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LENTA Y SUTILMENTE A, K. L.

Lenta y sutilmente hasta mí has llegado,

–en silencio, desde tu lejanía has venido–; ¿Qué perfume, qué magia, qué viento te ha traído? y ¿por qué de mi momento te has adueñado? Estás acá, lo sé, en medio de mi madrugada; –como los átomos que se agitan sin cesar– tan etérea y ligera, como del viento, su danzar; pero por más que intento, no te halla mi mirada... Aquí conmigo y en este soñoliento lugar, aquí, en el ahora de mi nocturna soledad; y te percibo toda, –en tu extraña complejidad–, casi como al tiempo, que no detiene su fugar... No, no hay palabras para definir tu esencia, –ésa, que llena mi estancia anochecida–; ni hay una completa comprensión establecida del cómo ahora tengo toda tu presencia. Discurren las nubes por lo oscuro abovedado, –tras las ideas se fueron mis pensamientos– y mientras te tengo toda en este momento, van avanzando las agujas del reloj acompasado. Rayan poco a poco entonces algunos versos, y en mi cabeza comienzan las palabras a girar; comprendo así de pronto lo que has venido a buscar: –arquitecturas extrañas de alocados universos–. Ahora te marchas, al igual que has venido; lenta y sutilmente, –silente–, hacia tu lejanía; y yo estaré esperando tu regreso, como se ansía el añorado retorno de un ser querido. Rómulo Liporaci Bianco La Asunción, Junio 19, 2015.