La joven poesia espanola. Notas para una periodizacion Author(s): Juan Jose Lanz Source: Hispanic Review, Vol. 66, No. 3 (Summer, 1998), pp. 261-287 Published by: University of Pennsylvania Press Stable URL: http://www.jstor.org/stable/474465 Accessed: 10/10/2008 12:45 Your use of the JSTOR archive indicates your acceptance of JSTOR's Terms and Conditions of Use, available at http://www.jstor.org/page/info/about/policies/terms.jsp. JSTOR's Terms and Conditions of Use provides, in part, that unless you have obtained prior permission, you may not download an entire issue of a journal or multiple copies of articles, and you may use content in the JSTOR archive only for your personal, non-commercial use. Please contact the publisher regarding any further use of this work. Publisher contact information may be obtained at http://www.jstor.org/action/showPublisher?publisherCode=upenn. Each copy of any part of a JSTOR transmission must contain the same copyright notice that appears on the screen or printed page of such transmission. JSTOR is a not-for-profit organization founded in 1995 to build trusted digital archives for scholarship. We work with the scholarly community to preserve their work and the materials they rely upon, and to build a common research platform that promotes the discovery and use of these resources. For more information about JSTOR, please contact
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LA JOVEN POESIA ESPANOLA. NOTAS PARA UNA PERIODIZACION JUANJosg LANZ Universidad del Pais Vasco ' AL como apuntara T. S. Eliot hace ya bastantes afios, cada generaci6n hace su propia lectura de la tradicion, la asimila a sus gustos, opta por la E 1 l ' revalorizaci6n de aquellos caminos esteticos que - I- le son mas afines y denuesta otros que para gegj Q^lJ> neraciones precedentes tuvieron una validez irreS G'?~ ^ vocable. En consecuencia, el cambio de un gusto generacional implica un cambio en el canon estetico dominante, que, por lo tanto, no tiene un caracter atemporal y etero, como pretende Harold Bloom en El canon de Occidente, sino que, muy al contrario, adquiere un caracter de continua transformacion, de etema caida en el tiempo, por usar la metafora de Cioran. El canon de la tradicion resulta, pues, basicamente indefinible si no es a traves de diversas secciones sincronicas realizadas a lo largo del discurrir de la Historia, que nos muestran cual ha sido el canon dominante en cada momento, o sea la lectura de la tradici6n que se hizo entonces. No otra cosa pretende la historia de las ideas esteticas. Por lo tanto, cada generacion, en su lectura de la tradicion, se lee a si misma. Hay que tener en cuenta, por otro lado, que el gusto estetico de una determinada epoca solo resulta monolitico desde la perspectiva de la distancia temporal, para comprobar, en cuanto nos aproximamos al objeto de estudio, que es un haz de tendencias, muchas de ellas contradictorias, el que lo conforma; y es precisamente el hecho de que existan tales contradicciones, tales reacciones interas, lo que 261
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condiciona, por una parte, la fundamentaci6n de dicho gusto y, a la par, parad6jicamente, su transformaci6n: el avance hacia la formalizaci6n y el establecimiento de un nuevo patr6n. La mayor conciencia del cambio, la acentuaci6n de la conciencia temporal, desde la Modemidad (Lanz, "Lajoven poesia" 175-80) ha provocado, a su vez, una aceleraci6n de los cambios en el gusto estetico, la cuasi-yuxtaposici6n de diversas lecturas de la tradici6n y la convivencia de distintos canones, que se han impuesto con la frivolidad de la moda y que, como esta, desaparecen con el cambio de temporada. Estos no son sino el resultado de una continua busqueda, de la continua investigaci6n para adecuarse a la realidad cambiante. Bien supieron de esto los movimientos vanguardistas, pero tambien los diversos neoneo-clasicismos (Rodriguez de la Flor 61-65) y neo-neoambos tradicionalismos; apuntan hacia el mismo vacio, hacia la busun sentido de ausente, y ambos llevan en si el mismo germen queda de muerte, porque, como sabemos desde Leopardi, "la moda es la madre de la muerte." Walter Benjamin supo ver los problemas que para el arte modero traia la epoca de la tecnificaci6n y el caracter reproducible de la obra (15-57), adelantando el sentido epigonal que la creaci6n artistica tiene en nuestro periodo. A su vez, hay que tener en cuenta que cada nueva generaci6n estetica viene condicionada por los gustos de la generaci6n precedente, ya sea para intentar rechazarlos radicalmente, o para pretender continuarlos desde nuevos parametros determinados por las nuevas condiciones hist6rico-sociales. Cada nueva generaci6n se enfrenta, aunque no siempre se oponga, no s6lo a la generaci6n inmediatamente precedente, sino tambien a la lectura de la tradici6n que esta hizo. Su nuevo gusto supone no solo una apuesta hacia el futuro, un proyecto de realizaci6n estetica, sino tambien el establecimiento de una nueva perspectiva del pasado, una nueva lectura del pasado. Sin embargo, este enfrentamiento de gustos generacionales no se conforma desde el primer momento en que surge una nueva sensibilidad estetica generacional, ni se mantiene en el mismo plano de relaciones a lo largo de toda su existencia, sino que puede muy bien observarse una evoluci6n. Es decir, tanto el gusto estetico de la generaci6n mayor como el nuevo canon estetico establecido estaran en continua conformaci6n, lo que condicionara en cada momento un diferente haz de relaciones esteticas. Es mi intenci6n estudiar en las paginas siguientes c6mo se establecen algunos aspectos de estas relaciones intergeneracionales entre la generaci6n del
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68 y aquellos poetas j6venes que comienzan a manifestarse a partir de 1977. En los Encuentros de poesia celebrados en Oviedo en diciembre de 1992, Victor Garcia de la Concha declaraba, recogiendo palabras de algunos de los poetas de la antologia de Castellet, que parecia haberse abierto en los ultimos afios la "veda del novisimo" (Encuentros 140-41). De hecho, en un congreso como aquel, dedicado a los iultimos veinte afios de poesia espafiola, resultaba cuando menos extrafio que no se citaran ni una sola vez los nombres de poetas tan importantes para el desarrollo de la decada de los anfossetenta como Gimferrer, Carnero, Azuia, Leopoldo Maria Panero o Jose Maria Alvarez, entre otros. La propuesta estetica novisima estaba alli representada por los seniors de la emblematica antologia de 1970, como Vazquez Montalbainy Martinez Sarri6n, y asimilables, como Juan Luis Panero, o por los mas jovenes de aquella generacion, como Luis Antonio de Villena, Luis Alberto de Cuenca o Cesar Antonio Molina, que habian propiciado buena parte del cambio estetico acaecido en los anios ochenta. Las declaraciones de muchos de los poetas mas j6venes alli presentes parecian confirmar lo que el programa permitia entrever: que la joven generaci6n de poetas espanioles establecia una ruptura radical con la primera formulacion estetica novisima, dentro de la generaci6n del 68, es decir, que la nueva poesia espaniola y aquella otra nueva poesia de veinte afios atras apuntaban a extremos esteticos radicalmente diferentes y dificilmente reconciliables. Pero esta supuesta ruptura estetica ni se manifestaba entonces por primera vez, ni habia existido siempre como tal. ,Como conciliar esta nueva actitud con aquella que definiera Jose Luis Garcia Martin en 1980 para el grupo de jovenes poetas recogidos en Las voces y los ecos? "Si la generacion del setenta fue una generaci6n polemica, la siguiente. . . se manifiesta, al menos hasta ahora, como una generaci6n cumulativa. ... Continuan estos poetas la estetica de la generacion anterior" (Las voces 67). Era evidente que aquella generacion que se habia iniciado como cumulativa con respecto al canon estetico inmediatamente precedente en tomo al segundo lustro de los setenta, se habia transformado quince anos despues en polemica. Su propia evoluci6n habia marcado una mayor distancia con respecto a un momento estetico con el que ni los propios autores que lo habian promulgado estaban ya de acuerdo; porque, seguir considerando hoy dia a la generacion del 68, e incluso a los poetas antologados por Castellet, desde la perspectiva de la estetica que los caracterizo mas
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de veinte afios atras es, cuando menos, un ejercicio de crueldad, si no de mala lectura intencionada (Falco 171-72). En este sentido, no es extrano que Miguel Casado declarara al comienzo de un articulo publicado en 1988, en el que llevaba a cabo un repaso de la ultima produccion poetica de los novisimos: Es llamativala sensaci6n de que la lectura de los "novisimos"esta aumpor hacer, cuando se ha escrito tanto sobre ellos. Quiza sea solo cuesti6n de tiempo y de distancia y no haya mas que esperar para que cada cosa se coloque en su sitio. Perotambienparece que sobre los librosde estos poetas hubiera ido acumulandose,capa tras capa, una serie de juicios que-homologadasu validezpor la repetici6n-resultan seguramenteesquematicos y recortados.("Lineas"204) En efecto, la lectura de los novisimos estaba ain por hacer; una lectura desde la generaci6n siguiente, que acabara con buena parte de los t6picos que se habian ido vertiendo desde una perspectiva carente de distancia critica. Buena parte de la generaci6n de los ochenta ha hecho esta lectura, su propia lectura de la tradici6n mas inmediata, pero no cabe duda de que los t6picos sobre la generaci6n precedente han servido de base para nuevas lecturas desacreditadoras, que no han sabido salir de los elementos mas superficiales que caracterizaron a aquella estetica. En otro lugar he apuntado que el cambio estetico que acontece en torno a 1977, que da origen a la generacion mas joven, no puede ser definido en su verdadera dimensi6n si no se tiene en cuenta la evoluci6n llevada a cabo por los poetas que habian contribuido activamente a la fundamentacion de la estetica dominante durante el periodo anterior. En consecuencia, la nueva estetica que surge en el segundo lustro de los anfos setenta se funda en los presupuestos que estos poetas habian venido acufiando en los uiltimos afos de su produccion (Lanz, "Primera etapa," 4; La llama 15-65). No cabe duda de que hacia 1977 se inicia una etapa nueva en la poesia espafiola mas joven, etapa que se extiende hasta la frontera de nuestros dias y que parece empieza a decaer ahora en sus gustos y corrientes predominantes. Los hechos culturales se unen a los politicos y sociologicos para abrir en ese aiio un nuevo periodo en la historia de la poesia mas reciente. La legalizacion del PCE y las primeras elecciones democraticas parecian asegurar que no podia haber ya una marcha atras en el proceso democratizador. Por otro lado, la concesion del Premio Nobel de Literatura a Vicente Aleixandre venia
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a confirmar a las ya decadentes filas defensoras de la estetica novisima dentro de la generacion del 68 que su proyecto de enlace con los presupuestos esteticos de la generacion del 27 no era errado. Por ultimo, la eliminacion de la censura y la creacion del Ministerio de Cultura parecian poner fin, en el piano cultural, al regimen franquista y a sus derivaciones, enlazando con la tradici6n liberal y librepensadora que habian representado en nuestro pais los autores de las generaciones del 98, del 14 y del 27. En fin, todo parecia hermanarse para intentar recuperar un momento estetico, politico y social que habia venido siendo idealizado a lo largo del franquismo por los intelectuales que se habian situado al margen o en contra del regimen: el periodo de la II Republica (Sotelo 12-13). En consecuencia, se pretendi6 ignorar los casi cuarenta afos de dictadura que sufri6 el pais, se intent6 pasar por encima de ellos, y por encima de las manifestaciones culturales acaecidas en este periodo, como si no hubieran existido (Fusi 37), sin llegar a tener conciencia de que "la Espafia actual se configura en un largo proceso de moderizaci6n que se inicia en la decada de los cincuenta" (Sotelo 12), es decir, en pleno franquismo. Ademas, estos hechos produjeron un fenomeno importante para la sociologia cultural, de consecuencias aun no analizadas en profundidad: el asentamiento y la regularizacion de la cultura como expresi6n y objeto de consumo de la sociedad espanola, la festivalizaci6n cultural del pais, una trivializaci6n de los temas culturales, convertidos en moda y en espectaculo, y, en ultima instancia, una desvalorizacion de la verdadera cultura en favor de cualquier iniciativa con visos pseudo-culturales de cualquier simulacro cultural (Mainer 61; Giner 10-16; Fusi 63). Este doble proceso ya habia sido iniciado, a fines de los sesenta, por los poetas novisimos, quienes, ignorando el sistema politico y cultural franquista, pensaban superarlo y asentar los fundamentos para el establecimiento del sistema democratico (Siles, "Los novisimos" 9-11). Sin embargo, su renuncia a la lucha contra la dictadura desde todos los ambitos sociales (y no se olvide que la literatura es un hecho social) suponia el ultimo resultado cultural del regimen: una juventud que confirmaba elfin de las ideologias que habian predicho los te6ricos del franquismo. Parecen plantearse serias dudas sobre la profundidad y efectividad de una estrategia politica novisima (Garcia Berrio 13-15), fundada en el refugio en el lenguaje como modo de rechazo del sistema social establecido y en el ejercicio de la metapoesia como una forma de critica al lenguaje del poder (Bousonio 27-30), dado que en
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esta escritura poetica el interes radica integramente en la elaboraci6n de un discurso y no en el sujeto civico que lo emite (Talens, "La coartada" 55-57), por lo que su efectividad extratextual sera nula. En consecuencia, desde esta perspectiva, los novisimos se convertian, no en la primera generaci6n literaria del postfranquismo, como en muchos casos pretendieron, sino en la ultima que produjo la dictadura. En este sentido, el grupo de poetas lanzado en 1970 por Jose M.a Castellet adelant6 y no adelant6 el proyecto cultural y politico que habria de triunfar a partir de 1977. Constituy6 bien "la ultima manifestacion de la cultura del franquismo," como quiere Angel Gonzalez (7), o bien el primer marco cultural en la Espafia despues de Franco (Talens, "De la publicidad" 121). Todo lo cual, dado que el grupo se empieza a manifestar en toro a 1968 y adquiere mayoria de edad en 1970-1971, lleva a afirmar la doble paradoja de que o bien existio una cultura postfranquista antes de la muerte de Franco, lo que parece bastante improbable, o bien, lo que parece mas proximo a la realidad, la cultura del franquismo perdur6 mas alla de la muerte del dictador, enlazando con y derivando hacia posiciones culturales, estas si propiamente postfranquistas, como opina Juan Pablo Fusi, para quien La supervivenciade la culturaespafiolabajo el franquismotendriauna primeraconsecuencia:determinariaque en la producci6nintelectualy artistica de los primerosdiez-quinceafos del nuevo regimen democraticose apreciase una evidentey hastaacentuadacontinuidadde autores,estilos y formas aparecidasen etapas anteriores,y que fuese excepcion, por tanto, la aparici6n de nuevas individualidadesaut6nticamentecreadoras.(39-40) Ahora bien, situar la poesia novisima y la de aquellos miembros de la generacion del 68 que publican antes de la muerte de Franco bajo el signo del franquismo, no tiene ningun sentido peyorativo, puesto que tambien tienen cabida dentro de (bajo) la cultura franquista, entendida en un sentido amplio, aquellas manifestaciones de caracter claramente antifranquista, como la poesia social y sus manifestaciones mas politizadas. Lo que si permite es establecer, de modo mas acorde con la evoluci6n hist6rica, social y cultural del pais, como poesia (cultura) postfranquista aquella que surge despues de la muerte de Franco en 1975 y que empieza a manifestarse de un modo decidido a partir de 1977. Esta poesia (cultura) que empieza a manifestarse fundamentalmente a partir de 1977 es postfranquista, al menos, en un doble sentido: por un lado, en un sentido cronol6gico,
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en cuanto que surge despues de Franco; por otro, en un sentido hist6rico-literario, en cuanto que se deriva, enlaza y es consecuencia de la poesia (cultura) bajo el franquismo (pro y anti). Es ahi precisamente donde radica la distancia entre la archiestetica novisima, con sus multiples manifestaciones dentro de la generaci6n del 68, y la poesia que comienza a publicarse a partir de 1977. Mientras los poetas novisimos y sus aledafios habian pretendido desde 1967-1968 establecer una ruptura radical con la poesia (cultura) bajo el franquismo, encamada principalmente desde su 6ptica en la primera promoci6n de postguerra, para enlazar con las manifestaciones culturales anteriores a la dictadura, la poesia posterior a 1977 amplia sus margenes de referencia e incluye entre estos las manifestaciones de postguerra (Abella 57-63). Desde el momento de su primera definici6n y lanzamiento, la estetica novisima encontr6 reacciones de rechazo, no solo en el seno de los propios autores antologados, que no se identificaban en 1970 con aquella estetica ya difunta para ellos (Prat, "Lapagina" 115-22), sino tambien con otros poetas de su misma generaci6n, que polemizaron con dicha estetica tanto te6rica (Lanz, Introduccion al estudio 1033-1237), como formalmente. En este sentido, las respuestas antologicas de Enrique Martin Pardo, Nueva poesia espanola (1970), Antonio Prieto, Espejo del amor y de la muerte (1971), Jose Batllo, Poetas espanoles postcontempordneos (1974), o la mas radical de Victor Pozanco, Nueve poetas del resurgimiento (1976), no sirvieron sino para complementar y completar el proyecto de Castellet,l y fundamentar una estetica cuyos presupuestos ya habian sido planteados por el antologo catalan, tal y como vendria a confirmar en 1979 la antologia Joven poesia espanola. Pero, como ya he senialado anteriormente, tales reacciones condicionan, por una parte, la fundamentacion de un canon estetico y propician, paradojicamente, su transformacion. En este sentido, las polemicas y las luchas intemas que se establecen en el seno de la generacion del 68 a lo largo del primer lustro de los afios setenta, propician la aparicion de una nueva estetica, aun no definida plenamente, a partir de 1977. Las primeras proclamas esteticas y teoricas provendran de las mismas filas novisimas o para-novisimas. A fines de los setenta, las 1La
traducci6n, matizada y reducida, al italiano de Nueve novisimos poetas espanoles y el proyecto de una segunda edici6n ampliada de la antologia de 1970 no buscaban sino completar dicho proyecto estetico entre 1975 y 1977 con las nuevas creaciones de los autores antologados.
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obras de Gimferrer y Carero, que habian formalizado la estetica novisima en sus primeros momentos y habian sido guia de buena parte de la escritura poetica del primer lustro, parecian haber llegado a un punto de no retoro, a un punto cero (Gimferrer 180). El relevo te6rico-estetico vino de la mano de dos poetas que habian participado de la estetica novisima en sus primeros momentos: Antonio Colinas y Luis Antonio de Villena. La publicaci6n de Sepulcro en Tarquinia (1975) e Hymnica (1979) marc6 un punto de inflexi6n fundamental para el desarrollo de la poesia espafiola joven y permitio a estos dos autores "actuar de puente entre la poesia estrictamente novisima y otro tipo de lirica mas vinculada a la emocion" (Rubio 51). Junto a estos libros, dos articulos te6rico-recapitulatorios marcaban la disidencia, la superacion de la nueva estetica con respecto a la inmediatamente anterior, por parte de poetas que habian participado activamente en la constitucion de aquella; me refiero a "Lapitas y centauros. (Algunas consideraciones sobre la nueva poesia espafiola en la ultima decada)," de Luis Antonio de Villena, y "La generacion del lenguaje," de Luis Alberto de Cuenca. Villena distinguira, dentro de la generacion del 68, dos estadios diferentes: un "primer movimiento," de caracter mas vanguardista, que se desarrolla aproximadamente entre 1966 y 1973/1975, y un "segundo movimiento" en el que la tradicion se convierte "en una via del conocimiento del yo" ("Enlaces" 35). Si en el primer movimiento, la generaci6n habia buscado la tradici6n de las vanguardias como elemento definitorio, en su segundo periodo buscaria la tradicion como vanguardia. La nueva poesia se caracterizaria asi por un marcado tono neoclisico y por una vuelta al intimismo y a la rehumanizaci6n (Sanchez Zamarrefio 59-60). Luis Alberto de Cuenca venia a senialarsemejante disidencia con la "generacion del lenguaje," es decir, con el primer momento generacional, caracterizado por su obsesi6n lingiiistica y su inspiracion surrealista; de nuevo, los parametros de la renovaci6n estetica eran los del neoclasicismo formal y la rehumanizacion. Pero la disidencia de los poetas de la generacion del 68, su continua mutabilidad, no hacia sino asegurar la continuidad de los presupuestos esteticos de dicha generaci6n; la ampliacion de la n6mina con otros autores "disidentes" (Sanchez Zamarrefio 59; D'Ors 17-22), mantenia la hegemonia generacional y aseguraba su supervivencia. Buena prueba de ello es que las antologias que se publican en los primeros anfos ochenta (al igual que La generacion de los ochenta, de 1988) mantienen aun una nomina predominante de autores per-
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tenecientes a la generacion del 68 y que las principales lineas esteticas que caracterizan el periodo poetico hasta 1982-1984 aproximadamente suponen el desarrollo de presupuestos que no pueden ser referidos exclusiva y originalmente a los poetas mas jovenes. Ya apunte como Garcia Martin apuntaba en Las voces y los ecos una cierta continuidad estetica en los poetas antologados por el, que, de hecho, resultaban bien diversos, puesto que, ,como podria vincularse una poesia como la de Andres Sanchez Robayna que considera el poema como "un espacio de lenguaje hacia el metalenguaje" ("Poetica" 186), con la poesia rehumanizada, por ejemplo, de Miguel D'Ors? Por su parte, entre los poetas mas jovenes recogidos en Las voces y los ecos, si bien la primera poesia de Jose Gutierrez puede enlazarse con el clasicismo rehumanizado de, por ejemplo, Luis Antonio de Villena, lo cierto es que su segundo libro, Espejo y laberinto (1978), se vincula directamente, como sefialo Ignacio Prat, con la estetica del silencio ("Jose Gutierrez" 8). De igual modo, Julio Llamazares, el otro poeta de la joven generacion, antologado por Garcia Martin,vinculara pronto su poesia de tono epico a "la tentacion perenne del silencio, la atraccion del abismo originario" (Llamazares 36). De hecho no es sino en un sentido muy general en el que puede percibirse una continuidad estetica entre los poetas de la generacion mas joven y los mas jovenes de la generacion precedente, en cuanto que todos ellos llevan a cabo una escritura que nace de una tradicion literaria asumida y, en consecuencia, rechazan la elaboracion de una tendencia estetica de caracter rupturista, tal como estrategicamente hicieron los novisimos, que les permita enfrentarse radicalmente a la estetica dominante precedente. La pluralidad de esteticas en este primer momento generacional es otro de los elementos que impide un radical enfrentamiento con la estetica dominante precedente y permite sefialar, por lo tanto, un cierto continuismo, si no se observa con detenimiento la produccion poetica del momento. Ahora bien, una vez sefialada esa comunidad-continuidad estetica a partir de la elaboracion de una escritura que nace de una tradicion literaria asumida, hay que sefialar, por una parte, las distintas tradiciones a las que se vinculan los diversos autores, para percibir asi la dimension de la diferencia entre ellos, y, por otra, hay que apuntar los logros de cada autor en su aportacion novedosa a la tradicion a que se vincula, para percibir asi la originalidad de su obra. Por lo tanto, el epigonismo que ha sido sefialado como uno de los rasgos caracteristicos de la poesia joven (Villena llegara a decir que los poetas j6venes intentan
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"vincularse a alguna tradici6n . .. Suelen lograr asi libros de buena factura,. . . pero, a menudo, impersonales e intercambiables" "[Respuestas" 7]), y especialmente del primer periodo generacional, no ha de entenderse sino como uno de los rasgos definitorios del periodo postmodemo, caracterizado en literatura por su "ser ret6rico" (Lanz, "La joven poesia" 200-06), pero, tal como ha sefialado Dionisio Cafnas, En el momento de acercarse a la poesia iltima lo que importaes tener en cuenta este fenomeno,no para destacarciertos libros partiendode la dicotomia originalidad-epigonismo,sino tratandode consignard6nde reside el fracaso o los hallazgosde este uso de los prestamosliterariosque es algo ya legitimadoen la postmodemidad.(52-53) La misma continuidad que ve Garcia Martin en la poesia espafiola mas joven es apuntada por Elena de Jongh Rossel en su antologia Florilegium. Poesia ultima espanola (1982), al sefialar el caracter de "transici6n hacia una nueva expresion poetica" que representan poetas como Villena, Cuenca o Siles (24), a cuyos nombres podrian unirse los de Cesar Antonio Molina, Andres Sanchez Robayna o Vicente Sabido, antologados por ella. Incluso la muy desigual Segunda antologia del resurgimiento (1980), de Victor Pozanco, apuntaba esta continuidad estetica entre la mas joven generaci6n y los poetas precedentes. Teniendo en cuenta esos otros nombres, podria percibirse desde la misma antologia de textos que no toda la evoluci6n de la joven poesia se dirige en el periodo 1977-1982/1984 hacia un intimismo neorromantico y hacia un vitalismo de raiz clasicista, como sefiala Jongh Rossel (19-25), sino que la pluralidad de tendencias en ese periodo era mucho mayor. Asi, por ejemplo, la vuelta hacia un culturalismo de "linea clara," que propone Luis Alberto de Cuenca o la vinculaci6n entre cultura y vida, propuesta por Villena, en sus respectivas poeticas para esta antologia, bien pueden caer dentro de esa linea intimista y clasicista que define Jongh Rossel y que entre los poetas antologados mas j6venes estaria representada por Miguel Mas o Jose Lupianez. La poetica de Jaime Siles, que bien podria vincularse a la de Sanchez Robayna, apunta una linea diferente e importante en la joven poesia, a la que no alude Jongh Rossel en su prologo; para el la poesia supone "transformar los nombres hasta el sustrato primigenio, indagar tras el concepto originario, pulsar el Ser desde lo uno hasta lo muiltiple, devolver la realidad a la Realidad" (Siles, "Poetica" 63-64). Una idea semejante puede encontrarse en las poeticas
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de Julia Castillo, Jose Gutierrez o Salvador L6pez Becerra, para quien los poemas son solo "tentativas por acercarme a la verdad esencial" (Lopez Becerra 312). La concepci6n epica de la poesfa que manifiesta Cesar Antonio Molina, para quien la poesia deberia "hacerse eco (contradictorio) de las aportaciones-desapariciones de un mundo cambiante, a una velocidad antes no conocida" y el "yo"poetico tiene que desenvolverse en un "ambito menos intimista, mas anonimo, casi de cronista" (Molina 100), puede enlazarse a toda una tendencia epica en la poesfa mas joven, representada en modos diversos por Julio Llamazares o Julio Martinez Mesanza y otros (Delgado y Lanz 21922; L6pez), que pareceria contradecir la tesis sostenida por la antologa. La primera antologia en libro, antologia "fundacional" (Falc6 181), que se ocupa global y exclusivamente de la nueva generacion es Postnovisimos (1986).2 Lo primero que llama la atenci6n de esta antologia son los nuevos nombres que se incorporan a ella; tan s6lo cuatro (Julio Llamazares, Jose Gutierrez, Miguel Mas y Julia Castillo) de los doce antologados que habian aparecido recogidos en las antologias precedentes. Los otros ocho poetas (Luis Garcia Montero, Blanca Andreu, Felipe Benftez Reyes, Illn Paesa, Angel Muioz Petisme, Rafael Rosado, Jorge Riechmann y Leopoldo Alas) son antologados por primera vez en una antologia nacional en libro, lo cual viene a marcar un cierto cambio estetico acaecido en el primer lustro de los afios ochenta que, logicamente por fecha de publicacion, no pudo presentar la antologia de Elena de Jongh Rossel, ya que todavia en 1981-1982 la joven generaci6n se siente como una "generaci6n imprecisa" (Villena, Postnovisimos 16). Pero desde su mismo titulo y desde sus presupuestos teoricos, Luis Antonio de Villena se encarga de sefialar el caracter "continuista y sin conciencia de grupo, al no poseer una estetica dominante" (17) de la nueva generacion. De nuevo, la ruptura con la estetica novisima era atribuida no a la generaci6n mas joven, sino a la propia generacion del 68, a aquella que habia formulado y detentado los postulados novisimos. Pero co6mo asimilar el caracter rupturista de un libro como De una nina de pro2No considero como verdadera antologia, por tratarse mds bien de un articulo antol6gico, el trabajo de Molina Foix. Junto a esta, otras antologfas nacionales de poesia joven publicadas en revistas y aparecidas en los anios ochenta son: Garcia Martin (",Que hay de nuevo?"), Barnatan, Diaz-Gonzalez y Garcia, Cruz Perez, Almagro y Perez-Montero y "Poesia ultima."
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vincias que se vino a vivir en un Chagall (1981), de Blanca Andreu, al continuismo de los brotes generacionales mas jovenes? El libro de Blanca Andreu, y sus poemarios posteriores, Bdculo de Babel (1983) y Elphistone (1988), "respondian a una postura antag6nica con su (de Villena) tesis, pues enlazan directamente con el momento inicial de los novisimos y profundizaban vitalmente aquel analisis" (Casado, "87 versus 78" 7). La continua presencia de la huella de Saint-John Perse, del Lorca de Poeta en Nueva York o de las formas mas caracteristicas del surrealismo hispanico, aproximaban la poesia de Blanca Andreu mas al primer momento novisimo de la generaci6n del 68, al Gimferrer de Arde el mar, al primer Martinez Sarrion o a Leopoldo Maria Panero, que al segundo momento generacional. Del mismo modo, resultaria dificil adaptar a ese tradicionalismo neoclasico (Rubio 51) que Villena define para sus antologados, la poesia de Julio Llamazares, que se situa bajo la advocaci6n de Perse, Nerval, Rimbaud o Baudelaire, es decir, del Simbolismo visionario, y que sefiala como caracteristicas de su poesia la buisqueda de "la tensi6n de la palabra" y "la tentaci6n perenne del silencio" (Llamazares 36). Lo cierto es que la nueva poesia epica de Llamazares, en La lentitud de los bueyes (1979) o Memoria de la nieve (1982), se situaba mas cerca de obras como las de Antonio Gamoneda o Cesar Antonio Molina, que del propio Villena o de otros companeros de antologia, como Felipe Benitez Reyes, Luis Garcia Montero o Leopoldo Alas. Otra de las voces mais o menos disonantes dentro del conjunto de Postnovisimos y de la tesis sostenida por Villena, era la de Julia Castillo; su poesia poco tenia que ver con "la tradici6n clasica que conlleva una cierta dosis de poesia de la experiencia" (Villena, Postnovisimos 19), sino que mas bien buscaba una figuracion imaginativa a traves del lenguaje (Castillo 61-62), siguiendo la obra filos6fica de Maria Zambrano y la poesia de Jose Angel Valente y de aquellos autores de la generaci6n del 68 que habian persistido en la investigaci6n poeticalinguistica desde una profunda conviccion barroca, sometiendo a la palabra a una maxima tensi6n pr6xima al silencio: Jose Miguel Ullan, Marcos Ricardo Baratan, Andres Sanchez Robayna, pero tambien el Gimferrer de Apariciones y otros poemas. Junto a Julia Castillo, podria haberse incluido en aquellos primeros afnos ochenta a Salvador L6pez Becerra, y no lejos de su inspiraci6n barroca, aunque en un sentido distinto, se encontraban Jose Lupianiez o Antonio Enrique, todos ellos antologados por Jongh Rossel cuatro afios atras.
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De la lectura de la antologia y de las obras hasta entonces publicadas por sus autores, parece deducirse que la estetica sustentada por Villena en su estudio introductorio se adecua mas a un pequeio grupo de los poetas incluidos en ella (Miguel Mas, Luis Garcia Montero, Felipe Benitez Reyes o Leopoldo Alas) que a la totalidad de los poetas alli recogidos y al discurrir estetico de la generaci6n en su primera etapa. Si atendemos al transito, en cuanto a los poetas mas j6venes, entre Florilegium y Postnovisimos, se puede observar que ha habido un cierto cambio estetico que permitiria establecer una primera periodizaci6n generacional: podria definirse un primer periodo generacional entre 1977 y 1982-1984, caracterizado por la convivencia de diversas tendencias esteticas, con un cierto predominio del surrealismo (Sunen 57-58) (el eco de Blanca Andreu hizo que su estilo se extendiera a buena parte de la poesia escrita por mujeres, como demostr6 Ram6n Buenaventura en su antologia sobre el tema, aunque no exclusivamente: Fernando Beltran, Pedro Casariego C6rdoba, Jose Carlos Catafo, etc.), cierto intimismo y rehumanizaci6n (Jongh Rossel 31), y algunos de los caracteres que Fanny Rubio sefialaria para el primer lustro de la decada de los ochenta: abandono del culturalismo, cierto vitalismo, depuraci6n de elementos, progresivo crecimiento de una corriente neoclasica, etc. (51-52). A partir de 1984 puede sefalarse el inicio de un nuevo periodo caracterizado por la intensificaci6n de algunas de las corrientes precedentes, una cierta inversi6n de los valores esteticos del periodo inmediatamente anterior que encontraria su primer eco en Postnovisimos, donde lo que se intentara sera impulsar una de las lineas esteticas precedentes, para hacerla dominante. La critica ha venido distinguiendo para este primer periodo generacional una pluralidad de corrientes esteticas co-dominantes, que impedirian el predominio de una corriente dominadora y facilitarian, en consecuencia, el continuismo y la vinculaci6n a la generaci6n precedente y la ausencia de una voluntad de ruptura estetica con ella desde la perspectiva de Villena (Postnovisimos 17). Estas corrientes podrian reducirse a cuatro, cada una con sus diversas ramificaciones:3 en primer lugar, habria que hablar de una tendencia neosurrealista o neovanguardista, fundamental en este 3 Resumo en estas lineas lo expuesto en diversos articulos por: Pefa ("Ultimas formas" 106-23, "Hacia la poesia" 129-44 y "Tendencias" 77-79); Garcia Martin (Poesia espanola, La generaci6n 22-30 y "Lapoesia" 114-18); Rubio 51-52; Amor6s ("iLos novisimos!" 63-67) y D'Ors 31-46.
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primer periodo generacional, en la que se incluiran algunos de los primeros libros mais destacados de la generacion. En segundo lugar, se encontraria una tendencia minimalista (Carnero 58), con una vertiente que se manifestara como estetica del silencio (Amor6s, "La ret6rica" 18-27) y otra que se manifestara como neopurismo, lindando con un neo-barroquismo. En tercer lugar, podria distinguirse una poesia neo-epica, que empapa muchas de las creaciones que se adscribirian a otras tendencias, con lineas tan diferentes como las que mostrarian Julio Llamazares, Juan Carlos Mestre, Julio Martinez Mesanza, Cesar Antonio Molina o algunos poemas de Luis Alberto de Cuenca. Por utltimo,podria apuntarse una tendencia estetica de cariz mas realista, que Jose Luis Garcia Martin ha agrupado bajo el nombre de "poesia figurativa," (La poesia figurativa) donde podrian distinguirse varias lineas diferentes: la "otra sentimentalidad" (Egea, Salvador y Garcia Montero), una linea neo-simbolista y neo-impresionista, una linea elegiaco-cerudiana que se confunde muchas veces con un claro neorromanticismo, una linea neo-clasicista o neo-tradicionalista, y una linea ir6nico-realista. Al margen de estas lineas, habria que recordar el sensismo, lanzado como movimiento al comienzo de los afios ochenta por Miguel Galanes (Galanes, "Elimperio" 61-62 y "Etica";Beltran, "Perdimos"25; y "Haciauna poesia," 15-18) y Fernando Beltran, como reacci6n al culturalismo novisimo, y que, de la mano de este iltimo autor, evolucionaria hacia un nuevo compromiso social al final de la decada. Pues bien, en el periodo que se inicia en tomo a 1984 se va a impulsar desde diferentes medios el predominio de la linea estetica figurativa en detrimento de las otras, reduciendo la pluralidad anterior. En su antologia Fin de siglo. El sesgo clasico en la ultima poesia espanola (1992), Luis Antonio de Villena sefialara a esta corriente como "la predominante y mas seguida en los anos ochenta y entre la generaci6n mas joven" (9), cuando, si se observa, aparte del laxo concepto de "tradici6n clasica" que utiliza (Lanz, "La joven poesia" 191-94), el desarrollo estetico de la decada y su parcial representaci6n en Postnovisimos, puede verse que el predominio de esta linea solo puede sefialarse durante la segunda mitad de los ochenta. Mais aun, si se advierte, como sefiala el mismo Villena, que "es tanto el epigonismo que empieza a surgir en esta estetica. . . que no me parece muy dificil advertir que esta no es una antologia de inicio sino de cierre" (Fin de siglo 33), se comprenderan perfectamente los limites temporales de este predominio estetico, que marcarian el fin de un nuevo periodo dentro del desarrollo generacional.
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El nuevo periodo generacional que se inicia en 1984 se va a caracterizar por el predominio de la "poesia figurativa" sobre las otras tendencias co-dominantes en el periodo precedente. La obtenci6n de premios importantes y el reconocimiento oficial de algunos de los libros de los autores de mayor edad dentro de esta tendencia redundarian en su dominio estetico en este periodo y establecerian uno de los canones dominantes para los poetas mas j6venes; me refiero, sobre todo, a La caja deplata (1985), de Luis Alberto de Cuenca; Curso superior de ignorancia (1987), de Miguel D'Ors; Las tardes (1988), de Francisco Bejarano; o Volverlo a intentar (1989), de Javier Salvago. Por otro lado, es precisamente cuando se define la tendencia de la "poesia figurativa" como dominante dentro de la poesia mas joven cuando se intensifican y radicalizan los ataques contra los novisimos, con el fin de establecer un nuevo canon estetico que se va a caracterizar por su radical oposici6n a ese canon precedente (Ultimos 140); lo definitorio de la nueva estetica va a ser la negaci6n del canon novisimo y de los presupuestos de la Moderidad en que se fund6 aquel, tal como seiialara Garcia Martin: No son, pues, los poetas figurativosun grupomas ni una tendenciamas entre las muchasque se dan en su generaci6n,sino el grupoy la tendenciaque ha marcadodecisivamentelos uiltimosquinceafnosde la poesia espafiola,el que ha sucedido a la eclosion novisima. . . y el que hoy influyede mas decisiva Y ese es precisamenteel primerrasgocomuin maneraen la poesiajoven.. de los poetasfigurativos:su rechazode la vanguardia,de la poesia quebusca sorprenderantes que emocionar,de las rupturasy los sinsentidosque hacen del arte una actividadcircense. (La poesiafigurativa 209-11) Ya he senialado que, aparte el primer intento de Las voces y los ecos, sera Postnovisimos la primera antologia de poesia joven que pretenda imponer una tendencia dominante como modo de afirmaci6n generacional, que, como en la teoria petersoniana, se manifestara como un rechazo radical ai estilo dominante precedente; es precismanete en Postnovisimos donde puede encontrarse un texto sintomatico del rechazo de la nueva estetica dominante frente al canon novisimo, en el poema de Leopoldo Alas titulado "Una parodia de la 'novissima parodia. " Pese a que, para algunos criticos (Reyzabal 75-79; Brines 20), la poesia joven se caracterizara en aquel entonces por la falta de predominio de una estetica concreta sobre las demas, lo cierto es que para 1987 la "poesia figurativa" se consolida, desde diversos medios
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y con la aquiescencia oficial, como la tendencia dominante dentro de la nueva generacion. Paralelamente la critica al canon estetico novisimo se radicaliza en estos afios. Revisando algunos testimonios de diversos poetas y antologos en el bienio 1987-1988 puede verse claramente la radicalizaci6n en el rechazo de la estetica novisima, dentro de la generaci6n del 68, que se da en este segundo periodo de la generaci6n mas joven. En un nuimero monografico que la revista El Urogallo dedic6 a la poesia ultima en 1987, Francisco Brines declaraba la necesidad del reajuste que la joven generaci6n llevaba a cabo con respecto a la generacion novisima: La llamada generaci6n "novisima" ...
esta pidiendo una revisi6n. ...
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distinta evoluci6n sufrida por aquellos poetas, la unanime aceptaci6n de otros en principiono incluidos,la tardiaaparici6nde nuevos nombrescon diferenteestetica, hablande un necesario reajuste.(20) De la misma opini6n era Antonio Colinas, para quien, a pesar de que todavia no podia hablarse de una nueva generaci6n, si podian apreciarse algunas caracteristicas nuevas: "Lamas patente, en mi opini6n, es la del distanciamiento formal de la poesia 'novisima' o 'culturalista' " (34). Mas radical, desde distinta posici6n estetica, resultaban las declaraciones de Andres Sanchez Robayna en su articulo "Situaci6n de la poesia," publicado en 1988: "Una antologia, Nueve novisimos . .., que, por lo demas, y pese al simulacro de la ruptura con el realismo tal como fue entendido en Veinte anos . . . esta en el origen de la actual 'pesadilla ret6rica'" ("Situaci6n" 227). Mientras que para Brines y Colinas el reajuste de la joven generaci6n con respeto de la estetica novisima se debia hacer, y de hecho se estaba llevando a cabo en algunas tendencias, en favor de una rehumanizaci6n y de una simplificaci6n de las formas, Sanchez Robayna apuntaba la necesidad de este reajuste desde el planteamiento profundo del problema del lenguaje. Ambas direcciones, que de modo global abarcarian las diversas tendencias generacionales, se caracterizaban por el rechazo radical del canon estetico que habia fundado la secci6n novisima de la generaci6n del 68. En cuanto a las antologias de poesia joven que se publican durante este bienio, puede observarse semejante radicalizaci6n en el rechazo del canon estetico novisimo. Despues de la Modernidad (1987), de Julia Barella, se caracterizaba, desde su estudio introductorio, por ser una respuesta estetico-estrategica radical a los principios sobre los que se habia fundado la antologia de Castellet. Si aquella se habia
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fundado en el intento de recuperacion de los principios esteticos de la Modernidad historica, esta se situaba en una lectura parcial de la Postmodernidad en su aspecto de rechazo de los principios moderos (Lanz, "Fragmento y dialogo" 3-15). Si aquella buscaba la vanguardia como principio definitorio, esta apuntaba el retoro de un cierto neoclasicismo. Se trataba, en definitiva, "de una poesia 'moderna' que, por primera vez en nuestro siglo, no se identifica con vanguardia" (Barella 14). Por su parte, Jose Luis Garcia Martin insistia en La generacion de los ochenta (1988), siguiendo la linea abierta por Villena dos afios atras, en antologar a aquellos autores de la tendencia que se habia convertido en dominante en torno a la mitad de la decada; parece injustificable, desde la perspectiva temporal con que se elabor6 la antologia, que no se incluyeran nombres, sin desmerecer casi ninguno de los presentes, tan representativos para la joven generaci6n y con una obra mas o menos consolidada por entonces, como Blanca Andreu, Jorge Riechmann, Juan Carlos Mestre, Fernando Beltran o Jose M.a Parreno, entre otros (la ausencia de Julio Llamazares y Jose Gutierrez quedaba justificada por su inclusi6n en Las voces y los ecos). Del mismo modo, nombres como los de Alvaro Valverde o Amalia Iglesias, parecen disonar con la estetica dominante en la antologia. El continuismo generacional, que el propio Garcia Martin habia sefialado en Las voces y los ecos, se ve ahora matizado en el nuevo periodo de desarrollo de la generaci6n: "Cada vez van marcando mas claramente las distancias frente a la generaci6n inmediatamente anterior" (Garcia Martin,La generacion 20). La lectura de las poeticas, por ejemplo, de Garcia Montero, Cilleruelo, Vicente Gallego o Alvaro Garcia, evidencian, cuando no el rechazo directo de la estetica inmediatamente precedente, un salto sobre ella para buscar el padrinazgo estetico en los poetas de la generaci6n del 50 (Siles, "Dinamica poetica" 154-55). No es extranio que, en estos anios, algunos criticos percibieran un cierto confusionismo, un periodo de transici6n estetica (Prado 22-30; Casado, "Un aire de transici6n" 68-69). La cierta decadencia que sufren algunas de las tendencias co-dominantes en la poesia joven para 1982-1984, como la "estetica del silencio" (Amoros, "Laretorica" 2527; Siles, "Dinamica poetica" 154), el neosurrealismo (Garcia Martin, La generacion 25-26), o el neobarroquismo, permiti6 que la "poesia figurativa" se transformara en la tendencia dominante, relegando a otras lineas mas experimentales a niveles de pura marginaci6n. A fines de los afos ochenta, la poesia espafiola mas joven parecia resolverse en
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una poesia en la que lo predominantees la experienciapersonalexpresada a traves de un yo lirico, maiso menos ironizado. . ., una poesia de la experienciaen la que el lirismoy el neo-romanticismo edulcorado,que adornabanla producci6nal inicio de la decada,han dadopaso al confesionalismo; en fin, una poesia cadavez maisrealista,aunqueno faltenlos ramalazosneosimbolistas,mis urbanay mas enraizadaen la generaci6ndel 50 y en Jaime Gil de Biedma.(Lanz,"Lauiltimapoesia"65) Pero la reacci6n se habia iniciado ya. En torno a 1986-1987, diversos autores que habian quedado marginados de la tendencia que comenzaba a establecer su dominio, empiezan a publicar una serie de libros (en muchos casos sus primeros libros) que alteran el relato generacional tal como se desarrollaba en aquellos afios (Casado, "87 versus 78" 7), continuando en cierto modo la diversidad de poeticas de los afios anteriores. Son libros como Los versos del eunuco (1986), de Luisa Castro; Usted (1986), de Almudena Guzman; La entrada en la cabeza (1986), de Tomas Salvador Gonzalez; Un aviadorpreve su muerte (1986), de Justo Navarro; De entrada (1986), de Miguel Suarez; Antifona del otono en el valle del Bierzo (1986), de Juan Carlos Mestre; Inventario (1987), de Miguel Casado; Cdntico de la erosion (1987), de Jorge Riechmann; Lugar del elogio (1987) y Las aguas detenidas (1989), de Alvaro Valverde; La ciudad blanca (1988), de Angel Campos Pampano; Para nunca ser vistos (1988), de Juan Carlos Sunen; El patio (1989), de Salvador Lopez Becerra; o El uznico umbral (1991), de Diego Doncel. En estos libros y en estos autores se empezaba a gestar a fines de los afios ochenta una respuesta estetica (fundada en un amplio concepto de experimentaci6n) a la poesia dominante mediada la decada de los ochenta, respuesta que encontraria su expresi6n antologica en La prueba del nueve. Antologia poetica (1994), de Antonio Ortega. Estos libros, primeros de sus autores en muchos casos, compartian el espacio poetico del segundo lustro de los afos ochenta con otros libros importantes que venian a consolidar la estetica figurativa y que la completaban y ampliaban enriqueciendola: La luz de otra manera (1988), de Vicente Gallego; Diario complice (1987), de Luis Garcia Montero; Los vanos mundos (1985) y La mala compania (1989), de Felipe Benftez Reyes; El ultimo de lafiesta (1987) yLa vida defrontera (1991), de Carlos Marzal, Luces de gdlibo (1990), de Miguel Argaya; La noche junto al album (1989), de Alvaro Garcia; Europa y otros poemas (1990), de Julio Martinez Mesanza; Lugares comunes (1991), de Leopoldo Sanchez Torre; Musica oscura (1989), de Juan Lamillar, etc.
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Lo cierto es que a comienzos de los anfos noventa se empieza a percibir un cambio de rumbo general dentro de la poesia mas joven, que abriria un nuevo periodo en el desarrollo generacional. Yo mismo apuntaba, hace algunos afios, que la poesia se debatia entonces a la busqueda de nuevos caminos, en una situacion semejante a la que habia acontecido en los primeros afos sesenta y que no seria extraio que esta busqueda se manifestara en una recuperacion de los elementos irracionales caracteristicos de los autores mas grandes del periodo de entreguerras y en la recuperacion de algunos estilemas vanguardistas ("La poesia espafiola despues de los novisimos" 1729), la busqueda de una diversidad estetica (Ortega, "Sobre la indeterminacion" 46-52) que acogiera el afan de experimentacion, en decadencia a lo largo de los afios ochenta. En este sentido, si tal como sefiale, lo caracteristico de buena parte de las antologias dedicadas a autores jovenes y publicadas en el segundo lustro de los afios ochenta incidian en el abandono de la vanguardiay de los principios que habian fundamentado la Moderidad, la uiltima antologia a la que me he referido apunta el intento de los poetas en ella recogidos de "no negar los modos de expresion artistica instaurados por la literatura a partir sobre todo de la moderidad" y "de poner en presente los principios constitutivos de la moderidad" (Ortega, La prueba 10-11). Pero, como ya apunte, tanto el intento de recuperar y reflexionar desde nuestra contemporaneidad sobre los principios en los que se fundo el movimiento modemo con el animo de establecer una especie de alta modernidad, como pretender el rechazo radical de aquellos principios, son actitudes que se integran dentro del espiritu de nuestra epoca, que filosofos y analistas culturales han denominado como Postmoderidad, para sefialar asi, a la par, tanto la vinculacion como la diferencia de nuestro periodo con el precedente. La aparente contradiccion de las propuestas esteticas en nuestra poesia mas reciente no es resultado sino de la coincidentia oppositorum que caracteriza el espfritu de un momento de efervescencia cultural, de consolidacion y avance hacia un cambio radical, como el nuestro. Practicamente acabadas estas paginas, ha aparecido una nueva antologia de la poesia espafiola mais reciente, realizada por Jose Luis Garcia Martin: Seleccidn nacional. Ultima poesia espafola. En ella se presentan quince nuevos poetas espafioles nacidos entre 1962 y 1975 y que se han dado a conocer en los ultimos cinco afios, en "el intento de ofrecer, cada cierto numero de afnos, un muestreo de los
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nuevos nombres" (28), como declara el antologo. La intenci6n de esta nueva antologia, con respecto a La generacion de los ochenta, es completar aquella selecci6n aiadiendo algunos nombres dados a conocer en los uiltimos aiios y mostrando la obra de algunos de los autores mas precoces de la nueva generaci6n, aquellos nacidos mas alla de 1968, que constituiran la poesia del fin de milenio, como Javier Rodriguez Marcos, Silvia Ugidos y Martin L6pez-Vega. Analizando la producci6n poetica espafiola de los uiltimos quince anos, distingue Garcia Martin dos maneras distintas de entender la poesia: la que el ha denominado como poesia figurativa y la que podria denominarse como poesia del lenguaje o del silencio. En su Seleccion nacional, Garcia Martin opta por antologar a poetas que participan de la poesia figurativa, aquella que se ha manifestado como hegem6nica en los ultimos afos, "porque durante la ultima decada parece haberse convertido en la preferida de esa minoria . .. que en cada momento determina el gusto estetico" (27). Sin embargo, como he intentado demostrar, la pluralidad de gustos esteticos es lo caracteristico de la poesia espafiola de los ultimos anos, con lo que la antologia de Garcia Martin resulta abiertamente parcial, mas parcial quiza que La generacion de los ochenta, pero con una conciencia clara de que solo desde la parcialidad del gusto personal se puede evaluar la poesia actual. En consecuencia, muchos poetas importantes que se han dado a conocer en estos uiltimos cinco afios han quedado fuera de la antologia por no plegarse tal vez al gusto estetico en ella representado; nombres como los de Diego Doncel, Juan Pablo Zapater, Vicente Valero, Esperanza L6pez Parada, Miguel Argaya o Roger Wolfe. Igualmente, algunos de los poetas incluidos en la antologia parecen no compartir estrictamente los canones de la poesia figurativa, como es el caso de Carlos Briones o Pelayo Fueyo, por ejemplo. Por ultimo habria que sefialar un hecho fundamental: la selecci6n de solo algunos de los poetas j6venes, de aquellos que comparten la poesia figurativa, y el adelanto de "algunos de los mas precoces nombres de la generacion que apunta en el horizonte" (28-29) como continuadores de esa linea poetica, que se ha definido como hegem6nica en los ultimos aflos, /no esta condicionando de hecho la poesia que viene? ,No resulta tal vez como aquella faja con que se public6 hace veinticinco afios la antologia Nueve novisimos, donde podia leerse, segiin allf se afirmaba, "la poesia del futuro"? ,No cabria decir, como en la vieja canci6n de Radio futura, que "el futuro ya esta aqui" porque "al pasar por la Puerta del Sol yo vi a la gente con
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delantal, con tal aire de seguridad"? Es decir, ,no estaremos repitiendo de nuevo nuestra historia literaria mas reciente, creando fantasmas, imagenes de figuras inexistentes que solo toman cuerpo de antologia en antologia, siendo la uinicavoz verdadera la del antologo? Es cierto que en Seleccion nacional hay poetas con voz propia: Carlos Briones, Emilio Quintana, Jose Manuel Benftez Ariza, Juan Antonio Gonzalez Iglesias o Pelayo Fueyo, son algunos de ellos. Pero no es menos cierto que la voz de estos autores y la del resto de los antologados se adelgaza ante la voz potente del antologo, y cuando la voz del antologo suena mas fuerte que la de los poetas que antologa, algo funciona mal en los resortes del mercado del libro, de la poesia. Quiza sea tambien que el mercantilismo en que la sucesion continua de antologias sobre la joven poesia espanola ha sumergido a esta, la ha cogido desprovista de los instrumentos de defensa que otros generos, historicamente mayoritarios, han ido acufiando a lo largo de los siglos. Sin hacer un recuento exhaustivo, son en tomo a veinticinco las antologias que se han dedicado a la joven poesia espafiola desde 1977, sin contar las antologias regionales y locales, de las cuales, mas de media docena han sido publicadas en los ultimos cinco afios. De ser cierta tan alta oferta de poetas, nos encontrariamos ante un nuevo Siglo de Oro en la poesia espafiola, lo que creo que no puede estar mas alejado de la realidad. La profusi6n de antologias de jovenes poetas espafioles tiene sus consecuencias para el estudio de la poesia espafiola actual. En primer lugar, la mayor parte de los estudiosos de la poesia espafiola actual conocen a los poetas jovenes por antologias y no por libros propios, con lo que solo conocen su producci6n poetica fragmentariamente, y no en su totalidad, condicionada por el gusto del antologo. En segundo lugar, muchos antologos acaban funcionando mecanicamente, seleccionando para sus antologias a aquellos poetas que han sido antologados en obras anteriores, con lo que se produce el famoso efecto "bola de nieve." En tercer lugar, ante tal avalancha de nombres nuevos, las diferencias se difuminan y la calidad de las voces queda oculta entre los ecos de meros poetas epigonales; en definitiva, el bosque impide ver los arboles. Por ultimo, el estudioso corre el peligro de tomar las antologias como hechos empiricos objetivos, lo que en pocos casos son, que reflejarian el panorama poetico de un momento y no el gusto particular del antologo que realiza la antologia. Pero no cabe duda de que la antologia poetica funciona en otro sentido, que hay que tener muy en cuenta, corrigiendo y desviando el gusto de nuevos lectores-poe-
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tas, que seguiran o se enfrentaran radicalmente a la propuesta estetica que cada antologfa lleva a cabo. Para ellos, la antologia si funciona como un hecho objetivo, con capacidad redoblada con respecto al libro de autor. Estas son algunas de las obviedades en que caen buena parte de los estudios que se ocupan de la poesia actual y que yo he tratado de evitar en las paginas precedentes. En definitiva, el buen lector de poesia debe ir siempre a la lectura del libro, del autor, mas alla de preocuparse de su situaci6n dentro de una determinada tendencia en un panorama mas o menos coherente. Debe volver a la poesia, porque el futuro solo lo escriben los poetas. OBRAS CITADAS Abella, Rafael. "La cultura en su manifestacion historica y politica." Espana diez aros despues de Franco (1975-1985). Ed. Rafael Abella et al. Barcelona: Planeta, 1986. 57-63. Almagro, Agustin y Perez-Montero, Juan Antonio. "Hoy, 7 poetas." Poesia 26 (verano 1986): 101-09. Amoros, Amparo. "iLos novisimos y cierra Espafia! Reflexion critica sobre algunos fenomenos esteticos que configuran la poesia de los afios ochenta." Insula 512-513 (agosto-septiembre 1989): 63-67. - . "Laretorica del silencio." Los Cuadernos del Norte 16 (noviembre-diciembre 1982): 18-27. Barella, Julia, ed. Despues de la Modernidad. Poesia espanola en sus lenguas literarias. Barcelona: Anthropos, 1987. Barnatan, Marcos Ricardo. "Joven iultima poesia espafiola." Barcarola 19 (1985): 9-10. Batll6, Jose, ed. Poetas espanoles poscontemporaneos. Barcelona: El Bardo, 1974. Beltran, Fernando. "Hacia una poesia entrometida." Leer (1989): 1518. "Perdimos la palabra." El Pais 7-II-1987:25. --. Benjamin, Walter. "La obra de arte en la epoca de su reproductibilidad tecnica." Discursos interrumpidos z. Madrid: Taurus, 1990. 15-57. Bloom, Harold. El canon de Occidente. Barcelona: Anagramal. 1995. Bousofo, Carlos. "Lapoesia de Guillermo Carnero."Ensayo de una teoria de la vision. Poesia 1967-1977. Por Guillermo Carnero. Madrid: Hiperion, 1982. 11-68.
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