Liga de los Comunistas
Karl Marx y Friedrich Engels hacia 1860.
La Liga de los Comunistas o Liga comunista fue una organización revolucionaria nacida en Londres en junio de 1847 como resultado del congreso celebrado por la Liga de los justos en el que acordó cambiar su nombre al integrarse en su seno el Comité Comunista de Correspondencia fundado en Bruselas a principios de 1846 por los exiliados alemanes Karl Marx y Friedrich Engels. En febrero de 1848 hará público su programa bajo el nombre.
Historia Fundación (1847-1848) En 1836 surgió en París la organización clandestina de emigrados alemanes Liga de los justos a partir de la Liga de los Proscritos fundada dos años antes.1 Su principal teórico era Wilhelm Weitling 2 que se oponía a la vía reformista defendida hasta entonces por la mayoría de los socialistas utópicos y que señalaba a la clase obrera como la protagonista de la
revolución que habría de traer una sociedad «comunista» estructurada en «asociaciones de familias» y cuyo origen retrotraía a Jesucristo. A mediados de la década de 1840 se produjo el acercamiento a la Liga de los justos de otros dos significados exiliados alemanes, Karl Marx y Friedrich Engels, que a principios de 1846 habían
fundado
en Bruselas,
junto
con Philippe
Gigot,
el
Comité
Comunista
de
Correspondencia. Marx —al igual que el francés Proudhon— había manifestado su admiración por Weitling a quien consideraba muy superior a «la mediocridad de la literatura política alemana», pero no compartía la concepción comunista cristiana de éste —mantuvo con él un duro debate en Bruselas en marzo de 1846— y sus críticas divulgadas por el Comité de Correspondencia encontraron cada vez más eco entre los miembros de la Liga, especialmente en la sección de Londres encabezada por Karl Schapper.4 Entre éstos se había ido afirmando la idea de convertir la Liga en el embrión del partido de la clase trabajadora cuya propaganda preparara a ésta para la revolución social.5 Así en junio de 1847 se celebró un Congreso de la Liga de los justos en la capital británica en el que se aprobó la integración del Comité en la Liga y el cambio del nombre de ésta que pasó a llamarse Liga de los comunistas, También se cambió su lema: «¡Proletarios de todos los países uníos!», sustituyó a «Todos los hombres son hermanos».6 En un documento preparatorio aparecía claramente definida la meta de la nueva organización:7 No nos distinguimos por el hecho de querer en general justicia, que cada uno puede defender por su cuenta; somos comunistas porque queremos atacar el presente orden social y la propiedad privada presente, y queremos por lo tanto la comunidad de bienes.
En 1847, se comprendía con el nombre de socialistas a dos categorías de personas. De un lado, los partidarios de diferentes sistemas utópicos [...] En ambos casos, gentes que se hallaban fuera del movimiento obrero y buscaban apoyo más bien en las clases "instruidas". En cambio, la parte de los obreros que, convencida de la insuficiencia de las revoluciones meramente políticas, exigía una transformación radical de la sociedad, se llamaba entonces comunista. [...] El socialismo representaba en
1847 un movimiento burgués; el comunismo, un movimiento obrero. El socialismo era, al menos en el continente, muy respetable; el comunismo era precisamente lo contrario. Y como nosotros ya en aquel tiempo sosteníamos muy decididamente el criterio de que "la emancipación de la clase obrera debe ser obra de la clase obrera misma", no pudimos vacilar un instante sobre cuál de las dos denominaciones procedía elegir.
Se elaboraron unos proyectos de estatutos —el artículo n.º 1 decía: «La Liga tiene la meta de liberar al hombre de la esclavitud, mediante la difusión de la comunidad de bienes y su realización práctica lo más rápida posible»—9 que fueron enviados a todas las secciones de la Liga,
incluida
la
de Nueva
York.
Para
difundir
el
nuevo
ideario
se
editó
el
periódico Kommunistische Zeitung —del que sólo salió a la calle un número—10 en el que se apoyaba la alianza del proletariado con la burguesía para derribar el Antiguo Régimen, asegurándose al mismo tiempo que las libertades de reunión y de prensa fueran reconocidas. En el mismo Schapper escribió:11 Sabemos que no podemos entrar en el mundo mejor sin antes haber conquistado en lucha abierta nuestros derechos políticos. […] No pensamos que inmediatamente después de un combate sostenido de modo victorioso pueda instaurarse como por encanto la comunidad de bienes… Será necesario, según las circunstancias, un período de transición más o menos largo.
En diciembre de ese mismo año se celebró en Londres el segundo congreso de la nueva Liga, bajo la presidencia de Schapper, y al que asistieron numerosos militantes y delegados de las diversas secciones, como el cartista Julian Harney, representante de Gran Bretaña, o Victor Tedesco, de la agrupación de Lieja. Marx y Engels asistieron en calidad de delegados de las secciones de Bruselas y de París, respectivamente. En el Congreso se abandonaron oficialmente las concepciones comunistas de Weitling y se adoptaron las tesis marxistas. Se adoptó como objetivo «el derrocamiento de la burguesía, el dominio del proletariado, la abolición de la vieja sociedad de clases y la fundación de una sociedad nueva, sin clases, ni propiedad privada». En cuanto a los estatutos se adoptó el principio del centralismo democrático y se
eliminaron todos los aspectos «conspirativos» de la organización, que contaba entonces con unos 500 miembros. 1213 Tras el congreso de junio Marx y Engels recibieron el encargo de redactar el proyecto de declaración de la Liga, que sería presentado a las diversas secciones para su debate. Engels elaboró un primer borrador a petición de la sección parisina en forma de catecismo bajo el título Principios del comunismo, pero, tras el congreso de diciembre, fue Marx el que lo escribió —aunque utilizó el borrador de Engels— siendo publicado en Londres en febrero del año siguiente con el título Manifiesto del Partido Comunista.14
Revolución alemana de 1848-1849[editar]
Estatuas de Hermann Heinrich Becker (izquierda), destacado miembro de la sección de Colonia, y de Marx (derecha), en el edificio del Ayuntamiento de Colonia.
Al estallar la Revolución de Marzo de 1848 en los Estados alemanes, Marx viajó inmediatamente de París a Maguncia y luego a Colonia para participar ella. En la primera ciudad difundió las «Diecisiete reivindicaciones del Partido Comunista», un texto en el que aplicaba los principios de la Liga a la situación que estaba viviendo Alemania —junto al llamamiento a favor de una República alemana «una e indivisible», propugnaba la nacionalización de las propiedades de la nobleza, de los ferrocarriles y de la banca y la creación de Talleres Nacionales—. En Colonia, donde decidió fijar su residencia porque allí la sección local de la
Liga era muy numerosa y había dado muestras de su combatividad al haber encabezado el 3 de marzo una gran concentración ante el ayuntamiento, Marx comenzó a editar a partir de junio el diario Neue Rheinische Zeitung (Nueva Gaceta Renana). Casi al mismo tiempo otro miembro de la Liga, Stephan Born, fundaba en Berlín la Fraternidad Obrera Alemana (Allgemeine Deutsche Arbeiterverbrüderung).15 En febrero de 1849 Marx fue detenido acusado de incitar al rechazo del pago de los impuestos siendo condenado al destierro por haber «violado los derechos de hospitalidad». Como consecuencia de ello la Nueva Gaceta Renana cerró y en su último número, impreso con tinta roja, los redactores del periódico recordaron que «la última palabra será en todo lugar, y siempre, la emancipación de la clase obrera».1