Universidad del Valle de Orizaba
Alumna: Mora Flores Esther Adriana
Lic. En Ciencias de la Educación
5° Semestre
Orizaba Veracruz. 02/10/09
Introducción. La mixteca es un pueblo indígena de México y comprende partes del estado de Oaxaca, el este de Guerrero y el sur de Puebla este grupo étnico desciende de los primeros pobladores de América, este grupo es conocido por sus códigos precolombinos y las numerosas piezas de artes menores que son catalogadas como algunas de las más bellas que se hayan producido en Mesoamérica. Esta región se ha subdividido el área de asentamiento de los pueblos mixtecos en Mixteca Baja, Mixteca Alta o de la Sierra y Mixteca de la Costa, en donde también conviven hablantes de náhuatl, chocho, trique y amuzgo, grupos étnicos minoritarios, que de una u otra manera comparten las tradiciones culturales y las prácticas religiosas de los mixtecos. Así pues las condiciones económicas y sociales en que viven los grupos étnicos mencionados son semejantes a las delos mixtecos. Los mixtecos llevan este nombre por el mismo idioma o dialecto que ellos hablan y es el "Nuu Xavi" y significa “Pueblo de lluvias” esto tiene su origen el náhuatl “Mixtlan” que significa “Lugar de nubes”. Los mixtecos alcanzaron su mayor auge en la primera mitad del Posclásico. A pesar de esto el imperio9 mixteco tuvo grandes dificultades al querer establecer su mandato; con la muerte de Tututepec y Tilantongo que fueron sus más importantes reyes. A todo esto a la llegada de los españoles, una parte importante de la Mixteca se encontraba bajo dominio de los mexicas, y los mixtecos habían establecido algunas alianzas militares con los zapotecos, que les permitieron resistir como un pueblo independiente en los confines de sus respectivos territorios.
Origen mítico de los Mixtecos (as) La mitología mixteca es y comparte muchos elementos con el resto de las tradiciones mesoamericanas. Al igual que en el caso de los mexicas o los mayas, los mixtecos también creían que la suya era la era de un Quinto Sol, y que antes de su tiempo, el mundo había pasado por una serie de creaciones y destrucciones. En el principio, la tierra era un caos, en el que todo se hallaba confundido. Los espíritus de las fuerzas creadoras volaban en el aire, y se conocen por sus nombres calendáricos, asentados en los códices producidos por este pueblo. Estos espíritus eran Venado Garra de Jaguar y Venado Pata de Venado. Son los correspondientes mixtecos de Ometecuhtli y Omecíhuatl, los Señores Dos, que representan el principio dual de todo el universo. En el mito mixteco, estas dos divinidades separan la luz de la oscuridad, la tierra del agua, el arriba del abajo, y crean a los cuatro dioses creadores que habrían de dar nacimiento a los otros y a la humanidad, que fue creada a base de maíz. Uno de los cuatro hijos de la pareja primigenia hizo un agujero en un árbol que se encontraba en las nubes y copuló con él. Se identifica a este personaje con el nombre calendárico Pie, o Nácxitl, uno de los nombres de Quetzalcóatl. El árbol quedó preñado, y alumbró al poco tiempo. De él nació un hombre que habría de retar al sol, señor de la Mixteca, en un duelo a muerte. El mito del Flechador del Sol dice que este personaje disparó sus flechas contra el astro, mientras el sol le combatía con sus rayos. Así pasaron hasta el atardecer, en que el sol cayó herido de muerte (y esta sería la explicación del color encarnado de los atardeceres) y se puso tras las montañas. Como el Flechador del Sol temía que el astro renaciera y reclamara sus antiguos terrenos, trajo a la gente y los hizo asentarse en la tierra que había ganado, y los apresuró a cultivar las milpas de maíz en esa misma noche. De esta suerte, cuando el Sol renació al día siguiente, nada pudo hacer, y de esta manera, los mixtecos se convirtieron en dueños de la región por derecho divino y militar. Como dato curioso, observamos que pocas religiones en el mundo se basan en la dualidad, como el taoísmo y ciertas interpretaciones del hinduismo, los zoroastras, los gnósticos, y como se ha notado, algunas variantes de religiones mesoamericanas. La economía. La actividad agrícola, organizada bajo tres regímenes de propiedad de la tierra (ejidal, privada y comunal), gira en torno al cultivo básico del maíz asociado con el frijol, el haba y la calabaza; secundariamente se siembran en forma separada el frijol, el trigo, la cebada, el alpiste, cuyo cultivo se ha iniciado en algunos de los lugares de las mixtecas Alta y Baja. A parte de la agricultura, los indígenas complementan su economía con el cuidado de animales domésticos como gallinas, guajolotes, reses, chivos, borregos, y animales de tiro y carga. Además muchos se ven precisados a realizar, sobre todo los que habitan en algún sector de la Mixteca, trabajos
eventuales como jornaleros en el corte de caña en Veracruz y de jitomate en los estados de Morelos y Sinaloa, o bien temporalmente en las cabeceras municipales de la región o en las ciudades como México, Orizaba, Acapulco y Oaxaca, y en estados como Baja California, como peón de albañil, sirvientes, vendedores ambulantes, cargadores. En los últimos años ha crecido considerablemente el número de migrantes que tienen como destino los campos agrícolas de los Estados Unidos, e incluso ciudades como Los Angeles y Nueva York cuenta hoy con comunidades integradas por mixtecos. El consumo a nivel local o regional, de ciertos objetos artesanales ha motivado la especialización de algunas poblaciones. De esta manera se elabora cerámica, objetos de madera, redes de ixtle y sobre todo objetos de palma que realizan casi todos los pueblos indígenas a excepción de las localidades de la Mixteca de la Costa y parte de la Mixteca Alta.
La indumentaria. Lo singular de la indumentaria masculina y femenina tradicionales se localiza en las regiones de Tlaxiaco y Pulla en la Mixteca Alta, así como en los pueblos de la Mixteca de la Costa. En los hombres, con ligeras variantes, el vestido consiste en camisa y calzón de manta, ceñidor, huaraches y sombrero, mientras que entre los chatinos es de fieltro negro. El caso particularísimo del vestido masculino es el de los mixtecos "tacuates" de Santa María Zacatepec, que consiste en camisa abierta en los costados y calzón corto con bordados de numerosos motivos zoomorfos, antropomorfos y fitomorfos, y que se sostiene a la cintura con un ceñidor.
En la indumentaria femenina tradicional es frecuente el uso de enredos, huipiles o blusa, ceñidores y soyates, además de que es común que las mujeres anden descalzas. El uso de adornos como collares de cuentas de vidrio o de coral y aretes es de gran aceptación entre las mujeres indígenas. Entre los triques, mixtecos de Atlatauca de Peñoles y de Mitla de la Costa, usan como adornos jícaras en la cabeza.
Las creencias y las fiestas.
En la región mixteca se mantienen algunas creencias de origen prehispánico como son ciertos ritos propiciatorios de la fertilidad agrícola y prácticas curativas realizadas en las cimas de los cerros, en cuevas y en los santuarios regionales como Santa María Juquila ubicada en el área de los pueblos chatinos. En cuanto al culto a las imágenes católicas, en cada comunidad constituye una responsabilidad de las crofadías o asociaciones que tienen a su cargo el cuidado de los templos y de las imágenes, y los gastos necesarios para la celebración de las fiestas marcadas en el calendario, entre ellas pueden mencionarse como las más importantes, la del Carnaval, Semana Santa, Todos los Santos y Navidad.
Música y danza. En las celebraciones festivas de carácter comunal y familiar, sobre todo durante los actos religiosos y sociales relacionados con el ciclo de la vida, la contratación de conjuntos musicales tradicionales es indispensable, teniendo gran popularidad las bandas de música de viento y los conjuntos de instrumentos de cuerdas. Las ejecuciones preferidas son "las chilenas" o sones típicos de la región que también se emplean en la representación de algunas danzas. Entre las de mayor relevancia en la Mixteca podemos citar las siguientes: en la parte poblana de la Mixteca Baja tenemos a los tecuanes y los maromeros mientras que en las mixtecas oaxaqueñas proliferan las variantes de la danza de los moros y cristianos y del tigre, como los chilolos y los tejorones. Por su gran colorido y vistosidad resaltan las comparsas de "el macho, los diablos y los rubios" que se presentan en los municipios de Tecomaxtlahuaca y Juxtlahuaca de la Mixteca Baja. En su vestuario se distingue el uso de máscaras, chicotes y chivarras o chaparreras de piel de cabra con largo pelambre. Juego de pelota mixteco. Entre los aspectos culturales de origen prehispánico que se mantienen hasta la fecha, destaca por su importancia en la región Mixteca y en los pueblos de los valles centrales, el juego de pelota, una variante de juego practicado con las manos tradición que mantienen viva los oaxaqueños que habitan en las ciudades de México, Puebla, Orizaba, Cuernavaca y Fresno en el estado de California del vecino país del norte.
Este juego se realiza atendiendo a tres variantes denominadas en función del tipo de pelota que se utilice: de hule, forro y de esponja. Según sea el caso, se usan guantes o manoplas de diferente tamaño y forma. La cancha recibe el nombre de pasajuego o patio de juego, donde se llevan a cabo las competencias que pueden ser de uno a uno, de dos a dos, de tres a tres, mientras que en las competencias de "compromiso" o contiendas concertadas entre conjuntos deportivos o distintos pueblos, cada equipo competidor está integrado por cinco jugadores. Artes Los mixtecos construyeron edificios decorados con grecas de piedra que demuestran su habilidad como artesanos. Desarrollaron un estilo de cerámica con mucho colorido, trabajaron los metales y se destacaron como excelentes orfebres. Con oro, plata, cobre y piedras preciosas como la turquesa, las perlas y los corales, realizaron hermosos collares, pectorales, brazaletes, narigueras y anillos. Además, destacaron como comerciantes y mostraron interés por la herbolaria, así como por la astronomía. Los mixtecas se distinguieron por ser unos de los mejores artistas del horizonte Posclásico. En cuanto a cerámica, hicieron vasos, tapas, jarras, platos, vasijas trípodes y de figuras zoomorfas, y en algunas ocasiones antropomorfas. Eran policromadas y los colores empleados eran rojos, naranja, negros, grises y blancos. En cuanto a sus códices, además de la importancia histórica, su valor artístico es inapreciable. La escritura era jeroglífica, calendárica, onomástica, toponímica y otras más de tipo ideográfica y fonética. Los mixtecas son reconocidos como grandes orfebres, donde sus creaciones incluyen una amplia gama de joyas: collares, anillos, pulseras, protectores de uñas, orejeras, narigueras, mangos de abanicos y pectorales, así como también los trabajos con incrustación de turquesas; sobresalen las joyas encontradas en la "Tumba # 7". Estas joyas muestran la delicadeza y maestría con la que los mixtecas llegaron a trabajar el oro. Pendiente de oro con la representación de Xipe Totec, dios de los joyeros y la primavera, procedente de la tumba 7. Entre sus especialidades se podían citar los mosaicos de plumas, la alfarería polícroma decorada y el tejido y bordado de telas. Los mixtecos se caracterizaron por escribir códices sobre tiras de piel de venado o en papel amate y usando tinta de cochinilla, en los que registraban acontecimientos diversos e importantes, que actualmente son un bello testimonio de su historia. La historia más conocida de los Códices Mixtecos esta escrita en los códices Nutall y Bodley, donde se ralata la historia épica de 8 Venado, nombrado así por el día en que nació, con el nombre personal de Garra de Jaguar. El señor Ocho venado logró unir al reino de la Mixteca. De los "tlacuilos" decían que eran: "Los que están mirando, los que cuentan, los que vuelven ruidosamente las hojas de los libros de pinturas. Los que tienen en su poder la tinta negra y roja, las pinturas. Ellos nos llevan, nos guían, nos dicen el camino".
Durante dos milenios, los habitantes de Monte Albán, nos muestran síntesis de dos culturas, la zapoteca y la mixteca, que dieron como fruto la concepción de un sitio fantástico, mágico y monumental, que nos ofrece, de manera generosa, un claro ejemplo de la grandeza del mundo prehispánico. Las contribuciones más importantes de los mixtecos son: los registros pictográficos en códices hechos sobre piel de venado de la historia militar y social que narran aspectos del pensamiento religioso, de los hechos históricos y de los registros genealógicos de su cultura; la orfebrería, cuyas muestras como pectorales, narigueras, anillos o aretes, demuestran que manejaron con maestría el oro trabajado con la técnica de la cera perdida, así como el labrado del alabastro, el jade, la turquesa y la obsidiana, entre otros. Las piezas más notables que se conocen proceden de los enterramientos de Monte Albán, descubiertos por el arqueólogo Alfonso Caso, y que se exhiben en el Museo Regional de Oaxaca. Otros legados mixtecos son: un calendario análogo al utilizado por los aztecas y sus técnicas agrícolas. Entre los siglos XI y XII de nuestra época, los mixtecos adoptaron una influencia tolteca cuya característica civilizadora los motivó a buscar asentamientos más estables que los que habían tenido; se dedicaron a dominar a los zapotecas por medio de invasiones de sus tierras, guerras y alianzas políticas por matrimonios. De ese modo se apoderaron, por ejemplo, de Monte Albán, que había sido abandonada por los zapotecas y los mixtecos convirtieron en necrópolis, enriqueciendo notablemente sus monumentos funerarios. Tanto en esa ciudad, como en Mitla, aportaron conceptos arquitectónicos evolucionados como las grecas geométricas de piedras ensambladas que adornan los palacios. Otras ciudades zapotecas de las que se apoderaron los mixtecos son Zaachila y Yagul, también en el estado de Oaxaca, con las que se complementa el conjunto del impresionante legado de estas culturas. Los mixtecos influyeron en el declive de la civilización maya en el sur, y permanecieron independientes de los aztecas en el norte. Es posible que la población mixteca actual ronde el medio millón de personas, distribuidas en 3 regiones principales: la Mixteca Alta (en las zonas frías de la sierra Madre del Sur), la Mixteca Baja (siguiendo el curso del río Atoyac) y la costa (estados de Oaxaca y Guerrero) Clases sociales Como todas las sociedades mesoamericanas, la mixteca de la época prehispánica fue una sociedad altamente jerárquica. No está por demás decir que el proceso de diferenciación de los estratos de la sociedad mixteca tiene su origen en la sedentarización de este pueblo y fueron influidos por los procesos políticos, históricos, económicos y culturales que ocurrieron en la Mixteca desde el siglo XVI a.C. En su inicio, las poblaciones mixtecas contaban con una incipiente estratificación. Los restos de las poblaciones del Preclásico Tardío y Medio no presentan grandes diferencias cuando se comparan unas viviendas con otras, y el uso de las construcciones de estos asentamientos no parece ser demasiado especializado. Los bienes de que disponían los mixtecos en aquéllos siglos parecen haber sido limitados, y no hay evidencia que permita distinguir claramente las zonas habitacionales de la élite con respecto al resto de la población, aunque sí es posible admitir la existencia de una gradación en los niveles de bienestar entre los habitantes de una misma localidad.
La transición al Clásico marca el desarrollo de la vida urbana plena en esta región y en la mayoría del territorio mesoamericano. La consolidación de las organizaciones estatales en la Mixteca implicó un proceso de mayor diferenciación que tendió a legitimarse por medio del uso de la ideología y de las alianzas a nivel de la élite con el propósito de reproducir las desigualdades entre los estratos de la sociedad. El surgimiento del estilo Ñuiñe en la Mixteca Baja —la zona más próspera de la Mixteca en el Clásico— es una muestra de la voluntad de los grupos gobernantes de hacer patente las diferencias entre ellos y el resto del pueblo. Las crónicas españolas coloniales hablan de numerosos estratos de la sociedad mixteca, sin embargo, todos ellos pueden ser reducidos a los siguientes grandes grupos: •
yya es el título que recibía el señor de cada cacicazgo mixteco;
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dzayya yya era el grupo constituido por la nobleza mixteca, formaban una misma categoría con el rey;
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tay ñuu, la gente libre;
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tay situndayu, terrazgueros;
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tay sinoquachi y dahasaha, sirvientes y esclavos respectivamente.
En general, no había demasiadas posibilidades de ascender de categoría en la escala social. Los matrimonios entre los dzayya yya implicaban que este grupo conservaría siempre su posición privilegiada y la heredaría a su descendencia. Los nobles de distintos pueblos mixtecos se casaban entre sí, lo que además generó una complicada red de alianzas a nivel de la élite que fue servía como medio de reproducción de la desigualdad social y también para mantener el orden en la región. La gente libre, los tay ñuu, eran dueños de sí y del producto de su trabajo en la tierra, cuya propiedad era comunal. Los terrazgueros, por su parte, eran personas que, a causa de la guerra, habían perdido la potestad sobre el producto de su trabajo y debían pagar tributo a los nobles. Los últimos grupos en la escala social de los mixtecos poseían menos derechos que los otros y sus vidas podían ser dispuestos por la nobleza para el fin que fuese necesario.