J. M. Galán, J.-L. Cunchillos, J.-A. Zamora (eds.)
IEIL M\IEDlllllElfllRÁNEO IEN LA ANllllGÜIEDAID : OlflllENTIE Y OCClllDIENlllE
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CONGRESO ESPAÑOL DE ANTIGUO ORIENTE.PRÓXIMO Lenguas y Culturas del Antiguo Oriente Próximo - 2
Centro de Estudios del Próximo Oriente Madrid 1998
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J.-L. Cunchillos, J. M. Galán, J.-A. Zamora, S. Villanueva de Azcona (eds.), Actas del Congreso "El Mediterráneo en la Antigüedad: Oriente y Occidente", Sapanu. Publicaciones en Internet Il (1998) [http://www.labherm.filol.csic.es]
LINEAL A: ESTADO ACTUAL DE LA INVESTIGACIÓN 00 José Virgilio García Trabazo (Universidad de Dresden) INTRODUCCIÓN La escritura denominada lineal A es un sistema gráfico utilizado en la cuenca del Egeo, sobre todo en la isla de Creta, con más del 70% del corpus localizado en Hagia Triada. Los textos que se han descubierto hasta ahora -el más reciente en Mileto- pueden datarse entre 1850 y 1450 a.C. (desde la transición del Minoico Medio Ila al MM IIb hasta el final del Minoico Reciente 1) y se dividen en dos grupos: documentos contables (más del 90%) y documentos no contables. El corpus total tiene 7386 signos, es decir, unas diez páginas mecanografiadas. Nuestra exposición constará de dos partes: la primera será un repaso a los hitos más relevantes de la investigación acerca de los textos en lineal A, y la segunda una exposición de las más recientes líneas de investigación y proyectos emprendidos con la vista puesta en el objetivo de su desciframiento. l. RESEÑA HISTÓRICA l. l. El primer texto conocido en lineal A fue descubierto por A. J. Evans en Abril de 1896 [LJ: la "tablilla de libación" PS Z 2 de Psychro (Creta). Fue también Evans quien dio su nombre a este tipo de escritura, distinta de otros sistemas gráficos egeos del segundo milenio a.C., los hoy llamados no lineales (el "jeroglífico" cretense -o mejor "escritura cretense de los primeros palacios"-, la escritura del disco de Festas y la del hacha de Arkalokhori), así como también distinta del lineal B. El inventario de signos y su distribución pronto llevó a los investigadores a la conclusión de que nos encontrábamos ante un sistema lago-silábico, con un silabario del tipo llamado ligero (es decir, que nota únicamente sílabas abiertas) y un conjunto de signos ideográficos o logogramas (cifras, fracciones, signos de puntuación e ideogramas que representan objetos o seres vivos).
1.2. Tras el desciframiento del lineal B por M. Ventris en 1952, el hecho de que unos setenta silabogramas del lineal B tuvieran una correspondencia formal casi exacta con los del lineal A hizo concebir la esperanza de que transfiriendo los valores fonéticos conocidos del lineal B a los textos en lineal A se llegaría a un pronto desciframiento de estos últimos. Pero la cuestión se reveló bastante más compleja de lo esperado cuando la transcripción de los textos en lineal A por medio de los valores del B arrojaba unas lecturas fonéticas extrañas a cualquiera de las lenguas conocidas en el área. Tales confrontaciones entre los signos del B y del A han sido llevadas a cabo por varios
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investigadores (P. Meriggi, A. Furumark, E. Peruzzi, M. Pope y otros); pero por desgracia, en lo que al número de correspondencias se refiere, han llegado a resultados demasiado divergentes entre sí. Esta indefinición ha dado pie a las más variadas especulaciones acerca de la naturaleza de la lengua del lineal A, que ha sido identificada, según los autores, con una serie impresionante de lenguas [2]: hitita, luvita, licio, sánscrito, griego, semítico, indoeuropeo, cario, vasco, etc. 1.3. En 1954 publica J. Friedrich en el tercer número de Minos un breve artículo titulado "Eine hethitische Keilschrifttafel mit minoischen Linearzeichen" en la cual se muestra la fotografía de un fragmento de ritual hitita en el que tan sólo resultan legibles las ocho líneas fragmentarias finales. Aunque el contenido del texto hitita, según parece, no tiene relación alguna con los signos minoicos que lo acompañan en la parte inferior del fragmento, este descubrimiento parece haber constituido, si no el punto de partida, al menos el preludio de una de las líneas de investigación más importantes en lo que concierne a la identificación de la lengua del lineal A, la que se podría denominar "teoría anata lia". 1.4. En 1957, C. H. Gordon realiza un intento de comparación de la lengua del lineal A con el semítico que tuvo escasa aceptación. 1.5. Fue L. R. Palmer 1958 el primero en llamar la atención sobre la palabra lineal A ú)asa-sa-ra-me (un nombre o apelativo de divinidad en una "tablilla de libación"), haciendo ver su parecido con la expresión hitita iXJ¡;¡J{XaraX-miX "mi Señora" y comparándolo con una hipotética forma de tipo luvita *aK(~ajj%ara-, dado que a hitita ile suele corresponderle luvita a. El propio Palmer se muestra cauto acerca de las conclusiones que se pueden sacar de esta ecuación, recordando que una expresión que contenga un posesivo enclítico puede también ser tomada en bloque como préstamo por otra lengua diferente, a la manera como la palabra Madonna fue introducida en inglés IJl La asociación entre lengua del lineal A y el grupo hitito-luvita trajo, por supuesto, consecuencias en el campo de la dialectología y la historia de la lengua griega, viéndose de esta manera reforzadas las hipótesis que asociaban ciertos elementos léxicos y morfológicos de sustrato pregriego con el grupo lingüístico anatolio. En otro artículo de 1968 el propio Palmer afronta de nuevo el problema de las relaciones entre el lineal A y las lenguas anatolias junto al del sustrato indoeuropeo no griego en la Hélade, y se muestra aún más prudente que en su primer estudio sobre la cuestión [4], aunque mantiene la tesis del parentesco de la lengua del lineal A con el luvita y precisa que debía tratarse de un dialecto próximo al "luvita oriental" de los textos jeroglíficos. Las críticas que recibió [5] hicieron hincapié, por un lado, en lo inseguro de las lecturas del lineal A con los valores del B, y por otro, en que aún admitiendo algún que otro paralelo léxico, de ahí no cabría inferir parentesco lingüístico, pues siempre está abierta en este caso la posibilidad de que se trate de préstamos procedentes de una de las lenguas en la otra, o de una tercera desconocida en ambas. 1.6. Palmer fue seguido por V. I. Georgiev (1966 y 1968), que llevó hasta sus últimas consecuencias la "pista anatolia", dando incluso por descifrado el lineal A mediante la comparación "masiva" -por así decir- con el corpus anatolio, principalmente hitita. Llega al extremo de presentar junto a buen número de textos en lineal A transcritos las correspondientes "traducciones" hitita y latina. Pero la postura de Georgiev es aún más original al introducir la distinción entre la lengua de Festos y Hagia Triada por un lado -
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Página 3 de 12 que él considera el más antiguo dialecto griego conservado- y la lengua del resto de los documentos en lineal A, que según este estudioso sería "eteocretense" de origen hititoluvita. Grosso modo la distinción introducida por Georgiev se corresponde con la más aceptada en el momento presente: los textos que él llama "eteocretenses" son en su mayoría los denominados "no contables", sobre todo de carácter votivo. Las críticas más fuertes [6] a este punto de vista hicieron ver que, aunque se aceptara el parentesco luvita de esta lengua, se está falseando la investigación cuando se utiliza el hitita como lengua de referencia para el desciframiento (M. Lejeune). La profesora A. Kammenhuber criticó la endeblez de la ecuación a-sa-sa-ra-me = iX.kIXXara}{-miX a partir de la gramática del luvita: aunque se aceptara la vocal a inicial como resultado luvita correspondiente al hitita i/e, restan graves dificultades: por un lado el sufijo --Kara-, que en luvita se encuentra sincopado (p.ej. luvita nani- "hermano" : nanaXri- "hermana"); y por otro, la forma luvita que se corresponde con hitita iK.ki- "señor" es probablemente waKJr.ii-, de manera que "señora" en luvita tendría que ser *waXJ.a]{ri-. 1.7. Paralelamente a la línea de investigación que se vuelca en el descubrimiento de asonancias o correspondencias con otras lenguas del entorno, surge la metodología de tipo combinatorio, que procura ante todo llevar a cabo el estudio interno del lineal A de manera sistemática y estadística, intentando seguir en cierta medida los pasos que llevaron al desciframiento del lineal B. Fruto de estos esfuerzos son el índice del lineal A de J. Raison & M. Pope 1971, el índice transnumerado del lineal A (de los mismos autores 1977), así como las dos ediciones aparecidas del corpus transnumerado del lineal A (también de Raison & Pope 1980 y 1994). Estas obras se han convertido en puntos de referencia obligados para todo estudio posterior acerca del lineal A. 1.8. En un clarificador estudio de 1989, Y. Duhoux sintetiza los principales logros de la metodología del análisis interno del lineal A, pasando revista de forma rigurosa a las diversas alternativas posibles de lectura y comprensión de los textos. Confirma como un dato a favor de la lectura del lineal A a través del B el hecho de que aplicando esta transcripción, las alternancias del tipo de lineal B ko-to-na / ko-to-no son más numerosas que aplicando cualquier otro tipo de desciframiento propuesto hasta el momento, como ya había señalado D. W. Packard en 1974 [7}; así, p. ej. LA ja-sa-sa-ra-me / ja-sa-sa-rama-na. Por otra parte, presenta como un dato en contra de la identidad de valores entre lineal A y lineal B, entre otros, el hecho de que esta transcripción contenga una muy baja frecuencia de las vocales /e/ (5,64%) y /o/ (15,32%). En lo que respecta a la interpretación, propone para los textos 'votivos' -siempre siguiendo el método combinatorio de aislar unidades morfosintácticas (cf. también Duhoux 1992)- algunas identificaciones o "traducciones" hipotéticas de "lexemas" del LA: "regalo/ dar", la designación del dedicante ("servidor"?) y la del destinatario ("divinidad"?), "ofrenda", "la divinidad del monte Ida", etc. 1.9. En 1990, E. L. Brown se erige en nuevo defensor de la "teoría luvita", partiendo del texto analizado por Palmer pero dándole una interpretación distinta: ta-nu-a-ti ja-sa-sa-ra-ma na da-wa-[] du-wa-na i-ja[¡"a-sa-sa-ra-ma-na sería un participio de perfecto (reduplicado) pasivo del verbo luvita Xarlai- "ofrendar, exaltar" con el sentido de '(cosa) ofrendada' o 'exaltada' (explicando la
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;- inicial como un glide para sortear el hiato al terminar en vocal la palabra precedente, más una a- protética que tendría paralelos en anatolio). En cuanto a da-wa, lo pone en relación con hitita tawal (un tipo de cerveza), de manera que podría tratarse de algún tipo de bebida utilizada en el culto. 1.1 O. Para completar este repaso esquemático a la historia de la investigación acerca del lineal A, debemos mencionar un artículo de J. Hooker 1992 en el que postula una relación entre la escritura cretense que nos ocupa y las antiguas 'escrituras' balcánicas y de la llamada "vieja Europa". 2. TENDENCIAS RECIENTES 2.1. Actualmente se acepta casi unánimemente que el lineal B procede de una escritura lineal utilizada en época prehelénica, y no directamente del lineal A. Ambas escrituras procederían, por tanto, de un sistema gráfico más antiguo que sólo podemos reconstruir de forma hipotética, llamado convencionalmente proto-lineal [EJ. Un argumento a favor de esta hipótesis se extrae de la observación de que varios signos del lineal B presentan una forma gráfica que causa una impresión más arcaica, más plástica, menos desmotivada que los signos correspondientes del lineal A. Los documentos del primer palacio de Festos (GORILA, tomo 1), que atestiguan una forma temprana de lineal A, podrían hallarse muy cerca de este sistema. Están datados en el s. XVIII a.C., lo cual nos ofrece un terminus ante quem para la datación del proto-lineal. Esta sería la 'madre' de varias escrituras. Por un lado, los griegos habrían obtenido de ella el lineal B alrededor del 1600 a.C., a partir de una adaptación creativa; por otro, la escritura chipro-minoica también fue adaptada con seguridad a partir del proto-lineal en el siglo XVI a.C. Pero, al tratarse de un sistema que aún no ha sido descifrado con seguridad ni totalmente, resulta de escasa ayuda en la investigación. 2.2. A partir de estas escrituras derivadas podemos intentar reconstruir elproto-lineal. La base común a las dos escrituras que han sido descifradas hasta el momento (chipriota clásico y lineal B) ofrece un grid o "parrilla" bien sistematizado; también el proto-lineal debió poseer un grid de tales características. En todo caso, resta por investigar cuál era su aspecto en el detalle, cuántas y de qué tipo eran sus series vocálicas y consonánticas y cuáles eran los parecidos y diferencias con respecto a los grids de las escrituras más recientes. La respuesta a estas cuestiones podría alcanzarse por varias vías. Una de ellas -la más transitada hasta ahora- consiste en la investigación acerca de si determinado signo del lineal B existe igualmente en lineal A y con el mismo valor silábico. Si la respuesta fuera afirmativa, tendríamos la prueba de que el signo en cuestión existía ya en el proto-lineal. Cuando en los años cincuenta, inmediatamente después de la publicación del genial desciframiento de Ventris, se comenzó a realizar las confrontaciones lineal B > lineal A que ya hemos visto, los investigadores se contentaban con establecer o afirmar el homomorfismo de dos signos, y acto seguido dar simplemente por supuesta la homofonía entre ambos. Poco a poco se ha ido haciendo más evidente que este proceder contenía un error de apreciación. Naturalmente, un elevado número de signos homomorfos (o cuasihomomorfos) de ambas escrituras han de tener el mismo valor fónico, pero en primer
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lugar, la identificación formal de un signo lineal B con uno del lineal A no es en todos los casos rigurosa, y en segundo lugar, pueden haber existido signos cuyo valor minoico careciera de correspondencia en griego y, en consecuencia, quedaran libremente a disposición de los creadores del lineal B. 2.3. Dado que la lengua transmitida en el lineal A no es aún deducible de manera segura y en todo caso sigue sin entenderse, de ello resulta que no es posible reconocer (casi) ningún vocablo que nos sea conocido por alguna otra fuente, y por tanto disponemos de muy pocos medios para probar o considerar verosímil el que un signo lineal A no es simplemente homomorfo con un signo lineal B, sino también homófono. Ya Godart (1990: 182 s.) procede de manera fuertemente restrictiva. Reconoce valor probatorio únicamente a correspondencias completas de grupos de signos entre el lineal B y el lineal A, a saber - tres tetrasilábicas: da-i-pi-ta, se-to-i-ja, su-ki-ri-ta; y - cinco trisilábicas: a-ra-ko, i-ja-te, i-ta-ja, ki-ka-ro, pa-i-to. Esto significa que Godart considera seguro el valor fónico de tan sólo 16 signos del lineal A:
~GJDDD ~DDDD ~DDDD ~~DDD D~~DD ~D~~D ~l!D~DD DDD~~ Tal reductio ad minimum ofrece una base de partida segura, y sobre ella los investigadores deberán centrar sus esfuerzos para intentar completar en lo posible este rudimentario grid. 2.4. Pero para deducir el valor fónico de determinados silabogramas en el proto-lineal existe un segundo camino, igualmente importante, que nos lleva a través del silabario chipriota clásico [2]. El desciframiento del silabario chipriota se logró ya en los años setenta del siglo XIX. Con ello se supo que nos hallábamos ante un silabario puro que únicamente se servía de silabogramas del tipo CV UQl. Ya A. J. Evans había visto las semejanzas formales entre algunos signos del silabario chipriota y del silabario lineal B recientemente descubierto por él, y había contado con que los silabogramas chipriotas podrían ayudar a extraer el valor fonético de los signos homomorfos del B. Con esta hipótesis trabajaron también todos los investigadores que
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intentaron un desciframiento del lineal B antes de Ventris, como p. ej. B. A. Cowley, A. W. Persson, B. Hrozny, K. D. Ktistopoulos, G. Pugliese Carratelli, J. Sundwall y E. Sittig. También la señora A. E. Kober considera (en Language 26 [1950], 297) ampliamente justificada la utilización comparativa del silabario chipriota. Pero el propio Ventris, el único que tuvo éxito, no utilizó durante mucho tiempo ningún signo chipriota en su camino hacia el desciframiento. Más tarde, en su 'nota de trabajo nº 20' ya desempeñan una función concreta. Chadwick (1973: 543) menciona como tenidos en cuenta por Ventris los signos ta, lo, pa, to, ti, na y otros tres que sin embargo no se vieron confirmados. En el momento actual -una vez que se ha logrado descifrar el lineal B- se ha hecho evidente que hay aún más silabogramas del B que están emparentados con el chipriota clásico. En un artículo de 1959 y en la 2ª edición de los 'Documents' de 1973, p. 388, Chadwick -además de los que ya entonces habían sido comparados por Ventrisidentifica aún p. ej. el chipr. we con el lin. B 75; señala con razón que a partir de tales ecuaciones se podrían deducir los "signos ancestrales" (esto es, los signos de lo que aquí llamamos "pro to-lineal"). Si agrupamos por un lado las escrituras lineales del segundo milenio y por otro las formas de los signos de las inscripciones chipriotas del primer milenio a.C., de los silabarios "chipriotas clásicos", podemos sacar algunas conclusiones: Por ejemplo, en el signo para ko, la forma que ofrece Idalion es, sin duda, apenas similar a la forma AB del segundo milenio. Lo mismo se puede decir de la forma eteochipriota del signo. Por el contrario, las formas antigua y reciente de Pafos presentan la cabeza redonda del signo, y en Rantidi y Keryneia está bien conservado, aunque, por cierto, en este último caso la parte inferior delgada del signo haya sido borrada. También en el caso de ni la glosa cretense nikyleon había hecho sospechar que el valor silábico ni remontaba a una lengua y escritura más antigua, pregriega-cretense, donde per acrophoniam se habría adoptado a partir de un logograma. De todas formas tampoco se ha obtenido ningún nuevo valor silábico para el grid del lineal A con esta comparación de signos. Por tanto -para resumir este último punto-, nos quedamos con la nueva posibilidad que ha surgido de confirmar valores fónicos de signos del lineal A a través de formas de signos del chipriota clásico. Para la historia del silabario chipriota, por otra parte, hemos obtenido el provecho de que determinadas variantes de signos, a partir de la comparación con las formas AB, puedan ser reconocidas como valiosas reliquias. Este camino habrá de brindar aún más resultados en el futuro. 2.5. G. Neumann (1997: 4-6) ensaya recientemente la identificación de un nuevo logograma del lineal A y la confirmación del valor de otro. Partiendo del hecho contrastado de que algunas inscripciones procedentes de culturas antiguas mencionan ocasionalmente el objeto sobre el cual se nos han transmitido, y frecuentemente por medio de un logograma LIJ ], propone identificar en KN (Cnoso) Z 31 (GORlLA, tomo 4, pp. 154 s., una inscripción sobre una aguja de coser de plata, probablemente una dedicatoria) [12] un logograma con el valor FIBULA, como reproducción icónica del
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objeto portador de la inscripción. En cuanto al segundo logograma, se encuentra en una copa de barro procedente de la isla de Cea (KE Z 3, GORILA, tomo 4, p. 71). Tanto en lineal B como en A tiene el valor silábico ki, pero al hallarse aislado no parece plausible que en este caso mantenga su función como silabograma, ni tampoco puede pensarse en un uso puramente icónico, pues que una copa lleve la simple inscripción 'copa' sería evidentemente absurdo. La propuesta de Neumann es que ha de entenderse de hecho como logograma, pero como una anotación de medida: la copa estaría habilitada para medir, y la relación entre la función del signo como silabograma (ki) y como logograma, se explicaría por acrofonía a partir de kissybion, la denominación de vasija ya atestiguada desde la Odisea. 2.6. Para finalizar este esquemático repaso a la actualidad de la investigación en lineal A quisiera hacer mención de un proyecto que ha emprendido recientemente el profesor J. Tischler, de la Universidad de Dresde. Consiste en la asignación combinatoria, con ayuda de un potente ordenador, de todos los valores silábicos posibles -y que a su vez puedan ser considerados admisibles- en el corpus completo del lineal A, tratando de hallar la combinación en la que coincidan el mayor número posible de vocablos con topónimos u otros nombres propios ya atestiguados en el lineal B, de manera que se pueda contar con una base más fiable para la transcripción del lineal A.
BIBLIOGRAFÍA
En esta lista no se recoge únicamente la bibliografía citada, sino también algunos de los más importantes trabajos de aproximadamente los últimos veinte años en el campo de la investigación en el lineal A. - Brice 1961 = W. C. Brice, Inscriptions in the Minoan Linear Script of Class A, Oxford. - Brice 1983, 1988, 1991 = W. C. Brice, "Notes on Linear A", Kadmos 22 (1983), 81106; 27 (1988), 155-165; 30 (1991), 42-48. - Brown 1990 =E. L. Brown, "Traces ofLuwian Dialect in Cretan Text and Toponym", SMEA 28, 225-237. - Chadwick 1959 =J. Chadwick, "Minoan Linear A: A Provisional Balance Sheet", Antiquity 33, 269-278. Chadwick 1973 =J. Chadwick, "Linear B", en Th. A. Sebeok (ed.), Current Trends in Linguistics 11, 537-568; reimpreso en Sacconi (ed.) 1988: 369396. - Chadwick 1975 =J. Chadwick, "Introduction to the Problem of «Minoan Linear A»", IRAS 1975, 143-147. - Chadwick 1987 =J. Chadwick, Linear B and Related Scripts, London. - Crevatin 1975 =F. Crevatin, "La lingua 'minoica': metodi d'indagine e problemi", Studi Triestini di Antiquita in onore di Luigia A. Stella, 1-63.
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NOTAS 1.Evans, A. J., Scripta Minoa l, Oxford. [vuelta al texto) 2.Cf. Pope 1964: 5-6; Duhoux 1989: 91 con n. 67; Duhoux 1990: 650. I vueltaal texto] 3.Cf. Palmer 1958: 82. [vuelta ªlJexto]
4.Palmer 1968: 346: "In any case our klowledge ofLuvian is so defective that using it to pin down Linear A is like carrying water in a sieve." [yueltª
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8.Este término, sin embargo, es utilizado con otro sentido por algunos investigadores, como p.ej. Grumach (1969: 236 ss.), que lo emplea para los estratos más antiguos del lineal A. [vuelta al texto] 9.Cf. Neumann 1997: 2-4. [vuelta al texto] 10.Donde C puede ser igual a cero (en cuyo caso se trata de los signos para las vocales). Al menos una excepción la ofrecen los silabogramas xa y xe, que serían del tipo ClC2V. [vt1e lt¡;¡ al t~xtQ] 11.-
Esta costumbre ha ayudado, p.ej., al desciframiento del alfabeto consonántico de Ugarit. H. Bauer (en Das Alphabet von Ras Schamra, Halle, 1932) comparó entre sí unas inscripciones sobre hachas. En las más breves supuso que constaba simplemente el nombre del propietario, mientras en las más largas contó con el texto "hacha de X". En la secuencia de cuatro signos en la que sospechaba que se hallaba el substantivo, postuló como prueba los valores consonánticos que contiene la palabra semítico-occidental para "hacha". Esto se demostró como correcto y fructífero para la investigación. [vue Ita al t~xto]
12.Secuencia transnumerada: ] , 57-[.]-78-[.}, 74-57-23-61-63, 30-93-76-61 , 62-76-15426-53, 52-75a-56a, 92-59-102a-151-24-100a, 52-30-53, 78-51-92-62-78, 74-31-23, 74-92-lOOa-24-23-54, '[.[vuelta al texto]
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ACTAS DEL 1 CONGRESO ESPAÑOL DE ANTIGUO ORIENTE PRÓXIMO
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Madrid, 29 de septiembre - 2 de octubre 1997 Centro de Estudios del Próximo Oriente
Consejo Superior de Investigaciones Científicas
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o Secciones:
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Anatolia y Mesopotamia
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Siria-Palestina
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Grecia y el Mediterráneo Occidental
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Oriente en la Península Ibérica
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Presentación de realizaciones informáticas
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Egipto
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© Centro de Estudios del Próximo Oriente
ISBN: 84-605-8250-7 Depósito Legal: M-39571 -1998
CD ... ROM para sistemas Windows y Macintosh
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