PARA PENSAR LA NARRATIVA DESDE UNA TIERRA MARAVILLOSA La Saga de los Confines: una construcción de lo latinoamericano desde la épica maravillosa. Chac Mool, La noche boca arriba y El hambre son textos dialógicos en perfecta consonancia con la problemática latinoamericana. Cada uno –desde las posibilidades de su género- nos introduce en el pensamiento más complejo de revisar cómo se originó nuestra identidad latinoamericana. El punto de unión entre todos ellos es uno solo: el conflicto con “el otro”. Cada texto enfoca esta mirada provocando incertidumbre y dudas, como lo hace el fantástico, un discernimiento difícil entre el nivel consciente e inconsciente, el límite entre la realidad y lo onírico. O mediante la crudeza y el horror presente en un relato verosímil como el escrito por M. Láinez. El encuentro de culturas que hizo posible el surgimiento de América Latina ha sido motivo de muchísimas obras literarias de diversos géneros. La voluptuosidad de la naturaleza americana, la riqueza cultural del aborigen, la vasta extensión de territorio han dado la posibilidad incluso hasta el género maravilloso. Y aquí nos encontramos en un punto en donde ni la duda, ni la realidad misma construyen una imagen de la realidad; sino que se abre paso una visión de la realidad cuyos procedimientos de ficcionalización tienen que ver con un mundo posible en el que habitan seres y hechos sobrenaturales. Como diría Vargas Llosa, aquí el pacto entre el lector y el autor se produce a partir de la aceptación de esta construcción sin cuestionamientos. Todo lo que acontece pertenece a una categoría “mágica” que no se cuestiona sino que se acepta y se transita con absoluta normalidad. En estos relatos abundan los contrastes, los opuestos, las luchas inmemoriales entre el Bien y el Mal, la Magia como poder que une y hace confluir a todas las cosas. “Los días del Venado”, primer texto de la trilogía de Liliana Bodoc de “La saga de los confines”, es una expresión de ello. La autora gusta llamar su obra como una “épica mágica”, ya que el texto reúne tópicos en relación a la figura del héroe, la guerra, los amores comunitarios y por supuesto, el enfrentamiento entre el Bien y el Mal. Maravilla latinoamericana: Bodoc orienta su obra hacia una perspectiva puramente latinoamericana, enraizada en sus orígenes aborígenes de nuestra tierra, presentes en la vida y la religiosidad de los mapuches y los araucanos. El hipotexto que subyace a la obra –o mejor dicho, uno de ellos- es el Popol Vuh: Popol (comunidad) y Vuh (libro). Este Libro del Consejo reunía a modo de biblia maya-quiyé, las creencias de estos pueblos. Primera parte: La obra se inicia, al igual que el Popol Vuh, con una cosmogonía ubicada en tiempos muy remotos: los días del venado. “Y ocurrió hace tantas Edades que no queda de ella ni el eco del recuerdo del eco del recuerdo.” Un modo particularmente poético inunda toda la obra poblando el relato de múltiples sentidos e interpretaciones y logrando que la prosa conviva con el verso en una armonía perfecta: “Hasta pronto venado, ¡Corre, escóndete! Mosca azul vuela lejos Porque la lluvia viene. Padre Halcón protege” (Parte I, cap. 1) Los nombres están marcados por raíces mapuches y nahuatl para los personajes de las Tierras Fértiles: Shampalwe (doncella de las aguas); Dulkancellin (nombre histórico araucano); Maduina (montaña); Vieja Kush (maga azul); Kume (amigo); Piukemán (piuké-corazón y mán –lado derecho); Wilkilén (pajarito); Cucub (artista). Los mismos husihuilkes son “gente guerrera del sur”. Y por raíces griegas para los agresores de las Tierras Antiguas: Leogrós (malvado, criminal); Misáianes (odio, aborrecimiento); Drimus (violento). Varias costumbres completan la imagen colectiva de los husihuilkes, con el fin de rescatar el espíritu araucano, su cosmovisión religiosa, ética, estética, entre ellas: * la recuperación de las parturientas, de su vigor corporal y serenidad anímica, en el Lago de las Mariposas; * la caída de una pluma de oropéndola( es un ave dentirrojo de plumaje amarillo, que hace su nido colgando de las ramas) en manos de un varón como aviso certero de inmediata responsabilidad familiar; * el hecho de anunciar con un sonido gutural que se ha escuchado antes que los demás las primeras gotas de lluvia, descubrimiento que otorga a la persona el derecho intransferible y categórico de peticionar un favor innegable. * la veneración y profundo aprecio hacia los ancianos; * la reunión de las familias de las diversas aldeas para intercambiar excedentes, antes de las lluvias y en el Valle de los Antepasados, como retrato casi utópico de tiempos felices, generosos, de trueque; * la conservación de un cofre, heredado por generaciones y que atesora recuerdos de todo lo importante que ha ocurrido a ese linaje. Después de la ceremonia de hacer que el arcón dé cuatro tumbos completos, se retira de él al azar un objeto, el cual sirve a un anciano de la casa para relatar una historia familiar, como si hubiese sido testigo de la misma, gracias a la creencia en la Gran Sabiduría; * el saludo de bienvenida solemne y poético: "- Te saludo, hermano Dulkancellin -dijo Kupuka respetando el saludo husihuilke-. y pido permiso para permanecer en este, tu país.- Te saludo, hermano Kupuka, y te doy mi consentimiento. Nosotros estamos felices de verte erguido.” * la deshonra sin posibilidad de indulgencia ante un hecho vergonzoso (caso de Kume). La escritora ha tomado elementos reales pero los ha enriquecido con su ingenio poético. Por ejemplo, la parturienta era en verdad muy cuidada por la tribu y los ritos se asociaban al agua; la oropéndola es pájaro sagrado, de buen augurio durante el día pero de mal presagio durante la noche. Entre los mapuches los abuelos se hacían cargo de los niños, de allí la vieja Kush. Prevalece el sentido de la ley comunitaria por sobre los impulsos del corazón. En el episodio del cofre, confluyen ingredientes fundamentales: la memoria ancestral, la oralidad (con todo el soporte de la inflexión y la desconfianza en lo escrito), la presencia de los ancianos como agentes de transmisión y la preservación de objetos como estímulos de la memoria. Visitarse suponía llevar obsequios y recibirlos. Por otra parte, el incumplimiento del saludo era muy grave entre los varones y el mayor oprobio se basaba en "el no te conozco".
Kupuka es el Brujo de la Tierra, muy anciano, venerable y respetado, con la sabiduría y la bondad de los elegidos. En perfecta simbiosis con la naturaleza, tiene el maravilloso don de entender a los animales (a él hablan los halcones), de trasladarse tan rápido que olvida su sombra, de metamorfosear su lengua en la de una serpiente. Es, en definitiva, un autorizado y probo sacerdote y adivino. En esta parte aparecen unos seres maravillosos, los lupus, quienes no hacían amistad con los hombres. El título de la novela hace referencia a la alianza militar y de resistencia que pone en marcha el pueblo de las Tierras Fértiles para intentar su defensa. Elegí el venado por dos razones: en primer lugar, porque se trata de un animal que tiene un alto grado de presencia en la simbología indígena. En realidad era considerado un animal sagrado y relacionado básicamente con la vitalidad. En segundo lugar, hace referencia a la estrategia que el concilio de Beleram decide implementar ante las dudas sobre la identidad de los que llegan. Es decir, la velocidad para saltar y acomodarse en otro lado causando poco daño ... Si eran los sideresios, actuar de un modo, si eran los bóreos actuar de otro modo, realizando ese cambio con velocidad, tal como salta el venado. Desde el punto de vista formal cada capítulo lleva un título orientador que guía eficazmente la lectura. Aclara la autora: "Tengo un esquema general y frente a cada capítulo parto de la intriga que voy a desarrollar y elijo el título. No empiezo a escribir sin él y pocas veces lo he cambiado". El título general, en cambio, fue decidido durante la escritura, no antes. "Y me pareció abarcador de todos los pueblos y de todos los acontecimientos que en la novela se desarrollan". Segunda parte: Comienza con un cambio de itinerarios: el viaje de Kupuka a las Tierras Fértiles, la partida del héroe clásico, en nuestra novela: Dulkancellin quien sale con su pareja que parece emular a una pareja clásica (Don Quijote y Sancho Panza). Acá se ven contrastes geográficos, contrastes ideológicos: la magnificencia de Beleram frente a la austeridad de los husihuilkes… En cuanto a la secuencia narrativa el relato va dejando huellas en la escritura de la complicación: el ennegrecimiento de la Piedra Alba, creación de la autora; la aparición de los pastores, que nos remiten a los árabes nómades, la matanza de lulus inocentes. Recorren un vasto territorio virginal típicamente americano. La llegada a Beleram y la Casa de jade de La Casa de las Estrellas emula a la vista maya precolombina: una escalinata interminable, figuras esculpidas en el friso. El grupo que integran los astrónomos contiene personajes de suma importancia en la tradición americana. Zabralkán, dios sacerdote, es de suma importancia en el Popol y Molitzmós (astuto en nahuatl). El resto de los personajes serán descriptos por el narrador con una poesía exquisita o se presentarán ellos mismos. En esta parte de la obra aparecen los sideresios (griego=hierro) trayendo armas, pólvora, odio y sed de conquista. Drimus es quien desconoce tácticas de guerra pero es Doctrinador en artes de recelo. Tiene predilección por lo perverso: se deleita alimentando feroces perros. Contrariamente, Dulkancellin, el héroe, respeta y reconoce a los animales y él tendrá también su Rocinante. La entrada del Mal por el Yentru será de manera cobarde: Misáianes no viene en ella, sino que envía a sus vasallos. Como consecuencia de este mal hay varios indicios de la pérdida de armonía y felicidad en el las Tierras Fértiles: se ha perdido el sabor de la miel, Kume ha envejecido, Piukemán ha recibido la cruz del halcón Ahijador, Wilkilén parece no haber crecido jamás. Cada uno de ellos recorrerá su propio camino en respuesta a una curiosidad indebida y con un dolor que se acelera. Tercera parte: Kume se inmola heroicamente y recupera el honor para con su padre, en sentido griego. Hoh- Quiú –señala Bodoc- no es un personaje histórico. Sin embarco, lleva todas las características de los príncipes aztecas: la suntuosidad, el sometimiento del pueblo para mantener un estado de privilegio para la nobleza, Está claro que la tensión está entre una vertiente ancestral europea helénica y la vertiente americana con preeminencia de esta última. A pesar de ello dice la autora generando el diálogo, la aceptación de la mezcla cultural y el sincretismo: “No descreo de mis orígenes ni reniego de ellos. Les agradezco el idioma. (…) Y yo también creo en un Dios único. Llegaron personas de ciencia y después mis abuelos. No somos ni aborígenes ni españoles.” En esta última afirmación se asienta nuestro eje de discusión en esta unidad. Latinoamérica surge en conflicto y es en conflicto y complejamente, sin acusaciones ni aceptaciones simplistas, como debemos mirar su constitución, su población y su historia. Como bien cita Félix Luna a Carlos Fuentes en Breve historia de los argentinos, “(…) los mexicanos descienden de los aztecas, los peruanos de los incas y los argentinos…de los barcos. Casi todos tenemos un bisabuelo o un abuelo que bajó de los barcos y esta es la raíz que no se olvida”.La literatura nos arroja –como siempre- una imagen de esta realidad que nos permite leer a partir de diálogos polifónicos e intertextuales, múltiples sentidos y consecuencias de nuestro ser latinoamericanos. Lic. Mercedes Oro UBA
BIBLIOGRAFÍA:
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Bodoc, Liliana (2000), Los días del venado. Ed. Norma. Colombia. Campbell, J (1949), El héroe de las mil caras, F.C.E. México. Cuadernos del Cellim, Una lectura intercultural de Los días del venado, de Liliana Bodoc, Universidad de Cuyo, Nºs 7 y 8. Luna, F. (2005), Breve historia de los argentinos, Planeta, Buenos Aires. Todorov, T (1976), Introducción a la literatura fantástica, Paidós, México.