La Media 2.docx

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Mateo 7:61 PREGUNTA: Favor de explicar ampliamente Mateo 7:6. RESPUESTA:

“Lo santo” o “vuestras perlas” se refiere a la verdad de Dios o sea el reino de Dios (Mateo 13:45,46). “Los perros” son lo más bajo e inútil en la Biblia (Filipenses 3:2; Apocalipsis 22:15; I Samuel 17:43; II Samuel 16:9; II Reyes 8:13). “Los cerdos” son animales inmundos para los judíos (Lucas 15:15,16). Estos animales se refieren a hombres endurecidos que no quieren recibir la verdad, o sea los enemigos de la verdad o del reino. Debemos discernir entre lo limpio y lo inmundo (Hechos 13:46; 18:6). Debemos reconocer la diferencia entre individuos (Judas 22; I Corintios 9:19-22; 3:1-3; Lucas 7:36-50). Note la diferencia en el trato que recibieron Pilato y Herodes (Lucas 23; especialmente 23:3,9). No es posible predicar a todo el mundo de la misma manera (note Juan 3 en contraste con Juan 4). Así que el mensaje en este texto es: No debemos insistir en presentar la verdad del reino a personas que obviamente manifiestan que no la quieren y que se han endurecido contra la verdad. No les ayudará a ellos y puede resultar en problemas innecesarios para nosotros y el reino de Dios. Esto NO significa que debemos tener prejuicio contra cierta clase o 1

https://www.preguntasbiblicas.net/mateo-76

raza de personas. NO significa tampoco que no debemos presentar el evangelio a personas que practican toda clase de pecado. Cristo no excluyó a ninguna clase de pecadores. Se refiere únicamente a personas que manifiestan la dureza de corazón. Si le gustaría estudiar más sobre este texto, ofrecemos un curso completo sobre el libro Mateo en nuestra página www.cbpoc.net/cursos1 . Es completamente gratis. Si tuviera alguna pregunta más o algún problema con la página, nos puede avisar por escribirnos a: [email protected] .

Juzgad con justo juicio (Mateo 7:1-5)2 Walter Cuadra 13:09:00 Evangelio según Mateo

“No juzguéis, para que no seáis juzgados. Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que medís, os será medido ¿Y por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo? ¿O cómo dirás a tu hermano: Déjame sacar la paja de tu ojo, y he aquí la viga en el ojo tuyo? ¡Hipócrita! saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás bien para sacar la paja del ojo de tu hermano”

Mateo 7:1-5

Introducción Iniciamos un nuevo capítulo que concluirá con el Sermón del Monte que nos ha ocupado desde el capítulo 5. En esta sección se tocan una serie de temas diferentes los unos de los otros pero que también están relacionados con la correcta interpretación de la ley. Pareciera que estos versículos fueron introducidos ya que no guardan la estructura lógica del pensamiento que se viene desarrollando en capítulos anteriores, sin embargo, guardan una gran enseñanza para todos sus lectores, especialmente porque es Jesús quien los enseña.

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http://lassagradasescriturasestudio.blogspot.com/2015/02/juzgad-con-justo-juicio.html

Juzgad con justo juicio

¿No debemos juzgar?

“No juzguéis, para que no seáis juzgados. Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que medís, os será medido”. Mateo 7:1-2

¿Qué es lo que realmente estaba enseñando Jesús en esta ocasión cuando prohibía a sus discípulos el juzgar? ¿Es prohibido que los superiores juzguen a sus subordinados para evaluar su desempeño? ¿Es prohibido señalar los errores de aquellos que dañan al pueblo de Dios? ¿Es prohibido que los juzgados estatales juzguen y emitan sentencia contra los malhechores? En definitiva no. Más bien Jesús advierte el hecho de juzgar los errores de los demás de manera irresponsable y hace la mención que con la misma severidad que juzguemos, en esa misma medida seremos juzgados por otros. La práctica de juzgar a los demás debe hacerse con mucha sabiduría y misericordia porque si somos severos Dios nos tratara de la misma manera:

“Porque juicio sin misericordia se hará con aquel que no hiciere misericordia; y la misericordia triunfa sobre el juicio”. Santiago 2:13

También el apóstol Pablo exhortaba a los creyentes a no ser duros con aquellos que han sido encontrados en pecados, para que no fueran juzgados duramente, sino con humildad y consideración:

“Hermanos, si alguno fuere sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradle con espíritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado”. Gálatas 6:1

Por tanto, si emitimos juicio, este debe estar acompañado por la misericordia y la humildad, considerando a aquellos que comenten el error, y jamás tiene que ser una crítica destructiva que menoscaba la dignidad de la persona, porque si no, con esa misma medida con que medimos seremos medidos.

Juzgad con justo juicio ¿Y por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo? ¿O cómo dirás a tu hermano: Déjame sacar la paja de tu ojo, y he aquí la viga en el ojo tuyo? ¡Hipócrita! saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás bien para sacar la paja del ojo de tu hermano”. Mateo 7:3-5

Nuestro Señor hace uso de esta figura literaria para conducirnos al verdadero significado de sus palabras. Su verdadero énfasis está en observar nuestros propios errores antes de ver el de los demás. El condena a aquel que mira la paja que está en el ojo de su hermano y no considera la viga que está en su propio ojo. Lamentablemente el hombre tiende a criticar los errores de los demás, sin considerar los suyos propios. En la Biblia encontramos algunos ejemplos de esta conducta:

En el evangelio según Juan encontramos un buen ejemplo de esto en su capítulo 8. Se trata de la historia de la mujer que fue llevada por los escribas y fariseos delante de Jesús porque fue encontrada en el acto mismo del adulterio. Ellos juzgaban duramente el pecado de la mujer pidiendo que

de acuerdo a la ley de Moisés la tal debería ser muerta y le insistían a Jesús su opinión para ver si estaba de acuerdo o no; y como la insistencia era grande les dijo: “El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella”, (Juan 8:7). Esta declaración le dio un giro de 180º a las cosas, y paso la atención de estar centrada en el pecado de la mujer a considerar el pecado individual de cada uno de los acusadores ya que la Escritura declara:“Pero ellos, al oír esto, acusados por su conciencia, salían uno a uno, comenzando desde los más viejos hasta los postreros”, (Juan 8:9). Muchas personas como éstos se dedican solo a señalar y emitir el juicio contra los pecados y errores de otros sin considerar que ellos mismos son pecadores semejantes o peores. Por ello Jesús condena a los tales diciéndoles: ¡Hipócrita! saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás bien para sacar la paja del ojo de tu hermano. Antes de emitir el juicio sobre los demás debemos hacerlo con nosotros mismo, antes de corregir a los demás debemos corregirnos a nosotros mismos.

La mujer sorprendida en adulterio

El deseo de Dios es que juzguemos nuestros propios errores para que los corrijamos, podremos estar calificados para corregir a los demás, y si lo hacemos, tiene que ser con misericordia y mansedumbre. Juan Crisóstomo lo expresa muy bien: “No juzgaréis, esto es, no seas amargo juez. Corrige, sí, pero no como enemigo que busca la venganza, sino como médico que brinda la medicina”, (homiliae in Matthaeum, hom. 23,2). También nuestro Señor lo dice mejor: “No juzguéis según las apariencias, sino juzgad con justo juicio”. (Juan 7:24).

Nuestro juicio tiene que estar fundamentado en hechos verídicos y jamás en meras suposiciones o murmuraciones. En el Nuevo Testamento encontramos como la iglesia primitiva juzgaba algunos casos de pecados tales como el hombre de Corinto que había fornicado con la mujer de su padre:“Ciertamente yo, como ausente en cuerpo, pero presente en espíritu, ya como presente he juzgado al que tal cosa ha hecho”, (1 Corintios 5:3), o cuando invitaba a estos creyentes a juzgar sus palabra de acuerdo a las Escrituras: “Como a sensatos os hablo; juzgad vosotros lo que digo”, (1 Corintios 10:15); o cuando los invitaba a juzgar basados en sus palabras anteriores si era apropiado que la mujer orara o profetizara con la cabeza descubierta: “Juzgad vosotros mismos: ¿Es propio que la mujer ore a Dios sin cubrirse la cabeza?”, (1 Corintios 11:13) y finalmente invita a los cristianos a juzgad la profecía:“Asimismo, los profetas hablen dos o tres, y los demás juzguen”, (1 Corintios 14:29). Además, encontramos que cuando surgían hombres cuyos actos o doctrinas eran dañinas para la iglesia, sus autoridades eclesiásticas solían juzgarlos basados en sus obras y de hallarlos culpable emitían juicio contra ellos. Pablo lo hizo con Himeneo y Fileto (2 Timoteo 2:17), Figelo y Hermógenes (2 Timoteo 1:15), Alejandro el calderero (2 Timoteo 4:14), también Juan lo hizo con Diótrefes (3 Juan 9-10). Por tanto nuestro Señor Jesús espera que nuestro juicio sea justo y que antes de juzgar a otros nosotros estemos limpios del mismo error.

ESTUDIO BIBLICO MATEO 73

ESTUDIO BIBLICO SEMANAL Por: Camilo Sastoque Mat 7:1 "No juzguen a nadie, para que nadie los juzgue a ustedes. Juzgar es simplemente hacerte una opinión acerca de algo o alguien, desgraciadamente nuestros juicios son basados en 3

http://ministeriounidaddelafe.blogspot.com/2012/02/estudio-biblico-mateo-7.html

nuestros conceptos, enseñanzas, valores o principios, y en una sociedad en donde estos son relativos, juzgar no parece gran cosa, pero nuestro maestro nos enseña que para que no seamos juzgados debemos no juzgar a nadie, no emitir ningún juicio u opinión personal, que casi siempre es sesgada por nuestras emociones, prejuicios y escasos valores. El contexto da a entender claramente que lo que aquí se condena es aquella disposición de mirar desfavorablemente el carácter y las acciones de otras personas, la que nos lleva invariablemente a pronunciar contra ellos juicios temerarios, injustos y desagradables. Mat 7:2 Porque tal como juzguen se les juzgará, y con la medida que midan a otros, se les medirá a ustedes.La medida con que medimos se vuelve nuestra medida por eso la palabra nos insta a ver a los demás como mejores que nosotros, pues esto evita que nosotros podamos juzgar al creernos mejores, cuando en realidad no lo somos, pues dependemos de su Gracia para mantenernos en Santidad. Mat 7:3 "¿Por qué te fijas en la astilla que tiene tu hermano en el ojo, y no le das importancia a la viga que está en el tuyo? Es primordial para el discípulo que busca seguir a su maestro, primero estar vigilante de su propio andar sin mirar el de los demás, para evitar ser tentados en la murmuración. Mat 7:4 ¿Cómo puedes decirle a tu hermano: 'Déjame sacarte la astilla del ojo', cuando ahí tienes una viga en el tuyo?Como podemos ayudar a un pueblo que sufre, que está en pecado, cuando nosotros mismos aún estamos ciegos ante la maldad que habita en nosotros y somos incapaces de reconocerla. Mat 7:5 ¡Hipócrita!, saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás con claridad para sacar la astilla

del ojo de tu hermano.En hipócritas nos convertimos cuando vemos primero en los demás los defectos que muy seguramente en nosotros son aún mayores. Sólo el que se juzga celosa y severamente a sí mismo es competente para reprender a otros. Mat 7:6 "No den lo sagrado a los perros, no sea que se vuelvan contra ustedes y los despedacen; ni echen sus perlas a los cerdos, no sea que las pisoteen.Los perros y los puercos, además de ser ceremoníalmente impuros, eran especialmente repugnantes a los judíos, y aun a los antiguos en general. Se hace referencia a los perros como a aquellos que son aborrecedores de la verdad y la justicia y los cerdos a los impuros y vulgares, quienes son incapaces de apreciar las joyas inestimables del cristianismo. ¿CUÁL ES EL SIGNIFICADO DE “NO ECHAR PERLAS A LOS CERDOS”? – Mateo 7:64

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https://mvmspanish.wordpress.com/2014/06/02/cual-es-el-significado-de-no-echar-perlas-a-loscerdos-mateo-76/

“No deis lo santo a los perros, ni echéis vuestras perlas delante de los cerdos, no sea que las pisoteen y se vuelvan y os despedacen.” (Mateo 7:6) Esta analogía se utilizó por Cristo para demostrar cómo reacciona la gente cuando ellos están viviendo en abierta rebelión contra el Dios Todopoderoso; personas rebelde, que obstinadamente rechazan Su verdad y cierran sus mentes y corazones para el conocimiento espiritual. Jesús enseñó esto durante su Sermón del Monte, y para entender su significado, tenemos que entender su contexto y colocación dentro del sermón. Cristo sólo terminó de dar instrucciones a la multitud acerca del juicio y la corrección: “No juzguéis, para que no seáis juzgados, porque con el juicio con que juzgáis seréis juzgados, y con la medida con que medís se os medirá.”(Mateo 7:1-2), y ” ¡Hipócrita! saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás bien para sacar la paja del ojo de tu hermano“ (Mateo 7:5). Luego, en el versículo 6, Cristo nos muestra la diferencia entre el “juicio” y “discernimiento.” Para entender una relación entre los perros y los cerdos vemos una ilustración en el libro de los Proverbios, a la que Pedro se refiere. “Dice el proverbio: “El perro vuelve a su vómito, y la puerca lavada a revolcarse en el cieno.” (2 Pedro 2:22) Los perros y los cerdos aquí son representativos de los que ridiculizan, rechazan y blasfema el evangelio una vez que ha sido dado a ellos. Por lo tanto, no hemos de poner adelante el evangelio de Jesucristo a alguien cuyo propósito es pisotear y volver a sus malos caminos. Sin embargo; nosotros, como verdadero creyentes nacidos de nuevo necesitamos identificar a esas personas a través del discernimiento, porque “el que es espiritual lo juzga todo…” (1 Corintios 2:15). Mientras que “la persona sin el Espíritu no acepta lo que procede del Espíritu de Dios, porque para él son locura; y no las puede entender, porque se han de discernir sólo a través del Espíritu.” (1 Corintios 2:14) Esto no significa que nos abstenemos de la enseñanza del Evangelio. El mismo Jesús comía con los pecadores y publicanos y los enseñaba (Mateo 9:10). La misma instrucción que Jesús da en Mateo 7:6, Él dio a Sus apóstoles cuando dijo: “Si alguien no os recibe ni oye vuestras palabras, salid de aquella casa o ciudad y sacudid el polvo de vuestros pies” (Mateo 10:14). Por lo tanto, no hay necesidad de presentar el evangelio a los que tienen actitudes negativas hacia Dios. Cristo estaba dando instrucciones a los discípulos a no tratar de convertir las multitudes. A menos que Dios está abriendo la mente de alguien para la comprensión espiritual, ellos van a tratar la verdad de Dios de la misma manera que los cerdos tratarían perlas – como nada más que suciedad. Un cerdo ni podría entender o apreciar la gran belleza y el valor de las perlas. Tampoco podría una persona que no fuera llamada por Dios, comprender el gran valor de las verdades de Dios. Él, en sentido figurado, iría “pisotear la Palabra de Dios bajo sus pies.” Dios nos advirtió a través de los escritos de Pedro de que algunas personas son tan malos, malvados y depravados que son como “animales irracionales “que deben y serán destruidos por Dios Todopoderoso. “Esos hombres, hablando mal de cosas que no

entienden, como animales irracionales nacidos para presa y destrucción, perecerán en su propia perdición.” (2 Pedro 2:12) Equilibrar el juicio con el discernimiento, es la sabiduría que Jesús habla en Mateo 10:16: “Yo os envío como a ovejas en medio de lobos. Sed, pues, prudentes como serpientes y sencillos como palomas.” No debemos tratar de forzar las verdades de Dios a los demás. En su lugar, se debe “… estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros” (1 Pedro 3:15). Como cristianos, debemos estar preparados para responder a las preguntas que otras personas puedan tener, si es que están pidiendo con sinceridad y no con el propósito de debatir. Muchas veces, cuando la gente sinceramente desea comprender lo que enseña la Biblia, puede ser una indicación de que Dios está abriendo la mente de esa persona. En Mateo 13:45-46, Cristo compara una vez más las verdades de Dios a las perlas, donde Él declara, “También el reino de los cielos es semejante a un comerciante que busca buenas perlas, y al hallar una perla preciosa, fue y vendió todo lo que tenía y la compró.” Al igual que el comerciante, que vendió todo lo que tenía para comprar una perla de gran valor, Dios espera que nosotros tratemos a Su verdad como un valioso tesoro de valor incalculable.

Espacio Sagrado5 Tu Oración Diaria en línea

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https://www.espaciosagrado.com/node/186437

Mateo 7:1-5 La Palabra de Dios En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: "No juzguéis y no os juzgarán. Porque os van a juzgar como juzguéis vosotros, y la medida que uséis, la usarán con vosotros. ¿Por qué te fijas en la mota que tiene tu hermano en el ojo y no reparas en la viga que llevas en el tuyo? ¿Cómo puedes decirle a tu hermano: "Déjame que te saque la mota del ojo", teniendo una viga en el tuyo? Hipócrita: sácate primero la viga del ojo; entonces verás claro y podrás sacar la mota del ojo de tu hermano". Mateo 7:1-5 

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Reflexiones sobre la lectura de hoy o o

“No juzgues para no ser juzgado”. ¡Necesitamos esta lección cada día de nuestras vidas! ¿No es verdad que a menudo lo que más nos irrita en otros, es lo que más nos irrita en nosotros mismos? ¿Alguna vez te sorprendes a ti misma/o teniendo que retroceder de un comentario no caritativo, sabiendo que eres igualmente culpable? Seguimos Orando 

Resume Prayer

Reflexiones sobre la lectura de hoy o

o

Nuestra mente puede estar activa juzgando a otros y nuestras palabras pueden fluir. El juzgar y condenar es parte de ser humanos. Estas palabras de Jesús destacan que ninguno de nosotros es perfecto. A menudo lo que criticamos en otros, pueden ser cualidades que no nos gustan en nosotros. Nuestra relación con Dios, la cual compartimos con todos, puede ser la entrada al mundo del amor, donde sabemos que todos, incluso aquellos que encontramos difícil de relacionarnos con, son amados por Dios. Mientras le pido a Dios que vele amorosamente por mí, y que me juzgue favorablemente, trato de hacer lo mismo por otros. Ruego por su perdón, y le pido su ayuda para ser perdonado. Seguimos Orando 

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Reflexiones sobre la lectura de hoy o o

Jesús me recuerda que yo no tengo que responder a todo, o convencer a cada uno. En los tiempos de Dios todo será conocido. Yo ruego para poder recibir profundamente el aprecio de Jesús y su amor por mí. Jesús está prometiendo algo trascendental: que incluso los cabellos de mi cabeza están contados. En sus ojos cada uno de nosotros es precioso. Seguimos Orando



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Reflexiones sobre la lectura de hoy o

o

“¿Quién soy yo para juzgar?” debe ser una de las frases más conocidas del Papa Francisco. Tal vez es porque toca un punto muy sensible en nuestras culturas pluralistas. ¿Cómo podemos juzgar alguna vez la conducta de otras personas? Esto puede degenerar en una actitud pasiva, poco cuidadosa hacia los demás: no voy a juzgarte porque eres responsable de tus propias elecciones; tampoco esperes mi ayuda en cualquier forma, porque no soy para nada responsable de tí. Jesús está diciendo algo muy diferente: sé cuidadoso/a de no juzgar a la gente más duramente que lo que te juzgas a tí mismo/a; trata de liberarte de los prejuicios porque pueden nublar tu juicio. “Primero quita la viga de tu ojo”. Pido luz para tomar conciencia de mis prejuicios, y por la fuerza para removerlos. Sobre todo, pido compasión hacia mí y hacia aquellos cuyas opiniones y conductas encuentro difíciles de aceptar. Seguimos Orando 

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Reflexiones sobre la lectura de hoy o

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Señor, no es fácil siempre pensar bien de los demás, aunque bien sé que así debo ser. Los titulares de los periódicos diariamente apuntan sus dardos acusadores; ven las motas de los ojos de personas, y me estimulan para que los juzgue, denuncie y demande por daños. Pero nunca sabré lo suficiente para poder formarme un juicio objetivo sobre nadie. Prefiero dejar el juicio a Dios, y tratar de parecerme a Dios al pensar bien de mis vecinos. Nosotros podemos ser bastante ciegos de nuestras propias faltas; pero estar muy alertas para aquellas de otros. Es fácil definir que el problema no está en mí, sino que fuera de mí. La verdad es que a menudo la otra persona presenta un desafío para mí, y si no, porqué necesitaría yo ser crítico? Puede ser desafiante admitir la verdad acerca de mí misma/o.

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