de organización y qué banderas son necesarias para unificar políticamente a la juventud peruana, la cual se encuentra en un evidente estado de desarticulación y dispersión? Responder correctamente estas interrogantes sólo es posible si partimos del conjunto de situaciones externas e internas que actúan y están presentes en el grueso de la juventud, pues únicamente su evaluación precisa y objetiva nos permitirá formular la propuesta programática y el modelo organizativo bajo los cuales integraremos a los jóvenes a la lucha revolucionaria. 1. La juventud como grupo dentro de la estructura social La categoría juventud engloba a individuos procedentes de diferentes clases y estratos. En consecuencia, los jóvenes no están ajenos al conflicto social, ni al significado que éste tiene para cada clase. Esto es importante porque nos permite visualizar el fenómeno juvenil en relación con la situación y el movimiento de las clases en nuestro país. Sin embargo, la juventud como conglomerado humano posee rasgos particulares y problemas comunes, así como tiene distinto origen social. Precisamente, la alternativa política y la forma descentralización deben tener en cuenta la ubicación clasista de cada joven y los

6 rasgos comunes a toda su generación, teniendo en consideración que el objetivo del partido es ganar influencia en el grueso de la juventud, unificándola, organizándola y convirtiéndola en una fuerza activa que luche junto al pueblo por la transformación revolucionaria de la sociedad peruana.

2. Las actitudes juveniles: La conducta espontánea o consciente de los jóvenes, es un factor que indica el grado de receptividad de éstos ante el mensaje revolucionario. Perseguimos organizar a la juventud, y por lo mismo, necesitamos que nuestras propuestas sean fértiles y de impacto acumulativo, al punto que la convocatoria política lanzada genere una respuesta positiva en las masas juveniles. Se constata que un numeroso sector de la juventud está ajeno a la actividad política, que el abstencionismo y la "neutralidad" han sentado bases, y lo que es peor, existe un manifiesto rechazo y una real desconfianza ante las organizaciones políticas de izquierda. Este hecho se explica en la sistemática y creciente ofensiva reaccionaria que busca aislar a las fuerzas revolucionarias del movimiento popular y a la ineficacia y errores de la propia izquierda para trabajar con la juventud. De esta responsabilidad no se excluye el Partido. Por ello, es necesario dar una respuesta audaz, creativa y con suficiente flexibilidad como para permitirnos romper la situación anteriormente descrita, relanzando la alternativa revolucionaria para el sector juvenil bajo formas, mecanismos, y métodos apropiados a las circunstancias políticas e históricas así como a las actitudes juveniles existentes, sin que por ello cambie su contenido y profundidad revolucionaria. 3. La actividad organizada de los jóvenes: La organización de la juventud bajo orientaciones revolucionarias y la definición de los elementos programáticos y políticos necesarios para tal fin, requieren, que tengamos en cuenta a las diversas y multifacéticas formas de organización y participación que han desarrollado y vienen desarrollando determinados sectores de la juventud en el país. Sólo entendiendo y valorando correctamente estos antecedentes, lograremos aprovechar sus avances, estableciendo una adecuada relación con la diversidad de organizaciones e instituciones juveniles. Para ello requerimos contar con una organización política revolucionaria juvenil orientada por el Partido, que facilite un trabajo amplio en el seno de la juventud y sus organizaciones, y que permita responder a sus particularidades.

7 4. SITUACIÓN POLÍTICA: Las masas trabajadoras, hoy por lo general todavía inorgánicas y disgregadas en su accionar político, son el factor principal para posibilitar una salida revolucionaria a la crisis, constituyéndose en el eje central del trabajo político. Esto hace impostergable una inmediata y decidida acción de masas con la juventud trabajadora y popular que evidencia en ciertos sectores, una actitud positiva a la lucha democrática, patriótica y transformadora de la transformadora de la sociedad. Esta actitud puede ser extendida Y consolidada, derrotando la ofensiva ideológica y manipuladora de los sectores reaccionarios y comprometiendo el concurso mayoritario de la juventud con la causa popular, revolucionaria y socialista. De esta manera capitalizaremos la iniciativa creadora y la lucha que a su modo desarrollan los jóvenes en pos del cambio y el progreso. No importan los alcances y límites iniciales de ese cambio, lo fundamental es que existe una voluntad básica y germinal en las masas juveniles que hay que aprovechar, canalizar, desarrollar y organizar con iniciativa, creatividad y audacia. 5. La Situación del Partido: La debilidad del Partido tiene una de sus causas en la mala politice de masas asumida, que nos ha llevado a perder espacios e, influencia y a mermar paulatinamente nuestras fuerzas internas. La renovación del Partido no puede dejar de tomar en cuenta un sólido trabajo juvenil de masas, que nos permita obtener nuevas fuerzas para mejorar y cualificar su acción política. No hay que perder de vista que la juventud orientada por el Marxismo Leninismo es la reserva natural del Partido. Uno de los grandes errores en lo que concierne a la de construcción ha sido el "crecer hacia adentro", desligando nuestro accionar de las masas populares, y estableciendo métodos sectarios que impidieron una relación estrecha y dinámica con éstas. Recogiendo esta experiencia negativa, debemos entender nuestra labor de cara a las masas juveniles, a la juventud trabajadora y estudiantil. El carácter de la JPR queda establecido por los objetivos que persigue y las fuerzas sociales involucradas en su realización. La nueva organización juvenil nace para unificar al vasto sector de la juventud popular, democrática y antiimperialista, y se propone luchar por el bienestar y la democracia de las mayorías populares, así como por las reivindicaciones especificas de los jóvenes. Insurge teniendo como norte la realización de las tareas democráticas y nacionales pendientes, así como la construcción del socialismo en el Perú; un socialismo que no sea calco ni copia, sino creación heroica de la clase obrera y el pueblo peruano. A partir de lo expuesto anteriormente, y teniendo en cuenta la Línea General del partido, la JPR deberá guiarse y desarrollarse bajo Los principios democráticos; revolucionarios, antiimperialistas y socialistas, luchando contra el bloque de dominación Imperialismo-Gran

8 Burguesía, beneficiarios de la miseria y opresión del pueblo y directos responsables del atraso de país y de las penurias materiales y espirituales de la juventud peruana.

3. PROGRAMA El programa debe propiciar la participación masiva de los jóvenes en la política revolucionaria, unificándolos a partir de sus intereses comunes, que la crisis y la polarización social han hecho más evidentes. Con respecto al lineamientos generales:

programa,

debemos

considerar

los

siguientes

- Carácter eminentemente político, puesto que abordará la problemática juvenil en estrecha relación con los problemas globales de la sociedad, planteando propuestas que cuestionan a la propia estructura semi-colonial y predominantemente capitalista de la sociedad peruana, las relaciones sociales basadas en la explotación y el cúmulo de privilegios que beneficia a una minoría, así como la naturaleza antidemocrática del Estado Peruano. - Establece objetivos democrático-revolucionarios y antiimperialistas que abran paso a la construcción de una nueva sociedad, es decir la construcción del socialismo como continuación de aquellas tareas. Es importante para los comunistas entender la etapa de la revolución popular, democrática y antiimperialista, las tareas derivadas de ella y el tipo de organizaciones y formas de lucha correspondientes, más aún si esta lucha se contextualiza en una sociedad como la nuestra: capitalista-subdesarrollada y sometida al imperialismo. - La lucha por la democracia, la liberación nacional y el socialismo como ejes centrales. Estos objetivo son parte del programa mínimo del Partido, que deben ser desarrollados creativamente en función de las especificidades del trabajo juvenil, tomando en cuenta las reivindicaciones propias de este sector. - Plataformas de lucha concretas. Además de desarrollar el programa político de la JPR, es necesario elaborar plataformas de lucha específicas para cada sector de la juventud: campesinos, obreros, estudiantes, etc. de manera que hagamos de ellos fuerza organizada para afrontar la lucha, política cotidiana, dando respuesta a las aspiraciones, y reivindicaciones inmediatas de los jóvenes. El programa y las diferentes plataformas permitirán además, cumplir una adecuada labor de agitación y propaganda.

9 4. PRIORIDADES Una vez establecida la necesidad y la decisión de trabajar con la juventud debemos resolver la pregunta de cómo iniciar el trabajo político-organizativo con ella. No podemos empezar a trabajar con todos los sectores de la juventud a la vez, sino que requerimos analizar cuidadosamente cuáles son aquellos hacia los que debemos dirigir de manera prioritaria nuestro accionar, para a partir de éstos, proyectarnos hacia los demás sectores juveniles. Ahora bien, ¿Cómo debemos establecer estas prioridades? Esta no puede ser una elección al azar, ni mucho menos la materialización de nuestros deseos subjetivos. Para desarrollar las prioridades de nuestro trabajo requerimos hacer un análisis científico de la situación de la juventud y de las condiciones del Partido. El hecho de definir prioridades no significa excluir de nuestro trabajo a otros sectores de la juventud que no estén contenidos en ésta, sino nuestra en de mayor importancia para el cumplimiento de los grandes objetivos estratégicos y tácticos de la presente etapa, para desde allí, abarcar el amplio espectro de la juventud popular en su conjunto. Es necesario tener presente dos aspectos fundamentales en el tratamiento de la cuestión: en primer lugar., hacia qué sectores de la juventud dirigiremos de manera fundamental nuestro trabajo, y en segundo lugar, en qué lugares geográficos centraremos nuestro accionar, teniendo en cuenta los siguientes elementos: -La experiencia previa de relación política del partido con la juventud. Es decir, elaborar un balance del trabajo realizado con la juventud, rescatando lo positivo y señalado claramente los errores y limitaciones. De tal manera que la nueva organización se nutrirá de la experiencia acumulada, reafirmándose en los aciertos y desechando los viejos lastres y equivocaciones. -Las actitudes políticas y las condiciones objetivas de los diversos sectores y grupos de la juventud. -Los frentes de trabajo y niveles de organización con que cuenta el Partido y que puedan coadyuvar al desarrollo del trabajo juvenil. Esto es, la integración al proyecto juvenil proyecto juvenil de aquellos frentes que de alguna manera tengan relación con la juventud, como por ejemplo el magisterio, el frente femenino, campesino, barrial, entre otros. -Las prioridades de construcción de bases políticas revolucionarias contempladas en el Plan General del Partido. Puesto que la organización de la juventud busca ser un factor de fortalecimiento del trabajo revolucionario como del propio partido, esta debe girar en torno a los objetivos y orientaciones estratégicas existentes. De lo que se trata es de concentrar fuerzas y esfuerzos en una sola dirección, y no de dispersarlas.

10 1. Sectores prioritarios

para el trabajo juvenil

Se establece como primera prioridad el sector estudiantil secundario, así como los estudiantes de institutos superiores, pedagógicos, tecnológicos, escuelas de arte y pre-universitarios, por las razones que explicamos a continuación: Estudiantes secundarios a) La escuela es una institución que se ha venido masificando en nuestro país. Un trabajo con los estudiantes secundarios permite una labor política y de organización con proyección a diferentes sectores juveniles, fundamentalmente a las masas juveniles populares. b) La escuela reproduce parte de las contradicciones del sistema de dominación capitalista, reflejando conflictos de clase en términos económicos y materiales, y también en términos de valores socioculturales, generándose las condiciones para una rápida concientización política de los jóvenes estudiante. Esta concientización en edad temprana (12-18 años), ayuda a lograr una mejor formación de militantes .integrales, puesto que el joven define sus rasgos básicos de personalidad, sus valores y principios en ese estadio de su vida. Por otro lado, la escuela representa, potencialmente un centro de discusión de ideas que ayuda a lograr la formación integral de cuadros, líderes y activistas revolucionarios al calor del debate y la discusión fructífera. c) El trabajo con los jóvenes secundarios aseguraría un trabajo político posterior con los demás frentes del partido, pues la escuela es un punto de convergencia temporal después del cual los Jóvenes pasarán a formar parte de los diferentes sectores sociales, en términos de actividad económica: obreros, campesinos, ambulantes, empleados, etc., o formarán parte del sector estudiantil superior. d) A diferencia de los otros sectores de la juventud, los estudiantes secundarios y de niveles superiores, están nucleados en un centro de masas, hecho que facilita las tareas políticas de organización. A este centro de masas no solamente confluyen estudiantes, sino también maestros y trabajadores no docentes, además de lograr movilizar también a los padres de familia, es decir, al conjunto de la comunidad.

Estudiantes de institutos superiores Este sector estudiantil recibe una formación relativamente rápida, que le permite ingresar en corto tiempo al proceso educativo y productivo del país, muchas veces inclusive antes de haber culminado los estudios. Por otro lado, los institutos superiores se están convirtiendo en una alternativa de mayor atractivo para la juventud, pues representa una salida más rápida que la universidad para solucionar sus problemas de subsistencia. Esto ha generado la

11 acelerada masificación de este nivel educativo. Los Estudiantes Universitarios Se establece como segunda prioridad a sector estudiantil universitario. Por sus características de centro de discusión de ideas y formación de profesionales, es en la universidad donde se pone en debate permanente las grandes propuestas ideológicas y políticas para el desarrollo de la sociedad. Esta ha sido y sigue siendo una cantera importante de formación de cuadros políticos y un espacio de movilización y efervescencia de la juventud estudiantil.

2. Otros sectores juveniles que debemos organizar Como decíamos al inicio, establecer prioridades no significa excluir a los demás sectores de la juventud, por lo tanto, allí donde las condiciones nos lo permitan, debemos también organizar a otros estamentos de la juventud, tales como: - Jóvenes relacionados al sector informal: ambulantes y pequeños productores. - Jóvenes obreros. - Jóvenes campesinos. - Jóvenes artistas e intelectuales. - La juventud desocupada.

5. POLITICA DE MASAS La política de masas con la juventud constituye un factor fundamental para lograr el objetivo estratégico que buscamos en el actual período generar un movimiento juvenil revolucionario de masas, que se integre al proceso de lucha política de la clase obrera y el pueblo, Contribuyendo a la realización de las tareas democráticas y nacionales, y a la construcción de una nueva sociedad. De esta manera la Línea de Masas definirá y determinará los avances de organización y movilización de la juventud en la medida en que sea correctamente desarrollada. La Juventud Popular Revolucionaria deberá ser construida como una organización de vanguardia de la juventud peruana, porque ve más lejos que el resto de la juventud, porque cuenta con una organización de combate, porque practica una disciplina consciente, porque es efectivamente, una fuerza dirigente del movimiento juvenil en la lucha por la transformación revolucionaria de la sociedad peruana, en cuya bandera se inscriben los ideales del socialismo. En razón de ello, su construcción implica un proceso en el que se conjugan el trabajo ideológico, teórico, político, organizativo y de autodefensa. Pero una organización de avanzada, de vanguardia, carece de sentido si no tiene

12 fuerzas que dirigir, masas que conducir y de la cual nutrirse simultáneamente. Estimulará e impulsará la organización de la juventud en todas sus formas, su unificación y centralización, trabajando con iniciativa y creatividad, sin renunciar a ninguna forma de organización o de lucha que la situación requiera. Prestará atención a la actividad en la juventud obrera, campesina, barrial, estudiantil, informal, desocupada; en sus gremios, sindicatos, asociaciones, clubes, o cualquier otra forma organizativa que sea necesaria y que brote de las condiciones mismas del movimiento juvenil. De otro lado, se debe partir de la situación del movimiento juvenil y de si problemática especifica para levantar una alternativa democrática, nacionalista, popular, dirigida a la construcción de una patria renovada, desarrollada, integrada, libre de toda forma de opresión extranjera, sin la cual es imposible unificar y centralizar al mayoritario contingente juvenil del país. La política de masas permitirá al Partido y a la JPR desarrollar una intima relación con los diversos sectores de la juventud popular, en tanto ésta representa la fuerza social movilizadora de la juventud peruana; teniendo en perspectiva su integración, como agente fundamental, al proyecto revolucionario. La política de masas debe contener y desarrollar ciertos rasgos que expresen la naturaleza específica y las actitudes de las masas juveniles: a) Trabajo en el seno de las masas juveniles: Es indispensable que el Partido comprenda y asuma correctamente el significado de "trabajar en el seno de las masas juveniles". Esto indica la necesidad de una vinculación estrecha y directa entre él Partido y la juventud popular, entendiendo que de esa relación surgen las fuerzas que potencian nuestras filas y que además permiten influir, concientizar y organizar al grueso de la juventud. b) Un accionar democrático: Todavía mantenemos rezagos de conductas burocráticas, antidemocráticas y sectarias, de actitudes paternalistas y manipulatorias en relación a la juventud. Debemos replantear ideológicamente esta actitud, y corregirla en la práctica misma. La valoración y el respeto, de los esfuerzos organizativos que nacen en de la propia juventud, así como la relación con las masas juveniles no organizadas nos permitirá conquistar la confianza de los jóvenes y ejercer una real dirección política. Es pertinente asumir una justa posición en lo concerniente a la hegemonía, frecuentemente confundida con prácticas hegemonístas y sectarias que tanto daño hacen al movimiento popular y revolucionario. c) Comunicación adecuada, eficaz y juvenil: Uno de los errores comunes que caracteriza al Partido es su descuido de la juventud, la poca atención que le presta, y por eso mismo, su conocimiento superficial de la juventud peruana actual, de sus problemas, expectativas, inquietudes, psicología, estado de ánimo. Sin tener un conocimiento sistemático de la juventud, n estaremos en condiciones de orientarla debidamente, ni de comunicarnos con ella con la fluidez del caso. La utilización del lenguaje, el

13 perfeccionamiento de métodos de trabajo, el uso apropiado de formas de acercamiento y vinculación con ella, son elementos a replantear en nuestro trabajo juvenil. Si no logramos contar con una comunicación fluida, ágil, efectiva con la juventud; si no logramos interesarla en nuestras propuestas y objetivos, en las orientaciones de nuestros documentos, éstos no dejarán de ser sólo eso: propuestas y documentos. La juventud necesita contar con sus propios símbolos, métodos, formas de trabajo, que correspondan a sus peculiaridades. Pretender trasladar mecánicamente lo que es propio del partido a la juventud, sin considerar las diferencias generacionales, sólo conducirá a errores.

6. POLITICA DE CUADROS La envergadura del trabajo juvenil y su carácter nacional hacen indispensable la inmediata disponibilidad de un contingente de militantes, activistas y cuadros que garanticen la conducción política y la coherencia orgánica de la JPR. Sin embargo, el Partido no cuenta con el número suficiente de dirigentes capaces de llevar adelante este proyecto, lo cual hace más necesario que nunca, poner en práctica una política eficiente y rápida de formación y promoción de nuevos cuadros para el trabajo juvenil. Para lograr esto, es indispensable iniciar cuanto antes el trabajo con las masas juveniles, pues es sólo a partir de ello que podremos ampliar y Cualificar, seleccionar y capacitar a sus elementos avanzados, vinculándolos al trabajo práctico, y de esta manera ampliar nuestra militancia. Existe una doble relación entre la política ¿le cuadros y la línea de masas: no podemos formar nuevos cuadros y militantes si no ponemos, en práctica una política de masas que nos permita llegar a la juventud popular y ganarla a la JPR y al Partido, y por otro lado, Sólo podremos desarrollar adecuadamente nuestra política de masas si contamos con cuadros suficientes y capaces. Estos dos aspectos no queden ser entendidos aisladamente, ya que sólo en la medida en que los desarrollemos de manera integrada, podremos lograr los objetivos específicos de ambas políticas.

¿Que tipo de cuadros juveniles necesitamos? Definida la orientación política, los objetivos y las tareas, el problema, se traslada a los cuadros y a los métodos que permitan llevarlos a cabo. Los cuadros constituyen la espina dorsal de toda organización. Su selección, formación, promoción, cualificación, deben constituir una preocupación permanente si se aspira a construir un movimiento juvenil revolucionario de alcance nacional y de vigencia popular. Está en primer lugar su educación ideológica, teórica y política marxista-leninista; en segundo lugar, su capacidad de vincularse con las masas trabajar adecuadamente en el seno de ellas; en tercer lugar, su serio sentido de organización, de disciplina, de disposición a la lucha; en cuarto lugar, su fortaleza moral, iniciativa y creatividad, inseparables de una actitud critica y autocrática constante; en quinto lugar, su

14 desarrollo integral como persona y como revolucionario, su amplitud de miras, distante de todo dogmatismo y sectarismo, pero también de todo comportamiento reformista y liberal. No aspiramos a forjar súper hombres, porque ello está fuera de la realidad, sino combatientes nutridos de altos ideales, abiertos a las conquistas nobles de la humanidad, libres del espíritu egoísta e individualista propios del capitalismo en decadencia, capaces de unir en un todo único sus principios y su práctica, sus palabras y sus hechos. No es fácil, desde luego, el logro de esta tarea, pero no hay otro camino si aspiramos a construir un mundo nuevo. Poseemos la ventaja de contar con el prototipo de un auténtico combatiente revolucionario en la figura del amauta José Carlos Mariátegui, el maestro de la juventud h el símbolo del hombre nuevo. Sin embargo, el trabajo juvenil presenta aspectos que lo diferencia de otros campos de actividad del Partido, por lo tanto, los cuadros juveniles que debemos forjar, deben poseer características adecuadas al tipo de trabajo que les compete al sector de la población donde asentará sus fuerzas: a) En primer lugar (y aunque parezca obvio es importante señalarlo), requerimos cuadros jóvenes, ¿Quiénes sino los mismos jóvenes pueden entender y vincularse mejor con la juventud? Para ello debemos evitar que los cuadros y dirigentes se perpetúen en sus responsabilidades y cargos, aún cuando su desempeño fuera bueno, pues debemos entender que para un militante del Partido el trabajo juvenil es transitorio, de lo contrario tendremos una "juventud" dirigida por veteranos. La promoción de los cuadros debe ser un proceso ágil y dinámico, desechando el recelo y la desconfianza hacia el joven. Un cuadro juvenil debe tener la capacidad y responsabilidad de formar nuevos cuadros, generando un efecto Multiplicador basado en una labor educativa permanente En una primera etapa, esta recomendación puede ser difícil de llevarla a la práctica, pues el partido tendrá que destacar al trabajo juvenil a los cuadros con que cuente, aún cuando éstos no sean jóvenes. Pero ello sólo se justifica en una primera etapa, en la que necesitamos impulsar la organización de la juventud basándonos en las fuerzas con que disponemos actualmente. b)

El trabajo juvenil tiene la perspectiva de ampliarse y multiplicarse rápidamente, lo cual hará difícil que los dirigentes puedan resolver de manera rápida y efectiva todas las necesidades y problemas que se vayan presentando en la práctica misma. Por ello, requerimos cuadros con gran iniciativa, capaces de dar respuesta a los problemas de la juventud y a la vez, lograr los objetivos político-organizativos planteados, en suma, cuadros que puedan resolver los grandes y pequeños problemas del trabajo político cotidiano, sin perder de vista, en ningún momento, los propósitos estratégicos que nos anima a su organización.

c)

El carácter de a JPR, exige de nuestros cuadros una amplitud de criterio y un accionar democrático que posibiliten una relación política adecuada con los diferentes sectores de la juventud. Las

15 actitudes dogmáticas y el accionar sectario pueden llevarnos al aislamiento y al fracaso de la política de masas. En general, necesitamos cuadros altamente capacitados, poseedores de una disciplina férrea forjada en la lucha, nutridos de entusiasmo, iniciativa y espíritu partidista, que conozcan y comprendan la realidad juvenil y que pongan en práctica métodos y estilos de trabajo adecuados para este sector. ¿Cómo formar, capacitar y promover nuevos cuadros juveniles? a) Formación ideológica y política No podemos dejar a la libre iniciativa y al esfuerzo aislado o individual la formación y cualificación de nuestros cuadros juveniles. Es necesario desarrollar y aplicar planes sistemáticos de formación ideológica y política marxista-leninista a nivel nacional, regional, etc., los cuales deben tener en la práctica un elemento fundamental para la educación y formación de los activistas revolucionarios, pues la labor de formación no sólo debe estar íntimamente ligada a la práctica política, sino que no puede entenderse al margen de ella. Requerimos, además, forjar una juventud revolucionaria con una visión integral de la realidad nacional, de su historia y su pueblo, abierta al mundo y al futuro, apta en el trabajo legal e ilegal, abierto y secreto.

b) Especialización El tipo de formación que impartiremos a los militantes cuadros y dirigentes juveniles, si bien debe darles una adecuada formación ideológica y política, también requiere desarrollar, en ellos, niveles de especialización que les permita dominar determinadas áreas de trabajo, dotando a la labor revolucionaria de mayor eficiencia. No sólo requerimos ser tan eficientes como aquellos que quieren perpetuar la situación de explotación y dominación de nuestro pueblo, sino que para derrotarlos necesitamos desarrollar un trabajo superior al de ellos; de allí la necesidad de cualificar y especializar constantemente a nuestros cuadros. La organización de la juventud requiere cuadros propagandistas, educadores, agitadores y especialmente, organizadores; sobre todo teniendo en cuenta que en esta primera etapa de construcción de una nueva organización, el trabajo organizativo tiene una importancia relevante.

Selección, distribución y atención de los Cuadros La presencia de algunos rasgos y cualidades en los activistas juveniles nos permitirán establecer un proceso de selección y distribución de cuadros, acorde con las necesidades del Partido en el trabajo juvenil. Debemos también, tener en cuenta la importancia que tiene la atención económica de nuestros cuadros así como el apoyo espiritual y moral que requieran, pues la inestabilidad que sufre el joven en esta sociedad, hacen aún más necesario el cuidado de nuestros cuadros juveniles.

16 7. METODOS Y ESTILOS DE TRABAJO Los grandes problemas del partido, el proceso de adaptación al democratismo burgués y la secuela de lastres que esto trae consigo, no han ido fundamentalmente por el lado de la concepción de sus políticas y principios, es decir por aquello que ha escrito y difundido, sino principalmente las distorsiones que se han producido por la presencia de métodos de dirección y de trabajo incorrectos, que han marcado su accionar político hasta hoy y que se han venido institucionalizando en sus militantes, cuadros y dirigentes. De esta manera se ha venido generando un desfase cada vez mayor entre lo que el partido dice y lo que hace. La nueva organización juvenil que construiremos, debe pues, ser severamente critica con los malos estilos y métodos de trabajo que reinan al interior del partido, estableciendo, desde un principio, formas correctas de acercamiento a las masas que propicien una relación dinámica Partido-Juventud, una práctica política clara y consecuente, un estilo que una teoría y práctica, centralismo y democracia, palabra y acción, critica y autocrítica, sencillez y honestidad, capacidad de entrega, ligazón con las masas, que restablezcan la confianza de la juventud en la actividad político y en sus jóvenes dirigentes. No queremos en el partido, ni mucho menos en el trabajo juvenil oradores de profesión y a tiempo completo, pero divorciados de las masas, de la práctica revolucionaria; no queremos ya predicadores de locuacidad brillante y magro accionar. Prediquemos con nuestra práctica, eduquemos con nuestro ejemplo y consecuencia, sólo de esta manera lograremos un real acercamiento a la juventud popular, sólo así las ganaremos a la lucha revolucionaria. Los jóvenes, como hemos dicho, tienen una gran capacidad de entrega, están en una búsqueda constante de la verdad, pues se encuentran en un proceso de definición de sus principio y valores, en la búsqueda de una identidad; pero también se caracterizan por decepcionarse fácilmente cuando comprueban que aquello por lo que luchan no sirve, no da resultados o no es lo que dice ser. Por lo tanto, debemos fomentar en los jóvenes, en los nuevos militantes confianza en la revolución, convicción de que lo que hacen es correcto, necesario y valioso, porque sólo así, este joven se entregará totalmente a la causa revolucionaria. Los métodos de trabajo con la juventud no pueden ser siempre los mismos que los del partido. La juventud tiene características específicas que exige poner en práctica nuevas formas de trabajo con ella, métodos que por las cualidades propias del tipo de organización que se quiere construir, sean más dinámicas y presenten cierta flexibilidad, sin poner en peligro los principios marxistas. Las formas de trabajo con la juventud deben renovarse constantemente, de manera que se adecuen a las nuevas condiciones

17 objetivas y formas de lucha en cada momento o situación concreta. Esto no es posible si no ponemos en práctica una labor de evaluación política permanente, lo cual a su vez es irrealizable si contamos con políticas concretas, planes de trabajo y si no tenemos una relación dinámica con las masas juveniles, pues ¿en base a qué podemos percibir los cambios si nuestra labor política no está enraizada en el pueblo? El trabajo juvenil debe estar dotado de una "vocación de cambio" hasta en su propio accionar político, debe emplear métodos que sean atractivos para la juventud, por un lado, y que nos lleve a lograr de mejor manera nuestros objetivos revolucionarios, del otro. Esto supone conjugar una consecuente política de principios con la flexibilidad en el terreno de la táctica. Existen principios básicos a partir de los cuales se desarrollan la táctica, los métodos de trabajo y los de dirección. Los primeros tienden a ser permanentes, pues son esenciales. Los segundos deben adecuarse al momento político y las condiciones reales del sector o la clase con la que se trabaje políticamente. En el momento en que estos métodos dejen de ser los adecuados porque no corresponden a nuevas realidades, hay que renovarlos por otros mejores, más eficientes, más útiles a los propósitos que perseguimos en cada momento dado. Esto quiere decir pues, que los métodos de trabajo con los jóvenes deben ser bastante dinámicos, flexibles y creativos, adecuándose permanentemente a las nuevas condiciones políticas. Y ello sólo se logrará con mucha iniciativa y con esta vocación de cambio y de perfeccionamiento constantes como estilo de trabajo propio del marxismo-leninismo creador. Será una tarea difícil para el Partido, acostumbrado a formas de trabajo político muchas veces rezagados, poner en práctica, de la noche a la mañana, métodos distintos a los acostumbrados. La fuerza de la costumbre suele tirar muy fuerte, y a muchos nos lleva la corriente. Sin embargo, la juventud está llena de energías, de creatividad, si no veamos las formas increíbles que tienen de sobrevivir y sobreponerse a la crisis. Pues bien, aprovechemos políticamente este ímpetu y creatividad, nutrámonos de las formas peculiares de vida y acción de la juventud, dándole contenido político; dirijamos estas energías desbordantes hacia los objetivos revolucionarios. De esta manera, no sólo lograremos crear una identidad de los jóvenes hacia nuestro accionar político, sino también el partido se verá cualificado y dinamizado. Solemos ir a las masas e imponer métodos que nosotros consideramos correctos, pero que por no serlos, no generamos interés en ellas. Si tomamos el camino inverso podemos aprovechar mejor su potencial y nuestra labor será más fructífera.

Dirección real y legítima La JPR debe ganar la dirección al interior del movimiento juvenil, y a su partido debe asegurar su dirección en la JPR. Esta dirección y hegemonía debe ser real, es que las políticas del partido y la JPR sean asumidas por las masas juveniles, y no como suele ocurrir, confundidas con prácticas que consideran que ser dirección y hegemonía es copar, a cualquier precio, los núcleos .dirigentes. Esto no siempre

18 refleja una dirección real sino un trabajo burocrático y de cúpulas. Por otro lado; esta dirección debe ser legítima. ¿Qué queremos decir con esta? Que las bases deben sentirse representadas por su dirección, que esta actividad política debe sustentarse en un trabajo enraizado en el serio de las masas juveniles. Nos atenemos al, principio de que el Partido y la JPR dirigen, persuaden a las masas, no les imponen autoritariamente sus puntos de vista v decisiones. Rasgos Específicos Los métodos y estilos de trabajo que debe tener presente siempre la organización juvenil revolucionaria son por lo menos los siguientes: a) Revalorar y poner en práctica la dirección colectiva y la responsabilidad Individual y colectiva. b) Buscar la verdad en los hechos. Partir en todo instante de la realidad y no de los deseos subjetivos. c) Delegar responsabilidad en lugar de concentrarlas en una o pocas personas de esta manera se logrará un trabajo más eficiente y se promoverán nuevos cuadros y dirigentes. d) Consecuente aplicación y uso correcto del centralismo democrático. e) Lucha permanente. Por la unidad ideológica, política organizativa, desechando toda forma de liberalismo o fraccionalismo. f) Saber persuadir antes, que imponer las decisiones políticas de organismos dirigentes. e) Aferrarse al eslabón clave da la tarea o táctica, evitando realizar muchas tareas al mismo tiempo. h) Control regular de las tareas. Tarea que se decide, se cumple cueste lo que cueste. Sin un control de las tareas, de su cumplimiento, será imposible sistematizar los resultados, perfeccionar, o corregir las políticas o tácticas, descubrir y corregir a tiempo los errores. i) Desarrollar un lenguaje apropiado para la juventud, que posibilité una comunicación directa con ella, y por eso mismo eficaz. j) Saber recoger el humor de la juventud, sus inquietudes, preocupaciones, de modo que esté en capacidad de desarrollar actividades que le sean atractivas, aprovechando las posibilidades del teatro, música, danza, folklore, poesía, deporte, etc. De esta manera no sólo se revalorizará la cultura nacional, sino que se crearán canales de participación adecuados para los diferentes sectores juveniles. Estilos de trabajo En lo concerniente a los estilos de trabajo, esto es, a lo rasgos básicos que caracterizan el trabajo revolucionario, que le, son propios porque, expresan de manera concreta sus postulados ideológicos, podemos considerar los siguientes: a) Estrecha unidad entre la teoría y la práctica. b) Vinculación permanente con las masas, sus luchas, su trabaja. El pueblo es la .fuerza motriz de la historia. c) Crítica y autocrítica como método de superación de las contradicciones no antagónicas, de perfeccionamiento del trabajo, de impulso del desarrollo político e ideológico. d) Trabajo planificado, sistemático, perseverante, antes que espontáneo y voluntarista. e) Vida austera, constancia en el trabajo, honestidad y modestia,

19 audacia en la acción, fraternidad con los camaradas y el pueblo. f) Estar siempre atentos a lo nuevo, dispuestos a la formación integral del individuo, imbuidos de optimismo revolucionario.

8. FORMAS DE LUCHA La juventud revolucionaria no subestima ni anula por anticipado ninguna forma o método de lucha que el propio proceso puede establecer como adecuados y necesarios para el momento político concreto, enmarcado siempre en los principios ideo-políticos asumidos. La objetividad de la lucha conlleva a que ésta se plantee de manera flexible y versátil, en función de la situación política que vive el país, del movimiento de las clases y los grupos sociales, y particularmente de la situación de las masas juveniles. El objetivo es lograr vertebrar un movimiento juvenil ahora disperso, en el cual todos sus componentes actúen y luchen unitariamente con un claro sentido de la realidad social de las perspectivas políticas de transformación que se abren ante ella. El combate ideológico tiene en nuestro trabajo un significado particular, puesto que el periodo de definición y consolidación de ideas que representa la juventud, ha originado un amplio despliegue de esfuerzos reaccionarios orientados a ganar ideológicamente a los jóvenes, anular sus actitudes contestatarias y revolucionarías, convirtiéndolos en instrumentos dóciles al sistema y en una fuerza social de sostén y apoyo. Nuestra lucha ideológica debe estar orientada a desenmascarar los principios y la esencia de la ideología reaccionaria, sus beneficiarios y su contenido manipulador y alienante para la juventud popular; levantando en contraposición, la ideología y la alternativa revolucionaria como opciones liberadoras. La JPR debe estar orientada, en todo momento, por los grandes objetivos estratégicos de trasformación social evitando un simple accionar coyuntural y reducido a los marcos del sistema, vigente, pues esto sólo conlleva desviaciones economicistas y legalistas. Es, necesario pues, que la lucha a desarrollar tenga trascendencia y alcance político revolucionario. La juventud no puede cumplir con su misión revolucionaria si no entiende y valora la necesidad de organizarse, comprendiendo la naturaleza y diversidad de organizaciones presentes en el movimiento de masas, la función y papel que le corresponde a cada una en el proceso revolucionario, los alcances y las tareas que se derivan de su condición especifica. La organización partidaria debe ser valorada como expresión de vanguardia, El Frente Único como forma de unidad de las fuerzas revolucionarias y populares, el sindicato y los gremios como instrumentos reivindicativos (que deben tener alcances políticos), los órganos de democracia directa como gérmenes de poder popular, etc. Todos estos mecanismos deben ser articulados y combinados adecuadamente para servir a los objetivos centrales del proceso revolucionario peruano y la vertebración de un poderoso movimiento juvenil revolucionario.

20 La lucha de clases tiene diferentes manifestaciones e intensidades. De lo que se trata es de pasar de una lucha espontánea a una organizada, consciente, política, que aún cuando apele, a diversos mecanismos, no debe, perder de vista el carácter irreconciliable de los intereses de los explotadores y explotados, así como la necesidad de organizar la lucha directa, de autodefensa y armada del pueblo como la única vía para su liberación. La organización de la juventud debe tener en cuanta que esta forma superior de lucha se torna inevitable en el Perú, por lo tanto, su preparación es una tarea que debe ser asumida consecuentemente.

9. ALGUNOS PROBLEMAS ORGANIZATIVOS La construcción orgánica de de la Juventud Popular Revolucionaria es un tema de gran importancia y no de fácil solución. Aspiramos, de un lado, a una organización amplia, capaz de incorporar a la vanguardia juvenil, desechando de plano concepciones y práctica sectarias que en la experiencia pasada ha estado siempre presente, haciendo de la juventud revolucionaria una organización raquítica, marcadamente universitaria, con pocos vínculos con la masa juvenil; del otro lado, evitar al mismo tiempo que se convierta en una organización fofa, endeble, donde lo cuantitativo no tenga su correlato en la calidad y selección de sus miembros, en su capacidad para la lucha, en la fortaleza de su estructura organizativa y su disciplina. No debe perderse de vista las diversas formas de organización que son propias de la juventud, las cuales surgen por vía espontánea o se organizan por iniciativa de la vanguardia juvenil o la del propio partido del proletariado. Todo aquello que permita articular la actividad de la juventud, promover su organización debe ser apoyado y perfeccionado por nosotros. La Juventud Popular Revolucionaria es sin embargo una forma especial de organización juvenil: es su expresión política de avanzada, su vanguardia dirigente, que se nutre de los objetivos que están más allá de las exigencias reivindicativas, de la espontaneidad del movimiento juvenil peruano. Sus principios siguientes:

básicos

de

organización

se

resumen

en

los

1) No es una suma de individuos, sino de organizaciones. No admite la militancia individual sino a través de sus organizaciones. Esto es el círculo de la JPR organizado en un determinado centro de masas o espacio territorial. Los requisitos, procedimientos y normas serán establecidos en sus estatutos. 2) Una organización que suma el principio del centralismo democrático como un principio básico de organización. Todo militante de la JPR tiene derechos y obligaciones claramente establecidos. Entre ellos derechos democráticos muy claros, que permitan su participación activa, consciente, crítica; pero también deberes que obligan a que la unidad de pensamiento tenga su correlato en la unidad de acción. El centralismo que se apoya en una práctica democrática, en decisiones

21 colectivamente asumidas, se convierte así en un requisito fundamental para llevar a cabo las decisiones asumidas. El centralismo, sin democracia interna, conduce necesariamente al autoritarismo, centralismo burocrático, al sofocamiento de la crítica y la fiscalización; la democracia sin centralismo lleva al democratismo pequeño burgués, al individualismo, al diletantismo, a la incapacitación de la organización revolucionaria para el cumplimiento de sus fines. 3) Libertad y disciplina son dos aspectos que se interpenetran y complementan. La libertad absoluta no existe en la vida social, menos aún en la organización revolucionaria de la juventud peruana. La anarquía es incompatible con nuestros fines. Ello no significa, que la libertad no tenga sentido. Anulada la libertad, o asfixiada por el centralismo burocrático, se habrá anulado la iniciativa, creatividad y libertad, inherente al individuo que asume conscientemente los ideales revolucionarios y socialistas. Pero estas carecerán de fuerza transformadora si no van acompañadas de una elevada dosis de disciplina, de sujeción de los intereses individuales a los colectivos, de subordinación de lo parcial al conjunto. Sin disciplina no es posible realizar ninguna obra grande y ninguna obra es más grande, heroica, creadora, que la revolución, y el socialismo auténticos. 4) Es indispensable contar con un sistema de organización que permita la estructuración de la JPR a escala nacional, lo suficientemente flexible para permitir que tenga un funcionamiento ágil, desburocratizado; pero también lo suficientemente sólido como para permitirle cumplir, con sus objetivos. Una estructura además, que tome en cuenta los diversos sectores de la juventud en las cuales trabajará y en cuyo seno serán construidas sus organizaciones de base.

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