LEY DE LOS RENDIMIENTOS MARGINALES DECRECIENTES. Según la ley de los rendimientos marginales decrecientes, a medida que se van sumando más cantidades iguales de un factor, suponiendo los demás factores constantes, se acaba alcanzando un punto en el que son cada vez menores los aumentos de la producción, es decir, la producción total se verá aumentada a una tasa decreciente. Normalmente cuando la cantidad de trabajo es reducida, suponiendo la cantidad de capital fija, la cantidad adicional de trabajo aumenta de forma importante la producción al permitir que los trabajadores realicen tareas especializadas. Pero a la larga, se aplica esta ley de rendimientos marginales decrecientes pues si hay demasiados trabajadores, algunos son ineficaces, disminuyendo así el producto marginal del trabajo.
Representación gráfica La ley de rendimientos marginales decrecientes queda ilustrada en la siguiente gráfica:
En un primer momento, la curva de producción viene dada R1, pero las mejoras e innovaciones tecnológicas pueden permitir que ésta se desplace en sentido ascendente a R2 y R3. El nivel de producción pasaría de A (en la curva R1, correspondiente con una cantidad de trabajo de 6) a B (en la curva R2, correspondiente con una cantidad de trabajo de 7) y a C (en la curva R3, correspondiente con una cantidad de trabajo de 8). El paso que se realiza de A a B y a C pone en relación un incremento de la cantidad de trabajo con un aumento del nivel de producción, lo que hace parecer que no hay rendimientos marginales decrecientes cuando la realidad es que sí los hay. De hecho, el desplazamiento de la curva de producto total sugiere que puede no haber ninguna implicación negativa en el largo plazo en cuanto al crecimiento económico se refiere.
Ejemplo práctico Suponemos que con una parcela de tierra y con un solo trabajador se puede obtener una producción de 5 costales de grano. Si se quiere aumentar la producción es más sencillo contratar a más trabajadores que obtener nuevas parcelas de tierra, por lo que la parcela se vuelve una constante y el número de trabajadores se considera variable pues su valor se modifica periódicamente. Así, si se contrata un trabajador extra la producción pasaría de 5 costales de grano a 12. Por tanto, la producción obtenida aumenta más que proporcionalmente con la incorporación del segundo trabajador.