El DERECHO A LA CIUDAD
Alejandro Ramírez Restrepo Laboratorio Urbano Artes plásticas – Facultad de Arquitectura Marzo 14 del 2019.
Actualmente atravesamos un complejo panorama que recorre todo el globo, el conflicto por la tierra y el poder por algunos territorios a generado uno de los mayores índices de migración en la historia, el 2016 fue el año con mayor cantidad de refugiados desde la segunda guerra mundial, así lo informó la UNHCR (La Agencia de la ONU para los Refugiados) dejando así el problema de la desigualdad como una de las cuestiones mas importantes en el mundo. En el informe mundial de las ciencias sociales del 2016 es presentando como un de los retos mas grandes que acontece a la sociedad. La crisis económica del 2008 y sus repercusiones prolongadas, las insurrecciones populares de la denominada “Primavera árabe”, los disturbios motivados por los alimentos en México y el movimiento "Occupy" figuran entre los numerosos acontecimientos que han vuelto a colocar la desigualdad en el temario de la agenda política mundial durante el segundo decenio del siglo XXI. Diversas evaluaciones han llegado a la conclusión de que, en 2015, el 1% de la población mundial concentraba en sus manos casi la mitad de la riqueza poseída por el conjunto de las familias del planeta. Así mismo, las 62 personas más ricas del mundo poseen por sí solas tantos bienes como la mitad más pobre de la humanidad. (Informe Mundial Sobre Las Ciencias Sociales 2016, 2016) De esta forma, el problema se convierte en asunto que vincula múltiples objetivos como lo puede ser la igualdad de genero, sostenibilidad ambiental, conflicto y acceso a la justicia, y finalmente pobreza y crecimiento económico. Todos estos pensados, analizados y proyectados para el futuro de la ciudad y los principales centros urbanos que actualmente son receptores de esta población. Pensar la ciudad es una tarea que ha acontecido a muchas generaciones de académicos, investigadores, lideres sociales, y ciudadanos del común, de esta manera se ha logrado crear importantes redes de cooperación e intercambios que se conectan por la particularidad de asuntos que preocupan y que se encuentran asociados a las diferentes características sociales, culturales y políticas de cada país. Es aquí cuando cabe pensar en el derecho a la ciudad, no solo como una bella frase que podría ser para uso de propaganda política, si no, planteado como un asunto teórico y práctico que se cuestiona y lucha contra la urbanización capitalista y sus modos de producción. Gracias a los planteamientos que Henri Lefebvre hace sobre el derecho a la vida urbana transformada y renovada, a la ciudad como valor de uso y a la vigencia de los movimientos urbanos populares, que son lo principales actores de dicha noción. También es importante estudiar los aportes actuales que David Harvey hace respecto
a la convergencia de los procesos económicos neoliberales y la necesidad de garantizar que exista un control democrático del excedente generado por los procesos de urbanización. El lugar es un patrón de ocupación y apropiación territorial, y el territorio se concibe como un lugar de variada escala donde suceden diferentes acontecimientos llevados a cabo por actores públicos y privados que realizan procesos de interacción cooperativa, conflictiva y contradictoria, no obstante, tanto el lugar como el territorio siempre se redefinen; así lo define Horacio Bozzano en su libro “Territorios posibles: procesos, lugares y actores”. En ese orden de ideas podemos inferir que lo propio esta siendo agenciado por el sitio y a su vez esté funciona gracias al gran entramado de acciones que se llevan a cabo por medio de objetos utilizados por diferentes actores que intervienen sobre lo que llamamos territorio. Ahora en un momento donde diferentes procesos como cambios socio-espaciales de las metrópolis, la famosa regeneración autoritaria urbana, y el clamor ciudadano por vivir en el centro de la ciudad, aluden copiosamente a modos de operar que resultan ser objetos técnicos famosamente nombrados como gentrificación o elitización de los espacios barriales. Dichos dispositivos terminan por atentar directamente la esencia de los derechos democráticos que como ciudadanos poseemos, creando así un aparato de desplazamiento legal, y que a su vez termina por ser legitimado por las personas que finalmente se someten a desalojar y acceden a desplazarse hacia las periferias de la ciudad creando así la figura del sujeto de los suburbios, las laderas y la periferia acompañados de la construcción de nuevos centros urbanos que en numerosas ocasiones terminan siendo de carácter informal, y que se llevan a cabo mediante acciones colectivas, poniendo como ejemplo el caso de principales ciudades latinoamericanas como Bogotá, Buenos Aires, Rio de Janeiro, Ciudad de México e incluso Medellín entre muchas otras que encabezan la lista. Del mismo modo lo anterior ha permitido la introducción de nuevas economías, entre estas un nuevo mercado inmobiliario que se presenta de varias formas donde sobresalen las mas recurrentes como la compra y venta de inmuebles y el alquiler de piezas o casas, dotando de condiciones extra-legales debido a la informalidad que se presenta ante la administración pública para realizar este tipo de transacciones.“En primer lugar, este mercado inmobiliario “informal” tiene lugar en asentamientos denominados “informales”; en segundo lugar (y consecuentemente), las operaciones inmobiliarias no se ajustan a las prácticas de lo que se hace en la “ciudad formal”. Como sostuvimos, la primera categorización (formal-informal) separa dos tipos ideales de ciudad, donde la segunda parte enfatiza la condición de las transacciones que se producen por fuera del control del Estado, aunque en íntima relación con la primera (legal-extralegal). Es decir, las categorías operan trasladándose de las formas urbanas a las prácticas que allí se desarrollan” (Cravino, 2009). El crecimiento de las constantes redes de migración que se dan del campo a la ciudad y los desplazamiento intra-urbanos han significado el elemento crucial que genera vecindad entre el significativo abandono por parte del estado hacia las poblaciones en condición de pobreza y precariedad, y la generación de un entramado de actores que forman redes de sociabilidad barrial y nuevos entes de gobernanza los cuales asumen el control de la planeación, distribución y construcción del barrio. Esto significa que hay una serie de antecedentes y sucesos que obligan a las poblaciones provenientes de otras zonas del país a valerse de nuevas economías y formas de apropiación para tener acceso a la ciudad, cosa que termina por cuestionar la
misma etiqueta de informalidad con la que se les enmarca y se les exime de sus derechos territoriales. El paradigma que actualmente acontece a la radicación de estos asentamientos constantemente sufre mutaciones debido a intervenciones estatales y gubernamentales, que generan disputas por parte de organizaciones barriales donde reivindicarse es reinventarse paralelamente mientras se dialoga entre lo legal y lo extra-legal burlando las políticas estatales como método de supervivencia. En esta medida se generan posibles discusiones en torno al espacio publico, que a su vez se encuentran en disputa con lo que muchos teóricos actualmente han llamado “Espacios Comunes” los cuales son el resultado del emplazamiento de diferentes organizaciones sociales, comunidades, vecindades y actores públicos y privados, donde se desarrollan procesos en los cuales la transformación del espacio urbano conecta con el establecimiento de procesos identitarios, practicas culturales, formas de economía, nuevos saberes sociales y memorias urbanas que esta presentes en la actualidad. En este párrafo considero pertinente la definición que Natalia Da Representaçao en su texto “Los Espacios Comunes como problema. Sociabilidad, gestión y territorio”. Las posibilidades analíticas del concepto de espacio común permiten pensar los procesos empíricos de construcción del espacio atendiendo a la compleja trama de actores involucrados en su utilización y gestión, quienes sustentan recursos e intereses diferenciales. Intenta contribuir, analizando una situación concreta, a una concepción de la gestión urbana incorporando la idea co-constitutiva de actores de la sociedad civil y del Estado, así como las posibles implicancias derivadas del uso de la noción de gobernanza territorial y su articulación con la construcción de demandas ciudadanas en términos de derechos. (Representaçao, 2009) Es claro que el espacio publico es un concepto que constantemente esta en refelxión desde diversas posturas teoricas y diciplinas que a us vez se le han adjudicado múltiples significados que aunque no sabemos si son claros y coherentes entre sí hacen que el debate continue y no se agote la posiblidad de trabajar la cuestión publica contemporanea o lo común desde miradas interdiciplionares donde intervienen formas de representación, arraigo y actores que conforman el entramado de imagnes, objetos, dimensiones, discontinuidades y contradicciones que conforma los espacios que a dirio transitamos. ¿La información que actualmente teoricos y academicos desarrollan en torno a la cuestión urbana contemporanea es un dispositivo que ayuda, o al contrario ensacha la gran brecha de desigualdad que exista hoy en el mundo?, ¿conocen los entes gubernamentales y estatales la existencia del concepto de espcios comunes? ¿Qué pasria sin un gobierno utilizara este concepto a su favor?, y finalemte ¿es posible crear politica publica desde lo que se concibe como estrategias de acción indivudales o colectivas, aun cuando no estan dentro del marco de la legalida?. Preguntas ingenuas que pueden alimentar y continuar el debate por lo que puede ser el derecho a la ciudad, el derecho a lo publico y la creación de espacios urbanos que coe-xisten y tejen relaicones de poder.