c i n c o S e g u n d o
Temuco, abril de 2007
añ o- Nú m e r o
LA FOSA OSA
Revista Literaria
Editorial La presente edición reúne sin prejuicios a los autores más distantes ideológica y geográficamente. Sin embargo, algo los une además de la comunicación a través de la palabra - y en algún caso el arte plástico-, el hecho de escribir en un espacio de difusión artística que nace en medio de la región de los piñones y la conurbanización.
En un país donde los niveles de lectura son cada vez más paupérrimos y los lectores de los poetas son en general sus colegas o sus familiares, LA FOSA se contextualiza para entregarle a un público (en el sur de Chile donde los potreros son cada vez más extraño) que está dispuesto a otorgar su tiempo a algo diferente que la cajita idiota, un espacio libre de “tráfico” artístico. A pesar de llevar ya un año funcionando en pequeños círculos de lectores, haciendo decenas de copias con impresoras viejas que funcionaban a base de cartuchos de tinta recargados hasta más no poder, este es el primer número que se destina a un público cuyo número es sin duda mayor al de las entregas anteriores, por lo que es pertinente aclarar aquí y ahora los principios fundamentales que generan la revista. LA FOSA se plantea como una publicación masiva cuyo tema principal es la literatura, esto quiere decir que; su público objetivo (o sea usted) son personas con un mínimo involucramiento en el mundo literario, no está pensada como una publicación para iniciar en la lectura a aquellas personas que no han adquirido el hábito, aunque la selección de textos y artículos siempre tendrá la intención de alcanzar al mayor número de lectores dentro del margen ya descrito. A pesar de que su eje es la literatura, también contamos con columnas que tratan sobre otras formas artísticas, tanto en su función respecto a la literatura (por ejemplo; músicos hablando sobre sus líricas), como en el tratamiento de aquellas manifestaciones tomadas de manera independiente. En síntesis, se puede decir que se plantea como una revista de literatura y además de arte en general.
En cuanto al criterio de selección de los textos a publicar, se hará un especial énfasis en hacer esta selección para asegurar la pluralidad y la calidad estética de estos. Nuestra línea editorial se inclina a mantener nuestra publicación lo más alejada posible de alguna tendencia política evidente, aunque los autores son libres de tratar algún tema relacionado cuando publiquen sus textos en LA FOSA. Aún así, en nuestras páginas existirá cabida para organizaciones o personas que apoyen causas universales que vayan más allá de cualquier tendencia política o ideológica.
No nos proponemos como una revista de corte transgresor en cuanto a atentar contra personas e instituciones específicas, queremos que sus contenidos sean del agrado del mayor número de personas posible dentro del foco de público descrito al principio. Aunque, en un ámbito casi completamente distinto, es posible que dentro de la amplia gama de obras expuestas también se de cabida a muestras de corte vanguardista que (en cuanto al efecto de su estética) sí puedan constituirse como transgresoras. Finalizando así el documento primero, invitamos a leer a los distintos autores jóvenes provenientes de diferentes áreas geográficas, y a entender este cúmulo de hojas y tinta como una forma de expresión más – y no por eso menor- que nace y se desarrolla en manos de jóvenes seducidos por el arte.
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Opinión Su Panorama Por Marcelo Guajardo Hace un tiempo (2004) a propósito de la aparición de la antología de Zurita el Tomás Harris y Camilo Brodsky me pidieron un texto respecto a mi generación de poetícolas (inclúyome) y luego de colocar la cabeza dentro del cono del silencio, y unas vueltas en mi chancha, escribí esto, que nunca apareció en ningún lado. Hasta Ahora.
A modo de Panorama (2001-2004) “Además, esa sensación de que el mundo existe única y completamente por Él es tal vez la razón de que las ceremonias públicas especiales vuelven a un niño loco de emoción. Vacaciones, desfiles, viajes de verano, eventos deportivos. Ferias. En estas ocasiones la emoción frenética del niño en realidad es entusiasmo por su propio poder: el mundo no solamente va existir por él sino que se va a presentar de forma especial por él” David Foster Wallace. Trozos de poema sin autor. Porque el autor (1) es una soberana y maravillosa entelequia. Hecha y contrahecha para el canon. Porque sin él no entenderíamos nada, y necesitamos entender.
Tres rasgos de la nueva poesía chilena a partir de jirones.
1.- Ampliación. Dice el poeta, que no existe como tal, pues ha perdido su identidad a punta de copias, que las niñas juegan, que las niñas juegan y saltan la cuerda en una jerga perfectamente chilena, y que esta jerga y que estas niñas han estado fuera de lo que llamaríamos material poéticamente utilizable. Dice: foto cenital de los amantes y filmación de las niñas que juegan al cordel. Entonces el poeta las incluye. Pues a su juicio los antiguos campos de la “lengua” poética son limitados e insuficientes pura y simple vanidad - pura y simple novedad. La insatisfacción es cíclica y necesaria, a veces, incluso, se le llama vanguardia. Y así /-y también de otras, nuevas maneras / ad infinitum. Nuevas maneras utilizadas como consignas. Como rebelión del estar y el existir. (Porque, que sería del poeta sin su gemido del estar y de existir). Y así ad infinitum, nuevos campos nuevos textos y esto podría resultar aburrido. Pero extrañamente resultan novedosos y sorpresivos; mi rojo mi corazón mamá / mi corazón en la toalla mi corazón. Llamativos e iconoclastas; De sabe Dios que rudo rey rumano / y fiera soy engendro. Pueden vernos / rumiando en estos páramos eternos. Algo experimentales; yo no soy tu padre soy tu madre / tu padre fue un comerciante podrido en plata que conocí una vez en Estambul. Decididamente experimentales: El patético maniquí es la emperatriz sentada en su trono / y se ubica al centro de la superficie esférica del planeta. Carnales y dolorosos; 1.- yo / los conozco / y sé / cuando alguien camina / sin zapatos / dentro de mi estómago. 2.- mi cuerpo entero y transparente mi cuerpo entero intoxicado mi cuerpo entero nombre del deseo. Entonces, la desvergonzada ampliación, hacia todos los rincones posibles. ¿Ampliación? - por lo menos el afán- con eso basta. Como en un truco de magia largamente repetido. (La ampliación de los campos, en donde delicada y elegantemente, nos hacemos pedazos (2))
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2.- Mimetismo (desaparición) Una rama, en este caso un poema se vuelve dos y tres poemas, se vuelve muchos poemas. Y aquello que comienza con una frase relativamente legible se vuelve ilegible por la multiplicidad. En un coro donde todos cantan distintas cosas solo escuchamos el ruido. El ruido es el mimetismo. Y a veces puede ser bello. Me llamo María Paulina Rubio. Integro un poema porque he sido utilizada para decir y nombrar. Porque en el poema que me contiene soy una voz y me nombro. Porque dice algo sobre alguien. Que no puede o no quiere hablar. Y que elige ser muchos. Con mucho cariño y afecto en la poesía y su acto de desaparición (3). De los hombres / soy el más distante. Me digo hombre. Me disfrazo de hombre. Como me puedo decir pájaro o río, prostituta o anciana. Para que la ampliación tenga lugar utilizo esta libertad. Entonces, en mí, otro. Desaparezco.. La desaparición por medio del mimetismo. Saboreando la sustancia / de existir no siendo / más que un alma entre dos pechos. La desaparición (4) es otro rasgo de nuestro choclón de poetas jóvenes.
3.- Alegoría Hemos subestimado la capacidad de la alegoría para albergar escenarios poéticos. Si las montañas caminan. No es que realmente las montañas caminen o marchen, sino que las montañas y las marchas quieren decir otra cosa. Otra cosa que el lector en su infinita capacidad elige y relaciona. La montaña, si desea, puede ser la montaña. Entonces imagina el movimiento de las placas terrestres, imagina un cataclismo. La alegoría es en sí la forma más absoluta de desmembramiento del autor. Pienso esto después de elaborar dificultosamente un esquema que me ha clarificado este concepto. No utilizaré tal esquema porque me parece un tanto pretencioso y mecánico. La verdad es lo bastante simple como para explicárselos. La alegoría es la primera y única capa de interpretación de un poema que podemos designar con total certidumbre. Desde allí levantamos nuestras interpretaciones. Siguiendo el ejemplo; Alegoría: La montaña. Interpretaciones: La montaña, es un cuerpo. La montaña es el cuerpo de Chile. La montaña es el cuerpo de Chile durante la dictadura. Ergo. La alegoría remplaza nuestra única certeza; el autor. He aquí otro rasgo de la nueva poesía. Dos (actuales) trucos alegóricos: 1.- Las hermanas carnívoras saben cantar Saben como estar siempre húmedas en el engaño Saben pintarse el pelo de rojo Saben parecer eróticas siendo histéricas. 2.- Antibióticos: Para curar una enfermedad debe inyectarse la misma enfermedad pero en dosis controladas. El propio cuerpo inteligente aumentará sus defensas y logrará acabar con ella./ Ya no hay más tristeza que tomar. Una conclusión Podemos estar tranquilos. Confiemos como niños en nuestra nueva, joven e inexperta poesía. Y gracias a todos los que me prestaron, sin quererlo, sus bellos trozos. Sépanlo, estoy amparado por la ley. NOTAS: [1] No creo además que podamos hablar de autores. Si los nombramos (antologías) – tan jóvenes e inexpertos- serán candidatos y no autores. Me gustan los poemas, no los autores. 2 Referencia personal al modo algo destructivo de relacionarse de los jóvenes poetas inexpertos de Chile. 3 Dedicatoria manuscrita en uno de los ejemplares de Este libro se llama como el que una vez escribí, de Héctor Hernández. 4 Me pregunto porque Juan Luís Martínez no borró completamente su nombre de la Nueva Novela. En ese cuerpo alejado de las luces y la bulla aún quedaba lugar para la vanidad. El texto anónimo es el único y más absoluto acto de desaparición.
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Crítica Coma: la conciencia poética de un “yo” organizado y caótico El último libro de Héctor Hernández Claudio Maldonado “Queda bastante claro que la literatura Chilena en los 90 fue una evasión aconchada en la academia de la avestruz, con estructuras muchas veces archimanidas y una falta de humor que no logró ser aplacado con la exploración de sicopatías, patologías, y paisajes urbanos taquillas y de impostada identidad universal (somos indios, pero igual tomamos Coca y nos Deprimimos en Mac Ondo).” Para partir hablando de COMA, me es preciso hablar de un reconocimiento de ese panorama literario chileno, una manicomia aburrida y desgarrada de todo colectivo social: la casa de la noche habitada por un hablante que construye en soledad un mundo prolífico en fábulas, propias de un creacionista infantil, despejado de toda intención formal por destruir la sintaxis (pues este niño hablante sabe que su lenguaje es sólo el soporte para seguir imaginando y buscando alguna respuesta que como buen ente “bolañesco” sabe que nunca tendrá). A través de lo lúdico, el Jardín Codificado se configura como un espacio “real” donde el niño hablante comienza a transformarse en una suerte de Zaratustra que no quiere bajar de su montaña, pues desde las alturas cree ser el profeta iluminado de la nueva poesía chilena. Lo interesante, de este clásico deseo de refundar, es que se hace con una ironía sutil, intensa, sin gravedades pomposas lo que hace que la “quebradura” de la sintaxis (esta vez más notoria pachahamm…) recorra las múltiples visones del hablante que notoriamente se perfila como un conservador de las formas por cambiar. La poesía chilena soy yo. En la mitad del recorrido poético el profeta ya ha construido su bestiario y habla con los niños menores que precederán la marcha. Una dulzura de padre doliente que profetiza un orden (descubro: político y contingente) donde los espacios de la libertad creativa son cada vez más cerrados por las panderetas de las formas establecidas. COMA refresca el deseo de construir a partir de la creación misma, un caos profético que castiga a los infelices que lloran por ver a un hablante feliz que en sí no es feliz sino más bien danza no en la evasión de lo que duele sino en la evasión de las panderetas socioliterarias.
Opinión Literatura erótica: el pensamiento más fuerte Juan Pablo Torres “…El pensamiento más fuerte, más claro, la voz más silenciosa que descubre poro a poro la intención, quizás maligna, de tu cuerpo abriendo el mío…” Escribir lo que nadie podría pronunciar, el eclipse moral sobre las letras ardidas de personas que dibujan en forma lírica la expresión, más antigua, que conduce desde la emoción, al estado primitivo del deseo, el erotismo. Las palabras que denuncian sin vergüenza ese placer que callamos bajo el pantalón oscuro de nuestras intenciones, se atisba como una clara pluma describiendo el febril estado de nuestras manos. ¿Es la literatura erótica la ventana más fecunda de nuestras silenciosas intenciones? ¿Por qué aún estando en un periodo donde asumimos tantas diversidades, tanto de nuestro cuerpo, como de exploración, la literatura erótica parece tímida y no se nos presenta con la furia que debería? Después de tanto tiempo, ¿aún hay palabras que debemos callar, aún hay situaciones que debemos cegar? Y lo peor, ¿todavía nuestro cuerpo es ese tabú carnal que se cierne sobre el ojo torturador? El camino de descifrar las palabras precisas, para dibujar, el sexo, el erotismo y todo ese universo sensual que se le vincula, parece al principio difícil, pues nos enfrenta a nuestros propios limites y por su puesto a nuestras definiciones de bueno, malo o pervertido, nos volvemos andrógenos y concebimos el sexo, ya no bajo el alo de los géneros y el prejuicio, nos permitimos jugar a ser fecundos, asexuados, boyeritas, fetichistas y así una columna de calurosas formas de satisfacción. En este maravilloso universo, la literatura erótica es quizás, la formula más precisa para indagar en los oscuros terrenos, inexplorados de la sexualidad, de la mente y de abrir la caja de Pandora que pareciera callar aquello que creemos nos atormenta, la sexualidad se nos enfrenta como el árbol alquímico de la vida, llena de esferas que se nos descubre en un rico lenguaje de corporalidades, atmósferas y nos enseña la fragilidad de nuestros propios preceptos morales, al final no es sólo una cantidad exagerada de sexo por sexo, entre líneas alcanzamos algo de metafísica, de las energías y de cómo la carnalidad se vuelve tan solo un vínculo. Algo así vale la pena ser explorado, dejamos nuestro podio de juez y la vista se repliega al rojo atardecer de la pasión.
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Ensayo La solución de la ecuación poética “Escrito con Tiza” de Oscar Hahn por Camilo Herrera “Un matemático que no es también algo de poeta, nunca será un matemático completo” Karl Weierstrass En este análisis se intentará demostrar que el poema puede interpretarse como un problema/ ecuación matemática sin poner en riesgo su subjetividad poética. Para ello tomaremos el poema “Escrito con Tiza” de Oscar Hahn y buscaremos en su estructura las similitudes lógicas con un problema estándar de cualquier ramo de matemáticas. El físico alemán Albert Einstein dijo una vez: “No podemos resolver problemas usando el mismo tipo de pensamiento que usamos cuando los creamos” por lo tanto es imperativo iniciar el análisis del poema con una deconstrucción del pensamiento poético, vale decir, invertir las jerarquías y ver el poema desde el punto matemático, considerando el paradigma que sentencia la matemática como el opuesto binario de las letras (Culler, 79 – 100). Lo primero que podemos apreciar al leer el poema es que tiene una estructura muy semejante a la hipótesis científica, como podemos apreciar en la primera estrofa: “Uno le dice a Cero que la nada existe/ Cero replica que Uno tampoco existe/ porque el amor nos da la misma naturaleza”. Estos versos pueden reordenarse en forma de enunciado, quedando de la siguiente manera: Hipótesis 1: Si y 0 no existe, entonces 1 no existe Esta hipótesis tiene un sentido lógico perfecto, por ejemplo, si y , entonces es obviamente igual a 1, lo mismo ocurre en la primera estrofa. Pero, ¿dónde radica el pensamiento poético? Es aquí donde entra el concepto de “contradicción” de Derrida: ¿Cómo es posible que Hahn se haya atrevido a permitir semejante “blasfemia lógica” en su poema? sin embargo en el poema no hay nada más real que esta afirmación y es permitido debido a que 0 le dice a 1: “el amor nos da la misma naturaleza”. En otras palabras, la premisa original que inicia la hipótesis 1 se hace valida, a pesar de vivir en la contradicción, por ser un pensamiento literario (incluso uno filosófico-matemático que podría llevarnos a indagar sobre la igualdad de los números o sobre el origen de ellos en otro ensayo). La siguiente estrofa dice: “Cero más Uno somos Dos le dice/ y se van por el pizarrón tomados de la mano”. Lo que nos lleva a la segunda hipótesis. Hipótesis 2: 0 + 1 son 2 Ojo con ese son que, lejos de relacionarse con un igual a (=), quiere decir (como vimos en la comprobación de la hipótesis 1) una premisa original propia del poema, en la que 0 y 1 son números o son personas o son algo que se van tomados de la mano, uno con el otro, o sea sinergia, o sea 2. Seguimos con la parte final del poema: “Dos se besan debajo de los pupitres/ Dos son Uno cerca del borrador agazapado/ y Uno es Cero mi vida/ Detrás de todo gran amor la nada acecha”. Es aquí donde las hipótesis que enumeramos anteriormente se encadenan y formulan la hipótesis final: 2 2=1 1=0 0 no existe
(“Dos se besan debajo de los pupitres”) (“Dos son Uno cerca del borrador agazapado”) (“Uno es Cero mi vida”) (“Detrás de todo gran amor la nada acecha”)
(utilizamos Hipótesis 2) (utilizamos Hipótesis 1, ya que como no existe 2 no existe 2 =1 (utilizamos Hipótesis 1) (Hipótesis 1)
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Lo que cierra bellamente el poema (y la ecuación). En otras palabras el poema se relaciona íntegramente y da una solución concreta al problema que éste mismo plantea, el cual podría expresarse explícitamente como: Demostrar que “Detrás de todo gran amor la nada acecha” Sabiendo hipótesis 1 e hipótesis 2. Y se resuelve tal como se mostró anteriormente. En conclusión, el poema “Escrito con Tiza” de Oscar Hahn efectivamente tiende a manifestarse como un problema/ ecuación de tipo matemático. Sin embargo posee una contradicción a la lógica a la realidad que se hace real en el poema. Cabe preguntarse si todos los poemas (contengan conceptos numéricos o no) pueden leerse o interpretarse como matemático o la inversa: ¿Podría una ecuación o una demostración matemática leerse como un poema? Sin duda que tanto las ciencias exactas como las inexactas tienden a infinito y su fin es la integración, ya lo han intentado muy fructíferamente en Chile Nicanor Parra, Raúl Zurita y en un tono más amplio: Juan Luís Martínez).
ESCRITO CON TIZA
Oscar Hahn
Uno le dice a Cero que la nada existe Cero replica que Uno tampoco existe porque el amor nos da la misma naturaleza Cero más Uno somos Dos le dice y se van por el pizarrón tomados de la mano Dos se besan debajo de los pupitres Dos son Uno cerca del borrador agazapado y Uno es Cero mi vida. Detrás de todo gran amor la nada acecha
Bibliografía Hahn, Oscar. “Escrito con Tiza”. Mal de Amor. Chile. LOM, 1985. Culler, Jonathan. Breve introducción a la teoría literaria. Trad. Gonzalo García. Barcelona: Crítica, 2000. Albert Einstein. “Citas” Antonio Varela. Ed. José Luis Hernández. 1 April. 2006
Karl Weierstrass. “Citas” Antonio Varela. Ed. José Luis Hernández. 1 April. 2006
¿Cuáles son los actores, como diría Borges, que José Miguel Varas constantemente relee?
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Ensayo De trashumantes escritores ó hacedores de diarios de viajes Por Guido Arroyo González Jorge Luis Borges afirma en un ensayo, cuyo título y sitio donde lo leí he olvidado, que la única manera que poseemos para descubrir que Las mil y una noches fue escrita por un hebreo, es que en el libro no se menciona de manera relevante la presencia de los camellos cada media carilla. Esta deducción, que puede parecer un simplismo humorístico del argentino1, cobra hondura cuando le damos una vuelta al asunto. A lo que se refiere en el fondo, es en la capacidad de asombro que todo extranjero, que todo peregrino, viajero, siente al enfrentarse con elementos naturales, culturales, artificiosos, que no a aprehendido desde su mocedad. La mera mención de éstos demuestra primeramente, que aún existe en el viajante que es y no es el autor, la sensación de asombro, por mínima que ésta sea, pero que a su vez existe una actitud reivindicativa del lugar desde cuál escribe, o por lo menos descriptivamente aclaratoria.
Carlos Pezoa Véliz, triste poeta de comienzo de siglo que vivió hasta los veintiocho años, es la figura en la cual recae la visión de muchos críticos que lo han situado como un antecesor de Parra y su anti – poesía (eso que eres tú). Aquella interpretación se puede deber a que éste desdeñara ciertos tics del modernismo de Darío, o también se puede deber a que fue el primer poeta “culto” chileno en mencionar las palabras2: pequén, michicumas, longaniza o el Mercurio, y para remate todas juntas en un poema: Vida de Puerto. La sola mención de esos vocablos, en un ambiente poético que se debatía entre el modernismo y el siútico manierismo alienado de la áspera realidad chilena, le costaron a Pezoa un ninguneo general por sus pares, a quienes peló hasta el hartazgo de muchos modos. Pero cuál era el objetivo de Pezoa, porqué se refería a la cotidianidad del puerto, era él realmente un habitante del puerto… Mi impresión es que no lo era, si hubiera sido aquella realidad no cobraría ninguna trascendencia poética. Su necesidad, así como la necesidad de tantos otros por remitir a folcklorismos clichés, es la de dar cuenta de su extranjería o, en un último y maquiavélico caso, impostar un sujeto poético que queriendo pasar gato por liebre escribe como cree escribiría un ente de alguna etnia, raza o país…
Muchos autores (quizá todos) viven metafóricamente exiliados y desean el arraigo aunque éste sea quimérico, es decir, situarse en una plataforma desde la cuál escribir y desde la que el lector puede suponer de antemano lo que (qué) escupirá la pluma. Ahora bien, la condición de extranjería, en algunos casos, no supone una impostura o una agobiante presión de arraigo. El excepcional poeta chino: Li-Po, de quién se decía que era Un inmortal exiliado en la tierra3, asegura en su poema En la montaña, respuesta para un hombre vulgar, que él vivía en las montañas verdes y que su mundo, su realidad, no pertenecía a la de los hombres. Li – Po fue un genuino trashumante, un borracho empedernido, un hombre que aún en su exilio en Yeh – Lang no sufrió su extranjería sino la inseguridad de no tener noticias de su esposa. Es por ello que en su poesía las Montañas y la Luna no llaman la atención por ser parte de un paraje mítico e inaccesible, sino conforman un ambiente natural donde el poeta se sitúa desde antes de comenzar su escritura. El escritor Emilio Salgari (1862 – 1911), famoso por sus novelas de aventuras ambientadas en exóticos parajes como Malasia, India y el Mar Caribe, nunca salió de su ciudad natal: Verona, y se cuenta que casi nunca salía de su estudio, cuyas paredes estaban adornadas con mapas y sus estanterías repletas de un sin fin de enciclopedias que utilizaba, rayano con el plagio, para narrar las aventuras de sus corsarios. Salgari demuestra que aparentemente no es necesario viajar para narrar historias, que no es necesario ser parte de algún paraje para escribir de esta o aquella manera. Ahora bien, cuando lo releemos, no con la tierna mirada de sorpresa infantil, rápidamente nos aburrimos de sus aventuras que se tornan predecibles y falaces. Li-Po en cambio, es inagotable, pues sentimos la epifanía de descubrir mediatizada por su epifanía que es genuina porque es un genuino peregrino. El vate “fronterizo” Jorge Teillier, solía poetizar su infancia ocurrida en un pueblo moribundo que procuraba transformar en mítico. Es interesante que éste escribiera desde un asfixiante Santiago donde Nadie (en especial los poetas) sabía lo que era poner su cara al viento frente a un trigal. Esto nos afirma su condición de extranjero sedentario, puesto que su escritura se proyecta desde el anclaje a una cotidianidad abrumante, lo que gatilla su continuo peregrinar hacia ese pueblo de manos cortadas en que habitan sus ex compañeros, fantasmas borrachines que soñaban que algún día serán alcaldes. Ahora bien, creo que esos retazos vivénciales, que dan cuenta de un trasfondo cultural, no deben delimitar a un autor. Y en delimitar me refiero a lo fronterizo, a entender que la condición patria es realmente un factor de su escritura.
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Es interesante que muchos críticos argentinos afirmen que el humor y la recurrente cita borgiana, es muy propia de la idiosincrasia de su pueblo, y que un No-Argentino no puede entenderla cabalmente. Paradójicamente, Borges es el autor Argentino, y quizá latinoamericano, más universal que existe. 2 Junto a ellas aparece el apellido del poeta Verlaine, imagino que nunca leyó a Villón... 3 Así lo llamó el poeta Ching – Chang cuando lo conoció.
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Hace algunas semanas discutía con algunos amigos sobre la posible chilenidad de Roberto Bolaño. Creo, y se me acaba el espacio para fundamentar, que es irrisorio afirmar que por que un tipo habitó considerables años en un país, siga perteneciendo a éste a pesar de que los parajes de sus narraciones se transforman en toda Latinoamérica y Europa. Bolaño escribe como extranjero autodesterrado, la maravilla de sus relatos es que pareciese que conoce de memoria las humeantes calles de Tel – Aviv o D.F, y no como si estuviese leyendo una enciclopedia o mirando un mapa. Él no entiende la realidad como chileno, si la entendiese así hubiera procurado detallar de manera grandilocuente la felación que le infieren en Acapulco, o magnificado de manera cliché las planicies desérticas de Sonora, en cambio, prefiere hablar de escritores o boxeadores veteranos, co-habitar por instantes los espacios yacientes de ciudades fantasmales que nunca podrán ser su ciudad… Corolario de un artículo que parece apunte de viaje: El poeta y el escritor suelen y deben ser extranjeros trashumantes, mientras más lejos se hallen del arraigo mayor hondura cobrará su obra.
Ensayo Narrativa chilena actual: un breve vislumbre por Luis Antonio Marín ¡Válame Dios!, como decía el otro, haberme a mí pedido que desde mi (in)modestia (in)trabajada de una opinión sobre el cada vez más inabarcable y alienado (porque el cuerpo social no nos conoce) panorama de la narrativa actual del "Chile-infértilprovincia-desolada / de-la-región-antártica-roñosa / de-remotas-naciones-humillada / por-abyecta-pusilánime-y-ruinosa" (Roa dixit). A mí, señores de la academia, que acabo de sacar de la febril incubadora un libro más atrasado que menarquia de veinteañera, y que en virtud de los servicios de mi señor editor fue sólo comentado en Lesoto y las islas Canarias. ¡Válame Dios!... ¡Si no acabó grandes cosas, murió por acometellas! ¡Vamos allá! A comienzos de la transición, un grupo de escritores, mayoritariamente amparados en el taller literario ochentero de José Donoso (Carlos Franz, Gonzalo Contreras, Alberto Fuguet, Carlos Cerda, Jaime Collyer, Arturo Fontaine Talavera, Darío Osses), y otros como Diamela Eltit , Leandro Urbina, Ana María del Río, Sergio Gómez, Pablo Azocar, Pía Barros y tantos otros, hubieron de acuñar -o les hubieron de acuñar en las retortas de la Editorial Planeta- el grandilocuente mote de "Nueva Narrativa Chilena". La idea fue comercialmente exitosa, y en un principio, como en el poema de Pezoa Véliz, nadie dijo nada, y hasta gente como yo hizo un acercamiento a estos autores (en virtud de mi primer intento de tesis de grado de Periodismo, en el 95, relacionada con la crítica literaria), leyendo con cierta maníaca profusión a varios de ellos. Los conozco. Ninguno es un mal o precarísimo escritor (Carlos Cerda, autor de las magníficas novelas "Morir en Berlín y "Una casa vacía", falleció en año 2001), y a ratos alcanzan la esplendencia y hasta la genialidad (los cuentos "Pelando a Rocío" y "No hay nadie allá afuera" del "Sobredosis", de Fuguet; las dos últimas narraciones del metíficamente oportunista título "Adios Carlos Marx nos vemos en el cielo", y algunos fragmentos de la mal construida pero potente novela "Vidas ejemplares", de Sergio Gómez; algunos fragmentos del delirante deliquio intelezzzztual de la Diamela en "Vaca Sagrada"; unas 20 de las 350 páginas del vol-ominoso "Oír su voz" de Fontaine Talavera; por dar sólo unos pocos ejemplos), pero ninguno de ellos es un narrador verdaderamente relevante -a lo Manuel Rojas, a lo Mariano Latorre, a lo Eduardo Barrios, a lo Juan Emar, a lo Carlos Droguett, a lo Nicomedes Guzmán-, que llegue a la combustión misma, al cabal desnudamiento de las sociales esencias, y con cuyo acero se vayan a moldear las nuevas espadas que habrán de matar al dragón del neoanalfabetismo. (¿Y ahora, quien podrá ayudarnos? Tengo algunas intuiciones, que esbozaré en posteriores incursiones; por ahora, básteme decir que el porcino no está bien depilado). Posteriormente, casi a fines del pasado milenio, llegó de visita a Chile un escritor mexicano o español o chileno de nacimiento, al que le faltaban dos visibles dientes (Eltit dixit). Este sujeto, que compartió una cena con Diamela Eltit y su marido, el político Jorge Arrate, en la cual no paró de importunarlos, dejando a la pobre mujer (que tiene un CI de 195 puntos) al borde de la idiotez, venía de ganar, con su magnífico bildungsroman (novela de formación) "Los detectives salvajes", importantes galardones entre los que destacan los premios "Rómulo Gallegos" y "Herralde" de novela. Este sujeto, que pasó por la Feria del Libro de Santiago de ese año 99 y fue (mal)
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entrevistado por Cristian Warnken y Fernando Villagrán (se agradece el gesto; ver internet) se llamaba Roberto Bolaño (Santiago, 1953), y murió prematuramente el 2003, en el pueblito catalán de Blanes, luego de escribir una novela absolutamente portentosa en 5 partes, sobre el tema del mal, que en si misma (sólo esta novela, eso estoy diciendo) vale más que media docena de autores de la "Nueva Narrativa" . "2666" se llama esta obra, y se suma a brillantes libros de cuentos de Bolaño como "Putas asesinas" y "llamadas telefónicas", y espléndidas novelas que no rehuyen el componente político, como "La literatura nazi en América", "Estrella distante" o "Nocturno de Chile"; en esta última, el protagonista, con el nombre apenas alterado, es el crítico literario vitalicio de "El Mercurio", sacerdote Opus Dei José Miguel Ibáñez (Ignacio Valente), quien en una noche de fiebre recrea algunos de los más excitantes pasajes del gobierno del Presidente Pinochet, a quien incluso hizo clases de marxismo. La novela, pese a su calidad, no fue reseñada en "El Mercurio" (en Chile este tipo de mojigancias son el pan de cada día. Sin ir más lejos, un lechuguino-cincuentón-y-profesor de la universidad donde estudia Patricio Alvarado, hace algún tiempo hizo todo lo posible por impedir que en un simposio leyera Pedro Lemebel... y no porque lo considerara un mal escritor).
Otro autor destacadísimo es Germán Marín Sessa (Santiago, 1934). Este egoísta anciano de voz acigarrada, que se hace acompañar de jóvenes patricios de la academia literaria y de la prensa, de pluma más aguada que marketera (Alejandro Zambra, autor de "Bonsái", una celebrada novela de 60 páginas; Rafael Gumucio, buen columnista de "The Clinic", autor de "Monstruos cardinales" y de otras limosnas; y el poeta Matías Rivas, entre otros), ha logrado con su autobiografía literaturizada "Historia de una absolución familiar" -que consta de "Círculo Vicioso", "Las cien águilas y "La ola muerta"-, la difícil tarea de suscitar, desde un yo fragmentado y viciosamente autorreferente, el anhelo prometeico de convertirlo todo en literatura: los resentimientos y los resentimientos. Todo. Otros libros destacados de este autor son "Un animal mudo levanta la vista" (la historia más exquisitamente sórdida que se haya escrito en Chile, junto con " 2666" y "El Río", de Gómez Morel) y el impactante "El palacio de la risa", que narra la historia de la casona donde algún tiempo funcionó la pavorosa Villa Grimaldi. Según el sacerdote comunista Volodia Teitelboim, Marín "es un autor que no me interesa, pues me parece que tiende a lo demoníaco". Razón tiene este Premio Nacional y prócer de las biografías; sin duda que algo sabe del tema.
Como es posible percibir, he mezclado autores de hasta cinco generaciones distintas (recordemos que según la periodización del científico literario Manuel Axila Cofré, que me parece la más acertada, las generaciones duran 15 años, y se miden desde la fecha de nacimiento del sujeto: 1904-1919, una generación; 1920-1934, otra; 1935-1949; 1950-1964; 1965-1979; 1980-2004; y así). Y lo hice de esa forma porque siento que en estos tiempos, la bolsa de gatos de la literatura chilena (producto entre otras cosas del hacinamiento que produce tanto autor para tan poco lector) es más bien transversal, y entiendo que son estos los autores que están leyendo de mejor forma nuestra debacle mental. Son autores del ahora. Hay ghettos transversales en edad -aunque bastante menos en geografía-, en sexo y hasta en temáticas literarias, que además no siempre coinciden con el lugar donde los sujetos pululan (o purulan... a saber, universidades, conventículos, bares, librerías, prostíbulos, cafés, municipios, eventos y sindicatos literarios, etc.); pero de que hay ghettos, los hay; grupúsculos, como decía el ex Presidente Pinochet.
La idea es incursionar en ellos y romperlos, abrir los espacios en lugar de cerrarlos, salirse de la suspicacia y del resguardo de parcelas mal cultivadas. No ironizo al decir que en la dictadura los escritores eran (casi) todos uno; ahora, salvo excepciones, están todos contra todos. La envidia vino para quedarse, ciudadanos. Y el individualismo -la lepra del siglo XXI- también.
¿Otros autores de mi generación o algo más jóvenes dignos de sacarse del olvido? : Ignacio Fritz (un escritor subnormal, pero tan escandalosamente hambriento que llegará a convertirse en un hombre famoso), María José Viera Gallo, Álvaro Bisama, Felipe Becerra, Alejandra Costamagna, Pablo Toro, Claudia Apablaza, Daniel Stone, Luis López-Aliaga, Pablo Torche, Cristian Barros, Claudio Maldonado, Miguel Estay Reino, Osvaldo Romo Mena, Miguel Krasnoff, Álvaro Corbalán...
Tengan ustedes muy buenas noches.-
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Creación/Narrativa “MONOTEÍSMO” Obren Drazic
En un lugar de mi casa cuyo nombre no creo recordar vivía una cucaracha. Más bien, o al parecer, una familia de ellas. ¿Cómo lo deduje?, eran cuatro, siempre se movían en bastante orden, cercanas; por no decir que vivían juntas. Podría jurar que se turnaban en recoger los desechos que yo les proporcionaba, y cuando los comían lo hacían todas reunidas en torno al chisme. No era necesario conocer si quiera los principios de la entomología para deducir que aquél comportamiento no era del todo normal. Si bien estos insectos no me agradaban, su peculiar comportamiento me llevó a planificar una especie de experimento, y por qué no, en adoptarlos como las únicas mascotas que podía mantener dentro de un departamento; mientras no fueran vistas por algún invitado sensible en cuanto a la higiene, no había mayor problema en conservarlas. Fue así como pasaron días, semanas y meses de observación continua de mis pseudomascotas-pseudoexperimento, y tal vez por esta atención exagerada que ponía en ellas, tal vez porque me estaba desquiciando, comencé a notar algunos cambios en su rutina (si es que unas cucarachas pueden tener rutina), o más bien presenciaba cambios en el comportamiento de una de ellas. Lo primero que se me ocurrió que dicha cucaracha no era tal sino un cucaracho. Este personaje había comenzado a desviarse de la ruta normal de la “familia”. Parecía capaz de percibir desperdicios más lejanos y hasta se era capaz de sostenerse por breves segundos en sus patas traseras para otear el más allá con sus antenas. Unos días después había encontrado lo que parecía ser una compañera, digo por la manera en que se revolcaban unidos por sus cuartos traseros. Al mes, se había multiplicado, pero a su vez había regresado a su anterior “hogar”, al parecer con una antena de menos. Una tarde lo encontré luchando por unas migajas de queso contra la cucaracha que yo tenía como el padre de la singular familia. El “padre” terminó sin queso y con dos patas menos. Lo más extraño fue que luego de eso vi a mi amigo dirigirse hacia el nido donde parecía habitar su descendencia y dejar la mitad del queso por el que había peleado. Luego de estas frenéticas semanas, por decir algo, el susodicho cucaracho pareció volver a la normalidad; más aún, parecía cansado. Había días en que no lo veía salir de su agujero, pero aun más extraño era que cuando salía, sus tres compañeros parecían evitarlo, moviéndose hacia otros lugares, mientras mi amigo volvía solo hasta su nido. Un día que parecía ser de invierno no apareció ni mi amigo, ni su “familia” ni nadie. Al día siguiente tampoco. Ni a la semana siguiente. Después de una semana no pude soportar la curiosidad, y provisto de una linterna me adentré en las maderas semipodridas que hacían de hogar a la tan especial familia. Al principio no pude distinguir más que telas de araña y moho, pero luego de escarbar un poco más en la suciedad pude dar con 3 cadáveres (de cucaracha por supuesto) a los cuales les faltaba la cabeza, que parecía haber sido arrancada a pequeños mordiscos. Junto a este macabro hallazgo distinguí una cosa café que en un principio confundí con una hoja, pero al tomarla me cercioré de que era de mayor grosor y de una consistencia muy extraña. Luego de deshacerme de los cadáveres, llevé el asunto a mi escritorio para observarlo con buena luz y a ver si encontraba mi lupa. Al dejarlo sobre la madera sonó como si algo dentro se hubiera resquebrajado, luego de lo cual apareció en la superficie del asunto una figura que poco a poco fue saliendo e irguiéndose. De inmediato comprendí que lo que había llevado a mi escritorio no era sino un capullo, y que todo lo que había estado haciendo este tiempo comenzaba a tener sentido. Así, cuando un pequeño hombrecillo salió de esa especie de caparazón, tenía bien decidido el nombre que había buscado por meses: Gregorio Samsa.
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Creación/Narrativa “SUELE SUCEDER” Christian Rodríguez
Nunca en sus veintidós años de vida había estudiado tanto, ya eran las cuatro de la noche y sus ojos no daban para más, la pita que los conectaba con el cerebro estaba a punto de romperse por el desgaste, no sentía la cara y a ratos comenzaba a hablar en voz alta sin darse cuenta, la prueba de anatomía era en solo un par de horas y él creía que, a pesar de no haber salido de su pieza en cinco días, aún no era suficiente con todo lo que había leído y releído. Tomó un trago de su café ya frío por el pasar de las horas, abrió la ventana para despertar un poco con el frescor. Se sintió aliviado e incluso un tanto más lúcido. Justo entonces dirigió la mirada hacia su escritorio, ya no estaban sus guías ni sus hojas sueltas, se encontraban todas regadas en el suelo, arriba solo quedaba una hoja de cuaderno, “auca” decía en el extremo superior derecho, su cuadrícula era celeste y su grosor traslucía el color de la madera, observó aquella hoja con más detención, y tuvo el terrible presentimiento de que lo observaba, estaba en un ángulo demasiado perfecto frente a él, no se encontraba doblada y el corte le había dejado los flecos casi rectos, pensó que lo quería perturbar, lo quería perjudicar en su examen, en su conciencia de celulosa ella sabía que aquel acto de presencia lo perturbaría y por eso se mostraba de aquella manera. Tomó todas las fotocopias que tenía y en un solo tiempo las desparramó sobre el escritorio porque tenía demasiado temor como para tomarla con sus manos y amuñarla. Pensó que con esa medida perdería a aquel ente bajo una pila de partes humanas y explicaciones sobre la ubicación y función de cada órgano, era como lanzar a un hombre vivo a una fosa común, después volcó de un solo manotazo aquel papelerío al suelo para verificar que el monstruo se haya perdido entre la multitud, y lo único que quedó arriba fue la hoja, esa hoja, en el mismo ángulo, solo que doblada por la mitad, apuntando hacia su cuello, lista para saltar en cualquier minuto y decapitarlo con su borde. El estudiante agarró dos cuadernos y se metió frenéticamente bajo la cama como un ratoncillo, estuvo un minuto ahí, y luego salió con una hoja de cuaderno en cada mano, una era “auca” con cuadros celestes y otra era “rhein” con cuadros azules, se paró en frente del papel enemigo y comenzó a frotar un papel contra otro mientras emitía gemidos sexuales, “ella estaba arriba tuyo cuando te cortaron, ¡era tu mujer!, ¡y ahora te está colocando los cuernos en tu presencia!, ¡está manteniendo sexo sucio y desenfrenado con material de mayor valor y calidad que tú!, ¡¿que dices a eso maldito hijo de perra?!, ¡responde!”, pero no hubo reacción alguna, su rival no se movió un centímetro, quizás su corazón estaba destrozado frente a aquella infidelidad viva y flagrante, pero tenía el tino y la estrategia para no darle en el gusto a su contendor mediante su evidente sufrimiento. El estudiante volvió furioso bajo la cama, estuvo por cuarenta minutos doblando papeles y murmurando palabras de odio, y después de aquel lapso salió lentamente de su guarida, como una pantera escabulléndose entre la maleza para acometer contra su victima, la hoja estaba paralizada, examinaba cada movimiento de su contrincante, esperaba el momento exacto para presentar una defensa oportuna y agresiva, y entonces él emergió desde el suelo, en sus brazos tenía unos veinte papeles “auca” con formas de aviones, tanques y pistolas, “¡míralos!, ¡son tus amigos, tus vecinos, tus hermanos e incluso tus hijos, y te desean la muerte a ti!, ¡a ti!”, un fuerte viento entró por la ventana y todos los papeles volaron dentro de la pieza mientras el joven organizaba a sus tropas mediante gritos bélicos y demenciales. La batalla había comenzado.
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Creación/Poesía “ARTE TÁBANO” Ernesto González Barnert * Las últimas monedas de este mes, de mediados de este mes van al único recurso que me queda: un golpe de suerte. Y después entrar a una Iglesia, esperar en la última banca de una Iglesia mirándote en la cruz. Sintiéndome otro mediocre que te pide dinero para vivir como mis enemigos, mejor que muchos de mis enemigos. Amén. * Bástenos escribir, los caprichos de una obra menor, este joderse al servicio de lo inútil. Demasiada luz ha golpeado en el agua liosa y la noche arrecia. Bástenos escribir, echar de ver: Nadie aprendió de nuestros errores. Vivir es otra lengua. * a Francisca Hoy mi cabeza lenta retrocede en vino. Va dejando atrás la parte del mundo donde amanece. donde el sol esta para que puedas alimentar a tus gatos, observes tu pequeño jardín fumándote un cigarro. La parte del mundo a la que no le tienes miedo y sonríes. La parte del mundo que sigue su curso. Hoy mi cabeza lenta retrocede en vino, sigue la noche eterna. Va dejando atrás la luz para seguir a la poesía. Oh dulce amor perdona si nunca te dije suficientes veces que te amo.
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Creación/Poesía de “LAS EDADES DEL LABERINTO” Cesar Cabello Salazar
II Quisiéramos quedarnos toda la noche sobre el puente sólo para sacarle pica a Homero, a Baudelaire, a Krishnamurti pobre saga condenada a imaginarse las cosas a fin de justificar el miserable oficio de clasificar tinieblas” Clemente Riedemann
Ley de Ismael III
I Nunca he creído en el amor de las esposas ni en el canto pensativo de las águilas del monte
¡Aléjate! / Cifar me gritan los espejos y las madres obedientes
Cifar / me dices / Ismael Tu copa es la medida del aire y la alabanza la piedra que sostiene el fuego de mis dioses
Nadie ha curado la fiebre de los niños y la noche es el espíritu que trae a los enfermos Sabemos que tus libros aparecen a las bestias
¡Pamplinas! Te respondo La tierra es mi camino y el linaje de tu muerte.
La chusma está endiablada / me río su dios no les provee de sangre ni alimento
II Oh! Ismael / cuántos hijos arrojados a las aguas cuántas voces reunidas en el trueno Me pesan la sangre y los intestinos
¡Púdranse! / escarabajos de las sombras ¡Muéranse! / famélicos becerros De nada servirán sus coronas y sus lanzas De nada servirá la cruz sobre mi cuerpo
Y un indio que regresa por mi sombra y sus manzanas Ya me he vuelto viejo / Ismael las horas se me caen como piedras o mis dientes Ven acá y dame esas muletas A palos sacaré la llama del espíritu A palos limpiaremos al dios de tu cabeza.
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El Bautismo
I Hay caballos solos y hay hembras de caballos desaparecidos Hay familias negras y feroces que hablan de sus cartas y las muertes del ganado Y hay el hijo único Un pequeño dictador colgando en mis testículos
III
Entonces todo se ilumina con una gran res asada Y el eunuco llamado “La Ilusión” nos muestra las encías y el castigo de sus dientes Porque así le estaba escrito / porque así le fue dispuesto el dios entre sus labios.
Algún día escribiré en las sombras y en altura y seré una voz de hembra y un caballo recostado sobre el pasto Y tendré una verga grande como un dios de generosos pensamientos
¡Arrepiéntanse! / ovejas de la devoción que en sus letras caerá el espíritu de las carnicerías
II Afiebrados pordioseros hablarán sobre las rosas y el milagro de los dientes La Palabra es un espíritu de aire y de justicia un endeble traficante en las camas de la muerte A ella le entregamos éstas crías desnutridas A cambio recibimos el Libro de los Hombres.
¡Mastiquemos juntos! / la Palabra del Señor ¡Tú! / que estás así como rumiando hablándole en silencio a las estatuas en las noches Por qué niegas este canto colectivo Por qué sospechas de mis obras sin talento Si por ti / hemos celebrado en estas fiestas Para ti / hemos escogido un nuevo nombre: Soledad / Soledad la de pozos encantados.
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P e r t e n e c i e n t e a l a s e r i e " R e s q u i c i o O r g á n i c o "
s o b r e
e l
s u f r i m i e n t o
Tamaño 150 cm x 150 cm Técnica: oleo sobre tela y técnicas mixtas.
del artista visual José Miguel Mora Muñoz
Título: Orgánico Uno
Título: Orgánico Tres
Tamaño 150 cm x 150 cm Técnica: oleo sobre tela y técnicas mixtas.
Tamaño 150 cm x 150 cm Técnica: oleo sobre tela y técnicas mixtas.
José Miguel Mora Muñoz (Marzo de 1980, Temuco)
Título: Orgánico Dos
Inicia estudios artísticos en el año 1998 en diplomados de dibujo y pintura, para luego ingresar a la licenciatura en artes de la universidad católica de Temuco. Durante su formación participa de las exposiciones colectivas “Fragmenta” y “Plástica 18sur” en la galería Universidad Católica. Y luego en “Pinturas recientes” galería de arte Plaza Aníbal Pinto, entre otras. Seleccionado para participar en el concurso “arte en vivo” y ganador del concurso de pintura de la cámara de diputados a nivel regional. Actualmente desarrolla su trabajo artístico a la par con estudios de postgrado en la Universidad de La Frontera en Temuco.
Christian Rodríguez Büchner (marzo de 1985). En el 2004 ingresa a la Universidad de la Frontera a estudiar pedagogía en castellano y comunicación, en el 2005 integra la compañía de teatro “Nómades” la que obtiene el segundo lugar en el Festival de Teatro de Fronteras. Su obra narrativa aún inédita comprende una novela y una selección de cuentos. En su adolescencia ingresa tempranamente al mundo de la fotografía, logrando posteriormente exponer sus composiciones en muestras de la Universidad de La Frontera y el diario La Nación.
Ilustración de Víctor Guiñez perteneciente al grupo musical “Tierra Oscura”
Creación/Poesía del libro inédito “PUEDE SER” Guido Arroyo González *** El poema es el fragmento de un crepúsculo contemplado desde la hierba de un parque. El poema es ahora una riña de peruanos camino al departamento. A pesar de las botellas rotas y las sienes sanguinolentas el escenario del poema siempre será un crepúsculo rojo intenso. El poema es ahora un sin fin de códigos binarios almacenados en un aparato plástico fabricado en serie por maquinas tawainesas con tecnología alemana *** El tratado del Arte para cortar manjares, o Sisuria. Fue editado bajo el cuidado y correcciones del cortesano Enrique de Villena, encargado encarecidamente por Alfonso X, el Sabio
que opera algún subyugado peón de esos lares. El poema es ahora la duda de un corrector, que
sube
baja
c o r t a
cambia pa(labra)s…
y luego mandado a incinerar por el Arzobispo de Segovia, por considerar a su autor un hereje.
No se puede tocar al poema
Los ángulos tripartitos dividen en dos las cinco letras que abocetan una postal de aeropuerto. Una estrella se afila en las puntas para incrustarse
pero se sigue insistiendo
No se puede ver al poema que el poema ES.
No se puede retratar el fragmento de un crepúsculo. ***
en la banda ancha de seda tricolor. La Carta de Independencia fue pactada sobre un caballo por Ohiggins, (el hijo huacho desta patria huacha) y firmada sobre un tambor. Luego incinerada por Carlos Gutiérrez carabinero raso que sintió pavor al pisar la Moneda el 73, por eso en un descuido tomó la carta y la arrojó a la hoguera. Donde dice progreso debería decir comercio. Donde dice reino debería decir fauna. Donde debiera decir poesía debería decir: Un mal chiste. ***
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Creación/Poesía de “MATEMÁTICAS CONTAMINADAS” Camilo Herrera PROBLEMA 1 Sea y tu y yo Sea con todos los demás Demostrar que y siempre estarán juntos Solución: Si ponemos a y b uno al lado del otro el problema queda inmediatamente demostrado Si ponemos a y b lo más alejado posible vale decir separados por el perímetro completo de la Tierra es cosa que
a y b se den vuelta para darse cuenta que uno está al lado del otro
a y b separados por k i de modo que a no puede ver a b Si ponemos
por más que lo intente
al igual que su inversa hacemos lo siguiente:
a − k1 k1 − k 2 k 2 − k3 ... k n − 2 − k n−1 k n −1 − b
a − k/ 1
k/ 1 − k/ 2 k/ 2 − k/ 3 ⊕ ... k/ n −2 − k/ n −1 k/ n −1 − b a −b
=
Se anulan todos los términos k i dejando a a y b caminando por esta hoja tomados de la mano
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PROBLEMA 5 Autorretrátese en el espacio
Solución Sea y
ℜ
n el número de dimensiones el conjunto de los números reales
En 1 dimensión vale decir en
ℜ1
tenemos
. (un punto)
en
ℜ2
tenemos
(una curva) en
ℜ3
tenemos
(una esfera) Pero en
ℜ4 en
ℜ5 (…) en
ℜn
¿qué tenemos?
(
¿?
)
entonces yo soy un punto ante la enormidad del
ℜn
-2323-
Creación/Poesía de “ODAS FÁCTICAS” Ángel Valdebenito Fáctica primera No vive este hombre para su causal sin antes caer de espalda por el terror de un día cualquiera en que le vengan con razones y le digan tramos señalando unos cuantos metros de avance para sí. Ha llevado el carrito no sabe si para atrás o para adelante. A ratos quisiera negar la pertinencia de aquel fulgor del que tanto hablan. Y luego le arriman con promesas de tanta cosa. Pudiera en el fin y el comenzar de un tramo presentir cierto desajuste, pero un llamado a su espalda lo corrige y prefiere seguir, llenar la cama con sus flujos y sus hijos. Le dicen sus parientes que está bien. Esa turba de aduladores lo martillea de vez en cuando. “Somos una familia unida, cuando estuviste mal te ayudamos.” Y así recobra las anchas puertas de la casa materna para hablar un poco. No puede mermar el barullo con que arremeten sus sobrinos, hijos de los que alguna vez lo llamaron inútil. “Refréscate, hombre. Sírvete algo aquí con tus hermanos.” Mientras todos, sonrientes, se llenan los vasos con ripio.-
Casa Quieto, con un ojo ensartado en las polleras de mi abuela esperando ella decida qué se come.
-2424-
Glosa a mi Finiquito de Trabajo Salí conforme. Renuevo en mis facciones los tics del entusiasmo, ya lo ven. Lejos de mí el ladrido de los quiltros. Un honor faenable en las mejores manos, las cercanas. Viejas andanzas de mi pellejo. Tuvo que cerrarse todo un día cualquiera, el más insulso. De esa cálida tarde recuerdo las vueltas y un sinfín de aturdimientos calle abajo. Me miran, les rabia mi parsimonia, que se pierde en digresiones o se excede los tiempos de la espera que le han dado. Gracias Miserables Por Favor Concedido Estuve mermado en mis agallas por un tiempo, limpio nunca de intenciones, más bien dicho un pálido abridor de mañanas, deberes nunca extremos, pero a veces anchos en su forma de calar mis articulaciones, en fin. Mis vanos empellones a la suerte o la comprensión. Por demás les cuento estoy tranquilo, firme, bien considerado y no, no los extraño en lo más mínimo.
Recta Santiago ha abierto una explanada frente a mí, bordeada por un montón reluciente de arbustos irregulares donde el viento acumula su carroña. En este eriazo de asfalto sin obstáculos presumo de mi rectitud. Porción de entendimiento y avance, mi pan y sobra. Armazón de este equipaje que en un fogoso alarde de resistencia se rebota contra un poste o lo que pesa mi lengua cuando pregono noticias que hablan sobre mi orgullo. Y es todo esto: mi pie bombeando el acelerador por la pista desierta y el prójimo una fogata mal apagada en la esquina anterior.
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Creación/Poesía Juan Huenuan Escalona Se gastó la palabra Se gastó la palabra hasta la espera del río Un montón de piedras tiritando sus correrías Hasta que el paisaje oeste les cambie algo más que la voz Al llegar la sal enorme y azul que siempre esperan cruzar las almas Como abejas eludiendo las cruces de un parque muerto Yo me siento hablar ahora Pero esta muerte generosa tiene algo más de sentido De ahí este carbón brillante de fonemas Que entrego a los reclamos de tu ausencia El no ver tu pelo de reojo / un ejemplo Por eso me figuro cayendo a la pendiente A la rapidez filosa de los cauces de alta cordillera Nacientes formidables Sonidos de ríos cual gestos de niños transparentes Ahí nos figuro, estoy y estás, arrastrados abajo Limando los ángulos duros en el fragüe de los días ocultos Y las noches saliendo en vinilos averiados Chocando dolores hasta entender que esculpen Una piedra blanca como corazón de todas las piedras Y luego solo la apariencia del silencio /pues no somos estanque inerte Como procesión de peregrinos extraviados Que recogen mis dudas como a latas en la rivera Un mal poema arrancado a la madrugada Nunca verá el sol de la hermenéutica más bondadosa Al dormir sin sueño siempre escurro una saliva abundante /otro ejemplo Me faltaron los bosques para perderme como cualquier pájaro Aunque esto suene a un mal chiste Dicho en vísperas del ladrido de un perro conocido Nunca se sabe con estas ramas ni con mis letras /que es lo mismo Quise caer como piedra hacia abajo /te contaba Y gastarme hasta la médula del tabaco que no fumo Pero se me olvidaba que tu pelo también es abundante Y tus sesos estupendos para enredarme en sus espinas.
Calle Abajo
Tres veces me pise la cola Caminando calle abajo La sombra Era en canto helado de los tiukes al viento Y la boca no estaba saciada aún A esa hora de bichos y foco amarillos Un trago al fondo siempre falta Y unas monedas a la noche Para la canción siguiente Que no es de mi polvo /Ni del tuyo.
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Entrevista José Miguel Varas (Premio Nacional de Literatura 2006)
(Santiago, marzo de 1928) A los 18 años publica su primer libro, ”Cahuín”, el cual tuvo un éxito sorprendente. Con obras como Sucede (1950), Porái, Chacón (1967), Lugares comunes (1968), Las pantuflas de Stalin (1990), Neruda y el huevo de Damocles (1992), El correo de Bagdad (1994), La novela de Galvarino y Elena (1995), Exclusivo (1996), Cuentos de ciudad (1997), Nerudario (1999), Cuentos completos (2001). Ha desarrollado además una intensa actividad como hombre periodista de la prensa escrita, de radio y televisión. Es actualmente el premio Nacional de Literatura y está apresto a lanzar su última publicación, Milico. En marzo del presente año, Miguel Alejo y Patricio Alvarado entrevistaron al escritor desde los estudios de la radio Universidad de La Frontera, en el programa Literatura Al Parlante (programa conducido junto a Adrián Sepúlveda) y esta entrevista la materializamos en La Fosa, a continuación.
Siempre es interesante conocer el antes y el después de la asunción del escritor, cuando de ser humano común se transforma en artesano que utiliza la palabra como materia de subsistencia. ¿Bajo qué circunstancias usted dijo “Quiero ser escritor, quiero dedicar mi vida al arte”?
Bueno, a partir del Premio Nacional me ha tocado contestar esta pregunta muchas veces, relacionada con cuales son los motivos de esta vocación, bajo que circunstancias se presenta. En mi caso, creo que la idea que yo tuve de que soy escritor, que me gusta escribir y que es lo que más me gusta en el mundo, viene desde muy temprano, desde muy niño, y es el resultado de un ambiente hogareño en que los libros abundaban y donde se hablaba de escritores y de los personajes de los libros; es decir, había un prestigio especial en torno a la literatura. Por otra parte mi padre era también escritor. Todo eso creo que conspiró para convencerme de la conveniencia de ser escritor. Sin embargo, estas ideas eran contrarrestadas por algunas observaciones de mi propio padre quien decía que ser escritor está bien, sobre todo si responde a la vocación personal, pero que por sí mismo no puede garantizar vivir en forma adecuada, que hay que tener un trabajo al lado, lo que Gabriela (Mistral) llamaba oficio lateral. Hay que tener un oficio lateral que a uno le de los garbanzos y los porotos.
¿ Usted cree que el prestigio del escritor se ha ido perdiendo con el correr de los años? Yo me temo que la consideración social hacia el escritor se ha reducido y ha cambiado bastante; veo esto como reflejo del sistema extremadamente mercantil que domina actualmente en Chile. También a esta mentalidad en que el éxito de las personas se mide estrictamente en términos monetarios, según lo que gana o se produce; tenemos que agregar que el prestigio intelectual se ha desvalorizado. Yo creo que esta situación es una pérdida para el país en su conjunto, porque la cultura es un bien difícil de evaluar en dinero, pero que tiene una trascendencia muy importante en todo sentido para el desarrollo del país. ¿Hay un punto en el cual se une su profesión de periodista con su oficio de escritor? ¿Es posible establecer una marcada diferencia entre ambos? Yo siempre he visto juntos, en mi caso, la literatura y el periodismo. Manuel Rojas, por ejemplo, gran escritor, escribió muchos artículos de prensa, pero él decía que escribía en la prensa con el objeto de obtener algún dinero para mantener a su familia. Para él lo fundamental era la literatura. Para mi el periodismo es muy importante también, no puedo separar una cosa de otra y decir soy escritor por encima de todo o soy periodista por encima de todo. Soy las dos cosas. Cuando yo estaba en el tercer año de humanidades, en los años cuarenta aproximadamente, tuve la iniciativa de escribir una revista del curso o un periódico del curso, junto con algunos compañeros. Tratamos de hacer una especie de periodismo escolar, bastante cargado a lo humorístico, un periodismo en broma si se quiere. Esa publicación se llamaba el culebrón, y alcanzó a circular un par de números hasta que nos cansamos del esfuerzo de imprimir el periódico de forma muy primitiva. En definitiva, la vocación
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periodística la he sentido desde siempre al igual que la vocación literaria. Ambas provienen de una preocupación o curiosidad por lo que ocurre alrededor de nosotros, de las personas que nos rodean, de las personas más lejanas de la sociedad entera. Y esto va unido también a la preocupación por rectificar de alguna manera la situación en que se encuentra esta sociedad, y esto se manifiesta en la literatura tanto como en el periodismo, en este último mediante la denuncia de los hechos de abuso, y además, mediante la revelación de las verdades que a menudo se nos ocultan; en la literatura se manifiesta de forma más subjetiva en la representación de sus personajes y situaciones, y uno puede sacar conclusiones o dar consejos, a pesar de todo hay diferencias bastante importantes y es bueno tenerlas presentes, ya que hay escritores que operan fundamentalmente con la vida individual, los sentimientos, los pensamientos de los seres humanos singulares y únicos. El periodismo en cambio, tiende a buscar aquello que es más general, que interesa y afecta a más personas, luego entrega información, y en lo posible trata de obtener resultados inmediatos. La literatura es una siembra a largo plazo.
Usted mencionó el amor tanto por la literatura como por el periodismo. ¿Qué tan diferente sería su situación actual si hoy José Miguel Varas fuese premio de Nacional de Periodismo y no Premio Nacional de Literatura?
Me habría encantado recibir el Premio Nacional de Periodismo en lugar del Premio Nacional de Literatura. Evidentemente, ambos premios son un reconocimiento importante, valioso. Ahora, yo quiero decir que actualmente he abandonado bastante el periodismo, porque no tengo ningún medio donde escribir. Yo escribía en la revista Araucaria, que desgraciadamente desapareció, dejó de circular. Hago periodismo muy esporádicamente. Estoy más concentrado en la escritura. Y me parece bien a esta edad dedicarse sólo a la literatura por sobre todas las cosas, y tratar de completar las tareas pendientes que uno se plantea siempre.
Ya que hemos hecho mención a su trabajo como escritor, nos gustaría conocer sobre la creación de sus cuentos. ¿De dónde surge su inspiración principal, la materia prima para sus cuentos?
Cuando se trata de cuentos, fundamentalmente tomo el material de la vida ordinaria, de mi experiencia personal, y de la experiencia de muchas otras personas. También utilizo material de lo que algunas personas cuentan, dicen, de lo que me cuentan a mi o de lo que cuentan a otros. También obtengo el material de historias que he oído y que me parecen dignas de ser manifestadas o desarrolladas a través de un cuento. En el cuento, la fuente principal es la vida diaria. Sin embargo, también ocurre que algunos cuentos tienen otro carácter y a partir de cierta impresión, de ciertas palabras, de ciertos hechos, se desarrollan de forma más lejana de la vida inmediata, en forma más fantástica o imaginaria. Imaginación siempre tiene que haber, aunque el cuento sea el más ligado a la realidad. Siempre se necesita una cierta imaginación, ya sea para generar detalles, o diálogos, etc.
Usted ha escrito muchos libros de cuentos. Sin embargo, también siente un amor por la poesía y un gusto por Pablo Neruda, por ejemplo. Nunca ha escrito un libro de poesía, sin embargo. ¿Cómo es su relación con la poesía? Me considero un gran lector de poesía, un lector de poesía sistemático, siempre leo poesía. En mis libros –no puedo llamarle biblioteca, porque no tiene ninguna organización esto- hay muchos autores chilenos y poetas de otros países. La poesía, para mi, es un elemento fundamental, un alimento espiritual. Siempre leo con mucho interés la poesía que se hace en chile. Con interés y con gran placer muchas veces. Pero yo nunca he sentido el llamado de la poesía. No he escrito poemas, salvo uno que otro a lo largo de los años, pero son cosas muy ocasionales y nunca he pensado que sea necesario publicarlas. Creo que la manera como el poeta se hace cargo de la realidad, esa forma tan concentrada de reflejar en pocas líneas situaciones complejas, grandes problemas humanos, sentimientos; todo eso a mi me impresiona mucho. La poesía es la clave para nosotros los narradores, por qué nos proporciona cierto método, para alcanzar a través del cuento breve, un efecto en los lectores.
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Es una pregunta que me complica un poco, porque si bien releo algunos libros, estoy siempre leyendo otros libros nuevos. La lectura es el vicio que tengo más arraigado. Bueno, yo releo bastante a Neruda. Por ejemplo, en el año 2004, el año del centenario, me tocó a mí viajar a otros países y hablar sobre Neruda. Al hablar sobre Neruda necesitaba, por cierto, documentarme mejor, conocer mejor su propia poesía. Sin embargo, es difícil llegar a conocer el conjunto de la poesía de Neruda porque es extraordinariamente amplia. No se crea por ello que yo soy un Nerudiano absoluto o exclusivo. Leo a muchos otros poetas chilenos. Leo a Pablo de Rokha, que es un poeta notable, a Huidobro, a Gabriela, a Parra, quienes son llamados los grandes de la poesía chilena. Con respecto a la lectura reiterada de otros libros en prosa, en mi caso uno recurrente es El Quijote, también Cien Años de Soledad de García Márquez.
-De los autores actuales que existen en Chile ¿Cuáles han sido sus preferencias? En narrativa, yo siento gran estimación por varios escritores, entre ellos Poli Délano, que recientemente ha publicado una serie de novelas de interés y numerosos cuentos también. Es un hombre de mucho talento y de mucha fuerza. El caso de Jaime Collier, que fundamentalmente cultiva el cuento, aunque ha escrito algunas novelas. Otro cuentista de mérito y de talento es Carlos Franz. También Guido Eytel, que vive en la ciudad de Temuco, es autor de libros muy extraordinarios, especialmente una novela que se llama Casas en el agua, una novela que tiene que ver con el proceso de pacificación de la Araucanía y colonización de nuestro país por los españoles. Hay muchos otros escritores que podría nombrar, pero no tiene mucho sentido hacer una lista de nombres. Hay varias escritoras mujeres, de mucho talento en Chile: quiero nombrar a Sonia González, autora de cuentos, a Rosa Betty Muñoz, poetiza; también Alicia Salinas, que hace una poesía muy hermosa. Escritoras mujeres, como Beatriz García Huidobro, me llama especialmente la atención. Ha escrito unas novelas muy interesantes sobre el campo chileno, sobre la vida en el campo, novelas verdaderamente extraordinarias, y es una persona que ha sido ignorada por la crítica y por la prensa.
Dentro de los autores que podemos denominar “jóvenes” ¿tiene usted algún autor preferido? Leo de todo, sin distinguir su edad, pero he leído con bastante interés la poesía de Germán Carrasco. Hay un autor que tiene la apariencia de poeta joven, pero ya no lo es tanto, y ha sido bastante ignorado, cosa que siempre me incomoda, que se pasen por alto talentos meritorios. Es el caso de Mauricio Redolés, un poeta que vivió el exilio y desarrolló una gran actividad bajo la dictadura y después de ella, leyendo poemas en las universidades, y además ha desarrollado una forma muy especial de poesía combinada con la música, y ese lenguaje es de un extraordinario impacto en la gente, y es curioso que siendo él bastante popular en amplios sitios juveniles en el país, sea ignorado por la crítica.
Quisiéramos conocer cuáles son sus obsesiones narrativas, sus temas recurrentes en sus cuentos. Bueno, todos tenemos obsesiones de ese tipo. Y mirando mis cuentos yo observo algunas de ellas. Siempre hay algunos temas que vuelven y vuelven una y otra vez. Trato de registrar la sensación de que existen voces de personas que están en situaciones muy angustiosas, muy difíciles, y yo debería escuchar esas voces y contar lo que está pasando. Esto es algo bastante vago en realidad, algo que viene hasta en mis pesadillas, y que se ha manifestado de muchas maneras en algunos cuentos que yo he escrito. Hay un cuento que se llama Pikinini, que está escrito de forma bastante objetiva y casi documental, y que se refiere a un episodio muy terrible del exterminio de los aborígenes Selk’nam en tierra del fuego en Chile, una Etnia que lograron los depredadores dueños de tierra prácticamente eliminar.
Para finalizar, háblenos acerca de su última novela Milico ¿En qué estado se encuentra esta obra? El Libro está en las etapas más finales de su escritura. Estoy terminándolo. Espero en estos días ponerle punto final. Eso no significa que el trabajo termina allí, porque tendré que someterlo a una revisión muy cuidadosa, a alguna rectificación de algunos aspectos y también a la opinión de algunas personas cercanas cuyo parecer es de mucha importancia. Siempre es necesaria una mirada diferente de uno, una mirada más crítica. El libro está escrito en lo fundamental y existe la posibilidad de que se publique este año.
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Entrevista al joven poeta chileno Juan Pablo Pereira Por Ernesto González Barnert JUAN PABLO PEREIRA G. (Santiago, 1978) Es egresado de Derecho de la U. de Chile. Ha participado en el taller de Gonzalo Millán (2002) en el Centro Cultural de España, y en el taller Premio Mustakis/ Biblioteca Nacional (2003) con Elvira Hernández. Su obra ha sido recogida en la muestra de poemas de anticipo, “Explicación de la Palabra Cimitarra” (Garaje Ediciones, Santiago 2007). Y algunos textos aparecen en “(SIC)”, antología del taller Mustakis/ B. Nacional (Valente Editores, Santiago, 2004) y en el muestrario “Santa Rosa 57” ( Ediciones Alquimia, Santiago 2007) y en revistas universitarias. Actualmente es parte del Taller de Poesía Santa Rosa 57 , posee el blog: halconenreposo.blogspot.com y se apresta a publicar un libro cuyo nombre provisorio es “Murria” que reunirá gran parte de su obra poética, además de un libro de traducciones de poetas en lengua inglesa. Aquí procedo a hacer un pequeño viaje a su cocina literaria, proceso escritural y preferencias poéticas, narrativas. Aquí inicio un pequeño viaje a la lengua de uno de los poetas más deslumbrantes y lucidos de la actual camada joven de poetas y al que admiro profundamente desde que le oí hablar tan brillantemente y escribir aún mejor por el año 2003 en la sala Ercilla de la Biblioteca Nacional, además de ya estar sorprendido por el parecido físico notable a Enrique Lihn Carrasco. Y por qué no decirlo en esta entrevista, no solo un parecido, sino que hecho de la misma madera de un poeta como Enrique. Por supuesto, no quiero que otra vez Chile no esté a la altura de hombres como ellos. Aunque se ve muy difícil dado lo que ha pasado a ser actualmente este país, lo que hace por sus poetas, la verdadera poesía, la mayor disciplina intelectual desde el siglo XX. Así la Poesía Chilena sobrevive, contra todo, a la intemperie, en esta finis terrae creando una casa para la verdad, como el único medio, el arte entre las artes, capaz de generar una conciencia articulada del mundo.
¿Cómo entraste a la literatura? Entré a la literatura por casualidad, como casi todo el mundo. Supongo que habrá gente que podrá recolectar sus comienzos en este oficio y darles un sentido totalizador, donde pueda ver los sucesivos estadios de su vida encajando perfectamente en el camino inexorable de la poesía. El nacimiento de un poeta, o algo así. Yo descreo de esas mitologías. Personalmente, la poesía no me interesó demasiado antes de los diecinueve años, y ello por motivos contingentes, en mi caso lo que parece haber sido una severa depresión que giraba en torno a mi vocación, mi sensación de soledad y cosas así. Me topé con la poesía de Enrique Lihn y quedé perfectamente deslumbrado. Era la obra exacta para mí en ese momento, piénsese en poemas como “la vejez de Narciso”, por ejemplo, o los “Monólogos”. Es obvio que no fue el pasaporte a la felicidad pero creo que sencillamente me dio una puerta para soportar mejor lo abrumador. De hecho, su poesía me ha marcado al punto de lo irritante, y en realidad he tratado de varias maneras de sacármela un poco de encima. Saqué primordialmente de allí su escepticismo ante la palabra que no se permite sin embargo superarla como medio de expresión, y en sentido más amplio el gusto generalizado por la poesía, algo que con altibajos dura hasta hoy. Casi inmediatamente leí autores como Uribe, quien ha pasado de moda rápidamente pero sigue siendo un maestro para mí, y a partir de él Pound y Eliot, gracias a los cuales inicié mi relación más o menos obsecuente con la poesía en inglés. Y bueno, de ahí un montón más, aunque tantos menos de los que supuestamente debiera leer. Pero creo que uno no termina de hacer eso nunca, ¿no?
¿Qué significa para ti la Poesía? A ver, tiendo a pensar que esa es una de las “malditas preguntas” cuya respuesta tiene básicamente el valor de demostrar que tan idiota, sesgado o esquemático es quien la contesta. En el juego entre mis propias dudas sobre qué pueda ser la poesía y la crisis general que existente para definirla entre gente que ha dedicado vida y esfuerzo a contestarla, pues uno simplemente se declara incompetente. Así que uno adelanta tarjetitas de presentación básicamente insuficientes pero que a lo más espera sean honradas. Yo creo que la respuesta va por el lado de la vieja y nada novedosa definición de Pound, ésa que habla de palabras cargadas al máximo de energía, lo que tal vez no sea tan vago como aparece. Por lo menos permite aceptar que no va en entelequias como la profundidad ética -hay gente muy perversa que ha sido y es genial en esto-, el reflejo de la realidad tal cómo es, la pura musicalidad de las palabras, u otras peores o sencillamente burdas que toman como criterio a la rima, la lucha popular o vaya a saber uno qué. El tema se complica, por supuesto, en
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la medida que mucha gente que ha adherido a estos criterios básicamente insuficientes y en extremo ideológicos ha producido sin embargo obras valiosas, lo que se presta para la tentación de creer que el asunto gira en torno al genio poético o algo así. Yo creo que todos creemos un poco en eso -sé que tú lo crees en cierto sentido-, casi nadie lo admite, y todos sabemos sin duda que no es sostenible como argumento, no al menos sin exponerse a tomatazos y pifias. Así que uno, al menos yo, me refugio en un cierto escepticismo. En buenos días es muy saludable y en malos días es como revolcarse en huesos secos, como diría el viejo Chandler.
¿Cómo es tu proceso escritural? ¿Cómo trabajas hasta concretar un poema? Creo que escribo muy poco, o más bien termino muy pocos de mis poemas. En general un poema lo escribo relativamente rápido, un par de minutos, y después me siento a ver si es viable o no. La mayoría no lo son, y se les pone a dormir a ver si después de un par de meses se me ocurre qué hacer con ellos. A veces un texto requiere un simple ajuste, cambiar una palabra, bajar un verso y ya está. Otras es sólo un aborto y me olvido de ellos, aunque es frustraste pensar que uno tuvo un motivo para escribirlo y no cuajó. Otras veces, las menos, trabajo con algún sentido arquitectónico predefinido, como tú sabes que trabaja gente como Marcelo Guajardo, por nombrar a uno. Creo que ese es un talento que no domino, y me parece que requiere una aproximación narrativa, un manejo de la tensión que no me es fácil. Así que en cierta medida sucumbo a la falacia inspiracionista las más de las veces, compensándola con disrupciones intelectualoides que arruinan cualquier espontaneidad. Así que termino salvando de mis poemas comenzados como la décima parte, con suerte.
¿Cómo ves la poesía actual chilena? ¿Y en ella a tu generación con respecto a las anteriores? Mira, prefiero hablar en principio de mi “generación”, por ser lo que tengo más a mano y por que me parece que armar un panorama general de la poesía actual, o sea algo que abarque desde Rojas y Nicanor hasta Carlos Cardani y Guido Arroyo, por decir algo, es una tarea ímproba que excede mi entendimiento, mi conocimiento y sobre todo las posibilidades de formato de esta entrevista, si tuviera la impertinencia de intentarlo. Me refiero a que para eso hay gente como Naín Nómez que ha dedicado su vida a eso y “no por rigor teórico, sino por respeto a los que lo tienen”, como si mal no recuerdo dice Lihn, prefiero abstenerme por ahora. Sobre mi generación, creo que hay muy buena poesía dando vuelta por ahí, aunque tal vez mi cartilla personal de lo realmente bueno se intercepte pero no coincida lo que hasta ahora se ha establecido como canon incipiente de nuestra generación, que supongo sea todo lo que viene después de la mentada “generación del 90”. Las generaciones son una estupidez al parecer irremplazable en sus coordenadas fáciles, y no seré yo quien prescinda de ellas. También está el problema de la posición “santiagocéntrica” que no tengo más remedio que adoptar. Con todas esas salvedades dichas, creo que mi generación se caracteriza por un cierto desgarro entre las posiciones que reaccionan violentamente contra el “academicismo” de los poetas de los noventa y quienes reaccionan contra esa reacción, no después sino que simultáneamente. Simplifico hasta la caricatura para efectos esquemáticos, en parte porque me parece, entre otras cosas por falta de perspectiva pero sin ser excusa suficiente, que falta un estudio globalizante de esta poesía. Las varias antologías que dan vueltas por ahí lamentablemente se han convertido en piñatas listas para ser reventadas por lo que se la tienen jurada al antologador. Hay quien encuentra gracioso y hasta saludable esto pero a mí me parece lamentable, no por que se generen polémicas sino porque no son más que peleas entre perros hambrientos, entre los cuales no sólo están los segundones de siempre sino lastimosamente también algunos poetas importantes. Cuando el nivel de argumentos es del orden de “que se jodan” o algo así, queda claro que estamos lejos de un acercamiento clarificador de la poesía actual. Me desvié del tema. En realidad no sé como responder a esta pregunta.
¿Qué podrías decirme de Santa Rosa 57, taller de poesía en el que participas desde su inicio hace más de tres años? Para mí, como tú bien sabes, es un placer y un motivo de orgullo ser parte de este taller. Me alegra mucho y me ha servido enormemente rodearme de gente tan talentosa. Este taller surgió bajo el simple propósito de servir de instancia para que los poetas comentaran y corrigieran su obra con la apreciación de sus pares, lo que al parecer ha sido crucial para el desarrollo de sus obras. Me parece que todos los miembros del taller hemos crecido como autores gracias al taller, toda vez que desde poéticas muy distintas se puede aportar a la obra de cada cual sin coartar su individualidad, sino potenciándola al someterla al rigor de una crítica que no obstante permite el desarrollo de la amistad y la camaradería. Supongo que no hablo precisamente desde la imparcialidad, pero creo que nos traemos algo importante entre manos y espero que el fruto de este trabajo colectivo rinda bellos frutos con la próxima publicación de nuestra muestra poética.
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- Textos de Juan Pablo Pereira-
*
Este arte no está hecho para hablar. Este arte esgrime y daña pule, alumbra un poco cada cuarto de hora o siglo pero no está hecho para hablar. Calza tan poco contigo. Este arte fenicio que vivimos a destiempo, fuera de esas barcas abierto a destruir, fingir caerse al mar como una carga en contrabando o el nido frío de un par de albatros muertos. Este arte fue marcado, amor, en greda para resta
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creo en la muerte, en su poder de salvación, en su rutina, creo en chicas que la traen, creo en la perforación de su papel de estraza y cuando esgrime sus quijadas creo en la saliva que le entrego, en su caricia al perro, atado a tumba tibia y en su habitación de tierra, se entiende y su caballo de arte roto
y división de esclavas bellas, cabras y un montón de trigo. Se fue contigo a lo que eras, a montar caballos o esos hombres que te dieron algo menos que hijos, clavándote en los muros de sus madres y olvidándolas. Este arte arruina el pardo, el rojo y el ojal en que te cuelgas para no irte al infierno o sólo al fondo.
Intenté una vez cegarme a versos, topo que se arroja a aguas barrosas. E igual que él, ya libre, inútil fue ahogarse. Ahora, como quien cava, escribo: *
* para la construcción de un nuevo árbol de pascua caíste. Era tan fácil. Te dormiste en la estación que lleva al árbol de la horca ningún hombre cuelga ahí pero el que pasa deja ofrenda de hongos, o un puño de azúcar para herir la tierra y la tierra abre sus ojos cada tanto, toma nota con la regularidad de un pulso en la cabeza: luz, y luego luz de nuevo donde cada vértebra quebrada dará vida a un bulbo nuevo. *
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Comentario del libro “El contagio de la locura” de Juan Mihovilovich Por Nolasco Moreno La figura escondida de un juez rural. El delirio, la persecución, la conjunción de situaciones y hechos que no caben en el intelecto humano, una aglomeración de condiciones que en un momento dado cuestiona la tasación de culpas y estruja, literalmente, hasta la “coronilla” al personaje y la historia. Esta es la última novela de Juan Mihovilovich, “El contagio de la locura”, finalista del premio Herralde en España. Un libro que pareciese quedar en el camposanto de una gran mentira editorial, o quizá en aquellos campos de prisioneros de quienes escriben desde la soledad, pero que en definitiva es un libro que exige un gran compromiso lector.
La historia al parecer sencilla y de fácil lectura, sobre un juez que pierde la Titulo: El contagio de la locura razón y a consecuencia de ello, sufre una odisea de tres días invadido en una paranoia interminable, es de fácil lectura pero de muy difícil aprehensión. Pero tengamos Autor: Juan Mihovilovich cuidado: No es una historia simple, ni confesional, ni tampoco una historia que deja entrever los dolores propios de una enfermedad mental, sino por el contrario, es un Editorial: LOM proyecto que ambiciona presentar de forma extraña a la locura como equivalente de la razón. Durante el relato, el personaje se verá “expuesto”, en sentido más literal de Año : 2006 ésta palabra, a una serie de personajes definidos exclusivamente por caracteres (dato importante, ya que no hay alusión a nombres ni apodos) los cuales subyugaran sus más entrañables deseos de justicia y humanidad. Una suerte de desnudo, o “Naked Law”. “El contagio de la Locura” podría escarbar en preguntas tan elementales como ¿Quién es el ser humano para condenar a otro?, Acaso, ¿Ya no estamos condenados de antemano?, ¿Puede un sujeto vil y sin mayores atributos ejercer la labor judicial, ser un tasador de culpas, una persona que pretenda “salvar”, en razón de lo impuesto, condenando los momentos más frágiles de la vida de un condenado?, ¿Puede la locura, o este estado alterno, brindarnos la razón a muchas interrogantes por las cuales nos desvivimos?....ante esta experiencia demencial ayudada con un frescor poco visto en la literatura chilena, va surgiendo ante el lector más que una historia, o relato de un juez que al parecer es “autocrítico” de su condición de juez, una introspección del mismo personaje y del escritor quién en la vida real ejerce labores de judicatura en una comuna del sur de Chile. Personaje, narrador y lector comprometidos en un pequeño mundo donde no falta nada, para hacer un examen de nuestra condición como seres humanos. Característica importante, ya que al igual que en otras novelas Mihovilovich acontece sus historias en ambientes pueblerinos o fantasmales, donde no sucede nada importante pero que en definitiva resultan ser ambientes llenos de tensiones y desesperación. En donde un pueblo o la “ruralidad” es una proyección calcada del mundo tal como lo conocemos. Lo cual los trasforma en un ambiente válido al momento de hablar y propiamente narrar una historia con todos sus ribetes, tal como se narraría una novela ambientada en un ambiente aun mas “complejo” como un ciudad. En definitiva, un cuadro vacío, de todas formas que si se mira de cerca resulta lleno de figuras. “El contagio de la locura”, es un corolario de estas motivaciones, no sólo por aludir a una temática que concentra tales elementos, sino también por ser un libro que pareciese ser un conjunto de relatos que trasfigura en una síntesis la condición universal del hombre y la autoridad. El eterno problema de la legitimidad en cuanto las estructuras de poder. Lo cual lo hace meritorio a que se compare la novela de Mihovilochich a libros tales como “el Proceso” o “el Castillo” de Kafka, o “la Caída “de Albert Camus. Dónde el problema de la autoridad, en el caso de Kafka y el introspección, en el caso de Camus, se ven claramente, o por lo menos narrativamente claro en el personaje de un juez rural que se vuelve loco, y cuestiona no sólo su calidad de autoridad, sino también su integralidad como persona. Dónde el abogado defensor de causas nobles se transfigura en un juez penitente y la autoridad sufre los estertores de la sumisión del súbdito. Lo que sin duda es manejado no sólo con profundidad en “El contagio de la locura”, sino con apacible calma, quizá exigiendo un compromiso lector al momento de leer. Un libro que abre un tema que en definitiva no es un asunto menor, considerando que “la Justicia” y más que la justicia, sus aparatos tasadores de culpa cada día están más amparados en el anillo de “Giges”, en un sofisma elegante denominado institucionalidad y Estado de Derecho. En suma, una gran novela que debe ser leída. Por tener mérito propio, y en definitiva ser una novela “valiente” y “temeraria”, que no sólo cuestiona sino que también permite esbozar un compromiso lector en una historia llena de vericuetos y ficciones poco definidas en donde resucitan personajes que cortan como navajas una historia, pero que al final se van engranando en una historia común, la historia de la humanidad, dejando un especio abierto para la no fácil aprehensión de un proyecto donde la locura y la razón confluyen en mundos que no dejan demarcar la realidad de la ficción.
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Colaboradores Ernesto González Barnert ( 30 de Agosto de 1978, Temuco, Región de la Araucanía, Chile) Ha publicado el poemario “La coartada de los dragones por el camino pequeño” (Ediciones Pewma, 2000). Y textos suyos han sido recogidos por diversas Antologías y Revistas, además de otros soportes. Ha obtenido Mención Honrosa en el Concurso Nacional de Poesía Joven Armando Rubio(2003), en el Primer Concurso de Poesía del Sur “Premio Eduardo Anguita”(2005) y en el Premio “Juegos Literarios Gabriela Mistral”(2005). A su vez ha recibido las Becas de Creación Literaria de la Fundación Mustakis/ Biblioteca Nacional; Centro Cultural de España (Stgo, Chile); Sociedad de Escritores de Chile. Actualmente estudia Filosofía y Ciencias Políticas en la Universidad Gabriela Mistral. E-mail de contacto: [email protected] Camilo Herrera Estai (Santiago, Chile, 1986) Estudiante de 3º año en Ingeniería Civil en la Universidad Católica de Chile. Ha participado en varios talleres como “Oh, Poesía” de la poeta Teresa Calderón, Taller a Ojo Desnudo de Kurt Folch, Panorama de Poesía Femenina Chilena de Paz Molina y el Taller en Ruinas de Héctor Hernández Montecinos. Recibió el Premio Creación Literaria Joven Roberto Bolaño categoría poesía (2006) del Consejo Nacional del Cultura. Participa como editor en la revista matemapoética “Meiosis”. Entre sus obras, aún inéditas, se encuentran “Janine la Sensacional”, “Poetallica” y “Lucho Morir conoce el miedo”. Contacto: [email protected] Guido Arroyo González (Valdivia, Chile, 1986) Su infancia estuvo marcada por las mudanzas, su adolescencia por los viajes. El 2004 publica Entre el olvido y la Memoria (de posterior arrepentimiento), el 2005 es guionista para la adaptación al cine de su poema Señores Pasajeros y desarrolla el proyecto de intervención poética urbana Desaparición en conjunto al poeta Salvador B.t. El 2006 co – dirige el cortometraje Plegaria y publica el libro-objeto Postales Bs. Aires. Ha participado en eventos y homenajes poéticos nacionales e internacionales, ensayos, críticas literarias y poemas suyos han aparecido en diversas revistas como Albatros (Monterrey) La Avispa (Mar del Plata) Grifo (Chile) y otros medios digitales. Ha sido distinguido con doble mención honrosa en el concurso literario Roberto Bolaño, por su novela “Estrategias Invisibles y su poema “Palabras”, y obtenido el segundo lugar del concurso nacional de cuentos de la revista Grifo por su cuento “Cabezas Rapadas”. Es miembro del FDE (poemas suyos aparecen en la antología Catorce – Quince de la colección) y del taller literario Santa Rosa 57. Editó la antología Animal a contraluz de la obra poética inédita de Guido Eytel para ediciones Tascitas. Dirige la editorial Alquimia, es disléxico. Contacto: [email protected], [email protected] Luis Antonio Marín (Lota, 11 de febrero de 1972) Es periodista y reside en Temuco desde 1980. En Santiago, realizó estudios de magíster en literatura y guiones cinematográficos ( El informante, 2000, mención 4to Festival de Gante, Bélgica), y fundó el colectivo de arte Juglares del Mapocho (1999), que reposicionó el espacio citadino con declamaciones y performances en espacios públicos (metro, micros, bares). Ha ejercido de columnista en medios escritos nacionales, y fue conductor del programa radial "Temblor de Cielo" (ex 1007.7 de Temuco). Es también autor del poemario "La Ciudad Derrotada", actualmente inédito. Entre sus reconocimientos figuran: mención honrosa Concurso Nacional de Poesía Caballos de Fuego (1999), finalista Concurso Internacional de Cuentos Juan Rulfo (2000), y obtención Beca Para Escritores Noveles del Consejo Nacional del Libro y la Lectura, Género Cuento (2003). En el año 2005 realizó un diplomado en escritura audiovisual en la casa central de la Universidad Católica. El año recien pasado publicó su novela "Palacio Larraín" , en la editorial "La Calabaza del Diablo". A mediados de abril de este año 2007 dirigirá el taller de narrativa "La belleza de escribir (un cuento) en el Centro de Eventos "Klandestino". Juan Huenuan Escalona (Temuco, Chile, 1977) En 1995 forma parte de los talleres literarios impulsados por la SECH Temuco, a cargo del poeta Jaime Huenun. En 1998 ingresa a la carrera de pedagogía en historia y geografía en la universidad de la frontera. Durante este período participa de diversas jornadas culturales organizadas por esta casa de estudio y por la comunidad, entre las cuales destacan “Festival de Todas Artes Victor Jara”, diversas invitaciones a lecturas poéticas, espacios en donde da a conocer su trabajo como poeta joven y cantautor. Recientemente participó en el encuentro de poesía joven “Violento Sur” organizado en Temuco. Actualmente estudia relaciones Públicas y Producción de Eventos en la Universidad Autónoma del Sur y trabaja en su libro inédito “Mudando la Piel”.
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Con el auspicio de
Universidad de La Frontera Facultad de Educación y Humanidades Alumnos de Pedagogía en Castellano y Comunicación
Revista La Fosa 2007 Editores – Patricio Alvarado, Christian Rodríguez, Miguel Stuardo Coordinadora – Andrea Blanco Producción – Ámori Corvalán Patricia Neira – Pamela Villarroel Agradecimientos especiales: Decano Facultad de Educación y Humanidades Dr. Hugo Carrasco Directora de Carrera Pedagogía en Castellano y Comunicación Dra. Orietta Geeregat Centro de Alumnos de Pedagogía en Castellano y Comunicación
Contacto: [email protected]